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PARÁFRASIS

V- ¡Ese animal!

En este capítulo el autor explica el miedo que el Presidente infundía en la


gente. Al empezar el capítulo aparece un diálogo en el que el doctor Luis
Barreño le cuenta al secretario del Presidente lo que le va a decir al Presidente
para que no lo culpe. Lo que no se esperaba es que al entrar, el Presidente no
lo dejaría ni siquiera decir una palabra y solo le gritaría insultos y amenazas, y
por último le diría que llamara a “ese animal”. El doctor se asustó tanto que solo
repitió lo que el Presidente le dijo y se fue a su casa a esconderse atrás de un
ropero.

La esposa del doctor era una mujer autoritaria. Le decía a su esposo que
dejara de estudiar y que se hiciera de buenas amistades y de un nombre
porque eso era lo que verdaderamente importaba para darse a conocer.

El Presidente era un hombre cruel. El haber hecho que mataran a golpes a un


viejecito, solo por derramar por accidente un poco de tinta, demuestra lo
canalla que era. Es impactante leer la parte en que el autor muestra el
sufrimiento del viejecito cuando lo estaban golpeando y repite la frase: “y no
poder gritar para aliviarse” (Asturias, 21); transmite el pavor, la angustia y el
dolor que sufrió el pobre hombre en sus últimos momentos de vida.

VI- La cabeza de un general

En esta parte de la obra se muestran las verdaderas preocupaciones del


Presidente. Le preocupa que su gobierno no se vea envuelto en escándalos y
manda a su hombre de confianza, Miguel Cara de Ángel, a advertir al general
Canales que tenía orden de captura y que escapara. Miguel Cara de Ángel era
un hombre muy adulador y cumplía a cabalidad con las órdenes del Presidente.

Al encontrar a la hija del general supo que era su oportunidad y fue a hablar
con ella. Esta casualidad la supo aprovechar a su favor porque les dijo a la
fondera y al policía que estaba enamorado de la hija del general. Cara de Ángel
era un hombre muy astuto; se dio cuenta de que esa historia era perfecta para
llevar a cabo su plan sin levantar sospechas. Agregó que iba a escaparse con
ella esa noche y con esto logró la simpatía de ambos.

En este capítulo el autor permite conocer la forma en que el gobierno resolvía


sus asuntos para hacer creer que su reputación era intachable.

Un aspecto importante es que muestra la forma tan peculiar de hablar de los


guatemaltecos: “¡Vos para todo vas saliendo con ese Genaro Rodas, guacal de
horchata, mi compañero!” (Asturias, 25). Con estos detalles, Miguel Ángel
Asturias hace que sea innegable la originalidad guatemalteca de su obra.
BIBLIOGRAFÍA

biblio3.url.edu.gt/Libros/asturias/senor_presidente.pdf Consulta hecha el 17 de


septiembre de 2011.

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