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Folklore Como Cultura

Manuel Dannsmann

El crecien te desarrollo de los estudios antropológicos En el sentido más amplio puede decirse que el llamado
en lo que concierne a la deter minac ión desus cam pos y folklore se encuentra en todas las termas y funciones
al aumenta de sus búsquedas concep tua les, ha incluido del comportamiento humano, sin li mites étnico-so cia-
tam bién la ex istencia de una cond ucta denarn inada les para ningún grupo, por cua nto 01quehace r folklóri-
folklórica, dand o lugar a controvertidas posiciones co corresponde, Iunoarnentalrnsn te, II una clase ce cul-
acerca de la posible condición pecul iar de ella, como se tura.
demuestra en las grandes tribunas mternecte nales.
entre las que se halia la reunión convo cada par la Esta posr ci ún reconoce y defiend e la liben ac del tol-
UN ESC O pa ra tratar la salvaguarda del íolk.iore, Que se kto re. Y. en consecuenci a, la el hombre, COf1" IO una
efectuara en Par (s el año 1982. cualidad inheren te a éste, según postulados de In Anuo-
pnlcqia Filosófica. Paro en muchos cen tros de es tud ios
En esta línea se inserta el presente artículo, Que recoge de toco el mu ndo, qu izás en la mavor ía, está aún en es-
la obse rvad o en muchos trabajos de camp o, lo discu ti- tad o inciaierue y en no pocas rec hazaca . com o, e injie-
do con estudiantes e investigadores, lo proporcionado re de la bibllograf(a intern acional editada por el profe-
por la lectura de las obras de numerosos autores y lo sar alemán Rolf V'. Bredni ch , y ello debido a la perti-
medi tad o a través de un largo e incesant proceso de naz rutina co nservadora del llamad o concepto clásico
po ne r a pruc a distintas hipótes is. del folklore, prisione ro de diversos ~e Le r m in i s m o s , en-
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tre los que resaltan el cronológico, el educacional, el disciplina, de uno folklórico, segun la calificación de
socioecon6mi co, impugnados por mí en un trabajo re- Kaarl e Krohn, el más meticuloso de sus forjadores. En
ciente (DANNEMANN, 1983, pp. 29-33) Sin ern bar- Id actualidad hay que aceptar la eficacia de la metodo-
go , la progresiva rup tura de las rígidas normas de esta logía antropológica para el doble objetivo precitado,
arbitraria caracterización de ciertos hechos considera- com probable, en tre otros ejemplos, en los t.abaios de
dos folkl6ricos, mucho más impuestas por sus so stene- Carmelo Lis6n Tolosana en España; en circunstancias
dores ue orgánicamente desprendi das de la realidad de q e sobre este particular, a la Antropología Social
cultural , como muy bien lo demuestra Bausinger, entre norteamericana y a la Etnología europea se deben los
otros estudiosos modernos, ha proporcionado parado- me jores avances de la investigación del folklore en la
jalmen te ca da vez mayor complejidad a la peculiari za- última déca da. Y así como resulta insostenible homo-
ción del folklore como campo de las Ciencias Huma- logar la Etnografía con el Folklore, en cu anto a disci-
nas. Al respecto, una de las mejores smtesis de este plinas, corno lo hicieralaactiva escuelaportuguesa, o
problema es la introducción de la obra Ku lt r als Fors- peor aúr, antener la adjudicación de lo indlgena a la
chun gsfeld, de Helge Gerndt, de la cual se desprende lo primera y de lo mestizo al segundo, a causa de razones
difícil que es diferenciar con precisión lo folkl órico de que nunca na ie ha podido dar satisfactoriamen te, ya
lo no folk lórico, como lo señalara en mi aludido artí cu- que el 01 lore no °ene por qué ser solo patrimonio
lo, titu lado La Cultura de la Simetría (1983, pp. 29-31 de grupos civilizados a la manera occidental; así éste,
y p. 33), lo cual haría pensar que más que una diferen- como compo rtamiento cultural que es, requiere ser en-
ciación en rigor, se podría entender el folklore co mo tendido an tropológicamente en tres dimensiones
un grado, como un nivel de la cultura general, el más semánticas.
alto, el más intenso, de ésta, en cuanto a sus funciones
de identidad, de cohesión social, de pertenen cia ree(· La primera es la fenoménica, vale decir, la del uso
proca del uso de los bienes que un grupo comuni taria- de las cosas, y para lograr un saber de él, en términos
mente ha hecho suyos , y de comun icación directa e in- de Jorge Estrella, un " saber estable del mundo" en el
med iata de ese uso. cual "solo hav cosas inestables...", "la ciencia no selec-
ciona las cosas sino su mo do de ser, no escoge el cam-
El método para poner a prueba constantemente la vali- bio, sino su mecanismo. La virtud del acci nar selec-
dez de las distintas tentativas de alcanzar una noción de tivo de nuestro conucirniento radica en que, de este
folklore, es, asimismo, el de investigación de los mate- mod o, encuentra unidad tras la diversidad y constancia
rias de éste, el de búsqueda de comprensi ón de la con - tras el cambio . Pero este tras significa que abandona el
ducta del hombre manifestada folklóricamente. Solo mundo de las cosas y pos tula un trasmundo, otro mun-
de la indagaci ón cient/fica siempre renovada sobre la do" (pp . 26-271
cu ltura Iolkl órica. sobre los modos de vivir folklórica-
mente, es dable inferir resultados con ceptuales ólídos. La segunda consiste en la especificidad local, en lo
aunque para la cien cia provisionales, y no de meras fór- que tiene de particular cad a grupo, " en lo que es pro-
mulas prec onstruidas, mediante las cuales se pretende, pio y relevante de su formas de vida.. " (Oannemann ,
en vano , condicionar V fijar requisi tos de la ex isten cia 1982, p. 791 • Y que adqu iere su mayor fuerza distinti-
del fol klore. Sobre el particular, no es posi le seguir
o va por mee: de l folklore, a lo que apu nta Ju lio Caro
insistiendo en el empleo de un método privativo de la Baraja al decir que " el folklorista ha de tomar como
realida direc tamente observable, no la cultura ni la
Sociedad , ni los fe nómenos que las constituyen er SI
mismas. sino una entidad geográfico-histórica concreta
sea el pueblo an daluz, sea el vasco, el bretón..." (p .l Z).

La tercera es ia sisterna ti ac ión holística de las conduc-


tas de un grupo en su interacción. !a investigación de
la estructur y ne la funciór de los elementos cultura-
les y socia les Que co nsti tuyen un sistema human .

En esta perspectiva antropológica cabe corroborar la


situación del folklore co mo una subárea cultural, como
I n subsistema; en otras palabras, la cultura fluye en di-

feren es ve rs iones, el folklore es una de ellas. La gran


meta de jos estudios de la cultura tolkl únca es entender
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és ta corn o un sistema y re lacionarlo on los restantes lado LA DISCIPLlillA DE L FOLKLORE EN ~ H I L E
que, con él, componen la orqenícicad ae los núcleos so - (Oannemann, 1976, pp. 31 ·35), y de la cual creo que
cia les. Y la gran pregunté! que corresponde a esta fina- será beneficioso para es te artículo reproducir su frag-
lidad es : ¿cómo deslindar el comportamiento folkló- mento inicial.
rico?, ¿q ué es el folklore en la integ ral idad total de un
sistema ? " Cuando se habla dr. comunidad, se piensa en un gru-
po de personas dotado de caracten ticas comunes, con
En el comportamiento e !tural confluyen los factores un determinado indrce de estabilidad y normas oe or
de forma o signo, de contenido, de apre ndizaje, de pro- ganizaci6n que asecuran su ex istir; desde una co muni-
pagación, de permanencia temporal, de duración de dad internacional de naciones, hasta una univers l aria,
práctica, de pertenencia, de comun icación, de identi- una gre ial o na poblacional. De ah ! oue con unidau
dad, de función. La manifestación primar ia de él se en tenga un sig ifi cado afín co n co lert ivuíad o connlorne-
trega a través de los llamados bienes cu lturales, cuvos rada. \ ,ien tra;. más fup.rte es el espiritu de cohp~i én v
signos reciben sus signifi cados y producen sus efectos rle identidad de sus coripcnentes. tanto rná s solid a v
solo cuan do se los usa, lo Que siempre ocu rre en el e· efinida es una con unid ad" .
sarrollo de un tipo de evento, sujeto a circunstancias
que configuran su ocasionalidad, en el interior de la vi- "No obstante , en un sentido estricto. cornuni dad tol-
da de un sistema , klónc na es esen cialmente un co njunta de individuos,
estab le en su composición y en su perrnaneocra. cond i-
Los comp ortamien tos folklóricos V los bienes en los cionadn por razones étnicas , geográficas, históricas ,
cu ales ellos se objetivan, pueden adoptar cualquier for- económicas, lincüisticas . educacionales, ideológicas ,
ma, así como cu alquier" co ntenido; su aprendizaje, cual- ad emás ce las socioculturales generales, causantes to-
quier modo; su propagación, cualquier procedimiento; das ellas de una idiosincrasia, más los caracte res fol-
su permanencia temporal en un grupo puede ser breve kléricos flue le pudiese conferir uno u otro esnecialis-
o prolongada, y su duración en un evento, larga hasta ta; sino que es una incorporación o participación de
fugaz, una o más pers onas en un comoortsm innto cnnfiqu -
rada y consa gra do por el usufructo tradicional lie bie-
Estos seis factores no son determinantes para la cultu ra nes con función au tónoma de comunes, propios, a I -
f olklórica . Pero sí lo son los de pertenencia y de cornu - tinan tes y representativos . respecto de esas nersonas.
nicación, y, por 10 tanto, los de identidad y de función, Po r lo tan to, cuando el compo rtamien to fo l ~'l ó r i co
en la medida en que sus usuarios les den una carga sig- cesa - I(lena comu nitaria de cosecha en benniicio de
nificativa que origine, como ya se expresara, una ver- uno de los par ticipantes, reunión de formulación de
sión de la cultura, una instancia de la conducta huma- a I v i n ~ n zas- aesapa rece la comunidad folklórico..."
na, la cual, a prior i, denominaré la instancia íolkl órica. (p. 4 1).

Ella se produce si el factor de pertenencia actúa de rna- De mnrío que en su condici ón genérica, como ningún
nera tan poderosa que consigue constituir la comuni- otro conjunto ~e personas, surge - y puede dura muy
dad folkl6rica, cuya noción propuse en el trabajo itu- transitoflP rnente- cuando todos o pa rte de los nusrn -
bros de un grupo, por causa oreesta lecidas o recen-
tinas, cnnvergen en el uso de comportamientos que
han lleqaiio a er d pertenencia recíproca nara sus
usuarios habituale ; fenómeno QJe es mucho "¡ (1S Intp.r -
so i! interoenetrante que el di! compa rtir biene o inen-
ti dad cultural. es te últim o destacado aor jan 18rol
Sr nvanrl (PP . 20-22], entre otros estudr osos

Dicha pertenencia recíproca existe úru carnunre oara


quienes ian hecho suvas v activas, conduc tas ca ' tICI -
padas en una co munidad folkl órir.a, ;)0 r lo r' LJ:>1 ellas
so n prcoras. auténticas, de esta clase de cnmunidarí en
su espe cificidad locai. ' I resnec c. para estos plantea-
mien tos conviene tener presen te (lJe grupo es una ca te-
goría social más extensa que com unidad folkliuica, V
rnmn l n rl ~ c p rs:-noa p ~ n lt lr j c n ("i ~¡ \, ~ I llr lf"l d tlt r ':ll (' c n ( ln
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sea el uso de unas u otras formas de vida , cada miem- Nicanor Parra . y, por la otra, de la compuesta, o recrea-
bro de un grupo puede pertenecer a múltiples comuni- da de otros puetas, por Arnoldo Madanaca. de la locali-
dades folklóricas en el interior de su grupo, las cuales, dad de La Chacar illa, Cartagena, provincia de San
por lo tanto, ca da vez, podrán estar formadas de muy Antonio , con capacrd ad y nrocedimiento predominan-
variadas maneras, lo que resulta de mucha importancia temente emp íricos.
para la investigación de los sistemas humanos, del fol-
klore como subsistencia cultural y de las comunidades j la forma. m la temática, ni el aprend izaje, ni la ca -

folkl6ricas comomicrosistemas sociales. sualidad, ni la producción, ni la difusión , ni la tradicio-


nalidad, e mostraron en mis proyectos como elernan -
La incidencia primordial de este factor en la conducta to ehcaces para dirimir el dualismo puesta tolkláriea-
folkl6rica se hizo por primera vez evidente para mí, en poesía no folklórica. Sol o el factor de la pertenencia,
las etapas de observación directa de un proyecto de in- con sus consec entes efectos para la comunicación,
vestigación sobre la poesía can tada de carácter jugla- funcional ente de isrv c para llegar a un mayor o me
resco, efectuado gracias a la ayuda de la John Sim on nor grado de Identidad - como ya se indicara respecto
Guggenhei m Foundation, en España, Puerto Rico, Pa- del plan o ge ,eral de la cultura- me enseñó dos versio
namá, Venezuela, Colo mb ia, Uruguay, Argentina y nes del fenómeno poético: la de pertenencia rec (pro-
Chile, los años 1979 y 1980, y la cual he ratificado me- ca, oparticípada en la interioridad específica de una
diante otro proyecto que abarca el trienio 1982 -1 984, comunidad, de un microsistema, emergentes de un gru·
con el patrocinio del Departamento de Investigación y po humano, f la de posesi ón col ectiva por parte de
Bib liotecas de la Universidad de Chile, referente a tó- miembros de un grupo, pero practicada en laindividua-
picos de la poesía tradicional y de la poesía formal con Iidad intra nsferible de cada uno de ellos. Por ejempl o,
vigencia en el país, el cual, hasta ahora, entre otros re- en el primer caso un canto a lo divino ejecutado duo
sultados. me ha permitido colegir lo equ ívoco que es rante un ceremon ial funerario, conocrdo y posible de
someter genéricamente el folklore al Imperio de la tra- ser usado por cada uno de los cantores parti cipantes, en
dición -decir fo lklbrico es decir tradicional- , materia un comportamiento de traspaso y de prop iedad comu -
que exige prolijas reflexrones críticas. nitarios. En el segundo, la lectura, privada o públ ica,
de un te xto de Gabriela Mistral, recibido por un lector
El primero de estos proyectos se centró en eventos de- receptor o por más de un auditor a través de un trans
sarrollados mediante el uso de comportamientos poéti- misar, pero si transferencia ni pertenencia reciproca
cos recíprocamente transferidos entre sus culteras. esto de ese texto escrito u oral .
es, comunitariamente propios de ellos, en su mayor gra-
do de pertenencia. Con este significado en contré una En el campo de estudio de la pertenencia me han Sido
forma de vida, una versión de la cultura poética, quese incentivadoras y útiles las observaciones de mi muy
hizo más notorio en el segundo de los citados proyec- apreciada amiga Martha Blache, referentes a mi POSI'
tos, al confrontar, entre otros casos, el uso y destino, ción de consid erar ue "un hecho cultural llega a con -
por una parte, de la poesía de un autor de la gran tra- ver tirse en folklórico, solo cua ndo, para determinados
dición estética occidental, buen estudioso de ella, con gru pos, funcrona como bien común, propi o, aqlutinan
ostensible manejo de una honda racional idad, como es te y representativo" (p. 40).

Esta idea fue ex puesta por mí en un trabajo publicado


en 1975, y req uiere complementarse con otras propo-
siciones ertidas en él, en circuntancias de que ahora no
mantengo po r completo el mismo criterio, si bien creo,
como antes o expresara en este articulo, que el caré c-
ter de propio se halla implícito en la órbita de la men-
cionada pertenencia rec íproca.

Pero, sig iendo con la argumentación de la doctora


Blac hc, ella opina que estas cuatro "cualidades, no
obstante, pueden estar presentes en un acto escolar a
en un batalló n del ejército, donde alumnos o so ldados
rindan homenaje a la bandera durante una fiesta cív ica.
El grupo que participe de esta ceremonia, al honrar a la
. l

mún 31compartirlo con todos los oaruopames. orotno lectiva de l n hrsn ':J uural aprnnaoo ') marrer,. por
por irí an tificar los tradicionalman te corn o eluoadanos ia trad.ci ón de LJIl ~ u;JG, par e rlO un corn pon-, liento
de un pais: que los aqluuna al cohesicnartos frente a un de pertenenua recipruca. el pecu liar de una CO I irudad
sentimiento de nacionali dad y los re presen ta ante el fol klórlca, IJar meniu LÍP ' cual esta hace suyo s 'Je en I-
resto de las naciones. La may oría de los especialistas, nadas i ortnas ~ I l:J
sin embargu , no considera rían tolkl óri ca esta conducta,
S; bien puede ser una expresi ón genuina de pa triotis- Vaiga tari bién esta a¡l. I ¡,TiC" uaua ¡:. lel'
ó re
mo, tal como se presen ta en esta situación, está pau ta- Bac he pa ra Sugerir ent e ot s srsp 1. I es, ~1:lCI(J
da institucionalmente V no se manifies ta en forma es- nes del nacionan: ma o cel nar ru.usmc I >r IUI
pontánea " (pp. 40-41) asunto de ir oor tanu 'ln ,8 In 1; libia Ión ~ . I '5 8-
rnos nuneno 'i u2 fl1 ra 1:'1 tel 1d centr I j' 11,· o j
Ciertamente, puede haber com portamiento fal lórico la Secci ón rje Fa klcre ue la Sociedad Chil .:l I o-
en un acto escolar, en uno de un bata llón de ejército, rla v Geoqrafía Iura .re el ano 18H"l
o en ot ros destinados I empleo de una bandera o de
un himno, pero no cualquier uso de una bande ra o de Por uua parte, la I"'IS'I d ! \lo;:~l aL Jr 31 j' wa .Iu e
un himno tendrá signif icado folklórico, ni, por consi- una objeción a la " IIJoz 101'1 " ¡¡ d. es ~ .. ldS
guiente, tam poco su signo. Sí el uso cargado de per - institutinnai ment pautadas V no t!spon tállt:lal IL t. mil
tenencia rec íproca, propio de la espe cificidad local do ni testadas (p 41). 1-11 respecto. hay ~ e xan., H , r
un núcleo humano, el cual en virtud de dicl a clase de acuciosidac y dacisi ón cr ítica la insrstenrra en tnüuir
pertene ncia, se constituve en comuni dad folkló rica. espuntaneidad V falta de ir stu (,Ionalidad al 1 .l rP.
y que, en la ejemplificación propuesta de un estable- ,A rnbas encierra n noci'mes de corno 181 8 elstrvi Jfld, lo
cimiento escolar o de un batallón, pu ed e estar integra- prime ra suele no ser fáól de cor rona., \¡ l ' á , L a-
da por todos o parte de los miem bros de estos dos ti- vía, las dos, mcuestionanlemen -, pUl:! en 1,,1 ar e en la
pos de grupos, y en torrees. por el efecto de ese uso rea lidad de cu al qu.er clase de cu l tura o de SOCI8r '1, da
comunitario folklórico existirá la bandera folklórica acuerdo con ros eones os antropor ócr cos y SOLIO ogl-
o el himno folklórico de su respectiva comunidad . ces básrcos de ellas, Siendo errónec red ucrrtas a lo
ccrnportam ien os Inlklnnco .
El homenaje C11 emblema patrio descrito por artha
Blache. en relación COfl algunos elementos de ' fl de Una fehaciente dernost aCión de m. tI1U~lonéJllr;d a
mis tentativas co ncep tuales, principa lmente modifi- cu ltura lc lkl óric de país~ latinoarnericen os. (J ro
cados median te mi ya aludido artículo del afio 1983, porcionan las con uctas cer emoniales e f",fraL, JOI
presenta una demostración de respeto a un símbo lo na- za ntes de an cestro preru pánico. stanle jd:;) d ti las
cional, no siem pre con un sentimiento de real patrio- de acu erdo con estrictas reglas oldena rjora[; v L 1 rela
tism o, y el que alumnos o soldad os lo compartan, y por joras de su actividades oropras. a vece': l.IJIlSE: "en
eso se identifiquen tradicionalmente CO IllO ciudadan os textos oficiales impresos . Lus C(, pnrtarnie J. e
de un país, se aglu tinen en torno a ~u nacional idad 'i es tas instituciones sor , en su mayorla, n .' p t ., neus.
sientan que están representados a través de su bandera decididos '1 ensa do .uidanosame te t J r
ante los otros países, es una conducta de posesión 1.;0 - za rse las tesuv idaoes d las que ellas a "JOe cor r
dad , Junto a otras CO'T' U"I,dades di? nrurneserrr

La cormmi cació» soci I de un c0r-.P na 1 e" lliral


causa algún uoo de r r lór en tra es '. r
1 a
Eua puede ser rr aSIV&. L nrn o la ' Lre L~ 1 1 I 1 f: I t-
dad de beber auua, plan teada 'l IU: . r, I e 1

más cu alitau vo que L'Jar tltaiIVrJ ' o t:.l." J\::,

tenencia no reciprocb \;erlf'L}:¡ole, r , ¡ r L'


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práctica de une le-ada In085 16r '8 ¡¡ f.o
a ncanos. '( J n3 tercc .u Itur,.tl" or " ,3
pertenencra rerinr ..d "actor jt
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la culru a foltJÓrlCil. es la c un IC.~ ""


y de bienes culturale er re Sus U~L<l - d

manera ir.rne drata. S,I(J GU r: 1, r TU" ! d"!


comp licidad y ce e i ,,,"':'J a e ... p r d n
las relaciones numdPl:', lomo ¡l< I ~.. e nr u
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u a bebida alcohólica aprobado por r-iembros de Jn uso de bien es ue [es pertencen recíprocamente. v, en
rn icrosisterna según su especificidad local , en su condr- con secuunc ra. entre ellos mismos, con un flujo comu
ción de elemen to intattable de un ceremonial rJ e tecun nicativo ue alcanza V cobesrona él todos los copamci
didad de la tierra, cuyo uso V cuyo srqn más que co- cantes de un evento con igual intensidad y corn prensr
municados son intercomunicados. Esta clase de comu '! Idad
ru caci ón es la tclkl ónce por excelencia
Este bre e articu lo finahza as l' como empezó. con e[
Insi stir é en que el objeto cult ural 'y su so son msepa- reconocrnueruo de la libertad de la cultura folklórica,
ra bies en su realidad completa, trátese del comporta- v con la negativa a cualquier intento de deformarla, m-
miento de producir o el de em itir, como el de emp lear movilizarla encarce lar/a, por medio de la imposi ción de
o el de reci bir , en CIr cunstancias re que a veces el pri- reOUlSIl OS aru t.crales. preestablecidos, obtiq atonos.
mero de ellos se encuentra rrn plicuo en el uien cultu
ral, co mo su cede con un cerarruo. y de que el propio Hay (lue anar .onar los excesos deterministas y aogma
emisor puede ser , a su ve z el rece ptor, co mo ocurra tizantes er l .11Je ha Incurrido algunas teadencras de su
con un ca nto de faena individual I solitaria; lo seg un- disciD l1,8. nasta ahora mayoritariamente la más recate
do en la situación apa rentemen te paradojal de una co- " ar te en el ca rne de las ciencias humanas para aceptar
munidad constituid por la incorporac ón de una per- la realidad mstcnco-culturel del hombre, y procurar la
sona B un comportamien to folklórico (O ANEM AN J, forrn ulac i óo le tecn as bien construidas pero supera-
1983, p. 31 y o. 34). bles

La pertenencia rec íproca ~ su cornum cación conesro E necesar« ehrm nar el falso entaq orus rno de la traor-
nante, de formas de vida propias de la espacdicidad I - cr ón. la viera \ gran ncdnz _el folklore, con los cam-
cal de la comunidad folklórica, trasunta n del modo tnos. porque '1G nav nad a más tradicional que éstos, v
más iqoroso y representativo [a Identi dad de [o gru- porque SI se ou.e ra ser un bue n investigador de l tolkto
pos humanos, lo que co nstituye un Indice para como re hay que prepararse para las uanstormaciones cultu
parar núcleos étnico-social es y en trega r, por 10 tanto, ra ías v SOCiales.
materiales y cau ces a las mvestiqeciones 'e la Etnolo-
gía y el Folklore como disciplinas antropológicas. Es rmorescmdibre romper el temor a [a extmcrón del
fo lklore, obsesivo en la mentalidad de algunos estudio-
La función básica de la conducta totkl órica como una sos, porque [a cultura folklórica será siempre perma-
versi ón de la cultura es prnducrr una clase especial de nente y siempre renovada, como puede comprobarse
comunidad, cuyos componentesse interpenetran con el desde tos inicios de l hombre hasta nuestros días.

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