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MANTENIMIENTO

DE INFRAESTRUCTURA
RENFE

Dirección Técnica
Gabinete de Infraestructura

N.R.I. 1-2-9.3.

PROYECTOS
ESTUDIOS GEOTÉCNICOS. TALUDES

1ª EDICiÓN: Octubre de 2003


RENFE
U. N. Mantenimiento de Infraestructura
Dirección Técnica

Proyectos.
Estudios Geotécnicos. Taludes

1ª EDICiÓN: OCTUBRE DE 2003


N.R.!. 1-2-9.3.

PROYECTOS.- ESTUDIOS GEOrÉCNICOS. TALUDES

íNDICE Página

1. Introducción 1
1.0. Exposición general 1
1.1. Objeto de la Norma 1
1.2. Vigencia 1
1.3. Documentación derogada 1
1.4. Método de exposición del documento 1

2. Reconocimientos geológicos y geotécnicos para el diseño de taludes 2


2.0. Consideraciones generales 2
2.1. Reconocimientos previos a realizar 2
2.1.1. Factores geológicos 2
2.1.2. Factores hidrogeológicos 2
2.1.3. Factores ambientales 3
2.1.4. Factores antrópicos 3
2.2. Técnicas de reconocimiento previo 3
2.2.1. Revisión bibliográfica y estudio de antecedentes 3
2.2.2. Estudio de fotografías aéreas 4
2.2.3. Estudio de cartografías geológicas 5
2.3. Reconocimientos de campo 5
2.3.1. Procedimientos mecánicos 5
2.3.1.1. Excavaciones 5
2.3.1.2. Sondeos Mecánicos 6
2.3.1.3. Muestreo 7
2.3.1.4. Extracción de muestras en excavaciones 8
2.3.1.5. Testificación en sondeos 8
2.3.2. Procedimientos geofísicos 9
2.3.2.1. Geofísica de superficie 10
2.3.2.2. Geofísica en el interior de sondeos 11
2.4. Ensayos "in situ" 12
2.4.1. Ensayos en medios rocosos 12
2.4.1.1. Resistencia y Deformación 12
2.4.1.2. Permeabilidad en rocas 14
2.4.2. Ensayos en suelos 15
2.4.2.1. Resistencia y deformación 15
2.4.2.2 Permeabilidad en suelos 17
2.4.3. Investigaciones hidrogeológicas 18
2.4.3.1. Introducción 18
2.4.3.2. Presiones intersticiales 19
2.4.3.3. Medida de presiones intersticiales 20
2.4.3.4. Toma de muestras de agua 21
2.4.3.5. Análisis químico de las muestras de agua 21
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2.5. Ensayos de laboratorio 21


2.5.1. Ensayos de suelos 21
2.5.2. Ensayos de rocas 21
2.6. Planteamiento de la campaña de investigación 22

3. Caracterización geotecnica de los materiales 22


3.0. Consideraciones generales 22
3.1. Clasificación geomecánica 22
3.1.1. Clasificación RMR de Bieniawski 22
3.1.2. Clasificación SMR de Romana 23
3.2. Resistencia al corte 24
3.2.1. Resistencia al corte de los suelos 24
3.2.1.1. Métodos para la determinación de la resistencia al corte en suelos 25
3.2.1.2. Otros métodos de valoración de la resistencia al corte 25
3.2.2. Resistencia al corte de materiales rocosos muy fracturados y/o alterados 26
3.2.3. Resistencia al corte de los macizos rocosos 26
3.2.3.1. Resistencia al corte de las discontinuidades planas y/o lisas 27
3.2.3.2. Resistencia al corte de las discontinuidades rugosas 28
3.2.3.2.1. Criterio de Patton (1966) 28
3.2.3.2.2. Criterio de Jaeger (1971) 28
3.2.3.2.3. Criterio de Ladanyi y Archambault (1970) 29
3.2.3.2.4. Criterio de Barton (1976, 1985) 29
3.2.3.3. Resistencia al corte del macizo rocoso 30
3.2.3.3.1. Método según la clasificación geomecánica de Bieniawski
(1979) 30
3.2.3.3.2. Método de Hoek y Brown (1980) 30
3.2.3.4. Resistencia al corte de discontinuidades con relleno 31

4. Diseño de taludes 31
4.0. Consideraciones generales 31
4.1. Parámetros de diseño 31
4.1.1. Análisis de sensibilidad o paramétrico 31
4.1.2. Análisis retrospectivo (BACK-ANALYSIS) 32
4.2. Criterios de diseño 32
4.2.1. Selección del factor de seguridad 33
4.3. Métodos de cálculo 33
4.3.1. Introducción 33
4.3.2. Equilibrio límite. Factor de seguridad 34
4.3.3. Métodos de equilibrio límite de análisis de la estabilidad 34
4.3.3.1. Talud infinito 34
4.3.3.2. Rotura plana 35
4.3.3.3. Rotura por cuñas 36
4.3.3.4. Rotura por vuelco 37
4.3.3.5. Rotura por pandeo de estratos 39
4.3.3.6. Rotura circular y curva 40
4.3.4. Métodos de esfuerzo - deformación 41

5. Instrumentación y auscultación de taludes 42


5.0. Consideraciones generales 42
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5.1. Parámetros a medir 43


5.2. Sistemas de instrumentación 43
5.2.1. Control de movimientos superficiales 43
5.2.2. Control de movimientos en profundidad 44
5.2.3. Medida de deformaciones superficiales entre puntos próximos 44
5.2.4. Medida de presiones intersticiales 45
5.2.5. Control de las fuerzas de anclaje sobre elementos de contención 46
5.3. Plan de auscultación 47

6. Métodos de excavación de taludes 47


6.0. Consideraciones generales 47
6.1. Excavación de taludes 47
6.2. Arranque, empuje y carga 47
6.3. Ripado 48
6.4. Voladuras 49
6.4.1. Precorte 49
6.4.2. Efecto de las vibraciones 52
6.5. Secuencia de la excavación 53
6.5.1. Talud general y talud de banco 53
6.5.2. Bermas 53
6.5.3. Macizo de protección 54
6.5.4. Refuerzo de taludes 54
6.5.5. Construcción por bataches 55
6.5.6. Saneo de taludes 55
6.6. Inspección de obra 55
6.6.1. Seguimiento de la construcción 55
6.6.2. Historial del talud 56
6.7. Definición de los distintos métodos de excavación 57
6.7.1. Propiedades geomecánicas que influyen en la excavabilidad 57
6.7.2. Clasificación de los macizos rocosos en función de su excavabilidad 58
6.7.2.1. Método de Atkinson (1977) 58
6.7.2.2. Método de Franklin (1971) 58
6.7.2.3. Método de Weaver (1975) 58
6.7.2.4. Método de Kirsten (1982) 58
6.7.2.5. Método de Abdullatif y Cruden (1983) 59
6.7.2.6. Método de Scoble y Muftuoglu (1984) 59
6.7.2.7. Método de Hadjigeorgiou y Scoble (1984) 59
6.7.2.8. Método de Singh (1989) 60
6.7.2.9. Método de Romana 60

7. Métodos de sostenimiento 61
7.0. Consideraciones generales 61
7.1. Modificación de la geometría del talud 61
7.1.1. Retaluzado 61
7.1.2. Excavaciones en cabecera 61
7.1.3. Tacones de tierra o escollera 62
7.1.4. Construcción de bermas intermedias 62
7.2. Medidas de drenaje 62
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7.2.1. Drenaje superficial 63


7.2.2. Drenaje profundo 64
7.3. Anclajes 64
7.4. Muros 65
7.4.1. Muros de gravedad 66
7.4.2. Muros aligerados 66
7.4.3. Muros jaula 67
7.4.4. Muros de gaviones 67
7.4.5. Muros de tierra armada 67
7.4.6. Muros de apeo o de recalce 67
7.4.7. Muros anclados 68
7.4.8. Muros de bloques de piedras 68
7.5. Pilotes 68
7.6. Hinca de carriles o de perfiles metálicos 68
7.7. Muros pantalla 69
7.8. Protección contra desprendimientos en roca 69
7.8.1. Medidas activas o de estabilización 69
7.8.1.1. Eliminación de bloques 69
7.8.1.2. Bulonado de bloques 70
7.8.1.3. Atado de bloques 70
7.8.1.4. Sistema mixto de cables y malla 70
7.8.1.5. Hormigón proyectado 70
7.8.2. Medidas pasivas o de protección 71
7.8.2.1. Malla de guiado 71
7.8.2.2. Mallas de sostenimiento 71
7.8.2.3. Cunetones de pie 71
7.8.2.4. Muros de contención de pie 72
7.8.2.5. Barreras de contención 72
7.8.2.6. Túneles artificiales y galerías dinámicas 72
7.9. Protección contra la erosión 73
7.9.1. Drenaje superficial 73
7.9.2. Siembra de taludes 73

1. DEFINICIONES

11. DOCUMENTOS RELACIONADOS CON LA PRESENTE NORMA

111. TABLAS

IV FIGURAS
NORMA.- PROYECTOS. N.R.1.
ESTUDIOS GEOTÉCNICOS. TALUDES 1-2-9.3.

1. INTRODUCCiÓN

1.0. EXPOSICiÓN GENERAL

El diseño de taludes en las infraestructuras ferroviarias, precisa la determinación de las


características del terreno, así como su comportamiento frente a la posible irrupción de factores
adversos que puedan dañar la estructura. Es necesario por lo tanto acometer diversas
investigaciones geológico-geotécnicas, para estudiar sus parámetros geotécnicos y caracteres
hidrogeológicos, así como una valoración de su estabilidad; este prodeder permitira finalmente
alcanzar un diseño definitivo del talud.

En la presente Norma se recogen ampliamente los factores a considerar, para el adecuado


diseño de los taludes constitutivos de la infraestructura ferroviaria.

1.1. OBJETO DE LA NORMA

El objeto de la presente Norma es el de proporcionar un documento de uso práctico para el


proyecto de taludes, presentando de forma estructurada, los aspectos más determinantes que
intervienen en el diseño de taludes de la infraestructura ferroviaria

1.2. VIGENCIA

Esta Norma será de aplicación a partir del día siguiente al de su publicación.

1.3. DOCUMENTACiÓN DEROGADA

A partir de la entrada en vigor de esta Norma, queda sin efecto cualquier otro documento
publicado con anterioridad a ella, que se oponga a sus prescripciones o a sus definiciones.

1.4. MÉTODO DE EXPOSICiÓN DEL DOCUMENTO

El presente texto seguirá el siguiente método expositivo:

En primer lugar se muestran las técnicas que se presentan como las más adecuadas, para el
reconocimiento geológico y geotécnico del terreno. Seguidamente, se describen los
condicionantes hidrogeológicos y las investigaciones a realizar. A continuación, se describen las
distintas características de los materiales y sus correspondientes clasificaciones geomecánicas.
Posteriormente se incluye un apartado en el que se aborda el diseño de taludes, y finalmente, se
describen las técnicas que se presentan como las más idóneas para la instrumentación y la
auscultación de taludes. También se procede en la presente Norma, al estudio de los distintos
métodos de excavación de taludes y sus correspondientes métodos de sostenimiento.
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2. RECONOCIMIENTOS GEOLÓGICOS Y GEOTÉCNICOS PARA EL DiSEÑO DE TALUDES

2.0. CONSIDERACIONES GENERALES

Los reconocimientos geológico-geotécnicos a realizar, han de desarrollarse mediante la


concrección de varias etapas sucesivas y correlacionadas entre sí. En primer lugar, debe
efectuarse un estudio enfocado a la determinación de las condiciones que presenta el entorno
(geológicas, hidrogeológicas, acción antrópica, etc.). A continuación, han de efectuarse
investigaciones y reconocimientos "in situ", los cuales, complementados con los ensayos de
laboratorio, posibilitarán la definición de los parámetros geotécnicos y propiedades
geomecánicas que presentan los materiales constitutivos del terreno. En base a todos estos
resultados obtenidos, se procederá al diseño definitivo del talud.

2.1. RECONOCIMIENTOS PREVIOS A REALIZAR

2.1.1. FACTORES GEOLÓGICOS

Son aquellos factores directamente dependientes de los caracteres propios de la zona a


investigar y de su entorno

Los factores más destacados son los detallados a continuación:

Morfologicos: Dependen de las condiciones geomorfológicas y de la evolución del


terreno en la zona de estudio.
Composicionales: Se definen en función de la litología, estratificación, grado de
alteración, calidad y resistencia de los materiales.
Estructurales: Localización, orientación y espesor de zonas de falla, análisis de
discontinuidades (diaclasas, foliación, estratificación, etc.), actividad tectónica y
neotectónica.
Estado tensional: Magnitud y orientación de las tensiones naturales operantes en los
macizos rocosos. Debe observarse con obligatoriedad este factor, en la ejecución de
grandes desmontes.
Acciones sísmicas: Magnitud del terremoto de diseño y acciones sísmicas
resultantes según la normativa vigente.

2.1.2. FACTORES HIDROGEOLÓGICOS

Son aquellos factores que dependen del efecto y de la situación que presenta el agua en
el terreno, en su interacción con los materiales constitutivos del mismo.

Los reconocimientos previos que analizan dichos factores deben centrarse en la


concrección de los siguientes aspectos:

Situación del nivelo niveles freáticos, terrenos acuíferos, zonas de encharcamiento,


etc.
Localización de zonas de recarga y desague.
Densidad y características geométricas de la red de drenaje.
Estado de subpresiones que presenta el terreno.
Permeabilidad de los distintos materiales constitutivos del terreno.
Composición química del agua.
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En caso de no existir datos hidrogeológicos concretos de la zona a investigar, será de


gran utilidad el conocimiento de las condiciones hidrogeológicas del entorno, en los
términos descritos con anterioridad.

2.1.3. FACTORES AMBIENTALES

Son aquellos factores dependientes de la influencia de los caracteres que presenta el


medio en el cuál se emplaza el talud.

Dentro de estos factores, deben considerarse los siguientes:

Clima e hidrología: Precipitaciones, series climáticas, escorrentía superficial, flujo


subterráneo, ciclos de humedad-sequedad, acción del hielo, vegetación,
evapotranspiración, balances hídricos, etc.
Degradación y reacción química de los materiales, tanto los del terreno natural
como los de las obras propuestas y la correspondiente interrelación entre ambas. Ha
de contemplarse la posibilidad de que se produzca contaminación de acuíferos y de
cursos de agua.
Riesgos geológicos: Terremotos, avenidas, subsidencias, desprendimientos,
deslizamientos, etc.

2.1.4. FACTORES ANTRÓPICOS

Son dependientes de la actuación humana sobre el medio.

Para su valoración, ha de tenerse en cuenta la intensidad que adquiere la influencia


humana sobre la obra proyectada y viceversa. Según este proceder, adquiere vital
importancia la observancia de los siguientes aspectos:

El proceso constructivo y su adaptación a las condiciones del terreno, a partir de las


prescripciones y recomendaciones del proyecto.
Afecciones posteriores debidas originadas por la acción humana: obras anexas,
excavaciones, planes urbanísticos, zonas de riego o extracción de agua, etc.
Impacto ambiental o visual del talud diseñado: intercepción de cauces naturales,
destrucción de suelos, afecciones a la vegetación, efecto barrera en la fauna,
intrusión visual, cambios en la estructura paisajística, etc.

2.2. TÉCNICAS DE RECONOCIMIENTO PREVIO

Las técnicas de reconocimiento más empleadas para el desarrollo de los estudios previos para la
redacción del anejo geológico de un proyecto de diseño de taludes, son las expuestas a
continuación:

2.2.1. REVISiÓN BIBLIOGRÁFICA Y ESTUDIO DE ANTECEDENTES

Consiste en la recopilación de informes de estudios geotécnicos, estudios de riesgos,


proyectos constructivos, acciones correctoras habidas, etc., del entorno del punto en el
que se va a redactar el proyecto de diseño. Dicha información corresponde a trabajos
anteriores en la misma línea férrea y suele ser propiedad de RENFE.

Adquiere además una gran utilidad, la información adicional adquirida referente a la zona
de estudio, obtenida de estudios y proyectos de obras anexas a la línea férrea
(carreteras, obras hidráulicas, canteras, etc.). Así mismo, en ocasiones también son de
gran utilidad, otras publicaciones referentes a la zona de estudio, tales como tesis
doctorales, tesinas, proyectos de investigación, artículos, etc, debido a que este tipo de
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trabajos proporciona una información muy detallada y elaborada sobre aspectos muy
relevantes del área de estudio.

Otro aspecto muy importante a considerar es la consulta de documentación cartográfica


(Mapa Geológico Nacional (MAGNA) a escala 1:50.000 y 1:25.000, Mapa Topográfico
del Ejército y del Instituto Geográfico Nacional a escala 1:50.000, mapas topográficos de
las comunidades autónomas a escala 1:5.000 y 1: 10.000, Mapa Geotécnico General del
Ministerio de Industria a escala 1:200.000, Mapa de Rocas Industriales del Ministerio de
Industria a escala 1:200.000, Mapa Hidrogeológico de España del Ministerio de Industria
a escala 1:200.000, etc.). Además de estos mapas temáticos generales, existe otro tipo
de cartografía, la cuál trata aspectos singulares, cuya consulta resulta de gran interés
para el análisis de situaciones concretas (mapas geotécnicos y de riesgos geológicos de
ciudades, Atlas geocientíficos provinciales, mapas de riesgos geológicos, mapas del
karst en España, memorias del I.T.G.E., I.G.N., memorias de simposios y congresos,
etc.).

2.2.2. ESTUDIO DE FOTOGRAFíAS AÉREAS

El empleo de fotografías aéreas es de obligado cumplimiento en cualquier modalidad de


estudios geofísicos, geotécnicos, proyectos constructivos o de mantenimiento de
infraestructura. Su uso permite la interpretación de las condiciones geológicas,
morfológicas, estructurales, hidrogeológicas, etc., que presenta el área objeto del estudio.
Dependiendo de la ubicación de la zona a estudiar y de las dimensiones de la obra
proyectada, han de utilizarse fotografías aéreas concretas, siempre que estas se
encuentren disponibles (Ejército Norteamericano 1:33.000, IRYDA 1:18.000, ICONA
1:33.000, Comunidades Autónomas 1:20.000 y 1: 15.000, etc.). Este tipo de documentación
posibilita la obtención de una visión global de la zona, siendo preciso, en la totalidad de los
casos, complementar este tipo de fotografía aérea de gran escala, mediante el aporte de
fotos aéreas de detalle de la línea a escala 1:4.000, del vuelo gestionado por la Dirección
Técnica de Mantenimiento de Infraestructura de RENFE

Las fotografías aéreas deben estudiarse mediante el empleo de estereoscopios, los cuales
permiten obtener una visión tridimensional del terreno, mediante el aumento de la escala
vertical. Constituyen un complemento adecuado para estudio de este tipo de cartografía,
debido a que este tipo de instrumentos, posibilita la observación de aspectos tales, como
los detallados a continuación:

Litologías: Observación de los distintos tipos litológicos, así como su distribución en


la zona de estudio, además de posibilitar la concrección de la ubicación de macizos
rocosos, rocas fracturadas, terrenos blandos, rellenos antrópicos, etc.
Estructura: Relacion existente entre las distintas litologías, pliegues, fallas, buza-
mientos, mantos de cabalgamiento etc.
Geomorfología: Estudio del relieve, permitiendo la delimitación de pendientes, valles,
escarpes, terrazas, etc.
Hidrogeología: Emplazamiento de zonas kársticas, determinación de las caracterís-
ticas de la red de drenaje (zonas endorreícas, surgencias, sumideros, áreas de
encharcamiento, etc.).
Riesgos geológicos: Determinación de la posibilidad de que se produzcan
terremotos, deslizamientos, subsidencias, ubicación de antiguas explotaciones
mineras, etc.
Acción humana: Emplazamiento de urbanizaciones anexas, explanaciones, existencia
de labores de minería, desvíos de cauces, obras de laminación de avenidas, etc.
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2.2.3. ESTUDIO DE CARTOGRAFíAS GEOLÓGICAS

Los mapas geológicos muestran la configuración que adquieren las distintas


formaciones geológicas dentro de un área concreta, la cuál se dispone impresa sobre
una base topográfica. La información que proporcionan es básicamente de tipo litológico
(tipos de materiales), estratigráfico (sucesión de materiales) y estructural (buzamientos,
fallas, etc.). Asimismo, los mapas geológicos suelen ir acompañados de perfiles
geológicos del terreno, los cuales contribuyen a facilitar la comprensión de la estructura
y la de secuencia estratigráfica del área representada.

La utilización de mapas geológicos, en conjunción con mapas geotécnicos,


topográficos, hidrogeológicos, etc., constituye junto con la fotointerpretación, un paso
básico en la investigación de las condiciones de contorno que presenta un sustrato en el
que se ha de emplazar un proyecto constructivo. Permite una buena comprensión
tridimensional de la litología, estratigrafía, estructura y condiciones hidrogeológicas del
área de estudio, posibilitando además, la delimitación del alcance de las sucesivas
campañas de reconocimientos de campo y el planteamiento de las correspondientes
investigaciones "in situ" y ensayos de laboratorio.

2.3. RECONOCIMIENTOS DE CAMPO

Su finalidad radica en el reconocimiento detallado de la naturaleza que presenta el terreno, los


parámetros que rigen el comportamiento de rocas y suelos, las propiedades resistentes y
deformacionales de los mismos, las condiciones hidrogeológicas existentes, etc. Constituyen un
complemento indispensable dentro de la secuencia lógica que debe desarrollarse en la
ejecución de los reconocimientos previos.

2.3.1. PROCEDIMIENTOS MECÁNICOS

Son aquellos procedimientos que posibilitan un reconocimiento del terreno mediante la


ejecución de excavaciones y perforaciones, permitiendo su observación directa, así
como la recogida de muestras y testigos para su posterior ensayo. También aportan la
posibilidad de realizar distintos ensayos de campo, enfocados al estudio de la
resistencia, deformabilidad y permeabilidad que presenta el terreno excavado.

2.3.1.1. EXCAVACIONES

La observación directa del terreno puede ser realizada mediante la práctica de


excavaciones mecánicas, realizadas con maquinaria convencional. Este
método proporciona un acceso directo al terreno, posibilitando su
observación, muestreo continuo y la posibilidad de realizar en el mismo
ensayos "in situ". Presenta el inconveniente de que únicamente puede ser
alcanzada una profundidad limitada, sobre todo en el caso de terrenos
inestables o con presencia abundante de agua.

Calicatas y zanjas: Se trata de excavaciones a cielo abierto, las cuales son


ejecutadas para la investigación de suelos, rellenos antrópicos y rocas muy
alteradas. Son métodos rápidos y económicos, mediante los cuales pueden
alcanzarse profundidades que no superan los 3-4 m, por razones de
estabilidad de la propia excavación y operatividad de la maquinaria.
Las conclusiones determinadas mediante el reconocimiento de las calicatas
y zanjas deben ser registradas mediante impresos, en los cuales han de
figurarse la profundidad y el espesor de los diferentes niveles o capas, las
muestras que hayan sido tomadas (con su correspondiente litología y
descripción), la medida del nivel freático y las fotografías de la excavación.
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Pozos: Son excavaciones practicadas en el terreno, dotadas de una


geometría cilíndrica, las cuales son realizadas generalmente mediante el
empleo de barrenas helicoidales. Su objetivo radica en la posibilitación de la
observación directa de espesores importantes de suelos o terrenos
blandos. Para su testificación debe procederse de igual manera que en las
calicatas, estableciendo pautas similares para su registro en impresos.

2.3.1.2. SONDEOS MECÁNICOS

Son perforaciones de sección circular, de pequeño diámetro y gran longitud,


las cuales son practicadas en suelos y rocas mediante el empleo de sondas
instaladas en vehículos o autónomas. Permiten el reconocimiento del terreno a
lo largo de toda la longitud del sondeo, la toma de muestras inalteradas
(suelos) o testigos parafinados (rocas), y la realización de otros tipos de
ensayos en el interior de la perforación, tales como: ensayo de penetración
estándar (resistencia y deformabilidad), permeabilidad (Lugeon ó Lefranc),
presiométrico y dilatométrico (resistencia y módulos de rigidez del terreno),
molinete ó vane test (resistencia de suelos arcillosos a corto plazo),
testificación geofísica (sísmica, eléctrica), estudios de niveles piezométricos,
etc.

El interior de la perforación puede observarse, una vez realizado el sondeo,


mediante el empleo de boroscopios; también pueden efectuarse grabaciones
(realizadas con cámaras de vídeo especiales) del interior del sondeo, las
cuales posibilitan el estudio de la orientación que adoptan las
discontinuidades, asi como sus condicionantes. Además es posible la
consecución de una impresión de la paredes del sondeo, para el análisis de
las discontinuidades en profundidad, mediante el empleo de obturadores
revestidos de papel sensible a la presión (Borehole packer impression test).

En función de la naturaleza del terreno a investigar y de la eventual utilización


posterior de la perforación para la práctica de otro tipo de ensayos, las
características técnicas de cada sondeo revisten caracteres variables; por este
motivo, pueden operarse mediante el empleo de diversos tipos de tubos
(sencillos, dobles, pared gruesa, Shelby, etc.), dotados de distintos diámetros
de perforación (116, 101, 86, 76, 66,), de coronas de distintos materiales (widia
o diamante), etc.

El método de perforación puede ser múltiple, en función de las necesidades


requeridas en el estudio; generalmente, debe realizarse la perforación
mediante rotación, con extracción continua de testigo. En ocasiones, la
perforación en suelos puede requerir practicarse "a destroza", mediante el
empleo de una barrera helicoidal, tomando muestras inalteradas y/o realizando
ocasionalmente ensayos S.P.T. En rocas puede ser aconsejable una
perforación a rotopercusión, con recuperación del material pulverizado, el cuál
es expulsado por la boca del sondeo.

Los resultados de los sondeos deben representarse en estadillos, en los


cuales se reflejen todas las incidencias acaecidas durante la perforación
(partes de sondeos); en otro tipo de estadillos, han de presentarse los
resultados obtenidos (columna litológica, nivel freático, descripción de
materiales, ensayos "in situ" y de laboratorio, muestras tomadas, etc.). En los
testigos obtenidos en suelos, los ensayos "in situ" practicados, habitualmente
corresponden a los expuestos a continuación: resistencia a compresión
simple, medida mediante penetrómetro de bolsillo, y resistencia al corte sin
drenaje (equivalente a la medida de la cohesión en suelo arcilloso, mediante el
método de molinete o "vane test" de bolsillo).
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2.3.1.3. MUESTREO

Procedimiento por el cuál se procede a la selección de muestras para su


posterior ensayo en el laboratorio.

* Tipos de muestras
Las muestras extraídas mediante la práctica de sondeos y excavaciones
pueden corresponder a varias categorías diferenciadas:
- Muestras inalteradas. Cuando no han sufrido alteraciones en su
estructura ni en su contenido en humedad. Son características de
sondeos realizados en suelos, aunque también pueden extraerse en
calicatas y excavaciones, mediante el tallado de muestras o la hinca de
tubos por presión. En las muestras obtenidas pueden realizarse todo
tipo de ensayos de identificación, de resistencia, de deformabilidad, etc.
- Testigos parafinados. Testigos de roca obtenidos en sondeos; una vez
extraídos, han de ser recubiertos con parafina de modo inmediato, con la
finalidad de no alterar sus condiciones naturales. Las muestras permiten
la práctica de todo tipo de ensayos de laboratorio para rocas.
- Muestras alteradas representativas. En este tipo de muestras, el
material constitutivo de las mismas, ha sido expuesto a modificaciones
en su estructura y en su contenido en humedad, aunque no obstante,
suelen conservar intacta su composición mineralógica. Las muestras
alteradas son obtenidas habitualmente en calicatas y excavaciones,
siendo frecuente también su extracción a partir de la superficie del
terreno, mediante el empleo de palas, hélices, etc. Este tipo de muestras
posibilita la realización de ensayos de laboratorio de identificación,
compactación, índice C.B.R., etc.
- Muestras alteradas no representativas. Este tipo de muestras
experimenta modificaciones en sus condiciones iniciales, relativas a
cambios en su estructura, contenido en humedad y composición. La
muestra no es por lo tanto representativa, debido a la carencia de
material (la cuál es motivada por el lavado previo de la fracción final
mediante flujos de agua, la no recolección de la muestra tomando los
fragmentos mayores, el estado de mezcla que presenta la roca, su grado
de disgregación, etc.). Debido a lo expuesto con anterioridad, este tipo
de muestras no permite la realización de ensayos de laboratorio,
posibilitándose únicamente la determinación litológica del material.
* Tipos de tomamuestras y extracción de muestras en sondeos
Los tomamuestras empleados en sondeos pueden clasificarse en base a
tres grupos diferenciados:
- Aparatos exploratorios. Barrenas, cucharas - sondas y útiles de
perforación en general. Permiten la obtención de muestras alteradas
- Tomamuestras hincadas a presión y a golpeo. Las muestras se
obtienen durante el transcurso de los sondeos mecánicos, retirando la
batería de perforación e instalando en su lugar la cuchara tomamuestras.
La pared de la cuchara desplaza un cierto volumen de material, en
función de su grosor; según la tipología de la abertura de su extremo
inferior, los tomamuestras pueden ser abiertos o temporalmente
cerrados (mediante la actuación de un pistón). Permiten extraer
muestras inalteradas de suelos, para su posterior ensayo en laboratorio.
Cuando el tomamuestras es hincado mediante golpeo, el procedimiento
de hinca es análogo al sistema operativo empleado en la realización de
los ensayos de penetración estándar (S.P.T.) (los valores obtenidos no
deben ser nunca correlacionados con los ensayos de golpeo, aunque no
N.R.1. 1-2-9.3. -8-

obstante, esta práctica puede ofrecer una idea de las condiciones que
presenta el terreno).
- Tomamuestras a rotación. Se constituyen a partir de baterías de
sondeo provistas de coronas, las cuales penetran en el terreno mediante
un movimiento rotatorio. Estas baterías pueden ser de los siguientes
tipos:
De pared única: Mediante este sistema, el movimiento rotatorio
practicado sobre la muestra, produce una alteración en la misma,
obteniéndose mediante su práctica, muestras alteradas
representativas.
De pared doble: La pared exterior gira y la interior permanece
estática, posibilitándose la obtención de muestras inalteradas. Este
tipo de muestras inalteradas, deben ser parafinadas en el momento
de la extracción, debido a que la batería no dispone de un tubo de
PVC en su interior; es por este motivo, que estas muestras son
susceptibles de sufrir alteraciones durante su extracción y parafinado,
en cuyo caso deben rechazarse como muestras inalteradas.

2.3.1.4. EXTRACCiÓN DE MUESTRAS EN EXCAVACIONES

Durante la realización de calicatas, zanjas y excavaciones en general, pueden


obtenerse muestras alteradas e inalteradas. Las muestras alteradas
representativas se obtienen mediante el empleo de palas o métodos manuales,
debiendo ser almacenadas en sacos estancos de plástico. La cantidad de
muestra a tomar, ha de depender de la granulometría de los materiales y del
tipo de ensayos a realizar.

Las muestras inalteradas pueden obtenerse mediante la aplicación de dos


procedimientos:

- Tallado de bloques según avanza la excavación. Deben ser plastificados


o parafinados inmediatamente, no admitiéndose como muestras inalteradas
en el caso de que se produzcan fisuras, desmoronamientos, etc.
Hinca de tubos tomamuestras. Se practica en las paredes y el fondo de la
excavación, mediante un empuje continuo manual (terrenos muy blandos) o
mecánico, aplicado con la propia pala retroexcavadora (terrenos blandos y
firmes).

2.3.1.5. TESTIFICACiÓN EN SONDEOS

Se basa en la descripción detallada de los procedimientos y del proceso de


perforación del sondeo, así como el estudio de las muestras o testigos
extraídos. Debe ser practicado mediante la participación de un técnico
especialista en geotecnia, el cuál ha de controlar el proceso de perforación y el
estudio detallado de los testigos obtenidos en los sondeos.

* Testificación de los parámetros de perforación. Para su correcto


desarrollo deben registrarse los siguientes parámetros:
Básicos. Proyecto, nombre y número de referencia, localización,
número de sondeo, coordenadas, inclinación y orientación, fecha,
contratista, supervisor, sondista y operarios.
Método de perforación. Máquina, tipo de perforación, diámetro,
características de los útiles de perforación, tipos de lodos (en el caso de
que estos se empleen), tipo de circulación (directa o inversa) y otras
características técnicas.
N.R.1. 1-2-9.3. -9-

Progreso ele la perforación. Maniobras, metros de avance, velocidad


de avance, resistencia al avance, recuperación, pérdidas y filtraciones
de fluidos, inestabilidades de las paredes, averías, niveles freáticos,
número de golpes necesarios para la hinca del tomamuestras, ensayos
S.P.T., etc.
Mediante el empleo de equipos de perforación hidráulicos, pueden
obtenerse las denominadas "diagrafías no diferidas", las cuales aportan,
de manera indirecta, información sobre las características del terreno
perforado. Los parámetros medidos suelen ser: profundidad y velocidad de
avance, par de rotación, velocidad de rotación, empuje/tiro, presión de
fluido de perforación/inyección, caudal de flujo de perforación/inyección,
etc. Esta información, sobre todo cuando se perforan terrenos con baja
recuperación, comporta una gran valía, tanto o más que la determinada por
los propios testigos extraídos.
* Testificación geológico-geotécnica. Constituye el registro de los testigos
obtenidos de la perforación en sondeos mecánicos. Los testigos deben
disponerse para su conservación, en cajas de madera o cartón parafinado,
debidamente etiquetadas, dispuestas con los testigos de sondeos
entablillados y acotados correctamente, dejando los huecos
correspondientes a las muestras obtenidas y señalando en ellas su
naturaleza (muestra inalterada, testigo parafinado, S.P.T., etc) y el número
de golpes requeridos para su consecución, en intervalos de 0.15 m.
La descripción geológico-geotécnica de los testigos puede realizarse de
forma simultánea a la perforación, o inmediatamente a continuación. No
debe retrasarse indebidamente, debido a que los materiales de tipo suelo
pueden perder gran parte de su humedad, pudiendo presentar una
resistencia aparente mayor, inducida por procesos de desecación. Dicha
descripción debe incluir los siguientes aspectos:

. Descripción sistemática. Naturaleza de las rocas y suelos, tamaño de


grano, consistencia, grado de meteorización, color, textura, resistencia a
la penetración con penetrómetro de bolsillo, resistencia al corte
mediante la aplicación de molinete (vane test), etc.
- Condiciones de materiales rocosos. Descripción de discontinuidades
(espaciado, rugosidad, rellenos, orientación), recuperación de testigo,
R.Q,O. (longitud acumulada de testigos mayores de 10 cm respecto a la
longitud teórica de la perforación), N3ü (número de fracturas cada 30 cm
de testigo), etc.

2.3.2. PROCEDIMIENTOS GEOFíSICOS

Son aquellos procedimientos, empleados para el estudio de la distribución en


profundidad de las propiedades físicas y físico - químicas que presenta el terreno, las
cuales se hallan directamente relacionadas con las características geomecánicas propias
de los materiales que lo constituyen. Las técnicas geofísicas no han de constituir en
modo alguno, una alternativa a los procedimientos mecánicos de investigación,
únicamente han de conformar un complemento a ellos, aportando una valiosa
información adicional, referente a la distribución que adoptan los materiales, permitiendo
o facilitando la correlación entre las distintas investigaciones mecánicas.

Los métodos geofísicos a emplear en el reconocimiento geológico - geotécnico del


terreno en el que ha de emplazarse de un talud, pueden dividirse en dos grupos
diferenciados, correspondiendo estos, a la geofísica practicada en superficie y a la
geofísica efectuada en el interior de sondeos.
N.R.1. 1-2-9.3. - 10-

2.3.2.1. GEOFíSICA DE SUPERFICIE

Son los métodos más usuales; entre ellos destacan:

* Métodos eléctricos. Se basan en el estudio de los campos de potencial


eléctrico inducidos artificialmente, de cuya deformación pueden deducirse
caractarísticas geológicas del subsuelo.
Dentro de la variedad de métodos eléctricos existente, destacan aquellos
basados en la medida de resistividades. Estos métodos permiten la práctica
de múltiples posibilidades de investigación, según la configuración de
electrodos empleada, la cuál a su vez depende del objeto del estudio
(contactos entre unidades litológicas, nivel freático, conductos, corrientes
de agua localizadas, situación de fallas, etc.), de la profundidad requerida
en la investigación, etc. Pueden emplearse configuraciones tipo
Schlumberger, Wenner, Lee, etc, posibilitándose la realización de las
investigaciones expuestas a continuación:
Sondeos eléctricos verticales (S.EV).
Calicatas eléctricas.
Dipolo - dipolo o seudosecciones.
* Métodos sísmicos. Se basan en el estudio de la velocidad de propagación
de las ondas elásticas longitudinales (ondas P) en el interior del terreno.
Dicha velocidad depende de las constantes elásticas y la densidad del
medio.
Las ondas sísmicas viajan a través del subsuelo sufriendo reflexiones y
refracciones según la ley de Snell. La interpretación de la representación
gráfica de los tiempos de llegada de las ondas elásticas a los diferentes
puntos de análisis, proporciona el valor de la velocidad de propagación y
del espesor de los distintos materiales atravesados. De este modo puede
determinarse el supuesto espesor de los materiales movilizados por un
deslizamiento, posibilitándose la estimación de la profundidad de la
superficie de deslizamiento, la ubicación de las posibles superficies de
rotura y el volumen probable de material desplazado.
Dentro de los distintos métodos sísmicos existentes, el más utilizado es el
correspondiente a la sísmica de refracción; mediante este procedimiento,
se posibilita la obtención de perfiles longitudinales, empleando para tal
finalidad unas separaciones entre los geófonos, no superior a 5 m, con el
objeto de garantizar el grado de detalle requerido en la investigación. Los
puntos de golpeo deben ser (como mínimo) tres en cada perfil, debiendose
situar al inicio, en la mitad y al final de cada uno. Si los perfiles exceden de
una longitud de más de 60 m, el número de puntos de golpeo debe ser de
cinco.
La sísmica de refracción permite el estudio del terreno natural de apoyo de
la infraestructura, de terraplenes, del interior de túneles, etc., permitiendo
además la determinación de la excavabilidad que presenta el terreno.
* Otras técnicas. Poco empleadas en el reconocimiento del terreno para
proyectos de taludes, se componen de métodos tales como los expuestos a
continuación:
Métodos electromagnéticos (en dominio de frecuencias, georadar,
V.L.F. en dominio de tiempos).
Métodos gravimétricos.
N.R.1. 1-2-9.3. - 11 -

Métodos magnéticos.
Sísmica de reflexión, etc.

2.3.2.2. GEOFíSICA EN El INTERIOR DE SONDEOS

Las técnicas geofísicas practicadas en el interior de sondeos, constituyen una


herramienta de gran utilidad en el estudio del terreno, complementando la
información obtenida en la testificación de los sondeos y los resultados
obtenidos en la aplicación de la geofísica de superficie. Los métodos
empleados son los que se detallan a continuación.

* Log o diagrafías. Determinación de los parámetros físicos de los materiales


en los que se ha practicado el sondeo (densidad, porosidad, grado de
saturación, permeabilidad, etc.), utilizando la información proporcionada
por registros eléctricos, nucleares y acústicos. Además de la determinación
de los parámetros físicos del terreno, también puede obtenerse una
información adicional, relativa a los parámetros mecánicos y al estado
natural que presentan los materiales.
Los equipos comunmente empleados en geotecnia, permiten la
testificación sondeos de pequeño diámetro entre (50 y 150 mm.); en
función de la sonda empleada, puede procederse al estudio de distintos
parámetros:
Sonda calibre.
Sonda temperatura.
Sonda eléctrica.
Sonda gamma-natural.
Sonda gamma-gamma.
Neutrón-neutrón.
Sonda conductividad.
* Sísmica en sondeos. Se realiza mediante la aplicación de una sonda
triaxial que registra los tiempos mecánicos, la cuál es introducida en el
interior de un sondeo, al que previamente se ha revestido. La sísmica
practicada en sondeos puede corresponder a dos modalidades
diferenciadas:
- Cross-hoie. Se realiza entre dos sondeos próximos. En uno de ellos se
introduce la sonda a distintas profundidades y en el otro se realiza el
golpeo, también a profundidad variable; seguidamente se invierten los
sondeos de emisión y recepción. El resultado se compone de una
sección de velocidades del terreno y de sus correspondientes módulos
elásticos.
Down-hole y up-hoie. Su práctica se realiza mediante un único sondeo,
en el que la sonda triaxial se dispone a distintas cotas, aplicando un
espaciado regular entre ellas y procediendo a realizar los golpeos desde
la boca del sondeo (down-hole) o desde el fondo (up-hole). Permite la
obtención de un perfil de velocidades del terreno, dispuesto con sus
correspondientes módulos de rigidez y deformación.
N.R.1. 1-2-9.3.
- 12 -

2.4. ENSAYOS "IN S/TU"

Los ensayos "in situ" o de campo se componen de un conjun


to heterogéneo de técnicas de
reconocimiento del terreno, las cuales se configuran como
de vital importancia para la
determinación de las características y las propiedades mecán
icas que presentan los materiales.
A partir de estas investigaciones pueden ser obtenidos los paráme
tros necesarios para acometer
el diseño de las distintas unidades que componen la obra.
Estos parámetros se deducen de
manera directa o indirecta y determinan el comportamiento
geomecánico de los materiales,
especialmente en aquellos aspectos relativos a su resistencia
y deformabilidad (módulo de
deformación, coeficiente de Poisson, resistencia al corte, resiste
ncia a compresión, etc). También
es factible la determinación parámetros como permeabilidad,
velocidad de consolidación, etc.,
en base a este tipo de ensayos.

La escala empleada para la realización de los ensayos "in situ"


es de tipo puntual (aunque menor
que la empleada en los ensayos de laboratorio), esta circuns
tancia presenta el problema de su
extrapolación a escala real, motivo por el cuál, este tipo de
ensayos ha de ser planteado,
coordinado, supervisado e interpretado por técnicos especia
listas en geotecnia; presentan, sin
embargo, la gran ventaja de posibilitar el ensayo de las condic
iones que presenta el terreno en
su estado natural, pudiéndose de esta manera analizar sus propied
ades inalteradas.

2.4.1. ENSAYOS EN MEDIOS ROCOSOS

Los macizos rocosos constituyen conjuntos heterogéneos, genera


lmente discontinuos;
es por este motivo, que la escala empleada para este tipo de ensayo
s adquiere una gran
repercusión en los resultados en ellos obtenidos. El carácter heterog
éneo que presentan
los macizos rocosos, viene definido, entre otros factore
s, por la presencia de
discontinuidades (diaclasas, juntas, fracturas, etc.); esta
circunstancia origina la
necesidad de plantear un estudio por separado, de las caracte
rísticas que presenta la
matriz rocosa y las mostradas por las discontinuidades.

Los ensayos "in situ" practicados en medios rocosos, pueden


diferenciarse en dos
grupos, en función de las propiedades que se pretend
an definir (resistencia y
deformabilidad, o permeabilidad).

2.4.1.1. RESISTENCIA Y DEFORMACiÓN

Componen ensayos de carácter muy puntual, debido a la gran


variabilidad de ¡-
condiciones que presentan los macizos rocosos; para su correct
o desarrollo se
precisa la realización de múltiples ensayos, cuya información
ha de ser tratada
posteriormente de forma estadística. Los ensayos descritos a
continuación, se
presentan como los más idóneos en el estudio de los macizo
s rocosos,
presentando además la ventaja de poder ser realizados median
te el empleo de
equipos portátiles de pequeñas dimensiones.

Esclerómetro o martillo Schmidt. Se trata de un aparato metálic


o dotado
de una geometría cilíndrica, el cuál dispone de un muelle en su
interior y de
un punta retráctil, la cual, al ser presionada contra la roca provoc
a que el
muelle se dispare. En función de la resistencia que presen
te la roca, el
muelle sufre un mayor o menor rebote, cuya cuantía queda reflejad
a en una
escala situada al costado de dicho aparato.
Los valores de rebote obtenidos en la matriz rocosa
pueden ser
correlaccionados con los valores correspondientes a la
resistencia a
compresión simple, mediante el empleo del gráfico de Miller
(1965), en el
cuál, siempre ha de considerarse la densidad de la roca y la inclinac
ión del
plano ensayado.
1
N.R.1. 1-2-9.3. - 13 -

Mediante el estudio de los valores de rebote obtenidos en la matriz rocosa


y en las discontinuidades, junto con el coeficiente de rugosidad presentado
por las diaclasas (J.R.C.), puede obtenerse un valor correspondiente a la
resistencia al corte en las diaclasas (Barton y Choubey, 1976)
Es conveniente disponer siempre de ensayos de laboratorio adicionales, los
cuales permitan calibrar las medidas y establecer correlaciones.
Ensayo role carga pLIJi"ltLIJaL También denominado "Point Load Test" o
"ensayo Franklin". Su utilización se realiza de forma habitual, en la
determinación de la resistencia a la compresión simple de fragmentos de
roca o de testigos cilíndricos obtenidos en sondeos. Se ejecuta
comprimiendo la muestra entre dos puntas metálicas, las cuales son
accionadas mediante la activación de una prensa portátil, la cuál actúa
hasta conseguir la rotura de la muestra.
Este tipo de ensayo fue definido en un principio, para el estudio de
probetas cilíndricas, aplicando los puntos de presión a las generatrices
opuestas del cilindro
La principal utilidad de estos ensayos, radica en la posibilidad de poder ser
aplicados sobre fragmentos de roca de geometría irregular, en los cuales
ha de medirse detalladamente el diámetro de ensayo, es decir, la distancia
entre las puntas. Los resultados obtenidos sobre muestras de geometría
irregular presentan una mayor dispersión, motivo por el cuál, se requiere el
ensayo de testigos o muestras en bloque para su posterior calibración;
asimismo, cuando los datos sean obtenidos en base a muestras de campo,
estos deben ser contrastados mediante el empleo de ábacos de fácil
utilización.

Ensavo 0119 tracción inoHrecta o brasi~efüo. Se practica aplicando una


tensión de compresión a una probeta cilíndrica de roca, a lo largo de dos
generatrices opuestas; el estado de tensiones inducido al testigo de roca,
provoca su rotura según la diagonal sobre la que se ha aplicado la carga.
Este método posibilita el ensayo de muestras cilíndricas de pequeña altura
respecto a su diámetro (0.5 a 1 veces), no requiriendo una preparación
especial de la probeta (constituye un ensayo muy rápido).
Este ensayo posibilita el aplicación de la clasificación expuesta en la Tabla
2.4.1.1.a. del anexo 111, mediante la cuál se categorizan los distintos tipos de
rocas, en función de su resistencia a la tracción (Fourmaintraux 1976, en
Oteo 1978):
El valor obtenido de los ensayos puede ser correlacionado con la
resistencia a compresión simple, siendo qu 10 a 15 veces qt cuando la
resistencia a compresión simple de la roca qu es menor a 500 Kp/cm 2 , y qu
de 10 a 25 veces qt, cuando qu es mayor.
Según Deere y Miller (1968), la clasificación de las rocas según su
resistencia a la tracción, se presenta según lo expuesto en la Tabla
2.4.1.1.b.
• Ensayo ole corte directo "ir¡ situ". Posibilita la determinación de los
parámetros que definen la resistencia al corte en las discontinuidades
rocosas (cohesión y el ángulo de rozamiento interno). Para su ejecución se
emplean equipos ligeros y portátiles, los cuales pueden ser transportados al
campo con facilidad (Célula de Hoek).
En los ensayos de corte, pueden ser determinados, tanto los parámetros de
resistencia de pico como los residuales; en este último caso, los valores
residuales han de ser obtenidos mediante la realización de pasadas
sucesivas del aparato de corte, aplicadas en cada una de las muestras.
N.R.1. 1-2-9.3. - 14 -

Este ensayo es el único que posibilita la determinación "in situ" de la


resistencia al corte de las discontinuidades rocosas a pequeña escala. A
escala del macizo, la aplicabilidad del ensayo es limitada por el tamaño de
la muestra a ensayar, debiéndose además proceder a un estudio del efecto
de la rugosidad (JRC) en la resistencia al corte, debido a que no es posible
estudiar de modo satisfactorio aquellas irregularidades que presenten un
tamaño superior al decímetro (ondulación).
- Tilt test. Constituye un ensayo de corte aplicado en discontinuidades
rocosas, bajo cargas normales muy bajas. El ensayo debe ser realizado
siguiendo el procedimiento descrito a continuación: En primer lugar han de
escogerse dos fragmentos de roca, delimitados por una superficie de
discontinuidad común (estratificación, familia determinada de diaclasas,
foliación, etc). Los dos bloques rocosos han de superponerse,
manteniendose en contacto entre ambos la discontinuidad a estudiar. Los
bloques han de inclinarse progresivamente sobre un apoyo, hasta que
comience a deslizar uno sobre otro. Cuando el movimiento se inicie, ha de
mensurarse mediante el empleo de un clinómetro, el ángulo respecto a la
horizontal del plano a estudiar. La magnitud del ángulo, es concretado en
función de la relación entre el esfuerzo de corte y el esfuerzo normal que
actúa sobre una discontinuidad:

T
ex = arctg-
(J

En el caso del estudio de bloques rocosos sueltos o aislados del conjunto


del macizo rocoso, el ángulo obtenido a, ha de coincidir con el ángulo de
rozamiento de la discontinuidad estudiada. Este ensayo debe repetirse con
muestras procedentes de todas las familias de discontinuidades existentes
en el macizo rocoso.

Es posible su práctica tanto en el campo como en el laboratorio,


empleando para su ejecución, tres testigos cilíndricos de roca obtenidos en
un sondeo.

2.4.1.2. PERMEABILIDAD EN ROCAS

La determinación de la permeabilidad de un macizo rocoso, constituye en


ocasiones, un factor de gran interés, el cuál, frecuentemente reviste una gran
dificultad en su evaluación. Constituye uno de los parámetros más erráticos
que presenta el terreno, presentando variaciones de gran importancia. La
permeabilidad de una misma formación rocosa puede variar en gran medida,
en función de su espaciado, apertura, continuidad y relleno de las familias de
discontinuidades existentes. Es por este motivo, que cuando se precise la
cuantificación de la permeabilidad de un macizo rocoso, se presenta necesario
considerar un orden de una magnitud (exponente en una base 10) que aporte
unos valores precisos.

En geotecnia, el tipo de ensayo más aplicado en la determinación de la


permeabilidad de un macizo rocoso y de su matriz rocosa corresponde al
ensayo Lugeon; se trata de un ensayo muy extendido, empleado para la
valoración semicuantitativa de la permeabilidad que presenta un macizo
rocoso en profundidad, independientemente de su su naturaleza (pizarras,
margas, areniscas, etc.) y de su estado de tectonización.

Este ensayo fue definido en su origen por Mauricio Lugeon y consiste en


introducir agua a una presión constante (10 Kp/cm 2) en el sondeo, midiendo
las admisiones producidas durante un período de tiempo determinado (10
N.R.1. 1-2-9.3. - 15 -

minutos). Debe practicarse en cada ocasión, en un tramo de sondeo de 5


metros, aislando el tramo de ensayo del resto del sondeo mediante
obturadores y manguitos.
Los resultados del ensayo se han de ser valorados en Unidades Lugeon,
correspondiendo cada unidad a un coeficiente de permeabilidad de 10-5
cm/sg, el cuál es equivalente a la admisión de 1 litro por metro lineal ensayado
y por minuto de duración del ensayo; la práctica del ensayo debe ser realizada
a 10 atmósferas de presión, durante 10 minutos (U.L. = 10-5 cm/sg = l/m x
min) (Olalla, 1991).

En la Tabla 2.4.1.2. del Anexo III se muestran algunos resultados


representativos, obtenidos a partir de los ensayos Lugeon.

2.4.2. ENSAYOS EN SUELOS

Los ensayos "in situ" son de gran aplicación en este tipo de materiales, debido a que
permiten el estudio del comportamiento de los suelos sin perturbar su estado natural.
Asimismo, en el desarrollo de este tipo de ensayos, se ve involucrado un volumen
mucho mayor de material, que en aquellos ensayos practicados en el laboratorio, es por
este motivo que, los resultados obtenidos son más representativos, por efecto de la
disminución del efecto escala.

Los ensayos "in situ" practicados en suelos se pueden dividirse, al igual que en el caso
de los macizos rocosos, en dos grupos diferenciados: resistencia y deformabilidad, y
permeabilidad.

2.4.2.1. RESISTENCIA Y DEFORMACiÓN

Los ensayos "in situ", practicados para el estudio de la resistencia y la


deformabilidad en los suelos, pueden clasificarse en varios grupos:

Ensayos de penetración dinámica Su ejecución se desarrolla mediante la


introducción en el terreno de una puntaza o cuchara mediante golpeo, con
la finalidad de determinar la resistencia a la penetración a lo largo de la
zona ensayada. Tanto los materiales empleados, como el procedimiento de
ejecución, deben estar normalizados, de manera que los resultados sean
interpretables y correlacionables entre sí.
Ensayo de penetración estándar (S.P.T.) Compone un ensayo muy
extendido, el cuál se realiza en el interior de los sondeos durante su
proceso de perforación. Cuando la perforación alcanza la cota deseada
para la práctica del ensayo, debe limpiarse cuidadosamente la misma (tanto
las paredes como el fondo), retirando posteriormente la batería de
perforación e instalando en su lugar un tomamuestras de dimensiones
estándar; posteriormente, el tomamuestras debe hincarse en el terreno 60
cm, contabilizandose el número de golpes requeridos para hincar tramos de
15 cm.
La lectura del golpeo correspondiente al primer y último tramo, no ha de
ser tenida en consideración, debido al efecto provocado por alteraciones
del suelo o derrumbes de las paredes del sondeo en el primer caso, y por
la existencia de posibles procesos de sobrecompactación en el segundo.
La suma de los valores de golpeo de los dos tramos centrales, aportan el
valor de NSPT o N30 , también denominado resistencia a la penetración
estándar.
Existen múltiples correlaciones entre los resultados obtenidos mediante la
aplicación del ensayo S.P.T., empleando diversos parámetros
N.R.1. 1-2-9.3. - 16-

geotectónicos. Estas correlaciones son aproximativas y su aplicabilidad


alberga ciertas reservas. La correlación se posibilita mediante la aplicación
de parámetros tales como la densidad relativa, el ángulo de rozamiento
interno, la defOímabilidad, el potencial de licuefacción, etc.
Ensayos die penetración dinámica. Se practican mediante la hinca en el
terreno mediante golpeo, de una puntaza metálica, unida a varillas
metálicas. Constituye una prueba dinámica contínua, la cuál permite el
estudio de la resistencia del terreno, hasta profundidades superiores a los
25 m.
Existen múltiples tipos de ensayos en función de la energía de golpeo y las
necesidades de la investigación:
Ensayo de "tipo Borro": Corresponde al ensayo más estandarizado de
todos los ensayos de penetración dinámica continua practicados,
admitiendo la práctica de múltiples correlaciones.
Ensayo DPL (Dynamic probing light): Se trata de una modalidad de
ensayo muy ligera, aplicable en profundidades de hasta 8 m.
- Ensayos DPM (dynamic probing medium): Posibilitan el estudio del
terreno, a profundidades de hasta 20 m.
- Ensayos DPH (dynamic probing heavy): Este tipo de ensayos permite
alcanzar profundidades de hasta 20 a 25 m.
- Ensayos DPSH (dynamic probing super heavy): Su práctica posibilita
alcanzar profundidades mayores de 25 metros.
Ensayos de penetración estática. Su método de ejecución consiste en la
hinca en el suelo de una punta cónica a presión y a una velocidad
constante, con la finalidad de medir el esfuerzo necesario para la
penetración del cono (qc)' Si se emplea un cono de tipo móvil, puede
medirse además el rozamiento lateral local, denominado {s' A continuación
se expresan las principales aplicaciones de los ensayos C.P.T.:
Determinación del perfil litológico del terreno.
Evaluación de los parámetros geotécnicos de las capas atravesadas.
- Determinación de la capacidad portante del terreno y de la posibilidad
de que se produzcan asientos frente a solicitaciones externas.
El ensayo C.P.T. (Cone penetration test) ha sido mejorado mediante la
instalación de un captor adicional de la presión intersticial, constituyendose
de esta manera un equipo denominado piezocono (C.P.T.U.). El piezocono,
además de medir qc y 1'8' registra las presiones intersticiales (U), las cuales
son generadas durante la hinca Permite además la instalación de captores
adicionales de temperatura, de inclinación, etc.
Ensayo de molinete (Vane Test). Este ensayo, también denominado
ensayo scisométrico, es empleado para determinar la resistencia al corte sin
drenaje Su y la sensitividad St , en suelos cohesivos saturados. Se opera
mediante la hinca de un "molinete" en el terreno, el cuál esta constituido por
cuatro placas de acero ortogonales soldadas a una varilla central, con la
finalidad de medir del par de torsión T necesario para hacer girar el
dispositivo hasta la rotura del terreno.
Ensayos presiométricos. Su práctica se realiza mediante la puesta en
carga lateral creciente del terreno, mediante la aplicación de una sonda
cilíndrica tricelular dilatable, la cuál es introducida en el interior de un
sondeo mecánico.
N.R.1. 1-2-9.3. - 17 -

Mediante su práctica puede deducirse información relativa a la resistencia


al corte del material (cohesión y ángulo de rozamiento interno) y se
posibilita su correlación con otros modelos de ensayos (módulo edométrico
Em Y resistencia a la penetración estática qc)'
- Otros ensayos. Existen múltiples ensayos "ín sítu" aplicables a casos muy
concretos, los cuales se encuentran dirigidos al estudio de las propiedades
geomecánicas que presentan los suelos, con la finalidad de proporcionar
informaciones puntuales de gran interés. Estos ensayos son los siguientes:
ensayo de carga con placa (capacidad portante, asientos, módulos de
rigidez y deformabilidad del terreno), terraplenes experimentales
(capacidad portante, asientos y estudio del proceso de consolidación de
suelos blandos o rellenos antrópicos), dilatómetros (medida de tensiones),
etc.

2.4.2.2 PERMEABILIDAD EN SUELOS

La permeabilidad de los suelos, al igual que ocurre en los macizos rocosos,


viene definida según un determinado orden de magnitud (exponente en una
base 10), determinado por la gran variabilidad existente en los caracteres de
densidad, porosidad, curva granulométrica, niveles encostrados, etc. que
presenta el suelo. La estructura del suelo se halla relaccionada con su tipo de
deposición, pudiendo condicionar a su vez, la existencia de anisotropías en la
dirección del flujo, propiciando la existencia de distintas la permeabilidades
verticales y la horizontales, en función de la dirección considerada.

A continuación se describen los ensayos más utilizados para la determinación


de la permeabilidad de un suelo, procediendo a clasificarlos según se realicen
en el interior de sondeos o de excavaciones.

* En el interior de sondeos
Los ensayos más extendidos son aquellos que se realizan en el interior de
sondeos, aprovechando los sondeos mecánicos practicados en las
campañas de investigación geológico - geotécnicas. A continuación se
describen las modalidades más empleadas para el correcto desarrollo de
esta práctica:
Ensayo Lefranc. Se opera rellenando de agua un sondeo y midiendo el
caudal necesario para mantener el nivel constante (ensayo a régimen
permanente), o bien calibrando la velocidad de descenso del nivel de
agua (ensayo a régimen variable). El ensayo puede realizarse durante la
ejecución del sondeo, o una vez finalizado el mismo, en función del
tramo de sondeo que se pretenda analizar. Se aplica en terrenos
granulares, situados en cotas inferiores al nivel freático.
Ensayo Nasberg-Terletskata. Ensayo de permeabilidad similar al
Lefranc, muy adecuado para el estudio de la permeabilidad de terrenos
detríticos sin presencia de nivel freático, o en aquellos casos en los que el
nivel freático se encuentre muy alejado del fondo del sondeo.
* En calicatas y zanjas
En ocasiones, cuando no se dispone de sondeos mecanlcos para la
caracterización de la permeabilidad de un terreno, puede recurrirse a la
realización de excavaciones someras de geometría conocida, en las cuales
puedan llevarse a cabo ensayos de permeabilidad "ín sítu".
Ensayo de Matsuo. Permite determinar el coeficiente de permeabilidad
de un suelo a partir del caudal infiltrado en una excavación configurada
en forma de canal, cuya sección debe asemejarse a una elipse. La
N.R.1. 1-2-9.3. - 18 -

longitud de la excavación debe ser mucho mayor que su anchura, de


manera que al efecto de proceder a su cálculo, pueda considerarse
indefinida. Según este proceder, el estudio de la permeabilidad ha de
realizarse según dos dimensiones, considerandose únicamente la
sección del canal. Este método es aplicable en suelos secos o
semisaturados.
Ensayo de Haefeli. Se conoce habitualmente como el método de la
artesa y consiste en la práctica de una excavación en el terreno,
dispuesta en forma de artesa, a la cuál se dota de una morfología forma
tronco-piramidal con base cuadrada.
Para la correcta realización del ensayo, debe fijarse una escala vertical
al fondo de la artesa, y posteriormente proceder a su llenado hasta una
altura determinada. Se ha de anotar el tiempo de llegada del agua a los
diferentes niveles, hasta que se complete la desaparición de la misma a
través del terreno.
* Otros métodos. Existen otras técnicas para el estudio de la permeabilidad
de un terreno constituido por suelos, aunque su uso es menos frecuente en
estudios geológico - geotécnicos. Entre ellos destacan los siguientes:
Método del pozo. Definido en el Earth Manual del Bureau of
Reclamation U.S.A. Se trata de un ensayo para la determinación de la
permeabilidad "in situ", el cuál es ejecutado mediante la medición del
caudal de agua que fluye al terreno a través de un pozo de pequeñas
dimensiones, relleno de arena y bajo carga constante. Existen diversos
métodos basados en el cálculo de la permeabilidad, en función de la
localización del nivel freático.
Ensayos de bombeo. Su práctica requiere disponer de un pozo o
sondeo de gran diámetro, desde el cual ha de extraerse agua por
bombeo, y de sondeos o pozos emplazados en forma radial, a distintas
distancias. Es aplicable en materiales saturados, provistos de un nivel
freático bien definido; no es muy usado en geotecnia debido a su
elevado coste.

2.4.3. INVESTIGACIONES HIDROGEOLÓGICAS

Son aquellas investigaciones centradas en la determinación de los caracteres


hidrogeológicos que presenta el terreno

2.4.3.1. INTRODUCCiÓN

La presencia de agua en los materiales constitutivos de los taludes, modifica


las propiedades intrínsecas de los materiales, induciendo en ellos un efecto
negativo en su estabilidad, el cuál es motivado por la existencia o concurrencia
de las situaciones expuestas a continuación:

La presión de agua reduce la estabilidad del talud, provocando una


reducción de la resistencia al corte en las superficies de deslizamiento,
discontinuidades, etc.; en las grietas de tracción se produce además, un
incremento de las fuerzas que tienden al deslizamiento.
Un elevado contenido en humedad produce un incremento en el peso
específico del terreno, favoreciendo la movilización de masas de materiales.
Las variaciones del contenido en humedad pueden originar procesos
rápidos de meteorización, los cuales afectan en igual medida a la
estabilidad del talud.
N.R.1. 1-2-9.3. - 19 -

El agua congelada en períodos invernales, angina la apertura de las


discontinuidades emplazadas en roca, inducida por efecto de los cambios
de volumen; además, el hielo puede bloquear los conductos naturales de
drenaje, provocando una disminución en la estabilidad del talud.
El efecto de la escorrentía superficial y del golpeo del agua de lluvia,
producen fenómenos de erosión en la superficie del talud, especialmente
intensos en los terrenos blandos.
El flujo interno del agua provoca la aparición de erosiones y tubificaciones
en los suelos y el lavado del relleno de las fisuras emplazadas en la roca,
afectando intensamente a condiciones de estabilidad del talud.
Si la presión intersticial alcanza valores elevados, igualando las tensiones
totales del terreno, pueden producirse procesos de licuefacción en los
materiales no cohesivos, por efecto de la anulación de las tensiones
efectivas. Este fenómeno es característico de situaciones de solicitaciones
dinámicas.
En ciertos materiales, la presencia de agua puede inducir a cambios en sus
composiciónes mineralógicas.
En general, puede concretarse que la presencia de agua en los taludes, se
traduce en una reducción generalizada en su estabilidad.

2.4.3.2. PRESIONES INTERSTICIALES

La presencia de agua en el talud angina el incremento de las presiones


intersticiales; su presencia en el terreno puede provocar que este quede
dividido, en dos zonas separadas por el nivel freático, el cuál representa una
superficie en la que la presión de agua alcanza un valor similar a la presión
atmosférica.

En cotas superiores a la correspondiente al nivel freático pueden aparecer


presiones negativas (en la denominada zona de capilaridad); estas presiones
negativas incrementan las tensiones efectivas, aumentando la estabilidad del
terreno. Bajo el nivel freático las presiones intersticiales son positivas,
produciéndose el efecto contrario.

Las presiones intersticiales pueden ser calculadas mediante el análisis de la


red de flujo o mediante la aplicación de medidas directas aportadas por
piezómetros. Las redes de flujo están constituidas por líneas de flujo, las
cuales siguen la dirección del flujo, y unas líneas equipotenciales o líneas, en
las que la posición intersticial permanece constante (ambas líneas son
perpendiculares entre sí). La presión intersticial puede ser conocida en
cualquier punto de la red de flujo, según la equipotencial en que se encuentre
dicho punto.

La presión de agua puede ser caracterizada mediante el empleo del


coeficiente de presión intersticial ru, el cuál indica la altura alcanzada por el
agua en el talud:

(1 )

Donde u corresponde a la presión intersticial, yal peso específico del suelo, z


a la profundidad considerada, y u al producto de la densidad del agua por su
altura.

ru varía entre ru = O para taludes secos, y ru = 0.5 para taludes saturados.


N.R.1. 1-2-9.3. - 20 -

2.4.3.3. MEDIDA DE PRESIONES INTERSTICIALES

Los métodos más usuales empleados para el estudio y determinación de la


posición del nivel freático y piezométrico son los descritos a continuación.

* Métodos directos.
Pozos de observación
Piezómetros abiertos
Piezómetros cerrados
Todos estos métodos son descritos en el capítulo 5.3.4.
* Métodos indirectos.
Su práctica se halla encaminada a la obtención de información referente a
los caracteres hidrogeológicos que presenta una formación determinada, a
partir de las interacciones físicas, biológicas, etc., entre el agua y el terreno
que la contiene.
Dentro de esta tipología de métodos se encuentran las técnicas geofísicas
(fundamentalmente los métodos eléctricos y electromagnéticos). Su
empleo se dirige a la obtención indirecta de la distribución de las unidades
litológicas y a la determinación de la posible presencia de agua y del
volumen ocupado por esta.
Los métodos geofísicos se presentan como los más adecuados, cuando su
práctica se desarrolla en conjunción con otros métodos de observación
directa.
La presencia de vegetación (juncos, cañas, etc.) constituye un sólido
indicio indicativo de la presencia deniveles freáticos poco profundos.
La observación directa de humedades o surgencias emplazadas en la
superticie del talud, aporta una clara visualización de la intersección del
nivel freático con dicha superficie.
El estudio de la presión intersticial, constituye un instrumento esencial para
el análisis de la estabilidad de los taludes. La medida de presiones puede
ser realizada mediante el empleo de piezómetros, o de manera indirecta,
mediante el análisis de las redes de flujo.
Los piezómetros ofrecen resultados muy fiables para el análisis de la
presión intersticial existente en un punto concreto del terreno. Presentan el
inconveniente de su elevado coste (suelen emplazarse en el interior de
sondeos), y además, en aquellos casos en que se presenten acuíferos
complicados, caracterizados por la existencia de muchos aportes,
pérdidas, inclinaciones elevadas del terreno, etc., se requiere la instalación
de muchos puntos de medida para obtener un modelo satisfactorio.
Como conclusión, puede concretarse que existe el requerimiento de
combinar ambos métodos, pudiéndose de esta manera realizar medidas
directas mediante el empleo de piezómetros y extrapolando los valores
obtenidos en un modelo de red de flujo.
N.R.L 1-2-9.3. - 21 -

2.4.3.4. TOMA DE MUESTRAS DE AGUA

El objeto de la toma de muestras de agua se halla dirigido a su posterior


análisis químico, con la finalidad de poder determinar su composición, su
grado de agresividad frente al hormigón, su potabilidad, etc. La toma de
muestras de agua practicada en sondeos, requiere la adopción de una serie
de precauciones, con la finalidad de que la dicha muestra obtenida sea
representativa respecto al conjunto del agua existente en el terreno y no se
encuentre distorsionada por la composición del agua empleada en la propia
perforación

Los recipientes destinados a la conservación de las muestras y su posterior


envío al laboratorio deben ser de plástico o vidrio, y disponerse limpios y
estancos. El recipiente ha de lavarse dos veces, empleandose para tal efecto,
el mismo agua con la que se va a almacenar. Dichos recipientes deben portar
etiquetas, en las que se deben reflejar datos correspondientes a la
identificación del proyecto, identificación del sondeo, fecha y hora de toma,
profundidad a la que se tomó, etc.

El envío al laboratorio ha de efectuarse mediante el empleo de cajas opacas,


rellenas de material aislante y con el mínimo retraso posible.

2.4.3.5. ANÁLISIS QUíMICO DE LAS MUESTRAS DE AGUA

La finalidad del análisis químico a realizar sobre una muestra de agua, consiste
fundamentalmente en la determinación de su grado de agresividad frente al
hormigón.

Los límites perjudiciales determinados en las sustancias disueltas en las aguas


subterráneas para el ataque al hormigón, son los expresados en la Tabla
2.4.3.5.a. Anexo 111.

Según la Norma EH-91, las concentraciones máximas admitidas en el agua


son las expresadas en la Tabla 2.4.3.5.b. Anexo 111.

2.5. ENSAYOS DE lABORATORIO

Los ensayos de laboratorio constituyen un elemento fundamental para la determinación de las


propiedades geotécnicas que presentan los suelos y macizos rocosos. Su práctica se realiza a
partir de muestras obtenidas mediante sondeos, calicatas y muestras de mano, tanto en suelos
como en rocas.

2.5.1. ENSAYOS DE SUELOS

Los principales ensayos de laboratorio realizados sobre muestras de suelo, su


clasificación y los tipos de muestras sobre los que son aplicados, son resumidos en la
Tabla 2.5.1. Anexo 1II (Barceló, 1997).

2.5.2. ENSAYOS DE ROCAS

Los principales ensayos de laboratorio realizados sobre muestras de roca, su


clasificación y los tipos de muestras sobre los que son aplicados, son resumidos en la
Tabla 2.5.2. Anexo 111 (Barceló, 1997).
N.R.1. 1-2-9.3. - 22-

2.6. PLANTEAMIENTO DE LA CAMPAÑA DE INVESTIGACiÓN

Las campañas de investigaciones "in situ", constituyen un componente esencial en todo proceso
de diseño de una obra. Las investigaciones han de constituir un instrumento básico para adaptar
la obra proyectada a las condiciones propias del terreno, en función de sus características y
propiedades.

El planteamiento de la campaña de investigaciones "in situ", debe orientarse de modo que se


posibilite la obtención de la máxima de información posible, empleando para tal finalidad un
coste económico mínimo. Para la consecución del objetivo aquí expuesto, han de observarse los
siguientes aspectos:

La campaña ha de planificarse mediante la participación de técnicos cualificados, dotados de


una amplia experiencia en geotecnia. Para el correcto desarrollo de esta campaña, han de
concretarse el número de investigaciones requeridas, sus localizaciones, las muestras que se
deben tomar en cada caso, los ensayos "in situ" a efectuar, etc.
Ha de disponerse de un control experimentado de las investigaciones y de un estrecho
seguimiento del desarrollo de los trabajos de campo.
Ha de adaptarse la campaña propuesta inicialmente, a las necesidades reales originadas
durante su desarrollo, con la finalidad de satisfacer las incertidumbres surgidas durante la
elaboración de los trabajos de campo. Debe considerarse siempre, que cualquier coste
adicional no previsto, requerido durante el desarrollo de la campaña de investigaciones, ha de
verse más que compensado posteriormente, al eliminarse incertidumbres o incidencias no
contempladas durante la fase de construcción.
Para la correcta realización de las investigaciones "in situ", deben emplearse procedimientos
estándar debidamente normalizados, sobradamente conocidos y contrastados. Según este
proceder, se favorece y simplifica la interpretación de los resultados obtenidos, pudiéndose
identificar las causas de las anomalías registradas y posibilitándose la correcta correlación
entre los resultados obtenidos mediante el empleo de las diferentes técnicas de investigación.

3. CARACTERIZACiÓN GEOTECNICA DE LOS MATERIALES

3.0. CONSIDERACIONES GENERALES

Para la correcta caracterización geotecnica de los materiales, la ingeniería geológica ha


desarrollado diversas clasificaciones y procedimientos que permiten evaluar las condiciones y
propiedades que presentan los materiales constitutivos del terreno.

3.1. CLASIFICACiÓN GEOMECÁNICA

Las clasificaciones geomecánicas constituyen un método de ingeniería geológica, mediante el


cuál se posibilita la evaluación del comportamiento geomecánico que presentan los macizos
rocosos, y la estimación de los parámetros geotécnicos de diseño empleados para la
construcción de taludes.

3.1.1. CLASIFICACiÓN RMR DE BIENIAWSKI

Dentro de las distintas clasificaciones geomecánicas más utilizadas, la clasificación aquí


expuesta es la que ofrece un uso más extendido. Constituye un sistema de clasificación
de macizos rocosos, el cuál posibilita la correlacción de índices de calidad con distintos
parámetros de diseño. Esta clasificación se constituye en función de los siguientes
parámetros geomecánicos:

Resistencia uniaxial que presenta la matriz rocosa.


N.R.1. 1-2-9.3. - 23-

Grado de fracturación, en los términos aportados por el índice RQD.


Espaciado que presentan las discontinuidades.
Condiciones de las discontinuidades.
Condiciones hidrogeológicas.
Orientación de las discontinuidades respecto a la excavación.
La incidencia de estos parámetros en el comportamiento de la excavación, se expresa
mediante la aplicación de un índice de calidad denominado Rock Mass Rating-RMR (el
cuál varía de O a 100).

Con la finalidad de posibilitar la aplicación de la clasificación geomecánica RMR ha de


dividirse el macizo rocoso a lo largo del talud, en un número indeterminado de tramos
que presenten características geológicas más o menos uniformes, de acuerdo con las
medidas efectuadas en el campo. El método empleado para la concrección del índice
RMR se corresponde con el representado en la Figura 3.1.1. del Anexo IV

Una vez obtenidos los valores resultantes de la aplicación de los cinco parámetros de la
clasificación, ha de efectuarse una posterior corrección en función de la orientación que
presenten las discontinuidades, obteniéndose de este modo un valor numérico, el cuál
es aplicado posteriormente en dicha clasificación. Esta clasificación distingue cinco
tipologías de roca con sus correspondientes índices RMR. El significado geotécnico es
expresado en un cuadro, en el cuál se reflejan las distintas las características
geotécnicas (Figura 3.1.1. Anexo IV), incluyendo entre estas la cohesión, el rozamiento
interno y la estabilidad.

3.1.2. CLASIFICACiÓN SMR DE ROMANA

La clasificación SMR constituye un método para la determinación de los factores de


ajuste más adecuados, para su posterior aplicación a la clasificación RMR de Bieniawski
en taludes.

El índice SMR es empleado para la clasificación de taludes; se obtiene a partir del índice
RMR mediante la suma de un "factor de ajuste", el cuál se determina en función de la
orientación con cuál se disponen las juntas (producto de tres subfactores) y un "factor
de excavación", el cuál depende directamente del método empleado:

El factor de ajuste de las juntas, es concretado mediante el producto de tres


subfactores (Figura 3.1 .2.a. Anexo IV):

F1 Depende del paralelismo existente entre el rumbo que poseen las juntas y la cara
del talud. Su cuantía varía entre 1,00 (cuando ambos rumbos son paralelos) y 0,15
(cuando el ángulo entre ambos rumbos es mayor de 30º y la probabilidad de que se
produzca rotura es muy baja). Estos valores son establecidos empíricamente,
ajustandose de forma aproximada mediante la aplicación de la siguiente expresión:
F1 = (1-sen cxi - sen cxs )2
Correspondiendo cxi y CXs a los valores del buzamiento de la junta y del talud
respectivamente.
F2 . Depende del buzamiento de la junta en la rotura plana. Corresponde a una medida
de la resistencia al esfuerzo cortante de la junta; varía entre 1,00 (para juntas con
buzamiento superior a 45º) y 0,15 (para juntas con buzamiento inferior a 20º). Fue
establecido empíricamente, aunque no obstante puede ajustarse aproximadamente
según la siguiente relación:
N.R.1. 1-2-9.3. - 24-

Donde ~j corresponde al buzamiento de la junta. (F 2 vale 1,00 para las roturas por
vuelco).
F3 refleja la relación existente entre los buzamientos de la junta y los del talud. Para su
concrección se han mantenido los valores propuestos por Bieniawski en 1976, los
cuales siempre son negativos.
Para roturas planas, F3 expresa la probabilidad de que las juntas afloren en el talud.
Se supone que las condiciones son "normales", cuando el buzamiento medio de la
familia de juntas es igual al del talud, y por lo tanto afloran pocas juntas. Cuando el
talud buza más que las juntas, afloran prácticamente todas, siendo las condiciones
"muy desfavorables", lo cuál supone un valor de F3 de -60 (para ~s - ~j > 10º), o
"desfavorables", lo que supone un valor de F3 de -50 (para O < ~s - ~j < 10). La
diferencia existente de esta manera, con el valor de F3 "normal" (que es -25) es muy
grande.
El factor de ajuste según el método de excavación, F4 , ha sido establecido
empíricamente, según se muestra en la Tabla expuesta en la Figura 3.1.2.a. del Anexo
IV. En dicha Tabla pueden además observarse los siguientes aspectos:
Los taludes naturales son más estables, debido al efecto de los procesos previos
de erosión sufridos por el talud, y de los mecanismos internos de protección que
poseen muchos de ellos (vegetación, desecación superficial, drenaje torrencial,
etc) (F 4 = + 15) (Figura 3.1 .2.b. del Anexo IV).
El precorte aumenta la estabilidad de los taludes en media clase (F 4 = +10).
Las técnicas de voladura suave (recorte), bien ejecutadas, también aumentan la
estabilidad de los taludes (F4 = +8).
Las voladuras normales, aplicadas mediante la aplicación de métodos razonables.
no producen modificaciones en la estabilidad (F4 = O).
Las voladuras defectuosas son muy frecuentes, pudiendo dañar seriamente la
estabilidad del talud (F 4 = - 8).
La excavación mecánica de los taludes practicada mediante la técnica de ripado,
únicamente es practicable en aquellas ocasiones en las que el macizo rocoso se
presenta muy fracturado o se encuentra constituido por roca blanda. Su empleo se
combina usualmente con prevoladuras poco cuidadas; mediante la aplicación de este
procedimiento, las caras del talud pueden presentar dificultades de acabado y por lo
tanto, la ejecución de dicho método no mejora ni empeora la estabilidad general del
talud (F 4 = O).
Las distintas clases de estabilidad, determinadas mediante la aplicación del método
de Romana, son las expuestas en la Figura 3.1.2.c. Anexo IV.

3.2. RESISTENCIA AL CORTE

En este apartado se describen sintéticamente los distintos procedimientos y teorías, susceptibles


de poder ser aplicadas en la valoración de la resistencia al corte en suelos y rocas emplazadas
en distintas condiciones.

3.2.1. RESISTENCIA AL CORTE DE lOS SUELOS

Para acometer el diseño y estudio de un talud emplazado en suelos (naturales o


artificiales), se requiere la valoración de su resistencia al esfuerzo cortante y el estado
tensional existente en el interior del terreno.

Dentro de una hipotética superficie de rotura, se concentran esfuerzos cortantes que


tienden a producir el movimiento y la resistencia tangencial o resistencia al corte, la cuál
se opone a dicho movimiento. Las distintas situaciones determinan que domine uno u
N.R.1. 1-2-9.3. - 25-

otro mecanismo, condicionando la relación entre ambos la estabilidad del talud.

En el caso de taludes emplazados en terrenos naturales, interesa por lo tanto conocer la


resistencia de los materiales inalterados, mientras que en terrenos artificiales debe
estudiarse el estado que presenta el material remoldeado (con su humedad y densidad
característica) .

3.2.1.1. MÉTODOS PARA LA DETERMINACiÓN DE LA RESISTENCIA AL CORTE


EN SUELOS

Para posibilitar la determinación de la resistencia al corte que presentan los


suelos, deben practicarse ensayos de laboratorio, aplicados sobre muestras
remoldeadas o inalteradas, en los cuales se han de reproducir las situaciones
que presentan estos en el terreno.

Los ensayos más representativos corresponden a los de corte directo,


debiendo ser complementados mediante la ejecución de los ensayos descritos
en el Capítulo 2 de la presente Norma. Los ensayos de corte "in situ" a gran
escala son aplicados con frecuencia, debido a que proporcionan los mejores
resultados (aunque su coste sea elevado).

3.2.1.2. OTROS MÉTODOS DE VALORACiÓN DE LA RESISTENCIA AL CORTE

Cuando no sea posible disponer de ensayos representativos, o simplemente


se pretenda estimar un orden de magnitud de la resistencia que presentan los
materiales, han de emplearse otro tipo de procedimientos, basados en las
experiencias aportadas por otros autores, con la finalidad de posibilitar la
valoración de la resistencia al corte. Estos métodos (aún siendo de gran
utilidad), deben manejarse con precaución y siempre han de ser considerados
como valores estimativos.

a) Correlaciones empíricas
* En suelos no cohesivos
A partir del ensayo de penetración estándar (SPT), existen múltiples
correlaciones mediante la aplicación del valor del ángulo de
rozamiento interno (<1», deducido en base a la magnitud
correspondiente a la densidad relativa.
El valor NSPT puede ser corregido en función de la presencia del nivel
freático (Terzaghi y Peck, 1948), la presión de contorno (Seed, 1979,
Peck et al 1973), etc. A partir de este valor, puede ser determinada la
densidad relativa y el ángulo de rozamiento interno (Burmister, 1962,
Hunt, 1984, Burmister, 1948, Novfac, 1971, etc.).
A partir del ensayo de penetración estático (CPT, Cone Penetration
Test), en función de la profundidad (Trofinenkov, 1974), o de la
densidad relativa (Schmertmann, 1977).
* En suelos cohesivos
A partir del penetrómetro estático (CPT), correlacionando el índice qc,
relativo a la capacidad portante estática, con el valor de Su
(Sanglerat, 1967, Schmertmann, 1977).
A partir del ensayo de penetración estándar (SPT), puede ser
deducido el valor de la resistencia a la compresión simple (Hunt,
1984 y Novfac, 1971).
N.R.1. 1-2-9.3. - 26-

- A partir del ensayo de molinete de campo (Vane Test), se obtiene


directamente el valor de la resistencia al corte sin drenaje Su, previa
realización de la corrección de Bjerrum (1982), en función del índice
de plasticidad (IP).
b) Tablas y cuadros aproximativos
* En suelos no cohesivos
- Suelos remoldeados (Novfac, 1971), su aplicación se dirige a suelos
compactados en las condiciones óptimas del Proctor Normal.
- A partir de la densidad seca y la clasificación de Casagrande, puede
ser estimado el valor de <jJ; si el material no posee finos plásticos, ha
de ser estimado en función de la densidad relativa (Novfac, 1971).
- Tablas proporcionadas por Terzaghi y Peck (1948), y Sowers &
Sowers (1951).
Método de Koerner (1970), mediante la aplicación de este método,
puede ser obtenido el valor <jJ', en función de los caracteres que
presentan las partículas (esfericidad, diámetro eficaz) y el conjunto
del material (granulometría, densidad, compacidad, tipo de material).
* En suelos cohesivos
Relación entre la resistencia al corte sin drenaje (Su) Y el índice de
fluidez (IL), (Jimenez Salas y Justo Alpañes, 1975).
Relación entre <jJ' y el índice de plasticidad (IP), determinado por los
mismos autores mencionados con anterioridad.
Relación IP-<jJ' (Kanji, 1970; Patton y Hendron, 1974).
- <jJ' , concretado a partir del porcentaje de fracción arcillosa
(Skempton,1964).

3.2.2. RESISTENCIA AL CORTE DE MATERIALES ROCOSOS MUY FRACTURADOS Y/O


ALTERADOS

En muchos casos reales, se requiere analizar la estabilidad de los taludes excavados en


un macizo rocoso altamente fracturado, de tal modo que los planos de discontinuidad
aparezcan interconectados entre sí. En estas situaciones (en especial cuando no existan
superficies predominantes que favorezcan el deslizamiento), deben aplicarse las teorías
de la mecánica de suelos para el análisis de su conjunto, y suponer que se trata
realmente de un suelo.

También son de aplicación los índices de calidad de macizos rocosos, elaborados por
Hoek y Brown, y por Beniawski (Apartado 3.2.3.3.1 y 3.2.3.3.2. de la presente Norma).

3.2.3. RESISTENCIA AL CORTE DE LOS MACIZOS ROCOSOS

La resistencia al corte determinada por las discontinuidades presentes en la roca,


compone un aspecto determinante para el análisis de la estabilidad del macizo rocoso,
especialmente en la superficie de los taludes, debido a que su intersección con las
discontinuidades que presenta el macizo rocoso (estratificación, diaclasas,
esquistosidad, etc.), puede determinar el desencadenamiento de diversas formas de
inestabilidad.

En este apartado se describen criterios empíricos para la definición de la resistencia al


corte en discontinuidades y algunos procedimientos de valoración aplicados en la
determinación de la resistencia del macizo rocoso.
N.R.1. 1-2-9.3. - 27-

Estos métodos proporcionan una aproximación aceptable al problema planteado, no


precisando la realización de ensayos de corte específicos.

3.2.3.1. RESISTENCIA Al CORTE DE LAS DISCONTINUIDADES PLANAS Y/O


USAS

Se consideran discontinuidades planas y lisas, a aquellas discontinuidades


que se encuentran sometidas a una tensión normal uniforme 0, y a una tensión
constante tangencial 'T, tal como se muestra en la Figura 3.2.3.1.a. Anexo IV.

Sobre dicha discontinuidad, (inicialmente cementada), la tensión tangencial se


incrementa hasta que la roca desliza a favor de ella, resultando una curva
tensión de corte-deformación similar a la expuesta en la Figura 3.2.3.1.b.
Anexo IV.

La resistencia de pico corresponde al máximo valor de tensión tangencial,


experimentado previamente al desencadenamiento de la rotura; después
producirse la misma, la resistencia al corte disminuye hasta alcanzar valores
aproximados a la resistencia residual.

En discontinuidades lisas y no cementadas, los valores de la resistencia de


pico y residual son cohincidentes (Figura 3.2.3.1.b. Anexo IV.).

La envolvente característica de las resistencias de pico y residual, debe ser


similar a la mostrada en la Figura 3.2.3.1.c. Anexo IV.

La ecuación correspondiente a la resistencia de pico presente en las


discontinuidades lisas no cementadas corresponde a la siguiente igualdad:

T = C + o"tg rjJp

donde C corresponde a la la cohesión y tg <P p a la pendiente de las envolventes


de las resistencias de pico.

La resistencia de pico propia de las discontinuidades lisas no cementadas y la


resistencia residual de las juntas cementadas viene determinada mediante la
aplicación de la siguiente igualdad:

r = o"tg rjJr

donde tg <Pr corresponde a la pendiente de la envolvente de las distintas


resistencias residuales.

La presencia de agua en las discontinuidades provoca la reducción de la


resistencia al corte, la cuál es inducida por la disminución de la tensión
efectiva normal, como resultado del incremento de la presión de agua:

T= C + (o"-u) tg rjJ

Estas ecuaciones son representativas del criterio de rotura de Mohr-Coulomb,


el cuál también puede ser utilizado en suelos.
N.R.1. 1-2-9.3. - 28 -

3.2.3.2. RESISTENCIA AL CORTE DE LAS DISCONTINUIDADES RUGOSAS

Las curvas tensión-deformación aplicadas en las situaciones de rotura,


producidas a favor de una discontinuidad rugosa, son las mostradas en la
Figura 3.2.3.2. Anexo IV.

En una discontinuidad rugosa, la tensión de corte ha de vencer la resistencia


de la cementación de la junta y de las rugosidades. Si la tensión normal es
baja o media, el movimiento se origina con dilatancia y cabalgamiento, a lo
largo de las rugosidades de la junta. Si la tensión de confinamiento es elevada,
se produce el corte a favor de las rugosidades, debido a que en este caso, no
es posible la concrección de un proceso de dilatación.

A continuación, se procede a revisar los criterios de rotura más conocidos:

3.2.3.2.1. CRITERIO DE PATTON (1966)

Aplicado para rugosidades uniformemente inclinadas, según un


determinado ángulo i en la dirección del corte; la expresión que
refleja su resistencia al corte, según criterios trigonométricos, es la
siguiente:

1: = (J tg (<p + i)
Esta ecuación se presenta como válida, en aquellas situaciones en
las que se presenten tensiones normales bajas. Para tensiones
elevadas, las envolventes de rotura resultantes no son lineales,
presentándose con una pendiente de la recta, la cuál se aproxima
a la determinada por el ángulo de rozamiento residual
correspondiente al material (Figura 3.2.3.2.1 . Anexo IV).

3.2.3.2.2. CRITERIO DE JAEGER (1971)

Es similar al formulado por Patton; propone la aplicación de una


ecuación empírica, la cuál varía continuamente hasta poder
representar de forma más adecuada la referencia al corte (Figura
3.2.3.2.1. Anexo IV):

1: = C¡ (1_e- b0 ) + (J tg <Pr

donde C¡ corresponde a la cohesión deducible de las rugosidades,


<Pr al rozamiento residual de la pared rocosa y b a un parámetro
empírico de ajuste.

Para aquellas situaciones en que las tensiones sean elevadas, la


ecuación propuesta por Jaeger se reduce a la siguiente expresión:

1: = C¡ + (J tg <Pr
N.R.1. 1-2-9.3. - 29 -

3.2.3.2.3. CRITERIO DE LADANYI Y ARCHAMBAUlT (1970)

Estos autores proponen la aplicación de un tipo de envolvente


curva, en vez de la bilineal (Patton), con la finalidad de posibilitar la
reproducción de la transición existente, desde los valores
deducibles correspondientes a tensiones bajas, hasta los
obtenidos experimentalmente para tensiones elevadas.

Estos autores definieron la resistencia de pico al corte mediante la


siguiente expresión:

0(1- a,.)(V 1- tan ql,lI) 1- a, T,


T=
1- (1 - a, ) V tan cP liI

siendo as la fracción correspondiente a la superficie de la junta


solicitada mediante procesos cortantes, a través de las
rugosidades; V corresponde al valor de la dilatancia; 'r
es la
resistencia al corte de la muestra rocosa y <Pm es determinado por
el ángulo de rozamiento dispuesto a lo largo de las rugosidades.

Los valores de 'r


se obtienen a través de la relación de Fairhurst
(1964). V , mientras que as puede ser obtenido a partir de la
aplicación de las relaciones de Ladanyi y Archambault.

Este criterio coincide en gran medida con el aportado por Patton.

3.2.3.2.4. CRITERiO DE BARTON (1976, 1985)

Se trata de un modelo empírico alternativo, el cuál es empleado en


la predicción de la configuración de la envolvente de la resistencia
de corte, aplicado en juntas rugosas. Su empleo se basa en la
siguiente expresión:

, = 0 tg (JRC log10 (JCS/0) + <Pr)

donde JRC corresponde a el coeficiente de rugosidad de la


discontinuidad, JSC es determinado por la resistencia a la
compresión de las paredes y <Pr es determinado por el ángulo de
rozamiento residual.

JRC se obtiene a partir de los resultados obtenidos mediante el


desarrollo del ensayo de Tilt Test (Barton, 1981). Los valores
obtenidos pueden variar entre O y 20, siendo usual la obtención de
valores comprendidos entre 5 (para juntas lisas y planas), y 15
(para onduladas y rugosas).

El parámetro <Pr se obtiene a partir del ángulo de rozamiento básico


<Pb y los resultados obtenidos mediante el empleo del martillo
Schmidt:

<Pr = (<Pb - 20) + 20 r/R


JCS puede obtenerse de igual manera partir del empleo del
martillo Schmidt.
N.R.1. 1-2-9.3. - 30 -

3.2.3.3. RESISTENCIA AL CORTE DEL MACIZO ROCOSO

La resistencia al corte característica de un macizo rocoso en su conjunto,


permite el estudio de aquellas inestabilidades que afectan a volúmenes
importantes de roca en un talud. Los métodos empleados habitualmente
permiten la definición de los parámetros e y <\J representativos del mismo,
considerando el macizo en su totalidad, como si se tratara de un medio
homogéneo.

Estos procedimientos empíricos no precisan de ensayos específicos y se


basan en la aplicación de determinados parámetros, tales como las
clasificaciones geomecánicas de la roca (RMR, a, etc.).

3.2.3.3.1. MÉTODO SEGÚN LA CLASIFICACiÓN GEOMECÁNICA DE


BIENIAWSKI (1979)

Bieniawski recomienda la adopción de unos determinados valores


estimativos, correspondientes a la cohesión y al ángulo de
rozamiento interno, para su posterior aplicación a cada una de las
cinco categorías englobadas en su clasificación. También pueden
adoptarse otras clasificaciones geomecánicas, correlacionando el
resultado obtenido con el índice RMR. (La clasificación de
Bieniawski ha sido descrita con anterioridad, en el capítulo 3.1. de
la presente Norma).

3.2.3.3.2. MÉTODO DE HOEK y BROWN (1980)

Este método introduce la posibilidad de suponer que los


parámetros correspondientes a la cohesión (C) y al ángulo de
rozamiento interno (<\J) no son lineales, dependiendo estos de su
estado tensional. Las expresiones aportadas para la definición del
método aquí citado son las reflejadas a continuación:

(J (J/ 8-1
tan<p=AB(---) (2)
(Je (Je

e= '"C - 0 tg <\J

donde '"C corresponde a la resistencia al corte, 0 a la tensión


normal, 0 1 a resistencia a tracción y 0 c determina la resistencia a la
compresión simple. A y B corresponden a parámetros definidos en
tablas propuestas por los citados autores, determinados en
función de la génesis de la roca (sedimentaria, metamórfica o
ígnea), y su estado correspondiente, el cuál es valorable mediante
la aplicación de las clasificaciones geomecánicas más habituales
(RMR, a, SRC).

En la Figura 3.2.3.3.2. Anexo IV se presentan los conceptos


básicos utilizados para la definición de este criterio.
N.R.1. 1-2-9.3. - 31 -

3.2.3.4. RESISTENCIA AL CORTE DE DISCONTINUIDADES CON RELLENO

En ocasiones, la junta puede presentar un relleno compuesto de suelo,


propiciando que en algunas situaciones, durante los desplazamientos
tangenciales no entren en contacto las superficies de la roca. Cuando el
relleno se presenta débil, con un espesor considerable y una tensión normal
no elevada, en las irregularidades de las juntas no suelen desencadenarse
situaciones de rotura durante los procesos de desplazamiento. Por el
contrario, si el relleno es de tipo friccional, afecta a un espesor reducido y las
tensiones normales son elevadas, suele desencadenarse una rotura a favor de
las irregularidades presentes.

Cuando no se producen procesos de rotura a favor de las rugosidades, la


resistencia al corte puede ser definida mediante la siguiente expresión:

T= C". +0tan(ep +i) (3)


1 - tan 1 tan ep" "

donde Cu y ~u representan la cohesión y el ángulo de rozamiento interno de la


arcilla en condiciones no drenadas. El parámetro i puede variar entre iD y O, en
función del espesor relativo del relleno.

Cuando se rompen las irregularidades durante el proceso de desplazamiento,


el valor de la resistencia correspondiente a la junta con relleno, se encuentra
determinado entre los valores correspondientes a la junta limpia y a la
resistencia de la junta con relleno sin rotura de irregularidades. Esta magnitud
es de tipo variable y se halla determinada por el espesor del relleno a una
presión normal.

4. DISEÑO DE TALUDES

4.0. CONSIDERACIONES GENERALES

Para el diseño y construcción de taludes han de observarse diversos factores, los cuales son
concretados en el presente capítulo; el análisis de dichos factores aporta una información
importante, tanto para el diseño como para la corrección de taludes. También se procede a
efectuar una descripción de los criterios de diseño aplicados, así como la definición del método
de cálculo que debe ser aplicado en cada situación.

4.1. PARÁMETROS DE DISEÑO

4.1.1. ANÁLISIS DE SENSIBILIDAD O PARAMÉTRICO

Las características y comportamientos de los suelos y las rocas, son susceptibles de


sufrir variaciones, en función de los caracteres propios de la zona estudiada; por este
motivo existe el requerimiento de conocer la sensibilidad de los cálculos en base a
posibles variaciones en los parámetros a cuantificar.

Existen datos de partida que normalmente son bastante fiables, como pueden ser los
datos topográficos o de concrección de la ubicación del nivel freático; sin embargo
también existen otros datos, dotados de un alto nivel de incertidumbre (valores
resistentes de los materiales,etc.); es sobre este tipo de parámetros, donde requiere la
aplicación del mencionado análisis de sensibilidad.

El estudio paramétrico posibilita la elección entre una variedad de alternativas, con la


N.R.L 1-2-9.3. - 32-

finalidad de poder adoptar una decisión en función de los datos obtenidos y de la


aplicación de sus posibles modificaciones.

4.1.2. ANÁUS~S RETROSPECTiVO (BACK-ANAlY5iS)

Para estimar el grado de fiabilidad que presentan los cálculos a realizar, se requiere un
estudio y control del talud, posibilitándose de esta manera la determinación de la
variabilidad que presentan aquellos parámetros que posteriormente influyen de una
manera más decisiva en la aparición de posibles inestabilidades.

Generalmente, los conceptos más destacables aplicables al conocimiento del


comportamiento general del talud, corresponden a parámetros de tipo variable
(presiones intersticiales, cohesión, ángulo de rozamiento interno y movimientos del
terreno).

Para el desarrollo de grandes obras deben operarse diversos análisis retrospectivos, los
cuales permitirán el ajuste de las hipótesis previas, la determinación de los parámetros
resistentes de los materiales y la concrección de los métodos de cálculo empleados;
según este proceder, los análisis efectuados reproducirán condiciones próximas a la
realidad, favoreciendo la consecución de un nivel de confianza máximo, así como la
posibilidad de adoptar los mínimos factores de seguridad requeridos.

Los análisis retrospectivos se operan mediante la comparación del comportamiento de


los taludes a estudiar, con otros ya existentes; para su correcto desarrollo, han de
aplicarse sobre unas unidades litológicas equivalentes, procediendo posteriormente a
extrapolar el resultado de dichas observaciones a la obra proyectada.

4.2. CRITERIOS DE DISEÑO

Para el estudio de la estabilidad del talud objeto de diseño, debe contemplarse la posible
influencia de distintos factores, los cuales son susceptibles de afectar a dicha estabilidad.
Generalmente, cuando se desencadenan fenómenos de inestabilidad en un talud, estos suelen
originarse por el efecto del incremento de las presiones intersticiales, el cuál es motivado por la
presencia de agua, o bien por la insuficiencia presentada por los parámetros resistentes del
material para la configuración geométrica en la cuál se dispone el talud. Lo más usual
corresponde a una combinación de ambos factores, lo cuál motiva que los procedimientos de
actuación deban adaptarse a los distintos procesos desencadenantes de estas inestabilidades,
de forma que se posibilite aplicar un aumento de la resistencia del terreno o una disminución de
las fuerzas desestabilizadoras.

En el tratamiento analítico empleado han de aplicarse distintas medidas correctoras,


determinando la diferencia entre estas (homogéneas o heterogéneas), según su aplicación sobre
el talud. Las soluciones homogéneas son aquellas cuyo procedimiento es concretado mediante
modificaciones en el talud (por ejemplo, modificando la geometría de la cabecera, acción por la
cuál se amplía el pie y se produce una disminución en los niveles freáticos); su tratamiento
analítico se basa en la variación de los datos iniciales, con la finalidad de poder corregir la
geometría del talud o las presiones intersticiales que pudieran afectarle. Mediante la aplicación
de soluciones heterogéneas, se precisa la introducción de elementos propios del talud, tales
como muros de pie, anclajes, bulones, etc.; es por este motivo, que el resultado aportado por el
análisis presenta un carácter variable, en función del elemento propuesto como solución. En la
totalidad de los casos, es preciso diferenciar aquellas partes constitutivas del talud, susceptibles
de sufrir deslizamientos, de aquellas que se presenten estables.
N.R.1. 1-2-9.3. - 33-

4.2.1. SELECCiÓN DEL FACTOR DE SEGURIDAD

El factor de seguridad se define mediante la relación entre las fuerzas estabilizadoras y


desestabilizadoras que actúan a lo largo de una superficie de rotura. La condición de
equilibrio límite se cumplimenta en aquella situación en la cuál F.S. es igual a 1.

La selección del factor de seguridad debe concretarse en función del método de cálculo
a emplear, de su correspondiente grado de fiabilidad, del grado de elaboración de las
investigaciones de campo, de la cantidad, calidad y representatividad de los ensayos
practicados en el laboratorio, de las consecuencias de una posible rotura parcial o total,
del tiempo de actuación correspondiente a cada solicitación (de corto a largo plazo), de
la homogeneidad prevista en el terreno y del control y posterior seguimiento, aplicado
durante la ejecución de la obra y sus primeros años de vida.

Frente a una posible aparición de problemas de inestabilidad, deben emplearse unos


coeficientes de seguridad mínimos, los cuales se hallan expuestos en la Tabla 4.2.1.
Anexo 111.

4.3. MÉTODOS DE CÁLCULO

4.3.1. INTRODUCCiÓN

Los métodos de cálculo comunmente empleados en el estudio de la estabilidad de un


talud, pueden diferenciarse en dos grandes grupos:

Métodos de cálculo aplicados en deformaciones: Corresponden a métodos de


elementos finitos. Su aplicación se basa en la aplicación de métodos numéricos. Su
ejecución contempla las deformaciones habidas en el terreno y las leyes de la
estática compleja.
Métodos de equilibrio límite: Se basan únicamente en la aplicación de las leyes de la
estática, sin contemplar la existencia de posibles deformaciones. Su aplicación
supone que en el deslizamiento puede ser movilizada la resistencia al corte de
manera simultánea, a lo largo de toda la superficie de rotura. Dichos métodos pueden
clasificarse en dos grupos diferenciados:
* Métodos exactos: Proporcionan una solución exacta al problema, con la limitación
propia de las simplificaciones innatas a los métodos de equilibrio límite. Son
aplicables únicamente en aquellas situaciones en las que se producen roturas de
geometría sencilla, tales como roturas planares y por efecto de cuñas.
* Métodos no exactos: En la mayor parte de las situaciones planteadas, la geometría
de la superficie de rotura no permite la determinación de una solución exacta
mediante la aplicación de los diversos métodos de la estática. Se requiere para tal
efecto el planteamiento de simplificaciones o hipótesis previas. Dichos métodos
pueden ser clasificados en función de las siguientes categorías:
(i) Métodos de equilibrio global de la masa deslizante. Su ejecución viene
determinada mediante la aplicación de los postulados del círculo de fricción o
rozamiento. Su práctica se halla en desuso.
(ii) Métodos de dovelas. Su aplicación se basa en considerar una masa deslizante,
dividida en fajas verticales, procediendo a continuación al estudio de la
estabilidad en cada una. Dichos métodos pueden clasificarse en dos grupos
diferenciados:
a) Métodos aproximados: No cumplen todas las ecuaciones de la estática
(Fellenius, Jambu y Bishop simplificado).
N.R.1. 1-2-9.3. - 34-

b) Métodos completos: Cumplen todas las ecuaciones de la estática


(Morgenstern-Price, Spencer y Bishop riguroso).

4.3.2. EQUILIBRIO LíMITE. FACTOR DE SEGURIDAD

Los métodos de equilibrio límite son los más utilizados para el análisis de estabilidad de
taludes; dichos métodos se encuentran ampliamente contrastados en la práctica,
conociéndose con fiabilidad sus correspondientes límites y grados de confianza.

Los problemas de estabilidad son estáticamente indeterminados, motivo por el cuál, se


requiere para su correcto desarrollo la consideración de una serie de hipótesis de
partida, las cuales se presentan de manera diferenciada según la metodología a seguir.
Los métodos de equilibrio límite están basados en la aplicación de los siguientes
aspectos:

El principio de equilibrio límite.


El criterio de rotura de Mohr-Couloub (1 = C + O" tg<Jl).
La definición de Factor de Seguridad.
La elección de la superficie de rotura a analizar.
Asimismo, para su correcto desarrollo, han de asumirse las siguientes hipótesis:

La superficie de rotura presenta una geometría determinada, la cuál posibilita el


deslizamiento (será una superficie cinemáticamente posible).
La distribución de esfuerzos en equilibrio en la superficie de rotura ha de
determinarse mediante la aplicación del cálculo de datos conocidos (densidad del
material, presión de agua, etc.).
- Se asume que la resistencia se moviliza simultáneamente a lo largo de todo el plano
de rotura.
En términos generales, los análisis de equilibrio límite implican el cálculo de las fuerzas
desestabilizadoras y de las fuerzas resistentes a lo largo de la superficie de rotura; la
comparación entre ambas proporciona el factor de seguridad, o relación entre las
fuerzas estabilizadoras y desestabilizadoras.

La condición de equilibrio límite se cumple cuando las fuerzas estabilizadoras tienen la


misma magnitud que las fuerzas desestabilizadoras (el factor de seguridad corresponde
a la unidad).

4.3.3. MÉTODOS DE EQUILIBRIO LíMITE DE ANÁLISIS DE LA ESTABILIDAD

4.3.3.1. TALUD INFINITO

Cuando el material inestable corresponde a una capa de espesor constante y


reducido con respecto a la altura del talud, este se denomina talud infinito o
indefinido; en esta situación, la superficie de deslizamiento se dispone paralela
al talud.

Este tipo de rotura se produce en suelos poco cohesivos y dispuestos en


ladera, en los cuales desliza una cubierta de suelo y/o roca alterada sobre la
roca sana.

Para el análisis de la estabilidad aplicado en este tipo de deslizamientos, se ha


de suponer un terreno homogéneo, dotado de valores de C y <Jl constantes a lo
largo de la longitud del talud.
N.R.1. 1-2-9.3. - 35-

Análisis de estabilidad (Lambe y Whitman, 1972)

El análisis de estabilidad de un talud infinito, ha de ser realizado con


independencia de los parámetros relativos a su longitud. Para la consecución
de tal finalidad ha de analizarse uno de los elementos bidimensionales del
talud, según el procedimiento empleado en la Figura 4.3.3.1. Anexo IV.

La condición de talud infinito implica que las tensiones existentes sobre


cualquier cara del elemento estudiado, sean independientes de su posición a
lo largo del talud.

En la Figura 4.3.3.1. Anexo IV. pueden apreciarse las dimensiones


determinadas por el elemento empleado y las correspondientes fuerzas que
sobre él actúan. Su peso es determinado mediante la aplicación de la
siguiente expresión:

W=a·h·y

La condición de equilibrio para condiciones secas es determinada por la


siguiente igualdad:

F. S. = C' + N tan (¡/ C' A tan a +(W cosa)tan1>'


T Wsina

donde e' corresponde a la cohesión efectiva del terreno, Atg a define el área
de aplicación de la cohesión, a determina la inclinación de la superficie de
rotura, W representa el peso del bloque y <1>' corresponde a el ángulo de
fricción.

En terrenos cohesivos el valor aportado por el factor de seguridad es


dependiente de la profundidad alcanzada por la superficie de rotura; de esta
manera se produce la disminución de F.S. al incrementarse el parámetro h.

En terrenos no cohesivos el parámetro F.S. aumenta con la profundidad,


según se observa en la siguiente expresión:

F.s. = tan 1>'


tan a

En la situación presentada por un talud saturado, el peso W del elemento a


considerar corresponde al peso sumergido, mientras que el esfuerzo normal N
se compensa en parte por el efecto de la presión intersticial, favoreciéndose de
esta manera el desencadenamiento de procesos de inestabilidad.

4.3.3.2. ROTURA PLANA

Es aquella en la que el deslizamiento se produce a favor de una única


superficie de rotura plana.

Se trata de la forma más sencilla de rotura, susceptible de ser producida en un


talud; se produce cuando existe una fracturación o estratificación dominante
en la roca, convenientemente orientada respecto al plano del talud
(frecuentemente se trata de fallas que intersectan al talud). También puede
originarse dicha situación en suelos, aunque su aparición en este tipo de
materiales no es frecuente.

Las roturas de tipo planar pueden ser inducidas por la presencia de una familia
de discontinuidades, dispuestas según orientación similar al talud y
N.R.1. 1-2-9.3. - 36-

configuradas mediante un buzamiento menor a este (Figura 4.3.3.2.a. Anexo


IV).

La situación más generalizada corresponde a aquella en la cuál, el plano de


deslizamiento se encuentra limitado en su parte superior por una grieta de
tracción, generalmente llena de agua en una proporción variable; esta
situación provoca la aparición de unas presiones intersticiales en el plano de
rotura, las cuales favorecen el desarrollo de la inestabilidad, tal como se
muestra en la Figura 4.3.3.2.b. del Anexo IV.

En esta situación, el factor de seguridad frente al deslizamiento se determina


mediante la aplicación de la siguiente expresión:

F.s. = e' A + (W cosa - U - V sin( a + 8 )tan1>'


sin a + V cos (a + 8)

donde e' corresponde a la cohesión efectiva de la superficie de deslizamiento,


A determina el área de aplicación de la cohesión, W es definido por el peso de
la masa deslizante, ex representa el ángulo del deslizamiento con la horizontal,
U corresponde a la resultante de las presiones intersticiales que actúan sobre
el plano de deslizamiento, V es definido por la resultante de las presiones
intersticiales que actúan sobre la grieta de tracción, 8 determina el ángulo de la
grieta de tracción con la vertical y <!J' define el ángulo de rozamiento interno
efectivo en la superficie de deslizamiento.

4.3.3.3. ROTURA POR CUÑAS

La rotura por cuñas puede ser inducida por efecto del emplazamiento de dos
familias de discontinuidades oblicuas a la superficie del talud, cuya línea de
intersección alcanza la superficie del mismo, emplazándose con una
inclinación desfavorable.

El movimiento de la cuña se produce a favor de la la orientación de la línea de


intersección (Figura 4.3.3.3.a. Anexo IV). Dicho movimiento es
cinemáticamente posible si la inclinación de la línea de intersección, es menor
que el buzamiento del talud.

Análisis de estabilidad en procesos de rotura por cuñas (Hoek y Bray,


1977)

Las situaciones en las cuales se producen fenómenos de rotura a favor de


cuñas, la obtención del factor de seguridad se presenta más complejo, debido
a que su cálculo debe operarse según tres dimensiones determinadas,
debiendose caracterizar para tal finalidad, un gran número de variables
angulares. Esta situación se debe a que algunas de las fuerzas actuantes han
de descomponerse según tres direcciones (la de deslizamiento o intersección,
y las direcciones normales a los planos A y B).

En el caso más simple, suponiendo que no existe cohesión ni presencia de


agua en los planos A y B, el factor de seguridad frente al deslizamiento viene
definido por la siguiente expresión:

F. S. = ( Ni + N B ) tan 1>
W_sinai

donde NA Y NB corresponden a las reacciones normales de los planos A y B,


tal como puede observarse en la Figura 4.3.3.3.b. del Anexo IV.
N.R.L 1-2-9.3. - 37-

NA Y Ns deben resolverse horizontal y verticalmente a lo largo de la línea de


intersección:

NA . sen (B - 1J2~) = Ns . sen (B + 1J2 ~)

NA . cos (B - 1J2 ~) - Ns . cos (B + 1J2~) = W . COS (Xi

resolviendo para NA y Ns :

entonces:

F.s. = sin jJ tan rjJ


sin 1/2~ - tan (Xi

o lo que es lo mismo: F.S. = K· FS p


donde FS p corresponde al factor de seguridad en rotura plana sin cohesión y
con terreno seco, con su plano de rotura dotado de una inclinación (Xi: K
corresponde a su vez al efecto del factor de cuña, el cuál depende de los
ángulos B y ~.; el parámetro K se obtiene a partir de los datos aportados en la
Figura 4.3.3.3.c. del Anexo IV (Hoek y Bray, 1977).

El factor de seguridad correspondiente a estas condiciones, también puede


ser deducido a partir de la expresión:

F.S. = A tg <P'A + B tg <P'S


donde A Y B definen valores que pueden ser obtenenidos mediante el empleo
de ábacos desarrollados a partir de datos de buzamiento y dirección de
buzamiento de los planos A y B.

Los ábacos de Hoek y Bray (1977) permiten obtener directamente los valores
de A y B (Figura 4.3.3.3.d del Anexo IV).

La selección del ábaco a emplear depende del valor determinado por la


diferencia de buzamiento entre los planos A y B.

El empleo de proyecciones estereográficas (Hoek y Bray, 1977; Klaus John,


etc.), configura otro de los métodos empleados para el cálculo de la
estabilidad de cuñas emplazadas en roca.

4.3.3.4. ROTURA POR VUELCO

La rotura de un talud por vuelco representa un proceso de rotación de


columnas o bloques de roca; para el estudio de estos tipos de mecanismos,
no son aplicables los cálculos de estabilidades determinados mediante el
análisis de la resistencia al corte de discontinuidades.

El vuelco de bloques se desencadena en aquellas situaciones en las que se


halla emplazado un sistema de bloques, originado por dos familias de
discontinuidades ortogonales. El empuje de los bloques origina el
desplazamiento de los bloques inferiores, lo cuál desencadena la rotación de
los superiores (Figura 4.3.3.4.a. del Anexo IV).

La fuerza estabilizadora corresponde a aquella que se precisa aplicar en el pie


N.R.1. 1-2-9.3. - 38-

del talud, con la finalidad de conseguir el equilibrio de todo el conjunto de


bloques.

Análisis de estabilidad (Hoek y Bray, 1977)

Para el análisis de la rotura de un talud por vuelco, ha de utilizarse el método


del equilibrio límite.

Si se considera un único bloque rectangular de altura h y longitud t, sobre una


superficie inclinada a, y un ángulo de rozamiento entre superficies <p, la
condición de deslizamiento del bloque será a > <p , mientras que la de vuelco
corresponde a tg a > t/h; esta circunstancia puede originar la aparición de
cuatro situaciones diferenciadas:

1.- <p > a y tg a < t/h; No vuelca y no desliza.


2.- <j> > a y tg a > t/h; Vuelca y no desliza.
3.- <j> < a y tg a < t/h; No vuelca y desliza.
4.- <j> > a y tg a > t/h; Vuelca y desliza.
En realidad, cada bloque considerado en un talud, se encuentra sometido,
además de las fuerzas propias del mismo como bloque aislado, a las
transmitidas por los bloques superior e inferior.

En la mayoría de los casos de rotura por vuelco de bloques, pueden


distinguirse tres conjuntos de bloques: bloques deslizantes en el pie del talud,
bloques estables en su parte superior y un conjunto intermedio de bloques
volcadores (Figura 4.3.3.4.a. del Anexo IV).

Aplicando el caso más sencillo posible (sin considerar efectos de cohesión,


presión intersticial, acciones vibratorias, etc.), el sistema de fuerzas que actúa
sobre un bloque aislado, ha de ser similar al mostrado en la Figura 4.3.3.4.b.
del Anexo IV.

La situación de equilibrio de fuerzas operante sobre un bloque volcador,


corresponde al reflejado en la Figura 4.3.3.4.c. del Anexo IV; dicho equilibrio
es determinado mediante la aplicación de la siguiente expresión:

Pn (M n -L1X tan<j»+ (W n /2)(Y n sina-L1x cosa)


Pn-1 = -'--'-'--'.:..:..::-'----------'-'------'...:....:..:.-'----'--'--.:.~----------'--

Ln
donde Pn-1 corresponde a la fuerza normal entre los bloques n y n-1 , la cuál se
precisa para evitar el vuelco del bloque n; Pn determina la fuerza normal
existente entre n + 1 y n; Mn corresponde al brazo respecto a O de la fuerza Pn;
Ln es definido por el brazo respecto a O de la fuerza Pn-1; L1X corresponde a la
anchura del bloque; Yn determina la altura del bloque y W n corresponde al
peso del bloque n.

El equilibrio de fuerzas operante sobre un bloque deslizante, es el


representado en la Figura 4.3.3.4.d. del Anexo IV y viene definido por la
concrección de la siguiente expresión:

Wn(tanrp cosa - sina)


Pn-I = P n - J 2/1>
-tan 'f

El cálculo de la estabilidad frente al vuelco de bloques, ha de efectuarse


mediante el desarrollo de un análisis de cada uno de los bloques existentes,
analizando en primer lugar los bloques superiores y procediendo a determinar
las fuerzas transmitidas de estos, hacia los demás bloques.
N.R.1. 1-2-9.3. - 39 -

4.3.3.5. ROTURA POR PANDEO DE ESTRATOS

Este tipo de roturas se desencadena en aquellos taludes excavados en roca,


dotados de una elevada inclinación y una estratificación o fracturación de la
roca paralela a la superficie del talud. Si los estratos son delgados, son
susceptibles de sufrir rotura por pandeo, iniciándose dicha rotura a partir de
los estratos superficiales, progresando posteriormente en dirección al interior
del talud.

Pueden producirse tres tipos de roturas por pandeo, las cuales son mostradas
en la Figura 4.3.3.5.a. del Anexo IV (Cavers, 1981); estos tipos de rotura son
los expresados a continuación:

Pandeo por flexión de placas continuas.


Pandeo por flexión de placas fracturadas en taludes dotados de frentes
planos.
Pandeo por flexión de placas fracturadas en taludes con frentes curvados.
Análisis de la estabilidad (Cavers, 1981, Ayala y otros, 1985)

El caso que presenta un análisis más sencillo, es el correspondiente a la


flexión de placas continuas; dicho análisis se basa en la aplicación de la teoría
de Euler para el estudio del pandeo, según la cuál se supone para la placa un
comportamiento elástico, siguiendo las premisas postuladas por la ley de
Hook (proporcionalidad entre esfuerzos y deformaciones).

La carga crítica de Euler se corresponde con la determinada por la expresión


que a continuación se refleja:

K Jr2 E J
Per = 7
lp
donde Per corresponde a la carga crítica que produce el pandeo de un estrato,
E determina el módulo de elasticidad del material, I es el momento de inercia
(para una placa rectangular de espesor d y ancho b será: I = 1/12 b·d 3 ), lp
corresponde a la longitud de pandeo (se asume la mitad del talud) y K
determina una constante (de valor 1 en este caso).

La carga que tiende al inicio del pandeo por unidad de anchura, puede ser
concretada mediante la aplicación de la siguiente igualdad:

P D = 0.75 1 d(y sin a - y cosa tanl,iJ - ~)


b d
donde y corresponde a la densidad del material, a a el ángulo de inclinación
del talud, c la cohesión, <p a el ángulo de fricción, I a la longitud de la placa y d
al espesor.

En la Figura 4.3.3.5.b. del Anexo IV puede observarse una representación de


las fuerzas que actúan sobre una placa afectada por pandeo.

El factor de seguridad del talud puede ser obtenido mediante la aplicación del
cociente entre la carga crítica de pandeo y la carga que tiende a iniciar el
movimiento. Una vez despejada, la expresión resulta como se indica a
continuación:
N.R.1. 1-2-9.3. - 40-

¡rC E dC e
---,- + y cos a tan 11 + ~
F.s. = 2.25 t' d
Y sin a

4.3.3.6. ROTURA CIRCULAR Y CURVA

En las roturas de tipo circular, la superficie de deslizamiento presenta una


morfología curva, la cuál se asemeja a la mostrada por una cuchara (Figura
4.3.3.6.a. del Anexo IV).

Este tipo de rotura se presenta habitualmente en terrenos homogéneos, tanto


en suelos como en rocas altamente fracturadas y/o meteorizadas.

Existen múltiples métodos para el cálculo de la estabilidad que presenta un


talud, frente a las formas de rotura circular. De entre toda la variedad de
métodos existentes, los más empleados corresponden a los métodos de
rebanadas o dovelas, los cuales requieren un proceso muy laborioso, el cuál
implica que los cálculos deban realizarse mediante la aplicación de programas
de ordenador.

Análisis de estabilidad por rotura circular (Método de Bishop)

El método de Bishop supone una superficie de rotura circular y una masa


deslizada dividida en n fajas verticales. Las fuerzas que actúan en cada una de
las dovelas corresponden a las representadas en la Figura 4.3.3.6.b. del Anexo
IV.

La determinación de las fuerzas actuantes sobre cada una de las dovelas


posibilita la determinación del equilibrio de momentos de toda la masa
deslizante, respecto al centro del círculo de deslizamiento. El factor de
seguridad empleado frente al deslizamiento resulta tal como se expresa a
continuación:

F.s. = ¿fe A +(W - U cosa)tanlljfll MJajj


¿W sina
siendo M¡(a) = cos a [1 + (tg <p . tg a/F.S.)]

Para la determinación de Mi (a), puede emplearse el ábaco mostrado en la


Figura 4.3.3.6.c. del Anexo IV.

El valor del factor de seguridad (F.S.) queda implícito en la ecuación, lo cuál


implica que el factor de seguridad del talud ha de ser obtenido mediante un
proceso iterativo, el cuál suele converger rápidamente.

Otros métodos habituales empleados para el análisis de este tipo de


información, son los descritos a continuación:

a) Abacos de Taylor (1937). Se basan en la aplicación del método del círculo


de rozamiento, lo cuál supone considerar las tensiones normales
determinadas mediante el círculo de rozamiento, concentradas en un único
punto. El análisis ha de efectuarse en presiones totales.
El método se considera especialmente aplicable en terrenos con c y <p.
También se presenta útil para el desarrollo de cálculos de estabilidad a
corto plazo en suelos cohesivos (<p = O).
En la Figura 4.3.3.6.d. del Anexo IV se muestra el ábaco de Taylor.
N.R.1. 1-2-9.3. - 41 -

b) Abaeos de Bishop y Morgenstern (1960). Se basan en el método de las


dovelas de Bishop. Permite operar mediante el empleo de presiones
efectivas, lo cuál motiva que los parámetros a considerar sean ep' y c'. El
terreno se considera homogéneo hasta alcanzar una cierta profundidad, en
la cuál aparece una capa densa, que representa el límite en profundidad de
los círculos de rotura.
La relación entre la profundidad de la capa dura y la altura del talud queda
determinada mediante la concrección del parámetro nd .
El factor de seguridad FS, se define a partir de los datos concretados
mediante la aplicación de la siguiente igualdad:
F.S. = m-n . ru
donde m y n corresponden a parámetros adimensionales, los cuales
pueden ser obtenidos a partir de la aplicación de los ábacos de Bishop y
Morgenstern, correspondiendo ru al coeficiente de presión intersticial.
Un ejemplo de de aplicación de los ábacos de Bishop y Morgenstern es
mostrado en la Figura 4.3.3.6.e. del Anexo IV.
e) Abaeos de Hoek y Bray (1977). Proporcionan un límite inferior del factor de
seguridad, asumiendo que las tensiones normales en la superficie de
deslizamiento se concentran en un único punto.
Para su desarrollo, se considera el efecto de las presiones intersticiales
debidas a la presencia de un nivel freático en el terreno, el cuál divide al
talud en una zona seca y otra saturada. Los ábacos de Hoek y Bray son
variables en función del grado de saturación que presenta el talud.
En la Figura 4.3.3.6.f. del Anexo IV se observan las condiciones de
saturación consideradas. En la Figura 4.3.3.6.g. del Anexo IV se muestra el
ábaco de Hoek y Bray, aplicado para un talud seco.

4.3.4. MÉTODOS DE ESFUERZO - DEFORMACiÓN

Los métodos de esfuerzo-deformación de elementos finitos constituyen una alternativa a


los métodos de equilibrio límite para el análisis de estabilidad de taludes; estos métodos
consideran en su aplicación las relaciones tensión-deformación que sufre el material
durante el proceso de deformación y rotura, las cuales definen su comportamiento y el
control de su resistencia.

Los métodos de esfuerzo-deformación predicen la naturaleza y magnitud de los


desplazamientos del material, compatibles con el estado de equilibrio definido en un
talud. Para estudiar la distribución de las tensiones existentes en el terreno, ha de
considerarse éste como un medio continuo, al cuál es posible dividir en pequeños
elementos, ligados entre sí por puntos nodales que definen sus límites. Estos nodos
constituyen los puntos de aplicación de las fuerzas que actúan sobre el sistema,
pudiéndose obtener una concrección de las zonas potencialmente inestables, a partir del
estado inicial de tensiones.

A diferencia de los métodos de equilibrio límite, los cuales analizan las fuerzas que
actúan sobre una superficie de rotura, suponiendo que la resistencia se moviliza al
mismo tiempo a lo largo de ella, los métodos de esfuerzo-deformación analizan todo el
proceso de deformación en cada uno de los puntos seleccionados en el talud. Mediante
la aplicación de este proceder, puede ser obtenido el estado de esfuerzos y
deformaciones que caracteriza a cada una de las zonas constitutivas del talud.

Estos métodos permiten además, evaluar la influencia de los diferentes parámetros que
susceptibles de poder influir en el estado de estabilidad que presenta el talud.
N.R.1. 1-2-9.3. - 42-

Las limitaciones de estos métodos estriban en la necesidad de conocer la ley de


comportamiento de los materiales analizados, sus propiedades físicas y los parámetros
resistentes y deformacionales necesarios para la concrección de los distintos análisis.

En la Figura 4.3.4. del Anexo IV se muestran gráficamente los resultados obtenidos


mediante el desarrollo de un análisis de estabilidad de esfuerzo-deformación.

5. INSTRUMENTACiÓN Y AUSCULTACiÓN DE TALUDES

5.0. CONSIDERACIONES GENERALES

El control y seguimiento de la estabilidad de un talud se opera mediante una primera fase de


instalación de instrumentos de medición, seguida de una fase posterior de auscultación periódica
e interpretación de los resultados obtenidos en esta.

La instrumentación de un talud debe realizarse durante su ejecución, de forma que se posibilite


la comparación entre su comportamiento y las estimaciones de proyecto; no obstante, también
es frecuente la instrumentación de taludes ya construidos, en los cuales se observen signos de
inestabilidad incipiente o manifiesta, con la finalidad de poder determinar su extensión, velocidad
de movimiento, la influencia de factores externos, causas internas, etc.; este proceder permite
deducir su evolución final y la aplicación de las medidas de estabilización que se juzguen más
adecuadas.

Los trabajos requeridos para el correcto control del comportamiento de un talud, suelen
englobarse bajo el concepto de auscultación, lo cuál implica la ejecución de las siguientes
actuaciones:

a) Predicción del comportamiento del talud (fase de diseño).


b) Elección de aquellas magnitudes, cuyo control resulte significativo para posibilitar el poder
reflejar simplificadamente el comportamiento del talud (magnitudes sujetas a medición).
c) Definición de los instrumentos adecuados para la medición de las magnitudes elegidas en
cada punto; dichos instrumentos dependen del rango (valor máximo esperado), precisión
requerida, frecuencia de lectura necesaria, y también de otros condicionantes, tales como
características topográficas, los factores económicos, etc.
d) Instalación de los instrumentos elegidos y su correspondiente lectura periódica.
e) Comparación de los valores previstos con los reales, análisis de los datos y aplicación de
modificaciones (si proceden), de las hipótesis efectuadas para la predicción del
comportamiento del talud (contraste experimental del diseño y su correspondiente
modificación, si esta procede).
Los puntos a) y b) deben desarrollarse durante el transcurso de la fase de estudio; la
instrumentación debe acometerse durante el desarrollo de los puntos c) y d). Las labores
descritas en el punto e) han de ser competencia únicamente del equipo encargado del
seguimiento e interpretación.

Consecuentemente, la instrumentación debe definirse dentro del plan de auscultación, teniendo


en consideración los caracteres específicos que presenta cada talud.
N.R.1. 1-2-9.3. - 43-

5.1. PARÁMETROS A MEDIR

Cuando se detectan inestabilidades potenciales, los trabajos de auscultación aplicados en


taludes, tienen el objeto de controlar su estabilidad, durante la fase deconstrucción del mismo,
como en las fases posteriores a esta. Según los objetivos fijados, los parámetros a determinar
son los siguientes:

Movimientos superficiales: Empleo de métodos topográficos para la definición de la extensión


de la zona afectada por la inestabilidad y realización de un seguimiento de su movimiento en
superficie.
Movimientos en el interior del terreno: Registro mediante el emplazamiento de equipos
instalados en sondeos, los cuales permiten la definición de la profundidad de la zona afectada
por los movimientos y la concrección de la cuantía de su desplazamiento.
Apertura de grietas y movimientos relativos entre bloques rocosos: Aportan información
adicional, la cuál es empleada en la interpretación de los datos obtenidos mediante la
aplicación de otros controles.
Presiones intersticiales en el interior del terreno y control de las variaciones producidas por
cambios estacionales u otro tipo de causas; generalmente tienen una influencia significativa
en la estabilidad de gran número de taludes.
También es frecuente la aplicación de instrumentaciones en elementos de contención y refuerzo
de taludes (muros, anclajes, bulones, etc), con la finalidad de poder desarrollar el estudio de su
funcionamiento. Las magnitudes que deben controlarse son las siguientes:

Presiones totales aplicadas sobre muros de contención.


- Tensiones de anclaje.
Modificación de las presiones intersticiales, mediante la aplicación de acciones exter-
nas (bombeos, drenajes, etc.).

5.2. SISTEMAS DE INSTRUMENTACiÓN

5.2.1. CONTROL DE MOVIMIENTOS SUPERFICIALES

La medida de movimientos superficiales puede ser realizada mediante la aplicación de


las siguientes técnicas:

a) Métodos geodésicos: Triangulación, trilateración y poligonación: permiten calibrar los


movimientos producidos en la horizontal y la vertical, aportando una precisión media,
del orden de 1 cm. Su lectura e interpretación son laboriosas.
b) Nivelación: Medida de los movimientos producidos en la vertical, respecto a bases de
referencia fijas, aportando una precisión de hasta 1 mm. Su procedimiento de lectura
e interpretación son sencillos.
c) Colimación: Posibilita la medida de movimientos horizontales en una sola dirección,
aportando una precisión de orden milimétrica; su Lectura y tratamiento de datos son
sencillos.
En los taludes, los movimientos a registrar suelen ser de gran magnitud, es por este
motivo que para su control suele ser suficiente la aplicación de una precisión de algunos
centímetros. Además es importante conocer su posterior evolución en tres dimensiones,
por lo que los métodos geodésicos suelen presentarse como los más adecuados.
N.R.1. 1-2-9.3. - 44-

5.2.2. CONTROL DE MOVIMIENTOS EN PROFUNDIDAD

El control de movimientos en el interior del terreno permite la definición del alcance del
deslizamiento estudiado y de la posterior evolución de la superficie de rotura.

Los instrumentos más apropiados y de uso más común, corresponden a los


inclinómetros y los extensómetros de hilos o varillas, aplicados en uno o en varios
puntos de medida.

a) Inclinómetro
Consiste en una sonda, la cuál ha de introducirse en el interior de una perforación
vertical revestida con una tubería flexible, disponiendo de acanaladuras para el
perfecto guiado de la sonda. El inclinómetro registra las desviaciones horizontales
respecto a la vertical producidas en la perforación, su posterior evolución y su
correspondiente velocidad de desplazamiento. (Figura 5.2.2.a. del Anexo IV).
Se trata de un sistema muy adecuado para el registro de las superficies de
deslizamiento emplazadas en taludes, las cuales coinciden generalmente con las
zonas de mayor desplazamiento en la tubería.
Los sensores del inclinómetro destinados determinar el grado de inclinación, pueden
ser compuestos de resistencias eléctricas, de cuerda vibrante o de
servoacelerómetros; estos últimos obtienen una mayor precisión, fiabilidad y
disponen de un tiempo de respuesta más corto.
Los inclinómetros detectan movimientos relativos en el punto inferior de aplicación de
la medida, motivo por el cuál, las tuberías han de ser introducidas en el sondeo hasta
alcanzar una profundidad mayor a la determinada por la zona en la cuál se han de
registrar los movimientos.
b) Extensómetros de hilos o varillas
Se trata de equipos instalados en el interior de sondeos, los cuales posibilitan la
medición de los movimientos relativos entre la boca del sondeo y uno o varios puntos
situados en su interior. Se trata de varillas o hilos anclados en el punto a estudiar,
recubiertos de un tubo solidario con el terreno, el cuál permite el libre movimiento de
la varilla o el hilo en su interior. (Figura 5.2.2.b. del Anexo IV).
El movimiento del terreno es transformado mediante desplazamientos de las varillas o
hilos en la superficie, los cuales son medidos mediante la aplicación de
procedimientos mecánicos o eléctricos (comparadores o transductores eléctricos).
Los extensómetros de varillas se emplean para el estudio de profundidades de hasta
40 metros; para longitudes mayores, se presenta más adecuada la aplicación de
extensómetros de hilos.
Al igual que que ocurre con los inclinómetros, es preciso asegurar que el punto más
profundo de medida del extensómetro se encuentre por debajo de la zona en la cuál
se produce el movimiento.

5.2.3. MEDIDA DE DEFORMACIONES SUPERFICIALES ENTRE PUNTOS PRÓXIMOS

El control de las deformaciones producidas entre puntos próximos, ha de practicarse a


partir de la definición de la distancia aplicada entre los elementos anclados y la superficie
del terreno. Las medidas pueden efectuarse mediante el empleo de elementos
mecánicos (calibres, cintas métricas, cintas de convergencia, etc.), o sistemas de
transductores eléctricos (sensores inductivos LVDT, potenciómetros, sensores de cuerda
vibrante, etc.).

El tipo de medida más empleado consiste en la apertura de grietas practicadas en


suelos, o de fisuras y diaclasas en roca. Según este proceder, han de emplearse los
siguientes sistemas de medida:
N.R.1. 1-2-9.3. - 45-

a) Equipos dotados con sistemas de lectura mecánicos:


Aplicables en la medida de distancias superiores a 2 metros:
Cinta de convergencia: Permite obtener una precisión de medida del orden de
décimas de milímetro.
Para determinación de pequeñas distancias pueden emplearse otros sistemas de
medida, dependiendo de la precisión requerida; entre ellos destacan los
siguientes:
Cinta métrica: Se emplea para la medición de grandes movimientos que precisen
una evaluación rápida; su precisión es de tipo milimétrico.
Calibres extensométricos: Aportan una precisión de décimas de milímetro.
Fleximetms o comparadores: Posibilitan la apreciación de centésimas de
milímetro. (Figura 5.2.3. del Anexo IV).
b) Equipos con sistemas de lectura eléctrico:
Son imprescindibles en aquellas situaciones en las que se requiere automatizar el
proceso de toma de datos, o bién cuando los puntos de control se emplazan en
puntos de difícil acceso.
Para rangos de medida centimétricos, han de emplearse preferentemente
transductores potenciométricos, mientras que para medidas de varios milímetros de
precisión, se presentan más adecuados los potenciómetros o sensores inductivos
(LVDT). Para obtener una precisión de medida del orden de décimas de milímetro,
han de emplearse medidores de cuerda vibrante.

5.2.4. MEDIDA DE PRESiONES INTERSTiCiALES

Para el control de las presiones intersticiales en taludes, han de emplearse diversos


sistemas de medidas, algunos de los cuales se exponen a continuación.

Pozos de observación. Se componen de tubos ranurados, los cuales se instalan en


el interior de sondeos, en los cuales ha de medirse el nivel del agua, mediante la
interposición de una sonda introducida por la boca del tubo. (Figura 5.2.4.a. del
Anexo IV).
Este sistema permite únicamente la medición de variaciones en el nivel freático,
alcanzando valores muy elevados en su tiempo de respuesta en terrenos poco
permeables. Este método no es aplicable en aquellas situaciones en las cuales se
hallen emplazadas capas artesianas o acuíferos colgados.
Piezómetros abiertos. Se trata de tubos cuyo extremo inferior, situado en el punto
que se desea controlar, se dispone ranurado con la finalidad de permitir el paso del
agua. La zona de ubicación del piezómetro ha de aislarse de las presiones
intersticiales existentes en otros niveles, mediante la aplicación de un sello de
bentonita (Figura 5.2.4.b. del Anexo IV). La medición del nivel piezométrico ha de
efectuarse mediante el emplazamiento de una sonda, la cuál ha de ser introducida
por la boca del tubo.
El emplazamiento de estas modalidades de piezómetros es aconsejable para su
aplicación en terrenos de permeabilidad alta, con la finalidad de posibilitar la
medición de las presiones intersticiales de un determinado nivel.
Piezómetros cenados. Se trata de un sensor que detecta la presión intersticial
definida en un punto, mediante la aplicación de un transductor, el cuál transmite una
señal proporcional a los cambios de presión experimentados(Figura 5.2.4.c. del
Anexo IV). El transductor puede ser de tipo neumático, de resistencia eléctrica o de
cuerda vibrante.
N.R.1. 1-2-9.3. - 46 -

Ofrecen un tiempo de respuesta bajo, incluso en terrenos poco permeables;


permitendo la instalación de varios sensores en un mismo sondeo y la medición de
las presiones intersticiales emplazadas en varios niveles. Además, al constituirse
mediante elementos de transmisión flexibles, se presentan escasamente afectados
por aquellos movimientos susceptibles de ser producidos en el terreno.
En la Figura 5.2.4.d. del Anexo IV puede observarse una sección de un piezómetro
eléctrico.

En la Figura 5.2.4.e. del Anexo IV se refleja el modo en el que deben emplazarse varios
piezómetros cerrados en un mismo sondeo.

En la Figura 5.2.4.f. del Anexo IV se muestra una sección de un piezómetro neumático.

En la Figura 5.2.4.g. del Anexo IV puede observarse una sección de un piezómetro de


cuerda vibrante.

5.2.5. CONTROL DE LAS FUERZAS DE ANCLAJE SOBRE ELEMENTOS DE CONTENCiÓN

En este apartado se definen los equipos básicos a emplear para el control de las
tensiones de los anclajes y de las presiones totales, en los elementos de contención:

a) Control de tensiones de anclajes


La tensión de anclaje puede ser controlada mediante el empleo de células de carga;
se trata de unos elementos que se instalan entre la cabeza del anclaje y el terreno,
posibilitando la medición de la interacción de las tensiones entre ambos elementos
(Figura 5.2.5.a. del Anexo IV).
Las células de tensión pueden ser de tipo mecánico, hidráulico, de cuerda vibrante o
de resistencia eléctrica. Entre todas ellas, las células de carga mecánicas sólo podrán
ser utilizadas en el caso de que el punto de lectura sea accesible. Si se pretende
automatizar las medidas, las células que se presentan como las más adecuadas,
corresponden a las de cuerda vibrante; este tipo de células son fiables, estables en el
tiempo y permiten la transmisión de la señal eléctrica a través de grandes distancias,
sin sufrir pérdidas en su precisión.
b) Control de presiones sobre muros de contención
Los equipos más empleados para la concrección de esta finalidad, corresponden a
las células de presión total; se trata de dos placas de acero, de pequeño espesor y
con una morfología rectangular o circular, las cuales se disponen separadas entre sí
pocos milímetros; dichas placas se disponen soldadas por sus bordes y rellenas de
aceite o mercurio. La presión ejercida por el terreno sobre el muro de contención y la
célula de presión, es transmitida a un transductor de presión, el cuál puede ser de
tipo neumático, hidráulico, de cuerda vibrante o de resistencia eléctrica (Figura
5.2.5.b. del Anexo IV).
Los transductores neumáticos han de aplicarse en cargas de presión menores de 35
Kp/cm 2 . Los transductores hidráulicos permiten sin embargo, la aplicación de
tensiones de varios cientos de Kp/cm 2 •
Los transductores eléctricos, tanto de resistencia eléctrica, como los de cuerda
vibrante, son más precisos y permiten la automatización de las medidas.
N.R.1. 1-2-9.3. - 47-

5.3. PLAN DE AUSCULTACiÓN

Para el correcto desarrollo del proyecto constructivo, debe diseñarse un adecuado plan de
auscultación del talud a construir. La frecuencia con la que deben realizarse las lecturas debe ser
determinada en función de la velocidad previsible de la evolución de las magnitudes a controlar;
si las mediciones practicadas se realizan en intervalos breves de frecuencia, se provoca el
encarecimiento de los trabajos de auscultación, mientras que si se distancian demasiado,
pueden inducirse situaciones de peligro en la estructura.

Las lecturas deben efectuarse mediante el empleo de los siguientes procedimientos:

Manualmente: Mediante la participación de personal, el cuál debe desplazarse portando los


equipos portátiles de lectura.
De forma automática: Mediante el emplazamiento deestaciones de registro, en las cuales han
de ser tomadas lecturas periódicas o continuas, para su posterior registro en papel, cinta
magnética, etc.
Mediante sistemas de telemetría dotados de estaciones de registro, los cuales posibilitan el la
obtención de lecturas periódicas de los sensores. Se hallan conectadas vía cable, radio o
teléfono con un ordenador central.

6. MÉTODOS DE EXCAVACiÓN DE TALUDES

6.0. CONSIDERACIONES GENERALES

La excavación de taludes requiere la aplicación de distintas técnicas de excavación, en función


de los caracteres que presenten los materiales constitutivos del talud.

6.1. EXCAVACiÓN DE TALUDES

La excavación de taludes ha de practicarse en función de los caracteres que presenten los


materiales constitutivos del talud. Los materiales constituyentes de este tipo de estructuras,
puede entonces diferenciarse según su excavabilidad, en los siguientes tipos:

- Materiales de excavación directa. Se trata de materiales que pueden ser excavados fácilmente,
mediante el empleo de palas, mototraíllas o bulldozer.
- Materiales de arranque difícil. Son rocas blandas o duras con alteración, las cuales pueden ser
excavadas mediante el empleo de ripadoras y excavadoras de tipo retro o frontal.
- Materiales de arranque muy difícil. Se trata de rocas duras poco alteradas, en las que se
precisa para su excavación el uso de explosivos.
La definición de la excavabilidad de los materiales, se desarrolla ampliamente en el Capítulo 6.7.
de la presente Norma.

6.2. ARRANQUE, EMPUJE Y CARGA

El arranque, empuje y carga se emplea fundamentalmente, en la realización de grandes obras en


las cuales se dispone de un intervalo temporal para su ejecución de carácter limitado.
Actualmente la maquinaria existente ha evolucionado bastante, lo cuál motiva el considerar dos
factores importantes para la elección del equipo adecuado para ejecutar el movimiento de
tierras:

- El tipo de terreno de la zona a excavar.


- El camino de acarreo.
N.R.1. 1-2-9.3. - 48 -

Para los materiales de excavación directa se utilizan sobre todo bulldozers tipo Carterpillar o
Komatsu, provistos de ripper, así como mototraíllas, y dumper de carga, los cuales pueden llegar
a transportar hasta 200 1.

6.3. RIIJADO

Para los los trabajos aplicados en materiales de arranque difícil, ha de emplearse un ripper
provisto de uno o más dientes, el cuál se opera mediante su arrastre por un tractor (con una
potencia que varía entre los 200 CV y los 500 CV).

El ripado consiste en el arranque mecánico del terreno; su grado de efectividad depende


directamente, tanto de la naturaleza que presenta la roca sana, como de la ocasional presencia
de discontinuidades; es por lo tanto posible, aplicar una diferenciación entre los distintos tipos de
roca, en función de los caracteres que presenten frente a la ripabilidad:

Rocas de tipo plástico (como son las margas arcillosas blandas); en este tipo de materiales, el
ripper excava surcos sin lograr dislocar un volumen importante de material. No resulta por lo
tanto un método muy efectivo, ya que es necesario efectuar varias pasadas entrecruzadas,
dificultando el proceso de carga.
Rocas friables o descompuestas (como son las areniscas mal cementadas y calizas de fácil
desgarre ante el ripper).
Rocas diaclasadas. En este tipo de rocas, la eficacia del ripper depende directamente de la
distancia entre las juntas.
Rocas emplazadas en bancos, dispuestos según una estratificación horizontal, en las cuales
el diente del ripper levanta las losas, desgajándolas de su posición original.
Rocas dispuestas según una estratificación inclinada; el diente del ripper debe actuar en la
dirección en la cuál disminuye la máxima pendiente.
Para acometer un estudio de la ripabilidad que presenta un terreno, es necesaria la aplicación de
métodos de prospección geofísica, correspondientes a sísmica de refracción, los cuales
posibiliten la determinación de la velocidad sísmica que permita definir cada tipo de material
(Figura 6.3.a. y 6.3.b. del Anexo IV), así mismo, son de gran utilidad los sondeos con extracción
de testigo, con la finalidad de permitir el examen de los elementos que definen el macizo de roca,
empleando para ello métodos basados en el análisis del porcentaje recuperado y ROO; dichos
métodos han de definir el grado de fracturación que caracteriza al macizo(Capítulo 6.7).

Según este proceder, puede llegarse a la siguiente conclusión:

Con tractores potentes (400 CV), una roca sería ripable en buenas condiciones, siempre que
se disponga cruzada como mínimo, por tres familias de discontinuidades separadas como
máximo de 50 a 70 cm.
Si la roca se encuentra estratificada y forma bancos continuos horizontales, el ripado ha de
efectuarse normalmente, siempre que su espesor no sea superior a 30 cm en rocas duras y a
50 cm en rocas semiduras.
La distribución de las rocas duras no ripables dentro el conjunto del material a excavar, puede
influir en el tratamiento que debe recibir el macizo, pudiendo requerirse el empleo previo de
explosivos.
N.R.1. 1-2-9.3. - 49-

6.4. VOLADURAS
Las voladuras se utilizan en aquellos materiales, cuya resistencia supera a la fuerza aplicada por
la acción de los medios mecánicos tradicionales, con la finalidad de facilitar su fracturación. En la
Figura 6.4.a. se muestra un esquema indicativo de la geometría de la perforación y la carga
aplicable en un banco de talud.

Dentro de la tipología existente, es preciso trazar una diferenciación entre los distintos sistemas
aplicables(Figura 6.4.b. del Anexo IV):

* voladuras propias de producción, en las cuales se requiere considerar la naturaleza del


material y los sistemas de fracturación, con la finalidad de poder obtener una granulometría
adecuada para la aplicación de los distintos métodos de carga, en función del uso al que
estén destinados. Para la práctica de este tipo de voladuras se requiere tener en
consideración los siguientes aspectos:
a) Las cargas no deben dañar a aquellos materiales destinados a formar parte del talud.
b) Los productos excavados deben tener una granulometría apropiada para el posterior uso
de estos (p.e. si van a utilizarse como relleno de pedraplenes, han de disponerse de forma
que se posibilite la obtención de un material denso para su compactación, no debiendo
contener un exceso de bloques de grandes dimensiones, los cuales exijan un posterior
cuarteo).
c) Las vibraciones producidas por efecto de la voladura, no deben originar daños en las
construcciones próximas.
* Voladuras especiales de contorno, las cuales pueden afectar directamente al diseño del
talud.
Actualmente existen técnicas suaves de voladura, siendo las correspondientes al precorte las
más empleadas.

6.4.1. PRECORTE
El precorte compone una técnica utilizada para evitar la apertura y la fisuración de la
roca, aplicada con la finalidad de evitar la aparición de inestabilidades y
desprendimientos en el macizo. Esta técnica permite el diseño de taludes más estables.
Mediante su práctica se reduce el volumen de roca suelta colgada, minimizándose la
necesidad de emplazar bermas, bulones u otros tipo de soportes.

El precorte se opera provocando un plano de rotura cohincidente con la superficie


originaria del talud (antes de proceder a la voladura y a la extracción del material). La
técnica empleada se basa en la práctica de perforaciones a lo largo de toda la superficie
del talud, emplazadas a unas distancias de tipo variable (entre los 0,4 y 1 m), según el
tipo de explosivo a utilizar y el material que se vaya a tratar, con la finalidad de conseguir
un intervalo mínimo entre la explosión y la formación de la fisura. Según este proceder,
se evita la génesis de microfisuraciones en las proximidades de la perforación.

Por el efecto de la tracción originada por la onda de compresión, se forman una serie de
grietas dispuestas según una configuración radial en torno al barreno, las cuales, en un
principio son muy pequeñas y posteriormente se propagan con una velocidad de 0,2 o
0,3 veces la velocidad correspondiente a la onda de compresión. Cuando se disparan
dos cargas simultáneamente, se produce la colisión de las ondas de choque, en el punto
medio situado entre los barrenos, produciéndose esfuerzos tractivos, los cuales una vez
superen la resistencia dinámica a tracción de la roca, forman un plano de corte,
dispuesto según una dirección y pendiente determinada.

Los gases provenientes de la explosión, se infiltran a favor de grietas originales,


aumentando su extensión y favoreciendo la ruptura. Debido a la presión ejercida por los
gases, debe evitarse el escape de los mismos a la atmósfera, mediante la práctica de un
N.R.1. 1-2-9.3. - 50-

retacado perfecto; es decir, la parte del barreno sin carga debe quedar rellena de
material inerte, considerando que a menor longitud del recatado se produce una mejor
fragmentación general, a pesar de que se desencadenen mayores proyecciones y un
mayor quebrantamiento en la parte superior del talud restante.

Para aplicar la técnica del precorte, se requiere considerar caracteres propios del macizo
rocoso, tales como la resistencia dinámica experimentada frente a la tracción, la
compresión de la roca, y las discontinuidades presentes en el macizo rocoso (planos de
estratificación, fallas, diaclasas, pliegues, etc.). Según el estado de la roca, la práctica
del precorte obtendrá mejores o peores resultados (Figura 6.4.1 .).

El precorte ofrece buenos resultados en los macizos masivos desprovistos de grandes


sistemas de fracturación; por el contrario, en macizos fracturados, la acción de los gases
afecta negativamente a la estabilidad del macizo, debido a que estos pueden
introducirse en las fracturas, provocando la aparición de mayores inestabilidades que las
producidas por el efecto de la explosión.

En los sistemas de juntas y fracturas deben tenerse en consideración los siguientes


aspectos:

La carga explosiva debe ser la suficiente importante como para poder generar un
conjunto de pequeñas grietas radiales, con el objeto de poder orientar el plano de
corte; si no se llegaran a formar dichas grietas, la superficie de rotura quedará
definida por la aparición de fisuras naturales y probablemente se producirán procesos
de sobreexcavación.
La distancia media entre las discontinuidades no debe ser de menor cuantía que el
espaciamiento entre barrenos y/o la longitud de retacado (también se producirían
sobreexcavaciones). Se recomienda cerrar el esquema para reducir el efecto del
control estructural.
Debe considerarse la relación existente entre la orientación del talud y las
discontinuidades predominantes, según se expone a continuación:
Si el ángulo entre el plano del talud y las discontinuidades es mayor de 40º, se
conseguirá un precorte limpio, en el que serán visibles todos los barrenos.
Si el ángulo es menor de 25º, se producirán procesos de sobreexcavación.
Si el ángulo varía entre 25º-40º, el frente aparecerá escalonado, debido al efecto
de la combinación entre la orientación de las fracturas naturales y la dirección del
corte diseñado.
Si el ángulo varía entre 85º-90º, pueden generarse grietas y descalces de bloques
de roca, emplazados en la cabecera del talud.
Debe controlarse, que los barrenos se encuentren fuera de la influencia del agua
procedente de las infiltraciones del macizo, debido a que su presencia puede afectar
negativamente al resultado obtenido en el precorte.
Es necesario reducir la presión de barreno, hasta que esta se sitúe esta a niveles
acordes con las resistencias dinámicas de la roca, con la finalidad de disminuir los
efectos negativos, derivados de los procesos de sobreexcavación y de la intensidad
registrada por las vibraciones. Teniendo en consideración que la presión de explosión
o de barreno corresponde a la ejercida por los gases después de desencadenarse su
reacción química, su valor puede ser determinado mediante la aplicación de la
siguiente expresión:

Donde:
Pb corresponde a la presión del barreno (MPa), c; a la densidad del explosivo (g/cm 3 ),
D a la velocidad de detonación (mis) y N corresponde a una constante determinada.
N.R.1. 1-2-9.3. - 51 -

Si la carga ocupa totalmente un barreno, las tensiones inducidas en la roca


circundante son proporcionales a Pb :
0 r =P b ·r2 /L2
0, corresponde a la tensión ejercida radial mente, r al radio del barreno, y L a la
distancia desde el punto de interés al centro del barreno.
Puede concluirse, que disminuyendo la Pb hasta ser ajustado a las resistencias
dinámicas que presenta la roca, se disminuye el efecto de la sobreexcavación y se
consigue que las vibraciones sean de menor intensidad.
Para el diseño de un precorte, debe contemplarse la existencia de dos factores
fundamentales, los cuales corresponden a los descritos a continuación

Diámetro de perforación: Siempre que la relación entre el diámetro del barreno y su


longitud se mantenga constante, el radio de rotura de la roca que circunda al barreno,
ha de ser directamente proporcional al diámetro del mismo. En obras civiles y en
pequeñas explotaciones a cielo abierto, el diámetro de precorte debe ser definido
entre 35 y 75 mm.
Espaciamiento: El espaciamiento definido entre los barrenos de precorte, ha de
incrementarse según aumente el diámetro de la perforación. La relación
espacio/diámetro es de tipo variable (entre 8 y 12), dependiendo de las características
que presente de la roca; se recomienda aplicar espaciamientos dirigidos al empleo
de explosivos gelatinosos y rocas medias dotadas de un alto grado de isotropía y
homogeneidad. (Fig. del Anexo IV Langefors et al, 1958):
T = 2r (P el + T)
Donde, Pe1 corresponde a la presión efectiva del barreno, S a la distancia entre los
barrenos, 2r al diámetro del barreno, y T a la resistencia a la tracción dinámica
presentada por la roca.

No existe un límite definido que defina la profundidad idónea para la aplicación de una
voladura de precorte; es por este motivo, que el criterio empleado para la concrección
de dicho límite, es el aplicado en función de los problemas derivados de la falta de
alineación de los barrenos, de lo cuál se deriva la necesidad de realizar una intensa
supervisión durante el desarrollo de los trabajos de perforación, con la finalidad de que
las desviaciones producidas sean las mínimas. Los resultados obtenidos mediante la
aplicación de la técnica del precorte, pueden ser mejorados mediante el empleo de
barrenos guía vacíos, los cuales han de ser emplazados en el plano del talud,
disponiéndose entre los barrenos cargados. La carga conjunta de todos los barrenos es
más efectiva que la carga alterna, debido a que en este último caso se precisa reducir el
espaciamiento, implicando un incremento en la cuantía de la perforación por unidad de
superficie precortada.

Para aplicar una correcta distribución de la carga, debe adecuarse la presión del barreno
a la resistencia dinámica a compresión de la roca; si no se dispone de este parámetro, la
densidad lineal de carga ha de estimarse mediante la aplicación de la siguiente
expresión:

q (kg/m) = D2 (mm) / 12.000.

Correspondiendo, q a la densidad lineal de carga, y D al Diámetro del barreno.

Las cargas calculadas mediante la aplicación de este método son de tipo orientativo,
limitándose su aplicación, únicamente a situaciones de voladuras experimentales,
concretadas en la fase inicial de los trabajos.

Cuando se requiera cortar la roca a una cota deseada, la disposición de la concentración


de las cargas aplicadas en el fondo del barreno, debe ser de al menos el doble de lo
dispuesto normalmente para una longitud equivalente a la mitad del espaciamiento.
N.R.1. 1-2-9.3. - 52-

En situaciones en las que se requiera efectuar voladuras importantes, debe emplazarse


una fila de barrenos en una posición anterior a la situación que presente el plano de
precorte, con la finalidad de producir un efecto de amortiguamiento, evitando de esta
manera que el plano del talud definitivo no sea dañado por el efecto de la voladura de
"destroza". El consumo de esta fila corresponde aproximadamente a la mitad del
empleado en la fila de producción, produciéndose también una disminución en el
espaciado de hasta 0,5 a 0,8 veces el correspondiente al nominal de la fila adyacente. La
distancia definida entre el precorte y la fila de amortiguación debe estar comprendida
entre 0,33 y 0,5 de la "piedra" nominal de la voladura de producción.

6.4.2. EFECTO OE LAS VIBRACIONES

Todo tipo de voladuras originan vibraciones, las cuales pueden afectar al macizo rocoso,
induciendo la formación de grietas o aperturas en las discontinuidades originarias.

La incidencia de la formación de grietas en la roca, puede ser deducida mediante la


aplicación de la siguiente expresión (DINIS DA GAMA, 1978):

al: Corresponde a la resistencia a la tracción dinámica del medio en el que se producen


las vibraciones, Fd : Define el coeficiente de seguridad y a: Corresponde al esfuerzo de
tracción, inducido por el efecto de la vibración.

El valor de a puede ser concretado mediante la aplicacación de la siguiente expresión:

V Corresponde a la velocidad de propagación de las partículas en el medio; de esta


manera, puede concreterse la siguiente igualdad:

C Corresponde a la celeridad de las ondas longitudinales, c; a la densidad y al a la


resistencia de la tracción dinámica; Fd ha de ser mayor o igual que 1,5.

El valor dinámico y estático de al se considera similar, es por este motivo, que el valor
correspondiente al coeficiente de seguridad se ve incrementado.

En un medio rocoso situado a una distancia O de la detonación, la velocidad se eleva


desde un valor nulo hasta un valor máximo, durante el transcurso de un intervalo
temporal en el que el periodo correspondiente a la vibración, se encuentra definido entre
D/6C y D/12C ; es por este motivo, que la longitud de onda (fe) ha de estar delimitada
entre valores de 0/6 y D/12.

Si el espaciamiento aplicado en la dirección de la vibración es menor a A/2, los bloques


experimentarán aceleraciones del mismo signo, facilitándose la apertura de grietas y
discontinuidades.

Si el espaciamiento es mayor de A/2, parte del bloque sufrirá aceleraciones dotadas de


un determinado signo, y la otra parte sufrirá aceleraciones de signo contrario, siendo la
apertura de discontinuidades menos probable en este último caso. El espaciamiento
puede ser modificado mediante la interposición de bulones, procediendo posteriormente
a su inyección en toda su longitud.

Además de las consideraciones teóricas expuestas con anterioridad, existen otros


criterios que definen daños empíricos, los cuales posibilitan la evaluación de los daños
producidos en los taludes rocosos.
N.R. L 1-2-9.3. - 53 -

En la Tabla 6.4.2. del Anexo 111 puede observarse un gráfico en el que se exponen
criterios utilizados para la definición de daños empíricos, los cuales pueden aplicarse
con posterioridad en la evaluación de los daños inducidos por el efecto de las voladuras
aplicadas en los taludes rocosos.

En taludes permanentes, es necesaria la aplicación de medidas de protección, en


función de la aparición de las sigientes situaciones:

0,1 < V le < 0,2 Mallas y gunitados


0,2 < VI C < 0,8 Revestimientos resistentes

6.5. SECUENCIA DE LA EXCAVACiÓN

La excavación de un talud ha de operarse mediante la aplicación de varias fases consecutivas,


las cuales dependen directamente de las características que presenta el material a excavar y de
los condicionantes propios del proceso constructivo.

6.5.1. TALUD GENERAL Y TALUD DE BANCO

El talud general o talud de corta, compone una modalidad de talud basado en el cálculo
de su estabilidad general. Su morfología es definida mediante una línea recta, la cuál
representa una pendiente final que une el pie de la corta a su mayor profundidad, con la
cabeza de inicio del desmonte, en su intersección con el terreno natural. Debe además
considerarse la existencia de elementos intermedios constitutivos, tales como bancos,
bermas, accesos y plataformas.

Los taludes de banco son definidos por los caracteres propios de la perforación, los
cuales han sido considerados con anterioridad en la voladura; la inclinación excesiva de
los barrenos origina desviaciones sensibles, las cuales son susceptibles de afectar al
desarrollo de los trabajos de voladura; es por este motivo, que el talud de banco ha de
adaptarse a la inclinación empleada en la perforación, la cuál ha de definirse en
principio, según una disposición espacial más verticalizada que la contemplada
originariamente en el diseño del talud definitivo; dicha inclinación originaria ha de ir
recuperándose sucesivamente, mediante la interposición de bermas intermedias entre
los bancos.

6.5.2. BERMAS

En los taludes que superen los 25 m de altura, especialmente aquellos emplazados en


macizos no competentes o compuestos de diferentes tipos litológicos, deben construirse
bermas intermedias, las cuales deben comprender una anchura mínima de 3 m. (con la
finalidad de facilitar el acceso de maquinaria) y una pendiente adecuada (esta no ha de
resultar excesiva). En situaciones en que los taludes presenten fenómenos de tipo
deformacional, las bermas deben configurarse más anchas de lo normal (de 10 a 15
metros), con el objeto de dificultar la génesis de grandes tensiones concretadas en los
niveles plásticos y la consecuente deformación y rotura del material constitutivo del
talud. (Figura 6.5.2. del Anexo IV).

Las bermas deben disponer (en su intersección con el talud superior) de cunetones de
recogida de aguas, los cuales han de ser impermeabilizados debidamente. Debe
practicarse en dicho accesorio una adecuada salida del agua, motivo por el cuál nunca
deben construirse bermas totalmente horizontales. Cuando se acumula agua en las
bermas, esta puede penetrar mediante infiltración en el macizo, provocando el
desencadenamiento de procesos de meteorización, los cuales a su vez provocan la
elevación de los niveles freáticos, con el consiguiente aumento de las presiones
intersticiales.
N.R.1. 1-2-9.3. - 54-

Las bermas deben realizarse interponiendo una carga ligera, aplicada a contrapendiente
en dirección al talud, con la finalidad de poder evitar que las rocas puedan caer desde
talud superior y ser proyectadas hacia cotas inferiores.

6.5.3. MACIZO DE PROTECCiÓN

El macizo de protección es empleado en aquellas situaciones en las que existan terrenos


heterogéneos, inestables o que presenten dificultades para su estudio; su construcción
ha de ser acometida en una posición más adelantada, a aquella en la cuál se emplaza el
talud definitivo (Figura 6.5.3. del Anexo IV).

Su diseño inicial ha de centrarse en la aplicación de los datos existentes, obtenidos tanto


en la superficie del terreno como en profundidad. Este diseño debe adaptarse a la
cofiguración del talud estable, el cuál debe cumplir unas condiciones mínimas de
seguridad, debido a que su diseño final ha de ser el mismo que el originario.

El macizo de protección ha de portar dos frentes diferenciados: un primer frente


emplazado en la zona más alta, el cuál se destina a ser el definitivo, y otro de protección
(situado a 10 metros por delante del anterior), en el cuál debe disponerse una pendiente
igualo superior a la determinada para el talud definitivo.

En el talud de protección no se requiere el empleo de cuidados o protecciones


especiales, debido a que su cometido ha de circunscribirse a la simple observancia del
comportamiento del talud y al suministro de una valiosa fuente de información referente a
la litología, a las propiedades resistentes de la roca, la configuración geológica del
terreno o la existencia de surgencias de agua. La información proporcionada es muy
valiosa, sobre todo en aquellas situaciones en las que la calidad de la roca mejora en
profundidad, permitiendo la construcción de taludes dotados de pendientes más
pronunciadas, los cuales determinen un importante ahorro económico en su excavación.

Pueden detectarse discontinuidades importantes durante el proceso de estudio del talud


de protección, las cuales son susceptibles de poder generar diversos procesos de
inestabilidad que pueden afectar al talud definitivo. Estas discontinuidades deben
controlarse mediante la aplicación de distintas técnicas de refuerzo dispuestas en el
talud de protección, procediendo de esta manera a contrarrestar el problema en cotas
superiores al lugar donde se ubique la discontinuidad.

6.5.4. REFUERZO DE TALUDES

El proceso de construcción de taludes debe observar una serie de normas de seguridad,


con la finalidad de evitar la posible generación de inestabilidades. Generalmente, los
taludes dotados de pendientes suaves poseen una mayor estabilidad, aunque no
obstante pueden originarse distintas situaciones, en las cuales pueden presentarse
condicionantes que impidan suavizar su pendiente:

Excavaciones emplazadas en laderas dotadas de pendientes fuertes (la práctica de


esta actividad implicaría una sobreexcavación excesiva).
Obras en las que se requiere la movilización de un elevado volumen de tierras y no se
dispone de vertederos.
Presencia de instalaciones emplazadas en zonas próximas a la cabecera de los
taludes. Esta situación implica el condicionamiento de la geometría del talud según
una pendiente determinada, la cuál no siempre ha de ser estable; es por este motivo
que dicha estructura precisa la aplicación de un refurezo adicional.
N.R.1. 1-2-9.3. -55-

6.5.5. CONSTRUCCiÓN POR BATACHES

Se trata de un método constructivo aplicado en aquellos taludes cuya estabilidad se


encuentre comprometida o que requieran ser reforzadados mediante la interposición de
elementos resistentes. Su procedimiento operativo se basa en el ataque de la excavación
mediante nichos alternos (excluyendo a las partes no excavadas de la posibilidad de
componer contrafuertes de sujeción del talud), y praticando en las zonas excavadas
estudios destinados a posibilitar la construcción de aquellos elementos resistentes que
se presenten como los más adecuados para asegurar la estabilidad del talud durante su
proceso de estudio. Posteriormente han de se suprimirse las zonas que actuaban como
contrafuerte provisional, procediendo finalmente al refuerzo de la estructura (Figura
6.5.5. del Anexo IV)

Su ejecución debe desarrollarse lo más rápidamente posible, debido a que los


elementos resistentes soportan esfuerzos de una mayor magnitud, que la estimada en
ellos originariamente.

6.5.6. SANEO DE TALUDES

La práctica de saneo o refino de taludes consiste en concretar un plano de talud único


después de ser practicada la excavación general, con la finalidad de evitar el desarrollo
de superficies que favorezcan la inestabilidad del talud, así como eliminar el material que
presente riesgo inminente de caída. La ejecución de esta técnica se dirige a aquellos
taludes excavados mediante el empleo de voladuras de precorte, a taludes compuestos
de una roca no competente o muy diaclasada, o en aquellas situaciones en las que la
voladura no halla sido bien diseñada, pudiendo inducir la presencia de bloques de roca
inestables, los cuales se precisa eliminar.

El saneo puede ser realizado a mano, por cuadrillas de trabajadores, o mediante el


empleo de retroexcavadoras.

6.6. INSPECCiÓN DE OBRA

En las obras desarrolladas en terrenos complejos, de difícil acceso o de caracterización


geométrica complicada (como son generalmente los taludes emplazados en obras de carácter
lineal), pueden presentarse incógnitas de tipo geológico las cuales pueden influir decisivamente
en la estabilidad del talud, así como en la aparición de problemas relacionados con su
estabilidad durante la fase de construcción. Debido a la imposibilidad de conocer con exactitud
los caracteres que presenta el macizo durante el desarrollo del estudio previo, es preciso
concretar un seguimiento adecuado de la obra durante la fase de construcción.

6.6.1. SEGUIMIENTO DE LA CONSTRUCCiÓN

Durante la fase constructiva de un talud pueden presentarse problemas no predecibles


durante la fase de proyecto; esta circunstancia origina la necesidad de realizar un
seguimiento adecuado del proceso de obra.

Según este proceder, es necesaria la ejecución de levantamientos geológicos-


geotécnicos de los taludes excavados, además de levantamientos estructurales y
litológicos (mediante paños de 25 metros de largo, por cada 5 metros de altura del
macizo descubierto), disponiéndose los mismos con distintos grados de precisión, en
función de la disposición adoptada por el primero de ellos, en relación al talud de
desmonte.

También ha de realizarse un censado de las familias de discontinuidades más relevantes,


adoptando el mismo criterio definido en la fase de proyecto, así como concretar la
definición de las características que presentan las rocas, empleando para tal finalidad
N.R.1. 1-2-9.3. - 56-

medios rápidos de campo (corte directo, Schmidt, Franklin,etc.).

Estos levantamientos no requieren una gran precisión, en aquellas situaciones en las que
la disposición estructural con respecto a la estratificación sea favorable (es decir, que los
estratos se dispongan buzando hacia el interior). Los levantamientos de los frentes de
excavación deben ser definidos mediante un grado de detalle adecuado, en aquellos
casos en los que la disposición estructural sea desfavorable (estratificación o
esquistosidad subvertical o buzando hacia el exterior).

En macizos muy fracturados, el levantamiento debe ser riguroso y detallado, con la


finalidad de evitar la generación de roturas de tipo circular; para la consecución de tal
finalidad, ha de realizarse un estudio exaustivo de la fracturación, procediendo además a
la caracterización de los macizos mediante la aplicación de las clasificaciones existentes
(RMR de Bieniawski, Q de Barton, etc.), con la finalidad de poder asociarla a leyes de
resistencia al corte, tales como las de Hoek y Brown o la de Ladanyi, etc.

Paralelamente debe revisarse cualquier cambio producido en la estructura, la litología o


en el sistema de fracturación, durante la fase de excavación, así como realizar trabajos
adicionales, tales como la vigilancia de la aparición de grietas, definición de drenes, etc.

La aplicación de este sistema implica el reconsiderar el talud de proyecto cada 10


metros de construcción en vertical del mismo. Este seguimiento puede originar el
replanteo de la pendiente del talud, así como la concrección de las medidas de sujeción
de las inestabilidades locales que no afecten al conjunto.

Todas las actuaciones encaminadas al seguimiento de la construcción de un talud


pueden modificar la ejecución del mismo, de forma que sea preciso la definir un nuevo
talud, la necesidad de realizar la excavaciones adicionales mediante la interposición de
un macizo de protección, o en último caso, la paralización de los trabajos con la finalidad
de realizar nuevos procesos de investigación.

6.6.2. HISTORIAL DEL TALUD

Toda la información obtenida durante el proceso de construcción de un talud,


incluyendo todas las actuaciones que se hayan llevado a cabo sobre el mismo durante el
transcurso del tiempo, así como todas las incidencias surgidas en el talud durante el
intervalo temporal en el que este se encuentre operativo, deben ser reflejadas mediante
la confección de un "dossier", en el cuál deben ser detallados todos estos datos.

Este documento debe ser portador de una serie de apartados, los cuales han de ser
concretados en función de su utilidad. Debe incluirse en el mismo, mediante la
elaboración de impresos tipo, los distintos levantamientos de campo efectuados con sus
correspondientes mediciones de discontinuidades, sus caracteres resistentes y
geométricos (cada vez que se rebajen 5 m en la cota), así como cualquier otro factor
geológico susceptible de poder influir en su estabilidad, tanto en el talud final como en
los de avance.

Debe efectuarse de igual manera un control de las inclinaciones del talud, concretado en
función de los perfiles topográficos y los datos de campo obtenidos; las mediciones
deben controlarse con periodicidad, con la finalidad de posibilitar la confección de dos
tipos de gráficos diferenciados:

Desplazamientos en la vertical-tiempos.
Desplazamientos en planta, con referencia a los movimientos producidos en las
dimensiones X e Y del punto a controlar.
Debe acometerse un reportaje fotográfico cada 5 m de excavación practicada.

Es necesario controlar los elementos resistentes emplazados en el talud, así como sus
N.R.1. 1-2-9.3. - 57-

correspondientes tensiones de trabajo, las cuales deben ser representadas mediante la


elaboración de un perfil longitudinal. Los drenes han de numerarse en el talud y ser
controlados con la finalidad de posibilitar su representación en un perfil longitudinal, en
el cuál se ha de figurar la numeración efectuada.

Esta información debe representarda mediante la realización de dos perfiles


longitudinales; en uno de ellos se han de registrar todas las zonas numeradas, en paños
de 5 x 25 metros, y en el otro (que ha de ser un perfil geológico), deberán representarse
todas las características estructurales y geotécnicas, tales como fallas, pliegues, zonas
de menor resistencia, etc.

Todos estos trabajos, así como la totalidad de la información existente, deben ser
reflejados en un dossier, el cuál ha de ser ampliado progresivamente a lo largo de toda
la vida operativa del talud. Este trabajo ha de ser realizado por un técnico especialista en
geotecnia a pie de obra, el cuál ha de responsabilizarse del desarrollo de todos los
factores descritos; también es cometido del técnico el responsabilizarse de acudir al
equipo de asesoramiento, cuando se considere oportuna de la adopción de decisiones
importantes, en aquellos casos en los cuales puedan presentarse problemas en el talud.

6.7. DEFINICiÓN DE LOS DISTINTOS MÉTODOS DE EXCAVACiÓN

6.7.1. PROPIEDADES GEOMECÁNICAS QUE INFLUYEN EN LA EXCAVABILlDAD

Los principales parámetros geomecánicos que influyen decisivamente en la


excavabilidad que presentan los materiales, son los detallados a continuación:

Resistencia y dureza de las rocas. La resistencia a la compresión simple se concreta


a partir de los resultados obtenidos en los ensayos de laboratorio y de campo.
Densidad y factores de esponjamiento. La densidad compone un parámetro
importante, debido a que se presenta asociada a otras propiedades, influyendo de
forma indirecta sobre el rendimiento obtenido por los equipos de excavación Por otro
lado, las rocas, una vez fragmentadas, ocupan un volumen mayor al original; este
incremento se define como porcentaje de expansión o factor de esponjamiento, el
cuál tiene una influencia decisiva sobre el grado de excavabilidad que presenta la
roca.
Abrasividad. La forma de arranque del material tiene una gran incidencia sobre el
desgaste sufrido por los útiles de corte. Existen varios métodos para determinar la
abrasividad de las rocas, tales como los expresados a continuación: Estudio
mineralógico, Coeficiente F de Schimazek, Ensayo AVS-Valor de Abrasión del Acero
(Abrasion Value Steel), y Ensayo Cerchar.
Tenacidad. Se trata de un parámetro definido a partir de la curva tensión-
deformación, el cuál determina la energía elástica necesaria para producir una
deformación, mediante la aplicación de un útil de corte. El índice de tenacidad queda
definido por la siguiente expresión:
RC 2 Ti = 100.2E
donde RC corresponde a la Resistencia a la Compresión (MPa) y E al módulo de
Elasticidad de Young (GPa). En ocasiones, se usa como valor de la tenacidad de las
rocas, el cociente entre la resistencia a la compresión y la resistencia a la tracción.
Tamaño y forma de los bloques conformados por las discontinuidades. En los
macizos rocosos pueden existir discontinuidades, susceptibles de poder afectar al
rendimiento de los equipos de arranque. Estas discontinuidades pueden ser fracturas,
fallas, diaclasas, planos de estratificación, etc.
N.R.!. 1-2-9.3. - 58-

Los datos estructurales y los caracteres geomecánicos de las discontinuidades que


que presentan un mayor interés de cara a la excavación con equipos mecánicos,
corresponden al espaciado, la orientación y las dimensiones de los bloques.

6.7.2. CLASIFICACiÓN DE LOS MACIZOS ROCOSOS EN FUNCiÓN DE SU EXCAVA-


BllIDAD

6.7.2.1. MÉTODO DE ATKINSON (1977)

Atkinson propuso una zonación basada en la aplicabilidad de cada tipo de


maquinaria, en función de la Resistencia a la Compresión Simple de las rocas,
sin considerar las discontinuidades (Fig. 6.7.2.1. del Anexo IV).

6.7.2.2. MÉTODO DE FRANKLlN (1971)

Se trata de una clasificación de macizos rocosos, en función del empleo de


dos parámetros diferenciados:

El índice de Resistencia Bajo Carga Puntual (ls)'


El índice de Espaciamiento entre Fracturas (I f).
Estos parámetros son obtenidos a partir de testigos de sondeos. En la Fig.
6.7.2.2. del Anexo IV se representa gráficamente la clasificación denominada
de Resistencia-Tamaño, la cuál fue propuesta por Franklin, con el objeto de
proceder al estudio de los distintos métodos de excavación y de la relación de
Is e If con otros ensayos y parámetros geomecánicos comunmente empleados.

6.7.2.3. MÉTODO DE WEAVER (1975)

Este método se basa en la determinación del grado de ripabilidad que


presenta un macizo rocoso, mediante la valoración de siete factores, de los
cuales dos se presentan como los más importantes (espaciamiento entre
juntas y velocidad sísmica), representando el 56 % de la puntuación total; a
estos factores le siguen en importancia la dirección y el buzamiento (con un 15
%) Y la dureza con un 10 %. Todos estos aspectos pueden observarse en el
cuadro figurado en la Tabla 6.7.2.3. del Anexo 111.

6.7.2.4. MÉTODO DE KIRSTEN (1982)

Según este autor, la velocidad sísmica no compone un parámetro que refleje


con fiabilidad la facilidad de arranque presentada por los macizos rocosos,
debido a que esta operación se presenta muy influenciada por el efecto de los
distintos caracteres que presentan sus materiales constitutivos. Este autor
propone un sistema de clasificación aplicable para la excavación de los
macizos rocosos, el cuál se halla basado en la concrección del siguiente
índice:

N = Ms (ROD.Jr/Jn) Js (Jr/Ja).

Donde, Ms corresponde a la resistencia a compresión de las rocas, ROO al


Rack Ouality Designation (%), Jn y Jr corresponden a parámetros
determinados mediante el sistema de clasificación O de Barton y Js al Valor de
la disposición relativa de los bloques inclinados según la dirección de
arranque. Para materiales intactos, Js corresponde a 1,0 Y J al factor de
alteración de la junta.
N.R.1. 1-2-9.3. - 59-

Mediante la aplicación del índice de excavabilidad N, obtenido mediante el


desarrollo de la ecuación anterior, se posibilita la evaluación de la facilidad
presentada mediante el arranque por ripado, en función de la concrección del
valor correspondiente a dicho índice:

Facilmente ripable (1 < N < 1O)


Ripado duro (10 < N < 100)
Ripado muy duro (100< N < 1000)
Ripado estremadamente duro/ voladura (1000 < N < 10000)
- Voladura (N > 10000)

6.7.2.5. MÉTODO DE ABDUlLATiF V CRUDEN (1983)

Estos autores estimaron que la excavación es practicable hasta alcanzar


valores de RMR (Rock Mass Rating) superiores a 30, permitiéndose su
ripabilidad hasta alcanzar valores próximos a 60, mientras que los macizos
clasificados como de calidad buena o mejores por el sistema RMR, deben ser
sistemáticamente objeto de perforación y voladura. Hasta concretarse un valor
de Q correspondiente a 0.14, los macizos han de ser excavables, requiriendo
su ripado a partir de valores superiores a 1.05 (Fig. 6.7.2.5. del Anexo IV).

6.7.2.6. MÉTODO DE SCOBlE y MUFTUOGlU (1984)

Define un Indice de Excavabilidad lE, el cuál ha de combinarse con cuatro


parámetros geomecánicos (resistencia a la compresión simple, intensidad de
la meteorización, espaciamiento de las juntas y grado de profusión de planos
de estratificación), en la forma detallada a continuación:

lE = W +S+J +B
Donde W corresponde a la alteración por meteorización, S a la resistencia a la
compresión simple, J a la separación entre las diaclasas y B a la potencia
media de los estratos

En la Tabla 6.7.2.6.a. del Anexo 111, se refleja gráficamente el método aquí


descrito.

En la Tabla 6.7.2.6.b. del Anexo 111 se expone dicho sistema de evaluación del
índice de excavabilidad.

6.7.2.7. MÉTODO DE HADJIGEORGiOU y SCOBlE (1984)

Evalúa la facilidad de excavación que presentan los macizos rocosos, en


función de la combinación de los valores aportados por los cuatro parámetros
geomecánicos descritos a continuación:

Resistencia bajo carga puntual.


- Tamaño de bloque.
Grado de alteración.
Disposición estructural Relativa.
El Indice de Excavabilidad lE, se define mediante la aplicación de la siguiente
N.R.1. 1-2-9.3. - 60-

expresión:

Donde Is corresponde al índice de resistencia bajo carga puntual, Bs al índice


de tamaño de bloque, W al índice de alteración y J s al índice de disposición
estructural relativa.

En la Tabla 6.7.2.7.a. se expone el método de Método de Hadjigeorgiou y


Scoble (1984), medialte el cuál se evalúa la facilidad de excavación que
presentan los distintos macizos

En función de los valores aportados mediante la aplicación de los índices de


excavabilidad, los macizos rocosos pueden clasificarse en función de las
distintas categorías indicadas en la tabla 6.7.2.7.b.

6.7.2.8. MÉTODO DE SINGH (1989)

Mediante la aplicación de dicho método, puede procederse a clasificar los


macizos rocosos, en función del nivel de concrección obtenido mediante la
aplicación de los siguientes parámetros geomecánicos:

Espaciado entre las discontinuidades, medido mediante la aplicación de


registros lineales.
Resistencia a la tracción, estimada a partir de la concrección del índice
de Resistencia Bajo Carga Puntual o del empleo del Ensayo Brasileño.
Grado de meteorización, obtenido mediante observación visual.
Grado de abrasividad, estimado mediante la aplicación de el Indice de
Abrasividad de Cerchar.
Como puede observarse en la Tabla 6.7.2.8. del Anexo 111, los macizos rocosos
pueden clasificarse en cinco categorías, concretadas en función de su grado
de ripabilidad o facilidad presentada frente al arranque mecánico, mediante el
empleo de tractores orugas.

6.7.2.9. MÉTODO DE ROMANA

Dicho método postula una clasificación de los macizos rocosos muy


simplificada, en función de la concrección de los siguientes dos parámetros:

Resistencia a compresión simple.


RQD.
Su aplicación se halla dirigida fundamentalmente a excavaciones subterráneas
y túneles.
N.R.1. 1-2-9.3. - 61 -

7. MÉTODOS DE SOSTENiMIENTO

7.0. CONSIDERACIONES GENERALES

Para el correcto desarrollo de un proyecto de un talud, en ocasiones se precisa la concrección


del diseño de medidas de corrección de inestabilidades, de entre las cuales existe una amplia
variedad, en función de los condicionantes particulares que presenten en cada situación
concreta.

Los estudios destinados a la corrección de un talud, han de generarse a partir de un


conocimiento detallado de las propiedades de los materiales, de la geometría del talud y de los
factores externos que puedan condicionar su inestabilidad.

Mediante la aplicación de este análisis, debe concretarse la aplicación de las medidas de


estabilización que se precisen. La determinación de aplicar una u otra técnica de estabilización y
corrección, requiere la realización de una valoración previa (desde el punto de vista técnico y
económico), con el objeto de definir las soluciones más adecuadas para cada situación.

Dentro de las múltiples posibilidades de actuación existentes, las más empleadas corresponden
a las detalladas en los apartado expuestos a continuación; no obstante existen situaciones en las
que pueden aplicarse otras técnicas, o combinaciones de varias de ellas, con la finalidad de
posibilitar la resolución de problemas concretos.

7.1. MODIFiCACiÓN DE LA GEOMETRiA DEL TALUD

Una forma de actuación aplicada sobre taludes inestables, consiste en la modificación de su


geometría, con la finalidad de poder obtener una nueva configuración estable. Este proceder es
únicamente de aplicación en aquellos taludes excavados en laderas dotadas de suaves
pendientes, debido a que en el caso contrario, la modificación de la geometría del talud puede
implicar un notable aumento de su altura y por lo tanto de su inestabilidad; mediante la
aplicación de este procedimiento, se pretende la reducir las fuerzas desestabilizadoras presentes
y el aumento de la resistencia al corte, incrementandose de esta manera las tensiones normales,
operantes en la superficie de rotura.

A continuación se reflejan distintas formas de actuación, aplicadas sobre la geometría del talud,
con la finalidad de obtener una mejora en su estabilidad.

7.1.1. RETALUZADO

Se basa en la eliminación de una masa inestable o potencialmente inestable, operada


con la finalidad de obtener un nuevo perfil en el talud. Compone una solución de tipo
drástico, la cuál unicamente ha de ser aplicada en casos extremos. Una vez finalizado el
proceso, ha de comprobarse que la nueva configuración del talud no sea inestable.

7.1.2. EXCAVACIONES EN CABECERA

Se opera mediante la eliminación del material emplazado en la parte superior de la masa


potencialmente inestable; en esta zona, el peso ejercido por el material induce a la
aparición de fenómenos de deslizamiento, originados por el efecto del mayor grado de
inclinación presentado en la superficie de rotura; es por este motivo que la excavación
de material practicado en esta zona, produce una mejora apreciable en la estabilidad
general de la estructura.

Este sistema es aplicable en aquellas situaciones en las que puedan producirse


deslizamientos de grandes dimensiones y presenten un fácil acceso a la zona de
cabecera, y también en aquellas laderas dotadas de una inclinación moderada.
N.R.1. 1-2-9.3. - 62 -

7.1.3. TACONES DE TIERRA O ESCOLLERA

La aplicación de tacones de tierra o escollera en el pie del talud, puede efectuarse en


combinación con la excavación del talud en su cabecera, utilizando, el material obtenido
durante la excavación.

El peso del tacón instalado al pie del talud produce un efecto de confinamiento en la
masa de terreno inestable, aumentandose notablemente las tensiones normales
aplicadas sobre la superficie de rotura e induciendo una mejora en su la estabilidad (Fig.
7.1.3. del Anexo IV).

Para taludes formados por materiales dotados de una granulometría fina, se recomienda
la instalación de membranas geotextiles en el contacto talud-tacón, con la finalidad de
evitar el arrastre de finos, el cuál podría favorecer el desencadenamiento de procesos
erosivos internos en el talud y la presencia de tubificaciones.

Este procedimiento de escolleras se recomienda especialmente, en deslizamientos


producidos en suelos, en taludes con presencia de agua, en terrenos de apoyo en los
cuales exista riesgo de asientos, en zonas con presencia de empujes importantes, etc.

7.1.4. CONSTRUCCiÓN DE BERMAS INTERMEDIAS

Esta medida suele realizarse durante el desarrollo de la etapa de excavación del talud,
aunque también es frecuente su práctica durante los trabajos de eliminación de masas
inestables. Las bermas favorecen una estabilidad global en el talud, (Figura 7.1.4. del
Anexo IV) facilitando el proceso constructivo, y a la vez constituyen un acceso destinado
al desarrollo de los trabajos de mantenimiento. Este tipo de estructura es susceptible de
poder padecer futuros problemas relativos a posibles desprendimientos de rocas, y en
ellas pueden ser instalados distintos elementos de drenaje superficial y profundo. En
general, la estabilidad global de un talud dotado de bermas es muy superior a la definida
por un talud de la misma altura, en el que el ángulo de inclinación sea igual al
presentado por el talud escalonado.

Se recomienda la excavación de bermas en aquellos taludes grandes dimensiones, en


los que sea previsible la posibilidad de desarrollar futuros trabajos de mantenimiento y
en aquellos taludes que propicien un impacto visual considerable (su configuración
permite la siembra de plantas y arbustos).

7.2. MEDIDAS DE DRENAJE

La corrección de un talud mediante la aplicación de medidas de drenaje, tiene como objeto la


reducción de la intensidad de las presiones intersticiales, las cuales pueden inducir a la aparición
de inestabilidades en el mismo; según este método de actuación, se produce un sensible
aumento en la resistencia mostrada por el talud y una sensible disminución de las fuerzas
desestabilizadoras que actúan sobre el mismo.

La aplicabilidad de estas medidas requiere un conocimiento hidrogeológico detallado, en el cuál


ha basarse el posterior emplazamiento de los distintos sistemas de drenaje más adecuados para
cada situación. Las técnicas de drenaje de mayor aplicación pueden agruparse en función de
dos categorías diferenciadas:
N.R.1. 1-2-9.3. - 63 -

7.2.1. DRENAJE SUPERFICIAL

La aplicación de las técnicas de drenaje supetiicial, se centran en la consecución de dos


finalidades:

Evitar que las aguas supetiiciales se infiltren en la zona de coronación del talud, en
grietas de tracción, etc. (de producirse esta situación, se ocasionaría un importante
incremento en las presiones intersticiales).
Evitar en lo posible, los perniciosos efectos erosivos de las aguas de escorrentía
sobre la supetiicie del talud.
Las soluciones más comunes a aplicar son las expuestas a continuación:

a) Excavaciones de cunetas de drenaje


Estas cunetas suelen emplazarse según una disposición paralela al talud, con el
objeto de captar y reconducir las aguas de escorrentía superficial fuera del mismo; en
función de la situación en la cuál se disponen en el talud, estos elementos pueden
denominarse según las siguientes expresiones:
* Cuneta de coronación: Se emplaza a varios metros de distancia sobre la
coronación del talud, con la finalidad de evitar la escorrentía sobre la superficie del
talud y con ello, la posible infiltración de agua a favor de grietas de tracción (Figura
7.2.1. del Anexo IV).
* Cuneta de berma: Se sitúa en la parte interior de las bermas del talud, siendo su
principal cometido el evitar la acumulación y la infiltración de agua en las bermas,
así como impedir la escorrentía sobre la supetiicie de los distintos bancos del
talud.
* Cuneta de base o pie: Se emplaza al pie de los taludes, con la finalidad de
favorecer la evacuación del agua superficial acumulada en la base del desmonte;
constituye un colector del resto de las cunetas y de los otros elementos
constitutivos del drenaje profundo.
Es recomendable aplicar una impermeabilización en las cunetas de drenaje, con la
finalidad de mejorar sensiblemente el funcionamiento de este tipo de elementos, y
con ello evitar la infiltración a través de las propias cunetas. Puede realizarse
mediante el empleo de hormigón, de láminas impermeables, etc.
La conexión entre las distintas cunetas ha de realizarse mediante la interposición de
cunetas bajantes. Se garantizará su canalización final hacia cursos naturales y zonas
de recarga.
b) Sellado de grietas
El sellado de grietas es una operación practicada en los taludes, con la finalidad de
impedir la penetración de la escorrentía supetiicial, evitandose de esta manera el
desarrollo de procesos de inestabilidad. Dicha práctica suele operarse mediante la
aplicación de hormigón, bentonita-cemento, etc.
Las medidas de drenaje supetiicial deben ser adoptadas en aquellos taludes
emplazados en materiales dotados de una elevada permeabilidad, con presencia de
grietas de tracción, o constituidos por materiales erosionables, alterables o evolutivos,
los cuales sean susceptibles de poder sufrir una intensa degradación y una
disminución en su resistencia por efecto del agua de escorrentía.
N.R.1. 1-2-9.3. - 64 -

7.2.2. DRENAJE PROFUNDO

Los drenajes profundos se componen de conductos u orificios penetrativos en el talud;


su misión fundamental radica en la recogida del agua contenida en el mismo, atrayendo
hacia sí la red de flujo y propiciando un consecuente descenso en el nivel freático. Los
tipos empleados con más asiduidad son los descritos a continuación:

a) Drenes horizontales o californianos.


Este tipo de drenes se compone de taladros de pequeño diámetro, de 100 a 150 mm,
aproximadamente horizontales (de 5 a 10°), dispuestos según unas longitudes
generalmente menores a 30 m, los cuales son perforadas desde la superficie del
talud hacia el interior del mismo.
La instalación de estos elementos de drenaje es rápida y sencilla, realizándose el
drenaje por gravedad (Figura 7.2.2.a. del Anexo IV).
b) Zanjas con relleno drenal'lte.
Se trata de zanjas continuas, las cuales se disponen rellenas de un material granular
dotado de una alta permeabilidad; en su base suele instalarse un tubo colector de
plástico ranurado, hormigón poroso, etc. (Figura 7.2.2.b. del Anexo IV). En ocasiones,
se revisten con geotextil permeable, con la finalidad de evitar el arrastre de finos. Los
tipos más frecuentemente empleados son los descritos a continuación:
Zanjas de talud: Se construyen siguiendo la línea de máxima pendiente del talud;
su aplicación se centra en aquellas situaciones en las que existen deslizamientos
poco profundos.
Zanjas horizontales: Se sitúan paralelas al pie del talud, producen un efecto
barrera en la red de flujo superficial y una reducción en el nivel freático.
e) Galerías de drenaje.
Son galerías excavadas en el terreno paralelamente al talud, las cuales se disponen a
una profundidad considerable, con la finalidad de propiciar un drenaje por gravedad.
La aplicación de estas galerías de drenaje se centra en los taludes dotados de gran
altura o en situaciones planteadas como críticas, debido al elevado coste que
conlleva la aplicación de este tipo de medidas. Compone un sistema de gran eficacia,
en combinación con la interposición de drenes californianos radiales, favoreciéndose
de esta manera el radio de acción conseguido.
d) Pozos verticales.
Son pozos dotados de un diámetro medio de 30 a 40 cm aproximadamente,
perforados sobre la coronación del talud, en los cuales, mediante el empleo de
bombas sumergidas en su base, se posibilita la extracción del agua retenida en el
mismo. Su aplicación favorece el drenaje del previamente a su fase de construcción.
Los pozos de drenaje pueden ser conectados mediante la interposición de
perforaciones o galerías, propiciando de esta manera que el bombeo pueda
concentrarse en puntos concretos o incluso pueda ser realizado por gravedad.

7.3. ANCLAJES

El sistema de anclaje se aplica mediante el emplazamiento de armaduras metálicas alojadas en


el interior del terreno, las cuales han de ser perforadas a partir de la superficie del mismo. Su
empleo se limita a la concrección de una medida estabilizadora, la cual puede disponerse tanto
en taludes construidos en roca como en suelo.

Los anclajes trabajan a tracción, pudiendo colaborar en la estabilidad del talud según dos formas
diferenciadas(Figura 7.3.a. del Anexo IV):

Proporcionando una fuerza contraria al movimiento de la masa deslizante.


N.R.1. 1-2-9.3. - 65-

Aumentando las tensiones normales en la superficie de rotura, incrementandose de esta


manera la resistencia al corte.
La longitud de los anclajes suele ser mayor a 10m, pudiendo variar su dimensión diametral de
perforación entre 75 y 125 mm. Los anclajes constan de las siguientes tres partes (Figura 7.3.b.):

Zona de anclaje: Parte solidaria al terreno encargada de transferir los esfuerzos al mismo.
Zona libre: Unión entre la zona de anclaje y la superficie del talud. La barra o cable de acero
puede deformarse libremente al ponerse en tensión.
Cabeza: Contacto entre el anclaje y la superficie del talud, mediante la aplicación de una
placa de apoyo.
Los anclajes se pueden clasificar en función de diversos conceptos:

* Según el tiempo de servicio:


Anclajes provisionales: Se trata de un sistema de estabilización temporal, el cuál ha de
ser concretado hasta la aplicación posterior de otros tipos de elementos resistentes que
los sustituyan.
Anclajes permanentes: Tienen carácter de medida de estabilización definitiva.
* Según su forma de trabajo:
- Anclajes pasivos: El anclaje entra en funcionamiento al producirse movimientos en el
terreno.
- Anclajes activos: En su instalación ha de tensarse cierta carga admisible, reservándose parte
de su capacidad resistente, con la finalidad de poder contrarrestar un posible movimiento del
terreno.
- Anclajes mixtos: Se tensan con una carga menor a la admisible, reservándose gran parte de
su capacidad resistente para afrontar un posible movimiento del terreno.
* Según su naturaleza:
Cables de acero: Constituidos de cordones de alambres de acero.
Barras de acero: Denominados bulones o pernos de anclajes, su empleo se restringe a
longitudes de pocos metros.
La aplicación de anclajes es recomendable en trabajos de estabilización de deslizamientos de
gran magnitud producidos en roca y en taludes emplazados en suelos (en los cuales puede ser
utilizado en conjunción con muros o vigas de hormigón, pilotes, micropilotes, etc.), cuando no
sean viables otras medidas estabilizadoras por efecto de problemas de espacio o de las
características singulares de la rotura.

En la Figura 7.3.c. son mostrados algunos de estos tipos de anclajes.

7.4. MUROS

Los muros son estructuras empleadas como elementos de contención, las cuales son
emplazadas con la finalidad de contrarrestar deslizamientos actuales o potenciales en los
taludes.

Los muros se pueden clasificarse básicamente según tres categorías (Figura 7.4. del Anexo IV):

- Muros de sostenimiento: Se construyen separados y a cierta distancia del talud, procediendo


con posterioridad al relleno de su trasdós.
- Muros de contención: Se excavan a continuación del anterior, con la finalidad de posibilitar la
contención del terreno inestable.
N.R.1. 1-2-9.3. - 66-

- Muros de revestimiento: Se erigen para preservar al terreno de los efectos de la erosión y la


meteorización, al tiempo que contribuyen a incrementar su estabilidad.
Con el objeto de poder proyectar adecuadamente la construcción de un muro destinado a
estabilizar un talud, han de efectuarse las siguientes comprobaciones:

Estabilidad global del conjunto terreno-muro frente al deslizamiento.


Estabilidad general del muro frente al vuelco y al deslizamiento.
Resistencia del terreno de cimentación.
Ausencia de tracciones en la base del muro.
Resistencia estructural del muro.
Los muros más frecuentemente empleados pueden clasificarse en función de su naturaleza,
geometría y modo de trabajo, según los siguientes tipos:

7.4.1. MUROS DE GRAVEDAD

Componen elementos pasivos, en los que la acción estabilizadora fundamental se basa


en su propio peso; generalmente se construyen de hormigón en masa, aunque pueden
existir muros antiguos de poca altura, construidos de ladrillos, sillares o mampostería.

La disposición típica de un muro de gravedad es la mostrada en la Figura 7.4.1. del


Anexo IV.

Este tipo de muros no debe emplearse en alturas mayores de 10m; destacan por su
facilidad constructiva y su bajo coste. Son emplazados cuando se dispone de espacio
suficiente al pie del talud y cuando el terreno de cimentación tiene una capacidad
portante adecuada, no siendo en él previsibles asientos significativos. No son
recomendables en condiciones hidrogeológicas desfavorables.

7.4.2. MUROS ALIGERADOS

Para su construcción se emplea una menor cantidad de hormigón, que la aplicada en los
muros de gravedad. Existen dos tipos fundamentales:

a) Muros en L
Se trata de muros de hormigón armado, en los que el paramento vertical actúa en
voladizo y contrarresta el momento volcador inducido por el peso de las tierras
situadas sobre el talón (Figura 7.4.2.a. del Anexo IV).
La presión que actúa sobre el cimiento es de menor magnitud que la soportada por
los muros de gravedad; es por este motivo que su aplicación se presenta más
adecuada en aquellas situaciones en las que las condiciones de cimentación sean de
mala calidad.
Cuando el paramento vertical del muro es elevado, se producen grandes momentos
flectores, los cuales obligan a la instalación de contrafuertes.
b) Muros con contrafuertes
Los contrafuertes pueden disponerse tanto en el intradós como en el trasdós (Figuras
7.4.2.b. y 7.4.2.c. del Anexo IV). En la primera de las situaciones, el muro actúa como
un muro de gravedad aligerado; en el segundo caso, se trata de un muro en L
reforzado mediante la interposición de contrafuertes exteriores. Los muros con
contrafuertes emplazados en el intradós suelen emplearse poco, debido las
dificultades constructivas que entraña, siendo preciso en ocasiones emplazar muros
de gravedad. Los muros en L con contrafuertes constituyen el tipo de muro más
empleado.
N.R.!. 1-2-9.3. - 67 -

7.4.3. MUROS JAULA

También denominados muros criba. Se configuran mediante un entramado resistente de


piezas articuladas prefabricadas; dichos entramados han de rellenarse con posterioridad
mediante un suelo granular compactado (Figura 7.4.3. del Anexo IV).

La estabilidad que presenta el muro, al igual que en el caso de los muros de gravedad,
es definida por su propio peso. Presentan la ventaja de poseer cierta flexibilidad, y una
gran adaptabilidad a diversas situaciones susceptibles de plantearse, por efecto de su
gran facilidad de montaje.

7.4.4. MUROS DE GAVIONES

Presenta una tipología análoga a la presentada por los muros de gravedad, aunque
únicamente se encuentran constituidos por elementos superpuestos en forma de prisma
rectangular, los cuales contienen fragmentos de roca no degradable, retenidos mediante
una malla de alambre metálico (Figuras 7.4.4.a. y 7.4.4.b. del Anexo IV).

Sus ventajas radican en una instalación rápida y sencilla, su constitución mediante


estructuras flexibles (admitiendo asientos diferenciales y movimientos horizontales
importantes) y su permeabilidad elevada. Son recomendables en aquellos taludes
emplazados en suelos dotados de una abundante presencia de agua, en terrenos
blandos en los que sean previsibles asientos importantes y en aquellas situaciones en
las que puedan producirse empujes elevados del terreno, debido a su elevada
deformabilidad sin pérdida de resistencia.

7.4.5. MUROS DE TIERRA ARMADA

Se trata de muros constituidos por una pared delgada de paneles de hormigón o chapas
metálicas, en los que se anclan unas bandas metálicas o de material sintético, las cuales
penetran en el relleno de suelo compactado. El rozamiento existente entre el suelo
compactado y las bandas metálicas proporciona estabilidad al conjunto (Figura 7.4.5.
del Anexo IV).

La construcción de este tipo de muros es fácil y rápida, siendo su coste inferior al resto
de los demás sistemas alternativos.

Su construcción es particularmente apropiada en aquellos terrenos que presentan una


mala cimentación, debido a que son capaces de transmitir tensiones relativamente
pequeñas al cimiento y ser flexibles, adaptándose con facilidad a los asientos
diferenciales producidos.

7.4.6. MUROS DE APEO O DE RECALCE

Se instalan en taludes excavados en roca, en los que existen masas importantes de roca
dispuesta en voladizo (Figuras 7.4.6.a. y 7.4.6.b. del Anexo IV). Su misión principal es el
proporcionar un apoyo a dichas masas, con la finalidad de evitar su desprendimiento.
Para su correcta ejecución, ha de rellenarse el espacio situado por debajo el saliente con
hormigón en masa.

Su construcción se presenta adecuada en taludes excavados en roca, dotados de una


elevada inclinación, y en aquellas situaciones en las que se presenten alternancias de
estratos duros y blandos, cavidades kársticas y salinas, etc.
N.R.!. 1-2-9.3. - 68 -

7.4.7. MUROS ANCLADOS

Se trata de muros reforzados mediante anclajes. Constituyen una solución mixta, la cuál
elimina problemas de estabilidad desencadenados por vuelcos y deslizamientos de
muros convencionales.

Se presentan adecuados para taludes emplazados en suelos y rocas de mala calidad,


las cuales se hallen dispuestas con una orientación desfavorable en sus
discontinuidades y un elevado tamaño de bloques o de masas inestables, en las que la
presencia de agua requiere la realización de mechinales de drenaje, o una combinación
de estos con drenes californianos.

7.4.8. MUROS DE BLOQUES DE PIEDRAS

Esta tipología de muros minimiza en gran manera el impacto visual, siendo muy utilizada
en aquellas zonas en las que sea fácil encontrar bloques rocosos de grandes
dimensiones.

Se compone de un pie de bloques antideslizantes y un revestimiento del talud mediante


una escollera de bloque de menor tamaño que los empleados en el pie, emplazados
hasta alcanzar una altura adecuada que permita estabilizar el talud y combatir los
procesos erosivos sobre el mismo.

Entre los bloques rocosos y la superficie del talud se emplazan tubos dren y un tejido,
construyendo finalmente una cuneta drenante al pie de la obra.

En la Figura 7.4.8. del Anexo IV se muestra un muro de bloques de piedra, según los
datos aportados por la Dirección de Coordinación de Inversiones de RENFE.

7.5. PILOTES

Las pantallas de pilotes y micropilotes se componen de alineaciones de estos elementos, en las


que el espaciado existente entre ellos, se constituye lo suficientemente pequeño como para
posibilitar la consecución de un sostenimiento relativamente continuo (Figuras 7.5.a. y 7.5.b. del
Anexo IV).

Si el terreno es muy blando, la tensión transmitida no puentea los vanos intermedios, pudiendo
fluir el material entre los elementos resistentes.

También pueden realizarse pantallas discontinuas, constituidas por pozos de hormigón (también
denominados pozos indios), los cuales ejercen un efecto similar al propiciado por los pilotes.

Se emplean en taludes y laderas constituidos por suelos generalmente saturados o por roca de
caracter poco competente (argilitas), los cuales son susceptibles de poder presentar
movimientos de tipo colada o flujo. También es frecuente su emplazamiento en los taludes de las
boquillas de túneles, combinándose con anclajes.

7.6. HINCA DE CARRILES O DE PERFILES METÁLICOS

Consiste en la estabilización de taludes mediante la hinca en el terreno de alineaciones de


carriles procedentes de renovaciones de la superestructura ferroviaria. En función de las
propiedades y características del terreno, debe diseñarse el espaciado de su hinca, con la
finalidad de evitar la fluencia del terreno entre los carriles.

El efecto estabilizador de estos elementos es similar al aportado por las pantallas de pilotes,
proporcionando una importante resistencia al corte en el terreno; deben instalarse de manera
que intercepten las eventuales superiicies de rotura, emplazando su empotramiento final, dentro
N.R.1. 1-2-9.3. - 69-

de una franja de terreno estable.

En función de los empujes previsibles del terreno, es frecuente su arriostramiento mediante el


desplazamiento de carriles transversales, traviesas, etc., los cuales siempre deberán disponerse
arriostrados horizontalmente. En ocasiones se emplazan en combinación con sistemas de
anclajes, con la finalidad de dotar al terreno de una mayor resistencia al corte.

Se recomienda su empleo en los taludes constituidos por terrenos blandos y en terraplenes.

La hinca también puede operarse con perfiles metálicos o tablestacas.

7.7. MUROS PANTALLA

Se componen de muros de hormigón armado hormigonados "in situ" (Figuras 7.7.a. y 7.7.b. del
Anexo IV); Su acción estabilizadora frente a deslizamientos existentes o pontenciales, es de
carácter similar al presentado por las pantallas de pilotes; a diferencia de estas, los muros
pantalla constituyen elementos de tipo continuo.

Su construcción se efectúa mediante la excavación de una zanja desprovista de entibación, la


cuál es estabilizada mediante la aplicación opcional de lodos bentoníticos, a la cuál ha de
añadirse el hormigón, una vez colocada la armadura y desplazando el lodo. El muro se
construye mediante la interposición de módulos o bataches, dotados de una longitud
aproximada de 3 a 6 metros.

Su emplazamiento se realiza en terrenos blandos, dotados de una presencia abundante de agua,


con la finalidad de aportar un efecto estabilizador e impermeabilizante en el terreno.

7.8. PROTECCiÓN CONTRA DESPRENDIMIENTOS EN ROCA

Los taludes emplazados en terrenos rocosos inestables suelen presentar problemas de


desprendimientos, los cuales representan un riesgo elevado de provocar daños en la
infraestructura e inducir la posibilidad de producir accidentes en el tráfico ferroviario.

Existen numerosas medidas para el control de desprendimientos, las cuales pueden ser
agrupadas en base a dos categorías:

Medidas activas o de estabilización: Contribuyen de forma activa al control de los


desprendimientos en roca, impidiendo el movimiento de los bloques rocosos.
Medidas pasivas o de protección: Su objeto es el de controlar los bloques de roca que han
sido movilizados respecto a su lugar de origen.

7.8.1. MEDIDAS ACTIVAS O DE ESTABILIZACiÓN

7.8.1.1. ELIMINACiÓN DE BLOQUES

Consiste en la eliminación de forma controlada de los bloques sueltos o


potencialmente inestables que presenten un importante riesgo de caída
(Figura 7.8.1.1. del Anexo IV). Se aplica fundamentalmente en taludes
excavados en roca.

Puede operarse mediante la adopción de diferentes técnicas:

Voladura controlada.
Cemento expansivo.
Fragmentación mediante martillo picador.
N.R.1. 1-2-9.3. - 70 -

Elevación de los bloques desde la parte superior del talud, mediante el


empleo de grúas y de ganchos anclados a los bloques.
Eliminación manual mediante el empleo de palancas.
Deben eliminarse únicamente los bloques requeridos, en caso contrario el
efecto conseguido puede ser perjudicial para la estabilidad a largo plazo de
otros bloques.

7.8.1.2. BULONADO DE BLOQUES

Fijación de bloques de roca de tamaño medio, mediante la fijación en ellos de


barras de acero, dotadas de un diámetro medio de 20 a 40 mm y una longitud
media de 3 a 6 m. Las barras han de enclavarse en perforaciones realizadas
en la roca, las cuales posteriormente han de rellenarse de mortero o de resina
(Figura 7.81.2. del Anexo IV).

Cuando los bloques o masas de roca a estabilizar presentan grandes


dimensiones, su fijación debe realizarse mediante anclajes. Los anclajes
permiten la fijación de los bloques de roca a una mayor profundidad en el
macizo rocoso, admitiendo la aplicación de grandes tensiones.

7.8.1.3. ATADO DE BLOQUES

Consiste en la estabilización de un bloque o conjunto de bloques de roca,


mediante la instalación de cables, los cuales se disponen en torno al bloque,
mediante el anclaje de sus extremos a la superficie del talud (Figura 7.8.1.3.).

Se utiliza generalmente para grandes bloques (10-25 m3), siendo su campo de


aplicación muy limitado.

El atado puede ser realizado mediante una envoltura de malla tupida, la cuál
ha de anclarse a la zona no meteorizada.

7.8.1.4. SISTEMA MIXTO DE CABLES V MALLA

Se emplea para estabilizar zonas del talud que se encuentren muy fracturadas;
su aplicación se basa en la instalación de una malla metálica, preferentemente
de doble o triple torsión, la cuál ha de ser fijada a la roca potencialmente
inestable o generadora de desprendimientos. Despues de emplazar la malla,
ha de superponerse en ella una serie de cables tensionados (formando una
retícula), anclados a la roca en sus extremos (Figura 7.8.1.4. del Anexo IV).

7.8.1.5. HORMIGÓN PROYECTADO

Su práctica se basa en la proyección de una capa de hormigón sobre la


superficie del talud; dicha capa de hormigón puede ser reforzada mediante la
aplicación de una malla metálica fijada al talud, sobre la cuál ha de ser
proyectado el hormigón.

Esta medida se presenta útil para la prevención de pequeños


desprendimientos y la protección de la superficie del talud de los efectos
perniciosos de la meteorización (su desarrollo puede favorecer la aparición de
bloques inestables). Asimismo, compone una medida adecuada para evitar la
infiltración del agua proveniente de las precipitaciones y de la escorrentía
superficial.
N.R.1. 1-2-9.3. - 71 -

Para facilitar la salida de agua deben practicarse drenes, los cuales han de
atravesar la capa de hormigón.

7.8.2. MEDIDAS PASIVAS O DE PROTECCiÓN

7.8.2.1. MALLA DE GUIADO

Se trata de mallas de alambre de acero, tendidas desde la parte superior del


talud o a partir de bermas intermedias, las cuales han de disponerse cubriendo
la superficie del talud rocoso hasta su pie. La función de estas mallas es la de
guiar o conducir los bloques de roca en su caída, con la finalidad de que estos
puedan ser acumulados al pie del talud (Figura 7.8.2.1. del Anexo IV).

Consecuentemente, los bloques que potencialmente pueden desprenderse del


talud, deben tener un volumen inferior a 0.5 metros cúbicos, con la finalidad de
evitar el arrastre, el desprendimiento o la rotura de la malla de guiado.

En aquellos casos en los que no exista cuneta o espacio suficiente para la


acumulación de rocas al pie del talud, las mallas deben unirse a la superficie
del mismo mediante la interposición de piquetas metálicas; según este
proceder, las rocas no podrán alcanzar el pie del talud, quedando retenidas en
emplazamientos próximos a sus lugares de origen.

Las mallas que ofrecen una mayor resistencia son las de tipo hexagonal, de
triple torsión y acero galvanizado.

7.8.2.2. MALLAS DE SOSTENIMIENTO

Las mallas de sostenimiento se componen de mallas de alambre de acero de


triple torsión, las cuales son ancladas en el borde superior del talud (a una
distancia del mismo de aproximadamente 1 m.), tendiéndose posteriormente
en la superficie del mismo y volviéndose a anclar en su base, mediante el
emplazamiento de ciertos elementos, los cuales pueden quitarse y reponerse,
con la finalidad de poder limpiar las acumulaciones originadas por la caída de
material.

En la superficie han de disponerse unos anclajes, los cuales han de sujetar la


malla al talud, mediante la interposición de una retícula de cables de acero;
dichos cables actúan reforzando el conjunto de la estructura, favoreciendo la
estabilización de los bloques de roca inestables que presenten un mayor
tamaño.

Este método se emplea en taludes compuestos de material muy suelto, o


cuando estos se componen de bloques de pequeño volumen.

7.8.2.3. CUNETONES DE PIE

Se trata de zanjas emplazadas al pie de los taludes, con la finalidad de facilitar


la recogida de los bloques rocosos desprendidos; en función de sus
dimensiones, pueden ser empleados tanto en desprendimientos de pequeña
como de gran magnitud.

Para favorecer el frenado y la posterior recogida de los bloques rocosos,


puede cubrirse el fondo de la zanja, mediante la aplicación de una capa de
grava o tierra, así mismo, las paredes deben ser lo más verticalizadas posible,
con la finalidad de favorecer que los bloques no superen la zanja por por
N.R.1. 1-2-9.3. -72 -

procesos de rodamiento. Cuando las paredes se disponen de forma más


tendida, puede además instalarse una malla accesoria por detrás de la zanja
(Figura 7.8.2.3. del Anexo IV).

7.8.2.4. MUROS DE CONTENCiÓN DE PIE

La aplicación de esta medida se basa en la interposición de un muro,


emplazado al pie del talud, dispuesto con la finalidad de poder detener los
bloques de roca desprendidos. Los muros utilizados con una mayor asiduidad
son los compuestos de hormigón, de gaviones o de caballones de tierra. Los
muros de gaviones y los caballones de tierra componen tipologías más
efectivas que la correspondiente a los muros de hormigón, debido a que
presentan un comportamiento más flexible, y un procedimiento de reparación
mucho más sencillo (Figura 7.8.2.4. del Anexo IV).

7.8.2.5. BARRERAS DE CONTENCiÓN

Son barreras ligeras emplazadas en la superficie o al pie del talud, dispuestas


con la finalidad de poder interceptar los bloques rocosos en su trayectoria de
caída. Dentro de las distintas modalidades de barreras, pueden distinguirse las
estructuras rígidas convencionales y las estructuras flexibles o dinámicas:

las barreras dinámicas se componen de mallas de cable de acero


entrelazado, las cuales son soportadas mediante la aplicación de postes de
acero. Los postes se disponen cimentados al terreno y anclados mediante
cables; dichos cables presentan elementos de frenado mediante fricción,
los cuales pueden absorber y disipar gran cantidad de energía (Figura
7.8.2.5. del Anexo IV). Este tipo de estructuras son de aplicación en
aquellas situaciones en las que pueden producirse desprendimientos de
rocas, cuya energía cinética de llegada no exceda de 2.000 Kilojulios. La
altura estándar de las barreras es de 3 m, aunque también pueden
construirse de hasta 5 o 6 m.
Las barreras estáticas pueden estar constituidas por postes metálicos,
redes, guardarraíles, vigas de acero, carriles hincados con travesaños de
madera, etc. No absorben la energía de impacto, siendo su
comportamiento únicamente elástico. Su empleo es apropiado únicamente
para el tratamiento de desprendimientos de pequeña magnitud.

7.8.2.6. TÚNELES ARTIFICIALES Y GALERiAS DINÁMICAS

Se basan en la realización de una cubierta sobre un tramo de línea férrea, el


cuál se pretende proteger. Su aplicación se limita a aquellos tramos situados al
pie de taludes muy escarpados, en los cuales los bloques pueden alcanzar la
vía por procesos de caída libre.

En estas situaciones, la vía puede ser protegida mediante la interposición de


una estructura de hormigón o túnel artificial, cuyo techo se cubre
habitualmente mediante una capa de tierra, a modo de colchón amortiguador
de impactos (Figura 7.8.2.6.a. del Anexo IV).

Si los desprendimientos no son de gran magnitud, el túnel artificial puede ser


sustituido mediante el emplazamiento de estructuras mucho más ligeras
(galerís dinámicas). Una galería dinámica esta constituida por vigas de acero y
redes de contención, en la cuál, los cables disponen de elementos de frenado
(Figura 7.8.2.6.b. del Anexo IV); su empleo se dirige a la amortiguación y
guiado de aquellos desprendimientos que pueden llegar a alcanzar una
N.R.1. 1-2-9.3. -73 -

energía cinética de hasta 1.000 Kj.

7.9. PROTECCiÓN CONTRA LA EROSiÓN

La erosión representa un proceso de degradación natural que afecta principalmente a los taludes
emplazados en suelos; el agua compone el principal agente erosivo que afecta a los taludes,
debido tanto al efecto de la escorrentía superficial, como al impacto directo de las gotas de lluvia.

Las soluciones aplicadas para proteger el talud frente a la erosión pueden ser agrupadas en
medidas de drenaje superficial (las cuales limitan en gran medida la escorrentía superficial sobre
el talud), y medidas de revegetación del talud (aumentan sensiblemente la resistencia del suelo
frente a la erosión).

7.9.1. DRENAJE SUPERFICIAL

Las medidas de drenaje superficial se dirigen a evitar el efecto erosivo del agua por
efecto de la escorrentía superficial. En el capítulo 7.2.1. se trata con una mayor amplitud
esta cuestión.

7.9.2. SIEMBRA DE TALUDES

El mantenimiento de una cubierta vegetal emplazada sobre la superficie de un talud,


produce indudables efectos beneficiosos, entre los cuales destacan los expuestos a
continuación:

Evitar la erosión superficial, tanto hídrica como eólica.


- Absorción del agua por las raíces, produciendo un drenaje beneficioso de las capas
superficiales del talud.
- Aumento de resistencia al esfuerzo cortante en superficie, debido al efecto
estabilizador de las raíces.
Para la siembra de taludes pueden ser empleadas especies herbáceas y arbustivas. Las
especies deben ser seleccionadas en base a su capacidad de adaptación a las
condiciones a las que van a estar expuestas (clima, tipo de suelo, exposición al sol, etc.).
En términos generales, es recomendable la siembra de especies de bajo mantenimiento
que favorezca la permanencia de las plantaciones en el talud y su arraigo. Se
seleccionarán preferentemente especies autóctonas presentes en la zona de actuación.

En ocasiones, cuando las condiciones para el desarrollo de una cubierta vegetal son
desfavorables, la siembra debe ser complementada mediante la aplicación las siguientes
medidas auxiliares, con la finalidad de favorecer su crecimiento:

Siembra mediante la aplicación del procedimiento paja-betún.


Proyección de semillas, fertilizantes, mulch (cobertura vegetal) yestabilizantes.
- Aplicación de mantas orgánicas.
Emplazamiento de un geotextil tridimensional, provisto de una estructura alveolar, la
cuál se rellena de semillas, abonos y estabilizantes.
Mallas tridimensionales de monofilamentos de poliamida, dispuestas con la finalidad
de proteger la cubierta vegetal.
Aplicación de guniverd; se trata de un material constituido por la conjunción de una
fracción mineral, una fracción orgánica y una fracción sintética.
N.R.1. 1-2-9.3. - 74-

- Colocación de elementos que corten las distancias de escorrentía libre en el talud. Su


disposición debe ser al tresbolillo, de un material resistente a la intemperie y no
contaminante.
Las siembras y plantaciones en taludes se realizarán lo mas aproximadas en el tiempo a
la apertura del talud, y coincidiendo siempre con los periodos de invierno y primavera.
No se sembrará nunca en dias de helada ni dentro del periodo estival.

Se realizará un control de la planta en el tajo de trabajo, vigilando que las raices no estén
dañadas y el ejemplar no presente sintomas de estrés hídrico.

Si se utilizasen métodos auxiliares (fibras vegetales, mantas orgánicas e inorgánicas, o


cualquier elemento estabilizante) se controlará que se realicen los solapes adecuados y
que la densidad de grapas y anclajes al talud sea suficiente para garantizar su eficacia.
N.R.!. 1-2-9.3.

1. DEFINICiONES

Angulo de rozamiento interno.- Resistencia friccional a la rotura que presentan los suelos y las
discontinuidades rocosas.

Auscultación de taludes.- Seguimiento a lo largo del tiempo, de la evolución de la estabilidad de un


talud en el que previamente se han instalado instrumentos de medición.

Borehole ¡:Jacker impression test. - Obturador revestido de una película sensible a la presión, el cuál
es introducido en el interior de sondeos practicados en roca. Permite la obtención de una impresión
gráfica de las paredes del sondeo, la cuál aporta una gran utilidad para el estudio de las
discontinuidades.

Boroscopio. - Instrumento óptico empleado para la visualización del interior de perforaciones de


pequeño diámetro, tales como sondeos, taladros en hormigón, etc.

Cabecera de talud.- Parte superior o coronación del talud; generalmente está definido por un cambio
neto de pediente entre el propio talud y la ladera o terreno natural.

Cinta de convergencia.- Instrumento de medida empleado para calibrar distancias de varios metros;
consiste en una cinta metálica dotada de un elemento tensor, el cuál permite concretar una misma
tensión de la cinta en todas las medidas. Su precisión es de décimas de milímetro.

Cohesión.- Resistencia presentada por las partículas del suelo o de la matriz rocosa, la cuál se opone
a su separación. Es independiente del estado de tensiones.

Colimación.- Alineación de referencias topográficas y medida de su desplazamiento en la horizontal


respecto al alineamiento inicial. Se consigue una precisión de medida de hasta 1 mm, mediante la
aplicación de un proceso de lectura y tratamiento de datos sencillos.

Compresibi!idad.- Grado de deformabilidad de un suelo cuando se le somete a una carga. Depende


de su plasticdad y de su relación de huecos.

Condiciones de contorno.- Factores internos (geológicos, geotécnícos, estructurales, hidrogeológicos,


etc) y externos (hidrológicos, ambientales, antrópicos, etc), que determinan el comportamiento de un
talud de características geométricas determinadas.

Consistencia.- Resistencia de un suelo arcilloso ante la aplicación de una tensión externa.

Corona.- Elemento de perforación de la sonda, de geometría cilíndrica hueca, dotado de unas picas
cuya naturaleza, tamaño y número depende del material a perforar, así las coronas dotadas de picas
de diamante se emplean en roca dura, mientras que las picas de widia son más adecuadas para su uso
en suelos y rocas blandas.

Densidad.- Resistencia que presenta un suelo granular frente a la aplicación de una tensión externa.

Deslizamiento.- Movimiento de masas de roca o suelo en un talud, las cuales originan procesos de
inestabilidad.

Diaclasa.- Discontinuidad emplazada en un macizo rocoso, la cual determina un plano de fractura sin
desplazamiento en su logitud, se presenta como consecuencia del efecto de una etapa de actividad
tectónica.

Difracción por Rayos-K- Estudio de los ángulos de difracción de los rayos-x , aplicado sobre
muestras de polvo de un material, permitiendo la identificación de los minerales que lo componen.

Dilatómetro.- Instrumento constituido por una placa metálica plana y afilada, la cuál dispone de una
membrana de expansión. La placa se hinca por presión, ofreciendo información de la resistencia del
terreno. La resistencia a la dilatación proporciona información sobre la deformabilidad y los módulos
elásticos del terreno.
N.R.1. 1-2-9.3.

Equilibrio Iímite.- Condición de equilibrio entre las fuerzas estabilizadoras y las fuerzas que tienden al
movimiento en un talud.

Equipotenciales.- Líneas de igual presión intersticial en una red de flujo. Su orientación es


perpendicular a la dirección de flujo.

Esclerómetro o martillo Schmidt.- Aparato portátil, destinado al estudio de la resistencia a


compresión simple que presentan los materiales rocosos.

Esfuerzos normales.- Fuerzas normales a la superficie de rotura, de carácter estabilizador y


concretados como consecuencia del confinamiento del área de estudio.

Esfuerzos tangenciales.- Fuerzas paralelas a la superficie de rotura, las cuales favorecen la aparición
de procesos de inestabilidad.

Extensómetro.- Instrumento de medida instalado en el interior de un sondeo, el cuál mide los


movimientos relativos producidos entre su punto de origen y uno o varios puntos emplazados en su
interior.

Factor de seguridad.- Relación entre las fuerzas estabilizadoras y desestabilizadoras, la cuales actúan
a lo largo de una superficie de rotura. La condición de equilibrio límite se cumple cuando F.S. = 1.

Flexímetro.- Instrumento de medición de la apertura en grietas, dotado de un sistema de lectura


mecánico o eléctrico, el cuál permite apreciar movimientos de centésimas de milímetro.

Fotointerpretación.- Estudio de fotografías aéreas con ayuda de un estereoscopio, destinado al


análisis de las condiciones geológicas, morfológicas, estructurales, hidrológicas, etc., que presenta un
área determinada.

Grado de saturación.- Volumen de huecos rellenos de agua, en relación con el volumen de huecos
total que presenta un material.

Grieta de tracción.- Grieta detectada generalmente en la zona de coronación del talud, la cual indica el
inicio de un proceso de inestabilidad.

Inclinómetro.- Instrumento de medición que permite registrar movimientos horizontales a lo largo de la


vertical de un sondeo. Adecuados para localizar la superficie de rotura de un deslizamiento.

Instrumentación de taludes.- Instalación de elementos de control de movimientos, presiones, niveles


freáticos, etc, en un talud. Permite el estudio la evolución de su estabilidad.

Lefranc.- Ensayo de permeabilidad practicado en un terreno de tipo suelo o roca muy alterada,
realizado en el interior de un sondeo. Proporciona una medida del caudal admitido a presión
atmosférica.

Licuefacción.- Proceso de fluidificación temporal o permanente de un suelo granular saturado,


inducido por efecto de solicitaciones dinámicas.

Línea de flujo.- Líneas que definen la trayectoria del movimiento del agua en una red de flujo. Son
perpendiculares a las equipotenciales.

Log o diagrafías.- Testificación del interior de sondeos mecánicos, mediante la introducción de sondas
eléctricas, nucleares y acústicas, las cuales permiten estudiar parámetros tales como densidad,
porosidad, grado de saturación, permeabilidad, etc.

Lugeón.- Ensayo de permeabilidad de un macizo rocoso realizado en el interior de un sondeo.


Inyección de agua en escalones de presión creciente y medida del caudal filtrado en un tramo del
sondeo de longitud conocida.

Mantas orgánicas.- Esteras de fibras naturales, biodegradables, que protegen los taludes en suelos de
la erosión, las temperaturas extremas, etc, favoreciendo el desarrollo de una cubierta vegetal.
N.R.1. 1-2-9.3.

Material de tipo suelo.- Material que constituye un talud cuya naturaleza es un suelo o un macizo
rocoso alterado y/o fracturado, el cual presenta tipologías de rotura características de un material
isótropo y homogéneo.

Medidas de estabilización.- Soluciones a adoptar para evitar o detener los procesos de inestabilidad
de un talud. Existen un gran número de medidas de estabilización, en función de las condiciones
particulares del caso a tratar.

Meteorización.- Proceso natural de alteración del material del talud mediante transformaciones fisico-
químicas, como consecuencia de su exposición a los agentes climáticos y ambientales.

Microscopio electrónico de barrido.- Aparato de alta resolución que permite la observación directa de
las microtexturas de minerales y rocas, así como su análisis químico.

Molinete ("Vane Test").- Ensayo de campo y laboratorio que consiste en introducir un molinete en el
terreno arcilloso o muestra inalterada y hacerlo girar, determinándose la resistencia al corte sin drenaje
del material mediante el momento de torsión necesario para romper el terreno.

Mulch.- Mezcla de fibras de paja y heno con pasta celulósica utilizada para la formación de un suelo
vegetal.

Nivel freático.- Superficie del agua subterránea medida en un acuífero libre.

Nivel piezométrico.- Superficie teórica del agua subterránea que es la suma de su elevación y de la
presión a que se encuentra sometida.

Pie de talud.- Parte inferior de un talud, en donde suele darse la mayor acumulación de tensiones y
frecuentemente constituye el punto de salida de las superficies de rotura.

Piezocono.- Equipo para ensayos de penetración estática. Consiste en una sonda capaz de registrar la
resistencia a la penetración, el rozamiento lateral, la presión intersticial generada durante su hinca y el
tiempo de disipación de dichas presiones.

Piezómetro.- Instrumento de medida del nivel freático. Generalmente se instala en el interior de un


sondeo y permiten, en función de su tipología y características hidrogeológicas de los materiales,
distintas posibilidades de medida y registro, así como la combinación de varios aparatos.

Presiómetro.- Sonda para la medición de la deformación del terreno en un sondeo cuando se le aplica
una puesta en carga lateral en intervalos de presión creciente. Determina, en otros parámetros, los
módulos de rigidez del terreno.

Presión intersticial o de poros.- Presión ejercida por el agua en el interior de un talud como
consecuencia de la altura de la columna de agua que rellena los poros.

Propiedades geomecánicas.- Incluye las propiedades geotécnicas, resistentes y deformacionales de


los materiales de un talud y de sus discontinuidades. Definen su comportamiento y tipología de rotura.

Reconocimientos "in situ".- Técnicas de investigación que se aplican en el propio terreno para definir
con precisión los distintos parámetros que rigen el comportamiento de las rocas y suelos.

Red de flujo.- Movimiento del agua subterránea en el interior de un medio poroso, definida por unas
líneas de corriente, que siguen la trayectoria de movimiento del agua, y unas líneas de igual presión
hidrostática denominadas equipotenciales.

Reptaciones.- Movimiento del material superficial de un talud o ladera, de carácter continuo, lento y
que precede a otras inestabilidades de mayor magnitud. El agua tiene gran influencia en este proceso
al provocar la fluidificación del terreno.

Resistencia al corte.- Resistencia de los materiales frente a los esfuerzos cortantes a que se ven
sometidos a lo largo de una superficie de rotura y que tienden a provocar la inestabilidad del talud.
Incluye dos conceptos:
N.R.1. 1-2-9.3.

Resistencia de pico.- Resistencia máxima que alcanza un material coincidiendo con el inicio de la
rotura.

Resistencia residual.- Si la deformación progresa, la resistencia del material se estabiliza en un valor


constante y generalmente inferior a la resistencia de pico, denominado resistencia residual.

Rotura del talud.- Proceso de inestabilidad de un talud, consecuencia de un desequilibrio entre las
fuerzas que tienden al movimiento y las estabilizadoras. A grandes rasgos la rotura puede ser:

Isátropa.- El material se comporta como un suelo con distribución homogénea de sus propiedades
resistentes.

A favor de discontinuidades.- Se produce en materiales rocosos siguiendo los planos de fracturación,


estratificación, etc., definidos en el macizo rocoso cuya orientación es desfavorable respecto al talud.

Mixta.- Parte del movimiento se produce a favor de discontinuidades y parte de manera isótropa.
Característica de macizos rocosos alterados y fracturados, y de taludes excavados en roca con
recubrimiento de suelos.

Sumidero.- Punto de infiltración de la escorrentía superficial en el interior del terreno. Si éste se


encuentra por encima de la coronación de un talud, puede generar inestabilidades.

Surgencia.- Punto de afloramiento del agua subterránea en la superficie de un talud. Puede provocar
efectos erosivos y degradación superficial del mismo. En ocasiones ayuda a localizar la situación del
nivel freático en un talud.

Tensiones totales.- Son las fuerzas totales que actúan sobre una superficie de rotura. Incluye las
tensiones transmitidas por las partículas sólidas y por el agua.

Tensiones efectivas.- Tensión transmitida por las partículas del material. Corresponde con la tensión
intergranular y determina la resistencia al esfuerzo constante.

Testificación geofísica.- Aplicación de técnicas geofísicas en el interior de sondeos mecánicos,


complementando la información obtenida en la testificación de sondeos y los resultados de la geofísica
de superficie.

Tomamuestras.- Tubo metálico hueco de geometría cilíndrica ideado para ser hincado en el terreno
mediante empuje continuo o golpeo, permitiendo extraer en su interior muestras de suelo con muy
escasa alteración.
N.R.1. 1-2-9.3.

11. DOCUMENTOS RELACIONADOS CON LA PRESENTE NORMA

N.R.1. 1-0-5.3. Estudios Geotécnicos. Investigación de la resistividad de un terreno para el diseño de


sistemas de puesta a tierra en instalaciones eléctricas.Ed.

N.R.1. 1-2-0.2. Proyectos.- Anejo Geológico. Reconocimientos Geológicos. Ed.

N.R.1. 1-2-7.2. Estudios Geotécnicos. Consolidación de la Infraestructura. Túneles. Ed.

N.R.1. 1-2-9.2. Proyectos. Estudios Geotécnicos. Túneles. Ed.

N.R.Y. 1-0-1.0. Estudios.- Estudio Previo Geológico.

N.R.Y.1-0-2.0 Estudios.- Hidrología.

N.R.Y.1-0-3.0 Estudios.- Topografía.

N.R.Y. 1-0-4.1 Estudios.- Metodología del reconocimiento de un terreno.

N. R. Y. 1-0-4.2 Estudios.- Investigación geotécnica de la explanación.

N.R.Y. 1-0-5.1 Estudios.- Investigación geotécnica de las plataformas existentes.

N.R.Y. 1-0-5.2 Estudios.- Investigación geotécnica de plataformas para su adecuación a velocidad


alta.

N.R.Y. 1-1-1.0 Anteproyectos.- Anejo Geológico. Ed. Junio 85.

N.R.Y. 1-1-1.1 Anteproyectos.- Anejo Geológico. Nuevos trazados de líneas.

N.R.Y. 1-1-1.2 Anteproyectos.- Anejo Geológico. Duplicación de líneas.

N.R.Y. 1-1-1.3 Anteproyectos.- Anejo Geológico. Puentes.

N.R.Y. 1-1-1.4 Anteproyectos.- Anejo Geológico. Túneles.

N.R.Y. 1-1-1.5 Anteproyectos.- Anejo Geológico. Explanaciones.

N.R.Y. 1-2-0.0 Proyectos.- Estudios generales. Ed. Agosto 81.

N.R.Y. 1-2-0.1 Proyectos.- Anejo Geológico. Ed. Agosto 85.

N.R.Y. 1-2-1.0 Proyectos.- Nuevos trazados de líneas. Ed. Marzo 82.

N.R.Y. 1-2-2.0 Proyectos.- Renovaciones de vía. Ed. Octubre 82.

N.R.Y. 1-2-3.0 Proyectos.- Puentes. Ed. Agosto 82.

N.R.Y. 1-2-4.0 Proyectos.- Túneles. Ed. Abril 82.

N.R.Y. 1-2-6.0 Proyectos.- Estructuras metálicas. Ed. Junio 82.

N.R.Y.1-2-7.0 Proyectos.- Consolidación de la infraestructura. Ed. Abril 82.

N.R.Y. 1-2-8.0 Proyectos.- Edificaciones. Ed. Junio 83.

N.R.Y. 2-1-0.0 Obras de tierra.- Calidad de la plataforma. Ed. Mayo 82.

N. R.Y. 2-1-0.1 Obras de tierra.- Capas de asiento ferroviarias. Ed. Febrero 83.

N.R.Y. 2-1-1.0 Obras de tierra.- Drenajes y saneamiento. Ed. Noviembre 80.


N.R.1. 1-2-9.3.

N.R.V.2-1-2.0 Obras de tierra.- Tratamiento de la plataforma. Ed. Abril 82.

N.R.V.2-1-3.0 Obras de tierra.- Estabilidad de taludes. Ed. Noviembre 80.

N.R.V.2-1-4.0 Obras de tierra.- Vigilancia de la infraestructura. Ed. Abril 82.

N.RV 2-1-5.0 Obras de tierra.- Perforaciones horizontales. Ed. Mayo 82.

N.R.V. 2-1-6.0 Obras de tierra.- Trabajos de reparación. Ed. Octubre 83.

N.R.V.2-7-1.3 Mantenimiento de infraestructura.- Metodología de mejora de la plataforma.

P.R.V.3-4-0.0. Pliego de prescripciones Técnicas para el suministro y utilización del balasto Ed

N.R.V.3-4-0.1. Balasto. Homologación de canteras suministradoras. Ed.

N.R.V.3-4-0.2. Balasto. Control de calidad. Toma de muestras y ensayos. Ed.

N.RV 1-2-9.10 Estudios Geotécnicos.- Consolidación de la infraestructura.- Explanaciones.- Taludes.


Ed. Febrero 96.

Ed.: Documento editado que figura en el catálogo oficial. Las Normas NRV que carecen de esta abreviatura son
contempladas en la programación de futuras publicaciones.
N.R.1. 1-2-9.3.

111. TABLAS

Resistencia 9! Kp/cm 2

Muy alta > 300


Alta 100 - 300
Media 50 - 100
Débil 20 - 50
Muy débil 0-20

Tabla 2.4.1.1 .a.: Categorizción de los distintos tipos de rocas, en función de su resistencia a la
tracción (Fourmaintraux 1976, en Oteo 1978):

Resistencia 9! Kp/cm 2

Muy alta > 100


Alta 65 - 100
Media 35 - 65
Débil 15 - 35
Muy débil 0-15

Tabla 2.4.1.1.b ; Clasificación de las rocas según su resistencia a la tracción según Deere y Miller
(1968)

PERMEABILIDAD UNIDADES LUGEON PRESION KP/CM 2

MUY IMPERMEABLE 0-1 10

PRACTICAMENTE IMPERMEABLE 1-3 10

>3 10
PERMEABLE
1.5-6 5

>3 10
MUY PERMEABLE
>6 5

Tabla 2.4.1.2.: Muestra de algunos de los resultados más representativos de los ensayos Lugeon
N.R.1. 1-2-9.3.

LiM!TES PERJUDICIALES
SUSTANCIAS
HORMIGÓN ACERO
Sulfatos > 200 mgr/I > 300 mgr/I
Nitratos > 50 mgr/I > 50 mgr/I
Con cantidades mínimas
Anhídrido Carbónico
Acido Sufídrico > 1 mgr/I -
Cloros - > 100 mgr/I
Aceites y grasas - > 5 a 10 mgr/I
Oxígeno - > 4 mgr/I
Magnesio > 100 mgr/I -
Fenoles Muy perjudicial

Tabla 2.4.3.5.a. :Límites perjudiciales de las sustancias disueltas en las aguas subterráneas para el
ataque al hormigón.

SUSTANCIAS LÍMITE EH-91


pH UNE 7.234 >5
Ión Cloro CI- UNE 7.178 :::;6 gr/I
Sulfatos SO: UNE 7.131 :::; 1 gr/I (*)
Sustancias disueltas UNE 7.130 :::; 15 gr/I
Hidratos de Carbono UNE 7.132 O
Sustancias orgánicas solubles en Eter UNE 7.23 15 gr/I
(*)para cementos S.R. este limite se eleva a 5 gr/I

Tabla 2.4.3.5.b.: Concentraciones máximas admitidas en el agua, según la Norma EH-91


N.R.1. 1-2-9.3.

GRUPO DE
ENSAYO PARÁMETROS OBTENIDOS
ENSAYOS

w Peso específico aparente y seco Peso específico aparente ( r ) seco (r d)


y
C
o
ene Humedad natural Contenido de humedad ( úJ )
0<c
~I-
Peso específico partículas sólidas Peso específico de las partículas de un suelo (G o r ,)
en en Densidad máxima ; Densídad máxima ( P
ZW mM)

W Densidad mínima
!
Densidad mínima ( P m,,)
i
!
Granulometría por tamizado i Porcentaje que pasa
Granulometría por sedimentación i Porcentaje que pasa
>- Límite líquido método cuchara
zZ i
Límite líquido ( úJ J
W'O'O Casagrande i
O-U
enü<c I
Límite del líquido método del cono i Límite líquido ( úJ J
O<C u !
>-ü_ ; i
<c-u.
u._ Límite plástico Límite plástico ( úJ p)

en-en Límite de retracción ( úJ J y relación de contracción


zl-:::¡ i Límite de retracción ;
wZ i
gsu Equivalente de arena
i
EA
i Ensayo Lambe i Indice de hinchamiento y cambio potencial de vol.
! !
i Clasificación de suelos i
! I
Carbonatos Contenido en carbonatos
en en i ¡
0 0 Sulfatos Contenido en sulfatos Reconocimiento de sulfatos
>-ü
<c- Cloruros i Contenido en cloruros
en,~ I

Z:::> I
pH ! Concentración iones W
wo
i Análisis químico agua intersticial i Composición química

i Penetró metro de bolsillo i Resistencia a Compresión Simple


! Vane test de bolsillo ! Resistencia al corte sin drenaje (C,)
i
<C i Vane test de laboratorio i Resistencia al corte sin drenaje (C,)
13
z
W
; Compresión simple ; Resistencia a la compresión simple (q,) Deformación en rotura
1- i
CD: cohesión efectiva (c') / ángulo de rozamiento efectivo ( rjJ ')
en i
¡jj
W !
e::: ! CU: Cohesión (Cw) / ángulo de rozamiento ( rjJ w)
W i
C
en Corte directo
UU: Cohesión (C,) / (rjJ =0)
O
~
en
I

Z Residual: cohesión residual (C R) / ángulo rozamiento interno residual - rjJ R


LIJ

i Corte anular Residual: cohesión residual (C R) / ángulo de rozamiento interno residual - rjJ R

w<C CD: cohesión efectiva (c') / ángulo de rozamiento efectivo ( rjJ ')
0(3
enz CU: Cohesión (Cw) / ángulo de rozamiento ( rjJ w)
OLIJ I
>-1- Triaxial
<c en
en-
1
UU: Cohesión (C,) / ( rjJ =0)
zffl
We::: Consolidado con rotura rápida sin drenaje: parámetros resistentes en totales (C,j rjJ w)
ENSAYOS DE Curva edométrica
DEFORMABILI Edométrico
DAD Curva de consolidación (para un escalón de carga determinado)
ENSAYOS DE Carga constante K (cm/s)
PERMEABILlD
AD Carga variable K (cm/s)
i Presión de hinchamíento (Ph)
Para suelos hinchables y colapsables i Hinchamiento libre
en !
enw Colapso
O...J
>-::!; Dispersabilidad i Pin hole
<CU I
enw Proctor normal
za.
LIJen Compactación
i
¡
w Proctor modificado
i Con humedad óptima
Capacidad de soporte de suelos CBR I
Con distintas humedades

Tabla 2.5.1. Principales ensayos de laboratorio realizados sobre muestras de suelo, su


clasificación, tipos de muestras y parámetros obtenidos
N.R.1. 1-2-9.3.

GRUPO DE
ENSAYOS PARÁMETROS OBTENIDOS
ENSAYOS
Peso específico real y aparente Peso específico real ( r t) y aparente ( r apl)
Ensayos de Porosidad Indice de porosidad (n)
estado Contenido de humedad Contenido de humedad
Absorción de agua Absorción
Reconocimiento y descripción de "vis
Estudio petrográfico en lámina delgada
Ensayos de
Microscopía electrónica (de reflexión tipo "scanning") Descripción petrográfica de rocas
identificación
Difracción de Rayos X
Análisis químico
Compresión simple (sin medida de deformabilidad) Resistencia a la compresión simple
Indice de Calidad (10) 10
Ensayos de Indice de resistencia a la carga puntual (Is Is
Ensayo de Carga Puntual (PLT)
clasificación de "m)
rocas Determinación dureza SCHMIDT Indice de rebote
Ensayo de tracción directa Resistencia a la tracción ( (J t)
Ensayo "Brasileño" (tracción indirecta) Resistencia a la tracción ( (J t)
Compresión Simple (con determinación de la
Resistencia a la compresión simple (Kpa)
deformabilidad longitudinal y transversal)
Módulo de deformación (YOUNG) por métodos Módulos de deformación dinámicos (E, G,
dinámicos. vy A.)
Ensayos de Cohesión (c) y ángulo de rozamiento
resistencia y Compresión triaxial interno ( qJ) de pico y ángulo de
deformabilidad rozamiento interno ( qJ R) residual de la roca
Cohesión (c) y ángulo de rozamiento
interno ( qJ) de pico y ángulo de
Corte de discontinuidades rocosas
rozamiento interno (qJ R) residual de la
discontinuidad
Ensayos de Permeabilidad radial en probeta con perforación
permeabilidad central
Ensayo de hinchamiento
Ciclos de humedad-sequedad
Ciclos de calentamiento-enfriamiento
Ensayos de Ciclos de hielo-deshielo
alterabilidad Ciclos de cristalización de sales Pérdida media (por tamaño de grano)
Ciclos de humedad-sequedad-desmoronamiento
Indice Sehudes (ID)
(SDT)
Ensayo de inmersión
Ensayos Dureza media con escleróscopo
especiales Desgaste de los Angeles Coeficiente de desgaste de los Angeles

Tabla 2.5.2. Ensayos de laboratorio más habituales en materiales rocosos y sus parámetros obtenidos.
N.R.1. 1-2-9.3.

COEFICIENTES DE SEGURIDAD MINIMOS, EMPLEADOS FRENTE A LA


PERDIDA DE ESTABILIDAD GLOBAL
COEFICIENTE DE SEGURIDAD
TIPO DE SITUACION
MINIMO
Persistente y transitoria de largo plazo 1,4 a 1,5
Transitoria y situaciones teóricas de corto
1,2 a 1,3
plazo
Accidental 1,1 a 1,2

Tabla 4.2.1.: Coeficientes de seguridad mínimos, empleados frente a problemas de


inestabilidad.

DAÑOS EN TALUDES ROCOSOS (BAUER y CALDER, 1970)


V (cm/5g) V/e (mm/m) DAÑOS PRESUMIBLES
< 25 < 0,08 No hay peligro en roca sana
Pueden aparecer desprendimientos de lajas por
25-60 0,08-0,2
rotura a tracción
60-250 0,2-0,8 Pueden aparecer grandes roturas por tracción
> 250 > 0,8 Colapso total del macizo rocoso
C - 3.000 m/sg

Tabla 6.4.2.: Criterios de daños empíricos para evaluar los daños ocasionados por las voladuras
en los taludes rocosos.
N.R.1. 1-2-9.3.

CLASE DE ROCA I

ROCA MUY
I II
I 111
I
i
IV
I
i
V

DESCRIPCiÓN ROCA BUENA ROCA MEDIA i ROCA MALA ¡ ROCA MUY MALA
BUENA
i i
!
VELOCIDAD SíSMICA >2150 2150-1850 1850-1500 i 1500-1200 1200-450
!

VALORACiÓN 26 24 20 ! 12 5
I

ROCA EXTRA ROCA MUY


DUREZA ROCA MUY DURA ROCA DURA ROCA BLANDA
DURA BLANDA

VALORACiÓN 10 5 2 1 O

ALTERACiÓN SANA LlG. ALTERADA ALTERADA MUY ALTERADA COMPL. ALTER.


:
VALORACiÓN 9 I 7 5 3 1

ESPACIADO JUNTAS
>3000 3000-1000 1000-300 300-50 <50
(mm)

VALORACiÓN 30 25 20 15 10

CONT. SIN CONT. CON CONT. CON


CONTINUIDAD JUNTAS DISCONTíNUAS POCO CONTíN.
RELLENO ALGÚN RELLENO RELLENO

VALORACiÓN 5 5 3 O O

ALGO SEPARACiÓN
RELLENO EN JUNTAS CERRADAS RELLENO <5mm RELLENO >5mm
SEPARADAS <1mm

VALORACiÓN 5 5 4 3 1

ORIENT. DE DIRECCiÓN MUY POCO


DESFAVORABLE FAVORABLE MUY FAVORABLE
Y BUZAMIENTO DESFAVORABLE DESFAVORABLE

VALORACiÓN 15 13 10 5 3

VALORACiÓN TOTAL 100-90 90-70 70-50 50-25 <25

VALORACiÓN DE LA EXTR. DIFICIL DE MUY DIFICIL DE


VOLADURA DIFICIL DE RIPAR FÁCIL DE RIPAR
RIPABILlDAD RIPAR. VOLADURA RIPAR

SELECCiÓN DE LA
- DD9G/D9G D9!D8 D8/D7 D7
MAQUINARIA

POTENCIA (CV) - 70/385 385/270 270/180 180

Kw 575/290 290/200 200/135 135

Figura 6.7.2.3. :Método de Weaver (1975) para determinar el grado de ripabilidad de un macizo
rocoso mediante la valoración de siete factores.
N.R.1. 1-2-9.3.

CLASES DE MACIZOS ROCOSOS


PARÁMETROS
1 2 3 4 5
ALTERACiÓN INTENSA ALTA MODERADA LIGERA NULA
Valoración (W) <O 5 15 20 25
RESISTENCIA DE LA ROCA (Mpa) < 20 20-60 40-60 60-100 > 100
COMPRESION SIMPLE (Mpa) < 0.5 0,5-1,5 1,5-2,0 2-3,5 > 3,5
Valoración (S) O 10 15 20 25
SEPARACiÓN ENTRE DIACLASAS (m) <,3 0,6-1,5 0,6-1,5 1,5-2 >2
Valoración (J) 5 15 30 45 50
POTENCIA DE ESTRATOS (m) < 0,1 0,1-0,3 0,3-0,6 0,6-1,5 > 1,5
Valoración (B) O 5 10 20 30

Tabla 6.7.2.6.a. Método de Scoble y Muftuoglu (1984), por el cuál se define un índice de
Excavabilidad lE combinando cuatro parámetros geomecánicos

FACILIDAD INDICE EQUIPO DE


CLASE MODELOS DE EQUIPOS EMPLEADOS
EXCAVACiÓN (W+S+J+B) EXCAVACIÓN
A. Tractor (Cat 08)
B. Oragalina > 5 m3 (Lima 2400)
1 MUY FACIL < 40
TRACTORES DE C. Excavadora de cables > 3 m3 (Ruston
RIPADO Bucyrus 71 RB)
DRAGALlNAS A. Tractor (Cat 09)
EXCAVADORAS B. Oragalina > 8 m 3 (Marion 195)
2 FACIL 40 - 50
C. Excavadora de cables > 5 m3 (Ruston
Bucyrus 150 RB)
MODERADA-MENTE A Tractor-Excavadora-PalaCargadora(Cat 09)
3 50 - 60
DIFICIL B. Excavadora hidraúlica3 m3 (Cat. 245)
DRAGALlNAS A. Tractor-Excavadora-Pala Cargadora (Cat.
EXCAVADORAS 010)
4 DIFICIL 60 -70
B. Excavadora hidraúlica 3 m3 (Cat. 245 Ó
O&K RH40)
Excavadora hidraúlica > 3m 3 (Cat.245 Ó O&K
5 MUY DIFICIL 70 - 95
RH40)
EXTREMADA-MENTE Oemag H111 Excavadoras Poclain CK
6 95 - 100 EXCAVADORAS
DIFICIL hidraúlicas P&H 1200 > 7m3 RH 75
MARGINAL SIN Oemag H 185 ExcavadoraOemag H241
7 > 100
VOLADURA hidraúlicasO&K RH300 > 10m3

Tabla 6.7.2.6.b.: Sistema de evaluación del índice de excavabilidad.


N.R.1. 1-2-9.3.

CLASE 1 2 3 4 5
RESISTENCIA BAJO CARGA
0,5 0,5-1,5 1,5-2,0 2,0-3,5 >3,5
PUNTUAL:I< (50)
Valoración (ls) O 10 15 20 25
TAMAÑO BLOQUEJv (Juntas/m 3 ) Muy pequeño Pequeño Medio Grande Muy Grande
Valoración (B<) 305 10-3015 3-1030 1-345 150
ALTERACiÓN - - - - -
Valoración (W) 0,6 0,7 0,8 0,9 1,0
DISPOSICION ESTRUCTURAL Muy Ligerament. Desfavo- Muy
Favorable
RELATIVA favorable Favorable rabie Desfavorabl
Valoración (J<) 0,5 0,7 1,0 1,3 1,5

Tabla 6.7.2.7.a. Método de Hadjigeorgiou y Scoble (1984), medialte el cuál se evalúa la facilidad de
excavación de los macizos rocosos combinando los valores de cuatro parámetros geomecánicos

CLASES FACILIDAD DE EXCAVACiÓN INDICE DE EXCAVABILlDAD


1 Muy Fácil < 20
2 Fácil 20-30
3 Difícil 30-45
4 Muy Difícil 45-55
5 Voladura > 55

Tabla 6.7.2.7.b.: clasificación de los macizos rocosos en distintas categorías según los
valores aportados por el Indice de Excavabilidad
N.R.1. 1-2-9.3.

CLASES DE MACIZOS ROCOSOS


PARAMETROS
1 2 3 4 5
RESISTENCIA A TRACCION (Mpa) <2 2-6 6-10 10-15 > 15
Valoración 0-4 4-8 8-12 12-16 16-20
GRADO DE ALTERACION Completo Alto Moderado Ligero Nulo
Valoración 0-4 4-8 8-12 12-16 16-20
GRADO DE ABRASIVIDAD Muy Bajo Bajo Moderado Alto Extremo
Valoración 0-4 4-8 8-12 12-16 16-20
ESPACIAMIENTO ENTRE
< 0,06 0,06-0,3 0,3-1 1-2 >2
DISCONTINUIDADES (m)
Valoración 0-10 10-20 20-30 30-40 40-50
VALORACION TOTAL < 22 22-44 44-66 66-88 > 88
RIPABILlDAD Fácil Moderado Difícil Marginal Voladuras
Ninguno- Clase 4
Clase 2 Clase 3 Clase 5
TRACTOR RECOMENDADO Clase 1 Muy
-
Medio Pesado
Ligero Pesado
POTENCIA (kW) < 150 150-250 250-350 > 350 -

PESO (t) < 25 25-35 35-55 > 55 -

Tabla 6.7.2.8.: Método de 8ingh (1989), por el cuál los macizos rocosos se clasifican en cinco grupos,
de acuerdo a su ripabilidad o facilidad al arranque mecánico con tractores de orugas.
N.R.1. 1-2-9.3.

IV FIGURAS.

Parámetros de Clasificación
Resiste Ensayo de car-ga > 100 Kp/cm2 40 - 80 Kp/cm 2 20 - 40 Kp/cm' 10 - 20 Kp/cm2 Compresión simple (Kp/cm')
ncia de puntual
Roca
sana
1 C. Simple > 2.500 Kp/cm 2 1000-2.500 Kp/cm' 500-1000 Kp/cm 2 250-500 Kp/cm 2 50 - 10 -50 <10
250
Valoración 15 12 7 4 2 1 O
2 RQD 90%-100% 75%-90% 50%-75% 25%-50% <25%
Valoración 20 17 13 6 3
3 Separación entre diaclasas >2m 0.6-2m 0.2 -0.6 m 006 - 0.2 m <0.06m
Valoración 20 15 10 8 5
Estado de las diaclasas Muy rugosas Ligeramente Ligeramente Espejos de falla o Relleno blando> 5 mm o
Discontinuas rugosas rugosas con relleno < 5 mm abertura> 5 mm.
4 Sin Abertura < 1 mm Abertura < 1 mm o abiertas 1-5 mm. Diaclasas continuas
separaciones Bordes duros Bordes blandos Diaclasas continuas
Bordes sanos y
duros
Valoración 30 25 20 10 O
Agua Caudal por 10 m de Nulo < 10 Iitros/min. 10-25 litros/min. 25-125 litros/min > 125 litros/min
túnel
Freátic Relación Presión O 0.0 - 0.1 0.1 -0.2 0.2 - 0.5 > 0.5
a agua-Tensión princi.
5 Mayor
Estado general Seco Liq. Húmedo Húmedo Goteando Fluyendo
Valoración 15 10 7 4 O

C orrecclOn por ]a O' .. de ]as D'mc asas


nentaclOll
Dirección y Buzamiento Muy Favorables Medias Desfavorables Muy Desfavorables
Favorables
Valoración Túneles O -2 -5 -10 -12
para Cimentaciones O -2 -7 -15 -25
Taludes O -5 -25 -50 -60

Clasificación
Clase 1 IJ 111 IV V
Calidad Muy Buena Buena Media Mala Muy Mala
Valoración 100 - 81 80 - 61 60 -41 40 -21 <20

Figura 3.1.1. Clasificación geomecánica de Beniawski (1979).


N.R.!. 1-2-9.3.

Caso Muy favorable Favomblc Nonnal Dcsfavomble Muy dcsfavomblc

P ICiJ'Ci,l > 30' 30"·20' 20'_10' < 5"


T _~~L~~~~~~~~
Pff FJ 0,15 0,40 0,70 0,85 1,00

P < 20' 20'·30" 30'_35" 35'_45' > 45"

F, 0,15 0,40 0.70 0.85 1,00

T F,

P ~r~. > la' 10'_0' O" 0-(-10") < _lO'


T '!]~E~_______ _-:._1_1_0: _ 110'_120' >120'

Pff F, -6 . 25 - 50 - 60
P Rotura Plana "', dir~cclónde buzamiento de talud direCCIón de buzamlentoaelas Junlas
T Rotura por vuelco ~, buzamiento del talud buzamiento de las juntas

Figura 3.1 .2.a. Factor de ajuste para las juntas.

Método Talud natuml Precoric Voladura suave Voladura o mecánico Voladura deficiente

F, + 15 + la +g o -8

Figura 3.1.2.b. (En medio) Factor de ajuste en función del método de excavación.

Clase n° V IV ID Il 1

SMR 0-20 21-40 41-40 61-80 81-100

Descripción Muy mal. Mal. Normal Buena Muy buena

Estabilidad Totalmente inestable Inestable Parcialmente estable Estable Totalmente estable

Roturas Grandes roturas por planos continuos Juntas o grandes cuñas Algunas juntas o muchas cui\as Algunos bloques Ninguna
o por la masa

Tratamiento Rcexcavación Corrección Sistemático Ocasional Ninguno

Figura 3.1.2.c. (Debajo) Clases de estabilidad según el S.M.R. (Romana, 1985).


N.R.1. 1-2-9.3.

IJ Tensión normal

T-

_ T Tensión de corte

IJ
Desplazamiento
de corte relativo

Figura 3.2.3.1.a. Discontinuidad lisa en condiciones de corte directo.

...
Resistencia al corte pico ~u
Discontinuidad rugosa
...
"O
...------ y/o cementada c:
'O
.¡¡;
...
c:
...__....:::::===-. Resistencia f-
-- a¡ COrte residual

"Discontinuidad lisa no cementada

Desplazamiento de corte ó (J
Tensión normal

Figura 3.2.3.1. b. Curvas típicas de tensión de Figura 3.2.3.1.c. Envolventes típicas de las
pico y residual al corte. resistencias de corte - deformación.
N.R.1. 1-2-9.3.

a Tensión normal

T_

- T Tensión
de corte

a Desplazamiento
al corte

Figura 3.2.3.2. Junta rugosa en condiciones de corte directo.

Dila[ancia Corte

- ---
~
ou
~ Cj
e
-O
'Vi
e
"
1-
T = a tg(I" + i)

Tensión normal

Figura 3.2.3.2.1 . Criterio de rotura de Patton (1966), para juntas rugosas.


z
:o
<O'
TI

e
...
N
.....
OJ lb

~
c.v Rocas cristalinas /gneall y meta·
1\) RoallI arenollM con cristales luer· mórfi""" de grano grueso y pon- ~
e.u Roc•• carbonatad.. con el cruce- Rocas areUlos.. IIdncadas (!Idoll· tes y el crucero de los crlstmles ROCIlS 19ueas cmtlRllnas d. g....no mln.rállcas (aofibollta, gAbro,
ro de los crlslalea bleo d...rrolla- la, IImonlla, lotlt!l y pizarra) (oor- poco desarrollado (areolsca y nno y pou.mln.rállcas (andestla, gnel.., granto, norlta y cuano
c.v do (dollmlla, caUu y m'rmol) mal.. al crucero) cuarcita) dolerlta, diabasa y rlollta) diorita)
iD ClIildad de la roca

o
..... Muestras de roca inalterada
;:+ a ln = 0311 + .J 7 C13n + 1,0 a ln = o]n + .J 10 O'l" + 1,0 al. = a J• + .J 15 a J • + 1,0 a,. = a J • + ..j 17 a J • + 1,0 11,. = ul • +~ 25 uln + 1,0
~ Muestras de roca de tamaño de
o'
en
laboratorio, libres de defectos es-
lrucmrales, Valor RMR >100,
o. Valor Q 500 '. = O,816(a. + 0,140)°,658 '. = 0,918 (". + 0,099)°,677 '. = 1,044 (u. + 0,(67)°,692 '. = 1,086 (a. + O,059)D,6% '. = 1.220 (u. + 0,(40)",70$
CO
Macizo rocoso de muy buena ca-
O lidad
2" al" = al" + ..j 3,5 0J" + 0,1 al. = al. + ..j 5 al. + 0,/ al" = a ln + .../7,5°311 + O,) al. = a J • + ..j 8,5 a J • + 0,1 0'1. = u¡. + .J 12,5 u3 • + 0,1
..... Roca íntimamente embonada inal-
OJ
terada con fisuras no meteoriza-
en das con separación de ± 3 m
CO
o.tO Valor RMR 85, Valor Q 100 '. = 0,651 .la. + 0,028)°,679 '. = O,739(a. + 0,020)°,692 '. = 0,848 (a. +·0,013)°,702 '. = 0,883 (a. + 0,012)°,701 1. - 0,998 (". + 0,(08)",712
co e-
---i::J Macizo rocoso de buena calidad
Q!..~ a,. = al. + .J 0,7 aln + 0,004 a,. = al. + ..j 1,0 ul • + 0,004 a,. = al. + .J 1,5 u1• + 0,004 a ln + 03n + ..j 1,7 al" + 0,004 0',. = al. + .J 2,5 "lo + 0,004
e .-+
o. _. Roca sana o poco meleorizada y
co'D poco afectada por fisuras espacia·
en o das de 1 a 3 m. Valor RMR 65,
- '< Valor Q 10 '. = 0,369 (a. + O,OO6)ü,669 '. = 0,427 (a. + 0,(04)°,681 'n = 0,501 (a. + 0,(03)",69' '. = 0,525 (a. + 0,002)°·698 '. ~ 0,603 (a. + 0,(02)°,707
::::¡o
(j)Q!..
m o.:
- OJ
Macizo rocoso de calidad mediana
Varias series de fisuras de meteo-
al. = a J, + .J 0,14 a J • + 0,0001 a,. = a J• + ..j 0.20 al. + 0,0001 "l. = uJ• + .J 0,30 0]. + 0,0001 °,• = °1• + .J 0,34 "J. + 0,0001 al. = a]. + ..j 0,50 aln + 0,0001

rización moderada, con espaciamien-


c.;:;o. to de 0,3 a I m, Valor RMR 44,
coo. Valor Q 1,0 '. = O,198(a. + O,0007)ü,662 '. = 0,234 (a. + 0,0005)°,6" 0. = 0,280(0. + 0,0003)°,688 '. = 0,295 (an + O,0003)ü,691 '. = 0,346 (a. + 0,0002)°,700
--LCO
~

OJ Macizo rocoso de mala calidad


oo Muchas juntas meleorizadas, con
a ln = a Jn + J 0,04 a Jn + 0,00001 a,. = a]. + .J 0,05 al. + 0,00001 a ln ::: u Jn + .J 0,08 u 3n + 0,(0)()1 a,. = a J• ..j 0,09 a J• + 0,00001 a,. = al. + ..j 0,13 a J• + 0,00001

OJ espaciamiento de 30 a 500 mm
con algo de relleno/pedaceria de
I roca limpia, Valor RMR 23, Va-
O lor Q 0,1 '. = 0,115 (". + 0,0002)°,646 '. = 0,129 (o. + 0,0002)°,'" '. = 0,162 (a. + 0,0001)°,672 '. = 0,172 (a. + 0,0001)°,676 '. = 0,203 (a. + 0,0001)°,686
m
A Macizo rocoso de muy mala ca-
'< lidad
OJ a ln = a)n + .J 0,007 o)n + O a,. = a J• + .J 0,010 al. + O a,. = a]. + ..j 0,015 a J • + O al. = al. + .j 0.017 al. + O u ln = al" + .J 0,025 a ln + O
IJ Muchas juntas muy meleorizadas
O con espaciamiento de menos de
50 mm con relleno/pedacería de
~
z roca con finos. Valor RMR 3, Va-
lor Q 0,01 '. = 0,042 (".)0,\34 '. = O,OSO (00)°,\39 '. = 0,061(0.)°·'" '. = O,065(a.)0,,.8 '. = 0,078 (a.)O,I"

co
CXJ
O

:5:
OJ
::J
e
Q!..
N.R.1. 1-2-9.3.

Patton

t":
o
u

"'"e" cj
'O
.¡¡;
e
"
E-

Tensión normal (J

Figura3.2.3.2.1. Envolventes de rotura de Patton (1966) y Jaeger (1971).

Figura 4.3.3.1.Análisis del talud infinito. Equilibrio de fuerzas (Lambe y Whitman, 1972).
N.R.1. 1-2-9.3.

Circulo máximo que representa


el plano del talud -----¡J...-_-.l

Dirección de deslizamiento

Círculo máximo que representa el


plano correspondiente al centro de
concentración de polos

Figura4.3.3.2.a. Características estructurales de la rotura plana (Hoek y Bray, 1977).

Grieta de tracción

Superficie de rotura

al Grieta de tracción en la superficie superior al talud

Figura 4.3.3.2.b. Geometría y fuerzas actuantes en una rotura plana (Hoek y Bray, 1977).
N.R.1. 1-2-9.3.

[30

Sección por un plano perpendicular a la linea de intersección

Coeficiente de cuña K sen [3/sen ((/2) para [3 > ~f2

05r---1_-+_-+_--+-_+_--+_+-_--I-_+-_-l---..--Jf---+---+---+---+-+---+---

0'-----.!_-..l._--1.._~ _ _L_ _L_J._._..L__.L__.!.._--..--JL---..I._--L_-L-.....L-...L-_...I.--.....,.J


100 120 140 160 180
O 20 40 60 80

Figura 4.3.3.3.c. Relacción entre K y los ángulos B y E.

Abaco para el valor de A Ahaco para el valor de B


5.0

+ ·-t
4.5

'.0
.:r...¡.'.
·Lt 3.5

3.0
«: Bu+-zamiento plano A
~ f+HI'H\-!· ~ .+ ~

~ 2-S
ji
5 2.5
'ü 'ü
~ ~
o
U 2.0 8 2.0 Buzamiemo plano B

1.0 1.0

05

i~:·'¡ .~+;--; t ~ -t, H


_
OO _2 'm _ m _100 m
1 m
140 ~ 1 100 '80
3(10 JOO 280 260 240 220 200
Diferencia entre direcciones de buzamiento (0) Diferencia entre direcciones de buzamiento (0)

b) Diferencia entre buzamientos: 100

Figura 4.3.3.3.d. Ábacos para rotura por cuñas (Hoek y Bray, 1977).
N.R.1. 1-2-9.3.

Bloques
voleadores

Bloques
deslizantes

Figura 4.3.3.4.a. Conjunto de bloques en el momento de la rotura por vuelco (Hoek y Bray, 1977).

Figura 4.3.3.4.b. Sistema de fuerzas que actúan sobre el bloque n (Manual de Taludes, ITGE, 1991).
N.R.1. 1-2-9.3.

Figura 4.3.3.4.e. Equilibrio de un bloque voleador (Hoek y Bray, 1977).

Figura 4.3.3.4.d. Equilibrio de un bloque deslizante (Hoek y Bray, 1977).


N.R.1. 1-2-9.3.

1) Panoeo por nexión


dC' placal conlinuas

2) Pandro por ne:t.¡ón de placa~ fracluradas


y plañas

3) Pendro por OexiÓn dC' placas fraCIUrJdas y (llr~aS

Figura 4.3.3.5.a. Tipos de rotura por pandeo (Cavers, 1981).

/
/

Figura 4.3.3.5.b. Fuerzas actuantes en el pandeo por flexión (Cavers, 1981).


N.R.L 1-2-9.3.

Figura 4.3.3.6.a. Rotura circular (Hoek y Bray, 1977).

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1 c¡' b¡
T¡ ~ - - ( - - + Ni tg "'¡')
FS sen C<¡

Figura 4.3.3.6.b. Fuerzas actuantes sobre una dovela (Manual de Taludes, ITGE, 1991).
N.R.1. 1-2-9.3. 1.G1--,----,----r--..,.----,-----,------.---,-----.---~
NOTd 0\ el +euando el "reo de. dult~i)mlenlO ell;;
en el miuno eu"dlilnte Q..ue el talud

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0.2

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Figura 4.3.3.6.c. Ábaco para el cálculo de Mi (a).

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CIRCULO DE PIE
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O
90 70 60 50 40 30 20 10 O
ANGULO DEL TALUD w,
Figura 4.3.3.6.d. Ábaco de Taylor para suelos sin rozamiento (0=0). (Taylor, 1937).
N.R.1. 1-2-9.3.

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Talud (c'oLg V<,) a) e' I-y H = 0,05; nd = 1.00 Talud IL'(){g .¡,,)

Figura 4.3.3.6.e. Ábacos para la obtención de los parámetros m y n (Bishop y Morgenstern, 1960

·'H".C< " ' " " ;,1 ',n ~.' H" "l '''1 ~() I'F ~!J~'

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Figura 4.3.3.6.f. Condiciones de saturación de un talud, considerando los ábacos (Hoek y Bray,
1977).
N.R.1. 1-2-9.3.

0
2,0 01 .02 .03 ,04
.05 .06

60
.70

"Vl"sPt:F't:J~ptm'T::br-+4:::bjb--j-<fj;;;¡"'¡4sít~
Sl?j~~5t;í:;'¡-:H-tl:;¡';~;¡;.j:::f=R:::M=Ff=j::+=R 10

Figura 4.3.3.6.g Ábacos para rotura circular. Ábaco nº 1 (Hoek y Bray, 1977).

1. 28••991

L 1.28.'991 L DISPL. SCIILE


2.930-992

1.28.+991 2.99.-992
DISPL. SC~LE
L 1.28.'991 L 2.99.-992

Figura 4.3.4. Resultados de un análisis esfuerzo - deformación: vectores de desplazamientos nodales


y malla deformada (Ferrer, M., 1992).
N.R.1. 1-2-9.3.

CABLE CQ+HRCX

t-=~-'-,tv-- RUEDA..<; D(
G<J'"

Figura 5.2.2.a. Ejecución de medidas mediante un inclinómetro y sección del mismo (Wilson y
Mikkelsen, 1978).

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. . . ,":00" '''''''''',"'0 ""'"''''
.. :.: ._~

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j .
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A~C~'\JE DE r:XIES"O?o.IETRO

TI
'1·;

Figura 5.2.2.b. Esquema de un extensómetro de varillas de 3 anclajes.


N.RJ. 1-2-9.3.

,
1,

~~====:==
DIOSCRIPCIO~ DEL INSTRu~tENTO
1 Ancl).,jn con r~ina '1'Qxi O mortero
1 Fijación &1 (1,,\00 prole'Clo{
3 Varilla ~xlrn""m"'\rica ~ (1100 proleclor
.. Cabeu d. fCr.-c.ncill
Extremo de medidn
Comp.:lfador
Cabeza prol«lO'.

Figura 5.2.3. Medidor de juntas con sistema mecánico (flexímetro o comparador).

ARENA

TUBO RANURADO

Figura 5.2.4.a. Pozo de observación.


N.R.1. 1-2-9.3.

TUBO DE MEDIDA


NIVEL DE
AGUA -- MORTERO O LECHADA
DE CEMENTO

TAPÓN DE BENTONITA

TUBO RANURADO

ARENA

Figura 5.2.4.b. Piezómetro de tipo abierto.

UNIDAD DE
LECTURA
DISPOSITIVOS
ELECTROMAGNÉTICOS

~ CUERDA
r-----t-t+-- VIBRANTE
~ ELEMENTO DE TRANSMISiÓN
DE SEÑAL
x
oa: TUBO SENSIBLE
eL
MORTERO O LECHADA ~
DE CEMENTO-- E
E
DIAFRAGMA
'"'
;;;
TAPÓN DE BENTONINA

ARENA
PIEDRA
POROSA

PUNTAZA
----t---CÓNICA
PIEZÓMETRO CERRADO

40 mm
(APROXIM.)

Figura 5.2.4.c. Piezómetro de tipo cerrado. Figura 5.2.4.d Detalle de la sección de un


piezómetro eléctrico.
N.R.1. 1-2-9.3.

TAPÓN DE LECHADA O
MORTERO DE CEMENTO

BENTONITA

ARENA

1..L..--I-c~PIEZÓMETRO

TAPÓN DE LECHADA O
MORTERO DE CEMENTO

BENTONITA

PIEZÓMETRO

ARENA

l,
75 -150 mm

Figura 5.2.4.e. Montaje de dos piezómetros cerrados en un sondeo.

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BOMBA DE AIRE
Y MANÓMETRO

Y~l
~
INDICA.DOR DE CAUDAL
'\ DEAIRE

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1 I[J

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AGUA
B
-ff!'-
MEMBRANA FLEXIBLE

FILTRO

Figura 5.2.4.f. Sección de un piezómetro Figura 5.2.4.g. Sección de un piezómetro de


neumático cuerda vibrante.
N.R.1. 1-2-9.3.

l. Anclaje
2. Asienco esférico
3. Placa- de reparto
4. Célula de presión
5. Transductor de presión (manómetro, sensor eléctrico, etc.)

Figura 5.2.5.a. Célula de carga de presión total en anclajes.

UNIDAD DE LECTURA

ELEMEN'TO DE TRANSMISION
ACEITE o MERCURIO DE SEJ"AL

\
TRANSDUcrOR {NEUMATICO
DE PRESION ~¿~~~I~O
L CHULA DE PRESION TOTAL

Figura 5.2.5.b. Célula de carga de presión total para muros de contención.


N.R.1. 1-2-9.3.

Tabla IX.l
VELOCIDADES SISMICAS EN ROCAS (GARCtA OVEJERO, 1986)
Tipo de roca Velocidad sísmica
MAGMATICAS O IGNEAS:
Granitos . 3.000-6.000 mis
Granito meteorizado . 1.200-1.600 mis
Gabros . 6.700-7.300 mis
Diabasas . 5.800-7.100 mis
Basaltos . 2.400-4.000 mis
SEDIMENTARIAS:
Suelos normales . 250- 460 mis
Suelos consolidados . 460- 600 mis
Arenas sueltas . 250-1.200 mis
Mezclas de grava y tierra sueltas . 450-1.100 mis
Mezclas de grava y tierra consolidadas . 1.200-2.100 mis
Arcillas . 1.000-2.000 mis
Margas . 1.800-3.500 mis
Areniscas . 1.400-4.500 mis
Conglomerados . 1.200-7.000 mis
Morrena glaciar . 1.200-2.100 mis
Pizarras sedimentarias . 1.200-2.100 mis
Calizas . 1.500-6.000 mis
Dolomias . 5.000-6.000 mis
METAMORFICAS:
Gneis . 3.000-6.000 mis
Gneis meteorizado . 1.200-1.600 mis
Cuarcitas . 5.000-6.000 mis
Pizarras metamórficas . 1.800-3.000 mis
VARIOS:
Sal . 4.500-6.500 mis
Yeso . 3.000-4.000 mis
Anhidrita . 3.000-6.000 mis
Carbón . 900-1.500 mis
Terrenos congelados . 1.200-2.100 mis
Hielo puro . 3.000-3.700 mis
Agua . 1.500 mis

Figura 6.3.a. Velocidades sísmicas en rocas (García Ovejero, 1986).


N.R.1. 1-2-9.3.

Velocidad sísmica O 2:3 4


en metros por segundo x 1.000 1.. ...J-_ _~ ....L_ _--.l.I -L_ _-.L1 .L._ _...l1

TIERRA VEGETAL I 1
ARCILLA
.'~ '.~ I~
MORRENA GLACIAR ;.-", : =.- .,

ROCAS IGNEAS
,".~' ',~ ... '-, '. ~~,',"'::"'-" .~.:r. . '.' .' •.• .. "",
GRANITO
BASALTO
TRAP ROCOSO
ROCAS SEDIMENTARIAS
PIZARRA ARCILLOSA
ARENISCA 1,." ,.<..;.,~; .. j>";::'J';"i;• .".J'[~;".,.•';':.:'.-:!".~,;"':"'~:''''''.

LIMOLITA •• '.~ ~ .;: ", .' .;..;,.;;:.. ~,... .".'.;,. r.': .:;;.,,-,:-..~.: ';~i..~)l!~' • ""J. ..............•.. .r.
ARGILITA
CONGLOMERADO
BRECHA
CALICHE
.......... ]'
CALIZA
ROCAS METAMORFICAS
ESQUISTO
PIZARRA
MINERALES
CARBON
MINERAL DE HIERRO
RIPABLE MARGINAL t·.. ,············! NO RIPABLE

Figura 6.3.b. Posibilidades de ripado en función de las velocidades sísmicas según los diferentes tipos
de roca para tractores de 400 CV (CATERPI LLAR, 1977).

Figura 6.4.a. Esquema sobre la geometría de perforación y carga de un banco de talud. (GRANERO,
J., 1993).
N.R.1. 1-2-9.3.

E
66 O FILA DE PRODUCCION

OS.oS V
v~ O O
t,5--O,8 E+
O FILA DE PRODUCCION

" O O O FILA AMORTIGUADA

O,35-ll.!1 V PRECORTE
oooJooooo

LTALUD FlNAL:-.¡...--..,I,,-,!,.--r'r-

NIVl:L
--- -,. - - DE BERMA
_____ ~ LINEA DE
\ SOBREPERFOR¡\C10N

Figura 6.4.b. Diseño de voladura de destroza próxima a la línea de precorte. (LANGEFORS y otros,
1958. Manual de Taludes, 1991).

Figura 6.4.1 . Influencia de las discontinuidades en el plano de precorte. (LANGEFORS y otros, 1958.
Manual de Taludes, 1991).
N.R.1. 1-2-9.3.

ALTURA
ANGULO

(a)

ALTURA

(b)

ALTURA

«)

MACIZO PROTECCION

TALUD FINAL / \
\
\
\ I

"------_/
(d)

Figura 6.5.2. Algunos términos usuales en taludes a) Banco (corte simple), b) Bancos múltiples, c)
Talud final (en bermas activas, d) Macizo de protección. (CANMET, 1977).
N.R.1. 1-2-9.3.

"00 J

Figura 6.5.3. Excavación de una trinchera para autopista con macizos de protección (Manual de
Taludes, 1991).

Figura 6.5.5. Construcción de un talud reforzado por un muro anclado, realizado por bataches
(Manual de Taludes, ITGE, 1991).
N.R.1. 1-2-9.3.

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RESISTENCIA A
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R7 ROCA EXTREMADAMENTE RESISTENTE 200., >

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R3 ROCA MOOERAOAMENTE DEBI\.. !)-12;;

R2 ROCA DEBIL 1.2!)-!)

RI ROCA MUY DEBlL 0,6-',25

C'!(G4) OURO (DEBILMENTE CEMENTADO) 0,15-0,6

C3(G3) FIRME (COMPACTO) 0,00-0 3 15

C2(G2) BLANDO (SUELTO) 0,D4-0,D8

CI{GI) MUY BLANDO (MUY SUELTO) <: 0,04

R _ ROCA
APLICAoClCW POSIBlE
C _ SUELO COHESIVO
G_ SUELO GRANULAR MÁRGlNAL
11- se 1')OCftJ!'tl volodu'll PQra l'rIC't..-'lal" ~
." /o ~ morptnol

Figura 6.7.2.1. Rangos de utilización de maquinaria en función de la resistencia a la compresión


(Atkinson, 1977).

I
6 -
EH
É
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2 -
rn VOLADURA
<!
a: VH
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OLADURA
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a:

1
LL H DE ESPONJAMIENTO
w - ( PREVOLADURA)
a:
~:.
0,2 EH EXTREMAOAMENTE GRANDE
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2

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o
f-
2
w
0,06
M

-
VH MUY GRANDE

H GRANDE

~ L M MEDIO
<!
ESCARIFICADO
Ü 0,02 - L PEQUEÑO
<!
o.. EXCAVACION
en VL MUY PEQUEÑO
w VL
EL EXTREMADAMENTE PEQuEÑo
I-L-'I--M'--'I--H-r-I=V~H"'-r-I-EH--'-I
0,006 _l_V-L-'--
Op3 o,, 0,3 I 3 10 30
IN DICE DE RESISTENCIA A CARGAS PUNTUALES
l. (MN/rTf)
¡ A ib:lo íIO uxí2bO 000
RESISTENCIA A LA COMPRESION (MPo)

,6 iO íIO 'iO "" íIó i\,


NUMERO SCHMIDT

Figura 6.7.2.2. Clasificación de los macizos rocosos para su arranque y excavación (Franklin et el,
1971) .
N.R.1. 1-2-9.3.

o
~
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w Jl.ex::P6 o o
a JI. JI. o
w
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~ 1 JI.
a
~

0.1 o o
O
o 00
0.01 O
o 20 60 80 100
INDICE RMR

Figura 6.7.2.5. Técnicas de excavación en función de los índices de calidad RMR y Q (Abdullatif y
Cruden, 1983).

/
/
/
/-....... Superficie
j' de rotura

/
/
./
.-r .n .\
w /'
Tensiones normales
debidas al peso del tacón

Figura 7.1.3. Tacón de tierra o escollera al pie del talud (Manual de Taludes, ITGE, 1991).
N.R.1. 1-2-9.3.

Orietu de tracción

T
Altura
de escalón
-.-1
/ W
Angula gene~ Ancho
de herma
del talud

Figura 7.1.4.Talud con bermas intermedias Figura 7.2.1.Disposición de una cuneta de


(Manual de Taludes, ITGE, 1991). coronación (Manual de Taludes, ITGE, 1991).

ZANJA DE DRENAJ E
REVESTIDA

ZANJAS DE DRENAJE
REVESTIDAS

Figura 7.2.2.b.Zanjas con relleno drenante, de talud y horizontales (R. Ortíz, 1989).
N.R.1. 1-2-9.3.

Componente de la fuerZA
de llIlClaje que se opone
directamente al desliz.amiento

Componente de la fuerz.a
de anclAje que: incrementa
las tenoione< not'ma\es
en la 5uperrtcie de rotura

Figura 7.3.a. Efecto estabilizador de un anclaje Figura 7.3.b. Esquema de un anclaje (Jiménez
(Manual de Taludes, ITGE, 1991) Salas. 1980).

Ancloj es
Anclajes
~ _ _ Cuños

Anclaj es

Oioclasado
------"'- o
Es1ratificoción.
111
Figura 7.3.c. Disposiciones frecuentes de anclajes (Ortiz, 1980).
N.R.1. 1-2-9.3.

b)

Figura 7.4. Tipos de muros: a) Sostenimientos, b) Contención y e) Revestimiento. (Jiménez y Salas,


1976).

.":.

Intradós
',o: ___

':'~ Trasdós en talud


H

.' .
a
':'66 ,. Talón
.~------~

Figura 7.4.1. Muro de gravedad (Manual de Taludes, ITGE, 1991).


N.R.1. 1-2-9.3.

Relleno

B'

Zarpa

Figura 7.4.2.a. Muro en "L". (Manual de Taludes, ITGE, 1991).

Figura 7.4.2.b. Muro con contrafuertes en el Figura 7.4.2.c. Muro con contrafuertes en el
intradós (Jiménez y Salas, 1976). trasdós (Manual de Taludes, ITGE, 1991).
N.R.1. 1-2-9.3.

Largueros

Min. 60 cm

Traviesas

a) Sección transversal del muro. (JlMENEZ SALAS


y otros, 1976. Cortesía de Ed. Rueda).

Traviesas

e) Perspectiva de una celda (CANMET, 1977).

Figura 7.4.3. Muro jaula o criba (Jiménez y Salas, 1976, Cammet, 1977).
N.R.1. 1-2-9.3.

Figura 7.4.4.a. Muro de gaviones (Manual de Taludes, ITGE, 1991).

Figura 7.4.4.b. Muros de gaviones (R. Ortiz, 1989).


N.R.1. 1-2-9.3.

Figura 7.4.5. Muro de tierra armada (Cammet, 1977).

Figura 7.4.6.a. Muro de apeo de hormigón en Figura 7.4.6.b. Muro de apeo de contrafuertes
masa (Manual de Taludes, ITGE, 1991). (R. Ortiz, 1989).
N.R.1. 1-2-9.3.

SUPERFICIE DE ROTURA

,/
// ~
Superficie
",'" de deslizamlento

--- -- -
... ...-

Terreno compelente

Figura 7.5.a. Talud estabilizado mediante una Figura 7.5.b. Sección esquemática de un grupo de
pantalla de pilotes (Manual de Taludes, ITGE, 1991) micropilotes (Sopeña, 1996).

BLOQUES Y ESCOLLERA

BLOQUES ESTABILlZANTES

TUBO DREN

Figura 7.4.8. Muro de bloques de piedra (Según datos aportados por la Dirección de Coordinación de
Inversiones de REN.F.E.).
N.R.1. 1-2-9.3.

Excavación
MONTAJE DEL PANEl HORMlGONAOO EXTRACCION
Armaduras
DE LOS TUBOS-JUNT A
Lodo

, -
" -: o," _ ~.'
' ... ~: ~ .,

Seccióo> B- B

Figura 7.7.a. Excavación de un muro pantalla Figura 7.7.b. Fases de construcción de un


(Scheneebeli, 1974). muro pantalla (Scheneebeli, 1974).

Gunilo +
Mallaro

Figura 7.8.1.1. Eliminación de bloques (R. Figura 7.8.1.2. Bulonado de bloques y


Ortiz, 1989). aplicación de hormigón proyectado y
mal lazo (Finlayson y Statham, 1980).
N.R.1. 1-2-9.3.

t
3m

Figura 7.8.1.3. Atado de bloques (Sada, C., 1992).

lO,
I

I
"1 I
'0-1

J
,~
AITLIU\ ,J I 'ANCLAJ ES DE
LOS CA8lTS
¡m) 1

,,~
J o LOOJ de roca

I sobresalie nte
cubierta de m;llla

Figura 7.8.1.4. Sistema mixto de cables y malla (Richards, 1988).


N,R.1. 1-2-9.3.

cable de sujección de 12 mm. de diámetrQ

anclaj~ de suspensión

anclaje y cable de
contención en la
base de 12 mm
de diámetro

Figura 7.8.2.1. Malla de guiado con anclajes intermedios (Isomat, C.M.I., S.L.).

Indinaci6n Allura Anchura Profundidad


del lalud dd talud ó<, del cunelón
(a) (H) m ('un.elÓn (D) m

(W)m

0,9 3 0.9
Subverlic211 9-18 4.5 1.2
>18 6 1.2

O.2.5H:IV 4.5-9 3 0.9

Y 9-18 4.5 1.2


O.3HIV 18-30 (, 1.8 10)
>30 7.6 1.8 l')

4.5·9 3 12
H
0.5H: IV 9,18 4.5 1.8

1
18·}Q 6 1.8 (O)
> 30 ) O 2.4 10)

w--'" 0·9 3 0.9


I
0.75H:IV 9·18 4.5 1.2
--'-_--l_ _ J.: _ >/8 4.5 1. 8 1')

III:IV 0·9 J 0.9


9·18 J 1.5
>18 4.5 1.8 (O)

Figura 7.8.2.3. Dimensionamiento de cunetones de pie (Ritchie, 1963).


N.R.1. 1-2-9.3.

muro o
caballón

!
Figura 7.8.2.4. Muros de contención de pie (R. Ortiz, 1989).

/ Anclajes
.
.,
.
,
I ¡ l .
l )
i[
__ ~ ¡, b0Prenos Anclaje ~ateral
.
Poste
~=~~~--~/ p ./
ancles
VISTA EN PLANTA

VISTA FRONTAL

\ Anclaje
.
/
Freno

Anclaje
".:" .
.....
: .. : ......
:._

VISTA LATERAL

Figura 7.8.2.5. Barrera dinámica de contención, modelo BRUGG (Dutfy, 1991).


N.R.1. 1-2-9.3.

Figura 7.8.2.6.a. Esquema de un túnel artificial (C. Sada, 1992).

Figura 7.8.2.6.b. Galería dinámica sobre el ferrocarril diseñado por BRUGG (C. Sada, 1992).

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