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TEXTURA MUSICAL.

Textura musical es la forma en que los materiales melódicos, rítmicos y armónicos


se combinan en una composición, determinando así la cualidad sonora global de
una pieza. Designa la forma de relacionarse de las diversas voces que intervienen
en una pieza musical.

DESCRIPCIÓN

Con frecuencia la textura se describe en términos de densidad o espesor, de


tesitura,(ver tipos de textura más adelante).[3] La textura de una pieza puede
verse afectada por el número y el carácter de las partes que suenan a la vez, el
timbre de los instrumentos musicales o voces que interpretan esas partes, la
armonía, el tempo y los ritmos utilizados. Los tipos de textura, categorizados en
función del número y la relación de las voces, se analizan y se determinan a través
del etiquetado de los elementos básicos de la textura: la melodía primaria, la
melodía secundaria, la melodía paralela de apoyo, el apoyo estático, soporte
armónico, el soporte rítmico y el soporte armónico y rítmico.

TIPOS DE TEXTURA

En la enseñanza musical determinados estilos o repertorios de música a menudo


se identifican con una de las descripciones de texturas que se darán
seguidamente. Así por ejemplo, el canto gregoriano se describe como monódico,
los corales de Bach son calificados de homofónicos y las fugas de polifónicas. Sin
embargo, una gran parte de los compositores utiliza más de un tipo de textura en
una misma pieza de música. Una simultaneidad sonora conlleva más de una
textura musical teniendo lugar al mismo tiempo y no sucesivamente. Las texturas
musicales principales y más comunes son la monodia o monofonía, la polifonía, la
homofonía, la melodía acompañada y la heterofonía.
MONOFONÍA O MONÓDICA

La textura monofónica o textura monódica está formada por una sola línea
melódica sin acompañamiento alguno.[1] La melodía paralela de apoyo a menudo
dobla o va paralela a la melodía primaria o base.[3] Es decir, todas las voces e
instrumentos que intervengan cantan o tocan simultáneamente la misma melodía,
al unísono o a distancia de octava. Un ejemplo es el canto llano.[1] Otras muestras
de este tipo de textura pueden escucharse en los compases 17-21 del primer
movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven, así como en el comienzo de la
ópera Mathis der Maler de Paul Hindemith. Por otra parte, gran parte de la música
de China, Japón, India, Bali o Java es monofónica.

La discusión recae muchas veces en la consideración de la monofonía como


perteneciente a la clasificación de textura, pues no hay una verdadera
superposición de sonidos de diferente altura. Resulta ilustrativo entonces el
ejemplo del canto llano antifonal, del cual es característica una alternancia entre
dos coros o dos partes de uno, quienes ciertamente entonan una sola línea pero
hay una enorme diferencia de "densidades" contrastantes entre el canto solo y el
colectivo. Es por esto último que cabe señalar la monofonía como un tipo de
textura.

Actualmente la monofonía se conoce también como monodia, pero este término


no siempre fue sinónimo de monofonía sino de melodía acompañada.

HOMOFONÍA

En la textura homofónica las diversas voces se mueven simultáneamente con los


mismos valores rítmicos pero con distintas notas, formando acordes sucesivos.[1]
Por lo general, las texturas homofónicas solo contienen una melodía primaria o
principal.[7] El soporte armónico y el soporte rítmico a menudo se combinan, por lo
tanto según la terminología de Benward y Saker, se etiquetan como soporte
armónico y rítmico.[3] Cuando todas las voces tienen casi el mismo ritmo, la
textura homofónica también puede ser descrita como homorrítmica.[7] Ejemplos:
motete Taedet animam meam de Tomás Luis de Victoria, Ave verum corpus de
Wolfgang Amadeus Mozart, o la mayor parte de los corales a cuatro voces de
Bach.

POLIFONÍA.

En la textura polifónica o textura contrapuntística suenan simultáneamente


múltiples voces melódicas que son en gran medida independientes o imitativas
entre sí, de importancia similar y ritmos diversos.[1] Si las voces se imitan unas a
otras (esto es, cantan o tocan melodías similares pero con cierto retraso unas
respecto de otras) se trata de polifonía imitativa. Un caso estricto de polifonía
imitativa es el canon. Las texturas polifónicas pueden contener varias melodías
primarias o básicas.[3] Es una textura característica de la música renacentista y
también aparece frecuentemente en el período barroco. Un ejemplo es el motete
Versa est in luctum de Alonso Lobo.

NOTA:

Es conveniente tener en cuenta que el término polifonía, tomada en un sentido


amplio, engloba a veces lo aquí definido como homofonía y polifonía.

MELODÍA ACOMPAÑADA

La melodía acompañada, como su nombre indica, está formada por una línea
melódica principal que es acompañada por voces y/o instrumentos que ejecutan
melodías o acordes secundarios. En esta textura existen múltiples voces como en
la polifonía pero solo una, la melodía, destaca de manera prominente y las otras
forman una base de acompañamiento armónico.

El estilo musical de finales del siglo XVI llamado monodia (ligado a la Camerata
Florentina) no utiliza propiamente la textura aquí definida como monódica, sino la
melodía acompañada. Sin embargo, recibió ese nombre ya que, en contraste con
el estilo dominante entonces, era una sola voz la que conducía el discurso musical
sobre un acompañamiento instrumental de acordes.

Es la textura más común en la música occidental. Fue una textura característica


del período clásico que continuó predominando en la música del Romanticismo.
Mientras que en el siglo XX la música popular es casi toda homofónica y gran
parte del jazz también. Sin embargo, las improvisaciones simultáneas de algunos
músicos de jazz crean una verdadera polifonía".[3] Como muestra de esta textura
servirían la gran mayoría de las canciones de música popular (rock, pop…) o el
repertorio flamenco.

HETEROFONÍA

La textura heterofónica es un tipo de textura caracterizada por la variación


simultánea de una sola línea melódica.[8] El término fue acuñado por Platón. En la
actualidad el término se utiliza con frecuencia, sobre todo en etnomusicología,
para describir la variación simultánea, accidental o deliberada, de lo que se
identifica como la misma melodía.[8] En la heterofonía suenan simultáneamente
diversas variantes ornamentales de una misma línea melódica (de base
monódica).[4] Por esto es que, de igual forma que en la monodia, pasa a veces
por algo diferente a una textura y puede entenderse también cómo una manera de
ejecutar una música que es de base monódica. En ocasiones pueden aparecer
simultaneidades de alturas diversas, lo que aún no lo transforma en una trama
polifónica ya que son pasajes que se dan a partir de un solo plano compartido por
todos los ejecutantes.

TEXTURA DE ARMONÍA

Además de los tipos anteriores que son los más comunes, existen otras clases de
texturas no tan habituales como la politemática, la polirrítmica, la onomatopéyica,
la combinada así como texturas mixtas o compuestas.

TEXTURA NO MELÓDICA

La textura no melódica no es muy frecuente y se puede encontrar en algunas


composiciones sobre todo de música académica contemporánea. Esta textura
tiene lugar cuando en una obra musical los sonidos armónicos ocultan o bien
excluyen por completo el contenido melódico de la pieza.[9] De tal manera, que no
pueden distinguirse melodías propiamente dichas. Un ejemplo de esta textura es
la obra Ionisation de Edgar Varèse.

MICROPOLIFONÍA

La micropolifonía es un tipo de textura más reciente, característica del siglo XX. En


palabras de David Cope se trata de «una simultaneidad de diferentes líneas,
ritmos y timbres».[10] La técnica fue desarrollada por György Ligeti, quien la
explicó así: «La compleja polifonía de las voces individuales está enmarcada en
un flujo armónico-musical, en el que las armonías no cambian súbitamente, sino
que se van convirtiendo en otras; una combinación interválica discernible es
gradualmente haciéndose borrosa, y de esta nubosidad es posible sentir que una
nueva combinación interválica está tomando forma». «La micropolifonía se
asemeja a los clústers, pero difiere de ellos en el uso que hace de líneas más
dinámicas que estáticas».

ANÁLISIS MUSICAL.

disciplina que estudia las distintas obras musicales

Idioma

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Se llama análisis musical a la disciplina que estudia las distintas obras musicales,
desde el punto de vista de la forma, de la estructura interna, de las técnicas de
composición o acerca de la relación entre estos aspectos y cuestiones
interpretativas, narrativas y dramáticas. Es una investigación sobre la construcción
formal de la música, tanto en lo que respecta a la subdivisión de temas en frases,
secciones y motivos, y la forma en que se combinan y transforman, así como
también la formación de períodos, el orden de modulación, etc.

Es una de las asignaturas más importantes de las escuelas de música y


conservatorios, surgido en Inglaterra a mediados del siglo XIX.

OBJETIVOS.

Análisis es interpretación, por lo que esta interpretación analítica es hermenéutica


(técnica o método de interpretación de textos), en tanto que deriva del estudio
meticuloso regido por conceptos y especulaciones personales que suelen ser más
instintivas que conscientes, y por otro lado es formalista, es decir que aplica toda
una gama de teorías acerca de la música, técnicas de análisis y procedimientos
compositivos que merecen ser escuchados por derecho propio.

HISTORIA

Si bien antes del siglo XIX no había una sistematización teórica de técnicas de
análisis, el material sobre teoría musical era abundante. Desde los tiempos de
Platón, Aristóteles, Aristoxeno y otros pensadores griegos de la antigüedad,
pasando por filósofos medievales como Boecio, hasta llegar a los escritores de
comienzos del Renacimiento, la especulación sobre la fuerza espiritual y
psicológica de la música trajo consigo un consistente interés por el estudio del
sonido como fenómeno acústico natural a disposición del ser humano para su
manipulación creativa. Hacia finales del siglo XV, con la asimilación del concepto
de compositor como alguien que escribía música para ser interpretada por otros, y
no como un mero intérprete de sus propias obras, hubo entre los teóricos una
creciente tendencia a discutir acerca de composiciones específicas y sus
creadores.

ARMONÍA.

La armonía o harmonía es el estudio de la técnica para enlazar acordes (notas


simultáneas),[1] también engloba conceptos como ritmo armónico. Desde una
perspectiva general, la armonía es el equilibrio de las proporciones entre las
distintas partes de un todo, y su resultado siempre connota belleza. En música, el
estudio de la armonía implica los acordes y su construcción, así como las
progresiones de acordes y los principios de conexión que los rigen.[2] Por lo
general se suele entender que la armonía hace referencia al aspecto «vertical» de
la música (notas simultáneas, que en la partitura se escriben una sobre otra), que
se distingue del aspecto «horizontal» (la melodía, formada por la sucesión de
notas, que se escriben una detrás de otra).[3] En ocasiones la armonía puede ser
desplegada de manera melódica.

DEFINICIONES

Las definiciones habituales de la armonía suelen describirla como la «ciencia que


enseña a constituir los acordes y que sugiere la manera de combinarlos de la
forma más equilibrada, consiguiendo así sensaciones de relajación, sosiego
(armonía consonante), o de tensión y vibraciones hirientes (armonía disonante o
dispuesta)».

Esta diferencia entre sonidos «consonantes» y «disonantes» tiene una base


acústica: todo sonido incluye dentro de sí a varios sonidos que suenan con menor
volumen (el original sería la nota «fundamental» y los menores, sus «armónicos»).
Cuando la combinación de diversos sonidos incluye a varias notas que son
armónicos de la misma fundamental, tales combinaciones serán percibidas como
«consonantes». Este interés por relacionar los conceptos de consonancia y
disonancia con la naturaleza provienen, en su codificación académica, del siglo xx,
y del marco cultural del positivismo. Los autores positivistas, como Helmholtz,
trataron de explicar estos conceptos de consonancia y disonancia —los cuales
resultan fundamentales para el estudio del estilo musical— a partir de la física del
sonido con los mismos presupuestos que los biólogos, físicos y demás científicos
de su época: la idea de que existía una base científica en la naturaleza que podía
ser descubierta y aprovechada para el beneficio y progreso de la humanidad.

Ahora bien, en la percepción humana no solo intervienen factores físicos, sino


también (y sobre todo) factores culturales. Lo que un hombre del siglo xv percibía
como consonante, puede sonar estridente para uno del siglo xxi, y una
combinación de sonidos que sugiere una sensación de reposo a un japonés puede
no sugerírsela a un mexicano. A partir de la década de 1980 comenzó a aparecer
un corpus considerable de estudios centrados en la percepción humana de la
música, no desde el punto de la percepción psicológica —tal y como presenta
Janet Wydom Butler en su manual—, sino desde el punto de vista de su
interpretación por un sujeto que pertenece a una cultura determinada. Tal es el
campo de estudio de la actual psicosociología de la música.

ARMONÍA TONAL O FUNCIONAL

La armoniosa tríada mayor se compone de tres tonos, que sigue este ratio de
frecuencia: 6:5:4.

-Cuando hablamos de melodía nos referimos al aspecto horizontal de la música. -


Cuando hablamos de armonía nos referimos al aspecto vertical de la música, es
decir, a los sonidos simultáneos que llamamos intervalos y acordes. -Cuando
hablamos de tonalidad nos referimos a un conjunto de materiales armónicos que
responde a la atracción gravitatoria de un centro tonal. - Cuando hablamos de
funciones armónicas nos referimos a la manera en que esos materiales armónicos
se relacionan entre sí y respecto a su centro tonal. -Cuando hablamos de armonía
funcional nos referimos al estudio de los diferentes tipos de materiales armónicos,
los distintos sistemas en que pueden agruparse y su comportamiento funcional
dentro de ellos.

Aunque resulta incómodo intentar una definición de tonalidad, podemos decir que
es un sistema de organizar las alturas (notas) de los sonidos, sistema que imperó
durante unos tres siglos como sistema único, siendo usado por barrocos, clásicos
y románticos.
Esto no nos acaba de decir lo que es la tonalidad: lo que la caracteriza
fundamentalmente es que en este sistema las alturas de los sonidos están
sometidas a una jerarquía, en la que hay un sonido principal del que dependen
todos los demás, que a su vez no tienen especial significación salvo por su
relación con el principal.

GRADOS.

Toda tonalidad tiene siete grados, cuyos nombres son:

I (tónica, la nota fundamental, la que da el tono)

II (supertónica)

III (modal, si está a dos tonos de la tónica -tonalidad mayor-, o mediante, si se


halla a tono y medio de la tónica -tonalidad menor-)

IV (subdominante)

V (dominante, la que aparece de manera más recurrente en la melodía)

VI (superdominante, aunque es más efectiva a efectos estructurales la


denominación submediante)

VII (sensible, si está a un semitono de la tónica -tonalidad mayor-, o modal, si está


a un tono de la tónica -tonalidad menor-)

FUNCIONES.

Cada uno de estos grados cumplirá una función tonal, determinada por su relación
y gravedad con el centro. Las funciones clásicas son las de Tónica -representada
por el I grado -, Dominante - representada por el V grado - y Subdominante -
representada por el IV grado-. Los demás tiene una relación con estas funciones
dependiendo del teórico que las clasifique.

CLASIFICACIÓN

Los acordes pueden clasificarse en:

perfectos mayores, cuando presentan un intervalo de tercera mayor (dos tonos


sobre la tónica) y quinta justa (tres tonos y un semitono sobre la misma tónica),

perfectos menores, que tienen una tercera menor (un tono y un semitono) y una
quinta justa,

disminuidos, que tienen una tercera menor y una quinta disminuida (dos tonos,
dos semitonos) y

aumentados, que tienen una tercera mayor y una quinta aumentada (tres tonos y
dos semitonos).

En una escala de modo mayor, el I, IV y V grado son acordes perfectos mayores,


el II, III y VI acordes perfectos menores, y el VII un acorde disminuido.

En una escala de modo menor, el I y IV grado son acordes perfectos menores, el II


y VII son acordes disminuidos (visto que, en la escala menor armónica, al VII
grado se le aumenta medio tono) y el III es aumentado (por lo mismo). Los grados
restantes se omiten, pues serían mayores.

Los mejores grados o grados tonales son el I, IV y V. Los grados menos


importantes o débiles son el II y el VI. Los grados muy débiles son el III y el VII.
Lo básico para enlazar acordes es hacerlo en estado fundamental, sin
preocuparse de la musicalidad. Una forma de enlace entre acordes es guardando
notas comunes, es decir, una nota del primer acorde se repite en el segundo (se
puede alargar la del primero, manteniéndola mediante una ligadura). El resto de
notas que forme el acorde deberá de moverse hacia un intervalo lo más próximo
posible. Otra forma de enlazar acordes es no guardar notas comunes, en cuyo
caso el movimiento que lleve la nota principal, idealmente, será opuesto al que
realice el resto de notas que tenga el acorde. Se consigue más musicalidad al
haber un dinamismo (movimientos contrarios) en el movimiento de las notas del
acorde, es decir, si unas ascienden, que desciendan las otras, y viceversa. La nota
principal del acorde corresponde a la voz del bajo, y el resto no tiene una jerarquía
fija. Al tratarse de 4 voces (que de abajo hacia arriba serán llamadas bajo, tenor,
alto y soprano), los acordes se pueden enlazar de distinta manera dependiendo
del uso que se quiera hacer de ellos.

TENSIÓN Y REPOSO.

Desde hace varios siglos se descubrió que algunas combinaciones de acordes


producen una sensación de tensión mientras que otras producen reposo. Algunos
acordes, en un determinado contexto, tienen un sentido conclusivo y otros un
sentido transitorio (aunque en realidad esto es relativo y depende de su relación
con el conjunto de la composición). En la música académica europea (desde el
final del siglo xvii hasta comienzos del xx), hasta el oído menos cultivado puede
distinguir cuándo está próximo o distante el final de una frase musical.

La armonía tradicional de los estilos renacentista, barroco, clásico y romántico se


conoce como armonía tonal, ya que está basada en el sistema tonal, teniendo una
fuerte función estructural, siendo determinante en la forma musical de una
determinada composición.

A partir del período romántico (siglo xix), empieza a utilizarse con más fuerza el
valor colorista de la armonía, debilitando paulatinamente la función estructural de
la armonía tonal, e introduciendo cada vez más modalismos, proceso que culmina
con la aparición de compositores impresionistas, nacionalistas y experimentalistas
(atonalidad, dodecafonismo, etc.) que utilizarán una armonía más libre y modal.

EN LA MÚSICA POPULAR

La música popular urbana más difundida en la actualidad tiene, en su mayoría,


una construcción tonal. Esta puede variar en complejidad, y en muchos casos
presenta tintes modales. Por ejemplo, está el caso de la chacarera, que a veces
usa el modo dórico, o el del flamenco, que utiliza el modo frigio (cadencia
andaluza).

AUTOR.

Literalmente es "el que hace". Puede entenderse igual que "compositor". Sin
embargo, en muchas ocasiones, también se dice del que tiene la idea básica,
especialmente la melodía, y deja el resto del trabajo a otros. Es el caso de Charles
Chaplin, que fue autor de la música de muchas de sus películas aunque no sabía
de música. Cantaba o silbaba las melodías a un ayudante que las arreglaba y las
escribía. Arreglista. Implica la transformación de una idea musical.

ARREGLO
Se aplica especialmente a transformar una obra para ser interpretada por otros
instrumentos o voces diferentes a las originales.

ARMONIZADOR

Dentro del "arreglo" implica la armonización de una melodía, es decir, crear el


acompañamiento sonoro con las técnicas de la armonía.

ORQUESTADOR

También dentro del "arreglo". Solo añade a la adaptación para ser interpretado por
una orquesta (más o menos). El ejemplo más famoso es la orquestación que hizo
Maurice Ravel de la obra "Cuadros de una exposición", de Modest Mussorgski,
originalmente para piano solo.

Melodía

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Según el diccionario de la Real Academia Española, es “La parte de la música que


trata del tiempo con relación al canto, y de la elección y número de sones con que
han de formarse en cada género de composición los períodos musicales, ya sobre
un tono dado, ya modulando para que el canto agrade al oído”. También se dice
que es: “La composición en que se desarrolla una idea musical, simple o
compuesta, con independencia de su acompañamiento, en oposición a armonía,
combinación de sonidos simultáneos diferentes, pero acordes”…
La melodía es, seguramente, la parte más importante en el proceso de
construcción de una pieza; esta, la melodía, va a ser lo que la caracterice como
única.

Armonía

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Por armonía podemos entender en música la unión de tres o más sonidos


simultáneos, entendiendo que el canto o melodía producido por una sola voz es
homónimo, con dos voces se producen intervalos armónicos y, a partir de 3 voces
o sonidos simultáneos hablamos de armonía.

Por ejemplo, un sonido fundamental, La4 (A4), de 440 Hz, producido por cualquier
instrumento musical, contiene además, de forma intrínseca, los siguientes sonidos
inicialmente: La4 (fundamental) + La5, Mi5, Do6, Do#6, etc., y así sucesivamente,
que se corresponden respectivamente a los intervalos musicales:

Sonido fundamental + octava + quinta + tercera menor + semitono, etc.,


aproximadamente, observando las aproximaciones físicas de la escala temperada.
(Véase el artículo afinación).

Son estos conceptos fundamentales, propios de la naturaleza, los que utilizamos


en la armonía musical. Corresponden, a una escala diatónica en Do Mayor, Do,
Re, Mi, Fa, Sol, La, Si, (Do en octava superior), los siguientes acordes que
definimos, por terceras superpuestas, como:

I Acorde de Tónica o fundamental: Do-Mi-Sol (ejecutadas simultáneamente)


II Acorde de supertónica: Re-Fa-La (ejecutadas simultáneamente)

III Acorde de mediante: Mi-Sol-Si (ejecutadas simultáneamente)

IV Acorde de subdominante: Fa-La-Do (ejecutadas simultáneamente)

V Acorde de dominante: Sol-Si-Re (ejecutadas simultáneamente)

VI Acorde de superdominante: La-Do-Mi (ejecutadas simultáneamente)

VII Acorde de sensible: Si-Re-Fa (ejecutadas simultáneamente)

(I) Octava superior: Do-Mi-Sol (ejecutadas simultáneamente)

A dichos acordes, los denominamos tríadas (acordes producidos por tres sonidos)
correspondientes a una escala mayor diatónica:

La composición en diversos ámbitos

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Para la composición musical es necesario saber teorías de musicalización. La


afirmación precedente es totalmente falsa; sin embargo, la composición también
es muy diferente dependiendo del ámbito o marco en el que la música va a ser
utilizada.

Composición en música clásica occidental

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La composición en la música clásica está sujeta a normas estrictas y su estudio


involucra varios años de trabajo en los conservatorios. En general, para escribir
una buena pieza de música clásica es necesario tener conocimientos profundos
sobre música. Lo cual suele darse en personas que han obtenido un diploma en
composición y armonía. Pero no siempre es así, ya que puede haber excepciones
dependientes del talento personal y la experiencia.

Música clásica contemporánea

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No hay que descartar la parte de la creación de la música clásica contemporánea,


periodo de la música académica que se considera desde el año 1900 a nuestros
días (siglo XXI). Dicho periodo se caracteriza principalmente por un profundo
cuestionamiento de la estética musical lograda hasta entonces. Nace la
atonalidad, que es el abandono de las reglas tradicionales de armonía y
contrapunto; y el dodecafonismo, sistema desarrollado por Arnold Schönberg, que
ordena los 12 sonidos comprendidos en el ámbito de una octava en una serie, sin
que ninguno de ellos se repita y reordenando la serie según las formas canónicas
(retrogradación, inversión, inversión retrogradada) generando así todo el material
sonoro que la obra necesita. De este último método deviene el serialismo,
desarrollado principalmente por Alban Berg (discípulo de Schöenberg) que es una
suerte de racionalización del material sonoro usando el mismo principio del
dodecafonismo, pero incluyendo el ritmo, la intensidad y el timbre. Los
compositores además buscan inspiración en músicas consideradas populares o
exóticas: Ígor Stravinski compone La consagración de la primavera (1913)
basándose en melodías de la Rusia primitiva, y Béla Bartók usó temas
tradicionales de su natal Hungría en muchas de sus composiciones.

GÉNERO MUSICAL

categoría que reúne composiciones musicales que comparten distintos criterios de


afinidad
Idioma

Vigilar

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Un género musical es una categoría que reúne composiciones musicales que


comparten distintos criterios de afinidad,[1] tales como su función (música de
danza, música religiosa, música de cine...), su instrumentación (música vocal,
música instrumental, música electrónica...), el contexto social en que es producida
o el contenido de su texto.

Ópera: representación de Turandot de Puccini en el Luna Park de Buenos Aires


(2001).

Mientras que las tradicionales clasificaciones académicas en géneros musicales


han atendido fundamentalmente a la función de la composición musical (para qué
es compuesta la pieza, como en los ejemplos anteriores), las clasificaciones por
géneros de la música moderna, usadas por la industria discográfica, han atendido
más a criterios específicamente musicales (ritmo, instrumentación, armonía...) y a
características culturales, como el contexto geográfico, histórico o social; se ha
asimilado así el concepto de género musical al de estilo musical, y es habitual que
hoy se califique como género al flamenco, al rock o al country[2] (ejemplo: «el rock
es un género musical de ritmo muy marcado»).[

Clasificación académica de los géneros musicales


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Tradicionalmente se han separado por géneros las obras musicales según para
qué fin han sido compuestas, esto es, según su función social y su
instrumentación (criterios funcionales o materiales).

Clasificación por función

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Música religiosa: la que ha sido creada para alguna ceremonia o culto religioso
(misa, etc.).

Música profana: es el género al que pertenece toda música religiosa.

Música de danza.

Música dramática: pertenecen a este género las obras musicales teatrales, en la


que los cantantes actúan representando a su personaje a la vez que cantan
(ópera, musical, etc.). Entre ellas distinguimos:

Opera seria

Intermezzo (Italiana)

Opera buffa (Italia)

Tragédie lyrique (Francia)

Comédie-ballet (Francia)

Opéra-comique (Francia)

Opéra-ballet (Francia)

Grand opéra (Francia)


Singspiel (área germánica)

Zarzuela (España)

Opereta

Musical

Oratorio, género no religioso litúrgico.

Música incidental: es la música que acompaña una obra teatral, un programa de


televisión, un programa de radio, una película, un videojuego y otras formas de
expresión que no son en principio musicales.

Música cinematográfica: es la música, por lo general orquestada e instrumental,


compuesta para acompañar las escenas de una película o teatros y apoyar la
narración cinematográfica. Aunque se la puede considerar como un tipo de música
incidental, constituye por sí misma un género musical.

Clasificación por instrumentación

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