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La abuelita aprovechada

Descripción: Magda nunca puede negarle favores a su abuelita, lo que le provoca muchos


problemas. ¿Podrá cumplir con su cometido de decirle que no?

Personajes: Magda, Dora, Doña Matilde, Julio

PRIMER ACTO

Magda, una chica joven y guapa, se encuentre dando vueltas en la sala de estar de su casa,
visiblemente nerviosa.

Dora: ¿Quieres dejar de moverte, Magda? Me vas a marear con tanta vuelta,

Magda: Ay Dora, es que mi abuelita Matilde viene en camino, ¡y tú ya sabes como es ella!

Dora: Pues eso te pasa por dejarte pisotear, sabes muy bien que doña Matilde se aprovecha
mucho de ti. ¡Y tú que nunca le dices que no! Pareces su perrito faldero.

Magda (dando un pisotón en el suelo): ¡Eso no es cierto! Ya ves a ver, esta vez le voy a decir
que lo siento, pero no siempre puede salirse con la suya. ¡Y voy a ser firme!

Doña Matilde (entrando por la puerta): ¿Con quién vas a ser firme, Magdita?

Magda: ¡Con nadie, abuelita! Pasa, pasa, ¿quieres algo de tomar? (Ayudándola a sentarse).

Dora: Este será un largo día.

SEGUNDO ACTO

Doña Matilde se encuentra sentada frente al televisor, con sus pies sobre un taburete, una
bebida y botanas. A su alrededor, las chicas limpian la casa.

Doña Matilde: Magdita, ¿ya terminaste de desempacar mis cosas?

Magda: Claro, abuelita.

Doña Matilde: ¿Sabes? No tuve tiempo de lavar mi carro antes de viajar. ¿Crees que
podrían…?

Dora: Ah no, ¡eso sí que n..!

Magda: Ya vamos, abuelita. (Toma de la mano a su amiga y sale de escena).

Doña Matilde: Que bueno es tener a chicas tan serviciales.


TERCER ACTO

Dora y Magda entran en escena, exhaustas.

Dora: ¡Magda, ya estuvo bien! Esto no puede continuar así, ¡o le dices a tu abuelita que pare
con sus exigencias o se lo digo yo! ¡Mira nada más como nos trata! ¡Hoy es sábado, por el amor
de Dios!

Doña Matilde entra por la puerta, muy sonriente.

Doña Matilde: ¡A que no sabes, Magdita! No te conté que ayer por la tarde estuve hablando
con mi amiga Clotilde, la pobre anda muy angustiada por su nieto, que es nuevo en la ciudad.
¡Le dije que estarías encantada de salir con él!

Magda (molesta): ¡Ah no, abuelita! ¡Eso sí que no! Puedo soportar muchas cosas, ¡pero no que
me hagas citas con los nietos de tus amigas!

Doña Matilde (sorprendida): Pe-pero Magdita…

Magda: ¡He dicho que no, abuelita! ¡No pienso salir con ningún desconocido! Lo siento, pero
todo tiene un límite y hasta aquí ha llegado. ¡No!

Un muchacho alto y atractivo entra en ese momento, sonriendo.

Julio: Buenas tardes, Doña Matilde. Espero no haber llegado tarde.

Magda y Dora se lanzan una mirada de sorpresa.

Doña Matilde: Ay Julio, hijito. Que pena, pero es que… fíjate que mi nieta me acaba de decir
que…

Magda: ¡Qué será un placer conocernos! (Magda sonríe y va hacia él para colgarse de su
brazo). Ay abuelita querida, tú siempre pensando en mí. ¿Nos vemos?

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