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SERMONARIO

¡Feliz otra vez!


UNIÓN PERUANA DEL SUR

1
¡Feliz otra vez!
Autor: Evangelismo de la Unión Peruana del Sur

Dirección:
Enzo Chávez Idrogo
Fari Choque Ortega
Nilton Acuña

Dirección Editorial: Heyssen J. Cordero Maraví

Diseño de Tapa /Diagramación: ACES-PERÚ


Libro de edición peruana
IMPRESO EN PERÚ–Printed in Peru

Editado e impreso por la Universidad Peruana Unión en


su Centro de Aplicación Editorial Imprenta Unión, km 19
Carretera Central, Ñaña, Lima, Perú. Tel.: (01) 618-6301.
RUC: 20138122256

JOB 26887-22 UNIÓN

Prohibida la reproducción total o parcial de esta


publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación
informática y transmisión, ya sea electrónica, mecánica,
por fotocopia u otros medios, sin permiso del propietario.

Mayo de 2022

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¡Feliz otra vez!
Nadie puede ser feliz nadando en aguas turbias, después de haber nadado
en aguas cristalinas. Y es que nosotros fuimos creados para ser felices,
para vivir una vida plena, completa y perfecta. Es por eso que cuando
los problemas, las tragedias y la muerte llegan a nuestras vidas, nuestro
ser sufre, se siente a morir; y la razón es simple, nos duele, lloramos, nos
desesperamos y pensamos que no lo soportaremos porque no fuimos
creados ni diseñados para vivir una vida así.

El ser humano es creación de Dios, y fue pleno y feliz cuando vivía en


comunión con Dios. Sin embargo, a causa del pecado esto se distorcionó,
se corrompió y el sufrimiento, la pena, el dolor, las lágrimas y la muerte
llegaron a ser parte de las consecuencias del pecado. Entonces, fuera de
las manos de Dios, lejos de Dios siempre viviremos infelices, incompletos.
Necesitamos a Dios en nuestras vidas para recuperar la sonrisa, esa
sonrisa que dura, que no es efímera ni depende de elementos externos.
Pero si estamos lejos de Dios, si vivimos separados de Cristo, viviremos
infelices, en depresión, con vacíos que no pueden ser llenados por nada
sino solamente por Cristo.

¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Solo hay un lugar, los brazos amorosos de
Cristo. Solo volviendo a la casa del Padre. ¡Únicamente viviendo al lado
de Cristo, podremos ser felices otra vez!

Pr. Heyssen Cordero Maraví Pr. Fari Choque Ortega


Evangelista Secretario Ejecutivo
Unión Peruana del Sur Unión Peruana del Sur

3
Sábado
¿Hijos perdidos?
Lucas 15:11-32

INTRODUCCIÓN

El capítulo 15 de Lucas inicia diciendo que “todos los publicanos


y los pecadores se acercaban para oírle” (v.1). Ante este cuadro, Lucas
dice que “los fariseos y escribas murmuraban” de Cristo por que acogía y
comía con los pecadores (v.2). La respuesta de Jesús no se hace esperar,
y para ello les cuenta tres parábolas:

● La oveja perdida (v.3-7).

● La moneda perdida (v. 8-10).

● El hijo perdido (v. 11-32).

Los tres casos son similares en al menos tres aspectos:

● Los protagonistas pierden algo. El pastor pierde una oveja, la mujer


una dracma y el padre un hijo.
● Los “perdidos” son encontrados. El pastor encuentra a la oveja, la
mujer encuentra la dracma y el padre encuentra al hijo.

● El final de la historia es de celebración. El pastor se alegra con sus


amigos y vecinos, la mujer convoca a sus amigas y vecinas y el
padre hace una fiesta.

Hoy veremos, el tercer caso: el hijo perdido pues el contexto de


la historia tiene que ver con lo que han perdido los protagonistas. Así, la
tercera historia es la historia de un padre que pierde a su hijo menor.

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Propósito del mensaje:

La parábola del hijo perdido nos mostrará hasta qué punto puede llegar el
amor de un padre por su hijo que se perdió.

I. EL PADRE, “UN HOMBRE TENÍA DOS HIJOS” (v.11).


El texto nos muestra desde el inicio al protagonista de la historia. No
es el hijo mayor ni el menor. Es el padre. Es el padre que tiene dos
hijos. Y como todos saben, los hijos son diferentes el uno del otro.
La Biblia no da nombres ni muchos detalles. Solo indica que uno es
mayor y el otro menor.

a. El hijo menor.- Él pide la parte de la herencia o propiedad (del


griego ousia) que le correspondía como hijo heredero.
b. El hijo mayor.- Él también recibió la herencia que le correspon-
día, aunque no lo había solicitado. Al respecto, el texto dice: “Y
él les repartió la hacienda” (v.12).

Tanto el hijo menor como el mayor recibieron las propiedades, rique-


zas y bienes como herencia del padre. Sin embargo, la diferencia ra-
dica en que el hijo menor, “juntando todo [su herencia]” se fue. Es muy
probable que haya vendido sus tierras, animales y más bienes para
poder marcharse con todo lo que implicaba su herencia.
En esta historia, el padre es Dios. Y los dos hijos somos los seres hu-
manos. Somos tú y yo. El hijo menor es un hijo que, probablemente,
cansado de vivir bajo la dirección de su padre decide pedir “lo que
le pertenece” y marcharse. Este es el hijo rebelde. No obstante, hay
otro hijo, el mayor. Él no pide pero recibe. Aprovechó la oportunidad
y aceptó la herencia. El hijo mayor no se marchó de la casa, pero se
quedó con todos sus bienes.

Aplicación:
El padre no hace excepción de nadie. De ningún hijo. No hace diferen-
cias y les bendice sin importar lo que sus hijos harán en el futuro con
lo que él les da. Jamás pienses que Dios es injusto. No. Muy por el
contrario Dios te dará aunque no te lo merezcas.
Como padre Dios te conoce. Sabe tus intenciones. Sabe con qué in-
tensiones le sirves. Sabe tu corazón. Es tu padre, ¿y qué padre conoce

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a su hijo? El padre sabía que su hijo se iría lejos y malgastaría sus bie-
nes. Lo conocía. Y también sabía que su hijo mayor, si bien es cierto
no se había ido, pero tampoco era el hijo según su corazón. Quizás no
tenía fuerzas ni el valor para irse lejos.

II. LEJOS DE CASA, “Y SE MARCHÓ A UN PAÍS MUY LEJANO DONDE


MALGASTÓ TODA SU HERENCIA VIVIENDO COMO UN LIBERTINO”
(v.13).
En este versículo encontraremos detalles que explican el porqué
muchos han titulado a esta parábola como la parábola del hijo pródi-
go. Y es que la palabra pródigo significa “alguien que despilfarra o
gasta sin cuidado sus bienes”.

a. “Se marchó a un país muy lejano”. – El hijo menor se fue lo


más lejos que pudo. Se marchó lejos de las fronteras de su
padre. ¿Por qué? Porque no quería que su padre se entera-
ra de las cosas que haría. La palabra lejos viene del griego
makrán y tiene que ver con “distante, al otro extremo del lu-
gar, en dirección opuesta a un destino”.
b. “Donde malgastó toda su herencia”. – Toda su herencia se lo
malgastó. Del griego dieskorpisen que significa “derramó en
vano”, “despilfarró” sus riquezas, “malgastó” su dinero, “de-
rrochó” sus bienes. Eso es lo que hizo el hijo menor. No hizo
provisión de nada. Todo su dinero lo desaprovechó.
c. “Viviendo como un libertino”. – Vivió como un inmoral. Eso
dice el texto. La palabra que se usa es asotos que significa
“sin límites”, “inmoralmente”, “desordenadamente”, “pródi-
gamente”, etc. Y es que lejos de la casa del padre haría lo
que quizás siempre imaginó o deseó.

Aplicación:
¿Qué de bueno podemos hacer lejos de la casa del Padre? ¿A dónde
podemos llegar lejos de los brazos de Dios? ¿Hasta qué punto
podemos llegar si decidimos soltarnos de la mano de Dios? Si
decidimos marcharnos lejos del padre, lo único que haremos será
malgastar nuestra vida, nuestra salud, nuestros años; para que
finalmente vivamos como jamás imaginamos vivir. Y es que tú no te
puedes imaginar hasta dónde puedes llegar si te alejas de Dios. Nadie
que se alejó de Dios terminó bien.

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La Biblia dice que este muchacho terminó comiendo comida de cer-
dos. Su problema era que malgastaba todo. El texto dice que tenía
trabajo y por tanto tenía una remuneración. Solo que al parecer tenía
deudas porque no se explica de otra manera, cómo termina en tal
punto.

Es posible que estés lejos de Dios y tú puedes dar fe de lo que esta-


mos hablando. Quizás están pensando alejarte o ya estás alejándote
poco a poco de Dios y de su iglesia para cumplir tus sueños y metas.
Crees que estar en la casa del Padre es una limitante para cumplir tus
sueños. Calma un poco. Cuidado. Estás a tiempo de volver. Mañana
puede ser muy tarde.

III. AUNQUE SEA UN JORNALERO, “PADRE, HE PECADO CONTRA EL


CIELO Y CONTRA TI; YA NO MEREZCO SER LLAMADO HIJO TUYO.
HAZME COMO UNO DE TUS JORNALEROS”(v.18,19).
La Palabra de Dios dice que, el hijo menor “volviendo en sí” (v.17), re-
capacitó. Entró en sí. Él recordó que en la casa de su padre las cosas
son diferentes. Recordó que su padre es tan bueno que hasta a los
jornaleros los trata de manera amorosa. Por eso, reconociendo que
ha pecado contra su padre y contra Dios, decide levantarse e ir al pa-
dre. Ya no quiere ser un hijo. Sabe que lo perdió todo y lo merece. Sin
embargo, quiere ser tratado al menos como un jornalero.

Lejos de la casa del padre solo encontró dolor y sufrimiento. Hambre


y sed. Es por eso que decide levantarse y lo hace. Se levanta y va
rumbo a la casa del padre. Conoce el camino, sabe dónde encontrar
a su padre. Está lejos y perdido, pero sabe el camino de retorno. Sabe
cómo volver al camino correcto que le llevará a la casa del padre.

Aplicación:
Nadie puede ser feliz nadando en aguas turbias y sucias después de
haber nadado en aguas limpias y cristalinas. Tú no podrás ser feliz
lejos de Dios. No intentes ser feliz lejos de Dios porque no existe fe-
licidad plena lejos de Él. Hoy es el día de volver a Jesús. Tú conoces
el camino. ¿Fuiste adventista o cristiano de niño? ¿Asistías al club de
conquistadores? ¿Fuiste dedicado al Señor por tus padres? ¿Estu-
diaste en un colegio adventista? Vuelve a casa hoy.

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IV. HIJO MALO, PADRE BUENO, “ESTE MI HIJO ESTABA MUERTO Y HA
VUELTO A LA VIDA; ESTABA PERDIDO Y HA SIDO HALLADO” (v. 24).
El hijo perdido volvió a casa. Estaba perdido, y fue hallado. Acá po-
demos notar que el padre usa el término “ha sido hallado”. Si leemos
bien el texto aparentemente, el padre no lo buscó, al menos no dice
eso la Biblia. Sin embargo, el hecho de que diga “el mejor vestido,
el anillo y las sandalias” indican que el padre ya estaba preparado
para su retorno. El padre sabía que su hijo volvería. Y es que el padre
es padre. Sabía que su rebeldía se acabaría. Sabía que su hijo solo
encontraría desgracia lejos de él. Por eso creo que el padre lo buscó,
pero no lo halló. ¿Por cuánto tiempo lo buscó? Días, meses, años…

Iniciamos diciendo que así como la oveja perdida fue buscada y ha-
llada por el pastor, así también la moneda fue buscada y hallada por
la mujer. Del mismo modo, aunque la Biblia no lo dice, el padre pasó
tiempo buscando a su hijo. Solo que no lo encontró. Pero siempre
supo que su hijo volvería y él lo estaría esperando con los brazos
abiertos.

El hijo sabe que es malo. No merece nada, pero también sabe que su
padre es bueno. Acá empieza el cambio. El retorno a casa. Cuando
nosotros reconocemos que somos malos y que Dios es bueno, ahí
Dios empieza el cambio en nuestras vidas.

Aplicación:
¿Dónde estás tú? Dios siempre busca. La Biblia es un libro de lla-
mado y búsqueda constante. Desde el Génesis al Apocalipsis Dios
siempre busca. Te busca y te llama. Hoy puedes tener la seguridad
de que Dios te está buscando y llamando. Está esperándote con los
brazos abiertos. No vagues más por esta vida sin esperanza. Ven
hoy a Jesús.

V. HIJO “BUENO”, PADRE “MALO”, “HACE TANTOS AÑOS QUE TE SIR-


VO, Y JAMÁS DEJÉ DE CUMPLIR UNA ORDEN TUYA, PERO NUN-
CA ME HAS DADO UN CABRITO PARA TENER UNA FIESTA CON
MIS AMIGOS; Y ¡AHORA QUE HA VENIDO ESE HIJO TUYO, QUE HA
DEVORADO TU HACIENDA CON PROSTITUTAS, HAS MATADO PARA
ÉL EL NOVILLO CEBADO” (v.29, 30).
La historia tiene un final inesperado. El hijo mayor no se goza con la
llegada del hermano que había estado perdido. Al contrario se mues-

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tra enojado y le dice al padre que siempre le sirvió, siempre fue obe-
diente y jamás vio una muestra de reconocimiento del padre a través
de una fiesta así. Y muy por el contrario, su hermano menor, el que
no le sirvió sino que se fue de parranda, y malgastó su herencia con
prostitutas, ese hijo rebelde recibe una fiesta.

Lo que el hijo mayor estaba diciendo era: Yo soy bueno y el padre es


malo. El hijo mayor creía que merecía un trato mejor, pero el padre no
era justo. Y eso le causaba malestar. A diferencia del hijo menor, que
sabía y sentía que era malo, pero el padre era bueno; el hijo mayor
creía y sentía que era bueno, pero el padre era malo.

Acá hay una pregunta que surge, ¿cómo sabía el hijo mayor que
su hermano había gastado su herencia en prostitutas? Es más que
probable que el hijo mayor sabía donde estaba su hermano. Sabía
dónde estaba perdido, y a pesar de eso no lo fue a buscar. No. ¿No le
importaba su hermano? Es por eso que cuando se refiere a su her-
mano él dice: “ese hijo tuyo”. No dice “mi hermano”.

Aplicación:
Existen dos tipos de perdidos. Unos que se van lejos de casa y otros
que están perdidos dentro de la casa del Padre. Así como la moneda
perdida en la casa de la mujer. En realidad la parábola del hijo per-
dido o pródigo es la conclusión de las dos parábolas anteriores. La
oveja está perdida fuera del rebaño y la moneda está perdida dentro
de la casa.

Este hijo mayor estaba perdido dentro de la casa del padre. ¿Dentro
de la iglesia? ¿Es posible estar perdido dentro de la iglesia? Sí. Cla-
ro que sí. Cuando asistes a la iglesia, guardas el sábado, no comes
carne de cerdo, entregas tus ofrendas y diezmos pero ni sabes
porqué lo das o si sabes, lo haces por cumplir. El hijo mayor servía a
su padre y era obediente pero por cumplir, no por amor. No conocía
el amor de su padre, no le conocía realmente. Es por ello que dice en
otras palabras: “Tú eres malo conmigo a pesar de que yo soy bueno”.
Son los que sirven a Dios pero no les interesa las almas afuera. No
les importa en lo más mínimo qué puede estar pasando con “sus
hermanos” allá lejos de la casa del padre.

CONCLUSIÓN
¿Con quién te sientes identificado? Eres tú un hijo malo pero que
tiene un buen padre? ¿O eres tú un hijo bueno pero que cree que Dios

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es malo e injusto? ¿Sientes que Dios es bueno con todos, menos
contigo a pesar de que haces lo mejor de lo mejor?
Es posible que en este momento, tú que me escuchas, estés lejos de
la casa del Padre, lejos de Dios. Tú sientes que has llegado a donde
jamás imaginaste. Has malogrado tus años, tu vida, tu salud y hasta
tu familia. Has perdido buenos tiempos. Has causado lágrimas en
los que más te aman. Quieres volver a Dios, quieres ir a Dios pero
no tienes fuerzas. Sientes que no hay perdón para ti y no mereces
ser llamado hijo de Dios ni siquiera mereces el perdón de Dios por
tantas cosas erradas en tu vida. Hoy te digo amigo querido, hoy tú
puedes tener la seguridad de que no puedes haber ido tan lejos a
donde Dios no pueda llegar a ti. Hoy puedes tener plena seguridad
de que Dios te espera con los brazos abiertos para que vayas a Él
así como estás. Con tus ropas sucias, con la suciedad del pecado
porque Él quiere darte un vestido nuevo, un anillo y sandalias que
significan una vida nueva dentro de su casa.

Llamado:
¿Dónde estás tú? ¿Estás lejos de Dios? Ven a Él. ¿Estás en la iglesia
pero sientes que no eres feliz? ¿Estás en la iglesia pero sientes
que nada tiene sentido y la vida que llevas es una rutina religiosa?
Es posible que como el hijo mayor no disfrutes del amor de Dios
estando dentro de la casa. Hoy te digo a ti, entiende que Dios te ama
y te ama mucho. A ti te dice: “Todo lo que tengo es tuyo”. Y es que
debes aprender a disfrutar la vida. Disfrutar de la mano de Dios. Eso
es vida plena, vida en abundancia.

¿Aceptas?

Oremos.

_______________________________
Pr. Heyssen Cordero Maraví
Evangelista – Unión Peruana del Sur

10
Domingo

“¿Dónde estás tú?”


Génesis 3:9

INTRODUCCIÓN
Un soldado japonés de la Segunda Guerra Mundial llamado Hiro Onoda,
regresó a la civilización en 1974, luego de 29 años de total aislamiento.
Permaneció escondido en la isla de Morotai, Indonesia, sin saber que la
guerra había terminado. Perdió 29 años de su vida evitando todo contac-
to humano. Cuando se lo encontró tenía 57 años. Y estaba vestido con
los retazos que aún quedaba de su uniforme. Había sobrevivido gracias a
los vegetales que consumían en la isla. ¿Por qué se había escondido de la
raza humana? Por causa del miedo y el terror de la guerra. El temor des-
medido es patológico. Impide vivir una vida normal. Ahí está la persona
que lo padece. Por el contrario, la confianza en Dios elimina toda forma
de temor. Por eso será que Dios, repetidas veces dice: “No temas porque
yo estoy contigo…”. Eso es justamente lo que pasó con nuestros primeros
padres cuando desobedecieron y cayeron en pecado. Tuvieron miedo y se
escondieron de la presencia de Dios.

Propósito del mensaje:


Comprender que, aunque el pecado nos separa de Dios y nos destruye,
Dios siempre va a nuestro encuentro a buscarnos para traernos de vuelta
al Edén.

I. DIOS SIEMPRE BUSCA AL PECADOR (Gn 2:9)

“Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”


(Gn 3:9). Todo lo que Dios había creado había sido perfecto y
bueno en gran manera (Gn 1:31). Dios, como un padre terrenal,
preparó todo el ambiente y las condiciones para la llegada de sus
criaturas.

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Lo más hermoso es que Adán y Eva, tenían una comunicación
directa con su Creador, ellos podían hablar cara a cara con Dios.
En esa conversación, Dios les dijo: Si ustedes quieren vivir para
siempre, obedezcan mis palabras. La orden fue: “De todo árbol
del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y
del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamen-
te morirás” (Gn 2:16, 17). En estos versículos, el Señor les da la
libertad de comer de todo árbol. Ellos, en su libre albedrío, podrían
escoger qué fruto podían comer, eran libres. No obstante, también
se presenta una restricción, no coman del árbol de la ciencia del
bien y del mal, porque si lo comen, van a morir. Dicha prohibición
estaba enmarcada en el amor de Dios, cuando él nos pide que no
hagamos algo, es porque nos ama y quiere nuestra felicidad. Pero
de nosotros depende nuestra obediencia o desobediencia.

Fue así como Adán y Eva, un día caminando por el lindo jardín del
Edén, fascinados con la hermosura de la creación, se separaron y
Satanás, disfrazado de una serpiente tentó a Eva para que comie-
ra del árbol que Dios les había prohibido. Allí comienza la historia
más triste de este mundo. Eva comió del fruto prohibido e invitó
a su marido y cuando abrieron sus ojos “conocieron que estaban
desnudos” (Gn 3:7). Ahora ellos perdieron su estado de inocencia,
sintieron vergüenza; contrariamente, antes “estaban desnudos y
no se avergonzaban” (Gn 2:25). Lo que antes se gozaban de estar
junto a su Creador, ahora ellos sienten miedo de su presencia.

Aplicación:
Así es el pecado, al comienzo parece bonito, parece rico, y hasta
agradable, pero sus consecuencias son terribles, son amargas,
catastróficas. Cuando se abren nuestros ojos, nos damos cuenta
de nuestra miseria, de nuestra condición deplorable. El pecado
nos aleja de Dios, nos separa de nuestro Creador. Una vez lejos,
nuestra vida se convierte en un caos. Tal vez en esta oportuni-
dad estoy hablando para alguien que cayó en pecado, cayó en los
engaños del enemigo, y ese pecado te está destruyendo, te está
matando poco a poco. Te sientes solo (a), tienes vergüenza por
todo lo que has hecho. Piensas que ya no hay perdón para ti, que

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Dios no te va a perdonar, y por eso decidiste “esconderte de su
presencia”. No obstante, quiero decirte una buena noticia: Dios
te ama, y jamás te deja solo, él toma la iniciativa y va a buscarte.

Eso fue lo que hizo con Adán y Eva, mientras ellos se escondieron,
Dios fue a su encuentro. El texto dice: “Mas Jehová Dios llamó
al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Gn 3:9). Esta pregunta
es muy importante, porque ayuda al ser humano a reconocer su
condición, nos ayuda a examinarnos para saber qué hemos he-
cho.

La misma pregunta te hace en esta mañana, ¿dónde estás tú?


¿Qué has hecho? ¿Estás lejos de Dios? ¿Estás sufriendo por
aquella mala decisión que tomaste? Este es el momento de res-
ponder a la búsqueda de Dios. Ven tal como estás, no dejes que
tus miedos o tus excusas te alejen más de Dios.

II. NO BUSQUES EXCUSAS (Gn 3:10a)

Curiosamente, Adán y Eva en vez de reconocer su condición, su


desgracia, su desdicha, ellos buscaron excusas. La primera ex-
cusa fue: “Oí tu voz…y tuve miedo” (Gn 3:10), aparentemente una
confesión, lenguaje de pesar; pero evasivo, sin señales de ver-
dadera humildad y penitencia; cada uno trata de echar la culpa
sobre el otro. Adán dice: “La mujer que me diste me dio de co-
mer” (v. 12), Eva dijo: “La serpiente me engaño y comí” (v. 13), al
final, le echaron la culpa a Dios por haber creado a la serpiente.

El pecado, nos aleja de Dios, y como resultado el ser humano no


reconoce que ha pecado, sino que busca siempre un culpable o
una excusa para justificar su situación. Muchas personas dicen:
“fueron mis amigos los que me llevaron a tomar una mala de-
cisión”, otros dicen: “fue esa esa mujer la que me sedujo”, y así
nos pasamos la vida buscando evadir nuestra responsabilidad,
inventando excusas sin sentido, en vez de correr a los brazos de
nuestro Creador.

Otra de las excusas que Adán y Eva colocaron fue: “tuve miedo…”.
Es así como el miedo nos lleva a lugares que nunca hemos esta-

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do. Muchas veces, por miedo al qué dirán de la gente, tratamos
de resolver nuestro pecado por nuestros propios medios, trata-
mos de luchar con nuestras propias fuerzas; pero es en vano, no
podemos solucionar nuestra condición solos. Necesitamos que
Dios nos ayude a salir del hoyo en que estamos metidos.

Aplicación:
El miedo paraliza los sueños, el miedo no nos deja avanzar. El
miedo nos lleva al fracaso. Dios puede hacernos libres del miedo
que produce el pecado. Ven a él, no te detengas, entrégale tus
miedos, entrégale tus excusas, entrégale tus fracasos, solo Dios
tiene la solución. El Señor dice: “Venid luego, dice Jehová, y este-
mos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como
la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana” (Is 1:18). Esa es la invitación de
Dios. Te pregunto ¿cuál será tu respuesta?, ¿continuarás huyen-
do y buscando excusas?

Adán y Eva, en vez de correr a los brazos de Dios, tomaron la peor


decisión de sus vidas: esconderse de la presencia de Dios. Lejos
de Dios la vida no tiene sentido. Lejos de sus caminos estamos
perdidos.

III. NO TE ESCONDAS DE DIOS (Gn 3:10b)

“Oí tu voz en el huerto y me escondí”. Es una ironía esconderse de


Dios, porque la Biblia dice: “¿A dónde me iré de tu presencia?” (Sal
139:7). Dónde podemos escondernos del Dios que todo lo sabe y
todo lo puede. No hay lugar donde Dios no esté presente. Cuando
Dios pregunta ¿dónde estás?, no es porque no sepa, sino porque
espera que reconozcamos nuestra situación.

La Biblia menciona que no hay lugar donde podamos escondernos


de Dios. Salmo 139: 8-10 dice: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y
a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú;
y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.  Si tomare
las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me
guiará tu mano, y me asirá tu diestra”.

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Hubo un personaje de la Biblia que “se levantó para huir de la pre-
sencia de Jehová” (Jon 1:3). No hay lugar donde Dios no te pueda
alcanzar. No hay pozo tan hondo desde donde Dios no te pueda
sacar. Ya no huyas, ya no te escondas. Deja tus pecados, deja tus
excusas y ven Cristo ahora.

Dios sabe lo que has hecho, él sabe lo que estás pensando y co-
noce lo más profundo de ti. Él quiere ayudarte y quiere salvarte,
ya no te escondas de su presencia.

CONCLUSIÓN

Esta mañana, a la luz de la Biblia, hemos visto que Dios siempre toma la
iniciativa de buscar al ser humano. Que no importa dónde estemos, él va a
nuestro encuentro para ayudarnos. Jamás nos deja solos en nuestra des-
gracia. También comprendemos que cuando Dios nos llama no podemos
poner excusas ni buscar culpables, más bien debemos reconocer nuestra
condición e ir a su encuentro. Finalmente, entendemos que no hay lugar
ni espacio donde podamos escondernos de la presencia de Dios.

Llamado

Miles de años más tarde la pregunta que le hizo Dios a nuestros primeros
padres sigue resonando en nuestros corazones: ¿Dónde estás tú? ¿Cómo
estás? ¿Estás triste, tienes miedo, no sabes qué hacer ni a dónde ir? Este
es el momento para que vayas a los brazos de Cristo, él siempre te espe-
ró. Ríndete a sus pies. Ya no huyas más. ¿Qué estás esperando? Leván-
tate y toma la decisión de entregar tu vida a Jesús mediante el bautismo.
Es ahora o nunca.

_______________________________

Pr. Fernando Rojas Miranda


Ministerio Personal - MPCS

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Lunes
¿Qué haces aquí?
1 Reyes 19:9-18

INTRODUCCIÓN

La depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza per-


sistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que nor-
malmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las
actividades cotidianas.

Las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes


síntomas: pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir
más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración;
indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desespe-
ranza; y pensamientos de autolesión o suicidio.

La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, pues se es-


tima que afecta a un 3,8% de la población, incluidos un 5% de los adultos
y un 5,7% de los adultos de más de 60 años. En Perú hay 1 millón 700 mil
personas que padecen depresión.

Propósito del mensaje:


Es por eso que a la luz de la Palabra de Dios veremos 3 realidades frente
a las dificultades.

I. FRENTE A LAS DIFICULTADES, EL SER HUMANO SE DEPRIME


(V. 9, 10).
Elías llegó a estar tan deprimido que se quería morir. Las razones
son múltiples. Si bien, muy a menudo, la depresión está asociada
con fracasos, falta de trabajo, divorcio o fallecimientos, también lo
está con episodios que llamaríamos de “éxito”. La victoria contra
los sacerdotes paganos le ha costado mucho en su vida emocional.
Elías mira la situación a su alrededor y ve una decadencia espiritual
tremenda.

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El pueblo se ha dado a la idolatría. Estos son los factores externos o
ambientales de la depresión. Luego tenemos factores internos, como
la sensación de soledad, aislamiento e incomprensión. Dios quería
hablar con Elías, es por eso por lo que le dice: ¿Qué haces aquí, Elías?
La pregunta debe haber sido punzante para Elías. Sin embargo, esa
era necesariamente la pregunta que él necesitaba considerar.

Elías tenía que aprender muchas lecciones. La cueva sería su aula y


el Señor su maestro. Elías no podía olvidarse de que había sido muy
ferviente en su obra para el Señor; sin embargo, el pueblo lo buscaba
para matarlo. “Aunque el lugar del monte Horeb al cual Elías se había
retirado era un sitio oculto para los hombres, era conocido por Dios;
y el profeta cansado y desalentado, no fue abandonado para que lu-
chase solo con las potestades de las tinieblas que le apremiaban.
En la entrada de la cueva donde Elías se había refugiado, Dios se
encontró con él, por medio de un ángel poderoso enviado para que
averiguase sus necesidades y le diese a conocer el propósito divino
para con Israel” (PR, 123).

Aplicación:
¿Habrá alguien que quiere depositar su confianza en el Señor y evitar
o salir de la depresión?

II. FRENTE A LAS DIFICULTADES, DIOS ESTÁ AHÍ (V. 11, 12).

Dios sabía lo que el deprimido y desalentado Elías necesitaba. Él ne-


cesitaba un  encuentro personal con Dios. Lo que más necesitaba
Elías era una nueva visión del poder de Dios y de su propia debilidad.
Cuando Elías salió de la cueva, una tormenta barrió la montaña y un
terremoto sacudió la tierra. Todo parecía agitarse, los cielos parecían
arder y la tierra estar conmovida por fuerzas que estuvieran prontas
para destruirla. Todo esto concordaba con la agitación del espíritu
del profeta. Lo que necesitaba aprender era que, aunque esas fuer-
zas fueran poderosas e imponentes, por sí mismas no corresponden
con un cuadro fiel del Espíritu de Dios. Después del viento, del te-
rremoto y del fuego, vino un silencio y la apacible y delicada voz de
Dios. Por fin allí estaba el Señor en la forma que eligió para revelarse
a su siervo.

17
El silbo apacible de Dios hablando al corazón humano es en realidad
más poderoso que las demostraciones externas de poder o demos-
traciones del juicio de Dios. “No fue mediante grandes manifestacio-
nes del poder divino, sino por ´un silbo apacible´, cómo Dios prefirió
revelarse a su siervo. Deseaba enseñar a Elías que no es siempre la
obra que se realiza con la mayor demostración la que tiene más éxito
para cumplir su propósito” (PR, 124).

Aplicación:
¿Habrá alguien que quiere reconocer que Dios siempre está en medio
de nuestras dificultades?

III. FRENTE A LAS DIFICULTADES, DIOS DA LAS SOLUCIONES (V. 15-


17).
Dios le dio a Elías algo por hacer. Él necesitaba una tarea en la cual
enfocarse. Elías se equivocó cuando se retiró de su obra, su misión
aún no había terminado. Dios todavía tenía una obra para él.
Elías necesitaba un amigo; el núcleo de su queja delante de Dios
era que él estaba solo. Dios le hizo saber que había un hombre listo
para aprender del gran profeta, y ser su discípulo y compañero. Elías
también necesitaba esperanza, y ya que Eliseo podía ser levantado
como un sucesor del cargo profético, Elías entonces sabía que su
obra continuaría aun después de su muerte.

La esperanza es un estado de ánimo optimista en el cual aquello que


deseamos o aspiramos nos parece posible. Puede ser vista como un
sentimiento, un valor o un estado de ánimo. “El Señor ordenó a Elías:
Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco: y llegarás, y
ungirás a Hazael por rey de Siria; y a Jehú hijo de Nimsi, ungirás por
rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Saphat, de Abel-mehula, ungirás
para que sea profeta en lugar de ti... Elías había pensado que él era
el único que adoraba al verdadero Dios en Israel; pero el que lee en
todos los corazones reveló al profeta que eran muchos los que a
través de los largos años de apostasía le habían permanecido fieles.
Dijo Dios: Yo haré que queden en Israel siete mil; todas rodillas que
no se encorvaron a Baal, y bocas todas que no lo besaron” (PR, 125).

18
Aplicación:
¿Habrá alguien que quiere escuchar las soluciones de Dios frente a
las dificultades?

CONCLUSIÓN

Hoy vimos que como seres humanos muchas veces enfrentaremos cua-
dros de depresión. También vimos que Dios siempre está ahí cuando es-
tamos deprimidos y finalmente entendimos que en Jesús está la solución
a nuestros problemas.

Llamado
¿Habrá alguien que quiere aceptar en su corazón a Jesús que es la
respuesta a nuestras dificultades humanas?

____________________________________

Pr. Tonny Quispe


Evangelista – Misión del Lago Titicaca

19
Martes
¿Qué quieres que te haga?
Marcos 10:46-52

INTRODUCCIÓN

Una de las características del ministerio de Jesús en sus recorridos, era


que nada ocurría por casualidad. Tal es el hecho que, en su visita por Je-
ricó, tuvo dos encuentros (Lucas 18:35-19:10). El primero con un hombre
pobre que al escuchar de Jesús no puede verlo por su condición (ciego) y
la multitud que se lo impedía. Por otro lado, en contraste, un hombre rico
que deseaba ver a Jesús, pero estaba limitado por su altura y la multitud
también se lo impedía. En ambas historias encontramos un común deno-
minador, ya sea que lo tengas todo o no tengas nada, solo en Jesús está
la respuesta para hallar paz y un nuevo renacer en la vida.

Propósito del mensaje:

Mostrar que la salvación que Jesús ofrece hoy no es solamente un cam-


bio de condición sino más bien una invitación a caminar con él. Es seguir
a Jesús en el camino y experimentar un nuevo renacer en nuestras vidas.

I. UNA CONDICION: “Ciego, hijo, mendigando junto al camino” (v. 46).


Aunque la Biblia no nos da detalles de la hora del encuentro entre
Bartimeo y Jesús, sí se nos menciona que estaban saliendo de la
ciudad con una gran multitud.

Bartimeo era hijo de Timeo (v.46), es decir tenía una familia, amigos,
un entorno social que lo conocía. El problema estaba en su condi-
ción, pues era ciego, y las limitaciones de su ceguera posiblemente
rompieron su entorno social. Precisaba de ayuda, atención, com-
prensión, algo que tal vez su familia y amigos se cansaron de hacer
a tal punto de abandonarlo. Es en esta situación que la única opción
que encontró fue la de dejar su hogar, mendigar junto al camino, en
medio del polvo, el sol, la lluvia y el desprecio de las personas por su
condición. Aunque era hijo, vivía mendigando esperando la miseri-
cordia de las personas.

20
Aplicación:
Actualmente existe también una ceguera espiritual (Ap. 3:17) que
lleva a muchas personas a sufrir por sus equivocaciones, por sus
miedos, o por la insensibilidad de lo que ocurre en su entorno y su
propia vida. La palabra de Dios menciona que el pecado tiene la pro-
piedad de llevarnos a pasar por alto las advertencias de Dios (Is.
42.20), sumergiéndonos más y más en errores pasados (2 Pd 2:9)
de tal forma que nuestra condición termina siendo cada vez más
lamentable.

Esa es la condición de muchas personas hoy, aunque tienen fami-


lias, un trabajo, estudios, amigos, etc., el pecado en sus vidas tarde
o temprano terminará quitándole lo que tienen pues sin Jesús no
podemos ver el peligro de vivir sin él y las consecuencias que trae
el pecado.

II. UN PEDIDO: “Ten misericordia de mí” (v. 47).


Aunque Bartimeo se encontraba en una situación de abandono, era
consciente de su condición y urgente necesidad. Y escuchando que
Jesús pasaba por allí clamo a gran voz: “¡Jesús, hijo de David, ten
misericordia de mí!” (v.47).

Muchos que seguían a Jesús en ese momento intentaron callarlo sin


importar la condición o necesidad en la cual Bartimeo se encontra-
ba. Razón por la cual él clamo aún más fuerte expresando así que no
quería pasar la oportunidad de ser restaurado por Jesús.

Aplicación:
Puede ser que el pecado que nos haya apartado de nuestros seres
queridos, nuestros sueños de vida, la salud, el trabajo, la familia, etc.,
pero lo que nunca podrá lograr el pecado, es separarnos del amor de
Dios.
La palabra de Dios dice que Jesús sigue recorriendo los hogares (Ap.
3:20), procurando restaurar vidas, familias y lo único que necesita
es que vayamos a él, incluso cuando la multitud nos impida llegar a
Jesús.

Te sientes agotado, cansado de seguir luchando solo, Jesús dice Ve-


nid a mí (Mt 11:28). Estás perturbado por tu pasado y el sentimiento

21
de culpa carcome tu vida, Jesús dice: ¡Venid! (Is. 1:18). Las personas
no creen más en ti, Jesús envía a decirte: “Ten confianza; levántate,
te llama” (Mr. 10:49).

III. JESÚS ES LA RESPUESTA: “Vete, tu fe te ha salvado” (v.52).


Cuando Bartimeo cobro ánimo, se levantó y fue a Jesús y recibió una
pregunta: “¿Qué quieres que te haga?” (v. 51).

Aunque la respuesta parecía obvia, las palabras de Jesús tenían pro-


pósitos redentores. Revelar la fe de aquel que esperó mucho tiempo
recibir el milagro de Dios en su vida. No solo era consciente de su
situación, sino que se aferró en la promesa de un salvador que podría
devolver lo que el pecado le arrebató.

Los ojos de fe de Bartimeo estaban puestos en el Salvador “Jesús,


hijo de David...” él sabia que Jesús era el mesías. Esto llamó la aten-
ción de Jesús pues en su entorno más cercano dudaban de su di-
vinidad, pero Bartimeo confesó su fe en Jesús aun estando en su
condición de ciego y mendigando.

Aplicación:
Ser conscientes de nuestra situación no basta para la solución a
nuestros problemas. Muchas personas hoy se conforman con so-
brevivir, cargando sus luchas, su tristeza, su dolor, su sufrimiento
pensando incluso que para ellos ya no hay solución.

No basta ser conscientes de nuestra situación, tenemos que creer,


aun cuando las condiciones y nuestros sentimientos jueguen en
nuestra contra.

Bartimeo, era consciente de su situación, clamó a Dios y con fe le


dijo: “Maestro, que recobre la vista” (v.52). No se ofendió por la pre-
gunta de Jesús, ni su forma en querer obrar en él. Tampoco le pidió
que se le restaurase su carácter, trabajo, sus amigos o su hogar, solo
le pidió volver a ver. Pues con los ojos de la fe sabía que con Jesús
todo lo demás es añadido.

22
CONCLUSIÓN

No importa en qué condición nos encontremos hoy, no basta ser conscien-


tes de nuestra condición. Necesitamos creer en el dador que todo lo puede,
necesitamos clamar y levantarnos a la invitación que Jesús hace hoy a
sus hijos. Tal vez su respuesta no es lo que tú esperas, pero si pides con
fe, creyendo en sus promesas Dios obrará en ti una nueva vida (Mr. 10: 52).

Llamado

El llamado de hoy es a aceptar a Jesús como nuestro salvador personal,


él dice: “el que creyere y fuere bautizado será salvo” (Mr. 16:16). Jesús
quiere hoy hacer el milagro, hoy puedes dejar de estar junto al camino (v.
46) y seguir a Jesús en el camino (v. 52). Una nueva vida está a tan solo
una decisión, levántate y bautízate en el nombre de Jesús (Hechos 22:16).

________________________________________

Pr. Javier Torres


Evangelista – Misión del Oriente Peruano

23
Miércoles
¿Quieres ser sano?
Juan 5: 1-9

INTRODUCCIÓN:
El Cáncer, Alzheimer, Diabetes, Asma, SIDA, el Covid-19, entre otras, son
enfermedades incurables, si tendríamos alguna de ellas, solo podríamos
tratarlas, mas no conseguir la sanación completa. En esta oportunidad
estudiaremos la historia de un hombre que tuvo la oportunidad de ver
cristalizada en su vida la sanidad total no solo de una condición de salud
incurable, sino que se encontró con la persona Sanidad, Cristo Jesús.
La palabra sano, sanidad, se traduce también como “ser hecho completo”.
Desde el punto de vista de la Organización Mundial de la Salud, la salud
es una perfecta armonía psicoemocional y física. Algunos especialistas
en salud, agregan el elemento espiritual como necesario en esta armonía.
La salud se define como un bienestar integral, y si definimos la palabra
“bienestar” no es otra cosa que “estar bien con” (CONSIGO MISMO, CON
LA COMUNIDAD O MI ENTORNO SOCIAL, Y CON LA NATURALEZA).
Propósito del mensaje:
Hacer que la Iglesia decida buscar la salud total en Cristo Jesús.
I. TENDRÁS SALUD CUANDO ENTRES POR LA PUERTA DE LAS OVE-
JAS (V. 1-3).
La puerta de las ovejas era una de las puertas que estaban en el muro
de Jerusalén, y cerca de la puerta de las ovejas estaba el estanque de
Betesda, el nombre Betesda significa: Casa de misericordia. Muchas
personas enfermas con variadas dolencias estaban en el estanque
de Betesda, pero sus vidas no cambiaban, sus enfermedades no se
sanaba, aunque estaban en una casa de misericordia.

Aplicación:
En la actualidad millones de personas están en sus propias Betesda, en
la casa de misericordia llamada religión, en la casa de misericordia lla-
mada hospital, en la casa de misericordia llamada iglesia, están bajo los
cuidados de una casa de misericordia llamada familia, están en la casa
de misericordia llamada organizaciones religiosas y de caridad, pero no
encuentran salud total, sus vidas no son transformadas.

24
Pero tenemos que darnos cuenta de que muchas personas están cerca
de la puerta de las ovejas, pero no entran por ella, están en Betesda,
pero no han entrado por la puerta de las ovejas y por eso su vida no
puede cambiar, su enfermedad no puede ser sanada, su vida no puede
ser restaurada.

¿Por qué es tan importante la puerta de las ovejas? (Juan 10:7) Porque


la puerta de las ovejas es nuestro Señor Jesucristo, solamente entrando
por la puerta de las ovejas que es Jesús nuestra vida puede ser
transformada.

No se trata de estar cerca de Jesús, no se trata de estar solamente en


una casa de misericordia, tenemos que comprender que el Dios Rafael,
el Dios de que da Sanidad.

II. HALLARÁS SANIDAD CUANDO TENGAS UN ENCUENTRO CON JESUS


(JUAN 5:4-6).
El estanque de Betesda estaba lleno de personas que estaban esperan-
do el mover del agua, porque un ángel de tiempo en tiempo agitaba el
agua y el que aprovechaba ese mover del agua era sanado de cualquier
enfermedad.

Aplicación:
Muchas personas se han vuelto buscadores, andan de iglesia en igle-
sia, de evento en evento, de campamento en campamento, de retiro en
retiro, buscando una experiencia, buscando un toque, buscando “algo”
que les haga sentir el poder de Dios en ellos.

Pero lastimosamente quieren una experiencia, pero no quieren comu-


nión con el Señor, quieren un momento de emocionalismo, pero no es-
tán dispuestos a tomar su cruz cada día y hacer la voluntad del Señor,
son personas como las que estaban en Betesda que tienen la idea que
la clave de la vida cristiana es aprovechar el momento, aprovechar el
movimiento del agua, y no una comunión personal diaria con el Señor.
Deja ya de buscar experiencias, deja ya de buscar emociones, y busca
al Señor, ten un encuentro real y personal con él, la clave para obtener
sanidad, ES JESÚS (Colosenses 1:27).

III. HALLARÁS SANIDAD CUANDO COLOQUES TU CONFIANZA EN DIOS Y


NO EN LAS PERSONAS (JUAN 5:6-7).
Este hombre tenía 38 años sin encontrar sanidad porque no tenía a na-

25
die que lo metiera en el estanque, 38 años olvidó que Dios es más pode-
roso que cualquier hombre, 38 años olvidó que los milagros vienen de
Dios y no de los hombres.

Aplicación:
Posiblemente al igual que este paralitico tú llevas muchos años luchan-
do con alguna dolencia, enfermedad, o mal hábito, sientes tal vez que
nadie te entiende o apoya. Pero Dios nos entiende, y él quiere sanarte, él
quiere ayudarte, quiere salvarte, transformar tu vida, y darte salud total.

Busca hoy a Dios, pon tu vida en sus manos, y verás que tu vida será
transformada, que tu vida será restaurada.

IV. TENDRÁS SANIDAD SI HACES TU PARTE Y DEJAS A DIOS HACER LO


QUE TÚ NO PUEDES HACER (JUAN 5:8-9).
Jesús te ha dado palabras de vida, te ha dado promesas de poder, pro-
mesas de restauración, pero tú tienes que levantarte y tú tienes que ca-
minar. El resto lo hará Dios, él te dará salud total, y transformará tú vida.

Aplicación:
Tu vida verdaderamente puede cambiar hoy, es por eso que Jesús hoy
nos dice ¡levántate y anda!

Dios tiene planes buenos para tu vida, no esperes más.


CONCLUSIÓN
Elige ser sano de verdad, cueste lo que cueste, deja a un lado las excusas
llenas de dolor y resignación, entra por la puerta de las ovejas, ten ese en-
cuentro con la persona Sanidad, coloca tu entera confianza en ÉL, en Aquel
que es especialista en imposibilidades, que quiere darte la verdadera sani-
dad, responde hoy afirmativamente a su pregunta: ¿Quieres ser sano? Y una
vez sano, anunciemos a todos que Aquel que nos sanó, aún sigue listo para
sanar, y transformar.

________________________________________
Óscar A. Flores Martínez,
En línea: https://elblogdelpastoroscarflores.com/2018/07/05/hoy-tu-vida-puede-cambiar/
Adaptado por: Pr. Daniel Solano Prieto - Evangelista APC

26
Jueves
¿Crees esto?
Juan. 11:25-27

INTRODUCCIÓN:

Entre las principales motivaciones que tiene el ser humano es creer en


sus propias capacidades y competencias para alcanzar sus metas y de-
safíos en la vida. Creer que no necesita de un ser supremo para lograr con
eficacia sus sueños. Creer que puede conseguir un buen trabajo, lograr
un buen matrimonio, una buena rutina de ejercicios, prolongar sus años
de vida, etc.

Sin embargo, el desconocer que todas las capacidades que tenemos lo


hemos recibido de Dios ya es una falta de criterio, de sabiduría y de todo
sano juicio. Pues la Biblia en Juan 3:27 declara que: “No puede el hombre
recibir nada a menos que le sea dado del cielo”.

Para que el hombre pueda sentirse realizado y plenamente con esperanza


primero necesita agradar a Dios, y para que lo alcance tiene que creer en
Él. Creer en su existencia, en su poder como Creador, como Sustentador
y como Salvador. El apóstol Pablo dijo: “Pero sin fe es imposible agradar
a Dios” (Heb. 11:6).

Propósito del mensaje:

Procurar comprender que sólo los que fijan su fe en Jesús y creen en sus
maravillosas promesas durante el período en su peregrinación terrenal,
pueden esperar grandes recompensas en esta tierra y recibir la vida eter-
na en aquel día glorioso.

I. YO SOY LA RESURRECCIÓN (V. 25).

Nada parece más imposible que la resurrección de un muerto. El hom-


bre ha inventado muchas formas de explicar lo que puede ocurrir con
una persona después de muerta; pero, no interesa cuál sea la teoría
pues la esperanza de todo creyente se basa en la promesa de Jesús
que le dio a Marta frente a la tumba de Lázaro.

27
Jesús prometió la vida eterna para los que creen en Él. Jesús prometió
una vida igual a la que tienen las personas vivas y que están en este
mundo. Jesús prometió una vida sin fin exenta de pecado. Jesús eligió
a su amigo Lázaro para ofrecer esa prueba real a toda la humanidad.
Lo resucitó cuando ya estaba hediendo. De un cuerpo completamente
descompuesto, a uno restaurado físicamente y reactivado con la mis-
ma vida que tuvo antes de morir. Esa es la promesa.

II. YO SOY LA VIDA (V. 25).

Jesús aquí está declarando que Él es el Dador de la vida. “Jesús no


tiene vida, es la vida” (Jn. 14:6). En Él hay vida original, que no pro-
viene ni deriva de otra. El que lo recibe de corazón y camina según su
voluntad recibe la vida. En Él hay vida eterna, vida futura, vida plena y
abundante.

Esta es otra de las veces cuando Jesús dijo: “Yo soy”:


a. Yo soy el pan de vida (Jn. 6:35).
b. Yo soy el pan vivo (Jn. 6:51).
c. Yo soy la luz del mundo (Jn. 8:12).
d. Yo soy la puerta (Jn. 10:7).
e. Yo soy el buen pastor (Jn. 10:11) etc.

III. ¿CREES ESTO? (V. 26).

En la casa del duelo, todo era tristeza, llanto y desesperación causa-


da por la muerte. ¿Cómo negarla? ¿Cómo dejar de sentirla? Dejar de
sentir tristeza y dolor cuando muere un ser amado es imposible. Las
personas sanas y normales no pueden hacerlo. El ser humano normal
frente a la muerte no puede hacer nada, solo sufrir y llorar.

La casa del gozo, de la alegría, de la cordialidad, de la hospitalidad se


había convertido en la casa del luto. El Maestro de Galilea se detuvo
por un momento cerca de la casa. Escuchó que mucha gente lloraba,
la confusión causada por el dolor era evidente, la angustia y la deses-
peranza no se las podía evitar, mucho menos ignorar.

Marta sabía que Jesús podía cambiar la historia. Tú y yo también de-


bemos vivir con esa seguridad. Su confianza en Jesús era total. Inclu-
so usó los tres nombres más importantes del Mesías.

28
a. Sí Señor
b. Tú eres el Cristo
c. El Hijo de Dios
La compasión de Jesús al mirar el rostro entristecido y acongojado de
Marta y que no había en ella ánimo de relatar lo sucedido, el Salvador
animó la fe de Marta diciendo: “Tu hermano resucitará”. Cristo destinó
sus palabras a provocar en Marta los pensamientos más allá de la
restauración actual de su hermano para que los fijara en la resurrec-
ción de los justos. Esto lo hizo para Marta y para toda la humanidad
para que pudiese ver en la resurrección de Lázaro una garantía de la
resurrección de todos los justos y la seguridad de que sucedería por el
poder del Salvador (DTG. 488).

a. ¿Crees esto? La fe nunca es ciega, siempre actúa en base a evi-


dencias. La vida de Jesús, incluso su muerte y su resurrección es
más que suficiente para creer que todo lo que nos dijo respecto
a la resurrección de los muertos es totalmente cierto, ciertísimo.
Marta lo creyó.

b. ¿Crees esto? Para el que tiene fe no hay nada imposible. La fe es


la garantía para todo hijo de Dios. ¡Creer en Jesús es creer en la
resurrección, en la vida, en la eternidad!

c. ¿Crees esto? El creer en las promesas de Dios nos trae grandes


recompensas. En la Biblia encontramos varios ejemplos de hom-
bres y mujeres que creyeron en la Palabra de Dios y fueron re-
compensados.
1. Noé. Dios le pidió que creyera en algo que jamás había suce-
dido, nunca se había visto sobre la faz de la tierra. Hasta ese
momento ningún mortal conocía lo que era la lluvia, porque
de la tierra se levantaba un vapor que regaba toda la superfi-
cie (Gen. 2:6). Noé creyó que iba a llover y así sucedió. Su fe
lo llevó a obedecer y su recompensa fue grande para él y su
familia. Fueron salvos.
2. Abraham. Dios le pidió que creyera en la promesa que sería
el padre de multitudes. Que le daría un hijo y por medio de
él el mundo entero lo iba a reconocer y seguir su ejemplo.
No dudó cuando Dios le pidió que sacrificara a su único hijo,
solo obedeció. No esperó, no cuestionó, no objetó, solamen-
te creyó y obedeció. Dios lo recompensó con una descen-
dencia tan grande que nadie la puede contar hasta hoy.
3. María. Creyó en la promesa de Dios cuando por medio del

29
ángel Gabriel el Señor le dijo que de su vientre saldría el Sal-
vador del mundo y así sucedió. Se preparó, obedeció, confió
y su fe la condujo a ser recompensada.

4. Ana. Aunque era estéril, creyó que Dios tenía el poder para
abrir su vientre y darle un hijo. La naturaleza le había infor-
mado que jamás podría ser madre, pero creyó en la Palabra
de Dios. Su fe fue recompensada. De su vientre nació uno de
los más grandes hombres que ha tenido el mundo, su nom-
bre fue Samuel.

CONCLUSIÓN
Mi querido amigo, deja de pensar en la sola posibilidad humana; abre el
espacio de tu corazón y de tu mente para las obras de Dios. Cuando ya
nada puedas hacer, cuando llegas al territorio donde tu paso ya no pue-
de avanzar, donde todos tus sueños se desvanecen, donde tu canto es
solamente un lamento y donde todo lo que quieres ya no lo deseas más,
Dios todavía puede reanimarte. Y, cuando llegues al hoyo de la muerte,
Dios abre una salida, brillante, permanente; vida eterna. Las promesas de
Jesús no son vacías, vacío era el sepulcro porque Jesús levantó a Lázaro.
La Palabra de Dios es verdad, es pura, es confiable, es firme, es digna de
creer en ella. ¡Acéptala!
Llamado
Dios quiere darte la alegría más limpia, la más tierna, la más intensa, la
alegría de la fe. Dios quiere que primero creas en Él para luego ver. “No ver
para creer” porque es sinónimo de duda. ¿Deseas creer en las promesas
de Dios, aunque no las percibas? ¿Deseas entregar tu vida en las manos
de Jesús, aunque no lo veas? ¿Deseas ser bautizado, aunque no lo sien-
tas? Cree solamente.
Amén.

____________________________________
Pr. Edwin Chiroque
Evangelista – Misión Andina Central

30
Viernes
¿Seré salvo?
(Marcos 10:17)

INTRODUCCIÓN

Aquí encontramos la historia de Cristo y de un joven. La Biblia dice que


él era rico, un joven que observaba la ley. Por eso lo llamamos “el joven
rico”. El joven había oído hablar acerca de Cristo, lo había oído predicar, lo
había visto curando enfermos, bendiciendo niños, siendo amable con las
personas; todo eso había impresionado su corazón y además creía que
Jesús tenía el secreto de la vida eterna.

Era un joven que meditaba en los temas bíblicos, en la muerte, eternidad,


en el futuro. Estaba preocupado de su destino y un día, encontrando a
Cristo en el camino, corrió, se arrodilló y le abrió su corazón; le contó sus
problemas y el gran problema que lo preocupaba. “Buen Maestro, ¿qué
haré para tener la vida eterna? (Mr. 10:17).

I. QUE DEBO HACER PARA HEREDAR LA VIDA ETERNA.

Nunca fue expresada una pregunta más importante. En los días de hoy
hay millares de jóvenes que también están preocupados con estos impor-
tantes asuntos. Hoy, el 74 % de lo jóvenes dicen que están confundidos,
no saben qué hacer, por dónde seguir. La sociedad les dice: “pueden
hacer lo que quieran, cuando quieran y con quien quieran”, pero la Biblia
inspirada por Dios dice: “Hijo, ten cuidado, no todo lo que la vida ofrece va
a ser lo mejor para ti”.
Los jóvenes de nuestros días también están preocupados, ellos también
se están preguntando: “Señor, ¿qué debo hacer para ser salvo?”.

Intentaremos imaginar al joven rico y a Jesús caminando y conversando.


El joven observador de la ley, con sus ricas vestimentas, lino fino, en los
días de hoy sería un lindo traje de microfibra, y el Maestro, sólo observán-
dolo.

Jesús pregunta:

31
- ¿Sabes los mandamientos?

- Señor, ¿quieres que los diga de memoria? Sabes, crecí en un hogar


cristiano, mis padres me enseñaron desde pequeño a memorizar los
mandamientos y otros versículos de la Biblia; no robo, no mato, voy
a la iglesia, canto en el coro, vivo una vida pura, pero hay una cosa
que me falta. No tengo la vida eterna garantizada. Si muriese hoy, no
estaría salvado. ¡Señor, por favor, ayúdame! ¿Qué es lo que me falta?

Jesús estaba delante de un joven sincero, que tenía muchos talentos. Al


leer esta historia, vemos que este joven estaba en el camino correcto.
Tenía todo lo necesario para un futuro fantástico. Hacía todo correcta-
mente y además era rico e influyente. Todo lo que mucha gente desea.

Este joven podría haber sido uno de los grandes líderes de la iglesia, po-
dría tener un libro del Nuevo Testamento con su nombre, pero le faltaba
algo, y Jesús sabía qué era.

Querido amigo: si está faltando alguna cosa en tu vida, Jesús sabe lo que
es, y, por lo tanto, deja que Él te ayude en este momento.

II. BÚSCALO AHORA

En cierta ocasión, un joven, líder de una de mis iglesias principales, preo-


cupado, me dijo: Pastor, soy líder de los jóvenes, y muchos me ven como
un ejemplo en la iglesia, pero siento que falta algo en mi vida. No me
siento completo. ¿Qué necesito hacer?

Le recordé la historia de Jesús con el joven rico, el dilema era el mismo. Los
jóvenes son realmente sinceros, pero muchas veces no buscan las respues-
tas en el lugar apropiado, sólo en Jesús está la respuesta a esta pregunta.
El joven rico lanza otra pregunta a Jesús:

- “Maestro, ¿qué me falta todavía?” y Jesús mirándolo con cariño, con


amor, le dijo:

- “Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres,
y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme tomando tu cruz”.
(Mr. 10: 21)

32
Noten la manera cómo Jesús trató a este joven: lo trató con cariño, con
amor, mostró comprensión. Aquí está el secreto del gran poder de Jesús
sobre nuestra vida. Él amaba, Él ama a las personas. Él te ama a ti. Él
comprende las luchas que hay dentro de tu corazón. Él sabe si en este
momento te sientes perdido, confundido, triste, sabe los deseos y ansias
de tu alma y está listo para ayudarte, así como estuvo dispuesto a ayudar
al joven rico dos mil años atrás.

Cristo sabía lo que le faltaba al joven, pero deseaba que él mismo lo des-
cubriese. Le faltaba sólo una cosa; “vete, vende todo”... Le faltaba el amor
de Dios en el alma, se amaba a sí mismo, a los amigos. Quería la vida
eterna ilusionándose a sí mismo. Pensó que había observado los man-
damientos, pero no lo hizo.

Cristo pidió que el joven abandonase sólo aquello que estaba entre él y
su Señor, aquello que estaba siendo su ruina. Querido amigo: Cristo te
pide en este momento que abandones aquello que todavía está haciendo
la separación entre tú y Dios. Tal vez sea el egoísmo, la mentira, las pelí-
culas, vídeos. El tesoro de este joven estaba en esta tierra, se preocupaba
mucho por su posición. ¿Cómo voy a vender todo e identificarme con los
pobres e incultos pescadores, cristianos que son odiados, despreciados?
El orgullo lo destruyó.

Esta puede ser la razón de nuestra caída. Todo lo que nos absorba en
esta vida y excluya a Dios, ya sean amistades, placeres, hábitos, un ídolo,
todo eso necesita ser entregado, si queremos tener la seguridad de la vida
eterna. Lo que sucede con los jóvenes y con todos los hijos de Dios es
que nos encantamos con los placeres y amistades de este mundo. Nues-
tras actividades diarias nos distancian de Dios. Podemos haber sido
criados en un hogar muy cristiano, podemos cumplir legalmente todos
los requisitos y principios, pero si el amor a Dios no estuviere en primer
lugar, va a continuar faltando alguna cosa en nuestra vida.

El problema de este joven era la riqueza; tu problema puede ser otro. La


tragedia de la vida era que le faltaba sólo una cosa, todo lo demás en su
vida estaba correcto. Un trazo falso de carácter, una inclinación pecami-
nosa por largo tiempo cultivada, puede volvernos indiferentes a la virtud
del evangelio.

33
III. LA ENTREGA COMPLETA

Mientras Cristo conversaba con este joven, esperaba que este cediese a
la invitación del Espíritu Santo. El joven rico no quiso renunciar al tesoro
terrestre, que era visible, por el celestial, que no podía ver. Era arriesgar
demasiado. Rechazó el ofrecimiento de la vida eterna y se fue.

Millares están pasando por esta prueba, pesando a Cristo contra el mun-
do, y muchos son los que escogen la vida con todo lo que ella ofrece. ¿Ya
has pensado lo que significa decirle “no” a Jesús?

Los bienes, las riquezas que habían sido confiadas al joven eran para de-
mostrar que podía ser un fiel mayordomo y debían ser utilizadas para
beneficio de los necesitados. De esa forma hoy Dios deposita bienes y
riquezas en poder de los hombres, para que sean instrumentos suyos en
ayudar a los necesitados.

“A los que, como el joven príncipe, ocupan altos puestos de confianza y


tienen grandes posesiones, puede parecer un sacrificio demasiado gran-
de el renunciar a todo a fin de seguir a Cristo. Pero ésta es la regla de
conducta para todos lo que quieran llegar a ser sus discípulos. No puede
aceptarse algo que sea menos que la obediencia. La entrega del yo es la
substancia de las enseñanzas de Cristo” DTG, 481.

Salmo 37: 5 – “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará”.


¿Estás dispuesto a hacer esto ahora? Piensa en lo que significa entregar
todo y seguir a Cristo.

CONCLUSIÓN:

Las decisiones que tomamos demuestran si queremos la vida eterna o


no. La pregunta de Jesús para ti en esta hora, no es si estás bautizado
o no. Si vas a la iglesia u oras. La pregunta es: “¿Encontraste a Cristo?”
“¿Estás dispuesto a seguirlo?”

Escoger las riquezas de esta vida significaron la destrucción del joven


rico pues no está dispuesto a pagar el precio de la vida eterna, ya que
eso requiere obediencia al Señor, requiere que yo entregue mi vida en sus
manos. “Hijo mío, dame tu corazón”.

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Acepta la invitación de Dios, Él te ama mucho, no des valor a lo poco que
tienes en esta tierra, e intenta contemplar lo que está siendo reservado
para ti en la eternidad. No vale la pena cambiar un poco de esta tierra
por mucho en la eternidad, entrégate hoy a Jesús y dale tu vida a través
del bautismo. Hoy puedes renacer para la salvación, para la eternidad,
ven adelante en el nombre de Jesús y bautízate para el perdón de tus
pecados, ven a Jesús, Gloria a Dios por las decisiones de todos ustedes.

Oremos.

_________________________
Pr. Enrique Cárdenas
Evangelista MSOP

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Sábado
Pedro, feliz otra vez
INTRODUCCIÓN

El apóstol Pedro es uno de los personajes bíblicos más intrigantes. De


personalidad fuerte, decidido, impulsivo y apasionado por la causa, Pedro
nos dejó un ejemplo, a través de su propia experiencia, de cuán débiles
podemos ser cuando nos creemos autosuficientes y fuertes.

El que dijo “no te negaré” (Mat. 26:35), fue el mismo que momentos des-
pués dijo “no conozco al hombre” (Mat. 26:72).

Pero, ¿cómo sucedió eso? ¿Qué pasos dio Pedro para llegar a ese punto?
¿Cómo lo trató Jesús? ¿Qué hizo Cristo con Pedro, por él y a través de él?
Estudiaremos sobre Jesús y su amor por nosotros a través de la increíble
historia de Pedro, que hasta hoy es un ejemplo de compromiso y amor por
la causa de Dios.

I. PEDRO NO PRESTÓ ATENCIÓN A LA EXHORTACIÓN, AL AVISO DE


JESÚS. (Mateo 26:33-35)

Como un padre amoroso, Jesús se preocupó por avisarle a Pedro


sobre el riesgo que corría. Sin embargo, en vez de abrir sus oídos y
corazón para escuchar la exhortación del Señor, Pedro le contestó
a Jesús diciendo, con otras palabras, lo mismo que les decimos a
nuestros padres varias veces: “Yo sé lo que hago”. Vea la respuesta
de Pedro:

“Aunque tenga que morir contigo, no te negaré”. El problema de Pe-


dro es que fue arrogante y tuvo exceso de autoconfianza. No consi-
deró lo que la Biblia ya había dicho acerca de nuestro propio corazón
y nuestros propios juicios. Vea el versículo: “Engañoso es el corazón
más que todas las cosas, y perverso: ¿quién lo conocerá?” (Jer. 17:9).
Aquí está el primer error de Pedro y el nuestro: no escuchar la voz de
Dios, elegir escuchar nuestro propio corazón, nuestros propios sen-
timientos. Hay una frase que dice: “Es más seguro ser ciego, sordo y
mudo que ver, oír y decir las sugerencias de un corazón tonto”.

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II. DURMIÓ CUANDO DEBÍA VIGILAR. (Mateo 26:40)
El segundo desafío de Pedro está descrito en Mateo 26:40, 43.

- Aunque Jesús les insistió tres veces, Pedro no resistió y se dur-


mió. ¿Qué podemos aprender de esto?

No podemos bajar la guardia. El enemigo está “rondando” como


un león rugiente (1 Ped. 5:8, 9).

- Es una pena que Pedro comprendiera esto después de vivir una


experiencia amarga.

- Cuando dormimos, somos vulnerables. Dormir en la vida espiri-


tual es dejar de estudiar la Biblia, de orar, de testificar. Eso nos
hace “dormitar”.

El león, como otros felinos, de manera general, tiene hábitos de


caza más nocturnos que diurnos. De noche es cuando su presa
está más vulnerable. Satanás nunca baja la guardia; es un ene-
migo incansable, y hace de todo para robar la alegría y la paz de
nuestro corazón. No podemos dormir. Jesús dijo: “Velad y orad,
para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dis-
puesto, pero la carne es débil” (Mat. 26:41).

¿Y qué sucedió después? Leamos juntos Mateo 26:51-54.

III. PEDRO INTENTÓ RESOLVER LAS COSAS A SU MANERA


(Mateo 26:51-54)

Mientras tenga autoconfianza, mientras niegue las exhortaciones de


Jesús y su Palabra, mientras duerma en vez de vigilar, tratará de resol-
ver los problemas a su manera. Aquí está el tercer problema de Pedro,
y el nuestro también.
Mientras que Pedro tomó la espada de la rebelión en su mano, Jesús
estaba sosteniendo el cáliz de la sumisión. Las dos cosas juntas no
funcionan. O prevalecerá mi voluntad o la de Dios, por influencia de su
Espíritu en mi vida.

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Pedro creía que lo mejor en ese momento era “defender” a quien, se-
gún él pensaba, estaba en peligro. Pero estaba tan ciego que no veía
quién realmente era el que estaba en peligro esa noche. Cristo estaba
tranquilo, calmado y seguro de sus decisiones. Pedro sentía miedo y
estaba totalmente inseguro sobre lo que iba a suceder.

Jesús no nos llama a defenderlo. No necesita abogados. Él llama a


testigos. Pero cuando Pedro tuvo la oportunidad de ser leal y de testi-
ficar, él y los otros discípulos huyeron (v. 56).

IV. FINALMENTE, PEDRO SEGUÍA A JESÚS DE LEJOS. (Mateo 26:58).

Pedro no estaba físicamente lejos de Jesús. Estaba dentro de la casa


del sumo sacerdote Caifás. Él estaba más cerca que la mayoría de los
otros discípulos. Pero su corazón estaba lejos. Sentía miedo. El miedo
aprisionó el amor en el corazón de Pedro.

Cuando le preguntaron si era uno de los discípulos de Jesús, comenzó


a negarlo (v. 69, 70), dos (v. 71, 72), tres veces (v. 73, 74).

La actitud de indiferencia de Pedro se describe antes de su tercera ne-


gación, cuando la Biblia dice: “Y entrando, se sentó con los alguaciles,
para ver el fin” (v. 58).

Esa es la posición que adoptamos muchos de nosotros cuando veni-


mos a la iglesia. Entramos, nos sentamos, nos cruzamos de brazos y
decimos: “Vamos a ver de qué se trata. Vamos a ver si esta alabanza
es buena. Vamos a ver si el predicador satisface mis exigencias”. Pero
no queremos compromiso. Es más, ya estamos decididos a decir que
no en caso de que alguien pregunte si puede contar con nosotros en
algún ministerio. Lo siento mucho, pero ya tengo otros compromisos.
No puedo comprometerme.

La actitud es la misma que la de Pedro. Y esa actitud de distancia-


miento es la alfombra donde se limpian los pies los que tarde o tem-
prano pasarán por la puerta de la negación de su fe.

Tenemos que elegir hoy estar cerca de Jesús de verdad. Y estar cerca
de Jesús significa estar comprometido con Él y con su iglesia en la
misión de bendecir y salvar a los que todavía están sin esperanza.

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EL ENFRENTAMIENTO
En Lucas 22:60-62 tenemos el relato de lo que sucedió en el momento en
que el gallo cantó.
“Jesús usó dos instrumentos aparentemente insignificantes para
redimir al fracasado discípulo: un gallo y una mirada. El gallo, un
ave común, tuvo solo una función: hacer que Pedro mirara a Je-
sús. Piense en las circunstancias: Jesús estaba atado, con los
labios hinchados por las bofetadas, debilitado, pero ¿en qué pen-
saba?
En no exponer a Pedro. Jesús no podría dirigirse a su discípulo
o llamarlo. Eso hubiera significado poner en riesgo su vida, ade-
más de ser una evidencia ante todos por su debilidad, vergüenza
y traición.
En ese momento no hubo ninguna palabra, solo una mirada en la
cual Jesús concentró toda la gracia del Universo. Aquella mira-
da quemó a Pedro por dentro. Sintió que, aunque había fallado,
siendo vergonzosamente desleal, nada fue capaz de hacer que
el Señor dejara de amarlo” (Pr. Amim Rodor, Meditación Matinal
Encontros com Deus, 31 de mayo de 2014).
¿Qué vio Pedro en la mirada de Jesús?
“En aquel amable semblante, leyó profunda compasión y pesar, pero no
había ira. Al ver ese rostro pálido y doliente, esos labios temblorosos, esa
mirada de compasión y perdón, su corazón fue atravesado como por una
flecha. Su conciencia se despertó. Los recuerdos acudieron a su memo-
ria. [...] También recordó la advertencia: “Simón, Simón, he aquí Satanás
os ha pedido para zarandaros como a trigo; más yo he rogado por ti que
tu fe no falte” (EGW, El Deseado de todas las gentes, p. 659).
¿Y ahora? ¿La historia termina aquí? ¿Pasó el resto de su vida como un
ermitaño, lejos de la gente buscando purificarse? ¿Entró Pedro en la his-
toria como un gran fracasado? ¡NO!
Solo dos meses después, predicó uno de los mayores sermones del cris-
tianismo, y 3.000 personas se convirtieron y fueron bautizadas. Eso nos
enseña que:

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- Nunca debemos usar el fracaso como una excusa para no inten-
tar nuevamente.
- Todos caemos en algún momento, pero lo que debemos hacer es
recordar que no necesitamos permanecer en el suelo.
- Nunca deje que alguien lo llame fracasado o perdedor. El fracaso
es un evento, no una persona. Es algo que usted hace, no algo
que usted es. Sus faltas no deben ser definitivas, su victoria sí.
Su actitud ante una falla determina su altura después de fallar.
- No importa lo que hizo antes o lo que permitió que hicieran con
usted, tampoco lo que hicieron con usted sin su permiso. Lo que
importa es lo que Dios desea hacer con usted ahora: Desea ha-
cerlo una persona FELIZ OTRA VEZ.

CONCLUSIÓN
Nunca vi a un padre presentar a su hijo (o hija) a alguien diciendo así:
“Este es fulano. A los dos años derramó jugo de uva en la alfombra de la
sala; a los siete años arañó mi auto nuevo con su bicicleta; a los catorce
años fracasó en los estudios y repitió el año; a los veinte reprobó el exa-
men para ingresar a la universidad. Se casó porque tuvo un hijo. Ya va por
el tercer matrimonio, pero está ahí”.
Los padres amorosos no siguen recordando los errores pasados de sus
hijos. Y si nosotros, que somos padres pecadores, presentamos a nues-
tros hijos orgullosamente, cuánto más el Señor, nuestro Padre Celestial,
que nos ama y echa nuestros pecados en lo profundo del mar.
¿Hay alguien aquí hoy que se identificó con Pedro y su historia? Si es así,
el Señor Jesús lo mira ahora de la misma manera en que miró a Pedro.
Lo mira con compasión, con amor. Pero Jesús está haciendo más que
eso ahora: lo está llamando hoy para que vuelva. Hoy es el día de volver.
Hoy es el día de la salvación. Hoy es el momento exacto para volver a ser
verdaderamente feliz.
Usted, que acepta ese llamado de Jesús ahora, en su nombre, póngase
en pie y venga aquí a mi lado, pues quiero orar por usted. Quiero pedirle a
Dios que devuelva la alegría a su vida, que devuelva la paz a su corazón.
Venga, Jesús lo está esperando con los brazos abiertos.
(Podemos tener una música especial de llamado y un lindo bautismo).

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