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Colombia es un país rico en cultura, gastronomía, gente energética, paisajes, mares

y entre otras cosas mas que quisieran tener algunos países de Europa y Asia e
incluso de varios países latinoamericanos. Recordemos que Colombia es el único
país de Latinoamérica que tiene lugar a dos mares. Sin embargo, Colombia tiene
un gran dolor que lleva consigo arrastrando por largos años. Años que han
perjudicado desde siempre a los más vulnerables de este bello país. Si pudiéramos
describir a Colombia podríamos hablar de una frase muy conocida: “Una flor que
tiene espinas”. No es perfecto pero los hilos que se manejan desde las sombras son
guiados por los intereses de los mas ricos. Como siempre se ha priorizado volver
mas rico al rico y empobrecer a los pobres. Un ejemplo dentro de muchos que
podríamos realizar y que es tema de este cuento sobre la minería ilegal.

Erase 2010. Una época muy recordada como muy gris, muy nublado, apenas se
conocía el internet o se hacia masivo para esa época. Como se sabe el internet en
la actualidad ayuda en muchas cosas buenas como malas, pero anteriormente era
difícil compartir un hecho malo a otras personas y que se hiciera publico por la falta
de medio de comunicación. Si bien existía los noticieros y los periódicos había cierta
parte de “tardanza” o “demora” al publicar cierta información. Lo digo por mí, que
trabajaba en periodismo en esa época. Específicamente trabajaba para la revista
“El País”. Realice muchos artículos, pero siempre me he enfatizado sobre la minería
ilegal. No obstante, la mas que recuerdo es lo pasado en Timbiquí, Cauca. Cierta
población vulnerable afrocolombiana, nada raro para este país que fueran humildes.
Me acuerdo que estaba en mi escritorio escribiendo “La elite económica pide a
Zapatero que aplace el debate sucesorio” cuando mi jefe me pidió sobre una noticia
que estaba ocurriendo en Timbiquí. Un caso de minería ilegal bastante alarmante
para ese momento. Investigue y al día siguiente el “El Consejo Comunitario,
Renacer Negro” publicó en su pagina el hecho tan grave que ocurría allá donde nos
narraba la historia de la minería desde 1900 que inicio por parte de una empresa
inglesa llamada “The New Timbiquí Gold Mines Ltda.” que daría inicio a los dolores
de cabeza para toda la población vulnerable del municipio de Timbiquí. En 1989 se
asentó una compañía rusa con permiso del gobierno para por supuesto realizar
actos de minería en el Rio. Una decisión muy polémica ya que la minería tiene
efectos negativos al medio ambiente como consecuencias ambientales y
socioeconómicas, como la degradación de los suelos y la contaminación del aire, lo
cual también implica pérdida de flora y fauna, así como de recursos hidrobiológicos,
afectando a la biodiversidad y a la migración de especies. Era difícil pensar que el
gobierno allá aceptado esa propuesta. Sin embargo, solo duro hasta 1993 pero lo
que siguió existiendo es el daño que obtuvo toda la población debido a que se
empobreció social y económicamente además de daños ambientales en el territorio,
fincas de los nativos por la extracción del Oro. Un mes después fui el que publico el
titular llamado “Timbiquí podría ser epicentro de una masiva explotación minera” la
cual narraba exprese ante la opinión pública nacional e internacional, la situación
de riesgo que presentaban las comunidades de Timbiquí, por la amenaza de más
28 dueños de retroexcavadoras que podrían trasladar algunas de las 200
retroexcavadoras que al parecer hasta ese momento se encontraban aún asentadas
en Zaragoza (valle), a este municipio caucano a saquear el oro y a destruir el
patrimonio ambiental y ecológico de los pobladores del río Timbiquí y de otros ríos
de la costa caucana. Era increíble el hecho de pudiera ser posible el traslado de
esas retroexcavadoras y el daño ambiental, cultural y social que le hubiera hecho.
Hasta hace unos años, 20 de septiembre del 2019 cuando el gobierno decidió poner
en jaque con un operativo a la minería ilegal donde fue incautada mas de 64 objetos
de gran importancia. Sin embargo, no hubo capturas acerca de los mafiosos de las
FARC.

Afro-Timbiquí
Por Diego Alexander García Guerrero 11-1

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