CONTEXTO MUNSIAL Y NACIONAL
ARQ 102
DE ANDA, FONSECA, LEAUTAUD, PALENCIA, ROBLEDO.
EL PAIS
La izquierda no es nacionalista sino internacionalista,
propugna la unión de los pueblos y no su separación.
Sus ideales: libertad, igualdad de oportunidades,
justicia social y solidaridad.
En Cataluña, partidos calificados de izquierda (ERC,
CUP) priorizan el nacionalismo étnico sobre los temas
sociales y van junto a PDECAT, partido de la
MOVIMIENTO DE LIBERACION EN CATALUÑA
burguesía. Con 47% de votos pretenden la secesión,
mediante referéndum unilateral o con una ley secreta.
Ada Colau y Barcelona en Comú se han sumado a
ERC y CDC en el pleno del 24 de febrero del
Ayuntamiento de Barcelona, para adherir la ciudad al
Pacto Nacional por el Referéndum (PNR). Éste es
ilegal, de acuerdo con la Constitución, refrendada por
el 88% de españoles y el 90% en Cataluña
¿Por qué se inclina Ada Colau por un referéndum?
¡Quien lo plantea es para ganarlo! ¿Sería mejor un
(LA IZQUIERDA EN EUROPA)
pequeño Estado catalán de nacionalismo étnico,
monolingüe y monocultural, excluyendo a la mitad de
los catalanes? ¿Es mejor a un Estado pluricultural y
plurilingüe, como el español, basado en una nación
cívica constituida por consenso en 1978? El régimen
franquista nació con golpe de Estado y fue nacionalista
español; el régimen catalanista nació con la
Constitución, ahora es nacionalista catalán y quiere
acabar con un golpe institucional.
El referéndum no aporta solución, supone una
confrontación entre catalanes, con vencedores y
vencidos. La izquierda solidaria sabe que la solución
no es el nacionalismo excluyente de Junts pel Si y la
CUP, sino dialogar, negociar y pactar un acuerdo.
Después ya se podría refrendar a nivel nacional y en
Cataluña.
Las clases populares no están por la independencia,
sino por el empleo, la sanidad y la educación. Extraña
sinergia la de Colau con la burguesía catalana.
Recordémoslo, la izquierda no es nacionalista y menos
para crear un estado insolidario con el resto de España,
¡y solo por querer ser más rico!
La mayoría tienen identidad plural, catalanes y
españoles por lazos de sangre y sentimiento. No
quieren decidir sobre la disyuntiva de separar esas dos
identidades por el egoísmo de los que solo se sienten
catalanes, que además lo quieren imponer al resto
unilateralmente.
LE MONDE
“Le Monde estima que las escenas de violencia
urbana en Barcelona tienen "detonador (...) la
sentencia de la Corte Suprema que (...) infligió
fuertes condenas a nueve líderes independentistas.
Las sanciones cuya "relevancia", continúa la
editorial, merecen ser cuestionadas y que conducen
a "mantener un clima de excepcionalidad en
Cataluña". El periódico insta al Reino de España
a "tener cuidado de que esta oración no haga
jurisprudencia al conducir a la restricción de los
derechos de reunión, manifestación o libre
expresión". Rara vez, en tan pocas líneas, hemos
leído tantas declaraciones que conducen a dar a la
crisis catalana una imagen totalmente sesgada.”
Aunque el estado español siempre ha estado
abierto al dialogo, los separatistas son aquellos que
como menciona Le Monde “Los disturbios
urbanos no nacen debido a la sentencia de la Corte
Suprema: fueron preparados deliberadamente.
Estaban esperando la ocasión de la sentencia para
invadir las calles. Lejos de expresar el sentimiento
unánime de la población catalana, sirven para
evitar el debate democrático y sustituir la
intimidación por la negociación.”
Se lleva un conteo total de 600 heridos en
Cataluña en los días posteriores a la condena de la
Corte Suprema de nueve líderes separatistas a
penas de hasta 13 años de prisión. La
independencia de Cataluña ahora ha tomado la
forma de guerrilla en contra de la opresión policial
contra los “manifestantes pacíficos” los cuales han
usado barricadas en llamas, arrojando adoquines,
bolas de acero y cócteles molotov contra la policía
que respondió con gases lacrimógenos y balas de
goma o espuma.
Más de quinientas mil personas se han
manifestado en contra de la prisión preventiva que
se les ha dado a los líderes independistas.
Lamentablemente la violencia no es el medio, ni ha
logrado cumplir el objetivo de presionar al Estado
para cumplir sus fines políticos, pero el gobierno
español no perdonará la violencia inadecuada y no
se abrirá al dialogo siempre que exista violencia en
las calles de Cataluña. Es una situación de causa y
efecto en el que las dos partes han cometido hechos
de violencia contra individuos desarmados.
DER SPIEGEL
Artur Mas se paró allí como un verdadero jefe de
estado, flanqueado por la bandera catalana con sus
cuatro franjas rojas sobre fondo amarillo. De pie en
el patio interior gótico del Palau de la Generalitat, la
sede del gobierno regional en Barcelona ofreció
fuertes críticas al gobierno central de Madrid,
calificando la distribución de cargas dentro de
España como "injusta y desleal". Cataluña, dijo,
debe liberarse de la complicada política de café para
todos, el sistema que ve al país dividido en 17
"comunidades autónomas". Mas tiene poca
consideración por la complicada alianza de regiones
de España.
El presidente de la región de Cataluña se está
alejando de Madrid. Ha presentado elecciones
regionales hasta el 25 de noviembre y espera asegurar
una mayoría absoluta. Esto, dice, le garantizaría "una
posición de liderazgo única para el proceso de
autodeterminación". Eso, a su vez, permitiría a Mas
que sus colegas catalanes voten en un referéndum
sobre si separarse de España.
Fatiga
El jefe de la alianza de partidos conocida como
Convergència i Unió (Convergencia y Unión),
comparó la "fatiga" de sus compañeros catalanes
con los sentimientos que muchas personas en el
norte de Europa tienen ahora por los europeos del
sur. Los catalanes, que representan una quinta parte
de la producción económica total de España, se han
cansado de "no avanzar en España".
Al igual que las preocupaciones en Europa por las
finanzas del gobierno español, el País Vasco,
económicamente poderoso, también está en
aumento. España no es el único país donde la crisis
económica está alimentando los movimientos de
independencia.
Las regiones exigen independencia
Parece paradójico. Desde la Segunda Guerra
Mundial, los países de Europa han visto una unión
cada vez más unida como una forma de resolver
conflictos históricos. Pero ahora que los países están
perdiendo cada vez más su soberanía nacional,
muchas regiones de Europa exigen independencia.
Así como se está formando un conflicto norte-sur en
la zona euro, también se están construyendo
movimientos de independencia dentro de los países,
especialmente en las regiones prósperas.
PROCESO
El electorado catalán hizo evidente su rechazo al
presidente español y sus políticas violentas e
intervencionistas, Cataluña sigue en la indefinición: si
bien los independentistas, obtuvieron mayoría en el
Parlamento, sus divisiones internas harán muy difícil la
formación del nuevo gobierno de Carles Puigdemont,
que tendrá que negociar incluso con la minoritaria
fracción parlamentaria del radical partido Candidatura
de Unidad Popular, el cual exige una inmediata
declaración de independencia
El jueves 21 el PP cosechó los peores resultados de su
historia en Cataluña, al caer de 11 diputados que obtuvo
en 2015 a sólo tres en esta elección, con apenas 4.24%,
lo que lo coloca en la última posición de los partidos que
tendrán representación en el Parlamento.
“Ninguna solución para Cataluña se podrá hacer sin
tener en cuenta la voluntad de los catalanes”, dijo en una
alocución transmitida vía streaming para los seguidores
de su partido.
Acompañado por los exconsejeros que lo siguieron en su
“exilio” a principios de noviembre, Puigdemont
proclamó que “la república catalana ha ganado a la
monarquía del 155” y puso sobre la mesa dos exigencias
al gobierno de Rajoy: La “restitución” del “gobierno
legítimo” y la “libertad inmediata de los presos
políticos”, en alusión al exvicepresidente catalán Oriol
Junqueras, el “diputado electo” Jordi Sánchez –
expresidente de la Asamblea Nacional Catalana, que iba
como número dos de la lista de Puigdemont–, el
exconsejero Joaquim Forn y el presidente de Ómnium
Cultural, Jordi Cuixart.
Divisiones independentistas
La fuga del expresidente y la comparecencia de otros
miembros de su gobierno, que terminaron encarcelados,
también abrió una brecha en el sector independentista.
Aunque Puigdemont aseguró que se trató de una
decisión concertada, luego se supo que había división de
opiniones.
El número dos de Junqueras reconocía que el camino sin
el apoyo de la CUP no se podía recorrer, porque no se
podrían sacar los presupuestos, pero también los
criticaba por ser “demagogos y revolucionarios”. Y
respaldaba ese argumento con otro apunte en el que
resaltaba que la CUP asegura que no renunciará a su
“estrategia de desobediencia”, pero también quería que
los mandos de la policía comunitaria les avisara de
posibles detenciones.
NEW YORK TIMES
Carles Puigdemont, exalcalde de la pequeña ciudad
de Gerona y dirigente de Convergencia
Democrática de Cataluña, un partido de
centroderecha declaró que, con el tiempo, va a
declarar la independencia. Y sugirió que todo se
podía negociar. No podía declarar la
independencia inmediata porque su capital
político está en baja; no podía no declararla si
quería conservar su lugar, si no quería declararse
derrotado.
La partida de los grandes bancos fue una cascada
de agua fría sobre el entusiasmo de muchos
independentistas, que se declaraban dispuestos a
dar todo por la patria salvo su cuenta de ahorro,
sus vidas europeas.
La economía volvió a irrumpir entre el flamear de
las banderas y las apelaciones a la patria. Se
discutió en serio cómo iba a ser esa Cataluña
independiente. Se hablaba de un país
independiente, sí, pero nunca de su organización
económica y social. Quizá por eso nunca quedó
claro cuánta energía social —cuántos sacrificios—
se requería para conseguirlo.
Los independentistas se habían mantenido en
silencio durante años: oponerse al patriotismo
quedaba mal en los cafés y los salones. Pero la
inminencia de la declaración los sacó del letargo y
de pronto esa mayoría silenciosa intentó dejar de
serlo.
Hay marchas contra el patrioterismo catalán y
algunas se convierten en gritos patrioteros
españoles: hace tiempo que no salían a las calles
españolas tantos himnos y signos franquistas; hace
tiempo que no se veía a ciertos demócratas
tolerarlos tanto y que la amenaza del fascismo no
aparecía tan clara.
Siempre es más fácil cantar a favor de una bandera
que contra el exceso de banderas. Siempre es más
fácil seguir a un líder que una idea. Deberían
convencerse de que la solución no es irse cada cual
por su lado y deshacer poco a poco su país, sino
rehacer juntos un país de donde nadie quiera irse:
ni las regiones ni los ciudadanos. No es fácil, es
indispensable.
Por ahora, Puigdemont acaba de declarar una
independencia diferida, llamando al diálogo, y se
espera la respuesta de Madrid, que hasta ahora ha
sido, casi en cada caso, la peor.