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Universidad Nacional Autónoma de México
C.C.H. AZCAPOTZALCO

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EL PENSAMIENTO DE LA
SOCIEDAD
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Gerardo de Jesús Genaro González

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TALLER DE LECTURA Y REDACCIÓ N E INTRODUCCIÓ N A
LA INVESTIGACIÓ N DOCUMENTAL II

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PROYECTO FINAL GRUPO 236 N.L.:16 SALÓN O4
TURNO MATUTINO

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EL PENSAMIENTO DE LA SOCIEDAD GERARDO J. GENARO GONZÁLEZ

EL PENSAMIENTO DE LA SOCIEDAD
Nos hemos apartado de nuestro lado humano. Nuestras
preocupaciones tienen una fuga en la banalidad y el materialismo. El
rumbo de nuestra vida esta trazado por voces que dicen ayudarnos,
cuando en realidad, sólo nos ponen una venda en los ojos. Hemos de
obedecer aquellas voces, si es que queremos estar atados a ellas.
Pero si preferimos tener la capacidad de sentirnos realmente libres,
deberíamos serles ajenos.

Vivimos al compas de la sociedad (es lo que pensamos comúnmente

como individuos), sin siquiera saber si eso es lo correcto o lo
incorrecto; incluso sin saber cuál es ese compás. ¿Será acaso el de
una persona buscando satisfacer sus necesidades? ¿O el de un
hombre buscando saciar sus intereses?

Hemos olvidado nuestros orígenes, nuestro pasado, nuestra

identidad, nuestra vida, y con ello, hemos sembrado la indiferencia
ética que germinará en nuestro futuro.

Nuestros sentidos, acciones, emociones e ideologías ahora son de

otros. Son de los que velan por una mentalidad estática en la
población; son de los que pintan de un tono rosa el hambre, las
enfermedades, la contaminación y la muerte; son de los que
embriagan a la gente de fe y los decepcionan con una sonrisa; no de
los malos, ni de los buenos, sino de los que piensan primero en si
mismos, de los que se alimentan con dinero, de los que inhalan
poder, y exhalan sufrimiento; de los que se deleitan con finos
placeres y nunca se sienten satisfechos.

Bendito sacrificio el nuestro, que por tratar de encajar o recibir el

nombramiento de “civilizados”, degradamos cada vez más la poca
esencia humana que nos queda.

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EL PENSAMIENTO DE LA SOCIEDAD GERARDO J. GENARO GONZÁLEZ

Quizás nosotros no pedimos este tipo de vida, pero nos fue puesta (o
mejor dicho impuesta) como “modelo a seguir”.

Esto ha sido un proceso en la historia; un proceso de manipulación,

de engaño, un medio de entretenimiento para unos y la generación de
ganancias para otros. Los que dominan logran difundir a toda la
población que su forma de vivir la vida, es la única forma. Estamos
hablando entonces del compás de la burguesía.

Pero, ¿cuáles son los medios que ellos ocupan para infectarnos la
enfermedad de la dependencia? Porque bien sabemos que no tocan a
la puerta para pedir una firma, con la cual aceptamos suscribirnos al
arquetipo de vida infrahumano.

Pues bien, no hay manera más simple de explicarlo que la siguiente.

Somos como bolsas, dentro de ellas hay creencias, pensamientos,
sentimientos. Los manipuladores deciden qué meter en esta bolsa,
pero lo ajustan para que quepa dentro de ella. La bolsa se siente
llena y se cierra. Ya con el cierre puesto, la bolsa no permite la
entrada a ningún otro artefacto y así permanece para desgastarse en
el tiempo. Vallamos ahora a la realidad.

La bolsa empieza a abrirse por medio de distractores o de topes

mentales como la cosmovisión de la gente, es decir la religió. La
religión que confronta a poblaciones, pero que a la vez pacifica a los
seres. La misma religión que esta estructurada burdamente según las
observaciones astrológicas de los egipcios y ha sido expandida cual
cotilleo entre civilizaciones, que han creado su propia versión para
ajustarla a sus intereses.

Este es un claro ejemplo de distractor, usado para dormir a las

personas ante las malas condiciones en las que vivían y viven.
Distractor, como cuando se encargó de sembrar en el hombre el
machismo para mantener a la mujer trabajando en la casa y cuidando
a los hijos y que lo único en que esto ha cambiado es que ahora la
mujer, en vez de ser ama de casa, asiste a clases de yoga o se va de

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“shopping”. O cuando se creó al “diablo”, para evitar que las

personas cometieran actos de rebelión, los cuales serían castigados
con un boleto gratis al infierno.

Pero optemos por el lado positivo, “la religión refuerza la esperanza

de las personas”. Sin embargo, la iglesia se encarga de conducir al
hombre a su antojo. Quizás la gente ha olvidado, o mejor dicho, no
sabe cómo la iglesia hizo posible que la burguesía alcanzara un gran
poderío tras la época feudal.

La iglesia difundió la idea de que para poder vivir dignamente, la

gente tenían que sufrir tal y como lo hizo su principal ícono religioso.
De esta manera, al hombre no le importó sufrir bajo el mando de otro,
pues estaba seguro de que solo así alcanzaría la paz celestial. No
hay duda de que el hombre trata de progresar a través del dominio y
no abre sus fronteras para otros hombres.

Así llegamos a la ascendencia de la burguesía al control de la

sociedad. Arribamos ahora a nuestro segundo punto.

La burguesía, grupo social que no ha cambiado, pero que ahora

llamamos corporaciones comerciales. Estas corporaciones son el
factor clave del capitalismo actual y del progreso económico
desequilibrado del planeta.

A la burguesía le importa producir y vender, nada más. Le da lo

mismo saber que acaba con los recursos naturales, que deja a
naciones enteras en ruinas, que explota a las personas, que no se
preocupa por la seguridad de otros, que empeora la situación
ambiental; pero no hay problema alguno, pues también es una
persona legal ante el gobierno y un cliente especial de este
administrador.

Y pobre de aquél que se oponga a ello pues, si la burguesía habla de

valores para el hombre, estos están disponibles sólo para un grupo
de ellos, ya que no están dispuestos a reconocer éstos valores en

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personas con intereses distintos. Tal vez hasta que el último animal
sea asesinado, el último árbol derrumbado y el último río
envenenado, entonces la burguesía, y todos los demás, nos daremos
cuenta de que el dinero no se come.

Las corporaciones mienten por lucro, he ahí nuestro tercer

planteamiento.

Televisión, radio, internet, periódicos, etcétera, son controlados por

las corporaciones que, a través de ellos, se encargan de crear un
mundo a la “imagen y semejanza” de la burguesía.

Los medios de comunicación se encargan de transformar aspectos

culturales, de ensuciar el criterio de la población, de darle valor a lo
superficial y borrar las creencias y pensamientos de la gente, así
como sustituir elementos clave por productos prefabricados de la
industria cultural de las corporaciones.

Estereotipos comerciales, hacen que hombres de traje con créditos

bancarios y mujeres vanguardistas con celulares de última moda,
sean el sueño de todas las personas.

El dinero compra ahora el cariño y respeto de todos, y los valores

humanos son mero pretexto para decir que se conserva la moral de la
población.

Más vale tener un carro del año que conocer la devaluación de la

moneda nacional. Nos sentimos libres por usar ropas a la moda,
medios tecnológicos, y comer alimentos transgénicos, pero en
realidad somos víctimas de una enajenación. Somos mártires de
novedosos instrumentos de represión.

El disfrute y placer por el arte y la divulgación de la cultura y

educación han sido asumidos por “los inventores de los buenos
gustos y necesidades”: de la propaganda comercial, de las
corporaciones y por supuesto de la política. Al médico, al

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jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, los ha

convertido en sus servidores asalariados.

El póster y el grafiti remplazan a la pintura, la telenovela y las series

televisivas han tomado el lugar del teatro, mientras que la literatura
ha sido desplazada por los cómics. La filosofía le ha cedido su lugar
al “sentido común” y a los “filósofos de la publicidad y el consumo”; y
la historia es demostrada por la información alterada de los noticieros
y los programas de opinión que erradican la conciencia histórica.

El pensar como “piensan” los demás, vivir “como lo hace la masa”,

ser miembro de un grupo de obstinados religiosos, deportivos,
artísticos y consumidores, se transforma en la mayoría en una
necesidad indispensable para la vida, el ser parte de cualquier tipo de
agrupación club, sindicato, asociación o partido, el compartir gustos
con otros, aunque estos sean superficiales o simplemente
promiscuos, se conviertan en el objetivo de su existencia, de ser, de
afirmación e integridad personal.

No se acerca nuestra perdición, nosotros vamos hacia ella. Es

necesario independizarnos. Pero ¿cómo?

Debe haber una igualdad, pero debemos tener cuidado de no

confundirla con la uniformidad, pues esta haría que el hombre ceda lo
que le hace ser hombre; su cultura, identidad, individualidad y
originalidad. Al ser todos uniformes, seremos calculables e
indefensos.

Necesitamos aceptar el pasado, mas no resignarnos, para que haya

un progreso y no un retroceso. Debemos lograr una verdadera
igualdad de géneros, para que hombres y mujeres, como
componentes de una nación, impulsen conjuntamente y de forma
equitativa el desarrollo del país.

Debemos saber que nosotros mismos somos lo único de lo que

podemos estar seguros que es verdad; por lo tanto, no hay que

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confiarnos de lo que dicen o hacen los demás, no hay que seguir sus
pasos, pues de tomar sus argumentos como verdaderos,
dependeremos de sus razonamientos.

Debemos dudar, y con ello investigar para saber. Tras una reflexión
surgirá nuestro propio criterio basado en ética, valores y una posible
perfección humana, lo cual nos permitirá crear una propia identidad,
aceptando a los demás.

La clave nos la da Anthony Giddens: “Cuanto más seamos capaces de

comprender racionalmente el mundo y a nosotros mismos, mejor
podremos manejar la historia para nuestros propósitos. Debemos
librarnos de los hábitos y prejuicios del pasado para controlar el
futuro”

En la historia hay lo que parece ser un tiempo único, homogéneo y

lineal donde todo lo que está por venir es igual a lo que está pasando
y a lo que ya pasó, y no se puede esperar ninguna novedad. Al menos
que haya algún tipo de rupturas en el tiempo. Pero cuando llegan
estas rupturas estalla la temporalidad dominante y no hay más rutinas
o previsibilidad y pasan cosas que nadie entiende. Hay que estar
preparados para estas cosas.

Se menciona en todos lados que los jóvenes de hoy son el futuro del
mundo, los que cambiarán las guerras por la paz y el respeto; los que
mejorarán las condiciones de vida que hasta ahora hemos conocido.
Pero por qué han de ser ellos, cuando la población la integran
también los niños, adultos y ancianos.

Los verdaderos cambios en la historia de las sociedades han sido

realizados por los pueblos organizados. Así que si a los jóvenes,
cuando crezcan, serán los protagonistas de este cambio, a los demás
les corresponde la tarea de participar en la organización del cambio.
Los adultos deben inculcar a los niños la importancia de la libertad, y
los ancianos compartir sus experiencias sobre las injusticias vividas.

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En suma, cabe decir que este es sólo mi argumento, basado en una

investigación profunda de diversos libros, documentales, encuestas y
entrevistas. Si alguien se opone a mi criterio, está en todo su
derecho, pues yo como Voltaire “podré no estar de acuerdo con lo
que diga, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo”.

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FUENTES DE CONSULTA

 Zea, Leopoldo, LA FILOSOFÍA AMERICANA COMO FILOSOFÍA

SIN MÁS. Siglo Veintiuno Editores. MÉXICO D.F. 2007.
 Giddens, Anthony. UN MUNDO DESBOCADO. Madrid, Taurus,
2000.
 Muchembled, Robert. HISTORIA DEL DIABLO. México, Fondo
de Cultura Económica, 2002.
 Delameau, Jean. EL MIEDO EN OCCIDENTE Madrid, Taurus,
2002. Págs. 470-525.
 Tamayo, Ruy Pérez. ¿EXISTE EL MÉTODO CIENTÍFICO?.
México. Fondo de cultura económica, 2003.
 Abot Jennifer. LA CORPORACIÓN (Video). Big Picture Media
Corporation. Canadá 2003.
 Ferguson, Charles. INSIDE JOB (Video). Sony Pictures
Classiscs. E.U. , 2010.
 Encuesta a 100 alumnos de 13 a 15 años, ambos sexos del
tercer grado de secundaria del colegio E.S.T.I.C. 101 “Octavio
Paz”.
 Entrevista al historiador y profesor de la U.N.A.M. Jorge Flores
Benitez.