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El sistema oxidativo permite obtener, en el caso de las grasas, más de 400 moléculas de ATP por
molécula de triglicérido. Comparado con las diferentes alternativas, supone de largo el sistema
más eficiente de obtención de energía.
En cuanto a la oxidación de glucosa y glucógeno, todo comienza como hemos visto en la glucólisis.
Mediante este proceso, convertimos los hidratos de carbono que ingerimos a través de la dieta en
glucosa para que pueda ser utilizada para obtener energía a través de la glucólisis. Si hay oxigeno
suficiente, el producto final de la glucólisis, el piruvato, en lugar de convertirse en lactato, es
transportado al interior de la célula muscular, concretamente a las mitocondrias, donde, al igual
que ocurre con los ácidos grasos, es convertido en Acetil-CoA, permitiendo la entrada en el Ciclo
de Krebs.
A este proceso se le llama Glucólisis lenta, aunque es conocido de manera incorrecta como
glucólisis aeróbica. El Ciclo de Krebs consiste en una serie de reacciones químicas que continúan la
oxidación del sustrato. Por cada molécula de glucosa que sigue esta vía se obtiene de manera
directa 2-3 moléculas de ATP más 35-36 de manera indirecta a través de un proceso denominado
fosforilación oxidativa.
Glucólisis Anaeróbica-Láctica
Es para ejercicios de alta intensidad y de duración media, mayor de 10-12 segundos. Es una
vía que funciona tomando los hidratos de carbono en forma de glucógeno y a través de la
glucolisis se produce ATP y moléculas de ácido láctico.
No obstante, cuando se realiza una expedición al estilo alpino y sin infraestructura suficiente, lo
más probable es que los depósitos de glucógeno estén vacíos por poca disponibilidad a los
alimentos y un aumento del metabolismo glucolítico debido a la hipoxia, hace que se utilicen los
aminoácidos (aa) como sustrato energético, al ser más biodisponibles que la propia grasa corporal.
Estos aa pueden ser directamente utilizados por el músculo, como es el caso de los aa ramificados
(aaR) o se puede obtener energía para formar glucosa (gluconeogénesis) a través del ciclo de
glucosa-alanina, que se utiliza en gran medida en la montaña, el tener déficit de hidratos de
carbono. Esto supone que si no se toman medidas dietético-nutricionales adecuadas, que el
alpinista pueda perder mucha masa muscular (por la proteólisis inducida por déficit de los
depósitos de glucógeno) en la actividad alpinística.
Este ciclo ocurre como un mecanismo de comunicación entre músculo e hígado con el objetivo de
regenerar a la glucosa, pero también para eliminar el nitrógeno. Al obtener los piruvatos finales de
glucólisis estos pueden ser transaminados al ser tomados como sustrato junto con glutamato por
la enzima alanino-amino transferasa (ALT) para dar como productos alfa cetoglutarato y alanina.
La alanina a continuación es enviada al hígado donde ocurre el mismo proceso de manera inversa,
los piruvatos obtenidos entran a gluconeogénesis con el objetivo de enviarse al torrente sanguíneo
para llegar nuevamente hasta el músculo.
Este ciclo contribuye al mantenimiento de una fuente de energía continua para los tejidos cuando
se encuentra en estrés (ejercicio, ayuno) pero también se contribuye a la eliminación de moléculas
tóxicas para el organismo, como lactato y grupos amino.
Cuando comienza la actividad muscular, la energía se obtiene del ATP que se encuentra
almacenado en las fibras musculares. Este ATP se consume rápidamente en los primeros 6
segundos desprendiendo un átomo del grupo fosfato para producir energía y formando una
molécula distinta de ADP como resultado. El sistema de fosfágenos se encarga de reponer este
átomo del grupo fosfato perdido a partir de la fosfocreatina almacenada en el músculo,
proporcionando energía para otros 30 segundos adicionales.
En este sistema actúan dos enzimas catabolizantes que son las bases del funcionamiento:
Durante el esfuerzo, la energía necesaria para la contracción muscular (ATP) que produce el
movimiento proviene de todas las vías, pero varía el porcentaje de utilización. Así en movimientos
explosivos, la contribución del Metabolismo Anaeróbico Aláctico es cercana al 100% y en una
excursión o trekking de varias horas el metabolismo aeróbico contribuye a más del 99% de
producción de energía.
Gasto energético
Por encima de los 3.500 metros de altura, un alpinista que realiza un esfuerzo intenso en la
ascensión tiene un gasto de energía que supera con facilidad las 5.000 Kilocalorías (incluso llega a
necesitar unas 8.000 Kcal./día), hasta tres veces más que la cantidad diaria requerida (1.800-2.000
Kcal.) por una persona sedentaria de la misma edad, peso y altura.