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¡Feliz otra vez!
Autor: Evangelismo de la Unión Peruana del Sur
Dirección:
Enzo Chávez Idrogo
Fari Choque Ortega
Nilton Acuña
Dirección Editorial: Heyssen J. Cordero Maraví
Mayo de 2022
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¡Feliz otra vez!
Nadie puede ser feliz nadando en aguas turbias, después de haber nadado
en aguas cristalinas. Y es que nosotros fuimos creados para ser felices,
para vivir una vida plena, completa y perfecta. Es por eso que cuando
los problemas, las tragedias y la muerte llegan a nuestras vidas, nuestro
ser sufre, se siente a morir; y la razón es simple, nos duele, lloramos, nos
desesperamos y pensamos que no lo soportaremos porque no fuimos
creados ni diseñados para vivir una vida así.
¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Solo hay un lugar, los brazos amorosos de
Cristo. Solo volviendo a la casa del Padre. ¡Únicamente viviendo al lado
de Cristo, podremos ser felices otra vez!
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Sábado
¿Hijos perdidos?
Lucas 15:11-32
INTRODUCCIÓN
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Propósito del mensaje:
La parábola del hijo perdido nos mostrará hasta qué punto puede llegar el
amor de un padre por su hijo que se perdió.
Aplicación:
El padre no hace excepción de nadie. De ningún hijo. No hace diferen-
cias y les bendice sin importar lo que sus hijos harán en el futuro con
lo que él les da. Jamás pienses que Dios es injusto. No. Muy por el
contrario Dios te dará aunque no te lo merezcas.
Como padre Dios te conoce. Sabe tus intenciones. Sabe con qué in-
tensiones le sirves. Sabe tu corazón. Es tu padre, ¿y qué padre conoce
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a su hijo? El padre sabía que su hijo se iría lejos y malgastaría sus bie-
nes. Lo conocía. Y también sabía que su hijo mayor, si bien es cierto
no se había ido, pero tampoco era el hijo según su corazón. Quizás no
tenía fuerzas ni el valor para irse lejos.
Aplicación:
¿Qué de bueno podemos hacer lejos de la casa del Padre? ¿A dónde
podemos llegar lejos de los brazos de Dios? ¿Hasta qué punto
podemos llegar si decidimos soltarnos de la mano de Dios? Si
decidimos marcharnos lejos del padre, lo único que haremos será
malgastar nuestra vida, nuestra salud, nuestros años; para que
finalmente vivamos como jamás imaginamos vivir. Y es que tú no te
puedes imaginar hasta dónde puedes llegar si te alejas de Dios. Nadie
que se alejó de Dios terminó bien.
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La Biblia dice que este muchacho terminó comiendo comida de cer-
dos. Su problema era que malgastaba todo. El texto dice que tenía
trabajo y por tanto tenía una remuneración. Solo que al parecer tenía
deudas porque no se explica de otra manera, cómo termina en tal
punto.
Aplicación:
Nadie puede ser feliz nadando en aguas turbias y sucias después de
haber nadado en aguas limpias y cristalinas. Tú no podrás ser feliz
lejos de Dios. No intentes ser feliz lejos de Dios porque no existe fe-
licidad plena lejos de Él. Hoy es el día de volver a Jesús. Tú conoces
el camino. ¿Fuiste adventista o cristiano de niño? ¿Asistías al club de
conquistadores? ¿Fuiste dedicado al Señor por tus padres? ¿Estu-
diaste en un colegio adventista? Vuelve a casa hoy.
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IV. HIJO MALO, PADRE BUENO, “ESTE MI HIJO ESTABA MUERTO Y HA
VUELTO A LA VIDA; ESTABA PERDIDO Y HA SIDO HALLADO” (v. 24).
El hijo perdido volvió a casa. Estaba perdido, y fue hallado. Acá po-
demos notar que el padre usa el término “ha sido hallado”. Si leemos
bien el texto aparentemente, el padre no lo buscó, al menos no dice
eso la Biblia. Sin embargo, el hecho de que diga “el mejor vestido,
el anillo y las sandalias” indican que el padre ya estaba preparado
para su retorno. El padre sabía que su hijo volvería. Y es que el padre
es padre. Sabía que su rebeldía se acabaría. Sabía que su hijo solo
encontraría desgracia lejos de él. Por eso creo que el padre lo buscó,
pero no lo halló. ¿Por cuánto tiempo lo buscó? Días, meses, años…
Iniciamos diciendo que así como la oveja perdida fue buscada y ha-
llada por el pastor, así también la moneda fue buscada y hallada por
la mujer. Del mismo modo, aunque la Biblia no lo dice, el padre pasó
tiempo buscando a su hijo. Solo que no lo encontró. Pero siempre
supo que su hijo volvería y él lo estaría esperando con los brazos
abiertos.
El hijo sabe que es malo. No merece nada, pero también sabe que su
padre es bueno. Acá empieza el cambio. El retorno a casa. Cuando
nosotros reconocemos que somos malos y que Dios es bueno, ahí
Dios empieza el cambio en nuestras vidas.
Aplicación:
¿Dónde estás tú? Dios siempre busca. La Biblia es un libro de lla-
mado y búsqueda constante. Desde el Génesis al Apocalipsis Dios
siempre busca. Te busca y te llama. Hoy puedes tener la seguridad
de que Dios te está buscando y llamando. Está esperándote con los
brazos abiertos. No vagues más por esta vida sin esperanza. Ven
hoy a Jesús.
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tra enojado y le dice al padre que siempre le sirvió, siempre fue obe-
diente y jamás vio una muestra de reconocimiento del padre a través
de una fiesta así. Y muy por el contrario, su hermano menor, el que
no le sirvió sino que se fue de parranda, y malgastó su herencia con
prostitutas, ese hijo rebelde recibe una fiesta.
Acá hay una pregunta que surge, ¿cómo sabía el hijo mayor que
su hermano había gastado su herencia en prostitutas? Es más que
probable que el hijo mayor sabía donde estaba su hermano. Sabía
dónde estaba perdido, y a pesar de eso no lo fue a buscar. No. ¿No le
importaba su hermano? Es por eso que cuando se refiere a su her-
mano él dice: “ese hijo tuyo”. No dice “mi hermano”.
Aplicación:
Existen dos tipos de perdidos. Unos que se van lejos de casa y otros
que están perdidos dentro de la casa del Padre. Así como la moneda
perdida en la casa de la mujer. En realidad la parábola del hijo per-
dido o pródigo es la conclusión de las dos parábolas anteriores. La
oveja está perdida fuera del rebaño y la moneda está perdida dentro
de la casa.
Este hijo mayor estaba perdido dentro de la casa del padre. ¿Dentro
de la iglesia? ¿Es posible estar perdido dentro de la iglesia? Sí. Cla-
ro que sí. Cuando asistes a la iglesia, guardas el sábado, no comes
carne de cerdo, entregas tus ofrendas y diezmos pero ni sabes
porqué lo das o si sabes, lo haces por cumplir. El hijo mayor servía a
su padre y era obediente pero por cumplir, no por amor. No conocía
el amor de su padre, no le conocía realmente. Es por ello que dice en
otras palabras: “Tú eres malo conmigo a pesar de que yo soy bueno”.
Son los que sirven a Dios pero no les interesa las almas afuera. No
les importa en lo más mínimo qué puede estar pasando con “sus
hermanos” allá lejos de la casa del padre.
CONCLUSIÓN
¿Con quién te sientes identificado? Eres tú un hijo malo pero que
tiene un buen padre? ¿O eres tú un hijo bueno pero que cree que Dios
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es malo e injusto? ¿Sientes que Dios es bueno con todos, menos
contigo a pesar de que haces lo mejor de lo mejor?
Es posible que en este momento, tú que me escuchas, estés lejos de
la casa del Padre, lejos de Dios. Tú sientes que has llegado a donde
jamás imaginaste. Has malogrado tus años, tu vida, tu salud y hasta
tu familia. Has perdido buenos tiempos. Has causado lágrimas en
los que más te aman. Quieres volver a Dios, quieres ir a Dios pero
no tienes fuerzas. Sientes que no hay perdón para ti y no mereces
ser llamado hijo de Dios ni siquiera mereces el perdón de Dios por
tantas cosas erradas en tu vida. Hoy te digo amigo querido, hoy tú
puedes tener la seguridad de que no puedes haber ido tan lejos a
donde Dios no pueda llegar a ti. Hoy puedes tener plena seguridad
de que Dios te espera con los brazos abiertos para que vayas a Él
así como estás. Con tus ropas sucias, con la suciedad del pecado
porque Él quiere darte un vestido nuevo, un anillo y sandalias que
significan una vida nueva dentro de su casa.
Llamado:
¿Dónde estás tú? ¿Estás lejos de Dios? Ven a Él. ¿Estás en la iglesia
pero sientes que no eres feliz? ¿Estás en la iglesia pero sientes
que nada tiene sentido y la vida que llevas es una rutina religiosa?
Es posible que como el hijo mayor no disfrutes del amor de Dios
estando dentro de la casa. Hoy te digo a ti, entiende que Dios te ama
y te ama mucho. A ti te dice: “Todo lo que tengo es tuyo”. Y es que
debes aprender a disfrutar la vida. Disfrutar de la mano de Dios. Eso
es vida plena, vida en abundancia.
¿Aceptas?
Oremos.
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Pr. Heyssen Cordero Maraví
Evangelista – Unión Peruana del Sur
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Domingo
INTRODUCCIÓN
Un soldado japonés de la Segunda Guerra Mundial llamado Hiro Onoda,
regresó a la civilización en 1974, luego de 29 años de total aislamiento.
Permaneció escondido en la isla de Morotai, Indonesia, sin saber que la
guerra había terminado. Perdió 29 años de su vida evitando todo contac-
to humano. Cuando se lo encontró tenía 57 años. Y estaba vestido con
los retazos que aún quedaba de su uniforme. Había sobrevivido gracias a
los vegetales que consumían en la isla. ¿Por qué se había escondido de la
raza humana? Por causa del miedo y el terror de la guerra. El temor des-
medido es patológico. Impide vivir una vida normal. Ahí está la persona
que lo padece. Por el contrario, la confianza en Dios elimina toda forma
de temor. Por eso será que Dios, repetidas veces dice: “No temas porque
yo estoy contigo…”. Eso es justamente lo que pasó con nuestros primeros
padres cuando desobedecieron y cayeron en pecado. Tuvieron miedo y se
escondieron de la presencia de Dios.
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Lo más hermoso es que Adán y Eva, tenían una comunicación
directa con su Creador, ellos podían hablar cara a cara con Dios.
En esa conversación, Dios les dijo: Si ustedes quieren vivir para
siempre, obedezcan mis palabras. La orden fue: “De todo árbol
del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y
del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamen-
te morirás” (Gn 2:16, 17). En estos versículos, el Señor les da la
libertad de comer de todo árbol. Ellos, en su libre albedrío, podrían
escoger qué fruto podían comer, eran libres. No obstante, también
se presenta una restricción, no coman del árbol de la ciencia del
bien y del mal, porque si lo comen, van a morir. Dicha prohibición
estaba enmarcada en el amor de Dios, cuando él nos pide que no
hagamos algo, es porque nos ama y quiere nuestra felicidad. Pero
de nosotros depende nuestra obediencia o desobediencia.
Fue así como Adán y Eva, un día caminando por el lindo jardín del
Edén, fascinados con la hermosura de la creación, se separaron y
Satanás, disfrazado de una serpiente tentó a Eva para que comie-
ra del árbol que Dios les había prohibido. Allí comienza la historia
más triste de este mundo. Eva comió del fruto prohibido e invitó
a su marido y cuando abrieron sus ojos “conocieron que estaban
desnudos” (Gn 3:7). Ahora ellos perdieron su estado de inocencia,
sintieron vergüenza; contrariamente, antes “estaban desnudos y
no se avergonzaban” (Gn 2:25). Lo que antes se gozaban de estar
junto a su Creador, ahora ellos sienten miedo de su presencia.
Aplicación:
Así es el pecado, al comienzo parece bonito, parece rico, y hasta
agradable, pero sus consecuencias son terribles, son amargas,
catastróficas. Cuando se abren nuestros ojos, nos damos cuenta
de nuestra miseria, de nuestra condición deplorable. El pecado
nos aleja de Dios, nos separa de nuestro Creador. Una vez lejos,
nuestra vida se convierte en un caos. Tal vez en esta oportuni-
dad estoy hablando para alguien que cayó en pecado, cayó en los
engaños del enemigo, y ese pecado te está destruyendo, te está
matando poco a poco. Te sientes solo (a), tienes vergüenza por
todo lo que has hecho. Piensas que ya no hay perdón para ti, que
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Dios no te va a perdonar, y por eso decidiste “esconderte de su
presencia”. No obstante, quiero decirte una buena noticia: Dios
te ama, y jamás te deja solo, él toma la iniciativa y va a buscarte.
Eso fue lo que hizo con Adán y Eva, mientras ellos se escondieron,
Dios fue a su encuentro. El texto dice: “Mas Jehová Dios llamó
al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Gn 3:9). Esta pregunta
es muy importante, porque ayuda al ser humano a reconocer su
condición, nos ayuda a examinarnos para saber qué hemos he-
cho.
Otra de las excusas que Adán y Eva colocaron fue: “tuve miedo…”.
Es así como el miedo nos lleva a lugares que nunca hemos esta-
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do. Muchas veces, por miedo al qué dirán de la gente, tratamos
de resolver nuestro pecado por nuestros propios medios, trata-
mos de luchar con nuestras propias fuerzas; pero es en vano, no
podemos solucionar nuestra condición solos. Necesitamos que
Dios nos ayude a salir del hoyo en que estamos metidos.
Aplicación:
El miedo paraliza los sueños, el miedo no nos deja avanzar. El
miedo nos lleva al fracaso. Dios puede hacernos libres del miedo
que produce el pecado. Ven a él, no te detengas, entrégale tus
miedos, entrégale tus excusas, entrégale tus fracasos, solo Dios
tiene la solución. El Señor dice: “Venid luego, dice Jehová, y este-
mos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como
la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana” (Is 1:18). Esa es la invitación de
Dios. Te pregunto ¿cuál será tu respuesta?, ¿continuarás huyen-
do y buscando excusas?
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Hubo un personaje de la Biblia que “se levantó para huir de la pre-
sencia de Jehová” (Jon 1:3). No hay lugar donde Dios no te pueda
alcanzar. No hay pozo tan hondo desde donde Dios no te pueda
sacar. Ya no huyas, ya no te escondas. Deja tus pecados, deja tus
excusas y ven Cristo ahora.
Dios sabe lo que has hecho, él sabe lo que estás pensando y co-
noce lo más profundo de ti. Él quiere ayudarte y quiere salvarte,
ya no te escondas de su presencia.
CONCLUSIÓN
Esta mañana, a la luz de la Biblia, hemos visto que Dios siempre toma la
iniciativa de buscar al ser humano. Que no importa dónde estemos, él va a
nuestro encuentro para ayudarnos. Jamás nos deja solos en nuestra des-
gracia. También comprendemos que cuando Dios nos llama no podemos
poner excusas ni buscar culpables, más bien debemos reconocer nuestra
condición e ir a su encuentro. Finalmente, entendemos que no hay lugar
ni espacio donde podamos escondernos de la presencia de Dios.
Llamado
Miles de años más tarde la pregunta que le hizo Dios a nuestros primeros
padres sigue resonando en nuestros corazones: ¿Dónde estás tú? ¿Cómo
estás? ¿Estás triste, tienes miedo, no sabes qué hacer ni a dónde ir? Este
es el momento para que vayas a los brazos de Cristo, él siempre te espe-
ró. Ríndete a sus pies. Ya no huyas más. ¿Qué estás esperando? Leván-
tate y toma la decisión de entregar tu vida a Jesús mediante el bautismo.
Es ahora o nunca.
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Lunes
¿Qué haces aquí?
1 Reyes 19:9-18
INTRODUCCIÓN
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El pueblo se ha dado a la idolatría. Estos son los factores externos o
ambientales de la depresión. Luego tenemos factores internos, como
la sensación de soledad, aislamiento e incomprensión. Dios quería
hablar con Elías, es por eso por lo que le dice: ¿Qué haces aquí, Elías?
La pregunta debe haber sido punzante para Elías. Sin embargo, esa
era necesariamente la pregunta que él necesitaba considerar.
Aplicación:
¿Habrá alguien que quiere depositar su confianza en el Señor y evitar
o salir de la depresión?
II. FRENTE A LAS DIFICULTADES, DIOS ESTÁ AHÍ (V. 11, 12).
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El silbo apacible de Dios hablando al corazón humano es en realidad
más poderoso que las demostraciones externas de poder o demos-
traciones del juicio de Dios. “No fue mediante grandes manifestacio-
nes del poder divino, sino por ´un silbo apacible´, cómo Dios prefirió
revelarse a su siervo. Deseaba enseñar a Elías que no es siempre la
obra que se realiza con la mayor demostración la que tiene más éxito
para cumplir su propósito” (PR, 124).
Aplicación:
¿Habrá alguien que quiere reconocer que Dios siempre está en medio
de nuestras dificultades?
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Aplicación:
¿Habrá alguien que quiere escuchar las soluciones de Dios frente a
las dificultades?
CONCLUSIÓN
Hoy vimos que como seres humanos muchas veces enfrentaremos cua-
dros de depresión. También vimos que Dios siempre está ahí cuando es-
tamos deprimidos y finalmente entendimos que en Jesús está la solución
a nuestros problemas.
Llamado
¿Habrá alguien que quiere aceptar en su corazón a Jesús que es la
respuesta a nuestras dificultades humanas?
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Martes
¿Qué quieres que te haga?
Marcos 10:46-52
INTRODUCCIÓN
Bartimeo era hijo de Timeo (v.46), es decir tenía una familia, amigos,
un entorno social que lo conocía. El problema estaba en su condi-
ción, pues era ciego, y las limitaciones de su ceguera posiblemente
rompieron su entorno social. Precisaba de ayuda, atención, com-
prensión, algo que tal vez su familia y amigos se cansaron de hacer
a tal punto de abandonarlo. Es en esta situación que la única opción
que encontró fue la de dejar su hogar, mendigar junto al camino, en
medio del polvo, el sol, la lluvia y el desprecio de las personas por su
condición. Aunque era hijo, vivía mendigando esperando la miseri-
cordia de las personas.
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Aplicación:
Actualmente existe también una ceguera espiritual (Ap. 3:17) que
lleva a muchas personas a sufrir por sus equivocaciones, por sus
miedos, o por la insensibilidad de lo que ocurre en su entorno y su
propia vida. La palabra de Dios menciona que el pecado tiene la pro-
piedad de llevarnos a pasar por alto las advertencias de Dios (Is.
42.20), sumergiéndonos más y más en errores pasados (2 Pd 2:9)
de tal forma que nuestra condición termina siendo cada vez más
lamentable.
Aplicación:
Puede ser que el pecado que nos haya apartado de nuestros seres
queridos, nuestros sueños de vida, la salud, el trabajo, la familia, etc.,
pero lo que nunca podrá lograr el pecado, es separarnos del amor de
Dios.
La palabra de Dios dice que Jesús sigue recorriendo los hogares (Ap.
3:20), procurando restaurar vidas, familias y lo único que necesita
es que vayamos a él, incluso cuando la multitud nos impida llegar a
Jesús.
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de culpa carcome tu vida, Jesús dice: ¡Venid! (Is. 1:18). Las personas
no creen más en ti, Jesús envía a decirte: “Ten confianza; levántate,
te llama” (Mr. 10:49).
Aplicación:
Ser conscientes de nuestra situación no basta para la solución a
nuestros problemas. Muchas personas hoy se conforman con so-
brevivir, cargando sus luchas, su tristeza, su dolor, su sufrimiento
pensando incluso que para ellos ya no hay solución.
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CONCLUSIÓN
Llamado
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Miércoles
¿Quieres ser sano?
Juan 5: 1-9
INTRODUCCIÓN:
El Cáncer, Alzheimer, Diabetes, Asma, SIDA, el Covid-19, entre otras, son
enfermedades incurables, si tendríamos alguna de ellas, solo podríamos
tratarlas, mas no conseguir la sanación completa. En esta oportunidad
estudiaremos la historia de un hombre que tuvo la oportunidad de ver
cristalizada en su vida la sanidad total no solo de una condición de salud
incurable, sino que se encontró con la persona Sanidad, Cristo Jesús.
La palabra sano, sanidad, se traduce también como “ser hecho completo”.
Desde el punto de vista de la Organización Mundial de la Salud, la salud
es una perfecta armonía psicoemocional y física. Algunos especialistas
en salud, agregan el elemento espiritual como necesario en esta armonía.
La salud se define como un bienestar integral, y si definimos la palabra
“bienestar” no es otra cosa que “estar bien con” (CONSIGO MISMO, CON
LA COMUNIDAD O MI ENTORNO SOCIAL, Y CON LA NATURALEZA).
Propósito del mensaje:
Hacer que la Iglesia decida buscar la salud total en Cristo Jesús.
I. TENDRÁS SALUD CUANDO ENTRES POR LA PUERTA DE LAS OVE-
JAS (V. 1-3).
La puerta de las ovejas era una de las puertas que estaban en el muro
de Jerusalén, y cerca de la puerta de las ovejas estaba el estanque de
Betesda, el nombre Betesda significa: Casa de misericordia. Muchas
personas enfermas con variadas dolencias estaban en el estanque
de Betesda, pero sus vidas no cambiaban, sus enfermedades no se
sanaba, aunque estaban en una casa de misericordia.
Aplicación:
En la actualidad millones de personas están en sus propias Betesda, en
la casa de misericordia llamada religión, en la casa de misericordia lla-
mada hospital, en la casa de misericordia llamada iglesia, están bajo los
cuidados de una casa de misericordia llamada familia, están en la casa
de misericordia llamada organizaciones religiosas y de caridad, pero no
encuentran salud total, sus vidas no son transformadas.
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Pero tenemos que darnos cuenta de que muchas personas están cerca
de la puerta de las ovejas, pero no entran por ella, están en Betesda,
pero no han entrado por la puerta de las ovejas y por eso su vida no
puede cambiar, su enfermedad no puede ser sanada, su vida no puede
ser restaurada.
Aplicación:
Muchas personas se han vuelto buscadores, andan de iglesia en igle-
sia, de evento en evento, de campamento en campamento, de retiro en
retiro, buscando una experiencia, buscando un toque, buscando “algo”
que les haga sentir el poder de Dios en ellos.
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die que lo metiera en el estanque, 38 años olvidó que Dios es más pode-
roso que cualquier hombre, 38 años olvidó que los milagros vienen de
Dios y no de los hombres.
Aplicación:
Posiblemente al igual que este paralitico tú llevas muchos años luchan-
do con alguna dolencia, enfermedad, o mal hábito, sientes tal vez que
nadie te entiende o apoya. Pero Dios nos entiende, y él quiere sanarte, él
quiere ayudarte, quiere salvarte, transformar tu vida, y darte salud total.
Busca hoy a Dios, pon tu vida en sus manos, y verás que tu vida será
transformada, que tu vida será restaurada.
Aplicación:
Tu vida verdaderamente puede cambiar hoy, es por eso que Jesús hoy
nos dice ¡levántate y anda!
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Óscar A. Flores Martínez,
En línea: https://elblogdelpastoroscarflores.com/2018/07/05/hoy-tu-vida-puede-cambiar/
Adaptado por: Pr. Daniel Solano Prieto - Evangelista APC
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Jueves
¿Crees esto?
Juan. 11:25-27
INTRODUCCIÓN:
Procurar comprender que sólo los que fijan su fe en Jesús y creen en sus
maravillosas promesas durante el período en su peregrinación terrenal,
pueden esperar grandes recompensas en esta tierra y recibir la vida eter-
na en aquel día glorioso.
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Jesús prometió la vida eterna para los que creen en Él. Jesús prometió
una vida igual a la que tienen las personas vivas y que están en este
mundo. Jesús prometió una vida sin fin exenta de pecado. Jesús eligió
a su amigo Lázaro para ofrecer esa prueba real a toda la humanidad.
Lo resucitó cuando ya estaba hediendo. De un cuerpo completamente
descompuesto, a uno restaurado físicamente y reactivado con la mis-
ma vida que tuvo antes de morir. Esa es la promesa.
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a. Sí Señor
b. Tú eres el Cristo
c. El Hijo de Dios
La compasión de Jesús al mirar el rostro entristecido y acongojado de
Marta y que no había en ella ánimo de relatar lo sucedido, el Salvador
animó la fe de Marta diciendo: “Tu hermano resucitará”. Cristo destinó
sus palabras a provocar en Marta los pensamientos más allá de la
restauración actual de su hermano para que los fijara en la resurrec-
ción de los justos. Esto lo hizo para Marta y para toda la humanidad
para que pudiese ver en la resurrección de Lázaro una garantía de la
resurrección de todos los justos y la seguridad de que sucedería por el
poder del Salvador (DTG. 488).
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ángel Gabriel el Señor le dijo que de su vientre saldría el Sal-
vador del mundo y así sucedió. Se preparó, obedeció, confió
y su fe la condujo a ser recompensada.
4. Ana. Aunque era estéril, creyó que Dios tenía el poder para
abrir su vientre y darle un hijo. La naturaleza le había infor-
mado que jamás podría ser madre, pero creyó en la Palabra
de Dios. Su fe fue recompensada. De su vientre nació uno de
los más grandes hombres que ha tenido el mundo, su nom-
bre fue Samuel.
CONCLUSIÓN
Mi querido amigo, deja de pensar en la sola posibilidad humana; abre el
espacio de tu corazón y de tu mente para las obras de Dios. Cuando ya
nada puedas hacer, cuando llegas al territorio donde tu paso ya no pue-
de avanzar, donde todos tus sueños se desvanecen, donde tu canto es
solamente un lamento y donde todo lo que quieres ya no lo deseas más,
Dios todavía puede reanimarte. Y, cuando llegues al hoyo de la muerte,
Dios abre una salida, brillante, permanente; vida eterna. Las promesas de
Jesús no son vacías, vacío era el sepulcro porque Jesús levantó a Lázaro.
La Palabra de Dios es verdad, es pura, es confiable, es firme, es digna de
creer en ella. ¡Acéptala!
Llamado
Dios quiere darte la alegría más limpia, la más tierna, la más intensa, la
alegría de la fe. Dios quiere que primero creas en Él para luego ver. “No ver
para creer” porque es sinónimo de duda. ¿Deseas creer en las promesas
de Dios, aunque no las percibas? ¿Deseas entregar tu vida en las manos
de Jesús, aunque no lo veas? ¿Deseas ser bautizado, aunque no lo sien-
tas? Cree solamente.
Amén.
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Pr. Edwin Chiroque
Evangelista – Misión Andina Central
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Viernes
¿Seré salvo?
(Marcos 10:17)
INTRODUCCIÓN
Nunca fue expresada una pregunta más importante. En los días de hoy
hay millares de jóvenes que también están preocupados con estos impor-
tantes asuntos. Hoy, el 74 % de lo jóvenes dicen que están confundidos,
no saben qué hacer, por dónde seguir. La sociedad les dice: “pueden
hacer lo que quieran, cuando quieran y con quien quieran”, pero la Biblia
inspirada por Dios dice: “Hijo, ten cuidado, no todo lo que la vida ofrece va
a ser lo mejor para ti”.
Los jóvenes de nuestros días también están preocupados, ellos también
se están preguntando: “Señor, ¿qué debo hacer para ser salvo?”.
Jesús pregunta:
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- ¿Sabes los mandamientos?
Este joven podría haber sido uno de los grandes líderes de la iglesia, po-
dría tener un libro del Nuevo Testamento con su nombre, pero le faltaba
algo, y Jesús sabía qué era.
Querido amigo: si está faltando alguna cosa en tu vida, Jesús sabe lo que
es, y, por lo tanto, deja que Él te ayude en este momento.
Le recordé la historia de Jesús con el joven rico, el dilema era el mismo. Los
jóvenes son realmente sinceros, pero muchas veces no buscan las respues-
tas en el lugar apropiado, sólo en Jesús está la respuesta a esta pregunta.
El joven rico lanza otra pregunta a Jesús:
- “Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres,
y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme tomando tu cruz”.
(Mr. 10: 21)
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Noten la manera cómo Jesús trató a este joven: lo trató con cariño, con
amor, mostró comprensión. Aquí está el secreto del gran poder de Jesús
sobre nuestra vida. Él amaba, Él ama a las personas. Él te ama a ti. Él
comprende las luchas que hay dentro de tu corazón. Él sabe si en este
momento te sientes perdido, confundido, triste, sabe los deseos y ansias
de tu alma y está listo para ayudarte, así como estuvo dispuesto a ayudar
al joven rico dos mil años atrás.
Cristo sabía lo que le faltaba al joven, pero deseaba que él mismo lo des-
cubriese. Le faltaba sólo una cosa; “vete, vende todo”... Le faltaba el amor
de Dios en el alma, se amaba a sí mismo, a los amigos. Quería la vida
eterna ilusionándose a sí mismo. Pensó que había observado los man-
damientos, pero no lo hizo.
Cristo pidió que el joven abandonase sólo aquello que estaba entre él y
su Señor, aquello que estaba siendo su ruina. Querido amigo: Cristo te
pide en este momento que abandones aquello que todavía está haciendo
la separación entre tú y Dios. Tal vez sea el egoísmo, la mentira, las pelí-
culas, vídeos. El tesoro de este joven estaba en esta tierra, se preocupaba
mucho por su posición. ¿Cómo voy a vender todo e identificarme con los
pobres e incultos pescadores, cristianos que son odiados, despreciados?
El orgullo lo destruyó.
Esta puede ser la razón de nuestra caída. Todo lo que nos absorba en
esta vida y excluya a Dios, ya sean amistades, placeres, hábitos, un ídolo,
todo eso necesita ser entregado, si queremos tener la seguridad de la vida
eterna. Lo que sucede con los jóvenes y con todos los hijos de Dios es
que nos encantamos con los placeres y amistades de este mundo. Nues-
tras actividades diarias nos distancian de Dios. Podemos haber sido
criados en un hogar muy cristiano, podemos cumplir legalmente todos
los requisitos y principios, pero si el amor a Dios no estuviere en primer
lugar, va a continuar faltando alguna cosa en nuestra vida.
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III. LA ENTREGA COMPLETA
Mientras Cristo conversaba con este joven, esperaba que este cediese a
la invitación del Espíritu Santo. El joven rico no quiso renunciar al tesoro
terrestre, que era visible, por el celestial, que no podía ver. Era arriesgar
demasiado. Rechazó el ofrecimiento de la vida eterna y se fue.
Millares están pasando por esta prueba, pesando a Cristo contra el mun-
do, y muchos son los que escogen la vida con todo lo que ella ofrece. ¿Ya
has pensado lo que significa decirle “no” a Jesús?
Los bienes, las riquezas que habían sido confiadas al joven eran para de-
mostrar que podía ser un fiel mayordomo y debían ser utilizadas para
beneficio de los necesitados. De esa forma hoy Dios deposita bienes y
riquezas en poder de los hombres, para que sean instrumentos suyos en
ayudar a los necesitados.
CONCLUSIÓN:
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Acepta la invitación de Dios, Él te ama mucho, no des valor a lo poco que
tienes en esta tierra, e intenta contemplar lo que está siendo reservado
para ti en la eternidad. No vale la pena cambiar un poco de esta tierra
por mucho en la eternidad, entrégate hoy a Jesús y dale tu vida a través
del bautismo. Hoy puedes renacer para la salvación, para la eternidad,
ven adelante en el nombre de Jesús y bautízate para el perdón de tus
pecados, ven a Jesús, Gloria a Dios por las decisiones de todos ustedes.
Oremos.
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Pr. Enrique Cárdenas
Evangelista MSOP
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Sábado
Pedro, feliz otra vez
INTRODUCCIÓN
El que dijo “no te negaré” (Mat. 26:35), fue el mismo que momentos des-
pués dijo “no conozco al hombre” (Mat. 26:72).
Pero, ¿cómo sucedió eso? ¿Qué pasos dio Pedro para llegar a ese punto?
¿Cómo lo trató Jesús? ¿Qué hizo Cristo con Pedro, por él y a través de él?
Estudiaremos sobre Jesús y su amor por nosotros a través de la increíble
historia de Pedro, que hasta hoy es un ejemplo de compromiso y amor por
la causa de Dios.
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II. DURMIÓ CUANDO DEBÍA VIGILAR. (Mateo 26:40)
El segundo desafío de Pedro está descrito en Mateo 26:40, 43.
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Pedro creía que lo mejor en ese momento era “defender” a quien, se-
gún él pensaba, estaba en peligro. Pero estaba tan ciego que no veía
quién realmente era el que estaba en peligro esa noche. Cristo estaba
tranquilo, calmado y seguro de sus decisiones. Pedro sentía miedo y
estaba totalmente inseguro sobre lo que iba a suceder.
Tenemos que elegir hoy estar cerca de Jesús de verdad. Y estar cerca
de Jesús significa estar comprometido con Él y con su iglesia en la
misión de bendecir y salvar a los que todavía están sin esperanza.
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EL ENFRENTAMIENTO
En Lucas 22:60-62 tenemos el relato de lo que sucedió en el momento en
que el gallo cantó.
“Jesús usó dos instrumentos aparentemente insignificantes para
redimir al fracasado discípulo: un gallo y una mirada. El gallo, un
ave común, tuvo solo una función: hacer que Pedro mirara a Je-
sús. Piense en las circunstancias: Jesús estaba atado, con los
labios hinchados por las bofetadas, debilitado, pero ¿en qué pen-
saba?
En no exponer a Pedro. Jesús no podría dirigirse a su discípulo
o llamarlo. Eso hubiera significado poner en riesgo su vida, ade-
más de ser una evidencia ante todos por su debilidad, vergüenza
y traición.
En ese momento no hubo ninguna palabra, solo una mirada en la
cual Jesús concentró toda la gracia del Universo. Aquella mira-
da quemó a Pedro por dentro. Sintió que, aunque había fallado,
siendo vergonzosamente desleal, nada fue capaz de hacer que
el Señor dejara de amarlo” (Pr. Amim Rodor, Meditación Matinal
Encontros com Deus, 31 de mayo de 2014).
¿Qué vio Pedro en la mirada de Jesús?
“En aquel amable semblante, leyó profunda compasión y pesar, pero no
había ira. Al ver ese rostro pálido y doliente, esos labios temblorosos, esa
mirada de compasión y perdón, su corazón fue atravesado como por una
flecha. Su conciencia se despertó. Los recuerdos acudieron a su memo-
ria. [...] También recordó la advertencia: “Simón, Simón, he aquí Satanás
os ha pedido para zarandaros como a trigo; más yo he rogado por ti que
tu fe no falte” (EGW, El Deseado de todas las gentes, p. 659).
¿Y ahora? ¿La historia termina aquí? ¿Pasó el resto de su vida como un
ermitaño, lejos de la gente buscando purificarse? ¿Entró Pedro en la his-
toria como un gran fracasado? ¡NO!
Solo dos meses después, predicó uno de los mayores sermones del cris-
tianismo, y 3.000 personas se convirtieron y fueron bautizadas. Eso nos
enseña que:
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- Nunca debemos usar el fracaso como una excusa para no inten-
tar nuevamente.
- Todos caemos en algún momento, pero lo que debemos hacer es
recordar que no necesitamos permanecer en el suelo.
- Nunca deje que alguien lo llame fracasado o perdedor. El fracaso
es un evento, no una persona. Es algo que usted hace, no algo
que usted es. Sus faltas no deben ser definitivas, su victoria sí.
Su actitud ante una falla determina su altura después de fallar.
- No importa lo que hizo antes o lo que permitió que hicieran con
usted, tampoco lo que hicieron con usted sin su permiso. Lo que
importa es lo que Dios desea hacer con usted ahora: Desea ha-
cerlo una persona FELIZ OTRA VEZ.
CONCLUSIÓN
Nunca vi a un padre presentar a su hijo (o hija) a alguien diciendo así:
“Este es fulano. A los dos años derramó jugo de uva en la alfombra de la
sala; a los siete años arañó mi auto nuevo con su bicicleta; a los catorce
años fracasó en los estudios y repitió el año; a los veinte reprobó el exa-
men para ingresar a la universidad. Se casó porque tuvo un hijo. Ya va por
el tercer matrimonio, pero está ahí”.
Los padres amorosos no siguen recordando los errores pasados de sus
hijos. Y si nosotros, que somos padres pecadores, presentamos a nues-
tros hijos orgullosamente, cuánto más el Señor, nuestro Padre Celestial,
que nos ama y echa nuestros pecados en lo profundo del mar.
¿Hay alguien aquí hoy que se identificó con Pedro y su historia? Si es así,
el Señor Jesús lo mira ahora de la misma manera en que miró a Pedro.
Lo mira con compasión, con amor. Pero Jesús está haciendo más que
eso ahora: lo está llamando hoy para que vuelva. Hoy es el día de volver.
Hoy es el día de la salvación. Hoy es el momento exacto para volver a ser
verdaderamente feliz.
Usted, que acepta ese llamado de Jesús ahora, en su nombre, póngase
en pie y venga aquí a mi lado, pues quiero orar por usted. Quiero pedirle a
Dios que devuelva la alegría a su vida, que devuelva la paz a su corazón.
Venga, Jesús lo está esperando con los brazos abiertos.
(Podemos tener una música especial de llamado y un lindo bautismo).
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