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(2011)
PERSONAJES:
ACTOR
ACTRIZ 1
ACTRIZ 2
(En esta historia, los tres protagonistas se desdoblan en varios personajes; para
ello, usan algunos elementos de vestuario y utilería simbólica. La precaria
escenografía está compuesta de dos ataúdes negros y un piano. La apariencia de
los protagonistas se enmarca dentro una estética gótica. Al comenzar la acción,
todo está oscuro. Se escuchan ruidos extraños. Un cenital ilumina al actor que
representa un hombre de pueblo que mira aterrado al vacío).
(Se escucha el sonido violento del choque de dos camiones. El hombre cae
estrepitosamente al piso. Pausa. Se levanta con dificultad y mira a su alrededor).
(El hombre va hacia un ataúd y extrae una vela y fósforos. Prende la vela y la
posa sobre la tapa del mismo ataúd. Se queda un breve instante en una actitud de
recogimiento. Luego se levanta e inicia el soliloquio).
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“Entre á nimas y fantasmas”
HOMBRE: Cuenta la leyenda que los fantasmas son los espectros de las
personas ya muertas que han dejado asuntos pendientes en el mundo, y por eso
no dan paso hacia el más allá. También dicen que los fantasmas no suelen
tener idea de que están muertos, pues al momento mismo de darse cuenta cesan
las apariciones y casi todo vuelve a la normalidad.
(Por el foro, en penumbra, se desplaza la actriz 1 que emite una voz lastimera.
Viste con algunos elementos simbólicos de novia. Unas luces cruzan la escena,
dando la sensación de automóviles en la carretera. La actriz 2 representa a una
mujer de pueblo).
(Vuelven a cruzar las luces de los autos. Una contraluz ilumina la espalda de la
novia).
(Se enciende un cenital. El actor representa a un cura y está sentado en una silla.
La actriz 1 se dirige hacia él y se arrodilla. Se escucha el sonido distorsionado de
la “Marcha Nupcial”).
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“Entre á nimas y fantasmas”
NOVIA: Padre, debo revelarle un terrible dolor que tengo aquí en mi corazón.
CURA: No, hija, la gente está equivocada. Las tragedias carreteras ocurren
porque los conductores son unos imprudentes; andan borrachos; no respetan
las señalizaciones; son unos verdaderos asesinos al volante. Hija, por favor, no
te culpes de los crímenes de otros.
NOVIA: Tal vez la realidad sea como usted dice... Pero, sepa que, a
consecuencia de esas muertes, me han inventado una leyenda horrorosa;
fantasean que soy la siniestra novia de Azapa. Eso me da mucha pena y rabia, a
la vez. Hay, incluso, algunas personas que intentan comunicarse conmigo para
solucionar sus problemas terrenales.
CURA: Eso es cuento para tontos y gente inculta. Solamente los individuos con
taras y deficiencias psicológicas, afectados por depresión, histerias o
esquizofrenias, pueden pensar en esas falsas y pretendidas revelaciones que un
muerto habla.
NOVIA: Padre, debo decirle que no puedo evitar sentir furia contra aquellos
que se aprovechan de mi tragedia y de tantos otros muertos.
CURA: Hay gente de mala fe que a los muertos los convierten en fantasmas
para lucrarse con la credulidad de las personas. Los fantasmas son un recurso
tan viejo como el teatro.
NOVIA: Existe una ralea de personajes que ganan buenos dividendos a costa
nuestra. Entre ellos están: espiritistas, brujos, directores de películas,
productores de televisión…
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“Entre á nimas y fantasmas”
NOVIA: A mí me parece que todos esos sujetos son unos verdaderos “cafiches”
de la muerte.
CURA: ¿Cómo?
NOVIA: Padre, usted sabe, soy devota de la virgen de Las Peñas; sin embargo,
no puedo admitir que Dios haya sido tan cruel conmigo. Tengo un hondo dolor
y - perdone mi franqueza - tengo un odio enconado contra la decisión del
Señor. ¿Por qué me hizo infeliz?
CURA: Hija, tienes que entender que fue la voluntad de Dios. Tú terminaste tu
labor en la tierra, y el señor te necesitaba más en su reino. No debes sentir
rencor por su decisión.
NOVIA: (Exasperada) ¡No diga eso! ¡Es falso! ¡Dios es cruel! ¡Jamás pensó en
mí y en mi novio! ¡Jamás pensó en el amor!
CURA: (Irritado) ¡Blasfema!... ¡La ira de Dios va caer sobre ti! (Le da una
bofetada en la cara).
NOVIA: ¡Mierda!
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“Entre á nimas y fantasmas”
(Se enciende otro cenital sobre el actor que representa al ferroviario y se escucha
una música suave de velorio).
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“Entre á nimas y fantasmas”
(Se desplaza y observa su ataúd y las mujeres que están alrededor del mismo).
SEÑORA 1: ¡Resignación!
FERROVIARIO: (Ríe) ¿Qué mierda quieren decir? Parece que a esa mujer le
bajó el existencialismo en mi velorio.
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“Entre á nimas y fantasmas”
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“Entre á nimas y fantasmas”
(Contornea su cuerpo de la misma manera que una mujer poseída por una fuerza
maligna).
FERROVIARIO: (Burlón) ¡Qué miedo!... Esta mujer parece que está poseída
por el demonio (Ríe)… ¡Dios mío! ¡Se le dan vuelta los ojos! Parece ánima en
pena. Estoy seguro que todos los que están en el velorio van a tener pesadillas
esta noche.
(Le ofrece un café a la actriz 2 que representa a otra mujer. Se lo bebe de un solo
sorbo y le da una arcada).
FERROVIARIO: ¿Le va a venir bien? ¿Para qué?... para la gastritis. Ese café
que sirven es de calcetines.
(Saca de un ataúd unas placas escritas y las lee una por una. El ferroviario
observa con actitud crítica).
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“Entre á nimas y fantasmas”
(Una de las mujeres trae una caja grande. Ambas buscan, entre muchas fotos,
una del difunto. Antes de finalizar el diálogo siguiente, colocan la imagen en un
porta retrato sobre el ataúd del ferroviario).
(Las dos mujeres levantan sin dificultad el ataúd y lo trasladan a otra área).
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“Entre á nimas y fantasmas”
SEÑORA 1: (Retórica y llorosa) El dolor nos rompe el corazón, pero las manos
solidarias nos unen. Con las fuerzas de todos unidos, juntemos nuestras voces…
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“Entre á nimas y fantasmas”
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“Entre á nimas y fantasmas”
NOVIA: Esperen. Antes de irme de este mundo, quiero que sepan algunas
verdades.
MUERTE: Mejor no hables. Todo lo que digas puede ser usado en tu contra.
NOVIA: (Decidida) ¡No! Estoy dispuesta a decirlo todo y sin abogado presente.
MUERTE: Está bien, si tú lo quieres así. Entonces que quedé todo por escrito,
porque las palabras y las promesas de amor se las lleva el río.
NOVIA: Por favor, no ataques a la iglesia, pues desde que llegaron los
españoles, los sacerdotes siempre han sido los que están en las cabeceras de los
agonizantes.
VIEJO: Era lógico, ya que en esos años la iglesia se quedaba con todos los
bienes de los muertitos… ¡No eran nada de tontos los curitas! …Pero no
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“Entre á nimas y fantasmas”
vayamos tan lejos; en nuestros días, cuando alguien se muere, su familia tiene
que contratar los servicios de una capilla, pagar al cura por su misa, cancelar la
interpretación del coro eclesiástico, hasta pasar su billete para que el alma del
difunto no se vaya al purgatorio.
VIEJO: En eso estoy de acuerdo contigo, porque las “peloteras” por una
herencia rara vez se superan.
VIEJO: Hay quienes se quejan porque se preocuparon más del finado, como un
modo de ponerle precio a la atención que brindaron.
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“Entre á nimas y fantasmas”
(El viejo mete la cabeza a la novia casi obligada en el ataúd y la Muerte cierra la
tapa).
MUERTE: ¡Qué alivio!... Ahora tendré que arreglar otra habitación en ala
derecha de mi casa.
(El hombre mira con tensión a la Muerte. Habla enojado. La mujer responde con
la misma energía).
MUERTE: No te olvides que yo fui quien recogió sus vísceras y sus sesos.
VIEJO: Tú tienes una inmensa casa y yo arriendo, ¿cómo nos vamos a repartir
lo mismo?
MUERTE: ¡Yo no necesito sus bienes! Si quieres te puedes quedar con ellos.
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“Entre á nimas y fantasmas”
(Los personajes se insultan con gestos groseros. La novia abre la tapa de su ataúd.
Se detiene la discusión).
NOVIA: Es increíble, pero la gente al salir del cementerio se pelea por el botín.
Y, a veces, ni siquiera es millonario, como una guerra por un anillo.
NOVIA: Su boca.
NOVIA: ¡Ah!
(No entiende).
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“Entre á nimas y fantasmas”
ESCRITOR: ¿Edad?
NOVIA: 22 años.
ESCRITOR: Espera. No sigas (Le palpa el rostro) Cabello ondulado, piel suave,
ojos color aceituna. Tienes una belleza natural… ¿Por qué has recurrido a mí?
ESCRITOR: No entiendo.
NOVIA: Le explico: Los lugareños dicen que soy un fantasma que aparezco en
la carretera en busca de mi novio, y que mi espíritu no descansará hasta estar
junto a él. Y –añaden - que si alguien siente mi presencia puede ocurrirle algo
muy grave.
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“Entre á nimas y fantasmas”
creían que los que morían violentamente, o los que no habían sido enterrados
debidamente, podían volver a la tierra.
MUERTE: Perdonen que me entrometa, pero debo decir que el cuerpo tiene
energía, mucha energía. Einstein, un amigo muy loco que tengo, me decía que
la energía se transporta.
ESCRITOR: Eso es cierto. Hoy en día, en el nuevo estado que habito, puedo
comprender que cuando morimos nuestra energía puede tomar dos rumbos:
quedarse en nuestro cuerpo o salir a otras dimensiones.
ESCRITOR: Por lo que me cuentas, creo que sí. Eres una energía invisible.
Según los especialistas en estos temas, la energía adopta diferente nombres,
aunque siempre se refiere a la misma esencia espiritual: “Espíritu Santo”,
“Alma”, “Soplo Divino”, “Divina Presencia”, “Chi”, “Ki” o “Prahna”. Puede
desaparecer la materia, pero la energía siempre continuará con su existencia
más allá del soporte físico que ocupó en la vida terrenal.
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“Entre á nimas y fantasmas”
NOVIA: No me refiero a esos fantasmas de su vista, sino sobre los cuales habla
la gente.
NOVIA: ¿Eso quiere decir que soy un espíritu que está entre dos mundos?
NOVIA: Bueno, si es así, no quiero que la gente me vea como un fantasma que
hace daño. No soy una sombra blanquecina que flota en el aire y que aparece
en las noches de luna, haciendo ruidos con su voz. Es horrible que me
recuerden de esa manera tan tétrica y burda.
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“Entre á nimas y fantasmas”
NOVIA: Sí, pero, los escritores pueden influir en las mentes. Usted puede
utilizar la fuerza de su arte para transformar la manera de pensar de la gente.
ESCRITOR: ¿Qué?
(Le deja una tarjeta. La luz en resistencia. Vuelve la luz. Ahora el actor representa
a un joven insano. Imita el sonido de una locomotora).
JOVEN: ¡Tío, tío! ¡Ahí viene el tren! Lo voy a parar. Tío, me voy a tirar sobre
la línea y no me van a atropellar, porque soy “el máquina”.
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“Entre á nimas y fantasmas”
JOVEN: Tío, no te enojes. Tú sabes que me gusta jugar a los trenes. Yo soy de
la estación de “La Puntilla” y los trenes son mis amigos.
JOVEN: Todos los tíos maquinistas me conocen. Ellos se ríen de mis locuras…
JOVEN: Tío, ¿estás enojado conmigo? …Tío, ¿me quieres?… ¡Sí! Sé que me
quieres… Tío, no estés tan callado. ¿Cuéntame, por qué te gustaron los trenes?
JOVEN: ¿Carruncho?
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“Entre á nimas y fantasmas”
(Saca del bolsillo de su pantalón un pedazo de carbón y se pinta la cara. Ríe muy
feliz).
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“Entre á nimas y fantasmas”
FERROVIARIO: Sí, pues, a la máquina hay que tratarla como mujer… ¡Ah!...
Y cuando conduzcas a la “negrita”, tienes que tener siempre mucho cuidado.
No olvides que la vía debe estar despejada.
JOVEN. Sí, tío. Tío, mira… hay gente que está cruzando la vía.
JOVEN: ¡Tuuuuuuuu!
(Joven solloza).
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“Entre á nimas y fantasmas”
JOVEN: ¡Tío, mire!... Mi tren camina derechito por la línea. Nada lo para…
¡Corre veloz!
(La locomotora choca con un obstáculo y el joven cae con su juguete. Gritos de
dolor. Finalmente, se levanta con dificultad. Observa triste al muñeco caído en un
rincón. El actor representa a los dos personajes, sin la participación del muñeco).
JOVEN: Tío, dime, ¿querías tanto a tu “negrita” para qué te mataras con
ella?... Yo deseaba que nunca te murieras… Lo poco que me queda de ti es un
abrazo de despedida… Me gustaría que volvieras a tu vieja estación, aunque
sea por un momento... Tío, te quiero mucho…
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“Entre á nimas y fantasmas”
PSIQUIATRA: Toma.
NOVIA: Lo que me provoca mucho dolor es que la gente piense que soy la
causante de las muertes de inocentes.
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“Entre á nimas y fantasmas”
NOVIA: No entiendo.
(Coloca cerca de los ojos de la novia un pequeño fémur que está sostenido por
una cadenita. Lo mueve como un péndulo, con un suave vaivén. Se escucha una
música de relajación. La novia cierra los ojos y al poco momento queda en
trances).
NOVIA: 18 años.
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“Entre á nimas y fantasmas”
PSIQUIATRA: Dime, ¿hay algo en esos años que te impida desarrollar todas
tus cualidades y alcanzar tu felicidad?
NOVIA: Un camión.
NOVIA: Sí.
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“Entre á nimas y fantasmas”
NOVIA: 22 años.
NOVIA. Sí.
NOVIA: Es de madrugada.
NOVIA: Me siento muy ansiosa. Quiero llegar luego para encontrarme con mi
novio y resolver los últimos detalles de la boda.
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“Entre á nimas y fantasmas”
sucedió. Y para que la gente no vuelva a repetir que aún estás en tu tierra,
debes extinguirte de sus mentes…
NOVIA: ¿Cómo?
NOVIA: No comprendo.
NOVIA: ¿Condenada?
ANCIANA: Charito, sé que tienes una nueva vida. No sé si sufres o eres feliz en
el otro mundo, pero, sé que vives.
MUERTE: (Canta).
Caminante no hagas ruido,
baja el tono de tu voz
que Charito no se ha ido,
solamente se ha dormido
en los brazos del Señor.
MUERTE: (Canta).
Caminante no hagas ruido,
baja el tono de tu voz
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“Entre á nimas y fantasmas”
ANCIANA: Charito, vengo a ti, a rezarte por primera vez. Sé que estas flores
no se secarán ni las velas se apagarán, mientras la justicia no castigue a los
culpables... Tú me entiendes…
ANCIANO: Eulogio, recurro a ti, porque siento que sólo tú das sentido a mi
vida, y también a mi cercana muerte… Eres la reafirmación que mi vida no
depende del diagnóstico de un médico que me declara incurable. Sé que tú
puedes provocar el milagro de sanarme y liberarme del dolor.
ANCIANA: No descansaré en mi vida hasta que pueda tocar con mis manos lo
que queda de mi niña... La perdí muchos años y aún nadie ha podido decirme
acerca de su paradero… Mientras tanto sus asesinos viven tranquilos con sus
hijos y nietos… Charito, esos hombres visten uniformes, igual que aquellos que
te cegaron la vida.
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“Entre á nimas y fantasmas”
ACTOR:
Quiero cantarte, amiga,
muerte incomprendida.
Tú que llevas polvo
en tus venas encendidas.
ACTRIZ 1:
Tú que abres caminos,
los caminos del misterio.
Nos regalas vida,
y ahora me siento dueño.
ACTOR:
Madre generosa
estás siempre presente.
Qué sería de mí,
condenado a vivir por siempre.
ACTRIZ 1:
No me dejes solo
como un árbol sin raíces,
porque sería inútil
vivir sin hojas ni frutos felices.
AMBOS:
Pero ¿por qué nos llevaste?
¿por qué a nosotros?
Tuvo que haber un motivo.
Tuvo que haber una razón
¿Qué?
(Pausa. Esperan respuesta)
¡Ah!
Por nuestros pecados.
¿Cuáles son?
¿Qué hicimos?
¿Cuál fue el error?
Si amar con tanta entrega es un pecado
Si no puedes ver a un hombre apasionado
Te diremos una sola cosa
¡Llévanos, llévanos, llévanos, llévanos!
Pero nunca te ha dolido este costado
(Se toman con sus manos el corazón)
¡Llévanos, llévanos, Llévanos, llévanos!
¡No!
Mejor llévate al flojo y al explotador.
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“Entre á nimas y fantasmas”
(Su cuerpo se retuerce como si recibiera una descarga eléctrica en todo su cuerpo
y cae desmayada. Se escucha en off una risa burlona. La actriz estirada en el piso
habla con una voz irreconocible).
HIJA: ¿Una risa?… ¡No!... Es una mueca para dar miedo de dolor o de rabia.
No es risa…Prefiero morir, antes que vivir con este cuerpo, porque los perros
aprendieron a asesinar y las perras a vengar…
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“Entre á nimas y fantasmas”
intenso fulgor de tus ojos... Aún resuenan en mis oídos tus palabras: Madre te
amo… Luego apagaste tus ojos y congelaste tu sonrisa infantil... Tu imagen se
la llevó el viento helado que penetró como si fuera una lanza traidora en mi
corazón… ¡Cómo siento tu ausencia! ¡Cómo me invade el invierno! ¡Cómo el
mundo parece tan vacío y sombrío!… ¡Cómo me faltas, y cómo te añoro!
¡Cómo en las sombra y en la luz te recuerdo y gimo!
(La mujer hace un movimiento con sus brazos, como si levantara desde las aguas
a una persona. Una luz fuerte ilumina a la mujer. Su rostro resplandece de
alegría).
ANCIANA: Hija, en este momento percibo que la brisa juega con mis cabellos;
pienso que es el cariño de tu manos en ellos…Por fin, llegan a acuerdo todas
las potencias infernales y celestiales, y te devuelven a tu colmena de sueños y
amor.
(Cambio de luz. La mujer sale del lago y se dirige hacia un ataúd que aún
permanece con la vela encendida; se arrodilla y reza brevemente. Termina la
música de piano. Luego, se levanta y adopta las actitudes de tres mujeres
distintas).
(Saca de sus vestimentas una foto que deposita a los pies del ataúd).
DEVOTA 3: (Lee una carta) ¡Hola, Charito! Aquí estoy con mi esposo y dos de
mis 11 nietos. Ellos - hace meses - que no vienen a verte, porque estaban
viviendo en otra ciudad. Te traigo agua; nos es mucha, pero alcanza para regar
las plantas. Ayúdame Charito, A conservar mi trabajo, y yo siempre vendré a
visitarte hasta el día que Dios me recoja y deje esta vida.
(El actor ingresa a la laguna. Imágenes fantasmales surgen en el entorno).
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“Entre á nimas y fantasmas”
(Aparece al frente del hombre, la pianista que extiende sus manos para abrazarlo,
pero no lo alcanza. La imagen de la mujer se diluye, como un fantasma).
(El hombre sale del agua y adopta la actitud del joven insano. Se coloca la gorra y
saca de su ropa el tren de juguete).
JOVEN: Tío, donde te encuentres, quiero darte las gracias. Me gusta mucho
este sombrero de maquinista que me regalaste. (Contento) Ahora, me siento
maquinista… (Orgulloso) ¡Soy maquinista!...Tío, voy recorrer el mundo con tu
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“Entre á nimas y fantasmas”
“negrita”… Llevaré en tu tren a todos los niños, los viejos, las mujeres, los
enfermos, y a los muchachos como yo…Todas las estaciones volverán a llenarse
de gente: con sus canastas y maletas repletas de cosas lindas.
(Se siente el sonido de un tren que va a partir. El mismo actor realiza movimientos
imaginarios de echar carbón a la locomotora).
FERROVIARIO: ¡Aguarda!
JOVEN: ¡Avanti!
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“Entre á nimas y fantasmas”
ACTRIZ 2: Beban Ayahuasca, la soga del alma que nos lleva al mundo de los
espíritus. Saboreen y develen el misterio de la vida y de la muerte. Sueñen
despiertos y aprendan a conocer su nueva dimensión, no con el cerebro sino con
el corazón… (Voz de ritual) ¡Oh Madre Ayahuasca!, espíritu de todos los
espíritus; te ruego que les muestres a estos seres el camino de ida y el de vuelta;
el camino de la tierra al cielo y el del cielo a la tierra; lo que esté abajo, ponlo
arriba; lo que crean que está adentro vuélvelo afuera; lo que piensen que es
importante, haz que lo desestimen y aquello por lo que no dan nada, lo vuelvan
sagrado… ¡Ayahuasca!... ¡Ayahuasca! …Llévalos a volar al infinito.
ACTOR: El agua se evapora de mí; todo se hace quebradizo; debo oler mal. Mi
piel se va apretando sobre mis huesos; debo tener un aspecto tétrico. Nunca
adelgace tan rápido; el pantalón me queda flojo ya; me resigno y cedo al olvido.
Las uñas y el pelo siguen creciendo. Me pregunto ¿cuál será el punto exacto
donde termina la vida y comienza la muerte?1
(Un cenital proyecta una luz roja; es un mar de sangre relumbrante que invade
lentamente todo el escenario. Dos cordeles invisibles caen del techo; los dos
actores se sostienen de ellos y son tirados hacia cielo. Apagón repentino. Silencio
total).
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TELON
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Arturo Accio – “Poesías Negras”
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“Entre á nimas y fantasmas”
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