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El rápido crecimiento de la Población peruana, así como la ocupación desequilibrada del territorio
nacional, particularmente de Lima, constituyen los dos procesos característicos del
comportamiento demográfico peruano en las últimas décadas.
Al iniciar el siglo XX (1900) se estimó en 3,8 millones de habitantes la población peruana, para
1950 tenía 7’632,000 y para el año 2000 pasábamos de 25 millones de habitantes, es decir, se
duplicó en 50 y al terminar el siglo se había cuadriplicado; ahora alcanzamos 31’488,625 personas
según INEI (2017). La creciente población, sumada a la precarización de la economía en la región
andina inició el éxodo hacia Lima a mediados del siglo pasado.
El crecimiento población de Lima, se inició en la década del 50 con la migración de familias
rurales y de ciudades pequeñas. La diferencia que tuvo este proceso con otras ciudades del
continente, es que no estuvo aparejado con un proceso de industrialización. Las migraciones
fueron generadas más por el deterioro de la economía campesina y la expectativa de acceso a
mejores servicios de salud y educación en la ciudad. La mayor parte de los “nuevos limeños”
ingresaron al sector servicios, muchos sobreviviendo como subempleados.
Con el arribo de los inmigrantes, el incremento poblacional de Lima, alcanzó niveles
exponenciales. La población limeña en la década de los 40 contaba con 660,000 habitantes y en
menos de 50 años se duplicó 3,5 veces y se estima que actualmente, en 2017, alcanza los
10’110,000 habitantes concentrando casi un tercio de la población nacional y la mitad del PBI de
Perú, incluida en el puesto 30 de las megaciudades del mundo. En la última década, el movimiento
migratorio se ha reducido, pero no detenido. Con la tasa de crecimiento de 2,6% anual, significa
que para el 2021, año del bicentenario de la Independencia del Perú, la capital pasará de los
11’000,000 habitantes y el año 2030 alcanzaría a 17’000,000 de habitantes.
La migración de millones de personas cambió definitivamente la ciudad. Lima se volvió a
reinventar. Los nuevos asentamientos humanos crecieron, se extendieron y conurbaron a todas las
comunidades costeras, formando la gran Lima. Actualmente la ciudad capital, tiene un área de
2,812 Km², y se ha extendido a la totalidad de la costa y cerros cercanos. Esta conurbación, incluye
dos provincias en 49 distritos: la provincia de Lima (43 distritos) y la provincia del Callao (6
distritos). El urbanismo y la conurbación, ha convertido a Lima en una megalópolis.
El estado nunca desarrolló una política de vivienda propiamente dicha para los sectores populares.
La solución fue permitir que ocuparan y construyeran «barriadas» en los grandes arenales que
rodeaban Lima, siempre y cuando no afectaran intereses privados. Grandes extensiones de pueblos
jóvenes, construidos como barriadas en los llamados conos, con carencias de infraestructura y
servicios básicos ha generado desigualdades, exclusión social y demandas insatisfechas que ha
transformado a Lima en una ciudad violenta, sumamente vulnerable y peligrosa.
Los millones de habitantes de Lima, desordenada y caótica han incrementado el metabolismo,
generando un gigante impacto ambiental. Lima consume 700 millones de m3 de agua, cerca 250
litros/día/hab y descarga 1’202,286 m3/día de aguas residuales; cada habitante genera 145 litros
de aguas residuales al día, el 20,5% de éstas aguas recibe tratamiento, el resto se vierte al mar.
Lima genera 8,000 Tm de residuos sólidos de los cuales el 20% se queda en las calles. Además,
Lima tiene 559 rutas con recorrido superpuesto, por donde circulan diariamente más de 31 mil
vehículos contaminantes y alrededor de 200 mil taxis, y autos privados que llegan a un millón de
vehículos que emiten óxidos de azufre y nitrógeno y partículas en suspensión. Las emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI) en Lima está sectorizado por el transporte en un 36% por el
consumo de combustibles, residuos sólidos en 14% producto de la descomposición de la materia
orgánica, las industrias con un 18% por consumo de energía eléctrica y de combustibles y el 32%
es por comercio y viviendas. Las emisiones de GEI per cápita en Lima son de 1.76 toneladas de
CO2 por año que contribuyen con el calentamiento global y cambio climático.