Está en la página 1de 6

Habanera

“Cinturas que se hablan,


manos de labio en el otro.”
CDM

Palabras-cerradura.
Sonido de cuerda tensa
se hace fuerte en su espacio.
Cómo navegar en océanos rotos
si no hay tierra que olvide
el colmillo en la caricia.

La ventana de par en par


y la piel en
       la
          lluvia.

como quien escucha un enjambre

una serenidad
como en enjambre

una felicidad escucha


RATAS

pasos ingrávidos por el techo,


lo que no se ve y se presiente.
La mirada (sístole-diástole),
su adrenalina,

gravita sobre sus refugios.

El miedo hace guardia con su ofrenda de veneno.

La incertidumbre, su instinto.

La noche encoge la espalada.


Algo quema la raíz
y las manos.
Un tanteo
rn su azar.
Te me arrancaron y quedé reseca
ya madera trascendida,
símbolo o verbo
grito-carne en los ojos
de lo rasgado.

En mí, de tus huesos, la fractura


y el desconcierto acomodé
de tu intemperie
tanto como, del costado, la herida.

Cae el olvido del Padre


en la carne que palpitó aún
antes de fundirse en mi madero.

Desciendes, rompes y por ti


el quiebro, el desmayo.

Desciendes
y el silencio callas.

En lo alto quedo yo,


me fundes más afuera de todo
y te haces en mi más fuera del Olvido,
más lejos de la muerte.
nacer

para el leño

al amparo de un sol
en eclipse
agujero de materia y trama

en la panza de metal todo


el chirrido
el clamor de lo incandescente
el imán lo consume

y lo verde
tímido en su presencia
crecimiento doméstico

leño vivo

La casa, el desapego. Camino hacia la herrumbre.

Las puertas guardan lo que fue.


El vacío suplanta los objetos,
las risas.
Ya sólo las alimañas en sus nidos,
su olor a orín.

Fuera
los pájaros rompen el azul
y, en ocasiones,
cantan.
Está quien
acepta en la mañana
el vestido fluctuante
de la meteorología
cubriendo la pureza
de su incertidumbre

La misma intuición
resbala por sus tráqueas.

Caracteres,
la improvisación del hueco.

Miran esa misma materia


fascinados,
el trastorno del equilibrio,

oscilando
en el desequilibrio
Un yo perenne
su fiebre.
Posesión acústica.

De repente
el hueco
un silencio
la mano derrota a la boca
y gobierna el lápiz.
Ya no yo.

Alguien
surge.

También podría gustarte