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Los anti vacunas, la pandemia que ataca al mundo

En la lucha contra las enfermedades infecciosas, la vacunación como herramienta indispensable


de la salud pública ha permitido ganar diversas batallas en la erradicación y eliminación de
enfermedades como el sarampión, tétanos o parotiditis, así como controlar otras. Anualmente, la
inmunización evita una cifra estimada de 2,5 millones de muertes entre niños menores de cinco
años a nivel mundial, de ahí que la eficacia y seguridad de las vacunas sea incuestionable. Sin
embargo, en el mundo hay personas que cuestionan su efectividad, las rechazan y consideran que
son más perjudiciales que beneficiosas para la salud.

Estas personas se conocen como anti vacunas. Este movimiento no es homogéneo, ni en su


origen ni en sus argumentos. No se puede definir un perfil porque ni las cuestiones
socioeconómicas ni las biológicas son un condicionante. Solo tienen un rasgo en común, que es
la posibilidad de que las vacunas les provoquen efectos secundarios negativos, a pesar de que la
OMS recoja en su web que las vacunas son seguras.

Durante los últimos años ha aumentado de forma alarmante la presencia de colectivos anti
vacunas en el mundo y constituyen una amenaza cada vez mayor para los programas de
vacunación. Debido al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, los
mensajes de estos grupos tienen mayor difusión.

Hoy, en el contexto de la pandemia de la COVID-19, los programas de vacunación están


sufriendo importantes caídas y demoras. De ahí la importancia de mantener altas coberturas de
vacunación, para evitar la emergencia y reemergencia de estas enfermedades, algunas
potencialmente graves o mortales.

Ya en 2019, la OMS situó el movimiento anti vacunas como una de las mayores amenazas para
la salud mundial. Esta alerta surgió a raíz de un aumento de casos de sarampión en 2019 en
Europa, donde el fármaco contra la enfermedad se distribuye a los niños desde que son
pequeños. La institución señaló a los contrarios a las vacunas como los causantes de este repunte.

La decisión de no vacunar, no solo comporta riesgos a nivel individual, sino también a nivel
colectivo, lo que se ha podido corroborar por el descenso de las coberturas, con la consiguiente
aparición de casos y brotes de enfermedades, que han llegado a producir incontables muertes.
Por eso es muy importante entender que al no vacunarse no solo te arriesgas a ti mismo, sino que
a tu núcleo familiar y a la sociedad, se debe tener en cuenta el alto reisgo que esta decisión
conlleva y hacer consciencia en las personas sobre lo positivo que es prevenir un brote mayor de
enfermedades que pueden incluso llegar a ser mortales.

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