Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El anarquismo cree fervientemente que las mujeres deben organizarse en su seno para
liderar su propia lucha. La organización revolucionaria femenina formaba parte esencial de
la base social ácrata, junto con otras identidades marginadas o explotadas, aunque la mujer
puede que se tomara más como un símbolo libertario que como un sujeto en acción. Será el
hombre el que dé libertad a la mujer, y no ella misma, y con ello también será la
acompañante del ácrata en sus tareas en la militancia y la propaganda. Las mujeres también
contaron con un espacio propio en la prensa libertaria que dio paso al debate de cuestiones
feministas en una sociedad dominada por hombres en la que la mujer se encontraba en
inferioridad, dándoles relevancia política en un momento en el que también surgía la idea
de la emancipación de la mujer en todo el mundo, aunque de la mano de movimientos
burgueses como el de las sufragistas.
1
Nadia Ledesma, Anarquismo(s) y feminismo(s). Un estudio sobre las intervenciones de las mujeres
anarquistas en la prensa, p. 106.
2
Laura Fernández, Amor y anarquismo. Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual,
p. 60.
3
Fernández, Amor y…, p. 54.
4
Fernández, Amor y…, p. 23.
radical ni aplicó sus postulados a la cotidianidad para formar una nueva subjetividad y una
guía para la vida5.
Es de gran importancia para entender la mirada libertaria su concepción de la mujer, que
aparece en dos corrientes internas: la que toma a la mujer desde una función reproductiva; y
la que apoya su emancipación y denuncia su opresión 6. Una parte del anarquismo no podrá
superar el rol materno tradicional, la mujer es concebida como madre por su propia
naturaleza y el carácter opresivo del mismo7 no podrá ser discernido más allá de los debates
sobre el aborto o la contracepción. La mujer será considerará como relevante en su rol
revolucionario educativo y de crianza de los hijos como madre iluminada e iluminadora,
por ello la necesidad de educarla moralmente como clave para subvertir el sometimiento y
acabar con la ignorancia8. Además, considerarán en el ámbito de la opresión a la mujer
burguesa, y toda clase de mujeres, no solo a las “proletarias” 9. El anarquismo conjugará así
una corriente feminista enclavada con armonía en un movimiento obrero10.
También será importante recalcar el nuevo rol que también va a adquirir el hombre
libertario con el surgimiento de la emancipación de la mujer, y este es el de anarquista
opresor11. Por ello se esforzará por superar esta realidad respetando la libertad de la mujer
tanto en la lucha en la calle como en el propio hogar, de igual forma en la teoría que predica
que en la práctica cotidiana12.
Amor y unión libre
Otro de los debates a abordar es el del amor y la unión libre, relacionado con el matrimonio
y la libertad afectivo-sexual, donde los anarquistas son pioneros. El amor libre es definido
por Llaguno como: “la unión espontánea y temporal de las parejas, a partir de la
corresponsabilidad, la convivencia y el acuerdo mutuo.”. Se trata de todo lo contrario a la
realidad de la época, bajo el yugo de la Iglesia en primer lugar, y del Estado burgués, el
amor y la unión o matrimonio se habían transformado en un bien de mercado. En él, las
mujeres, oprimidas primero por el padre, eran vendidas a un marido por una dote
5
Fernández, Amor y…, p. 55.
6
Inés Cuadro, Anarquismo e identidades de género en el Uruguay del Novecientos, p. 223.
7
Mabel Bellucci, Anarquismo, sexualidad y emancipación femenina, pp. 9, 10.
8
Ledesma, Anarquismo(s) y…, p. 119.
9
Fernández, Amor y…, p. 58.
10
Cuadro, Anarquismo e…, pp. 215, 216.
11
Fernández, Amor y…, p. 61.
12
Fernández, Amor y…, p. 65.
económica, considerándose un objeto13. El matrimonio burgués, a ojos del Estado era un
contrato14 en el que la mujer era comprada, solo la unión libre y deseada podría garantizar
la unión por amor y en condiciones de igualdad. Esta situación la condenaba a la
subordinación de todo tipo y a una vida sin afecto real y de unos hijos no deseados.
Por parte de la Iglesia, había ritualizado este abuso, y estipulado que la única función del
matrimonio era la “perpetuación de la especie”. (Godoy, 196). Para los anarquistas, este
amor libre podía tener dos connotaciones, o la monogamia o la poligamia 15. Por lo tanto, la
mujer queda sometida por distintos medios, el hombre (padre o marido), la religión y el
Estado16. En relación, tal y como afirma Inés Cuadro, el feminismo obrero también criticó
la educación y la religión como elementos que merman de la libertad de la mujer17.
La religión será una cuestión que preocupará a los libertarios en cuanto a su influencia en
las mujeres, y en especial a las mujeres de los anarquistas. Tendrán por objetivo alejar a las
mujeres de la religión y de las misas, e intentarán integrarlas en las filas libertarias para que
no puedan ser un obstáculo para sus respectivos compañeros y sus funciones en el
movimiento18.
Reproducción y sexualidad
Otro debate ligado a del amor y la unión libre es la sexualidad y la reproducción de la
mujer. Para aplicar el amor libre en todas sus formas también hay que transformas la noción
de relaciones sexuales y sexualidad, y una de las teorías en la que se inspiró en anarquismo
fue el neomalthusianismo19 desde la perspectiva de limitar los nacimientos, no de que la
mujer sea la dueña de su cuerpo20. Por ello se avalan los métodos de contracepción, para
mejorar la vida de las mujeres y “garantizar vidas sanas física y mentalmente de una prole
elegida” (Bellucci, 7), y proteger la salud de las mujeres. Estas “nuevas mujeres” apoyaban
el aborto, y recomendaban no procrear a aquellas sin educación o alimentación, mediante el
13
Ingrid Ladeira y Angela Roberti, A experiência histórica do anarquismo perante a questão das relações de
gênero: dimensões da luta na Argentina e no Brasil, p. 30.
14
Ladeira y Roberti, A experiência…, p. 21.
15
Fernández, Amor y…, p. 21.
16
Bellucci, Anarquismo, sexualidad…, p. 13.
17
Cuadro, Anarquismo e…, pp. 217.
18
Fernández, Amor y…, p. 55.
19
José Julián Llaguno, Las mujeres anarquistas en la historiografía latinoamericana: entre la voz masculina
y la organización propia (1890-1950), p. 52.
20
Fernández, Amor y…, p. 22.
uso de distintos métodos anticonceptivos. Con ello se libera la mujer de vincular el sexo a
la procreación, y le abre el mundo al placer sexual como “derecho inalienable” (Ladeira y
Roberti, 21). El amor sexual será una reivindicación de los ácratas por ser considerado un
instinto de los hombres y las mujeres, como el amor y la unión libres 21, y con ello se
oponen de nuevo al régimen mercantil y forzado del matrimonio burgués 22. La libertad
sexual tenía limites claros para los anarquistas, y en este aspecto tomaron también
posiciones conservadoras, condenando los lugares en los que se consumía alcohol, como
tabernas23. En especial y en relación a la mujer, se oponían a los burdeles y a el ejercicio de
la prostitución, considerada una forma de esclavitud de la mujer dada por la miseria y que,
en su condición de trabajadoras y mujeres, la explotación era por tanto doble 24. Se trata de
una “lacra social” y un vicio propio de la sociedad capitalista 25 que sobre todo afectaba a
sectores populares, junto con el alcoholismo 26. La abolición de la prostitución era
reclamada por los ácratas, y ponía en cuestión la “doble moral” de la burguesía 27 en la que
el hombre podía tener vida sexual fue del hogar, y la mujer se debía a la abstinencia como a
la mejor de las virtudes28, a excepción de la labor de procreación.
Anarquistas femeninas vs. Feminismo liberal y burgués
El movimiento de liberación de la mujer dio lugar a partir de 1920 en un movimiento
feminista, propiamente dicho, liberal y burgués llamado “sufragista” que buscaba el
derecho al voto de la mujer 29, es decir, solo derechos políticos, olvidando los ámbitos
civiles, económicos, sexuales y sociales de la mujer 30. Las mujeres libertarias jamás se
identificaron con el feminismo por el carácter político burgués del movimiento, que no era
visto como un medio para alcanzar el cambio revolucionario 31. El feminismo no tenía la
fuerza necesaria para interpelar y enfrentar al hombre, las razones de su dominación y a los
21
Eduardo Godoy, Lucha temperante y amor libre. Entre lo prometeico y lo dionisiaco. El discurso moral de
los anarquistas chilenos al despuntar el siglo XX, p. 205.
22
Godoy, Lucha temperante…, p. 207.
23
Godoy, Lucha temperante…, p. 180.
24
Ledesma, Anarquismo(s) y…, p. 113.
25
Godoy, Lucha temperante…, p. 186.
26
Godoy, Lucha temperante…, p. 191.
27
Cuadro, Anarquismo e…, pp. 245.
28
Bellucci, Anarquismo, sexualidad…, p. 7.
29
Llaguno, Las mujeres anarquistas…,51.
30
Ledesma, Anarquismo(s) y…, p. 120.
31
Cuadro, Anarquismo e…, pp. 238.
poderes opresores. Tampoco solucionaba una de las mejores vías de emancipación de la
mujer, la económica32.
El movimiento emancipador femenino dentro del movimiento anarquista tiene una fuerte
orientación proletaria y trabajadora, en la que se fusionan género y clase dando una mayor
y necesaria amplitud a la lucha libertaria. Las reivindicaciones de emancipación económica
van ligadas a la inserción de la mujer en el mundo laboral y a combatir la explotación de
ésta en el mismo ámbito. Su inserción se evitaba y se prefería que quedaran relegadas a
tareas del hogar siendo más fácil controlarlas y tenerlas al servicio del hombre 33. Aquellas
que sí lo conseguían, eran explotadas con bajos salarios en trabajos insalubres en los que
pasaban gran cantidad de horas. Eran las explotadas dentro de los explotados 34, o las
“esclavas del esclavo”, oprimidas económica, política, religiosa y sexualmente 35. Las
mujeres libertarias se agruparon ante este panorama para defender sus derechos como
trabajadoras, y para conseguir mejorar sus condiciones salariales y laborales36.
32
Fernández, Amor y…, p. 72.
33
Fernández, Amor y…, p. 74.
34
Ledesma, Anarquismo(s) y…, p. 111.
35
Fernández, Amor y…, p. 18.
36
Cuadro, Anarquismo e…, pp. 244.
Bibliografía.
A. Lecturas Unidad III: