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Seminario de Folklore Musical Argentino

Facultad de Artes - UNC


Práctico Evaluativo Nro. 1: género chacarera
Grupo E’ lo quiay

Historia: antecedentes, ámbito geográfico y difusión

La Chacarera es un género folklórico de Argentina característico de la región centro,


cuyo origen se cree que tiene lugar en Salavina, provincia de Santiago del Estero, puesto
que allí es posible encontrar chacareras con letrillas en quichua, lengua aún vigente en esta
zona. Sin embargo, los investigadores coinciden en que esta danza, junto a otras de ritmo
vivo y de estilo pantomímico-galante, descienden de un ciclo de danzas de la región de
Lima, Perú, y guardan relación de parentesco con danzas europeas tales como la gallarda,
el canario, la zarabanda, el fandango, entre otras, y también con el ñañigo afrocubano, ritmo
proveniente de Nigeria.
Desde comienzos del s. XIX, estas danzas conocidas bajo el nombre de zamacueca,
gato-mis mis, pajarito, etc. aparecen ligadas a los salones de las clases altas y también en
ambientes populares. Desde mediados del siglo, se las localiza primero en fiestas del
pueblo y luego en ambientes rurales matizando los espectáculos de circo, y hacia finales del
siglo caen en desuso por una preferencia hacia las danzas europeas.
Respecto a la chacarera propiamente dicha, hacia 1850 se cita en Tucumán la
primera noticia que da cuenta de una danza con el nombre de chacarera.
El término “chacarera” viene del vocablo híbrido quichua-castellano santiagueño
“chacarero”, dícese del trabajador que realiza su labor en una chacra o granja, (chakral:
maizal en lengua quichua santiagueño, ero-era: sufijo castellano que indica ocupación
habitual o persona que trabaja ese predio). Lo que indica que desde sus inicios estuvo
fuertemente asociado al campo, específicamente al área agrícola recorrida por el río Dulce,
en la zona quichua Salavina-Atamisqui, aunque lentamente avanzó sobre las ciudades y
otras zonas, como en Córdoba en donde se la conoció con el nombre de “Chacra” o
“Molino”, y la región bonaerense, llegando a la ciudad de Buenos Aires hacia mediados del
siglo XX a causa del movimiento migratorio interno promovido por la industrialización.
El santiagueño Andrés A. Chazarreta (1876-1960) fue quien en 1911 realizó una de
las primeras notaciones musicales de la danza al editar Mañana de Mañanita, chacarera
santiagueña, siendo esta una época de creciente interés por revivir las danzas, músicas y
estilos poéticos en distintos centros criollos formados en ciudades del interior y en Buenos
Aires, donde Chazarreta en 1921 estrenaría un espectáculo aclamado por la crítica del
momento.
Otro músico importante en la difusión de este género folklórico es Manuel Gómez Carrillo
(1883-1968), quien registró y editó música y canciones de las zonas de Jujuy, Tucumán y
Santiago, con el propósito de academizar la música del folklore nacional.
En los años 60 es cuando la chacarera adquiere mayor renombre con el
resurgimiento del folklore musical argentino y su expansión a toda la geografía nacional en
las voces de grupos tales como Los Chalchaleros (1948), Los Fronterizos (1953), Los
Cantores del Alba (1958), Los Tucu Tucu (1959), Los Manseros Santiagueños (1961), entre
otros. Luego sufre unas dos décadas de receso y hacia finales del siglo se da un nuevo
impulso de la mano de otros autores e intérpretes.
En la actualidad, la chacarera es una de las pocas danzas vigentes fuertemente
arraigada a Santiago del Estero, y también se interpreta y baila en Tucumán, Salta, Jujuy,
Catamarca, La Rioja y Córdoba. En cuanto al acompañamiento instrumental, generalmente
se ejecuta con los instrumentos tradicionales del género: guitarra, bombo legüero y violín (y
acordeón).

Danza

La chacarera como danza se caracteriza por: ser de pareja (hombre y mujer se


reconocen como compañeros); suelta (no enlazada); independiente (no hay relación con
otras parejas); pantomímica de asunto amatorio (el varón intenta seducir a su compañera
mediante un juego de galanteo que culmina en un abrazo); social (practicada en espacios
comunes); de movimiento vivo; cuenta con elementos de expresión corporal tales como
pasos, figuras, brazos alzados, castañetas con los dedos y zapateos; y la ausencia de
accesorios (pañuelos, sombreros, ponchos u otros). Es común expresiones como ¡se va la
primera! o ¡se va la segunda! antes del inicio de cada parte, ¡Adentro! para indicar el fin del
preludio y el inicio de la danza. Y ¡Aura! o ¡se acaba! antes de las tres últimas figuras.
Menos frecuentemente se expresa ¡redonda! para indicar las vueltas, o ¡zapateo!

Pasos:

En la chacarera se distingue un tipo particular de paso característico del compás de


tres tiempos: el valseado hacia adelante, que consta de un paso largo y dos cortos. Esta
unidad (largo-corto-corto) es la base métrica de la danza y está comprendida en un compás.
Otros pasos son los levantados (con asiento de planta y punta del pie) e isócronos (todos
los pasos tienen la misma duración).

Figuras:

Los bailarines distanciados entre sí desarrollan una serie de figuras.


Durante el preludio inicial (o introducción) baten palmas marcando diversos acentos
rítmicos. Las figuras más frecuentes en las coreografías de la chacarera (simple) son:
● Figura 1: Avance (2 cc.) hacia el
centro con los brazos alzados y
abiertos, haciendo sonar
castañetas con los dedos, y
Retroceso (2 cc.) hasta el lugar
inicial.
● Figura 2: Giro (4 cc.). Pequeño
círculo hacia la izquierda.
● Figura 3: Vuelta redonda/entera
(6 u 8 cc.). El varón “persigue” a
la mujer en un medio arco,
mientras ella hace lo mismo hacia
el lugar de su compañero. Y
continúan con otro medio arco
hasta el lugar inicial.
● Figura 4: Zapateo y zarandeo (8 cc.). El varón marca ritmos y repiques, mientras la
compañera admira y acompaña con un juego de rodeos y polleras.
● Figura 5: Vuelta redonda/entera (6 u 8 cc.), como en la Fig. 3.
● Figura 6: Zapateo y zarandeo (8. cc), igual que en la Fig. 4.
● Figura 7: Media vuelta (4 cc.). Cambio de lugar en un medio arco.
● Figura 8: Giro (4 cc.). Se realiza en su semiespacio, hacia la izquierda y finalizando
al centro, muy próximo al compañero/a.
● Figura 9: Coronación, gesto de encuentro (en el último compás del giro).

En La segunda la secuencia de figuras vuelve a repetirse luego de un interludio


musical que al igual que la introducción se palmotea.
La fijación coreográfica se logra entonces con esta práctica de Primera y Segunda.

Vestimenta femenina y masculina:


Femenina: zapatos de cuero con tacón mediano. Falda
con mucho vuelo y adornado con amplios volados
aplicados. Peinado en una o dos trenzas sueltas.
Masculina: botas acordonadas con o sin espuelas.
Bombacha y chaqueta típica, Camisa, cualquiera, blanca o
de color, faja, tirador con rastra, o cinta ancha con
bolsillos. Pañuelo de seda al cuello con las puntas a
media espalda. Sombrero de copa baja, con barbijo, de
colores grises, negros o marrón. Cuchillo a la cintura,
aunque también se suele utilizar faja.

Forma Musical y Características

La chacarera es un género folklórico que acompaña a una danza homónima,


tradicionalmente instrumentada con voz, guitarra, violín y bombo legüero.
Los elementos principales que identifican a la chacarera son su ritmo y su estructura formal.
En cuanto a ritmo, la base de la chacarera es la siguiente:

(imagen tomada de M. del Carmen Aguilar, Folklore para Armar)

La tímbrica juega un papel fundamental: por un lado, nos deja escuchar como en
realidad este ritmo está compuesto por dos ritmos distintos, que se pueden escribir en
métricas distintas, que generan una polirritmia entre 6/8 y 3/4.
(imagen tomada de M. del Carmen Aguilar, Folklore para Armar)

Por otro lado, proveen una identidad única, por lo que interpretar el mismo ritmo,
pero con los timbres intercambiados (grave-agudo-grave-agudo), no sonaría en absoluto a
chacarera, por mas que sea el mismo ritmo, y se genere la polirritmia.
Algunos otros géneros folclóricos comparten parcial o completamente el ritmo base
del cual se compone la chacarera, pero se diferencian por la forma, la instrumentación, o su
procedencia. (el Malambo, el Gato, el Escondido, el Triunfo, el Bailecito, la Huella, el
Pala-Pala, entre otros)
En la chacarera, la estructura completa se compone de dos grandes secciones,
llamadas “Primera” y “Segunda”, cuya única diferencia es en el texto empleado para sus
segmentos internos, a excepción del último de “Segunda”, que repite el último de “Primera”.
La forma interna de estas secciones está compuesta por una introducción instrumental, de 8
o 6 compases, seguida de tres estrofas de 8 o 12 compases, que se intercalan con
interludios de 6 u 8 compases, a excepción de la última estrofa, que es seguida por un
estribillo (de 8/12 compases). El estribillo puede tener (o no) la misma melodía.
La cantidad de compases en las estrofas y estribillos están directamente
relacionadas con el tipo de chacarera del que se trata, habiendo dos tipos en este sentido:
las chacareras “Simples” (8 compases) y “Dobles” (12 compases). En las introducciones e
interludios no se define en base a estos tipos, simplemente se elige utilizar cierta cantidad
de compases.
Dentro de las estrofas, pueden estar constituidas por dos frases de 4 compases
cada una, o tres frases en el caso de las chacareras dobles. Las estrofas, en cuanto a lo
literario, están conformadas por cuartetas octosilábicas, aunque no necesariamente
cumplen estrictamente esa cantidad de sílabas. Cada verso de estas cuartetas, son el
equivalente a dos compases musicales.
Existen otros dos tipos de chacareras, que derivan respectivamente de los tipos
previamente mencionados, que son: Chacarera Simple “Trunca” y Doble “Trunca”. La
diferencia entre estas chacareras se identifica en cómo se conforman sus frases
internamente. Mientras que en los otros tipos de chacarera la frase abarca, generalmente, la
totalidad de los cuatro compases, en las truncas podemos dividir estas frases en segmentos
de dos compases cada una. En el primer compás de este segmento, el ritmo se mantiene
cercano a la noción de la métrica 6/8, mientras que en el segundo compás se acerca a 3/4.
Ej: “Corazonando” - “Cuchi” Leguizamón

(imagen tomada de “Folkloreishon”)

En cuanto a la armonía, tradicionalmente las chacareras utilizaban la escala


bimodal, pero también se encuentran chacareras en modo mayor, o menor armónica.
La escala bimodal, se trata de una escala que necesariamente funciona a dos voces.
La voz superior, la principal, utiliza las notas del modo dórico, con la excepción de que
cuando asciende, incorpora el séptimo grado ascendido a modo de sensible. Esta no llega
hasta la tónica grave, sino hasta el tercer grado. La voz inferior, a menudo implícita, parte de
la tónica, y tiene estructura del modo menor antiguo, o modo eólico.
Los interludios, por lo general, tienen una sucesión de V - I, donde hay solo un
acorde por compás, durante toda la duración de este.

“Chacarera del Chilalo” (Fortunato Juárez)

Versión analizada: https://youtu.be/virjy_xmgn8 (Los Manseros Santiagueños - disco


“Tacita de Plata”). Instrumentación: voces, guitarra, violines, bombo legüero.
En cuanto a la estructura, como es habitual, esta chacarera se presenta en dos
grandes secciones, las que popularmente se conocen como “primera vuelta” y “segunda
vuelta”. Cada una de ellas se compone de una introducción que se reinterpreta con la
función de interludio entre las estrofas, las cuales son tres. Al final de cada sección hay un
estribillo, que es el único que no se aborda a través de un interludio.
Respecto al texto, “Chacarera del Chilalo”, se dispone en estrofas de cuatro versos
de 8, 7 y 6 sílabas, de los cuales riman el 2do con el 4to. Esta disposición se mantiene a lo
largo de sus ocho estrofas y puede graficarse de la siguiente manera:

¡El monte qué lindo está! a 8 sílabas (7 +1)


¡cómo hay miel de palo! b 6 sílabas
Bajo los garabatos, c 7 sílabas
lachiguana y chilalos. b 7 sílabas

En cuanto al contenido del mismo, se enmarca claramente dentro de una poesía


paisajística, ya que hace un recorrido por la flora de los montes santiagueños. Un dato a
destacar en cuanto a la composición del texto, es la puesta en valor del quichua a la hora de
decidir evitar en la 6ta estrofa la rima de los versos 2 y 4:

El Sacháyoj se hace oír


cuidando los montes.
Despiertan salamancas
en medio los lockontis.

Lo que pareciera ser un error a la hora de nombrar “locontes”, es en realidad una


decisión de ponderar el término quichua. Más allá de esto, hay versiones en las que los
intérpretes lo cantan como “locontes”.
Por último, en esta chacarera lo que se podría entender como el “estribillo”, como la
idea literaria que se repite de manera textual, se encuentra al comienzo y al final, en la 1ra y
8va estrofa. Este modo de organización sí es recurrente en la chacarera, aunque lo más
habitual es encontrar esta idea principal en las estrofas 4 y 8. Si tomamos la idea de Aguilar,
podríamos decir que en el plano musical el “estribillo” sigue comprendiéndose en las
“estrofas” 4 y 8, pero en el plano literario esto no se corresponde.
La música de esta chacarera, presenta, como ya dijimos, una introducción/interludio
de 8 compases de duración, que puede subdividirse en dos frases de 4 compases cada
una:
La misma se construye sobre los grados V - I de la tonalidad de Fa Mayor. Podemos
observar que las ideas melódicas (construidas mayormente por saltos de 3ra y 4ta), que
suenan por encima de cada grado, se repiten nuevamente de manera exacta. La única
excepción, la encontramos en el compás 7 en el aspecto rítmico, debido al silencio que
retrasa la nota Do. Nuevamente, la síncopa que resulta es una decisión de variación
musical por parte de los Manseros. Esta melodía se interpreta a dos violines (por momentos
suenan 3), los cuales realizan una textura homogénea, con movimientos que son
mayormente paralelos (a excepción del 2do interludio, donde el segundo violín se despega
aún más de la línea principal realizando movimientos contrarios).
En cuanto a las estrofas, estas cuentan también con 8 compases, y se pueden
segmentar en dos frases de 4. Esta duración de 8 c. da cuenta de que se trata entonces de
una chacarera simple.

Esta es una transcripción de la primera estrofa, pero el comportamiento de la misma


puede trasladarse a las demás. A priori, podemos observar cómo la melodía se construye
sobre los grados IV - V - I. Esta melodía plantea una primera frase, de comienzo tético, que
se desenvuelve, podríamos decir, como una nota tenida sobre la tónica; seguida de una
segunda frase que es anacrúsica, y cuyo movimiento melódico puede entenderse como un
gran descenso de la nota Mi hasta La. En cuanto a la relación música-texto, prevalece una
divergencia acentual. Los momentos más notorios en que se da esto se encuentran al final
de los versos 2 y 4, “palos” y “chilalos”. Las estrofas están interpretadas en su totalidad a
cuatro voces, siempre con el acompañamiento de la guitarra y el bombo, a los cuales se le
suman intervenciones melódicas por parte del violín. Estas intervenciones adoptan un
carácter rítmico-percusivo en la segunda vuelta.
Bibliografía:

● Abecasis A. (2012). La chacarera bien mensurada (pp. 12-22). Río Cuarto: UniRio
Editora.
● Aguilar, M. del C. (1991). La Familia Rítmica de la Chacarera. En Folklore para
armar (pp. 9-24). Buenos Aires: Ediciones Culturales Argentinas.
● Chacarera. (03 de mayo de 2021). En Wikipedia.
https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Chacarera&oldid=135173627
● Chacarera. Folklore del Norte Argentino.
https://www.folkloredelnorte.com.ar/chacarera.htm
● Zavalía Ocaranza Eduardo J. (03 de mayo de 2021). Portal de Salta. La Chacarera.
http://www.portaldesalta.gov.ar/chacarera.htm

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