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ÍNDICE:
6.1 El origen de las ciudades en al-Andalus
6.2. Evolución y desarrollo de las ciudades andalusíes
6.3. Evolución de la cerámica andalusí
La primera de las características a las que hacía referencia Manuel Acién sobre este
carácter planificado de las ciudades, este crecimiento orgánico en segunda instancia,
choca un poco con las ideas que habíamos tenido sobre el urbanismo hasta hace pocos
años. Diferentes autores haciendo estudios antropológicos, sociológicos, comparándolo
con ciudades islámicas de la antigüedad planteaban que “en las ciudades islámicas son
las casas las que al ir yuxtaponiéndose determinan las calles, tanto las que sirven de
acceso a las viviendas, como las de tránsito”. Sin embargo, los estudios arqueológicos
están mostrando hasta qué punto la política de promoción del urbanismo llevada a cabo
por los omeyas, los taifas o los almohades han condicionado la morfología y el significado
social de las mismas. En definitiva, los estudios de los grandes arrabales
fundamentalmente demuestran que hay una ordenación del callejero (tramas octogonales
y ejes-crujías), una distribución de los espacios y funciones y por último hay una creación
de infraestructuras (sobre todo hidráulicas y de saneamiento).
A pesar de este tipo de planificaciones internamente las viviendas dan una sensación de
caos organizativo. Lo que planifica el Estado, lo que planifica el poder central es la
organización de parcelas y a partir de aquí lo que se establecen son muros maestros donde
se van a ir apoyando las viviendas, se van a air construyendo las primeras viviendas
unicelulares (huerta y terrazgo) y conforme las familias van creciendo las viviendas se
van modulando las viviendas hasta que llega un momento donde se da acceso desde el
huerto con un zaguán de entrada, un patio y las tres viviendas articuladas entorno al patio
central. Si nos quedamos con la imagen podemos concluir que se trataban de lugar de
viviendas desorganizados, pero en concusión podemos decir que hay una primera fase
planificadora del espacio y un crecimiento organizo, privado, familiar, que define una
ordenación interna del espacio que parece caótica y anárquica por la ausencia de
octogonalidad. Denota, perfectamente, la formación social islámica plasmada en el
espacio.
El albaicín de Granada: En ciudades islámicas muy desarrolladas que tuvieron una
evolución desde época altomedieval hasta la bajomedieval se puede observar que hay una
parte correspondiente a la alcazaba de época zirí y a partir de aquí en la mezquita mayor
del albaicín toda una serie de manzanas que viene organizadas en función de las calles
que vienen desde cada una de las huertas de acceso y en función de por dónde van a ir
discurriendo las puertas de entrada va air articulando una cierta racionalidad del espacio
aunque la parte interna sea mucha más natural y anárquica. En el momento en el que el
los arrabales van creciendo y el Estado se va haciendo cargo, en este caso Yusuf I crea
una segunda cinta muraria o una tercera para englobar todo el espacio. Intervenciones
arqueológicas a partir de pequeños sondeos y comparando los resultados nos darían una
imagen muy diferente de la que nos ofrece el área abierta como ocurre en el Yacimiento
de San Esteban en La Arrixaca de Murcia.
Otra de las características que tienen las ciudades andalusíes es que la organización
funcional está bastante bien distribuida: los espacios de poder (Alcazaba), mezquitas
aljama y mezquitas menores, madrazas (escuelas de aprendizaje), baños, mercados o
zocos (conjunto de pequeñas tiendas), funduq o alhóndigas (posada y almacén que se
agrupen entre sí en un espacio) y barrios artesanales (alfares, tenerías que son los lugares
destinados a lavar y colorar los tejidos que por el olor y el humo que desprenden son
actividades que se localizan separadas de los lugares de vivienda).
Cerámica de mesa
Los Ataifores son platos grandes casi como fuentes de consumo porque no hay consumo
individual. El jarro/jarrito si presenta un número impar de asas, mientras que cuando tiene
dos asas se le llama jarra/jarrita y no presenta pico vertedor como si ocurre en el
jarro/jarrito. La redoma es una especie de botella que tiene cuerpo lobular y el cuello muy
alto, las jofainas son los platos individuales y las almofia son las fuentes más grandes que
un ataifor.
Ataifor, siglo XIV. Pasta blanca-amarillenta con intrusiones de cuarzo.
Vidriado en ambas superficies, con decoración a partir de cuatro palmetas
azules, perfiladas en dorado, alternadas en trifolias, tallos espirilineos y
asteriscos dorados. En torno a la boca banda de arcos recorrida por cintas.
Peinetas doradas al exterior. Pared troncocónica rematada en corta pestaña de
pared vertical con borde redondeado.
Ataifor del siglo XV. Pasta rosácea con intrusiones de caliza y mica.
Vedrío melado al interior y en el borde externo. Pie anular moldurado
de pared interna mayor que la exterior y solero cóncavo. Paredes
carenadas con quiebro para formar una pestaña que remata en un labio
redondeado y ligeramente umbo en el anverso.
Cerámica de Transporte-contenedores
Contenedores de fuego
Los candiles y los anafres que son hornos portátiles, cerámica que parece una marmita
colocada al revés que presenta un agujero para colocar las brasas. Braseros, candiles
nazaríes y califales.
Usos múltiples
El lebrillo es un gran recipiente de cerámica que tenía múltiples funciones como lavar la
ropa, almacenar, cocinar y las tapaderas sirven para almacenar, para la cerámica de
cocina, etc.
Técnicas decorativas
o Incisa y a peine: aparecen pocas generalmente en tinajas o grandes contenedores
o Bruñida, espatulada, alisada: se da en cerámica emiral y después desaparecerá
o A molde (T.S.H.T): modelo de las tierras sigilatas hispánico tardías y desaparecen
o Engobe: muy frecuentes sobre todo en época altomedieval
o Pintada: más habitual en la cerámica andalusí
o Esgrafiada: más habitual en la cerámica andalusí
o Vidriada: más habitual en la cerámica andalusí
o La loza dorada: grandes contenedores de cerámica de época nazarí (Jarrón de las
Gacelas)
o Cuerda seca
o Estampilladas Motivos decorativos
o Epigrafía
o Motivos vegetales
o Trazos geométricos
o Punteados y cenefas: en menor medida
o Figuras antropomorfas o faunísticas: de manera muy excepcional
La cerámica vidriada se generaliza en la Edad Media y sirve para impermeabilizar y
prolongar la vida de las piezas cerámicas, no solamente es un elemento decorativo, sino
que es eminentemente funcional. Casi toda la cerámica vidriada se realiza de la misma
forma con una base de plomo o de estaño sobre la cual se echan óxidos metálicos para
darle una tonalidad:
1. Oxido de cobre/plomo: verde
2. Óxido de hierro: melado
3. Oxido de manganeso: pardos-negros
4. Oxido de cobalto: azul
5. Barniz estannífero: blanco
Hay diferentes combinaciones de colores y se utilizan diferentes técnicas como el
vidriado monocromo- bícromo, el de cuerda seca o parcial y por último la loza dorada
(necesita varios procesos de horneado dependiendo de si lleva pintura o no, hasta tres
momentos de cocción, hay gran riesgo de ruptura por lo que es un elemento de lujo. En
el estudio de la decoración que comenzó siendo el estudio estrella, en los últimos años
con la corriente postprocesualista se están recuperando los intereses decorativos más allá
de la funcionalidad. Además, se está empezando a estudiar si todo este desarrollo de la
cerámica andalusí tecnológico y decorativo fue un desarrollo interno de la sociedad
andalusí o tiene mucho que ver con esa caracterización de las formaciones sociales
tributario-mercantiles en las que el mercado determina en última instancia la propia
organización social.
Caracterización de las cerámicas andalusíes por fases
CERÁMICA EMIRAL (VIII-IX)
Hay una fase de cerámica de transición a la que se van adaptando nuevas formas
tipológicas y nuevas formas tecnológicas y decorativas que no estaban presentes en la
cerámica anterior altomedieval o visigoda, de hecho, hay una primera cerámica donde
sigue habiendo cerámicas escasas con una variedad muy escasa y de pocas formas, pero
cada una estilísticamente diferentes debido a la variedad regional del periodo del siglo V
al siglo VIII que algunos autores denominan cerámica “paleoandalusí”. La fragmentación
de mercados y la diferenciación territorial de las producciones es muy acusada (viene
desde el siglo V).
Lo cierto es que en el periodo emiral todavía hay una fuerte regionalización, hay una
acusada diferencia entre los tipos cerámicos, las formas que aparecen en los distintos
yacimientos. En términos generales las cerámicas más habituales son las producciones
domésticas, es decir, hay pocos alfares especializados que suelen estar en las ciudades o
en el entorno de estas; por esta razón encontramos cerámicas mucho más depuradas con
formas algo más estandarizadas con la utilización del torno rápido en lugares como el
Tomo de Minateda, Mérida, Córdoba.
o Las producciones domésticas y campesinas suelen dominar las cerámicas a torno
lento con un repertorio formal reducido y poco estandarizado, en el que se utiliza la misma
materia prima para hacer cerámicas de mesa, para hacer cerámicas de transporte, de
cocina; sin diferenciar las arcillas usadas en cerámicas de cocina de las usadas con otros
fines.
o Mientras que las producciones urbanas son más complejas y están realizadas a
torno rápido y suelen ser ligeramente dominante, hay algunas series tipológicas diversas,
especializadas y adaptadas a distintas funcionalidades. Más elementos decorativos,
cerámicas de comercio, siglo VIII-IX.
A finales del emirato, hacia mediados del siglo IX, se dan las primeras cerámicas
vidriadas en el repertorio del servicio de mesa, no es solamente un elemento decorativo y
de lujo, sino que tiene un fin utilitario y funcional también. Estos primeros vidriados están
realizados con óxidos metálicos (hierro, cobre o manganeso) en doble cocción (primero
se cuece la arcilla y después se le echa el óxido metálico). Es una tecnología de
producción más compleja y costosa y no sólo tiene fines decorativos, sino que servía para
impermeabilizar las piezas facilitando su consumo y su limpieza. Los primeros
ejemplares se produjeron en el torno de las ciudades como Pechina, Córdoba, Murcia, etc.
Y hasta alcanzado el siglo X no va a ser muy común en el ámbito rural.
CERÁMICA CALIFAL (929-1031)
En este periodo vamos a encontrar una homogeneización en las producciones cerámicas
que va a coincidir con la plena islamización de la sociedad en términos culturales,
tecnológicos, sociales y económicos y no solo en términos religiosos. Dominan las
producciones a torno y una tipología algo más variada con jarros de es, redomas, tabaq,
ollas con pico vertedor, marmitas; es decir, una tipología más estandarizada que nos
informa de que en las afueras de la ciudad se van a consolidar los alfares ya que la ciudad
presenta una urbanización más compleja con unos alfareros que empiezan a especializar
sus producciones y sus formas.
En época califal casi toda la cerámica de mesa está decorada y la mayoría casi toda
vidriada o esmaltada (platos, jarritos, jarritas, jarros) y también se va a dar en el ámbito
rural ya que no es algo exclusivo del ámbito urbano, no necesariamente siendo
mayoritaria pero sí que se van a ver incrementadas en cuanto a número. En cambio, las
cerámicas de almacenaje, de cocina y de usos múltiples suelen seguir apareciendo sin
ningún tipo de revestimiento exterior salvo las ollas que presentan marcas de pintura
blanca y suele haber algunas variables regionales. Van a aparecer cerámicas de comercio
y sigue mostrando una fértil relación Al-Andalus con los países islámicos pero la novedad
es que a partir del califato va a comenzar a aparecer cerámica de Al-Andalus en otros
países como Egipto, Túnez y Siria.
Esta cerámica va a ser la típicamente califal que es la que se conoce como cerámica verde
y manganeso, producción muy destacada y emblemática. Producciones en ciudades
señeras: Medina Elvira, Medina Azahara, Zaragoza, Toledo, aunque hay una discusión
sobre su origen, ya que en los últimos años están documentando y empezando a mostrar
que este tipo de cerámica también aparece en otro tipo de conceptos como castillos y
alquerías y que a veces el análisis petrolífero de las pastas sugiere que la producción es
local. Son cerámicas muy simbólicas porque el color de los omeyas era el blanco,
entonces ese color sobre el que se dibujan figuras hay que recordar el color de las banderas
y emblemas califales. Se caracteriza por presentar fondos blancos realizados con esmalte
de estaño encima de los cuales se realizan decoraciones en verde (óxido de cobre o plomo)
y en negro o morado (óxido de manganeso). Presentan figuras zoomorfas y
antropomorfas, figuras geométricas y florales; así como epigrafías (al-Mulk: el poder)
realizado en verde manganeso y blanco. Sobre todo, ataifores, jofainas y redoma.