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THE MASTER OF RAGNAROK


&
BLESSER OF EINHERJAR
Volumen 2

Autor: Takayama Seiichi


Ilustrador: Yukisan

Traducción Jap-Ing: J-Novel Club


Traducción Ing-Esp: Café con Azúcar
Edición y Corrección: Café con Azúcar
Cleaner de Imágenes: Café con Azúcar

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Este documento no es una traducción oficial y fue realizado por fans.


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Tabla de contenido
Prólogo .......................................................................................................... 8
Acto 1 .......................................................................................................... 11
Acto 2 .......................................................................................................... 86
Acto 3 ........................................................................................................ 134
Acto 4 ........................................................................................................ 179
Acto 5 ........................................................................................................ 203
Epílogo ...................................................................................................... 281
Afterword ................................................................................................. 290
Copyright ................................................................................................. 293

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Prólogo
El viento era fuerte esa noche.
Se sintió especialmente fuerte para Alexis, parado en lo alto del
Hliðskjálf.
No podía verla en ese momento desde lo alto de la torre
sagrada, pero una gran ciudad se extendía en la oscuridad debajo de
él. Estaba en Bilskírnir, capital del Clan Relámpago, en la región
occidental de Yggdrasil conocida como Vanaheimr. El Clan
Relámpago controlaba todo el tramo norte de Vanaheimr.
Esta ciudad que se desbordaba con energía bulliciosa durante el
día, ahora estaba oscura y silenciosa. La mayoría de los residentes ya
se habían retirado a la cama en preparación para el trabajo del día
siguiente.
Alexis era un Goði, un alto funcionario y sacerdote del imperio
que gobernaba todo Yggdrasil, el Sagrado Imperio de Ásgarðr.
Había pasado un tiempo desde que el Imperio perdió la
capacidad de controlar y gobernar sus territorios distantes, pero
como representante de esa autoridad, sus deberes principales
incluían presidir asuntos relacionados con el Cáliz y servir como
mediador neutral entre las partes en conflicto.
Su posición social, estaba, incluso por encima de los patriarcas
de los clanes que gobernaban cada territorio.

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Normalmente, una persona así no debería estar escondida en
medio de la noche como ahora, pero este era el comienzo de su
verdadero trabajo…
―Bien…‖―Alexis rebuscó en el bolsillo de su túnica y sacó un
pequeño espejo. Iluminada por la luna creciente, la superficie del
espejo brilló con una luz extraña.
Cerró los ojos y recitó el conjuro.
No pasó mucho tiempo antes de que escuchara la voz ronca de
otro hombre.
«Hm, justo a tiempo.»
No había otras figuras además de Alexis encima de Hliðskjálf.
«¿Y? ¿Cómo te fue?»
Alexis escuchó las palabras no con sus oídos, sino directamente
dentro de su propia cabeza.
Este era uno de los poderes de su runa, Gnævar, “El‖Viajero de
los Cielos”. Utilizando un par de espejos combinados hechos con
cobre de elfo, también conocido como Álfkipfer, podía comunicarse
instantáneamente con otra persona a grandes distancias.
En este mundo, normalmente el método más rápido de
comunicación a larga distancia era una tabla de arcilla llevada por
un mensajero a caballo, por lo que su habilidad era rara e
increíblemente valiosa.
Alexis provenía de una humilde familia campesina, sin
educación ni habilidad en las artes marciales. Si ascendió a la
posición de Goði, se debió, en gran parte, a este poder.
―Sí señor. Como deseaba, hablé con el patriarca del Clan
Relámpago, pero sigue siendo un hombre bastante voluble.

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«Continua y satisface algunas de sus demandas egoístas. Haz lo que
debas para hacerlo cooperar. Pero no debe hacerse público que estuvimos
involucrados de ninguna manera. ¿Lo entiendes?»
―Completamente, señor.
«Bien. Antes de que El Negro tenga la oportunidad de volverse más
poderoso, haz lo que sea necesario para enviarlo a su tumba.»

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Acto 1
Yuuto era completamente incapaz de moverse, como un ciervo
congelado a la luz de los faros.
La situación empeoraba a cada minuto.
¡¿Cómo terminaron las cosas de esta manera?!
Aunque recordando la secuencia de eventos que lo condujeron
a este punto, sintió que esta era probablemente la única forma en
que pudo haber resultado.
―W-Wow,‖ um…‖ es‖ bastante‖ difícil,‖ ¿no? ―La voz de Linnea
junto a su oído era casi como un susurro.
Quizás debido al nerviosismo, su voz era rígida y silenciosa.
Esa vergüenza era, a su manera, increíblemente encantadora.
Siendo una chica que todavía estaba en la mitad de su
adolescencia, Linnea era la matriarca del Clan Cuerno, y gobernante
de las tierras fértiles a lo largo de los ríos Körmt y Örmt.
Ella también era la hermana menor jurada de Yuuto, un tipo de
subordinada dentro del clan.
Originalmente vestida con prendas de alta calidad y accesorios
ornamentales acordes con su alto estatus, ahora estaba tan desnuda
como el día que nació.
Su cuerpo aún estaba desarrollándose, en algún lugar a medio
camino entre el de una niña y una adulta, con una inestabilidad que
a su manera era inviolablemente sagrada.

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―Y realmente‖ grande… ―Dijo Linnea, con un suspiro de
admiración.
Su aliento hacía cosquillas en el lóbulo de la oreja de Yuuto, y
un escalofrío corrió por su espalda.
―¡Oh! L-Lo siento, ¿estaba frotando demasiado fuerte?
―Linnea se disculpó preocupada y dejó de mover su mano.
―¡N-No, no, lo estabas haciendo bien! ―Aturdido, Yuuto
respondió en un tono que no se adecuaba a su posición. Toda su
mente parecía enfocarse en donde se estaba frotando Linnea, y no
podía pensar en nada más.
El aire húmedo se aferró a su cuerpo.
Su cabeza estaba dando vueltas.
Todo su cuerpo se sonrojo por el calor, y sentía que podría
desmayarse en cualquier momento.
Era una pobre demostración de seguridad, pero Yuuto no pudo
evitarlo, después de todo, esta también era su primera vez.
―No soy muy buena en esto,‖ ¿verdad?‖ Um… si de todos
modos puedo hacerlo mejor, no dudes en decírmelo. ¡Haré lo que
sea por ti, Anii-ue!
―¡Lo haces bien! ¡Se siente genial, lo juro! ―Yuuto le aseguró.
―Gracias‖ a‖ Dios… Esta es la primera vez que lavo la espalda
de un hombre, así que…
¡Y esta es la primera vez que una mujer me lava la espalda! Yuuto
atrapó esas palabras en su garganta antes de que se le escaparan, y
permaneció en silencio.
En su mente, se disculpó una y otra vez con la amiga de la
infancia que lo esperaba en una tierra lejana.

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La habitación de paredes de piedra estaba llena de nubes de
vapor espeso. Estaba en un baño privado en el palacio de
Sessrúmnir, en el corazón de la capital del Clan Cuerno, Fólkvangr.
En preparación para una ceremonia oficial para celebrar la
reciente victoria sobre el Clan Cuerno, Yuuto había venido aquí para
limpiarse y purificarse.
Sin embargo…
―Creo que deberíamos de cambiar ahora. ―Una voz clara
como una campana llamó detrás de él― Seguí el juego y te dejé ir
primera porque estas por encima de mí en estatus, pero también
quiero lavar la espalda de Chichi-ue.
―Ara~, ¿qué estás diciendo, Rún? ―Respondió otra voz, suave
como la seda― Yo seré la siguiente.

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―¡¿Qu―?!
―¡Tee hee! Por supuesto, ceder a tus superiores es lo correcto y
adecuado en estos casos. Entonces, como hermana menor, debería
tener prioridad sobre una subordinada infantil como tú.
―¡Grr…!
Las familiares voces de las dos chicas discutiendo, resonaron en
las paredes detrás de él.
Sigrún y Felicia.
Estas dos jóvenes mujeres pertenecían al Clan Lobo, del cual
Yuuto era patriarca y estaban entre los guerreros más poderosos del
clan.
El autocontrol de Yuuto le impedía darse vuelta para mirar,
pero no necesitaba ver para saber.
Esto era un baño, después de todo…
Naturalmente, sus esbeltos y atractivos cuerpos estarían lujosa
y completamente expuestos.
La chica subordinada, Sigrún, era alta y esbelta. Su belleza
fresca acentuada por su largo cabello plateado le recordaba la luna,
en una noche oscura y clara.
Por el contrario, Felicia tenía deslumbrantes mechones dorados
como el sol, una belleza madura y glamorosa.
Un simple giro de su cabeza le daría sin duda una visión a la
par con la de un paraíso terrenal.
Si se trataba‖de‖si‖quería‖mirar‖o‖no…
Ciertamente lo quería, pero―
―Protégeme de los pensamientos impuros, protégeme de los
pensamientos impuros, la forma es vacío, el vacío es la forma, la
forma es vacío, el vacío es la forma…

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Cerrando los parpados, Yuuto repitió un mantra budista en un
intento desesperado por despejar su mente de deseos innecesarios.
En parte porque su padre era un herrero de katanas
tradicionales, este tipo de cánticos y mantras eran destinados a
enfocar la mente, y había memorizado varios.
Sin embargo, incluso el mantra sagrado con cientos de años de
historia y que funcionaba como repelente del mal, apenas podía
competir contra el impulso que brotaba de su interior
El joven se comportó como si su autocontrol fuera el único
factor en esta situación, lo que podría haber parecido bastante
arrogante para algunos, pero no era del todo culpable por eso.
Después de todo, sabía que, si las miraba fijamente, estas
hermosas chicas probablemente― No, ellas lo aceptarían por
completo.
En el mundo de Yggdrasil, había una práctica habitual en la
que dos personas intercambiaban votos y se convertían en familia
juramentada, a través de este rito sagrado conocido como el
Juramento del Cáliz.
No se podía elegir a los padres con los que uno había nacido,
pero con el Cáliz, una persona podía elegir a un padre o un hermano
según su propia voluntad.
Para la persona que se eligió como padre juramentado, el
Juramento del Cáliz requería una promesa de lealtad absoluta y
servicio de por vida, tanto en cuerpo y alma.
Tal era la ley de la tierra de Yggdrasil.
Lo que significaba que, fuera lo que fuera lo que Yuuto desease,
las chicas estaban atadas por el juramento y no podrían negarse.

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Se estaba reprimiendo con una voluntad de hierro, pero para
un chico en plena pubertad como Yuuto, esto era simplemente una
tortura.
Y a pesar de que ya casi había‖sobrepasado‖su‖límite‖mental…
―¡Ohh! ¡Eso es! Chichi-ue, creo que logré ganar algunos
méritos durante la última batalla. Me gustaría recibir mi recompensa
por eso aquí y ahora. ¡Por favor, concédeme el honor de lavarte la
espalda antes que Felicia! ―Actuando como si hubiera tropezado
con una gran idea, Sigrún de repente lo atrajo con una actitud casi
triunfante, con sus palabras apasionadas.
En la última batalla, Sigrún había derrotado por su cuenta al
comandante supremo enemigo, lo cual era un logro mucho más allá
de lo que sus palabras podrían sugerir.
Debería ser un logro digno de cualquier recompensa material o
título honorable si lo deseara, dejando que Yuuto se preguntara ¿por
qué desearía algo tan trivial?
―¡Rún, hablar de eso ahora es cobarde! ―Gritó Felicia a
Sigrún, como si condenara a algún cobarde que había usado el
soborno y el engaño para ganar su premio― Eres la Mánagarmr,
una guerrera virtuosa y orgullosa, ¿no? ¿Cuándo te volviste una
mujer tan desvergonzada?
Lejos de ser descarada, ¿no es ella demasiado modesta? pensó Yuuto,
pero también sabía que había una brecha en los valores morales
entre una persona del siglo XXI como él, y el mundo antiguo de
Yggdrasil.
Era un poco injusto para las dos después de que habían
expresado un deseo tan fuerte, pero Yuuto habló.

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―Ustedes dos, es suficiente. Gracias a Linnea, estoy más que
adecuadamente limpio, así que no necesito lavarme la espalda.
―¡¿Onii-sama?!
―¡¿Chichi-ue?!
Felicia y Sigrún levantaron la voz en pánico, como si no
pudieran creerle. Incluso un perro al que le habían arrebatado su
comida en frente de sus ojos en el último momento, no levantaría un
grito tan desolado.
Fue casi suficiente para hacer que Yuuto vacilara, pero
continuó. ―Lo siento, pero a este ritmo, si me frotaran la espalda
más comenzaría a arder.
Linnea, de acuerdo con su naturaleza honesta y trabajadora,
restregó vigorosamente con todas sus fuerzas. Se había sentido
bastante bien, y ahora se sentía más limpio que nunca, pero seguir
lavando más que eso solo irritaría su piel.
Había una ceremonia de victoria después de esto.
Podría ser una ocasión alegre, pero debajo de esa fachada,
también era un fórum para la seria diplomacia internacional,
motivos ocultos e intriga. Uno podría llamarlo otro tipo de campo de
batalla. No sería cuestión de risas si un lapsus de desconcentración
debido a un poco de dolor, diera lugar a algún error político.
―Yo…‖ Uuu…‖ ―Haciendo una mueca, Sigrún soltó un vago
gemido lleno de culpa.
Para Sigrún, que había vivido toda su vida dedicada a las artes
marciales, situaciones como esta eran su mayor debilidad. Ella era
inmensamente leal a Yuuto y seguramente había estado ansiosa por
mostrarle esa lealtad a través de sus acciones, incluso en la forma de
lo que se suponía que era una recompensa proveniente de él.

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No era buena para enmascarar sus emociones, como su
decepción, justo ahora. Pero esa honestidad también era una de las
cosas más encantadoras de ella.
Felicia, por otro lado, continuó expresando su descontento de
una manera malhumorada.
―¡Bueno! Aunque seas tú, Onii-sama, esto es demasiado
insultante. ¿Estás sugiriendo que ignore egoístamente tus
necesidades?‖ Adem{s…‖ ¿no‖ crees‖ que es injusto que mimes a una
hermana de afuera como Linnea-oneesama, mientras ignoras a una
hermana de tu propio clan?
Era cierto, Linnea era la hermana de Yuuto por el juramento del
cáliz, pero ella era de afuera del Clan Lobo. Darle a alguien con un
vínculo más cercano dentro de su clan, un trato menor, era
inapropiado.
Yuuto sabía que en algún nivel de la lógica de Felicia tenía
sentido,‖pero…
―¡Espera, espera! ―Yuuto se dio cuenta de esa trampa―
¡Felicia, fuiste tú quien insistió en que Linnea me lavara la espalda
en primer lugar!
―A-Anii-ue…‖¿acaso…‖acaso‖te‖causé‖dolor? ―Linnea le habló
como si estuviera a punto de llorar.

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―No, um,‖eso…‖¡N-No es eso! Mira, no llor― ¡¡Ah!!
Yuuto se giró reflexivamente para palmear la cabeza de Linnea
y‖ consolarla…‖ pero‖ vislumbro su piel desnuda y rápidamente se
volvió para mirar hacia su dirección original.
Decidió fingir que no había visto esas pequeñas protuberancias
rosas…
―L-Lo‖siento,‖um… después de pasar tanto tiempo cuidando a
esa niña llorona que era como una hermanita para mí, ahora tengo
ese hábito. Cuando veo que una chica empieza a llorar, le doy
reflexivamente una palmadita en‖la‖cabeza…‖De‖acuerdo,‖eso es solo
una excusa. Lo siento. Lo digo enserio.
―N-No, eso…‖Anii-ue, no me importa si eres tú el que me está
mirando. Ya sabes, ya que‖vas‖a‖ser‖mi…‖m-m-marido…‖podría‖no‖
ser tan impresionante como Felicia-sama, pero p-por favor, ¡mírame
tanto como quieras!
―¡Wow, wow, s-solo espera un minuto! ―Yuuto agitó su
mano en un gesto detrás de él mientras hablaba― ¡C-Cálmate! ¡Te lo
ruego, cálmate un segundo!
―Si puedo ser directa Onii-sama, quizás eres tú el que debería
calmarse. ―Respondió Felicia
Felicia tenía razón, por supuesto.
Tomando respiraciones profundas, Yuuto se reprendió a si
mismo por ponerse tan nervioso. Pero los latidos de su corazón no
cesaban aún.
―Linnea-oneesama, ¿me pregunto si tal vez te estás
adelantando? ―Felicia añadió con frialdad― Tu propuesta anterior
aún no ha sido aceptada.

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―Ugh… Um, sin embargo, un matrimonio entre Anii-ue y yo,
beneficiara enormemente a nuestros clanes, el Cuerno y el Lobo.
―Linnea logró replicar contra Felicia. Sin embargo, su tartamudeo
era una prueba de que ella entendía que estaba sobre pasando sus
límites. Al mismo tiempo, eso también significaba que Linnea estaba
bastante a favor del arreglo.
Por el momento, ese era un problema que enojaba mucho más a
Yuuto que cualquier incomodidad infantil.

Suoh Yuuto había sido una vez un estudiante normal,


asistiendo a una escuela secundaria en el Japón moderno.
Por alguna razón desconocida, había sido convocado a este
mundo antiguo de Yggdrasil, donde había pasado los últimos dos
años.
A juzgar por cosas como las posiciones de las constelaciones,
estaba bastante seguro de que este mundo todavía era la Tierra, pero
bastantes cosas no encajaban.
Hubo una era, por ejemplo ―Basados en las herramientas que
usaba la gente y los materiales utilizados en sus armas― el nivel de
civilización aquí, estaba a la par con el final de la Edad del Bronce.
Entonces, ¿había sido arrojado al pasado?
No parecía ser tan simple y directo como eso.
La posición de la Estrella del Norte significaba que esta área
debía estar entre los 50 y 55 grados de latitud norte, pero ni un solo
mapa de esa latitud coincidía con la geografía local que había visto u
oído.

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Por supuesto, un ejemplo aún mejor sería la existencia de
personas con poderes sobrehumanos, conocidos como Einherjars.
―Aquí tienes, Onii-sama. ―Dijo Felicia, mientras le entregaba
una taza llena de agua.
Era pleno verano, pero la copa estaba helada. Naturalmente, no
había refrigeradores u otras comodidades en Yggdrasil. Ella lo había
enfriado con magia, un hechizo musical llamado Galldr.
Se decía que había docenas, tal vez cientos, de personas con
poderes como este en Yggdrasil. No podían ser explicados por la
ciencia y el sentido común del mundo del que Yuuto había venido.
Por‖lo‖que‖entonces―
¿Dónde estoy, realmente? Una inquietud que no podía expresar
con palabras estaba afligiendo su corazón.
Yuuto dejo esos pensamientos a un lado.
Vivir allí no ayudaría en nada y ahora mismo, era más
importante enfocarse en el problema justo frente a él.
“¡Anii-ue, por favor, cásate conmigo!”
Habían transcurrido menos de treinta minutos desde la
repentina y apasionada propuesta de Linnea.
En ese momento, Felicia lo había salvado con una respuesta
discreta: “Entrar en el baño de un superior e inmediatamente hacer tal
pedido es irrespetuoso. La etiqueta exige que como hermana menor, deberías
comenzar lavando la espalda de tu hermano para presentar tus respetos
antes de pedir favores.”
Su ingenio rápido lo había sacado de esa situación
temporalmente,‖ pero…‖ había estado tan distraído por las chicas a
sus espaldas que no había sido capaz de ordenar sus pensamientos
apropiadamente.

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En realidad, incluso ese argumento que Felicia había dicho,
podría haber tenido el propósito de darle un poco más de tiempo
para pensar en su respuesta a la proposición.
Ese nivel de consideración y atención era muy característico de
ella. Yuuto se sintió un poco avergonzado de sí mismo por sólo ser
capaz de darse cuenta después del hecho.
Por otro lado, ¿cómo se esperaba que estuviera tranquilo y
observador, rodeado de tres hermosas chicas desnudas?
¿Cuál era el sentido de tiempo extra en una situación en la que
no se podía pensar racionalmente?
Sin embargo, no tenía el lujo de quejarse.
Yuuto era el patriarca del Clan Lobo, a quien se le confiaron las
vidas de decenas de miles de sus hombres. Era una posición que no
permitía excusas, cualquiera que fuera el motivo.
―¡Ahh, genial~! ¡El agua helada justo después de un baño
caliente es lo mejor! ―Dijo Yuuto, mientras tomaba otra taza.
Ahora que había salido del baño, Yuuto aprovechó la
oportunidad para refrescar su garganta y sus pensamientos.
El vapor que había nublado su mente por varias razones
parecía lavarse con el agua fría, y él podía pensar mucho más
claramente.
―Ah, y gracias también, Rún. ―Yuuto se volvió para
agradecer a Sigrún, que estaba de pie a su lado izquierdo.
Ella respondió con un tono de negocios, inclinando la cabeza.
―¡Ah! No, es un honor servirte, Chichi-ue.
Sin embargo, al mirar de cerca, pudo ver las comisuras de su
boca girando hacia arriba, y el abanico de plumas de pavo real que

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sostenía comenzó a moverse más rápido, como un perro moviendo
la cola.
Con su cuerpo enrojecido por el baño caliente en pleno verano,
la brisa que ella le enviaba se sentía maravillosa…‖ pero‖ Yuuto‖
simplemente no podía sentirse cómodo con tener a una chica
trabajando así mientras él se reclinaba en una silla.
Sin embargo, prácticamente ya podía ver la triste cara de
cachorro que ella haría si él rechazara la oferta, por lo que la dejó
hacer lo que quisiera.
―Bien. Ahora, tengamos la historia completa. ―Comenzó
Yuuto.
Sentada en una silla frente a él, su jurada hermana menor,
Linnea, lo miró con una expresión tensa mientras la presionaba por
los detalles. Todo el mundo estaba vestido ahora, por lo que no
había necesidad de preocuparse por ponerse nervioso o distraído.
―Tu y yo, ¿casarnos? ¿De qué parte del mundo salió eso?
―Continuó.
―¿Huh? ¿Es realmente tan extraño? ―Preguntó Linnea,
inclinando la cabeza hacia un lado en sincera curiosidad.
Era un lindo gesto, lo suficientemente dulce como para hacer
palpitar el corazón de un hombre, pero no había lugar para
admirarlo en esta situación.
Linnea continuó, con su tono repentinamente muy serio.
―Durante muchos años, nosotros, el Clan Cuerno y el Clan
Lobo de Anii-ue, hemos luchado entre nosotros como enemigos
irreconciliables. Sin embargo, ahora que Anii-ue y yo hemos
realizado el Juramento del Cáliz de los hermanos, los dos clanes se
han convertido en parientes. Si nos convertimos en marido y mujer,

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profundizaría aún más el vínculo entre nuestros clanes. Eso sería
extremadamente valioso para los dos.
―Bueno, está bien, lo entiendo,‖ pero…‖ ―Yuuto perdió sus
palabras y desvió su mirada, incapaz de soportar la sinceridad
apasionada en los ojos de Linnea.
Era una costumbre que se había repetido en innumerables
ocasiones a lo largo de la historia humana, en todo el mundo: los
líderes de dos potencias opuestas se unirían en matrimonio,
facilitarían las relaciones amistosas y servirían como garantía de no
agresión mutua.
Racionalmente, él lo entendía.
Sin embargo, Yuuto se había criado con los valores del Japón
moderno. Por principio, se resistía a la idea de un supuesto
matrimonio estratégico. Y sabía que, Linnea seguramente no
entendería ese sentimiento si él se lo explicara.
En esta situación, en este mundo, el que tenía formas extrañas
de pensar era Yuuto.
―Eres la líder del Clan Cuerno, su matriarca. ¿Estás de acuerdo
con eludir una responsabilidad tan grande? ―Yuuto decidió liderar
con una pregunta diferente en su lugar.
Si Linnea se casara con Yuuto, tendría que venir a vivir con el
Clan Lobo. Eso, al menos, obstaculizaría seriamente su capacidad
para realizar sus deberes como matriarca.
No había conocido a Linnea por mucho tiempo, pero sus
sentimientos hacia su gente eran genuinos. Ella había ofrecido su
propio cuerpo en un punto para garantizar su seguridad. No
encontrarías un gobernante con más compasión que eso.

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¿Alguien como ella, descuidando su deber de liderar a su
pueblo por el bien de un matrimonio político? Parecía extraño.
―Es por eso que quiero que Anii-ue se quede aquí en
Fólkvangr y gobierne el Clan Cuerno junto a mi…
―¡¿Q-Quéé?! ―Yuuto dejó escapar un grito histérico antes de
poder contenerse, cortando las palabras de Linnea.
Yuuto y Linnea podrían ser hermano y hermana juramentados
a través del Cáliz, pero esta conversación también era una
conversación diplomática entre los jefes de dos naciones, con sus
intereses nacionales en juego.
Con eso en mente, Yuuto por supuesto había estado cuidando
de mantener sus emociones cerca de su pecho y mantener una cara
sonriente, pero la sugerencia de Linnea fue tan inesperada que
perdió la compostura.
―¡Qué tontería! ―Sigrún también levantó la voz con
indignación― ¡Chichi-ue es nuestro patriarca! ¡¿Por qué el Clan
Lobo lo entregaría al Cuerno?!
Sin embargo, Linnea hizo coincidir su mirada con la mirada de
Sigrún y gritó de vuelta.
―¡Por supuesto que podría seguir liderando al Clan Lobo! Pero
dime, ¿no es realmente Anii-ue alguien de un calibre tan grande,
que no debería seguir siendo el patriarca de un clan tan
insignificante como el lobo?
―Hmmr…‖ ―Sigrún hizo una mueca, pero no dijo nada más.
Estaba claro que ella tenía sentimientos encontrados.
Tenía que refutar que su clan fuera declarado‖“insignificante”,‖
pero el maestro que ella amaba y respetaba, también recibía elogios
con esas palabras. Por eso, era difícil para ella refutarlo.

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Como una chica que había dedicado su vida exclusivamente a
las artes marciales, para empezar, Sigrún no era hábil en las
conversaciones.
Mientras luchaba por encontrar las palabras para responder,
Linnea la presionó aún más.
―El territorio montañoso del Clan Lobo es en su mayoría, un
suelo rocoso no apto para la agricultura, ¿no es así? ¡Por el contrario,
nosotros el Clan Cuerno, somos bendecidos con tierras fértiles entre
los ríos Örmt y Körmt! Además, Iárnviðr parece ser una ciudad
próspera, sin duda debido a la influencia de Anii-ue, ¡pero nuestra
capital, Fólkvangr, está en una escala completamente diferente! Para
alguien destinado a conquistar y gobernar a los demás, debería ser
fácil ver cuál de ellas sería una mejor opción para su fortaleza.
―Qu― ¡¿Estás bromeando en este momento?! ―Gritó Yuuto―
¿Tienes alguna idea de lo que dices?
Yuuto estaba medio enojado y medio preocupado.
Ofrecer entregar la soberanía de la nación a un extranjero no
era meramente imprudente. No sería sorprendente si los hombres
del clan la persiguieran como una traidora por ello. Estaba
completamente fuera de los límites de la cordura.
―Estoy bien enterada. ―Continuó Linnea― ¡Hago esta oferta
después de una consideración larga y cuidadosa! ¡Así que de nuevo
te lo pido! ¡Por favor, cásate conmigo y lidera a mi gente! ¡Dirige al
Clan‖Cuern―
―¡E-Espera un minuto, Linnea-oneesama! ―Interrumpió
Felicia y se interpuso entre ellos.
Linnea se había dejado llevar por la tensión de la discusión, y
había dejado su silla y comenzado a acercarse a Yuuto.

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Felicia, que normalmente mantenía un aire relajado sin
importar la situación, tenía una expresión preocupada.
―C-Ciertamente, creo que es una propuesta de matrimonio
favorable, pero, ¿cómo‖debería‖poner‖esto…?‖―Felicia se detuvo un
momento― Se siente demasiado conveniente. El Clan Lobo gana
demasiado.
Ella dijo exactamente lo que Yuuto había estado pensando.
Para el Clan Lobo, no había nada más atractivo que la
oportunidad de más del doble de su territorio, con la mayor parte de
esa tierra fértil entre los ríos gemelos para arrancar.
Por otro lado, no podía ver mucho beneficio para el Clan
Cuerno. Si un extraño como él apareciera y empezara a ordenarle a
la gente, sería desagradable para todos. Los plebeyos estarían en
descontento, y los superiores del clan lo verían como una espina
constante en su costado.
Convertirse en un estado vasallo significaría recaudar
impuestos para su nuevo soberano, y siempre existía la posibilidad
de que recibieran alguna demanda de tributo irracional. Por
supuesto, si uno estaba dispuesto a pagar ese precio, también había
mucho que ganar al entrar en la protección de una nación fuerte.
“¡Si peleas con nosotros, será mejor que estés listo para también
enfrentarte a nuestros poderosos aliados!” Si un elemento disuasorio
como ese lograra reducir el riesgo de invasión lo suficiente, el estado
vasallo podría concentrar mucho más esfuerzos en mejoras
domésticas en lugar de la defensa, y sus ciudadanos podrían tener
más tranquilidad.
Pero era justo decir que el Clan Cuerno ya estaba bajo su
protección. Se habían convertido así, junto con su matriarca, Linnea,

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que se había convertido en su hermana pequeña por el Juramento del
Cáliz.
Se había demostrado en su batalla con el Clan Pezuña. Su clan
había venido en su ayuda con refuerzos completos, y había
expulsado completamente a los invasores.
Incluso si el Clan Cuerno fortaleciera aún más su vínculo con el
Clan Lobo, era difícil pensar que conseguirían un efecto disuasivo
adicional en este momento.
―Linnea. ―Dijo Yuuto, mirándola directamente a los ojos― no
más de este juego de adivinanzas diplomáticas. Seamos francos el
uno con el otro. ¿En qué estás pensando realmente? ¿Qué es lo que
quieres de nosotros?
Un acuerdo como este sería una cosa si el Clan Lobo todavía los
estuviera presionando militarmente y ellos lo aceptaran a
regañadientes, pero eso estaba lejos de ser el caso.
Ella le había traído la oferta. Sospechaba que tenía que haber
algún motivo oculto.
―Como he dicho varias veces, lo que quiero es que Anii-ue
gobierne y guíe al Clan Cuerno.
―Felicia lo dijo antes, pero todo trato dulce tiene su trampa.
―Dijo Yuuto fríamente― No hay nada más caro que lo que es gratis.
No hay forma de que tome lo que dices por su valor nominal.
Por supuesto, estaba muy consciente del hecho de que Linnea
era una persona de carácter sincero y honesto, pero tenía que ser
prudente. No podía permitirse el lujo de no serlo.
Como patriarca del Clan Lobo, la decisión de Yuuto influiría en
los destinos de decenas de miles de personas.
―¡Pero eso es realmente lo que quiero! ―Insistió Linnea.

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Yuuto hizo una pausa y respiró profundamente.
―…Linnea. ―Bajó la voz. Su tono era más severo. Si esta ida y
vuelta continuaba, sería una pérdida de tiempo.
Linnea pareció darse cuenta de su irritación y asintió con la
cabeza. ―Entiendo. Te diré toda la verdad.
―Por favor. ―Imploró Yuuto.
El amor de Linnea por su clan y su disposición a hacer
cualquier cosa por su pueblo habían causado una gran impresión en
Yuuto.
El Cáliz los había convertido en hermanos juramentados, pero
había llegado a cuidarla como a una verdadera hermana menor. Esta
era todavía una discusión entre dos patriarcas, por lo que no podía
hacer promesas apresuradas, pero él tenía toda la intención de
acomodar sus necesidades lo mejor que pudiera.
Linnea tomó varias respiraciones profundas para calmarse,
tragó una vez como si se estuviera preparando emocionalmente, y
luego habló con voz grave.
―Yo…‖no‖gané‖mi‖puesto‖como‖matriarca. Lo heredé.

Yuuto se había decidido a no sorprenderse por lo que ella


dijera, pero aun así, sus ojos se abrieron de par en par. Rápidamente
se contuvo y miró a Felicia para confirmarlo.
Ella parecía tan sorprendida como él.
Entonces, Felicia tampoco lo sabía…
―Oye, ¿está bien que nos digas eso? ―Preguntó Yuuto.
Como vecino y antiguo enemigo, la situación interna del Clan
Cuerno era algo a lo que Yuuto había prestado mucha atención. El

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hecho de que esta información nunca hubiera llegado a sus oídos, o
a los de ninguno en el Clan Lobo por extensión, significaba que se
había ocultado deliberadamente.
La razón para eso era clara.
El legado de linaje significaba que la sucesión de un líder no se
había debido a su mérito o habilidad. En este mundo, solo eso era
más que suficiente para ganarse el desprecio de la gente.
Yggdrasil era un mundo brutal de supervivencia del más apto,
donde los fuertes tomaban lo que querían y los débiles eran
oprimidos. Si alguien sin poder o habilidad se convirtiera en
patriarca de un clan, podría encontrar a su país hostigado e invadido
por los vecinos que lo rodean en muy poco tiempo.
―Estoy tratando de entregar esa herencia, después de todo.
―Dijo Linnea― No tiene sentido esconderlo más.
―Bueno, supongo que es verdad. ―Yuuto se encontró
teniendo problemas para aceptar la situación, porque había visto el
espíritu de Linnea como matriarca de primera mano.
Pero él escuchó y dejó que ella continuara su historia.
―Mi padre, el patriarca anterior, Hrungnir, era un valiente
guerrero y general. Sus enemigos lo temían con el nombre de:
Gullfaxi,‖ “El Semental Dorado”.‖ Amaba‖ a‖ la‖ gente, enriquecía el
país, era razonable y justo con todos sus subordinados. Todos en el
clan cantaron sus alabanzas y lo llamaron Gullveig,‖ “El‖ Héroe‖
dorado”.‖ Sé‖ que suena parcial viniendo de su hija, pero él fue
verdaderamente un espléndido patriarca.
―Ya veo. Parece que tu padre fue un gran hombre.
―Sí,‖ lo‖ era…‖ pero‖ incluso‖ un‖ gran‖ hombre‖ como‖ él‖ era‖ ciego‖
cuando se trataba de su única hija de sangre. Nací tarde en su vida,

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después de que él hubiera estado tratando de tener hijos durante
mucho tiempo, así que tal vez eso me hizo demasiada valiosa para él
y nubló su juicio. Aunque Rasmus y varios otros líderes en el clan
eran candidatos más fuertes para el puesto, yo fui la elegida por él
como su sucesora.
―Ahora lo entiendo. ―Dijo Yuuto, pensando― Eso explica el
comentario de “princesa”.
Durante la celebración después de la ceremonia del Juramento
del Cáliz, Rasmus, el segundo al mando de Linnea, la había llamado
así.
Ahora que lo pensaba con más cuidado, en una sociedad de
clanes donde las relaciones entre padres e hijos forjadas por el Cáliz
recibían mucha más importancia que la línea de sangre, era algo
extremadamente extraño escuchar que a un líder se le llamara así.
Y luego estaba su corta edad.
Hubo muchas sugerencias.
Sin embargo, en Yggdrasil la misma idea de la sucesión
hereditaria era similar a un tabú. Inadvertidamente, Yuuto había
eliminado la posibilidad de su mente.
―Naturalmente, hubo más de unos pocos que vieron mi
sucesión como un problema y expresaron sus preocupaciones.
―Linnea bajó la vista mientras hablaba― Ademas estaba mi edad, y
el hecho de que no soy un Einherjar.
Seguramente eso también los hizo sentir incómodos.
Sus manos, descansando en su regazo, se cerraron en puños.
Yuuto ya había deducido que Linnea probablemente no era un
Einherjar. Con su personalidad honesta, si hubiera tenido algún tipo

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de poder, se lo habría contado a Yuuto para que lo usara y ayudarlo
en su batalla contra el Clan Pezuña.
―¡Pero también quería ser matriarca! ―La voz de Linnea
vaciló― ¡Quería seguir los pasos de mi amado padre para proteger
lo que él había estado protegiendo en vida!‖Pensé…‖pensé‖que‖sería‖
capaz de hacerlo…
Debió haber un optimismo obstinado nacido de la juventud
que la había impulsado. Algo como: “Si solo creo en mí misma, me las
arreglare de alguna manera”.
Pero Yuuto no creía que la confianza en sí misma hubiera
estado necesariamente fuera de lugar. En el mejor de los casos, era
ingenuo pensar que alguien que no era un Einherjar, no podría ser
capaz y talentoso.
Incluso en el Clan Lobo, habían personas como Jörgen, que
había pasado de Einherjar a un rango más alto, y él no era el único,
por mucho.
Una razón para esto era que la mayoría de los poderes de los
Einherjars estaban muy inclinados a las habilidades de combate. Se
necesitaba mucho más que valor en la batalla para gobernar una
nación.
En Yggdrasil, la habilidad lo era todo.
No importa cuán magnífico pueda haber sido el patriarca
anterior, Rasmus y los otros oficiales del clan no habrían elegido
seguir al hijo de ese hombre todo este tiempo solo porque ella fuera
su sangre.
Por lo menos, de los recuerdos de Yuuto de enfrentarla como
una adversaria en la guerra, no creía que Linnea hubiera cometido
errores importantes.

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El Clan Cuerno había atacado al Clan Lobo solo después de
reunir casi el doble de la fuerza en tropas de su enemigo.
Mantuvieron una cadena de mando estable, evitaron el pecado
cardinal de dispersar demasiado a sus tropas, y mantuvieron a todos
sus soldados en posiciones donde podrían ser útiles. También
mantuvieron sus líneas de suministro intactas.
Cuando se habla sobre la estrategia y el arte de la guerra, se
trata de cosas que se podrían llamar obvias, o una cuestión de
rutina. Pero en la guerra, incluso lo obvio era más fácil decirlo que
hacerlo. No era una hazaña simple entender los movimientos de
miles de tropas, mantenerlos alimentados, controlar sus acciones,
etc…
―Pero no pude hacerlo. ―Continuó Linnea― Empecé una
guerra solo para ser derrotada. Las tierras de mi clan fueron
incautadas, me hicieron prisionera. Me puse a mí y a mi clan por
debajo de otro con el Juramento del Cáliz. Invité a la invasión del Clan
Pezuña y amenacé la existencia misma de mi gente. Eso es lo que ha
impuesto mi liderazgo. ―Linnea tembló en frustración a sí misma.
En la cima del Hliðskjálf, en la capital del Clan Lobo, Linnea
una vez confrontó a Yuuto para expresar su amor por los hombres
de su clan. Ella debió haber tenido esperanzas y sueños que quería
lograr como matriarca. Y a pesar de eso, ahora estaba admitiendo
que no había podido cumplirlos.
Incluso Yuuto podía notar que el dolor la estaba destrozando
por dentro.
―Comparando eso con el liderazgo de Anii-ue… En el campo
de batalla obtuviste victoria tras victoria, incluso derrotando
fácilmente al héroe del Clan Pezuña, Yngvi. En solo un año de

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gobierno, reconstruiste al Clan Lobo de un estado de pobreza y
debilidad. Los ciudadanos de Iárnviðr sonríen y son felices. Me has
hecho darme cuenta lo marcada que es la diferencia entre la realidad
y yo.
Con una sonrisa débil, Linnea se volvió para mirar por la
ventana. Era el aspecto de alguien que anhelaba algo que se había
ido. Era la expresión de alguien tan agotado que simplemente se
había dado por vencido.
―Si una farsante como yo continúa como matriarca, el Clan
Cuerno simplemente continuará en declive. En ese caso, creo que
usar mi condición de mujer y atraer a un patriarca fuerte, verdadero
y capaz de gobernar el clan, es lo mínimo que puedo hacer por
todos. Mi última tarea.
―¡Whoa, espera un momento! ―Gritó Yuuto― ¡Sabes que los
chicos del Clan Cuerno no solo van a callarse y aceptar eso,
¿verdad?! Diablos, ¿qué hay de ese segundo al mando tuyo,
Rasmus? Definitivamente va a estar en contra.
―El propio Rasmus fue quien propuso este plan de
matrimonio para mí.
―…¿Huh?‖―Yuuto había perdido la cuenta de la cantidad de
veces que había emitido un sonido tonto en respuesta a noticias
sorprendentes.
―Desde el principio, él se ha preocupado de cómo debe ser
difícil para una mujer como yo, mantener unido al clan. A menudo
me aconsejaba a que encontrara a un hombre confiable para que
fuera mi esposo, para que los dos pudiéramos gobernar juntos como
pareja. Rasmus se ha enamorado completamente de ti, Anii-ue. Él ha
estado diciendo cosas como: “¡Podemos confiarle la princesa a un

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hombre como él!” y dando vueltas tratando de convencer a todos los
otros oficiales del clan.
―¿Cuándo demonios me volví tan popular con él? Eso no tiene
ningún‖sentido… ―Yuuto se llevó las manos a la frente, perplejo.
La última vez… La única vez que recordaba haber
intercambiado palabras con Rasmus, había sido la celebración
después de intercambiar el Juramento del Cáliz con Linnea.
En ese momento, Rasmus y los otros miembros del Clan
Cuerno habían tratado a Yuuto como un rufián común que se había
robado a su preciosa princesa, y sus miradas habían sido
prácticamente asesinas.
¿Cómo en el mundo la opinión de ese hombre sobre él había
aumentado tanto en ese tiempo desde entonces?
Yuuto no pudo ver ni cara ni cruz.
―Anii-ue, no tengo experiencia y no soy muy buena en nada,
pero prometo dedicarme a ti con todo mi corazón en los días
venideros. Espero que cuides de mí. ―Linnea recitó las palabras que
uno podría esperar escuchar en su noche de bodas.
Yuuto solo pudo hacer sonidos sin sentido mientras Linnea
inclinaba la cabeza hacia él, ruborizándose dulcemente.
―¡Ugh…!‖Err…‖U-Um…‖Ahh…‖Uhh…
Si era simplemente una cuestión de sí o no, no podía aceptar la
propuesta de Linnea.
Yuuto iba a encontrar una manera de regresar a su propio
mundo. La idea de tomar a una compañera en matrimonio, en un
mundo en el que nunca planeó pasar el resto de su vida, era
absurda. Después de todo, si hiciera eso, no sería capaz de
mantener su voto hasta el final.

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Sería deshonesto.
Más que nada, estaba Mitsuki, la chica que ya había robado su
corazón. Esta no era la primera propuesta de matrimonio con la que
había tratado, y había logrado rechazarlas fácilmente hasta ahora.
Sin embargo, esta vez era una propuesta directa y personal de
la matriarca del Clan Cuerno. Y estaba acompañada por concesiones
sin precedentes en beneficio del Clan Lobo.
Si rechazara descuidadamente una oferta como esa, haría que
Linnea perdiera prestigio y mancillaría su honor, e incluso podría
poner en peligro la floreciente alianza entre los dos clanes. Como
patriarca del Clan Lobo, eso era algo que tenía que evitar a toda
costa.
Pero, ¿cómo exactamente podría rechazarla de una manera que
no perturbara sus relaciones?
Yuuto se encontraba en pánico mentalmente, y era
completamente incapaz de encontrar una solución.
―Onee-sama, como dije antes en el baño, tal vez te estás
apresurando demasiado. ―Dijo Felicia, regañando suavemente a
Linnea― El matrimonio de un patriarca afecta el futuro de todo el
clan. Es un asunto serio de gobierno. Sería un error que sólo unos
pocos de nosotros tomáramos esa decisión aquí, sin previo aviso.
La voz de Felicia era suave pero decidida.
Era una sugerencia sin lugar a refutación.
Estoy salvado, pensó Yuuto mientras miraba a Felicia, y ella le
hizo un pequeño guiño que solo él pudo ver.
Parece que ella no fue capaz de seguir viéndolo tambalearse.
Realmente era una ayudante de confianza.

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―C-Cierto, es como dice Felicia. ―Dijo apresuradamente― Por
ahora, me gustaría volver a casa y discutir tu propuesta con el clan.
―Hmrr…
Yuuto había hecho todo lo posible para mantener un aire de
dignidad mientras se dirigía hacia Felicia, pero Linnea frunció el
ceño con una expresión difícil en su cara.
Debido a lo increíblemente beneficiosa que era la oferta para
ambos, ella probablemente había asumido que las cosas serían
resueltas rápidamente aquí y ahora.
Por otro lado, parece que ella también estaba de acuerdo con la
lógica de Felicia.
―Tienes razón. Me avergüenza decirlo, pero quizás estaba
siendo demasiado impaciente. ―Dijo Linnea― Bueno, entonces,
estoy deseando escuchar una respuesta favorable.
―Bueno,‖ sólo…‖ ten‖ paciencia‖ conmigo,‖ ¿sí? ―Yuuto apenas
consiguió difícilmente una respuesta.
Se las había arreglado para conseguir un poco más de tiempo.
¡Pero sólo un poco!

―¡Ughhh, este tipo de cosas son tan opresivas! ―Yuuto gimió.


En la pequeña habitación privada a un lado de la espaciosa sala
de rituales, Yuuto estaba haciendo que Felicia le ayudara a vestirse.
―Y‖ahora‖toda‖esta‖mierda‖me‖est{‖pesando,‖literalmente…
Normalmente, Yuuto renunciaría a la ropa y accesorios
ornamentales, prefiriendo un ligero traje negro que enfatizara la
facilidad de movimiento, pero la etiqueta ceremonial de hoy no iba a
permitirle salirse con la suya.

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Su traje le hizo pensar en un faraón egipcio, con una
extravagante gargantilla dorada, un brazalete de oro con joyas
incrustadas, y algunos otros accesorios decorando su cabeza.
―Tee hee. ―Felicia soltó una dulce risa― Es sólo mientras
dure la ceremonia, así que ten un poco de paciencia.
Estaba arrodillada en el suelo, agachada y envolviendo
cuidadosamente una especie de cinturón alrededor de la cintura de
Yuuto, que estaba cubierta con adornos dorados aún más brillantes.
A su lado yacía una vaina dorada con intrincados grabados, y
una espada de aspecto absolutamente lujoso, con joyas incrustadas
en algunos lugares.
Cuando todavía vivía en el siglo XXI, si hubiera visto una
espada como esa, probablemente habría pensado, “¡Whoaaa, que
genial!” y se habría emocionado como un chico normal.
Ahora, cuando la miró, todo lo que le vino a la mente fue: Ugh,
si me equipo algo así, será difícil caminar…
El pensamiento le bajó un poco los ánimos, así que giró la
mirada para mirar por la ventana. Las calles y las casas de Fólkvangr
se extendían por debajo de él.

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Al igual que con el Clan Lobo, el Hörgr, o santuario, donde el
Clan Cuerno llevaba a cabo varios ritos sagrados, estaba construido
en la parte superior de su Hliðskjálf.
Para Yuuto, la torre sagrada del Clan Lobo tenía la forma de
una torre de kagami mochi apilados, pero el Hliðskjálf del Clan
Cuerno era más parecido a una pirámide.
Su altura real era más alta que la del Clan Lobo, también.
Quizás detalles como este variaban de nación a nación.
―Viéndolo así, aunque ambos son parte de Yggdrasil, nuestros
pueblos y tierras son bastante diferentes, ¿no? ―Dijo Yuuto, sobre
todo para sí mismo.
Era un poco tarde para darse cuenta, pero acababa de empezar
a asimilarlo.
Iárnviðr estaba situado más arriba en la cuenca de la montaña,
y había una abundante fuente de madera cerca, por lo que la gente
común tenía casas y edificios hechos principalmente de madera.
Mientras tanto, el paisaje de la ciudad de Fólkvangr estaba
teñido de rojo parduzco, y aún no había anochecido.
En los alrededores de Fólkvangr, el sedimento que fluía a lo
largo del río Körmt se había acumulado lentamente con el paso del
tiempo, formando algo llamado “llanura aluvial”.
Era una tierra fértil y apta para la agricultura, pero carente de
madera y de buenas piedras. Como resultado, la mayoría de las
casas de los plebeyos estaban construidas con ladrillos de barro
cocido secados al sol.
―Si tomaras a Linnea-oneesama como esposa, esta ciudad sería
tuya, ¿verdad, Onii-sama? ―Preguntó Felicia con indiferencia.

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―Felicia, sabes que no hay manera de que pueda hacer eso.
―Contestó Yuuto, exasperado.
Para Felicia, que realmente conocía toda la verdad detrás de sus
circunstancias, y que apenas había ayudado a Yuuto cuando luchó
por darle una respuesta a Linnea, decir algo así, era un poco más de
lo que quería escuchar ahora mismo.
Felicia continuó de todos modos, aparentemente ignorando su
tono. ―Ya sea que uno mire estas extravagantes decoraciones, o los
vastos campos de trigo dorado fuera de la capital, es fácil ver que
esta es una nación próspera. Si te convirtieras en el patriarca de esta
tierra, todos los días te servirían la más deliciosa comida que jamás
podrías comer, y hermosas doncellas de todo el país se reunirían
sólo para servirte. Cualquiera estaría celoso de una vida así.
Seguramente tú también la disfrutarías.
―Eso no es lo que soy, ¿bien?
Desde la perspectiva de un joven normal, la idea de ser popular
entre las mujeres y de que la gente a su alrededor le prestara
atención, no era nada desagradable. Pero si todo venía sólo de tener
dinero o poder político, eso le parecía vacío.
En cuanto a la comida, el Japón del siglo XXI estaba en plena
era de abundancia, así que ya lo había experimentado.
―Ahora mismo, el Clan Pezuña ha perdido a su patriarca y a
su más grande guerrero, cayendo en un estado de completo
desorden. Ahora sería la oportunidad perfecta para invadir. ―Dijo
Felicia― Con esta tierra como tu base y fortaleza, creo que el camino
hacia el gobernante supremo de todo Álfheimr estaría abierto para
ti…

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―¡Y yo dije que no quiero tener nada que ver con convertirme
en algo así! Incluso sólo tratar con el Clan Lobo es demasiado para
mí. En realidad, ¿qué te pasa ahora? ¡Sabes que no hay forma de que
pueda estar de acuerdo!‖ Es‖ como‖ si‖ estuvieras― No, lo siento,
Felicia. Tienes razón, por supuesto. Algo así sería un sueño hecho
realidad para el Clan Lobo, ¿verdad?
Felicia era la hermana menor jurada de Yuuto y su ayudante,
pero antes de eso, ella era miembro del Clan Lobo. Uno de sus
oficiales, que siempre tenía que estar pensando en el futuro del clan.
Para decirlo sin rodeos, era natural que pensara en las
necesidades del clan antes que en la conveniencia personal de
Yuuto.
Pensándolo bien, eso significaba que Yuuto era claramente un
fracaso como patriarca por pensar solo en sus propios deseos
personales, en vez de en la vasta riqueza que podría ser capaz de
conseguir para el Clan Lobo.
―Eh, ah s-sí, desde luego que sí. ―Felicia tartamudeó― Pero
es mucho pedir al final, ¿no? Sabía que ese era el caso, pero la
perspectiva de obtener las tierras del Clan Cuerno para el Clan Lobo
me hizo ser un poco codiciosa.
―¡¿O-Ouch?! ¡Demasiado apretado, demasiado apretado!
―Chilló Yuuto.
―¡¡Oh!! ¡L-Lo siento mucho! ―Conmocionada, Felicia aflojó el
cinturón que había apretado demasiado.
Normalmente era muy deliberada y cuidadosa en todo lo que
hacía. El error no era propio de ella.
―…Entonces, ¿por qué dijiste todo eso? ―Preguntó Yuuto.
―¿Eh? C-Como dije, me volví codiciosa, y―

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―Síp, eso es una mentira. ―Yuuto agitó la cabeza― No puedes
engañarme. Después de todo, durante los últimos dos años, aparte
de cuándo vamos a dormir, hemos pasado casi todo nuestro tiempo
juntos.
La excusa de Felicia de ser codiciosa era claramente algo que se
le ocurrió como algo secundario.
Y a diferencia de su habitual conducta despreocupada, podía
ver por su tono de voz que estaba molesta.
Y luego estaba el error con el cinturón.
Sería un fracaso como comandante si no se diera cuenta con
todas esas pistas.
Felicia no dijo nada, atrapada en su mentira.
Con sus brazos aún envueltos alrededor de la cintura de Yuuto
mientras ella amarraba el cinturón, su cara estaba detrás de él, y él
no pudo ver su expresión.
Después de un tiempo, pensó que podía sentir como su agarre
volvía a apretarse ligeramente contra el cinturón.
―“Con esto, puedo volver a casa sin preocupaciones.”
―¡¿Qu―?!
De repente, Yuuto sintió como si una garra le hubiese agarrado
el corazón. Eran exactamente las mismas palabras que él había
estado pensando mucho en estos días.
―Así que, eso es lo que has estado pensando. ―Dijo Felicia.
―…Entonces, te diste cuenta.
―Por‖ supuesto‖ que‖ me‖ di‖ cuenta.‖ ―Dijo Felicia, con una leve
sonrisa― Después de todo, durante los últimos dos años, aparte de
cuando vamos a dormir, hemos pasado casi todo nuestro tiempo
juntos. Comencé a tener una idea de ello cuando lograste capturar a

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la Linnea-oneesama…‖pero‖lo‖confirmé‖durante tu conversación con
Lord Alexis.
Esta vez era el turno de Yuuto de permanecer en silencio.
Parece que no había absolutamente nada que pudiera ocultarle a su
ayudante.
Durante los últimos dos años, Yuuto había querido
desesperadamente volver a casa. Pero, desde el momento en que
llegó a Yggdrasil, el Clan Lobo que lo había adoptado, había estado
continuamente en guerra.
Hasta hace muy poco, vivir para ver otro día tenía que ser su
máxima prioridad, y buscar el camino a casa inevitablemente había
pasado a un segundo plano.
Luego estaba su familia.
Claro, era sólo una construcción social creada al jurar sobre un
cáliz sagrado, pero sin importar la razón, había formado lazos
familiares. Dejar a su familia a un destino de muerte segura mientras
él solo escapaba a un lugar seguro, era algo por lo que sabía que se
habría sentido culpable.
Pero ahora el Clan Lobo se había hecho considerablemente más
grande y poderoso de lo que había sido hace dos años, y sus dos
antiguos clanes enemigos, el Cuerno y la Garra, se habían
convertido en una familia juramentada por el Juramento del Cáliz.
Con la reciente amenaza de peligro comenzando a disminuir,
Yuuto era consciente de cuánto más había estado pensando en
buscar un camino a casa.
Lo que él nunca hubiera soñado, era que alguien más notaría
ese secreto escondido en su corazón.

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―Ahora que ya no queda nada para retenerte aquí, sentí un
terrible malestar, Onii-sama. ―Dijo Felicia― Como si cuando
volvieras a Iárnviðr, podrías desaparecer‖de‖repente,‖y‖yo‖sólo…‖Por‖
favor, perdóname. Aunque todo es culpa mía, te dije cosas muy
impertinentes. Aunque no tengo ningún derecho a hacerlo.
De‖verdad,‖no‖sé‖por‖qué…‖―Su voz estaba llena de pesar, y parecía
genuinamente perpleja por sus propias emociones.
Era cierto que Felicia siempre mantuvo un nivel adulto de
compostura, apoyando a Yuuto en sus momentos de debilidad. Era
muy distinto a ella perder el control de sí misma a causa de sus
emociones, y probablemente también le molestaba mucho.
―Hey. Lo siento. ―Yuuto de disculpó, acariciando la cabeza
de Felicia.
―¡N-No tienes nada de que disculparte conmigo, Onii-sama!
Simplemente estaba siendo egoísta. Perdí el control de mí misma y
actué vergonzosamente hacia ti.
―Aun así, lo siento.
―Como‖dije,‖tienes‖qu― ¡Ack! ¡¿Q-Qué estás haciendo?!
Yuuto silenció el argumento de Felicia volviéndose loca. Se
estaba disculpando porque fue él quien la forzó a sentirse así.
Ella misma se lo dijo: Ella se aseguró de ello durante su
conversación con Alexis. Probablemente ella ya se había dado
cuenta del cambio en su actitud, y entonces esa conversación debió
haberle empeorado las cosas.
También mostraba cuánto había querido en secreto que Yuuto
permaneciera en Yggdrasil. Felicia fue la que accidentalmente lo
convocó aquí en primer lugar.

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Ella había estado suprimiendo su deseo de que él se quedara, a
pesar de la culpa que sentía‖por‖traerlo‖aquí…‖o‖quiz{s, era por eso.
―Soy demasiado insensible, ¿no? ―Dijo Yuuto en voz baja―
He estado dependiendo demasiado de ti, Felicia.
Sintió lo inmaduro que estaba siendo otra vez.
Durante estos dos años, la persona más cercana a él y la que lo
había apoyado constantemente, era Felicia. Por supuesto que iban a
cuidar el uno del otro. Sería extraño si no lo hubieran hecho.
Yuuto pensaba en ella como si fuera su verdadera hermana, y
todo el tiempo, él había estado haciendo que ella lo ayudara a buscar
un método para regresar a casa. Hasta pensó que era un tipo terrible
por eso.
―¡E-Espera! ¡¡Espera un momento, Onii-sama!! ―De repente,
Felicia gritó de una manera que hizo que su anterior falta de
serenidad pareciera domesticada en comparación.
―¡¿Eh?! ―Yuuto no tuvo tiempo de reaccionar.
Felicia se levantó abruptamente y se acercó, llevando su linda
cara hasta la nariz de Yuuto.
―¡Realmente me hace muy, muy feliz cuando confías en mí!
¡Así que, por favor, actúa como siempre lo has hecho y dime lo que
necesites!
―P-Pero,‖bueno…
―Por favor, olvida todo lo que acaba de pasar. Yo, Felicia,
simplemente cometí el mayor error de mi vida. A partir de ahora,
daré todo lo que tengo que dar para dedicarme a las necesidades del
corazón de Onii-sama, sin ser refrenada por las míos. ¡Así que por
favor, déjame servirte! ¡Por favor!

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―B-Bien… ―Yuuto solo pudo asentir de acuerdo, sorprendido
por el aire casi amenazador de Felicia.
Yuuto había empezado a pensar que, de cara al futuro, debía
esforzarse por estar más atento a las emociones de Felicia, al tiempo
que se abstenía de depender demasiado de su apoyo.
Pero parece que eso no era lo que ella misma quería.
La dura realidad de la situación también se le ocurrió: el hecho
de que, sin su apoyo, no habría manera de que alguien sin
experiencia e ignorante de Yggdrasil como Yuuto, pudiera hacer
algo.
Yuuto sonrió irónicamente.
―Bueno, de acuerdo, supongo que te causaré más problemas
de ahora en adelante, pero gracias, Felicia. Contaré contigo. Tú
eres…‖ ya‖ sabes.‖ Eres‖ mi‖ confidente, y la persona en la que tengo
mayor confianza, después de todo.
Inmediatamente después de decirlo, sintió que se le calentaba
la cara. Tratar de expresar sus sentimientos en persona, siempre era
así. La vergüenza se interponía.
Pero aun así, se las arregló para decir lo que realmente sentía.
Un confidente era alguien con quien podías ser honesto y
abierto sobre cualquier cosa, pedir consejos sobre cualquier cosa, y
confiar en que ellos hicieran lo mismo.
Estaba seguro de que Sigrún era tan leal como Felicia, pero
como consejera privada, no había nadie más grande que Felicia.
Después de todo, era verdad. Aparte de cuando estaban en la
cama, los dos habían pasado prácticamente todo su tiempo, en estos
dos años, juntos.
―¡¿Eh?!‖Oh…

49
Felicia parpadeó un momento, como si no hubiera entendido lo
que había oído, y luego sonrió. No era su habitual sonrisa madura y
serena, aunque ligeramente juguetona, a la que Yuuto estaba
acostumbrado.
Era una sonrisa alegre, sin adulterar, más adecuada para una
chica de su edad, como una flor brillante floreciendo de repente.
―¡¡S-Sí!! ¡Por favor, déjamelo todo a mí! ¡Yo, Felicia, detendré
absolutamente y sin falta este matrimonio con la Linnea-oneesama!
Felicia era aún más diferente a ella misma, rebosante de
entusiasmo y gritando con una voz crujiente, casi maníaca. Parecería
que las palabras de Yuuto la habían hecho bastante feliz.
Ahora que lo pensaba, Yuuto se dio cuenta de que le había
dado las gracias a Felicia muchas veces antes, pero nunca le había
dicho lo mucho que confiaba en ella.
Pensar estas cosas en mi corazón no es suficiente. Necesito
asegurarme de decirlas correctamente, o me arrepentiré, pensó Yuuto para
sí mismo con renovada convicción.
Ya había vivido el peor ejemplo de eso.
Se había convertido en algo más que amigo de la infancia y
menos que novio y novia con Mitsuki, y mientras había estado
arrastrando los pies, había sido enviado a esta tierra lejana antes de
tener la oportunidad de confesarse.
Demasiado tarde para aprender de sus errores.
―¡…Oh! Eso me recuerda, todavía tengo que pensar en una
manera de explicarle esto a Mitsuki. ―Yuuto recordó otro problema
deprimente en sus manos, y se quedó sin palabras.
Pero por lo menos, este era un problema que necesitaba
manejar solo.

50
¿Estaba destinado a tener problemas con las mujeres?
Yuuto empezó a considerar seriamente la posibilidad.

Las sacerdotisas vestidas con ropas delgadas y revoloteantes


bailaban alrededor de la sala de rituales. Sus movimientos a tiempo
con la música de las flautas de pico, eran algo solemnes.
Las antorchas brillaban en el centro de la sala. Su luz vacilante
jugaba contra las paredes blancas de yeso, dándoles un ligero matiz
rojo.
Sobre el altar ceremonial yacía una cabra joven, rodeada de
enormes cantidades de trigo y licor. Esta ofrenda a los dioses era una
expresión de gratitud por la victoria que habían proporcionado.
Se creía que la sequía y las tormentas, los terremotos y las
inundaciones, eran obra de los dioses aquí en Yggdrasil. También lo
eran la victoria y la derrota en la guerra.
Muchos creían sinceramente que el fracaso en apaciguar a los
dioses invitaría a su ira y a la rápida destrucción de su país. Por eso,
el patriarca de un clan también tenía un papel como sacerdote
ceremonial. Representaría a todo el clan en ritos de ofrendas,
actuando en nombre de todo el clan para mostrar su gratitud.
Descuidar estos deberes pondría a los subordinados de Yuuto,
y a todo su clan, en un estado de malestar. La falta de mérito
científico no era excusa para reducir gastos.
―Haa…‖―‖Yuuto suspiró aliviado― ¡Listo y hecho!
Después de terminar el rito, cayó en el asiento reservado para él
con un ruido sordo y se sonó el cuello de un lado a otro.

51
Normalmente, podría relajarse y divertirse en este momento,
pero su estado de ánimo seguía siendo sombrío.
Los miembros del Clan Cuerno que estaban presentes miraban
hacia Yuuto y se susurraban unos‖a‖otros…‖lo‖que‖no‖tenía‖nada‖que
ver con ello.
Ya se había acostumbrado a miradas burlonas y chismes hace
dos años. Cada vez que olía esa actitud, no le molestaba.
La fuente de su melancolía ―Linnea― le dio alegremente un
té.
―¡Gracias por tu duro trabajo, Anii-ue! Aquí tienes.
Las ceremonias de hoy también tenían la intención de mostrar a
las bases del Clan Cuerno, que su antiguo enemigo, el Clan Lobo,
era ahora su aliado. Por lo tanto, se podría decir que era razonable
que Linnea, matriarca del Clan Cuerno, se sentara justo al lado de
Yuuto.
Razonable, excepto por la parte en la que tuvo que pasar todo
el evento al lado de la chica cuya propuesta de matrimonio sabía en
su corazón, que tenía que rechazar. A Yuuto no le habría gustado
nada más que huir de la sala de ceremonias a toda velocidad, si
pensara que podría salirse con la suya.
―S-Sí. Gracias. ―Yuuto aceptó torpemente la taza de té de ella
y sació su sed.
Apenas podía saborearlo, y casi inmediatamente sintió que su
garganta se secaba de nuevo por los nervios.
―Oh, esto es sabroso. ―Dijo Linnea, poniendo un poco de
cordero en la punta de un pincho y mostrándoselo a Yuuto―
Realmente me gusta. Definitivamente deberías probar un poco
también, Anii-ue.

52
Con la otra mano debajo de ella como un plato, llevó
suavemente el trozo de carne del tamaño de un bocado a la boca de
Yuuto. Su animada forma de ser y su sonrisa de genuina adoración,
eran suficientes para dar a Yuuto fuertes dolores de cabeza.
Habría preferido declinar cortésmente, pero estaban en público
y a su manera, esta oferta era un asunto diplomático. Como
hermano mayor, debía aceptar el gesto de su hermana menor bajo
juramento y reforzar su relación jerárquica.
Yuuto se armó de valor y se llevó un mordisco de carne a la
boca.
*Om… Munch, munch…*
La carne asada estaba crujiente, con el olor agudo característico
del cordero. Probablemente estaba delicioso, pero por el momento,
Yuuto estaba tan preocupado que no tenía la capacidad mental para
apreciar el sabor.
―¿C-Cómo está? ―Preguntó Linnea.
―S-Sí.‖Yo…‖creo‖que‖est{‖bien.‖Probablemente.
―¡O-Oh, eso es maravilloso! Estoy tan aliviada de que la cocina
del Clan Cuerno se adapte a tus gustos…‖―Linnea era toda sonrisas,
aparentemente encantada desde el fondo de su corazón.
Si uno se detuviera a pensarlo, frases como: “creo”‖ y‖
“probablemente”, eran claramente extrañas en esta situación, pero
Linnea no mostraba el más mínimo indicio de que se hubiera dado
cuenta.
Mirándola en tal estado de felicidad, Yuuto sintió que su
conciencia también estaba siendo ensartada.

53
―B-Bueno, entonces, u-um, e-entonces…‖―Linnea, de repente,
tímida y tartamudeante, comenzó a perforar otro trozo de carne con
el pincho.
¡¿Por qué no me apuñalas con esa cosa y terminas de una vez?! ¡Sería
casi más fácil de tomar en este momento! Pensó Yuuto. El estrés
emocional de la situación estaba empezando a afectarle.
Sin embargo, su pesadilla no había hecho más que empezar.
―D-Di: “A-Ahhh”…‖♡ ―Con la cara roja como una remolacha,
Linnea volvió a sostener un trozo de cordero. Su tono azucarado
provocó un incómodo escalofrío en su columna vertebral.
Físicamente, fue el mismo acto que hace un momento, pero con
sólo esas palabras, el tono de la situación cambió por completo.
En lugar de que un subordinado atendiera a su superior…
―Ahh, pero si ustedes dos tienen una relación tan íntima.
―Irrumpió un anciano, dirigiéndose a ellos jovialmente― De
verdad, parecen marido y mujer.
Era Rasmus, el segundo al mando del Clan Cuerno. Parecía
que ya estaba un poco pasado de copas. Todavía tenía sus piernas
firmes, pero tenía la cara roja y los ojos despejados.
¡Maldita sea! ¡Seguro te estás divirtiendo! Yuuto no pudo contener
un poco de su bilis interior hacia el hombre.
Si no hubiera sido por sus extrañas ideas en la cabeza de
Linnea, Yuuto podría haber estado simplemente disfrutando de la
ceremonia ahora mismo.
¡N-No te burles de tu p-patriarca! ―Tartamudeó Linnea.
Su intento de una dura reprimenda se fue reduciendo,
terminando con sus ojos hacia abajo, avergonzada.

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―A-Además, tú fuiste el que dijo que hiciera esto…‖ ―La
última parte casi sonó como si ella se lo estuviese murmurando,
pero Yuuto captó cada palabra.
―¡¿Así que lo de:‖“Di‖ahhh”,‖también fue cosa tuya?! ―Yuuto
miró a Rasmus con algo parecido a una intención asesina.
―Por favor, acepte mis disculpas. ―Dijo Rasmus con una
sonrisa de satisfacción― Pero aun así, alguien tan afortunado de
tener a nuestra princesa como su novia, sería un hombre feliz. No
encontrará muchas mujeres tan hermosas, sanas y dedicadas como
ella. ¿No está de acuerdo, mi Tio del Clan Lobo?
Yuuto se encontró apretando silenciosamente el puño bajo la
mesa ante la descarada pregunta de Rasmus. No debería haber
esperado menos del hombre encargado de dirigir un clan tan grande
como el Clan Cuerno.
Rasmus había redactado las cosas de modo que, una negación
fuera problemática, mientras que el acuerdo podía sacarse de
contexto.
Yuuto se encontró incapaz de pensar en una buena forma de
cambiar las cosas.
Justo cuando empezaba a ponerse nervioso, sintió algo
increíblemente suave apretando la parte superior de su brazo.
―Ara~, ese es un comentario que no puedo pasar por alto.
―Dijo Felicia con una sonrisa hechizante― ¿Es consciente de que
hay muchas buenas mujeres en el Clan Lobo? ―Felicia se acurrucó
contra el brazo de Yuuto y le dio a Rasmus una mirada significativa.
Rasmus frunció el ceño, visiblemente sorprendido.

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Por parcial que Rasmus pudiera ser con los encantos de Linnea,
no podía admitir honestamente que ella era menos atractiva
físicamente que Felicia.
Por un lado, no había manera de que la Linnea, que aún se
estaba desarrollando, pudiera igualarla en volumen y proporción.
―Ah, y Rún, tú también deberías llenar la copa de Onii-sama.
―Llamó Felicia.
―¿Hm? ―Sigrún frunció el ceño― Me molesta cuando me das
órdenes así. Aunque, como hija jurada, quiero atender a Chichi-ue
de todos modos, así que estoy de acuerdo.
Sigrún había estado parada justo fuera de la línea visión de
Yuuto, prestando atención silenciosamente a sus alrededores. Su
largo cabello plateado dio vueltas como una cola mientras se volvía
hacia él.
Sigrún era una belleza a la par con Felicia.
En términos de pura sensualidad, la victoria podría ser para
Felicia, pero Sigrún tenía una belleza casi artística, como si un
escultor hubiera quitado todas las impurezas, y sus rasgos estoicos
parecían irradiar un aura divina.
―Onii-sama, por favor, pon tu mano alrededor de mi hombro.
―Susurró Felicia al oído de Yuuto, mientras acariciaba
amorosamente su cuello y barbilla.
Los movimientos le hacían cosquillas a Yuuto aquí y allá, pero
se las arregló para mantener la compostura y hacer lo que ella decía.
―¿Hm? ¿C-Cuál es el plan, Felici―
―¡Oooh! ♡ ―La segunda vez que la mano de Yuuto tocó su
hombro, Felicia dio un grito sensual y cayó en los brazos de Yuuto.

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Fue una actuación de su parte; Yuuto no la había tirado del
hombro en absoluto, pero para la gente que lo observaba, tenía que
parecer que Yuuto había empujado a Felicia a un abrazo a la fuerza.
―Aquí tienes, Chichi-ue. ―Sigrún se inclinó en el momento
perfecto con jarra en mano, y empezó a servir té en la copa de Yuuto.
Todo se unió para producir lo que, sin lugar a dudas, era la
imagen de un hombre libertino siendo atendido por su harén.
¡Esa es nuestra Lobo Sabio, Ráðsviðr! Normalmente, Yuuto la
hubiese sacudido apresuradamente, pero ahora mismo la estaba
aplaudiendo internamente.
Linnea era venerada como princesa y matriarca de su clan. Su
orgullo no debería ser capaz de perdonar ser tratada solo como una
mujer entre muchas otras. Por lo tanto, dar la impresión de que él
andaba libremente con mujeres, podría animarla a retractarse de su
propuesta.
Yuuto, por ejemplo, pensó que la idea no era tan mala.
―¡Gununununu…!‖ ―Linnea no podía contener su desagrado,
gruñendo y haciendo pucheros.

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―Tee hee. ―Felicia se rió, sonriendo triunfalmente― Ara~,
¿qué pasa, Linnea-oneesama? ¿Podrías…‖ quiz{s‖ estar‖ celosa~?
―Lentamente, trazó un círculo en el pecho de Yuuto con su dedo
índice.
El papel de mujer malvada realmente te queda, Felicia, pensó
Yuuto, y luego rápidamente quitó esas palabras de su mente. Era
grosero pensar algo así de ella cuando estaba haciendo tantos
esfuerzos por él.
―¡¡N-No estoy celosa!! ―Linnea alzó la voz indignada, pero su
negación no fue nada persuasiva.
Sus celos eran evidentes, para que todos los vieran.

Por unos momentos Linnea miró hacia abajo, mordiéndose el


labio y gimiendo de frustración, pero de repente volvió a mirar hacia
arriba.
―H-Hmm…. L-Lo veo ahora…‖ Como‖ alguien‖ del‖ c-calibre de
Anii-ue, es inevitable que multitudes de mujeres acudan a él. Muy
bien. ¡Permitir algunas aventuras es también el deber de una esposa!
―Linnea apretó el puño y lo anunció en voz alta, como si también
estuviera tratando de convencerse a sí misma.
―¿Eh? ¿Huh? ―Yuuto empezó a tener la impresión de que, de
alguna manera, se habían creado más problemas.
Y ahí fue cuando ocurrió.
Sigrún fue la primera en darse cuenta.
Con una repentina agilidad animal, se levantó de golpe y miró
cautelosamente hacia la entrada, bajando su centro de gravedad.

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Puso una mano en la empuñadura de su espada, lista para
desenvainar en cualquier momento.
Su expresión era más seria de lo que Yuuto había visto nunca, y
una gran gota de sudor ya estaba bajando por su mejilla.
―¿Qué‖es‖lo‖que‖pasa,‖Rú―
Yuuto ni siquiera terminó su pregunta antes de que él también
se diera cuenta.
La gran sala de rituales se había llenado de ruido y celebración,
pero el sonido desapareció por completo como si una ola de silencio
bañase la sala, empezando por la entrada. Cada persona miraba
fijamente al mismo punto, con sus expresiones rígidas por el choque.
De pie en la entrada, había un hombre de mediana edad,
barbudo y bien formado, vestido con túnicas de seda.
Era alguien que Yuuto conocía: el Goði Alexis.
Era un alto funcionario del Sagrado Imperio de Ásgarðr, un
representante del Divino Emperador, y el hombre que había
supervisado la Ceremonia del Cáliz de Yuuto y Linnea.
Sin embargo, la persona a la que todos miraban no era Alexis,
sino el hombre que estaba a su lado.
Parecía joven, quizás de unos veinte años, con el cabello rojo
como las llamas. Era alto y delgado, con una complexión tonificada
que sugería fuerza y agilidad.
Sus rasgos masculinos estaban compensados por sus ojos, que
rebosaban de una curiosidad casi infantil.
De hecho, no había nada particularmente exótico o anormal en
la apariencia del joven. Y aun así, Yuuto era completamente incapaz
de apartar sus ojos de él.
―¿Q-Qué demonios‖es‖este‖tipo…? ―Yuuto jadeó.

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Antes de que se diera cuenta, ya se había puesto en pie a
medias, con su cuerpo tenso preparado para luchar o huir.
Sintió un terror misterioso brotar dentro de él en respuesta a
este hombre, como si la falta de precaución de un instante significara
su propia muerte. Como si un tigre salvaje hubiera aparecido
repentinamente ante él.
―¡Steinþórr! ¡¿P-Por qué está aquí?! ―Linnea estalló, con su
voz temblando.
Incluso Yuuto había oído antes ese nombre.
En el oeste de Yggdrasil, desde la fundación del Sagrado
Imperio de Ásgarðr, la región al norte del río Körmt se conocía como
Álfheimr, y la región al sur como Vanaheimr.
El Clan Relámpago controlaba un vasto tramo al norte de
Vanaheimr, a lo largo de todo el río Körmt, y Steinþórr era su
patriarca.
Su forma de luchar, menos valiente y más intrépida y salvaje, le
había hecho ganar el apodo…
―Dólgþrasir…‖Así‖que‖ese‖es‖el‖“Tigre‖Hambriento‖de‖Batalla”‖
de Vanaheimr, ¿no? ―Yuuto escupió las palabras con un pequeño
temblor, limpiándose el sudor de su mejilla con el dorso de su mano.
Había oído los rumores, pero hasta hace poco, había sido un
nombre que parecía muy lejano, de un territorio que aún no había
bordeado el suyo.
―Sí. ―Contestó‖ Linnea― Incluso el gran héroe del Clan
Pezuña, Yngvi, temía su poder. Después de enfrentarse a él una vez
en batalla, Yngvi ofreció la mano de su propia hija en matrimonio e
hizo un juramento de igual hermandad sobre el Cáliz…‖ todo‖ para‖
evitar pelear con un hombre diez años más joven que él.

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―Eso…‖suena‖como‖un‖duro oponente.
Yuuto se había enfrentado a Yngvi en batalla una vez antes, y
se había quedado asombrado por las habilidades del hombre.
Yngvi había montado respuestas a cada una de las tácticas de
batalla futuristas de Yuuto, a pesar de verlas por primera vez. Su
fuerza de mando había hecho que sus tropas volviesen al borde del
pánico cada vez que Yuuto les había sacudido, y su gran valor en la
batalla incluso había conseguido aplastar al más fuerte del Clan
Lobo, la Mánagarmr, Sigrún.
En una sola generación, Yngvi había elevado al Clan Pezuña a
una gran nación que estaba a punto de tomar el control de todo
Álfheimr. Sus habilidades eran las adecuadas para el papel de un
“gobernante‖supremo”,‖uno‖que‖se‖apodera‖de‖la‖tierra a través de la
conquista militar.
―Es igual que Takeda Shingen…‖―Murmuró Yuuto.
―¿Huh? ―Linnea lo miró con curiosidad.
―Lo siento, solo hablaba conmigo mismo. ―Contestó Yuuto
con una irónica sonrisa.
A menudo se decía que Oda Nobunaga, el poderoso
conquistador militar de la era de los Estados en Guerra de Japón,
había buscado una vez un tratado de paz y una alianza con Takeda
Shingen. A pesar de tener varias veces la fuerza militar de los
ejércitos de Takeda, Oda le había extendido toda su cortesía. Eso
mostraba hasta qué punto había temido el poder de Takeda Shingen.
Sin embargo, esto no era sólo un problema de la historia
reciente o antigua. En su anterior guerra con el Clan Cuerno, el Clan
Lobo se había apoderado de territorio ribereño, y ahora compartían
frontera con el Clan Relámpago.

62
Desafortunadamente, parecía que su nuevo vecino era un
cerebro de músculos.
―¡Lord Alexis! ¡¿Por qué ha traído a alguien como él aquí?!
―Rasmus cuestionó al barbudo Goði, no quitando nunca su mirada
de Steinþórr.
Este era el centro de la capital del Clan Cuerno y además, era su
lugar religioso más sagrado. Había que atravesar múltiples capas de
seguridad antes de entrar, así que no era un lugar en el que un
extranjero debería poder entrar.
Estaba claro que Alexis había usado sus privilegios
diplomáticos como representante del emperador para traer al
patriarca del Clan Relámpago con él.
―Aw, vamos, no te preocupes por los detalles, viejo.
―Steinþórr estaba completamente tranquilo― Estamos celebrando
aquí, ¿verdad? Pensé en venir a felicitarte como jefe de un país
vecino.
―¡¿Cómo te atreves a decir algo tan desvergonzado, cuando
tomaste la vida de nuestro anterior patriarca con tus propias
manos?! ―Gritó Rasmus.
―Ahh, ese tipo viejo. Hrunt―algo, ¿verdad? Todos decían que
era increíble, y luego ni siquiera resistió.
El patriarca predecesor del clan no era sólo el padre de sangre
de Linnea; si no que él también había sido su padre jurado por el
Juramento del Cáliz, efectivamente el abuelo de todo el clan.
Además, había sido un querido abuelo, que había bendecido a
su clan con muchas grandes empresas, y había dejado una marca
indeleble en su historia.

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Steinþórr había hablado de ese hombre tan indiferentemente,
como si estuviera hablando del tiempo de ayer, que apenas valía la
pena recordar.
Se empezaron a oír gritos de resentimiento alrededor de la
concurrida sala.
Steinþórr respondió con una risita y saludó a la multitud.
―Bueno, vamos, ¿a quién le importa un viejo muerto de todos
modos?
―¿Cómo‖ te‖ atreves…?‖ ¡¿Cómo te atreves a tomarnos tan a la
ligera!?‖―Con su furia en su apogeo, Rasmus desenvainó la espada
en su cintura.
Aunque fuese el patriarca del Clan Relámpago, perdonar ser
públicamente deshonrado tan profundamente, pondría en peligro,
no solo la dignidad de Rasmus, sino la dignidad del Clan Cuerno en
su conjunto.
―¡No creas que puedes entrar solo a este lugar, hacer
comentarios así y volver a casa con vida! ¡Tomaré tu cabeza para
hacer una ofrenda en la tumba del patriarca anterior! ¡Hey todos!
A la señal de Rasmus, varios de los hombres de la multitud
siguieron su ejemplo, desenvainando sus espadas.
Hubo algunos gritos aterrorizados de algunas de las mujeres
presentes, y de repente la sala se llenó de alboroto.
En cuanto al joven pelirrojo, seguramente era consciente de
toda la sed de sangre que se dirigía hacia él, pero parecía no
prestarle atención. Se rascó la cabeza con una expresión aburrida y
nada impresionada.
―Vamos, Rasmus. ―Dijo Alexis con una expresión de dolor,
interponiéndose entre los dos hombres―‖Este joven es mi invitado.

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Por favor, considere mi posición, y perdone su grosería como un
favor hacia mí.
Claramente experimentado como mediador en conflictos,
Alexis habló con confianza en medio de un ambiente tenso y
violento. Un movimiento en falso y fácilmente podría ser el único
en ser cortado, intencional o accidentalmente. Pero su tranquila
expresión no había cambiado. No era solo un Goði, sino claramente
un hombre de mucho valor.
―¡Khh…!‖ ―Rasmus arrugó la cara como si estuviera
masticando a un insecto asqueroso.
Al menos oficialmente, el patriarca de un clan era un servidor
del Divino Emperador. Esa autoridad oficial se utilizaba como parte
de la justificación para que un clan gobernara su territorio.
Un Goði era el apoderado del Divino Emperador. Sus palabras
eran las del emperador, y su invitado era un invitado imperial.
Herir o matar a Steinþórr aquí sería un insulto al honor del Divino
Emperador. Si se hiciera, a pesar del intento del Goði de detenerlo, el
deshonor sería imperdonable.
―Si usted lo dice, Lord Alexis, ―Dijo Rasmus― Entonces no
tengo más remedio que declinar. ―Bajó su espada.
Su voz seguía amarga y temblando de ira. Probablemente, lo
único que lo frenaba era su sentido de la responsabilidad como
segundo al mando del Clan Cuerno.
El Sagrado Imperio de Ásgarðr había gobernado
verdaderamente todo el territorio de Yggdrasil hace 200 años.
Ahora, su esfera de influencia se había reducido a algo más
comparable a un clan de tamaño medio, como el Clan Cuerno.

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Geográfica y políticamente hablando, estaba lejos de este lugar.
Sin embargo, su autoridad persistente seguía mereciendo respeto. El
imperio podría conceder a los vecinos del Clan Cuerno los derechos
oficiales para atacarles.
Actualmente, el Clan Cuerno había visto su territorio en el este
tomado por el Clan Lobo, mientras que sus pueblos y aldeas del
oeste habían sido devastados por el invasor Clan Pezuña, antes de
que fueran expulsados.
Con una situación interna como esa, Rasmus tenía que evitar
dar a sus clanes vecinos cualquier excusa para atacar.
―Parece que vas a vivir otro día, abuelo. ―Steinþórr le sonrió.
―Idiota, yo todaví―
Rasmus había empezado a alzar de nuevo su voz hacia
Steinþórr, pero no pudo decir nada más.
En un instante, Steinþórr cerró completamente la distancia
entre ellos y entró a quemarropa. Ya estaba tan cerca de Rasmus que
una espada sería inútil.
Rasmus se encontraba incapaz de moverse o reaccionar.
Steinþórr se inclinó cerca de la cara de Rasmus, con sus narices
casi tocándose, y se rió de él.
―Sí, nunca estuve aquí por ti en primer lugar, abuelo. Bueno,
oye, a tu edad, probablemente no te quede tanto tiempo, pero
cuídate.‖―Con esas palabras, Steinþórr se agachó repentinamente y
golpeó la hoja de la espada de Rasmus con su dedo.
Eso fue todo lo que hizo.
―Est{s…‖ bromeando…‖ ―Yuuto jadeó ante lo que vio,
mientras el suelo de piedra de la sala resonaba con el fragor del
metal.

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Ciertamente, el bronce era más frágil que el hierro.
Eso era un hecho.
¡Pero frágil o no, no debería haber manera de que una persona
rompiera una hoja de bronce con un simple movimiento del dedo!
Esa imposibilidad acababa de ocurrir en la vida real, y justo
frente a Yuuto.
―Ese es el poder de Mjǫlnir,‖ “El Destructor”. ―Explicó
Linnea― Es una runa única con toda su energía divina, su Ásmegin,
enfocada únicamente en el poder de destrucción…
Por lo general, la runa de un Einherjar les proporcionaba unas
cuatro o cinco habilidades diferentes.
Por ejemplo, la runa de Sigrún ―Hati― le daba habilidades
físicas generales mejoradas, siendo más fuerte que el guerrero
masculino promedio, pero también le daba un sentido del olfato que
podía detectar venenos y presencias enemigas, un extraño sexto
sentido en el combate y un rugido salvaje que inspiraba a sus aliados
e intimidaba a sus enemigos.
También había sus excepciones.
La runa Skírnir de Felicia era bastante especial, y le otorgaba
muchas y variadas habilidades y poderes. Sin embargo, esto era
compensado por un costo, ya que ninguna de las habilidades de
Felicia eran excepcionalmente poderosas.
Siendo así, como un comodín para todos los oficios, un
Einherjar especializado en solo unas cuantas de las habilidades que
poseía, seguramente la superaría.
Por lo tanto, también debía ocurrir lo contrario.

67
Si todo el poder de una runa estuviera comprimido y
concentrado, tal vez se podría obtener una fuerza ridícula capaz de
partir una espada de bronce en dos con el golpe de un dedo.
Después de llegar a esa conclusión, Yuuto se dio cuenta de otra
cosa. ―¿Hm? ¿Pero qué hay de sus movimientos en ese momento?
―Le preguntó a Linnea― También eran bastante antinaturales, ¿no?
Rasmus era el líder de cuatro poderosos Einherjar del Clan
Cuerno, conocidos como el Brísingamen,‖ o‖ “Las Cuatro Llamas”,‖
que le habían causado bastantes derrotas dolorosas al Clan Lobo
antes de la llegada de Yuuto.
Incluso después de su mejor momento, Rasmus debería ser
bastante fuerte y hábil. Y sin embargo, no había sido capaz de
reaccionar a la velocidad de Steinþórr en absoluto.
Incluso Yuuto, mirando desde el costado, apenas había podido
seguirlo. Era difícil de creer que alguien pudiera moverse con una
precisión tan rápida como el rayo sin las bendiciones de una runa.
Había, por supuesto, guerreros como Jörgen, el segundo al
mando del Clan Lobo que, a través de años de intenso
entrenamiento, había obtenido un nivel de habilidad que le permitía
luchar casi en igualdad de condiciones contra un Einherjar.
Era sólo la intuición de Yuuto, pero definitivamente tenía la
sensación de que un hombre como Steinþórr no había conseguido tal
habilidad a través de largos años de entrenamiento riguroso.
Era pura y simplemente fuerte.
Una fuerza sin entrenamiento, impecable, nacida de adentro,
como la de un oso o un tigre, o alguna otra bestia feroz.

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―Sí. ―Continuó Linnea― Tiene una fuerza fenomenal en
brazos y piernas, gracias a su runa Megingjörð, “El Cinturón de la
Fuerza”.
Por un segundo, Yuuto pensó que la había oído mal.
Si su memoria no estaba equivocada, acababa de oír hablar de
la runa de Steinþórr, y tenía un nombre diferente. No tenía la mejor
memoria, pero estaba seguro de que no era el tipo de persona que
olvida lo que le acaban de decir, como un anciano senil.
―Linnea,‖est{s‖diciendo― ¡¿Qué este tipo tiene dos runas?!
―Sí, Anii-ue. Es uno de los pocos ―quiz{s‖tres‖como‖mucho―
en todo Yggdrasil, que es un Einherjar de runas gemelas.
―…Qué‖ maldito‖ tramposo.‖ ―Dijo Yuuto con un cansado
disgusto.
No había manera de llevar a cabo ningún tipo de encuesta o
medición en este mundo, pero el entendimiento de Yuuto era que
sólo una de cada diez mil personas recibía las bendiciones de una
runa. Nunca había considerado la posibilidad de que a alguien se le
concedieran dos de ellas.
―Está bien, entonces. Veamos…‖ ―Steinþórr miró a su
alrededor― ¡Ah, ahí está! ―Sus ojos se encontraron con los de
Yuuto.
Antes de que Yuuto pudiera siquiera terminar de pensar, Oh
Mierda… para él mismo, el joven pelirrojo caminó casualmente hacia
él con una sonrisa encantada.
―¡Alto! ―Sigrún se interpuso en el camino de Steinþórr, con
su postura ancha como si estuviese protegiendo a Yuuto― No
permitiré que te acerques más a Chichi-ue. ―Puntuó su advertencia

69
con un pequeño movimiento, con su mano sacando levemente su
espada de su vaina.
Yuuto nunca antes había visto una mirada tan sombría en sus
ojos, y su cara estaba cubierta de gotas de sudor.
Yuuto estaba sorprendido.
Todo lo que he hecho hoy es ser testigo de lo imposible, pensó para sí
mismo. ¡Ni siquiera en sus sueños más descabellados se habría
imaginado ver al Lobo Plateado Más Fuerte, la Mánagarmr,
aterrorizada de alguien!
―¿Hm? ―Steinþórr se detuvo, mirando intensamente a Sigrún.
A diferencia de su interacción con Rasmus hace un momento,
había un destello de interés en sus ojos.
Yuuto pudo escuchar el crujido de los dientes de Sigrún; la
mirada fija de Steinþórr debió ser bastante desagradable para ella.
Aun así, la mujer, normalmente de mal genio, permaneció en
silencio y soportó la ofensa. Eso solo sirvió para impresionar más a
Yuuto, cuanto más insondable era la amenaza de Steinþórr.
―Ese cabello plateado…‖ Significa que eres la guerrera más
fuerte del Lobo, Sig―algo ¿no?
―Es Sigrún.
―Claro, sí, realmente no me importan los detalles. Ya‖ veo…‖
Tienes esa fuerte aura de batalla. Parece que matar a mi suegro en
una‖pelea‖cara‖a‖cara‖no‖fue‖una‖mentira,‖eh…‖Sin embargo, todavía
no eres rival para mí.
Asintiéndose a sí mismo como si estuviera satisfecho con su
propia evaluación, Steinþórr pareció perder todo interés en ella y
volvió su mirada hacia Yuuto.

70
Había sacado a relucir la muerte del padre de su esposa de
manera casual, sin siquiera una pizca de odio.
Había sido un matrimonio político entre dos clanes. Sin
embargo, no había signos de rencor sobre el asunto que pudiese ser
usado para justificar una guerra de venganza, por lo que quizás no
era de extrañar que Yuuto soltara un suspiro de alivio, como alguien
que prefiere la paz, preferiría no tener que enfrentarse a un
monstruo como ese.
―Ciertamente sabe cómo alterar una celebración, Lord
Steinþórr. ―Linnea no podía ocultar su irritación― ¿O está en la
naturaleza de una bestia ser ignorante de los problemas que les
causa a otros?
Esta celebración ceremonial de la victoria estaba siendo
organizada por el Clan Cuerno. La intrusión y las payasadas de
Steinþórr habían arruinado las cosas lo suficiente como para que
Linnea, como patrocinadora y anfitriona, hubiera sufrido una
pérdida de prestigio. Era sólo la naturaleza humana querer
responder con uno o dos comentarios sarcásticos.
―¿…Mm?‖ ―Steinþórr la miró― Ohh, entonces tienes que ser
la nueva matriarca del Clan Cuerno. Tu nombre era, uhh…‖ espera,‖
¿cómo era?
―¡¿Qu―?!‖
Linnea quedó boquiabierta por el insulto adicional.
Había caído en tiempos difíciles en los últimos meses, pero el
Clan Cuerno seguía siendo una nación prominente y una fuerza
influyente en esta región. Además, compartía una larga frontera
nacional con el Clan Relámpago a lo largo del río Körmt.

71
Como patriarca, ni siquiera recordar su nombre en una
situación así era nada menos que una humillación.
―¡Mi‖nombre‖es―
―Ahh espera, espera, no me digas. Lo escuché de Röskva.
Ummmmmmmm…‖―Steinþórr lo reflexionó en voz alta durante un
momento. Entonces declaró, lleno de confianza― ¡Sí, eso es! ¡Ahora
lo recuerdo! ¡Borghildr!
Era un nombre que no tenía nada que ver, sin una sola sílaba.
Uno podría pensar que era una provocación obvia, pero si lo
fuera, al menos habría algo de desprecio o sarcasmo mezclado en su
tono. Los comentarios del joven estaban libres de esa inflexión;
simplemente estaba diciendo lo que se le ocurriera. Saber esto, hizo
que su personalidad fuera aún más exasperante.
Sofocando su ira, la joven matriarca del Clan Cuerno anunció
su propio nombre.
―…Es Linnea.
Ella sabía lo que tenía que hacer aquí.
La situación ya había sido mediada por Alexis, y su país se
encontraba en una situación política desfavorable. Para una chica
orgullosa como ella, había sido una impresionante muestra de
autocontrol.
―¿Huh? Así que ese es el que era… Ah, bueno, ¿a quién le
importa los detalles? De todos modos, no es que tenga nada que ver
con una mocosa como tú. Aunque tal vez podría dedicarle un poco
de tiempo a la bella dama de ahí con curvas en todos los lugares
correctos.

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―¡Grr…!‖¡Bastardo!‖―Linnea finalmente perdió los estribos, tal
vez porque ya había sido comparada con Felicia hace poco tiempo, y
la vergüenza estaba todavía cruda.
Mientras rugía de ira, se levantó de su silla, pero un brazo
alrededor de sus hombros le sujetó la espalda.
No era una compresión particularmente fuerte, pero también
era un brazo que parecía contener determinación, que no aceptaría
un no por respuesta.
Linnea se estremeció un poco y la fuerza abandonó su cuerpo.
Yuuto esperó hasta estar seguro de que Linnea se había
acomodado en su asiento, y luego miró bruscamente al joven
pelirrojo.
―…Yo soy el único por el que estás aquí, ¿no? Deja de molestar
a los demás.
En ese instante, la atmósfera cambió completamente.
Todas las personas sintieron la misma sensación, como si la
temperatura hubiera bajado repentinamente.
Y todo se debió a unas pocas palabras de un joven que, hasta
ese momento, se había mostrado tímido y mediocre.

73
74
Para Yuuto, la familia era lo más importante. Podría no haber
sido intencional, pero este hombre se había burlado de la hermana
jurada de Yuuto, de su hermanita jurada, y del difunto padre al que
esa hermanita había adorado.
Era más que suficiente para que Yuuto lo detestara.
No estaba gritando, pero Yuuto claramente había perdido los
estribos. Suficiente para sacar a relucir su verdadera naturaleza, el
feroz león escondido dentro de él.
―…¿Oh?‖ ―Por primera vez, la sonrisa arrogante desapareció
de la cara de Steinþórr. El‖ “joven‖ alegre,‖ ignorante‖ e‖ inocente”‖
también pareció desvanecerse, como si le hubieran arrancado una
máscara, revelando algo terrible en su interior.
El hombre ante Yuuto ahora tenía el aire de una bestia
hambrienta. Miró a Yuuto con una intensa expresión, como un
depredador que finalmente había encontrado la presa que había
estado buscando.
Los realmente lamentables en esta situación eran los miembros
del Clan Cuerno. Habían sido arrastrados en su celebración, solo
para ser sorprendidos por la repentina intrusión del patriarca del
Clan Relámpago y abrumados por su monstruoso poder.
Por si fuera poco, el joven al que habían despreciado en secreto
y del que pensaban aprovecharse, también había revelado de
repente un lado oculto y temible.
Incapaces incluso de huir, los miembros del Clan Cuerno
estaban fijos en su lugar como si estuviesen agobiados por la
opresiva y sofocante tensión en el aire, con sus caras pálidas y sus
cuerpos temblando.
El silencioso empate continuó durante unos breves momentos.

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Finalmente, una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro
bestial de Steinþórr.
―¡Kyahaha! ¡¿Qué demonios, hombre?! ¿¡Así que puedes
poner esa cara, después de todo!? Por un momento pensé que eras
una total decepción, ¿sabes?
―¿Qué? ―Yuuto respondió con un gruñido irritado, incapaz
de entender lo que Steinþórr estaba diciendo. El aura de ira que
emanaba de su cuerpo se hinchó aún más.
La tensión en el aire se hizo aún más fuerte, y algunos gritos de
miedo se podían escuchar aquí y allá en la multitud.
Pero para el joven pelirrojo, la presencia intimidante que lo
bañaba no hacía más que aumentar el ancho de su sonrisa.
―¡Haha! ¡Ni siquiera tuve escalofríos como este cuando conocí
a mi suegro! ―Dijo Steinþórr― Me gustas, hombre. En serio.
―Que te agrade no me hace para nada feliz.
―Aww, vamos, que frío. ―La actitud de Steinþórr fue de
repente amistosa y demasiado familiar― Somos vecinos.
Deberíamos llevarnos bien. Vamos a divertirnos juntos de ahora en
adelante.
―Tch. ¿Qué demonios pasa contigo? ―Yuuto chasqueó la
lengua, molesto por el cambio de humor de Steinþórr.
Todavía detestaba al tipo; eso no había cambiado. Pero por más
fácil que fuera enfrentarse a la hostilidad con hostilidad, era más
difícil permanecer hostil hacia alguien que actuaba amigablemente
con él.
―Oye, patriarca del Lobo. ¿Cómo te llamas?
―Yuuto. Suoh Yuuto.

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―Suoh-Yuuto,‖eh…‖―Steinþórr repitió para sí mismo― Es un
poco raro para un nombre. Pero ahora lo tengo memorizado. Nunca
olvidaré tu nombre, Suoh-Yuuto.
Lo anunció en voz alta, para que todos lo oyeran.
Este mismo hombre que nunca se había molestado en tratar de
recordar el nombre de la matriarca del Clan Cuerno, Linnea, o de su
padre, el predecesor del Clan Cuerno, conocido como un gran
hombre o Sigrún, la Mánagarmr del Clan Lobo.
Yuuto no reconoció el significado de ese anuncio.
―Hombre, realmente eres genial. ―Dijo Steinþórr, dándose la
vuelta― Bueno, supongo que terminaré aquí por hoy y me iré a
casa. Tengo que ver algo interesante, después de todo. Nos vemos,
Suoh-Yuuto.
Hizo un gesto con la mano, con la espalda todavía girada
mientras se alejaba.
La multitud se separó delante de él sin decir una palabra, como
en el momento justo. Como la historia de Moisés partiendo el Mar
Rojo, una leyenda todavía lejana en el futuro.
Mientras Steinþórr salía de la sala por el sendero que se le
había abierto, todos los demás sólo podían verlo marchar,
estupefactos.
―¡Por favor, espéreme, Lord Steinþórr! ―Alexis lo llamó,
como si estuviera recobrando el sentido común, y luego se volvió y
saludó rápidamente a la multitud ―Ahora, si nos disculpan.
Tómense su tiempo y diviértanse por el resto de la noche. ¡Adiós!
El Goði entonces se fue, siguiendo al patriarca del Clan
Relámpago.

77
Incluso después de que los dos se hubiesen ido, la sala de
rituales solo volvió al silencio, con el pesado y opresivo aire aun
persistiendo durante un rato.
Lo primero que rompió el silencio fue un fuerte jadeo.
Era Sigrún.
Estaba arrodillada, soltando fuertes sibilancias. Debió haber
estado aguantando la respiración.
―Haaaaaaaaaah…‖―Le siguió Felicia, con un fuerte suspiro―
Aah, tengo la boca seca completamente. ―Rápidamente agarró un
vaso de agua que tenía delante y empezó a beberlo sin la gracia ni
los modales habituales.
―Pensar que ni siquiera era una batalla y aun así se las arregló
para agotarlas tanto‖ a‖ las‖ dos…‖ ―Dijo Yuuto preocupado― Es un
tipo extraño, pero al parecer también una gran amenaza.
―No sería tan‖malo‖si‖fuera‖sólo‖ese‖tipo…‖―Habló Sigrún.
―Sí, como dice Rún, si solo fuera él…
Sigrún y luego Felicia hablaron en términos vagos, dándole
miradas significativas a Yuuto.
Sigrún en particular había hablado de una manera
inusualmente indirecta, a diferencia de su habitual franqueza.
Yuuto ladeó la cabeza, preguntándose qué podía significar.
Entonces se dio cuenta.
―Oh, claro. También tenías que preocuparte de protegerme.
Los subordinados de confianza de Yuuto, Felicia y Sigrún,
también eran sus guardias personales. Tenían el deber y la
responsabilidad de proteger a su patriarca con sus vidas.
Debió haber sido increíblemente agotador mentalmente, estar en
guardia constante contra un hombre tan ridículamente poderoso.

78
Yuuto se sintió simultáneamente agradecido y culpable hacia
ellas, por proteger siempre a una persona tan débil como él.
Sabía que tenía que ser muy difícil.
―Uh, bueno,‖ no‖ es‖ eso‖ exactamente…‖ ―Sigrún buscó las
palabras correctas― Se podría decir que fue como ser arrojada
desarmada a una jaula, donde un tigre y un león se‖enfrentaban…
―Así es. ―Felicia estuvo de acuerdo, asintiendo con la
cabeza― Fue eso exactamente. Me sentí como si pudiera morir de
miedo.
―Demasiado‖aterrador,‖no‖con‖una‖bestia,‖sino‖dos…‖―El tono
de Yuuto era sombrío― Eso tiene sentido; es un Einherjar de runas
gemelas, después de todo. Así que Steinþórr es un monstruo.
―…
―…
Felicia y Sigrún no dijeron nada. Sus expresiones seguían
rígidas, como si no supieran cómo responder apropiadamente.
Yuuto pensó que podía entender sus reacciones.
Anteriormente, había tenido el mismo problema con el Clan
Pezuña; había pensado en el Clan Relámpago como una nación
grande y poderosa pero distante, separada del Clan Lobo por el
territorio del Clan Cuerno.
Pero con su reciente victoria sobre el Clan Cuerno, el Clan Lobo
había reclamado una buena parte del territorio del Cuerno, y ahora
compartía frontera con el Clan Relámpago.
Con un hombre tan extremadamente peligroso como su nuevo
vecino, francamente, intentar averiguar cómo manejarlo ya estaba
haciendo que le doliera la cabeza a Yuuto.

79
Él suspiró. ―Es conocido como Dólgþrasir, “El Tigre
Hambriento de Batalla”, así que al principio pensé en él como
alguien como Takeda Shingen, el Tigre de Kai. Pero después de todo
eso, diría que es más como Lü Bu o Xiang Yu.
―¿Puedo suponer que esos son los nombres de los héroes de tu
mundo, Onii-sama? ―Preguntó Felicia.
―Sí, ambos tenían un coraje y una habilidad increíbles.
Lü Bu había sido un legendario comandante militar durante la
última dinastía Han oriental de la China Imperial, famoso por su
fuerza sin igual.
Mientras tanto, Xiang Yu fue alabado como el mayor
comandante militar de la historia china, superando incluso a Lü Bu.
―Dicho esto, fui totalmente beligerante con él, ¿no? ―Yuuto
empezó a adivinar su comportamiento anterior.
Steinþórr había sido claramente el que había empezado las
cosas tratando de provocar una pelea, pero Yuuto había respondido
de la misma manera.
―Creo que tal vez fue la elección correcta. ―Lo tranquilizó
Felicia― Responder tímidamente al comportamiento grosero sólo
terminará haciendo que nos tomaran a la ligera.
―Sí, tienes razón. ―Yuuto sabía que había consecuencias al ser
despreciado. Podría significar convertirse en un objetivo para la
invasión, o ser acosado con demandas extravagantes.
La forma de pensar que supone que si uno hace concesiones, la
otra parte también hará concesiones, era desesperadamente ingenua.
En el mundo real, las únicas personas con las que la lógica
funcionaría, serían los japoneses.

80
Si uno se retiraba por miedo al conflicto, el otro aprovecharía la
oportunidad y avanzaría para cerrar la brecha. Esta era la realidad
de la diplomacia internacional.
Esto era especialmente cierto en un mundo como Yggdrasil,
donde prevalecía la ley de la selva. En este encuentro reciente, ser
pasivo o defensivo habría sido la respuesta equivocada.
―Bueno, parece que al tipo le gusté, así que tal vez las cosas
salieron bien, después de todo. ―Yuuto dio un largo suspiro de
alivio.
El enemigo de su clan, el Clan Cuerno, había sido traído como
un clan hermano, y la inesperada batalla contra el Clan Pezuña
también había llegado a su fin.
Después de haber estado ocupado durante tanto tiempo por la
guerra constante, las cosas finalmente se habían calmado, dándole la
oportunidad de empezar a buscar realmente un método para volver
a casa.
Tropezar en otra guerra con su nuevo vecino, habría sido el
colmo de la estupidez.
―Umm,‖ bueno…‖ ―Felicia miró hacia adelante y hacia atrás,
escudriñando toda la sala de rituales, con una expresión difícil―
Creo que las cosas pueden haber salido bien para el Clan Lobo y el
Clan Cuerno, pero puede que se conviertan en un problema
personal para ti, Onii-sama.
Mientras Yuuto seguía su mirada y miraba al otro lado del
pasillo, por alguna razón, todos los miembros reunidos del Clan
Cuerno parecieron ponerse rígidos a la vez en respuesta.
Yuuto frunció el ceño, perplejo.
―Hey,‖Feli―

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―¡Eso era justo lo que esperaba de mi Tío del Clan Lobo! ¡Sabía
que había algo en ti! ―Rasmus interrumpió a Yuuto antes de que
pudiera terminar su pregunta.
El segundo al mando del Clan Cuerno corrió hacia ellos, con su
cara enrojecida de emoción.
―Anii-ue…‖ ¡Me‖ he‖ enamorado‖ de‖ ti‖ otra vez! ―Linnea sonó
fuerte justo desde al lado de Yuuto, con su cara sonrojándose en un
rojo intenso y sus ojos brillando, mientras lo miraba con amor. ―¡Ya
no puedo pensar en pasar mi vida casada con nadie más que
contigo, Anii-ue!
―Había pasado tanto tiempo y esfuerzo tratando de
convencerlos con mis propias palabras, sin embargo, ¡pensar que
con tan sólo ese corto intercambio podría llevar sus corazones al
cambio! Dios mío, si eso no es prueba de tu capacidad de ser un
gobernante supremo, entonces el título en sí no tiene significado.
―Rasmus continuó sin descanso.
Estaba prácticamente vociferando, pero Yuuto tenía problemas
para seguir exactamente de lo que estaba hablando.
¿Qué había sucedido para que estos dos tuvieran un aumento
tan repentino en su opinión de él? Todo lo que había hecho era
mirar enojado a un idiota arrogante.
Tanto Rasmus como Linnea habían hecho exactamente lo
mismo, ellos mismos.
Yuuto miró a Felicia en un intento de ayuda, pero ella estaba
colgando la cabeza entre sus manos, cubriéndose la cara como si
estuviera triste.
―…¿Qué‖hice‖exactamente?‖―Preguntó Yuuto, desconcertado.

82
―Es una ciudad muy animada, ¿no? ―Comentó Alexis.
Después de salir del palacio, Alexis miró a diestra y siniestra a
sus alrededores mientras caminaba por las calles abarrotadas de
Fólkvangr.
Los niños pequeños corrían de un lado a otro de su camino,
riendo, como guiados por la música de las gaitas y las canciones que
se arrastraban en el aire. La ciudad estaba inundada del ambiente
de celebración, y había sonrisas en los rostros de todos.
Al pasar por un puesto callejero que aparentemente servía
como un bar improvisado, vio a gente bebiendo en plena luz del día.
Cada uno de ellos se alegraba, regocijándose por los momentos de
paz con los que habían sido bendecidos.
―Y entonces, ¿qué te pareció? ―Continuó Alexis, hablando
con el joven pelirrojo que caminaba justo delante de él― Me
arriesgué mucho viniendo aquí contigo para conocerlo. Seguramente
tienes una opinión, al menos.
Aunque traer a un Goði como él había asegurado su entrada a
la sala de ceremonias, no había nada seguro en irrumpir en la
fortaleza del Clan Cuerno sin hombres ni sirvientes, sin mencionar
que Steinþórr era el asesino de su predecesor.
Cuando el chico lo sugirió, Alexis tuvo serias dudas sobre su
personalidad. No era el acto propio de un patriarca al que se le había
confiado la vida de todo un clan. Además, Steinþórr había
interrumpido una celebración sagrada con un comportamiento
audaz, provocando a todos los que lo rodeaban.

83
Por un momento, Alexis había empezado a dudar de la cordura
del chico. Alexis había tenido una amplia experiencia en su posición
como Goði, lidiando con situaciones caóticas y a menudo violentas,
pero todavía tenía escalofríos al pensar en lo que acababa de ocurrir.
Por supuesto, la lógica del joven era sin duda muy simple.
Si llegaba el caso, este joven poseía la absoluta confianza de que
podría luchar para salir de territorio enemigo solo, y volver a casa
sano y salvo.
Esa confianza no era tampoco una mera arrogancia. Este
monstruo tenía la ridícula fuerza necesaria para hacer una cosa así,
una realidad.
Sin embargo, si por casualidad tal situación se hubiera
producido, Alexis no habría tenido esperanzas de sobrevivir. Goði o
no, no habría sido extraño para él ser ejecutado como castigo por
traer a Steinþórr con él en el peor de los casos.
Una vez más, sintió una profunda sensación de alivio por haber
logrado salir de allí en una sola pieza.
Steinþórr se volvió para responderle a Alexis, con su expresión
despreocupada e inocente.
―Sí, gracias de nuevo por traerme aquí. Quería echarle un
vistazo al menos una vez, al llamado: El Negro.
―No uses ese nombre a la ligera. Nos causará problemas.
―Alexis frunció el ceño y regañó a Steinþórr en voz baja. Ese
nombre era el tabú más alto del Sagrado Imperio de Ásgarðr. No
estaba nada bien hablar de ello en el centro de la ciudad.
―¿A quién le importan detalles? ―Sin siquiera una pizca de
preocupación por la advertencia, el patriarca del Clan Relámpago
arrancó un fuerte mordisco de la carne que llevaba.

84
Maldito bárbaro.
Alexis no pudo resistirse a maldecir al chico en su corazón.
Oficialmente, el patriarca de un clan era un vasallo local al
servicio del Divino Emperador. Como un alto funcionario del
gobierno central, permitía el honor de representar al Divino
Emperador.
Un Goði era mucho más alto en el cargo, pero eso era, por
supuesto, nada más que su estatus oficial, y Alexis no tenía casi
ningún poder político real.
Aun así, los señores de los clanes locales confiaban en la
autoridad del Divino Emperador para respaldar su derecho a
gobernar sus regiones. Como mínimo, se les exigía que mostraran
respeto verbal al emperador y a los que estaban por encima de ellos
en el puesto.
A pesar de eso, un Goði que representaba al Divino
Emperador, tuvo que lidiar con un chico insolente que le hablaba
igual que a todos los demás. Era realmente desconcertante.
―El hombre‖ que‖ destruir{‖ el‖ mundo,‖ eh… ―Steinþórr
murmuró en voz alta― Sólo me lo creí a medias, pero terminó
siendo más de lo que esperaba.
―Entonces, ¿aceptarás nuestra petición? ―Preguntó Alexis.
―Sí, lo haré. Contra él, creo que podría volverme loco.
El hombre conocido como Dólgþrasir, mostró sus dientes con
una sonrisa salvaje.

85
Acto 2
―Bien, sólo necesito calmarme. Cálmate. ―Yuuto puso su
mano sobre su propio pecho y se concentró en respirar hondo.
En un fiel reflejo de su estado de ánimo actual, el corazón de
Yuuto martilleaba como la campana de un reloj despertador
anticuado.
Su mano temblaba de miedo.
Su boca estaba completamente seca por la ansiedad.
El miedo nervioso que sentía ahora, hizo que lo que había
sentido cuando vio a Steinþórr por primera vez, pareciera trivial en
comparación.
En la oscuridad, la luz de la luna que entraba por la ventana
bailó hechizantemente a través de la superficie de un espejo redondo
y familiar.
De alguna manera, quizás debido a que estaba hecho con el
material conocido como cobre de elfo o Álfkipfer, Yuuto podía
contactar con su mundo original, mientras estuviera cerca de este
espejo.
La única razón por la que había podido sobrevivir estos dos
años en una tierra de guerras y luchas, había sido a la variedad de
información y conocimientos modernos a los que había tenido
acceso, gracias a esa conexión.
Sin embargo, todo eso se debió a la ayuda de una persona muy
importante.

86
―Ughhhhhhhhhhh, Mitsuki definitivamente tiene que estar
enfadada‖ conmigo… ―Lloriqueando patéticamente, Yuuto se
agachó, con su smartphone en la mano.
Al regresar a la capital del‖Clan‖Lobo‖―I{rnviðr― corrió hacia
el Hliðskjálf sin un momento de retraso y subió las escaleras, sólo
para encontrarse a sí mismo luchando para hacer que su dedo
oprimiera el botón de llamar.
“No estoy seguro. Acabamos de terminar una batalla. Probablemente
no sea nada peligroso. Sólo descansa tranquila. Buenas noches.” Esa fue la
última vez que habló con ella, hace más de tres semanas.
Mitsuki era muy consciente de que Yggdrasil era un mundo
peligroso y mortal. No era difícil imaginar cuánto debía estar
preocupada por él.
Eso era exactamente por lo que debería apurarse y llamarla,
para tranquilizarla. Pero con las circunstancias detrás del final de su
última conversación, habiendo sido lo que eran, se encontró incapaz
de pensar correctamente que debería ser lo primero en decirle
cuando le contestara. Definitivamente iba a empezar a llorar.
A Yuuto le costaba mucho lidiar con una chica que lloraba, y en
particular, nunca quiso oír llorar a Mitsuki.
Atrapado en un mundo separado como estaba, ni siquiera sería
capaz de acariciarle la cabeza.
Simplemente no sabía qué hacer.
―Supongo que preocuparse sin parar no va a ayudar en nada.
―Se dijo a sí mismo.
Inspiró y espiró profundamente― Bien. Sólo tengo que
mentalizarme y hacerlo. Para empezar, presiona el botón primero,
luego preocúpate por el resto.

87
Reunió cada trozo de coraje que tuvo, y luego tocó el ícono de
llamar. El tono mecánico de la llamada resonó, la señal de que no
había vuelta atrás.
Yuuto tragó ansiosamente.
―¡Yuu-kun! ¡Yuu-kun, ¿eres tú?! ¡¿Estás bien?! ―Como siempre,
Mitsuki contestó tras un solo repicar, antes incluso de tener la
oportunidad de prepararse mentalmente.
Eso era más que suficiente prueba para Yuuto, de que Mitsuki
había pasado más de tres semanas mirando casi constantemente su
teléfono, y antes de que se diera cuenta, era incapaz de soltar
palabras.
―Ah…‖M-Mitsu…ki…‖Y-Yo…‖―Solo un tartamudeo vacilante
consiguió escapar de los labios de Yuuto.
Sin embargo, para su amiga de la infancia que lo había
conocido durante 14 años, eso era más que suficiente.
―¡Y-Yuu-kun, realmente eres tú! Estoy tan contenta… Est{s vivo.
¡Estás vivoooo…! ¡Waaaaaaaaaaughhhhh!
―¡W-Whoa, n-no! ¡N-No llores, Mitsuki! ¡Te lo ruego, te lo
ruego, ¿sí?!
Justo como Yuuto había pronosticado de antemano, Mitsuki se
puso a llorar y empezó a sollozar a mares, y todo lo que podía hacer
era suplicarle.
Mientras tanto, Yuuto también sintió un calor agitándose
dentro de su corazón. Era la sensación de alivio de haber
sobrevivido para escuchar la voz de su amada amiga de la infancia
una vez más. Más que eso, era la felicidad de saber que alguien se
preocupaba lo suficiente por él como para llorar de alegría al saber
que estaba vivo, aunque fuera un placer culpable.

88
―Mitsuki. ―Dijo tranquilizadoramente― Todavía estoy aquí.
Todavía estoy vivo. Siento mucho no haber podido contactarme
contigo hasta ahora. No debería haberte preocupado así.
Era como si toda su preocupación de hace un minuto por lo que
tenía que decir, no hubiera sido más que una farsa, y una disculpa
abierta y franca salió de forma natural.
Aunque no había nadie que lo viera, inclinó la cabeza con tanta
fuerza que se la golpeó contra su propia rodilla.
Después de quién sabe cuánto tiempo, el sonido al otro lado de
la línea cambió de un llanto fuerte a un suave resfriado.
―Eres realmente… Eres realmente tú… No estás herido en ningún
lado, ¿verdad, Yuu-kun?
―S-Si, estoy bien. Estoy en perfecto estado de salud, en
realidad.
―No me llamaste en más de tres semanas. ¿Qué estabas haciendo?
―Eh…‖ ummm…‖ ―Yuuto vaciló un momento sobre cómo
responder, pero luego decidió confesar honestamente la verdad―
Estaba…‖E-Estaba‖en.…‖una g-guerra.
Había considerado si debía decir una mentira piadosa para
evitar que se preocupara, pero entre toda la gente, no quería
mentirle a Mitsuki.
―Ya veo…
―¡…!‖ ―Con solo esas dos palabras de Mitsuki, Yuuto
reflexivamente elevó su tención, incapaz de moverse. Su voz había
sido tan fría como el viento que soplaba desde un infierno helado.
―Yuu-kun. ―Dijo ella con gusto.
―¡S-Sí!
―Seiza.

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―…¿Huh?
―¿No me has oído? ¡Siéntate donde estás! ¡Ahora mismo!
―¡S-Sí, señora! ―Yuuto se sentó apresuradamente sobre sus
rodillas en la posición formal de seiza, como se le dijo.
Al igual que cuando se había disculpado antes, no había nadie
que lo viera, así que simplemente no pudo haberlo hecho y dijo que
lo había hecho, pero la idea de lo que podría pasar cuando se
enterara, fue más que suficiente para asustarlo y alejarlo de esa idea.
Un hombre sabio se mantiene alejado del peligro, como dice el
dicho.
―Yuu-kun, entiendo que tienes responsabilidades como patriarca.
―S-Sí.
―Estoy bastante segura de haberte dicho esto antes, pero estoy
absolutamente en contra. Preferiría que te quedaras en un lugar seguro,
lejos de todo eso.
―Lo siento, pero… han pasado muchas cosas.
Hasta hace muy, muy poco, el Clan Lobo había sido débil y
estaba bajo la amenaza constante de sus vecinos. Su propia
existencia era tan frágil como una vela al viento. No existía tal cosa
como un lugar seguro. La única forma de sobrevivir era que
lucharan para volver a subir.
―Sí, y sé que no puedo decir: “Entiendo‖ lo‖ que‖ pasó”, pero al
menos entiendo que has pasado por mucho y que tienes tus propias razones.
―G-Gracias.
―Yuu-kun, sé que hay cargas que tienes que llevar que estoy segura
que nunca podría imaginar, viviendo en un Japón pacífico. Pero aun así…
―¿S-Sí?

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―¡¿Cuánto crees que me he preocupado por ti?! ―Mitsuki gritó con
una voz de oreja a oreja, que era suficiente para hacer que Yuuto se
alejara del teléfono.
―L-Lo siento mucho.
―Yuu-kun, has hecho un gran trabajo reuniendo a tu clan como
líder, así que deberías saber todo esto, ¿verdad? Se llama “la sangre vital de
una organización”. Ho-Ren-So.
―Uhh, um, es esa jerga japonesa de negocios que significa r-
reportar, contactar, c-consultar, ¿verdad? ―Mientras decía las
palabras, Yuuto sintió como la sangre se le drenaba de la cara.
En el curso de sus deberes como patriarca, se había vuelto
amargamente consciente de la importancia de estas tres cosas. Y esos
aspectos vitales de la comunicación eran exactamente lo que había
descuidado con respecto a su única amiga de la infancia.
―No he recibido absolutamente nada de ti, ¿sabes? ―Lo regañó―
Al menos podrías haberme mandado un mensaje, ¿verdad?
―…Sí.‖―Yuuto asintió, con su cabeza inclinada hacia abajo con
cada frase.
Tal vez se le ocurrirían algunas excusas.
“Había estado demasiado ocupado con la preparación para la batalla y
no había tiempo de sobra”, por ejemplo; o “había estado demasiado
preocupado en tratar de pensar en cómo ganar y sobrevivir”. Pero, frente a
la chica que había pasado más de tres semanas esperando mientras
él no se ponía en contacto con ella, con el corazón adolorido todo el
tiempo, Yuuto sintió que decirle excusas como esas sería poco
varonil.
―Yuu-kun, realmente odio la idea de que vayas a la batalla,
realmente, realmente la odio, pero… es algo que no puedes evitar, ¿verdad?

91
―Dijo Mitsuki― Así que, al menos, háblame de ello. Si cortas el contacto
conmigo sin previo aviso… mi corazón no podrá soportarlo. Me preocuparé
por ti si me lo dices, claro, pero si no, me preocuparé aún más.
―…Lo‖siento.‖―Dijo Yuuto en voz baja.
―Muy bien. Entonces dejaré de sermonearte ahora. ―El tono de
Mitsuki cambió, y volvió a su habitual ser brillante y alegre―
¿Puedes contarme qué ha pasado en las últimas tres semanas?
―Sí,‖puedo,‖pero…‖Ya‖que‖el‖sermón‖ ha terminado, ¿significa
que puedo levantarme de nuevo?
Mitsuki estalló en risas: ―¡Ahahaha! ¿Qué~? ¿De verdad te
tomaste en serio la parte de sentarte~? No te habría atrapado, aunque no lo
hubieras hecho. ¡Eres tan fiel, Yuu-kun!
¿Y esto viene de la persona que habló como si hubiera un infierno que
pagar si yo no lo hacía?, suspiró Yuuto.
Fue lo suficientemente sabio como para no decir esas palabras
en voz alta.
Dicho esto, si vuelvo al mundo moderno, podría acabar bailando en la
palma de la mano de Mitsuki. Yuuto sonrió irónicamente.
La imagen de ese futuro pacífico le parecía encantadora―
―Y tan lejana.
En cualquier caso, de alguna manera Yuuto había superado lo
que había sido su mayor obstáculo.

El verano lleno de conflictos y agitación había llegado a su fin,


y se acercaba un otoño generoso.

92
―¡Aaaagh! ¡Dame un respiro! ¡Esto es muchoooo! ―Yuuto
cayó apático boca abajo sobre su escritorio, que estaba lleno de
documentos.
Cuando todo estaba dicho y hecho, Yuuto tenía un fuerte
sentido de responsabilidad, por lo que era bastante raro que se
quejara o llorase en voz alta. En esta situación, sin embargo, no
había nada más que pudiera hacer.
Antes de tener la oportunidad de lidiar adecuadamente con las
secuelas de la batalla con el Clan Cuerno, se había precipitado en
una campaña contra el invasor Clan Pezuña. Así que ahora había
una montaña de asuntos atrasados que requerían su juicio como
patriarca y que necesitaban ser resueltos.
Además, ya era hora del festival anual de la cosecha de su clan.
Este año también se estaba doblando como una celebración de su
victoria contra el Clan Pezuña, por lo que estaban planeando algo
particularmente lujoso.
Con todos los preparativos extras, la cantidad de trabajo era
suficiente para hacer que su cabeza girara.
―Siento pedirte esto cuando ya estás tan cansado. ―Le dijo
Felicia con expresión de dolor― Pero nada más debes terminar de
memorizar esta oración del ritual…‖ ―Ella le ofreció un
memorándum de papel.
―Ughhhhhh…‖―Yuuto respondió con un patético gemido.
Durante los últimos dos años, había aprendido a hablar el
idioma de Yggdrasil en su mayor parte, pero estas oraciones rituales
que tenía que aprender estaban llenas de palabras que no se usaban
en el habla normal, y estaba teniendo dificultades con ellas.

93
No serían tan difíciles de aprender si fueran palabras que él
conociera el significado, pero a él le parecían como una cadena de
sonidos ininteligibles, y no se le pegarían en la cabeza.
―Siento haberte obligado a hacer esto tantas veces, Felicia.
―Se quejó― Tú también debes que estar cansada.
―Oh no, está bien. Eso significa que tengo más tiempo a Onii-
sama solo para mí, después de todo. En realidad, me parecería bien
que siguieras cometiendo muchos errores. ―Lo dijo mientras le
daba una mirada sugestiva y de reojo.
Desde que regresaron de Fólkvangr, Felicia había estado
actuando un poco diferente. Se había involucrado aún más en
atender las necesidades de Yuuto de lo que solía hacerlo, mientras
sonreía y parecía disfrutarlo genuinamente.
Cuando Yuuto le dijo que era su confidente de mayor
confianza, debió haberla hecho realmente feliz. Ese conocimiento de
alguna manera hizo que Yuuto se sintiera un poco incómodo por
haberlo hecho.
―No, gracias. ―Dijo― Fallar tanto no estaría bien.
Frunció el ceño concentrado y comenzó a tratar de recitar la
oración una vez más, luego se dio cuenta de que su propio estado de
ánimo se había vuelto un poco más relajado, y su cabeza más clara.
Debido a que se había sentido mal por hacer que Felicia le
ayudara a practicar, se había esforzado demasiado para aprender las
líneas rápidamente y se había estado apresurando.
Con un trabajo como este, impacientarse sólo causaba que uno
cayera en un círculo vicioso.

94
Las palabras de Felicia probablemente fueron hechas por
consideración hacia él. Como siempre, Yuuto la encontró increíble
en ese sentido, mejor de lo que se merecía en un ayudante.
―Bueno, tienes razón, Felicia. ―Dijo― Unas pocas líneas no
van a matar a nadie.
Los juicios que un patriarca tenía que hacer siempre tenían
resultados serios, de vida o muerte para alguien, ya fuera directa o
indirectamente.
Sin embargo, estropear unas pocas líneas de un recital de
oración no iba a causar un gran problema de ninguna manera.
Pensándolo de esa manera, uno podría decir que el aburrido
trabajo tan ocupado como éste era el precio de la paz y lo aceptaría
con gratitud.
Justo cuando Yuuto se acercaba a esos pensamientos―
―¡Padre! ¡Perdón, pero debo verte! ―Una voz ronca gritó y la
puerta de la oficina del patriarca se abrió con gran fuerza.
―¿Mm? ¿Eres tú, Segundo?‖ ―Yuuto levantó la vista para ver
al segundo al mando del Clan Lobo, Jörgen, entrar en la habitación,
jadeando violentamente.
Viniendo de Japón, Yuuto tuvo muchos problemas para
dirigirse a alguien mayor que él por su nombre, sin ningún tipo de
honorífico. Durante un tiempo había intentado‖ añadir‖ “-san”,‖ pero
no le había ido bien, así que últimamente había empezado a usar
una abreviatura del título de Jörgen.
Jörgen era un hombre de aspecto feroz a principios de los
cuarenta años, pero a pesar de su apariencia, era bueno cuidando de
los demás y sus subordinados estaban muy apegados a él.

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Cuando Yuuto viajaba al extranjero, Jörgen servía como
patriarca interino y gobernaba a Iárnviðr en su lugar. Era un hombre
confiable y del cual podía depender.
―¿Cuál es el problema? ¿Qué está pasando? ―Preguntó Yuuto,
sintiendo ya una sensación de presentimiento.
En cualquier circunstancia normal, Jörgen lo habría llamado
desde afuera de la habitación, y esperado su permiso antes de
entrar. No habría roto el decoro irrumpiendo así. Eso significaba que
lo que estaba pasando, tenía que ser algo terriblemente importante.
Jörgen no se detuvo. Su impulsó al irrumpir en la habitación lo
llevó directamente al lado de Yuuto.
―¡Padre! ¡Por favor, ayúdame! ―Suplicó con voz
desesperada― ¡Mi hijo! ¡Mi hijo va a ser asesinado!
Liderado por Jörgen, Yuuto corrió hacia la puerta del castillo.
Al acercarse, pudo escuchar algún tipo de ruido estridente que
venía desde afuera de la puerta. Ya estaba oscureciendo, pero
parecía que había mucha gente reunida allí.
Había una excitación ferviente en el aire, que de alguna manera
le recordaba a Yuuto el campo de batalla.
Era extrañamente amenazante.
Cuando se quedó sin aliento por completo, atravesó la puerta y
al hacerlo, sus ojos se encontraron con los de un hombre del otro
lado.
El hombre tenía quizás unos treinta años, y el brillo de sus ojos
era penetrante y frío, como el de un lobo sediento de sangre.
Estaba vestido todo de negro, con cabello castaño oscuro
cayendo como una cascada sobre sus hombros.

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Era alto y de constitución demacrada, pero al mirarlo más de
cerca, era tan delgado y pálido, que casi parecía enfermizo.
Algo en él parecía extraño.
A sus pies, un hombre más joven yacía atado con una cuerda y
amordazado con un paño.
El hombre de negro sostenía una espada apretada contra la
parte de atrás del cuello del joven atado, preparada en silencio. Era
como si fuera la Parca que vino a llevarse el alma del hombre.
―¡Skáviðr, espera! ¡He traído a Padre aquí! —Gritó Jörgen,
interrumpiendo la escena.
Al oír esto, el hombre llamado Skáviðr miró a su hermano
mayor jurado con un aire de completa molestia.
―Este es mi trabajo. Te agradecería que no interfieras. Y no
puedo creer que fueras tan lejos como para hacer que nuestro señor
se tomara la molestia de venir hasta aquí, él mismo.
―¡¿Crees que dejaría que esto pasara?! ―Gritó Jörgen,
ardiendo de rabia― ¡¿Qué padre se quedaría quieto mientras matan
a su hijo sin intentar protegerlo?! ―Se puso de pie, protegiendo al
joven atado.
Evidentemente, este muchacho había tomado el Juramento del
Cáliz para convertirse en el hijo jurado de Jörgen. En otras palabras,
era un joven miembro de‖ la‖ propia‖ facción‖ o‖ “familia”‖ de‖ Jörgen‖
dentro del Clan Lobo.
―Hey, Asistente del Segundo. ―Dijo Yuuto, dirigiéndose a
Skáviðr― Por ahora, explícame qué está pasando. ¿Este tipo hizo
algo?

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Yuuto ya tenía una idea de cuál podría ser la situación, y una
fuerte sensación de que no iba a ser agradable, pero preguntó de
todos modos.
―…Así que, ¿lo trajiste aquí sin siquiera darle una explicación?
―Preguntó Skáviðr a Jörgen, con desprecio.
―¡¿Y cómo tendría tiempo para eso?! ―Jörgen respondió a su
vez con una mirada de simple odio.
Yuuto suspiró, exasperado. Mirando a su lado, vio que Felicia
también tenía una expresión de preocupación. Felicia
frecuentemente se peleaba con Sigrún, pero se podría describir como
la pelea que ocurre entre dos personas cercanas. En un nivel más
profundo, las dos se reconocían y aceptaban la una a la otra.
En cambio, los dos hombres que se miraban con odio delante
de Yuuto, no daban esa impresión. El aire entre ellos era espeso con
una intensidad asesina.
El título oficial‖ de‖ Sk{viðr‖ era‖ “el‖ Asistente‖ del‖ Segundo‖ al‖
Mando”,‖y por lo tanto, su papel era ayudar y apoyar al segundo al
mando del clan en sus funciones. Sin embargo, su forma de pensar
era completamente opuesta a la de Jörgen, por lo que ambos eran
propensos a terminar en desacuerdo.
Como los oficiales en los puestos número dos y número tres del
clan, con grandes responsabilidades, su relación se había vuelto más
abiertamente hostil con el tiempo.
―Dije, explícate. ―Yuuto levantó la voz y volvió a formular su
petición como una orden.
Skáviðr no había escuchado las súplicas de su hermano jurado
y superior, pero no podía ignorar una orden del patriarca.

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―Se descubrió que, en el curso de su regreso de la batalla, este
hombre entró en una aldea de nuestro aliado, el Clan Cuerno, donde
cometió varios actos de asalto violento.
―Tch… ―Yuuto chasqueó su lengua y su cara se contorsionó,
disgustado.
Los actos de saqueo y violencia por parte de un ejército contra
los residentes locales eran una parte inseparable de la guerra aquí.
Obviamente, la muerte era definitiva y absoluta. Aquellos que
estaban constantemente expuestos a la amenaza de muerte lidiaban
con una increíble cantidad de estrés. Sin alguna forma de
desahogarse, ese estrés se acumularía hasta un punto de ruptura, y
las tropas descontentas serían incapaces de funcionar.
Por ello, desde la antigüedad hasta la historia reciente, los actos
de pillaje y saqueo habían servido en cierto modo de recompensa a
las tropas que arriesgaron sus vidas en la batalla. En otras palabras,
los soldados en este mundo antiguo no veían tales actos como
moralmente incorrectos.
Una vez que la victoria estaba asegurada, los soldados podían
entrar en los pueblos y aldeas capturados y robar y matar a la gente
que allí vivía, salirse con la suya con cualquier mujer que estuviera
allí, y satisfacer sus deseos a satisfacción de sus corazones. Esto era
visto como su derecho como soldados, dado por sentado.
Por supuesto, Yuuto no podría aceptar valores como esos. Sin
embargo, tratar de refutarlos con el sentido común del siglo XXI no
tendría sentido.
La realidad de la vida aquí era cruel y sin corazón.
Los argumentos idealistas y las palabras bonitas no
funcionarían.

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―Por lo tanto, de acuerdo con las leyes del Clan Lobo, estaba a
punto de llevar a cabo su ejecución. ―Dijo Skáviðr, con sus palabras
insinuando el cambio clave que Yuuto había hecho.
El cambio era este: una ley absoluta e inflexible.
En vez de discutir basado en sus propios sentimientos
ingenuos, Yuuto había usado su posición como patriarca para
superar la dura realidad aquí.
Durante el Período de los Estados en Guerra de China, una de
las escuelas clásicas de pensamiento que surgió fue la filosofía que
más tarde se conoció como Fa-Jia, o legalismo.
A diferencia de un sistema en el que un administrador u oficial
se reunía arbitrariamente con recompensas y castigos basados en la
moral personal, el legalismo abogaba por un conjunto de leyes
impersonales, estrictas y rígidas, que constituían la base para
gobernar la sociedad. En otras palabras, un gobierno constitucional.
Después de que Shang Yang, que era prácticamente la
encarnación de los ideales del legalismo, se convirtiera en primer
ministro del estado de Qin, lo que había sido un país débil e
incivilizado, renació como un estado poderoso y próspero, con un
sistema centralizado de ley y gobierno. Se dijo que este sistema de la
ley, fue la base sobre la cual el primer emperador de Qin unificó más
adelante toda la China y comenzó la dinastía de Qin.
Durante esta misma época, hubo muchos otros ejemplos de
primeros ministros legalistas, cuyos liderazgos y reformas llevaron a
sus estados a sus días de gloria: por ejemplo, Zichan del estado de
Zheng, Guan Zhong de Qi, Shen Buhai de Han y Wu Qi de Chu.
Pero después de su muerte, cuando las leyes que habían

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promulgado comenzaron a perder autoridad o respeto, sus países
finalmente entraron en decadencia una vez más.
En el mundo del siglo XXI, de dónde provenía Yuuto, las
naciones más desarrolladas también seguían algunos principios de
constitucionalismo y estado de derecho.
Los países que ignoraban sus propias leyes y se regían por un
orden autoritario, se convirtieron en blanco del ridículo y el
desprecio.
El hecho de que el imperio de la ley sea superior al imperio del
hombre, ha sido claramente confirmado desde hace mucho tiempo
por la historia.
Para que una nación más pequeña y débil como el Clan Lobo
sobreviviera en un mundo de caos y guerra, para hacer que su
nación fuera próspera y fuerte, Yuuto había llegado a la conclusión
de que era indispensable un gobierno basado en el estado de
derecho.
―Hermano Mayor, eres el segundo al mando del Clan Lobo,
―Dijo Skáviðr, dirigiéndose a Jörgen― Un hombre admirable en el
que se puede confiar para actuar en lugar del patriarca. Espero que
no me estés diciendo que no conoces nuestras leyes.
―¡Ngh…!‖ ―Jörgen gruñó y retrocedió un poco ante la aguda
mirada de Skáviðr. Parecía que ese comentario había llegado muy
lejos.
―¡Muy bien! Le haré llevar una espada de madera en la
espalda, y me aseguraré de que nunca vuelva a hacer algo así. ¡Así
que por favor, déjalo salir con eso!
Hacer‖ que‖ alguien‖ “llevara‖ una‖ espada‖ de madera en la
espalda”‖era‖una‖frase en Yggdrasil, que se refería a un castigo por el

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cual uno golpeaba la espalda del criminal con una espada de madera
una y otra vez. Era uno de los castigos más severos que un superior
podía imponer contra su subordinado.
―Hmph, qué suave. ―Skáviðr descartó la idea con una risa
corta y despectiva― La ley del Clan Lobo requiere la pena capital
para aquellos que violan a mujeres o niños. Sería una cosa en
territorio enemigo, pero fue en nuestra nación hermana. No hay
circunstancias atenuantes que considerar aquí.
Yuuto no era un experto en el campo de la ley. No habría sido
capaz de crear un cuerpo detallado de leyes, ni un conjunto
complejo y matizado de leyes, que hubiera podido penetrar a una
población que no estaba acostumbrada a pensar en el estado de
derecho como algo absoluto.
Yuuto se había inspirado en cosas como el Código de Ur-
Nammu y el Código de Hammurabi, que serían más adecuadas para
esta época. Las leyes y castigos que había establecido se centraban
principalmente en cosas como el asesinato, el robo, el asalto, los
delitos sexuales, la destrucción de tierras de cultivo y el
incumplimiento de las órdenes militares.
En particular, los delitos de asesinato, robo, violación y
violación de órdenes militares conllevaban la pena máxima.
―Originalmente, este debió haber sido tu deber, Hermano
Mayor. ―Dijo Skáviðr con frialdad― Pero como su padre, por
supuesto, sentirías algo por tu hijo. Por eso, como funcionario
encargado de llevar a cabo las ejecuciones, me ofrezco a hacerlo por
ti. Ahora, si lo entiendes, quiero que te hagas‖ a‖ un‖ lado.‖ ―Skáviðr
puso una mano sobre el hombro de Jörgen, y lo empujó con fuerza
hacia un lado.

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Jörgen se giró apresuradamente y agarró el hombro de Skáviðr,
aferrándose a él en un intento de retenerlo.
―¡E-Espera! ―Lloró Jörgen― Ese joven, es un guerrero
veterano de la familia Jörgen, y he juzgado que en el futuro podría
ser digno de intercambiar directamente el Juramento del Cáliz con
Padre. Si muriera ahora, estaríamos perdiendo a alguien valioso
para el futuro del Clan Lobo.
―Es cierto que ha tenido bastantes logros militares. ―Meditó
Skáviðr, mientras miraba fríamente al joven que tenía a sus pies.
Contrariamente a las palabras de alabanza de los dos hombres,
el hombre atado y amordazado parecía indefenso y patético.
Dicho esto, Yuuto sabía que eso era solo porque su oponente
había sido demasiado fuerte.
En contraste con su aspecto enfermizo, Skáviðr era un Einherjar
con una runa llamada‖D{insleif,‖“La‖Espada‖Sangrienta”,‖y‖también‖
era el anterior Mánagarmr.
El año pasado, había perdido el título de más fuerte en el Clan
Lobo a manos de Sigrún, pero era inequívocamente un rival para
ella en el campo de batalla.
Incluso con un poco de habilidad, el joven soldado no habría
tenido ninguna oportunidad contra Skáviðr. No había otro resultado
posible para él, que la rápida captura sin esfuerzo por parte de su
oponente.
―Es cierto que esta vez su comportamiento se le ha ido un
poco de las manos, pero eso pasa mucho con los más talentosos, su
vigor les hace actuar precipitadamente. ―Suplicó Jörgen― Se
podría decir que son dos caras de la misma moneda. Es la prueba de
que tiene un futuro prometedor por delante. Y sólo en la lucha más

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reciente, nos trajo ganancias significativas en el campo de batalla.
Con eso en mente, ¿no podrías aligerar su sentencia?
―Hm…‖ suficientemente gratificante para aquellos que traen
éxito es también la ley del Clan Lobo. ―Skáviðr pareció ceder un
poco.
Nadie serviría mucho tiempo bajo un líder que sólo repartiera
el‖“palo”‖de‖duros castigos. Si eso era todo lo que hacía el líder, se
acumularían sentimientos de frustración y descontento, y
eventualmente llevaría a la animosidad hacia el liderazgo.
Así, el Clan Lobo ofrecía recompensas para reemplazar los
actos de saqueo y pillaje. Todos los que participaban en una batalla
recibían dinero u otros bienes, o suministros materiales. Era una
“zanahoria”, hecha posible por el poder económico que habían
ganado a través del comercio de bienes, como la harina molida y el
papel.
Si el joven guerrero había tenido tanto éxito como los dos
hombres mayores reconocieron, entonces su paga debería ser
bastante considerable. De hecho, en Yggdrasil, donde la esclavitud
era una práctica común, bastaría literalmente con comprar la vida de
una persona varias veces.
―S-Sí, lo es, ¿verdad? ―Jörgen, al conseguir que Skáviðr
estuviera de acuerdo con él, comenzó a tener esperanzas― Así
que―‖¡¿Qu―?!
*¡Slash!*
La espada de Skáviðr cayó sin piedad sobre el cuello del joven,
de donde brotó sangre fresca.

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―Mi señor. ―Dijo volviéndose hacia Yuuto― Quiero pedir
que la familia de este hombre reciba una recompensa
apropiadamente generosa por sus servicios.

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Skáviðr habló desapasionadamente, después de haber matado
a un hombre y haber sido rociado con su sangre sin el más mínimo
cambio en su expresión facial. Arrojó la sangre de su espada con un
rápido golpe y la devolvió a su vaina.
Jörgen, con su cara teñida de rojo por la indignación, había
desenvainado su propia espada y apuntó con la punta hacia Skáviðr.
―¿Qué crees que estás haciendo? ―Preguntó fríamente
Skáviðr, sin traicionar ninguna emoción.
―¡Debería preguntarte lo mismo! ¡Ni siquiera habíamos
terminado de hablar! ¡¿Por qué lo mataste?!
―Las recompensas y los castigos son asuntos separados, y yo
sólo soy el funcionario a cargo de las ejecuciones. ―Dijo Skáviðr―
Simplemente cumplí con el alcance de mis deberes oficiales. ¿Hay
algún problema con eso?
―¡Bastardo! ―Jörgen había tirado los últimos restos de
compostura y estaba perdido en la ira.
Ningún padre vería cómo matan a su hijo y no se enfadaría.
Incluso se decía que los hijos más tontos de uno son los más
queridos. Y por las costumbres de Yggdrasil, el vínculo del Cáliz era
más fuerte que el de la sangre.
Jörgen había criado a sus subordinados dentro del clan como si
fuesen sus propios hijos de carne y hueso, y sin duda habían
caminado muchas veces por la delgada línea entre la vida y la
muerte en el campo de batalla, convirtiéndose en camaradas además
de familia. La profundidad y la fuerza de ese vínculo era algo que
un forastero nunca podría esperar saber.

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―¡H-Hey, los dos! ¡Esperen! ―Yuuto, ante una situación que
de repente amenazaba con desbordarse, se asustó e intentó
interrumpirlos, pero―
―¡Sí, así es! ¡No tenías que matarlo! ―Gritó alguien entre la
multitud.
―¡Era un héroe! ¡Mostró la fuerza del Clan Lobo a nuestros
enemigos!
―¡Sigues con la ley esto, la ley aquello, pero sólo intentabas
herir a nuestro segundo al mando, ¿no?!
―Ahh, tiene que ser eso. ¡No puedes atacar directamente al
segundo al mando, así que estabas usando excusas para encontrar
fallas con su subordinado! ¡No hay nada más feo que un hombre
celoso!
―¡Lord Jörgen, dele una lección a ese bastardo, córtelo por la
mitad!
Los gritos de burla de las masas reunidas, ahogaron la voz de
Yuuto. Cada uno de ellos expresó su simpatía por el joven asesinado
y maltrató a Skáviðr, que había llevado a cabo su ejecución.
Para la gente de aquí, probablemente aún había mucho odio y
miedo hacia su antiguo enemigo, el Clan Cuerno.
―Hmph. Bueno, mi trabajo aquí ha terminado. Supongo que
debería irme, ya que no me quieren. ―Con un encogimiento de
hombros, Skáviðr se volvió abruptamente sobre sus talones para
irse. Dejó deliberadamente su espalda expuesta a Jörgen, que aún
tenía una espada apuntando hacia él.
El segundo al mando era el jefe de los subordinados directos
del patriarca, y también un candidato para ser el próximo patriarca.
Con su oponente envainando públicamente su arma y dándole la

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espalda, si Jörgen lo atacaba en ese estado, sería un acto de
vergüenza final.
Quizás Skáviðr lo hizo porque lo sabía, pero también era cierto
que si le atacaban ahora por detrás, lo matarían con facilidad. Para
que él le diera la espalda a Jörgen en esta situación, sin el más
mínimo cambio de expresión, definitivamente requería un cierto
nivel de coraje.
―Oh, es cierto. ―Justo cuando pasaba por la puerta, Skáviðr se
detuvo y miró por encima de su hombro durante un momento―
Será mejor que diga esto por el bien de todos ustedes, idiotas. Si
alguno de ustedes hace algo para llamar mi atención, no piensen ni
por un momento que saldrán con vida. Si no quieren que su sangre
se convierta en una mancha en mi espada, harán mejor en seguir la
ley. Háganlo, y no tendrán que tratar conmigo. Heh.
Mientras hablaba, en su rostro estaba inscrita una cruel e
insensible sonrisa.
Después de un momento, Skáviðr pasó tranquilamente por la
puerta hacia los terrenos del palacio.
Con una avalancha de miedo, silenció la multitud de
conmocionada y de repente, todo estuvo tan tranquilo que se podría
oír caer un alfiler.
Una vez que Skáviðr había desaparecido completamente de la
vista, sus quejas volvieron a estallar.
―¡¿Viste eso?! ¡Él también se rio así durante una ejecución
anterior!
―Bueno, sí, al fin y al cabo es Níðhǫggr “La Masacre Burlona”‖
A ese bastardo le encanta matar gente.

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―No sólo eso…‖Supuestamente camina por la ciudad todos los
días buscando a alguien a quien pueda matar. ¡U-Uwah, me da
escalofríos…!
Palabras de resentimiento y rencor salieron de los labios de
todos.
Mientras Yuuto escuchaba, suprimió las palabras que había
sentido que estaba a punto de decir en respuesta. Tenía que recordar
su deber principal. Permitirse sucumbir a sus emociones aquí sería
un estúpido desperdicio del sacrificio que acababa de hacer. Había
algo más que necesitaba hacer ahora.
―Lo siento. ―Yuuto se arrodilló junto al joven muerto,
poniendo una mano sobre el pecho del cuerpo, y ofreció una
silenciosa oración.
Ordinariamente, según los valores de este mundo, lo que había
hecho era perfectamente normal y corriente. Por supuesto que hubo
muchos que expresaron su desaprobación ante tales actos, pero
incluso esas personas eventualmente lo habrían racionalizado como
algo que no podían hacer nada para cambiar.
Como alguien que había traído valores extranjeros de otra
época y los había forzado a venir aquí, Yuuto sentía que tenía la
obligación de al menos ofrecer sus condolencias a una víctima de ese
cambio. Además, éste era el hijo jurado de Jörgen, como Jörgen lo
era para Yuuto. Puede que no hubieran intercambiado directamente
el Juramento del Cáliz, pero aun así había sido algo así como el nieto
de Yuuto.
“Protege a tu familia”. Se suponía que ese era el credo personal
de Yuuto, pero lejos de proteger al chico, había sido la ley que Yuuto
había establecido la que lo había matado.

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Pero mientras Yuuto fuera patriarca, tenía que luchar por la
felicidad de muchos. No podía permitirse priorizar su impulso de
proteger a su familia si eso significaba que ciudadanos inocentes
serían perjudicados en el proceso. Los ciudadanos, también eran la
familia de Yuuto.
―“Lo que ayuda a uno puede dañar a otro…”
Como decía el viejo dicho. Cuando dos deberes iguales estaban
en conflicto, uno no tenía otra opción que elegir un bando. No había
nada más que pudiera haber hecho.
No podía haber hecho otra cosa, pero aun así―
Las emociones de Yuuto el individuo, y la lógica de Yuuto el
patriarca, chocaron, dejando un sentimiento de desesperada
contradicción.
¿Qué estoy haciendo…? El vacío y el auto-desprecio corrieron a
través de su corazón.
Su angustia visible dio una impresión muy diferente a la gente
reunida frente a la puerta del castillo.
―¡Qué amabilidad! Mira cuánto llora incluso por la muerte de
un solo miembro de su clan.
―De hecho, es exactamente por eso que los valientes
luchadores del Clan Lobo lo admiran como padre, a pesar de su
juventud. ¡En serio, es un hombre de un calibre muy diferente al de
Níðhǫggr!
―Deberíamos ofrecer nuestras oraciones a ese joven
desafortunado, también.
―¡Ohh, tienes razón, tienes razón!
Emulando a Yuuto, cada uno de los otros puso una mano en su
propio pecho, y empezaron a rezar en silencio.

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Hubo algunos que se conmovieron hasta las lágrimas.
¡No soy tan buen hombre de carácter como creen! Yuuto quería
gritarlo en voz alta. Pero incluso si lo hiciera, no tendría forma de
explicárselos.
Yuuto apretó con fuerza los dientes, incapaz de resolver sus
desesperados sentimientos.

―Bueno, ese hombre sigue siendo tan aterrador como siempre.


―Murmuró Felicia en voz baja, una vez que ella y Yuuto volvieron a
la oficina del patriarca y dieron un largo suspiro de alivio.
Felicia normalmente saludaba a cualquier otro oficial de alto
rango del Clan Lobo, y al menos intercambiaba unas palabras con
ellos. En vez de eso, se había limitado a un breve asentimiento de
respeto, por lo que debió tener problemas para tratar con Skáviðr.
―Perdóname Chichi-ue, voy a entrar. ―Tan pronto como la
voz fría y digna de Sigrún anunció su presencia desde afuera, la
puerta de la oficina se abrió con un chirrido y entró en la habitación.
Sigrún casi siempre tenía una expresión severa, con un aire frío
y punzante, pero no se parecía en nada al aura siniestra de Skáviðr.
Era más bien una especie de belleza fría que inspiraba tanto miedo
como reverencia.
―Chichi-ue, los enviados del Clan Garra han llegado, y desean
una audiencia contigo. ―Dijo ella.
―¿Fueron enviados por Botvid? ―Dijo Yuuto con una mueca.
Botvid era el patriarca de su nación vecina, el Clan Garra.
Yuuto había conseguido forzar su lealtad, trayéndolo como un
hermano menor bajo juramento, pero tras esa sonrisa amistosa suya,

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nunca se sabía lo que el hombre estaba tramando. Era un hombre
con el que Yuuto no podía permitirse bajar la guardia.
―Bueno, quizás sirva como un buen cambio de ritmo. ―Dijo
Yuuto, doblando los brazos detrás de la cabeza y estirando la
espalda. Después del calvario de antes, todavía se sentía un poco
deprimido.
―¿Están en la sala de audiencias?
―Sí,‖iré‖a‖buscar‖a‖un‖chambel{n‖y…‖¡Ah!‖―Mientras Sigrún se
volvía hacia la entrada de la oficina, ella jadeó sorprendida.
Dos chicas miraban la habitación desde la puerta.
Una vez que sus ojos se encontraron con los de Yuuto, salieron
y descaradamente entraron en la oficina sin pensarlo dos veces.
Parecían ser niñas de entre 12 y 13 años de edad, y bastante
adorables en apariencia. Yuuto notó que tenían rasgos faciales
idénticos.
―Gemelas,‖ eh…‖ ―Dijo― Oigan, ustedes dos. Esta área está
fuera de los límites para los niños.
El palacio central era la residencia del gobernante soberano del
Clan Lobo. Naturalmente, si él o ella tuvieran cónyuges o hijos,
también estarían viviendo aquí.
Se suponía que esta área estaba fuera de los límites para que
nadie sin permiso expreso, pudiera entrar, así que Yuuto pensó que
se habían perdido y accidentalmente entraron aquí.
Sin‖embargo…
―¡Lady Albertina! ¡Lady Kristina! ¡Creí haberles dicho que
esperaran en el salón de audiencias! ―Sigrún amablemente
reprendió a las niñas, y Yuuto les dio una segunda mirada.

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Al mirar más de cerca, su atuendo era algo diferente al estilo de
ropa que llevaban las personas del Clan Lobo. Además, la tela que
colgaba suelta de sus hombros parecía estar hecha de seda, lo que
indicaba que eran las hijas de alguien de alto rango.
―Eheheheh. ―Una de las chicas se rió― No podía esperar
para ver la cara de mi esposo.
La chica que dijo esto tenía el cabello en una coleta corta a la
derecha. Se frotó la parte de atrás de su cabeza y se rió con una
brillante y genuina inocencia.
―Lo siento. Traté de detener a Al, pero ella insistió. ―La otra
niña levantó una mano delicadamente hacia su mejilla, mientras
hablaba.
Tenía la coleta corta en el lado izquierdo, y también tenía una
expresión más sombría, en contraste con la de su hermana.

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Sorprendida, Albertina se volvió para confrontar a su hermana.
―¡¿Uwah?! ¡Pero Kris, tú eres la que dijo que deberíamos
seguirla en secreto!
―¿De qué estás hablando, Al? No trates de culparme por tus
acciones. ―Kristina fingió ignorancia, inclinando ligeramente la
cabeza como si estuviera perpleja― ¿No eras tú la que decía:
“¡Quiero verlo, quiero verlo, quiero verlo, quiero verlooo~!”, y lloriqueaba
como una niña mimada?
―¡¡¡Eso no es verdad!!! Bueno, sí, está bien, dije algo así, ¡pero
Kris, fuiste tú quien lo sugirió primero!
―Así que la verdad sale a la luz. ―Dijo Kristina triunfante―
En otras palabras, lo dijiste, ¿no?
―B-Bueno, sí, lo hice, pero, pero, peroooo…
―Vamos, Al, tienes que disculparte. Has ofendido al patriarca
del Clan Lobo. Mira qué desastre de cosas has hecho. ¡Vamos, ahora,
rápido! ¡¿Discúlpate o no te importa lo que le pase a la gente del
Clan Garra?!
―¡¿E-Eeeeehhhhhh?! ¡L-Lo siento muchooo! ―Confundida,
Albertina se disculpó profundamente.
―En verdad, también debo disculparme humildemente por el
descuidado error de mi hermana. ―Kristina siguió sin perder el
ritmo.
―¿Are? Espera, ¿por qué parece como si todo es culpa mía?
―Oh, Al, realmente no tienes remedio, ¿verdad? Kusukusu.
―Kristina se rió.
Albertina volteó la cabeza hacia aquí y hacia allá,
completamente perdida en cuanto a lo que acababa de pasar,

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mientras Kristina parecía mirar a su hermana con una sonrisa casi
extática.
¿Qué diablos les pasa a estas dos? Se preguntó Yuuto, estupefacto.
Felicia y Sigrún parecían estar pensando lo mismo; ambas
también estaban asombradas en silencio, con la boca abierta, lo cual
era inusual para ellas dos.
En ese momento, la niña llamada Kristina levantó suavemente
el dobladillo de sus prendas de vestir, dejándolas revolotear a su
alrededor mientras caía grácilmente de rodillas, e inclinaba
reverentemente su cabeza.
―Si puedo empezar de nuevo formalmente, me disculpo por
no haberme presentado antes. Soy Kristina, hija de Botvid, patriarca
del Clan Garra. Esta es mi hermana gemela mayor, Albertina. Por
orden de Botvid, patriarca del Clan Garra, hemos venido aquí para
tener el honor de servir como sus esposas. Espero que nos llevemos
bien en los años venideros.
―¿…Qué?‖ ―Yuuto acababa de escuchar algo que no podía
ignorar― Maldito sea ese viejo zorro. ―Dijo Yuuto con desprecio―
Así que esta es la clase de mierda que estaba planeando.
Yuuto se inclinó sobre el escritorio, con su barbilla en sus
manos. Lo primero que le vino a la mente fue su conversación con el
patriarca del Clan Garra después de la Ceremonia del Cáliz de Yuuto
y Linnea.
Botvid le había preguntado acerca de sus perspectivas de
matrimonio, luego, siguió con un: “Bueno, entonces, ¿qué hay de mi
hija?” Incluso dijo: “Di que sí ahora y podría añadir una segunda para
endulzar el trato”.

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Por supuesto, Yuuto había rechazado la oferta, lo que debería
haber acabado con el tema. En ese momento, había sospechado que
el patriarca del Clan Garra se había echado para atrás muy
fácilmente, pero nunca esperó una táctica agresiva‖como‖esta…‖ Era
como un rayo de desesperanza.
―No estoy seguro de lo que él espera que haga con ustedes
dos, considerando que nunca accedí a tomarlas en primer lugar.
―Dijo Yuuto― Tendré que pedirles que vuelvan a casa.
―¡Awwwww! Después de que nos tomamos la molestia de
venir‖hasta‖aquí…‖¡Eso no es nada geniaaal! ―Albertina hinchó sus
mejillas e hizo pucheros.
Esta no era el tipo de actitud que debía adoptar con el patriarca
de otro país, y mucho menos con el hermano mayor jurado de su
propio patriarca. Pero su inocencia completamente desenfrenada
hizo que fuera fácil pensar: “Es una niña después de todo, ¿qué se le
puede hacer?” y pasarlo por alto.
Su hermana, mientras tanto, dio una impresión muy diferente.
―Eso es verdad. ―Dijo Kristina con naturalidad― Durante
todo el viaje, Al dijo cosas como: “Aparentemente es una persona
increíble~. He oído que también es bastante aterrador~” y “Ohh~,
realmente espero que sea guapo~”, e incluso fantaseaba: “Albertina, te
quiero. ¡Ahora, conviértete en mi mujer!” “¡Ohh, Lord Yuuto ♡!” Al final
estaba montando un patético espectáculo de una sola mujer que era
doloroso de ver. Ojalá tuviera en cuenta sus sentimientos.
―¡K-Kris, desearía que consideraras como me siento contigo
diciéndole eso!
―…Pff. Kusu.

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―¡Y me gustaría que no te rieras como si lo estuvieras
volviendo a imaginar y burlándote de mí!
―…
―¡No me mires tan compasivamente sin decir nada!
―Al, eres molesta. Y desagradable.
―¡Cuando dices cosas así directamente, es igual de doloroso!
Por alguna razón, Kristina estaba acorralando emocionalmente
a su hermana. Mientras Albertina se desplomaba, sollozando a
medias y trazando un círculo en el suelo con su dedo índice, Kristina
la miraba con una mirada de éxtasis. Sus mejillas estaban
enrojecidas, y ella sostenía su tembloroso cuerpo con ambos brazos,
como si tratase de suprimir los temblores de placer.
―Oh, Al, realmente no tienes remedio. Pero no te preocupes,
nunca abandonaría a mi dulce y desesperada Al. Siempre estaré ahí
para ayudarte cuando me necesites, ahora y para siempre. ―Kristina
comenzó a acariciar a Albertina en la cabeza, consolándola.
Yuuto se frotó los ojos. Por un segundo, estuvo seguro de que
había visto un par de alas parecidas a las de un murciélago en su
espalda y una cola puntiaguda saliendo de debajo de su falda.
Como testigo de primera mano de su intercambio, sólo podía
pensar: Tienes mucho valor para decir eso cuando eres tú quien la acosó...
Sin‖embargo…
―¡Kriiis~! ¡G-Graciaaas! Lo siento, soy una hermana terrible…
¡Por favor, espero que sigas cuidando de mí! ―Albertina abrazó a su
hermana, ahogando sus sollozos y llorando lágrimas de gratitud.

119
120
Parecía completamente ajena al hecho de que su hermana le
había tendido una trampa. Esta chica era tan pura y dulce que le
faltaba la capacidad de dudar de los demás. O por decirlo de una
manera menos amable, era un poco idiota.
―Hee~, hee~, kusu~. Al, eres tan adorable~. ―Dijo Kristina,
devolviendo el abrazo. Acariciaba tiernamente la espalda de
Albertina, mientras tenía una sonrisa dulce y pícara que le quedaba
muy bien a un demonio.
Al principio, su comportamiento había hecho que Yuuto se
preguntara si odiaba a su gemela, pero parecía que no era así.
Parecía que Kristina tenía un afecto genuino por Albertina, quizás
incluso un poco demasiado…
Era un amor increíblemente retorcido y pervertido.
―Parece que tenemos a unas raritas de primera clase entre manos. ―Dijo
Yuuto con un suspiro de cansancio, manteniendo su voz baja para
que las gemelas no lo oyeran.
Felicia sonrió irónicamente y se inclinó para susurrarle al oído.
―Sería tentador sospechar que ofreció a sus hijas como novias sólo para deshacerse
de ellas.
―Estoy de acuerdo. ―Contestó Yuuto, asintiendo levemente.
―¡Llamarnos una molestia es un comentario que no podemos
ignorar! ―Exclamó Kristina.
―¡Sí, no lo podemos ignorar! ―Añadió Albertina.
Kristina y Albertina levantaron repentinamente sus voces
sincronizadas, y empujaron sus palmas derecha e izquierda,
respectivamente, hacia Yuuto. Con sus respectivas manos opuestas
en las caderas, y adoptaron una postura simétrica.

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En un giro de 180 grados, Kristina le gritó de repente con una
rabia desbordante:
―¡No me pongas en la misma categoría que Al!
―¡¿Esa es la parte por la que te estás enfadado?!
―Nunca me habían insultado tanto en toda mi vida.
―¡¿E-Es tan malo para ti?! ―Albertina lloró.
―Porque Al es,‖ella‖es―‖Oh…
―¡¿Por qué tratas de escapar?! ¡Ahora realmente necesito
saberlo!
―…Lo siento. No puedo decirlo, porque sería demasiado triste
para que lo oyeras.
―¡¿Qué significa eso?!
A medida que las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de
Albertina mientras se asustaba más y más, Kristina se apartó de ella
con una mirada triste y adolorida.
Naturalmente, una vez que su cara se apartó de la vista de su
hermana, Yuuto pudo ver una malvada sonrisa esparcirse por ella.
―Bieeen…‖―Yuuto miró con una expresión rígida mientras la
conversación volvía a huir de él.
Hablar con estas dos niñas definitivamente parecía confundirlo.
Honestamente, empezaba a tener ganas de dejarlas solas, pero no
estaba en posición de hacerlo ahora.
―¿Oyeron todo lo que nos decíamos? ―Preguntó.
Después de todo, eran enviadas del Clan Garra, por lo que
Yuuto había tenido especial cuidado en hablar con Felicia en voz
baja para que no le oyeran.‖ La‖ palabra‖ “molestia”‖ que‖ las‖ gemelas
habían citado, había sido discretamente susurrada directamente en
su oído.

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Era un poco difícil creer que su audición era lo suficientemente
buena como para captarlo.
―¡Hee hee! ¡Resulta que ambas somos Einherjars! ―Albertina
declaró eso con una mirada de triunfo, hinchando su pecho plano
con orgullo.
La frase que inmediatamente vino a la mente de Yuuto fue:
“darles perlas a los cerdos”,‖ pero‖ habiendo‖ sido‖ escuchado por
casualidad, ejerció moderación y se la guardó para sí mismo.
―Poseo la runa Veðrfölnir, “El Silenciador de Vientos”, y Al
tiene a Hræsvelgr, “El Provocador de Vientos”. Lord Yuuto, por
favor, haga uso de mi poder en su camino hacia la conquista.
―Bien, por favor, úsal― ¡Espera, Kris, ¿por qué solo le dices
que use la tuya?! ―Exclamó Albertina.
En cuanto a Kristina, las palabras:‖ “una lunática con un
cuchillo”‖ le‖ parecieron‖ las más apropiadas a Yuuto, pero por
supuesto, fue lo suficientemente sabio como para mantener la boca
bien cerrada. Prefería evitar hacer cualquier cosa que creara una
pequeña posibilidad de ser blanco de sus ataques verbales.
Yuuto respiró larga y profundamente y recogió sus
pensamientos. Escucharlos ir y venir era como el equivalente
conversacional de un acogedor campo de flores silvestres y un
espeluznante paisaje infernal mezclándose, y ser arrastrado a ese
mundo era suficiente para hacer girar su cabeza.
Recordó lo que más necesitaba decir, y comenzó desde allí.
―Lo dije al principio, pero nunca acepté tomarlas como
esposas.
―Hmm, ¿es porque decidiste seguir adelante con la oferta de
compromiso de la matriarca del Clan Cuerno? Supongo que con la

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oferta sobre la mesa de gobernar todo su clan como premio, ni
siquiera nosotras dos estaríamos a la altura.
Yuuto frunció el ceño: ―Parece que tus oídos son bastante
buenos.
En el mundo incivilizado de Yggdrasil, no había teléfonos,
internet ni otras herramientas tan convenientes para transmitir
información. El método más rápido actualmente en uso
generalizado, era una tablilla de arcilla transportada por un
mensajero a caballo, lo que significaba que se tardaban varios días
en reunir información de otro país.
Habían pasado menos de diez días desde que Linnea le
propuso matrimonio a Yuuto. Teniendo en cuenta la distancia
geográfica entre los Clanes Garra y Cuerno, y el hecho de que las
dos chicas habían estado viajando de camino a la capital del Clan
Lobo durante algún tiempo, esta era información que normalmente
debería haber sido físicamente imposible de obtener.
Al principio pensó que podría haber sido una pregunta
importante, pero la frase: “gobierno‖de‖todo‖su‖clan”‖era‖demasiado‖
específica para eso.
―Soy la hija de Botvid, después de todo. No soy nada si no
aguda de oídos. ―Kristina se rió en silencio y le mostró a Yuuto una
sonrisa significativa.
Mientras tanto, había otra hija de Botvid presente, que dejó salir
una sorpresa: ―¡¿Ehh?! Pero yo no lo sabía… ―Y estaba claramente
tan conmocionada como Yuuto.
Pero‖dejando‖eso‖a‖un‖lado…
―De todos modos, eso es un tema aparte. ―Dijo Yuuto― Lo
que es importante es que para este tipo de cosas, hay ciertos pasos

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apropiados que deben seguirse, y arreglos que deben hacerse o nos
causarán problemas. Voy a redactar una carta de objeción al
compromiso, así que por ahora, haré que ustedes dos se vayan y
esper―
―¡Espera un momento, Onii-sama! ―De repente, Felicia
levantó la voz para interrumpirlo. ―Estas dos son las hijas de
nacimiento del Hermano Botvid, lo que las convierte en niñas de
alto estatus, justo como princesas. Enviarlas directamente de vuelta
a casa de esta manera sería, eh…‖Sería,‖um…
Felicia se calló con una expresión de preocupación, mirando a
las gemelas. Estaba claramente desconfiada del hecho de que su
anterior susurro al oído de Yuuto había sido escuchado por
casualidad.
―No me importa si lo dices en voz alta. ―Dijo Kristina con
otra risita. ―Sí, nosotras dos también estamos destinadas a ser
rehenes, ofrecidas al Clan Lobo como prueba física de la lealtad de
nuestro clan, al tuyo.
―Tch. ¿Qué demonios cree que son sus hijas? ―Yuuto escupió
las palabras, con su cara retorcida en una mueca de flagrante
resentimiento.
Era cierto que en la sociedad de clanes de Yggdrasil, los lazos
formados por el Cáliz tenían más peso que los de carne y hueso. Pero
eso era sólo un aspecto de la sociedad aquí, y los sentimientos de
una persona no eran tan fáciles de dividir de acuerdo a las reglas o
costumbres.
Yuuto y Botvid habían intercambiado el Juramento del Cáliz de
los hermanos, y se habían convertido en hermanos juramentados,
pero considerando su historia hasta ese momento, sería imposible

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llamar a la suya una relación construida sobre la base de una
confianza real.
Botvid seguramente sintió esto, también. Y así, al ver que el
Clan Lobo continuaba fortaleciéndose día a día, decidió ofrecerles a
sus propias hijas como una muestra de lealtad.
Yuuto entendió la lógica detrás de ello. Era algo que se había
practicado en todo el mundo, a lo largo de la historia. Aun así, casi
fue vencido por el odio que bullía en su corazón.
―Kusu. Qué‖aterrador.‖¿Así‖que‖este‖es‖el‖“León‖Enojado”‖del‖
que he oído tantos rumores? ―Las palabras de Kristina invocaban
un aire de confianza, pero por primera vez, su sonrisa se puso tensa.
Albertina tenía los ojos llorosos y temblaba como un cachorro
asustado.
―Cierto, lo siento. ―Se disculpó secamente Yuuto― No estoy
enfadado con ustedes dos, ¿bien? Estoy un poco molesto con mi
tonto hermano que decidió usar a dos jovencitas como ustedes, sus
propias hijas, como rehenes.
La imagen del hombre que más odiaba Yuuto, el hombre que
había abandonado a su esposa por sus propios deseos egoístas,
había brillado en su mente durante un segundo.
Sabía que eso lo estaba haciendo arremeter.
―Esas son palabras sorprendentes que vienen del llamado
Hróðvitnir,‖ “El Lobo Infame”, el hombre que trajo el Vánagandr.
―Dijo Kristina― Oh, eso me recuerda, su producción de papel es
bastante rentable, ¿no?
―…Realmente tienes un don para reunir información, ¿no?
―Yuuto habló en un tono bajo y cauteloso, entrecerrando los ojos.
Pero por dentro, estaba completamente asombrado.

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Esta chica ―Kristina― usaba sus tontas travesuras como una
máscara para ocultar su verdadera personalidad, una chica astuta, y
demasiado peligrosa para que él bajara la guardia.
Yuuto tuvo que admitir que había caído en las ridículas
conversaciones de antes, lo que había nublado su juicio y le había
hecho subestimarla.
Cuando estaba negociando para que Botvid hiciera el Juramento
del Cáliz para convertirse en su hermano menor jurado, Yuuto
difundió cierta información para usarla como palanca: que había
ordenado quemar hasta los cimientos y borrar del mapa una aldea
del Clan Garra llamada Van, y masacrar a todos los residentes.
Por supuesto, en realidad Yuuto nunca se habría atrevido a
hacer tal cosa y en su lugar, había hecho que los aldeanos regresaran
a Iárnviðr, donde trabajaban en trabajos como la fabricación de
papel.
Sin embargo, el conocimiento de estos hechos fue tratado como
una cuestión del más absoluto secreto nacional, que nunca fue
revelado. Había servido para disuadir a otros países, una amenaza
para que cualquiera que atacase al Clan Lobo, sufriría por ello. Si se
descubriera que Yuuto carecía de la resolución para llevar a cabo el
acto en primer lugar, sería considerado un signo de debilidad y una
fuente de falta de respeto.
Y esta chica lo sabía.
Para proteger a su clan, no podía permitirse el lujo de dejarla ir.
Dicho esto, tampoco quería actuar demasiado brusco con una niña.
Justo cuando estaba desconcertado sobre qué hacer
exactamente, Kristina se encogió de hombros con un suspiro y
habló.

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―La verdad es que lo supe hace sólo unos momentos. Poseo a
Veðrfölnir,‖“El Silenciador‖de‖Vientos”. Mi especialidad es borrar mi
presencia e infiltrarme en lugares o escabullirme. Así que por favor,
ten por seguro que mi padre Botvid no sabe nada, todavía.
―Bueno, no hay forma de que pueda enviarte a casa ahora.
―Yuuto se encogió de hombros, resignado, y se rio amargamente.
Estaba un poco menos preocupado, la verdad. Si realmente
hubiera tenido la intención de difundir el secreto en otra parte, no
habría mostrado su mano aquí de buena gana. Pensando en ello
ahora, debería haber sido extraño empezar con que una guerrera
experimentada como Sigrún, hubiera sido tan fácilmente seguida
hasta su oficina.
―Cielos, realmente me engañaste. ―Dijo Yuuto― ¿Así que
esta es la verdadera tú, entonces? Todo eso de antes fue sólo un acto,
¿verdad?
―Sí. Me parece que hacer el tonto anima a la gente a bajar la
guardia, y dejan pasar todo tipo de cosas. Bueno, no negaré que
burlarse de mi querida y dulce Al es mi pasatiempo personal.
―Hee~, ya veo. ―Yuuto asintió, impresionado.
Recordó una anécdota sobre un guerrero de la Era Sengoku,
Takeda Shingen.
Había variados relatos sobre el asunto, pero se decía que había
actuado a propósito como un completo tonto en público, para
engañar a los estados vecinos y bajar la guardia.
A pesar de su apariencia infantil, esta niña no debía tomarse a
la ligera.

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―Aun así, ¿no crees que era posible que todo esto me enfadara
lo suficiente como para hacerles algo a ti, o al Clan Garra, como
represalia?
―Reuniendo toda la información que he reunido hasta ahora,
concluí que las posibilidades de eso eran extremadamente bajas.
―Oh, realmente eres otra cosa. ¡De acuerdo! ―Yuuto se dio
una palmada en la rodilla y se rió, divertido.
A Yuuto le había caído completamente bien Kristina. Por
supuesto, incluso eso podía ser algo que ella había calculado
después de investigar su personalidad, pero incluso ese
pensamiento era agradable también.
―Para ser sincero, me gustaría tenerte como hija subordinada.
―Dijo― Voy a tener que dejar pasar toda la charla de tomarte como
esposa o concubina.
―Kusu kusu. Lord Yuuto, su habilidad para decir esas cosas es
quizás otro ejemplo de su gran capacidad como gobernante. ―Se rió
Kristina.
―¿Hm? ―Yuuto miró a izquierda y derecha, a Felicia y a
Sigrún, y notó que ambas tenían expresiones que indicaban
sentimientos encontrados. Aparentemente no entendían por qué
Yuuto había estado elogiando a Kristina.
Desde su punto de vista, era una niña insolente con una
personalidad problemática, y un inquietante nivel de conocimiento
de los asuntos del Clan Lobo.
En particular, la primera mitad de esto les había dejado una
impresión bastante mala.

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Sin embargo, Yuuto había leído un montón de libros sobre
estrategia y tácticas militares, y no había forma de que pudiera pasar
por alto su enorme valor como activo.
Hasta su amado autor, Sun Tzu, había escrito: “Conoce a tu
enemigo y conócete a ti mismo, y podr{s librar cien batallas sin desastres”.
Y en el mundo del siglo XXI de donde vino Yuuto, estaba la
frase: “Aquel que controla la información, controla el mundo”.
En el mundo subdesarrollado de Yggdrasil, el talento ejemplar
de Kristina para reunir inteligencia era algo que Yuuto quería
desesperadamente. Lo más importante era que podría usarla para
ayudarlo a buscar una manera de regresar a casa.
―Aun así, es una coincidencia afortunada. ―Agregó
Kristina― La verdad es que no tenía ningún interés en convertirme
en su esposa‖o‖concubina.‖Y…‖no‖tenía‖ninguna intención de dejarle
ponerle las manos encima a cierta persona. ―Mirando a su
hermana, Kristina sonrió dulcemente.
Sin duda era extraordinariamente hábil, pero no había duda de
que también era extraordinariamente retorcida.
Albertina tembló, como si hubiera sentido un escalofrío
momentáneo, o una mala premonición.
―En ese caso, ¿por qué viniste aquí? ―Yuuto siguió adelante y
le preguntó abiertamente, aunque había empezado a hacer una
conjetura basada en las varias pistas diseminadas a lo largo de la
discusión.
―Aunque sé que es un acto de insolencia, he venido aquí para
valorar y probar su calibre como líder, Lord Yuuto.
―¡Niña arrogante! Me había contenido por tu alto estatus, pero
hablar de probar a Chichi-ue va más allá de los límites de la

130
insolencia. ―Con una voz aguda y fría como el hielo, Sigrún
comenzó a reprender a Kristina.
Sigrún era en el fondo una persona extremadamente seria y
sincera, que en la jerga del Japón del siglo XXI, podría llamarse una
“tipo‖ club‖ deportivo”.‖ Se‖ trataba de un estereotipo que se
caracterizaba por la observancia de modales estrictos y la reverencia
por las reglas y la jerarquía de los típicos clubes deportivos
japoneses. Probablemente no podía pasar por alto la flagrante
indiferencia por el decoro y el hecho de estar de pie en las palabras y
acciones de Kristina. El ridículo acto anterior de las gemelas también
la había irritado indudablemente.
Sobre todo, su lealtad hacia Yuuto estaba en el nivel de la fe
ciega. Escuchar que todo esto había sido una prueba para medir a su
amado padre, había sido la gota que derramó el vaso.
―Espera, Rún. ―Dijo Yuuto― El hecho de que lo admita ahora
significa que me ha reconocido como digno, ¿correcto?
―Gesticulando suavemente con una mano para sujetar a Sigrún,
Yuuto miró a Kristina mientras hablaba.
Yuuto era el tipo de persona que odiaba cuando otros se
rebajaban o humillaban en relación con él. Saber que estaba siendo
“probado”‖ no‖ le‖ hacía‖ sentir‖ exactamente bien, pero habría
encontrado mucho más irrazonable que alguien confiara en un chico
punk como él incondicionalmente. Después de todo, se decía que tu
cuerpo y tu alma dependían de a quién los confiaras.
―Lord Yuuto, patriarca del Clan Lobo. ―Sin dejar rastro de
sus anteriores expresiones caprichosas, Kristina se dirigió a Yuuto
con total seriedad, poniéndose suavemente de rodillas.

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Al mirar a Albertina, su hermana asumió apresuradamente la
misma postura formal.
―Nosotras, las hermanas, aún no tenemos un padre
juramentado por el Cáliz. Aunque reconozco a mi padre Botvid
como un patriarca de considerable habilidad como el gobernante de
un clan, preferiría prometer esta única vida mía en juramento al más
grande Cáliz de todo Yggdrasil.
―Aprecio tu alta opinión sobre mí, pero son demasiados
elogios. ―Dijo Yuuto― Ya pasamos la necesidad de halagos,
¿sabes?
―No. Estos son mis verdaderos sentimientos. Reconozco su
capacidad de ver a través de las primeras impresiones engañosas,
averiguar la verdad y reaccionar con un juicio flexible. También he
visto brevemente su aura manifestada, pero inolvidable. La rara
aura de un verdadero conquistador. Y luego están todos sus muchos
logros hasta ahora. Bajo su liderazgo, estoy convencida de que
nosotras, las hermanas, podríamos usar nuestras habilidades al
máximo. ¡Por favor, que nuestros nombres se añadan a su familia!
¡Por favor, permítanos sentarnos al pie de su mesa!
―¡Por favor! ―Albertina interrumpió, y con su coro de
súplicas, las gemelas inclinaron sus cabezas al unísono.
Ahora, ¿qué debo hacer aquí…? se preguntó Yuuto.
Basado en lo que había escuchado hasta ahora, no sentía que
esto fuera una mentira, pero eso no era más que un sentimiento.
Como patriarca, no podía tomar su decisión tan fácilmente
basándose sólo en eso.
También estaba preocupado por las verdaderas intenciones de
Botvid.

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Yuuto estaba seguro de que no había forma de que ese viejo
zorro ignorase la verdadera naturaleza de su hija. Y ambos eran
Einherjars increíblemente valiosos. Probablemente había algún tipo
de plan o motivo oculto.
―Bueno, un centavo por una libra, como dicen. ―Dijo― Muy
bien. La verdad es que, no puedo ir imprudentemente ofreciendo mi
Cáliz a niños de otro clan. Los hombres de mi clan nunca lo tendrían.
Así que, ustedes dos deberán traerme un tributo. Algún logro digno
de su alta opinión hacia mí. Háganlo y las dejaré jurar por mi Cáliz.
―¿Tributo, dice? ―Preguntó Kristina, levantando la cabeza.
―Sí. ―Yuuto le sonrió.
Botvid era, al menos, un hermano de Yuuto. Incluso si estaba
tramando algo, probablemente no era algo demasiado dañino para
el Clan Lobo. Y Kristina había dicho: “nuestras‖ habilidades”.‖ Su‖
hermana podía parecer una cabeza hueca, pero también era una
Einherjar. Definitivamente tenía algo bueno.
Si iban a ponerlo a prueba, era justo que él lo hicieran también.
―Hagan lo mejor que puedan y trabajen duro, ¿sí? ―Dijo― El
Cáliz del patriarca del Clan Lobo no es fácil de conseguir.

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Acto 3
―¡Laaa laa laa! ♪ ―Detrás de Yuuto venía una voz cantando
desafinada, acompañada por un rugiente viento.
La voz pertenecía a Albertina, disfrutando alegremente
mientras montaba a caballo.
En cuanto a la otra niña, Kristina cabalgaba al lado del carruaje
de Yuuto, ocasionalmente mirando a hurtadillas en dirección de su
hermana y soltando una risita o dos.
―Wow, esto es conveniente. ―Exclamó Yuuto, impresionado
por la velocidad, mucho más rápida de lo normal, del carruaje.
Era una técnica que combinaba los poderes de ambas gemelas.
Kristina cabalgaba al lado del carruaje utilizando la potencia de
Veðrfölnir,‖ “El‖ Silenciador de Vientos”, para eliminar cualquier
viento en contra, mientras que Albertina cabalgaba detrás de ellos y
utilizaba la potencia de, Hræsvelgr,‖ “El Provocador de Vientos”,
para crear un fuerte viento de cola. Gracias a ello, estaban en camino
de llegar a su destino temprano.
―Me alegra ver que es de su agrado. ―Respondió Kristina― A
cambio de su juramento al Cáliz, también podría prometerle
agradables viajes de ahora en adelante.
Yuuto agitó la cabeza: ―Una oferta atractiva, pero no es
suficiente. No te lo voy a dar todavía.

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―Eso es decepcionante. ―Comentó, aunque en realidad no
parecía tan decepcionada.
Las dos niñas estaban siendo tratadas como huéspedes de
Yuuto. La fiesta anual de la cosecha había concluido con éxito y sin
incidentes, y Yuuto se había estado preparando para salir a
inspeccionar el nuevo territorio que había ganado en la batalla
contra el Clan Cuerno, cuando les había pedido que lo acompañara.
―Si pudieras usar este poder para afectar el campo de batalla
también, entonces sería realmente muy conveniente. ―Añadió.
―Nos gustaría poder hacerlo. ―Respondió Kristina― Sin
embargo, sólo podemos controlar los vientos en nuestras cercanías.
―Eso es decepcionante. ―Yuuto suspiró y se encogió de
hombros.
Poder controlar los vientos del campo de batalla a nivel táctico
supondría una ventaja inconmensurable. Uno podría usar vientos en
contra para acortar el alcance de las flechas enemigas y aumentar el
alcance de las propias con vientos de cola.
Con un viento de cola constante, uno también podría
fácilmente poner trampas y estrategias para matar al enemigo
usando fuego.
Pero, tener unos pocos poderes sobrenaturales no cambiaba el
hecho de que un Einherjar todavía era humano. Esperar habilidades
tan inhumanamente poderosas de ellos, era injusto.
―Decepcionante…‖Mierda,‖me‖estoy‖acostumbrando demasiado
a Yggdrasil. ―Yuuto se estremeció al darse cuenta de que sus
pensamientos se habían vuelto inmediatamente hacia la violencia.
En los dos años que habían pasado desde que llegó, el Clan
Lobo había estado en guerra casi todo el tiempo, así que en cierto

135
modo era inevitable, pero Yuuto estaba un poco preocupado por
cómo irían las cosas una vez que volviera a casa.
―No deberíamos tener que‖ ir‖ m{s‖ a‖ la‖ guerra…‖ ¿verdad?‖
―Murmuró Yuuto.
Había recibido información de múltiples fuentes que varios
clanes aliados al Clan Pezuña, habían roto y declarado su
independencia tras la muerte de Yngvi. Uno podría asumir con
seguridad que esos frágiles nuevos clanes no estarían invadiendo el
Clan Cuerno por el momento.
―Sí, es todo gracias a ti, Onii-sama. ―Dijo Felicia― Nunca
imaginé que llegaría el día en que pudiéramos hacer un viaje tan
tranquilo, juntos. Aunque la presencia de una incómoda tercera rueda o dos, hace que
las‖cosas‖sean‖un‖poco‖molestas…‖―Agregó en un murmullo.
―Es una inspección, no unas vacaciones. ―La regañó Yuuto
con una irónica sonrisa.
A pesar de decir eso, era cierto que el propio Yuuto se sentía
mucho más despreocupado y relajado en comparación con las
muchas veces que había cabalgado a la batalla.
―Aun así, ese idiota de Steinþórr todavía me preocupa. No sé
cómo‖decirlo… pero tengo un mal presentimiento sobre él. ―Yuuto
suspiró pesadamente.
Después del fatídico encuentro con su nuevo vecino, Yuuto
había regresado a Iárnviðr e inmediatamente se puso a reunir
información sobre Steinþórr y el Clan Relámpago. Lo que lo había
llevado a entender sobre el hombre conocido como Dólgþrasir,‖ “El
Tigre Hambriento de Batalla”, y lo absurda que era realmente su
fuerza.

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Steinþórr había asumido el papel de patriarca del Clan
Relámpago hace tres años, a la edad de dieciséis.
Probablemente subestimando al joven patriarca, el héroe del
Clan Pezuña, Yngvi, había llevado a cabo una invasión, pero
Steinþórr los había ahuyentado magistralmente.
Después de la batalla, realizó el Juramento del Cáliz de los
hermanos para hacerse hermano de Yngvi, y con la amenaza de su
norte neutralizado, el Clan Relámpago había empezado su
expansión hacia el este.
Los clanes más pequeños de los alrededores fueron aplastados
uno tras otro, y en solo tres años, la fuerza militar del Clan
Relámpago se había más que duplicado.
Mientras tanto, este joven pelirrojo luchó constantemente en el
frente, pero se decía que no había sufrido ninguna lesión, ni siquiera
un rasguño.
Yuuto quería creer que era una exageración que se extendió
deliberadamente a otras naciones como una jactancia de fuerza, pero
al menos, cuando vio a Steinþórr no tenía ninguna cicatriz visible.
A pesar de que los diversos opositores a los que había atacado
también habían incluido, sin duda, guerreros Einherjar, su rastro de
victorias no dejaba nada más que decir, excepto que este joven era
un monstruo.
―Estoy segura de que todo irá bien, Onii-sama. Después de
todo, parece que realmente le gustaste. ―Bromeó Felicia, riéndose
maliciosamente.
Uno no tendría que ser tan observador como ella para notar
que Yuuto tenía sentimientos menos que agradables hacia Steinþórr.

137
Cualquiera que hubiera estado presente en esa sala ritual, lo
habría sabido.
―Vamos, ya basta. ―Yuuto frunció el ceño, realmente
disgustado.
Desde el momento en que se conocieron, había algo en ese
joven intrépido que Yuuto no podía soportar. Incluso el solo hecho
de pensarlo le provocó un dolor nauseabundo en el pecho.
No era realmente porque Steinþórr fuera grosero y arrogante.
Si esa hubiera sido la razón, Yuuto habría estado más molesto por la
forma en que Kristina y Albertina se habían comportado.
Yuuto había pensado que quizás se debía a que su hermana
menor, Linnea, había sido burlada, pero ni siquiera eso era suficiente
para explicar el odio visceral que sentía hacia el hombre.
Encontrar que era incapaz de averiguar la razón de su irritación
molestaba aún más a Yuuto, lo que aumentaba el odio que sentía
hacia Steinþórr. Era un clásico círculo vicioso.
―Pero si hicieras el Juramento del Cáliz de los hermanos con él,
la paz del Clan Lobo estaría casi asegurada, ¿no? ―Dijo Felicia.
―Ugh…‖ ―Yuuto gimió, haciendo una mueca como si se
hubiese tragado algo asqueroso.
Honestamente, preferiría morir antes que convertirse en
hermano de ese hombre, pero como patriarca, Yuuto no podía
permitirse tomar decisiones basadas solo en sentimientos
personales. Si tuviera que pensar en la prosperidad futura de su
país, naturalmente era una opción que tenía que estar sobre la mesa.
Incluso si sólo imaginarlo era suficiente para ponerle la piel de
gallina en asco.

138
La ciudad de Gimlé se construyó cerca de la intersección de dos
ríos: el río Körmt, el gran río madre cuyas aguas alimentaban la
región de Álfheimr, y el río Élivágar, un afluente más pequeño que
bajaba de las escarpadas montañas de Þrúðvangr que formaban una
esquina‖del‖“Techo de‖Yggdrasil”.
Una parte de la muralla que rodeaba la ciudad se había
derrumbado, y obreros con el pecho desnudo y quemado por el sol,
estaban colocando nuevos ladrillos.
Mirando la ciudad propiamente dicha, uno podía ver que en
varios lugares a lo largo de la calle principal, los carpinteros estaban
ocupados ensamblando casas.
Cada miembro de la población que caminaba a lo largo de la
calle principal, desde las mujeres y los niños, hasta los ancianos,
estaba trabajando arduamente para llevar más ladrillos de un lado a
otro.
―Esto es un hecho de la vida en la guerra. Por favor, no te
preocupes demasiado por ello. ―Las palabras de Felicia fueron
consideradas, pero una nube negra permaneció sobre el corazón de
Yuuto.
―Sí…‖lo‖sé.‖―Dijo Yuuto, con un poco de autodesprecio.
Miró por encima de la ciudad, quemando la escena en sus ojos.
El solo mirarla hizo que su pecho se apretara con culpa, pero
esa era la razón más importante por la que necesitaba recordar esto.
Necesitaba recordar la imagen de la gente que sufría por lo que
había hecho.

139
La ciudadela fortaleza en el centro de la ciudad todavía estaba
dañada o destruida en algunas zonas, y había quedado expuesta a
los elementos de una manera que seguía mostrando notablemente
los estragos de la guerra. Eso se debió a que se había dado prioridad
a la reconstrucción de la ciudad propiamente dicha, y no había
suficiente gente disponible.
Esta fortaleza era una que Yuuto había asaltado y capturado
durante la guerra con el Clan Cuerno. Dado que la propia fortaleza
era el objetivo, se había concentrado en tratar de evitar daños
excesivos a la ciudad, pero había sido difícil de evitar por completo.
―Esta es una ciudad muy grande, ¿no? ―Murmuró Yuuto,
volviéndose hacia Felicia.
―Sí, he oído informes de que su población supera la de
Iárnviðr.
―Parece bastante rica en recursos.
―Ciertamente. En ese momento, fue tan asombroso que me
quedé sin palabras. ―Felicia dio un pequeño suspiro de admiración.
Ya no había rastro de él después de la cosecha de otoño, pero
en el momento en que tomó la fortaleza, todo el paisaje de las
afueras de la ciudad estaba cubierto de espigas ondulantes de trigo
dorado, que se extendían hasta donde alcanzaba la vista.
Los lugareños aparentemente se referían a esa vista como
Iðavöllr,‖ “Los Campos Brillantes”.‖ Desde‖ la‖ perspectiva‖ de‖ alguien‖
del Clan Lobo, cuyo territorio estaba mayormente en las
estribaciones de las montañas con suelo rocoso no apto para la
agricultura, la vista debió haber sido más cautivadora que cualquier
oro o joyas.

140
―Por mi parte, es un alivio que nuestra propia situación
alimenticia esté a punto de mejorar dramáticamente. ―Dijo Yuuto.
Actualmente, el Clan Lobo estaba compensando su escasez de
alimentos a través del comercio. No habían podido evitar comprar a
una tasa comparativamente alta, y a veces se habían puesto en
números rojos financieramente para abastecer a sus ciudadanos.
Y los países con los que comerciaban no tenían mucho
excedente en la producción de alimentos para empezar. Una mala
temporada de cosecha haría que los precios del mercado se
dispararan, y existía la posibilidad de que no hubiera suficiente para
comerciar.
Uno podría llamar a los suministros de alimentos: el sistema de
soporte vital de una nación; y Yuuto quería hacer posible que el
Clan Lobo se proveyera a sí mismo con su propia producción de
alimentos.
―U-Um, Lord Yuuto…‖―Albertina estaba tirando de su capa,
y Yuuto se giró para encontrarla con una expresión absolutamente
lastimosa en su cara.
―¿Eh? ¿Qué pasa? ―Empezó, pero entonces su estómago
emitió un vivo y estruendoso gruñido, y supuso el resto.
Sosteniendo una mano sobre su estómago, Albertina sonrió,
avergonzada.
El cielo ya empezaba a brillar con el sol poniente. Había pasado
algún tiempo desde que habían almorzado, sin mencionar el hecho
de que ella había estado usando el poder de su runa para crear
vientos de cola para empujar el carruaje de Yuuto todo el tiempo.
No era sorpresa que se le abriera el apetito.

141
―Oh, no tienes remedio, Al. ―Dijo Kristina― Supongo que no
se puede evitar. Bueno, todavía tengo algo de pan que ahorré del
almuerzo, así que…
―¡¿Vas a dármelo?!
―Me lo voy a comer yo misma, por supuesto. ―Kristina se
metió el pan sobrante en la boca de golpe y comenzó a masticar con
furia. Era un pedazo de pan bastante grande, así que sus mejillas
estaban hinchadas como las de una ardilla.
―Ah…‖a-ahh…‖¡ahhhhhh…! ―Albertina cayó dramáticamente
de rodillas, extendiendo un brazo hacia su hermana en vano, con
lágrimas cayendo por su cara.
Lloraba como si fuera el fin del mundo.
Viendo esa reacción, Kristina parecía absolutamente extática,
como si estuviera caminando en el aire. Como siempre, estaba
completamente dedicada a acosar a su hermana.
―Te conseguiremos algo de comida muy pronto, así que no
llores. ―Yuuto, sintiendo un poco de lástima por Albertina, le dio
una palmadita en la cabeza, moviéndole un poco el cabello.
Llegaron a Gimlé antes de lo previsto gracias a ella, y él
definitivamente quería darle una buena comida.
―¡Wuahhh! Muchas graciaaas…‖―Albertina agarró su mano y
le dio las gracias profusamente.
Mientras tanto, su hermana respondió con una fría objeción:
―Oh, Dios. Lord Yuuto, ¿podría molestarle para que no la alimente
sin mi permiso? ―La boca de Kristina estaba sonriendo, pero sus
ojos no. Parece que esto no sería un problema fácil de resolver.
Yuuto no pudo evitar sonreír irónicamente.

142
Por más que dijera lo contrario, Kristina había esperado para
hacer un espectáculo de comer frente a su hermana hasta que la
ciudad estuviera justo frente a ellos, cuando podrían conseguir algo
de comer sin tener que esperar mucho.
Yuuto tenía la sensación de que si realmente se les acababa la
comida y no tenían forma de conseguir más, ella le habría dado lo
último de su propia comida a Albertina.
―En‖serio…‖eres‖una‖chica‖retorcida.

―Suena como si realmente estuvieras teniendo problemas con


ello. ―Dijo Yuuto.
―Sí, señor. ―El hombre de mediana edad que estaba sentado
al otro lado del escritorio de Yuuto, inclinó tímidamente su cabeza
repetidamente, limpiándose el sudor de su frente con un pequeño
paño. ―Es sólo que hay bastantes diferencias de lo que estamos
acostumbrados y,‖um…‖
Se suponía que tenía unos treinta y tantos años, pero debió
haber visto gran parte de sus problemas, pues parecía mucho
mayor. Su cabello castaño ya tenía mechones de blanco, y había
gruesas líneas de pliegues grabadas en su cara.
El nombre del hombre era Olof. Era el oficial de cuarto rango
del Clan Lobo, y el nuevo gobernador que se encargaba de dirigir la
ciudad de Gimlé. No tenía ningún logro particularmente
sobresaliente a su nombre, pero había ganado su rango actual al
cumplir cualquier misión o asignación que se le asignara sin
ninguna fanfarria o queja, y con el tiempo, su larga y firme

143
dedicación lo había convertido en un general valioso y
experimentado.
Se esperaba que gobernar sobre un nuevo territorio anexo
traería sus problemas, y Yuuto había determinado que un hombre
conocido por sus sencillos, pero sólidos resultados sería el más
adecuado para la tarea. Sin embargo, parece que había sido una
tarea difícil, incluso para Olof.
―Aun así, tenemos que implementar el sistema de Norfolk de
alguna manera. ―Dijo Yuuto.
―He dado todo lo que tenía para intentar que así fuese, mi
señor, pero me temo que no estoy a la altura. ―Olof volvió a inclinar
la cabeza― Lo siento mucho.
―No, está bien. Entiendo que es difícil. ―Yuuto hizo un gesto
con las manos, intentando tranquilizar al apologético Olof― Sé que
va a ser difícil, pero sigue intentándolo.
El sistema de Norfolk era un sistema de cultivo de cuatro
cursos, en el que cuatro cultivos diferentes (cebada, trébol, trigo y
nabos) eran plantados en cuatro campos, y luego sus posiciones eran
rotadas con la nueva siembra cada año.
En el siglo XVIII, el aumento tremendamente rápido de la
productividad agrícola, fue en gran parte debido al uso generalizado
de esta técnica de rotación de cultivos, que pasó a denominarse la
Segunda Revolución Agrícola.
Hasta la llegada de este sistema, había sido difícil preparar una
cantidad adecuada de forraje para todo el ganado doméstico y, a
medida que se acercaba el invierno, era común sacrificar la mayoría
de ellos, lo que a su vez impedía retener un gran número de
animales.

144
Para Yuuto, eso significaba que en preparación para el próximo
invierno de este año, quería al menos elaborar un plan para la
plantación de nabos y tréboles.
Los nabos servían como forraje para el ganado durante el
invierno, mientras que el trébol alimentaba al ganado y ayudaba a
renovar la tierra.
―El mayor problema para nosotros, ―Explicó Olof― es que
esta ciudad estuvo bajo el control del Clan Cuerno durante muchos
años, y la gente aquí realmente llegó a amarla y apreciarla. Por lo
tanto, no ven muy favorablemente nuestro gobierno.
―Ya‖veo…‖ ―Dijo Yuuto, asintiendo― Bueno, el Clan Cuerno
mejoró mucho la vida aquí, después de todo.
El padre de Linnea era conocido coloquialmente como
Gullveig,‖ “El‖ héroe‖ Dorado”, y parece que ese nombre no era
exagerado.
La misma Linnea estaba tan dedicada al bienestar de su pueblo
que había estado dispuesta a ofrecerse como sacrificio por ellos. Era
probable que ella hubiera aprendido este sentido de devoción de las
enseñanzas de su padre, y observando su ejemplo.
―Sí, señor. ―Dijo Olof― Y cuando los forasteros como
nosotros llegan en momentos así, exigiendo que cambien las
prácticas que han pasado de generación en generación, es muy
difícil‖conseguir‖que‖alguno‖de‖ellos‖preste‖atención…
―Sí, ese va a ser el caso cuando sus costumbres agrícolas se
han transmitido durante‖cientos‖ de‖años…‖ ―Yuuto no pudo evitar
estar de acuerdo con el punto de vista de Olof, suspirando
amargamente y cruzando los brazos.

145
En‖ la‖ “sociedad‖ de‖ la‖ información”‖ del‖ siglo‖ XXI,‖ de‖ donde‖
proviene Yuuto, los avances tecnológicos eran prácticamente
mensuales o incluso diarios. Pero en épocas antiguas, a menudo
habían períodos de varios cientos o incluso miles de años, sin
cambios significativos o revolucionarios, donde la gente
simplemente continuaba usando la tecnología y las prácticas
transmitidas a ellos.
Por ejemplo, a pesar de que el concepto de pelear mientras se
montaba a caballo ya había nacido alrededor del año 1.000 a.C.,
pasaron otros 700 años antes de que se inventara la boquilla de
broca, y pasaron 1.400 años más antes del advenimiento del estribo
moderno.
―“No hay nada más difícil de asumir, más peligroso de llevar a cabo,
o más incierto en su éxito, que tomar la iniciativa en la introducción de un
nuevo orden de cosas.” …Así‖es.‖―Con un poco de ironía, Yuuto citó
de memoria a El Príncipe de Maquiavelo.
En ese libro, Maquiavelo siguió con: “Porque el innovador tiene
por enemigos a todos los que han hecho bien en las viejas condiciones, y
defensores tibios en los que pueden hacer bien en las nuevas”.
Y esta era la agricultura, el núcleo y la base de los medios de
vida de la gente. El fracaso significaría que podrían no tener nada
que comer al año siguiente.
Yuuto podía entender por qué la gente de Gimlé se lo pensaría
dos veces antes de confiar en algo nuevo. Cuando intentó poner en
práctica el sistema con el Clan Lobo en Iárnviðr, Yuuto ya se había
ganado una reputación con varios logros para el clan, y se había
ganado la confianza de autoridades de alto rango en el clan como
Felicia y Jörgen.

146
Y esas autoridades del Clan Lobo ya tenían la confianza
incondicional de los ciudadanos. Esa era la única razón por la que
había sido capaz de implementar incluso una versión parcial del
sistema, tan fácilmente como lo había hecho.
Gimlé era, en este sentido, territorio enemigo, y al otro lado de
la frontera del río Élivágar se extendía el territorio del Clan
Relámpago. Si no era cuidadoso con las emociones de la población
local, en el peor de los casos podría llevar a una revuelta, creando
una apertura fatal en las defensas del Clan Lobo e invitando a la
invasión.
―No hay nada más difícil de tratar que las emociones
humanas. ―Refunfuñó Yuuto, y suspiró.
―Tiene toda la razón, mi señor. ―Olof dio un acuerdo severo y
solemne.
Luego intercambiaron miradas y ambos se rieron irónicamente.
Por más lógico que suene, por más revolucionario que sea el
resultado esperado o la mejora, sin la capacidad de influir en el
corazón humano, cualquier idea nueva no era más que una tarta en
el cielo. Al fin y al cabo, el conocimiento del siglo XXI no era más
que eso.
¿Cuánto tiempo le había llevado enterarse de ese simple hecho?
―Por el amor de Dios. Entonces, ¿qué podemos hacer al
respecto? ―Perplejo, Yuuto miró al techo.
No lo sabía, pero una solución al problema que él había
pensado extremadamente difícil de resolver, estaba incluso ahora
corriendo hacia él desde una dirección inesperada.
Si esa solución sería algo deseable para él o no, era otra cosa.

147
―¡Anii-ue! ¡Es bueno verte de nuevo después de tanto tiempo!
―Linnea lloró.
―S-Sí, y-yo también me alegro de verte, Linnea. ―Sorprendido
por la repentina llegada de su hermana jurada a la ciudadela, Yuuto
luchó incómodamente para devolverle su saludo.
Hace unos cinco días que Yuuto había llegado a Gimlé. Había
estado visitando varios lugares de la ciudad, haciendo preguntas
indirectas a los residentes, y acababa de empezar a sentir la
dificultad del problema al que se enfrentaba.
―¿P-Pero por qué estás aquí? ―Preguntó Yuuto, con su cara
tensa. No era que le desagradara; de hecho, le gustaba Linnea. Pero
ahora mismo, ella era la persona a la que menos quería ver.
Gracias al ingenio experto de Felicia para manejar la situación,
Yuuto había logrado ganar algo de tiempo para pensar, pero incluso
con todo ese tiempo, aún no había sido capaz de encontrar una
manera diplomática y libre de problemas para rechazar su oferta de
matrimonio. Todavía era algo por lo que se devanaba los sesos.
―Originalmente, esta ciudad estaba bajo el dominio del Clan
Cuerno. ―Explicó Linnea― Por supuesto, tengo absoluta fe en que
puedes traer paz y prosperidad a la gente de Gimlé, Anii-ue. Es sólo
que…‖ es‖ algo‖ en‖ lo‖ que‖ he‖ pensado‖ mucho,‖ y…‖ Cuando‖ oí‖ que‖
vendrías aquí, pensé que era una gran oportunidad. Um,‖ y…‖ A-
Anii-ue, también quería verte...
Como dijo en la última parte, la voz de Linnea se quebró y se
desvaneció. Su cara se puso roja y miró hacia abajo, avergonzada.
Yuuto fue casi incapaz de entender las palabras. Casi…

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Pensó en lo mucho mejor que se sentiría si no las hubiera
escuchado, y maldijo su audición.
No tenía ni idea de cómo lidiar con esto.
Durante los últimos dos años, se había sumergido febrilmente
en el estudio del gobierno, la economía y las ciencias militares, pero
eso le había dejado sin tiempo para aprender sobre las relaciones con
las mujeres. Y tampoco era como si hubiera tenido alguna
experiencia de vida a la que recurrir. Sólo era un chico puro, como
muchos jóvenes de su edad.
―Um, así que,‖ um… si es posible, me gustaría escuchar tu
respuesta‖ pronto…‖ ―Con sus dos dedos índices tocándose, Linnea
le preguntó con una pequeña voz.
Pero sus gestos verdaderamente dulces, incluso adorables, solo
clavaron la espada que era la conciencia de Yuuto, aún más
profundamente en su propio corazón.
―Ahhh, así que en‖ lo‖ que‖ respecta‖ a‖ eso,‖ um…‖ ―La cara de
Yuuto había empezado a sudar tanto que uno podría confundirse
con un sapo recién salido del agua.
¡Tengo que pensar en una excusa…! La mente de Yuuto corrió,
pero no había ninguna posibilidad de que se le ocurriera algo útil,
cuando no había sido capaz de hacerlo después de todo este tiempo.
―¿Anii-ue? ―Preguntó Linnea.
―Uhh…‖um, um, um, um…
―Lo siento mucho, Linnea-oneesama. ―Dijo Felicia,
inclinando la cabeza― La verdad es que nos llegó otra oferta de
matrimonio del Clan Garra, y como es un asunto político delicado,
esperamos que nos conceda un poco más de tiempo.

149
Al final, fue una vez más la talentosa ayudante de Yuuto quien
vino a rescatarlo en un momento de desesperación.
―¿Qu―? ¿Dijiste el Clan Garra? ―Agitada, la cara de Linnea
pasó de ser la de una joven doncella enamorada, a la de una
matriarca impasible. Ella fijó su mirada en Felicia, presionándola por
los‖detalles,‖cuando…
―¡Aquí estoy! ¡Soy yoooo~! ―Albertina levantó la mano y
gritó enérgicamente.
―O eso dice ella, pero no es más que una concubina. Yo soy la
esposa en potencia. ―Agregó Kristina.
―¡¿Ehh?! ¡Pero técnicamente soy la hermana mayor, Kris!
―La habilidad y el mérito lo son todo en este mundo, Al.
Kusu kusu…‖ ―Kristina se rió para sí misma como un malvado
villano de ficción.
Para alguien que había declarado abiertamente que no tenía
interés en el matrimonio, parecía que estaba dispuesta a hacer todo
lo posible para burlarse de su hermana.
―Ugh, pensar que Anii-ue te dejó acompañarlo en su viaje de
inspección…‖Si‖ya‖te‖has‖ganado‖su‖favor‖de‖esa manera, no puedo
tomarte a la ligera. ―Con una expresión de temor, Linnea dio un
paso atrás inestable. Parecería que ella asumió que Yuuto había
traído a las gemelas como sus “amantes‖favoritas” o algo así.
En realidad, habían decidido obstinadamente venir por su
propia voluntad.
―¡A-Anii-ue! ―Linnea lloró― Con el debido respeto, el Clan
Cuerno es más grande que el Clan Garra en términos de fuerza
nacional. Creo que es obvio cuál de nosotros llevaría a una mejor
prosperidad para el Clan Lobo.

150
―Dios mío, ¿tratando de atrapar a un hombre con riquezas
materiales? ―Kristina se mofó― No debes tener mucha confianza
en ti misma como mujer. Kusu. ―Kristina puso una mano sobre su
boca y se rió arrogantemente, al estilo de su típico personaje de
mujer malvada.
Se estaba divirtiendo mucho. Aunque su principal objetivo era,
por supuesto, su hermana, parece que a ella también le encantaba
sádicamente meterse con la gente en general.
Realmente era una chica de mal carácter…
―¡Rrrrgh! ―Mirando a Kristina, Linnea gruñó,
presumiblemente incapaz de responder a sus burlas.
―Kusu. ―Kristina se rió de nuevo. Parecía estar disfrutando
de lo frustrada que estaba haciendo a Linnea, pero a los ojos de
Linnea, tenía que parecer que Kristina se regodeaba de sus
perspectivas de matrimonio.
―¡Grr…!‖ ―La cara de Linnea se retorció de disgusto. Esa
reacción suya era aún más gratificante para Kristina, pero ella no se
dio cuenta.
―M-Más importante aún, Linnea, estabas preocupada por el
estado de la ciudad, ¿verdad? ―Yuuto intentó apresuradamente
cambiar de tema.
En parte lo hizo porque sentía pena por Linnea, pero sobre todo
porque había determinado que este tema era demasiado peligroso.
Sería un verdadero problema para él que se revelara que había
intentado enviar a las gemelas de vuelta a casa.
Quería que Linnea siguiera pensando que estaba luchando para
decidir entre las ofertas de matrimonio de ambos clanes.

151
Para Yuuto, se sentía como si estuviera actuando la parte de la
clase de hombre que seguiría a múltiples mujeres y nunca se
comprometería.
Cuando estaba en casa en el siglo XXI, pensaba que los
imbéciles asquerosos como esos eran los peores, así que: ¿cómo
terminé siendo uno de ellos? Se lamentó internamente.
―Oh,‖uh,‖sí…‖―Dijo Linnea, pareciendo volver a sus sentidos
con las palabras de Yuuto. Dejó de mirar amenazadoramente a
Kristina y a su hermana. Volviendo a sus primeros modales corteses,
se volvió hacia Yuuto― De camino aquí, me tomé la libertad de ver
el estado de la ciudad, y me alivió ver que la reconstrucción parece
estar avanzando bien.
―Bueno, es vergonzoso admitirlo, pero la verdad es que en
realidad no está yendo muy bien. ―Admitió Yuuto.
―¡¿E-Es eso cierto?!
―Sí. ―Dijo Yuuto― Parece que los gobernantes anteriores
eran increíbles en su trabajo.
―¡Ah…!‖Eso‖es,‖um,‖qué‖puedo‖decir…‖―Linnea casi estalló en
una amplia sonrisa y luego se detuvo, pareciendo arrepentida.
Aun así, su modestia no podía ocultar completamente la
felicidad de sus mejillas, creando una expresión bastante mezclada.
A Yuuto le pareció reconfortante verla mientras seguía
explicándole la situación. ―Por eso, hay algo con lo que he querido
encontrar una manera de poner en práctica aquí, pero no podemos
conseguir que nadie esté de acuerdo con ello, y estamos en un punto
muerto. Supongo que no hay otra forma de evitarlo que empezar
ganándose su confianza lenta y constantemente, ¿verdad? ―Yuuto
levantó ambas manos, encogiéndose de hombros.

152
“La prisa hace que se desperdicie”, como decía la famosa
expresión. Sólo porque tenía el conocimiento del siglo XXI, eso no
significaba que las cosas siempre saldrían como él quería.
Aunque se sintiera como un camino frustrantemente largo, él
iba a tener que caminar cada paso de él.
―Por cierto, ¿qué clase de plan es? ―Preguntó Linnea― Si está
bien, ¿estarías dispuesto a contármelo?
―Hmm, ¿qué debo‖ hacer…? ―Yuuto solo dudó un
momento—Ahh, claro, ¿por qué no? Así‖que,‖la‖cosa‖es…
Yuuto le dio a Linnea una explicación aproximada del sistema
de rotación de cultivos de Norfolk.
En una época en la que no era exagerado decir que la fuerza
nacional de un país era equivalente a su productividad agrícola, la
puesta en práctica de este sistema reportaría beneficios
inconmensurables.
Había dudado un poco sobre si era correcto dar un
conocimiento tan valioso a alguien de otro clan, pero había decidido
decírselo. No era porque había llegado a gustarle Linnea o porque
quería llevar la felicidad a los ciudadanos del Clan Cuerno, aunque
no podía negar que también tenía ese tipo de sentimientos ingenuos.
No, como patriarca, tenía una razón más práctica para su
decisión. El Clan Cuerno había sufrido recientemente un serio
declive en la fuerza nacional. En su derrota ante el Clan Lobo,
habían perdido un gran número de soldados y una buena porción
de tierra fértil, incluyendo Gimlé. Y en su más reciente guerra con el
Clan Pezuña, sus tierras del oeste habían visto muchos daños.
Desde una perspectiva geopolítica, el Clan Cuerno era lo que se
podría llamar un estado tapón, protegiendo el lado oeste del Clan

153
Lobo de los muchos otros clanes que rodeaba. Era como lo que
Tokugawa Ieyasu había sido para Oda Nobunaga.
Ahora que habían formado una alianza, no sería muy bueno
para la seguridad nacional del Clan Lobo dejar que el Clan Cuerno
se debilitara demasiado.
―Oh…‖Ohhh…‖―Linnea asintió y suspiró tras un momento de
asombro, mientras Yuuto explicaba el sistema de rotación de
cultivos.
Para cuando él terminó, ella estaba tan profundamente
conmovida que temblaba de emoción, y comenzó a alabarlo
implacablemente.
―¡Wooooooooooow! ¡Increíble! ¡¡Increíble!! ¡Eso es demasiado
asombroso! No sólo puedes ganar en la batalla, ¡incluso piensas en
ideas espléndidas como esta! ¡T-Te admiro desde el fondo de mi
corazón! ¡Anii-ue, creo que tu sabiduría supera a la de los dioses en
los cielos!
―N-No, mira, en realidad no pensé en nada de eso. ―Dijo
Yuuto, retrocediendo de los feroces elogios de Linnea.
En su interior, también fue expulsado por otra razón. Yuuto
nunca antes había visto a una persona emocionalmente conmovida
en un nivel tan profundo sólo por una simple explicación científica.
Los seres humanos no podían comprender algo que estaba
demasiado lejos de los límites de su propio sentido común. En
Yggdrasil, plantar los campos cada dos años seguía siendo una
práctica común.
Aunque el sistema de Norfolk ya había producido resultados
definitivos en el mundo de Yuuto, todavía no había precedentes
aquí. Con una propuesta que sonaba demasiado buena para ser

154
verdad, era normal que la gente sospechara de fraude, y había
muchos que podían reaccionar con ira, afirmando que los dioses no
permitirían tal blasfemia.
―¡¡Entiendo!!! ―De repente, Linnea se puso de pie y, con la
cara llena de determinación, se dio un puñetazo en el pecho― ¡Por
Anii-ue, y más que nada, por la gente de Gimlé! ¡Aunque sea inútil,
yo, Linnea, haré todo lo posible para ayudarte!

―!Ohh, es Lady Linnea! ¡Lady Linnea está aquí! ―Gritó un


hombre.
―Muchas gracias por venir a vernos. ―Añadió‖una‖mujer―‖Es
maravilloso tener la oportunidad de volver a verle la cara.
―Aquí hay algunas manzanas que hemos cosechado. Por
favor, asegúrese de disfrutarlas al máximo.
La gente de Gimlé adoraba a Linnea de una manera que podría
llamarse religiosa. Era casi como si la vieran como una especie de
diosa viviente. Incluso hubo algunos que exclamaron “¡Alabado‖sea‖
Dios!”
―Eres…‖realmente‖increíble…‖―Dijo Yuuto, sorprendido.
―No, es la influencia de mi padre. No tengo nada que ver con
esto. ―Sacudiendo la cabeza, Linnea negó con tristeza.
Parecía haber perdido la confianza en ella misma con todo lo
que había pasado en los últimos meses, pero Yuuto no podía estar
de acuerdo con ella en absoluto.
Yuuto era venerado en Iárnviðr, pero no hasta este punto. Y lo
que era más importante, era un tipo diferente de reverencia.

155
Las emociones que sentía Yuuto de sus hombres, eran las de
gratitud, alabanza y respeto hacia un gobernante que les dirigía y les
daba el regalo de su juramento al Cáliz. Sin embargo, había una
cierta sensación de distancia.
Mientras tanto, el culto que la gente de Gimlé demostraba a
Linnea, contenía una afectuosa calidez, como si fuera su propia
familia de carne y hueso.
El hecho de que Linnea fuera la hija del patriarca anterior era
un secreto, así que esa no podía ser la razón. Además, por muy
virtuoso y talentoso que hubiera sido el gobierno de su padre, si ella
misma no hubiera tenido su propio carisma y atractivo, no habría
obtenido este nivel de profundo afecto de su pueblo.
―Te quieren de verdad, ¿eh? ―Murmuró Yuuto.
Había venido a verla bajo una luz completamente nueva.
Sin embargo, pronto se daría cuenta de que incluso su nueva
evaluación de ella había sido demasiado baja.

―E-Eres realmente increíble…‖―Yuuto jadeó.


―E-En‖serio…‖―Murmuró Felicia.
Yuuto y Felicia solo podían manejar esas pocas palabras, y
suspiros de admiración por cómo se habían desarrollado las cosas.
Era el tercer día desde que Linnea había llegado a Gimlé.
Habían pasado menos de tres días, pero ella había hablado con
todas las figuras influyentes de la ciudad, y había conseguido que
cada uno de ellos diera su acuerdo sobre un plan para implementar
el sistema de Norfolk. Eso solo habría sido motivo de celebración,
pero no los habría dejado en tal estado de conmoción.

156
No, lo que los abrumaba era que, en tan poco tiempo, Linnea ya
había resuelto los detalles de quién iba a plantar, qué cultivos y
dónde, e incluso cómo regular el equilibrio de intereses económicos
que surgiría entre los ciudadanos que plantaran diferentes tipos de
cultivos.
“Oye, ¿no sería interesante si hiciéramos esto?” Todo el mundo ha
tenido la experiencia de tener una gran idea y decir eso. Sin
embargo, tales visiones rara vez se hacían realidad.
Las ideas por sí mismas no tenían poder para hacer que nada
sucediera. Había que poner en práctica el trabajo: elaborar un
calendario concreto, adquirir suministros, reunir a la gente, asignar
roles. Era con esta habilidad de hacer las cosas que una idea
comenzaba a tomar forma en el mundo.
Linnea poseía esa habilidad.
En el Clan Lobo, oficiales como Jörgen y Olof sobresalían en ese
departamento, razón por la cual se les otorgaron valiosos
nombramientos como segundo al mando o gobernador de Gimlé.
Pero las habilidades prácticas de Linnea iban mucho más allá
de las suyas. El talento natural pudo haber jugado un papel
importante en eso, pero era más probable que Linnea, desde sus días
más jóvenes, había sido entrenada vigorosamente por su gran padre
en las habilidades necesarias para cumplir con su papel futuro.
―Entonces, Anii-ue. ―Linnea no pareció darse cuenta de su
reacción― El mayor motivo de preocupación para muchas de las
personas involucradas, es lo que sucedería en caso de una mala
cosecha. Si puedes prometerles una garantía financiera de estas
cantidades en caso de que eso ocurra, creo que todo el mundo se
sentirá lo suficientemente seguro como para trabajar conjuntamente

157
en ello. Así que, realmente me gustaría obtener tu autorización para
esto.
―S-Si,‖ uh…‖ ―Yuuto miró hacia el papel que estaba en el
escritorio frente a él, cubierto con líneas de texto muy apretadas,
pero no podía leerlo.
Levantó la vista hacia su ayudante, y con expresión reservada,
ella asintió con la cabeza. Parecía que eran condiciones razonables.
―B-Bueno, entonces, procedamos con esto. Sigue con el buen
trabajo.
―¡Sí, lo haré! ―Dijo Linnea felizmente― ¡Muchas gracias!
―No… soy yo quien debería darte las gracias.
―Sólo hago lo que puedo por todos en Gimlé. ―La cara
sonriente de Linnea estaba coloreada de fatiga; probablemente no
había dormido mucho en los últimos dos días. Pero incluso los
signos de cansancio fueron eclipsados por su alegría.
En el ámbito de la apariencia pura, Linnea no era una
comparación para Felicia o Sigrún. Pero había un encanto que ella
tenía que ellas no, una habilidad para mover los corazones de la
gente.
Apuesto a que la gente de Gimlé se dejó engañar por esa sonrisa tuya,
pensó Yuuto con seguridad.
La lógica no era suficiente para empujar a la gente a cambiar.
Lo que los había cambiado era innegablemente la sinceridad de
Linnea.
A pesar de su noble nacimiento y posición, siempre se puso
entre la gente común, escuchó sus voces con seriedad, y trabajó más
duro que nadie. Ese enfoque serio y decidido les convenció de que

158
ella realmente pensaba en su bienestar y, de que podían confiar en
ella con su vida.
―Si ese idiota de Steinþórr es Xiang Yu, entonces ella es como
Liu Bang y Xiao He. ―Murmuró Yuuto para sí mismo― No es de
extrañar que la eligieran para ser matriarca a su edad.
Liu Bang no había sido conocido por ser particularmente
excepcional en heroísmo en el campo de batalla, ni en ingenio, pero
parecía tener alguna cualidad misteriosa que atraía a la gente hacia
él, y muchas personas capaces y talentosas se habían reunido bajo su
liderazgo. Entre ellos se encontraba Xiao He, a quien Liu Bang había
alabado como el mayor retenedor de toda la China unificada.
Xiao no había realizado ninguna proeza milagrosa o
espectacular en el campo de batalla, pero había sido un hábil
administrador de la fortaleza de Liu Bang en Guanzhong. Desde allí,
había enviado constantemente soldados y suministros al frente de
batalla, sin interrupciones y sin causar ninguna tensión indebida a la
población.
―Hacerla mi hermana pequeña tan pronto como pude fue una
buena decisión. ―Dijo Yuuto con una irónica sonrisa. Era como las
partes más fuertes de dos grandes figuras históricas combinadas en
una sola, lo que la hacía de un nivel tan alto que bien podría estar
haciendo trampas.
Era cierto que cuando se enfrentó a su ejército en el campo de
batalla, francamente no la había considerado una gran amenaza,
pero conociéndola ahora, se alegró de todo corazón de no tenerla
nunca más como enemiga.

159
Los alrededores de Yuuto estaban bañados en la oscuridad.
La única luz en la habitación era la tenue y vacilante llama de
una lámpara cercana.
Normalmente, Yuuto usaba su tiempo libre antes de acostarse
por la noche para leer libros electrónicos y estudiar, pero esta noche
se saltaba su rutina habitual.
Mañana por la mañana dejaría Gimlé y tomaría prestados los
poderes de las gemelas, debería volver a Iárnviðr en algún momento
alrededor de la tarde dos días después de eso.
Ya había pasado doce días sin escuchar la voz de Mitsuki, y
realmente estaba empezando a echarla de menos. Quería ahorrar la
mayor cantidad posible de carga de batería para el día que volviera.
―Aun con todo lo que pasó, este fue un viaje que valió la pena,
¿eh? ―Murmuró para sí mismo.
A Yuuto le hubiera gustado quedarse dormido enseguida, pero
gracias a su rutina, normalmente se levantaba a esta hora, y no era el
tipo de persona que podría dormirse fácilmente cuando le convenía.
Así que, mientras esperaba a que sus párpados se pusieran
pesados, estaba recordando sobre los días que había pasado en
Gimlé.
―Parece que gobernar este lugar va a ser más fácil de lo que
originalmente pensé, lo cual es genial.
Todo eso era gracias a Linnea.
Aunque la antipatía de la población hacia el Clan Lobo no
había desaparecido por completo, Yuuto había recibido informes de
Olof de que había disminuido bastante.

160
Linnea había dado la vuelta personalmente y sentado las bases
sociales necesarias para ellos, asegurándose de que la gente
obedeciera a Yuuto, y al Clan Lobo por extensión.
Olof también era un hombre honesto, diligente y confiable. Con
todo arreglado para él, no había preocupación de que dejara caer la
sopa y lo arruinara.
―Anii-ue, ¿estás despierto? ―Preguntó una voz.
―¿Eh? Oh, eres tú, Linnea. ―Yuuto se sentó. Se sorprendió un
poco al escuchar su voz desde afuera de su puerta, justo después de
haber estado pensando en ella― Estamos en mitad de la noche.
¿Qué pasa?
―¿Está bien si entro?
―Claro, está bien, ¿pero de qué querías hablarme? ¿Es algo
sobre Gimlé?
―No,‖ no‖ se‖ trata‖ de‖ eso…‖ ―La puerta se abrió, con sus
bisagras haciendo un chillido un poco desagradable.
Linnea parecía algo nerviosa cuando entró en la habitación, y
Yuuto notó que no llevaba su traje formal normal, sino un camisón
suelto. Cerró un puño ante su pecho, como si estuviera reuniendo
su resolución, y se puso ante Yuuto.
Tensando sus ojos en la oscuridad, pudo ver que su cabello
estaba mojado. ¿Era algún tipo de aceite perfumado? Había una
especie de dulce aroma flotando hacia él.
―‖Yuuto Anii-ue…‖―Llamó su nombre con voz delicada, y su
vestido se le resbaló y cayó al suelo.
Incluso en la oscuridad cercana, su cuerpo desnudo sobresalía
fuertemente contra lo que la rodeaba.
―E-Espera, espera un momento. ¡¿L-Linnea?!

161
¡Maldita sea! ¡Demasiado tarde! Yuuto maldijo su ingenuidad.
Estos últimos días, Linnea había estado tan inundada con su
trabajo que la única vez que habían hablado entre ellos, había sido
sobre Gimlé, y él había bajado completamente la guardia.
Mientras él aún estaba atrapado en su confusión, ella de
repente lo abrazó, con una mirada amorosa en sus ojos. Una
pequeña pero inconfundible sensación de suavidad se presionó
contra el pecho de Yuuto.

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163
―Por favor, acuéstate conmigo. ―Susurró dulcemente al oído
de él, con su voz sonrojada por la pasión.
―¡Gah…!‖ ―Yuuto sintió agujas y clavos pinchando su espina
dorsal. Todos sus pensamientos se desvanecieron, y su mente quedó
en blanco como una hoja de papel.
Como guiados por una fuerza invisible, los brazos de Yuuto se
levantaron lentamente y, empezaron a envolver la espalda de
Linnea…
Yuu-kun…
…Pero antes de que pudieran, la imagen de la cara de su amiga
de la infancia brilló breve e intensamente en su mente, y de alguna
manera se las arregló para contenerse.
Eso estuvo cerca…‖Se había perdido casi por completo.
Yuuto cerró los dos ojos y respiró larga y profundamente, luego
agarró los hombros de Linnea y alejó su cuerpo del suyo.
―¿Por‖ qué…?‖ ¿Soy…‖ s-soy realmente tan poco atractiva
después de todo?
―No.‖No‖es…‖eso.
―…Por favor, no te preocupes por mis sentimientos. ―Dijo―
La verdad es que ya me lo había imaginado. Cada vez que
mencionaba el tema del matrimonio, te quedabas con una expresión
de angustia en la cara, Anii-ue.
―¡Ah…!‖ ―Ella había golpeado el clavo en la cabeza, y él no
podía decir nada a cambio.
Aunque era joven, Linnea seguía siendo una mujer. En
comparación con los hombres, se dice que las mujeres eran
marcadamente superiores en su capacidad de percibir las mentiras o
emociones ocultas de una persona, por el tono de su voz,

164
expresiones faciales o lenguaje corporal aparentemente trivial. De
acuerdo con una teoría, esta ventaja natural en la percepción y la
perspicacia provenía de tener que cuidar a los bebés, que no podían
hablar ningún idioma.
Yuuto se vio forzado a darse cuenta una y otra vez de que
nunca debía subestimar la intuición de una mujer.
―Lo entiendo. ―Dijo ella con tristeza― Están Lady Felicia,
Lady Sigrún, y esas gemelas del Clan Garra. Todas esas mujeres a tu
alrededor son tan bonitas, son tan lindas, que no hay forma de que
quieras acostarte con alguien como yo.
―No, eres muy hermosa, Linnea. ―Dijo Yuuto― Es sólo que,
soy el patriarca del Clan Lobo. No puedo permitirme casarme
irreflexivamente‖sin‖antes…‖No― no, eso no es verdad.
Yuuto se detuvo a la mitad de su mentira y se mordió el labio,
agitando la cabeza de un lado a otro. No podía seguir haciendo este
acto superficial. Siempre estaba poniendo excusas, tratando de decir
lo correcto para no herir sus sentimientos.
¿Cómo pudo seguir siendo tan deshonesto con Linnea, que siempre se
entregó a todo lo que hacía, con sinceridad y humildad?
¿Cómo pudo volver a hacer lo mismo aquí y ahora? No podía
soportar lo patético que se sentía.
―¡¡Haaa!! ―Yuuto‖respiró‖hondo…‖¡Luego gruñó y golpeó con
fuerza su frente contra la pared con un bam!
*¡Bam, bam, bam, bam!*
Insatisfecho, se golpeó la cabeza varias veces más.
―¡¿A-Anii-ue?! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Sangre! ¡Estás
sangrando!

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―Estoy bien. ―Levantó una mano para detener a Linnea, y
apretó la otra contra su frente. De hecho, había algo cálido y
húmedo allí.
De todos modos, le dolió. Era una cantidad ridícula de dolor,
pero de alguna manera, eso había sacado todos los molestos y
pretenciosos pensamientos, y su cabeza se sentía extrañamente clara.
Sabía exactamente lo que necesitaba hacer ahora.
―¡Linnea, lo siento! No puedo casarme contigo. ―Dijo,
inclinando su cabeza profundamente ante ella.
Yuuto no era lo suficientemente infantil como para aferrarse a
pensar que si explicaba honestamente su situación, todo el mundo lo
entendería. No podía permitirse ser un niño.
Como patriarca, la estrategia era absolutamente necesaria en
todas las cosas. Si la situación lo requería, incluso engañaría a
alguien sin dudarlo.
Sin embargo, con alguien que era completamente abierta y
honesta con él, sentía que necesitaba responder con honestidad e
integridad en igualdad, no como un patriarca del clan, sino como un
ser humano civilizado.
―Ya…‖ veo.‖ ―Susurró Linnea, manteniendo sus emociones
bajo control― ¿Podría‖al‖menos…‖preguntarte‖por‖qué?
Yuuto levantó la cabeza y miró a Linnea a los ojos.
Honestamente, la encontraba linda.
Era una chica amable, que era considerada con los demás y que
lo idolatraba como un cachorro. No podía negar que en el fondo se
había encariñado con ella. Era por eso exactamente, por lo que
necesitaba decírselo.

166
―Hay‖una‖chica…‖de‖la‖que‖estoy‖enamorado.‖Yo…‖no quiero
traicionarla. ―Necesitó un poco de fuerza de voluntad para
exprimir las palabras de su garganta.
Linnea lo miró, perpleja.
Eso era de esperar.
En este mundo, era común que los hombres en posiciones de
poder tuvieran varias amantes o concubinas. Y un matrimonio con
Linnea implicaba la política de ambas naciones.
¿Qué está tratando de decir esta persona? No sería una respuesta
inusual. Lo que dijo era tan poco natural y sentimental que le
parecería incomprensible.
―Te…‖ contaré toda la historia. ―Dijo― Sin encubrir nada.
Puede que no me‖ creas‖ cuando‖ te‖ digo‖ esto,‖ pero…‖ no‖ soy‖ de‖ este‖
mundo.
―¿Qué…‖est―
―Vengo de muy,‖ muy‖ lejos,‖ en‖ el‖ futuro…‖ Varios miles de
años. Es por eso que conozco muchas cosas que ustedes no.
―…E-Es una‖historia‖difícil‖de‖creer‖de‖inmediato.‖Pero…‖hay‖
muchas cosas que también encajan. ―Murmuró Linnea con una
expresión seria.
Por supuesto que ella no creería una historia como la suya sin
cuestionarla. Pero también había visto a Yuuto traer ideas e inventos
a este mundo que nunca antes habían existido, una y otra vez.
En cierto modo, su explicación era difícil de creer.
―Todo es verdad. ―Dijo― Y eventualmente, regresaré a mi
propio mundo. Bueno, no tengo ni idea de cómo volver, pero quiero
hacer lo que sea necesario para hacerlo.
―…¿Es porque la chica que amas está allí?

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―Sí.‖ Así‖ que‖ por‖ eso…‖ No‖ puedo‖ comprometerme‖ a‖ casarme‖
con nadie en este mundo. ―Logró declararlo de forma clara y
concisa. Si no lo hubiera declarado con certeza, sentiría como si su
corazón se tambaleara.
Si no hubiera tenido a Mitsuki, seguramente habría aceptado
los avances de Linnea.
No, no era sólo ella.
A estas alturas, probablemente ya habría tenido relaciones
sexuales con Felicia o Sigrún, porque nunca lo habrían rechazado.
Porque tal comportamiento egoísta sería tolerado por alguien en la
posición de patriarca.
―Así que, ella es alguien que te importa tanto, Anii-ue…‖Estoy‖
celosa. Debe ser una persona maravillosa. ―Linnea sonrió un poco.
Incluso si la historia de Yuuto estaba a la par de un sueño o un
cuento de hadas, ella debió haber decidido por su tono, confiar en
que él no estaba mintiendo.
―No estoy seguro de eso. ―Admitió Yuuto― Es quisquillosa
con las cosas, y es una llorona. Y últimamente he aprendido que
realmente da mucho miedo cuando se enoja. Es totalmente una chica
torpe, ¿ves?
Exactamente eso.
No tiene remedio.
Por eso tengo que volver a casa, pase lo que pase.
El niño que aún estaba en lo profundo de su corazón había
jurado,‖“yo‖soy‖el‖que‖la proteger{”.‖No iba a entregarle ese papel a
nadie.
―Bueno, aún no sé cuándo va a pasar, pero me haría feliz que
tú y tu clan se llevasen bien con el Clan Lobo, incluso después de

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que vuelva a casa. ―Dijo Yuuto― Planeo al menos hacer los
arreglos con mi Cáliz para evitar peleas internas.
―Eso no será un problema para mí. ―Dijo Linnea― Sin
embargo, todavía hay un problema. Si regresarás a tu propio
mundo, Anii-ue, entonces no estoy segura de que es lo que debo
hacer. ―Linnea suspiró. Todavía estaba en la adolescencia, pero en
ese momento, era como si fuera una anciana cansada de la vida―
Conmigo como matriarca, el Clan Cuerno sólo continuará en
decadencia. Rasmus ya es bastante viejo para el puesto, y Haugspori
es un general hábil, pero tiene poco interés en gobernar. Este es un
problema real. ¿A quién debo dirigirme?
―Er, estará bien si te quedas como matriarca, Linnea. ―Dijo
Yuuto― Honestamente, las habilidades que mostraste aquí en
Gimlé, prácticamente me hicieron perder la cabeza.
―No hay necesidad de halagos, Anii-ue. Me han hecho
plenamente consciente de mis propios límites.
―Espera, no‖son‖halag―
―No soy lo suficientemente buena. “Seré capaz de proteger al
Clan Cuerno que mi padre amaba muy bien”, pensé. “Puedo hacer crecer el
clan para que sea aún más grande que con mi padre”.‖En‖verdad,‖yo…‖fui
demasiado engreída. Todo lo que logré, sólo lo hice tomando
prestado el poder y el legado de mi padre; todo fue una farsa. Pero
soy alguien que ni siquiera podría darse cuenta de eso. Soy una
cobarde que estuvo cara a cara con el asesino de mi padre, y no
pudo‖ hacer‖ nada‖ m{s‖ que‖ gritarle… ¡No hay forma de que pueda
proteger al Clan Cuerno!

169
―H-Hey,‖Linnea…‖―Yuuto intervino, incapaz de soportar ver
a Linnea denigrarse a sí misma de esa manera, pero no se le ocurrió
nada más que decir.
―Ser usada por alguien con verdadera fuerza es más
apropiado para alguien como yo. ―Confesó Linnea― Si no tengo a
alguien que tome la iniciativa, entonces la ansiedad es tan
abrumadora,‖que‖ya‖no‖sé‖qué‖hacer…
Superada en su desesperación, Linnea miró a Yuuto.
Sus ojos estaban sin vida y desesperados, como gritando,
pidiendo rescate, de una manera servil que parecía tan diferente a la
Linnea que conocía.
Yuuto finalmente, entendió de forma dolorosa lo que
significaba que Linnea se hubiera ofrecido a entregar al Clan
Cuerno. Su espíritu había sido completamente quebrantado.
Tan pronto como se convirtió en matriarca, un incidente tras
otro había debilitado al Clan Cuerno, y había perdido toda confianza
en sí misma. Y quien la había llevado a ese estado, quien había
puesto en marcha los acontecimientos que habían destruido todo lo
que ella había construido, era el propio Yuuto.
Bajo circunstancias normales, el Clan Cuerno debería haber
disfrutado de una aplastante victoria en su guerra contra el Clan
Lobo, ya que el Clan Cuerno no tenía debilidades de las que hablar.
Y con su antiguo enemigo finalmente destruido, el nombre de
Linnea habría resonado por toda la región como la matriarca que
había llevado a su clan a un poder aún mayor a través de la batalla.
Ella ciertamente tenía la fuerza para lograrlo. Poseía una
habilidad en estrategia a gran escala que iba más allá de las meras
tácticas de batalla.

170
Pero la realidad le esperaba con exactamente lo contrario.
Había convertido a Yuuto en su enemigo, un forastero con
conocimientos más allá del reino del sentido común, y eso era lo que
había desbaratado los engranajes de su destino.
Yuuto no se arrepintió de haber hecho lo que tenía que hacer
para proteger al Clan Lobo, pero aun así sintió la punzada en su
conciencia.
Ya no soportaba ver a Linnea así.
Con un suspiro muy largo, Yuuto miró al techo y empezó a
murmurar en voz baja:
―¿Por qué no te cuento una vieja historia? Es sobre un niño
despreciable.
―¿Huh?
―Veras, este‖chico… tenía acceso a todo tipo de conocimientos
que nadie más tenía en este mundo, y todo el mundo empezó a
alabarlo de pies a cabeza. Todos los que alguna vez lo miraron con
desprecio y lo llamaron incompetente, cambiaron completamente a
lo opuesto. Se pusieron en fila para adularlo y pedirle favores. Y se
sintió tan bien que se le subió a la cabeza. Pero todo eso se debía a
que se había apoderado del conocimientos de otro. Conocimientos
prestados. Ideas que nunca se le habrían ocurrido, y no había
absolutamente nada asombroso en el niño mismo.
―Así‖ que…‖ esa‖ persona‖ es… ―Como era de esperar, Linnea
había adivinado de quién se trataba esta historia.
En respuesta a su mirada interrogativa, Yuuto sonrió y dio una
risa corta, de autodesprecio, y continuó.
―Así que se llenaba cada vez más de sí mismo hasta el punto
de que creía sin duda que él, como tenía todo tipo de conocimientos,

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siempre tenía razón. Así que cuando alguien intentaba advertirle del
peligro,‖se‖reía‖como‖si‖fueran‖celos…‖Bueno, todo el mundo sabe lo
que les pasa a los idiotas‖así.‖‖“He hecho las cosas exactamente como el
conocimiento decía, así que todo estar{ bien”, pensó, y ese descuido le
costó mucho.
Mientras lo decía, Yuuto estaba asombrado por lo idiota que
había sido. Aunque esa misma arrogancia había sido la razón por la
que se había quedado atascado en este mundo, e incapaz de volver a
casa, ni siquiera había aprendido de su error.
Continuar con la siguiente parte de la historia fue difícil para él
emocionalmente.
―Así que normalmente el que paga el precio al final, debería
ser el mismo idiota…‖ Pero no fue así como terminó. En cambio, el
que murió fue alguien que lo había ayudado, que lo había cuidado
desde atrás cuando aún era ignorante e inútil. Alguien que siempre
había tratado de mantenerlo en el camino correcto.‖ Él‖ era…‖
increíblemente bueno. Y esta persona murió protegiendo a ese niño
idiota.
Yuuto volvió a esa escena y apretó sus dientes, soportando el
dolor que venía con el recuerdo. El dolor en su pecho era más fuerte
que el que había sentido al golpearse la cabeza contra la pared hace
un momento.
Esperó a que se calmara, y soltó la tensión de sus hombros
antes de hablar.
―Yo era como eres tú ahora. Aprendí con demasiada claridad
lo mucho que me faltaba. Me culpé y me culpé una y otra vez.
Pero…‖ lo‖ que es realmente importante es lo que haces después de
eso.

172
Recordando lo que se le había confiado, las manos de Yuuto se
convirtieron en puños apretados. En ese entonces, las cosas habían
estado tan desesperadas que no había podido permitirse el tiempo
para sentarse desanimado. Eso había resultado ser bueno para él, en
retrospectiva.
Con la dolorosa lección que había aprendido de esa experiencia
tomada en serio, había sido capaz de seguir adelante, sin descanso.
―Hyakuren seikou. ―Continuó― Es un dicho en el idioma de
mi país: “El acero es templado cien veces”. Significa que sólo pasando
por muchas experiencias que desafían y templan el cuerpo y el alma,
alguien finalmente se convierte en una persona fuerte y ejemplar.
Ahora era el lema personal de Yuuto.
Sabía que aún era un niño. Tenía una abrumadora falta de
experiencia de vida. Sin embargo, como patriarca con las vidas de
tantos descansando sobre sus hombros, no podía darse el lujo de
excusas infantiles.
Y así debía continuar templándose, sin volverse orgulloso o
complaciente, aprendiendo y acumulando experiencias. Entonces
debería convertirlos en su propia fuerza.
Constantemente se recordaba a sí mismo que el conocimiento
del siglo XXI no era más que una trampa, un conocimiento que
tomaba prestado, de modo que nunca más se dejaría llevar y
repetiría el mismo tipo de error.
―Incluso en la historia con la que estoy familiarizado, de todas
las grandes figuras que han dejado su huella en el mundo, no hay
una sola que nunca haya tenido un fracaso o un revés. ―Dijo― En
particular, había un tipo increíble, Liu Bang, que dirigía la nación de

173
Han. Perdió 72 veces contra el mismo oponente, pero nunca se
rindió, y al final, unió la tierra bajo su dominio.
Nunca nadie querría experimentar el fracaso. Para alguien tan
bondadosa como Linnea, el hecho de que sus fracasos la llevarían a
la muerte, debió haber sido aún más insoportable para ella.
Aun así, Yuuto endureció su corazón ante ese hecho y continuó
su charla: ―Hey, Linnea. Este es un momento crucial para ti. ¿De
verdad vas a rendirte aquí, después de un fracaso? Ni siquiera has
terminado de ser templada una vez. De aquí en adelante es cuando
tienes la oportunidad de ser realmente más fuerte.
―Eso‖ es…‖ pero…‖ ―Los ojos de Linnea titubeaban, aún
dudosos. Ella debió haber querido ser la que protegiera a su clan
más que nadie. Si ese no hubiera sido el caso, no se habría esforzado
tanto tiempo, desde una edad tan temprana, para adquirir las
habilidades que tenía. Pero su confianza y espíritu, una vez
destrozados, no iban a ser restaurados tan fácilmente.
―¿Puedo volverme más fuerte de verdad? ¿Realmente puedo
ganar la fuerza para proteger al Clan Cuerno?
Linnea ya no podía juzgar sus propias habilidades con
optimismo. Sin embargo, esa era exactamente la razón por la que
podía volverse más fuerte.
―Estoy seguro de que puedes hacerlo. ―Con absoluta
confianza en ella, Yuuto asintió con fuerza― Tienes mucho más
talento para estas cosas que yo.
El antiguo filósofo griego Sócrates había dicho una vez: “La
única sabiduría verdadera es saber que no sabes nada”, y “El verdadero
sabio es aquel que es consciente de su propia ignorancia”, así como otras

174
citas que señalaban la importancia de ser consciente de la propia
tontería e ignorancia.
Incluso el entrenador de baloncesto en un manga deportivo que
Yuuto había leído hacía mucho tiempo, había dicho: “El primer paso
para que un jugador de mierda se convierta en un gran jugador, es darse
cuenta de lo malo que es”.
Había una montaña de citas como ésa si se las buscaba.
En el pasado, realmente no lo había conseguido. Siempre pensó
que todo se reducía al talento en bruto. Pero tras superar sus
reveses, Yuuto ahora lo entendía. Ignorar la realidad en favor de
ilusiones ingenuas debilitaba y socavaba el corazón. Y no era fácil
reconocer la propia inmadurez y debilidad.
Sin embargo, la verdadera fuerza y el espíritu de ambición
llegaron a aquellos que aceptaban y enfrentaban la realidad, por
difícil y dolorosa que fuera.
No era algo que él pudiera decirle directamente, pero la única
causa del fracaso de Linnea había sido tener a Yuuto como
oponente. Incluso mirando la ciudad de Gimlé, uno podía ver que
tenía una habilidad considerable como matriarca.
Si salía de su estado actual, no había duda de que ganaría aún
más experiencia y habilidad, convirtiéndose en una buena matriarca
que cualquiera consideraría digna de su título.
Yuuto puso una mano sobre la cabeza de Linnea, y le dio una
pequeña sonrisa. ―Oye, no te preocupes. Mientras esté en este
mundo, te ayudaré en lo que necesites. Eres mi linda hermanita y
todo eso, ¿sabes? Tómalo con calma, paso a paso, y te harás más
fuerte.

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―‖ …¡Correcto!‖ ―Con lágrimas aun goteando de ambos ojos,
Linnea asintió con firmeza.
Yuuto sabía que esto no significaba que se había recuperado
completamente. Al final, el único que podía salvar el corazón de
alguien era la misma persona. Todo lo que Yuuto podía hacer era
darle a Linnea la oportunidad de hacerlo. Si efectivamente usaba esa
oportunidad o la desperdiciaba, era su decisión. Pero de alguna
manera tenía la sensación de que ella había superado lo peor.
De repente, ella lo miró con una mirada seria en sus ojos.
―Anii-ue, está mal rendirse demasiado fácil con las cosas,
¿verdad?
Yuuto ya había decidido que no iba a mentirle. Así que
respondió honestamente: ―Sí, así es. Hay momentos en los que es
importante saber que debes rendirte, pero creo que rendirte de
inmediato está mal.
―Sí, es así, ¿verdad? ¡Así que… no voy a rendirme contigo,
Anii-ue!
―¡¿Qué?! ―Yuuto soltó su sorprendida reacción en un tono
casi salvaje, a pesar de él mismo.
Fue una respuesta natural, dado que él había explicado tan
minuciosa y claramente por qué no podía casarse con ella, sólo para
que volviera a hablar del tema ahora.
―¡Espera, espera! ¡Como acabo de decir, tengo que volver a
casa! No puedo ser el patriarca‖del‖Clan‖Cuerno…
―Sí. Lo entiendo. Ya no tengo intención de pedirte que te
hagas cargo del Clan Cuerno, Anii-ue. Lo protegeré yo misma. Pero
eso y mis sentimientos de admiración por ti son asuntos separados.

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En realidad, después de hablar contigo esta noche, ¡mis sentimientos
por ti sólo han crecido más!
―No, pero te dije que ya tengo a alguien que me gusta, ¿no?
―Protestó.
―Sí, soy consciente de ello. Por eso dije que no me rendiría.
Incluso si pierdo 72 veces, está bien si gano al final, ¿verdad? No
puedo negar que todavía estoy lejos de ser una candidata adecuada,
pero voy a mejorar como mujer. ¡Atraparé tu corazón y te alejaré de
esa otra mujer!
―Uh.‖ Ummm…‖ ―Yuuto ni siquiera podía unir dos palabras
en su mente, y todo lo que consiguió fue un gemido en respuesta.
¿Cómo acabaron las cosas así…?
¿Dónde había cometido el error que lo llevó hasta aquí?
―Disculpa por perturbar su agradable conversación. ―Dijo
suavemente una tercera voz.
―¡Gah!
―¡Aah!
Ante la repentina voz de un tercero, tanto Yuuto como Linnea
gritaron sorprendidos.
El hecho de que ninguno de ellos esperara oír otra voz aquí, a
estas horas de la noche, era parte de ello, pero también lo era el tono
juguetón del orador.
―K-Kristina, ¿qué pasa? ―Yuuto reconoció la voz, y habló a
través de la puerta.
Pensando en el pasado, cuando el Clan Pezuña había
empezado su invasión, una situación espeluznantemente similar
había ocurrido, con una repentina llamada en la noche.
No tenía un buen presentimiento sobre esto.

177
―Hay algo urgente que debo reportar. ―Dijo Kristina.
―Está bien, entra. ―Le dijo Yuuto.
Linnea levantó la voz en pánico. ―E-Eh, ¡e-espera! ¡¿Anii-ue?!
Fue entonces cuando Yuuto se dio cuenta: ¡Linnea seguía
desnuda!
Con lo absorto que estaba en su seria discusión, y lo oscuro que
estaba el cuarto, se había olvidado por completo de eso.
Con otro chillido, la puerta se abrió y Kristina se rió.
―Ara~ ―Dijo ella, con una sonrisa― ¿Estaban en medio de
algo divertido?
―No lo estábamos. Entonces, ¿cuál es el informe? ―Yuuto no
le dio a Kristina nada más que una respuesta brusca y cansada.
Ella sabía exactamente lo que estaba pasando (o no), pero había
preguntado de todos modos. La sonrisa de Kristina desapareció, y la
siguiente vez que habló, fue con toda seriedad, sin un ápice de su
tono juguetón habitual.
―El Clan Relámpago ha comenzado los preparativos para la
guerra.
Justo cuando Yuuto había estado pensando que había resuelto
un problema importante, estaba fuera de la sartén y en el fuego.
Este estaba resultando ser un día de mala suerte para él…

178
Acto 4
―Ahora bien, danos los detalles. ―Yuuto estaba sentado frente
a Kristina, con sus manos agarradas y sus codos descansando sobre
el escritorio.
A su alrededor, en el comedor, se encontraban su ayudante,
Felicia; el actual maestro de la ciudadela, Olof; y la matriarca del
Clan Cuerno, Linnea.
Albertina también estaba presente, pero ya había empezado a
dormitar sentada en una silla. Todavía era una niña tanto en cuerpo
como en mente, así que permanecer despierta a estas horas tan
tardías debió haber sido difícil para ella.
Yuuto podía imaginarse fácilmente que la conversación se
saldría de la línea si dejaba que Kristina metiera a Albertina en ella,
así que una vez que todos se habían reunido en la sala,
inmediatamente dirigió la discusión y le pidió su informe.
Resultó ser una decisión excelente.
―Durante este viaje de inspección, decidí mirar por cuenta
propia los alrededores de la ciudad y reuní varias piezas de
información. ―Dijo Kristina.
―Bueno, qué astuto de tu parte. ―dijo Yuuto encogiéndose de
hombros, como para decir buen pensar.
Por supuesto, la mitad de su reacción fue un acto. Sospechaba
que ella estaba reuniendo información en Gimlé.

179
En términos de distancia, este lugar estaba lejos del territorio
del Clan Garra. Si, por alguna razón, por ejemplo, si Yuuto volviese
a casa y sus juramentos al Cáliz se volvieran inválidos, la relación
entre el Clan Lobo y el Clan Garra empeoraría en el futuro.
Había pocas o ninguna posibilidad de que la información
reunida aquí pudiese ser explotada para usarla contra el Clan Lobo.
En el peor de los casos, la población de Gimlé podría ser incitada a
disturbios, lo que permitiría un ataque por la espalda, pero sería
imposible establecerlo durante el corto período de un viaje de
inspección. Por lo tanto, su plan había sido darle rienda suelta por el
momento, y averiguar el alcance de sus habilidades y su lealtad.
Como resultado, ella le había traído algunas noticias
desagradables, pero eso era mucho mejor que si no hubiera llegado a
sus oídos.
―En particular, descubrí que las tabernas y lugares similares
son un tesoro para la información. ―Continuó Kristina― Cuando el
alcohol alivia el estado de ánimo de una persona, también tiende a
aflojar sus labios, después de todo. Así que, según lo que decía un
comerciante, parece que en la capital del Clan Relámpago, Bilskírnir,
hay un gran aumento en la demanda de estaño. Tanto que ni
siquiera el aumento de precios disuade al clan de comprarlo.
―Estaño…‖―Yuuto levantó la cabeza― Para hacer bronce.
Se podía utilizar una pequeña cantidad de estaño para
convertir el cobre en bronce, aumentando notablemente su dureza.
En Yggdrasil, donde aún no se había generalizado el uso del
hierro, el bronce era el metal típico utilizado en armas y armaduras.
Sin embargo, el estaño era un metal bastante raro, y sólo se
encontraba en áreas limitadas. Si había una demanda de grandes

180
cantidades de el en la capital del Clan Relámpago, eso significaba
que había una posibilidad extremadamente alta de que se estuvieran
preparando para la guerra.
―Aun así, ―Dijo Yuuto― solo eso no significa que vayamos a
ser su objetivo, ¿verdad?
El territorio del Clan Relámpago era vasto, limitando con
bastantes otras naciones. Estaban los Clanes Pezuña y Cuerno al
norte, y Yuuto había oído que también había varios clanes al sur.
―También mencionó que algunos de sus funcionarios de
gobierno se han acostumbrado a tener muchas charlas amistosas con
los comerciantes que llegan del este, como un disfraz para tratar de
obtener información de ellos.
La única nación en el mapa en el lado este del Clan Relámpago
era el Clan Lobo.
―Ahora‖ lo‖ veo…‖ ―Dijo Yuuto, incapaz de reprimir una
amarga risa― Sí, eso es muy sospechoso.
Esos oficiales seguramente habían hecho todo lo posible para
ocultar adecuadamente sus verdaderas intenciones, pero se habían
enfrentado a mercaderes viajeros astutos, que eran mucho mejores
en ese juego. Por lo tanto, la estratagema habría sido completamente
obvia.
Yuuto se juró a sí mismo que si estaba buscando información y
no quería que sus enemigos la descubrieran, iría con un soborno
honesto. Instancias como ésta demostraron que la información podía
valer más que el oro.
―Siendo ese el caso, Lord Yuuto. ¿Estaría dispuesto a enviarme
al Clan Relámpago?
―Hmm…‖―La frente de Yuuto se arrugó.

181
Era verdad que quería información sobre el Clan Relámpago
más que cualquier otra cosa ahora mismo. Por supuesto, Yuuto ya
había estado enviando regularmente espías disfrazados de
comerciantes al territorio del Clan Relámpago para reunir
información, pero esta chica, Kristina, era muy superior a cualquier
espía que conociera. Podía usar su poder para controlar los vientos
con el fin de escuchar a escondidas, así como para ocultar su
presencia. Más que nada, tenía una mente aguda.
El verdadero valor de la información estaba en lo que se podía
deducir cuando se combinaba y analizaba, al igual que Kristina
había usado la información sobre la demanda de estaño y los
funcionarios del gobierno para percibir la amenaza de guerra.
En este mundo en el que las tasas de alfabetización eran
inferiores al 1%, sus capacidades eran nada menos que
sobresalientes. Esa era la razón por la que Yuuto la había querido
como subordinada en primer lugar,‖pero―
Yuuto miró a Kristina, y a su pequeño cuerpo.
―¡Ooh! ♪ ―Sin cambiar en lo más mínimo su cara de póker,
Kristina gimió e hizo una demostración de retorcer su cuerpo, pero
Yuuto simplemente lo ignoró.
Ella era una niña. Aunque era precoz y descarada, una mirada
a su apariencia mostraba que era una niña joven y tierna.
―Enviarte a territorio enemigo es otro asunto. ―Yuuto se
detuvo, considerando el peor de los casos. Si por alguna razón
muriera, eso pesaría demasiado en su conciencia.
Por supuesto, Yuuto sabía que también se sorprendería y
consternaría si algún subordinado, como Sigrún, muriera. Pero en
un caso como el de Sigrún, era una mujer militar que había tomado

182
el Juramento del Cáliz para arriesgar su vida en el campo de batalla
por Yuuto y por el Clan Lobo. Ella era una poderosa guerra, y la que
ostentaba el título del Mánagarmr. Decirle a alguien como ella que
no quería que corriera peligro, sería algo más que una grosería. Sería
un insulto a su orgullo.
Sin embargo, las gemelas del Clan Garra no tenían conexión
con él a través del Cáliz. Técnicamente eran sus invitadas. No podía
hacerlas hacer nada demasiado imprudente.
―Es‖demasiado‖peligroso,‖o‖m{s‖bien…
―¿Peligroso? Fufufu…‖ ―Con una sonrisa coqueta, Kristina
golpeó bruscamente la silla en la que estaba sentada su hermana.
―¡¿Bwah?! ―Despertada por el golpe repentino y la silla
inclinada, Albertina no pudo hacer otra cosa que gritar con una voz
tonta‖mientras‖caía‖al‖suelo…
O eso debió suponer.
En vez de eso, volteó su cuerpo en el aire, haciendo un hábil
aterrizaje a cuatro patas.
Yuuto se quedó boquiabierto y sorprendido.
Su reacción había sido tan ágil como la de un gato.
―¡¿U-Un terremoto?! ¡¿Qué está pasando?! ―Kristina gritó de
pánico mientras su mirada vagaba alrededor.
―Al, por favor captura a Olof. ―Dijo Kristina― Atrápalo vivo.
―¿Huh?
―¿Qué?
Arrojados por el repentino giro de las cosas, los ojos de
Albertina y Olof se abrieron de par en par y miraron
inexpresivamente a Kristina.

183
―Lady Kristina, ¿qué es todo esto de repente? ―Preguntó
Olof.
―P-Pero Kris, ¿no es del Clan Lobo?
―Eso no importa. ―Dijo Kristina, bajando el tono― Sólo
hazlo.
―¡S-Sí! ―El cuerpo de Albertina se estremeció, como si
recordara algún tipo de experiencia traumática…
Y luego ella desapareció.
―¡¿Qu―?! ―Ante el sonido de la sorprendida voz de Olof,
Yuuto se giró para mirar en su dirección y se sorprendió de lo que
vio.
De alguna manera, Albertina se había puesto detrás de Olof y
tenía una espada corta en su garganta.
Olof era un hombre que se había abierto camino hasta el cuarto
puesto en el Clan Lobo. Había experimentado innumerables batallas
y se distinguía por sus logros militares…
Y no había tenido tiempo de oponer la más mínima resistencia.
Era cierto que Olof no estaba preparado para el ataque
sorpresa. Por otro lado, escuchar‖ a‖ alguien‖ proclamar‖ “Atrápalo
vivo” debería haberle dado el tiempo suficiente para ponerse en
guardia. Así que el elemento sorpresa habría sido mitigado.
Eso significaba que el nivel de agilidad de Albertina podría
incluso superar al de Sigrún. Sus movimientos habían sido tan
rápidos que Yuuto no había podido seguirlos con sus ojos.
―Muy bien, Al, es suficiente. ―Las palabras de Kristina
resonaron claramente en la habitación silenciosa.

184
Albertina inmediatamente apartó su espada de la garganta de
Olof, y empezó a inclinar su cabeza para disculparse con él una y
otra vez.
En cuanto a Olof, su cara estaba más rígida y pálida que nunca.
―Por lo tanto, es cierto que carecemos de fuerza física pura y
no haríamos bien en empuñar lanzas en un campo de batalla, ―Dijo
Kristina― Pero si se tratara de un combate cuerpo a cuerpo en el
centro de la ciudad, sería difícil encontrar a alguien mejor que mi
hermana.
―Después de ver eso, agradezco al cielo que mi propia cabeza
siga pegada a mi cuello. ―Yuuto acababa de darse cuenta de lo
peligrosas que eran estas gemelas. Había sido completamente
engañado por su apariencia infantil y su comportamiento inocente.
Si Kristina era la espía perfecta, Albertina era la asesina perfecta.
―Kusu kusu. Tomar su cabeza hubiese sido imposible, Lord
Yuuto. Lady Felicia estaba constantemente a su lado, y el palacio
estaba lleno de gente espantosamente fuerte, después de todo.
―¿Lo dices en tiempo pasado? Ustedes niñas, realmente son
aterradoras. ―Yuuto no pudo evitar ponerse una mano en la
garganta mientras suspiraba.
Era verdad que hasta hace poco, el Clan Lobo y el Clan Garra
habían estado en guerra entre ellos. Hubiera sido más antinatural si
Yuuto no hubiera sido blanco directo en algún momento.
Mirando hacia atrás a través de las páginas de la historia,
dejando a un lado las luchas internas y las luchas de poder
domésticas, uno no suele encontrar ejemplos de un agente extranjero
asesinando exitosamente a un rey.

185
En términos prácticos, las gemelas habrían tenido que pasar
por múltiples capas de guardias altamente vigilantes, en un
momento de mayor alerta debido a la guerra, para llegar a la alcoba
de Yuuto y matarlo. Eso debió haber sido demasiado difícil incluso
para ellas.
Dicho esto, entrar a hurtadillas en la abarrotada ciudad era un
asunto mucho más fácil, y por si acaso se les viera, probablemente
habrían podido escapar de los guardias de la ciudad sin problemas.
―Kusu. ―Kristina se rió― ¿No lo dije al principio, cuando nos
llamó a las dos una simple molestia? “Nunca me han insultado tanto en
toda mi vida”, ¿creo?

A la mañana siguiente, Yuuto se apresuró en sus preparativos


para la partida de Gimlé.
Necesitaba volver a Iárnviðr tan pronto como fuera posible,
pero antes de eso, aún quedaba mucho por hacer.
Ya le había pedido a Felicia que redactara los documentos
necesarios y los enviara a primera hora de la mañana, en una
paloma mensajera a Jörgen, en Iárnviðr.
Sorprendentemente, la historia de las palomas mensajeras se
remonta a muchos años atrás. Había descripciones en las tablillas de
arcilla sumeria desde alrededor del año 5000 a.C. que describían su
uso. Y, hasta que las primeras máquinas de fax se inventaron a
mediados del siglo XIX, seguían siendo el método más rápido de
correspondencia escrita o dibujada.
En cuanto a su uso actual en Yggdrasil, no iba más allá de atar
la rama o el tallo de ciertos tipos de plantas a la pata de la paloma,

186
que servía de código, y sólo podía transmitir información muy
simple y limitada. Después de todo, no se podía conseguir que una
paloma llevara una tablilla de arcilla con un mensaje real. Por lo
tanto, las palomas mensajeras no eran un medio de comunicación
muy apreciado, y la mayoría de las palomas domésticas se criaban
como fuente de alimento.
Pero con la llegada del papel, el envío de textos más detallados
se hizo posible. La velocidad de crucero de una paloma mensajera
era de 50 a 70 kilómetros por hora. Probablemente llegaría en un día,
mucho más rápido que un mensajero a caballo.
Por el momento, solo el Clan Lobo poseía este rápido medio de
comunicación. Las gemelas, que habían partido hacia el territorio del
Clan Relámpago, también habían recibido varias palomas.
La tasa de retorno exitoso de una paloma mensajera era de
alrededor del 60%. Así que si necesitaban enviar un mensaje y
querían estar absolutamente seguros de su llegada, tendrían que
usar todas sus palomas, y sólo podrían comunicarse una vez. Pero
Yuuto confiaba en que la gemela más joven, Kristina, sería capaz de
hacer el juicio correcto en esa situación.
Linnea se acercó a Yuuto y habló justo cuando había terminado
de darle a Olof instrucciones detalladas sobre qué hacer cuando se
fuera.
―Anii-ue, también estoy pensando en volver a Fólkvangr para
empezar a preparar mi ejército.
Había valentía en su voz, y una luz había vuelto a sus ojos que
mostraba que había recuperado algo de autocontrol. Debió haber
sido capaz de dejar mucho atrás después de una noche de descanso.

187
―¡Puede que sólo sea un poco, pero quiero que me permitas
pagarte por la batalla con el Clan Pezuña!
Parecía que se había despertado a la acción, incapaz de
permitirse permanecer débil mientras su hermano se enfrentaba a
una crisis, y Yuuto estaba agradecido por ello.
―Bien, estoy contando conti―
Yuuto empezó a asentir, pero luego se detuvo.
Puso una mano en su boca, muy pensativo.
Después de un rato, Yuuto pareció no hablar distraídamente
con nadie en particular.
―Así que la cosecha de trigo ya ha terminado, y si el terreno
aquí es así, entonces…‖ sí,‖ debería‖ estar‖ doblemente‖ seguro‖ de‖ esto,‖
pero sólo para estar seguro…
―¿ Anii-ue?
Yuuto estaba completamente quieto, mirando fijamente a un
solo punto en el espacio. Justo cuando Linnea lo llamó, de repente se
volvió hacia ella.
―Linnea, manda a reunir a las tropas a Rasmus. Tengo que
pedirte un favor diferente. Normalmente, no es algo que debería
pedirle a la matriarca‖de‖otro‖clan…‖pero es algo que sólo tú puedes
hacer.
―¿Sólo yo?
―Sí. ―Yuuto agarró a Linnea por los dos hombros.
Su cara se volvió de un brillante tono rojo, y apartó su mirada
de la de Yuuto, pero él estaba demasiado serio como para darse
cuenta. Acercó aún más su rostro al de ella, con sus ojos serios, y
habló con febril entusiasmo.

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―¡Eres la única en quien puedo confiar para esto, en nadie
más!

Tres días después de que Yuuto regresara a Iárnviðr, la


inteligencia que Kristina había reunido sobre el Clan Relámpago
resultó ser correcta.
El hombre que tenía ante él en el salón de audiencias era de
mediana edad, quizás de 40 años, y estaba vestido con pieles grises.
Parecían pieles de lobo.
―Entonces, ¿cuáles son tus asuntos aquí, buen enviado del
Clan Relámpago? ―Preguntó Yuuto con arrogancia, descansando su
barbilla en una mano.
El rostro del enviado estaba tenso y pálido, pero no había
dudas ni miedo en sus ojos, solo una especie de trágica resolución.
Después de mojarse los labios una vez con la lengua, el enviado
empezó a hablar con voz tensa. ―Llevo un mensaje de mi patriarca.
―De ese…‖ ¿De Steinþórr? ―Yuuto casi había cometido un
error y dijo: “ese idiota”, su forma habitual de referirse a Steinþórr,
pero se las arregló para retenerse a sí mismo. No podía permitirse
llamar al patriarca del Clan Relámpago idiota delante de uno de los
miembros de ese clan.
―Felicia.
―Señor.
Yuuto hizo un gesto con su mandíbula, y Felicia procedió a
acercarse al enviado y aceptar el mensaje de él, siguiendo
grácilmente los movimientos de la etiqueta adecuada.

189
Volvió al lado de Yuuto y miró una vez el contenido del
mensaje, y luego abrió los ojos de par en par, sorprendida.
―¿Y bien? ¿Qué es lo que dice? ―Dijo.
―Lo leeré en voz alta exactamente como está escrito: “Informo a
Lord Yuuto, patriarca del Clan Lobo. Soy Steinþórr, patriarca del Clan
Relámpago. El patriarca del Clan Pezuña que asesinaste, Yngvi, era mi
hermano juramentado por el Cáliz, y también el padre por sangre de mi
amada esposa. Nuestros corazones, marido y mujer, están destrozados por
el dolor. Me gustaría invadir el territorio del Clan Lobo ahora mismo para
poder tomar tu cabeza y ofrecerla ante la tumba de mi querido hermano;
pero nosotros, los del Clan Relámpago, no deseamos una guerra sin sentido.
Si ustedes, los del Clan Lobo, tienen el más mínimo remordimiento por sus
acciones y desean enmendarlo, entonces entréguenos inmediatamente la
ciudad de Gimlé. Si se niegan, no mostraremos piedad.” …Ese es todo el
mensaje.
―¡Incluso las tonterías tienen sus límites! ¡Nunca aceptaríamos
demandas tan absurdas! ―Gritó Sigrún.
―¡¿Olvidan que el Clan Pezuña fue el primero en invadir el
Clan Cuerno?! ―Jörgen se enfureció― ¡Nuestro patriarca no hizo
más que acatar el sagrado vínculo del Cáliz de los hermanos y enviar
tropas para ayudarlos! La muerte es un compañero constante en la
guerra. ¡No tenemos nada de qué arrepentirnos!
Antes de que Yuuto tuviera la oportunidad de abrir la boca
para responder, Sigrún había protestado con indignación, seguida
por su segundo al mando, Jörgen.
Habían estado sentados silenciosamente en el salón de
audiencias, pero ya no podían hacerlo. El mensaje había sido una

190
muestra totalmente unilateral de grosería voluntaria hacia el Clan
Lobo, por lo que era natural que ambos se enfadaran.
Se suponía que iba a intentar provocar una pelea, para decirlo
claramente. Pero Yuuto permaneció espeluznantemente tranquilo,
poniendo una expresión de dolor como si se tomara en serio el
mensaje. ―La cólera de Lord Steinþórr está bien justificada.
―Dijo― Gimlé es un trozo de tierra extremadamente importante
para el Clan Lobo, y sin embargo, me gustaría hacer todo lo que
pueda para evitar conflictos armados con el Clan Relámpago, que es
conocido por su valentía intrépida en la batalla. Me gustaría tener
tiempo para pensarlo.
―¡¿Padre?!
―¡¿Chichi-ue?!
―¡¿Onii-sama?!
Jörgen, Sigrún y Felicia se giraron para enfrentarse a Yuuto. Su
incapacidad de creer lo que decía, estaba escrita en sus rostros.
Yuuto les silenció con una mirada significativa, y luego se
volvió para sonreír ampliamente al enviado. ―Buen enviado, debe
estar cansado de su largo viaje. Tendré una habitación preparada
para usted, así que debería relajarse en Iárnviðr un rato como
nuestro invitado. El pan que hacemos aquí sin duda es exquisito,
¿sabes? Y nuestras montañas son abundantes en caza silvestre. Le
ofreceremos toda nuestra hospitalidad, así que, por favor, diviértase.

En el momento en que el enviado salió de la habitación, Sigrún


y Jörgen corrieron hacia él con toda la intensidad de un incendio
forestal.

191
―¡Chichi-ue! ¡¿Qué quisiste decir con eso?! ―Gritó Sigrún.
―¡Sí, por favor, explíquelo! ¡La idea de entregar a Gimlé a esa
bestia miserable está más allá del reino de la cordura! ―Exclamó
Jörgen.
Yuuto miró a Felicia en un pedido de ayuda, pero incluso ella
tenía una expresión de preocupación, y claramente esperaba una
explicación completa.
Parecía que estaba rodeado por todos lados en este caso.
―¡Padre, se nos está faltando el respeto! ―Incapaz de contener
su ira, Jörgen golpeó su puño contra la pared con un bam.
En comparación con el Japón de la era moderna de Yuuto, la
gente de Yggdrasil era notablemente más incivilizada en sus
temperamentos, pero Jörgen estaba entre los más moderados de
ellos. Si Jörgen había sido empujado hasta este punto, uno solo
podría imaginar las consecuencias si algunos de los otros oficiales de
alto rango del Clan Lobo hubieran estado presentes en esa
audiencia.
Pero el propio Yuuto solo asintió fríamente.
―Sí, definitivamente están buscando pelea con nosotros. Pero
sólo porque pidan una, no significa que tengamos que dársela,
¿verdad?
En todo el mundo, pasado y presente, los pretextos y las
justificaciones han sido indispensables para las guerras. Al declarar
públicamente que su propio bando es justicia y que el enemigo es
malvado, los soldados ganaban moral y servía como un llamado a la
legitimidad entre otras naciones vecinas.

192
Mirándolo de manera inversa, si uno no permitía que el
oponente tuviera su justificación, servía de disuasivo y no podían
invadir tan fácilmente.
―¡¿Cómo puede ser tan indulgente con eso?! ¡¿Qué cree que
pasará si les damos Gimlé?! ¡Se pondrán más arrogantes y pronto
nos pedirán que les entreguemos Iárnviðr!
―Sí, eso es correcto. ―Yuuto estuvo de acuerdo.
Maquiavelo había dicho una vez: “Si te rindes por miedo y escapas
de la guerra, lo más probable es que no escapes de ella; ya que aquel a quien,
por cobardía manifiesta, le haces esta concesión, no descansará contento,
sino que se esforzará por arrancarte más concesiones, y haciendo menos
cuenta de ti, sólo se encenderá m{s en tu contra”.
Que Yuuto pareciera tomarse con calma las palabras de Jörgen,
solo echó aceite sobre el fuego de su ira, y le gritó a Yuuto, con la
cara roja: ―¡Padre!
―Cálmate un poco, ¿de acuerdo? Nadie dijo que estaríamos de
acuerdo con todo esto. Sólo dije que lo tomaría en consideración.
―¡¿Qué hay que considerar aquí?! ¡Cortar la cabeza de ese
mensajero y enviársela de vuelta habría sido una respuesta
suficiente!
Había un relato del período Kamakura de la historia japonesa,
en el que las demandas de tributo de la dinastía Yuan de Kublai
Khan en China, eran tan insolentes que Hojo Tokimune, el
gobernante efectivo de Japón en ese momento, había tenido como
respuesta la muerte de un emisario.
Siguiendo los hilos de la historia, ejemplos como este de matar
al mensajero era demasiado numerosos para contarlos.

193
Pensando en los eventos históricamente probados que
ocurrieron después, Yuuto reclinó su cuerpo contra la silla.
―Si hiciéramos algo así, el Clan Relámpago nos invadiría de
inmediato.
Igual a como Yuuto había enviado espías para infiltrarse en el
Clan Relámpago, seguro que estaban enviando espías propios al
territorio del Clan Lobo, disfrazados de comerciantes o algo
parecido. Una vez que se enteraran de que el enviado del Clan
Relámpago había sido asesinado, esa noticia llegaría rápidamente a
Steinþórr.
―Nada me gustaría más que verlo intentarlo. ―Dijo Jörgen,
atrapado en su propia emoción― Padre, ¿cuándo te convertiste en
un cobarde? ¡Menear la cola a alguien que te ha hecho quedar como
un tonto, es vergonzoso como un hombre del Clan Lobo!
Yuuto le miró con frialdad.
Jörgen era el segundo al mando del Clan Lobo. La mayoría de
las personas con las que trataba eran respetuosas con él, tratándole
con el máximo respeto.
Subconscientemente, ese tipo de tratamiento había comenzado
a sentirse natural y correcto para él.
Así era como la autoridad y el poder envenenaban lentamente
el corazón y hacían a la persona más arrogante. La insolencia de
otros se hacía imperdonable. La indignación hacía imposible ver lo
que estaba justo delante de uno. Defender la dignidad de la propia
posición se convertía en el único objetivo. Era una pesadilla común
entre las figuras de autoridad poderosas.
Pero el actual Yuuto no era lo suficientemente ingenuo como
para preocuparse por esa vanidad vacía.

194
―Piénsalo. ―Le dijo Yuuto― Llegaron incluso a enviarnos ese
ridículo mensaje. Eso significa que ya han terminado de prepararse
para la guerra. Pero nosotros acabamos de empezar. ¿Lo ves?
―¡Ah! ―Jörgen hizo un último gruñido, y luego se quedó en
silencio. Parecía que toda la sangre que se le había subido a la cabeza
estaba finalmente empezando a caer.
Normalmente, pelear una guerra requería una cantidad
considerable de tiempo de preparación.
Durante la invasión del Clan Pezuña, habían enviado de prisa
cualquier fuerza que tuvieran a mano, y eso había puesto un límite
al número de soldados que podían reclutar y reunir. Y el
irrazonablemente duro ritmo de marcha por el que habían pasado
los soldados, había significado que, para cuando llegaron a
Fólkvangr, ya estaban completamente exhaustos y apenas podían
luchar bien.
En ese momento era una necesidad nacida de la crisis, pero sin
duda, era un plan mucho mejor hacer lo que fuera necesario para
evitar caer de nuevo en ese tipo de situación.
―¡P-Pero, Padre, ahora mismo, ese mensajero está en su
habitación riéndose de lo cobarde que cree que eres! ―Jörgen
protestó― ¡Como tu hijo subordinado, no soporto que se burlen del
padre que respeto!
Jörgen prácticamente rechinaba los dientes con frustración, y
Sigrún y Felicia asintieron de acuerdo con él.
Jörgen debió haber dicho lo que ellas dos también estaban
sintiendo.
―Te agradezco que te sientas así, pero por ahora, tienes que
soportarlo. ―Dijo Yuuto― Esta guerra ya ha comenzado. Y toda

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guerra se basa en el engaño. Que se ría de nosotros todo lo que
quiera; me alegro de que se esté dejando engañar. Si nos da más
tiempo, entonces es un pequeño precio a pagar.
Ahora mismo, lo que más necesitaban era tiempo. Si Yuuto
pudiera comprar ese tiempo perdiendo la cara, lo compraría como si
fuera la última parte de la mercancía en los últimos minutos de una
venta de ganga.
―Segundo, estás a cargo de asegurarte de que el mensajero esté
entretenido. De hecho, que lo adulen con halagos. Ni siquiera me
importa si le dejas tener la idea de que podría concederle el
juramento de mi Cáliz. Sólo asegúrate de que pase el mejor momento
de su vida. ―Mientras daba las órdenes a Jörgen, Yuuto recordó la
cara del enviado del Clan Relámpago.
Ese hombre tenía los ojos de alguien que se había preparado
para la muerte. Su misión había sido morir si era necesario y crear el
pretexto para la invasión del Clan Relámpago.
Quizás lo había hecho a cambio de una vida segura para su
familia, y el honor de servir a su nación. Gente así preparaba sus
corazones para soportar el dolor y el miedo, pero a menudo no
estaban tan preparados para hacer frente a la adulación y la
tentación.
Por un lado, estaba el hombre que le había ordenado morir, y
por el otro, el hombre que le ofreció una cálida y calurosa
hospitalidad. Había pocos corazones que no serían influenciados por
ese desequilibrio.
―Hagamos el papel de cobardes, y hagamos que olvide su
lealtad y su misión. Si las cosas van bien, me gustaría obtener más

196
información sobre el Clan Relámpago, también. ―Con una sonrisa
malvada, Yuuto se rió para sí mismo.
Ya no era el chico imprudente que había sido dos años antes.
Había adquirido la fuerza astuta que necesitaba para sobrevivir en el
mundo destrozado por la guerra de Yggdrasil, una mezcla de
dureza y flexibilidad.
―Oh, y es posible que intente burlarse o provocarte, así que no
muerdas el anzuelo. ―Añadió Yuuto― Aguántalo con una sonrisa.
Usualmente Jörgen era una persona gentil de cuyo
temperamento Yuuto no tenía que preocuparse, pero después del
ejemplo con el mensaje anterior, pensó que era mejor asegurarse.
―Felicia, difunde un vago rumor en la ciudad que implique
que podría querer intercambiar el Juramento del Cáliz de hermanos
con ese idiota. Honestamente, la idea me pone la piel de gallina,
pero podría hacer que los espías bajen la guardia, así que tenemos
que hacer lo que tenemos que hacer.
―¡D-De acuerdo!
―Y‖también…‖Sí, hagamos un plan para sellar los caminos de
la ciudad el mismo día en que las tropas estén reunidas. Tenemos
que retrasar el regreso de los espías al Clan Relámpago, aunque sea
un poco.
―E-Entendido.
―Bueno, eso debería darnos un poco más de margen para
trabajar, pero el hecho de que tengamos que darnos prisa no ha
cambiado. Probablemente no pasará mucho tiempo hasta que ese
idiota se canse de‖esperar‖y‖haga‖un‖movimiento.‖Bien,‖¿qué‖m{s…?‖
―Yuuto ociosamente dio un golpecito con el dedo en el escritorio.

197
Con una mirada perpleja, Jörgen dijo: ―Padre, si me permites
preguntarte, ¿cuál era tu edad? Creo recordar que estabas en tu
adolescencia.
¿Por qué preguntas eso ahora? Pensó Yuuto, pero contestó de
todos modos. ―Cumplí 16 el mes pasado. Oh, en las costumbres de
Yggdrasil, creo que eso serían 17 años.
―A pesar de que usted ha vivido menos de la mitad de tiempo
que yo, ¿qué experiencias vivió para llegar a ser tan astuto como un
veterano experimentado? Por el bien de educar a las generaciones
futuras, ¿podrías decírmelo? ―Jörgen suspiró y agitó la cabeza de
un lado a otro, asombrado.
Yuuto sonrió irónicamente.
No podía creer lo rápido que la gente de este mundo ponía a un
niño como él en un pedestal como ese. No era bueno para su
educación. Una vez estuvo a punto de perderse por ello.
Y así Yuuto dijo, con autodesprecio:
―Bueno, es sólo porque he tenido acceso a muchas formas de
hacer trampa.

La luna en el cielo y las antorchas cercanas, iluminaron su


camino.
Poco a poco, Yuuto fue subiendo las escaleras, preparando su
determinación. Cuando llegó a la cima, se sentó, miró al cielo y
apretó el botón llamar.
―Hola, ¿estás ahí, Mitsuki?
―Yuu-kun, tu voz suena sombría. ¿Pasó algo?

198
Eso era justo lo que debería haber esperado de su amiga de la
infancia, que había estado pasando tiempo con él desde sus
primeros recuerdos. Incluso por teléfono, podía captar la ligera
variación en el tono de su voz, y deducir que algo andaba mal.
Yuuto no pudo evitar reírse con ironía. Aunque estaba en un
mundo completamente diferente, no podía ocultarle nada.
―Voy a tener que ir a la guerra de nuevo.
Hubo un largo silencio antes de que ella hablara. ―…Ya veo. No
hay nada que pueda decir para detenerte, ¿verdad?
Claramente, tenía mucho que decir, pero el hecho de que ella
no dijera esas palabras, mostraba que podía leer en la voz de Yuuto
cuán sólida era su determinación.
―Lo siento por preocuparte siempre.
―Los hombres son realmente egoístas. Siempre son las chicas las que
se llevan todo y terminan llorando. Es sólo la verdad de cómo funciona el
mundo.
―Lo‖siento…
―No, no lo sientas. Sólo era yo siendo un poco malvada. Ya que te
hice sentir mal a ti también, esta vez estamos a mano, Yuu-kun.
Escuchando esto, Yuuto sintió que su parte de la deuda era
demasiado pesada para que eso equilibrase las cosas.
Aunque ella sabía que él no podía aceptarlo, estaba haciendo lo
que podía para tratar de borrar sus sentimientos de culpa por
preocuparla. El espíritu tras sus palabras pareció filtrarse en su
pecho. Sintió que la mano que sujetaba su teléfono se apretaba más
fuerte.
―Gracias, Mitsuki. Siento haberte puesto siempre las cosas
difíciles.

199
―Prometiste que no dirías eso. Vuelve con vida, ¿de acuerdo? Eso
también es una promesa, ¿bien?
―Sí. Lo prometo.
A pesar de que él sabía que ella no podía verlo, Yuuto levantó
el dedo meñique de su mano izquierda, y le juró una vez más en su
corazón que volvería victorioso.

200
201
Una semana después, Yuuto recibió noticias de Kristina, de que
había dejado la capital del Clan Relámpago, Bilskírnir.
Y con sus preparativos completos, envió a sus tropas.

202
Acto 5
―Maestro, ¿qué necesita de mí a estas horas de la noche?
―Preguntó Skáviðr al entrar en la habitación.
―Mm, bueno, toma asiento. ―Dijo Yuuto, haciendo un gesto
para que se sentase.
―¡Señor! ―Con una expresión poco sociable y sin sentido que
coincidía con sus palabras, Skáviðr se arrodilló y se mantuvo atento.
Yuuto había estado tratando de insinuar que estaba bien
relajarse,‖ pero…‖ Así es como este hombre siempre es, pensó Yuuto
riendo irónicamente.
Estaban en un pequeño asentamiento a orillas del río Élivágar,
no muy lejos de Gimlé. Las tropas del Clan Lobo, lideradas por
Yuuto, habían hecho de este asentamiento el centro de su
campamento base esta noche, y se estaban recuperando de la fatiga
de la marcha del día.
Una casa en el centro del asentamiento un poco más grande
que las otras, se había convertido por ahora en el alojamiento de
Yuuto.
Podría haber sido más grande que las otras, pero la casa estaba
hecha de ladrillos secados al sol que parecían estar en mal estado, y
el interior también era bastante viejo. Desde la perspectiva de
alguien de la era moderna, bien podría haber sido un edificio
abandonado o una ruina.

203
Sin embargo, era mucho mejor que lo que los soldados
promedio tenían que soportar al acampar al aire libre. Sería un mal
karma para él quejarse demasiado.
―Al menos no parece que vaya a haber trabajo para mí aquí.
―Skáviðr se rió burlonamente de sí mismo, como si estuviera
manteniendo una conversación ligera.
―Está abandonado, después de todo. ―Dijo Yuuto― Linnea
hizo bien su parte.
―¿La matriarca del Clan Cuerno lo hizo?
―Sí, estamos justo al lado de la frontera. No tengo ninguna
intención de dejar que el Clan Relámpago entre en nuestro territorio,
por supuesto, pero en caso de que ocurra lo peor, pensé que debería
evacuar a todos.
Al invadir un país enemigo, el saqueo de las ciudades locales
era el objetivo costumbre en Yggdrasil. Por lo que Yuuto tenía el
deber de proteger al pueblo dentro del territorio de su clan como su
patriarca.
Dicho esto, esta zona había sido originalmente territorio del
Clan Cuerno, y los lugareños apenas estaban acostumbrados a ser
gobernados por el Clan Lobo. Sus fuerzas no podían entrar y decir:
“Vamos a tener una guerra ahora, así que apúrense y evacúen sus casas, y
vayan a otra parte”. Sería cuestionable si la gente obedecería en
primer lugar, y también podría invitar a una respuesta hostil.
Linnea, por otro lado, era muy querida y respetada entre la
gente de aquí, y estaba familiarizada con todos los pequeños
pueblos y asentamientos de la zona. Más que nada, ella era
increíblemente hábil en establecer planes organizados y ejecutarlos.

204
Él pensó que ella definitivamente podría asegurar un destino
para la gente a la que evacuar, y tomar medidas para asegurar que
obtuvieran la comida y el agua que necesitaban. Era un buen
ejemplo de cómo encontrar a la persona adecuada para el trabajo
adecuado.
―Muy bien, para empezar, aquí tienes. ―Yuuto se sentó con
las piernas cruzadas frente a Skáviðr, y le dio una taza de plata.
Luego procedió a llenarla con el vino que le había pedido a Felicia.
El hombre siniestro y lúgubre que tenía frente a él estalló en
una agradable sonrisa. ―Bueno, bueno. Y pensar que tengo el placer
de que mi maestro me sirva un trago él mismo.
―Te estoy muy agradecido. ―Dijo Yuuto― Esto es lo menos
que puedes dejarme hacer.
―No he hecho nada digno de gratitud, pero aun así, acepto.
…Mm,‖ esto es bueno. ―Skáviðr bebió toda la copa de vino de un
trago rápido, y luego tembló un poco cuando le golpeó.
Realmente parecía haberlo disfrutado.
Yuuto sabía que este hombre era un gran fanático del alcohol, y
de este tipo de vino en particular.
Yuuto se armó de valor, y abordó el tema que necesitaba
preguntar. ―Entonces, ¿a cuántos mataste de camino aquí?
―Tres. Con tanta gente junta, algunos tontos se mostrarían.
Las fuerzas actuales del Clan Lobo, incluyendo refuerzos de los
Clanes Garra y Cuerno, eran alrededor de 5.000 en total. Además de
todos los recientes avances militares del Clan Lobo, su reciente
victoria contra el Clan Pezuña debió haber sido algún tipo de punto
de inflexión, ya que hubo una corriente de hábiles luchadores que se

205
dirigían al territorio del Clan Lobo durante el mes pasado, con la
esperanza de convertirse en oficiales comisionados.
Había más de unos pocos entre ellos que sólo podían ser
descritos como sinvergüenzas. Y con todos preparándose para la
batalla, hubo aquellos cuyo espíritu de lucha también intensificó su
agresión. Era inevitable que se produjeran incidentes de problemas
en las aldeas en las que hacían paradas.
―Siento haberte hecho ser el que tiene la obligación de matar a
sus camaradas. ―Suspiró Yuuto.
Era un problema inevitable. No podía ser eliminado por
completo, pero había sido capaz de reducirlo. Era por esa razón que
él había necesitado hacer que todos supieran que el crimen de
desobedecer órdenes militares conllevaba un castigo severo.
Había un viejo proverbio japonés: “Castiga a uno, advierte a
cien”. Significaba que castigar a una persona por su crimen o error
podía servir de ejemplo a otros, disuadiéndolos de cometer el mismo
crimen o error.
Nadie querría matar a alguien que había sido su camarada
ayer. Sin embargo, alguien tenía que ser el que lo hiciera. Era más
cierto en este momento en particular, cuando marchaban para luchar
contra el Clan Relámpago. Si no se dejara bien claro que uno no debe
desobedecer las órdenes de sus superiores, entonces incluso una
batalla ganable podría perderse. No había espacio para hablar
ingenuamente de ideales o principios.
El que ejecutara esos castigos sería resentido, rechazado y
temido. Y el que había tomado ese papel sobre sí mismo era Skáviðr.
―No hay una sola cosa por la que pueda disculparse, maestro.
―Dijo Skáviðr― No siento el más mínimo dolor por matar a tontos

206
que lastimarían a mujeres y niños. Esta es mi forma de honrar a mi
esposa y a mi hijo.
Ya tenía más de treinta años. En Yggdrasil, donde casarse
durante la adolescencia era totalmente normal, sería extraño para él
no tener una familia propia.
Pero Skáviðr estaba solo.
Había perdido a su esposa y a su hijo de ocho años cuando los
bandidos irrumpieron en su casa.
―Sin‖embargo,‖debería‖ser‖mi‖trabajo‖hacerlo…
―Maestro, para nuestro pueblo eres una luz de esperanza. Un
marginado social como yo es una opción más adecuada para un
trabajo tan sucio.
―Pero, aun así… ―Yuuto lo entendía.
Lógicamente, sabía que Skáviðr tenía razón. Por eso, cuando el
hijo subordinado de Jörgen fue ejecutado, se abstuvo de decir nada.
Cuando los ciudadanos hacían llover burlas sobre Skáviðr,
Yuuto había querido ir en su defensa, para gritar en voz alta que su
patriarca era verdaderamente a quien debían dirigir su ira. Se había
sentido mal consigo mismo ya que había recibido los elogios de
todos, y quería aclarar las cosas con todos ellos. Pero eso sólo le
habría servido a su propia satisfacción.
Skáviðr había asumido ese odioso papel por el bien de la
nación, y Yuuto no podía permitirse mancillar esa noble
determinación por sus propias razones egoístas.
Incluso sabiendo todo eso, todavía tenía problemas para
aceptarlo emocionalmente. Era insoportable para él ver a otra
persona asumir los papeles sucios y desagradables resultantes de
sus decisiones, mientras permanecía limpio e inocente.

207
El patriarca de un clan debe buscar la felicidad de muchos. Este
era el resultado de eso, y otro ejemplo de poner a la persona correcta
en el trabajo correcto, pero Yuuto todavía no podía perdonarse a sí
mismo.
―Hee, no se sienta como si necesitara llevarlo todo en sus
manos a una edad tan temprana, Maestro. ―Skáviðr lo regañó
amablemente, con una mirada algo nostálgica en sus ojos― Está
bien dejar este tipo de cosas a los adultos.
Si su hijo estuviera vivo, ahora tendría la edad de Yuuto.
Quizás veía un poco de su hijo en Yuuto, pero habría sido grosero
que Yuuto preguntara sobre eso.
―Maestro, hay cosas que sólo usted puede hacer. Sólo el león
puede cazar al tigre. Por favor, proteja las sonrisas de la gente del
Clan Lobo. Nada haría que mi vino supiera más dulce que eso.
―El Clan Relámpago tiene 8.000 hombres. ―Dijo Yuuto— No
hay tanta diferencia en número entre nosotros como la que había
contra el Clan Pezuña, pero todavía tienen la ventaja sobre nosotros
por mucho.
Había conseguido la información de Kristina, y los números
probablemente eran bastante exactos. Una vez más, la batalla
venidera iba a ser dura.

Al día siguiente, Yuuto movió sus tropas a través del río


Élivágar hacia el territorio del Clan Relámpago. Había logrado evitar
que su enemigo diera el primer paso y evitar la invasión de su
propio territorio.

208
Al menos por ahora, eso significaba que había ganado la batalla
en el frente de la información.
Estableció su formación de tropas con las colinas a sus
espaldas, y les hizo descansar para recuperar sus espíritus mientras
esperaba al ejército del Clan Relámpago.
Ese ejército se mostró dos días después.
Fue aquí donde se encendió la primera chispa de los fuegos de
guerra entre dos clanes, el Lobo y el Relámpago.

Una batalla en terreno llano solía comenzar con el intercambio


de flechas.
La estrategia común era usar el fuego de los arqueros como
cobertura móvil, mientras se usaban carros para cerrar la distancia o
los flancos, hasta que finalmente los dos bandos entraran en combate
cuerpo a cuerpo.
―Oye, ¿por qué nos alcanzan sus flechas desde tan lejos?
―Steinþórr estaba en lo alto de las fortificaciones de tierra que había
construido para su cuartel general del campo de batalla, inclinando
su cuello con curiosidad mientras miraba hacia el frente.
El viento soplaba de su lado, así que debería haber sido un
viento en contra para el enemigo. Y sin embargo, como por
despecho, las flechas del Clan Lobo estaban llegando a sus hombres
desde fuera del alcance de sus propios arqueros. Era profundamente
misterioso y perturbador.
―He oído que el patriarca del Clan Lobo tiene una serie de
extrañas herramientas a su disposición. ―Contestó humildemente
un hombre al lado de Steinþórr― Tal vez este sea el efecto de una de

209
ellas. ―Su rostro severo llevaba el aire de un veterano militar,
mientras que la mirada serena en sus ojos indicaba una inteligencia
tranquila.
Se llamaba Þjálfi.
Era‖un‖Einherjar‖que‖llevaba‖la‖runa‖de‖Tanngrísnir,‖“El
Gruñón”,‖era el confidente y consejero militar de Steinþórr.
―Ah, ¿a quién le importan los detalles? ―Murmuró Steinþórr.
Levantó la voz y gritó una orden, empujando su brazo hacia delante
en un gesto de mandato, con la palma hacia adelante― ¡Protéjanse
con sus escudos y avancen!
Una situación en la que sólo el enemigo tenía que atacar
significaba que sólo sus propias bajas aumentarían. Si quería ganar
esta competencia, primero tendría que alcanzar una distancia donde
sus propios ataques pudieran golpear.
Los arqueros podían tener un poco de alcance, pero ¿y qué?
Eran sólo flechas. El intercambio de disparos de flechas no era más
que un preludio, una escaramuza que duraba sólo hasta que las
carrozas y la infantería se acercaran y comenzara el combate cuerpo
a cuerpo. Todo lo que significaba era que esta vez, la lluvia de
flechas a medida que avanzaban, duraría un poco más, y si se
protegían cuidadosamente con sus escudos, no debería haber
muchas bajas. De hecho, asumió que el peligro sería‖trivial,‖pero―
―¡Graah!
―¡Aaagh!
Gritos de dolor se alzaron uno tras otro desde el frente.
―¡¿Qué acaba de pasar?! ―Gritó Steinþórr.
―¡L-Las flechas del enemigo están atravesando nuestros
escudos, señor! ―Reportó un vigía.

210
―¡¿Qué?!‖―Steinþórr frunció el ceño en respuesta.
Mientras que muchos clanes en Yggdrasil dependían de
escudos de madera, el Clan Relámpago estaba bendecido con
abundantes suministros de cobre, y así equipó a sus soldados con
escudos de bronce.
Si se tratara de un ataque de un arma pesada como un hacha o
un martillo, sería comprensible que un escudo de bronce se
rompiera, pero, ¿con simples flechas?
Steinþórr no tenía ni idea de qué demonios estaba pasando.
―…Es‖ hierro.‖ ―Þjálfi escupió las palabras en un tono casi
odioso, haciendo una mueca de dolor― Lord Alexis dijo que
durante la guerra contra el Clan Pezuña, el Clan Lobo tenía a sus
soldados equipados con lanzas de hierro. Y pensar que también lo
usarían en flechas…
―Espera, ¿hierro?‖ En‖ serio,‖ hombre… ¿Estás diciendo que
tienen suficiente de eso para dispararnos? ―Steinþórr no pudo
evitar quedarse boquiabierto al ver la idea.
En cierto modo, esa era una reacción natural y justificada. En
Yggdrasil, el hierro era algo raro y sólo se obtenía de meteoritos,
considerado literalmente como un regalo del cielo.
Las flechas no eran más que munición desechable. Tomar algo
cuyo valor superaba ampliamente al del oro o la plata, y tirarlo
como si no fuera nada, parecía fuera del reino de la cordura.
―Tal vez desde su punto de vista, ya no es una mercancía
especialmente rara o preciosa. ―Murmuró Þjálfi.
Sus palabras habían dado en el blanco con precisión.
El Clan Lobo tenía acceso dentro de su propio territorio a toda
la arena de hierro que podían desear.

211
Debido a su relativa densidad, la arena férrica se había
acumulado en los sedimentos de las riberas de los ríos en lo que se
denominaba un depósito mineral de larga deriva.
Esos depósitos aún no habían sido tocados por manos
humanas, y las tierras montañosas del Clan Lobo también
abundaban con la madera necesaria para la producción de hierro.
Si se tratara de algo como forjar un buen mineral, la arena de
hierro de mayor calidad de las montañas sería mejor, pero la arena
de río era más que suficiente para hacer equipo de hierro para sus
soldados comunes.
Con las continuas guerras con los Clanes Garra y Cuerno que
los llevaron a su apresurada batalla contra el Clan Pezuña, el Clan
Lobo nunca había tenido la oportunidad de prepararse lo suficiente,
pero esta vez, habían llegado totalmente preparados.
―¡Maldita sea! ¡¿Crees que voy a parar ahora?! Están usando
algún truco mezquino o algo así para hacer que sus flechas vuelen
más lejos y más rápido, pero parece que eso también hace que la
brecha entre una flecha y la siguiente sea más larga. ¡No se
acobarden! ¡Ahora es el momento de seguir adelante! ¡Más rápido!
¡Vayan más rápido!
La naturaleza humana era tal que, cuando se enfrentaba a algo
completamente imprevisto, una persona a menudo se congelaba
momentáneamente, o su mente se queda en blanco.
Un comandante promedio seguramente habría sido sacudido
por la abrumadora efectividad de los ataques del enemigo y habría
caído en pánico. Sin embargo, Steinþórr rápidamente se dio cuenta
de su debilidad, el hecho de que no podían disparar en rápida

212
sucesión, y tomó la decisión rápida de cargar implacablemente hacia
adelante sin la menor vacilación.
Era el hombre que, a pesar de su juventud, había ganado
batalla tras batalla como comandante y en apenas tres años, había
llegado a gobernar todo el norte de Vanaheimr.
Sin embargo, incluso alguien tan grande como él no podía
imaginar que el fusilaje de flechas de hierro era, para el Clan Lobo,
exactamente como él había dicho: un truco mezquino.
Los soldados del Clan Relámpago estaban a punto de
experimentar el verdadero terror del ejército del Clan Lobo.

―¡Las fuerzas enemigas no se detienen! ¡Están atacando por


este lado! ―Informó el vigía.
―Como se esperaba del Clan Relámpago. ―Yuuto asintió con
la barbilla en la mano― Después de todo, son conocidos por su
intrépida valentía en batalla. Ni siquiera las ballestas podrían
detenerlos,‖eh…
La ballesta era un tipo de arco que se había utilizado
ampliamente en China en el siglo V a.C. Estaba hecha para ser
sostenida horizontalmente en vez de verticalmente. La flecha se
colocaba en una base de madera llamada calceta y se podía disparar
apretando un gatillo.
Tirar de la cuerda hacia atrás requería más tiempo y esfuerzo
que un arco normal, por lo que carecía de la capacidad de disparar
en rápida sucesión. Mientras que un arquero experto podía disparar
diez o más flechas en un minuto, un arquero con ballesta sólo podía
disparar dos.

213
A cambio, se jactaba de tener un alcance y un poder penetrante
con el que los arcos de esta época no podían compararse. Y las
puntas de flecha eran de hierro, no de bronce. Esa dureza
complementada por la velocidad de vuelo de las flechas, la hacía un
arma poderosa.
Además, en Yggdrasil, la gran mayoría de los soldados eran
campesinos. Aprender a usar un arco de manera efectiva requería
mucho tiempo y entrenamiento, pero una ballesta sólo requería una
fracción de eso para obtener un nivel base de precisión, y
proporcionaba la misma fuerza de disparo sin importar el usuario.
Era el arma ideal para los soldados campesinos, que les había
sido proporcionada siglos antes de su tiempo.
―Muy bien, ya es hora. ―Dijo Yuuto― Que los ballesteros
retrocedan.
Yuuto pudo ver que los soldados del Clan Relámpago se abrían
paso a través de la lluvia de flechas de hierro, acercándose a la
distancia, y pronto estarían a tiro para atacar al ejército del Clan
Lobo.
Después de haber resistido desesperadamente ese asalto y
haber llegado hasta aquí, se sintió un poco mal por ellos, pero esta
era una batalla de vida o muerte para todos. Como el encargado de
la vida de sus propios soldados, no podía permitirse el lujo de
mostrar misericordia.
Inhaló profundamente, luego sacó su brazo y gritó con una voz
atronadora: ―¡Lanceros de falange, a la carga!
En respuesta a la orden de Yuuto, sus guardias personales
tocaron los gongs de señal, y agitaron las banderas de su cuartel
general arriba y abajo.

214
Eso aseguraba que las órdenes llegaran instantáneamente a los
aliados que luchaban a una distancia de él.
Se usaban simultáneamente señales visuales y sonoras, así que
incluso si un soldado no captaba una de las señales, había una buena
posibilidad de que captara la otra. Y debido a que el Clan Lobo era
tan consistente en la aplicación de sus leyes, sus soldados tenían una
cultura mucho más completa de disciplina entrenada en ellos. La
rápida respuesta de su ejército a las órdenes y a los movimientos
bien controlados no era algo llamativo, pero en este tipo de época,
era una señal destacada de excelencia.
―¡¡Oooooooohh!! ―Con un rugiente grito de guerra, las tropas
de la falange empezaron a avanzar, y un momento después se
encontraron con la infantería del Clan Relámpago de frente.
Las lanzas que llevaban tenían más del doble de largo que las
del Clan Relámpago, y también estaban hechas de hierro. Al
empujar esas armas hacia adelante de una sola vez, el enemigo no
podía evadirlas ni bloquearlas y, por su parte, los ataques del
enemigo no podían llegar a la falange. Era una pelea totalmente
unilateral.
Esta había sido la fuerza motriz detrás de las victorias del Clan
Lobo contra los Clanes Garra, Cuerno y Pezuña, su táctica
constantemente imbatible.
E incluso ahora contra el Clan Relámpago, una vez más estaba
dando resultados. Incluso con sus números superiores, los guerreros
del Clan Relámpago no eran rivales para ello. Cayeron muertos, uno
tras otro, ante el asalto del Clan Lobo.
―Están poniendo menos resistencia de la que pensé que
opondrían. ―Yuuto rasco su frente, sospechoso.

215
Había estado bastante seguro de que el enemigo lucharía contra
él, pero le había ido tan bien que era casi anticlimático. Estos eran los
soldados del Clan Relámpago, conocidos por ser atrevidos y
decididos, pero estaba seguro de que el Clan Pezuña había sido más
tenaz.
―¿Podría ser que nosotros los del Clan Lobo nos hayamos
vuelto mucho más fuertes? ―Preguntó Felicia.
―No, no creo que sea eso. ―Yuuto agitó lentamente la cabeza
ante la sugerencia de ella.
Había menos diferencia en números que cuando lucharon
contra el Clan Pezuña. Y a diferencia de la guerra anterior, los
soldados del Clan Lobo no habían tenido que hacer una marcha
forzada repentina, habían recibido el entrenamiento necesario, y
habían recibido mucha comida y descanso antes de la batalla.
También habían sido capaces de disparar muchas más flechas
esta vez. Con los preparativos que habían podido hacer antes de
entrar en batalla listos y completos, se podría decir que este
resultado era bastante natural, pero a Yuuto le seguía pareciendo
que había demasiada falta de resistencia por parte del enemigo.
Las tropas del Clan Pezuña respondieron a las órdenes de su
señor rápidamente y con un nivel de cohesión que no se rompió,
incluso cuando fueron acorralados por las tácticas de Yuuto.
Mirando a los soldados del Clan Relámpago en comparación,
ciertamente eran lo suficientemente audaces y atrevidos como para
empujar hacia delante a través de la barrera de ballestas y hacia el
muro de la falange, pero parecían carecer de coordinación, de
alguna manera.

216
Esta era una batalla a gran escala, de miles contra miles, y
estaba claro qué tipo de fuerza sería una amenaza mayor.
―Bueno, quizás debería darle más crédito a Yngvi. ―Dijo
Yuuto.
Yuuto era un gobernante que había derrotado con su ejército, al
difunto patriarca del Clan Pezuña, que había convertido a su nación
en un gran poder en el transcurso de una generación.
Al final, Yngvi no había sido rival para el conocimiento y las
tácticas de la era moderna de Yuuto, pero aun así, había sido una
rara raza de guerrero y general, y un héroe para su pueblo.
Aparte de su fortaleza individual como luchador, como
general, el joven Steinþórr no era tan hábil y maduro como lo había
sido Yngvi. Eso era todo lo que‖había‖que‖hacer…
―…No, no hay forma de que sea eso. ―Yuuto no podía
quitarse de encima el mal presentimiento que tenía.
Todo iba como él quería. Yuuto ya había aprendido que las
cosas no se resuelven tan fácilmente en la vida. Tiempos como este
eran exactamente cuando uno podía caer inesperadamente en una
trampa.
Hace tres años, ese mismo Yngvi había sido fácilmente repelido
por Steinþórr. Y eso fue en un momento en el que el Clan
Relámpago había sido mucho más pequeño en tamaño y fuerza de
lo que era ahora. Yuuto no podía olvidar esa aura abrumadora que
había visto en la ceremonia de victoria del Clan Cuerno.
Había algo más en el hombre, estaba seguro.
Yuuto tenía la impresión de que Steinþórr, fiel a su alias, lo
observaba como un tigre asechando, mientras resistía los ataques del
Clan Lobo, esperando la oportunidad de atacar.

217
Si sólo lo estaba pensando demasiado, eso estaría bien. Yuuto
hizo un esfuerzo por suprimir sus excitadas emociones, y renovó su
enfoque.
―Un maníaco de las batallas como él conseguiría primero que
sus oponentes sacaran toda su fuerza antes de aplastarlos en
pedazos, pero esto no es un juego para mí. No voy a darle la
oportunidad de contraatacar.

―¡Ah! ¡Muy bien, hombres, esa es la señal del Chichi-ue!


―Dijo Sigrún― ¡Todos, muéstrenme su espíritu de lucha!
Confirmando la bandera de señal desde su posición en el flanco
izquierdo donde había estado esperando emocionada su
oportunidad de salir, Sigrún llamó la atención de sus subordinados.
Esta vez, no iban a usar el tipo de ataque sorpresa de atropello
y fuga que habían usado contra el Clan Pezuña.
Cuando estuvieron luchando en el territorio de su nación
aliada, el Clan Cuerno, tuvieron mucha información sobre la
geografía, los suministros y la asistencia de los ciudadanos. Esta vez
estaban en territorio enemigo, y necesitaban evitar cualquier
maniobra de alto riesgo. Gracias a eso, tanto la gente como los
caballos tenían energía de sobra, y habían estado listos y esperando
su señal para dirigirse a la lucha.
―¡Unidad Múspell, adelante! ―Sigrún desenvainó su Nihontou
mientras gritaba la orden. Su clara y galante voz rebosaba de
espíritu de lucha, y avivaba las llamas de la emoción que había en
sus hombres.

218
Su elegante y hermosa figura se asemejaba a cómo uno podría
imaginar, a una de esas doncellas guerreras mitológicas que guiaban
a las almas a la otra vida. Estaba muy lejos de la imagen que uno
podría imaginar de su título de guerrera.
Bajo su liderazgo, se decía que sus hombres no temían ni
siquiera la muerte, y la unidad Múspell cargó ferozmente contra sus
enemigos.
―¡Enemigos lejanos, escuchen mi voz! ¡Los que están cerca,
vengan y mírenme! ¡Soy la Mánagarmr! ¡Sigrún del Clan Lobo! ¡Si
no tienen más uso para sus vidas, entonces vengan a mí!
Mientras anunciaba su nombre, Sigrún se abrió camino hacia la
retaguardia de la formación de tropas del Clan Relámpago. Giró su
lanza rápidamente, cortando la cabeza de un jinete de carroza y
haciéndola volar.
Era la táctica del “Martillo‖ y‖ el Yunque”.‖ Usando‖ tropas‖ con‖
baja movilidad pero alta defensa y resistencia para detener el avance
del enemigo y mantenerlo en su lugar, uno podría enviar un grupo
más móvil a la retaguardia o los flancos del enemigo, y atraparlos en
un ataque de pinzas.
El famoso Alejandro Magno había sido aficionado a usar esta
táctica, y se decía que había derrotado al ―por‖ mucho― más
numeroso ejército persa en múltiples ocasiones con ella. Era la carta
de triunfo del Clan Lobo, y les había traído la victoria en la batalla
tanto contra el Clan Cuerno como contra el Clan Pezuña.
Fundamentalmente, las formaciones de tropas se construyen
asumiendo que estarán luchando contra una fuerza enemiga delante
de ellos, por lo que eran especialmente vulnerables a los ataques
desde los lados y la retaguardia.

219
Y la unidad Múspell era una unidad de caballería sin
precedentes en el mundo de Yggdrasil, con las capacidades de asalto
más rápidas y poderosas hasta ahora conocidas.
Atrapados por el furioso ataque de ambos bandos, los soldados
del Clan Relámpago cayeron repentinamente en un estado de
pánico. Perdieron completamente el control, y en medio del
pandemónium que siguió, fueron dispersados sin ninguna
resistencia.
―¡Hah! ―Mientras Sigrún seguía golpeando a sus enemigos a
diestra y siniestra, sus oídos captaron el relincho de un emocionado
caballo, acompañado por el sonido de ruedas que retumbaban
pesadamente contra el suelo.
Lo que apareció ante ella, haciendo a un lado a los soldados a
pie cercanos, fue lo que se consideraba el arma militar más fuerte
conocida por Yggdrasil, cuyo número en batalla se decía que
equivalía al poder de un ejército: ¡Una carroza!
―¡Hmph, así que te has mostrado! ―Sigrún agarró con más
fuerza su lanza.
Yngvi del Clan Pezuña había favorecido una construcción
lógica y ordenada de sus formaciones militares, y había creado un
gran escuadrón de sólo carrozas para enfatizar su abrumador poder
y movilidad.
El Clan Relámpago era más tradicional, habiendo construido
escuadrones mixtos con infantería y carros. Aquellos de alto rango
montarían la carroza y lucharían desde arriba, comandando una
fuerza de seguidores como infantería a su lado.
Era más difícil ser golpeado por los ataques enemigos sobre un
carro, y al estar en una posición más alta, hacía más fácil leer el

220
campo de batalla y dar órdenes a los subordinados. Y más que nada,
permitía a los oficiales superiores acariciar sus egos. Esa era la
manera más común de utilizar las carrozas de guerra, no sólo en
Yggdrasil, sino a lo largo de su uso en la historia de la Tierra. Esto
también concordaba con la información que obtuvieron de Kristina.
―¡Acabaré con tus payasadas aquí y ahora, chica lobo! ―Gritó
el hombre grande sobre la plataforma del carro, y preparó su lanza y
su escudo. Parecía tener veintitantos años, y lejos de ser sacudido
por el ataque anterior por detrás, el hambre de combate estaba
escrita en su cara.
Era una buena expresión.
Sigrún volvió a sentir arder las llamas de guerrero dentro de su
pecho. Luchar contra tantos debiluchos que no podían desafiarla
había empezado a aburrirla.
―¡Ha! ¡Entonces detenme si crees que puedes! ―Sigrún
contestó sus audaces palabras con las suyas, y espoleó a su caballo
hacia adelante, empujando su lanza hacia él, en el instante en que
estuvo a su alcance.
*¡Clang!*
―¡Agh!
El arma del hombre detuvo fácilmente el golpe mortal de
Sigrún, pero la tensión del impacto se apoderó de su cara por un
momento.
Tenía forma de lanza combinada con una hoja de hoz. La
porción en forma de L y la punta de lanza de Sigrún estaban juntas,
y lucharon por el dominio.
Era un brazo de palo con forma de alabarda conocido como el
eje de una daga. Era un arma a dos manos que podía ser empujada

221
contra el enemigo para apuñalarlo, mientras que la parte en forma
de hoz podía ser usada para atrapar y cortar el cuello de un enemigo
u otras áreas vitales.
Había más de unos pocos en Yggdrasil que estaban a favor de
esta arma porque era más fácil luchar con ella mientras se montaba
en un carro, que con una lanza normal.
―¡¿Un carro, y un arma de hierro?! ―Gritó Sigrún― ¡Debes ser
un hombre importante! ¡Dime tu nombre! ―Sigrún había notado
que la hoja del arma del hombre brillaba con el mismo brillo oscuro
que su propia lanza de hierro.
Ya no era una rareza para el Clan Lobo, pero para otros clanes,
un arma de hierro no podía ser creada sin el uso de hierro meteórico,
por lo que un objeto tan raro y precioso valdría cinco veces su peso
en oro. El hecho de que a este hombre se le permitiera llevar un
arma tan poderosa y valiosa, significaba que debía ser un héroe de
alguna importancia dentro de su clan.
―¡Soy Þjálfi, asistente del segundo al mando del Clan
Relámpago!
―¡Kh! ¡Así que eres la mano derecha de Steinþórr, de la que se
habla en rumores como Járnglófi, “El Guantelete de‖ Hierro”! ¡Eres
un digno oponente! ―Con otro ruido, Sigrún hizo a un lado la
alabarda de Þjálfi y lanzó un ataque horizontal.
Con eso como señal, una feroz batalla se desarrolló entre ellos.
Aunque los dos intercambiaron más de diez ataques en lo que
parecía un abrir y cerrar de ojos, no hubo un golpe decisivo.
―Maldición, esto no va a ninguna parte. ―Gruñó Sigrún.
Fiel a su alias como: “El Guantelete de Hierro”, la defensa de
Þjálfi era tan sólida como un muro.

222
No importaba cuantos ataques le lanzara Sigrún, ella no sentía
ningún indicio de que pudiera encontrar una forma de atravesarlo.
Quizás era de esperar de un Einherjar que era alabado por su
valor, incluso dentro de la nación que gobernaba todo el norte de
Vanaheimr. Era natural que incluso el Lobo Plateado Más Fuerte, no
fuera capaz de derrotarlo fácilmente.
El objetivo principal de Sigrún era tomar la cabeza de
Steinþórr. En realidad, sabía que no podía permitirse que la
mantuvieran luchando aquí demasiado tiempo.
―En ese caso… ―Sigrún soltó su mano derecha de la
empuñadura de la lanza.
Aunque esto era un hecho tan obvio que tal vez no sería
necesario mencionarlo, el hecho de sostener un arma con ambas
manos daba a sus ataques una fuerza considerablemente mayor que
la de simplemente sostenerla con una sola mano. Que Sigrún
cambiara deliberadamente a sostener su arma en una mano, a su
mano no dominante, creó un vacío en su defensa que podría
llamarse nada menos que fatal.
Þjálfi sospechó por un momento que podía ser una trampa,
pero los impulsos de su guerrero interior eran más fuertes. Antes de
tener la oportunidad de pensar, empujó reflexivamente hacia
delante su alabarda.
―¡Haaaah! ―Sigrún soltó un feroz grito y hubo un destello de
luz plateada cerca de su cintura.
―¡¿Qu―‖
La cabeza del arma que Þjálfi había usado para abrumar y
dominar a sus oponentes, había sido cortada limpiamente.

223
La cara del veterano Einherjar se retorció de asombro y
sorpresa, y por un momento no pudo moverse.
Igual que cuando el arma de Yngvi fue cortada en dos, esto se
debió a un solo golpe de la Nihontou.
Normalmente, el hierro se podía endurecer a través de un
proceso de calentamiento y enfriamiento conocido como
“enfriamiento‖ brusco”.‖ Sin‖ embargo, el hierro meteórico tenía
propiedades materiales completamente diferentes del hierro natural
que se encontraba en los minerales subterráneos, o del hierro
artificial creado a través del método Tatara. No se podía hacer más
duro a través del enfriamiento brusco.
Y así, un arma hecha de hierro meteórico no era rival para una
hoja doblada, templada y endurecida incontables veces.
En comparación, era suave.
―¡Prepárate!
Sigrún rápidamente puso la espada en su boca y la sostuvo
entre los dientes para liberar su mano, preparó su lanza otra vez con
ambas manos y alzando los brazos hacia arriba, la apuñaló hacia
abajo…
…Y fue testigo de la ruptura de la punta de lanza de hierro.

224
225
―Oye, este tipo es mi mano derecha. ―Dijo Steinþórr― No
puedo dejar que alguien lo mate tan fácilmente.
―¡Kh!
El joven pelirrojo giró su enorme martillo para apoyarlo sobre
su hombro, riendo con audacia, y Sigrún sintió un estremecimiento
correr por todo su cuerpo.
¿Era por alegría de que su objetivo, el patriarca del Clan
Relámpago, se hubiera mostrado ante ella?
¿Era por la ira de que su lanza favorita hubiera sido destruida?
¿Era la emoción de un guerrero ante la perspectiva de
enfrentarse a un enemigo tan fuerte?
No, no era nada de eso.
El escalofrío era de terror puro.
La energía que parecía irradiar de él, aquí en el campo de
batalla con su arma en la mano, era totalmente diferente a cuando
ella lo había conocido en el Hörgr del Clan Cuerno.
Era una persona completamente diferente.
El poder parecía fluir de él, como si no pudiera ser contenido
dentro de su cuerpo físico, y justo estando de pie ante él, Sigrún
tuvo que luchar por soportar una presión aplastante.
―Así que nos volvemos a ver, chica. Eres muy buena,
poniendo a Þjálfi contra la pared así. Supongo que matar al viejo no
fue una casualidad. ¡Entonces, veamos lo que tienes!
―¡Kh!
El martillo creó su propio viento con la fuerza de su swing
mientras descendía hacia Sigrún, y ella tiró a un lado la ya inútil
lanza e interceptó el ataque con la Nihontou.
―¡¿Oh?! ―Exclamó Steinþórr.

226
―¡Rrrgh!
A un lado había un martillo que había destrozado incontables
otras armas, ahora lleno de la energía divina conocida como
Ásmegin, canalizada por su portador. Por el otro, una hoja templada
hasta el punto de poder cortar el hierro.
El resultado de la colisión entre estas dos armas, que hasta
ahora habían sido‖consideradas‖invencibles―
―Vaya, ¿esa cosa resistió mi ataque? Esa una buena arma la
que tienes ahí.
―Así‖que…‖no‖pude cortarlo… ¡Entonces!
…Era que estaban completamente igualados.
Sin embargo, si las armas eran de igual fuerza, entonces todo se
reducía a la diferencia en su alcance.
―¡Ora, oraa, oraaaaaaa! ¡Hah!
―¡Kuh…! ¡Hrgh! ―Sigrún jadeó.
Era un luchador a caballo contra uno en un carro. La espada,
destinada a ser usada en combate cuerpo a cuerpo, no podía
alcanzar su objetivo.
Steinþórr la alcanzó con incesantes ataques unilaterales, y
Sigrún se vio forzada a una batalla puramente defensiva. Para
empeorar las cosas, Steinþórr era capaz de balancear el martillo de
hierro libremente sin ninguna dificultad, a pesar de su peso y
tamaño.
―¡Grrr…!‖ ―Mientras evitaba la lluvia de golpes, Sigrún de
alguna manera se las arregló para aprovechar un pequeño hueco en
los ataques de Steinþórr para poner algo de distancia entre ellos, e
inmediatamente tiró de las riendas y giró su caballo.
La fuerza reconoce la fuerza.

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Para dos expertos luchadores, unos pocos momentos de
combate mutuo fueron suficientes para que cada uno midiera hasta
cierto punto la fuerza relativa del otro.
Sigrún comprendió que si seguía luchando en esta situación, lo
único que le esperaba era una muerte absolutamente segura.
―¡Nos retiramos! ―Sigrún gritó la orden mientras pateaba su
caballo. Sus manos no paraban de temblar, pero esta vez no era por
miedo. Los feroces ataques de Steinþórr habían dejado sus manos
tan entumecidas que era todo lo que podía hacer para no dejar caer
su espada.
―Así que eso es lo que querías decir con: “No se rompe y no se
dobla” eh…‖―Murmuró Sigrún― Parece que me salvaste de nuevo,
Chichi-ue. Si no hubiera tenido esto, ya me habrían convertido en un
trozo‖ de‖ carne…‖ ―Sigrún apretó los dientes, agobiada por la
sensación de derrota.
Desde que había recibido el título de Mánagarmr, esta fue la
primera vez que había sido tan pura y completamente superada.
Se giró para mirar detrás de ella.
La unidad de Múspell estaba siguiéndola correctamente,
instando a sus caballos a que siguieran el ritmo. No parecían haber
sufrido muchas pérdidas. La ventaja que obtuvieron al atacar la
retaguardia del enemigo había dado sus frutos.
Para ella, ese era el mayor consuelo.

―¡La unidad Múspell‖ ha‖ comenzado‖ a‖ retirarse!‖ ―Llamó el


vigía del Clan Lobo.
―¡¿Rún está bien?! ―Gritó Yuuto.

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―¡Señor! ¡Está viva y bien!
―¡¿En serio?!
―¡Incluso a la distancia, no hay duda de que Lady Sigrún tiene
el cabello plateado, señor!
―Ya veo... ―Yuuto suspiró aliviado ante el informe de su
vigía. Se advirtió a sí mismo que como patriarca que no debía
mostrar tal favoritismo. Pero controlar sus emociones y conformarse
con esa lógica no era tan fácil.
A pesar de todo, se las había arreglado para confirmar su
seguridad, y eso era todo lo que importaba. Su corazón había
recobrado una sensación de calma, pero ahora otro problema había
aparecido en su cabeza.
―Así‖que‖ se‖deshizo‖del‖“Martillo‖y‖el‖Yunque”‖ de‖Rún,‖¿no?‖
―Con una mano sobre su boca, Yuuto murmuró para sí mismo,
pensando en que hacer.
Hasta ese momento, esas tácticas nunca habían fallado en
resolver una batalla a su favor. Sólo el hecho de que su fórmula
ganadora establecida se hubiera roto, era suficiente para hacerle
sentir que las cosas iban en una dirección desagradable.
―El Einherjar de‖ runas‖ gemelas…‖ ―Murmuró― Le dije a
Sigrún que se retirara si ella juzgaba que no podía ganar contra él.
Parece que escuchó.
Se decía que el poder divino de una runa daba su gracia a
menos de una de cada diez mil personas, y el cuerpo de Steinþórr
tenía ese poder dos veces.
Steinþórr había abrumado a Sigrún con su presencia incluso
durante su breve reunión en la capital del Clan Cuerno.

229
Sigrún aún era joven, y era alguien importante para el futuro
del Clan Lobo. Tomando eso en consideración, Yuuto entendió que
podría dañar su imagen, pero no podía permitirle hacer nada
demasiado imprudente. Más que nada, él no quería perderla,
aunque sabía lo ingenuo que era ese pensamiento para un patriarca.
―Hmm, parece que incluso para la Mánagarmr, enfrentarse a
un tigre es una carga demasiado pesada para un lobo solitario.
―Skáviðr habló desapasionadamente, mientras examinaba el campo
de batalla desde lo alto de un caballo cercano.
Su pálido y marchito cuerpo daba una figura aún más
inquietante de lo normal aquí en el campo de batalla, pero para
Yuuto, su casi irritante nivel de calma era algo fiable en él.
―Pero cuando le di esas instrucciones, parece que herí un poco
sus sentimientos. ―Admitió Yuuto― Me sentí mal por ella.
―Fue la decisión correcta. Si no lo hubiese hecho, creo que con
toda probabilidad ella habría puesto su orgullo como guerrera
primero y habría continuado luchando, y ya habría otro cuerpo en el
campo. Después de todo, esa loba salvaje sólo escucha sus órdenes,
maestro. Puedo imaginarme lo frustrada que debe estar ahora
mismo, hehehe…‖ Ah,‖ discúlpeme.‖ ―Skáviðr puso una mano sobre
su boca, pero no escondió completamente su sonrisa. Soltaba
palabras duras, como siempre.
Skáviðr siempre desempeñaba el papel del desagradable, pero
para empezar, tenía un poco de personalidad sarcástica.
Yuuto lo miró de reojo, agitó la cabeza y volvió a poner en
orden sus pensamientos: ―Esta es una batalla de números. No
importa cuán fuerte sea ese tipo, sólo tenemos que vencerlo con

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números. ―Luego miró fijamente los movimientos en el campo de
batalla.
La emboscada de Sigrún pudo haber fracasado, pero la
situación en el campo de batalla seguía siendo abrumadoramente a
favor del Clan Lobo.
Si sus fuerzas mantenían el empuje, los soldados enemigos
deberían empezar a huir al darse cuenta de su gran desventaja, y la
formación enemiga debería desmoronarse.
Si golpeaba en ese momento vulnerable, ninguna cantidad de
valor podría resistirlo.
―¡¡¡Raaaaaaaaaaahhhh!!!
De repente, un gran grito de guerra más fuerte que nada hasta
ahora, surgió al unísono de los guerreros del Clan Relámpago. Era
suficiente para sacudir el aire, y Yuuto podía sentir las vibraciones
contra su piel.
Yuuto no necesitaba preguntarse qué estaba pasando. Él lo
sabía. Su cara se puso tensa y apretó los dientes.
―Ahí‖est{… ―Los ojos de Yuuto vieron el golpe de un cabello
rojo ardiente, visible incluso desde lejos.
El joven conducía un carro adornado claramente de forma
diferente de los demás, con una mano girando alrededor de un largo
martillo, lo suficientemente grande como para que un hombre
adulto luchara por levantarlo.
Corrió más allá de su propia vanguardia y atacó a las fuerzas
del Clan Lobo.
―Eso es exactamente lo que llaman la valentía de un tonto. ―
En las comisuras de la boca de Yuuto, apareció una sonrisa irónica.

231
Enfrentándose a sus enemigos sin importar cuán fuertes fueran,
ignorando las probabilidades sin importar cuán malas fueran,
Steinþórr simplemente luchaba de frente sin confiar en tácticas o
trucos mezquinos.
De hecho, era realmente genial.
Tan genial que era asqueroso.
Sin embargo, si el enemigo iba a venir hacia él con la valentía
de la fuerza bruta de un idiota, entonces eso era motivo de
celebración. Pero en el fondo, Yuuto también lo encontraba
desesperadamente irritante.
―La valentía de un tonto: “el coraje de un hombre que se apresura
a actuar sin pensar cada vez que la sangre se le sube a la cabeza.” ―Felicia,
de pie a su lado, respondió fácilmente recitando la explicación de
memoria― “Un valor mezquino sin discreción ni juicio, que gira sólo en
torno a la fuerza física.”
Yuuto la miró fijamente, con los ojos muy abiertos y
asombrados. Una vez, durante una discusión sobre Steinþórr, él
había sacado a relucir ese viejo modismo y se lo había contado.
―Me sorprende que lo recuerdes. ―Dijo Yuuto.
―Eso es porque siempre tengo el hábito de memorizar tus
palabras de sabiduría, Onii-sama. ―La respuesta de Felicia fue
rápida y natural, y mirando su rostro sonriente, Yuuto sonrió
irónicamente. Sólo podía admirar su impresionante memoria.
―Bueno, no estaría de más recordar palabras que han pasado
por miles de años de historia.
―Tee hee. Eso es ciertamente verdad. ―Estuvo de acuerdo
Felicia. Luego, en voz más baja, añadió: ―Si al final te vas a casa, al
menos quiero ser capaz de recordar tus palabras… ―Cerró los ojos con

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fuerza mientras decía esto, apretando con fuerza una mano frente a
su pecho.
Algo sobre eso le parecía un poco extraño a Yuuto, pero pensar
en la batalla era más importante ahora mismo. Volvió a mirar al
campo de batalla.
―Es exactamente como dijiste, Felicia. Si la fuerza física fuera
suficiente para ganar una batalla, las tácticas militares nunca habrían
sido inventadas. ―Levantó la voz y gritó― ¡Tropas de falange, la
victoria está a la vista! ¡Atraviesen a ese cerdo pelirrojo!
Si el hombre iba a venir cargando de cabeza primero en una
carroza, entonces eso era justo lo que Yuuto quería.
La misma razón por la que Yuuto había hecho de las unidades
de largo alcance la fuerza central de su ejército, era porque en
Yggdrasil las carrozas eran los principales jugadores en los campos
de guerra.
Al igual que la caballería, el uso de infantería fuertemente
blindada con largas lanzas se había producido como respuesta a las
carrozas.
Una lanza o espada normal no podría alcanzar a un oponente
montando un carro. Lo que había surgido como contramedida era la
táctica de usar muchas lanzas largas, con baja maniobrabilidad pero
largo alcance, para crear un ataque de empuje que no dejara huecos.
La desventaja era la vulnerabilidad a los ataques a los flancos,
pero con un enemigo al frente; era tan unilateral como una victoria
en piedra, papel y tijera.
Tal y como Yuuto había predicho, el caballo que tiraba del
carro de Steinþórr fue derribado sin piedad por la pared de lanzas, y
el carro se detuvo en su camino.

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Al instante siguiente, el joven pelirrojo correría la misma suerte
que‖su‖caballo…
…O así debería haber sido.
Mientras las incontables lanzas corrían hacia él, Steinþórr lanzó
su gran martillo y con ese solo golpe, toda la línea de lanzas se
rompió. Siguió con otro golpe mientras saltaba desde el carruaje, y
varios soldados fueron enviados volando.
Lo balanceó una vez más. Los soldados del Clan Lobo
intentaron protegerse con sus escudos de hierro, pero incluso esos
fueron destrozados en pedazos y volados como si no fuesen nada.
Era imposible siquiera adivinar cuánta fuerza se puso en cada
uno de esos golpes.
No era humano.
Uno podría haber pensado que era el trabajo de un elefante o
de un oso grande.
Megingjörð, “El‖ Cinturón‖ de‖ la‖ Fuerza”, y Mjǫlnir “El‖
Destructor”. Estas dos habilidades habían provocado toda la furia de
una tormenta cubierta de rayos.
Y en la amplia brecha que se había creado, los soldados del
Clan Relámpago detrás de Steinþórr corrieron hacia delante, y la
endurecida formación defensiva del Clan Lobo se abrió por la
fuerza.
―¿Q-Qué‖ es‖ esto…?‖ ―Mirando la escena que se desarrollaba
ante sus ojos, Yuuto jadeó.
Había controlado la guerra en busca de información, actuado
rápidamente para tomar el mejor terreno, con colinas protegiendo su
retaguardia y estableciendo formaciones ventajosas.

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El poder y el alcance de las ballestas habían ralentizado el
ímpetu de su enemigo y le habían permitido tomar la iniciativa.
Con la ayuda de Skáviðr, había establecido completamente la
disciplina y el respeto por la ley en sus tropas, lo que les había hecho
rápidos para responder a las órdenes de su patriarca, y cohesivos en
sus acciones como grupo. Debería haber sido uno de los ejércitos
más importantes de Yggdrasil en ese sentido.
Y en cuanto a equiparlos con hierro endurecido, debería ser
seguro decir que Yuuto estaba por delante de todos en Yggdrasil.
Contra los carros y la infantería enemiga, se había encontrado
con los soldados de lanza larga en formaciones apretadas, y
habiendo detenido sus movimientos, había puesto su unidad de
caballería contra ellos desde atrás, dominándolos con el‖“Martillo‖y‖
el‖Yunque”.
Yuuto podría haber tenido menos hombres en total, pero tanto
en términos de estrategia como de tácticas, el Clan Lobo debería
haber superado con creces al Clan Relámpago en poderío militar. No
había motivo para la derrota en ninguna parte.
Y a pesar de todo eso, como si todas sus ventajas hasta ahora no
hubieran sido más que una mentira, el Clan Lobo había empezado a
ser lenta y gradual, pero inequívocamente rechazado.
―Vamos, no importa como lo mires, esto es solo hacer trampa.
―Murmuró Yuuto.
Las batallas no eran ganadas por individuos. En las batallas, los
números marcaban la diferencia. Comenzando con las palabras de
Sun Tzu, numerosas obras sobre el arte de la guerra habían
comenzado con eso como uno de sus principios fundadores.

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Y sin embargo, ese principio subyacente, de la mano de un
hombre temerario y su fuerza bruta, había sido derrocado.
Los poderes de un Einherjar eran asombrosos, pero aun así
eran humanos. Por eso, Yuuto había entendido que no había ningún
Einherjar con un nivel tan monstruoso de poder, pero parecía que el
poseedor de las runas gemelas era la excepción.
El genio de la guerra, Napoleón Bonaparte, que en un momento
dado tuvo bajo su control la mitad de la Europa continental, dijo una
vez: “Un ejército de cien ovejas guiadas por un lobo es mejor que un
ejército de cien lobos guiados por una oveja.”
Lo más importante en el campo de batalla era la moral. Si el
comandante supremo estaba a la cabeza de su propio ejército y los
inspiraba, por supuesto que el ejército se apresuraría a aumentar su
moral. Y así, con un valiente general que había aplastado todo el
sentido común liderando el camino, la moral de las tropas del Clan
Relámpago se había elevado a un tono de fiebre fanática.
Cabalgando sobre esa ola, habían hecho retroceder a las
supuestamente superiores fuerzas del Clan Lobo, e incluso ahora
estaban empezando a dominarles.
―“Mi fuerza puede mover montañas y mi espíritu puede cubrir la
tierra” ¿es eso? ―Escupió Yuuto― En serio, este tipo no es una
encarnación previa de Xiang Yu o algo así, ¿verdad?
Había pasado el asombro y ahora estaba simplemente
horrorizado por lo que estaba viendo.
La cita era una parte de un poema que Xiang Yu había
compuesto y recitado. Xiang Yu había logrado una gran victoria
contra un ejército de 500.000 con sólo 30.000.

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Se había enfrentado a otro ejército de miles con sólo 28 jinetes y
había tomado la cabeza del general enemigo, golpeando a cientos
por su cuenta en el proceso. Ya fuera mayor o menor, la fuerza de
Steinþórr era de la misma calidad sin sentido.
―Maestro.
―¿Qué pasa, Skáviðr?
―Como nuestras estrategias hasta ahora no han sido efectivas,
quizás deberíamos retirarnos por ahora, antes de que sea demasiado
tarde.
―Ngh. ―Yuuto miró con ira y apretó los dientes.
La marea de la batalla ya había cambiado a favor del Clan
Relámpago. Yuuto concluyó que si continuaban luchando como
estaban, había una gran posibilidad de que el general pelirrojo se les
adelantara con su actual ímpetu.
El actual Yuuto no era tan obstinado como para aferrarse
obstinadamente a la teoría. Por ilógico que fuera, lo único que
importaba era la realidad que se vivía ante sus ojos, y tenía la fuerza
de corazón para reconocerlo.
―Tch. Me hubiera gustado decidir‖las‖cosas‖aquí,‖pero…‖saber‖
cuándo retirarse también es una parte crucial de la guerra. ―Dijo.
Luchar mientras se retrocede resultaría en un número
considerable de bajas, pero un error en el juicio sobre cuándo
retirarse llevaría a muchas más.
Necesitaba tomar una decisión rápida.
Cuando llegó el momento, tuvo que sacrificar a unos pocos por
el bien de muchos. La capacidad de tomar esas decisiones frías
también era algo necesario para alguien que estaba en la cima.

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―Creo que es una sabia decisión, Maestro. ―Dijo Skáviðr―
Por favor, permíteme proteger a la retaguardia.
―Siempre aceptas los peores trabajos… ―Suspiró Yuuto― No
mueras ahí afuera.
―Heh. No voy a morir. ¿No me lo dijo antes, Maestro? La mala
hierba nunca muere. Los desagradables son los que tienen más
probabilidades de éxito. ―La boca de Skáviðr se retorció en una
mueca de desprecio.
Esperando en la cola de las fuerzas en retirada para mantener a
raya al enemigo, la retaguardia tenía la misión más peligrosa con
mayores probabilidades de muerte. Incluso sabiendo eso, este
hombre no mostró el más mínimo cambio en sus emociones ante la
perspectiva, e incluso soltó una broma.
Tenía mucho valor.
Con una expresión apretada y severa, Yuuto dio su orden.
―¡Nos retiramos! ¡Nos retiraremos metódica, cuidadosa y
rápidamente!

―¡Raaaaaaaaaaaah! ―Steinþórr rugió con su martillo de


guerra. Sangre manchó su cuerpo de rojo, lo que dio lugar a una
mayor sed de sangre.
No importaba quién lo atacara, no importaba el número de
enemigos, no podía sentirse abrumado. Pisoteó a todos en su camino
con su inigualable fuerza.
―Realmente no tienen fin. ―Murmuró.
Un grupo de soldados corrió hacia delante, llenando el hueco
que había logrado crear en su formación. Su coordinación era

238
impresionante. Una vez en su lugar, un diluvio de lanzas llovió
sobre él. Ni siquiera Steinþórr pudo esquivar un ataque tan
perfectamente coordinado. Se vio forzado a detenerse en su camino
y concentrarse en derribar las armas que venían hacia él.
Aunque las líneas enemigas eran aplastadas cada vez que
cargaba hacia adelante, sus ataques imprudentes significaban que
sus aliados tampoco podían avanzar. Ni el Clan Relámpago, que
estaba esperando en reserva, podía utilizar todo su poder.
―Hmph, no tiene sentido preocuparse por los detalles. ¡Ahora
es sólo una prueba de resistencia!
Por cada enemigo que derribaba, otro venía a tomar su lugar.
Aun así, sus números no podían ser infinitos.
Sin embargo, la resistencia de Steinþórr tampoco era infinita.
No podía seguir luchando para siempre. Si se retiraba, o era
derrotado, el Clan Lobo aplastaría al Clan Relámpago en un abrir y
cerrar de ojos. El resultado de esta batalla dependía de él. Saber eso
era suficiente para él.
―¡Hehe! ¡Esto finalmente empieza a ser divertido! ―Steinþórr
se limpió la sangre de la frente y sonrió salvajemente. La presión que
vino con el saber que la victoria o la derrota dependían de sus
acciones, era muy vigorizante.
Steinþórr realmente hacía honor a su título de “El‖ Tigre
Hambriento de Batalla”. Parecía ser la encarnación de la guerra
misma.
En sus tres años como patriarca, apenas había pasado tres
meses en su capital, Bilskírnir. El resto del tiempo lo había pasado en
el campo de batalla. Pero nunca había estado satisfecho. Tenía sed
de un verdadero desafío, algo que sus enemigos nunca habían sido

239
capaces de darle. La única vez que sintió un poco de emoción fue
cuando se enfrentó a Yngvi del Clan Pezuña.
En deferencia a eso, y al hecho de que se le había presentado
una chica que era de su agrado, había hecho el Juramento del Cáliz
con ellos. Sin embargo, pensando en ello ahora, había sido un error.
Porque entonces Steinþórr no había tenido a nadie digno de luchar
contra él.
Justo cuando estaba considerando romper el juramento,
escuchó que Yngvi había perecido en batalla. Supuestamente había
perecido a manos de uno de los clanes más débiles, el Clan Lobo.
Había sido frustrado por su patriarca, un joven en su
adolescencia. El Clan Lobo había sido tan débil que Steinþórr había
olvidado que existían.
¿Cómo se las había arreglado su patriarca para derrotar a
Yngvi, especialmente con un ejército tan pequeño? Naturalmente,
esto había despertado el interés de Steinþórr. Afortunadamente para
él, el Goði le había pedido en secreto que destruyera al Clan Lobo,
ya que sospechaba que el clan podría llevar el Ragnarok a Yggdrasil.
Tenía que ser el destino.
Steinþórr no dudó que este joven había sido enviado a él por
los dioses, como un obstáculo en su camino de conquista.
Viendo su oportunidad, obligó al Goði ―cuyo nombre ya había
olvidado― a reunirse con el hombre al que querían muerto.
No esperaba mucho, por eso se sorprendió.
Había sentido la piel de gallina por primera vez en su vida al
conocer a este patriarca. Estaba seguro de que disfrutaría luchando
contra él.
Y ahora, todas sus expectativas se habían cumplido.

240
Nunca en su vida había experimentado un baño de sangre tan
emocionante. Pero todas las cosas buenas tenían que llegar a su fin.
Cuanto más agradable era algo, más rápido pasaba.
―¡Retirada! ¡Retirada! ―Una fuerte voz cruzó el campo de
batalla, y una serie de gongs sonoros hicieron eco desde el
campamento del Clan Lobo.
Steinþórr dejó de luchar para recuperar el aliento, y vio como el
Clan Lobo se retiraba.
―Hmph, parece que es mi victoria. Eres un mocoso insolente.
Era una retirada bien estructurada y ordenada. Steinþórr podía
ver que las tropas estaban bien entrenadas. De hecho, había una o
dos cosas que sus tropas podían aprender de eso. Se dio cuenta
ahora, cuando el polvo empezó a asentarse, que era la impresionante
coordinación del Clan Lobo lo que le había dado tantos problemas.
Steinþórr vio al general enemigo gritando órdenes a caballo,
cerca de la cabeza de sus fuerzas.
―¡Que no cunda el pánico! ¡Mantengan la formación y
retrocedan tan rápido como puedan!
El general enemigo era un hombre delgado, de cara pálida que
inquietó a Steinþórr. Parecía que él era el que dirigía esta espléndida
retira. A pesar del peligro de su misión, se mantuvo en calma.
Steinþórr no pudo evitar impresionarse por la serenidad de su
enemigo.
―Pero eso significa que si lo elimino, su formación se
desmoronará. ―Los labios de Steinþórr se acurrucaron en una
sonrisa malvada.
Era de sentido común debilitar a tu presa antes de ir a matar. Y
la dificultad de la caza hizo que el condimento fuera perfecto.

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No había diversión en una victoria fácil. La victoria sólo era
gratificante si se obtenía a través de una batalla muy reñida. Sólo
entonces, sabría tan dulce como debería.
Steinþórr sabía que esta victoria sería más dulce que cualquier
vino. Por eso se negó a dejar escapar a su presa. Cualquiera que se
interpusiera en su camino sería eliminado.
―¡Haaaaaaaaaaaaah!‖ ―Con un enorme bramido, Steinþórr
saltó hacia adelante. Había aprendido del incidente anterior con el
lobo plateado. Sabía que un soldado a pie estaba en desventaja
frente a un enemigo a caballo. Pero algo tan trivial como una
“desventaja”‖no‖significaba nada para él.
Agarró su martillo con ambas manos y golpeó con todas sus
fuerzas. Había esperado que alguien de aspecto tan débil como este
hombre fuera destruido de un solo golpe.
Sin‖embargo…
―¡¿Qu―
Hasta ese momento, siempre había blandido su martillo tan
hábilmente como sus propios dos brazos y piernas. Pero una extraña
fuerza repentinamente lo empujó hacia delante, arrastrando a
Steinþórr con él.
―¡Hmph!
―¡¿Woah?!
El adversario de Steinþórr se aprovechó de su sorpresa y
golpeó el cuello de Steinþórr con su lanza.
Steinþórr apenas logró esquivar.
Otros tres empujes siguieron inmediatamente después. Incapaz
de resistir el ataque, Steinþórr saltó hacia atrás.

242
―Eres bastante bueno. ¿Cómo te llamas? ―Steinþórr se mojó
los labios con anticipación. Esta era la primera vez que uno de sus
ataques era desviado. No esquivado, ni bloqueado, sino desviado.
La lujuria de la batalla estalló dentro de él. Quien quiera que
fuera este hombre delgado, era duro.
―Me llaman Skáviðr. Aunque me honra tu alabanza, no tengo
intención de luchar contra ti aquí.
―Qué tipo tan frío. Vamos, divirtámonos un poco.
Aunque el tigre estaba ansioso de sangre, Skáviðr simplemente
se mofó y le dio la vuelta a su caballo.
―¡Oye, espera!
―¡Oh, miren eso! ¡Hierro, hierro, hasta donde alcanza la vista!
¡Si se llevan un poco a casa, serán ricos más allá de sus sueños más
salvajes! Heh, adiós. ―Skáviðr mostró a Steinþórr una sonrisa
triunfante y se alejó galopando.
―¡Graaah! ―Aunque lo llamaban Dólgþrasir, no había manera
de que Steinþórr pudiera correr tan rápido como un tigre. Lo que
significa que no podía perseguir a Skáviðr. Apretó los dientes con
frustración al dejar escapar a su enemigo.
Lo que enfureció aún más a Steinþórr, fue que su oponente se
había burlado de él. Se había atrevido a mirar hacia abajo al Tigre
Hambriento de Batalla. No había nada más humillante que ser
despreciado desde un caballo.
―¡Maldito seas! ¡No creas que te dejaré escapar! ― Steinþórr se
calló cuando se dio la vuelta y vio lo que estaba sucediendo.
Los soldados del Clan Relámpago estaban ignorando
completamente al Clan Lobo, que había completado su retirada.
Estaban totalmente concentrados en el botín que tenían delante.

243
Era una regla universal que los ganadores de una batalla
saquearían los objetos de valor de sus enemigos vencidos. De hecho,
la mayoría de los soldados participaban en la guerra sólo para poder
compartir el botín.
Había innumerables registros de batallas que se perdieron
porque los soldados dejaron de pelear y comenzaron a saquear. El
más famoso de ellos, tal vez fue la Batalla de Gaugamela, que se
libró entre Alejandro Magno y Darío III de Persia.
Al principio, el ejército persa parecía tener la ventaja. Pero
después de atravesar las líneas macedonias, los soldados se
interesaron más en saquear el cuartel general del enemigo que en
cortar la retirada de Alejandro. Como resultado, dejaron que la
victoria se les escapara de las manos y después sufrieron una de las
mayores derrotas de la historia.
Incluso Julio César, de quien proviene‖ el‖ término‖ “Káiser”,‖
sufrió muchas derrotas humillantes porque sus soldados
desobedecieron órdenes y saquearon con abandono.
Todo lo cual demostraba que era casi imposible impedir que los
soldados dejaran que la codicia se apoderara de ellos.
Skáviðr había hecho ese anuncio a instancias de Yuuto,
precisamente porque Yuuto sabía que detendría al enemigo.
En ese momento, el campo de batalla estaba lleno de flechas
que el Clan Lobo había disparado, y había lanzas y escudos rotos
que Steinþórr había destruido. Todos ellos eran de hierro, un metal
venerado en Yggdrasil como regalo de los cielos, mucho más valioso
que el oro o la plata.
Yuuto claramente no había visto ninguna razón para no hacer
uso de ellos para ganar tiempo para su retiro.

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―¡Grr, persíganlos, patanes! ¡En marcha! ―La orden de
Steinþórr sonó por todo el campo de batalla, pero fue en vano.

―¡Maldita sea! ¡Aún no estoy satisfecho! ―Steinþórr refunfuñó


para sí mismo, abriendo y cerrando repetidamente su puño.
Nunca se había enfrentado a un oponente tan duro. Sin
embargo, al final, dejó que su presa se le escapara de las manos.
La ira ardía dentro de él.
―Creo que eres la única persona que aún querría pelear
después de eso, Padre. Puede que los hayamos ahuyentado, pero
nosotros perdimos más hombres. ―Þjálfi, la mano derecha de
Steinþórr, agitó la cabeza con una expresión sombría.
Steinþórr podría ser el que llevó a su clan a la victoria, y el que
decidió contra quién lucharían. Pero fue Þjálfi quien entrenó a las
tropas, se aseguró de que estuvieran abastecidas y mantuvo el orden
dentro de las filas. De hecho, era el intendente y maestro de
instrucción del ejército. Sus palabras no debían tomarse a la ligera.
―Oh, ¿es eso cierto? Bueno, supongo que es verdad que caímos
en su artimaña.
―Ciertamente. Aunque debo admitirlo, sus tropas estaban
mucho mejor entrenadas. Nos has salvado de un gran aprieto,
Padre. ―Þjálfi sonrió amargamente.
La diferencia en las fuerzas de sus ejércitos había quedado muy
clara en esta batalla y el Clan Lobo había tenido la ventaja. Incluso
para un comandante genio, superar esa ventaja habría sido
increíblemente difícil.

245
El Clan Lobo incluso había conseguido derrotar a Yngvi, uno
de los comandantes más grandes y hábiles que Þjálfi conocía, con un
ejército de la mitad del tamaño del Clan Pezuña. Y sin embargo, el
Clan Relámpago había superado la abrumadora distancia de fuerza
entre ellos y el Clan Lobo, todo gracias a un solo guerrero.
―Pero parece que incluso el Patriarca del Clan Lobo ha
descubierto que no puede enfrentarnos de frente. ―Dijo Þjálfi.
Aunque parecía tranquilo, la mente de Þjálfi era un torbellino
de emociones.
¿Quién más en el mundo sino Steinþórr podría haber logrado
tal hazaña? Este hombre fue enviado del cielo para sofocar los
conflictos de Yggdrasil, y sería el próximo gobernante del mundo.
De eso Þjálfi estaba seguro. También estaba seguro de que había
nacido para ayudar en esa tarea.
―Hmph, pero eso no significa que podamos dejarlos huir así.
―Steinþórr refunfuñó
―Ciertamente. Nuestro ejército tiene un equipo mucho más
ligero que el suyo. Si los perseguimos ahora, podremos alcanzarlos
fácilmente. Si los dejamos escapar aquí, regresarán con otro truco
ingenioso bajo la manga. Aplastarlos ahora sería lo mejor.
―Eso suena muy divertido a su manera. ―Steinþórr se tronó
los nudillos.
Aunque hubiera preferido luchar contra ellos de nuevo
después de que recobraran sus fuerzas, la idea de enfrentarse a ellos
ahora mismo tenía más que suficiente atractivo. Sobre todo porque
su equipo había sido el perdedor en cuanto al número de bajas
sufridas, golpear ahora sería la oportunidad perfecta para vengarse
de ellos y compensar la diferencia.

246
Steinþórr cargó con su martillo e hizo que siguiera a sus
hombres. ―Muy bien, ¡vamos‖a‖la‖persecución!‖Todos,‖sigan…
―Por favor, espera. ―Dijo una voz cautelosa― Puedes enviar
a tus hombres a perseguirlos, pero deberías quedarte aquí y
descansar. ―El dueño de esa voz era, por supuesto, Þjálfi.
―Oh, no seas ridículo. ―Dijo Steinþórr― Aún no me he
divertido lo suficiente.
―Sé mejor que nadie cuán desquiciada es‖tu‖resistencia,‖pero…‖
la guerra se gana manteniendo a los soldados descansados y
alimentados. No has comido nada desde que empezaste a pelear,
¿verdad?
―Mrrghhh…
*¡Grooooooooooowl!* Con las palabras de Þjálfi, el estómago de
Steinþórr emitió un fuerte rugido.
Aunque Steinþórr poseía una fuerza monstruosa, seguía siendo
humano. Después de luchar durante tanto tiempo, era natural que
tuviera hambre.
―Te prepararé un carro nuevo y una muda de ropa. ―Dijo
Þjálfi― Dudo que su patriarca se haya retirado a pie, así que lo
necesitarás de todos modos.
Steinþórr no podía refutar esa lógica, así que frunció el ceño en
silencio. Su vieja carroza estaba demasiado dañada para cabalgar
ahora. Podría haberle quitado una a uno de sus oficiales, pero eso no
le habría sentado bien como patriarca.
Sus ropas estaban tan manchadas de sangre que eran tan rojas
como su pelo. Peor aún, la sangre había empezado a secarse y a
ponerle la ropa rígida. Ni siquiera se había dado cuenta hasta que
Þjálfi lo había señalado, pero ahora se sentían incómodas.

247
El arma más grande del Clan Relámpago era la moral de sus
tropas. Y Steinþórr comprendía instintivamente que él era quien los
inspiraba. Sabía que si se veía mal, desanimaría a sus hombres.
―Tch, supongo que tienes razón.
―Me alegro de que lo entiendas. No temas, nuestro enemigo
esta vez es bastante duro. La pelea no ha hecho más que empezar.
Necesitaremos tu fuerza de nuevo muy pronto.
Steinþórr se sentó con las piernas cruzadas en el suelo.
―Hmph, si tú lo dices. Dejaré que Ving se encargue de la
persecución. ¡Ahora tráeme algo de comer!
―Sí, señor, le traeré algo enseguida. ―Þjálfi se inclinó
reverentemente y corrió a buscar comida.

Antes de la llegada de Yuuto, el Clan Lobo había perdido la


mayoría de sus batallas y se había visto forzado a retirarse
incontables veces.
Cada vez, había sido Skáviðr quien había actuado como
retaguardia.
La forma en que se burlaba de sus enemigos mientras reducía
las filas de soldados le había hecho ganar el título de Níðhǫggr, la
Masacre Burlona.
Fue durante su retirada con el Clan Relámpago pisándoles los
talones, que este segador de la muerte mostró su verdadera fuerza.
―¡Sigan luchando! ¡Nadie puede retirarse hasta que yo lo
ordene! ¡Si no quieren morir, entonces luchen por sus vidas!
―Skáviðr continuó dando órdenes mientras atravesaba filas de

248
soldados con su lanza. Aunque su voz era suave, infundía miedo en
los corazones de sus hombres.
Para un ejército, el mejor soldado era aquel que seguía órdenes.
Una fuerza que se movía como una masa coordinada tenía mejores
oportunidades de victoria, y una menor tasa de bajas. Por lo tanto, la
disciplina era la ley. Y Skáviðr era un hombre que había ejecutado
públicamente a docenas por desobedecer órdenes. Si daba una
orden, era seguida al pie de la letra. Todos en el Clan Lobo conocían
las consecuencias de la desobediencia.
―¡No lo olviden, el Clan Lobo recompensa el valor! ―Gritó―
¡Cualquier soldado que caiga en batalla tendrá a su familia bajo
cuidado por el resto de su vida! ¡Saben que nuestro patriarca no es
de los que rompen sus promesas!
Los miembros del Clan Lobo lo sabían muy bien. Yuuto había
aprendido de la historia de Wei Yang, y se había asegurado de que
la gente confiara en la ley. La forma en que lo había hecho era
plantando un árbol en la puerta sur, y prometiendo suficiente plata
para toda la vida si llevaban el árbol a la puerta norte.
Naturalmente, la mayoría de los ciudadanos no le había creído.
Había sonado demasiado bueno para ser verdad, y ni siquiera se
habían molestado en intentar mover el árbol. Pero un hombre
curioso lo había intentado por capricho.
Como prometió en su edicto, Yuuto le había dado un montón
de plata. Había repetido maniobras similares hasta que la gente del
Clan Lobo confiaba implícitamente en que cualquier promesa que
hiciera, se llevaría a cabo. Si sólo se dirigía amenazando con castigar
a los que desobedecieran, la gente rápidamente quedaría

249
insatisfecha. Un líder necesitaba tanto la zanahoria como el palo si
quería inspirar lealtad a sus ciudadanos.
―¡No piensen en nada más que en el enemigo que tienen
delante! ¡Luchen por sus compatriotas, por su país, y lo más
importante, por su familia!
―¡Uwoooooooooooooooooooooooooooh! ―Los hombres de la
retaguardia lanzaron un desesperado grito de guerra.
Sabían que si intentaban huir, Níðhǫggr, la Masacre Burlona
acabaría con sus vidas. Había sido capaz de defenderse contra el
lobo plateado más fuerte, la Mánagarmr, por lo que los soldados
regulares sabían que no tenían ninguna posibilidad. Sólo tendrían
una muerte vergonzosa como desertores. Peor aún, su familia ni
siquiera sería atendida. Al menos, si murieran luchando, sus
familias no pasarían hambre y serían honrados por sus camaradas.
Si el infierno los esperaría de todos modos, bién podrían
escoger al que tuviera mejores beneficios. Estaban peleando con la
espalda contra la pared. La desesperación les dio fuerza.
Lucharon con tanta ferocidad que los soldados del Clan
Relámpago, conocidos por ser las tropas más valientes que servían a
un patriarca que no temía a nada, titubearon.
La moral era esencial para ganar cualquier pelea.
Normalmente, cuando un ejército perseguía a un enemigo que
huía, ellos eran los que tenían la ventaja y fácilmente mataban a los
rezagados. El derecho a robar las armas y el equipo del enemigo
vencido era la recompensa que recibían los soldados por arriesgar
sus vidas.
Pero nadie quería seguir arriesgando la vida después de haber
ganado. Sólo querían tomar lo que habían saqueado y volver a casa.

250
Era lógico que su moral comenzara a vacilar mientras pensaban
en por qué estaban luchando.
Justo cuando estaban a punto de romperse, un hombre con un
martillo se sumergió en la refriega con un enérgico grito.
―¡Fuera de mi camino!
Apartó a un lado las lanzas que se le clavaron y corrió hacia
delante en su carro. A diferencia de los otros soldados del Clan
Relámpago, no temía a la resolución del Clan Lobo de luchar hasta
la muerte.
―¿Steinþórr Regresó? No, no es él. ―Murmuró Skáviðr.
Este recién llegado tenía el mismo cabello rojo como el patriarca
del Clan Relámpago. Incluso su cara y su físico eran similares. Pero
sus edades eran completamente diferentes. Mientras Steinþórr
parecía tener diecinueve años, este enemigo tenía más de veinte
años. Además, este hombre no era tan intimidante como Steinþórr.
―Pero sigue siendo fuerte. ―Dijo Skáviðr molesto.
Los soldados de élite del Clan Lobo se lanzaron contra este
nuevo luchador, pero ni siquiera pudieron arañarlo. Lo más
probable es que fuera un Einherjar. Los soldados normales no
tendrían ninguna oportunidad.
―¡Aléjense de ese hombre! ¡Yo me encargaré de él! ―Skáviðr
llamó.
Finalmente había logrado despertarlos lo suficiente como para
luchar hasta la muerte; no quería que la moral por la que había
trabajado tan duro para construir, se arruinara por un solo hombre.
Introdujo sus espuelas en su caballo y golpeó con su lanza al
recién llegado.

251
El pelirrojo desvió la lanza de Skáviðr y gritó: ―¡Ngh! ¡Así que
eres el general de la retaguardia! ¡Eres muy hábil. ¡De hecho, eres un
digno enemigo! ¡Soy Vingeþórr, el hombre que te enviará al
Valhalla! ¡Esculpe mi nombre en tu alma!
―Ah, así que tú eres el estúpido hermano. Debe ser duro, que
tu hermano menor te dé órdenes. ―Se mofó Skáviðr.
―¡Bastardo! ―Vingeþórr se enfureció.
Parecía que Skáviðr había tocado un nervio. Uno podía ver
cómo se había ganado su título.
―¡Uwooooooooooooooh!
―¡Hmph!
Vingeþórr hizo llover una tormenta de golpes sobre Skáviðr.
Aunque siempre había estado a la sombra de su hermano menor,
Vingeþórr seguía siendo un gran héroe conocido incluso por el
remoto Clan Lobo. Era el Einherjar de Grídarvöl, el Club Gigante. Y
fiel a su nombre, sus golpes fueron los más fuertes que Skáviðr
jamás había sentido.
―Cuando se trata de pura fuerza, incluso superas a nuestro
Lobo Plateado Más Fuerte. ―Dijo Skáviðr con frialdad.
―¿Lobo Plateado? Oh, te refieres a la Mánagarmr. Bueno, ella
es la más fuerte entre un grupo de debiluchos. Si no fuera por mi
hermano,‖yo‖sería‖el‖hombre‖m{s‖fuert― ¡¿Qu― ¡Urgh!
Un dolor punzante quemó el pecho de Vingeþórr. La lanza de
Skáviðr le había perforado su corazón. Vingeþórr ni siquiera había
visto venir el golpe.
―No eres digno de ser mi enemigo.

252
El cuerpo de Vingeþórr se deslizó fuera del carro cuando
Skáviðr sacó su lanza. Ni siquiera sonrió mientras tiraba la sangre de
su arma.
Las tropas del Clan Relámpago miraron el cadáver de su líder.
Uno de sus mayores héroes acababa de ser asesinado, y por un
hombre que parecía él mismísimo segador de la muerte.
Mientras los soldados del Clan Relámpago dudaban, el ejército
del Clan Lobo siguió adelante.
―¡U-Uwaaaaaaaaaaaah! ―Uno de los soldados del Clan
Relámpago dejó caer su arma y huyó. Con eso, las compuertas
fueron abiertas. Uno tras otro, los soldados comenzaron a huir y a
desertar.
―Parece que luchamos contra ellos. ―Dijo Skáviðr― En ese
caso, no hay razón para quedarse. ¡Retirémonos, hombres!
―¡Uwooooooooooooooooh! ¡Níðhǫggr! ¡Níðhǫggr! ¡Níðhǫggr!
―Los soldados del Clan Lobo levantaron sus armas y vitorearon,
contentos de haber sobrevivido.
Skáviðr había servido como retaguardia en innumerables
batallas en las que se habían retirado. Ya no recordaba cuántas. A
pesar de eso, siempre sobrevivió. Este hombre sombrío y siniestro
parecía haber sido rechazado incluso por la propia muerte.
Pero era precisamente por eso que sus soldados lo encontraron
tan confiable. Porque sabían que los sacaría de cualquier trampa
mortal imaginable.

―¡¡¿Ving está muerto?!! ―Steinþórr no podía creer lo que


estaba escuchando. Su hermano era ocho años mayor que él, pero le

253
había servido bien, y juntos habían hecho del Clan Relámpago lo
que era hoy. Incluso en Yggdrasil, donde los lazos hechos por los
votos eran más importantes que los lazos de sangre, perder a
alguien que había conocido desde que era niño fue un golpe terrible.
―¡¡Aaaaahh!! ¡¡¡Waaaaaaaah!!! ―Steinþórr nunca fue un
hombre que escondiera sus emociones, y a pesar de que había gente
a su alrededor, empezó a sollozar en voz alta.
Comenzó a usar su martillo de hierro para aplastar las rocas y
los árboles a su alrededor. Era exactamente como un niño haciendo
un berrinche, y no había nada que alguien pudiera hacer para
detenerlo.
―¡Þjálfi! ¡¡Esto es culpa tuya!! ¡¡Tú fuiste quien le dijo que lo
hiciera!!
―Nunca pensé ni por un momento que mi plan le costaría la
vida a Vingeþórr… Las palabras no pueden expresar mi dolor.
―¡¡Así es!! ¡¡Fue tu culpa!! ¡¡¡Tú culpa!!!
―Lo siento mucho.
―¡¡¡Tus disculpas no lo traerán de vuelta!!! ―Steinþórr pateó
con fuerza el estómago de Þjálfi.
Þjálfi aterrizó con fuerza en el suelo y cayó varias veces hacia
atrás antes de detenerse. Pero incluso después de dejar de moverse,
yacía arrugado en el suelo, escupiendo sangre. Debió haber dañado
sus órganos internos.
―¡L-Lo siento! ¡¿Estás bien?! ―Gritó Steinþórr. La visión de él
en tanto dolor pareció traer a Steinþórr de vuelta a sus sentidos.
Corrió hacia Þjálfi y lo ayudó a levantarse.
―No, comparado con el dolor de perder a su hermano, Padre,
esto‖no‖es― ¡Gwah!

254
Þjálfi intentó ocultar su dolor, pero su cuerpo no se lo permitió.
Cayó de rodillas, incapaz de ponerse en pie.
Þjálfi era conocido por su fuerte cuerpo, pero ni siquiera él
pudo moverse. Steinþórr había usado una patada, no su martillo,
pero sus golpes seguían siendo increíblemente poderosos.
―Lo siento mucho… ―Gimió Steinþórr― Yo fui el que estuvo
de acuerdo con tu plan,‖y‖yo‖fui‖el‖que‖envió‖a‖Ving‖allí…
―Hahh…‖ Hahh…‖ No‖ te preocupes por mí. Concéntrate en
lugar‖de‖eso…‖en‖la batalla frente a nosotros. La muerte de mi tío ha
infundido miedo en los corazones de los soldados. ¡Esta vez, tendrá
que salir usted mismo!
―¡P-Por supuesto! ¡Tienes razón! ―La confusión infantil se
desvaneció de la cara de Steinþórr una vez más, contra la lujuria por
la batalla quemada en sus ojos. Tendría que vengar a su hermano. Se
juró a sí mismo que se vengaría, pero primero necesitaba
preocuparse por sus hombres que aún estaban vivos.
―Pero Þjálfi, necesitas descansar. ―Añadió.
―¡¿Qué?!‖Siempre‖estaré‖a‖su‖lad― ¡Ugah!
―Mírate. No puedo llevarte al frente así.
―¡P-Pero…!
―Si mueres, ¿qué le diré a Röskva en Bilskírnir? Los lazos del
clan son importantes, pero también los lazos de sangre.
Cuando le dijo a Sigrún que no podía permitirse perderlo tan
fácilmente, Steinþórr lo dijo en serio. Röskva, la hermana de Þjálfi,
era una maestra política que hizo un excelente trabajo gobernando la
capital del clan. Era sólo gracias a ellos dos que Steinþórr podía vivir
su vida como él quería y concentrarse en la batalla.

255
Todavía era joven, y quería seguir luchando durante mucho
tiempo. No podía permitirse perder a ninguno de los dos.
Después de que su señor acabara de perder a su propio
hermano, Þjálfi no tuvo más remedio que obedecer sus palabras. Y
no era tan estúpido como para pensar que podía pelear cuando
estaba tan mal herido.
―…Por‖supuesto,‖mi señor. ¡Adiós y buena suerte!
―¿Suerte? No necesito suerte. ¡El único camino a la victoria es
a través del poder!
―Heh…‖entonces‖descansaré y esperaré noticias de su victoria.
―Déjamelo a mí. ―Dijo Steinþórr con confianza― ¡Soy
Dólgþrasir, el Tigre Hambriento de Batalla, y devoraré a cualquier
enemigo que se interponga en mi camino! ―Steinþórr condujo a su
ejército hacia adelante.
El simple hecho de estar a la vanguardia tuvo un gran efecto en
la moral de sus soldados. Ninguno de ellos se imaginaba que
perdería. Había un aura de poder a su alrededor, una aura que le
decía a los soldados que si lo seguían, su victoria estaba asegurada.
Yngvi del Clan Pezuña, había usado el miedo para mantener a
raya a sus soldados, pero Steinþórr inspiraba una lealtad frenética
haciendo que sus hombres pensaran solo en la victoria.
El ejército siguió corriendo, como un tigre persiguiendo a su
presa, hasta que por fin lograron ver la cola del Clan Lobo. Las
fuerzas del Clan Lobo estaban en medio de cruzar el río Élivágar.
En las orillas del río, Steinþórr vio a un chico de cabello negro,
un espectáculo extremadamente raro en Yggdrasil.
―¡Es él! ―Gritó.

256
Al igual que los pueblos indígenas de África, crecer en un lugar
con pocos edificios para obstruir su vista le daba a la gente de
Yggdrasil una visión que superaba con creces la de los japoneses
modernos.
Incluso desde lejos, podía leer la expresión del chico.
En una batalla, vadear un río era una de las cosas más
peligrosas que podías hacer. Te ralentizaba y te convertía en un
blanco fácil para el enemigo.
El chico estaba dando un gran bostezo. Tal vez se sintió
aliviado de haber cruzado el peligroso río con éxito. Si era así,
bajaría la guardia demasiado pronto.
―¡Heh! ¡No te dejaré escapar! ―Steinþórr azotó a sus caballos
y espoleó a su carroza para que fuera más rápido.
Muchos soldados aún no habían cruzado el río. Serían los
primeros en convertirse en sus presas. No podía esperar a ver si el
chico seguiría bostezando después de eso.
―Así que viniste, Dólgþrasir. ―Al acercarse a la orilla del río,
el larguirucho de aspecto sombrío, volvió a bloquear su camino. El
hombre estaba defendiendo su retaguardia, así que era inevitable
que se encontraran aquí.
La rabia comenzó a hervir desde dentro de Steinþórr.
―¡Skáviðr! ¡Estoy aquí para vengar a mi hermano! ―Apuntó
con su martillo hacia adelante y corrió en su carroza hacia el
hombre. Todos los rastros del tranquilo patriarca del Clan
Relámpago habían desaparecido. Ahora tenía la cara de un demonio
enfadado, y el aura de poder que surgía a sus alrededores era más
intensa que nunca.

257
Pero su hermano había sido famoso por su valor, y sin embargo
este enemigo lo había matado. Así que este no era un oponente
ordinario. El hombre se encogió de hombros ante las llamas de la ira
de Steinþórr con una fría sonrisa.
El ejército del furioso Clan Relámpago y el desesperado Clan
Lobo chocaron.
―¡Haaaaah! ―Con un grito, Steinþórr azotó su martillo de
hierro sobre su odiado enemigo. Este golpe fue mucho más
poderoso que los que había usado en la última batalla.
Pero esa extraña fuerza volvió a aparecer, y su martillo se
desvió de su trayectoria.
―¡Ha!
―¡Woah!
Steinþórr bloqueó el contraataque de Skáviðr con la cabeza de
su martillo. Ya había luchado contra este enemigo una vez. Su
técnica era fácil de bloquear, una vez que se sabías que venía.
―¡Muy bien entonces, ¿qué tal esto?!‖―Con un grito de: “¡Ora
ora ora oraaaaa!” Steinþórr pasó a usar ataques rápidos en lugar de
golpes fuertes. El sentido innato de la batalla con el que nació, le
decía que este oponente se combatía mejor con muchos ataques
rápidos, que con uno solo fuerte.
Ni siquiera necesitaba usar todo su poder para empezar. Su
Ásmegin contenía el poder divino de Mjǫlnir, y podía aplastar
cualquier cosa de un solo golpe.
O al menos, debería haberlo hecho. Pero el larguirucho
miembro del Clan Lobo aún estaba en su camino, y la lanza en su
mano aún estaba intacta.
―¡Es rápido! ―Murmuró Steinþórr.

258
Y lo que era peor, la lanza de su enemigo apuntaba a las
pequeñas aberturas de sus ataques. Era difícil de ver, y más difícil de
bloquear.
La batalla había continuado durante un tiempo, pero su
martillo casi nunca había dado en el blanco. Fue casi suficiente para
hacerle creer que estaba luchando contra un fantasma.
Pero había descubierto el truco.
―Lo entiendo… Tu habilidad es hacer que mi arma resbale.
―Supongo que lo averiguarías, sí. ―Skáviðr suspiró mientras
golpeaba el martillo de Steinþórr desde abajo a mitad del golpe,
haciendo que se tambaleara hacia arriba.
Antes, él habría aprovechado esta apertura para golpear, pero
en vez de eso, Skáviðr pateó su caballo en el costado y lo espoleó
lejos de Steinþórr.
―Hahh…‖Hahh…‖Hahh… ―Skáviðr jadeó.
Steinþórr pudo ver que el hombre estaba exhausto. La cara del
hombre que parecía al principio sarcástica y despreocupada, ahora
estaba empapada de sudor y cansancio.
Podía entender por qué.
Los ataques de Steinþórr no debían ser bloqueados. Hacerlo
simplemente destruiría tu arma. Así que en lugar de intentar
bloquear los ataques de frente, su oponente los desviaba en otra
dirección, protegiendo su arma.
No era tan fácil como parecía. Desviar un ataque de esa manera
era mucho más difícil que simplemente bloquearlo, especialmente
contra un enemigo de fuerza sin igual como Steinþórr.
Sólo pensar en ello fue suficiente para marearlo.

259
―Espera, pensé que esa loba de pelo plateado se suponía que
era la más fuerte. ―Comentó Steinþórr― Eres mucho más fuerte
que ella.
―No soy de los que disfrutan destacar. Y ella es mucho más
hermosa que yo, ¿no crees? No te preocupes. En otros dos años más
o menos, ella realmente será más fuerte que yo. ―Dijo Skáviðr.
No había falsa gloria ni fanfarronería en sus palabras. Parecía
estar simplemente diciendo la verdad. Si Sigrún estuviera aquí,
podría haber tenido una rabieta.
―Bueno… Supongo que es la hora. ―Skáviðr tiró de las
riendas de su caballo y lo giró en dirección al río, luego cabalgó
hacia delante.
El resto de sus hombres en la retaguardia estaban usando sus
lanzas largas para mantener a raya al ejército del Clan Relámpago,
cuando ellos mismos empezaron a cruzar el río.
―¡¿Estás huyendo de nuevo?! ―Gritó Steinþórr.
―Nuestro ejército ya casi ha terminado de cruzar el río. No hay
razón para que me quede aquí.
―No‖voy‖a‖dejar‖que‖te‖pongas‖as― ¡¿Qué?!
De repente, vio una flecha por el rabillo del ojo.
Instantáneamente, inclinó la cabeza para esquivarla.
―Haugspori es uno de los mejores arqueros del Clan Cuerno.
Y es uno muy bueno. ―Skáviðr sonrió mientras conducía su caballo
hacia el agua.
Steinþórr corrió para perseguirlo, pero luego vio a un hombre
al otro lado del río con tres flechas encajadas en su arco.
―¡Tch! ―Steinþórr usó su martillo para derribarlas.

260
Como Skáviðr había dicho, sólo un arquero hábil podía hacer
un truco como ese y aun así ser preciso a una larga distancia como
esta. En ese corto período de tiempo, Skáviðr ya había conseguido
una buena ventaja sobre Steinþórr. Iba muy rápido para ser alguien
que atravesaba un río.
El agua no era tan profunda como él pensaba, quizás. Había
oído que el patriarca del Clan Lobo había gastado mucho esfuerzo
en irrigación para expandir sus tierras de cultivo. Y tampoco había
llovido mucho últimamente.
―¡Síganme todos! ―Gritó Steinþórr, sosteniendo su martillo en
alto― ¡Esos cobardes creen que están a salvo al otro lado del río!
¡Muéstrenles el verdadero terror del Clan Relámpago!
Cruzar un río en batalla era un acto peligroso que traería
consigo muchas bajas, pero el Clan Lobo estaba huyendo y no tenía
forma de detenerlos. Si se movieran ahora, el cruce sería fácil. No
podían dejar pasar esta oportunidad.

―Bueno. Parece que mordieron el anzuelo. ―Mientras veía al


joven pelirrojo saltar al río, Yuuto suspiró aliviado.
Había oído la historia de Tokugawa Ieyasu cagándose encima
después de que Takeda Shingen lo hubiera perseguido en la Batalla
de Mikatagahara, así que pensó que estaba preparado. Pero todavía
no tenía ni idea de que una retirada de lucha fuera tan nerviosa. Esto
era mucho peor de lo que él pensaba.
―¡Buen trabajo, Lord Yuuto! ―Albertina llamó mientras le
ofrecía una bolsa de agua hecha del estómago seco de una oveja. Sin
Felicia, ella se había ofrecido a protegerlo.

261
Yuuto agarró la botella, codiciosamente se tragó su contenido y
luego colapso en un carruaje.
―No‖ quiero‖ volver‖ a‖ pescar‖ nunca‖ m{s… ―Suspiró mientras
estiraba sus miembros.
Había utilizado‖ “el‖ ermitaño‖ pescador”,‖ una‖ estrategia‖ en‖ la‖
que las fuerzas de un ejército se dividían en tres partes. Uno dejaba
que el enemigo los obligara a retirarse como cebo, y luego los atraía
hacia donde los otros dos estaban esperando. Entonces, el resto del
ejército los rodearía y los aniquilaría.
Se dice que la estrategia fue inventada y puesta en práctica por
Shimazu Yoshihisa durante el Periodo de los Estados en Guerra de
Japón.
Hubo otras estrategias similares en todo el mundo. Se decía que
los mongoles eran maestros en el uso de falsas retiradas para rodear
y destruir al enemigo.
La estrategia que había elegido para esta batalla era una
adaptación de eso. Como lo veía Yuuto, la clave de la estrategia del
ermitaño pescador estaba en el cebo. Si huían demasiado pronto, el
enemigo sentiría una trampa. Sólo después de una batalla real,
podías hacer que el enemigo sintiera que realmente te había vencido.
Sólo entonces, no tendrían ni idea de que estaban cayendo en una
trampa cuidadosamente tendida.
En ese momento, cualquier incongruencia parecería una
coincidencia, algo que podría ser fácilmente ignorado mientras
presionabas para matar.
Sonaba fácil, pero una retirada de lucha para atraer al enemigo
era extremadamente difícil. Cualquier retirada podría convertirse
fácilmente en una derrota total.

262
Sólo porque estaban siendo liderados por Skáviðr, un hombre
que había experimentado muchas de estas retiradas en su vida, y
porque su énfasis en las leyes le dio al Clan Lobo un grado de
cohesión que era raro en estos tiempos, podían incluso esperar
lograrlo.
―“Nunca muestres de primera tu carta de triunfo. Y si lo haces,
asegúrate de tener algo m{s bajo la manga” ―Citó Yuuto― Ese es un
buen consejo.
Esa era una frase de un manga popular de antes de que naciera
Yuuto. Seguía siendo algo que veía mucho en internet, y Yuuto lo
había visto varias veces.
Era cierto que la táctica del “Martillo‖y‖el Yunque”‖estaba‖m{s‖
allá de cualquier otra táctica en uso en este momento. Era la carta de
triunfo de Yuuto y el Clan Lobo. Pero no había garantías absolutas
en este mundo. Nunca sabías cómo iba a ser una batalla. Si usaba la
misma táctica una y otra vez, eventualmente el enemigo
desarrollaría una forma de contrarrestarla.
Así que por si acaso, había pensado en otra carta para ponerla
bajo la manga. Otra razón por la que el plan había tenido éxito era la
absoluta confianza de sus soldados en él, pero Yuuto aún no se
había dado cuenta de ello.
―Muy bien, supongo que es hora de terminar con esto.
―Dijo― ¿Todos listos?

El ejército del Clan Relámpago estaba a tres cuartos del camino


a través del río, y parecía que casi habían llegado al otro lado.

263
De repente, sin embargo, la sonrisa en la cara de Steinþórr fue
reemplazada por una mirada de tensión.
El enemigo debió haber cavado trincheras, porque la infantería
ligera apareció de la nada en el otro lado, con arcos de aspecto
extraño en sus manos. Luego, empezaron a llover flechas sobre las
fuerzas del Clan Relámpago mientras cruzaban el río.
―¡Tch! ―Steinþórr gruñó mientras giraba su martillo en
círculo, impidiendo que la lluvia de flechas lo golpeara.
Pero los caballos delante de él no tuvieron tanta suerte. Les
habían dado una armadura a los caballos para bloquear las flechas,
pero esas no podían detener las flechas hechas de hierro.
Con un relincho moribundo, cayeron al río.
―¡Gyah!
―¡Gfwah!
Los soldados del Clan Relámpago que estaban tras él, gritaron
de dolor.
Steinþórr agarró con fuerza su martillo e inconscientemente
apretó los dientes.
―Preparó‖una‖emboscada‖mientras‖los‖perseguíamos…‖Fue‖un‖
error bajar la guardia contra él. Pero sus viejas tácticas no pueden
detenerme ahora. ―Steinþórr gritó mientras saltaba de su carroza,
aterrizando sobre la espalda de uno de sus caballos caídos y luego
volviendo a saltar hacia adelante.
Cubrió una distancia tan larga como la altura de tres o cuatro
hombres de un solo salto, aterrizando firmemente al otro lado.
―¡Ahora es momento de que pagues por matar a mis hombres
a distancia como cobardes! ¡Y van a pagar con sus vidas!

264
Los arqueros del Clan Lobo se quedaron helados de miedo ante
el aullido del tigre, y sus flechas se detuvieron. Estaban
completamente abrumados por la pura intensidad que irradiaba de
él.
―Hmph. No juegas exactamente siguiendo las reglas, ¿verdad,
Dólgþrasir? ―Preguntó el hombre delgado, reapareciendo de
nuevo.
―¿Hmm? ¿No vas a huir más? ―Los labios de Steinþórr se
acurrucaron en una sonrisa.
―Correcto. Mi maestro me ha dado órdenes estrictas de
detenerte aquí. ―Skáviðr bajó su lanza y cargó en su caballo contra
Steinþórr.
Mientras cargaba, su caballo empezó a moverse cada vez más
rápido. Eso era justo lo que Steinþórr quería.
―¡¿Crees que puedes hacer eso?! ―La sonrisa de Steinþórr era
la de una bestia carnívora.
Este enemigo le fascinaba, pero el hombre ya había escapado
dos veces y estaba empezando a sentirse frustrado. Estaba muy
contento de ver a su enemigo acercarse a él.
―¡Hah!
La lanza golpeó a la velocidad del rayo, pero Steinþórr esperó
hasta el último momento para esquivarla y luego la agarró por la
empuñadura y bajó su martillo.
La lanza de Skáviðr, que había sobrevivido a tantos ataques de
Steinþórr, se rompió fácilmente.
Steinþórr tiró los restos de la lanza que tenía sobre su hombro y
se rió: ―He aprendido a contrarrestar tus técnicas. Se necesitará más
que tú solo para detenerme.

265
―Sí. Nunca pensé que podría luchar contra un monstruo como
tú, estando yo solo.
―¡¿Huh?! ―Mientras Skáviðr sonreía, Steinþórr vio a una
mujer que reconoció detrás de él.
Una valquiria plateada, sosteniendo una espada en alto sobre
su cabeza, estaba montando un caballo negro como el carbón.
―¡Steinþórr! ¡He venido a pagarte por la forma en que te
burlaste de mí!
―¡Ha! ¡Demasiado fácil! ―Steinþórr fácilmente esquivó su
ataque, pero cuando fue a devolver el golpe, lo que pareció una
serpiente negra se envolvió alrededor de su martillo.
―¿Está bien si yo también me uno al juego~? ―Una chica con
cabello largo y dorado, con ropa suelta que parecía que no tenía
nada que hacer en un campo de batalla, estaba montando a caballo y
sosteniendo un látigo en una mano.
Él la reconoció.
Era la chica que había estado al lado del patriarca del Clan
Lobo. La fuerza que tiraba de su martillo era mucho mayor de la que
podían generar los delgados brazos de una chica. Claramente era
una Einherjar.
―¡Gaah! Suéltame. ―Gritó.
―Oh querido~, qué peligroso. ―Mientras tiraba con fuerza del
martillo, la niña dejó que el látigo se relajara y cayera. Quizás sabía
que no podía ganarle en una prueba de fuerza.
Pero Skáviðr aprovechó la apertura creada para desenvainar y
golpear con la espada a su lado. Y desde el otro lado, Sigrún atacó
con su propia espada.

266
―¡Gwaaah! ―Steinþórr gimió de dolor mientras era atacado
tanto por la nueva como por el viejo Mánagarmr, al mismo tiempo.
Incluso él se vio obligado a ponerse a la defensiva contra estos
feroces ataques. Pero entonces, el indomable patriarca tigre del Clan
Relámpago se rió.
―¡Ha! ¡¿Son tres y eso es lo mejor que pueden hacer?!
―¿Quién dijo que sólo éramos tres?
―¡¿Gwah?! ―Steinþórr escuchó el sonido de algo silbando en
el aire y rápidamente retorció su cuerpo. Sintió algo rozando su
mejilla.
―Tampoco te olvides de nosotros. ―Escupió el joven con el
arco―‖ Tenemos una cuenta pendiente muy antigua que cobrarte.
―Era el joven que le había disparado flechas desde el otro lado del
río. Su nombre era Haugspori.
Tres carrozas pasaron rápidamente junto al arquero. Tenían
lanzas atadas a sus ruedas y atravesaron a cualquier soldado del
Clan Relámpago que hubiera cruzado el río.
Reconoció a la chica de cabello rosa en el carro del medio. Era
la joven matriarca del Clan Cuerno.
Los dos hombres a su lado también eran musculosos y fuertes.
Ambos tenían runas brillantes en su hombro izquierdo. Los cuatro
Einherjars del Clan Cuerno, los Brísingamen, estaban todos aquí.
―Te enfrentas a siete Einherjars. ―Se mofó Skáviðr― ¿Todavía
quieres reírte? ―Pero mientras se reía, Skáviðr siguió atacando.
―¡Ngaaaaaah!
―Déjame decirte cuál es tu mayor debilidad. Eres demasiado
fuerte. Estas muy por encima de la gente que te rodea. Tus aliados ni
siquiera pueden seguirte el ritmo. ―Skáviðr tenía razón.

267
El agua no era tan profunda, pero llegaba hasta la cintura de un
hombre. Y también estaban expuestos a la lluvia de fuego de
ballestas. La mayoría del ejército del Clan Relámpago apenas había
avanzado. Y cualquiera que cruzara el río se enfrentaría a las
carrozas de los Einherjars. Steinþórr estaba completamente aislado
del resto de sus fuerzas.
Con un aullido, el delgado Clan Lobo lanzó un ataque lateral.
Estaba a punto de bloquearlo con su martillo cuando un
escalofrío le bajó por la columna vertebral. Era su instinto el que
hablaba. Steinþórr lo escuchó, inclinando su cuerpo a un lado y la
hoja de la Loba Plateada se lanzó a través del espacio que había
hecho.
Bloqueó la espada a su lado con su brazo e intentó tirarla del
caballo dando un giro brusco, pero una flecha que se dirigía hacia su
lado le obligó a soltarla y a repelerla.
Un segundo más tarde, Skáviðr lo atacó con un corte diagonal
hacia abajo. No le permitieron ni un momento de descanso.
―¡Hyeah!
La mayor ventaja de un soldado a pie sobre un jinete, era su
maniobrabilidad, así que Steinþórr la usó para escapar de su alcance.
Pero mientras lo hacía, el líder de las fuerzas del Clan Cuerno
lo atacó desde encima de un carro utilizando una pica.
Cabello dorado se meció en el borde de su visión y de repente,
una canción con una belleza inapropiada para un campo de batalla
resonó por todas partes.
La fuerza del líder de las fuerzas del Clan Cuerno se duplicó.
―¡Tch! ¡Qué molestia! ―Steinþórr chasqueó su lengua.

268
Canciones encantadas como ésta otorgaban varios efectos
mágicos a sus oyentes. Aunque no eran significativas en la batalla, la
pequeña diferencia que proporcionaban podía significar la vida o
muerte.
―¡Insolente! ―Protegiéndose contra el ataque de la forma que
emanaba de la intención de matar, Steinþórr rugió vigorosamente y
deshizo el hechizo.
Skáviðr huyó.
Steinþórr quería ir tras él, pero el hombre sabía que no tendría
ninguna oportunidad en un solo combate, y ya estaba aumentando
la distancia entre ellos.
Si el Galldr no hubiera puesto un retraso en su tiempo de
reacción, Steinþórr habría hecho un trabajo corto del soldado
anciano.
Mientras rechinaba los dientes, frustrado, otro carro que
llevaba el emblema del Clan Cuerno lo atacó de frente.
―¡Hgaahh…! ¡¿Nh?! ―Levantó el martillo para prepararse,
pero se quedó inmóvil cuando conductor y Einherjar saltaron de él.
El carro estaba vacío, pero la pérdida de peso aumentó la
velocidad de su carga hacia Steinþórr. Por supuesto, el caballo no
quería chocar y resultar herido, por lo que rápidamente se dio la
vuelta, sin importar lo que pasara con el vehículo.
Con reflejos extraordinarios, saltó, colocó una pierna en el
borde del carro y saltó hacia delante, negando el impacto.
Después de aterrizar en el suelo, pero antes de poder fijar su
postura, la Loba Plateada hizo que su corcel galopara hacia él.

269
―¡Steinþórr! ¡Éste es tu fin! ―La posición diagonal de la
Nihontou dejó claro que ella planeaba acabar con él con un corte
lateral.
El hombre delgado la siguió, hambriento de sangre.
El Dólgþrasir estaba completamente acorralado. Incluso los
soldados del Clan Relámpago, que lo conocían bien, lo sabían
perfectamente.
Sin‖embargo…
―‖ Gente como ustedes…‖ ―El espíritu de lucha que emanaba
de la espalda de Steinþórr creció aún más y comenzó a distorsionar
el aire circundante como una neblina de calor.
El brazo que sostenía el martillo comenzó a hincharse.
―¡¡¡NUNCA ME DEROTARÁN!!!
Retorciendo su cuerpo, acumulando ímpetu rotacional,
reuniendo todas sus fuerzas y canalizando los poderes divinos de
Mjǫlnir, lanzó un poderoso ataque a la Nihontou de Sigrún.
Podría haber sido el ataque más poderoso que jamás hubiera
desatado. Aunque la espada pudo soportarlo de alguna manera, no
se pudo decir lo mismo de la mano de Sigrún. Se vio forzada a soltar
su Nihontou, dejándola volar por los aires.
Steinþórr entonces balanceó su martillo hacia los lados,
rompiendo ambas patas delanteras del caballo de Skáviðr.
Un látigo giró alrededor de su mano derecha, pero no le prestó
atención. El segundo al mando del Clan Cuerno se estaba acercando,
por lo que volvió a girar su arma y pulverizó el hombro derecho del
hombre.

270
Sin perder un momento, cogió una piedra cercana y la lanzó
hacia un hombre que se preparaba para lanzar una flecha,
destrozando el dorso de su mano.
Terminó saltando sobre un carro y aplastando el cráneo del
Einherjar desconocido del Clan Cuerno que lo montaba.
El sorprendido Einherjar vio como el Tigre Hambriento de
Batalla saltaba, se paraba erguido en el suelo y rugía hacia los cielos.
―¡¿Dices que caí en esto?! ¡Ha! ¡No me hagas reír! ¡Soy el
Dólgþrasir! ¡Todas y cada una de las trampas se desmoronan ante
mi poder! ¡Kyahahahahahaha! ¡AHAHAHAHA! ¡HAHAHAHAH!
Cubierto con la sangre fresca de sus enemigos, Steinþórr hizo
una sonora carcajada.‖Ni‖“hombre”‖ni‖“bestia”‖parecían ya términos
aptos para él. Era más como un monstruo, desatado sobre el mundo
por un dios caprichoso.
―Esto‖ no‖ puede‖ ser…‖ ―La voz de Felicia era ronca, llena de
incredulidad.
Eran la élite combinada de los Clanes Lobo y Cuerno. Como los
elegidos por los dioses, tenían poderes que los hacían elevarse por
encima de los demás. Y sin embargo, aún no habían dado ni un solo
golpe a este hombre. Ni siquiera pudieron arañarlo. No sólo eso,
sino que sus esfuerzos los habían dejado agotados, reduciendo su
potencial para seguir luchando.
―Ni siquiera nosotros‖ siete‖ pudimos‖ vencerlo…‖ ―La
expresión de Sigrún era de pura desesperación.
Había estado dedicando su vida a las artes de la guerra desde
que tenía memoria, y aunque no se consideraba la mejor de
Yggdrasil, había pensado que al menos estaría entre los cinco
mejores.

271
A pesar de ello, el hombre que se reía escabrosamente delante
de ella, estaba tan por encima de su nivel que ni siquiera podía
esperar llegar a él.
―Tch. Es ciertamente difícil de tratar. ―Escupió Skáviðr
mientras se limpiaba el sudoroso cabello que cubría su cara. La
sangre le goteaba de la frente, gracias a la herida que se había hecho
al caer del caballo. La larga batalla también estaba cobrando su
precio. Su cara estaba tan llena de cansancio que parecía un cadáver
andante.
―¿Qué? ¿Se rendirán como los débiles que son? ―Steinþórr
hizo una sonrisa indomable cuando golpeó ligeramente su hombro
con el mango de su martillo.

272
273
Su respiración constante dejaba claro que la ferocidad de la
batalla hasta ahora no le molestaba en lo más mínimo. El hombre no
estaba en un nivel diferente, estaba en un reino completamente
diferente.
Skáviðr suspiró y agitó la cabeza: ―Realmente parece que
ninguna cantidad de lucha podría ayudarnos a salir victoriosos. Eres
un hombre de valor, digno de ser llamado el señor de la guerra.
―¡Kyahahaha! Bueno, todos ustedes también son muy capaces.
Es la primera vez que me enfrento a semejante adversidad.
Enorgullézcanse de sí mismos.
―¡Pfffff! ¡Hahahahaha! ―Skáviðr se cubrió la cara con la mano
y aulló de risas, mientras miraba al cielo.
―¿Por qué la risa? ¿El miedo te hizo perder la cabeza?
―Steinþórr levantó una ceja confundido.
―¿Cómo podría no reírme? ―Contestó Skáviðr― ¿No te
parece extraño que sólo pelees contra nosotros y los arqueros? ¿No
te pareció extraño que no tengamos nuestra infantería aquí?
―¿Qué…?
―¿No te dije que nos ordenaron que te detuviéramos aquí? De
hecho, sólo estamos aquí para retenerte. Un total de siete Einherjars
se reunieron para mantenerte alejado. Enorgullécete de ti mismo.
Cuando Skáviðr formó una sonrisa indomable similar a la que
había tenido, Steinþórr se dio cuenta de que Sigrún y los otros
Einherjars se retiraban sistemáticamente de la batalla.
Un frío bajó por su espina dorsal mientras Skáviðr, habiendo
perdido a su amado corcel, saltó sobre un carro del Clan Cuerno y
alzó la voz.

274
―¡No importa lo fuerte que seas, no es más que la fuerza de un
idiota! ¡No eres nada comparado con el poder de nuestro señor, el
gobernante de los tres reinos y amo del cielo y de la tierra! ¡Escucha
bien! ¡Estabas tan atrapado en la batalla que no te diste cuenta del
enredo de la devoradora, Jörmungandr!
El ruido sordo que Steinþórr oyó, de repente dejó claro que el
hombre no estaba solo mintiendo. El sonido se hizo cada vez más
fuerte y siniestro, y muy pronto, una enorme pared de agua entró en
su visión.
―¡¿Qué?! ¡¿UNA INUNDACIÓN?!
―Déjame terminar esto preguntándolo de nuevo. ¿Tu mente
bestial finalmente entendió que caíste en una trampa, Dólgþrasir?
―Con esas palabras como las últimas, Skáviðr se alejó a una
velocidad inmensa.
Con el violento arroyo acercándose a él, Steinþórr ni siquiera
pudo perseguir a sus enemigos que escaparon. Aunque la fuerza de
sus piernas estaba muy por encima de la de un humano común, no
eran rivales para las de un caballo, y era imposible escapar de las
fauces de la gran serpiente de agua que caía sobre él.
Su martillo podía romper cualquier cosa, pero eso era
exactamente por lo que significaba poco contra el agua.
La vista era abrumadora, y ni siquiera Steinþórr pudo evitar
quedarse asombrado. Era algo contra lo que sólo un dios podía tener
una oportunidad.
La naturaleza no era algo que los simples humanos pudieran
domar. Sólo podían presentar ofrendas y oraciones a sus dioses, con
la esperanza de que los escucharan.

275
Steinþórr estaba conmocionado, incapaz de comprender cómo
su enemigo pudo haber provocado algo así.
Hubo gritos infernales detrás de él. Se giró para ver a los
soldados de su clan desesperados ante la ineludible muerte. Y un
momento después, con un impacto inigualable peor que ninguno de
los que había experimentado, su conciencia fue cortada.

―Hey, buen trabajo. ―Yuuto saltó del caballo de Albertina y


habló con Linnea, que estaba mirando el río completamente atónita.
El terreno río arriba era demasiado abrupto para los carros, así
que tuvo que llegar aquí usando la ayuda de la gemela mayor.
―¡Nunca había oído hablar de una estrategia tan asombrosa!
―Exclamó Linnea.
―Es sólo una estrategia de sacos de arena. Me alegro de que
haya funcionado bien.
Al ver a Steinþórr por primera vez, Yuuto se había imaginado a
Xiang Yu y Lu Bu, y esa impresión sólo se había hecho más fuerte a
medida que recogía más información.
Xiang Yu, probablemente el general más fuerte en la historia de
China, había sido un tipo asombrosamente valiente e insuperable.
En una época en la que el poder hacía justicia, había sido inigualable
en todos sus esfuerzos militares, logrando una victoria por cada
batalla en la que participaba. El único gran fracaso le había sido
dado por el brillante Han Xin, uno de los Tres Héroes de Han. Y la
estrategia de los sacos de arena fue una de los más famosos e
ingeniosos esquemas que había usado.

276
Era un plan espléndido que consistía en embalsar el río arriba
con una presa simplista, esperar a que las fuerzas enemigas cruzaran
el agua, y luego romper la construcción, creando una inundación
repentina y utilizando eficazmente el agua como arma.
―Podrías ser la encarnación de un dios de la guerra Anii-ue.
―Dijo Linnea con asombro― Ayudarte con esto ha sido el mayor
honor de mi vida.
―¿No eres demasiado joven para decir esas cosas? ―Preguntó
Yuuto encogiéndose de hombros.
Aunque fue él quien presentó esta idea y tomó la decisión final
de ejecutarla, Linnea fue quien la pulió y ordenó a la gente. Ella los
había evacuado de los peligros de la batalla, los había hecho
construir un cerco de madera para colocar al otro lado del río, y los
había hecho tirar bolsas de trigo llenas de tierra al agua, creando la
presa simple que necesitaban.
Por supuesto, no habían descuidado considerar que una
notable falta de flujo podría hacer que los enemigos sospecharan,
por lo que se habían asegurado de optimizar la cantidad de agua
que dejaban pasar.
Linnea era amada por la gente, sobresalía en el mando y tenía
conocimientos de irrigación y de ingeniería civil en general. Sin ella,
este plan no habría ido tan bien.
―Aparte de todo eso, ¿estuvo todo bien? ―Preguntó Yuuto.
Después de un momento de estupor, la figura de su hermanita
le dio una respuesta que no esperaba. ―¿Eh? Oh, nos aseguramos
de que la deconstrucción fuera segura, así que no tenemos ninguna
baja.

277
―…Ya‖ veo.‖ ―En vez de señalar lo obvio, Yuuto simplemente
cerró los ojos y asintió.
Este plan probablemente había puesto fin a varias miles de
vidas. Aunque no tenía a nadie más en quien confiar para esto, el
hecho de que la hubiera involucrado en algo tan sucio proyectó una
sombra sobre su corazón.
En caso de que ese hecho la hubiera estado preocupando, él
había estado tratando de dejar claro que era su propia
responsabilidad, pero a ella no le había importado ni un poquito. Él
no podía decir si ella se había olvidado de eso debido a la euforia de
la victoria, o si simplemente no podía sentirse como una asesina a
menos que diera un golpe mortal directamente.
―¡Oh, me gustaría darte las gracias por darme la oportunidad
de vengar a mi padre! ―Linnea añadió con entusiasmo― Esto
también me hizo tener más confianza en mí misma.
―Supongo que esto es lo normal en este mundo…
―¿Eh?
―No, nada. Me alegro por ti.
Para protegerse a sí misma y a su querido pueblo, y para
vengar a su amado padre que había perdido, Linnea no había
dudado en luchar y quitarles la vida a sus enemigos.
No se trataba de lo que estaba bien o mal.
Incluso para la gentil y amable‖ Linnea‖ ―o tal vez porque era
así― luchar por lo que amaba era tan natural que ni siquiera se
detuvo a pensar en ello.
Y para la mente de Yuuto, eso era digno de alabanza.
De hecho, él era el raro aquí por revolcarse en las dudas y la
culpa.

278
―Debo‖decir…‖Nunca‖esperé‖ver‖algo‖contra‖lo‖que‖Dólgþrasir
estuviera tan indefenso. ―El tono de Linnea estaba lleno de
asombro mientras miraba los restos de la presa.
―Sé‖lo‖que‖quieres‖decir…‖―Yuuto recordó el gran terremoto
y tsunami que había ocurrido en Japón hace varios años. Había visto
las noticias al respecto, y las horribles escenas que había visto en la
televisión estaban quemadas en la parte posterior de sus párpados.
La gente era extremadamente impotente ante la amenaza de la
naturaleza. A pesar de saber esto ―o quizás porque lo sabía― lo
había usado para un acto tan pecaminoso que le hizo rechinar los
dientes.
El infierno probablemente tenía un lugar preparado para él,
pero había decidido seguir adelante a pesar de todo. Por el bien de
aquellos a los que deseaba proteger, y para regresar vivos a casa.
―Talento natural, poderes prestados de los dioses o del
Álfkipfer…‖―Murmuró― Bueno, realmente no importa.
Desde el momento en que puso los ojos en Steinþórr, a Yuuto
no le había gustado ni un poco. El hombre lo había molestado hasta
el punto de que le resultaba difícil expresarse, pero ni siquiera sabía
por qué, hasta que habló con Linnea en Gimlé.
Ese hombre le recordaba lo tonto que él mismo solía ser. Por
eso se humilló y se aseguró de estar preparado para esto. Yuuto
incluso había tenido un plan por si los enemigos hubieran
descubierto su plan.
Puso su mano sobre la espada que tenía a su lado e hizo una
sonrisa de autodesprecio.
―No voy a perder contra idiotas que se ponen arrogantes sólo
porque tienen un truco o dos.

279
―Oh viejo, perdí completamente. ¡Ese tipo está loco! ―El joven
pelirrojo estaba tendido en la orilla del río, mirando hacia el cielo
despejado. No tenía ni idea de dónde estaba, simplemente se había
dado cuenta de esto.
Trató de levantarse, pero el dolor que quemaba todo su cuerpo
lo hizo recostarse de nuevo. Probablemente había sufrido muchos
impactos fuertes mientras estaba inconsciente, y estaba claro que
varios de sus huesos estaban rotos.
A pesar de sobrevivir a muchas batallas sin ganar ni un solo
rasguño, ahora estaba completamente destrozado. Definitivamente
tomaría un tiempo hasta que pudiera mover libremente su cuerpo
de nuevo.
Aun así, tuvo suerte de terminar como lo había hecho.
Definitivamente había sido una situación de vida o muerte, e incluso
él estaba sorprendido de que todavía estuviera respirando.
Podría no haber sido más que el capricho de un dios, pero
ahora que había sobrevivido, tenía que hacer pagar a sus enemigos
por esta humillación.
―Aparte‖ de‖ eso,‖ ¿cómo‖ vuelvo…?‖ Oh,‖ lo‖ que‖ sea.‖ Detalles,‖
detalles…

280
Epílogo
En el momento en que la inundación se calmó, Yuuto hizo que
sus ejércitos avanzaran más hacia los dominios del Clan Relámpago.
Con casi la mitad de sus soldados muertos, y con el destino de
su patriarca incierto, eran tan buenos como derrotados y apenas
podían‖ser‖llamados‖un‖“ejército”.‖
Al ver las filas organizadas del Clan Lobo, la mayoría de ellos
simplemente se dispersaron y huyeron.
Aunque Yuuto era un pacifista de corazón, no era lo
suficientemente ingenuo como para asumir una política de defensa
no agresiva.
La guerra no era barata.
Estaba el costo de las armas y las armaduras para cada soldado,
la preparación de artículos consumibles como flechas y, por
supuesto, las inmensas cantidades de alimentos que se consumían
mientras marchaban hacia adelante y hacia atrás.
Todo tenía un precio.
Obviamente, algunos no volvieron con vida, lo que exigía
compensaciones a sus familias. La victoria también costaba dinero,
ya que era necesario recompensar a los que ayudaban a conseguirla,
sobre todo porque había prohibido el saqueo.
Estaba lejos de ser un negocio filantrópico…
Yuuto no tenía intención de hacer la guerra él mismo, pero si se
hacía la guerra contra él y tenía que gastar dinero en la defensa de

281
sus tierras, tenía que elegir entre permitir que su nación se
empobreciera gradualmente o encontrar formas de alcanzar un
punto de equilibrio, y su pueblo ciertamente no aprobaría lo
primero.
De hecho, antes de que Yuuto se hubiera convertido en
patriarca del Clan Lobo, había estado al borde de la destrucción
exactamente porque estaban constantemente a la defensiva. No tenía
intención de repetir ese error.
Después de que su ejército se hubiera dispersado y expulsado a
las tropas del Clan Relámpago que quedaban, Yuuto conquistó tres
fuertes con casi ningún derramamiento de sangre, poniendo los
pueblos y aldeas locales bajo su mando.
Lo que siguió fue su regreso triunfal a Iárnviðr.
Después de eso, le informó a Mitsuki que estaba bien, y un rato
después decidió salir a escondidas a la ciudad y pasar un buen rato.
Hacía un año que no caminaba por las calles con sus propios
pies. Como patriarca y héroe del Clan Lobo, siempre se convertiría
en el centro de atención, haciendo que la gente se postrara ante él, y
no se sentía cómodo con eso.
No ayudaba que su apariencia destacara entre la gente de
Iárnviðr. Aunque podía esconder su cabello negro puro con una
capucha, no se podía decir lo mismo de sus ojos, y aunque tenía un
poco de bronceado, el tono marfil de su piel, único en su raza,
seguramente atraería la atención de la gente.
Yuuto tomó la mano de Kristina mientras caminaba. ―Cielos,
gracias a ti, finalmente puedo caminar por la ciudad como de
costumbre. Gracias. ―Dijo con deleite.

282
Al agarrarla de la mano, podía tomar prestados sus poderes de
Veðrfölnir y ocultar su presencia, impidiéndole llamar la atención.
―Honestamente, preferiría no tener que tomar la mano de un
hombre, pero tú eres una excepción, Otou-sama. ―Dijo ella.
―Haha…‖Qué‖honor.‖―Yuuto se encogió de hombros.
Las lanzas no eran lo único que podía ganar méritos en una
guerra. Había traído la información que el Clan Relámpago se estaba
preparando para la batalla, y eso valía más que su peso en oro.
Luego, se había infiltrado en Bilskírnir y había adquirido
información como el recuento, la composición, el armamento y el día
de la partida del enemigo, lo que había ayudado enormemente a
Yuuto a triunfar en esta batalla. Esos logros habían sido un digno
tributo, y Yuuto no tuvo problemas en concederle su Cáliz.
Por supuesto, el intercambio directo del Juramento del Cáliz con
un patriarca requería una ceremonia adecuadamente elaborada. Ya
que eso tomaría algún tiempo para prepararse, él todavía no había
intercambiado el juramento con ella.
Ella era actualmente su hija juramentada a un nivel no oficial.
En cuanto a Albertina, que también se había convertido en su
hija‖juramentada…
―Oye, Kris, Kris, mira. La comida en los pinchos de esa tienda
se ve deliciosa. ¿Puedo comprar un poco?
―Oh, qué olor tan agradable. Probablemente sea muy buena.
―Lo sé, ¿verdad?
―De acuerdo, entonces ve y compra algo.
―¡Sí! ¡He vueltooo! ¡Y tengo uno!
―Y ahora te lo quito y me lo como rápidamente.
―¡¿Gyaah?!

283
Como siempre, ella estaba siendo intimidada por su hermana.
La chica nunca aprendía. Yuuto silenciosa pero intensamente, deseó
su felicidad en el futuro.
―Debo decir que es bastante curioso cómo nadie te está
notando. ―Felicia miró a Yuuto y lo dijo con asombro en su tono.
Inusual para ella, escondió su hermosa figura con una túnica
encapuchada, tratando de no destacar demasiado. Debido a que
tenía a las gemelas con él para que actuaran como sus
guardaespaldas, le había dicho que descansara, pero ella no lo
estaba haciendo. De hecho, se había enfadado un poco por la
sugerencia.
Había dejado perplejo a Yuuto, ya que solo quería que ella se
tomara un respiro de sus agotadoras obligaciones como ayudante
suya. Ni siquiera con su conocimiento moderno podía entender el
corazón de una doncella.
―A mí me parece normal. ―Añadió Kristina― Sólo negué su
presencia y lo hice fundirse en el paisaje. No hace gran cosa si te fijas
en él y lo miras fijamente.
―Ya veo… ―Felicia asintió.
Siendo una portadora de Galldrs, ella estaba absolutamente
interesada en tales materias.
―¿Estás segura de que está bien? ―Con su pulgar, Yuuto
señaló detrás de él, a Albertina. Estaba agachada en el suelo,
llorando a grandes lágrimas y atrayendo mucho la atención de la
gente que la rodeaba.
―Destacas demasiado, Otou-sama. ―Le dijo Kristina― Si Al,
atrae a la mayoría de los ojos, nadie nos mirará.
―Ohh, eso tiene sentido. ―Asintió y miró la ciudad.

284
Era ruidosa y llena de energía. En comparación con hace un
año, también había mucha más gente caminando por sus calles. La
prosperidad atraía tanto a los visitantes como a los inmigrantes de
las tierras vecinas.
Yuuto viajaba a menudo por la carretera principal que conducía
hacia y desde el exterior, pero no había caminado por las otras
carreteras desde hace mucho tiempo, así que encontró esta
experiencia algo nostálgica y emocionante.
―¿Hm?‖―De repente, notó una silueta familiar.
Pelo corto y rebelde, rasgos faciales que se podrían llamarse
“encantadores”‖ en lugar‖ de‖ “hermosos”.‖ Estaba‖ claramente‖ de
compras, tarareando mientras miraba la mercancía en el bazar.
―Oye, Ingrid, qué coincidencia.
―¡Uah! ¡Y-Yuumgh!
―Shh, baja la voz, ¿bien? ―Yuuto le dio un ligero golpecito en
el hombro, pero eso fue suficiente para casi hacerla gritar su nombre,
por lo que rápidamente puso una mano sobre su boca. Después de
todo, su pequeño viaje a escondidas no había hecho más que
empezar. No quería que terminara tan abruptamente.
A pesar de no parecer más que una linda chica de pueblo,
Ingrid era la octava del Clan Lobo. Y como propietaria de la runa de
Ívaldi, era una herrera excepcional. Sus contribuciones en el
refinamiento del hierro y la creación de ballestas la habían
convertido en una figura destacada en el avance del clan.
―¿Ya te has calmado? ―Le preguntó Yuuto.
―¡¿Fuomo fuedo calmarfe fuando me tafas los lafios?! ―La
cara de Ingrid se puso roja como remolacha cuando respondió a la
pregunta con una queja obvia.

285
Está tan malhumorada como siempre, eh…, pensó Yuuto con una
sonrisa irónica en su cara.
Aunque sentía como si estuviera malinterpretando algo,
decidió continuar la conversación en lugar de aclararla.
―Te dejaré ir si prometes estar callada.
Ingrid asintió rápidamente, y Yuuto hizo lo que dijo que haría.
La chica se tomó un momento para recuperar el aliento, y luego
lo miró directamente con una expresión seria en su cara.
―¿Por qué estás aquí? ¿Tienes idea de lo que pasaría si la gente
lo notara?
―Oh, puedo caminar tranquilo gracias a sus poderes.
―Todavía sosteniendo la mano de Kristina, la levantó y, por alguna
razón, hizo que todo el color en los ojos de Ingrid y su cara, se
volviera inexpresiva.
―Ohh,‖ya‖veo…‖Así‖que‖fuiste‖y‖te‖buscaste‖otra‖chica.‖Y‖mira‖
lo bien que te llevas con ella…
―I-Idiota.‖No‖es‖así…
―Cierto,‖ no‖ es‖ así.‖ ―Comentó‖ Kristina―‖ Soy la candidata a
reina, después de todo.

286
287
―Hmmm, ella ciertamente parece estar cómoda a tu lado. Y tú
andas por ahí tocando los labios de otras chicas. Ah, mierda, ¿por qué estoy
tan…? ―Su tono era frío y compuesto al principio, pero poco a poco,
Ingrid se volvió roja de nuevo y empezó a murmurar.
La ondulación de sus emociones hizo vacilar a Yuuto. ―Te lo
digo, no es lo que parece.
―Oh, no tienes que ocultármelo. Ahora sí que eres grande e
importante, ¿no? Lo suficientemente grande como para tener todas y
cada una de las chicas que quieras, ¿eh?
―Hablando de eso, también hay propuestas de matrimonio de
todos los clanes vecinos. ―Dijo Kristina.
¿HOOOOOO~? ―Ingrid miró a Yuuto con ojos de desprecio,
como si fuera el enemigo de toda la humanidad.
Movió la mirada hacia la izquierda y hacia abajo, y vio a un
diablillo con una sonrisa completa en su cara.
Kristina había dicho eso a propósito, y estaba claramente
orgullosa de ello. Era una chica muy mala. Cuando se trataba de
travesuras, no perdonaba a nadie.
―¿Cómo te has convertido en esto? Recordar la época en que
nos conocimos lo hace aún menos creíble… Solías ser un tonto inútil
y débil que apenas podía hablar.
―Sí, lamento todos los problemas que te di en ese entonces…
―Oh, deberías hacerlo. ―Ingrid sonaba enojada― Hmph.
El desesperanzado chico de entonces era ahora un gran héroe,
derrotando a los clanes que lo rodeaban uno tras otro y extendiendo
su territorio.
El mundo era un lugar misterioso…

288
―Pero, pensar que han pasado‖ dos‖ años‖ desde‖ entonces…‖
―Con un susurro, Ingrid miró al cielo.
Parecía estar repasando su mente a través de sus recuerdos.

―Continuar{…

289
Afterword
Editor: ¡Vamos a añadir títulos a los capítulos!
Taka: A nadie le importa eso de todos modos. Pensar en los
títulos de los capítulos siempre es molesto. Además, ¿tienes tiempo
para eso cuando siempre estamos trabajando hasta el último
minuto?
Editor: Entonces pensemos en un título en inglés para el libro.
Taka: Lo que sea, no me importa. (Visiblemente desmotivado).
Editor: Pensemos en un subtítulo para el volumen 2.
Taka:‖Pensar‖en‖eso‖siempre‖es…‖[Omitido].
Editor: Espera, ¿por qué me estás enviando tantas líneas para
revisar estando tan cerca de la fecha límite?
Taka: Quería pulir la calidad un poco. ¡Buena suerte!

…Mi editor seguro es un hombre paciente. Hace que mi


egoísmo se destaque en comparación.
Con eso dicho, ha pasado un tiempo, todos. Habla Takayama
Seiichi. Gracias a su apoyo, las ventas del Volumen 1 han sido
bastante favorables, por lo que pudimos ofrecerle el siguiente
volumen. Muchas gracias.
El título de esta serie incluye "Hyakuren", una palabra a la que
atribuyo bastantes significados e interpretaciones. En el primer
volumen, me centré en el significado "bien entrenado en muchos

290
campos". En‖cuanto‖a‖este‖segundo‖volumen…‖Bueno,‖los dejaré leer
y descubrirlo por ustedes mismos.
Pero en serio, esta vez fue un verdadero desafío…
Hasta ahora, siempre había empezado a escribir el siguiente
volumen antes de que el anterior fuera lanzado Pero esta vez,
decidimos que solo continuaríamos la publicación dependiendo de
las ventas del Volumen 1, y solo obtuvimos el visto bueno después
de que se había vendido.
Así que aquí estaba yo, pensando despreocupadamente que el
Volumen 2 solo saldría dentro de cuatro meses, en diciembre. Pero
mi paciente editor me dijo: “Es un horario un poco apretado, pero lo
lanzaremos dentro de tres meses, en noviembre”. Y todo lo que pude
pensar fue: “¿En serio?”
Él sabe que casi nunca cumplo con mis plazos, pero todavía
vino a mí con esa absurda demanda.
¡Maldición! ¡Después de tres años, finalmente me ve como el
vago que soy! ¡Trabajó duro, ¿sabes?! ¡Trabajé muy duro! ¡Y este es
mi record del mayor número de páginas! ¡Me hace querer darme
una palmadita en la espalda!
Bueno, cuando se trata de trabajo creativo, la calidad tiende a
depender más de la motivación, la pasión y el entusiasmo del
creador, que del tiempo dedicado al proceso de producción en sí.
Vivimos en un mundo donde es común que un trabajo que se realiza
en tres semanas esté más pulido que uno que se haya hecho en tres
meses.
De alguna manera, me puse de buen humor para escribir el
Volumen 2 (¡así es como incluso lo terminé a tiempo!) Y estoy

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bastante satisfecho con la forma en que quedó. Me alegraría si lo
disfrutan, mis queridos lectores.
Bueno, es hora de dar algunas gracias.
Para mi editor: como siempre, estábamos muy cerca de la fecha
límite, pero esta vez no me estoy disculpando (risas). ¡Pero gracias
por toda tu ayuda! Realmente estoy agradecido.
A mi ilustrador Yukisan: ¡Gracias por tus geniales y hermosas
ilustraciones! Espero tu trabajo en el próximo volumen.
¡Extiendo mi agradecimiento a todas las personas que
participaron en la producción de este volumen! ¡Y mi más profunda
gratitud a todos los lectores que escogieron este libro! Nada me
haría más feliz que saber que lo disfrutaron.
Y en‖cuanto‖al‖próximo‖volumen…‖¡Por fin! ¡Por fin! ¡Esa chica
finalmente debería tener más oportunidades de brillar! ¡Así es, la
chica que no ha aparecido en la portada a pesar de estar allí desde el
Volumen 1, a pesar de que Linnea ya ha estado en la portada dos
veces! ¡Espérenlo con ansias!
¡Por último, espero poder reencontrarme con todos ustedes en
el Volumen 3!

―Takayama Seiichi.

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Copyright
The Master of Ragnarok & Blesser of Einherjar: Volumen 2
Autor: Takayama Seiichi
Traducción: Curtis Teal
Edición: Emily Sorensen

Este libro es una obra de ficción. Nombres, personajes, lugares e


incidentes, son productos de la imaginación del autor, o son usados
de forma ficticia. Cualquier similitud con eventos actuales,
locaciones o personas vivas o muertas, es pira coincidencia.

Copyright © 2013 Seiichi Takayama


Illustrations Copyright © 2013 Yukisan
Cover illustration por Yukisan
Todos los derechos reservados.

Versión japonesa original publicada en el 2013 por Hobby Japan


La versión oficial en ingles fue publicada en acuerdo con Hobby
Japan, Tokyo

Traducción al inglés © 2018 J-Novel Club LLC


Todos los derechos reservados.
De conformidad con la Ley de Derechos de Autor de los Estados
Unidos de 1976, el escaneo, la carga y el intercambio electrónico de

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sean propiedad del editor.
Edición del libro electrónico 1.0: Mayo 2018

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