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La educación de los niños es una de las cosas más importantes para los padres.
Cuando educamos, establecemos una serie de normas y limites para mejorar la
conducta de nuestros hijos y que aprendan a comportarse. Al establecer estos,
estamos consintiendo algunas actitudes. No obstante, a veces hay que prohibir, pero
¿qué hay que prohibir y qué no?
La forma en la que los padres responden a las diferentes conductas de sus hijos es lo
que hará que sepan comportarse y moverse por el mundo.
Hay que tener claro que prohibir todo es un error. Hay ocasiones en las que es
necesario que intervengan los padres para frenar conductas, ya que suponen un
peligro para el niño o para su entorno. Pero a veces se prohíben actuaciones de los
niños solamente por el propio miedo de los adultos o para que se estén quietos y no
molesten. Si hacemos esto, el problema está en nosotros.
Hay que dejarles libertad para que experimenten y se desarrollen. Un niño sin
estímulos y sin experimentar no podrá desarrollarse correctamente; está en su
naturaleza indagar e investigar porque esto les ayuda a aprender del mundo que les
rodea.
Por eso lo importante es prohibir aquellas cosas que puedan suponer un peligro,
pero no aquellas por las que por nuestra comodidad no queramos que hagan.
Quizás os estéis preguntando, ¿qué cosas no debo prohibir a mi pequeño? Pues
vamos a ver a continuación alguna de ellas.
Por eso debes permitir que coman con las manos. Si te preocupa que se ensucien,
cómprale un babero impermeable con mangas; esto hará que se manche menos.
Cuando ya sean capaces de utilizar la cuchara, déjalos que coman solos, aunque
para los padres sea más rápido y cómodo darles nosotros mismos.
5. Ayudarte en casa
Muchos papas no dejan que ayuden los niños diciendo “lo vas a tirar”, “se te va a caer
al suelo”…Luego, cuando el niño es grande, se suelen quejar porque no hacen nada.
Pues para evitar esto, es bueno dejar que el niño colabore en las labores del
hogar. Ésto hará que se sienta útil.
Hay que dejarlo que nos ayude, siempre que sean cosas que ellos puedan hacer:
llevar la ropa sucia a la lavadora, poner la mesa, regar las plantas, recoger sus
juguetes… En cuanto te ayude refuérzalo diciéndole que sin su colaboración no lo
hubieras terminado a tiempo.