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TÓPICOS DE ONTOLOGÍA DE LA LOGICIDAD

Obdulio Italo Banda Marroquín


PRÓLOGO
Proposición condicional, es la que está conformada por dos proposiciones bien sean
atómicas o moleculares, condicionadas una por la otra: si p entonces q. La proposición p es
el antecedente, en tanto que la proposición q es el consecuente. El antecedente es la
condición que debe cumplirse, y el consecuente no es sino la consecuencia lógica derivada
de esa condición. Coloquialmente, la proposición condicional se expresa mediante estos
WpUPLQRV ³6L´ ³VLHPSUH TXH«´ ³FRQ WDO TXH«´ ³SXHVWR TXH«´ ³\D TXH«´
³SRUTXH«´ ³FXDQGR«´ ³GH«´ ³D PHQRV TXH«´ ³D QR VHU TXH«´ ³VDOYR TXH«´
³VRODPHQWH´
El condicional lógico se origina en las reglas que rigen nuestro comportamiento en
nuestra vida cotidiana: bajo tal condición, debe ocurrir tal otra cosa; si se cumplió tal
requisito, entonces debe suceder tal cosa. Sin embargo, la verdad de una proposición
condicional es independiente del vínculo que pueda existir entre los significados de sus
miembros.
Hay poderosas razones para considerar que la implicación material o condicional es de
suma relevancia tanto para el pensamiento formal como para el discurso hipotético-
deductivo, que a su vez es el fundamento de gran parte de las investigaciones de orden
experimental.
%HUWUDQG5XVVHOOHQVXDUWtFXOR³7KHWKHRU\of LPSOLFDWLRQ´GHFODUDTXHDILQGHTXHXQD
proposición q pueda inferirse deductivamente de otra proposición p, q debe ser
consecuencia lógica de p, y a esta relación la llama implicación. En tal sentido, la relación
de implicación se produce entre dos proposiciones p y q, de manera que q es consecuencia
de p, esto es, cuando q es inferida deductivamente de p. De tal manera, la deducción se basa
en la implicación. Es así que todo sistema deductivo debe encerrar entre sus premisas las
propiedades de la implicación que son el fundamento de la deducción. Asimismo, Russell
reclama una propiedad esencial para la relación de implicación, cual es, que lo implicado
por una proposición verdadera sea igualmente verdadero, y sólo así, la implicación puede
dar origen a demostraciones. Es así los que los Principia mathematica la ven la implicación
como que para que una proposición puede ser inferida a partir de otra, se precisa que una
sea consecuencia de la otra: que una proposición r es consecuencia de una proposición p,
significa que p implica r. De tal manera, según los Principia Mathemática, la deducción
depende de la relación de implicación, y en todo sistema deductivo válido, debe haber entre
sus premisas, todas las propiedades de implicación indispensables para dar legitimidad al
proceso deductivo.
En cuanto a las paradojas de la implicación, Clarence Irving Lewis puntualizó que
resultan no-válidos algunos teoremas de los Principia mathematica a partir de la lectura de
la LPSOLFDFLyQPDWHULDOFRPR³LPSOLFD´(PSHURHOFRQGLFLRQDOSXHGHVHUleído como


³LPSOLFD FRQ QHFHVLGDG OyJLFD´ \ HV FXDQGR GHVHPSHxD HQ XQ WHRUHPD HO SDSHO GH
conectivo principal; en este caso, el teorema puede ser considerado como una regla de
LQIHUHQFLDDFHSWDEOHVHJ~Q/HZLV(QHO ³WHRUHPDGH la GHGXFFLyQ´VHSXHGHDSUHFLDUXQ
vínculo entre el condicional de un sistema lógico y su noción meta-teórica de deducibilidad.
En lógica clásica, toda implicación material es una implicación necesaria, y es válido
considerarla como implicación.
Prevaleció siempre en mi persona, la duda con respecto a si se justifica el atribuir valores
veritativos a los miembros del condicional; mejor dicho: ¿es válido atribuir a la implicación
material la condición de verdadera y de falsa? De ser así, ¿cuál es el fundamento
ontológico? Es esa duda la que me condujo a abordar el presente estudio.
En cuanto al principio de no-contradicción, en el libro Gamma de la Metafísica de
Aristóteles hallamos algunos rasgos que el filósofo le asigna al principio: la filosofía primera
se ocupa del estudio de los axiomas, las demostraciones y los principios. El principio de no-
contradicción, ocupa en la Metafísica de Aristóteles un papel de importancia medular porque
garantiza la explicación e interpretación del universo.
El principio de no-contradicción tiene una importancia básica para el ser humano, en los
trabajos de Aristóteles. El hombre, a fin de responder al por qué de las cosas, se ve obligado
a elevarse a un alto nivel de comprensión de la realidad, que es el nivel de los primeros
principios. Así, logra alcanzar según Aristóteles, la inteligibilidad suprema de lo real, y de
paso, el principio de no-contradicción, que se nos impone con certeza absoluta y suprema. El
principio más firme, según Aristóteles, es aquél sobre el cual es imposible engañarse por ser
evidente e indemostrable. Todos los demás principios según Aristóteles, se fundan en el de
no-contradicción. Para conocer cualquier cosa, según Aristóteles, es necesario conocer este
principio, y ha de ser mejor conocido que todos los demás principios, y sobre el cual uno no
pueda engañarse.
Surgen en mi conciencia, interrogantes con respecto a la validez o legitimidad de la
GHILQLFLyQWDEXODUHVWiQGDUR³ILOyQLFD´GH OD LPSOLFDFLyQ PDWHULDO, así como el fundamento
de los valores veritativos que se les atribuyen a sus variables en cada una de las sentencias
condicionales de la respectiva tabla de verdad. En lo que respecta al principio de no-
contradicción, se percibe en los autores el desliz de reconocerle un sesgo extra-mental; esto
es, suponerlo como una exigencia planteada por la entidad pos sí sola, exigencia que nacería
de su íntima constitución entitativa. Considero que la entidad para existir como entidad, no
necesita de ningún principio de no-contradicción. Estas mis inquietudes o dudas me
obligaron a evaluar la racionalidad de los estudios al respecto y me vi forzado a explicar las
razones de mi desacuerdo. El presente trabajo es original: no se apoya absolutamente en
ningún cuerpo doctrinario, es huérfano de toda protección doctrinaria, y por eso, defiendo
mis puntos de vista por mí mismo, con mis propios argumentos. Por eso, sospecho la
vulnerabilidad de mis planteamientos frente a la crítica, que debe ser bienvenida. El presente
estudio, no-definitivo y perfectible, lo ofrezco a la comunidad en mi aspiración de entablar
una vinculación dialógica; lo ofrezco como una propuesta y lo que necesito es conocer las
observaciones críticas de los lectores para confrontarlas con mis planteamientos: estoy
seguro que contribuirán a fomentar una dialéctica edificante.



 LA VALIDEZ DE LA IMPLICACIÓN
MATERIAL



$LA DEFINICIÓN TABULAR ESTÁNDAR



1. LA LOGICIDAD
Entiendo la logicidad, como la característica de toda aquella estructura formal, en la que
exista implicancia racional con coherencia (o congruencia) semántica entre el término
implicante y el término implicado. Lo implicado está ya supuesto y tácito en lo implicante,
y la operación lógica lo que hace es, hacerlo explícito ±aun en el procedimiento inductivo ±
. Aquello que hace posible y entendible la conexión necesaria entre implicante e implicado
es, la coherencia semántica. Lo implicado, siempre es una consecuencia fundada; y la
garantía del fundamento reside en axiomas, en reglas de inferencia o principios lógicos,
recursos éstos que garantizan la validez de lo implicado. Lo dicho se hace extensivo al
razonamiento lógico y al matemático.

Ejemplo: si planteamos que el cuadrado es una figura plana cuadrilátera con cuatro lados
iguales, entonces inferimos que si un cuadrado es dividido por una diagonal, se forman dos
triángulos rectos iguales con un lado común. En esta estructura deductiva, se manejan
supuestos como ³OtQHD UHFWD´ ³iQJXOR UHFWR´ ³LJXDOGDG´ VXSXHVWRV TXH KDQ GH VLJQLILFDU
lo mismo, tanto en el contexto del implicante (lo que es dividir el cuadrado) como en el
contexto del implicado (lo que es formarse dos triángulos). Si no hay esta coherencia
semántica, no se garantiza la validez de lo implicado inferido. Veamos este ejemplo:

Para todo individuo x, si x tiene la propiedad P, entonces x tiene la propiedad Q


a tiene la propiedad P
Por lo tanto,
a tiene la propiedad Q

‫  [ ׊‬3 D ĺ4 D 
(‫׊‬

6H VXSRQH TXH ³a´ SHUWHQHFH DO FRQMXQWR GH ORV LQGLYLGXRV TXH SRVHHQ la SURSLHGDG ³P´
Esa congruencia es lo que permite el nexo entre implicante e implicado, y sin ese nexo sería
impensable la validez de la conclusión.

El término iPSOLFDQWH VH FRQVWLWX\H SRU Vt VROR HQ OD ³UD]yQ VXILFLHQWH´ GHO WpUPLQR
implicado. Dicho término implicante es continente, dado que contiene tanto al término
implicado, como a la causa eficiente del mismo. Dicho término implicante por sí solo,
justifica la validez del término implicado.

Empero, la necesidad por la que el implicado se deriva del implicante, no es


forzosamente excluyente, lo que significa que puede darse el caso de que dicho implicado
no sea el único término fundado en el continente implicante. Por ejemplo, siendo el
FRQWLQHQWH³7RGRVORV6VRQ3´SXHGHGHULYDUVHWDQWR³DOJXQRV6VRQ3´ como ³HVWH6HV
3´R³DOJ~Q3HV6´'HOFRQFHSWRGH³WULiQJXOR´SXHGHGHULYDUVH ³HOWULiQJXORWLHQHWUHV
ODGRV´ SHUR WDPELpQ ³HO WULiQJXOR WLHQH WUHV iQJXORV´ \ ³ODV ELVHFWULFHV GHO WULiQJXOR lo
dividen en seis SROtJRQRV´


Por lo tanto, en la logicidad que propongo, no es aplicable la fórmula de la Monadología
OHLEQLW]LDQD ³QLQJ~Q KHFKR SXHGH VHU YHUGDGHUR R H[LVWHQWH \ QLQJXQD HQXQFLDFLyQ
verdadera, sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo´ /D
logicidad como yo la entiendo, es pues necesidad en el sentido de que el término implicado
no es arbitrario, antojadizo, volitivo, sino que está respaldado por algún implicante. Dicha
necesidad no significa que en todos los casos, un implicado diferente sea imposible ²
aunque puede ser imposible en algunos casos.

La relación de fundamentación que se da entre implicante e implicado, es una relación


entre lo lógico-racional y lo lógico-racional. Me explico: lo implicante es lo racional puesto
por la mente racional; ahí yacen las condiciones o fundamento de lo que la misma mente
racional, más tarde extraerá como implicado. Así, sabemos que los radios de la
circunferencia son necesariamente iguales, porque el ser de la circunferencia ±como una
línea curva que se genera por la rotación de un segmento sobre uno de sus extremos², es el
de un ente portador de racionalidad.

De tal manera que, no es exacto afirmar que el implicado es lo lógico y el implicante es


HORQWROyJLFR³VHU´\TXHDPERVVRQFR-extensivos, como si la razón suficiente del pensar
fuera a la vez la UD]yQ VXILFLHQWH GHO ³VHU´ VLHQGR VLHPSUH HO LPSOLFDQWH GH FDUiFWHU
racional, no SXHGHVHU³HOVHU´VLQRmás bien, un momento de la logicidad.

Se desprende que la logicidad está presente en toda estructura discursiva racionalmente


válida, tanto la que es propia de la lógica, como la que es propia de la matemática, dado que
esta última es nada más y nada menos que artificio creado por la mente racional.1 A
diferencia del principio de razón suficiente, la logicidad no yace en ninguna región
entitativa que no sea producto de la mente racional. Pero está presente de rigor: esto
significa que es impensable una estructura válida ²bien sea lógica o matemática ², que
no esté surcada por la logicidad.

Pero la logicidad, si bien está asociada a la racionalidad, no se identifica con lo


razonable: una afirmación razonable no necesita ser una consecuencia racional de las
premisas: le basta con ser plausible o compatible con las premisas. (Soler Toscano, F.,
2012, p. 205).

1 Planteamiento ofrecido por Obdulio Banda, en VX ³+DFLD HO DQiOLVLV RQWROyJLFR-PDWHULDO GH OR OyJLFR´
capítulo XI. Banda Marroquín, O., 2008.

2. LA DEFINICIÓN TABULAR ESTÁNDAR DEL CONDICIONAL EN LAS
&21&(3&,21(6³)81'$0(17$/´<6(0È17,&$'(/$/Ï*,&$

Cuando se establece la semántica de un sistema formal lógico, se indica el modo de


evaluar un condicional, de tal forma que éste puede ser verdadero o falso. Examinemos la
siguiente definición tabular estándar o "filónica" del condicional que aparece en todos los
libros básicos de lógica de predicados y matemática:

P Q P ĺQ
V V V
V F F
F V V
F F V

Con respecto a la primera combinación del condicional, esto es, cuando sus dos
miembros son verdaderos: Veamos este ejemplo:

La Luna es un satélite ĺHomero escribió la Iliada


V V
Para la lógica proposicional, este condicional cuyos miembros son verdaderos, es
verdadero. Considero que para calificar una fórmula compuesta, como lo es la implicación,
ha de evaluársela integralmente; y como esta fórmula entraña una relación, no podemos
calificarla sin tomar en cuenta la relación sintáctico-semántica existente entre sus
miembros. Para tener derecho a asignarle a la LPSOLFDFLyQ XQ YDORU GH ³YHUGDGHUR´ R
³FLHUWR´ FRQ ORJLFLGDG HO FRQVHFXHQWH YHUGDGHUR GHELHUD VHU HQ HVWD SULPHUD OtQHD XQD
genuina consecuencia del antecedente verdadero. Es el caso que la lógica bivalente, por no
SRGHUKDFHUDOXVLyQDORVKHFKRVSXHGHFDOLILFDUFRPR³YHUGDGHUR´DXQFRQGLFLRQDOFX\RV
miembros sean inconmensurables o incompatibles ±como es el caso del ejemplo±. Dado el
carácter formal del condicional, en esta primera línea ambos miembros son considerados
verdaderos, pero no por referirse a lo mismo; esto es, no existe un contenido semántico
común que los haga congruentes, comparables, como para ver si hay o no la esperada
consecuencia. Además de que esta asignación de valores invertebrada, incoherente,
GHVQDWXUDOL]D HQ ORV PLHPEURV VX IXQFLyQ SURSLD GH ³DQWHFHGHQWH´ R GH ³FRQVHFXHQWH´
obviamente que es irracional calificar a un condicional como verdadero, simplemente
SRUTXH DPERV PLHPEURV VRQ FDOLILFDGRV GH ³YHUGDGHURV´ VLQ LQWHUHVDU VL ORV YLQFXOD R no
alguna coherencia semántica. Volvamos al ejemplo:

La Luna es un satélite ĺHomero escribió la Iliada


V V

Ambos referentes son inconmensurables, y resulta ilógico, irracional, calificar el


FRQGLFLRQDO FRPR ³YHUGDGHUR´ DGXFLHQGR TXH HO FRQVHFXHQWH HV FRQVHFXHQFLD OyJLFD \
necesaria del antecedente. Ahora bien: si asumimos que la lógica proposicional bivalente

16
fundamenta la supuesta validez de la caliILFDFLyQ GH ³YHUGDGHUR´ GHO SUHVHQWH FRQGLFLRQDO
amparada en los hechos, que Homero escribió la Iliada debido a que la Luna es un satélite,
nadie aceptaría tamaña monstruosidad.3

Veo que la única forma de hallar una calificación holística integral, del condicional de
esta primera línea es, ±y dado que por su carácter formal es imposible con categorías
gnoseológicas±, es, digo, buscando si reúne o no validez racional: esto es, si realmente el
consecuente es consecuencia lógica del antecedente. En este sentido, veamos este ejemplo:

Los libros son cultura ĺAlgunas manifestaciones culturales son libros (1)

La verdad del antecedente, condiciona a la verdad del consecuente. Observo que esta
FRQGLFLyQGH³FLHUWD´GHla combinación condicional, consiste en la consecuencia que haya
entre los contenidos semánticos de sus miembros: es decir, que el consecuente sea una
consecuencia del antecedente. Y ciertamente, para que haya consecuencia, no cuenta la
correspondencia o no correspondencia semántica de cada miembro del condicional con su
referente: ambos pueden ser gnoseológicamente falsos, como en el presente ejemplo:

Todo átomo contiene uranio-235 ĺel uranio-235 es parte de los átomos (2)

La precedente combinación, pese a que sus miembros son falsos, es válida (no digo
³FLHUWD´ SRUTXHella UH~QH³FRQVHFXHQFLD´(VWHFRQGLFLRQDOHVHQORVKHFKRVIDOVR\VL la
OyJLFD FDOLILFD D VXV PLHPEURV FRPR ³YHUGDGHURV´ HO UHVXOWDGR HV TXH HO FRQGLFional es
³YHUGDGHUR´

Obsérvese que para la OyJLFDSURSRVLFLRQDOWDQWR  FRPR  SXHGHQVHU³YHUGDGHURV´


R ³FLHUWRV´lo cual significa que en los hechos, a la hora de calificar a su condicional, para
ella no cuenta la correspondencia semántica de cada uno de sus miembros con su referente,
ni menos de su condicional con su referente. Tampoco le interesa si existe coherencia
racional entre sus miembros. En tal sentido, la lógica puede calificar de cierto al siguiente
FRQGLFLRQDOVLFDOLILFDFRPR³YHUGDGHUR´DFDGDuno de sus miembros:

Algún S es P ĺTodos los S son P

Y no obstante, lo califica al condicional con categorías gnoseológicas. Esto significa que


la lógica proposicional bivalente hace un uso indebido de categorías gnoseológicas para
calificar a una fórmula abstracta, formal, que como constructo o instrumento racional y
operacional de la mente, no tiene nada de gnoseológico.

1
Según Legris, la consecuencia lógica queda caracterizada recurriendo a aspectos formales del lenguaje, y
HVWRVDVSHFWRVTXHGDQFDUDFWHUL]DGRVSRUODVGHGXFFLRQHVHVWUXFWXUDOHV³(VSHURKDEHUORJUDGRPRVWUDUTXHHQ
la elucidación de la consecuencia lógica nRHVQHFHVDULRUHFXUULUDXQDLQVWDQFLDµREMHWLYLVWD¶FRPRODTXHVH
da en OD FRQFHSFLyQ GH 7DUVNL´ 1R SXHGR PHQRV TXH GLVFUHSDU GH HVWH FULWHULR SXHV FRQVLGHUR LPSHQVDEOH
una consecuencia lógica genuina fundamentada en VRODPHQWH ORV ³DVSHFWRV IRUPDOHV GHO OHQJXDMH´ /HJULV
Javier (2001: pp. 89-107).

17
Por el carácter holístico de sus categorías, aplicadas a la fórmula completa y vacía, la
lógica debiera renunciar a la gnoseológica teoría correspondentista y centrarse en la
logicidad de su fórmula, esto es, su consecuencia lógica: que el antecedente dé sustento
lógico al consecuente ±aunque ambos sean gnoseológicamente falsos±; pero para esto,
tendría que renunciar al uso de categorías gnoseológicas.

Con respecto a la segunda combinación del condicional, esto es, cuando el antecedente
es verdadero y el consecuente es falso: ya en la interpretación de Diodoro Crono, la
FRQGLFLRQDO YHUGDGHUD HV ³DTXHOOD TXH no es y nunca es capaz de tener un antecedente
verdadero y un coQVHFXHQWHIDOVR´Sĺq . = df . (t) . p (t) ĺq (t).

³)DOVR´HVXQDFDWHJRUtDJQRVHROyJLFD±y también axiológica de desaprobación±. Ahora


bien: si la lógica califica con una categoría gnoseológica a un constructo que no es
gnoseológico, la explicación es obvia: no lo desaprueba por no guardar conformidad con su
UHIHUHQWHSXHVHVRQRHVWiHQFXHVWLyQWHQGUiTXHFDOLILFDUORDOFRQGLFLRQDOGH³IDOVR´SRU
alguna peculiaridad que no se da en ninguna de las demás líneas de la tabla. La única
peculiaridad a la que nos conduce la exigencia de racionalidad es, la pretensión de que lo
falso sea una consecuencia de lo verdadero; esa pretensión es la que la lógica rechaza como
³IDOVD´

Adviértase ante todo, que en el cálculo proposicional, los contenidos representados por el
antecedente y por el consecuente pueden ser disímiles, incongruentes entre sí, y ajenos uno
con respecto al otro; de manera que la lógica ±por lo menos la FRQFHSFLyQ³IXQGDPHQWDO´±,
en esta tabla, no toma en cuenta la congruencia o coherencia semántica que hubiera entre
ambos miembros. Ahora bien: preguntarse por la falsedad de la combinación, amparándose
tan sólo en la certeza o falsedad de cada uno de sus miembros por separado, no tiene
sentido. Si se trata de evaluar la validez de la consecuencia de la combinación, ella no
puede ser ni cierta ni falsa, ni válida ni no-válida: no puede existir ninguna consecuencia
HQWUHGRVFDWHJRUtDVDEVWUDFWDV\VLQFRQH[LyQVHPiQWLFD³YHUGDGHUR´\³IDOVR´/DYDOLGH]
racional o la no-validez racional de la conectiva, es decir, de la lógica de la combinación de
ambos miembros, sólo puede tener sentido si conocemos la correspondencia entre los
contenidos semánticos de sus miembros; pero siendo una fórmula vacía, abstracta, carecen
sus miembros de contenido, y a priori, no podemos decidir si la combinación es
lógicamente válida o no-YiOLGD PXFKRSHRUGHFLGLUVLHV³YHUGDGHUDR ³IDOVD´ 

Tratemos de aplicar al razonamiento, esta prescripción de la lógica, con estos dos


ejemplos:

Las águilas son cordados ĺel matriarcado no era ginocrático (3)


V F
Las águilas son cordados ĺlas águilas comparten el genoma de los líquenes(4)
V F

Volvamos a la peculiaridad de esta segunda combinación de la definición tabular. Siendo


una proposición molecular, formal y vacía, el sentido de cada uno de sus miembros puede
18
ser independiente del sentido del otro, tal como es el caso del ejemplo ³  ´ (QWRQFHV
pudiendo ser los contenidos de ambos miembros del condicional, tan disímiles y sin
ninguna relación como es el caso del ejemplo ³  ´HVLPSRVLEOHGHWHUPLQDU no solamente
si existe alguna relación de verdad o de falsedad, sino aun si es que el consecuente es o no
consecuencia lógica del antecedente.

En el ejemplo del caso, buscar si hay o no coherencia de consecuencia lógica entre


contenidos tan disímiles, sería una empresa sin sentido, tanto peor si dado el carácter
abstracto de la fórmula, no son contenidos típicos, sino que cualquier contenido
³YHUGDGHUR´ R ³IDOVR´ SXHGH VXVWLWXLU a los consignados. Pero aun cuando antecedente y
consecuente se refieren a lo mismo: por ejemplo:

Las estrellas mantienen equilibrio hidrostático ĺlas estrellas contienen albúmina

/D OyJLFD SURSRVLFLRQDO FDOLILFD D HVWH FRQGLFLRQDO FRPR ³IDOVR´ VXSRQLendo la


confrontación de su consecuente con su referente; pero la confrontación lo toma a dicho
consecuente no como consecuente, sino como una proposición cualquiera sin su función de
consecuente (O FRQGLFLRQDO DVt UHVXOWD ³IDOVR´ SHUR FRQ HVWH FDOLILFDWivo, la lógica
proposicional deja intacta la consecuencia o no-consecuencia entre sus miembros. Existe
pues una incongruencia, una incompatibilidad, entre la índole gnoseológica de los valores
utilizados, y el uso formal y abstracto que se les da a dichos valores.

Siendo el antecedente verdadero y el consecuente falso, la lógica califica a esta


FRPELQDFLyQ FRPR ³IDOVD´4 3XHV ELHQ ³IDOVR´ HV XQD FDWHJRUtD gnoseológica que denota
una confrontación o contrastación de la estructura lógica con su referente; significa
³LQDFHSWDEOH´ LQFRUUHFWR LQGHELGR SHUR ha de ser aplicado a la relación lógica, formal,
abstracta, que es el condicional. Ahora bien: SDUDWDOFDOLILFDWLYR LQWHJUDOGH ³IDOVR´DQWHV
que nada, el condicional debiera mostrar congruencia semántica entre sus miembros, que no
es el caso. Y ahí viene el problema de la posible disimilitud semántica de los contenidos. A
la FRQFHSFLyQ ³IXQGDPHQWDO´ GH la lógica, le tiene sin cuidado el contenido semántico de
los miembros. ¿Qué relación lógica podemos hallar entre la verdad sobre las águilas y la
falsedad acerca de la ginocracia del matriarcado?: absolutamente ninguna. Lo único que
nos dice el ejemplo es:

[P es VĺQ es F] ĺ[(PĺQ) es F]

Para evaluar si una relación bimembre se justifica o no, sus términos deben de ser
comparables; y para esto, tienen que portar algún aspecto común de comparación, que no
puede ser sino semántico. Es el caso que P y Q, siendo términos vacíos y formales, son
incapaces de ofrecer dicho aspecto común. Siendo así, la lógica carece de fundamento o

2
Beuchot, Mauricio (1961). Pp. 265 s. Según el testimonio de Sexto Empírico, Filón la definió la
LPSOLFDFLyQ GH OD VLJXLHQWH PDQHUD ³XQD FRQGLFLRQDO HV YHUGDGHUD si y sólo si no tiene un antecedente
YHUGDGHUR \ XQ FRQVHFXHQWH IDOVR´ >6H[WR (PStULFR  @ Dice también Sexto Empírico que, según
'LRGRURODFRQGLFLRQDOYHUGDGHUDHV³DTXHOODTXHQRHV\QXQFDHVFDSD]GHtener un antecedente verdadero y
XQFRQVHFXHQWHIDOVR´6H[WR(PStULFo (1912b). Sexto Empírico (1914)

19
razón suficiente para comparar, correlacionar ambos términos del condicional, y calificar
OXHJR OD FRUUHODFLyQ FRPR ³IDOVD´ 5 Carece de valores veritativos una estructura no-
coherente y sin correlato. El enfoque semántico de la lógica no avanza en esto, pues aun
reconociendo el valor semántico de los componentes de la estructura, no garantiza la
congruencia semántica de los miembros del condicional; así, no nos libra de condicionales
LQFRQJUXHQWHV GHFODUDGRV ³IDOVRV´ SRUWHQHU XQ DQWHFHGHQWH ³YHUGDGHUR´ \ XQ FRQVHFXHQWH
³IDOVR´

Con respecto a la tercera combinación del condicional (cuando el antecedente es falso y


el consecuente es verdadero): la lógica formal bivalente le atribuye valor de verdad. 6 Por
ejemplo, veamos este teorema de la teoría de conjuntos:

Teorema 1: El conjunto vacío ‫ ׎‬es un subconjunto de todo conjunto.


La prueba: sea A cualquier conjunto. Vamos a probar que el condicional x ‫ ׎ א‬ĺx ‫א‬
A, es verdadero para todo x. Ahora bien: dado que el conjunto vacío ‫ ׎‬no tiene
elementos, resulta que la proposición "x ‫ " ׎ א‬es falsa; por el contrario: el enunciado "x
‫ א‬A", puede ser verdadero o falso. De todas maneras, en conformidad con la tercera fila
de la tabla, el condicional x ‫ ׎ א‬ĺ x ‫ א‬A resulta ser verdadero. Es así que para todo
conjunto, ‫ ك ׎‬A.

En primer lugar: para que sea lógicamente válido el condicional de la tercera


combinación, así como su correspondiente asignación de certeza, debiera haber entre sus
miembros, coherencia semántica, lo cual no es el caso, por el carácter formal y vacío de la
proposición molecular del caso: el carácter vacío y formal de la proposición, hace que el
valor veritativo de la combinación no puede basarse en los contenidos de sus miembros.
Sea por ejemplo:

El ozono consta de cuatro átomos ĺel estado Chavín fue teocrático (5)
F V
El consecuente puede ser verdadero y el antecedente falso, pero pueden referirse a
contenidos disímiles, inconmensurables, y esto precisamente por el carácter formal de la
proposición condicional. Esta disimilitud impide la menor coherencia semántica como para
asignarle un valor veritativo al condicional. Considero que es imposible que la sola falsedad
de cualquier enunciado, pueda ser el fundamento de la verdad de cualquier otro enunciado,
como pretende la lógica proposicional bivalente. Entonces, no habiendo unidad semántica
entre antecedente y consecuenWH¢FyPRSXHGHKDEHU³XQLGDGYHULWDWLYD´HQWUHDPERV"

3
6DQWLDJR )HUQiQGH] /DQ]D WDPELpQ FDOLILFD HVWD FRPELQDFLyQ GHO FRQGLFLRQDO FRPR ³IDOVD´ 3HUR OR KDFH
sólo desde el punto de vista del contenido semántico de los miembros. Lo que este autor no advierte es, que la
lógica bivalente le asigna el valor veritativo al condicional sin tomar en cuenta su contenido semántico: que
supone una comparación entre los miembros, siendo no obstante éstos ±tomados formalmente-,
inconmensurables, incomparables. Fernández L., Santiago (2008). Pp. 69, 85.
4
<D*XLOOHUPRGH2FNKDPHQ6XPPD7RWLXV/RJLFDH,,, ,,, HVFULEtD³ORYHUGDGHURSXHGHVHJXLUVHGH
ORIDOVR´%RHKQHU3KLORWKHXV  3S 302-320.

20
Pero aun en el caso de que haya unidad ²léase ³FRKHUHQFLD´² semántica entre ambos
miembros, ¿cómo es que el consecuente cierto puede estar condicionado por un antecedente
falso?

Colón no fue cartógrafo ĺColón descubrió la América (6)


F V
Aun en el caso de que los dos miembros del condicional tengan el mismo referente, no se
da la pretendida fundamentación. Por ejemplo:

El Lanzón monolítico es de Guinea ĺel Lanzón monolítico es de granito (7)


F V
Confrontando el condicional con su referente, tenemos que la verdad del consecuente no
se funda ni puede fundarse en la falsedad del antecedente: es cierto que el objeto del
ejemplo es de granito, pero no como consecuencia de no ser de Guinea: el no haber sido de
Guinea, carece de la suficiente logicidad como para fundamentar que el objeto del caso sea
de granito. Y es que jamás una falsedad puede ser la condición de una verdad, peor, si
antecedente y consecuente son disímiles y ajenos entre sí ±como es el caso de los
condicionales manejados por la lógica±.

Este condicional de la tercera combinación aunado a su valor de certeza es, por lo tanto,
inaceptable, y no tiene nada de lógico, porque está exento de necesidad, exento de
apodicticidad y de logicidad.

3HURHVPiVSDUDVHUXQFRQGLFLRQDO FDOLILFDGRFRPR³YHUGDGHUR´VXDQWHFHGHQWHGHEH
ser una condición infaltable. Me pregunto entonces: en la tercera combinación de la tabla,
¢FXiOHVODFRQGLFLyQLQIDOWDEOHTXHRIUHFHHVHDQWHFHGHQWH³IDOVR´"

Sean estos dos condicionales, siendo el primero de ellos un ejemplo de la tercera


combinación del condicional:

Los Paracas fueron nómadas ĺBetelgeuse es una estrella supergigante (8)


Anccu Hualloc fue un guerrero ĺBetelgeuse es una estrella supergigante (9)

La lógica ha establecido que la combinación tercera del condicional, con antecedente


falso y consecuente vHUGDGHUR HV ³YHUGDGHUD´ (VWR VLJQLILFD TXH WUDWiQGRVH GH XQ
condicional, la condición o fundamento que garantiza la verdad del consecuente cierto, ha
de ser un antecedente falso.

Ahora bien: observo que algo, para ser fundamento, ha de ser portador de alguna virtud o
cualidad que le GD HVH SRGHU GH ³IXQGDPHQWDU´ HQ HVWH FDVR GH JDUDQWL]DU la supuesta
validez no sólo del consecuente, sino de la combinación lógica condicional. Curiosamente,
en la combinación primera del condicional, es decir, cuando ambos miembros son ciertos,
el fundamento de la certeza lo da un antecedente cierto. Se supone entonces, que en ambas
combinaciones debe haber alguna virtud común a la falsedad y a la certeza de sus
miembros antecedentes, y que pueden ofrecerla para garantizar la certeza del consecuente y
la validez del condicional del FDVR 3HUR TXp HV ³FRQGLFLyQ´ DTXHOOR TXH SRVLELOLWD la
realidad o efectividad de algo. El aire es una condición para que el escritor escriba. El
21
condicionado es el resultado o consecuencia de la condición; significa esto que si falta la
condición, no se da el resultado o consecuencia. Aplicado a nuestro caso, significa que,
bien sea que el antecedente sea verdadero o falso, el consecuente ha de ser igualmente
cierto. Para la lógica, la FDWHJRUtD GH FHUWH]D GH ODV SURSRVLFLRQHV ³  ´ \ ³  ´ HV
LJXDOPHQWH³YHUGDGHUR´

Adviértase que si sustituimos el antecedente falso por otro verdadero o viceversa, el


FRQVHFXHQWH VLJXH VLHQGR ³FLHUWR´ 3HUR UHFRUGHPRV TXH VL IDOWDQGR XQD FRQGLFLyQ VH GD
siempre el efecto, consecuencia o resultado, entonces ya pierde su status de condición. Esto
significa que en esta tercera línea, el valor veritativo del antecedente, dado que no es
gravitante para determinar el valor veritativo de su respectivo consecuente, no es condición
de su certeza.

¿Cuál es la virtud del antecedente? Obviamente, no puede ser su valor veritativo, dado
que para la lógica, da igual que sea verdadero o falso. La conclusión lógica que nos vemos
obligados a asumir es que su única virtud es, el ser la condición supuestamente necesaria de
un consecuente cierto. Es decir, para la lógica, el fundamento de la certeza del condicional
en el caso de la tercera combinación, estriba en que algún antecedente, cualquiera que sea,
es la condición necesaria de un consecuente que estipulativamente lo calificamos de
³FLHUWR´ (VWR VLJQifica que para que el consecuente sea cierto, tiene que haber un
antecedente, no importa cuál sea su contenido semántico ni su valor veritativo.

Pero queda aun una posibilidad: la virtud del antecedente de esta combinación, sería el
ser la condición de un consecuente cierto. Sin embargo, vemos que para que se constituya
XQFRQGLFLRQDO³YHUGDGHUR´no es necesario que su consecuente sea cierto: es el caso de la
FXDUWD FRPELQDFLyQ TXH HV ³YHUGDGHUD´ VLHQGR VX FRQVHFXHQWH IDOVR (VWR HV TXH SDUD
obtener un FRQGLFLRQDO³YHUGDGHUR´no es necesario que su antecedente falso condicione a
un consecuente verdadero.

De tal manera, el antecedente de esta tercera línea, para ser condición de la certeza del
condicional, no solamente no importa cuál sea su valor veritativo, sino que ni siquiera
QHFHVLWDHVWDUDVRFLDGRDXQFRQVHFXHQWH³FLHUWR´

Sigo preguntando entonces: ¿qué poder o virtud tiene el antecedente de la tercera


combinación, para condicionar un valor de certeza de su condicional?: no es ni su valor
veritativo, ni el estar asociado a un consecuente cierto. La única conclusión hacia la que nos
conduce la necesidad lógica es, que lo que se necesita para que dicha tercera combinación
VHD³YHUGDGHUD´HVlo atípico y sui generis: que sea la relación entre un antecedente falso y
un consecuente verdadero: esto sí es único entre las cuatro combinaciones del condicional.
Pero inmediatamente nos asalta la duda: otras dos combinaciones, siendo diversas y
atípicas, también son ciertas. Examinando las combinaciones primera, tercera y cuarta,
YHPRVTXHSDUDVHU³YHUGDGHUR´HOFRQGLFLRQDOQRQHFHVLWDQLGHXQDQWHFHGHQWH³IDOVR´QL
GHXQFRQVHFXHQWH³YHUGDGHUR´6HGHGXFHTXHQLOD³IDOVHGDG´GHODQWHFHGHQWHGHla tercera
línea ni la ³YHUGDG´GHVXFRQVHFXHQWHUHVXOWDQQecesarias para fundamentar la ³YHUGDG´del
condicional. Por lo tanto, carecen de valor explicativo; y si no lo tienen por separado,

22
menos lo podrán tener ligados en una implicación. El resultado es, que la certeza atribuida a
esta tercera combinación, no es apodíctica sino estipulativa.7

Con respecto a la validez de la cuarta combinación del condicional: sea esta proposición:

El cloro no es un halógeno ĺlos Tuaregs no son nómadas (10)

Por hipótesis, la certeza de este condicional debiera depender de la coherencia entre su


antecedente falso y su consecuente falso; esto es, el primero debe ser condición infaltable
del segundo.

Yo sin embargo observo, que el fundamento de un consecuente falso no puede estar en


su referente; este es, que los Tuaregs son nómadas; y obviamente, no existe adecuación
semántica entre el consecuente y este referente. El fundamento de la validez de un
consecuente falso, solamente puede ser algún enunciado del cual se derive por vía
deductiva. Por ejemplo:

Todos los cordados realizan fotosíntesis ĺalgunos cordados realizan fotosíntesis (11)
No es el caso que ningún felino sea rumiante ĺalgunos felinos son rumiantes (12)

Ahora bien: en el plano estricto de la relación condicional: comparemos la cuarta


combinación con la tercera: para la lógica, igual le da que el antecedente falso condicione a
un consecuente cierto o a un consecuente falso: ambas relaciones de consecuencia las
convalida como válidas. Sostengo que un mismo factor no puede ser, bajo las mismas
circunstancias, la condición una y común de dos consecuencias opuestas. Es que la
contradictoriedad de ambas consecuencias, de algún modo ha de estar prefigurada en el
antecedente común. Esto implica alguna mínima diferenciación en el seno del antecedente
condicionante, diferenciación que en los casos que examinamos, no existe.

Puesto que en las combinaciones tercera y cuarta, sus consecuentes son diversos y
opuestos, es obvio que debiera haber una explicación racional de aquél antecedente del que
en cada caso son su respectiva consecuencia. La explicación de algo, debe hacer una
referencia expresa a las peculiaridades de ese explanandum, y por consiguiente, dicho
explanans no puede ser genérico sino preciso. No puede ser que con un mismo explanans
HODQWHFHGHQWH³)´ VHSUHWHQGDGDUH[SOLFDFLyQGHOSRUTXpGHGRVFRQVHFXHQWHVGLYHUVRV
\RSXHVWRV³)´ ³IDOVR´ \³&´ ³FLHUWR´ 'HWDOPDQHUDHQHOHVTXHPDTXH nos ofrece la

5
Tomás de Mercado decía que es válido inferir de lo falso tanto lo verdadero como lo falso. Se basaba en que
así como no hay males que no contengan por lo menos algún bien, es rara la falsedad que no contenga alguna
verdad. Mercado, Tomás de (1571).
$OEHUWR GH 6DMRQLD HVFULEtD ³'H OR IDOVR SXHGH VHJXLUVH OR YHUGDGHUR \ GH OR imposible puede seguirse lo
SRVLEOH\GHORQRQHFHVDULRSXHGHVHJXLUVHODRQHFHVDULR´6HJ~Q$OEHUWRHOTXHODSURSRVLFLyQQHFHVDULDVH
siga de cualquiera otra, se prueba porque es imposible que las cosas no sean como las significa la proposición
necesaria, y por ello, esta es consecuencia para cualquier proposición. Alberto de Sajonia (1998).
Creo que para asignar un valor veritativo al condicional, y que tenga racionalidad, mínimamente debiera verse
la relación sintáctica y semántica entre sus dos miembros: un solo miembro no lo puede decidir. Por eso,
desapruebo los planteamientos precedentes.

23
lógica, si busco en el antecedente el fundamento de esa contradictoriedad de los
FRQVHFXHQWHVHOSRUTXpXQRHV³&´\HORWURHV³)´QRORKDllo dicho fundamento, pues es
XQD³)´DEVROXWDPHQWHLGpQWLFDHQDPEDVFRPELQDFLRQHV¢([LVWHHQHODQWHFHGHQWHDOJXQD
UD]yQSDUDHQXQFDVRDSDUWLUGH³)´GHULYDU³&´"QR ¢H[LVWHHQHO PLVPRDQWHFHGHQWH
DOJXQDUD]yQSDUDDSDUWLUGH³)´GHULYDU³)´": tampoco.

Veamos este ejemplo:

Todo quasar consta de citoplasma ĺel citoplasma forma parte de los quasars (13)

Ambos miembros son falsos; y sin embargo, la proposición es lógicamente coherente: es


GHFLUHV OyJLFDPHQWHYiOLGDHV ³YHUGDGHUD´R³FLHUWD´3HURKD\FDVRVHQ ORVTXHVLHQGR
ambos miembros falsos, no se da la susodicha coherencia lógica:

El estaño carece de isótopos ĺla electrónica fue prehistórica (14)

Concluyo pues, que en el caso o figura 4 del condicional, no siempre la combinación ha


GH VHU ³IDOVD´ &RQWUDVWDGRV FRQ VXV UHIHUHQWHV SXHGHQ VHU IDOVRV DPERV FRQWHQLGRV SHUR
puede haber coherencia lógica entre ellos; entonces, la FRPELQDFLyQSXHGHVHU³FLHUWD´±por
su contenido semántico±; es el caso de la proposición número 13. La requerida
consecuencia lógica entre antecedente y consecuente, no puede estar incluida en los vacíos
VLJQLILFDQWHV³)´\³)´GHla cuarta combinación.

Hay casos en los cuales no hay ninguna condicionalidad semántica entre ambos
miembros falsos de la proposición: es el caso de la proposición 14. No hay ninguna
condicionalidad: para que el consecuente sea falso, no es necesario que el antecedente falso
le sea coherente. Es decir, el valor veritativo del antecedente no condiciona al valor
veritativo del consecuente. No habiendo ninguna relación, ¿con qué fundamento le
atribuimos valor veritativo a la combinación?

Pero los miembros de esta cuarta combinación, no solamente son inconexos, sino que
además, por hipótesis, son enunciados falsos. Entonces, ¿cómo puede ser cierta una
combinación basada en enunciados además de incoherentes, falsos?

Mauricio Beuchot acepta con Tomás de Aquino, la supuesta verdad de aquél condicional
con antecedente falso, y expone el ejemplo propuesto por el aquinatense:

³Si el hombre vuela, tiene alas´8

Discrepo de este autor. Yo creo que tal estructura puede ser verdadera, solamente
tomando en cuenta la verdad como correspondencia, esto es, que volar implica tener alas.
Pero suponer esto, es ir más allá de lo que plantea la lógica formal bivalente: ésta no hace
referencia a los hechos, excluye el contenido semántico de las proposiciones. Por lo tanto,
la DVLJQDFLyQ GH ³YHUGDGHUR´ D HVWH FRQGLFLRQDO GHO HMHPSOR no le GD XQD ³YHUGDG
FRKHUHQFLDO´ por la supuesta ³FRQH[LyQ QHFHVDULD´ entre antecedente y consecuente, como
8
Beuchot, Mauricio (1981). P. 268

24
pretende Beuchot: tal asignación refleja un convencionalismo que ni siquiera se basa en su
sintaxis. Él le llama ³YHUGDG FRKHUHQFLDO´ \R SUHILHUR llamarle ³FRUUHFFLyQ´  \ HV TXH no
nos atenemos a la correspondencia con el hecho, sino sólo a la coherencia semántica. Pero
la lógica formal bivalente excluye consideraciones sobre el contenido semántico de los
significantes. Luego, a su cuarta combinación no puede FRUUHVSRQGHUOHQLQJXQD³DVLJQDFLyQ
de FHUWH]D´

25
26
%EL CONTENIDO SEMÁNTICO

27
28
3. EL CONTENIDO SEMÁNTICO DEL CONDICIONAL

La verdad o falsedad de la combinación en el condicional en la definición tabular


estándar, no depende de los valores veritativos de los miembros del condicional por
separado, sino de la logicidad de la consecuencia: que el consecuente se siga del
antecedente; pero para determinarlo, hay que conocer cuál es el contenido semántico de
ambos; no su respectiva correspondencia entre el enunciado y el hecho, sino solamente su
contenido semántico. Sólo así se podría saber si hay o no consecuencia entre ambos
contenidos semánticos. Pero es el caso que cuando la lógica de predicados atribuye valores
veritativos a los miembros del condicional, lo hace en abstracto: cada una de las cuatro
combinaciones o líneas de la definición tabular del condicional, es una fórmula vacía, sin
contenido. Luego, el valor veritativo que le atribuye a cada una de las cuatro combinaciones,
es a priori, sin fundamento semántico y por lo tanto, convencional, sin sustento racional.9

Adviértase que cuando digo que hay que tomar en cuenta el contenido semántico, me
refiero solamente a la sintaxis de los significados : no me refiero a la correspondencia o no-
correspondencia del enunciado con el referente. Por ejemplo:

Perú es democrático-popular ĺla democracia popular existe en Perú

El consecuente no guarda correspondencia con el referente, pero sí hay consecuencia


semántica entre antecedente y consecuente, y por tanto, la combinación, desde mi
perspectiva, es verdadera ±mejor dicho, válida±. Por el contrario, si enuncio:

Perú es democrático-popular ĺPerú no es democrático-popular


P ĺ -P

Observamos que por la sintaxis de su contenido semántico, no hay consecuencia lógica


entre antecedente y consecuente.10 Entre P y ±P, existe una contradictoriedad que impide
que el condicional que los une, sea declarado válido o consistente: no son simples

9
Santiago Fernández Lanza reconoce también que los valores veritativos del condicional en su conjunto,
dependen de su semántica en última instancia. Sin embargo, no cuestiona los valores veritativos atribuidos por
la lógica bivalente, a los cuatro casos del condicional, y en eso tomo mi distancia frente a dicho autor.
Fernández Lanza, Santiago (2008). Pp. 71 s.

10
El mexicano Tomás de Mercado, rechazaba que las reglas de la consecuencia fueran fruto de la
estipulación y el capricho. Sostenía que dichas reglas deben estar basadas en la naturaleza de las cosas, es
decir, deben tener un fundamento ontológico. Tomás de Mercado (1571-a).
Insisto: la logicidad de la implicación no depende de la correspondencia entre el enunciado y el hecho, sino
VRODPHQWH GHO FRQWHQLGR VHPiQWLFR GH FDGDPLHPEUR GHO FRQGLFLRQDO 3ODQWHDU HO ³IXQGDPHQWR RQWROyJLFR´
excede la pretensión de logicidad.

29
significantes, sino dos significados contrapuestos: afirmación de lo mismo, y negación de
lo mismo. Ahora bien: los significantes que coloca la lógica bivalente en la definición
estándar, carecen de contenido semántico: ³9´\³)´SURFHVDGRVHQHOFiOFXORsintactístico,
arrojan el mismo UHVXOWDGR TXH VL IXHUDQ VXVWLWXLGRV SRU ³EODQFR´ \ ³QHJUR´ ³FDUD´ \
³VHOOR´3RUlo tanto, la asignación de valores de certeza a cada cual de las implicaciones,
no está legitimada por carecer de fundamento semántico. Tal situación da fundamento al
convencionalismo.

Se deriva de aquí, que en la lógica bivalente, no todo es apodicticidad: hay en ella algo
de convencionalismo y algo de inquietud heurística. El convencionalismo: los valores de
certeza del condicional no están impuestos por la correlación entre los miembros de la
implicación. Observo que la atribución de valores veritativos a cada uno de los términos de
la proposición condicional, no tiene fundamento racional, es arbitraria, y constituye un
recurso heurístico.

30
31
4. LA COHERENCIA SENÁNTICA REFERENCIAL

/DV FDWHJRUtDV GH ³FLHUWR´ \ ³IDOVR´ TXH HPSOHD la lógica, aplicadas al antecedente y al
consecuente, no debiera de usarlas, dado que tienen una connotación representacionista,
esto es, nos dicen de la referencia adecuada o inadecuada al referente. Ya Quine escribía:

1R KD\ RUDFLyQ TXH VHD YHUGDGHUD VLQR SRUTXH OD UHDOLGDG OD KDFH YHUGDGHUD « 
Mientras nos refiramos a la verdad de oraciones aisladamente dadas, la teoría
perfecta de la verdad será siempre la que Wilfried Sellars llamó teoría de la
GHVDSDULFLyQ GH OD YHUGDG «  (O SUHGLFDGR GH YHUGDG VLUYH SDUD DSXQWDU D OD
realidad a través de la oración; sirve como recordatorio de que, aunque estamos
mencionando oraciones, todo lo que importa es la realidad.11

Efectivamente, un enunciado es cierto o falso según que guarde o no correspondencia


FRQ VX UHIHUHQWH /D OyJLFD FODUR HVWi WUDEDMD FRQ XQD ³YHUGDG OyJLFD´ H[SUHVLyQ TXH VH
aplica a una fórmula bien formada, lógicamente válida; pero no debiera usar estas
FDWHJRUtDVDSOLFDGDVDORVPLHPEURVGHOFRQGLFLRQDOSRUTXHQLVRQIyUPXODVQLHVWiQ³ELHQ
IRUPDGDV´'HRWUDSDUWHUHFKD]RTXHla ³YHUGDGOyJLFD´WHQJDVXIXQGDPHQWRHQHOmundo
extralingüístico, como han pretendido algunos lógicos. Ellos representan lo real por las
oraciones, recurriendo a un modelo conjuntístico; ellos creen que x es verdad lógica
exactamente cuando x es obtenible a partir de un esquema válido: significa ahora que
³H[LVWHXQHVTXHPDĭWDOTXH[VHSXHGHREWHQHUDSDUWLUGHĭ\WRGR modelo VDWLVIDFHĭ
2 WDPELpQ TXH [ HV REWHQLEOH D SDUWLU GH ĭ \ la oración conjuntística asociada a x,
UHODWLYDPHQWHDĭHV YHUGDGHUD´12

En tal virtud, la lógica, en el trabajo con los condicionales, debiera reemplazar sus
categorías SRUODVGH³FRUUHFWR´H³LQFRUUHFWR´HVWRHV³YiOLGR´\³QRYiOLGR´ ²porque en
sus fórmulas, ni existe coherencia sintáctica, ni existe referencia a la realidad extra-
lingüística como se verá a continuación.

Ahora bien: para decidir si la fórmula condicional es correcta o incorrecta, no basta con
que sus miembros tengan contenido semántico, sino que debe existir coherencia semántico-
referencial entre antecedente y consecuente: es decir, ambos tienen que referirse a lo
mismo; no puede ser que el antecedente se refiera a estrellas, y el consecuente a la
esclavitud: ambos son términos inconmensurables. Sólo cuando existe la citada coherencia,
VRQFRPSDUDEOHVVXVYDORUHV³YHULWDWLYRV´\HYDOXDEOHVXUHVSHFWLYD correlación.

11
Quine, Willard van Orman (1998). Pp. 34 s
12
Moretti, Alberto (2016), P. 7

32
Si los miembros son referencialmente inconmensurables, es imposible establecer si
existe condicionalidad o consecuencia entre antecedente y consecuente. Ejemplo:

Algunos isótopos son radiactivos ĺManco Inca fue un héroe


Pa ĺQb

Está bien que en el orden fáctico haya heterogeneidad entre la causa condicionante y el
HIHFWRFRQGLFLRQDGR³ORVFDPELRVWHO~ULFRVIXHURQODFDXVDGHODH[WLQFLyQGHGHWHUPLQDGD
HVSHFLH´ pero en el condicional, el condicionamiento, para ser correcto, ha de ser lógico: el
valor veritativo del antecedente, debe ser la condición del valor veritativo del consecuente;
pero para que se vea si el uno es o no condición válida del otro, ambos valores veritativos
han de ser compatibles. Veamos este ejemplo aparentemente coherente:

Todos los ronsocos son pequeños ĺalgunos ronsocos son pequeños

6L FRQVLGHUDPRV ³SHTXHxR´ HQ DPERV PLHPEURV HQ UHODFLyQ FRQ HO WDSLU DPERV VRQ
semánticamente coherentes, y el valor veritativo es compatible. Pero si en el antecedente le
GDPRVD³SHTXHxR´XQVHQWLGRHQUHODFLyQDOWDSLU\HQHOFRQVHFXHQWHORUHODFLRQDPRVFRQ
el agutí, tiene que variar la asignación de valores veritativos al condicional. La no-
compatibilidad semántica, gravita en los valores veritativos de la estructura.

Ahora bien: la condicionalidad lógica es necesidad, apodicticidad, a diferencia de la


condicionalidad fáctica. Pero entonces, la condicionalidad buscada en el condicional, para
ser apodíctica, sólo puede ser deductiva o tautológica, pues la apodicticidad la podemos
hallar tan sólo en la deducción, en las tautologías, y en los tres primeros principios lógicos.
Sean por ejemplo estos casos:

Los libros son cultura ĺAlgunas manifestaciones culturales son libros


Sólo los vivientes son eucariótidos ĺlos quasars no son eucariótidos
a >b . b > c ĺa > c
yĺy

La apodicticidad de estas estructuras condicionales expuestas, es suficiente garantía de su


³FRUUHFFLyQ´(Qlas fórmulas:

Todos los diamantes son minerales ĺalgunos diamantes no son minerales


El vanadio es un mineral ĺel vanadio no es un mineral

Dichas fórmulas condicionales son lógicamente incorrectas, porque en ellas está ausente
la apodicticidad propia de la deducción, y/o la apodicticidad que impone el principio de no-
FRQWUDGLFFLyQ2ELHQSRGHPRVWUDEDMDUFRQYDORUHVYHULWDWLYRVGH³IDOVR´

Todos los cordados realizan fotosíntesis ĺalgunos cordados realizan fotosíntesis

6LGHFODUDPRVDPERVPLHPEURVFRPR³IDOVRV´se puede inferir que el condicional es


correcto: se impone la apodicticidad porque lo que es predicable de todos los miembros del

33
conjunto, también ha de serlo de algunos miembros de dicho conjunto, y hay apodicticidad
en la coherencia. Veamos este condicional:

Los cordados realizan fotosíntesis ĺno es cierto que los cordados realicen fotosíntesis

Si declaramos al antecedente como falso y al consecuente como verdadero, se impone la


apodicticidad, y el condicional es lógicamente correcto.

El helio es un gas ĺel helio no tiene isótopos

Si en el precedente ejemplo, declaramos al antecedente verdadero y al consecuente falso,


no podemos concluir que el condicional sea incorrecto, dado que no hay
conmensurabilidad, pues antecedente y consecuente tienen referentes disímiles, y así, no se
impone la consecuencia. Sea este condicional:

El triángulo es un polígono ĺel triángulo no es un polígono

Siendo el antecedente verdadero y el consecuente falso, el condicional es incorrecto,


inconsistente, porque viola el principio de no-contradicción: en él está ausente la
apodicticidad deductiva. Y ciertamente, la calificación se apoya en la exigencia de la
coherencia semántica entre sus miembros.

(QFRQFOXVLyQSDUDFDOLILFDUDXQDIyUPXODFRQGLFLRQDOFRPR³FRUUHFWD´ FRQVHFXHQWH R


incorrecta (inconsecuente), ha de haber coherencia semántico-referencial: ésta es el
fundamento que permite ver si la fórmula ofrece o no apodicticidad o consecuencia
aSRGtFWLFD DXQFXDQGRORVYDORUHVYHULWDWLYRVVHDQ³IDOVR´HQXQRRHQDPERVPLHPEURV 
Es aceptable en este sentido la SRVLFLyQGH4XLQHDFHUFDGHO³HVTXHPDlógico YiOLGR´HVXQ
HVTXHPD ĭ WDO TXH WRGD RUDFLyQ TXH VH SXHGD REWHQHU D SDUWLU GH ĭ UHHPSOD]Dndo
esquemas oracionales simples por oraciones, es verdadera.

Sea este condicional:

En toda etnia prehistórica hubo salario ĺen algunas etnias prehistóricas


hubo salario

Es una estructura en la que el antecedente condiciona al consecuente, y por lo tanto, es


correcta. No tiene por qué interesarnos, el que ninguno de sus miembros guarde adecuación
a la realidad referente. Este es un condicional correcto, pues muestra coherencia semántica
o conmensurabilidad entre sus miembros, en el marco de la cual, el antecedente es
condición del consecuente.

El carácter formal de la lógica, no nos permite fundar la validez o certeza del


condicional, haciendo referencia a lo fáctico. Basta pues, con la señalada coherencia
semántica, cual es la de la proposición del ejemplo precedente.

En este sentido, la corrección o incorrección de una proposición condicional, por ser


internas y estructurales, serían estrictamente lógicas. Me explico: el antecedente debe ser la

34
condición sine qua non del consecuente; si lo es, el condicional es lógicamente correcto; si
no lo es, el condicional es lógicamente incorrecto. Por ejemplo, la siguiente estructura:

Todos los P son Q ĺalgunos P son Q

Solamente se puede decidir sobre la corrección o incorrección de una proposición


condicional, cuando existe coherencia semántica entre sus miembros: esto es, cuando
DPERV VRQ HQWUH Vt ³FRQPHQVXUDEOHV´ 'H HVWR VH GHVSUHQGH TXH XQ FRQGLFLRQDO FRQ
coherencia semántica, puede ser incorrecto por carecer de consecuencia. Por ejemplo:

Todos los P son Q ĺalgunos P no son Q


Todos los P son Q ĺningún P es Q

En ambas implicaciones existe conmensurabilidad, pero no hay consecuencia lógica. Y


la verdad o falsedad de cada uno de sus miembros, no deriva de su confrontación respectiva
con la realidad.

Existe otro tipo de condicionalidad que aunque pueda expresarse mediante la implicación
lógica, la implicación no es lógica sino factual:

Juan es hijo de María ĺno es el caso que Juan sea mayor que María
Juan es hijo de María ĺMaría es más joven que Juan
El sol calienta el océano ĺse desprenderán nubes del océano
El sol no calienta el océano ĺse desprenderán nubes del océano

La condicionalidad o la no-condicionalidad que en estos casos aparezca en la fórmula, no


le pertenece a la fórmula, sino a su referente: no le es intrínseca sino extrínseca. Los valores
veritativos, tanto del antecedente como del consecuente, son de corte gnoseológico, y no
garanWL]DQ SDUD FDOLILFDU HO FRQGLFLRQDO GH ³YHUGDGHUR´ R GH ³IDOVR´ SXHV HVRV YDORUHV
tienen que ser confrontados con los referentes. Y en estos casos sí es calificable el
FRQGLFLRQDO FRPR ³YHUGDGHUR´ R ³IDOVR´ \ no FRPR ³FRUUHFWR´ R ³LQFRUUHFWR´ lo cual
supone una confrontación de la supuesta coherencia de los valores veritativos de sus
miembros. Adviértase que puede haber coherencia factual, pero eso no está en cuestión en
una disciplina formal como lo es la lógica: Ha llovido ĺel suelo se ha humedecido.

Por el contrario: si no existe coherencia semántica, no contamos con ningún criterio o


referencia para establecer si existe o no condicionalidad del consecuente por el antecedente;
el presente condicional es incorrecto, inconsistente, por falta de condicionalidad:

El círculo es un polígono ĺel helio es un gas

La logicidad de un condicional no depende de que trascienda a la realidad, que sea


verificable, que no contradiga a los hechos, como pretende Marino Llanos:13 para que
tenga logicidad, basta con que exista alguna coherencia semántica entre sus miembros.

13
Llanos Villajuán, Marino (1998), Pp. 114-117

35
Dado que la lógica es una disciplina formal, la verificabilidad con los hechos reales no
viene al caso. Veamos este ejemplo:

Todas las almas son sublimes ĺalgunas almas son sublimes

El condicional no es verificable como quiere Llanos, pero es válido, porque entre sus
miembros sí existe coherencia sintáctica. Veamos este otro ejemplo:

Todos los círculos son cuadrados ĺalgunos círculos son cuadrados

En esta fórmula, ni siquiera cada cual de sus miembros tiene un contenido semántico
unitario, menos podrá ser verificada; y sin embargo es válida, porque entre sus miembros
existe coherencia sintáctica y semántica. Ya Quine HVFULEtD³/DOyJLFDVXEHDODFD]DGHOD
YHUGDGSRUODVUDPDVGHOiUEROGHODJUDPiWLFD « /DOyJLFDGH ODV IXQFLRQHV YHULWDWLYDV
queda asegurada si la lógica encuentra las condiciones veritativas a través de las
FRQVWUXFFLRQHVJUDPDWLFDOHV « ´14

14
Quine, Willard van Orman (1998), Pp. 71 s

36
37
5. NO EXISTE UN ENLACE LÓGICO ENTRE LOS MIEMBROS DEL
CONDICIONAL, COMO PARA FUNDAMENTAR EL VALOR DE CERTEZA
A ÉL ATRIBUIDO

El cálculo lógico es sólo eso: un instrumento de cálculo; por lo tanto, siendo puramente
formal, no tiene por qué reflejar la constitución entitativa de la realidad, ni sus resultados
han de confrontarse con la realidad. La validez o no-validez de la inferencia, no depende de
su contenido sino de la coherencia entre sus pasos. Por lo tanto, la conclusión a la que se
arribe en una inferencia puede ser un absurdo al confrontarlo con la realidad, pero ello no
compromete la validez o no-validez de la estructura del cálculo.15

De los contenidos que llenan las fórmulas, sólo ha de contar su sentido semántico; y este
sentido, tiene un valor puramente referencial: esto es, en función al valor de otros
FRQWHQLGRV SRU HMHPSOR ³XQLYHUVDO´ HQ IXQFLyQ D ³LQGLYLGXDO´ ³PHQRU´ HQ UHODFLón a
³PD\RU´³GLIHUHQWHGH´³LGpQWLFRD´

De tal manera, en el cálculo lógico-formal y sintactístico, la corrección o validez son


FRPSOHWDPHQWH DMHQRV D ³OD YHUGDG´ la explicación es, que en el cálculo, la consecuencia
obtenida no es gnoseológica sino exclusivamente lógica; esto, por su carácter
exclusivamente formal, que lo hace indiferente a su contenido. Veamos un ejemplo en el
que el cálculo aplica la ³UHJODGHHVSHFLILFDFLyQXQLYHUVDO´ ²y que la identificaré en este
trabajo como ³ODHVWUXFWXUD ´

(1) (‫׊‬x) (Cxĺ Ux) P


(2) Cb P
(3) Cb ĺ Ub Especificando b para x
(4) Ub pp 2,3

(O FiOFXOR VLQWDFWtVWLFR VXVWLWX\H D OD YDULDEOH ³[´ TXH UHSUHVHQWD OR XQLYHUVDO SRU HO
LQGLYLGXR³E´\VHFRQFOX\HTXHORTXHHVYiOLGRSDUD³[´WDPELpQKDGHVHUORSDUD³E´(O
paso 4 del razonamiento es válido; esto es, está justificado racionalmente; no merece ser
³YHUGDGHUR´GDGRTXHQRHVWDQGRFHxLGRDFRQWHQLGRDOJXQRHVQR-contrastable con nada
ajeno a su naturaleza formal.

El fundamento de la validez de este proceso deductivo radica, en que lo que es válido del
conjunto, lo ha de sr también para su miembro; es decir, el conjunto y su miembro están

15
(GPXQG+XVVHUOUHILULpQGRVHDODOyJLFDGHFtD³ « OLEUHGHWRGRYtQFXORFRQODIDFWLFLGDGTXHVyOROH
brinda el punto de SDUWLGDSDUDXQDFUtWLFDGHORVHMHPSORV « ´+XVVHUO(GPXQG  3SV

38
ligados por un enlace lógico de necesidad, y este enlace supone coherencia y
compatibilidad entre los términos enlazados: en nuestro ejemplo, el universal y el
individual. El enlace no liga los posibles contenidos materiales de ambos símbolos (las
entidades que a éstos se les hiciera representar): liga lo que en la estructura formal
representan ambos símbolos, el papel que cada cual desempeña en función a la estructura;
en este caso, lo universal y lo individual; y obviamente, es un enlace de implicación, y no
cuenta cuáles sean los significantes.

Entre el razonamiento de especificación universal, y la estructura de la definición tabular


estándar que atribuye valores de certeza al condicional, existe una marcada diferencia. En
ambos casos, la estructura le asigna un papel o rol al significante o a los significantes. Y en
función a ese papel, es que se efectúa la conclusión: un significante o grupo de
significantes, hace las veces de condición o antecedente, el otro significante o grupo de
significantes hace las veces de condicionado o consecuente. En la regla de especificación
universal, el antecedente sería los dos primeros pasos, y el consecuente, los dos últimos
pasos. En la fórmula condicional, el condicionante es el antecedente y el condicionado es el
consecuente. ¿Por qué es que en la especificación universal se impone con logicidad la
conclusión, mas no así en la fórmula condicional? La respuesta es que en el primer caso, el
cuantificador determina que x es universal y b es singular: les asigna un rol, pero también
una relación de apodicticidad: que el singular forma parte del conjunto universal; que por lo
tanto aquél está incluido en éste, pero que no puede darse la relación inversa, esto es, que el
universal esté incluido en el individual.

En el caso de la fórmula condicional, a cada miembro se le asigna ser o antecedente, o


consecuente, existen unos roles en una relación de dependencia; pero no se explica por qué
el significante del consecuente ha de depender del significante del antecedente, y no más
bien a la inversa: la razón es que los significantes de la fórmula condicional, ninguno de
ellos por separado tiene significado; por lo tanto, no pueden representar un rol o papel
subordinable a alguna relación lógica ²como sí lo es en el caso anterior, cuyos
VLJQLILFDQWHV UHSUHVHQWDQ ³XQLYHUVDO´ H ³LQGLYLGXDO GHO XQLYHUVDO´ ². Definitivamente, son
simples significantes sin significado, y sin un papel o rol dentro de alguna relación de
apodicticidad.

En consecuencia: con respecto a los valores de certeza atribuidos a las combinaciones del
condicional: a sus miembros se les FDOLILFDGH ³9´R³)´SDUDHOHIHFWRSHUVHJuido, da lo
mismo TXH VH OHV FDOLILTXH GH ³´ \ ³´ GH ³FDUD´ \ ³VHOOR´ ³EODQFR´ \ ³QHJUR´
Adviértase que a diferencia del ejemplo GH ³OD HVWUXFWXUD ´ HQ HVWDV FRPELQDFLRQHV VXV
miembros no desempeñan ningún papel en la estructura. Sabemos que uno es antecedente o
condición y el otro es consecuente o condicionado, pero no sabemos por qué: es decir, es
LPSRVLEOH TXH GHVHPSHxH XQ SDSHO SDUD TXH VHD ³FRQGLFLyQ´ \ no más bien
³FRQGLFLRQDGR´ \ YLFHYHUVD 1LQJXQR GH ORV PLHPEURV VLHQGR XQ VLPSOH VLJQLILFante,
puede desempeñar ningún papel en la VXSXHVWD³LPSOLFDFLyQ´\SRUlo tanto, no los enlaza
ningún vínculo lógico, como para acreditar la validez o no-validez de la implicación.

Y adviértase que careciendo de significado y de un rol preciso y definido dentro de la


estructura, ninguno de los miembros del condicional puede tener un carácter referencial: no

39
es menor, mayor, todo ni parte, que lo vincule con algún término correlativo. Por lo tanto,
no hay ninguna razón para atribuirle FRQGLFLyQGH³DQWHFHGHQWH´RGH ³FRQVHFXHQWH´

En el cálculo lógico sintáctico, que no es el de los condicionales, la estructura del cálculo


es una garantía del papel desempeñado por cada cual de sus componentes. Así, el cálculo
que utiliza la ³UHJODGHHVSHFLILFDFLyQXQLYHUVDO´JDUDQWL]DTXH la ubicación de la ³[´HVla
de un universal, y que la ubicación de la ³E´ HV la de un individuo. No puede ser que el
lugar de la ³[´VHDFDOLILFDGRGHLQGLYLGXDO\HOOXJDUGHla ³E´VHDFDOLILFDGRGHXQiversal,
porque entonces la HVWUXFWXUDSHUGHUtDORJLFLGDG\FRKHUHQFLD³[´\³E´GHVHPSHxDQFDGD
cual un papel definido por el cuantificador. Podemos cambiar el símbolo significante por
cualquier otro; pero el papel que desempeña en ese lugar de la estructura es el de universal;
podemos cambiar la ³E´ FRQ FXDOTXLHU RWUR VtPEROR pero ese lugar es el del individuo,
miembro del universal.

En el cálculo, sus símbolos desempeñan un papel y tiene cada cual un significado


intrínseco que le garantiza ser incluido en una relación de apodicticidad. Se sabe que el ‫ ׊‬x
es un colectivo, y como tal, es colectivo en relación a sus individuos; se sabe igualmente
TXH³E´HVXQLQGLYLGXDOPLHPEURGHXQFROHFWLYR$VXYH]DPERVWpUPLQRVVHKDOODQHQ
un enlace lógico respaldado por el cuantificador y por la estructura deductiva. La estructura
impide que el lugar del término colectivo sea ocupado por el término individual y
viceversa, porque con ello se invalidaría dicha estructura: esto es, la relación funcional de
estos términos es irreversible; la función desempeñada por cada término es precisa, y está
en armonía con la logicidad de la estructura a la que pertenece.

1R HV HVWH HO FDVR GH ORV FRQGLFLRQDOHV OD SURSRVLFLyQ ³3E´ ²enunciado declarativo
formal², carece de significado intrínseco dentro de la estructura: esta proposición no es ni
colectivo ni individual; tampoco es universal, mayor ni menor: esto es, carece de
significado preciso indispensable para la estructura; su estructura no le impone ser
antecedente ni le impone ser consecuente; no hay nada que le garantice ser antecedente o
consecuente, como por ejemplo, un cuantificador. Tanto es así, que cualquier enunciado
declarativo puede ser indistintamente antecedente o consecuente; es un enunciado, sí; pero
siendo un mero significante, no desempeña ninguna función distintiva en el seno de la
estructura como para ser incluido en una relación de implicancia, o de subordinación con su
término correlativo.

Por eso es que entre antecedente y consecuente, no hallamos ningún enlace lógico ²
como es el caso por ejemplo, entre universal e individual, todo y parte ². Se nos dice que
el antecedente es condición del consecuente, pero sin fundamento: no existe ninguna razón
o fundamento que exponga cuál es la virtud que tiene la proposición antecedente y que no
la tiene la del consecuente, para merecer tal calificativo; no hay una función de la
proposición del consecuente que la haga merecedora de ser consecuencia condicionada por
el antecedente. Aun en el caso GHTXHHOYDORUGHFHUWH]DGHOFRQGLFLRQDOVHD³IDOVR´VHHVWi
asumiendo que existe un enlace lógico entre los miembros; pero este supuesto enlace es
inexistente, dado el carácter no-relacional de los miembros.

40
En el condicional, su estructura no es ninguna garantía del papel desempeñado por sus
miembros por su ubicación dentro de ella: el antecedente puede en una estructura
GHVHPSHxDUHOSDSHOGH³YHUGDGHUR´\HQRWUDHOSDSHOGH³IDOVR´\ORPLVPRRFXUUHFRQHO
consecuente. Es decir, la estructura condicional no determina el papel que cada miembro
GHVHPSHxDHQHOOD(OPLHPEUR³DQWHFHGHQWH´SDUDORVHIHFWRVGHOFiOFXORGDLJXDOTXHVHD
³YHUGDGHUR´R³IDOVR´3RUORWDQWRHOSDSHOGHVHPSHxDGRGH³YHUGDGHUR´RGH³IDOVR´QR
tiene un fundamento racional en la estructura ²FRPRHVHOFDVRGHOFiOFXORTXHXWLOL]D³OD
estructura ´

(ODQWHFHGHQWHHV³YHUGDGHUR´QRSRURFXSDUHOOXJDUGH³DQWHFHGHQWH´ ²pues también


en otra combinación de la definición tabular filónica, el consecuente es ³YHUGDGHUR´². El
FRQVHFXHQWHHV³YHUGDGHUR´QRSRURFXSDUHOOXJDUGHFRQVHFXHQWHHQODGHILQLFLyQWDEXODU
SXHVWDPELpQHQRWUDFRPELQDFLyQGHODPLVPDHODQWHFHGHQWHHV³YHUGDGHUR´(QWRQFHVHO
valor veritativo no lo dicta la ubicación dentro de la estructura ni responde a algún enlace
lógico: no se fundamenta en la estructura: los valores veritativos de los miembros del
condicional, simples significantes, no teniendo su razón de ser en su ubicación dentro de la
estructura, son impuestos heterónoma y convencionalmente.

0LHQWUDV TXH HQ HO FiOFXOR GH ³OD HVWUXFWXUD ´ VX LPSOLFDQFLD VH QRV LPSRQH FRQ
necesidad lógica, no es el caso de las atribuciones de certeza del condicional; la razón es
que su supuesta implicancia, no estando fundada en la estructura, es artificial, impuesta,
convencional.

Por lo tanto, no tiene sentido atribuir un valor de certeza con logicidad, a ninguna de
estas combinaciones de la definición tabular filónica. Es decir, no se les puede atribuir no
VRODPHQWH ³YHUGDG´ R ³IDOVHGDG´ sino que cualquier valor binario de certeza que se les
atribuya a cada condicional ² ³9´ R ³)´ ³´ R ³´ ³FDUD´ R ³VHOOR´ ³EODQFR´ R
³QHJUR´², por no basarse en un vínculo de logicidad respaldado en la estructura, es
ilegítimo, convencional y a-lógico.

41
42
6. LA ASIGNACIÓN DE VALORES VERITATIVOS A LOS MIEMBROS DEL
CONDICIONAL

Toda forma lógica, aun la proposición más elemental, se reduce a una función judicativa:
se enuncia algo de algo; por lo tanto, le caracteriza el ser representativa de algo que la
trasciende: la forma lógica nos remite a algún referente que le da sentido. Judicar significa
hacer de X un sujeto, y luego atribuirle un predicado; pero esto es una función lógica que
como tal, opera sobre algo, y sin lo cual es impensable. Ese algo no es ninguna entidad
individual, sino algo abstracto que desempeña el papel de referente de la función lógica.

El ente matemático también es una forma vacía, pero cuenta con autonomía: prescinde
del contenido; tan es así que cuando le aplicamos el procedimiento deductivo, lo que se
pone en juego son los entes matemáticos sustantivos en su pureza, sin lógica; la lógica que
acompaña a la demostración de un teorema, es la lógica de nuestro proceder, de nuestro
razonamiento, pero no es que la deducción procese funciones lógicas. Por el contrario, los
entes procesados por la deducción de las formas lógicas son funciones de atribución.

De tal manera, es impensable un enunciado carente de intencionalidad. En esto se


diferencia la forma lógica, de los entes matemáticos; éstos, no hacen referencia a nada
extrínseco; la forma lógica, en cambio, tiene una índole referencial infaltable. A diferencia
del ente matemático, que goza de autonomía, la proposición tiene carácter representativo:
la proposición o fórmula lógica, necesariamente representa a algo: le es esencial su función
representativa: en el cálculo lógico, calculamos las funciones lógicas referidas a algo
diferente de la forma lógica.

Ahora bien: cada miembro del condicional es un enunciado. Es obvio que no puede
haber enunciado sin su respectivo referente, y su expresión formal no puede eludirla. Por lo
WDQWR VXV YDORUHV ³YHULWDWLYRV´ ³YHUGDGHUR´ ³FLHUWR´ ³IDOVR´  SXHVWR TXH VRQ FDWHJRUtDV
gnoseológicas, no pueden prescindir de este referente.

$KRUDELHQ³YHUGDGHUR´³FLHUWR´³IDOVR´TXHVRQODVFDWHJRUtDVRYDORUHVTXHmaneja la
lógica en estos casos, son valores correlativos: es decir, suponen un referente de lo
verdadero o de lo falso. Cada miembro GHO FRQGLFLRQDO SXHGH VHU ³YiOLGR´ R ³QR-YiOLGR´
pero eso no está en cuestión, porque en estos casos la lógica no emplea esas categorías, sino
³YHUGDGHUR´³FLHUWR´³IDOVR´

Pero si la proposición calificada ±el miembro del condicional± es una fórmula vacía,
obviamente no puede tener referente. Y en consecuencia, la lógica no tiene ningún
fundamento racional para reconocerle ningún valor veritativo. Adviértase que el valor
veritativo que en la definición tabular, el lógico le asigna a cada miembro del condicional,

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no está en función a la correlación coherente o incoherente que mantenga con su miembro
correlativo: se lo asigna por sí mismo, sin importar ni siquiera si tiene o no un miembro
correlativo. Lo prueba el hecho de que en las dos últimas combinaciones de la definición
tabular estándar no interesa el consecuente; y en las dos primeras, no interesa cuál sea el
antecedente. En la definición tabular, la lógica, al asignar valores veritativos a los
miembros del condicional, los asigna a simples proposiciones vacías, abstractas, y peor aun,
sin tomar en cuenta su correlación con su término correlativo. Lo que es peor, la considera
a dicha proposición atómica, vacía de todo contenido semántico. 16 (Jackes Lacan
puntualizaba que un significante adquiere un significado, únicamente cuando ha sido
inscrito en el orden de lo simbólico, en su relación con otros significantes).

Esto determina que al correlacionar los valores veritativos asignados a ambos miembros
del condicional, y luego evaluar la correlación de consecuencia, llegue el lógico a incurrir
en la absoluta arbitrariedad. Y es que ambos valores veritativos así sobre lo abstracto, no
son comparables: son inconmensurables: son simples letras sin contenido semántico.
Suponer relación de consecuencia entre la ³9´ y la ³)´ HV WDQ LQIUXFWXRVR insulso e
improcedente, como pretender que la M es consecuencia de la A. Simplemente no existe un
fundamento racional de la pretendida consecuencia. Y puesto que es imposible la
pretendida consecuencia, es también imposible la pretendida calificación de dicha
³FRQVHFXHQFLD´

Y ahí reside la gran limitación, porque esos valores veritativos aislados entre sí, y
aislados de todo contenido semántico de sus proposiciones, no pueden garantizar ni la
validez ni la no-validez de una relación lógica de consecuencia, como lo es un condicional.

Solamente cuando tomamos los valores veritativos de cada miembro en su correlación


con la vinculación existente entre los contenidos semánticos de ambos miembros, es que
WLHQH VHQWLGR FDOLILFDU VX SUHWHQGLGD FRQVHFXHQFLD GH ³FRUUHFWR´ R ³LQFRUUHFWR´ 3RU
ejemplo, sea el condicional:

Todos los P son Q ĺalgunos P no son Q


V F

El condicional es correcto, dado que hay una consecuencia lógica entre la ³YHUGDG´del
antecedente y la ³IDOVHGDG´ GHO FRQVHFXHQWH < es correcto, no porque se nos antoja, sino
por la correlación racional entre las semánticas de sus miembros. Por el contrario, efectúese
la siguiente evaluación:

Todos los P son Q ĺalgunos P no son Q


V V
16
Según Immanuel Kant, las expresiones lógicas no proporcionan nada que sea susceptible de análisis, y por
tanto, nada que se pueda considerar por sí solo como verdadero o falso. Por su parte, Rudolf Carnap
consideraba que las verdades lógicas y las verdades matemáticas no contienen información semántica, y
asimismo, la verdad de una sentencia y su contenido informacional, son propiedades extrínsecas de dicha
sentencia, puesto que depende de cómo son los mundos posibles a los que hace referencia. Ruiz Calleja,
Adolfo (2008). Pp. 106 s.

44
(VWH FRQGLFLRQDO HV LQFRUUHFWR HV GHFLU ³IDOVR´ GDGR TXH QR H[LVWH XQD FRQVHFXHQFLD
racional entUH VXV PLHPEURV FDOLILFDGRV DPERV FRPR ³YHUGDGHURV´ /RV YDORUHV
³YHULWDWLYRV´ HQ HVWRV FDVRV QR VRQ DEVWUDFWRV \ YDFtRV VLQR TXH WLHQHQ XQ FRQWHQLGR
semántico.

/RV YDORUHV ³YHULWDWLYRV´ DVLJQDGRV D ORV PLHPEURV GHO FRQGLFLRQDO SRU Vt VRORV no
determinan la corrección o incorrección del condicional: depende del contenido semántico
de dichos miembros. La corrección o incorrección del condicional depende de los
contenidos semánticos de ambos miembros y de su correlación racional. Tal es así, que los
mismRV PLHPEURVGHOFRQGLFLRQDOVL LQWHUSUHWDPRVVXVYDORUHV ³YHULWDWLYRV´HQ IXQFLyQD
sus contenidos semánticos, el resultado para el condicional no siempre coincidirá con el que
le asigna la lógica. Propongo a título de ilustración, un condicional con tres combinaciones
GH YDORUHV ³YHULWDWLYRV´ GH VXV PLHPEURV SHUR TXH la resultante en cada caso, se obtiene
con criterio semántico, y es diferente a los valores resultantes asignados por la lógica
bivalente:

Todo P es Q ĺningún P es Q
F F (el condicional no necesariamente resulta verdadero)
F V (el condicional no necesariamente resulta verdadero)
V V (el condicional resulta falso)

Pero además, tanto la concepción fundamental como la concepción semántica de la


lógica, les atribuyen a los miembros del condicional valores que no son lógicos, sino
exclusivamente gnoseológicos y que por lo tanto, están fuera de lugar. Me explico: los
valores veritativos que les atribuye la lógica formal bivalente en su definición tabular
estándar, son valores de corte exclusivamente gnoseológico: algo es verdadero, cierto o
falso, solamente si es un enunciado declarativo; y como tal, conlleva la intención judicativa
orientada hacia algún referente; por lo tanto, dicho enunciado conlleva la pretensión de
reflejar, copiar, reproducir dicho referente. Pero esta pretensión es gnoseológica y no puede
ser lógica: su constitución óntica es incompleta sin su respectivo referente que como tal, la
trasciende; el tal enunciado, es el nexo que liga a la conciencia cognoscente con su
objectum. En cuanto a la implicación, es una estructura que aun considerada por la
concepción semántica de la lógica, dado su carácter formal, no tiene ni puede tener
referente; por lo tanto, dicha estructura no es gnoseológica; ahora bien: no siendo
gnoseológica, no se le SXHGHQ DWULEXLU YDORUHV JQRVHROyJLFRV FRPR VRQ ³YHUGDGHUR´
³FLHUWR´ ³IDOVR´ < FRQVLGHUR TXH la lógica no lo hace: es cierto que emplea la expresión
³YHUGDGOyJLFD´SHURFRQHVWDH[SUHVLyQDOXGHD aquella fórmula bien formada, lógicamente
válida. Willard Van Orman Quine la caracteriza como aquella oración que se deriva de un
esquema lógico YiOLGR ĭ VXVWLWX\HQGR HVTXHPDV RUDFLRQDOHV VLPSOHV SRU RUDFLRQHV 17
(PSHURSXHVWRTXH³YHUGDG´WLHQHDFiHOVLJQLILFDGRGH³YDOLGH]OyJLFD´\³IDOVHGDG´HOGH
³QR-YDOLGH] OyJLFD´ ³YHUGDGHUR´ \ ³IDOVR´ SXHGHQ VHU DSOLFDEOHV DO FiOFXOR sintactístico
mas no al conjunto de la fórmula condicional: la VXSXHVWD³YHUGDG OyJLFD´GHpVWDGHEHUtD
apoyarse en la ³YHUGDGOyJLFD´GHFDGDFXDOGHVXVPLHPEURV\ ya hemos dicho que siendo
éstos meros significantes inconmensurables, les es inaplicable toda idea GH³YHUGDG´R aun
17
Alberto Moretti (2016), P. 8

45
GH³YDOLGH]´SHURDGHPiVHOFRQGLFLRQDOQRHVXQD oración, porque es una mera estructura
de significantes sin significado, entre los cuales ni siquiera rige un orden sintáctico. Por lo
tanto, no tiene caso aplicar aquéllas categorías a la fórmula en su conjunto.

En base a lo afirmado aquí, no puedo aceptar las declaraciones de Rafael Blanco (2015),
quien liga al condicional con la realidad material. Escribe el autor, refiriéndose a la
implicación material:

« FUHHPRVTXHHVWHRSHUDGRUSURSRVLFLRQDOQRVHUHGXFHWDQVRORDPDUFDUR
expresar hipótesis de causa a consecuencia (o de antecedente a consecuente),
sino que, probablemente, representa una relación más fundamental, basada en
la estructura objetiva de la realidad y no tan solo en las relaciones pensadas
DFHUFD GH OD QDWXUDOH]D GH ORV REMHWRV «  (n nuestra opinión, puede
postularse, razonablemente, un isomorfismo entre las entidades empíricas
(naturales y sociales) y los entes lógico-matemáticos, que podrían calificarse
FRPRXQD³VHJXQGDQDWXUDOH]D´IRUPDODGHPiVGHODItVLFD SS s).

Ciertamente en la realidad extra-mental existe una relación necesaria de antecedente y


consecuente, pero es una relación entre fenómenos; la relación entre los miembros de la
implicación material, es una relación convencional e impuesta por la mente racional. En la
relación de condición extra-mental factual, la irreversibilidad depende del ser de cada uno
de los miembros de la relación. En el caso de la implicación material, ni el antecedente ni el
consecuente tienen en sí un valor intrínseco, pues su valor lo adquieren en su relación
funcional, la cual le es extrínseca: su valor le es ajeno a su constitución óntica de signo. Por
lo tanto, la irreversibilidad del condicional no es asimétrica con la existente en el mundo
factual, como cree nuestro autor.

También he de tomar distancia frente al planteamiento de Lewis: este autor declara que
en todo sistema lógico, sus tesis han de ser verdaderas: si una tesis de un sistema lógico es
falsa su uso como premisa introducirá teoremas falsos y su uso como regla de inferencia
producirá demostraciones inválidas (Oller, C., 2008). Repito que para toda proposición, ser
verdadera, significa guardar conformidad con su referente, mas la lógica, por su
formalismo, no hace referencia a nada que exceda el ámbito de sus fórmulas.

En conclusión: la asignación de valores veritativos que le asigna la lógica bivalente al


condicional, en la definición tabular estándar, se basa en categorías de índole gnoseológica,
incompatibles con el carácter formal y abstracto de las estructuras lógicas. La lógica
pretende calificar con categorías gnoseológicas, estructuras formales no-gnoseológicas.
Esta asignación evade el rigor de logicidad que demanda toda estructura formal y por lo
tanto, carece de necesidad racional.

46
47
48
EL PRINCIPIO DE NO-CONTRADICCIÓN Y LA
REALIDAD EXTRA-MENTAL

49
50
El presente estudio, se avoca a determinar cuál es el status ontológico del principio de no-
contradicción ±(P . -P). Rechazo que la exigencia que dicho principio implica, sea de
naturaleza entitativa, es decir, que sea una dimensión constitutiva de los entes exteriores a la
función racional de la mente humana. Afirmo que la exigencia que impone dicho principio, se
reduce a ser nada más que una exigencia emanada de la humana mente racional, siempre que
ésta participe como uno de los miembros de la relación mente-objeto.

1. EXIGENCIA ÓNTICA Y EXIGENCIA RACIONAL

El principio de no-FRQWUDGLFFLyQHQVXYHUVLyQOyJLFDUH]DDVt³XQDSURSRVLFLyQQRSXHGH
VHU YHUGDGHUD \ IDOVD D OD YH]´ -(p . ±p  2 ELHQ ³GRV SURSRVLFLRQHV FRQWUDGLFWRULDV QR
pueden ser ambas verdaderas o ambas IDOVDV´

Ya Parménides había aceptado este principio como exigencia del ser, al aceptar en su
SRHPD FRPR YLDEOH WDQ VyOR OD ³SULPHUD YtD´ $ULVWyWHOHV IRUPXOy HVWH SULQFLSLR HQ FODYH
ontológica: ³ HV LPSRVLEOH TXH OR PLVPR SHUWHQH]FD \ QR SHUWHQH]FD VLPXOWiQHDPHQWH D OR
PLVPR\VHJ~QORPLVPR´RVLVHTXLHUH³HVLPSRVLEOHTXHDOPLVPRWLHPSRXQHQWHVHD\QR
VHD´ [Aristóteles, Metafísica, Libro IV (Gamma), 31005b 18- 1006ª]. Aun más, Aristóteles le
asignaba a este principio, carácter de necesidad; es indemostrable; y si quisiéramos
demostrarlo, tendríamos que apelar a otro principio de mayor jerarquía en cuanto a la certeza,
y ese principio es inexistente porque el principio de no-contradicción, es de una certeza
necesaria (Pajón, I., 2012, p. 14). Escribió Aristóteles en su Metafísica:

El principio más firme de todos es, a su vez, aquel acerca del cual es imposible el error
(diapseusthênai). Y tal principio es, necesariamente, el más conocido (gnorimotáten)
(todos se equivocan, en efecto, sobre las cosas que desconocen), y no es hipotético. No
es, desde luego, una hipótesis aquel principio que ha de poseer quien conozca cualquiera
de las cosas que son. Y aquello que necesariamente ha de conocer el que conoce
cualquier cosa es, a su vez, algo que uno ha de poseer ya necesariamente cuando viene a
conocerla. Es, pues, evidente que un principio tal es el más firme de todos. Digamos a
continuación cuál es este principio: es imposible que lo mismo se dé y no se dé en lo
mismo a la vez y en el mismo sentido. (IV 3, 1005b5-20)

Este principio es muy importante para Aristóteles; es, según el estagirita, el principio
más firme de todos, debido a que todo conocimiento ha de suponerlo; el principio de no-
contradicción se constituye así en la condición de la posibilidad de todo conocimiento. Con
respecto a la evidencia del principio, el filósofo de Estágira puntualiza que, a fin de probar la
legitimidad del principio, basta que el adversario haga uso de cualquier palabra que denote algo, y con
ello está concediendo que el principio de no-contradicción es la condición necesaria de su lenguaje
utilizado (Molina Cantó, E., 2002, pp. 264-266).

PorVXSDUWH*/HLEQLW]HQVXV1XHYRV(QVD\RVUHSHWtD³HVLPSRVLEOHTXHXQDFRVDVHD\
QRVHDDOPLVPRWLHPSR´ J/HLEQLW]1XHYRVensayos sobre el entendimiento humano); esto
es, la idea de ser y la idea de no-ser, son percibidas como no convenientes (disconvenance): es
imposible que A sea no-A, siendo A no-A, contradictorios. Immanuel Kant, traduce el
SULQFLSLR DULVWRWpOLFR DVt ³HV LPSRVLEOH TXH DOJR VHD \ QR VHD DO PLVPR WLHPSR´ .U9 $
152/B 191. Rovira, R., 2005, p. 18). Pese a sus iniciales críticas contra el citado principio, el
filósofo de Königsberg, en su disertación de 1770, termina por admitir como ³HVSHFLDOPHQWH
verdadero \HYLGHQWtVLPR´ORTXHHQXQFLDHOSULQFLSLRDVDEHUTXH³ORTXHVLPXOWiQHDPHQWH
HV\QRHVHVLPSRVLEOH´ 5RYLUD5S 

1LFRODL +DUWPDQQ SRU VX SDUWH GHFODUD TXH ODV OH\HV OyJLFDV LQFOXLGR HO ³SULQFLSLR GH
FRQWUDGLFFLyQ´ VRQ SULPLWLYDPHQWH ³OH\HV GHO VHU´ HVWR HV OH\HV QR GLFWDGDV SRU OD PHQWH
(Nicolai Hartmann, Ontología, Tomo III, Capítulo 19-b).

Pregunto: la exigencia que encierra la estructura lógica -(P . ±P ), ¿es una exigencia que
proviene del ente extra-mental, cual dimensión intrínseca suya, independientemente de la
mente humana? Veamos: en los hechos extra-mentales, la negación no es de carácter lógico,
sino de carácter entitativo, y en los entes reales, es de carácter fáctico; por ejemplo: subida ±
bajada; carga positiva ± carga negativa; crecer ± GHFUHFHU«/DQHJDFLyQHVH[SUHVLYDQRGH
FRQWUDGLFWRULHGDGVLQRGHFRQWUDGLFFLyQGLDOpFWLFDSRUORWDQWRHOTXHXQHQWH³VHD´\DODYH]
³QR VHD´ HV DGPLVLEOH HQ HVWH VHQWLGR GLDOpFWLFR \ KHUDFOLWHDQR ³GLDOpFWLFR´ SRUTXH HV
contradictoria la estructura del mundo extra-PHQWDO \ ³KHUDFOLWHDQR´ SRUTXH HO VDELR GH
Éfeso expresaba la negación extra-mental asignándole al estí una connotación predicamental).

El mundo extra-mental (en cualesquiera de sus esferaV HQWLWDWLYDV R ³UHLQRV GHO VHU´ 
solamente reconoce la contradicción dialéctica (por ejemplo, electricidad
SRVLWLYD\HOHFWULFLGDGQHJDWLYDGHUHFKDHL]TXLHUGD« GHVFRQRFHODRSRVLFLyQDWULEXWLYD/R
TXH KD\ HQ OD HQWLGDG ³UHDO´ HV FRQWUDGLFFLyQ GLDOpctica; por ejemplo, cargas eléctricas
positivas y cargas eléctricas negativas; pero la oposición atributiva, es una categoría ajena a la
entidad real.

En tales hechos extra-mentales, la negación no puede ser lógica. La imposibilidad de que


una piedra negra sea no-negra bajo el mismo respecto, es una imposibilidad que supone la
inaceptable posibilidad de una atribución negativa. Y es que cuando el susodicho principio
SUHVFULEHODLPSRVLELOLGDGGHTXHDOJR³VHD´\DODYH]³QRVHD´VHHVWiUHILULHQGRDXQ³VHU´
predicativo; se está refiriendo a la imposibilidad de atribuirle algo a un sujeto, y a la vez, no
atribuírselo. La connotación es de índole exclusivamente atributiva: fuera de este ámbito, la
mencionada imposibilidad no tiene sentido. En consecuencia, el aludido principio de no
contradicción, lo que prohíbe no es la contradicción, sino la contradictoriedad.

La exigencia de no-contradicción, no es ubicable en lo fáctico: una cualidad o entidad,


simplemente existe o no existe. Ni su existencia ni su no-existencia, remiten a la
imposibilidad de un opuesto excluyente.

En lo fáctico, la imposibilidad que prescribe el principio aludido, la entendemos por


intuición inteligible, sin necesitar de la experiencia sensorial; y además, se nos impone de
PRGR DSRGtFWLFR (VWR UHYHOD TXH HV XQD ³YHUGDG GH UD]yQ´ FRPR ODV YHUGDGHV GH ODV
matemáticas. Luego, la prescripción rige tan sólo para el operar racional: se trata de una
prescripción exclusivamente lógica.

Toda verdad de razón, expresa una exigencia puramente racional: su exigencia no deriva de
lo extra-mental, sino de la razón; es exigencia que norma el manejo de la razón al
³PDQLSXODU´ORVKHFKRVH[WUD-mentales:

(a > b. b > c) a> c

La oposición, y la imposibilidad de la compatibilidad de los opuestos, es puramente mental.


Es imposible que esta mesa sea de madera y, bajo el mismo respecto, no sea de madera; pero
esta imposibilidad es puramente mental, racional.


Alguien me podría replicar: ¿cómo prueba usted que en la mesa de madera, no existe la
exigencia de que es imposible que no sea a la vez de madera? Respondo: en primer lugar, la
carga de la prXHEDQRPHFRUUHVSRQGHDPtVLQRDTXLHQHVSRVWXODQXQD³YHUVLyQRQWROyJLFD´
del aludido principio. En segundo lugar: respondo diciendo lo siguiente: la susodicha
exigencia de la fórmula
-(P . ±P), es extraña al mundo extra-mental. ¿Por qué?: ante todo: la prescripción contenida
en el principio, de la imposibilidad de la coexistencia de los opuestos, se expresa a través del
³FRPSOHPHQWR GLUHFWR´ GH OD RUDFLyQ \ pVWH D VX YH] SXHGH VHU PDQLIHVWDGR SRU PHGLR GH
verbos, o de adjetivos, pese a cumplir estas categorías, heterogéneas funciones gramaticales y
lógicas. La exigencia de no-contradictoriedad, se expresa por ejemplo, en estos pares de
oraciones opuestas:

El tigre come - El tigre no come


El tigre es feroz - El tigre no es feroz

Si bien es cierto, el verbo y el adjetivo, expresan variadas cualidades o acciones de la


constitución del ente que hace de sujeto, ambos por igual son afectados por la prescripción de
la disyunción excluyente que impone el principio: ante el principio, lo que interesa no es el
particular contenido semántico que tenga cada cual de estas palabras: ante el principio de no-
contradicción, lo único que interesa es la función común que ambas desempeñan como
complemento. Ahora bien: ese algo común que lo hace tanto al verbo como al adjetivo,
excluyentes con respecto a sus opuestos, es su función por ellos desempeñada como atributos
de algún sujeto. Son atributos, porque estamos hablando de una generalidad del complemento
directo, es decir, lo que hay de común en el adjetivo y en el verbo como complemento directo,
lo cual es el de ser atribuidos. Pues bien: la función de ser atributos, por trascender la
peculiaridad de la función gramatical de cada cual, esa función sólo puede ser producto de una
abstracción intelectiva. Y bien, la abstracción solamente puede efectuarla una mente racional.
Respondiendo a la pregunta de mi posible objetante, le diré que la exigencia de que la mesa de
madera no pueda no ser de madera, nace sólo de un acto mental judicativo; la mesa por sí
sola, no puede plantear dicha exigencia, porque ni judica ni abstrae. La exigencia planteada
por el principio de no-contradicción, es fruto exclusivo de una relación mental judicativa entre
la mente humana y un ente judicado.

Suponiendo que no existiera ningún ser racional: la tal imposibilidad no se daría en la


mesa; ¿por qué?: porque la oposición es atributiva, y la realidad extra-PHQWDO³GHVFRQRFH´OD
categoría de la oposición. Es que toda atribución es declarativa, y toda cláusula declarativa es
bivalente, y sus dos únicas posibilidades son mutuamente excluyentes: es o no es, tiene o no
WLHQHPDUFKDRQRPDUFKD«

A diferencia del verbo atributivo, que puede, en doble dirección, atribuir o negar un
complemento a un sujeto, la realidad extra-mental, es unidireccional, dado que en ella no
existe tal disyuntiva. Admito que es imposible que la mesa sea de madera y a la vez no lo sea:
pero en un sentido exclusivamente atributivo$VtFXDQGRDOJXLHQGHFODUD³HVLPSRVLEOHTXH
OD PHVD VHD GH PDGHUD \ EDMR HO PLVPR UHVSHFWR QR VHD GH PDGHUD´ GHEH entenderse la
VHQWHQFLDFRPR³HV LPSRVLEOH atribuir a la mesa una determinada determinación, y a la vez,
bajo el mismo respecto, negársela´

Con respecto a las imposibilidades: en la realidad exterior a la mente, rige la categoría de la


imposibilidad: en dicha realidad existen una serie de imposibilidades que son,
categorialmente, necesidades negativas: es imposible, por ejemplo, que los cuerpos no se

ajusten a la ley de la gravedad, o a cualquiera otra regularidad nómica o principio del mundo
³real´(QWDOVHQWLGRHV imposible que ante el influjo causal del calor, un metal no se dilate.
En el mundo extra-mental, las imposibilidades son ónticas no-racionales; por ejemplo, es
imposible que a un cuerpo no le afecte la ley de la gravedad; es imposible que a un gas no le
afecte la ley de Boyle-Mariotte. Empero, no es impensable que ocurra todo lo contrario; es
decir, lo que es imposible en los entes reales, es teóricamente posible para la mente racional

Ahora bien: hay imposibilidades que las impone, no el mundo extra-mental, sino el
contenido semántico que el uso del habla, ha puesto en los signos lingüísticos; por ejemplo:

 ³(VLPSRVLEOHTXHHOIXWXURVHDDQWHVTXHHOSDVDGR´
 ³(VLPSRVLEOHTXHORVVROWHURVVHDQFDVDGRV´
 ³(VLPSRVLEOHTXHHOPDxDQDVHDDQWHVTXHHOD\HU´
 ³(VLPSRVLEOHTXHHOKLMRVHDSDGUHGHVXSDGUH´

6RQSURSRVLFLRQHVDQDOtWLFDV\WDXWROyJLFDV³HOPDxDQD´LPSOLFDIXWXUR\DOGHFLU³IXWXUR´
ya con ello estamos diciendo que es imposible que preceda al pasado. La exigencia se deriva
no del mundo extra-mental, sino del contenido semántico que el habla les ha asignado a los
términos del caso. Por lo tanto, las imposibilidades del caso, no son ónticas sino de carácter
racional.

(QWDOVHQWLGRODSURSRVLFLyQ³HVWDPHVDHVGHPDGHUD´  HVWiGLFLpQGRQRV³QRHVHOFDVR
TXHHVWDPHVDQRVHDGHPDGHUD´(VTXHHQODGLV\XQWLYDH[FOX\HQWHGHODDWULEXFLyQ\DFRQ
haber asumido una opción, estamos anulando la posibilidad de la opción alternativa.
Cualquier proposición apofántica, atributiva, encierra esta toma de partido con carácter
excluyente. Si es afirmación, queda automáticamente excluida la negación, y viceversa. Esto,
porque si examinamos el cuadro de Boecio en cuanto a sus oposiciones verticales, las
variedades del cuantificador no son excluyentes, e inclusive pueden ser no-ELQDULDV ³WRGRV
los 6VRQ3´³DOJXQRV6VRQ3´³HVWH6HV3´ SRUHOFRQWUDULRHQFXDQWRDVXVRSRVLFLRQHV
horizontales, que son de orden cualitativo, éstas son binarias y mutuamente excluyentes. Mas
esta opRVLFLyQELQDULDHQODOtQHDGHODKRUL]RQWDOLGDGQRHVH[FOXVLYDGHODFySXOD³HV´VLQR
que la ofrece cualquier enunciado apofántico en el que la ilación esté desempeñada por
FXDOTXLHURWURYHUER³WHQHU´³HVWXGLDU´HWF

Una cosa es que la mesa enFLHUUH ORV FRQWUDULRV GLDOpFWLFRV ³HOHFWULFLGDG SRVLWLYD´ ±
³HOHFWULFLGDG QHJDWLYD´ \ RWUD FRVD PX\ GLIHUHQWH HV ³HVWD PHVD es GH PDGHUD´ DOOi KD\
LPSOLFDQFLDPXWXDDFiKD\H[FOXVLyQLPSOtFLWDGHO³QRHV´

Si comparamos las proposiciones arriba mencionadas, de la (1) a la (5), hallaremos en las


cinco, una común exigencia lógica, formal. Me explico: de la 1 a la 4, la susodicha exigencia
tiene una procedencia de orden semántico: la razón pone en alguno de los términos de la
proposición, algún contenido semántico tácito, del cual se deriva analíticamente, cierta
QHFHVLGDGSRVLWLYDRQHJDWLYD(Q OD  DOGHFODUDU³HO PDxDQD´HVWDPRVSODQWHDQGRTXHHO
IXWXURHVSRVWHULRUDOSDVDGR(QOD  DOGHFODUDU³HOKLMR´HVWDPRVVXSRQLHQGRTXHHOKLMRHV
SRVWHULRU DO SDGUH (Q OD   OD FySXOD GH DWULEXFLyQ ³HV´ FRQOOHYD OD VXSRVLFLyQ GH TXH
optamos por adjudicarle al sujeto, una atribución, y que renunciamos a la opción de no
adjudicársela; luego, en esta proposición, la exigencia lógica tiene un origen atributivo.


2. LAS PROPOSICIONES

Las proposiciones a las que se aplica la no-contradicción, son sólo las proposiciones
atómicas, no así las moleculares, dado que en su conjunto, no tienen una estructura atributiva:
hay proposiciones moleculares de inclusión o implicación, bi-condicionales, de conjunción,
GH GLV\XQFLyQ« +D\ DGHPiV ODV SURSRVLFLRQHV QR-declarativas, tales como las estructuras
optativas, imperativas, que expresan ruegos, deseos, mandatos. Pero hay además, la
proposición atómica apofántica: es la afirmación o negación de algo sobre algo, y que tiene
valor veritativo, es decir, que puede ser verdadera o falsa.

La exigencia de la no-FRQWUDGLFFLyQ GHELHUD GHFLUVH ³QR contradictoriedad´  HV


inaplicable a aquellas proposiciones que expresan ruegos, mandatos, deseos, dado que lo que
reflejan no es algo del referente, sino el estado de ánimo de la mente humana. Entre ¡sálvanos,
Señor todopoderoso! y ¡no nos salves, Señor todopoderoso!, no se percibe contradictoriedad,
exclusión, sino compatibilidad. Y es que la mente humana puede desearlo y bajo otro matiz,
no desearlo, debido a las contradicciones de nuestra vida mental. No hay pues, una
contradicción formal, lógica, sino de contenido, dada la peculiaridad de este tipo de
estructuras lógicas.

En cuanto a las proposiciones atómicas que componen cualquier proposición molecular,


siempre que sean apofánticasGHOWLSR³$WLHQH%´³$HV%´³$QRFRPSUD%´HWFpVWDV\
sólo éstas, conllevan la exigencia de la no-FRQWUDGLFFLyQQRSRGHPRVHQXQFLDU³$WLHQH%´\
bajo el miVPR UHVSHFWR ³$ QR WLHQH %´ 1R REVWDQWH DGYLpUWDVH TXH D QLYHO GH OD
macroestructura de la unidad molecular, las variaciones en la cualidad de las proposiciones
atómicas, no altera su no-contradictoriedad; es decir, la validez de la proposición molecular,
es independiente con respecto a las mutaciones cualitativas de cualesquiera de sus
SURSRVLFLRQHV DWyPLFDV LQWHJUDQWHV« £VLHPSUH TXH HVWDV SURSRVLFLRQHV DWyPLFDV VHDQ
apofánticas! Esto nos pone de manifiesto, 1) que las estructuras moleculares están vertebradas
por funciones lógicas diferentes de la apofántica, y 2) que la exigencia de no-
contradictoriedad, está ligada tan sólo y exclusivamente, a la función lógica judicativa o
atributiva.

En la proposición apofántica, así entendida, la oposición atributiva, no es exclusiva de la


FySXOD³HV´ODDWULEXFLyQVHDDILUPDWLYDRQHJDWLYDSXHGHVHUHIHFWXDGDDWUDYpVGHFXDOTXLHU
verbo, y de cualquiera forma atributiva. Véase estas oposiciones:

³/DVHVWUHOODVHPLWHQFDORU´- ³/DVHVWUHOODVQRHPLWHQFDORU´
³3UREDEOHPHQWHYHQJD-XDQ´- ³3UREDEOHPHQWHQRYHQJD-XDQ´

En estas proposiciones, la mente, o está atribuyendo algo a algún sujeto, o se lo está


negando. La exclusión de la opción opuesta, es una exigencia implícita, siempre que se tome
lo afirmativo o lo negativo, bajo el mismo respecto. Repito: las proposiciones que no caben
GHQWURGHHVWDH[LJHQFLDVRQODVPROHFXODUHV SRUHMHPSOR³-XDQRYHQGUi RQRYHQGUi´ 

En la oposición atributiva de la judicación apofántica, la mente opta por un partido, entre


dos posibilidades polarmente opuestas; y este es el caso de todas las proposiciones
apofánticas o de atribución. Todas ellas suponen que la mente racional opta por asumir un
partido ante una oposLFLyQ DXQ HQ OD SURSRVLFLyQ ³HVWD VXVWDQFLD FRQWLHQH ~QLFDPHQWH
HOHFWULFLGDG SRVLWLYD´ Vt DXQ  HQ HVWH FDVR OD PHQWH RSWD SRU XQD RSFLyQ UHFKD]DQGR OD

RSXHVWD FXDO HV HO QR  DGMXGLFDUOH D OD VXVWDQFLD HO DWULEXWR GH ³FRQWHQHU ~QLFDPHQWH
electricidad SRVLWLYD´

3. LA LOGICIDAD DE LA ATRIBUCIÓN, Y EL MUNDO EXTRA-MENTAL NO-


APOFÁNTICO

Puesto que tales proposiciones expresan un pronunciamiento racional o la asunción de un


SDUWLGRDQWHXQDGLV\XQWLYDDQWH ODDOWHUQDWLYDHQWUH³VH ORDWULEX\R´ \ ³VH ORQLHJR´UHVXOWD
entonces que la imposibilidad del opuesto que en ellas detectamos, es una imposibilidad
creada al asumir la mente racional el partido. No es el caso, por lo tanto, de que tal
imposibilidad o exigencia fuera un reflejo de alguna supuesta imposibilidad extra-mental,
pues la realidad extra-mental, careciendo de racionalidad lógica, no puede plantear esa
exigencia: el efecto, no puede no tener fundamento en la causa. La razón es muy simple: la
polaridad de la disyuntiva, significa asumiUXQSDUWLGRHQWUH³ORDGMXGLFR´\³QRORDGMXGLFR´
y el mundo extra-mental, es ajeno a dicha adopción de partido. La disyunción que allí
hallamos entre ser algo y no serlo, es una disyunción sólo en apariencia, de status extra-
mental: es una disyunción de carácter atributivo, y como tal, racional.

La prueba más contundente de esta racionalidad de la aludida disyunción es, su carácter


formal: esto es, se expresa a través de diversos verbos:

La flor es roja - la flor no es roja


El tigre come - el tigre no come
Pedro vendrá - Pedro no vendrá

Cada una de las citadas proposiciones es una opción, que excluye a su correlativo
cualitativamente opuesto; y el alma de la oposición no es el contenido semántico del verbo: no
LQWHUHVD TXH VH WUDWH GH FRPHU VHU R YHQLU« HO DOPD GH OD RSRVLFLyQ HV HO partido que se
asume entre la polaridad de la oposición, entre atribuir o no atribuir, y además, la existencia
GHXQVXMHWRFRPRUHIHUHQWHGHHVHSDUWLGLVPR(QHIHFWRHOWLJUHGHOHMHPSOR ³VXMHWR´ SXHGH
FRPHUGRUPLUFRUUHUMXJDU«SHURHVWDVRSFLRQHVQRJXDUGDQRSRVLFLyQHQWUHVtFDGDXQDGH
las cuales sí encierra una oposición con relación al sujeto: se le atribuye o no se le atribuye.
Entonces, la asunción de un partido, implica una estructura judicativa en la que se pone un
subiectum, y al cual se le atribuye o se le niega algo.

La logicidad se deriva del formalismo de esta función: supone la estructura lógica de un


sujeto y un predicado (atribución afirmativa o negativa). Y aquí caben como materia o
FRQWHQLGRFXDOTXLHUFRQWHQLGRVHPiQWLFRFRPHYLHQHOOXHYH«3XHVELHQHVWHIRUPDOLVPRR
vacuidad, añadido al sujeto de atribuciones, es algo ajeno a la región extra-mental no-
apofántica: en ésta, lo que hay son eventos, valores, entes irreales, estructuras lógicas y
matemáticas: hallamos un tigre que está comiendo, más tarde, hallamos ese mismo tigre
durmiendo, más tarde saltando, más tarde no salta PiV WDUGH QR FRPH«&DGD FXDO GH HVDV
formaciones extra-mentales no-apofánticas, encierra múltiples características hic et nunc y
también genéricas. Busquemos lo genérico de los eventos reales, y hallaremos siempre lo
genérico material o de contenido: mamíIHUR DQLPDO DFFLyQ UHDFFLRQHV« VRQ JpQHURV
categoriales fácticos; pero siempre lo genérico estará inserto en algún contenido material
como dimensión de su constitución óntica: nunca hallaremos como común uniformizante en
todos estos eventos individuales, una forma vacía, desprendida, desligada de contenido
material o fáctico, y que además, asuma la función predicativa. Como bien sabemos, en la

región extra-mental no-apofántica, la estructura no es la estructura apofántica ni la estructura
relacional Rba: es pues, una estructura extra-lógica.1

Lo interesante es que la extensión de la clase de los eventos extra-mentales, por mucho que
queramos ampliarla, siempre estará limitada por la materialidad del contenido: llegaremos a
³REMHWR´³PRYLPLHQWR´FRPRFDWHJRUtDVVXSUHPDV«SHURVLHPSUHEDMRHOODVWUHGHDOJXQD
materialidad; esto, aun abarcando dentro de una clase toda la diversidad de eventos que
quisiéramos.

Es que allí no hay la estructura de sujeto-predicado. Cuando descubrimos en cada uno de


estos eventos algo común, que es la estructura sujeto-predicado, ya ingresamos a una
dimensión de formalismo, en la que nos liberamos de toda atadura de materialidad o
contenido. Las formas S es P, S no es P, Rba«VRQIRUPDVYDFtDVDMHQDVDWRGRFRQtenido,
obtenidas por abstracción; en la región extra-mental no-apofántica hay sólo eventos
concretos, valores o aun estructuras lógicas y matemáticas, generalizables pero bajo ciertos
SDUiPHWURV GH ³FRQWHQLGR´ 3RU OR WDQWR DTXHOODV IRUPDV DWULEXWLYDV Qo siendo
consustanciales o connaturales con la región extra-mental no-apofántica, le son ajenas.

En todas las proposiciones de los ejemplos arriba citados, hallamos una indiferencia ante el
contenido: son pura forma, pura estructura formal: el contenido puede cambiar, ser lo uno o lo
otro: pero, por el contrario, hay algo que en ellas no puede cambiar: es su forma o estructura.
La oposición que encierra el verbo ilativo es puramente racional, y por lo tanto, es formal,
vacía de contenido; es una disposición mental que se mueve entre los polos opuestos de una
GLV\XQFLyQR³ORDWULEX\R´R³QRORDWULEX\R´'HHVWRVHGHGXFHTXHHOFRQWHQLGRHVDMHQRD
la consistencia de la proposición, y que en ella queda sólo la estructura sin contenido. Por lo
tanto, esta estructura apofántica es exclusivamente racional. Pero adviértase que aun la
estructura, representa formalismo y abstracción: en efecto: la esencia de la función lógica es
indiferente a que el verbo lo unamos al sujeto, afirmativa o negativamente; y es indiferente
también, a que se use o no la cópula es; también es indiferente a la unidad o pluralidad de sus
conceptos:

El tigre y el león son carnívoros y mamíferos


El tigre es carnívoro
El tigre come
El tigre no es carnívoro
El tigre no come

Entonces, debe haber algo que es común en la forma de toda esta diversidad de
proposiciones: lo común no es su contenido, no es su sentido negativo, no es el tener cópula
ilativa, no es el carecer de cópula, no es ni la singularidad ni la pluralidad de sus
FRQFHSWRV«(O GDUVH FXDOHVTXLHUD GH HVRV GHWDOOHV HQ XQD SURSRVLFLyQ OH HV DFFLGHQWDO HVWR
es, que su presencia no es indispensable para que la proposición sea tal.

Lo que es común e infaltable en este tipo de estructuras es, la función lógica de atribución.
'LFKD IXQFLyQ HV GLV\XQWLYD R ³OH DGMXGLFR´ R ³QR OH DGMXGLFR´ $GYLpUWDVH HO FDUiFWHU
humano de ambas alternativas: es una mente la que decide. Pues bien: toda función mental,
está signada por la disyunción o polaridad; es decir, asume tan sólo una de las dos alternativas
excluyentes: es imposible, bajo el mismo respecto y bajo las mismas circunstancias, amar a
alguien y a la vez no amarlo, desear algo y a la vez no desearlo, estar alegre por algo y a la

1
9pDVHPLWUDEDMR³+DFLDHODQiOLVLVRQWROyJLFR-FDWHJRULDOGHOROyJLFR´

vez estar triste por ese algo, recordar algo, y a la vez, no recordarlo. Aun en la conciencia
valorativa: ésta no puede por ejemplo, valorar algo como vil, y bajo el mismo respecto,
valorarlo a su vez como noble. Obsérvese: siempre hay algún obiectum intencional, ante el
cual la mente no puede asumir, bajo el mismo respecto, y a la vez, posiciones opuestas,
excluyentes. Puede haber deliberación y determinación en cuanto a dos posibles y opuestas
decisiones a tomarse, mas estas posiciones que asume la humana mente, no son simultáneas:
son pendulares, y cada cual se aplica a diferentes facetas del referente, tomadas cada cual a su
turno.

¿Por qué es así?: porque el fenómeno psíquico es una respuesta refleja ante algún estímulo
del medio exterior; y cada acto psíquico, responde a una determinada faceta del referente o
fuente. Si por sorpresa, con un altavoz muy fuerte y estridente me convocan para que me
acerque a recibir u n premio, el placer y el displacer que todo ello me produce, responden, por
canales distintos, a facetas distintas, no-idénticas, del referente.

Esta exclusión en el operar de la mente humana, es compartida por sus funciones


racionales. Por eso es que, ante el mismo sujeto, la mente no le puede, bajo el mismo respecto,
adjudicarle y negarle un mismo predicado. Luego, la imposibilidad que esto significa, es
exclusivamente de índole lógica, racional, y es expresión de la naturaleza de la mente
humana. Volviendo a las imposibilidades: la imposibilidad de que esta mesa sea de madera y
a la vez no sea de madera, obedece a una idiosincrasia de nuestra mente, y por lo tanto, es una
exigencia de carácter mental.

4. IMPOSIBILIDAD FÁCTICA, E IMPOSIBILIDAD RACIONAL

$OJXLHQ PHSRGUtDUHSOLFDU³SHro cómo prueba usted, de que la imposibilidad de que una


cosa sea algo y a la vez no lo sea, no es una imposibilidad fáctica. Por mucho de que no
existiera ninguna mente racional, ¿me podría usted negar de que es imposible de que una
mesa sea de madera y a ODYH]QRVHDGHPDGHUD"´

Yo respondo: la imposibilidad en el ejemplo señalado, no es cualquiera imposibilidad del


mundo fáctico, sino una imposibilidad disyuntiva. Me explico:

Adviértase la diferencia: en el mundo extra-mental, la imposibilidad no deriva de una


comparación, ni de una postulación tautológica, ni es analítica:

Por ejemplo: es imposible que un cuerpo no se ajuste a la ley de la gravitación; es


imposible que un metal, ante el influjo del calor, no se dilate; es imposible que un bebito se
FRQYLHUWDHQKRPEUHDGXOWRHQHOWUDQVFXUVRGHYHLQWLFXDWURKRUDV«$KRUDELHQ esta opción,
bien sea de elevarse el cuerpo, o de no dilatarse el metal ±que ciertamente es imposible-, no es
que su imposibilidad esté dictada por su incompatibilidad atributiva con una opción opuesta:
no es el caso de que sea imposible que el cuerpo se eleve porque ello obedeciera a una
QHFHVLGDG QHJDWLYD UDFLRQDO TXH OD SURSRVLFLyQ GHO FDVR ³HVWH FXHUSR VH HOHYD´ IXHUD
FRQWUDGLFWRULDFRQODSURSRVLFLyQ³HVWHFXHUSRQRVHHOHYD´1RHVLPSRVLEOHTXHHOFXHUSRVH
eleve, porque existe una regularidad nómica fáctica que se lo impide. Más claro: la
imposibilidad de la opción del caso, deriva de una ley fáctica, no de la incompatibilidad de
una disyuntiva. Acá, en este caso, no hay una opción opuesta que la anule a nuestra opción
como imposibilidad, por incompatible.

De otra parte, una imposibilidad fáctica, no es impensable como opción: es concebible que
un bebito pueda convertirse en hombre adulto en el transcurso de veinticuatro horas.
Precisamente es concebible esto, en tanto que no haya ninguna incompatibilidad atributiva
que nos lo impida hacerlo.

Por el contrario: la imposibilidad de que esta mesa sea de madera y bajo el mismo respecto,
no lo sea, es una imposibilidad que se sustenta en una comparación entre dos opciones
atributivas: si le adjudicamos una cualidad, no podemos, a la vez, negársela, o viceversa.

8QD PHVD SXHGH QR VHU GH PDGHUD SXHGH VHU GH YLGULR GH SOiVWLFR«3HUR FXiQGR HV
imposible que no sea de madera: ¿cuando no se ajusta a alguna ley de la naturaleza?: no: es
imposible que no sea de madera, únicamente cuando ya hemos anunciado que es de madera.
Lo que neutraliza a la opción del caso es pues, el situarla en la excluyente disyuntiva: A v B,
pero no ambas a la vez.

En consecuencia: es preciso hacer el distingo entre la imposibilidad fáctica, y la


imposibilidad racional-atributiva. Esta última, es consecuencia de una comparación entre
opuestos atributivos, que como tal, es una función racional, inexistente en la realidad extra-
mental.

Respondiendo más precisamente a mi supuesto objetante, diría yo: si no existiera ninguna


mente racional en el Universo, no existiría la propuesta alternativa, la propuesta disyuntiva
racional; en consecuencia, no existirían ni la imposibilidad ni la posibilidad del caso, por ser
opciones racionales.

La imposibilidad racional entraña una analiticidad inexistente en la imposibilidad extra-


mental. La proposicLyQGHFODUDWLYD³ODPHVDHVGHPDGHUD´HQFLHUUDXQFRQWHQLGRWiFLWRTXH
LQFOX\H OD GLV\XQFLyQ GH VX RSXHVWR FXDQGR HQXQFLR ³OD PHVD HV GH PDGHUD´ \D FRQ HOOR
HVWR\GLFLHQGRWiFLWDPHQWH³HVLPSRVLEOHTXHODPHVDDODYH]QRVHDGHPDGHUD´

Y es que, dada la unilateralidad polar de todo acto mental, al adjudicarle algo a la mesa, mi
mente no puede a la vez negárselo: o se lo adjudica o se lo niega, pero no puede la mente,
efectuar ambas operaciones a la vez. Al dejar sentado S es P, estoy con ello dejando sentada la
imposibilidad racional de ³6QRHV3´o lo que es lo mismo: enuncio ³HVLPSRVLEOHTXH6QR
VHD 3´. Esta última proposición, es el segundo miembro de una estructura racional más
amplia, y sólo explicita aquello que ya está contenido en el primer miembro de dicha
estructura, y que es ³6HV3´

5. LA CONTRADICTORIEDAD NO EMANA DE LA MATERIALIDAD DE LOS


OPUESTOS SINO DEL FORMALISMO DE LA FUNCIÓN ATRIBUTIVA

Me pregunto por qué no hacemos extensivo el principio de no-contradicción, a los grados


GH OD PRGDOLGDG KH DTXt DOJXQRV ³WLHQH PXFKR´ ³WLHQH OR VXILFLHQWH´ ³WLHQH SRFR´ ³WLHQH
PX\SRFR´³QRWLHQH QDGD´. La unión de cualquier par de estos grados ante la razón, es tan
sólo una unión de términos diferentes, mas no términos contradictorios. Lo que los hace
FRQWUDGLFWRULRV HV OD IRUPDOL]DFLyQ RSHUDGD SRU OD PHQWH ³WLHQH PXFKR´ OR FDWHJRUL]DPRV
FRPRORRSXHVWRD³WLHQHSRFR´\YLFHYHUVDHQWRQFHVVXFRQMXQFLyQODVLPEROL]DPRVFRPRA
. ±A. Ya con esto, resalta la incompatibilidad, creada por la mente.

En otro ámbito: nos encontramos ante dos tipos de conjunciones que implican
contradicción:
I- 7LSRGHFRQMXQFLyQSHQVDEOH³$HV;´\³$HVQR;
A es X (A es interior)
A es no X (A es exterior)
Las proposiciones son opuestas, pero su conjunción es pensable; y esto, concuerda con que
la atribución en ambas tiene la misma cualidad (afirmativa).

II- Tipo de conjunción impensable: ³$HV;´\³$QRHV;´

A es X (A es salino)
A no es X (A no es salino)

Las proposiciones son opuestas, mas su conjunción es impensable. Y esto concuerda, con
que la atribución es opuesta (afirmativa en un caso, negativa en el otro).

¿Por qué el tipo I de conjunción, es de una conjunción cuyos términos son no-excluyentes,
en tanto que el tipo II es de una conjunción cuyos términos son mutuamente excluyentes?
Respondo: en la conjunción del tipo I, la afirmación y la negación, estando ambas
diferenciadas por su respectivo contenido semántico, son no-formales. Por lo tanto, pueden
ubicarse en dos momentos del tiempo o en dos lugares en el espacio, dualidad ésta que de
darse, aun tratándose de la misma entidad substante ³$EDLOD´± ³$QREDLOD´ ORV haría a sus
miembros compatibles en una relación.

Y con respecto a la entidad substante A: mantiene su identidad, pero precisada en dos


lugares opuestos del espacio, en dos momentos opuestos de la serie temporal, o en dos facetas
opuestas de se constLWXFLyQ yQWLFD SRU HMHPSOR ³DXWRPyYLO YDOLRVR´ SRU VHU DKRUUDWLYR GH
combustible) ± ³DXWRPyYLOQR-vaOLRVR´ SRUVXGLVHxRDQWLHVWpWLFR RGHVXUHODFLyQFRQRWUDV
HQWLGDGHV>³A EDLOD´ (cuando está alegre) ± ³A QREDLOD´ FXDQGRHVWiWULVWH @

Y es que el contenido o materialidad de los atributos, lo adscribe a cada cual a una


determinada dimensión material, determina que en su oposición, sean ajenos entre sí, cada
cual está exento d todo carácter correlacional. Desde la perspectiva extra-mental, fáctica, cada
cualidad (bailar y no-bailar), está correlacionada con la entidad substante (el hombre); pero,
desde esta misma perspectiva, ambas cualidades opuestas no están correlacionadas entre sí: no
hay interdependencia óntica entre ambas: no es el caso de que la constitución óntica o la
funcionalidad de una, dependa de la óntica constitución o funcionalidad de la otra.

Dicho contenido o materialidad de los atributos, confiere a cada atributo su propia identidad
no-correlativa.
Por el contrario, en el segundo tipo de relación:

A es X
A no es X
Esto es, cuando se trata del mismo atributo pretendidamente afirmado y negado, ni el
atributo en la afirmación ni el atributo en la negación, no pueden ubicarse, porque ambos
están exentos de contenido; porque el atributo es una forma vacía. La entidad substante es una
sola, y definitivamente, porque este tipo de relación es formal y vacío. Ajenos a la espacio-

temporalidad, es impensable que cada atributo del binomio tenga una ubicación propia, ni en
el tiempo ni en el espacio, ni en ninguna otra condición o determinación material.

(Q³$HV;´ \³$QRHV;´ la carga de la incompatibilidad mutua no la tienen los términos,


sino la función atributiva. Para tenerla los términos, éstos tendrían que ser mutuamente
referenciales y excluyentes, que no es el caso.

Necesito establecer una diferencia: desde el momento en que conferimos contenido a los
términos de las proposiciones, lo que oponemos no son las proposiciones ³$HV;´\³A no es
X´ VLQR GRV VLWXDFLRQHV UHDOHV DMHQDV -XDQ EDLOD ±cuando está alegre±, y Juan no baila ±
cuando está triste±). Por el contrario: cuando prescindimos del contenido, se nos presentan en
oposición, no dos situaciones reales sino dos estructuras lógicas: ³$ HV ;´ \ ³A no es X´
estando frente a frente, salta a la vista que lo que las opone no es el predicado, sino la función
atributiva.

$KRUDELHQSXHGHWUDWDUVHGHTXHHQODHVWUXFWXUDGHOWLSR³,,´ORVDWULEXWRVVHXELTXHQHQ
dos situaciones espacio-temporalmente disímiles: por ejemplo, que A sea salino en ciertas
circunstancias, y que no sea salino en otras. Pero es que entonces con ello, estoy confiriéndole
un contenido material a la P GHODHVWUXFWXUD³S es P´&XDQGRGHFLPRVTXH³$HVVDOLQR´\³$
QR HV VDOLQR´ PXWXDPHQWH VH H[FOX\HQ HV SRUTXH QRVRWURV SUHPHGLWDGDPHQWH DPERV
HQXQFLDGRVORVKHPRVWRPDGRFRPR³S es P´\³S no es P´HVGHFLUORVKHPRVWRPDGRHQVX
aspecto puramente formal.

¿Por qué en este segundo caso, es impensable la conjunción de A y -A?: porque en este caso
no hay los referentes materiales de A y de ±A que den sustento a la oposición: lo que da
sustento a la oposición es, la función lógica atributiva, en su contradictoriedad. La
contradictoriedad no viene de la entidad: la contradictoriedad la pone la mente, pues ella
construye la polaridad afirmar-negar lo mismo.

Se explica esto por la conGLFLyQ GH ³EDMR HO PLVPR UHVSHFWR´ TXH HV XQD FRQGLFLyQ
exclusivamente racional. Pero lo que es más grave: aquella función impone además, el
artificio racional de plantear la posibilidad imposible de asignarle dos atributos opuestos a la
misma entidad substante, que mantiene su identidad y que sirve de eje único y uno para dos
atribuciones opuestas.

Esta función formal y abstracta de atribuir y quitar lo mismo (el atributo) al mismo sujeto
substante, no se halla en la realidad extra-mental. La función atributiva de la mente, no puede
ser simbolizada, dada su variedad de manifestaciones tanto de afirmación como de negación:
³HV´ ³QR HV´ ³WLHQH´ ³QR WLHQH´ ³LQIOX\H´ ³QR LQIOX\H´, etc. etc. Todo se reduce a dos
operaciones opuestas: afirmar y negar.


6. LA EXIGENCIA DE LA EXCLUSIÓN DE LOS CONTRARIOS, ES DE
CARÁCTER ATRIBUTIVO

Sean los siguientes parres de proposiciones excluyentes entre sí:

A>B B>A
Equivale a ±(A > B)

a‫ـ‬b b‫ـ‬a
Equivale a ±(a ‫ ـ‬b)

A+B=C A±B=C
Equivale a ±(A + B = C)

A=B A>B
Equivale a ±(A = B)

¿Qué es lo que los hace excluyentes a los miembros de cada par de proposiciones?: no lo es
la naturaleza o contenido semántico de las proposiciones atómicas. Definitivamente, la
exigencia de la mutua excusión no se halla en los términos. La exigencia de exclusión, ni
siquiera está contenida en las conectivas y signos. La aludida exigencia aparece sólo cuando
interpretamos ambas proposiciones como afirmar y negar lo mismo de lo mismo: la exigencia
se halla en la función atributiva de la mente.

En cada uno de los pares arriba señalados, la cotradictoriedad de sus miembros está en
estado potencial, latente, no-explícito. Es la mente la que la hace explícita, al declarar la
contradictoriedad entre ambas; por ejemplo, las estructuras A = B y A > B, son sólo
diferentes, mas la mente explicita su contradictoriedad excuyente: al interpretar a A > B
como ±(A = B), está declarando la contradictoriedad entre ambas proposiciones. Mas aun sin
declarar la incompatibilidad de la contradictoriedad, dicha declaración no puede ser sino de
carácter atributivo.

7. LA CONTRADICTORIEDAD ES LA CONSECUENCIA DE UN ARTIFICIO


PLANTEADO POR LA MENTE

/RLPSHQVDEOHHVODLQIUDFFLyQGHODQHFHVLGDGTXHLPSRQHODWDXWRORJtD³6ROWHURFDVDGR´
HVLPSHQVDEOHSRUTXHVHPHMDQWHFRQVWUXFWRVLJQLILFDQHJDUODWDXWRORJtD³ORVVROWHURVVRQQR-
FDVDGRV´,PSHQVDEOHWDPELpQHVSRUHMHPSORXQFtUFXORFXDGUDGR,PSHQVDEOHVLJQLILFDTXH
no armoniza con la necesidad racional que impone la mente.

Para que algo sea impensable, o sea, teóricamente imposible, debe ser previamente
postulado como un artificio mental: como un constructo conceptual que tenga sentido, es
GHFLU FRQWHQLGR VHPiQWLFR SRU HMHPSOR HO FRQFHSWR ³FtUFXOR FXDGUDGR´ ³VROWHUR FDVDGR´
Cada cual de estas estructuras conceptuales tiene sentido fragmentado: el otorgado por cada
uno de sus componentes por separado, y por eso lo entendemos como aspiración o proyecto;
pero en su conjunto, si buscamos su unidad semántica, es un sinsentido, un imposible, por ser
auto-contradictorio.


En conclusión: la mente puede proponer un artificio mental que, no obstante tener sentido,
o contenido semántico como constructo conceptual o propuesta conceptual, sea no obstante,
impensable como entidad.

Existe necesidad racional (positiva o negativa) que hallamos en las proposiciones y


HQWLGDGHVIRUPDOHVFRPRSRUHMHPSOR³HVLPSRVLEOHTXHORVUDGLRVGHODFLUFXQIHUHQFLDVHDQ
GHVLJXDOHV´ R ORV HQXQFLDGRV WDXWROyJLFRV WDOHV FRPR ³QLQJ~Q VROWHUR HV FDVDGR´ 'LFKD
necesidad es forjada por la propia mente humana. El que los radios de la circunferencia sean
necesariamente iguales, deriva de que la mente ha estipulado que la circunferencia se origina
por el movimiento giratorio de un segmento en torno a uno de sus extremos. La conclusión es
aquella necesidad que hallamos en las proposiciones o entidades formales. Tenemos que una
necesidad ±positiva o negativa (como imposibilidad)±, se deriva deductivamente y con certeza
absoluta, de las premisas propuestas por la mente racional; estas premisas son la explicación
formal de la conclusión.

Pues bien: sentado esto, cuando decimos que es impensable que una entidad, bajo el mismo
respecto, sea y no sea algo, como imposibilidad declarada, ello representa una necesidad
negativa; pero nos preguntamos ¿por TXp HV TXH OD SUHWHQGLGD ³LQFOXVLyQ´ GH A y ±A es
impensable?: su fundamento es lo siguiente: la fórmula ±(A . ±A) es la conclusión, derivada
deductivamente de las premisas planteadas por la mente humana. Me explico: la propia
PHQWH IDEULFD OD ³impensabilidad´ SRU KDEHU HVWLSXODGR SUHYLDPHQWH VXSXHVWRV ORV
engendros suyos y declarados incompatibles entre sí, cuales son afirmar y negar lo mismo:
construye, crea en la imaginación, la polaridad apofántica. Es como en el caso del triángulo:
es impensable que un triángulo tenga cuatro lados TXH VH UHGXFH D OD FRQWUDGLFFLyQ ³HO
WULiQJXOR WLHQH WUHV ODGRV \ QR WLHQH WUHV ODGRV´ . Pero es la mente humana la que ha
establecido que el triángulo tenga tres lados: ha planteado ya las condiciones de la
³impensabilidad´3HURVLODPHQWHKXELHUDSUHYLDPHQWHHVWDEOHFLGRSRUFRQYHQFLyQTXHKD\
WULiQJXORV GH WUHV ODGRV \ DGHPiV ³WULiQJXORV´ GH FXDWUR ODGRV Vt VHUtD SHQVDble que un
triángulo tenga cuatro lados. Es así que la mente prohíbe aquello que previamente ha
GHFODUDGR³prohibible´

Todo esto pone de manifiesto que aquello que entra en contradicción impensable e
inadmisible, es sólo una construcción hipotética: es la función apofántica desplegada por la
mente, que ésta hipotéticamente la desdobla en dos, y previamente le adjudica un substrato o
substante común de inhesión.

Ahora bien: es impensable la conjunción, bajo el mismo respecto, de ambas funciones


lógicas ±afirmar y negar±, porque previamente la mente ha planteado que la afirmación y la
negación son excluyentes. Definitivamente, lo que se halla en relación exclusiva son los
términos del artificio lógico, no sus referentes.

/D SUHPLVD SODQWHDGD SRU OD PHQWH HV ³OD DILUPDFLyQ \ OD QHJDFLyQ VREUH OR PLVPR VRQ
mutuamente excluyentes´ 'H HVWD SUHPLVD VH GHVSUHQGH GHGXFWLYDPHQWH \ FRQ FDUiFWHU GH
QHFHVLGDGOyJLFDODVLJXLHQWHFRQFOXVLyQ³HVLPSRVLEOHFRQMXJDUODDILUPDFLyQ\ODQHJDFLyQ
VREUH OR PLVPR´ (O DUWLILFLR PHQWDO TXH FXDO KLSyWHVLV SRVWXOD OD PHQWH FRPR LPSRVLEOH H
impensable, es, afirmar y negar a la vez, lo mismo de lo mismo. La conjunción de afirmación
y negación, para ser declarada como excluyente, antes tiene que ser diseñada como propuesta.
Se trata de un artificio mental, el fruto del esfuerzo de compatibilización forzada, anti-natural,
de dos funciones ajenas y excluyentes, y supone además, la invención de un sujeto substante.

Se presenta como una postulación o propuesta, y semejante artificio mental no existe fuera de
la mente.

La mente, primeramente establece que afirmar y negar son operaciones mutuamente


excluyentes: por lo tanto, no-conjuncionables. La consecuencia lógica de esto es, que si
queremos conjuncionarlas, aspiramos a algo imposible e impensable (pensable como
aspiración, pero impensable como realización).

Ahora bien: el mismo atributo que es afirmado y a la vez negado de la misma entidad, no lo
hallamos en la realidad extra-PHQWDO³ODKLJXHUDHVYHJHWDO´QRWLHQHFRQWUDSDUWH(QFXDQWRD
³OD KLJXHUD HV IURQGRVD´ \ ³OD KLJXHUD QR HV IURQGRVD´ VRQ GRV VLWXDFLRQHV GLVtPLOHV HQ HO
tiempo. El que en el mundo extra-mental los opuestos nunca se den en el mismo lugar y
tiempo, no responde a ninguna exigencia: es sólo lo fáctico: categorialmente es la
³HIHFWLYLGDG´. Allí no se muestra la mentada imposibilidad, impensabilidad o exclusión de
términos incompatibles.

Afirmar y negar lo mismo de lo mismo, es explicable tan sólo como un artificio funcional y
mental, fruto de la imaginación. Ese artificio mental no es arbitrario, fruto de la estipulación,
sino que responde a la naturaleza de la función apofántica, en la que afirmar y negar lo mismo
de lo mismo, son operaciones excluyentes. Pues bien: es la mente la que fuerza la unión
imaginaria de lo no-unido: afirmar y negar a la vez lo mismo, para luego declararlo imposible.
Para que algo sea impensable, tiene que ser planteado antes como posibilidad, como una
hipótesis de trabajo; y eso, porque sólo la mente tiene el poder de confrontar lo términos
excluyentes. Esta posibilidad, es decir, la posibilidad de unión de los opuestos excluyentes,
nunca es hallable en el mundo extra-mental. Lo impensable, esto es, la conjunción de
términos excluyentes, es un artificio creado por la razón, y que viola las reglas de juego
impuestas por esa misma razón.

8. EL PAPEL QUE DESEMPEÑA LA FORMALIZACIÓN

Juan baila y Juan no baila, son situaciones fácticas independientes una de la otra. La ligazón
HQWUH DPEDV DSDUHFH VRODPHQWH FXDQGR IRUPDOL]DPRV ³A es x´ \ ³A no es x´ $KRUD ELHQ
sentado esto, que la contradictoriedad deriva exclusivamente del formalismo, me pregunto:
qué relación guarda el formalismo con la función atributiva. Respondo: en la realidad extra-
PHQWDO OD UHODFLyQ TXH VH GD HQWUH $ \ ³EDLOD´ DVt FRPR OD TXH VH GD HQWUH $ \ ³QR EDLOD´
son, en ambos casos, relaciones categoriales entre la identidad y la variabilidad: cada entidad
real permanece la misma a través de sus cambios: no hay atribución. 2 Por el contrario, cuando
tomamos la relación en su aspectRSXUDPHQWHIRUPDOHVWRHVFRPRHVWUXFWXUDOyJLFD³$HV[´
\³$QRHV[´HQWRQFHVHVTXHDSDUHFHODDWULEXFLyQTXHSRUVXVWDWXVHVOyJLFD\UDFLRQDO7DO
como es evidente, la cualidad de la atribución es puesta por la formalización.

En el mundo extra-mental, existen relaciones reales entre cada entidad o especie por una
parte, y por otra, sus propiedades, funciones, su acción o acciones (Juan baila, el uranio es
radiactivo). En el mundo extra-mental no existen las no-UHODFLRQHV³HOSODQHWD9HQXVno brilla
FRQ OX] SURSLD´ QR FRQVWLWX\H XQD QR-relación, dado que la luz y el brillar son ajenos a la
constitución óntica de la entidad que es el planeta Venus. No constituye una relación real,
aunque sí es una situación real del planeta Venus. Ahora bien: la luz y el brillar se la atribuye
a Venus negativamente, la mente racional; pero eso es ya una función lógica.

2
9pDVHPLWUDEDMRLQWLWXODGR³([DPHQRQWROyJLFR-categorial del constructo sustancia-DFFLGHQWHV´

Tan sólo cuando la mente formaliza las tales relaciones reales y/o elabora constructos
apofánticos, es cuando surge la función mental atributiva, sea ésta afirmativa o negativa. 3

Adviértase que diverss situaciones reales, por diversas que sean, pueden categorizarse, es
decir, formalizarse e idealizarse, bajo tan sólo dos categorías:

Px y -Px

+H DTXt ORV HMHPSORV ³-XDQ EDLOD´ ³-XDQ HV EDLODUtQ´ ³-XDQ QR HV EDLODUtQ´ ³-XDQ GHELy
EDLODU´³-XDQQRGHELyEDLODU´³-XDQEDLOy´³-XDQQREDLOy´. Inclusive son formalizables en
la estructura apofántica ODV VLWXDFLRQHV PRGDOHV \ ODV GH DXVHQFLD SRU HMHPSOR ³-XDQ
EDLODUtD´³-XDQQREDLODUtD´³-XDQKDEUtDEDLODGR´³-XDQQRKDEUtDEDLODGR´6HIRUPDOL]DQH
idealizan las presencias y las ausencias, los modos y los tiempos, hasta la realidad, la ficción,
HO DEVXUGR \ DXQ ODV VLWXDFLRQHV UHDOHV FRPSOHMDV SRU HMHPSOR ³-XDQ HV XQ FtUFXOR
FXDGUDGR´³-XDQVXUJLyGHODQDGDQRVHFRQYHUWLUiHQQDGD\VHUiXQFtUFXORFXDGUDGR´

Estas formalizaciones e idealizaciones, están estandarizadas en la estructura apofántica S es


P o S no es P. En la estructura apofántica, sus términos S y P carecen de contenido, pero
ambos son producto de un dinamismo lógico.

En tal sentido, la unión entre S y P, siendo éstos productos de la abstracción, no es un


trasunto ni reflejo de la unión que pudiera darse en el mundo extra-mental: aquella unión no
es más que un recurso aprehensivo diseñado por la mente racional, para aprehender las
situaciones extra-mentales.

La formalización aludida no depende del contenido fáctico: sus términos no son copias o
representaciones de las entidades, situaciones o relaciones fácticas: sus términos son símbolos
formales, no-LQGLYLGXDOHV\VRQIRUPDVYDFtDV³6HV3´SXHGHDSOLFDUVHD³-XDQEDLOD´D³HO
EDLODUHVGH-XDQ´³-XDQEDLODUtD´³TXLHQEDLODUtDVHUtD-XDQ´

Es por esta independencia frente a lo fáctico, que la función atributiva en la forma aludida
QRGHSHQGHGHODVPRGDOLGDGHV\WLHPSRVGHODUHODFLyQUHDO«\WDPSRFRORVWpUPLQRV6\3

/DIXQFLyQDWULEXWLYD H[SUHVDGDHQ³HV´R³QRHV´³WLHQH´³QR WLHQH´³KDEUtDHVWXGLDGR´


³QR KDEUtD HVWXGLDGR´«\ WDQWDV RWUDV RSRVLFLRQHV  QR UHIOHMD QL UHODFLRQHV IDFWXDOHV QL
exclusiones factuales. Su formalismo delata su origen racional. Pero no estando la atribución,
determinada por ningún contenido imperativo extra-mental, ¿cómo se explica que sean en ella
FRPSDWLEOHVWRGDVODVPRGDOLGDGHVPHQRVODRSRVLFLyQFXDOLWDWLYD³HV± QRHV´"(VREYLRTXH
la incompatibilidad entre es y no-es, no puede estar impuesta por ningún imperativo extra-
mental.

Ahora bien: siendo la ilación entre S y P, absolutamente independiente del mundo real, se
desprende que la unión de ambos, es decir, la atribución ±H[SUHVDGDHQ³HV´RHQ³QRHV´±, es
también ajena al mundo extra-mental. Dicha función atributiva admite, como posiblemente
concomitantes, modalidades compatibles no-H[FOX\HQWHV³VHUtD´³GHEHUtDVHU´³SRGUtDVHU´
³KXELHUD VLGR´ ³KDEUtD VLGR´ ³IXH´ ³VHUi´«/R TXH QR DGPLWH FRPR FRQFRPLWDQWHV SRU
incompatibles y mutuamente excluyentes es, la afirmación y la negación. Se trata de la
oposición excluyente entre afirmación y negación; y estos términos no pueden ser extra-
mentales: son de carácter lógico.

3
9pDVHPLHVWXGLRLQWLWXODGR³(VWXGLRRQWROyJLFRGHODORJLFLGDG´

La raíz de todo el error de la ontología tradicional al atribuir el principio de no-
contradicción a lo extra-mental, radica en lo siguiente: el creer que la oposición se da entre el
FRQWHQLGRRORPDWHULDOHQWUH³HV´\³QR-HV´WHQHU\QR-tener, bailar y no-bailar. Y claro: así
SODQWHDGR HV REYLR TXH VRQ LQFRPSDWLEOHV ³HVWH iUERO WLHQH UDtFHV´ \ ³HVWH iUERO QR WLHQH
rDtFHV´ (PSHUR OD RSRVLFLyQ SDUD OD TXH ULJH HO SULQFLSLR HQ FXHVWLyQ QR HV GH FDUiFWHU
PDWHULDOHOHVStULWXGHODRSRVLFLyQHVHQWH³Vt´\³QR´HVWRHVDILUPDU\QHJDUHVWRSRUVX
FDUiFWHUGHYDFXLGDG IRUPDO7DQFLHUWRHVHVWRTXH³Vt´ \ ³QR´DEDUFDQWDQWRDO ³HV´ \ ³QR
HV´FRPRD³WLHQH´\³QRWLHQH´³FRPSUD´\³QRFRPSUD´³EULOODUi´\³QREULOODUi´³KDEUtD
WHQLGR´ \ ³QR KDEUtD WHQLGR´«\ WDQWDV RWUDV RSRVLFLRQHV TXH HQ HO PXQGR H[WUD-mental,
adscritos sus términos al espacio o al tiempo, son plenamente coexistentes en oposición
compatible.

Por lo tanto: la incompatibilidad que prescribe el principio de no-contradicción tiene una


raíz de carácter racional, cual es, que la razón humana no puede contradecirse a sí misma. Me
pregunto entonces: ¿por qué tan sólo la razón humana? La explicación de esto estriba en que
la función declarativa de la mente, a diferencia de otras sus funciones, es de carácter lógico-
abstracto; como tal, es unívoca y no equívoca. Otras funciones mentales sí son equívocas:
deseo algo y a la vez no lo deseo; quiero a alguien y a la vez lo aborrezco; la equivocidad
depende de los aspectos y circunstancias. La función declarativa, siendo de carácter lógico-
abstracto, no depende de aspectos ni circunstancias. En consecuencia, lo que afirmo ±no
interesa qué contenido tenga±, no puedo afirmarlo bajo varios respectos: ha de ser bajo un
solo e inconfundible respecto. Por lo tanto, lo que afirmo no puedo a la vez, negarlo.

9. ¿A QUÉ SE DEBE QUE UNAS IMPOSIBILIDADES SON PENSABLES, Y OTRAS


SON IMPENSABLES?

Lo impensable no se da en la realidad extra-mental: lo impensable surge solamente cuando


IRUPDOL]DPRV3RUHMHPSOR³HVLPSRVLEOHTXHHO6LVWHPD6RODUVHDGHPHQRUYROXPHQTXHOD
WLHUUD´(VWRQRHVLPSHQVDEOHSRGHmos imaginar un Sistema Solar pequeño al interior de la
Tierra. Empero, considerando que la Tierra es parte del Sistema Solar, entonces podemos
formalizar la relación entre la parte y el todo; entonces partimos del supuesto de que la parte
es menor que el todo; y siendo así, es impensable que a su vez y bajo el mismo respecto, el
todo sea menor que una de sus partes.

(V TXH DO FRQIHULUOH FRQWHQLGR VHPiQWLFR D ³SDUWH´ \ D ³WRGR´ OD FRQMXQFLyQ DQDOtWLFD
UHVXOWDQWHHV³HOWRGRLQFOX\HDVXSDUWH\HOWRGRQRLQFOX\HDVXSDUWH´YDOHGHFLU3±P. Lo
que es imprescindible no es lo fáctico sino la exclusividad, contenida en la proposición
analítica.

Otro ejemplo: es imposible que la madre nazca con posterioridad a su hijo. Esta situación
real, de que una madre nazca con posterioridad a su hijo, no es impensable. Empero,
considerando que madre e hijo están en una relación causal, en la que la madre es causa y el
hijo es efecto, y formalizando la relación causal, obtenemos:
A y B están en una relación tal, que A es anterior a B.
Por lo tanto, A no puede ser posterior a B

Una vez que lo hemos formalizado el caso, la conclusión se nos impone con necesidad
lógica, a tal punto que es impensable lo contrario. La mente no sólo ha formalizado, sino que


ha planteado una condición: que la causa es anterior al efecto. La proposición excluyente del
FDVRHV³$HVDQWHULRUD%\$QRHVDQWHULRUD%´HVWRHV3±P.

Ahora bien: existen imposibilidades pensables e imposibilidades impensables. Me pregunto


a qué se debe esta diferencia, es decir, cuál es el respectivo sustento ontológico de tales
imposibilidades. Adviértase ante todo que las imposibilidades de la realidad extra-mental
pueden ser pensables o impensables, según el prisma desde el cual se las considere:

En la realidad extra-mental, todos los imposibles pueden ser pensables (que el efecto
anteceda a su causa, que el hijo exista antes que su padre, que un cuerpo sin apoyo se eleve,
que un ente real surja de la nada, que algo pese sin contener masa.

([LVWHQ LPSRVLELOLGDGHV LPSHQVDEOHV ³HO IXWXUR HV DQWHV TXH HO SDVDGR´ HV LPSHQVDEOH
porque se trata de una proposición analítica: futuro equivale a después; y si es después, no
puede ser antes. Hay contradicción e impensabilidad porque la mente racional ha planteado
SUHYLDPHQWHODVFRQGLFLRQHVOHKDDVLJQDGRXQFRQWHQLGRVHPiQWLFRD³IXWXUR´ ³GHVSXpV´ \
RWUR FRQWHQLGR VHPiQWLFR D ³SDVDGR´ ³DQWHV´  \ DVLPLVPR OD PHQWH SUHYLDPHQWH ORV ha
GHFODUDGRH[FOX\HQWHV&DWHJRUL]DQGRODLPSRVLELOLGDGWHQHPRV³(OIXWXURHVGHVSXpVGH[\
HOIXWXURQRHVGHVSXpVGH[´(VGHFLU3-P.

Los imposibles que en dicha realidad son impensables son, aquellos cuyos términos son
FRQWUDGLFWRULRVSRUHMHPSORTXHHVWDiJXLODVHDDYH\DODYH]QRVHDDYHR³ODSDUWHLQFOX\H
DOWRGR´6HLPSRQHHQWRQFHVHOLQWHUURJDQWH¢TXpSHFXOLDULGDGWLHQHHQWUHORVLPSRVLEOHVOD
contradictoriedad como para ser impensable?; ¿por qué tan sólo la contradictoriedad? La
respuesta es, que la necesidad lógica con la cual se impone la impensabilidad de la
contradictoriedad, se debe al artificio lógico de asignarles contenido semántico categorizado
de oposición a los miembros de una proposición, y atribuirlos a un mismo sujeto de inhesión,
de manera que ambos atributos en la conjunción, devienen mutuamente excluyentes.

La impensabilidad de la imposibilidad aparece pues solamente, cuando dicha imposibilidad


real se traduce en una proposición analítica. Entonces: ¿por qué es que algunas
imposibilidades son impensables? Respondo: porque su contradictoriedad se sustenta en
proposiciones analíticas; en éstas, la mente ha diseñado contenidos semánticos mutuamente
excluyentes. Por ejemplo: es impensable que dos paralelas en un plano euclidiano, converjan.
/DSURSRVLFLyQ³ODVSDUDOHODVFRQYHUJHQ´VLJQLILFDHVWR³[FRQYHUJH \[QRFRQYHUJH´HVWR
es,

³$[±$[´

(VWH HV HO DUWLILFLR UDFLRQDO FUHDGR SRU OD PHQWH < DVt HO HQXQFLDGR ³ODV SDUDOHODV
FRQYHUJHQ´ GHYLHQH XQ HQXQFLDGR TXH SRVWXOD OR LPSHQVDEOH \ SDUD HVWR KD WHQLGR TXH
formalizarse y devenir en analítico.

Veamos otro ejemplo: el hecho de que el efecto anteceda a la causa: que el efecto anteceda
a la causa, es una imposibilidad real pero pensable: puedo imaginarme que exista el humo, y
que posteriormente dicho humo dé origen al fuego. ¿Cuándo resulta impensable el que el
efecto preceda a la causa?: tan sólo cuando los contrapongo como opuestos y trato de
conjuncionarlos en una estructura unitaria. Esto supone el artificio de preparar los términos
como opuestos, es decir, formalizarlos como A y ±A, lo cual significa asignarles un contenido
semántico ³DQWHV´ VLJQLILFD ³QR GHVSXpV´ \ ³HIHFWR´ VLJQLILFD ³GHVSXpV´ 3HUR HV PiV OD

mente postula la posibilidad de articularlos en una estructura unitaria: como términos: el
HQXQFLDGR³HOHIHFWRHVDQWHULRUDODFDXVD´HV$ ±A: es entonces que la misma mente los
halla como incompatibles, y a la estructura, como impensable. La mente ha forjado así por vía
de abstracción, una estructura lógica formal de carácter analítico.

Pregunto: ¿qué es lo impensable: que el efecto preceda a su causa, o la estructura analítica


que conjuga dos términos contradictorios?: lo primero no, porque para que algo sea pensable
o impensable, tiene que ser antes traducido a términos intelectivos. No es lo deseable o no
deseable, lo temible o no temible, lo recordable o no recordable: lo no recordable, lo no
deseable, tienen propiedades aprehensibles directamente por la conciencia. Esto, porque la
relación de atribución cualitativa entre un determinado sujeto y un determinado predicado, es
unidimensional; y por lo mismo, una vez que existe la atribución de cualidad afirmativa, no
hay ya cabida para una atribución de cualidad negativa, y viceversa. Puede ser
polidimensional la atribución en lo referente a la cantidad³WRGRVORVKRPEUHVVRQPRUWDOHV´\
³HVWHKRPEUHHVPRUWDO´VRQHQXQFLDGRVFRPSDWLEOHV7DPELpQHQORWHPSRUDO³ORVKRPEUHV
IXHURQ PRUWDOHV´ HV FRPSDWLEOH FRQ ³ORV KRPEUHV VHUiQ PRUWDOHV´ ¢4Xp SHFXOLDULGDG KD\
entonces en la cualidad? Respondo: es la polaridad entre la función de afirmar y la función de
negar, y que es subyacente en toda forma judicativa, pues subyace a la modalidad y a la
cantidad.

<HVTXHORLPSHQVDEOHDGLIHUHQFLDGHORUHFRUGDEOHRORGHVHDEOH«HVDOJRTXHRIUHFHOD
exclusión atributiva ya mencionada; y esa, solamente la puede ofrecer la analiticidad de una
estructura lógica. Es que para que la mente lo halle algo como pensable o como impensable,
ha de estar en una predisposición intelectiva ±que no es el caso de lo deseable ni lo
recordable, pues ante ello la mente está en una disposición no-intelectiva, y por ello, está en
contacto directo con el factum±. Esta predisposición indispensable es lo que determina que el
referente inmediato de la mente sea igualmente, algo intelectivo: es decir, la estructura
analítica atributiva.

En consecuencia: lo impensable de nuestro ejemplo, no es el hecho de que el efecto


anteceda a su causaORLPSHQVDEOHHVODHVWUXFWXUDDQDOtWLFDDWULEXWLYD\H[FOX\HQWH³ORTXH
QRHVDQWHV HOHIHFWR HVDQWHV´2IRUPDOL]DGRP . ±P.

Yendo a otro ejemplo: pueden existir dos carreteras paralelas, y es imposible que
converjan. Empero, la imposibilidad no yace en las carreteras: ambas son lo fáctico. Si
descubrimos la imposibilidad de que ambas carreteras converjan, es porque ya las hemos
FDWHJRUL]DGRFRQXQDFDWHJRUtD³HVSHFtILFD´HLGpWLFDHO³SDUDOHOLVPR´'LFKRSDUDOHOLVPRHV
ajeno a la realidad extra-mental pues en ésta sólo existe lo fáctico: en el hecho de que existan
ambas carreteras así trazadas, no reside la exigencia de que no deben de converger porque son
paralelas.

Ergo, la imposibilidad de la supuesta situación de que las carreteras paralelas converjan,


deriva, no de las carreteras fácticas, sino de la categorización racional que la mente les ha
asignado. En otras palabras, la impensabilidad DOXGH DO HQXQFLDGR ³ODV FDUUeteras paralelas
FRQYHUJHQ \ QRFRQYHUJHQ´TXHIRUPDOL]DGRVHUtD P . ±P. En síntesis, lo impensable es una
creación de la mente.


10. EL MUNDO EXTRA-MENTAL: AJENO A LA EXIGENCIA DE NO-
CONTRADICTORIEDAD

Los autores, aun reconociendo la incompatibilidad de las proposiciones contradictorias,


desconocen que la exigencia procede de la mente, y se percibe en ellos la tendencia a atribuir
la exigencia de no-contradictoriedad, a la realidad entitativa extra-mental. Es el caso de
Federico Hegel. Exponen de él, Mc Cadden, C., & Orozco, J. (2013):

$O LQFOXLU OD SDUW¯FXOD ͂QR̓ GH ͂QR$̓ HQ OD SURSRVLFLµQ ͂$ HV
$̓ KDFL«QGROD ͂$ HV $ SRUTXH HV QR$̓ +HJHO SUHWHQGH TXHVH G«
XQD FRQWUDGLFFLµQ HQ OR UHDO WRGD YH] TXH OD QR LGHQWLGDG
UHSUHVHQWDGDHQODSDUW¯FXOD͂QR̓FRQWHQLGDHQODSURSRVLFLµQ͂$
HV$̓LQWHQWDQHJDUODLGHQWLGDGKDFLHQGRTXH«VWDVHH[FOX\DDV¯
PLVPD\G«SDVRDXQDQXHYDLGHQWLGDGFRQH[LVWHQFLDUHDO1RSHUFLEH
TXH ͂QR$̓ SULPHUR QR LPSOLFD QHFHVDULDPHQWH OD H[LVWHQFLD R QR
H[LVWHQFLD GH ͂$̓ QL TXH ͂$̓ WDPSRFR GLFH QHFHVDULDPHQWH TXH
͂QR$̓ H[LVWH D PHQRV TXH ͂$̓ \ ͂QR$̓ VHDQ FRUUHODWLYRV S
 

La categoría modal de efectividad, así como la de inefectividad, no hacen alusión a su
FRQWUDULR 6XSRQJDPRV TXH DOJXLHQ HV ³PDOR´ HV ³HIHFWLYDPHQWH´ PDOR $O GHFLU TXH HV
LPSRVLEOHTXH³EDMRHOPLVPRUHVSHFWR´DODYH]QRVHDPDOR\DHVWDPRVLQWURGXFLHQGRXQD
exigencia mental. En la realidad, la efectividad de ser malo puede provenir dHO ³QR-VHU´ R
GHYHQLUKDFLDHO³QR-VHU´SHURDXQPiVSXHGHHOHQWHVHUPDORHQXQVHQWLGRSHURDODYH]
EXHQRHQRWURVHQWLGRPDORSDUDXQRVSHUREXHQRSDUDRWURV(VWRVLJQLILFDTXHOR³PDOR´HQ
HO HMHPSOR VLHQGR FDWHJRUtD PRGDO GH ³HIHFWLYLGDG´ Hs compatible con un halo de
FRQGLFLRQHVGH³QR-PDOR´WDQWRHQODPRGDOLGDGGHODSRVLELOLGDGFRPRHQODPRGDOLGDGGHOD
HIHFWLYLGDGGHMDUGHVHUPDORQRKDEHUVLGRPDORDQWHVQRVHUPDOREDMRRWURVUHVSHFWRV«<
adviértase que a la misma persona le corresponde en la realidad extra-mental, un halo de
FDUDFWHUtVWLFDVGH³PDOR´\³QR-PDOR´PDVQRVRQLQFRPSDWLEOHVQLH[FOX\HQWHV

Vemos pues que el ser y el no-ser son en la realidad extra-mental, en el mismo ente,
categorialmente compatibles, sólo que en diversas dimensiones categoriales en el tiempo y en
HO HVSDFLR HIHFWLYLGDG \ SRVLELOLGDG R GLYHUVDV ³HIHFWLYLGDGHV´ VHJ~Q ORV IODQFRV R IDFHWDV
que ofrezca el mismo ente en sus relaciones con sus vecinos entitativos. Es posible que la
piedra sea grávida, y la misma piedra no sea grávida ±claro, si cambia la ley natural±.
Adviértase que esta compatibilidad entre ser y no-ser, es siempre concomitante con el cambio
de las circunstancias (de tiempo, de facetas del ente, o de regularidad entitativa).

¿Hay exigencias en el juego de las categorías modales de la efectividad, la posibilidad y la


imposibilidad?: sí las hay; por ejemplo, es imposible la retroactividad del tiempo hacia el
pasado, es imposible que el efecto origine a la causa, es imposible que una semilla de
kiwicha4 dé origen a una planta no determinada por el código genético de esa semilla. Pero
todas son exigencias planteadas por la estructuración categorial del mundo extra-mental. En
consecuencia, son compatibles categorialmente, la efectividad, la inefectividad y la
posibilidad en el mundo extra-PHQWDOSRUTXHDOOtHO³VHU´\HO³QR-VHU´VRQFRPSDWLEOHVSHUR
siempre emplazados ambos en diversos momentos del tiempo, o en diversos flancos del ente,
siempre factuales.

4
Grano andino
Me pregunto ahora, por qué es que en todos estos casos extra-mentales, son coexistentes y
compatibles el ser y el no-ser. Adviértase que en ninguno de esos casos, aparece el
FRQGLFLRQDQWH³EDMRHO PLVPRUHVSHFWR´(O ELQRPLRVHU \ QR-ser, se concreta en situaciones
extra-mentales: aun lo categorialmente imposible: no es impensable por ejemplo, una
secuencia procesal en la que el efecto anteceda a la causa; y una relación así, teóricamente
posible, aun en la imaginación, está inscrita en un plexo de circunstancias fácticas igualmente
imaginables y teóricamente posibles.

Hay compatibilidad, porque el ser y el no-ser están desplazados en diversos escenarios


temporales o espacio-temporales. Es que las circunstancias reales que acompañan a cada uno
de los términos, sea al ser o alno-ser, son independientes entre sí, y suficientes para validar a
su respectivo término. Los respectivos marcos referenciales de cada existente, bien sea de lo
que es o de lo que no es, siempre conservan su individualidad categorial. Pedir que el ser y el
no-VHUVHDQXQRVRORHVFRPRSHGLUTXH ³HO Condor pasa´ \ $OIDGH&HQWDXURVHDQXQVROR
ente: es un pedido ajeno a la estructura categorial de la realidad. Pero esto no significa
tampoco, que dicha realidad ofrezca la exigencia de la imposible identificación de la dualidad
con la unidad. Para que haya una supuesta exigencia de no-contradictoriedad entre ser y no-
ser en la realidad extra-mental, allí, ambos términos tendrían que ocupar una sola
individualidad.

Solamente aparece la aludida exigencia de la no-contradicción, luego de haber nosotros


pretendido reducir ambas individualidades a una sola individualidad; es decir, pretender
colocar dos donde sólo hay espacio para uno; es entonces que entran en rivalidad sus
contenidos semánticos, y se niegan y excluyen recíprocamente. Es entonces cuando
planteamos la exigencia de la no-contradictoriedad, para declarar la no-validez, la no-
racionalidad de la proyectada posibilidad de identificar ambas individualidades en una sola.
En consecuencia, es la propia mente racional la que crea las condiciones racionales que sirven
de supuesto para sustentar su exigencia racional de no-contradictoriedad.

11. LA EXIGENCIA ³%$-2(/0,6025(63(&72´, ES FORMAL

Cuando el principio de no-FRQWUDGLFFLyQ HQXQFLD ³EDMR HO PLVPR UHVSHFWR´ DOOt HVWDPRV
ocultando como tácito, un complemento gramatical de corte predicativo que obviamente, es
SURGXFWRGHXQDIXQFLyQOyJLFDDWULEXWLYD6HDHOHMHPSOR³HOSHUUR%RE\HVOHDO´\QRHVHO
caso que bajo el mismo respecto sea a lDYH]GHVOHDO³%DMRHOPLVPRUHVSHFWR´VLJQLILFDTXH
es leal, por ejemplo, tan sólo en relación a su amo, pudiendo ser desleal en relación a otra
SHUVRQD < FODUR ³EDMR HO PLVPR UHVSHFWR´ HV LPSRVLEOH TXH VHD GHVOHDO ³%DMR HO PLVPR
UHVSHFWR´ VXSRQH SXes un complemento gramatical y lógico, oculto y tácito puesto por la
razón humana. Implica también una referencia del ente hacia dicho complemento. Todo esto
habla a favor de que la exigencia del aludido principio de no-contradicción, es un artificio
creado artificialmente por la razón humana. La mente racional, así, al referirse al ente, crea un
respectivo constructo referencial representativo de dicho ente; y luego, efectúa un
desdoblamiento en dicho constructo o artificio: produce una disyuntiva con dos términos
excluyentes: ser o no-ser.

Ahora bien: si lo relacionamos intelectivamente al perro fiel con su amo, ya estamos


creando una estructura lógica, y como tal, es formal, independiente de la constitución óntica
del contenido entitativo. Por lo tanto, la exigencia del principio de no-contradicción nace de la
estructura lógica, no del ente extra-mental. La incompatibilidad que prescribe el principio, es

una imposible posibilidad artificiosa creada por la mente humana; y por tanto, es una
exigencia planteada nada más que por la mente racional del hombre.

Es verdad que el ente no admite dos atribuciones contradictorias, opuestas: usted no puede
HQXQFLDU ³&DUORV HV DUHTXLSHxR´ \ EDMR HO PLVPR UHVSHFWR ³-XDQ QR HV DUHTXLSHxR´ 3HUR
pregúntese por qué es que el ente no acepta la unidad de los opuestos en esta oposición, pero
Vt OD DFHSWD OD XQLGDG GHORV RSXHVWRV FXDQGR HOLPLQDPRV OD H[LJHQFLD ³EDMR HO PLVPR
UHVSHFWR´HQHIHFWRSXHGHVXSRQHUVHTXH-XDQno fue arequipeño pero que en el presente sí lo
HV \ HVWD RSRVLFLyQ Vt HV FRPSDWLEOH \ OD ³DFHSWD´ HO HQWH SRUTXH \D QR HV ³EDMR HO PLVPR
UHVSHFWR´HVGHFLUQRVXELFDPRVHQGRVPRPHQWRVGLVWLQWRVGHOWLHPSRHQGRVIDFHWDVGHOD
constitución del ente en su relación con su entorno.

Igualmente, HO HQWH DGPLWH FRPR FRPSDWLEOH ODV VLJXLHQWHV RSRVLFLRQHV ³-XDQ HV
KRVSLWDODULR´\³-XDQQRHVKRVSLWDODULR´³-XDQHVWXGLD´\³-XDQQRHVWXGLD´REYLDPHQWHQR
HV³EDMRHOPLVPRUHVSHFWR´SXHVVHSXHGHWUDWDUGHGRVFLUFXQVWDQFLDVGLYHUVDV -XDQHVWXGLD
ingeniería, y Juan no estudia medicina). Al suponer que son excluyentes ser y no ser algo, esa
exclusión, por su naturaleza, es incompatible con el status ontológico del ente: en éste cabe la
³RSRVLFLyQ´ HQ GLYHUVRV PRPHQWRV GHO WLHPSR HQ GLYHUVRV HVSDFLos, en diversas
circunstancias. Por ejemplo, el automóvil es valioso (desde el punto de vista de su elegancia),
y a la vez no es valioso (desde el punto de vista de su comodidad). Tal luchador es fuerte (en
relación con los luchadores enfermos), y a la vez no es fuerte (en relación a otro más fuerte). x
es peruano (en el presente), y a la vez no fue peruano (en el pasado); yo camino (hacia el
norte), y a la vez yo no camino (hacia el este).

(VTXHVHH[FOX\HHQWRGRVHVWRVFDVRVODFRQGLFLyQGH³EDMRHOPLVPRUHVSHFWR´(QWRGRV
HVWRV FDVRV KD\ FRPSDWLELOLGDG HQWUH ORV ³RSXHVWRV´ SRUTXH pVWRV VH XELFDQ HQ GLYHUVDV
facetas o aristas del ente: facetas de tiempo, de circunstancia, o simplemente aristas de la
constitución cualitativa del ente (como en el ejemplo del automóvil); o bien, las diversas
relaciones de un ente con los entes de su entorno (caso del luchador).

Por el contrario: la disyunción que plantea el principio de no-contradicción, la exigencia de


la exclusión, de incompatibilidad entre ser y no-ser, no contempla que ambos términos estén
XELFDGRVHQGLYHUVDVDULVWDVGHOHQWHHVRHVORTXHHQXQFLD³EDMRHOPLVPRUHVSHFWR´HVGHFLU
el ser y el no-ser de la exclusión, el principio los ubica fuera del tiempo, del espacio, del
devenir, de las circunstancias, y de su interconexión con otros entes.

³%DMRHOPLVPRUHVSHFWR´LPSOLFDTXHKDFHPRVDEVWUDFFLyQGHORVRWURVUHVSHFWRVRIDFHWDV
del ente, y lo enfocamos al ente ±digo mejor, al sujeto de atribución±, unidireccionalmente.
En el caso del automóvil por ejemplo, hacemos abstracción de su comodidad y nos centramos
en su elegancia; entonces, resulta contradictorio e inaceptable que sea elegante y a la vez no
sea elegante.

Pero esta misma unidireccionalidad la podemos aplicar a todos y cada uno de los demás
UHVSHFWRV R IDFHWDV GHO HQWH \ HQ FDGD XQLGLUHFFLRQDOLGDG ³EDMR HO PLVPR UHVSHFWR´
hallaremos la misma exigencia de exclusión. No es el caso por ejemplo, que el luchador sea
fuerte para con los luchadores enfermos y a la vez no lo sea para con los mismos.

6H GHVSUHQGH TXH OD SRODULGDG TXH VXSRQH OD H[FOXVLyQ GHO FDVR SRU VXSRQHU ³EDMR HO
PLVPR UHVSHFWR´ HV XQD SRODULGDG H[WUDxD DO HQWH $GHPiV OR TXH HVWi en juego en la
VXVRGLFKD SRODULGDG QR HV HO FRQWHQLGR IXHUWH GpELO YDOLRVR SHUXDQR«  VLQR OD IXQFLyQ

DWULEXWLYD HV R QR HV FRPH R QR FRPH WUDEDMD R QR WUDEDMD«(V GHFLU OD RSRVLFLyQ TXH
prescribe el principio es excluyente e inaceptable, no por el contenido sino por la función
lógico-atributiva. Y lo digo porque los contenidos pueden ser variados: come, no come, es, no
HV WUDEDMD QR WUDEDMD IXH QR IXH VHUi QR VHUi« \ VLQ HPEDUJR HQ WRGRV HOORV KD\ XQD
constante invariable: la función lógico-atributiva. Luego, el principio prohíbe la
concomitancia de los opuestos, no por el contenido sino por la función lógico-atributiva. Tan
indiferente es la prohibición con respecto a los contenidos, que se aplica a opuestos tales
FRPR ³-DFRER HV XQ Q~PHUR SULPR´ \ ±bajo el mismo respecto± ³-DFRER QR HV XQ Q~PHUR
SULPR´\QRREVWDQWHODH[FOXVLyQHVYiOLGD

Se desprende pues, que la concomitancia de opuestos que rechaza el principio en mención,


no lo es de contenidos. Lo que cuenta en la exclusión, no son los contenidos ónticos del ente
sino la función lógico-atributiva.5

Ahora bien: es obvio que ningún ente que no sea una creación de la mente racional, existe
ajeno a la temporalidad, a las circunstancias fácticas y a sus relaciones con su entorno. Por lo
tanto, la exigencia aludida del principio de no-contradicción, es incompatible con el status
RQWROyJLFRGHOHQWH³UHDO´

12. RÉPLICA: LA EXCLUSIÓN LÓGICO-ATRIBUTIVA, COMO REFLEJO DE


UNA EXCLUSIÓN CONSTITUTIVA

Se me podría replicar que esa exclusión que supone la función lógico-atributiva, es un


reflejo de una exclusión óntica constitutiva del ente. Yo respondo que no. Por ejemplo, es
imposible que x corra y bajo el mismo respecto, a la vez, no corra. Bueno: en la realidad
entitativa del mundo ³UHDO´ QRH[LVWH OD PHQWDGDUHODFLyQH[FOX\HQWHGH ³R ORXQRRORRWUR
SHURQRDPERV´

1. Hay los contrarios coexistentes ±como en otra parte lo manifiesto±: por ejemplo, la
coexistencia de electricidad positiva y electricidad negativa, la de subida y bajada en el mismo
plano inclinado, la de fuerza centrípeta y fuerza centrífuga.

2. Los RSXHVWRV ³VHU´ \ ³QR VHU´ SXHGHQ SUHVHQWDUVH HQ HO PXQGR UHDO FRPR RSXHVWRV
sueltos, no unidos por un sujeto-soporte común sobre el cual se apoyen y al cual pertenezcan.
Se presentan en diversos tiempos no-coexistentes: en los escalones jerarquizados en una
escala de los estados del ente real: por ejemplo, entre correr y no correr, bailar y no bailar;
iluminado y no-iluminado, obeso y no-obeso, fértil y no-IpUWLO«(Q OD UHDOLGDG QR VRQ
términos ni opuestos, ni mutuamente excluyentes en una unidad abarcadora como sujeto al
cual pertenezcan: son momentos insertados en diversos sitiales escalonados de la respectiva
JUDGXDOLGDGHQWLWDWLYD(QODUHDOLGDGHQWLWDWLYDGHO³PXQGRUHDO´HQWUHFRUUHU\QR-correr hay
una gradualidad de más o menos, pero no la oposición correr- no-correr en una unidad. Entre
obeso y no-obeso, existe una gradualidad de escalones intermedios, y tal vez obeso y no-
obeso no sean los términos extremos de la respectiva cadena jerárquica. Para ser excluyentes
en el mundo entitativo, debieran ambos términos disputarse el mismo lugar, como único cupo
en la existencia, lo cual no es el caso.

5
Tomo distancia frente a la tesis de Nicolai Hartmann (1965). Para este autor, el principio de no-contradicción
SHUWHQHFHDODHVIHUDGHODLGHDOLGDGFRQXQPDUFRFDWHJRULDOLQFRPSDWLEOHFRQHOGHOD³HVIHUDUHDO´ WRPR,,I,
capítulo 19-b). Las supuestas categorías que le atribuye, no compatibilizan con el fundamento material de la
constitución de la racionalidad humana.

3. Por último, pueden presentarse ambos términos también en el ente real, dispersos en
diversas categorías modales como no-coexistentes: estas modalidades son el par de categorías
modales efectividad ± posibilidad, y el par inefectividad ± posibilidad. En lo primero: por
ejemplo, se mueve ± QRVHPXHYH HQWLpQGDVH³HVSRVLEOHTXHQRVHPXHYDHQHOIXWXUR´ (Q
lo segundo: no se mueve ± se mueve (entiéndasH³HVSRVLEOHTXHHQHOIXWXURVHPXHYD´ (Q
tal sentido, estudiar y bajo el mismo respecto, no estudiar, en el ente real no se presentan estas
instancias como oposición sino como facetas en distintas modalidades categoriales: estudiar
está como efectividad en el momento presente, y ±bajo el mismo respecto±, no estudiar está
en la categoría modal de la posibilidad; o bien, puede presentarse el caso inverso; de manera
que esas determinaciones corresponden a diversos status GH³ODPRGDOLGDGGHOVHU´3RUHVo es
TXHJUDPDWLFDOPHQWHOR³HIHFWLYR´\OR³LQHIHFWLYR´VHH[SUHVDQHQLQGLFDWLYRHQWDQWRTXHOR
SRVLEOHVHH[SUHVDHQVXEMXQWLYR³6HU´ \³QR-VHU´QRHVWiQSXHVHQHO PLVPRSODQRPRGDO-
categorial, sino en diversas categorías modales. Por esta razón, ambos no pueden darse en una
estructura óntica binaria disyuntiva: ambos son compatibles en el ente, sin estar en oposición
ni mutua exclusión, dado su diverso status modal. Ambos, no estando en oposición en el ente
real, su existencia concomitante en el ente no los hace mutuamente incompatibles: coexisten
en el mismo ente, pero en diversos sitiales de la modalidad categorial.

Los términos ubicados en ambos pares de categorías modales, no pueden ser coexistentes
HQHOHQWH3RUHMHPSOR³HOSODQHWDVH PXHYH´ HIHFWLYLGDG \³SRVLEOHPHQWHQRVHPRYHUi´
SRVLELOLGDG  HQ WDO FDVR QR HV DFHSWDEOH TXH ³QR VH PRYHUi´ UHSUHVHQWH DO QR-VHU GH ³VH
PXHYH´GDGRTXHDPERVQRVRQFDWHJRULDOPHQWHHTXLYDOHQWHVQLFRPSDWLEOHV

Definitivamente, descarto pues que las categorías modales de la efectividad y la


SRVLELOLGDGDVtFRPRODVGHODLQHIHFWLYLGDG\ODSRVLELOLGDGDOEHUJXHQDOSDU³VHU´\³QR-VHU´
Existen, pero ubicados en modalidades categoriales diversas, lo cual los incompatibiliza para
conformar una estructura óntica binomial de exclusión. Por lo tanto, y desde el punto de vista
de la modalidad, no es el caso que el ser y el no-VHUVHH[FOX\DQ³EDMRHOPLVPRUHVSHFWR´

De los tres puntos arriba tratados, se desprende lo siguiente: la incompatibilLGDG ³EDMR HO
PLVPRUHVSHFWR´HVFXDQGROD PHQWHSURFHVDGRVIDFHWDVFXDOHVTXLHUDGHOHQWHFRQVWUXLPRV
una estructura binomial: desenciándolos, es decir, formalizándolos, y colocándolos luego,
frente a frente Esto supone que a ambos términos del binomio, los hacemos homogéneos:
hacemos abstracción de su modalidad, es decir, de las categorías modales a las que están
adscritos, y así los homogeneizamos, tomándolos solamente en su vacuidad formal: esto es, en
el sentido lógico-atributivo: esto implica un proceso de formalización o categorización lógica
por virtud de la cual los no-opuestos, los no-excluyentes mutuamente, los encasillamos en dos
FDVLOOHURVRFDWHJRUtDVGHRSRVLFLyQ³VHURQR-VHU´

Por lo tanto, la imposibilidad que prescribe el principio, se refiere a que no se puede atribuir
algo a un sujeto, y a la vez, negarle dicha atribución.

No estoy negando la categoría modal de la imposibilidad: ésta existe, solamente que tiene
diverso status ontológico, según se trate de una imposibilidad constitutiva del ente ±VHD³UHDO´
R ³LGHDO´±, o de la imposibilidad de la contradictoriedad.

/D SUHVFULSFLyQ ³LGHDO´ GH OD LPSRVLELOLGDG GH OD contradictoriedad, es impensable e
insostenible si no se apoya en el sustento que es la suposición de una estructura cuyos
extremos son los dos términos declarados incompatibles y no co-existentes. Es paradójico: la
no-coexistencia ha de sustentarse en la coexistencia. Pero es más: en esta imposibilidad de la

contradictoriedad, el ser y el no-ser en que se apoya, han de ser abstractos: es decir, formales:
esto quiere decir, que son ajenos al contenido.

A diferencia de la imposibilidad constitutiva del ente ±³UHDO´R³LGHDO´±, esta imposibilidad


se sustenta en que no es aceptable por la razón, la contradictoriedad de los términos opuestos,
esto es, que es impensable que ambos opuestos coexistan apoyados en el mismo ente.

/D LPSRVLELOLGDG FRQVWLWXWLYD MDPiV FRQOOHYD HO VXSXHVWR GH HVWD FRQIURQWDFLyQ ³IUHQWH D
IUHQWH´ GH ORV WpUPLQRV HQ XQD HVWUXFWXUD IRUPDO 3RU HMHPSOR ³HV LPSRVLEOH TXH XQD
UDGLDFLyQVXSHUHODYHORFLGDGGHODOX]´³HVLPSRVLEOHTXHORVUDGLRVGHODFLUFXQIHUHQFLDVHDQ
GHVLJXDOHV´

En la imposibilidad real, basta que existan en el ente real, las condiciones determinantes de
que algo en él necesariamente no sea posible. No existe la confrontación de opuestos. Por otra
SDUWH OR LPSRVLEOH ³UHDO´ HV QR REVWDQWH FRQFHELEOH HQ OD KXPDQD LPDJLQDFLyQ SRGHPRV
imaginar hombres eternos volando por el espacio interestelar, podemos imaginar una madre
más joven que su anciano hijo. Muy por el contrario, la imposibilidad de la contradictoriedad
se impone, no porque hayan condiciones que faculten la imposibilidad en el ente substante,
VLQR SRUTXH ORV WpUPLQRV ³VHU´ \ ³QR-VHU´ HQIUHQWDGRV IUHQWH a frente, son mutuamente
incompatibles, es decir, excluyentes.

Esa imposibilidad que prescribe el principio de no-contradicción, no la hallamos en el ente


real ±por las razones antedichas±. Sólo es posible dicha imposibilidad, si hallamos al ser y al
no-VHUHQXQDHVWUXFWXUDGHFRUUHODFLyQ³IUHQWHDIUHQWH´HQFRQIURQWDFLyQ


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Revista de Humanidades, n. 19, artículo 8, pp. 191-210.


ÍNDICE

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  
1.La validez de la implicación material . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . 
A- La definición tabular estándar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 
B- El contenido semántico «. . . . . . . . 27
2. El principio de no-contradicción y la realidad extra-mental . . . . . . . . . . . . . . . 49
Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
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