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El giro a la izquierda

Expansión de las ideas de la revolución cubana en 1959…

El propio Cooke viajó a ese país en 1960 y llegó a la conclusión de que el


combate contra el imperialismo requería la adopción de una postura más
claramente anti- imperialista. Cooke terminaría apoyando la guerra de guerrillas
como forma de lucha y el “socialismo nacional” como horizonte.

Los jóvenes cuestionaron fuertemente el desprecio por la plebe y el


antiperonismo de sus padres (y también el de la izquierda tradicional) y
experimentaron un irrefrenable deseo de reencontrarse con las clases
populares.

Movimientos de la izquierda de jóvenes:

Uturuncos, primera organización guerrillera que surgió en el país. Movimiento


peronista de liberación- ejército de Liberación Nacional creado en 1959, actuó
durante un año en Tucumán y Santiago del Estero, antes de ser desarticulado.
Había sido fundada a instancias del comando 17 de octubre. Su comandante
era Juan Carlos Diaz de 21 años, de origen modesto, uso el nombre de
Uturunco en referencia a los fieros hombres tigres de las leyendas indígenas
que se vengaban de las injusticias recibidas.

Mantenían los ideales nacionalistas y de conciliación de clases del peronismo,


más allá que proponían una reforma agraria. Varios de los participantes de
Uturuncos viajarían a Cuba en 1962, invitados por el Che Guevara para discutir
planes de iniciar un foco guerrillero en la Argentina. La mayoría eran jóvenes
entre 15 y 20 años.

En 1957 Gustavo Rearte fundó la llamada primera Juventud Peronista. En 1960


comandó la primera acción armada de su agrupación, el asalto a una unidad
militar para aprovisionarse de armas, por la que él y otros dirigentes terminaron
presos. Armados o no, los numerosos grupos de la izquierda y de la juventud
peronistas que surgieron entonces permanecieron como pequeñas expresiones
más bien marginales, sin inserción social amplia, hasta fines de los años
sesenta.

Eso mismo vale para los de orientación marxista, el Partido Comunista no fue
ajeno al crecimiento de las simpatías por la izquierda y en las elecciones de
1959 duplicó la cantidad de votos respecto de los que había obtenido dos años
antes. Sin embargo, como sólo no sólo conseguía reclutar militantes entre los
sectores medios, se fue transformando paulatinamente en una fuerza
predominantemente no trabajadora. Las de la llamada nueva izquierda y los
trotskistas –una línea disidente del comunismo internacional- no pasaron del
nivel de grupúsculos sin peso político, mayoritariamente compuesto por
jóvenes de sectores medios. Algunos trotskistas heterodoxos como Palabra
Obrera venían intentando la táctica del entrismo, consistente en ingresar al
peronismo para ganarse la confianza de los trabajadores, pero no había
logrado resultados apreciables. Por otra parte un minúsculo Ejército Guerrillero
del Pueblo -la primera guerrilla guevarista, liderada por el periodista Jorge
Masettti con el apoyo del Che Guevara desde el exterior- intentó aplicar sin
éxito la estrategia del foquismo. Entre 63 y 64 se instalaron en la zona rural de
Salta, con la esperanza de ampliar ese foco…no tuvieron eco, se fue minando
la moral de los jóvenes y la Gendarmería acabó con el EGP sin mayores
dificultades. Con la fundación en 1968 de un Partido Comunista Revolucionario
que adhería al maoísmo –que respondía ahora a China- se completó el
panorama de una izquierda marxista con renovado entusiasmo, pero con
mucha fragmentación sin ninguna inserción entre las clases populares.

El impacto del Cordobazo hizo que las fuerzas de la izquierda engrosaron


notoriamente por el ingreso de miles de jóvenes, especialmente de sectores
medios. Los que más lo hicieron fueron los que proponían como método la
lucha armada. Para fines de la década se habían formado más de quince
organizaciones guerrilleras.

Las encuestas de opinión a fines del 71 un importante porcentaje cercano al


50% aprobaba sus métodos, en los grandes centros del GBA o Córdoba.

Pronto todas estas agrupaciones fueron convergiendo en dos agrupamientos


principales, uno peronista y el otro marxista: Montoneros y Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP).

Montoneros se dio a conocer en 1970 con el secuestro de y fusilamiento del


general Aramburu, acción que les valió gran simpatía popular. La mayoría
provenía de agrupaciones estudiantiles católicas, en su mayoría eran de
sectores medios, incluso altos. Fueron girando hacia la izquierda, influencia del
Padre Mújica, que pertenecían al Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo.
La opción por los pobres implicaba una condena al capitalismo y un
acercamiento a los ideales socialistas.

Fueron una guerrilla totalmente urbana. Inicialmente evitan el enfrentamiento


directo con las fuerzas del orden. Se dedicaron a realizar atentados contra
empresas multinacionales y operaciones propagandísticas o para obtener
armas. Desde 1972 tuvieron un fuerte entendimiento con la Juventud Peronista.

Nunca lograron una inserción sindical que pudiera rivalizar con la de la


burocracia. Desoyeron a Cooke sobre la necesidad de convertir al peronismo
en un partido revolucionario ligado al movimiento obrero.

ERP origen en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), fundado


en 1965. Cuando en 1968 se dividió en dos, el grupo mayoritario –compuesto
por unos 200 militantes- decidió orientarse hacia la lucha armada, y dos años
después dejan establecido el ERP.

Guerrilla urbana y rural y también con cierta inserción en algunas fábricas de


Capital, Gran Buenos Aires, Córdoba, La Plata y Santa Fe y entre los
cañoneros tucumanos. Hacia 1975, la organización contaba con células en
unas 400 fábricas del Gran buenos Aires. Los cuadros de su dirigencia
máxima fueron casi todos –como los de Montoneros- de sectores medios o
altos.

A pesar de estar conducida por la burocracia vandorista, la magnitud de la


lucha de los años de Illia abría las puertas para la politización de los
trabajadores hacia posturas más radicalizadas que, a su vez, los acercaban a
las que tradicionalmente habían tenido los militantes izquierdistas y las listas
minoritarias dentro de los sindicatos.

Acaso Perón haya contribuido también al giro a la izquierda que se hizo


evidente en estos años. En varias oportunidades emitió declaraciones públicas
que daban a entender que él favorecía las posturas más radicalizadas, incluso
el “socialismo”.

De las puebladas al sindicalismo “clasista”

Desde la caída de Perón la clase dominante no conseguía poner en marcha un


proyecto político y económico coherente ni estabilizar la situación en ambos
frentes. El golpe de estado de Onganía del 28 de junio de 1966 se propuso
resolver ese impasse de una vez por todas.

Todas las expresiones de la vida política fueron prohibidas por tiempo


indefinido. Recibió el apoyo de las patronales, visto bueno de la Iglesia.
Inicialmente dice el autor que recibió el aval de Perón y de los sindicalistas.

Duro poco por los programas de racionalización, despidos en los ingenios


azucareros, pronto los portuarios en una situación similar.

El malestar de los trabajadores se agravó con la designación de Krieger


Vasena en el Ministerio de Economía, desde que aplicó un plan inflacionario
que incluyó el congelamiento de haberes, la devaluación del peso, recortes en
el gasto público y aumento de tarifas. Acompañado por renovadas facilidades
para la instalación de empresas transnacionales. La CGT rápidamente lanzó un
Plan de lucha, pero este fracasó por la represión estatal. De esta forma fracasa
la estrategia vandorista de conseguir concesiones del gobierno, lo que habilita
acciones más focalizadas, por plantas, paros y sabotajes sorpresivos,
resistencia dentro de los lugares de trabajo que dejaron constituidas
comisiones internas más combativas y nuevos cuerpos de delegados con una
disposición más radicalizada.
El proceso que se venía llevando en las bases llevó a un “giro a la izquierda”,
creación de la CGTA de los Argentinos con Raimundo Ongaro en 1968.

En el 69 con la aparición de las puebladas el proceso de radicalización del


movimiento obrero experimentó un inesperado salto. Verdaderas rebeliones
que pusieron en jaque a ciudades enteras, enfrentamiento con las fuerzas del
orden. Estas involucraron a obreros, estudiantes, y en menor medida a
pequeños comerciantes, profesionales, vecinos o amas de casa.

Las arbitrariedades del gobierno militar y los efectos de sus políticas


económicas colaboraron para facilitar la articulación de los descontentos de
cada grupo social y para dotarlos de un mínimo común denominador político –
la oposición a la dictadura- junto al cual a veces se presentaron también
programas o expectativas anticapitalistas.

Entre 1969 y 1973 hubo al menos quince puebladas de magnitud, a los que
deberían sumarse algunos otros episodios menores. Rosario, Corrientes,
Córdoba, Chocón, Chaco, Cipolletti, Casilda, General Roca, Mendoza y Trelew.

La pueblada de mayor magnitud fue la del Cordobazo del 29 y 30 de mayo de


1969, que derivó en una verdadera insurrección popular. Obreros de
automotrices con suspensiones y rebaja que llegaban al 20% de salarios; los
obreros de la Empresa Provincial de Energía Eléctrica también sufrieron
condiciones similares.

El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) local –


liderado por línea dura Elpidio Torres, se las había arreglado para tener cierta
independencia de la central. Algo parecido pasaba con el Sindicato de Luz y
Fuerza con la conducción de Agustín Tosco, un marxista independiente…

Los estudiantes también estaban descontentos por la intervención en la


Universidad donde se estaba dando una purga de elementos “políticamente
indeseables”.

Marcha masiva, represión, solidaridad de vecinos saliendo a las calles o


alcanzándoles elementos para defenderse de la policía. Cuando lograron
reagruparse otra vez cayó encima la represión, que se cobró la vida de un
joven trabajador Máximo Mena. Presa de la indignación, la columna cargó
contra la policía y logró ponerla en retirada. Salió a apoyar los sectores de
clase media.

El gobierno mandó al Ejército donde había barricadas, pero apareció una


nueva forma de resistencia: desde las terrazas se hicieron notar francotiradores
que disparaban contra los militares…la resistencia popular fue tan enorme que
llevaría al general Elidoro Sánchez Lahoz, a cargo de la represión, a expresar
una confesión de inusual franqueza “Me pareció ser jefe de un ejército británico
durante las invasiones inglesas: la gente tiraba de todo desde los balcones y
azoteas”.

El 30 el ejército logró retomar el control de la ciudad, el Cordobazo había


terminado, el reporte oficial contó doce muertos, pero la cifra real puede haber
llegado a los sesenta, con un número mayor de heridos. Los dirigentes y
decenas de manifestantes fueron a la cárcel, algunos con largas condenas.
Pero la insurrección le costó inmediatamente el puesto al gobernador militar y
le dejó a Onganía los días contados: un año después el orgulloso general sería
forzado a renunciar por sus propios camaradas de armas.

El 69 cordobés colaboró en la profundización del giro a la izquierda,


inaugurando un nuevo período de luchas populares en el que la perspectiva del
socialismo se situó en el plano central y el uso de la violencia para fines
políticos ganó una nueva legitimidad.

Aparición de sindicatos por empresa (que fue inicialmente impulso de las


patronales) pero que se radicalizaron, “clasistas” como SITRAM Y SITRAC de
las empresas Fiat en Córdoba…

La radicalización del movimiento obrero se sumaba a lo que venía pasando en


el peronismo y eso, dice el autor, aterrorizaba a la burocracia sindical y al
propio Perón. En junio de 1969 cayó asesinado el propio Vandor, en un
atentado que se adjudicó un grupo de la izquierda peronista. En los años
siguientes los Montoneros acabarían con la vida de otros dirigentes gremiales
acusados de traición a los trabajadores. Perón cerró filas con la CGT oficial,
ordenó la disolución de la CGTA y la reunificación del movimiento obrero bajo
la hegemonía de las 62 Organizaciones. Lorenzo Miguel y José Ignacio Rucci,
líderes metalúrgicos asumieron el papel de dirigentes máximos.

Del movimiento obrero villero a las Ligas Agrarias y los pueblos


originarios

Entre 1955 y 1966 se habían quintuplicado el número de villeros del conurbano


bonaerense… pésimas condiciones, contaminación de los ríos (se prohibió
bañarse a comienzos de la década del 70).

En general sus habitantes tenían menos empleos estables que los de los
barrios obreros, que complementaban con el cuentapropismo –los varones en
la construcción, las mujeres en el servicio doméstico- o el cirujeo. Desde
comienzos de la década del setenta se hicieron notar las “tomas de tierra” que
terminaban en la edificación de barrios fiscales en tierras fiscales o no aptas
para viviendas. Las tomas eran acciones colectivas y planificadas.
Las villas siempre lidearon con los gobiernos de la Libertadora y Onganía que
quería erradicarlas.

En 1973 se conformó el Frente Villero de Liberación Nacional en


representación de los tres principales asentamientos porteños, demandó apoyo
estatal para la construcción de barrios definitivos, casas en cuotas,
expropiación de tierras ocupadas, suspensión de desalojos, participación en el
diseño de las políticas urbanas.

Pocos meses después se formó el movimiento villero peronista, realizaría


exitosas campañas de alfabetización y ganaría participación en las máximas
instancias de decisión del nuevo gobierno peronista elegido ese año.

En el ámbito rural a partir de los cincuenta tendió a la desaparición de


campesinos y pequeños productores familiares o a la supervivencia en
condiciones más precarias. Este proceso se vio favorecido por ciertas medidas
del estado, que canceló las políticas de protección de algunas economías
regionales, y desde 1967, puso fin a las sucesivas prórrogas que habían
beneficiado durante años a los que arrendaban. La agricultura se volvió una
actividad más reservada a granjeros y agricultores enfocados a la
maximización de sus ganancias y requirió una creciente disponibilidad de
capital. Se expandió el uso de pesticidas como el DDT, que después en el 74
fue prohibido su uso por lo tóxico.

Las luchas más importantes se dieron fuera de la región pampeana


precisamente en aquellas zonas en las que el avance de los agronegocios
ponía en peligro la supervivencia de los colonos y pequeños productores
familiares.

La novedad más importante fue la aparición de las Ligas Agrarias en el


noroeste, la zona del país con mayor presencia de pequeños (incluso
minúsculos) productores. En esa región el 1% de las explotaciones grandes
concentraba el 37% de la tierra, mientras que el 75% de las más pequeñas
debía conformarse con apenas un 9%.

Apoyado por grupos católicos, Movimiento Rural de la Acción Católica (MR)


que en los sesenta los ayudó a formar cooperativas. Bajo influencia de los
sacerdotes tercermundista fueron convenciéndose de las luchas reivindicativas,
incluso a riesgo de alimentar la lucha de clase tan temida por la Iglesia.

Los primeros en dar ese paso fueron los algodoneros a quienes los que
concentraban la compra les rebajaron el precio, en medio de un proyecto para
entregar tierras a empresas norteamericanas emparentadas con familiares de
Lanusse. Eso se traduciría en desalojos, cuando la FAA estaba reticente de
ponerse al frente de la lucha. Entonces el MR convocó a un gran cabildo
abierto en Sáenz Peña en noviembre del 70, cuatro mil campesinos repudiaron
a la FAA y dejaron constituidas las Ligas Agrarias Chaqueñas (LACh). Sus
demandas centrales eran medidas antimonopolio, reparto de tierras, créditos
accesibles, fijación de precios mínimos para el algodón y el fin del proyecto
empresarial/ oficial. Su referente máximo fue un joven de 21 años, hijo de un
pequeño productor, Osvaldo Lovey.

Con la lucha se fueron radicalizando sus demandas: prohibición de importación


de fibra de algodón, apoyo a reivindicaciones de pueblos originarios y un
repudio cada vez más abierto a la dictadura.

En 1972 reunieron diez productores en una marcha sobre resistencia y las


primeras victorias, entre ellas el establecimiento de precios mínimos para el
algodón por primera vez en la historia chaqueña. Los diarios estaban del lado
de los intereses empresariales, incluso los colonos llegaron a quemar
ejemplares de diarios provinciales. La Iglesia por su parte, preocupada por
estos acontecimientos, terminó expulsando al MR del seno de la Acción
Católica.

Hacia fines de 1972 había ligas agrarias en Formosa, Corrientes, Misiones y


Santa Fe, que agrupaban a unas 45.000 familias.

Con las elecciones de 1973 empezaron algunas cuestiones internas, tensiones


en especial atravesadas por otras de tipo étnico: los más gringos
(descendientes de alemanas, eslavos, noruegos, suecos), tendían a recelar de
aquellos a los que se los llamaba criollos (agricultores de origen español,
italiano, paraguayo, brasileño y correntino) a quienes reprochaban su
identificación con los trabajadores y su supuesta afinidad con el peronismo, el
partido de “los negros”.

Los pueblos originarios tampoco permanecieron al margen de este clima de


liberación, en Buenos Aires en el 70 se conformó una Comisión Coordinadora
de Instituciones Indígenas de la Argentina. Casi al mismo tiempo los mapuches
hicieron lo propio en Neuquén dejaron organizado la Confederación Indígena
Mapuche. Así se conformaron otras…

El protagonismo juvenil y los cambios en la cultura popular.

Giro a la izquierda por una profunda ruptura generacional, se rechazaban


muchos valores y costumbres de los mayores.

Para muchos jóvenes de ideas izquierdistas que en estos años se lanzaron a


participar en la vida política, el futuro anhelado aparecía no sólo como un
mundo sin capitalistas, imperialismo y represión, sino también como la promesa
de una vida más auténtica, libre, espontánea, desprejuiciada y creativa que la
que les esperaba si seguían el camino de sus padres.

Inquietud de los jóvenes como un fenómeno internacional…París, México,


Praga. La importancia del acceso a la educación secundaria de amplias franjas
de la población, donde se borraban las fronteras de clase.

El propio Perón insistió en la urgencia de un “trasvasamiento generacional”.


Cuestionamientos en la escuela, a directivos y docentes. Las costumbres de
moralidad y pautas sexuales de sus padres. La virginidad fue dejando de ser
una virtud. También el caso del frente de Liberación Homosexual en 1971,
aunque todavía con mucho prejucio…

Aparición del jean como prenda unisex en la música el boom del folklore como
los Chalchaleros o los Fronterizos. Aprecio por la música latinoamericana,
canción de protesta…lo más importante la aparición del rock.

Aparición de Palito Ortega en 1962, canciones familieras que apuntaban más al


conformismo y a la unidad que a la rebelión y la lucha.

Esta música fue rechazada por otros jóvenes que se acercaban al rock por su
espíritu rebelde que desafió los valores morales y convocaba a no seguir los
mandatos sociales…la Balsa por ejemplo, 1967, Los Gatos.

Era el rock una contracultura, pelo largo, emblema de la juventud. Tensión por
estos temas.

Muchos de estos conceptos no fueron aceptados por las Organizaciones


Políticas, incluso las armadas.

El pico de politización coincidió con el esplendor de la cultura rock la Marcha de


la Bronca de Pedro y Pablo. Pescado Rabioso, Sui Generis, Papo

Sin embargo, no se debe exagerar los alcances de la revuelta juvenil, cuyos


efectos fueron más limitados en la parte más modesta de las clases populares
y fuera de las grandes ciudades.

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