Un zumbido se instala en mi oído, desorientada me levanto de mi cama, ya es de
mañana y el sol ya se empezaba a asomarse por mi ventana, unos vigorosos golpes se instalan en mi puerta, perezosamente voy abriendo mi puerta encontrándome con la gran presencia de mi madre, ella al ver que ya estoy levantada se aleja lentamente, después todo se repetía, baño, vestirse, desayunar e ir al colegio se repetía como un ciclo era, monótono, pero este día iba a ser diferente… Después de terminar clases, anuncian la presencia de un mortífero virus que atacaba el país, ya se había oído hablar de este, pero con su presencia en otros países, tenía un mal presentimiento, decían que era mortal, aquello me asustaba, ya habían anunciado la primera persona contagiada, nos comunicaron que teníamos una semana sin clases, seguía teniendo un mal presentimiento sobre aquella información. Era raro. Una semana después… Habían anunciado que los casos de este virus se habían incrementado, unas horas después anunciaron otra semana sin clases. Semana tras semana llegando a ser meses. Prácticamente, tres meses, encerrados sin estudio, sin trabajo, angustiados, enfermos, contagiados… la gente de Colombia vivía así, era exasperante la manera en la que se elevaban los casos, habían anunciado un confinamiento y unos protocolos de bioseguridad, pero gracias a la contumacia de las personas aumentaron los casos y las muertes. Era preocupante…pero, a luego de unos meses anunciaron que tendríamos la posibilidad de ver clases virtuales, no teníamos otra alternativa, tendríamos que acoplarnos a todo eso, ¡Todo era una verdadera locura! Casi todos los días retumbaban las sirenas de la ambulancia por mis oídos, la tos de las personas se oía muy fuerte. La gente ya se estaba enloqueciendo aparte de las toses, muchas peleas se oían estábamos en un ambiente muy tenso y agobiante lo único que lograba distraer a las personas del caos eran los aparatos electrónicos, pero… no era lo mismo Estábamos… ¿cambiando? Desde que momento solo nos preocupamos solo por nosotros mismos y nuestra familia, era estresante ver a la gente tan despreocupada por sus vidas. Dicen: “no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos” Era cierto, primero podría encontrarme en una fiesta con mucha gente disfrutando sin creer nada lo que dicen los noticieros y después podría estar agonizando en una camilla por mi vida y la de mi familia después nadie tendría compasión de ello. Teníamos que aprender a sobrevivir. Pero... ¿cómo?, los supermercados estaban vacíos y no había casi donde comprar alimentos y lo necesario para “sobrevivir” Pero había algo bueno de la pandemia. Lo único bueno que pude disfrutar fue estar con mi familia y hacer cosas que nos gustan y de lo que no necesitamos internet o de un dispositivo, estábamos cuidando de nosotros y de los demás. Ahora nos encontramos en el 2021, tenemos que esperar que nada malo pase además de esto, ya todo estaba volviendo a la normalidad, Mi familia se está volviendo cercana gracias a la pandemia.