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Producción de carne en suelos agrícolas

o Caracterización de ambientes y de las actividades


o Características de la cría en zonas mixtas
 Base forrajera
 Indicadores de productividad
 Manejo reproductivo según categoría
 Condición Corporal como indicador del estado nutricional
o Alternativas de invernadas pastoriles
 Cadena forrajera y la suplementación energética estratégica
 Indicadores de productividad
 El biotipo y su relación con el producto final
 Calidad de carne

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Producción de carne en suelos agrícolas

El presente material no pretende abarcar la gran amplitud de temas que


deberían incluirse en el abordaje de la “ganadería en suelos agrícolas” sino que más bien
intenta ser un punteo de aspectos característicos de esta actividad, para ser
considerados o cotejados con los sistemas de producción de carne que se desarrollan
en otros ambientes y regiones del país. Se trata de una sintética guía que tiene como
objetivo encuadrar el tema en un ambiente específico. Como se reitera en el texto, cada
punto deberá ser ampliado con material adicional, parte del cual se lista al final de este
resumen.

Introducción y caracterización general:


Este capítulo incluye el análisis de la actividad ganadera en regiones
tradicionalmente “mixtas” en ambientes donde predominan los suelos de buena calidad
(capacidad de uso I, II y III) y la producción de carne convive con cultivos agrícolas
tradicionales. En este contexto, el “costo de oportunidad” del suelo es más alto que en
las zonas ganaderas puras, por lo que los requerimientos de productividad y rentabilidad
son mayores. Es característico de los establecimientos ganaderos de estas regiones, la
coexistencia de estos ambientes de alto potencial con lotes o sectores con suelos
afectados por halo-hidromorfismo, con napas freáticas cercanas a la superficie y con
baja productividad forrajera. Normalmente estos lotes escapan a los planes de
rotaciones de los establecimientos y son destinados casi exclusivamente a la actividad
de cría.
Apelando a una importante simplificación, esta caracterización hace referencia
al norte de la región pampeana (norte de la provincia de Buenos Aires, Sur de Santa Fe,
sur de Córdoba, noreste de La Pampa) donde los cultivos agrícolas de verano más
relevantes son la soja, el maíz y en menor medida el sorgo y girasol, y en invierno
predominan el trigo y en superficie creciente, los cultivos de servicio.
La ganadería de carne se caracteriza por que cerca de un 70 a 80 % de los
productores se especializa en la cría, con venta de terneros al destete y algo de engorde
de propia producción, y una menor proporción de los establecimientos hace invernada
en forma exclusiva. Otra característica de la actividad es su relativa atomización, dado
que alrededor del 70% de los productores maneja rodeos de menos de 250 cabezas. Los
recursos forrajeros más relevantes son las pasturas base alfalfa (mezclas con gramíneas
templadas o puras) superficies variables de cultivos forrajeros de invierno y verano y
sectores “no agrícolas” de los propios establecimientos donde se utilizan pasturas
naturales o algo mejoradas.
Con la finalidad de facilitar el análisis de esta actividad tan compleja y diversa, se
describirán dos “modelos” productivos por separado, aunque en la práctica, y con
bastante frecuencia, el productor los desarrolla en forma integrada: Cría, cuyo producto
principal son los terneros y las terneras remanentes de las destinadas a la reposición
que se comercializan al destete, a lo que se le suma la venta de las vacas de refugo.
Invernada: que comprende el proceso de recría y engorde de animales que se
incorporan al proceso luego de su destete y se comercializan cuando alcanzan peso y
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estado de faena. Esto incluye gran cantidad de variantes tanto de atipo de animales
como de mercados de destino. En este capítulo nos referiremos a los sistemas pastoriles
de invernada, dejando los emprendimientos de engorde a corral como una
especialización que requerirá una capacitación específica.
Es interesante destacar que estas opciones productivas se diferencias en
requerimientos tanto ambientales, como financieros. También en cuanto a la necesidad
de gerenciar los procesos desde el punto de vista comercial. Puede decirse que, en los
emprendimientos de invernada pura, hay una gran dependencia de la “habilidad” para
comprar la reposición y para vender los gordos, pues esta relación configura una clave
en el resultado económico del negocio. Por otra parte, en la actividad de cría pura, el
componente comercial es menor, reduciéndose a la compra de reproductores y la venta
de los terneros al destete. Esta mayor o menor dependencia de las relaciones de precios
entre las compras y las ventas puede relacionarse con el nivel de riesgo de cada
actividad.
La idea es que cada emprendimiento debe adecuarse a estos requerimientos
antes de definir el tipo de actividad a encarar. Incluso dentro de ellas, hay matices que
deben considerarse como el nivel de intensificación, los requerimientos financieros, etc.
Estas relaciones se esquematizan en la siguiente figura.

Requerimientos
según actividad
Recursos Riesgo
forrajeros
Ambientes

CCP

CRIA

Gerenciamiento

En cuanto al análisis de los resultados económicos, puesto que se trata, entre


otras cosas, de actividades comerciales, es importante marcar cual es hoy el rango de
resultados posibles. Si bien cuando hablamos de ganadería pareciera que nos referimos
a una actividad única y reconocida por todos de igual manera, sabemos que se trata de
una actividad que toma formas bien diferentes según el ambiente en el que se
desarrolle, la intensificación con que se la realice y la modalidad productiva de que se
trate. Es importante considerar que cuando se presentan resultados comparativos con
la agricultura, debe hacerse con modelos productivos adecuados a esos ambientes,
asumiendo a su vez una capacidad empresarial y un determinado nivel de tecnificación
comparables.

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Algunas características de la Cría en zonas mixtas:
Como se ha dicho, es una actividad que realiza la mayor parte de los productores
ganaderos de la región, con predominio de la venta de terneros al destete. Alguna
proporción de estos son retenidos, recriados y engordados para su comercialización
para consumo o exportación.
Es necesario destacar que en esta síntesis no se pretende abordar la complejidad
de la cría bovina por razones obvias, sino que se busca resaltar algunos aspectos
particulares que esta actividad adopta en las regiones de alto potencial productivo del
norte de la región pampeana.
La productividad de este sistema se mide en kg de carne producidos por ha/año,
cuyo principal determinante son los kg de ternero/a destetados y vendidos por ha/año.
Como fue sugerido, la actividad en estos ambientes tiene exigencias particulares para
lograr competitividad con el resto de las opciones productivas, por lo que los
emprendimientos de cría deben apuntar a:

- Máximo número de vientres por hectárea ganadera (HG)


- Destetar un ternero por vaca/año
- Lograr buenos pesos de destete

Para que esto sea posible es necesario:


- Mejorar productividad y distribución de la base forrajera
- Planificación y confección de reservas
- Fijar época adecuada de servicio
- Aumentar el número de vientres productivos por hectárea
- Incrementar la eficiencia reproductiva (venéreas, aptitud de los toros)
- Manejo estratégico de la lactancia.
- Los cruzamientos como alternativa
- Ajustar el manejo sanitario

Es evidente que cada uno de estos puntos requiere un desarrollo particular que
excede las posibilidades de esta capacitación y que resultan en sí mismos los pilares
tecnológicos de la actividad. Al mismo tiempo, es importante que los productores
puedan reconocer la importancia de estos aspectos y sean capaces de requerir a sus
profesionales asesores información y compromiso para incorporar las herramientas
tecnológicas hoy disponibles en cada una de las temáticas mencionadas. Para mencionar
como ejemplo podemos referirnos a lo que aquí consideramos como base forrajera. En
este sentido, es necesario destacar que cada establecimiento requiere un análisis
particular que considere aspectos tales como sus características edáficas, escala,
disponibilidad de recursos, etc. y en función de este análisis, se elaborará una propuesta
específica. En términos generales y con fines didácticos, se puede proponer una
secuencia de pasturas perennes consociadas donde los integrantes de esta consociación

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dependerán de las características específicas de los lotes involucrados más un aporte de
recursos anuales (verdeos de invierno o de verano) y reservas, también dependientes
de las condiciones específicas de cada establecimiento.
A continuación, se mencionarán algunas características deseables sobre el
funcionamiento de los rodeos en estos ambientes:

Manejo de la vaca de segundo servicio en adelante:


 - 90 días servicio (salvo requerimientos comerciales especiales)
 - CC 5 al parto (mínima)
 - ganar peso durante el servicio
 - diagnóstico de preñez a los 60 – 90 días post servicio
 - venta de las vacas vacías

Concentrar el servicio en 3 meses (ó algo menos) tiene como objetivo sincronizar


los requerimientos del rodeo de cría (bien representados por lo que demanda un vientre
durante el año en forma individual), con la curva estacional de producción de forrajes, a
fin de asegurar los mejores niveles de alimentación en los períodos que lo requieran. En
consecuencia, el período de servicio debe definirse en función de la propia curva de
oferta de forraje de cada establecimiento, la cual se da en términos generales en nuestra
área, durante los meses de noviembre, diciembre y enero.
Como referencia se presentan curvas de producción de alfalfa en la provincia de
Córdoba y seguidamente una curva de requerimientos de una vaca gestante durante un
año.
Distribución de la oferta de PP base alfalfa en el norte de la región
pampeana (Córdoba)

25

20
% mensual de MS

15
Centro
10 Sur-Este
Sur-Oeste
5

0
v
zo

b
l

e
r

c
t

t
ay

ju
ab

se

no
oc
ju

fe
ag

en
di
ar

-5
m

5
Mcal/d

Meses

A medida que se va consolidando este manejo y considerando además la base


forrajera sobre la que se mantiene el rodeo, se va estabilizando una “tasa de reposición”
de ese rodeo que normalmente varía entre el 15 y el 20 % del rodeo de vacas. En
realidad, este se define cada año y es la diferencia entre las vacas que se descartan del
rodeo reproductivo y el número de animales que se desean sostener en dicho rodeo. Así
es que las vacas que se descartan normalmente por vacías o viejas (luego del tacto y
boqueo de otoño) son reemplazadas por vaquillonas (propias o compradas) que
recibirán su primer servicio en la siguiente primavera. Mientras mayor es la vida útil de
los vientres, menor es el % de reposición anual y mayor será la eficiencia reproductiva y
económica del rodeo.

El servicio anticipado de las vaquillonas es una práctica muy conveniente pues


elimina una categoría improductiva (vaquillona de los 17 a los 29 meses) con el
consiguiente incremento de la eficiencia del stock del rodeo. No obstante, debe
asegurarse las condiciones de desarrollo y estado al iniciar el servicio, como así también
la posibilidad de asegurar un manejo diferencial de las mismas durante la gestación. El
manejo de alimentación diferencial es imprescindible puesto que esta categoría, a
diferencia de la vaca adulta, debe seguir creciendo además de mantener la gestación.
En caso de que esto no se logre, el animal resentirá su desarrollo, tendrá bajos índices
de concepción durante el segundo servicio y posiblemente se afecte su tamaño adulto
en forma permanente.

Claves para un manejo eficiente de las vaquillonas de primer servicio:


- Entore a los 15 – 17 meses de edad
- Buen desarrollo corporal y peso del 60% de la vaca adulta
- Si es posible, adelantar 15 días el servicio respecto de las vacas

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- Servicio de 60 a 90 días (mx).
- Diagnóstico de preñez y eliminación de las vacías
- Alimentación diferencial durante la gestación

Por eso es que esta práctica (servicio anticipado) tan importante para una cría
eficiente, debe implementarse sólo si se aseguran estas condiciones y manejos
especiales para la categoría.

La Condición Corporal (CC) como indicador del estado nutricional:


Se trata de una herramienta que permite establecer en forma más o menos
objetiva el nivel de reserva corporal de los animales. Se aplica con el objetivo de utilizar
un indicador práctico, económico y confiable para la toma de decisiones. Existen dos
escalas (1 a 5 y 1 a 9) que pueden utilizarse para calificar el estado de los vientres. Si
bien la escala de 1 a 9 permite una mayor discriminación de situaciones,
conceptualmente se utilizan los mismos criterios y referencias para puntuar. En ambas
escalas el valor 1 representa a un animal extremadamente flaco y el valor 5 o 9, un
animal extremadamente gordo. Para puntuar a un animal se utilizan 6 puntos
anatómicos como referencia (ver figura).

Los cruzamientos como estrategia productiva:

Beneficios de los cruzamientos:


- Aprovechar la heterosis o vigor híbrido
- Explotar complementariedad entre razas, en caracteres de interés productivo

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Características buscadas en las razas cruzantes:
- Especialización materna (tamaño pequeño, producción de leche, fertilidad,
comportamiento)
- Especialización paterna (mayor tamaño adulto, velocidad de crecimiento,
facilidad de parto, aptitud carnicera, fertilidad)

Indicadores de una actividad eficiente:


- Carga animal: 2,5 a 3 EV/HG
- Destetes: > 87%
- Peso al destete (promedio) > 175 kg/cab
- Servicio vaquillonas 15 – 17 meses
- Productividad: > 400 kg carne HG/año

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Invernadas de alta producción sobre pasturas base alfalfa:
(Adaptado de: Kloster, A.M.; Latimori, N.J.; Amigone, M.A. y Ghida Daza, C.2003. Invernada de alta
producción sobre pasturas base alfalfa. Cap.VII. Pag. 225-247. En: Invernada bovina en zonas mixtas. N.J.
Latimori y A.M. Kloster (eds.) Agro12 de Córdoba. INTA. Argentina. ISSN: 0329-0077)

Justificación de las invernadas cortas


En los últimos años se registraron grandes cambios en la etapa de invernada en
aquellos establecimientos que incrementaron notablemente su productividad. Partiendo
de planteos basados casi exclusivamente en el uso de pasturas perennes y verdeos, dichas
empresas fueron incorporando o aumentando la participación en la dieta de otros
ingredientes como granos y forrajes conservados en forma de henos y silajes de calidad.
Este complemento fue decisivo para incrementar la carga anual promedio y así traducir en
resultados concretos la creciente concientización sobre el potencial del recurso pasto y la
necesidad de su eficiente aprovechamiento.
Paralelamente, estos cambios han llevado a perfilar, en las condiciones
ambientales adecuadas, un proceso productivo más estable y con una mejor calidad y
homogeneidad del producto basado en la producción animales livianos, precoces y muy
bien adaptados a las demandas del consumo interno.
Entre otras razones, la eficacia de estos esquemas responde a una coincidencia
entre una eficiencia económica y la eficiencia biológica del ciclo de producción. La
primera radica en una alta velocidad de retorno derivada de ciclos de invernada cortos,
en la obtención de mejores precios y una demanda sostenida del producto destinado
mayoritariamente al consumo interno. Por otra parte, con un rodeo pampeano
predominantemente británico, la eficiencia biológica proviene de engordes que pueden
lograrse en condiciones pastoriles, con animales que mantienen durante todo el proceso
una buena eficiencia de transformación del alimento en carne, que tienen relativamente
bajos requerimientos de mantenimiento y una duración del engorde que acompaña al
ciclo de producción de terneros (de aproximadamente un año). Esta modalidad
productiva tiene además un adecuado soporte tecnológico que le asegura factibilidad y
estabilidad al sistema.

Bases de los sistemas de alta productividad sobre pasturas


Estos sistemas de producción, realizados sobre una base forrajera con un
importante componente de pasturas perennes, se destacan por su flexibilidad para
adaptarse a distintas contingencias (climáticas, relaciones de precios de insumos y
productos, demanda) sin necesidad de variar sustancialmente sus factores de
producción. Este alto grado de flexibilidad que le otorga el uso del pasto como principal
componente alimenticio, permite ir avanzando gradualmente en la incorporación y
ajuste de los elementos que resultan claves en todo proceso de intensificación. A su vez,
los planteos de este tipo resultan muy estables en el tiempo, con variaciones en sus
índices de productividad mucho más atenuados que las oscilaciones de rendimiento
entre años que presentan los cultivos de cosecha.
Una invernada de alta productividad requiere una articulación de los recursos
alimenticios que atenúe al máximo las diferencias estacionales en el crecimiento de las
pasturas dado que los requerimientos animales resultarán elevados y relativamente
constantes durante gran parte del año.

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La planificación de una cadena forrajera, el manejo del pastoreo y la aplicación de
prácticas como la confección de reservas de calidad, el manejo de la carga y la
suplementación constituyen las principales herramientas que dispone el productor para
compatibilizar la oferta con la demanda de nutrientes de las distintas categorías
productivas.
En consecuencia, el éxito de esta etapa productiva será la resultante de distintos
factores fuertemente interrelacionados sobre los cuales es necesario operar a través de un
ajustado manejo. Por ello, hoy en día un planteo eficiente de invernada (ya sea como
actividad pura o integrada a un ciclo completo) debiera reunir la mayoría de estos
atributos.

Factores determinantes de una invernada de alta productividad

 Base forrajera de buena productividad y distribución estacional (praderas mezcla de


alfalfa y gramíneas de alta producción con participación ajustada de recursos anuales)
 Excelente manejo del pastoreo (ajuste de carga, sistema de pastoreo rotativo, buena
eficiencia de cosecha)
 Adecuado presupuestación y calidad de las reservas de forraje
 Suplementación energética estratégica
 Biotipo animal acorde al plano de alimentación ofrecido
 Plena explotación de las etapas de alta eficiencia de transformación del alimento en
carne
 Manejo sanitario ajustado
 Buen gerenciamiento del negocio ganadero

Productividad y distribución estacional de las pasturas base alfalfa


Según evaluaciones realizadas bajo condiciones de pastoreo las pasturas de alfalfa
y sus mezclas pueden entregar entre 10,5 y 12,0 tn de MS/ha/año de promedio para el
ciclo de vida útil de la pastura (3-5 años). Dependiendo del ambiente ecológico, en
condiciones favorables se lograron producciones de hasta 15 tn por ha en el NO de Buenos
Aires y de 17,0 tn en el SE de Córdoba.
Con esta productividad primaria y con cargas moderadamente altas, podrá
explotarse la buena y segura producción primavero-estival de las alfalfas pero el "bache"
de menor producción invernal deberá ser resuelto mediante alguna de las siguientes
estrategias. En los ambientes más húmedos de la región pampeana norte, la curva de
distribución de forraje de las praderas puede modularse incorporando gramíneas
templadas de buena producción otoño-invernal a la mezcla y haciendo un moderado uso
de reservas y suplementos en la época de escasez de forraje fresco. En otras zonas,
necesariamente habrá que realizar una criteriosa y ajustada inserción de verdeos
invernales en la cadena forrajera que otorguen estabilidad a la oferta de forraje.

Manejo del pastoreo en pasturas base alfalfa


La aplicación de un sistema de pastoreo rotativo resulta imprescindible si se quiere
brindar a las pasturas base alfalfa los adecuados descansos entre pastoreos que permitan

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la recomposición de reservas para lograr rebrotes vigorosos que aseguren praderas
persistentes y productivas.
Manejando bien el intervalo entre pastoreos en cada época del año, el grado de
subdivisiones o el período de ocupación de cada parcela, no parece ser un factor de alto
impacto en la productividad de las pasturas base alfalfa siempre que el mismo no supere
una semana. En este sentido, sistemas rotativos tan simples como de 6 subdivisiones por
lote, con períodos de pastoreo por parcela de alrededor de una semana, permiten realizar
un buen manejo de la pastura, asegurar una razonable vida útil de la misma y obtener
buenos niveles de producción de carne. Esto no implica que sistemas rotativos con mayor
grado de subdivisiones y menor tiempo de permanencia por parcela, puedan ser utilizados
exitosamente si las condiciones operativas del establecimiento permiten su
implementación.
En cambio, la elección de la carga más adecuada a la productividad actual de las
pasturas de cada establecimiento, juega un rol decisivo sobre las ganancias de peso
individuales y la productividad por unidad de superficie. Altas eficiencias de cosecha en
primavera sólo se logran con cargas superiores a la receptividad invernal de las pasturas
perennes. Dicho en otros términos, es necesario contar en primavera y verano con
suficientes bocas para cosechar en forma eficiente y oportuna todo el pasto entregado por
las pasturas en esta época del año.
Con todo, es necesario encontrar un punto de equilibrio entre la eficiencia de
cosecha, la productividad por unidad de superficie y el nivel de ganancias individuales lo
cual reviste particular importancia en primavera avanzada y verano. En este período
crítico, resultará prioritario privilegiar la calidad del recurso consumido apuntando a una
eficiencia de cosecha moderada, prestando mucha atención a que el forraje "no se
pase", para no comprometer la obtención de aceptables ganancias individuales de peso.
Como regla orientativa puede señalarse que en los sistemas de producción que
se proponen, valores de eficiencia de cosecha medios anuales que superen el 75%,
limitan los aumentos medios diarios al punto de comprometer la duración de un ciclo
de engorde a los 12 meses.

Suplementación estratégica otoño-invernal


En este marco, de todos los aspectos ya reseñados que hacen al logro de una
invernada eficiente, la suplementación estratégica energética puede contribuir de manera
decisiva al éxito de dicho proceso, si se aplica dentro de un esquema planificado y ajustado.
Como es sabido, esta técnica puede tener diferentes objetivos dependiendo, entre otros
factores, del sistema productivo, la receptividad de las pasturas, época del año y la
categoría de animales a suplementar. Dentro de un planteo de alta carga que pretenda
mantener buenos ganancias individuales, los mismos pueden resumirse en:

* Balancear deficiencias de calidad de la base forrajera


* Contribuir a sostener una alta carga invernal

Las pasturas cultivadas templadas, bien manejadas bajo pastoreo directo, son
capaces de cubrir gran parte de los requerimientos energéticos y proteicos de animales
con adecuado desempeño productivo. Sin embargo, en determinados momentos del año
como el otoño y en menor medida el invierno, suelen ocurrir desbalances en la proporción

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de ciertos componentes del forraje (bajo porcentaje de MS y de carbohidratos solubles,
elevado contenido de proteína fácilmente degradable) que determinan un bajo
desempeño animal a pesar de la buena "calidad aparente" del forraje fresco, valorado
según indicadores de uso habitual como son el contenido de proteínas, porcentaje de fibra
y la digestibilidad.
En esta situación, el complemento de dietas pastoriles con ingredientes energéticos
concentrados en una baja cantidad diaria (ej. 0,5 al 0,7% del p.v. para grano seco) le otorga
a la suplementación un rol "balanceador" de las deficiencias o excesos de la dieta base.
Desde el punto de vista de la maximización de la cosecha de forraje, en invierno, la
suplementación cumple además otro rol muy importante. Junto con el heno de calidad, el
suministro de grano y/o silajes permite sostener una alta carga invernal posibilitando
ingresar a la primavera con una dotación de animales que permita una buena eficiencia de
cosecha de forraje en una época en que éste alcanza su mayor velocidad de crecimiento.

Descripción de algunos sistemas de invernada de alta productividad


Como ya se ha dicho, los sistemas de producción de carne sobre pasturas tienen
una gran plasticidad para adaptarse a contingencias de distinta índole sin necesidad de
modificar sustancialmente sus factores de producción. Por esto y por otras razones, la
alimentación de tipo predominantemente pastoril continúa siendo una característica
distintiva del proceso de engorde en nuestro país. No obstante, en la actualidad, muchos
planteos mejorados ya han complementado esta excelente base forrajera con algún tipo
de alimentación suplementaria la cual, con distintas variantes, persigue los objetivos
centrales de acortar los ciclos de engorde y aumentar la productividad y los ingresos de
la empresa agropecuaria.
A continuación se realizará una breve descripción de diferentes alternativas de
invernada que difieren entre sí fundamentalmente en el esquema de alimentación, la
estrategia de compra/venta y en algunos casos en la categoría de animales
incorporados. El objetivo de esta presentación es el de permitir luego, un análisis
comparativo de los resultados físicos y económicos de estas opciones.

Sistema de invernada corta pastoril exclusivo (pastoril mejorado)


Un planteo de invernada corta con una alimentación pastoril exclusiva resulta
perfectamente factible y puede ser una alternativa válida y exitosa en la medida que se
conjuguen armoniosamente el potencial del pasto con los requerimientos de los animales.
En este sentido, tener presente algunas limitaciones cuantitativas y cualitativas de las
pasturas adquiere tanta importancia como conocer su capacidad de producción de forraje
en las distintas estaciones del año.
Una característica de estas invernadas es que, aún con buena asignación de forraje,
moderado uso de reservas y un correcto manejo sanitario, las ganancias de peso otoño-
invernales suelen ser relativamente lentos. Es por ello que, para lograr ciclos productivos
que no sobrepasen mayormente el año de duración, resulta imperioso un buen
desempeño primavero-estival con ritmos de engorde altos y sostenidos durante todo este
período.
Por lo tanto, estos sistemas exigen un ajustado manejo del pastoreo, especialmente
durante el verano, cuando las demandas del rodeo se incrementan notoriamente en
coincidencia con la necesidad de destinar también una parte del forraje disponible a la
confección de reservas.

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Aspectos generales del manejo del pastoreo, válidas para este sistema como
también para las restantes alternativas que se describen, se encuentran resumidos en el
siguiente cuadro.

Aspectos centrales del manejo del pastoreo para mejorar la eficiencia de cosecha
y la productividad de carne de pasturas mezcla de alfalfa y gramíneas

 Mantener una carga media superior a la receptividad invernal de las pasturas para
cosechar en forma directa una alta proporción del pasto en los períodos de mayor
crecimiento de las pasturas.

 Si se utilizan verdeos, planificar debidamente la superficie y el encadenamiento de


recursos anuales para lograr una adecuada receptividad invernal sin generar desperdicios
de un forraje caro.

 Conservación de los excedentes primavero-estivales mediante henificación o henolaje.

 Utilizar sistemas de pastoreo rotativo con permanencia por parcela de una semana o
menores.

 Respetar los descansos entre pastoreos para asegurar persistencia y productividad de la


mezcla. En otoño-invierno éstos no debieran ser inferiores a las 5-6 semanas.

 No resentir demasiado el consumo en primavera avanzada y verano. Conocer y manejar


"umbrales críticos" de asignación de forraje para un nivel de ganancia de peso esperado.
Controlar la intensidad del pastoreo a través del remanente de forraje a la salida de la
parcela.

Modelos de invernada corta con suplementación estratégica


Esta puede tratarse de una invernada de machos de ingreso otoñal incorporados al
sistema en una tanda única. O bien una invernada de machos de ingreso otoñal combinado
con una compra adicional de vaquillonas a fines de invierno o primavera temprana.
En ambas casos la base forrajera comprende pasturas mezcla de alfalfa (grupos de
latencia 8 ó 9) y gramíneas templadas cuyo componente principal es la festuca aunque
pueden participar también otras especies como cebadilla criolla, phalaris o pasto ovillo. El
manejo del pastoreo más sencillo consiste en la aplicación de un sistema rotativo de 6
parcelas con un período de ocupación de 7 días y 35 de descanso. En primavera avanzada
y verano el descanso entre pastoreos se reduce a 25-28 días siendo muy conveniente
alargar, en la medida de lo posible, dichos descansos a fines de otoño e invierno.
La suplementación se realiza siguiendo los criterios propuestos en el capítulo IV. No
obstante, para permitir un posterior análisis comparativo entre las distintas alternativas,
en este caso se asume la utilización de grano de maíz quebrado a razón del 0,5-0,7% del
peso vivo. El suministro se inicia con el ingreso de la tropa en marzo-abril y se abandona en
forma gradual aproximadamente hacia fines de octubre y principios de noviembre, poco
antes alcanzar el pico de producción de forraje. Durante el período invernal también se

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entrega un bajo porcentaje de la dieta en forma de heno de buena calidad confeccionado
con excedentes de la pastura (200 a 250 kg MS por cabeza/ciclo).

Invernada corta de machos con suplementación


Se trata de un esquema productivo basado en una invernada corta de terneros
británicos de ingreso otoñal y venta escalonada durante el verano hasta el otoño.
Dependiendo de la productividad de la base forrajera, la carga animal promedio anual de
estos sistemas mejorados se ubica entre 1050 y 1300 kg de p.v. por hectárea de pastura
con picos de hasta 1800-1900 kg p.v./ha en primavera avanzada y verano.
El ciclo se inicia a fines de marzo o principios de abril con una carga de 4,7 a 5,2
cabezas/ha de pastura en producción y las ventas comienzan a fines de diciembre para
finalizar en marzo-abril del año siguiente. Este flujo de ventas, circunstancialmente, podría
adelantarse si al momento del retiro del suplemento (principios de noviembre), una
proporción de la tropa presentase un estado apto para la comercialización. De todas
formas, lo recomendable es manejar criteriosamente esta decisión para lograr un buen
peso de terminación de los animales evitando, por otra parte, descargar prematuramente
el campo a fines del verano. Se estima una adecuada eficiencia de cosecha global cercana
al 75% y un 70% de digestibilidad promedio del forraje consumido.

Invernada de machos combinada con hembras de ingreso primaveral


En este caso, los novillitos tienen un ingreso otoñal y una determinada proporción
de hembras (20-30 % respecto a la dotación otoñal de machos) se adiciona al sistema a
inicio de la primavera. La venta de machos se realiza en tandas a partir de fines de
noviembre y durante diciembre, enero y febrero. Las vaquillonas se adquieren tratando de
aprovechar una relación favorable de precios gordo/flaco a fines de agosto y se
comercializan en el otoño del año siguiente tras un período de engorde casi exclusivamente
pastoril.

Invernada de machos y hembras de ingreso otoñal combinada con hembras de ingreso


primaveral
La misma constituye una variante del esquema anterior que se adapta muy bien a
las condiciones de invernada en establecimientos de ciclo completo de escala reducida. En
estos casos, la incorporación de esta categoría permite una mejor utilización del excedente
de forraje liberado por las vaquillonas de reposición que a los 15-16 meses de vida se
incorporan al rodeo de cría. Al igual que en el sistema anterior, si bien esta práctica ofrece
una excelente combinación para explotar biológicamente el potencial del recurso
forrajero, desde el punto de vista del negocio ganadero, la decisión estará fuertemente
determinada por la relación de precios gordo/flaco del mercado de invernada a la salida
del invierno.

Síntesis
La implementación de un correcto programa de suplementación genera resultados
altamente positivos, salvo bajo relaciones de precios grano/carne extremadamente
desfavorables donde la opción “pastoril mejorada” competiría mejor, pero dentro de un
escenario sumamente crítico para el desarrollo de la actividad. Como se sabe, el gran
impacto sobre el resultado económico lo establece el precio del novillo gordo y no tanto
las variaciones en el costo del maíz, un insumo cuya incidencia es baja, siempre y cuando

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el precio del novillo se mantenga dentro de una banda cercana a sus valores medios
históricos. Esto sugiere que la decisión de mantener un programa de suplementación
estratégica controlado no debería estar afectado por las variaciones en el precio del grano,
cuyo aporte al total de los costos variables de la actividad, no supera el 12%.
Resulta obvio que estas descripciones constituyen apenas unos pocos ejemplos
dentro de las modalidades que puede adquirir la actividad invernada por combinación de
las múltiples variables implicadas en la determinación de su nivel de productividad, tipo de
producto final, mercado y rentabilidad.
Se remarca nuevamente que los sistemas descriptos corresponden a planteos
insertos en una rotación agrícolo-ganadera donde se asume una fuerte competencia con
la agricultura por el uso del suelo. Por esta razón, se minimiza la utilización de verdeos de
invierno, aceptando que la producción de las pasturas, las reservas y el suplemento son
capaces de cubrir los requerimientos en dicha estación. La adecuación de estos planteos a
ambientes con más limitaciones seguramente exigirá la inclusión de cierta proporción de
recursos anuales en la cadena forrajera. También existe un margen de flexibilidad en
cuanto a la naturaleza del suplemento otoño-invernal. Durante el otoño los granos, por su
disponibilidad y respuesta biológica, resultan la opción recomendada. En cambio en
invierno, cuando el suplemento es también un "sostenedor de carga", otras alternativas
más voluminosas y con muy buena concentración energética como son los silajes de maíz
o sorgo, además de determinados subproductos industriales o residuos de cosecha,
podrían tener una participación en la ración seca para intentar disminuir sus costos.
La experiencia demuestra también que la suspensión del suplemento al comienzo
de la primavera, es una decisión central para el buen resultado económico de la práctica,
especialmente en años con relaciones de precios grano: carne muy ajustadas. Tal como fue
discutido oportunamente, las mejores respuestas individuales a la suplementación
energética se obtienen cuando la dieta base presenta sus mayores deficiencias en cantidad
o en calidad (efecto aditivo) es decir en otoño-invierno. Por otra parte, durante la
primavera, el forraje bien utilizado tiene una alta concentración energética y equilibrio de
nutrientes, por lo que los animales no muestran grandes mejoras en AMD al recibir el
suplemento (efecto de sustitución). De acuerdo con estos conceptos, la suplementación
debe suspenderse cuando comienza a predominar el efecto de sustitución por sobre el de
adición. Si bien en gran parte de la región pampeana norte esta situación se presenta
generalmente entre fines de octubre y mediados de noviembre, existen importantes
variaciones entre años. Desde un punto de vista práctico esta decisión podría acompañarse
de algunos elementos de ayuda como son el estado de la tropa, ritmo de ganancia diaria,
indicadores de calidad del forraje, etc.
Como surge de lo expuesto, instrumentar un planteo de intensificación de una
invernada de base pastoril no solo aumenta su productividad sino que también redunda
en una mayor rentabilidad. Esta relación positiva entre productividad y rentabilidad que
surge de la aplicación de tecnologías que, en principio demandan mayores insumos, se
verifica en un rango importante de situaciones y es una razón de peso para avanzar en la
consolidación de sistemas más productivos, rentables y eficientes.
No obstante, conviene puntualizar que la relación productividad/beneficio es de
naturaleza bastante general y por lo tanto requiere ser manejada con cuidado al
seleccionar para cada empresa las opciones tecnológicas que combinen de la mejor
manera los factores determinantes de su productividad.

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BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:
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