Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
! "
#
$
%
&
'
( &
)
*+%
&
$
$+*,-.%
³LPSOLFD FRQ QHFHVLGDG OyJLFD´ \ HV FXDQGR GHVHPSHxD HQ XQ WHRUHPD HO SDSHO GH
conectivo principal; en este caso, el teorema puede ser considerado como una regla de
LQIHUHQFLDDFHSWDEOHVHJ~Q/HZLV(QHO ³WHRUHPDGH la GHGXFFLyQ´VHSXHGHDSUHFLDUXQ
vínculo entre el condicional de un sistema lógico y su noción meta-teórica de deducibilidad.
En lógica clásica, toda implicación material es una implicación necesaria, y es válido
considerarla como implicación.
Prevaleció siempre en mi persona, la duda con respecto a si se justifica el atribuir valores
veritativos a los miembros del condicional; mejor dicho: ¿es válido atribuir a la implicación
material la condición de verdadera y de falsa? De ser así, ¿cuál es el fundamento
ontológico? Es esa duda la que me condujo a abordar el presente estudio.
En cuanto al principio de no-contradicción, en el libro Gamma de la Metafísica de
Aristóteles hallamos algunos rasgos que el filósofo le asigna al principio: la filosofía primera
se ocupa del estudio de los axiomas, las demostraciones y los principios. El principio de no-
contradicción, ocupa en la Metafísica de Aristóteles un papel de importancia medular porque
garantiza la explicación e interpretación del universo.
El principio de no-contradicción tiene una importancia básica para el ser humano, en los
trabajos de Aristóteles. El hombre, a fin de responder al por qué de las cosas, se ve obligado
a elevarse a un alto nivel de comprensión de la realidad, que es el nivel de los primeros
principios. Así, logra alcanzar según Aristóteles, la inteligibilidad suprema de lo real, y de
paso, el principio de no-contradicción, que se nos impone con certeza absoluta y suprema. El
principio más firme, según Aristóteles, es aquél sobre el cual es imposible engañarse por ser
evidente e indemostrable. Todos los demás principios según Aristóteles, se fundan en el de
no-contradicción. Para conocer cualquier cosa, según Aristóteles, es necesario conocer este
principio, y ha de ser mejor conocido que todos los demás principios, y sobre el cual uno no
pueda engañarse.
Surgen en mi conciencia, interrogantes con respecto a la validez o legitimidad de la
GHILQLFLyQWDEXODUHVWiQGDUR³ILOyQLFD´GH OD LPSOLFDFLyQ PDWHULDO, así como el fundamento
de los valores veritativos que se les atribuyen a sus variables en cada una de las sentencias
condicionales de la respectiva tabla de verdad. En lo que respecta al principio de no-
contradicción, se percibe en los autores el desliz de reconocerle un sesgo extra-mental; esto
es, suponerlo como una exigencia planteada por la entidad pos sí sola, exigencia que nacería
de su íntima constitución entitativa. Considero que la entidad para existir como entidad, no
necesita de ningún principio de no-contradicción. Estas mis inquietudes o dudas me
obligaron a evaluar la racionalidad de los estudios al respecto y me vi forzado a explicar las
razones de mi desacuerdo. El presente trabajo es original: no se apoya absolutamente en
ningún cuerpo doctrinario, es huérfano de toda protección doctrinaria, y por eso, defiendo
mis puntos de vista por mí mismo, con mis propios argumentos. Por eso, sospecho la
vulnerabilidad de mis planteamientos frente a la crítica, que debe ser bienvenida. El presente
estudio, no-definitivo y perfectible, lo ofrezco a la comunidad en mi aspiración de entablar
una vinculación dialógica; lo ofrezco como una propuesta y lo que necesito es conocer las
observaciones críticas de los lectores para confrontarlas con mis planteamientos: estoy
seguro que contribuirán a fomentar una dialéctica edificante.
LA VALIDEZ DE LA IMPLICACIÓN
MATERIAL
$LA DEFINICIÓN TABULAR ESTÁNDAR
1. LA LOGICIDAD
Entiendo la logicidad, como la característica de toda aquella estructura formal, en la que
exista implicancia racional con coherencia (o congruencia) semántica entre el término
implicante y el término implicado. Lo implicado está ya supuesto y tácito en lo implicante,
y la operación lógica lo que hace es, hacerlo explícito ±aun en el procedimiento inductivo ±
. Aquello que hace posible y entendible la conexión necesaria entre implicante e implicado
es, la coherencia semántica. Lo implicado, siempre es una consecuencia fundada; y la
garantía del fundamento reside en axiomas, en reglas de inferencia o principios lógicos,
recursos éstos que garantizan la validez de lo implicado. Lo dicho se hace extensivo al
razonamiento lógico y al matemático.
Ejemplo: si planteamos que el cuadrado es una figura plana cuadrilátera con cuatro lados
iguales, entonces inferimos que si un cuadrado es dividido por una diagonal, se forman dos
triángulos rectos iguales con un lado común. En esta estructura deductiva, se manejan
supuestos como ³OtQHD UHFWD´ ³iQJXOR UHFWR´ ³LJXDOGDG´ VXSXHVWRV TXH KDQ GH VLJQLILFDU
lo mismo, tanto en el contexto del implicante (lo que es dividir el cuadrado) como en el
contexto del implicado (lo que es formarse dos triángulos). Si no hay esta coherencia
semántica, no se garantiza la validez de lo implicado inferido. Veamos este ejemplo:
[ 3Dĺ4D
(
6H VXSRQH TXH ³a´ SHUWHQHFH DO FRQMXQWR GH ORV LQGLYLGXRV TXH SRVHHQ la SURSLHGDG ³P´
Esa congruencia es lo que permite el nexo entre implicante e implicado, y sin ese nexo sería
impensable la validez de la conclusión.
El término iPSOLFDQWH VH FRQVWLWX\H SRU Vt VROR HQ OD ³UD]yQ VXILFLHQWH´ GHO WpUPLQR
implicado. Dicho término implicante es continente, dado que contiene tanto al término
implicado, como a la causa eficiente del mismo. Dicho término implicante por sí solo,
justifica la validez del término implicado.
Por lo tanto, en la logicidad que propongo, no es aplicable la fórmula de la Monadología
OHLEQLW]LDQD ³QLQJ~Q KHFKR SXHGH VHU YHUGDGHUR R H[LVWHQWH \ QLQJXQD HQXQFLDFLyQ
verdadera, sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo´ /D
logicidad como yo la entiendo, es pues necesidad en el sentido de que el término implicado
no es arbitrario, antojadizo, volitivo, sino que está respaldado por algún implicante. Dicha
necesidad no significa que en todos los casos, un implicado diferente sea imposible ²
aunque puede ser imposible en algunos casos.
1 Planteamiento ofrecido por Obdulio Banda, en VX ³+DFLD HO DQiOLVLV RQWROyJLFR-PDWHULDO GH OR OyJLFR´
capítulo XI. Banda Marroquín, O., 2008.
2. LA DEFINICIÓN TABULAR ESTÁNDAR DEL CONDICIONAL EN LAS
&21&(3&,21(6³)81'$0(17$/´<6(0È17,&$'(/$/Ï*,&$
P Q P ĺQ
V V V
V F F
F V V
F F V
Con respecto a la primera combinación del condicional, esto es, cuando sus dos
miembros son verdaderos: Veamos este ejemplo:
16
fundamenta la supuesta validez de la caliILFDFLyQ GH ³YHUGDGHUR´ GHO SUHVHQWH FRQGLFLRQDO
amparada en los hechos, que Homero escribió la Iliada debido a que la Luna es un satélite,
nadie aceptaría tamaña monstruosidad.3
Veo que la única forma de hallar una calificación holística integral, del condicional de
esta primera línea es, ±y dado que por su carácter formal es imposible con categorías
gnoseológicas±, es, digo, buscando si reúne o no validez racional: esto es, si realmente el
consecuente es consecuencia lógica del antecedente. En este sentido, veamos este ejemplo:
Los libros son cultura ĺAlgunas manifestaciones culturales son libros (1)
La verdad del antecedente, condiciona a la verdad del consecuente. Observo que esta
FRQGLFLyQGH³FLHUWD´GHla combinación condicional, consiste en la consecuencia que haya
entre los contenidos semánticos de sus miembros: es decir, que el consecuente sea una
consecuencia del antecedente. Y ciertamente, para que haya consecuencia, no cuenta la
correspondencia o no correspondencia semántica de cada miembro del condicional con su
referente: ambos pueden ser gnoseológicamente falsos, como en el presente ejemplo:
Todo átomo contiene uranio-235 ĺel uranio-235 es parte de los átomos (2)
La precedente combinación, pese a que sus miembros son falsos, es válida (no digo
³FLHUWD´SRUTXHella UH~QH³FRQVHFXHQFLD´(VWHFRQGLFLRQDOHVHQORVKHFKRVIDOVR\VL la
OyJLFD FDOLILFD D VXV PLHPEURV FRPR ³YHUGDGHURV´ HO UHVXOWDGR HV TXH HO FRQGLFional es
³YHUGDGHUR´
1
Según Legris, la consecuencia lógica queda caracterizada recurriendo a aspectos formales del lenguaje, y
HVWRVDVSHFWRVTXHGDQFDUDFWHUL]DGRVSRUODVGHGXFFLRQHVHVWUXFWXUDOHV³(VSHURKDEHUORJUDGRPRVWUDUTXHHQ
la elucidación de la consecuencia lógica nRHVQHFHVDULRUHFXUULUDXQDLQVWDQFLDµREMHWLYLVWD¶FRPRODTXHVH
da en OD FRQFHSFLyQ GH 7DUVNL´ 1R SXHGR PHQRV TXH GLVFUHSDU GH HVWH FULWHULR SXHV FRQVLGHUR LPSHQVDEOH
una consecuencia lógica genuina fundamentada en VRODPHQWH ORV ³DVSHFWRV IRUPDOHV GHO OHQJXDMH´ /HJULV
Javier (2001: pp. 89-107).
17
Por el carácter holístico de sus categorías, aplicadas a la fórmula completa y vacía, la
lógica debiera renunciar a la gnoseológica teoría correspondentista y centrarse en la
logicidad de su fórmula, esto es, su consecuencia lógica: que el antecedente dé sustento
lógico al consecuente ±aunque ambos sean gnoseológicamente falsos±; pero para esto,
tendría que renunciar al uso de categorías gnoseológicas.
Con respecto a la segunda combinación del condicional, esto es, cuando el antecedente
es verdadero y el consecuente es falso: ya en la interpretación de Diodoro Crono, la
FRQGLFLRQDO YHUGDGHUD HV ³DTXHOOD TXH no es y nunca es capaz de tener un antecedente
verdadero y un coQVHFXHQWHIDOVR´Sĺq . = df . (t) . p (t) ĺq (t).
Adviértase ante todo, que en el cálculo proposicional, los contenidos representados por el
antecedente y por el consecuente pueden ser disímiles, incongruentes entre sí, y ajenos uno
con respecto al otro; de manera que la lógica ±por lo menos la FRQFHSFLyQ³IXQGDPHQWDO´±,
en esta tabla, no toma en cuenta la congruencia o coherencia semántica que hubiera entre
ambos miembros. Ahora bien: preguntarse por la falsedad de la combinación, amparándose
tan sólo en la certeza o falsedad de cada uno de sus miembros por separado, no tiene
sentido. Si se trata de evaluar la validez de la consecuencia de la combinación, ella no
puede ser ni cierta ni falsa, ni válida ni no-válida: no puede existir ninguna consecuencia
HQWUHGRVFDWHJRUtDVDEVWUDFWDV\VLQFRQH[LyQVHPiQWLFD³YHUGDGHUR´\³IDOVR´/DYDOLGH]
racional o la no-validez racional de la conectiva, es decir, de la lógica de la combinación de
ambos miembros, sólo puede tener sentido si conocemos la correspondencia entre los
contenidos semánticos de sus miembros; pero siendo una fórmula vacía, abstracta, carecen
sus miembros de contenido, y a priori, no podemos decidir si la combinación es
lógicamente válida o no-YiOLGDPXFKRSHRUGHFLGLUVLHV³YHUGDGHUDR ³IDOVD´
[P es VĺQ es F] ĺ[(PĺQ) es F]
Para evaluar si una relación bimembre se justifica o no, sus términos deben de ser
comparables; y para esto, tienen que portar algún aspecto común de comparación, que no
puede ser sino semántico. Es el caso que P y Q, siendo términos vacíos y formales, son
incapaces de ofrecer dicho aspecto común. Siendo así, la lógica carece de fundamento o
2
Beuchot, Mauricio (1961). Pp. 265 s. Según el testimonio de Sexto Empírico, Filón la definió la
LPSOLFDFLyQ GH OD VLJXLHQWH PDQHUD ³XQD FRQGLFLRQDO HV YHUGDGHUD si y sólo si no tiene un antecedente
YHUGDGHUR \ XQ FRQVHFXHQWH IDOVR´ >6H[WR (PStULFR @ Dice también Sexto Empírico que, según
'LRGRURODFRQGLFLRQDOYHUGDGHUDHV³DTXHOODTXHQRHV\QXQFDHVFDSD]GHtener un antecedente verdadero y
XQFRQVHFXHQWHIDOVR´6H[WR(PStULFo (1912b). Sexto Empírico (1914)
19
razón suficiente para comparar, correlacionar ambos términos del condicional, y calificar
OXHJR OD FRUUHODFLyQ FRPR ³IDOVD´ 5 Carece de valores veritativos una estructura no-
coherente y sin correlato. El enfoque semántico de la lógica no avanza en esto, pues aun
reconociendo el valor semántico de los componentes de la estructura, no garantiza la
congruencia semántica de los miembros del condicional; así, no nos libra de condicionales
LQFRQJUXHQWHV GHFODUDGRV ³IDOVRV´ SRUWHQHU XQ DQWHFHGHQWH ³YHUGDGHUR´ \ XQ FRQVHFXHQWH
³IDOVR´
El ozono consta de cuatro átomos ĺel estado Chavín fue teocrático (5)
F V
El consecuente puede ser verdadero y el antecedente falso, pero pueden referirse a
contenidos disímiles, inconmensurables, y esto precisamente por el carácter formal de la
proposición condicional. Esta disimilitud impide la menor coherencia semántica como para
asignarle un valor veritativo al condicional. Considero que es imposible que la sola falsedad
de cualquier enunciado, pueda ser el fundamento de la verdad de cualquier otro enunciado,
como pretende la lógica proposicional bivalente. Entonces, no habiendo unidad semántica
entre antecedente y consecuenWH¢FyPRSXHGHKDEHU³XQLGDGYHULWDWLYD´HQWUHDPERV"
3
6DQWLDJR )HUQiQGH] /DQ]D WDPELpQ FDOLILFD HVWD FRPELQDFLyQ GHO FRQGLFLRQDO FRPR ³IDOVD´ 3HUR OR KDFH
sólo desde el punto de vista del contenido semántico de los miembros. Lo que este autor no advierte es, que la
lógica bivalente le asigna el valor veritativo al condicional sin tomar en cuenta su contenido semántico: que
supone una comparación entre los miembros, siendo no obstante éstos ±tomados formalmente-,
inconmensurables, incomparables. Fernández L., Santiago (2008). Pp. 69, 85.
4
<D*XLOOHUPRGH2FNKDPHQ6XPPD7RWLXV/RJLFDH,,,,,,HVFULEtD³ORYHUGDGHURSXHGHVHJXLUVHGH
ORIDOVR´%RHKQHU3KLORWKHXV3S 302-320.
20
Pero aun en el caso de que haya unidad ²léase ³FRKHUHQFLD´² semántica entre ambos
miembros, ¿cómo es que el consecuente cierto puede estar condicionado por un antecedente
falso?
Este condicional de la tercera combinación aunado a su valor de certeza es, por lo tanto,
inaceptable, y no tiene nada de lógico, porque está exento de necesidad, exento de
apodicticidad y de logicidad.
3HURHVPiVSDUDVHUXQFRQGLFLRQDO FDOLILFDGRFRPR³YHUGDGHUR´VXDQWHFHGHQWHGHEH
ser una condición infaltable. Me pregunto entonces: en la tercera combinación de la tabla,
¢FXiOHVODFRQGLFLyQLQIDOWDEOHTXHRIUHFHHVHDQWHFHGHQWH³IDOVR´"
Ahora bien: observo que algo, para ser fundamento, ha de ser portador de alguna virtud o
cualidad que le GD HVH SRGHU GH ³IXQGDPHQWDU´ HQ HVWH FDVR GH JDUDQWL]DU la supuesta
validez no sólo del consecuente, sino de la combinación lógica condicional. Curiosamente,
en la combinación primera del condicional, es decir, cuando ambos miembros son ciertos,
el fundamento de la certeza lo da un antecedente cierto. Se supone entonces, que en ambas
combinaciones debe haber alguna virtud común a la falsedad y a la certeza de sus
miembros antecedentes, y que pueden ofrecerla para garantizar la certeza del consecuente y
la validez del condicional del FDVR 3HUR TXp HV ³FRQGLFLyQ´ DTXHOOR TXH SRVLELOLWD la
realidad o efectividad de algo. El aire es una condición para que el escritor escriba. El
21
condicionado es el resultado o consecuencia de la condición; significa esto que si falta la
condición, no se da el resultado o consecuencia. Aplicado a nuestro caso, significa que,
bien sea que el antecedente sea verdadero o falso, el consecuente ha de ser igualmente
cierto. Para la lógica, la FDWHJRUtD GH FHUWH]D GH ODV SURSRVLFLRQHV ³´ \ ³´ HV
LJXDOPHQWH³YHUGDGHUR´
¿Cuál es la virtud del antecedente? Obviamente, no puede ser su valor veritativo, dado
que para la lógica, da igual que sea verdadero o falso. La conclusión lógica que nos vemos
obligados a asumir es que su única virtud es, el ser la condición supuestamente necesaria de
un consecuente cierto. Es decir, para la lógica, el fundamento de la certeza del condicional
en el caso de la tercera combinación, estriba en que algún antecedente, cualquiera que sea,
es la condición necesaria de un consecuente que estipulativamente lo calificamos de
³FLHUWR´ (VWR VLJQifica que para que el consecuente sea cierto, tiene que haber un
antecedente, no importa cuál sea su contenido semántico ni su valor veritativo.
Pero queda aun una posibilidad: la virtud del antecedente de esta combinación, sería el
ser la condición de un consecuente cierto. Sin embargo, vemos que para que se constituya
XQFRQGLFLRQDO³YHUGDGHUR´no es necesario que su consecuente sea cierto: es el caso de la
FXDUWD FRPELQDFLyQ TXH HV ³YHUGDGHUD´ VLHQGR VX FRQVHFXHQWH IDOVR (VWR HV TXH SDUD
obtener un FRQGLFLRQDO³YHUGDGHUR´no es necesario que su antecedente falso condicione a
un consecuente verdadero.
De tal manera, el antecedente de esta tercera línea, para ser condición de la certeza del
condicional, no solamente no importa cuál sea su valor veritativo, sino que ni siquiera
QHFHVLWDHVWDUDVRFLDGRDXQFRQVHFXHQWH³FLHUWR´
22
menos lo podrán tener ligados en una implicación. El resultado es, que la certeza atribuida a
esta tercera combinación, no es apodíctica sino estipulativa.7
Con respecto a la validez de la cuarta combinación del condicional: sea esta proposición:
Todos los cordados realizan fotosíntesis ĺalgunos cordados realizan fotosíntesis (11)
No es el caso que ningún felino sea rumiante ĺalgunos felinos son rumiantes (12)
Puesto que en las combinaciones tercera y cuarta, sus consecuentes son diversos y
opuestos, es obvio que debiera haber una explicación racional de aquél antecedente del que
en cada caso son su respectiva consecuencia. La explicación de algo, debe hacer una
referencia expresa a las peculiaridades de ese explanandum, y por consiguiente, dicho
explanans no puede ser genérico sino preciso. No puede ser que con un mismo explanans
HODQWHFHGHQWH³)´VHSUHWHQGDGDUH[SOLFDFLyQGHOSRUTXpGHGRVFRQVHFXHQWHVGLYHUVRV
\RSXHVWRV³)´³IDOVR´\³&´³FLHUWR´'HWDOPDQHUDHQHOHVTXHPDTXH nos ofrece la
5
Tomás de Mercado decía que es válido inferir de lo falso tanto lo verdadero como lo falso. Se basaba en que
así como no hay males que no contengan por lo menos algún bien, es rara la falsedad que no contenga alguna
verdad. Mercado, Tomás de (1571).
$OEHUWR GH 6DMRQLD HVFULEtD ³'H OR IDOVR SXHGH VHJXLUVH OR YHUGDGHUR \ GH OR imposible puede seguirse lo
SRVLEOH\GHORQRQHFHVDULRSXHGHVHJXLUVHODRQHFHVDULR´6HJ~Q$OEHUWRHOTXHODSURSRVLFLyQQHFHVDULDVH
siga de cualquiera otra, se prueba porque es imposible que las cosas no sean como las significa la proposición
necesaria, y por ello, esta es consecuencia para cualquier proposición. Alberto de Sajonia (1998).
Creo que para asignar un valor veritativo al condicional, y que tenga racionalidad, mínimamente debiera verse
la relación sintáctica y semántica entre sus dos miembros: un solo miembro no lo puede decidir. Por eso,
desapruebo los planteamientos precedentes.
23
lógica, si busco en el antecedente el fundamento de esa contradictoriedad de los
FRQVHFXHQWHVHOSRUTXpXQRHV³&´\HORWURHV³)´QRORKDllo dicho fundamento, pues es
XQD³)´DEVROXWDPHQWHLGpQWLFDHQDPEDVFRPELQDFLRQHV¢([LVWHHQHODQWHFHGHQWHDOJXQD
UD]yQSDUDHQXQFDVRDSDUWLUGH³)´GHULYDU³&´"QR ¢H[LVWHHQHO PLVPRDQWHFHGHQWH
DOJXQDUD]yQSDUDDSDUWLUGH³)´GHULYDU³)´": tampoco.
Todo quasar consta de citoplasma ĺel citoplasma forma parte de los quasars (13)
Hay casos en los cuales no hay ninguna condicionalidad semántica entre ambos
miembros falsos de la proposición: es el caso de la proposición 14. No hay ninguna
condicionalidad: para que el consecuente sea falso, no es necesario que el antecedente falso
le sea coherente. Es decir, el valor veritativo del antecedente no condiciona al valor
veritativo del consecuente. No habiendo ninguna relación, ¿con qué fundamento le
atribuimos valor veritativo a la combinación?
Pero los miembros de esta cuarta combinación, no solamente son inconexos, sino que
además, por hipótesis, son enunciados falsos. Entonces, ¿cómo puede ser cierta una
combinación basada en enunciados además de incoherentes, falsos?
Mauricio Beuchot acepta con Tomás de Aquino, la supuesta verdad de aquél condicional
con antecedente falso, y expone el ejemplo propuesto por el aquinatense:
Discrepo de este autor. Yo creo que tal estructura puede ser verdadera, solamente
tomando en cuenta la verdad como correspondencia, esto es, que volar implica tener alas.
Pero suponer esto, es ir más allá de lo que plantea la lógica formal bivalente: ésta no hace
referencia a los hechos, excluye el contenido semántico de las proposiciones. Por lo tanto,
la DVLJQDFLyQ GH ³YHUGDGHUR´ D HVWH FRQGLFLRQDO GHO HMHPSOR no le GD XQD ³YHUGDG
FRKHUHQFLDO´ por la supuesta ³FRQH[LyQ QHFHVDULD´ entre antecedente y consecuente, como
8
Beuchot, Mauricio (1981). P. 268
24
pretende Beuchot: tal asignación refleja un convencionalismo que ni siquiera se basa en su
sintaxis. Él le llama ³YHUGDG FRKHUHQFLDO´ \R SUHILHUR llamarle ³FRUUHFFLyQ´ \ HV TXH no
nos atenemos a la correspondencia con el hecho, sino sólo a la coherencia semántica. Pero
la lógica formal bivalente excluye consideraciones sobre el contenido semántico de los
significantes. Luego, a su cuarta combinación no puede FRUUHVSRQGHUOHQLQJXQD³DVLJQDFLyQ
de FHUWH]D´
25
26
%EL CONTENIDO SEMÁNTICO
27
28
3. EL CONTENIDO SEMÁNTICO DEL CONDICIONAL
Adviértase que cuando digo que hay que tomar en cuenta el contenido semántico, me
refiero solamente a la sintaxis de los significados : no me refiero a la correspondencia o no-
correspondencia del enunciado con el referente. Por ejemplo:
9
Santiago Fernández Lanza reconoce también que los valores veritativos del condicional en su conjunto,
dependen de su semántica en última instancia. Sin embargo, no cuestiona los valores veritativos atribuidos por
la lógica bivalente, a los cuatro casos del condicional, y en eso tomo mi distancia frente a dicho autor.
Fernández Lanza, Santiago (2008). Pp. 71 s.
10
El mexicano Tomás de Mercado, rechazaba que las reglas de la consecuencia fueran fruto de la
estipulación y el capricho. Sostenía que dichas reglas deben estar basadas en la naturaleza de las cosas, es
decir, deben tener un fundamento ontológico. Tomás de Mercado (1571-a).
Insisto: la logicidad de la implicación no depende de la correspondencia entre el enunciado y el hecho, sino
VRODPHQWH GHO FRQWHQLGR VHPiQWLFR GH FDGDPLHPEUR GHO FRQGLFLRQDO 3ODQWHDU HO ³IXQGDPHQWR RQWROyJLFR´
excede la pretensión de logicidad.
29
significantes, sino dos significados contrapuestos: afirmación de lo mismo, y negación de
lo mismo. Ahora bien: los significantes que coloca la lógica bivalente en la definición
estándar, carecen de contenido semántico: ³9´\³)´SURFHVDGRVHQHOFiOFXORsintactístico,
arrojan el mismo UHVXOWDGR TXH VL IXHUDQ VXVWLWXLGRV SRU ³EODQFR´ \ ³QHJUR´ ³FDUD´ \
³VHOOR´3RUlo tanto, la asignación de valores de certeza a cada cual de las implicaciones,
no está legitimada por carecer de fundamento semántico. Tal situación da fundamento al
convencionalismo.
Se deriva de aquí, que en la lógica bivalente, no todo es apodicticidad: hay en ella algo
de convencionalismo y algo de inquietud heurística. El convencionalismo: los valores de
certeza del condicional no están impuestos por la correlación entre los miembros de la
implicación. Observo que la atribución de valores veritativos a cada uno de los términos de
la proposición condicional, no tiene fundamento racional, es arbitraria, y constituye un
recurso heurístico.
30
31
4. LA COHERENCIA SENÁNTICA REFERENCIAL
/DV FDWHJRUtDV GH ³FLHUWR´ \ ³IDOVR´ TXH HPSOHD la lógica, aplicadas al antecedente y al
consecuente, no debiera de usarlas, dado que tienen una connotación representacionista,
esto es, nos dicen de la referencia adecuada o inadecuada al referente. Ya Quine escribía:
1R KD\ RUDFLyQ TXH VHD YHUGDGHUD VLQR SRUTXH OD UHDOLGDG OD KDFH YHUGDGHUD «
Mientras nos refiramos a la verdad de oraciones aisladamente dadas, la teoría
perfecta de la verdad será siempre la que Wilfried Sellars llamó teoría de la
GHVDSDULFLyQ GH OD YHUGDG « (O SUHGLFDGR GH YHUGDG VLUYH SDUD DSXQWDU D OD
realidad a través de la oración; sirve como recordatorio de que, aunque estamos
mencionando oraciones, todo lo que importa es la realidad.11
En tal virtud, la lógica, en el trabajo con los condicionales, debiera reemplazar sus
categorías SRUODVGH³FRUUHFWR´H³LQFRUUHFWR´HVWRHV³YiOLGR´\³QRYiOLGR´ ²porque en
sus fórmulas, ni existe coherencia sintáctica, ni existe referencia a la realidad extra-
lingüística como se verá a continuación.
Ahora bien: para decidir si la fórmula condicional es correcta o incorrecta, no basta con
que sus miembros tengan contenido semántico, sino que debe existir coherencia semántico-
referencial entre antecedente y consecuente: es decir, ambos tienen que referirse a lo
mismo; no puede ser que el antecedente se refiera a estrellas, y el consecuente a la
esclavitud: ambos son términos inconmensurables. Sólo cuando existe la citada coherencia,
VRQFRPSDUDEOHVVXVYDORUHV³YHULWDWLYRV´\HYDOXDEOHVXUHVSHFWLYD correlación.
11
Quine, Willard van Orman (1998). Pp. 34 s
12
Moretti, Alberto (2016), P. 7
32
Si los miembros son referencialmente inconmensurables, es imposible establecer si
existe condicionalidad o consecuencia entre antecedente y consecuente. Ejemplo:
Está bien que en el orden fáctico haya heterogeneidad entre la causa condicionante y el
HIHFWRFRQGLFLRQDGR³ORVFDPELRVWHO~ULFRVIXHURQODFDXVDGHODH[WLQFLyQGHGHWHUPLQDGD
HVSHFLH´ pero en el condicional, el condicionamiento, para ser correcto, ha de ser lógico: el
valor veritativo del antecedente, debe ser la condición del valor veritativo del consecuente;
pero para que se vea si el uno es o no condición válida del otro, ambos valores veritativos
han de ser compatibles. Veamos este ejemplo aparentemente coherente:
6L FRQVLGHUDPRV ³SHTXHxR´ HQ DPERV PLHPEURV HQ UHODFLyQ FRQ HO WDSLU DPERV VRQ
semánticamente coherentes, y el valor veritativo es compatible. Pero si en el antecedente le
GDPRVD³SHTXHxR´XQVHQWLGRHQUHODFLyQDOWDSLU\HQHOFRQVHFXHQWHORUHODFLRQDPRVFRQ
el agutí, tiene que variar la asignación de valores veritativos al condicional. La no-
compatibilidad semántica, gravita en los valores veritativos de la estructura.
Dichas fórmulas condicionales son lógicamente incorrectas, porque en ellas está ausente
la apodicticidad propia de la deducción, y/o la apodicticidad que impone el principio de no-
FRQWUDGLFFLyQ2ELHQSRGHPRVWUDEDMDUFRQYDORUHVYHULWDWLYRVGH³IDOVR´
33
conjunto, también ha de serlo de algunos miembros de dicho conjunto, y hay apodicticidad
en la coherencia. Veamos este condicional:
Los cordados realizan fotosíntesis ĺno es cierto que los cordados realicen fotosíntesis
34
condición sine qua non del consecuente; si lo es, el condicional es lógicamente correcto; si
no lo es, el condicional es lógicamente incorrecto. Por ejemplo, la siguiente estructura:
Existe otro tipo de condicionalidad que aunque pueda expresarse mediante la implicación
lógica, la implicación no es lógica sino factual:
Juan es hijo de María ĺno es el caso que Juan sea mayor que María
Juan es hijo de María ĺMaría es más joven que Juan
El sol calienta el océano ĺse desprenderán nubes del océano
El sol no calienta el océano ĺse desprenderán nubes del océano
13
Llanos Villajuán, Marino (1998), Pp. 114-117
35
Dado que la lógica es una disciplina formal, la verificabilidad con los hechos reales no
viene al caso. Veamos este ejemplo:
El condicional no es verificable como quiere Llanos, pero es válido, porque entre sus
miembros sí existe coherencia sintáctica. Veamos este otro ejemplo:
En esta fórmula, ni siquiera cada cual de sus miembros tiene un contenido semántico
unitario, menos podrá ser verificada; y sin embargo es válida, porque entre sus miembros
existe coherencia sintáctica y semántica. Ya Quine HVFULEtD³/DOyJLFDVXEHDODFD]DGHOD
YHUGDGSRUODVUDPDVGHOiUEROGHODJUDPiWLFD«/DOyJLFDGH ODV IXQFLRQHV YHULWDWLYDV
queda asegurada si la lógica encuentra las condiciones veritativas a través de las
FRQVWUXFFLRQHVJUDPDWLFDOHV«´14
14
Quine, Willard van Orman (1998), Pp. 71 s
36
37
5. NO EXISTE UN ENLACE LÓGICO ENTRE LOS MIEMBROS DEL
CONDICIONAL, COMO PARA FUNDAMENTAR EL VALOR DE CERTEZA
A ÉL ATRIBUIDO
El cálculo lógico es sólo eso: un instrumento de cálculo; por lo tanto, siendo puramente
formal, no tiene por qué reflejar la constitución entitativa de la realidad, ni sus resultados
han de confrontarse con la realidad. La validez o no-validez de la inferencia, no depende de
su contenido sino de la coherencia entre sus pasos. Por lo tanto, la conclusión a la que se
arribe en una inferencia puede ser un absurdo al confrontarlo con la realidad, pero ello no
compromete la validez o no-validez de la estructura del cálculo.15
De los contenidos que llenan las fórmulas, sólo ha de contar su sentido semántico; y este
sentido, tiene un valor puramente referencial: esto es, en función al valor de otros
FRQWHQLGRV SRU HMHPSOR ³XQLYHUVDO´ HQ IXQFLyQ D ³LQGLYLGXDO´ ³PHQRU´ HQ UHODFLón a
³PD\RU´³GLIHUHQWHGH´³LGpQWLFRD´
(O FiOFXOR VLQWDFWtVWLFR VXVWLWX\H D OD YDULDEOH ³[´ TXH UHSUHVHQWD OR XQLYHUVDO SRU HO
LQGLYLGXR³E´\VHFRQFOX\HTXHORTXHHVYiOLGRSDUD³[´WDPELpQKDGHVHUORSDUD³E´(O
paso 4 del razonamiento es válido; esto es, está justificado racionalmente; no merece ser
³YHUGDGHUR´GDGRTXHQRHVWDQGRFHxLGRDFRQWHQLGRDOJXQRHVQR-contrastable con nada
ajeno a su naturaleza formal.
El fundamento de la validez de este proceso deductivo radica, en que lo que es válido del
conjunto, lo ha de sr también para su miembro; es decir, el conjunto y su miembro están
15
(GPXQG+XVVHUOUHILULpQGRVHDODOyJLFDGHFtD³«OLEUHGHWRGRYtQFXORFRQODIDFWLFLGDGTXHVyOROH
brinda el punto de SDUWLGDSDUDXQDFUtWLFDGHORVHMHPSORV«´+XVVHUO(GPXQG3SV
38
ligados por un enlace lógico de necesidad, y este enlace supone coherencia y
compatibilidad entre los términos enlazados: en nuestro ejemplo, el universal y el
individual. El enlace no liga los posibles contenidos materiales de ambos símbolos (las
entidades que a éstos se les hiciera representar): liga lo que en la estructura formal
representan ambos símbolos, el papel que cada cual desempeña en función a la estructura;
en este caso, lo universal y lo individual; y obviamente, es un enlace de implicación, y no
cuenta cuáles sean los significantes.
En consecuencia: con respecto a los valores de certeza atribuidos a las combinaciones del
condicional: a sus miembros se les FDOLILFDGH ³9´R³)´SDUDHOHIHFWRSHUVHJuido, da lo
mismo TXH VH OHV FDOLILTXH GH ³´ \ ³´ GH ³FDUD´ \ ³VHOOR´ ³EODQFR´ \ ³QHJUR´
Adviértase que a diferencia del ejemplo GH ³OD HVWUXFWXUD ´ HQ HVWDV FRPELQDFLRQHV VXV
miembros no desempeñan ningún papel en la estructura. Sabemos que uno es antecedente o
condición y el otro es consecuente o condicionado, pero no sabemos por qué: es decir, es
LPSRVLEOH TXH GHVHPSHxH XQ SDSHO SDUD TXH VHD ³FRQGLFLyQ´ \ no más bien
³FRQGLFLRQDGR´ \ YLFHYHUVD 1LQJXQR GH ORV PLHPEURV VLHQGR XQ VLPSOH VLJQLILFante,
puede desempeñar ningún papel en la VXSXHVWD³LPSOLFDFLyQ´\SRUlo tanto, no los enlaza
ningún vínculo lógico, como para acreditar la validez o no-validez de la implicación.
39
es menor, mayor, todo ni parte, que lo vincule con algún término correlativo. Por lo tanto,
no hay ninguna razón para atribuirle FRQGLFLyQGH³DQWHFHGHQWH´RGH ³FRQVHFXHQWH´
1R HV HVWH HO FDVR GH ORV FRQGLFLRQDOHV OD SURSRVLFLyQ ³3E´ ²enunciado declarativo
formal², carece de significado intrínseco dentro de la estructura: esta proposición no es ni
colectivo ni individual; tampoco es universal, mayor ni menor: esto es, carece de
significado preciso indispensable para la estructura; su estructura no le impone ser
antecedente ni le impone ser consecuente; no hay nada que le garantice ser antecedente o
consecuente, como por ejemplo, un cuantificador. Tanto es así, que cualquier enunciado
declarativo puede ser indistintamente antecedente o consecuente; es un enunciado, sí; pero
siendo un mero significante, no desempeña ninguna función distintiva en el seno de la
estructura como para ser incluido en una relación de implicancia, o de subordinación con su
término correlativo.
Por eso es que entre antecedente y consecuente, no hallamos ningún enlace lógico ²
como es el caso por ejemplo, entre universal e individual, todo y parte ². Se nos dice que
el antecedente es condición del consecuente, pero sin fundamento: no existe ninguna razón
o fundamento que exponga cuál es la virtud que tiene la proposición antecedente y que no
la tiene la del consecuente, para merecer tal calificativo; no hay una función de la
proposición del consecuente que la haga merecedora de ser consecuencia condicionada por
el antecedente. Aun en el caso GHTXHHOYDORUGHFHUWH]DGHOFRQGLFLRQDOVHD³IDOVR´VHHVWi
asumiendo que existe un enlace lógico entre los miembros; pero este supuesto enlace es
inexistente, dado el carácter no-relacional de los miembros.
40
En el condicional, su estructura no es ninguna garantía del papel desempeñado por sus
miembros por su ubicación dentro de ella: el antecedente puede en una estructura
GHVHPSHxDUHOSDSHOGH³YHUGDGHUR´\HQRWUDHOSDSHOGH³IDOVR´\ORPLVPRRFXUUHFRQHO
consecuente. Es decir, la estructura condicional no determina el papel que cada miembro
GHVHPSHxDHQHOOD(OPLHPEUR³DQWHFHGHQWH´SDUDORVHIHFWRVGHOFiOFXORGDLJXDOTXHVHD
³YHUGDGHUR´R³IDOVR´3RUORWDQWRHOSDSHOGHVHPSHxDGRGH³YHUGDGHUR´RGH³IDOVR´QR
tiene un fundamento racional en la estructura ²FRPRHVHOFDVRGHOFiOFXORTXHXWLOL]D³OD
estructura ´
0LHQWUDV TXH HQ HO FiOFXOR GH ³OD HVWUXFWXUD ´ VX LPSOLFDQFLD VH QRV LPSRQH FRQ
necesidad lógica, no es el caso de las atribuciones de certeza del condicional; la razón es
que su supuesta implicancia, no estando fundada en la estructura, es artificial, impuesta,
convencional.
Por lo tanto, no tiene sentido atribuir un valor de certeza con logicidad, a ninguna de
estas combinaciones de la definición tabular filónica. Es decir, no se les puede atribuir no
VRODPHQWH ³YHUGDG´ R ³IDOVHGDG´ sino que cualquier valor binario de certeza que se les
atribuya a cada condicional ² ³9´ R ³)´ ³´ R ³´ ³FDUD´ R ³VHOOR´ ³EODQFR´ R
³QHJUR´², por no basarse en un vínculo de logicidad respaldado en la estructura, es
ilegítimo, convencional y a-lógico.
41
42
6. LA ASIGNACIÓN DE VALORES VERITATIVOS A LOS MIEMBROS DEL
CONDICIONAL
Toda forma lógica, aun la proposición más elemental, se reduce a una función judicativa:
se enuncia algo de algo; por lo tanto, le caracteriza el ser representativa de algo que la
trasciende: la forma lógica nos remite a algún referente que le da sentido. Judicar significa
hacer de X un sujeto, y luego atribuirle un predicado; pero esto es una función lógica que
como tal, opera sobre algo, y sin lo cual es impensable. Ese algo no es ninguna entidad
individual, sino algo abstracto que desempeña el papel de referente de la función lógica.
El ente matemático también es una forma vacía, pero cuenta con autonomía: prescinde
del contenido; tan es así que cuando le aplicamos el procedimiento deductivo, lo que se
pone en juego son los entes matemáticos sustantivos en su pureza, sin lógica; la lógica que
acompaña a la demostración de un teorema, es la lógica de nuestro proceder, de nuestro
razonamiento, pero no es que la deducción procese funciones lógicas. Por el contrario, los
entes procesados por la deducción de las formas lógicas son funciones de atribución.
Ahora bien: cada miembro del condicional es un enunciado. Es obvio que no puede
haber enunciado sin su respectivo referente, y su expresión formal no puede eludirla. Por lo
WDQWR VXV YDORUHV ³YHULWDWLYRV´ ³YHUGDGHUR´ ³FLHUWR´ ³IDOVR´ SXHVWR TXH VRQ FDWHJRUtDV
gnoseológicas, no pueden prescindir de este referente.
$KRUDELHQ³YHUGDGHUR´³FLHUWR´³IDOVR´TXHVRQODVFDWHJRUtDVRYDORUHVTXHmaneja la
lógica en estos casos, son valores correlativos: es decir, suponen un referente de lo
verdadero o de lo falso. Cada miembro GHO FRQGLFLRQDO SXHGH VHU ³YiOLGR´ R ³QR-YiOLGR´
pero eso no está en cuestión, porque en estos casos la lógica no emplea esas categorías, sino
³YHUGDGHUR´³FLHUWR´³IDOVR´
Pero si la proposición calificada ±el miembro del condicional± es una fórmula vacía,
obviamente no puede tener referente. Y en consecuencia, la lógica no tiene ningún
fundamento racional para reconocerle ningún valor veritativo. Adviértase que el valor
veritativo que en la definición tabular, el lógico le asigna a cada miembro del condicional,
43
no está en función a la correlación coherente o incoherente que mantenga con su miembro
correlativo: se lo asigna por sí mismo, sin importar ni siquiera si tiene o no un miembro
correlativo. Lo prueba el hecho de que en las dos últimas combinaciones de la definición
tabular estándar no interesa el consecuente; y en las dos primeras, no interesa cuál sea el
antecedente. En la definición tabular, la lógica, al asignar valores veritativos a los
miembros del condicional, los asigna a simples proposiciones vacías, abstractas, y peor aun,
sin tomar en cuenta su correlación con su término correlativo. Lo que es peor, la considera
a dicha proposición atómica, vacía de todo contenido semántico. 16 (Jackes Lacan
puntualizaba que un significante adquiere un significado, únicamente cuando ha sido
inscrito en el orden de lo simbólico, en su relación con otros significantes).
Esto determina que al correlacionar los valores veritativos asignados a ambos miembros
del condicional, y luego evaluar la correlación de consecuencia, llegue el lógico a incurrir
en la absoluta arbitrariedad. Y es que ambos valores veritativos así sobre lo abstracto, no
son comparables: son inconmensurables: son simples letras sin contenido semántico.
Suponer relación de consecuencia entre la ³9´ y la ³)´ HV WDQ LQIUXFWXRVR insulso e
improcedente, como pretender que la M es consecuencia de la A. Simplemente no existe un
fundamento racional de la pretendida consecuencia. Y puesto que es imposible la
pretendida consecuencia, es también imposible la pretendida calificación de dicha
³FRQVHFXHQFLD´
Y ahí reside la gran limitación, porque esos valores veritativos aislados entre sí, y
aislados de todo contenido semántico de sus proposiciones, no pueden garantizar ni la
validez ni la no-validez de una relación lógica de consecuencia, como lo es un condicional.
El condicional es correcto, dado que hay una consecuencia lógica entre la ³YHUGDG´del
antecedente y la ³IDOVHGDG´ GHO FRQVHFXHQWH < es correcto, no porque se nos antoja, sino
por la correlación racional entre las semánticas de sus miembros. Por el contrario, efectúese
la siguiente evaluación:
44
(VWH FRQGLFLRQDO HV LQFRUUHFWR HV GHFLU ³IDOVR´ GDGR TXH QR H[LVWH XQD FRQVHFXHQFLD
racional entUH VXV PLHPEURV FDOLILFDGRV DPERV FRPR ³YHUGDGHURV´ /RV YDORUHV
³YHULWDWLYRV´ HQ HVWRV FDVRV QR VRQ DEVWUDFWRV \ YDFtRV VLQR TXH WLHQHQ XQ FRQWHQLGR
semántico.
/RV YDORUHV ³YHULWDWLYRV´ DVLJQDGRV D ORV PLHPEURV GHO FRQGLFLRQDO SRU Vt VRORV no
determinan la corrección o incorrección del condicional: depende del contenido semántico
de dichos miembros. La corrección o incorrección del condicional depende de los
contenidos semánticos de ambos miembros y de su correlación racional. Tal es así, que los
mismRV PLHPEURVGHOFRQGLFLRQDOVL LQWHUSUHWDPRVVXVYDORUHV ³YHULWDWLYRV´HQ IXQFLyQD
sus contenidos semánticos, el resultado para el condicional no siempre coincidirá con el que
le asigna la lógica. Propongo a título de ilustración, un condicional con tres combinaciones
GH YDORUHV ³YHULWDWLYRV´ GH VXV PLHPEURV SHUR TXH la resultante en cada caso, se obtiene
con criterio semántico, y es diferente a los valores resultantes asignados por la lógica
bivalente:
Todo P es Q ĺningún P es Q
F F (el condicional no necesariamente resulta verdadero)
F V (el condicional no necesariamente resulta verdadero)
V V (el condicional resulta falso)
45
GH³YDOLGH]´SHURDGHPiVHOFRQGLFLRQDOQRHVXQD oración, porque es una mera estructura
de significantes sin significado, entre los cuales ni siquiera rige un orden sintáctico. Por lo
tanto, no tiene caso aplicar aquéllas categorías a la fórmula en su conjunto.
En base a lo afirmado aquí, no puedo aceptar las declaraciones de Rafael Blanco (2015),
quien liga al condicional con la realidad material. Escribe el autor, refiriéndose a la
implicación material:
«FUHHPRVTXHHVWHRSHUDGRUSURSRVLFLRQDOQRVHUHGXFHWDQVRORDPDUFDUR
expresar hipótesis de causa a consecuencia (o de antecedente a consecuente),
sino que, probablemente, representa una relación más fundamental, basada en
la estructura objetiva de la realidad y no tan solo en las relaciones pensadas
DFHUFD GH OD QDWXUDOH]D GH ORV REMHWRV « (n nuestra opinión, puede
postularse, razonablemente, un isomorfismo entre las entidades empíricas
(naturales y sociales) y los entes lógico-matemáticos, que podrían calificarse
FRPRXQD³VHJXQGDQDWXUDOH]D´IRUPDODGHPiVGHODItVLFDSS s).
También he de tomar distancia frente al planteamiento de Lewis: este autor declara que
en todo sistema lógico, sus tesis han de ser verdaderas: si una tesis de un sistema lógico es
falsa su uso como premisa introducirá teoremas falsos y su uso como regla de inferencia
producirá demostraciones inválidas (Oller, C., 2008). Repito que para toda proposición, ser
verdadera, significa guardar conformidad con su referente, mas la lógica, por su
formalismo, no hace referencia a nada que exceda el ámbito de sus fórmulas.
46
47
48
EL PRINCIPIO DE NO-CONTRADICCIÓN Y LA
REALIDAD EXTRA-MENTAL
49
50
El presente estudio, se avoca a determinar cuál es el status ontológico del principio de no-
contradicción ±(P . -P). Rechazo que la exigencia que dicho principio implica, sea de
naturaleza entitativa, es decir, que sea una dimensión constitutiva de los entes exteriores a la
función racional de la mente humana. Afirmo que la exigencia que impone dicho principio, se
reduce a ser nada más que una exigencia emanada de la humana mente racional, siempre que
ésta participe como uno de los miembros de la relación mente-objeto.
El principio de no-FRQWUDGLFFLyQHQVXYHUVLyQOyJLFDUH]DDVt³XQDSURSRVLFLyQQRSXHGH
VHU YHUGDGHUD \ IDOVD D OD YH]´ -(p . ±p 2 ELHQ ³GRV SURSRVLFLRQHV FRQWUDGLFWRULDV QR
pueden ser ambas verdaderas o ambas IDOVDV´
Ya Parménides había aceptado este principio como exigencia del ser, al aceptar en su
SRHPD FRPR YLDEOH WDQ VyOR OD ³SULPHUD YtD´ $ULVWyWHOHV IRUPXOy HVWH SULQFLSLR HQ FODYH
ontológica: ³ HV LPSRVLEOH TXH OR PLVPR SHUWHQH]FD \ QR SHUWHQH]FD VLPXOWiQHDPHQWH D OR
PLVPR\VHJ~QORPLVPR´RVLVHTXLHUH³HVLPSRVLEOHTXHDOPLVPRWLHPSRXQHQWHVHD\QR
VHD´ [Aristóteles, Metafísica, Libro IV (Gamma), 31005b 18- 1006ª]. Aun más, Aristóteles le
asignaba a este principio, carácter de necesidad; es indemostrable; y si quisiéramos
demostrarlo, tendríamos que apelar a otro principio de mayor jerarquía en cuanto a la certeza,
y ese principio es inexistente porque el principio de no-contradicción, es de una certeza
necesaria (Pajón, I., 2012, p. 14). Escribió Aristóteles en su Metafísica:
El principio más firme de todos es, a su vez, aquel acerca del cual es imposible el error
(diapseusthênai). Y tal principio es, necesariamente, el más conocido (gnorimotáten)
(todos se equivocan, en efecto, sobre las cosas que desconocen), y no es hipotético. No
es, desde luego, una hipótesis aquel principio que ha de poseer quien conozca cualquiera
de las cosas que son. Y aquello que necesariamente ha de conocer el que conoce
cualquier cosa es, a su vez, algo que uno ha de poseer ya necesariamente cuando viene a
conocerla. Es, pues, evidente que un principio tal es el más firme de todos. Digamos a
continuación cuál es este principio: es imposible que lo mismo se dé y no se dé en lo
mismo a la vez y en el mismo sentido. (IV 3, 1005b5-20)
Este principio es muy importante para Aristóteles; es, según el estagirita, el principio
más firme de todos, debido a que todo conocimiento ha de suponerlo; el principio de no-
contradicción se constituye así en la condición de la posibilidad de todo conocimiento. Con
respecto a la evidencia del principio, el filósofo de Estágira puntualiza que, a fin de probar la
legitimidad del principio, basta que el adversario haga uso de cualquier palabra que denote algo, y con
ello está concediendo que el principio de no-contradicción es la condición necesaria de su lenguaje
utilizado (Molina Cantó, E., 2002, pp. 264-266).
PorVXSDUWH*/HLEQLW]HQVXV1XHYRV(QVD\RVUHSHWtD³HVLPSRVLEOHTXHXQDFRVDVHD\
QRVHDDOPLVPRWLHPSR´J/HLEQLW]1XHYRVensayos sobre el entendimiento humano); esto
es, la idea de ser y la idea de no-ser, son percibidas como no convenientes (disconvenance): es
imposible que A sea no-A, siendo A no-A, contradictorios. Immanuel Kant, traduce el
SULQFLSLR DULVWRWpOLFR DVt ³HV LPSRVLEOH TXH DOJR VHD \ QR VHD DO PLVPR WLHPSR´ .U9 $
152/B 191. Rovira, R., 2005, p. 18). Pese a sus iniciales críticas contra el citado principio, el
filósofo de Königsberg, en su disertación de 1770, termina por admitir como ³HVSHFLDOPHQWH
verdadero \HYLGHQWtVLPR´ORTXHHQXQFLDHOSULQFLSLRDVDEHUTXH³ORTXHVLPXOWiQHDPHQWH
HV\QRHVHVLPSRVLEOH´5RYLUD5S
1LFRODL +DUWPDQQ SRU VX SDUWH GHFODUD TXH ODV OH\HV OyJLFDV LQFOXLGR HO ³SULQFLSLR GH
FRQWUDGLFFLyQ´ VRQ SULPLWLYDPHQWH ³OH\HV GHO VHU´ HVWR HV OH\HV QR GLFWDGDV SRU OD PHQWH
(Nicolai Hartmann, Ontología, Tomo III, Capítulo 19-b).
Pregunto: la exigencia que encierra la estructura lógica -(P . ±P ), ¿es una exigencia que
proviene del ente extra-mental, cual dimensión intrínseca suya, independientemente de la
mente humana? Veamos: en los hechos extra-mentales, la negación no es de carácter lógico,
sino de carácter entitativo, y en los entes reales, es de carácter fáctico; por ejemplo: subida ±
bajada; carga positiva ± carga negativa; crecer ± GHFUHFHU«/DQHJDFLyQHVH[SUHVLYDQRGH
FRQWUDGLFWRULHGDGVLQRGHFRQWUDGLFFLyQGLDOpFWLFDSRUORWDQWRHOTXHXQHQWH³VHD´\DODYH]
³QR VHD´ HV DGPLVLEOH HQ HVWH VHQWLGR GLDOpFWLFR \ KHUDFOLWHDQR ³GLDOpFWLFR´ SRUTXH HV
contradictoria la estructura del mundo extra-PHQWDO \ ³KHUDFOLWHDQR´ SRUTXH HO VDELR GH
Éfeso expresaba la negación extra-mental asignándole al estí una connotación predicamental).
El mundo extra-mental (en cualesquiera de sus esferaV HQWLWDWLYDV R ³UHLQRV GHO VHU´
solamente reconoce la contradicción dialéctica (por ejemplo, electricidad
SRVLWLYD\HOHFWULFLGDGQHJDWLYDGHUHFKDHL]TXLHUGD«GHVFRQRFHODRSRVLFLyQDWULEXWLYD/R
TXH KD\ HQ OD HQWLGDG ³UHDO´ HV FRQWUDGLFFLyQ GLDOpctica; por ejemplo, cargas eléctricas
positivas y cargas eléctricas negativas; pero la oposición atributiva, es una categoría ajena a la
entidad real.
Toda verdad de razón, expresa una exigencia puramente racional: su exigencia no deriva de
lo extra-mental, sino de la razón; es exigencia que norma el manejo de la razón al
³PDQLSXODU´ORVKHFKRVH[WUD-mentales:
Alguien me podría replicar: ¿cómo prueba usted que en la mesa de madera, no existe la
exigencia de que es imposible que no sea a la vez de madera? Respondo: en primer lugar, la
carga de la prXHEDQRPHFRUUHVSRQGHDPtVLQRDTXLHQHVSRVWXODQXQD³YHUVLyQRQWROyJLFD´
del aludido principio. En segundo lugar: respondo diciendo lo siguiente: la susodicha
exigencia de la fórmula
-(P . ±P), es extraña al mundo extra-mental. ¿Por qué?: ante todo: la prescripción contenida
en el principio, de la imposibilidad de la coexistencia de los opuestos, se expresa a través del
³FRPSOHPHQWR GLUHFWR´ GH OD RUDFLyQ \ pVWH D VX YH] SXHGH VHU PDQLIHVWDGR SRU PHGLR GH
verbos, o de adjetivos, pese a cumplir estas categorías, heterogéneas funciones gramaticales y
lógicas. La exigencia de no-contradictoriedad, se expresa por ejemplo, en estos pares de
oraciones opuestas:
A diferencia del verbo atributivo, que puede, en doble dirección, atribuir o negar un
complemento a un sujeto, la realidad extra-mental, es unidireccional, dado que en ella no
existe tal disyuntiva. Admito que es imposible que la mesa sea de madera y a la vez no lo sea:
pero en un sentido exclusivamente atributivo$VtFXDQGRDOJXLHQGHFODUD³HVLPSRVLEOHTXH
OD PHVD VHD GH PDGHUD \ EDMR HO PLVPR UHVSHFWR QR VHD GH PDGHUD´ GHEH entenderse la
VHQWHQFLDFRPR³HV LPSRVLEOH atribuir a la mesa una determinada determinación, y a la vez,
bajo el mismo respecto, negársela´
Ahora bien: hay imposibilidades que las impone, no el mundo extra-mental, sino el
contenido semántico que el uso del habla, ha puesto en los signos lingüísticos; por ejemplo:
³(VLPSRVLEOHTXHHOIXWXURVHDDQWHVTXHHOSDVDGR´
³(VLPSRVLEOHTXHORVVROWHURVVHDQFDVDGRV´
³(VLPSRVLEOHTXHHOPDxDQDVHDDQWHVTXHHOD\HU´
³(VLPSRVLEOHTXHHOKLMRVHDSDGUHGHVXSDGUH´
6RQSURSRVLFLRQHVDQDOtWLFDV\WDXWROyJLFDV³HOPDxDQD´LPSOLFDIXWXUR\DOGHFLU³IXWXUR´
ya con ello estamos diciendo que es imposible que preceda al pasado. La exigencia se deriva
no del mundo extra-mental, sino del contenido semántico que el habla les ha asignado a los
términos del caso. Por lo tanto, las imposibilidades del caso, no son ónticas sino de carácter
racional.
(QWDOVHQWLGRODSURSRVLFLyQ³HVWDPHVDHVGHPDGHUD´HVWiGLFLpQGRQRV³QRHVHOFDVR
TXHHVWDPHVDQRVHDGHPDGHUD´(VTXHHQODGLV\XQWLYDH[FOX\HQWHGHODDWULEXFLyQ\DFRQ
haber asumido una opción, estamos anulando la posibilidad de la opción alternativa.
Cualquier proposición apofántica, atributiva, encierra esta toma de partido con carácter
excluyente. Si es afirmación, queda automáticamente excluida la negación, y viceversa. Esto,
porque si examinamos el cuadro de Boecio en cuanto a sus oposiciones verticales, las
variedades del cuantificador no son excluyentes, e inclusive pueden ser no-ELQDULDV ³WRGRV
los 6VRQ3´³DOJXQRV6VRQ3´³HVWH6HV3´SRUHOFRQWUDULRHQFXDQWRDVXVRSRVLFLRQHV
horizontales, que son de orden cualitativo, éstas son binarias y mutuamente excluyentes. Mas
esta opRVLFLyQELQDULDHQODOtQHDGHODKRUL]RQWDOLGDGQRHVH[FOXVLYDGHODFySXOD³HV´VLQR
que la ofrece cualquier enunciado apofántico en el que la ilación esté desempeñada por
FXDOTXLHURWURYHUER³WHQHU´³HVWXGLDU´HWF
Una cosa es que la mesa enFLHUUH ORV FRQWUDULRV GLDOpFWLFRV ³HOHFWULFLGDG SRVLWLYD´ ±
³HOHFWULFLGDG QHJDWLYD´ \ RWUD FRVD PX\ GLIHUHQWH HV ³HVWD PHVD es GH PDGHUD´ DOOi KD\
LPSOLFDQFLDPXWXDDFiKD\H[FOXVLyQLPSOtFLWDGHO³QRHV´
2. LAS PROPOSICIONES
Las proposiciones a las que se aplica la no-contradicción, son sólo las proposiciones
atómicas, no así las moleculares, dado que en su conjunto, no tienen una estructura atributiva:
hay proposiciones moleculares de inclusión o implicación, bi-condicionales, de conjunción,
GH GLV\XQFLyQ« +D\ DGHPiV ODV SURSRVLFLRQHV QR-declarativas, tales como las estructuras
optativas, imperativas, que expresan ruegos, deseos, mandatos. Pero hay además, la
proposición atómica apofántica: es la afirmación o negación de algo sobre algo, y que tiene
valor veritativo, es decir, que puede ser verdadera o falsa.
³/DVHVWUHOODVHPLWHQFDORU´- ³/DVHVWUHOODVQRHPLWHQFDORU´
³3UREDEOHPHQWHYHQJD-XDQ´- ³3UREDEOHPHQWHQRYHQJD-XDQ´
Cada una de las citadas proposiciones es una opción, que excluye a su correlativo
cualitativamente opuesto; y el alma de la oposición no es el contenido semántico del verbo: no
LQWHUHVD TXH VH WUDWH GH FRPHU VHU R YHQLU« HO DOPD GH OD RSRVLFLyQ HV HO partido que se
asume entre la polaridad de la oposición, entre atribuir o no atribuir, y además, la existencia
GHXQVXMHWRFRPRUHIHUHQWHGHHVHSDUWLGLVPR(QHIHFWRHOWLJUHGHOHMHPSOR³VXMHWR´SXHGH
FRPHUGRUPLUFRUUHUMXJDU«SHURHVWDVRSFLRQHVQRJXDUGDQRSRVLFLyQHQWUHVtFDGDXQDGH
las cuales sí encierra una oposición con relación al sujeto: se le atribuye o no se le atribuye.
Entonces, la asunción de un partido, implica una estructura judicativa en la que se pone un
subiectum, y al cual se le atribuye o se le niega algo.
Lo interesante es que la extensión de la clase de los eventos extra-mentales, por mucho que
queramos ampliarla, siempre estará limitada por la materialidad del contenido: llegaremos a
³REMHWR´³PRYLPLHQWR´FRPRFDWHJRUtDVVXSUHPDV«SHURVLHPSUHEDMRHOODVWUHGHDOJXQD
materialidad; esto, aun abarcando dentro de una clase toda la diversidad de eventos que
quisiéramos.
En todas las proposiciones de los ejemplos arriba citados, hallamos una indiferencia ante el
contenido: son pura forma, pura estructura formal: el contenido puede cambiar, ser lo uno o lo
otro: pero, por el contrario, hay algo que en ellas no puede cambiar: es su forma o estructura.
La oposición que encierra el verbo ilativo es puramente racional, y por lo tanto, es formal,
vacía de contenido; es una disposición mental que se mueve entre los polos opuestos de una
GLV\XQFLyQR³ORDWULEX\R´R³QRORDWULEX\R´'HHVWRVHGHGXFHTXHHOFRQWHQLGRHVDMHQRD
la consistencia de la proposición, y que en ella queda sólo la estructura sin contenido. Por lo
tanto, esta estructura apofántica es exclusivamente racional. Pero adviértase que aun la
estructura, representa formalismo y abstracción: en efecto: la esencia de la función lógica es
indiferente a que el verbo lo unamos al sujeto, afirmativa o negativamente; y es indiferente
también, a que se use o no la cópula es; también es indiferente a la unidad o pluralidad de sus
conceptos:
Entonces, debe haber algo que es común en la forma de toda esta diversidad de
proposiciones: lo común no es su contenido, no es su sentido negativo, no es el tener cópula
ilativa, no es el carecer de cópula, no es ni la singularidad ni la pluralidad de sus
FRQFHSWRV«(O GDUVH FXDOHVTXLHUD GH HVRV GHWDOOHV HQ XQD SURSRVLFLyQ OH HV DFFLGHQWDO HVWR
es, que su presencia no es indispensable para que la proposición sea tal.
Lo que es común e infaltable en este tipo de estructuras es, la función lógica de atribución.
'LFKD IXQFLyQ HV GLV\XQWLYD R ³OH DGMXGLFR´ R ³QR OH DGMXGLFR´ $GYLpUWDVH HO FDUiFWHU
humano de ambas alternativas: es una mente la que decide. Pues bien: toda función mental,
está signada por la disyunción o polaridad; es decir, asume tan sólo una de las dos alternativas
excluyentes: es imposible, bajo el mismo respecto y bajo las mismas circunstancias, amar a
alguien y a la vez no amarlo, desear algo y a la vez no desearlo, estar alegre por algo y a la
1
9pDVHPLWUDEDMR³+DFLDHODQiOLVLVRQWROyJLFR-FDWHJRULDOGHOROyJLFR´
vez estar triste por ese algo, recordar algo, y a la vez, no recordarlo. Aun en la conciencia
valorativa: ésta no puede por ejemplo, valorar algo como vil, y bajo el mismo respecto,
valorarlo a su vez como noble. Obsérvese: siempre hay algún obiectum intencional, ante el
cual la mente no puede asumir, bajo el mismo respecto, y a la vez, posiciones opuestas,
excluyentes. Puede haber deliberación y determinación en cuanto a dos posibles y opuestas
decisiones a tomarse, mas estas posiciones que asume la humana mente, no son simultáneas:
son pendulares, y cada cual se aplica a diferentes facetas del referente, tomadas cada cual a su
turno.
¿Por qué es así?: porque el fenómeno psíquico es una respuesta refleja ante algún estímulo
del medio exterior; y cada acto psíquico, responde a una determinada faceta del referente o
fuente. Si por sorpresa, con un altavoz muy fuerte y estridente me convocan para que me
acerque a recibir u n premio, el placer y el displacer que todo ello me produce, responden, por
canales distintos, a facetas distintas, no-idénticas, del referente.
Por el contrario: la imposibilidad de que esta mesa sea de madera y bajo el mismo respecto,
no lo sea, es una imposibilidad que se sustenta en una comparación entre dos opciones
atributivas: si le adjudicamos una cualidad, no podemos, a la vez, negársela, o viceversa.
8QD PHVD SXHGH QR VHU GH PDGHUD SXHGH VHU GH YLGULR GH SOiVWLFR«3HUR FXiQGR HV
imposible que no sea de madera: ¿cuando no se ajusta a alguna ley de la naturaleza?: no: es
imposible que no sea de madera, únicamente cuando ya hemos anunciado que es de madera.
Lo que neutraliza a la opción del caso es pues, el situarla en la excluyente disyuntiva: A v B,
pero no ambas a la vez.
Y es que, dada la unilateralidad polar de todo acto mental, al adjudicarle algo a la mesa, mi
mente no puede a la vez negárselo: o se lo adjudica o se lo niega, pero no puede la mente,
efectuar ambas operaciones a la vez. Al dejar sentado S es P, estoy con ello dejando sentada la
imposibilidad racional de ³6QRHV3´o lo que es lo mismo: enuncio ³HVLPSRVLEOHTXH6QR
VHD 3´. Esta última proposición, es el segundo miembro de una estructura racional más
amplia, y sólo explicita aquello que ya está contenido en el primer miembro de dicha
estructura, y que es ³6HV3´
A es X (A es salino)
A no es X (A no es salino)
Las proposiciones son opuestas, mas su conjunción es impensable. Y esto concuerda, con
que la atribución es opuesta (afirmativa en un caso, negativa en el otro).
¿Por qué el tipo I de conjunción, es de una conjunción cuyos términos son no-excluyentes,
en tanto que el tipo II es de una conjunción cuyos términos son mutuamente excluyentes?
Respondo: en la conjunción del tipo I, la afirmación y la negación, estando ambas
diferenciadas por su respectivo contenido semántico, son no-formales. Por lo tanto, pueden
ubicarse en dos momentos del tiempo o en dos lugares en el espacio, dualidad ésta que de
darse, aun tratándose de la misma entidad substante ³$EDLOD´± ³$QREDLOD´ORV haría a sus
miembros compatibles en una relación.
Dicho contenido o materialidad de los atributos, confiere a cada atributo su propia identidad
no-correlativa.
Por el contrario, en el segundo tipo de relación:
A es X
A no es X
Esto es, cuando se trata del mismo atributo pretendidamente afirmado y negado, ni el
atributo en la afirmación ni el atributo en la negación, no pueden ubicarse, porque ambos
están exentos de contenido; porque el atributo es una forma vacía. La entidad substante es una
sola, y definitivamente, porque este tipo de relación es formal y vacío. Ajenos a la espacio-
temporalidad, es impensable que cada atributo del binomio tenga una ubicación propia, ni en
el tiempo ni en el espacio, ni en ninguna otra condición o determinación material.
Necesito establecer una diferencia: desde el momento en que conferimos contenido a los
términos de las proposiciones, lo que oponemos no son las proposiciones ³$HV;´\³A no es
X´ VLQR GRV VLWXDFLRQHV UHDOHV DMHQDV -XDQ EDLOD ±cuando está alegre±, y Juan no baila ±
cuando está triste±). Por el contrario: cuando prescindimos del contenido, se nos presentan en
oposición, no dos situaciones reales sino dos estructuras lógicas: ³$ HV ;´ \ ³A no es X´
estando frente a frente, salta a la vista que lo que las opone no es el predicado, sino la función
atributiva.
$KRUDELHQSXHGHWUDWDUVHGHTXHHQODHVWUXFWXUDGHOWLSR³,,´ORVDWULEXWRVVHXELTXHQHQ
dos situaciones espacio-temporalmente disímiles: por ejemplo, que A sea salino en ciertas
circunstancias, y que no sea salino en otras. Pero es que entonces con ello, estoy confiriéndole
un contenido material a la P GHODHVWUXFWXUD³S es P´&XDQGRGHFLPRVTXH³$HVVDOLQR´\³$
QR HV VDOLQR´ PXWXDPHQWH VH H[FOX\HQ HV SRUTXH QRVRWURV SUHPHGLWDGDPHQWH DPERV
HQXQFLDGRVORVKHPRVWRPDGRFRPR³S es P´\³S no es P´HVGHFLUORVKHPRVWRPDGRHQVX
aspecto puramente formal.
¿Por qué en este segundo caso, es impensable la conjunción de A y -A?: porque en este caso
no hay los referentes materiales de A y de ±A que den sustento a la oposición: lo que da
sustento a la oposición es, la función lógica atributiva, en su contradictoriedad. La
contradictoriedad no viene de la entidad: la contradictoriedad la pone la mente, pues ella
construye la polaridad afirmar-negar lo mismo.
Se explica esto por la conGLFLyQ GH ³EDMR HO PLVPR UHVSHFWR´ TXH HV XQD FRQGLFLyQ
exclusivamente racional. Pero lo que es más grave: aquella función impone además, el
artificio racional de plantear la posibilidad imposible de asignarle dos atributos opuestos a la
misma entidad substante, que mantiene su identidad y que sirve de eje único y uno para dos
atribuciones opuestas.
Esta función formal y abstracta de atribuir y quitar lo mismo (el atributo) al mismo sujeto
substante, no se halla en la realidad extra-mental. La función atributiva de la mente, no puede
ser simbolizada, dada su variedad de manifestaciones tanto de afirmación como de negación:
³HV´ ³QR HV´ ³WLHQH´ ³QR WLHQH´ ³LQIOX\H´ ³QR LQIOX\H´, etc. etc. Todo se reduce a dos
operaciones opuestas: afirmar y negar.
6. LA EXIGENCIA DE LA EXCLUSIÓN DE LOS CONTRARIOS, ES DE
CARÁCTER ATRIBUTIVO
A>B B>A
Equivale a ±(A > B)
aـb bـa
Equivale a ±(a ـb)
A+B=C A±B=C
Equivale a ±(A + B = C)
A=B A>B
Equivale a ±(A = B)
¿Qué es lo que los hace excluyentes a los miembros de cada par de proposiciones?: no lo es
la naturaleza o contenido semántico de las proposiciones atómicas. Definitivamente, la
exigencia de la mutua excusión no se halla en los términos. La exigencia de exclusión, ni
siquiera está contenida en las conectivas y signos. La aludida exigencia aparece sólo cuando
interpretamos ambas proposiciones como afirmar y negar lo mismo de lo mismo: la exigencia
se halla en la función atributiva de la mente.
En cada uno de los pares arriba señalados, la cotradictoriedad de sus miembros está en
estado potencial, latente, no-explícito. Es la mente la que la hace explícita, al declarar la
contradictoriedad entre ambas; por ejemplo, las estructuras A = B y A > B, son sólo
diferentes, mas la mente explicita su contradictoriedad excuyente: al interpretar a A > B
como ±(A = B), está declarando la contradictoriedad entre ambas proposiciones. Mas aun sin
declarar la incompatibilidad de la contradictoriedad, dicha declaración no puede ser sino de
carácter atributivo.
/RLPSHQVDEOHHVODLQIUDFFLyQGHODQHFHVLGDGTXHLPSRQHODWDXWRORJtD³6ROWHURFDVDGR´
HVLPSHQVDEOHSRUTXHVHPHMDQWHFRQVWUXFWRVLJQLILFDQHJDUODWDXWRORJtD³ORVVROWHURVVRQQR-
FDVDGRV´,PSHQVDEOHWDPELpQHVSRUHMHPSORXQFtUFXORFXDGUDGR,PSHQVDEOHVLJQLILFDTXH
no armoniza con la necesidad racional que impone la mente.
Para que algo sea impensable, o sea, teóricamente imposible, debe ser previamente
postulado como un artificio mental: como un constructo conceptual que tenga sentido, es
GHFLU FRQWHQLGR VHPiQWLFR SRU HMHPSOR HO FRQFHSWR ³FtUFXOR FXDGUDGR´ ³VROWHUR FDVDGR´
Cada cual de estas estructuras conceptuales tiene sentido fragmentado: el otorgado por cada
uno de sus componentes por separado, y por eso lo entendemos como aspiración o proyecto;
pero en su conjunto, si buscamos su unidad semántica, es un sinsentido, un imposible, por ser
auto-contradictorio.
En conclusión: la mente puede proponer un artificio mental que, no obstante tener sentido,
o contenido semántico como constructo conceptual o propuesta conceptual, sea no obstante,
impensable como entidad.
Pues bien: sentado esto, cuando decimos que es impensable que una entidad, bajo el mismo
respecto, sea y no sea algo, como imposibilidad declarada, ello representa una necesidad
negativa; pero nos preguntamos ¿por TXp HV TXH OD SUHWHQGLGD ³LQFOXVLyQ´ GH A y ±A es
impensable?: su fundamento es lo siguiente: la fórmula ±(A . ±A) es la conclusión, derivada
deductivamente de las premisas planteadas por la mente humana. Me explico: la propia
PHQWH IDEULFD OD ³impensabilidad´ SRU KDEHU HVWLSXODGR SUHYLDPHQWH VXSXHVWRV ORV
engendros suyos y declarados incompatibles entre sí, cuales son afirmar y negar lo mismo:
construye, crea en la imaginación, la polaridad apofántica. Es como en el caso del triángulo:
es impensable que un triángulo tenga cuatro lados TXH VH UHGXFH D OD FRQWUDGLFFLyQ ³HO
WULiQJXOR WLHQH WUHV ODGRV \ QR WLHQH WUHV ODGRV´. Pero es la mente humana la que ha
establecido que el triángulo tenga tres lados: ha planteado ya las condiciones de la
³impensabilidad´3HURVLODPHQWHKXELHUDSUHYLDPHQWHHVWDEOHFLGRSRUFRQYHQFLyQTXHKD\
WULiQJXORV GH WUHV ODGRV \ DGHPiV ³WULiQJXORV´ GH FXDWUR ODGRV Vt VHUtD SHQVDble que un
triángulo tenga cuatro lados. Es así que la mente prohíbe aquello que previamente ha
GHFODUDGR³prohibible´
Todo esto pone de manifiesto que aquello que entra en contradicción impensable e
inadmisible, es sólo una construcción hipotética: es la función apofántica desplegada por la
mente, que ésta hipotéticamente la desdobla en dos, y previamente le adjudica un substrato o
substante común de inhesión.
/D SUHPLVD SODQWHDGD SRU OD PHQWH HV ³OD DILUPDFLyQ \ OD QHJDFLyQ VREUH OR PLVPR VRQ
mutuamente excluyentes´ 'H HVWD SUHPLVD VH GHVSUHQGH GHGXFWLYDPHQWH \ FRQ FDUiFWHU GH
QHFHVLGDGOyJLFDODVLJXLHQWHFRQFOXVLyQ³HVLPSRVLEOHFRQMXJDUODDILUPDFLyQ\ODQHJDFLyQ
VREUH OR PLVPR´ (O DUWLILFLR PHQWDO TXH FXDO KLSyWHVLV SRVWXOD OD PHQWH FRPR LPSRVLEOH H
impensable, es, afirmar y negar a la vez, lo mismo de lo mismo. La conjunción de afirmación
y negación, para ser declarada como excluyente, antes tiene que ser diseñada como propuesta.
Se trata de un artificio mental, el fruto del esfuerzo de compatibilización forzada, anti-natural,
de dos funciones ajenas y excluyentes, y supone además, la invención de un sujeto substante.
Se presenta como una postulación o propuesta, y semejante artificio mental no existe fuera de
la mente.
Ahora bien: el mismo atributo que es afirmado y a la vez negado de la misma entidad, no lo
hallamos en la realidad extra-PHQWDO³ODKLJXHUDHVYHJHWDO´QRWLHQHFRQWUDSDUWH(QFXDQWRD
³OD KLJXHUD HV IURQGRVD´ \ ³OD KLJXHUD QR HV IURQGRVD´ VRQ GRV VLWXDFLRQHV GLVtPLOHV HQ HO
tiempo. El que en el mundo extra-mental los opuestos nunca se den en el mismo lugar y
tiempo, no responde a ninguna exigencia: es sólo lo fáctico: categorialmente es la
³HIHFWLYLGDG´. Allí no se muestra la mentada imposibilidad, impensabilidad o exclusión de
términos incompatibles.
Afirmar y negar lo mismo de lo mismo, es explicable tan sólo como un artificio funcional y
mental, fruto de la imaginación. Ese artificio mental no es arbitrario, fruto de la estipulación,
sino que responde a la naturaleza de la función apofántica, en la que afirmar y negar lo mismo
de lo mismo, son operaciones excluyentes. Pues bien: es la mente la que fuerza la unión
imaginaria de lo no-unido: afirmar y negar a la vez lo mismo, para luego declararlo imposible.
Para que algo sea impensable, tiene que ser planteado antes como posibilidad, como una
hipótesis de trabajo; y eso, porque sólo la mente tiene el poder de confrontar lo términos
excluyentes. Esta posibilidad, es decir, la posibilidad de unión de los opuestos excluyentes,
nunca es hallable en el mundo extra-mental. Lo impensable, esto es, la conjunción de
términos excluyentes, es un artificio creado por la razón, y que viola las reglas de juego
impuestas por esa misma razón.
Juan baila y Juan no baila, son situaciones fácticas independientes una de la otra. La ligazón
HQWUH DPEDV DSDUHFH VRODPHQWH FXDQGR IRUPDOL]DPRV ³A es x´ \ ³A no es x´ $KRUD ELHQ
sentado esto, que la contradictoriedad deriva exclusivamente del formalismo, me pregunto:
qué relación guarda el formalismo con la función atributiva. Respondo: en la realidad extra-
PHQWDO OD UHODFLyQ TXH VH GD HQWUH $ \ ³EDLOD´ DVt FRPR OD TXH VH GD HQWUH $ \ ³QR EDLOD´
son, en ambos casos, relaciones categoriales entre la identidad y la variabilidad: cada entidad
real permanece la misma a través de sus cambios: no hay atribución. 2 Por el contrario, cuando
tomamos la relación en su aspectRSXUDPHQWHIRUPDOHVWRHVFRPRHVWUXFWXUDOyJLFD³$HV[´
\³$QRHV[´HQWRQFHVHVTXHDSDUHFHODDWULEXFLyQTXHSRUVXVWDWXVHVOyJLFD\UDFLRQDO7DO
como es evidente, la cualidad de la atribución es puesta por la formalización.
En el mundo extra-mental, existen relaciones reales entre cada entidad o especie por una
parte, y por otra, sus propiedades, funciones, su acción o acciones (Juan baila, el uranio es
radiactivo). En el mundo extra-mental no existen las no-UHODFLRQHV³HOSODQHWD9HQXVno brilla
FRQ OX] SURSLD´ QR FRQVWLWX\H XQD QR-relación, dado que la luz y el brillar son ajenos a la
constitución óntica de la entidad que es el planeta Venus. No constituye una relación real,
aunque sí es una situación real del planeta Venus. Ahora bien: la luz y el brillar se la atribuye
a Venus negativamente, la mente racional; pero eso es ya una función lógica.
2
9pDVHPLWUDEDMRLQWLWXODGR³([DPHQRQWROyJLFR-categorial del constructo sustancia-DFFLGHQWHV´
Tan sólo cuando la mente formaliza las tales relaciones reales y/o elabora constructos
apofánticos, es cuando surge la función mental atributiva, sea ésta afirmativa o negativa. 3
Adviértase que diverss situaciones reales, por diversas que sean, pueden categorizarse, es
decir, formalizarse e idealizarse, bajo tan sólo dos categorías:
Px y -Px
+H DTXt ORV HMHPSORV ³-XDQ EDLOD´ ³-XDQ HV EDLODUtQ´ ³-XDQ QR HV EDLODUtQ´ ³-XDQ GHELy
EDLODU´³-XDQQRGHELyEDLODU´³-XDQEDLOy´³-XDQQREDLOy´. Inclusive son formalizables en
la estructura apofántica ODV VLWXDFLRQHV PRGDOHV \ ODV GH DXVHQFLD SRU HMHPSOR ³-XDQ
EDLODUtD´³-XDQQREDLODUtD´³-XDQKDEUtDEDLODGR´³-XDQQRKDEUtDEDLODGR´6HIRUPDOL]DQH
idealizan las presencias y las ausencias, los modos y los tiempos, hasta la realidad, la ficción,
HO DEVXUGR \ DXQ ODV VLWXDFLRQHV UHDOHV FRPSOHMDV SRU HMHPSOR ³-XDQ HV XQ FtUFXOR
FXDGUDGR´³-XDQVXUJLyGHODQDGDQRVHFRQYHUWLUiHQQDGD\VHUiXQFtUFXORFXDGUDGR´
La formalización aludida no depende del contenido fáctico: sus términos no son copias o
representaciones de las entidades, situaciones o relaciones fácticas: sus términos son símbolos
formales, no-LQGLYLGXDOHV\VRQIRUPDVYDFtDV³6HV3´SXHGHDSOLFDUVHD³-XDQEDLOD´D³HO
EDLODUHVGH-XDQ´³-XDQEDLODUtD´³TXLHQEDLODUtDVHUtD-XDQ´
Es por esta independencia frente a lo fáctico, que la función atributiva en la forma aludida
QRGHSHQGHGHODVPRGDOLGDGHV\WLHPSRVGHODUHODFLyQUHDO«\WDPSRFRORVWpUPLQRV6\3
Ahora bien: siendo la ilación entre S y P, absolutamente independiente del mundo real, se
desprende que la unión de ambos, es decir, la atribución ±H[SUHVDGDHQ³HV´RHQ³QRHV´±, es
también ajena al mundo extra-mental. Dicha función atributiva admite, como posiblemente
concomitantes, modalidades compatibles no-H[FOX\HQWHV³VHUtD´³GHEHUtDVHU´³SRGUtDVHU´
³KXELHUD VLGR´ ³KDEUtD VLGR´ ³IXH´ ³VHUi´«/R TXH QR DGPLWH FRPR FRQFRPLWDQWHV SRU
incompatibles y mutuamente excluyentes es, la afirmación y la negación. Se trata de la
oposición excluyente entre afirmación y negación; y estos términos no pueden ser extra-
mentales: son de carácter lógico.
3
9pDVHPLHVWXGLRLQWLWXODGR³(VWXGLRRQWROyJLFRGHODORJLFLGDG´
La raíz de todo el error de la ontología tradicional al atribuir el principio de no-
contradicción a lo extra-mental, radica en lo siguiente: el creer que la oposición se da entre el
FRQWHQLGRRORPDWHULDOHQWUH³HV´\³QR-HV´WHQHU\QR-tener, bailar y no-bailar. Y claro: así
SODQWHDGR HV REYLR TXH VRQ LQFRPSDWLEOHV ³HVWH iUERO WLHQH UDtFHV´ \ ³HVWH iUERO QR WLHQH
rDtFHV´ (PSHUR OD RSRVLFLyQ SDUD OD TXH ULJH HO SULQFLSLR HQ FXHVWLyQ QR HV GH FDUiFWHU
PDWHULDOHOHVStULWXGHODRSRVLFLyQHVHQWH³Vt´\³QR´HVWRHVDILUPDU\QHJDUHVWRSRUVX
FDUiFWHUGHYDFXLGDG IRUPDO7DQFLHUWRHVHVWRTXH³Vt´ \ ³QR´DEDUFDQWDQWRDO ³HV´ \ ³QR
HV´FRPRD³WLHQH´\³QRWLHQH´³FRPSUD´\³QRFRPSUD´³EULOODUi´\³QREULOODUi´³KDEUtD
WHQLGR´ \ ³QR KDEUtD WHQLGR´«\ WDQWDV RWUDV RSRVLFLRQHV TXH HQ HO PXQGR H[WUD-mental,
adscritos sus términos al espacio o al tiempo, son plenamente coexistentes en oposición
compatible.
(V TXH DO FRQIHULUOH FRQWHQLGR VHPiQWLFR D ³SDUWH´ \ D ³WRGR´ OD FRQMXQFLyQ DQDOtWLFD
UHVXOWDQWHHV³HOWRGRLQFOX\HDVXSDUWH\HOWRGRQRLQFOX\HDVXSDUWH´YDOHGHFLU3±P. Lo
que es imprescindible no es lo fáctico sino la exclusividad, contenida en la proposición
analítica.
Otro ejemplo: es imposible que la madre nazca con posterioridad a su hijo. Esta situación
real, de que una madre nazca con posterioridad a su hijo, no es impensable. Empero,
considerando que madre e hijo están en una relación causal, en la que la madre es causa y el
hijo es efecto, y formalizando la relación causal, obtenemos:
A y B están en una relación tal, que A es anterior a B.
Por lo tanto, A no puede ser posterior a B
Una vez que lo hemos formalizado el caso, la conclusión se nos impone con necesidad
lógica, a tal punto que es impensable lo contrario. La mente no sólo ha formalizado, sino que
ha planteado una condición: que la causa es anterior al efecto. La proposición excluyente del
FDVRHV³$HVDQWHULRUD%\$QRHVDQWHULRUD%´HVWRHV3±P.
En la realidad extra-mental, todos los imposibles pueden ser pensables (que el efecto
anteceda a su causa, que el hijo exista antes que su padre, que un cuerpo sin apoyo se eleve,
que un ente real surja de la nada, que algo pese sin contener masa.
([LVWHQ LPSRVLELOLGDGHV LPSHQVDEOHV ³HO IXWXUR HV DQWHV TXH HO SDVDGR´ HV LPSHQVDEOH
porque se trata de una proposición analítica: futuro equivale a después; y si es después, no
puede ser antes. Hay contradicción e impensabilidad porque la mente racional ha planteado
SUHYLDPHQWHODVFRQGLFLRQHVOHKDDVLJQDGRXQFRQWHQLGRVHPiQWLFRD³IXWXUR´³GHVSXpV´\
RWUR FRQWHQLGR VHPiQWLFR D ³SDVDGR´ ³DQWHV´ \ DVLPLVPR OD PHQWH SUHYLDPHQWH ORV ha
GHFODUDGRH[FOX\HQWHV&DWHJRUL]DQGRODLPSRVLELOLGDGWHQHPRV³(OIXWXURHVGHVSXpVGH[\
HOIXWXURQRHVGHVSXpVGH[´(VGHFLU3-P.
Los imposibles que en dicha realidad son impensables son, aquellos cuyos términos son
FRQWUDGLFWRULRVSRUHMHPSORTXHHVWDiJXLODVHDDYH\DODYH]QRVHDDYHR³ODSDUWHLQFOX\H
DOWRGR´6HLPSRQHHQWRQFHVHOLQWHUURJDQWH¢TXpSHFXOLDULGDGWLHQHHQWUHORVLPSRVLEOHVOD
contradictoriedad como para ser impensable?; ¿por qué tan sólo la contradictoriedad? La
respuesta es, que la necesidad lógica con la cual se impone la impensabilidad de la
contradictoriedad, se debe al artificio lógico de asignarles contenido semántico categorizado
de oposición a los miembros de una proposición, y atribuirlos a un mismo sujeto de inhesión,
de manera que ambos atributos en la conjunción, devienen mutuamente excluyentes.
³$[±$[´
(VWH HV HO DUWLILFLR UDFLRQDO FUHDGR SRU OD PHQWH < DVt HO HQXQFLDGR ³ODV SDUDOHODV
FRQYHUJHQ´ GHYLHQH XQ HQXQFLDGR TXH SRVWXOD OR LPSHQVDEOH \ SDUD HVWR KD WHQLGR TXH
formalizarse y devenir en analítico.
Veamos otro ejemplo: el hecho de que el efecto anteceda a la causa: que el efecto anteceda
a la causa, es una imposibilidad real pero pensable: puedo imaginarme que exista el humo, y
que posteriormente dicho humo dé origen al fuego. ¿Cuándo resulta impensable el que el
efecto preceda a la causa?: tan sólo cuando los contrapongo como opuestos y trato de
conjuncionarlos en una estructura unitaria. Esto supone el artificio de preparar los términos
como opuestos, es decir, formalizarlos como A y ±A, lo cual significa asignarles un contenido
semántico ³DQWHV´ VLJQLILFD ³QR GHVSXpV´ \ ³HIHFWR´ VLJQLILFD ³GHVSXpV´ 3HUR HV PiV OD
mente postula la posibilidad de articularlos en una estructura unitaria: como términos: el
HQXQFLDGR³HOHIHFWRHVDQWHULRUDODFDXVD´HV$ ±A: es entonces que la misma mente los
halla como incompatibles, y a la estructura, como impensable. La mente ha forjado así por vía
de abstracción, una estructura lógica formal de carácter analítico.
<HVTXHORLPSHQVDEOHDGLIHUHQFLDGHORUHFRUGDEOHRORGHVHDEOH«HVDOJRTXHRIUHFHOD
exclusión atributiva ya mencionada; y esa, solamente la puede ofrecer la analiticidad de una
estructura lógica. Es que para que la mente lo halle algo como pensable o como impensable,
ha de estar en una predisposición intelectiva ±que no es el caso de lo deseable ni lo
recordable, pues ante ello la mente está en una disposición no-intelectiva, y por ello, está en
contacto directo con el factum±. Esta predisposición indispensable es lo que determina que el
referente inmediato de la mente sea igualmente, algo intelectivo: es decir, la estructura
analítica atributiva.
Yendo a otro ejemplo: pueden existir dos carreteras paralelas, y es imposible que
converjan. Empero, la imposibilidad no yace en las carreteras: ambas son lo fáctico. Si
descubrimos la imposibilidad de que ambas carreteras converjan, es porque ya las hemos
FDWHJRUL]DGRFRQXQDFDWHJRUtD³HVSHFtILFD´HLGpWLFDHO³SDUDOHOLVPR´'LFKRSDUDOHOLVPRHV
ajeno a la realidad extra-mental pues en ésta sólo existe lo fáctico: en el hecho de que existan
ambas carreteras así trazadas, no reside la exigencia de que no deben de converger porque son
paralelas.
10. EL MUNDO EXTRA-MENTAL: AJENO A LA EXIGENCIA DE NO-
CONTRADICTORIEDAD
$O LQFOXLU OD SDUW¯FXOD ͂QR̓ GH ͂QR$̓ HQ OD SURSRVLFLµQ ͂$ HV
$̓ KDFL«QGROD ͂$ HV $ SRUTXH HV QR$̓ +HJHO SUHWHQGH TXHVH G«
XQD FRQWUDGLFFLµQ HQ OR UHDO WRGD YH] TXH OD QR LGHQWLGDG
UHSUHVHQWDGDHQODSDUW¯FXOD͂QR̓FRQWHQLGDHQODSURSRVLFLµQ͂$
HV$̓LQWHQWDQHJDUODLGHQWLGDGKDFLHQGRTXH«VWDVHH[FOX\DDV¯
PLVPD\G«SDVRDXQDQXHYDLGHQWLGDGFRQH[LVWHQFLDUHDO1RSHUFLEH
TXH ͂QR$̓ SULPHUR QR LPSOLFD QHFHVDULDPHQWH OD H[LVWHQFLD R QR
H[LVWHQFLD GH ͂$̓ QL TXH ͂$̓ WDPSRFR GLFH QHFHVDULDPHQWH TXH
͂QR$̓ H[LVWH D PHQRV TXH ͂$̓ \ ͂QR$̓ VHDQ FRUUHODWLYRV S
La categoría modal de efectividad, así como la de inefectividad, no hacen alusión a su
FRQWUDULR 6XSRQJDPRV TXH DOJXLHQ HV ³PDOR´ HV ³HIHFWLYDPHQWH´ PDOR $O GHFLU TXH HV
LPSRVLEOHTXH³EDMRHOPLVPRUHVSHFWR´DODYH]QRVHDPDOR\DHVWDPRVLQWURGXFLHQGRXQD
exigencia mental. En la realidad, la efectividad de ser malo puede provenir dHO ³QR-VHU´ R
GHYHQLUKDFLDHO³QR-VHU´SHURDXQPiVSXHGHHOHQWHVHUPDORHQXQVHQWLGRSHURDODYH]
EXHQRHQRWURVHQWLGRPDORSDUDXQRVSHUREXHQRSDUDRWURV(VWRVLJQLILFDTXHOR³PDOR´HQ
HO HMHPSOR VLHQGR FDWHJRUtD PRGDO GH ³HIHFWLYLGDG´ Hs compatible con un halo de
FRQGLFLRQHVGH³QR-PDOR´WDQWRHQODPRGDOLGDGGHODSRVLELOLGDGFRPRHQODPRGDOLGDGGHOD
HIHFWLYLGDGGHMDUGHVHUPDORQRKDEHUVLGRPDORDQWHVQRVHUPDOREDMRRWURVUHVSHFWRV«<
adviértase que a la misma persona le corresponde en la realidad extra-mental, un halo de
FDUDFWHUtVWLFDVGH³PDOR´\³QR-PDOR´PDVQRVRQLQFRPSDWLEOHVQLH[FOX\HQWHV
Vemos pues que el ser y el no-ser son en la realidad extra-mental, en el mismo ente,
categorialmente compatibles, sólo que en diversas dimensiones categoriales en el tiempo y en
HO HVSDFLR HIHFWLYLGDG \ SRVLELOLGDG R GLYHUVDV ³HIHFWLYLGDGHV´ VHJ~Q ORV IODQFRV R IDFHWDV
que ofrezca el mismo ente en sus relaciones con sus vecinos entitativos. Es posible que la
piedra sea grávida, y la misma piedra no sea grávida ±claro, si cambia la ley natural±.
Adviértase que esta compatibilidad entre ser y no-ser, es siempre concomitante con el cambio
de las circunstancias (de tiempo, de facetas del ente, o de regularidad entitativa).
Cuando el principio de no-FRQWUDGLFFLyQ HQXQFLD ³EDMR HO PLVPR UHVSHFWR´ DOOt HVWDPRV
ocultando como tácito, un complemento gramatical de corte predicativo que obviamente, es
SURGXFWRGHXQDIXQFLyQOyJLFDDWULEXWLYD6HDHOHMHPSOR³HOSHUUR%RE\HVOHDO´\QRHVHO
caso que bajo el mismo respecto sea a lDYH]GHVOHDO³%DMRHOPLVPRUHVSHFWR´VLJQLILFDTXH
es leal, por ejemplo, tan sólo en relación a su amo, pudiendo ser desleal en relación a otra
SHUVRQD < FODUR ³EDMR HO PLVPR UHVSHFWR´ HV LPSRVLEOH TXH VHD GHVOHDO ³%DMR HO PLVPR
UHVSHFWR´ VXSRQH SXes un complemento gramatical y lógico, oculto y tácito puesto por la
razón humana. Implica también una referencia del ente hacia dicho complemento. Todo esto
habla a favor de que la exigencia del aludido principio de no-contradicción, es un artificio
creado artificialmente por la razón humana. La mente racional, así, al referirse al ente, crea un
respectivo constructo referencial representativo de dicho ente; y luego, efectúa un
desdoblamiento en dicho constructo o artificio: produce una disyuntiva con dos términos
excluyentes: ser o no-ser.
Es verdad que el ente no admite dos atribuciones contradictorias, opuestas: usted no puede
HQXQFLDU ³&DUORV HV DUHTXLSHxR´ \ EDMR HO PLVPR UHVSHFWR ³-XDQ QR HV DUHTXLSHxR´ 3HUR
pregúntese por qué es que el ente no acepta la unidad de los opuestos en esta oposición, pero
Vt OD DFHSWD OD XQLGDG GHORV RSXHVWRV FXDQGR HOLPLQDPRV OD H[LJHQFLD ³EDMR HO PLVPR
UHVSHFWR´HQHIHFWRSXHGHVXSRQHUVHTXH-XDQno fue arequipeño pero que en el presente sí lo
HV \ HVWD RSRVLFLyQ Vt HV FRPSDWLEOH \ OD ³DFHSWD´ HO HQWH SRUTXH \D QR HV ³EDMR HO PLVPR
UHVSHFWR´HVGHFLUQRVXELFDPRVHQGRVPRPHQWRVGLVWLQWRVGHOWLHPSRHQGRVIDFHWDVGHOD
constitución del ente en su relación con su entorno.
Igualmente, HO HQWH DGPLWH FRPR FRPSDWLEOH ODV VLJXLHQWHV RSRVLFLRQHV ³-XDQ HV
KRVSLWDODULR´\³-XDQQRHVKRVSLWDODULR´³-XDQHVWXGLD´\³-XDQQRHVWXGLD´REYLDPHQWHQR
HV³EDMRHOPLVPRUHVSHFWR´SXHVVHSXHGHWUDWDUGHGRVFLUFXQVWDQFLDVGLYHUVDV-XDQHVWXGLD
ingeniería, y Juan no estudia medicina). Al suponer que son excluyentes ser y no ser algo, esa
exclusión, por su naturaleza, es incompatible con el status ontológico del ente: en éste cabe la
³RSRVLFLyQ´ HQ GLYHUVRV PRPHQWRV GHO WLHPSR HQ GLYHUVRV HVSDFLos, en diversas
circunstancias. Por ejemplo, el automóvil es valioso (desde el punto de vista de su elegancia),
y a la vez no es valioso (desde el punto de vista de su comodidad). Tal luchador es fuerte (en
relación con los luchadores enfermos), y a la vez no es fuerte (en relación a otro más fuerte). x
es peruano (en el presente), y a la vez no fue peruano (en el pasado); yo camino (hacia el
norte), y a la vez yo no camino (hacia el este).
(VTXHVHH[FOX\HHQWRGRVHVWRVFDVRVODFRQGLFLyQGH³EDMRHOPLVPRUHVSHFWR´(QWRGRV
HVWRV FDVRV KD\ FRPSDWLELOLGDG HQWUH ORV ³RSXHVWRV´ SRUTXH pVWRV VH XELFDQ HQ GLYHUVDV
facetas o aristas del ente: facetas de tiempo, de circunstancia, o simplemente aristas de la
constitución cualitativa del ente (como en el ejemplo del automóvil); o bien, las diversas
relaciones de un ente con los entes de su entorno (caso del luchador).
³%DMRHOPLVPRUHVSHFWR´LPSOLFDTXHKDFHPRVDEVWUDFFLyQGHORVRWURVUHVSHFWRVRIDFHWDV
del ente, y lo enfocamos al ente ±digo mejor, al sujeto de atribución±, unidireccionalmente.
En el caso del automóvil por ejemplo, hacemos abstracción de su comodidad y nos centramos
en su elegancia; entonces, resulta contradictorio e inaceptable que sea elegante y a la vez no
sea elegante.
Pero esta misma unidireccionalidad la podemos aplicar a todos y cada uno de los demás
UHVSHFWRV R IDFHWDV GHO HQWH \ HQ FDGD XQLGLUHFFLRQDOLGDG ³EDMR HO PLVPR UHVSHFWR´
hallaremos la misma exigencia de exclusión. No es el caso por ejemplo, que el luchador sea
fuerte para con los luchadores enfermos y a la vez no lo sea para con los mismos.
6H GHVSUHQGH TXH OD SRODULGDG TXH VXSRQH OD H[FOXVLyQ GHO FDVR SRU VXSRQHU ³EDMR HO
PLVPR UHVSHFWR´ HV XQD SRODULGDG H[WUDxD DO HQWH $GHPiV OR TXH HVWi en juego en la
VXVRGLFKD SRODULGDG QR HV HO FRQWHQLGR IXHUWH GpELO YDOLRVR SHUXDQR« VLQR OD IXQFLyQ
DWULEXWLYD HV R QR HV FRPH R QR FRPH WUDEDMD R QR WUDEDMD«(V GHFLU OD RSRVLFLyQ TXH
prescribe el principio es excluyente e inaceptable, no por el contenido sino por la función
lógico-atributiva. Y lo digo porque los contenidos pueden ser variados: come, no come, es, no
HV WUDEDMD QR WUDEDMD IXH QR IXH VHUi QR VHUi« \ VLQ HPEDUJR HQ WRGRV HOORV KD\ XQD
constante invariable: la función lógico-atributiva. Luego, el principio prohíbe la
concomitancia de los opuestos, no por el contenido sino por la función lógico-atributiva. Tan
indiferente es la prohibición con respecto a los contenidos, que se aplica a opuestos tales
FRPR ³-DFRER HV XQ Q~PHUR SULPR´ \ ±bajo el mismo respecto± ³-DFRER QR HV XQ Q~PHUR
SULPR´\QRREVWDQWHODH[FOXVLyQHVYiOLGD
Ahora bien: es obvio que ningún ente que no sea una creación de la mente racional, existe
ajeno a la temporalidad, a las circunstancias fácticas y a sus relaciones con su entorno. Por lo
tanto, la exigencia aludida del principio de no-contradicción, es incompatible con el status
RQWROyJLFRGHOHQWH³UHDO´
1. Hay los contrarios coexistentes ±como en otra parte lo manifiesto±: por ejemplo, la
coexistencia de electricidad positiva y electricidad negativa, la de subida y bajada en el mismo
plano inclinado, la de fuerza centrípeta y fuerza centrífuga.
2. Los RSXHVWRV ³VHU´ \ ³QR VHU´ SXHGHQ SUHVHQWDUVH HQ HO PXQGR UHDO FRPR RSXHVWRV
sueltos, no unidos por un sujeto-soporte común sobre el cual se apoyen y al cual pertenezcan.
Se presentan en diversos tiempos no-coexistentes: en los escalones jerarquizados en una
escala de los estados del ente real: por ejemplo, entre correr y no correr, bailar y no bailar;
iluminado y no-iluminado, obeso y no-obeso, fértil y no-IpUWLO«(Q OD UHDOLGDG QR VRQ
términos ni opuestos, ni mutuamente excluyentes en una unidad abarcadora como sujeto al
cual pertenezcan: son momentos insertados en diversos sitiales escalonados de la respectiva
JUDGXDOLGDGHQWLWDWLYD(QODUHDOLGDGHQWLWDWLYDGHO³PXQGRUHDO´HQWUHFRUUHU\QR-correr hay
una gradualidad de más o menos, pero no la oposición correr- no-correr en una unidad. Entre
obeso y no-obeso, existe una gradualidad de escalones intermedios, y tal vez obeso y no-
obeso no sean los términos extremos de la respectiva cadena jerárquica. Para ser excluyentes
en el mundo entitativo, debieran ambos términos disputarse el mismo lugar, como único cupo
en la existencia, lo cual no es el caso.
5
Tomo distancia frente a la tesis de Nicolai Hartmann (1965). Para este autor, el principio de no-contradicción
SHUWHQHFHDODHVIHUDGHODLGHDOLGDGFRQXQPDUFRFDWHJRULDOLQFRPSDWLEOHFRQHOGHOD³HVIHUDUHDO´WRPR,,I,
capítulo 19-b). Las supuestas categorías que le atribuye, no compatibilizan con el fundamento material de la
constitución de la racionalidad humana.
3. Por último, pueden presentarse ambos términos también en el ente real, dispersos en
diversas categorías modales como no-coexistentes: estas modalidades son el par de categorías
modales efectividad ± posibilidad, y el par inefectividad ± posibilidad. En lo primero: por
ejemplo, se mueve ± QRVHPXHYHHQWLpQGDVH³HVSRVLEOHTXHQRVHPXHYDHQHOIXWXUR´(Q
lo segundo: no se mueve ± se mueve (entiéndasH³HVSRVLEOHTXHHQHOIXWXURVHPXHYD´(Q
tal sentido, estudiar y bajo el mismo respecto, no estudiar, en el ente real no se presentan estas
instancias como oposición sino como facetas en distintas modalidades categoriales: estudiar
está como efectividad en el momento presente, y ±bajo el mismo respecto±, no estudiar está
en la categoría modal de la posibilidad; o bien, puede presentarse el caso inverso; de manera
que esas determinaciones corresponden a diversos status GH³ODPRGDOLGDGGHOVHU´3RUHVo es
TXHJUDPDWLFDOPHQWHOR³HIHFWLYR´\OR³LQHIHFWLYR´VHH[SUHVDQHQLQGLFDWLYRHQWDQWRTXHOR
SRVLEOHVHH[SUHVDHQVXEMXQWLYR³6HU´ \³QR-VHU´QRHVWiQSXHVHQHO PLVPRSODQRPRGDO-
categorial, sino en diversas categorías modales. Por esta razón, ambos no pueden darse en una
estructura óntica binaria disyuntiva: ambos son compatibles en el ente, sin estar en oposición
ni mutua exclusión, dado su diverso status modal. Ambos, no estando en oposición en el ente
real, su existencia concomitante en el ente no los hace mutuamente incompatibles: coexisten
en el mismo ente, pero en diversos sitiales de la modalidad categorial.
Los términos ubicados en ambos pares de categorías modales, no pueden ser coexistentes
HQHOHQWH3RUHMHPSOR³HOSODQHWDVH PXHYH´HIHFWLYLGDG\³SRVLEOHPHQWHQRVHPRYHUi´
SRVLELOLGDG HQ WDO FDVR QR HV DFHSWDEOH TXH ³QR VH PRYHUi´ UHSUHVHQWH DO QR-VHU GH ³VH
PXHYH´GDGRTXHDPERVQRVRQFDWHJRULDOPHQWHHTXLYDOHQWHVQLFRPSDWLEOHV
De los tres puntos arriba tratados, se desprende lo siguiente: la incompatibilLGDG ³EDMR HO
PLVPRUHVSHFWR´HVFXDQGROD PHQWHSURFHVDGRVIDFHWDVFXDOHVTXLHUDGHOHQWHFRQVWUXLPRV
una estructura binomial: desenciándolos, es decir, formalizándolos, y colocándolos luego,
frente a frente Esto supone que a ambos términos del binomio, los hacemos homogéneos:
hacemos abstracción de su modalidad, es decir, de las categorías modales a las que están
adscritos, y así los homogeneizamos, tomándolos solamente en su vacuidad formal: esto es, en
el sentido lógico-atributivo: esto implica un proceso de formalización o categorización lógica
por virtud de la cual los no-opuestos, los no-excluyentes mutuamente, los encasillamos en dos
FDVLOOHURVRFDWHJRUtDVGHRSRVLFLyQ³VHURQR-VHU´
Por lo tanto, la imposibilidad que prescribe el principio, se refiere a que no se puede atribuir
algo a un sujeto, y a la vez, negarle dicha atribución.
No estoy negando la categoría modal de la imposibilidad: ésta existe, solamente que tiene
diverso status ontológico, según se trate de una imposibilidad constitutiva del ente ±VHD³UHDO´
R ³LGHDO´±, o de la imposibilidad de la contradictoriedad.
/D SUHVFULSFLyQ ³LGHDO´ GH OD LPSRVLELOLGDG GH OD contradictoriedad, es impensable e
insostenible si no se apoya en el sustento que es la suposición de una estructura cuyos
extremos son los dos términos declarados incompatibles y no co-existentes. Es paradójico: la
no-coexistencia ha de sustentarse en la coexistencia. Pero es más: en esta imposibilidad de la
contradictoriedad, el ser y el no-ser en que se apoya, han de ser abstractos: es decir, formales:
esto quiere decir, que son ajenos al contenido.
/D LPSRVLELOLGDG FRQVWLWXWLYD MDPiV FRQOOHYD HO VXSXHVWR GH HVWD FRQIURQWDFLyQ ³IUHQWH D
IUHQWH´ GH ORV WpUPLQRV HQ XQD HVWUXFWXUD IRUPDO 3RU HMHPSOR ³HV LPSRVLEOH TXH XQD
UDGLDFLyQVXSHUHODYHORFLGDGGHODOX]´³HVLPSRVLEOHTXHORVUDGLRVGHODFLUFXQIHUHQFLDVHDQ
GHVLJXDOHV´
En la imposibilidad real, basta que existan en el ente real, las condiciones determinantes de
que algo en él necesariamente no sea posible. No existe la confrontación de opuestos. Por otra
SDUWH OR LPSRVLEOH ³UHDO´ HV QR REVWDQWH FRQFHELEOH HQ OD KXPDQD LPDJLQDFLyQ SRGHPRV
imaginar hombres eternos volando por el espacio interestelar, podemos imaginar una madre
más joven que su anciano hijo. Muy por el contrario, la imposibilidad de la contradictoriedad
se impone, no porque hayan condiciones que faculten la imposibilidad en el ente substante,
VLQR SRUTXH ORV WpUPLQRV ³VHU´ \ ³QR-VHU´ HQIUHQWDGRV IUHQWH a frente, son mutuamente
incompatibles, es decir, excluyentes.
Referencias
%RHKQHU 3KLORWKHXV ³'RHV 2FNDP NQRZ RI PDWHULDO LPSOLFDWLRQV"´ Franciscan Studies, II.
Pp. 302-320.
Fernández Lanza, S. ³8QD SURSXHVWD PHWRGROyJLFD SDUD OD HYDOXDFLyQ GH FRQGLFLRQDOHV´
Revista de filosofía, Vol. 33, Núm. 2: Pp. 67-86.
Husserl, E. (1962). Lógica formal y lógica trascendental.- Ensayo de una crítica de la razón lógica,
México, Universidad Nacional Autónoma de México. Dirección General de Publicaciones.
Llanos Villajuán, M. ³/D OyJLFD GHO FRQGLFLRQDO \ OD LPSOLFDFLyQ´ Escritura y pensamiento,
Vol. 1, Núm. 1, 1998, pp. 111-124.
Mc Cadden, C. & Orozco, J. (2013). Hegel no-Hegel, ¿contradice la contradicción de Hegel? Estudios 104,
vol. 11. Recuperado de biblioteca.itam.mx/estudios/100-110/104/000196508.pdf
Mercado, Tomás de (1571). Commentari lucidissimi in textum Petri Hispani, Hispali: Ferdinandi
Diaz, 1571, f 24 va.
------------- (1571-a). Commentari lucidissimi in textum Petri Hispani, Hispali: Ferdinandi Diaz, 1571,
ff. 67 ra-68 ra).
Molina Cantó, E. (2002). Principio de no-contradicción y usos del verbo ser en Aristóteles.
ONOMAZEIN 7, pp. 259-276. Recuperado de
onomazein.letras.uc.cl/Articulos/7/13_Molina.pdf
Oller, C. (2008). Teorías acerca de la implicación lógica en las primeras décadas del siglo XX. Actas
de las VII jornadas de Investigación en Filosofía para profesores, graduados y alumnos.
Recuperado de
jornadasfilo.fahce.unlp.edu.ar/vii-jornadas/ponencias/OLLER%20Carlos.pdf
Pajón, I. (2012). El principio de no-contradicción en la argumentación escéptica: implicaciones y
consecuencias. Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, Vol. 29, Núm. 21, pp. 13-25.
Quine, Willard van O. (1998). Filosofía de la lógica, Madrid, Alianza Editorial, S.A..
Rovira, R. (2005). ¿Está mal formulado el principio que mejor se conoce? Teorema, Vol. XXIV/2,
pp. 17-26.
Sexto Empírico (1912). Hypotyposes Phyrrhonicae, 2, 100, Leipzig, Teubner, ed. H.Mutschmann
ÍNDICE
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1.La validez de la implicación material . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .
A- La definición tabular estándar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
B- El contenido semántico «. . . . . . . . 27
2. El principio de no-contradicción y la realidad extra-mental . . . . . . . . . . . . . . . 49
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Buy your books fast and straightforward online - at one of world’s
fastest growing online book stores! Environmentally sound due to
Print-on-Demand technologies.
Buy your books online at
www.morebooks.shop
¡Compre sus libros rápido y directo en internet, en una de las
librerías en línea con mayor crecimiento en el mundo! Producción
que protege el medio ambiente a través de las tecnologías de
impresión bajo demanda.
Compre sus libros online en
www.morebooks.shop
KS OmniScriptum Publishing
Brivibas gatve 197
LV-1039 Riga, Latvia info@omniscriptum.com
Telefax: +371 686 204 55 www.omniscriptum.com