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GUÍA PRÁCTICA PARA GESTIONAR LAS INFORMACIONES ERRÓNEAS SOBRE LAS VACUNAS

La comunicación digital conforma la demanda de vacunas. Los sistemas de salud modernos y


resilientes necesitan infraestructura y herramientas para escuchar a sus comunidades,
comprenderlas e interactuar con ellas. PARTE I: LA VACUNACIÓN EN LA ERA DE LA
INFORMACIÓN Las vacunas ayudan a los niños a sobrevivir y prosperar. Salvan más de cinco
vidas por minuto, de modo que ayudan a las personas a crecer y envejecer con una buena
salud1 . Gracias a las vacunas, hoy en día más de 18 millones de personas que, de lo contrario,
sufrirían parálisis por causa de la poliomielitis, son capaces de caminar, jugar y bailar2 . Los
niños vacunados logran mejores resultados en la escuela3 , al tiempo que sus comunidades
salen beneficiadas desde el punto de vista económico4 . Las vacunas promueven el bienestar
mundial y constituyen uno de los medios más eficaces en función del costo para lograrlo5 . A
pesar de todo esto, cada año 20 millones de niños dejan de recibir vacunas6 y cerca del 30 % de
las muertes de niños menores de 5 años se debe a enfermedades prevenibles mediante
vacunación7 . La vacunación contra la gripe estacional es recomendable para los adultos
mayores con el objeto de reducir el riesgo de que se produzcan complicaciones y
hospitalizaciones8,9 . Sin embargo, la cobertura de las personas adultas no alcanza los niveles
óptimos en los países de ingreso alto10,11,12, al tiempo que rara vez se utilizan las vacunas
contra la gripe en los contextos de ingreso bajo y mediano13. La renuencia a la vacunación es
uno de los principales factores que contribuyen a la vacunación insuficiente14. Si bien la
renuencia a la vacunación es tan antigua como la vacunación en sí15, tla naturaleza del desafío
varía a lo largo del tiempo16. La comunicación digital y, en particular, las redes sociales,
catalizan la rápida propagación de informaciones falsas, lo que supone una amenaza para la
salud pública. En 2019, la Organización Mundial de la Salud incluyó la “renuencia a la
vacunación” entre las diez cuestiones de salud que abordar17, ya que podría socavar la labor
mundial destinada a erradicar la poliomielitis, poner fin al sarampión y frenar el cáncer
cervicouterino. El nuevo virus SARS-CoV-2 ha desencadenado dos pandemias paralelas: una
biológica, la cual se ha propagado por todos los países del mundo, y una pandemia social de
informaciones erróneas (una infodemia), la cual se expande a través de las redes sociales. Las
vacunas han quedado inmersas en este torbellino de informaciones confusas, que engloba
desde errores inocentes hasta engaños intencionados. Los mensajes contrarios a las vacunas se
duplicaron con creces en comparación con los niveles previos a la enfermedad por coronavirus
(COVID-19), de modo que, solo en los Estados Unidos de América, entre marzo y julio de 2020,
se produjeron 4.500 millones de visualizaciones de contenidos que difundían informaciones
erróneas sobre las vacunas18

Esta infodemia amenaza con aumentar la renuencia a la vacunación, lo que, a su vez, podría
repercutir en los programas sistemáticos de inmunización, complicar la introducción de vacunas
nuevas (en especial, la vacuna contra el SARS-CoV-2 y la nueva vacuna oral contra la
poliomielitis tipo 2 (nOPV2) y minar la confianza de la población en la salud pública.

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