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CONTROL N°2
COMPRENSIÓN DE LECTURA
Esta sección contiene varios textos de diversas extensiones. Acerca de ellos se formulan
dos tipos de preguntas:
a) Preguntas de vocabulario, consistentes cada una en una palabra que aparece
subrayada en el texto, seguida de cinco opciones, una de las cuales elegirá para
reemplazar el término subrayado, según su significado y adecuación al contexto, de
modo que no cambie el sentido del texto, aunque se produzca diferencia en la
concordancia de género.
b) Preguntas de comprensión de lectura, que usted deberá responder de acuerdo con el
contenido de los fragmentos y de su información acerca de esos contenidos.
LECTURA 1 (Preguntas 1 - 8)
1. “Sophie tararea una canción con la vista fija en las puertas del ascensor. Nunca antes Morgana
había advertido en ella ese aire optimista de quien confía en el mundo. No necesita mirar a
Diego para saber que tiene una expresión de complacencia. De tanto observarlo ha llegado a
descifrar sus gestos y predecir sus sentimientos. Ella también se siente contenta. Es la primera
vez que asisten juntos a una velada.
2. Morgana le había pedido en reiteradas ocasiones que le permitiera participar en uno de sus
encuentros sociales, pero Diego siempre se había negado. Según su parecer, cualquier persona
que los viera juntos, aun teniendo en cuenta los años que los separan y la amistad con su hija,
descubriría el lazo oculto que los une. Por eso, cuando Sophie le contó que él las había invitado
a una cena en casa de un senador, fue tal su entusiasmo que visitó la casa de sus padres y a
hurtadillas sacó del clóset de su madre un vestido para Sophie y otro para ella. El de Sophie
tiene mangas largas y una transparencia en tonalidades verdes que se ajusta bien al espíritu de
una chica etérea. El suyo es negro, de profundo escote en la espalda, y le otorga el talante de
una mujer experimentada. Su madre debió comprarlos en un arrebato, pues los dos están lejos
de su estilo recatado y formal.
3. Al llegar a la calle, Sophie deja de cantar. La noche parece hecha del susurro del río, del rumor
del tráfico, de ladridos lejanos y risas tenues, un arabesco de sonidos que les insufla entusiasmo.
Mientras caminan hacia el estacionamiento en busca del Fiat 600 de Diego, Morgana los toma a
ambos del brazo. Diego hace el amago de zafarse, pero ella no se lo permite. Recuerda el
poema de Thamar y Amnón, y recita:
4. —Thamar estaba cantando desnuda por la terraza. Alrededor de sus pies, cinco palomas heladas
/ Amnón, delgado y concreto, en la torre la miraba.
5. —Delgado y concreto como tú, Diego —dice Sophie—. A veces pienso que deberíamos
desconcretizarte un poco, ¿qué crees, Morgana? —pregunta, y ambas jóvenes ríen.
6. Diego sonríe de soslayo, con esa sonrisa un poco arqueada, acogedora y contenida, tras la cual
nunca está claro si se oculta la satisfacción, la ironía o el desdén.
7. —Ustedes dos van a terminar por volverme loco —dice, y apura la marcha mientras en la calle
las luces se agitan sobre las superficies grises de las fachadas.
8. El amplio departamento pertenece a un senador a quien Diego tiene en buena estima. Los
comensales conversan en pequeños grupos, rodeados de grandes butacas, cuadros modernos y
alfombras Khasan que le dan al lugar un aire cosmopolita. Pero su verdadero encanto radica en
las enormes ventanas que miran hacia el parque y la Virgen iluminada del cerro.
9. Nada más entrar, Diego entabla una conversación con una mujer alta de piel tostada y rasgos
angulosos de aristócrata, que lleva el pelo recogido en un elegante peinado. Morgana y Sophie
se sientan en un sillón sin despegarse la una de la otra. Sophie, con una copa en una mano y
un cigarrillo en la otra, exhala el humo con libertad, mientras ambas comparten miradas de
connivencia, conscientes de la atención que suscitan y de lo atractiva que resulta su actitud
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desenvuelta. Hablan casi al unísono y salpican sus palabras con risas, sin fijar la atención en
nada ni nadie. Morgana sabe, sin embargo, que es para la mirada de Diego que su cuerpo toma
vida. Tan pronto sus ojos se topan, él sonríe lentamente y luego desvía los suyos para seguir
charlando con la mujer.
10. Al cabo de un rato, Sophie descubre que entre los invitados se encuentra una famosa artista
colombiana, y, estimulada por Morgana, se anima a acercarse a ella. Es una mujer menuda y
sus ojos negros tienen el brillo sutil de una hematita.
11. Morgana se siente libre de separarse de su amiga, y con la copa llena comienza a vagar por el
departamento. Va de grupo en grupo, sin intentar darle sentido a lo que escucha, sino más bien
absorbiendo el deleite de un ligero mareo. Mientras pasea busca los ojos de Diego, que no
siempre encuentra. La mujer a su lado mueve la cabeza, asiente a menudo, y de tanto en tanto
suelta una risa, que al parecer la estimula a acercar su cuerpo más al de él. Un hombre vestido
con llamativa elegancia tropical, y rodeado de un corro atento, desarrolla una teoría sobre las
nuevas arremetidas del imperialismo. Frente a la ventana, Sophie continúa charlando con la
artista. Pero la atención de Morgana vuelve a centrarse en Diego, en su mano, que ahora se ha
posado en la cintura de la mujer, para luego encenderle un cigarrillo con un ademán
concentrado, compartiendo de pronto con ella un grado más de intimidad.
12. —Hola. Eres española, ¿verdad? —escucha una voz a sus espaldas cuyo acento le resulta
familiar.
Carla Guelfenbein, Nadar Desnudas (Fragmento)
1. ETÉREA
A) pura
B) grácil
C) imprecisa
D) bella
E) liviana
3. ¿Quién es Diego?
A) El novio de Sophie.
B) El esposo de Morgana.
C) El amigo de Sophie y Morgana.
D) El dueño del departamento y la fiesta.
E) El papá de Sophie.
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4. Los párrafos uno y nueve del fragmento texto leído evidencian
A) expectante.
B) indiferente.
C) incomoda.
D) vigilante.
E) celosa.
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LECTURA 2 (Preguntas 9 - 15)
1. “La tormenta se anunció el viernes con una nevada espesa y una ventolera furiosa que barrió a
latigazos las calles casi despobladas. Los árboles se doblaban y el temporal mató a los pájaros
que olvidaron emigrar o resguardarse, engañados por la tibieza inusitada del mes anterior.
Cuando se inició la tarea de reparar los daños, los camiones de basura se llevaron sacos de
gorriones congelados. Los misteriosos loros del cementerio de Brooklyn, en cambio,
sobrevivieron al vendaval, como se pudo verificar tres días más tarde, cuando reaparecieron
intactos picoteando entre las tumbas. Desde el jueves los reporteros de televisión, con la
expresión fúnebre y el tono emocionado de rigor para las noticias sobre terrorismo en países
remotos, pronosticaron la tempestad para el día siguiente y desastres durante el fin de semana.
Nueva York fue declarado en estado de emergencia y el decano de la facultad donde trabajaba
Lucía, acatando la advertencia, dio orden de abstenerse de ir a dar clases. De cualquier forma,
para ella habría sido una aventura llegar a Manhattan.
2. Aprovechando la inesperada libertad de ese día, preparó una cazuela levantamuertos, esa sopa
chilena que compone el ánimo en la desgracia y el cuerpo en las enfermedades. Lucía llevaba
más de cuatro meses en Estados Unidos alimentándose en la cafetería de la universidad, sin
ánimos para cocinar, salvo en un par de ocasiones en que lo hizo impulsada por la nostalgia o
por la intención de festejar una amistad. Para esa cazuela auténtica hizo un caldo sustancioso
y bien condimentado, puso a freír cebolla y carne, coció por separado verduras, papas y
calabaza, y por último agregó arroz. Usó todas las ollas y la primitiva cocina del sótano quedó
como después de un bombardeo, pero el resultado valió la pena y disipó la sensación de soledad
que la había asaltado cuando empezó el vendaval. Esa soledad, que antes llegaba sin
anunciarse, como insidiosa visitante, quedó relegada al último rincón de su conciencia.
3. Esa noche, mientras el viento rugía afuera arrastrando remolinos de nieve y colándose insolente
por las rendijas, sintió el miedo visceral de la infancia. Se sabía segura en su cueva; su temor
a los elementos era absurdo, no había razón para molestar a Richard, excepto porque era la
única persona a quien podía acudir en esas circunstancias, ya que vivía en el piso de arriba. A
las nueve de la noche cedió a la necesidad de oír una voz humana y lo llamó.
4. —¿Qué estás haciendo? —le preguntó, procurando disimular su aprensión.
5. —Tocando el piano. ¿Te molesta el ruido?
6. —No oigo tu piano, lo único que se oye aquí abajo es el estrépito del fin del mundo. ¿Esto es
normal aquí, en Brooklyn?
7. —De vez en cuando en invierno hace mal tiempo, Lucía.
8. —Tengo miedo.
9. —¿De qué?
10. —Miedo sin más, nada específico. Supongo que sería estúpido pedirte que vengas a hacerme
compañía un rato. Hice una cazuela, es una sopa chilena.
11. —¿Vegetariana?
12. —No. Bueno, no importa, Richard. Buenas noches.
13. —Buenas noches.
14. Se tomó un trago de pisco y metió la cabeza bajo la almohada. Durmió mal, despertando cada
media hora con el mismo sueño fragmentado de haber naufragado en una sustancia densa y
agria como yogur.
15. El sábado la tempestad había seguido su trayecto enardecido en dirección al Atlántico, pero en
Brooklyn seguía el mal tiempo, frío y nieve, y Lucía no quiso salir, porque muchas calles todavía
estaban bloqueadas, aunque la tarea de despejarlas había comenzado al amanecer. Tendría
muchas horas para leer y preparar sus clases de la semana entrante. Vio en el noticiario que la
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tormenta seguía sembrando destrucción por donde pasaba. Estaba contenta con la perspectiva
de la tranquilidad, una buena novela y descanso. En algún momento conseguiría que alguien
viniera a quitar la nieve de su puerta. No sería problema, los chiquillos del vecindario ya se
estaban ofreciendo para ganarse unos dólares. Agradecía su suerte. Se dio cuenta de que se
sentía a sus anchas viviendo en el inhóspito agujero de Prospect Heights, que, después de todo,
no estaba tan mal.
16. Por la tarde, un poco aburrida del encierro, compartió la sopa con Marcelo, el chihuahua, y
después se acostaron juntos en un somier, sobre un colchón grumoso, bajo un montón de
mantas, a ver varios capítulos de una serie sobre asesinatos. El apartamento estaba helado y
Lucía se tuvo que poner un gorro de lana y guantes.”
Isabel Allende, Más allá del invierno (fragmento)
9. VENDAVAL
A) torbellino
B) viento
C) brisa
D) ventarrón
E) nevazón
A) Es pareja de Lucía.
B) No come carne.
C) Es profesor de música.
D) Es amigo de Marcelo.
E) Trabaja como músico.
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13. En el segundo párrafo la expresión “la inesperada libertad”, alude a(l)
A) Término repentino del vendaval que permite que Lucía pueda salir de casa a comprar.
B) La libertad de encontrarse sola en casa el día del vendaval.
C) El tiempo que dispone por la suspensión de actividades a causa del vendaval.
D) La libertad de poder cocinar lo que ella tanto deseaba.
E) El tiempo disponible para poder realizar sus labores tranquilamente.
De
De
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transformarse en creación cuando la melancolía cede y cuando la tristeza amaina. Musa que
abrasa cuando la persona transforma en color su dolor.
4. En algunas ocasiones el dolor abre la piel y perfora las almas. Quien se siente amenazado por
el pathos1 comprende que algunas porciones de su esqueleto están ocupadas por otras formas
de vida. Por otras lecturas que devienen escucha, vivencias y palabras distintas. Por otros
sabores que reflejan glebas2 impensables. Que evidencian, al hablar a partir del dolor,
entresijos3 inimaginables. Las miradas, desde el dolor, son incontables. Son una suerte de
diván donde lo impensable transforma el sufrimiento en maestro y la reflexión en arte. El dolor
puede generar una marea de sentimientos que siembra, que intranquiliza, que desvela.
Algunos son planos, de otros brota sangre y no pocos presagian la muerte y la prisa por vivir.
Todos laceran el viento.
5. El dolor físico, en cambio, no es buena madre para el arte. El dolor del cuerpo, de los huesos,
del abdomen es enemigo de la libido. Mientras persiste, la paz no tiene cabida. En contra de
quienes consideran que sí existen nexos entre arte y enfermedad, otros estudiosos aseguran
que es la serendipia4 la que determina que algunos creadores enfermos se dediquen al arte
por haber padecido alguna patología. Agregan que los incidentes de la vida diaria pueden tener
el mismo peso que las enfermedades sobre la creación.
6. En Frida, los dolores físicos y del alma convivían. Ese "estado doloroso", ese "dolor de la vida",
la acercó mucho a varios médicos, entre ellos Leo Eloesser, quien, como consta en sus cartas,
no sólo era su querido doctorcito, sino un espacio imprescindible, donde todo cabía.
7. Hace un par de años reflexioné acerca del dolor. Al pasear por algunos de los párrafos de la vida
de Frida consideré pertinente transcribir algunas de esas ideas: el dolor habla quedo, habla solo.
Habla cuando llueve la vida y calla cuando la noche transcurre sin despertar. No es de muchas
palabras: piensa en ti y amaina. Sabe de la muerte y de los muertos, de las tumbas y del vacío,
de la piel y de las alegrías. De ese momento infinito que detiene la sangre y que cura el pasado
tan sólo por hablar, por escuchar, por mirar. El dolor musita, pinta, inquieta. Entiende que la
tristeza mata menos que la muerte y que el cielo no acaba porque llora: ¿Puede acaso la muerte
sepultar a la melancolía?, ¿cuándo ha dejado el cielo de bajar a la tierra?
8. El dolor habla con el día, con la noche. Por sus venas corre la sangre henchida del sabor de la
ausencia, del mirar de las llagas. Lo blanco de la vida, el azul del regreso. El dolor del alma
construye: basta el olor de las huellas, los tintes de la voz. Bastan los guiños, la tierra resucitada,
las jacarandas del abril que siempre retorna. Basta recordar y recorrer las huellas de la
melancolía, ese espacio donde los tiempos muertos pernoctan en espera de la vida nueva.
9. El dolor del dolor da vida al fango, color al vacío. Con el dolor del dolor se escribe, con el de las
letras y de la pintura se vive. En sus brazos se tiñe el deseo, en su piel los días. El dolor habla
quedo, habla solo. Sus heridas supuran, pero no asfixian porque siempre existe el regreso,
porque la mirada cura, porque la pintura resarce. El dolor duele como la vida cuando retorna.
Bañado por la herida que lacera el dolor no es dolor: escribo hasta agotar la noche”.
Presentación del libro Querido Doctorcito. Frida Kahlo y Leo Eloesser. Correspondencia.
1
Pathos: Estado de ánimo, emoción.
2
Gleba: Tierra de cultivo.
3
Entresijos: Cosa oculta, interior, escondida.
4
Serendipia: Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.
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16. De la lectura del texto podemos inferir que
18. ¿Qué aspecto dificulta la comprensión de los últimos párrafos del texto?
19. Con relación al dolor, ¿qué significa la expresión “calla cuando la noche transcurre sin
despertar” presente el séptimo párrafo del texto?
A) A través del arte, Frida busca exaltar la vida como oposición a la muerte.
B) Músicos, pintores y escritores comparten una misma visión sobre el mundo.
C) La finalidad del arte es descubrir el sentido del devenir humano.
D) Frida Kahlo comenzó a pintar a muy temprana edad.
E) Los artistas manifiestan una mirada negativa sobre la existencia.
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LECTURA 4 ((Preguntas 22 – 28)
1. “Cuba llegó tarde a la hora de la literatura en lengua española si la comparamos con otras
colonias españolas, pero en menos de dos siglos ha ocupado un lugar importante entre los
países de nuestro idioma.
2. Los primeros siglos de Colonia no fueron ricos en literatura. Cuba, lugar de paso hacia la Tierra
Firme fue fortaleza, arsenal, puerto importante para la flota del oro, centro de recogida de
fondos y armas en la guerra de independencia norteamericana y botín codiciado, e incluso
brevemente obtenido, de los ingleses, pero lo que no fue por largo tiempo es una sociedad en
la que se pudieran desarrollar las artes o letras. Al contrario que en México o Perú, en Cuba ni
la demografía, ni la economía permitieron por largo tiempo crear una sociedad estable, rica y
urbana en la que tuvieran terreno esas actividades. Pocas excepciones a esta regla a pesar de
que ya en el Siglo XVI se escribiera un primer poema épico, Espejo de paciencia de Silvestre
de Balboa, en el que la literatura cubana, curiosamente, ofrecía ya características que la
diferenciaban del resto de la literatura española de la época. Así en ese poema aparece por
primera vez un personaje negro, un esclavo que será liberado al final del mismo, como héroe
central.
3. No será sino hasta el Siglo XIX, perdido el resto del continente, que aparecerá primero una
sociedad próspera y amiga del lujo y después una literatura cubana propiamente dicha, con
temas que le son propios, entre ellos el independentismo y el abolicionismo. La pérdida del
continente americano para la corona, con la llegada de miles de exilados monárquicos que en
su regreso hacia España se quedaron en la isla; la revolución de Haití que llevó a Oriente a
numerosos fugitivos franceses, pero sobre todo introdujo un cultivo nuevo, el azúcar; la
importación de esclavos, masiva por primera vez aunque ya hubieran existido esclavos desde
los primeros tiempos coloniales; y finalmente la riqueza producida por el azúcar que hizo que
en menos de dos generaciones una isla produjera para la corona tantas rentas como todo el
continente sudamericano antes de las guerras de independencia, hicieron de la Cuba del siglo
XIX una de las sociedades más interesantes de su tiempo con problemas propios que pronto
necesitaron de una literatura propia.
4. En el Siglo XIX aparecerá la primera revista independentista, en Boston si no recuerdo mal, El
Habanero, dirigida por el presbítero Félix Varela, antiguo diputado en las cortes de Cádiz y
representante tardío de la Ilustración del siglo XVIII. Será el primero de una serie de autores
que defenderán el derecho de Cuba a la Independencia con la palabra.
5. En el siglo XIX aparecerá también el abolicionismo como tema literario. Lo hará tempranamente
con una breve narración, El Ranchador, de Pedro José Morillas, en la que se nos describe la
vida de un cazador de esclavos fugitivos y a través de ella los horrores de la institución
esclavista. Será la literatura cubana la que con Sab, de Gertrudis Gómez de Avellaneda, ofrecerá
la primera novela abolicionista de la literatura americana, anterior en bastantes años a La
cabaña del tío Tom.
6. El Siglo XIX también verá aparecer una de las más constantes tradiciones de la literatura cubana,
el exilio. Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde, será escrita en Nueva York; Félix Varela pasará
gran parte en el destierro, haciendo las veces de reformador social entre los irlandeses pobres
emigrados a Boston. José Martí pasará gran parte de su vida fuera de Cuba, periodista en Nueva
York, profesor en Guatemala, escritor en México. Siglo de luchas internas en la Isla, como lo fue
en la península, después de varios de calma colonial, el XIX nos dará algunos de los mejores
prosistas y poetas de nuestro idioma y así la más escandalosa y popular de las autoras españolas
será una camagüeyana, Gertrudis Gómez de Avellaneda, y uno de los más renovadores poetas
españoles del siglo será un periodista independentista, José Martí.
7. El Siglo XX será igualmente rico en autores. Es increíble que una isla sin apenas industria
editorial propia, pueda dar tantos y tan buenos escritores. En una isla cosmopolita y abierta a
todos los vientos los nombres de autores nacidos en ella como Dulce María Loynaz del Castillo,
Gastón Baquero, José Lezama Lima, Virgilio Piñera, Reinaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante,
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se mezclan con los de autores llegados de fuera que sin embargo se sienten y actúan como
autores cubanos como Eugenio Florit, Carlos Montenegro, Lino Novas Calvo o Herminio
Almendros, y no es casualidad que varias de las más importantes revistas literarias de
Hispanoamérica tengan por padres a un navarro, Ángel Gaztelú y un habanero, José Lezama
Lima, que desde Verbum hasta Orígenes agruparán a toda una generación de escritores. Así,
y aunque la leyenda presenta el periodo prerrevolucionario como un gran desierto cultural, lo
cierto es que ese supuesto desierto estuvo lleno de grandes figuras: Alejo Carpentier, Nicolás
Guillén, Gastón Baquero, José Lezama Lima, Virgilio Piñera, Carlos Montenegro, Lino Novas
Calvo, por mencionar solo unos pocos y sin entrar en el terreno necesariamente más conflictivo
del ensayo o la historia.
8. Las revistas literarias como referencia de un grupo serán una constante de la literatura cubana.
Verbum, Espuela de Plata, Nadie parecía, Orígenes, agrupadas todas en torno a José
Lezama Lima, piedra angular sobre la que descansa toda una forma de entender la poesía y la
narrativa cubana; Ciclón de Virgilio Piñera que toma parcialmente el relevo; Lunes de
Revolución dirigida por Guillermo Cabrera Infante que supo mantenerse alejada de la tentación
sectaria en tiempos sectarios, y ya fuera de Cuba revistas como Linden Lane Magazine,
fundada por Heberto Padilla y Belkis Cuza Male, Mariel, creada por Reinaldo Arenas y los otros
exilados de la llamada generación del Mariel, o Encuentro, fundada por Jesús Díaz que ya en
su día había creado y dirigido El caimán barbudo dentro de la isla, son imprescindibles para
comprender el desarrollo de una literatura que ha sabido desde lo específicamente cubano
proyectarse en lo universal”.
Algunas palabras (demasiado pocas) sobre la literatura cubana.
(http://perso.wanadoo.es/neokasti/comentario00.html)
22. En el párrafo cinco se nombra la obra “La cabaña del tío Tom” con la finalidad de
I. la narrativa.
II. el ensayo.
III. la poesía.
A) Solo I
B) Solo II
C) Solo I y II
D) Solo I y III
E) I, II y III
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25. Durante la Colonia no hubo desarrollo de la literatura en Cuba, debido a
A) Solo I
B) Solo I y II
C) Solo I y III
D) Solo II y III
E) I, II y III
A) La abolición de la esclavitud.
B) El nutrido comercio con Europa.
C) El advenimiento de una sociedad próspera.
D) La caída del poder monárquico en España.
E) La fuga de exiliados políticos de la Isla.
28. Del tercer párrafo se puede deducir que el siglo XIX fue un período en el cual
A) Solo I
B) Solo II
C) Solo I y II
D) Solo I y III
E) I, II y III
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LECTURA 5 (Preguntas 29 - 35)
1. “Hay que ver los horribles quebraderos de cabeza que nos hace padecer la dichosa letra H. Al
hablar no presenta problemas, pero a la hora de escribir es otra historia: se transforma en una
horripilante pesadilla.
2. La dificultad de la H estriba en que es la única letra del alfabeto español muda, la única que no
posee sonido alguno. Únicamente se pronuncia cuando va precedida de la C, formando de ese
modo el sonido CH. Pero cuando va ella sola, huérfana de C, es como si no existiese.
3. El problema es que en español hay más de dos mil palabras que comienzan con esa letra H, que
pasa inadvertida ya que no se deja oír. Y, para más agravio aún, la H también puede aparecer
intercalada, en medio de palabras como zanahoria, adhesivo, tahúr o bahía.
4. La pregunta, absolutamente legítima, que surge entonces es: y si no suena, ¿por qué demonios
existe la H? ¿Es una letra inútil que está ahí con el único propósito de complicarnos la vida?
5. No es la primera vez que se humilla a la H, que se hace leña contra esa letra aparentemente
inservible. De hecho, a lo largo de la historia ha habido numerosos intentos por suprimirla.
6. El prestigioso lingüista venezolano Andrés Bello ya pidió en 1823, a coro con el escritor
colombiano Juan García del Río, una reforma ortográfica que acabara de una vez por todas con
la H. También Gabriel García Márquez abogaba por eliminar esa letra muda.
7. Y en 1726, los autores del Diccionario de la Lengua Castellana publicado por la Real Academia
ya sentenciaron que la H “casi no es una letra”.
8. Pero ahí sigue la H, resistiendo a vientos, mareas y huracanes.
“Una letra muy compleja”
9. “Una letra reúne dentro de sí muchas cosas: el nombre, la figura, la pronunciación… La H es
una letra muy compleja, y existe porque ha ido reuniendo a lo largo de la historia una serie de
valores, algunos de los cuales han desaparecido, pero otros se mantienen”, le asegura a BBC
Mundo José Manuel Blecua, doctor en Filología Románica, catedrático de Lengua Española y
exdirector de la Real Academia Española (RAE).
10. El caso es que la H no siempre fue muda. Los fenicios, los primeros al parecer en utilizarla, la
pronunciaban como una “J” aspirada. Los griegos la adoptaron del fenicio dándole la forma
mayúscula con que hoy la conocemos y pronunciándola como una suave aspiración. Del griego
paso al latín, donde poco a poco fue suavizando su sonido.
11. Del latín la H dio el salto al español, donde también en un principio se decía aspirada, es decir,
acompañada de una pequeña explosión de aire similar a la que caracteriza hoy en día a la
pronunciación de la H aspirada del inglés.
12. Pero, además de adueñarse de varios vocablos en latín que iniciaban con la H, el español se
apropió también de numerosas palabras latinas que empezaban con F, y que también en
castellano comenzaban en un principio con esa letra.
13. Pero con el pasar de los años, y dado que en algunas zonas de España esa F se pronunciaba
también aspirada, esa letra inicial empezó a ser sustituida por la H a partir del siglo XIV.
14. Es el caso por ejemplo de farina, que pasó a ser harina; del verbo hacer (que en sus orígenes
era facer), de helecho (felecho en la Edad Media), herir (ferir), hurto (furto), humo (fumo), higo
(en “El cantar del mío cid”, que data de alrededor del año 1200, aparece como figo) y tantos
otros vocablos. Y ese cambio también afectó a palabras que tenían la H intercalada, como es el
caso de búho (bufo en latín).
15. La RAE sostiene que hasta mediados del siglo XVI la H aún se pronunciaba por medio de una
aspiración en algunas palabras, sobre todo en aquellas que originalmente comenzaban por la F
13 | P á g i n a
latina. Al principio, era la gente culta la que al hablar pronunciaba la H mediante una ligera
aspiración.
16. Pero a partir del siglo XVII, esa tendencia cambió y las haches aspiradas comienza a
considerarse un vulgarismo, algo propio de las clases bajas y de gente no instruida. Y así,
sigilosa y paulatinamente, la H enmudeció completamente.
17. Aunque no del todo. En algunas formas dialectales del español que se hablan en Andalucía,
Extremadura, las Islas Canarias y en determinadas zonas de América la H sigue manteniendo
su viejo sonido de aspiración”.
BBC ¿Por qué existe la H si no suena? (fragmento)
30. La relación que se establece entre los párrafos quince y dieciséis del texto leído?
En el quince En el dieciséis
A) va antecedida de la letra C.
B) es utilizada en palabras propias del fenicio.
C) va intercalada en medio una la palabra.
D) es usada por españoles instruidos.
E) reemplaza a F al comienzo de una palabra.
14 | P á g i n a
32. El sexto párrafo se refiere fundamentalmente a
34. ¿Cuál de las siguientes alternativas presenta información que contribuye a justificar la
existencia de la H en nuestro idioma?
35. En el octavo párrafo de texto, ¿Cuál es el sentido de la expresión “resistiendo a vientos, mareas
y huracanes”?
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4. Las dos primas vinieron enseguida. Hicieron el entierro el segundo día, con el pueblo viniendo
a mirar a la señorita Emily bajo una masa de flores compradas, con la cara de su padre dibujada
a lápiz cavilando profundamente sobre el ataúd, y las señoras sibilantes y macabras; y los
hombres muy viejos –algunos con sus cepillados uniformes de la confederación– en el porche y
en el césped, hablando de la señorita Emily como si hubiera sido coetánea de ellos, creyendo
que habían bailado con ella y quizá le habían hecho la corte, confundiendo el tiempo con la
progresión matemática, como hacen los viejos, para quienes el pasado no es un camino que
disminuye sino, por el contrario, una ancha pradera no tocada jamás por ningún invierno,
separada de ellos ahora por el estrecho cuello de botella de la más reciente década de años.
5. Ya sabíamos que había un cuarto en aquella región escaleras arriba que nadie había visto en
cuarenta años, y que habría que forzar. Esperaron hasta que la señorita Emily estuviera
decentemente en tierra para abrirlo.
6. La violencia del derrumbamiento de la puerta pareció llenar ese cuarto con un polvo invasor.
Una delgada capa de polvo acre como el de una tumba, parecía cubrirlo todo en ese cuarto
decorado como para una boda: las cortinas de encaje, de desteñido rosa, las luces con pantallas
rosa, la mesa del tocador, la delicada batería de cristal y de objetos de aseo de hombre, con
revestimiento de manchada plata, tan manchada que el monograma quedaba oscurecido. Entre
ellos había un cuello y una corbata, como recién quitados, y que, al levantarse, dejaron en la
superficie una pálida luna de polvo. En una silla colgaba el traje, cuidadosamente doblado; bajo
él los dos zapatos mudos y los calcetines dejados caer.
7. El hombre mismo estaba tendido en la cama.
8. Durante un rato nos quedamos allí, simplemente, mirando la profunda sonrisa sin carne. El
cuerpo al parecer había yacido en otro tiempo en la postura de un abrazo, pero ahora el largo
sueño que dura más que el amor, que vence incluso la mueca del amor, le había puesto los
cuernos.
9. Lo que quedaba de él, podrido bajo lo que quedaba del camisón, se había vuelto inseparable de
la cama en que yacía; y sobre él y sobre la almohada de al lado de él se extendía ese liso
revestimiento del paciente polvo en espera.
10. Entonces nos dimos cuenta de que en la segunda almohada había el hueco de una cabeza. Uno
de nosotros levantó algo de ella, y al inclinarnos adelante, sintiendo en las narices, seco y acre,
ese sutil e invisible polvo, vimos un largo mechón de pelo gris hierro”.
William Faulkner, Una rosa para Emily, cuento (fragmento final).
36. La expresión “Cada día, cada mes, cada año observábamos al negro ponerse canoso y
encorvado, entrando y saliendo con la bolsa de la compra”, permite identificar
A) un contexto histórico.
B) el espacio psicológico.
C) el protagonista del relato.
D) un narrador personaje.
E) el conflicto de la historia.
37. ¿Cuál de las siguientes alternativas presenta información que permitiría sostener que la
señorita Emily dormía junto al cadáver encontrado?
16 | P á g i n a
38. Es posible caracterizar al narrador del cuento como un
39. De acuerdo con la información de los dos primeros párrafos, la señorita Emily es presentada
como
A) un personaje entrañable.
B) una mujer enigmática.
C) una persona temerosa.
D) una anciana venerable.
E) un personaje temido.
40. ¿Cuál de las características atribuidas a la señorita Emily en el primer párrafo anticipa el
desenlace de la historia relatada?
A) Querida.
B) Ineludible.
C) Impertérrita.
D) Tranquila.
E) Perversa.
17 | P á g i n a
TABLA DE CORRECCIÓN
RESULTADOS
ÍTEM PREGUNTAS
Buenas / Total
COMPRENSIÓN DE LECTURA
Léxico Contextual
Modelo antiguo 1 9 de 2
Modelo nuevo 2 10 de 2
Comprensión de textos
RECONOCER-IDENTIFICAR 3 11 23 24 25
de 10
27 29 31 36 38
5 7 12 13 16 17
RELACIONAR-INTERPRETAR
19 20 21 22 26 28 de 14
30 32 33 35
REFLEXIONAR-EVALUAR 4 6 8 14 15
de 10
18 34 37 39 40
TOTAL de 40
PUNTAJE
18 | P á g i n a