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La banda
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Simone volvió a su instituto del CNRS en Grenoble, donde continúa una muy activa
vida científica y musical.
Ciencia y música
Por ejemplo, diré que el gran William Hershel, entre otras cosas descubridor de
los rayos infrarojos y de Urano, fue un multiinstrumentista virtuoso y un compositor
muy reconocido antes de decidir dedicarse junto a su hermana Caroline, cantante
soprano, a la astronomía. O que Alexander Borodin, uno de los compositores del Club
de los Cinco, representantes del romanticismo nacionalista ruso, se ganaba la vida como
profesor de química. O que Elgar, la quintaesencia de la música británica (hablamos,
obviamente, de la etapa previa a los Beatles) era un gran aficionado a la química y tenía
su propio laboratorio casero (The Ark), en el que desarrolló un aparato para la
producción de sulfuro de hidrógeno que patentó y comercializó. Y que, si bien la pasión
de Einstein por el violín es muy conocida, quizá no lo sea tanto que el padre de la física
cuántica, Max Planck, era un consumado pianista que hubo de decidir en su juventud si
se dedicaba a la música o a la física. Eso mismo sucedió a Ilya Prigogine, físico-
químico estudioso de los sistemas complejos y de la termodinámica alejada del
equilibrio. Y quizá se desconoce que el gran Fletcher Henderson tuvo que ganarse la
vida como pianista, compositor, arreglista y líder de Big Band porque un químico y
matemático, siendo negro, no tenía grandes oportunidades en la época y lugar en los que
le tocó vivir. Terminó contribuyendo de una manera sobresaliente al desarrollo de la
orquestación del Jazz, a la definición del género Swing y a la propia concepción de la
Big Band.
Pero los ejemplos no están solo en la música clásica o el Jazz: Brian May,
guitarrista de Queen, es doctor en astrofísica y Mike Einziger, guitarrista de Incubus y
Time Lapse Consortium ha cursado estudios de historia y filosofía de la física. Y en
España el músico Antonio Arias, de Lagartija Nick, y el astrónomo y agitador
científico-cultural José A. Caballero, del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC), han
creado el proyecto “astro-musical” unitedsoundsofcosmos como instrumento de
divulgación y educación, con participación de un gran número de músicos [2]. Otro
ejemplo interesante es el de Ramón López de Mántaras, director e investigador del
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Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (IIIA) del CSIC. Ramón no solo es
pianista y un gran aficionado al Jazz, además investiga, entre otras cosas, en la
aplicación de la inteligencia artificial a la síntesis de música expresiva. El programa
SaxEx del IIIA es capaz de generar interpretaciones de saxo tenor alegres o tristes, por
ejemplo, a partir de una entrada de datos inexpresiva [3].
Música y zeolitas
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escribe raro [5], pero casi con seguridad tienes zeolitas cerca de ti. Por ejemplo, si en
casa, en clase o en el trabajo tienes ventanas aislantes de las que tienen múltiples
paneles de vidrio, o si usas detergentes de los llamados ecológicos, tienes zeolitas cerca.
Al final de aquella Noche de los Investigadores con la que abría estas páginas
nos entrevistó una periodista de El Mundo, que publicó la noticia en su versión digital al
día siguiente bajo el titular “La música por si acaso” [6]. ¿Por si acaso? Bueno, podría
tener sentido, estábamos a finales de 2010, la crisis había llegado para quedarse e iba a
golpear muy fuertemente a la ciencia en España, y al CSIC en particular, de una manera
muy cobarde, cebándose en sus eslabones más débiles. De los 7 músicos que tocaron
aquel día yo era el único con un puesto fijo. La inmensa mayoría de los cerca de 20
músicos-científicos, físicos y químicos, experimentales y teóricos, que pasaron por
W.E.E. están hoy fuera del CSIC, fuera de España y de sus países de origen. Una
auténtica diáspora científica. Solo tenemos un puesto estable en el CSIC los que ya lo
teníamos antes de la crisis (Arturo, Álvaro B. y yo). Pero casi todos siguen, que yo sepa,
en mayor o menor grado, en la ciencia y en la música, y no creo que ninguno estuviera
en W.E.E. buscando una alternativa a nada. Era y sigue siendo la música y la ciencia
porque sí, por vocación, porque es divertido y emocionante. Por último aclaro que,
aunque se me ocurrió una mínima parte de una estrategia para sintetizar cintas de
Moebius de grafeno, finalmente solo las “sinteticé” de papel.
Referencias y Notas:
[1] Within Experimental Error, the Jazz, Funk & R'n'B Band of the Institute of Materials Science of
Madrid-CSIC http://www.icmm.csic.es/within-experimental-error/
[2] http://exoterrae.eu/usc/
[3] http://www.iiia.csic.es/~arcos/noos/Demos/Aff-Example.html
[4] R. S. Root-Bernstein, Leonardo, Vol. 34, No. 1, pp. 63–68, 2001.
[5] “Zeolita” viene de dos palabras griegas, ζέω (zeo, hervir) y λίθος (litos, piedra): “piedra que hierve”.
Por eso se escribe con zeta (zeo).
[6] C. Andreotti, La música por si acaso,
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/26/ciencia/1285511584.html
Miguel A. Camblor
Doctor en Ciencias Químicas
Profesor Investigación, Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, CSIC