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Día 2 (vídeo 10) - Medio y utilidad:

ejemplos. El Profesor rompe un billete


de 10 €
Vamos a hacer un ejemplo. Lo hago todos los años, está dentro de los costes
que el profesor asume cuando da clase. Vamos a ver, ¿sabe usted lo que es un
billete de 10 euros? Imagínese que lo rompo delante de su cara. ¿Qué
sensación le provocaría?

El billete es un trozo de papel, es un trozo de celulosa con un poco de tinta.


¿Por qué algunos se reirían, se pondrían nerviosos o lo comentarían con el
compañero de al lado si yo lo rompiera en trozos? Es la ilustración perfecta de
la clase de hoy. Porque todos, el que más o el que menos, inmediatamente que
yo he hecho esto ha proyectado en el billete lo que haría si lo tuviera. Y usted
piensa pues yo con ese billete hoy que estoy justa de dinero podría pagarme el
autobús, y yo tomarme un bocata y yo pagar la entrada de la discoteca… Todos
damos utilidad al billete como medio para alcanzar múltiples fines. El de usted
y el mío.

Y, ¿cuál es el fin que yo hubiera valorado hoy que me hubiera llevado a utilizar
este medio (el billete de 10 euros) y al que hubiera dado utilidad? Precisamente
trasladarles a ustedes en una clase de manera ilustrativa el concepto de la
utilidad que se proyecta al medio siempre que los seres humanos actuamos.

Y he dicho que el medio subjetivo. Yo digo, bueno, la verdad es que voy a invitar
a una discoteca, que soy un poco tímido, a Mónica. Y el compañero mío me
dice: pero por favor, si eso ya no se hace hombre, estás demodé, parece
mentira… Me da lo mismo. Basta con que yo subjetivamente piense que eso va
a servir para alcanzar el fin para que se convierta en un medio, y por tanto sea
objeto de estudio de la economía y sea objeto de intercambio en el mercado.

Os voy a poner otro ejemplo que va a ser muchísimo más ilustrativo.


Supongamos que estamos en medio de una tribu de cafres, o de trogloditas en
Nueva Guinea o en el centro de la Amazonía, de estos que van con taparrabos.
Y resulta que el jefe de la tribu tiene un hijo que se le pone enfermo. Vamos,
unas anginas que se pone el hombre a morir. Entonces pasa por la tribu una
médico de una ONG que diagnostica la enfermedad y pretende inyectar unos
antibióticos al niño, pero el jefe de la tribu piensa subjetivamente que es mucho
más eficiente llamar al brujo, que haga unos cantos y exorcismos alrededor del
chaval y le quite los malos espíritus que le mantienen postrado en cama. Pongo
este ejemplo porque podría parecernos a nosotros desde fuera que el medio
adecuado correcto, el único medio, es utilizar la medicina moderna y la
inyección de antibióticos. Pues bien, si el jefe de la tribu está convencido que la
medicina moderna y los antibióticos no valen para nada y que lo que vale es los
exorcismos del brujo de la tribu, el medio es el brujo de la tribu no los
antibióticos. Porque hemos definido el medio como todo aquello que
subjetivamente, reitero, el sujeto que actúa, piensa o crea, con independencia
de que a nosotros nos parezca una tontería o una barbaridad, que él o ella
piensen o crean que va a servir para alcanzar un fin, en ese momento se
convierte en un medio.

Vamos a ver, si una señorita o algún señorito (y sobre todo de Italia) piensa que
si todas las noches se pone 80 cremas al día siguiente va estar más guapa con
menos arrugas, cosa que, por cierto en la inmensa de los casos es falso, da lo
mismo, basta con que se piense eso para que se convierta en medio con
utilidad, y además un bien económico inmenso, se dediquen inversiones
tremendas, empresas farmacéuticas, campañas de comunicación, anuncios
publicitarios… ¿Sí o no?

Reitero: el medio es también algo que se determina subjetivamente por el actor


en el contexto de cada acción y que entre a formar parte del ámbito de lo
económico depende de las valoraciones subjetivas del fin y de la utilidad
subjetiva también que el actor dé a su meta.

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