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Cuentos originales
Autor:
Soledad Antelo
Edades:
A partir de 6 años
Valores:
amistad, aceptación, actitud positiva
Comenzaba un nuevo año en la escuela de Luis. Como siempre, todos
los niños se encontraban ansiosos por volver a sus amigos y contarles
qué tal les había ido el verano. A la vez los niños se mostraban siempre
curiosos por conocer a sus nuevos profesores y por saber si se incorporaría
un nuevo alumno como compañero de curso.
Y así fue ese año, al curso de Luis se sumó un nuevo niño: Ramiro. Las
primeras interacciones de los niños con su nuevo colega fueron las
habituales, preguntarle su nombre y presentarse, averiguar su equipo de
futbol favorito, donde había crecido y otras preguntas que solemos
hacernos las personas que recién nos conocemos.
Siempre acudía solo al colegio, por lo que los niños no sabían nada de su
familia. Con el tiempo fueron despertando la curiosidad en sus compañeros,
por lo que entonces Luis y sus tres amigos más cercanos decidieron seguir
a Ramiro para saber más de él.
Un día los niños vieron que Ramiro fue a esa casa que visitaba por las
noches con su perro, pero salió solo. Ramiro llevaba una mochila, que a los
pocos pasos de alejarse de la casa que visitaba comenzó a gotear un
líquido rojo.
—¡Es sangre! —exclamó Luis. Y rápidamente huyo haciendo una seña para
que sus amigos hicieran lo mismo.
Luis y sus amigos habían decidido que al día siguiente les contarían a las
autoridades de la escuela acerca de Ramiro. No querían un asesino en su
curso.
—Es que te estábamos siguiendo, y que vimos que entraste a esa casa, y
que mataste al perro, y la sangre —dijo.
Así, Ramiro les contó a los niños que esa casa que visitaba era la de su
abuela. Como ella era mayor la ayudaba con las compras. Y había dejado a
Tony con su abuela un momento mientras llevaba a su casa la ensalada de
remolacha y el arroz que ella le había preparado a su casa, para luego
volver a por Tony y llevarlo a jugar a la plaza. Era jugo de remolacha y no
sangre lo que brotaba de su mochila.
Ramiro resultó ser muy divertido y amigable, tanto así que le pareció muy
chistoso que lo siguiesen en vez de molestarse.
Seguidamente, Ramiro les contó que sus padres eran médicos y trabajaban
mucho durante el día, por eso no los podían ver habitualmente. Y en cuanto
su personalidad, les dijo que solía ser introvertido cuando recién lo
conocían, y que en general le gustaba hablar poco y no sentía que hubiera
nada de malo con ello.