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PRIMERA PARTE

Secando los sudores del rocío, la mañana despliega su pañuelo, y un aire de color sin tocar suelo
baja de las montañas hacia el río ¿ de dónde habrá zarpado ese navío, que con la quilla inversa
surca el cielo y avanza coronado por el vuelo de cóndores que ignoran el vacío? ¿Quién pudiera
decir que no se mueve y la proa del cerro no se atreve a desafiar el viento y la distancia? Movidos
por la fe o ilusionismo agitan su bandera al abismo sumidos en el mar de la fragancia. Aplauden al
pasar las hojas secas, finge el árbol de pie su propia muerte. Diáspora de pájaros simula el
horizonte, y el agua ahoga las entrañas de la tierra. Aplauden al pasar las hojas secas, irse y volver
todos los años hace que el simulacro dure tanto tiempo. El hombre duerme, abre los ojos,
comienza la función, y quiere verla. El hombre abre los ojos, y con la luz del día comienza la
función del sol porque amanece, y el primer resplandor ya se encarga silencioso de nombrar todo
lo bello de la mañana, porque amanece Y el primer destello se encarga de bautizar todas las cosas,
nombrar todo lo bello cuál canto de un poeta. Ya estaban los helechos y el camino, también las
gotas negras de la higuera, de luz bicolor la morera seduce con su manjar junto a las dalias de
cuello largo y fino. Y estaba el ceibo con su fuego repentino, las yemas del Jazmín, la enredadera,
en los ojos del ave una pradera, y el ave sola en la mirada del felino. Y todo estaba, y como
siempre sigue, encerrado en las lindes del planeta, cuidando el azul de las mañanas.

SEGUNDA PARTE

Música de la mañana, voz del secreto jardín, deja tus pájaros libres, despeja tu rencor. No esperes
más, la luz llegó, el día muestra la verdad, y devela una nueva realidad. Dies irae, Dies illa, solvet
seclum infavilla! Quantus tremor est futurus, quando judex est venturus, cuncta stricte discusurus!
Tuba mirum spargens sonum, pero sepulcra regionum, coget, omnes ante thronum. Mors stupebit
et Natura, cum resurget creatura. Flores que ya no gestan más primaveras, derramando lágrimas
de rocío, sangre que lleva el río en perdido paraíso. ¿ Cómo es la imagen que refleja el mundo?¿ La
de un caminante errante sin pudor? ¿Dónde está el rescoldo de nuestra complicidad con nuestros
cerros sempiternos? ¿Quién inventa desiertos yermos en su propio jardín? ¿ Hasta cuándo el
delirio en los desmontes y el fuego consumiendo las entrañas del cerro tenaz? Tanta codicia es el
verbo del presente, y será al final la condena! Miren la tierra dolida, espejismo de luz interior,
amanece y se enciende la vida, pero el cielo ya ha cambiado su color, amanece y se enciende la
vida, pero el río ya baja sin voz. Miren la tierra dolida, relámpago escaso de luz, torrentada que
baja sin río, ¿Hasta cuándo el dolor de sus heridas? Hoy se detienen los días en las hojas suntuosas
del plátano azul. Cuando el agua disuelve en fugas lodazal las entrañas del viejo jardín, buscarán
nuestras aves el refugio del suelo, ay, esperando que el hombre las llame a volver desplegando sus
alas, enmendando el daño de hoy con un canto de resurrección. Dormirán esperando del hombre
el llamado de un canto de resurrección. Música de la mañana, muestra a tus hijos los frutos de un
nuevo amanecer. No esperes más, el reto es ya, la Tierra grita de dolor, exigiendo, reclamando
nuestro afán. Pueden reverdecer, pueden resucitar otras primaveras, mientras el agua entregue
siempre el reflejo del agua, mientras el fuego sea el fuego de cada comida, mientras el aire sea
hijo del aire y la tierra sea pan de semillas. Desde la voz más pequeña hasta la voz de la ciencia
llaman a cada conciencia para decirnos que el hombre puede salvar su destino, puede volver a ser
dueño de su sueño, porque una vida no agota una vida, es solo cadena de eternidad. Soñé la
inmensa nostalgia de flores y pájaros que buscaba en el rocío su amanecer negado. Soñé que era
yo, que yo era desierto, que mi voz ya no era canto, que mis ojos eran solo espanto, y al fin
desperté, y el perfume a madreselva saludaba la mañana cómo novia enamorada, abrazando el
alba. La brisa llegaba de lejos, el canto en cada hoja, El deseo insaciable de tierra germinada,
entonces volví del sueño, abrí los ojos, se hizo certeza, se hizo claro y pude entender que no era
tarde para una tierra nueva si no queda el deseo dormido, solo hay que admirar y dejarse
asombrar, solo hay que escuchar de verdad, solo hay que admirar y dejarse asombrar, solo hay
que saber despertar. Nuevos vástagos utópicos vendrán anunciandonos la última verdad. Cuando
el hijo muestre su humildad. Cuando el hijo al fin comprenda las lágrimas de nuestro arcano
vergel, secreto jardín.

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