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El peligro de los Judíos Mesiá nicos

May 4, 2018 | Artículos | 1 Comentario

El peligro de los Judíos Mesiánicos


Estudio realizado por:  Marco Antonio Peralta y Correa
¿Quiénes son los judíos mesiá nicos?
 
El movimiento judío mesiá nico no es otra cosa má s que una estrategia misionera
para convertir judíos al cristianismo.
Los iniciadores de este movimiento hebreo-cristiano comenzó en el siglo XIX. Pasó
a Gran Bretañ a, de ahí a Estados Unidos de Norteamérica, y posteriormente a
México. Este movimiento comenzó a renacer en los añ os sesentas.
Aceptan que Jeshú a es su Mesías, y se consideran judíos. Este movimiento es
descalificado y rechazado por los judíos ortodoxos y por los reformistas.
Los mesiá nicos se hacen pasar por aquellos judíos corrientes que aparentemente
aceptan a Jesú s, aunque no como Jesú s, pues rechazan el nombre de Jesú s como el
nombre de un dios cerdo y empiezan a utilizar palabras como «Yahweh,»
«Yahshua» o «Yeshua». Las falsas enseñ anzas supuestamente profundas que nos
revelan la verdad detrá s del nombre de Jesú s.
Tendríamos que preguntarles a estos falsos creyentes, ¿por qué no llaman Jesú s al
Señ or? Ellos suponen de manera “muy equivocada” que el Nuevo Testamento fue
escrito en hebreo. Con todo respeto, pero eso es mucha ignorancia.
Ellos usan como argumento que los originales en griego han sido contaminados y
buscan un paralelo con la Biblia hebrea. Dicen que lo que dice la Reina Valera está
distorsionado, que en original no dice lo mismo. Manejan originales, segú n ellos,
sin embargo, como sabemos, los originales no existen, solo existen copias.
Es posible que se hayan cambiado algunas palabras, pero el hilo conductor no se ha
perdido. Desechar la Biblia como fundamento es uno de los principales peligros.
Jesucristo, los apó stoles, los padres apostó licos y los padres de la iglesia usaban la
Biblia Septuaginta, escrita en griego. Jesú s dijo:
(Apocalipsis 1:8) Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que
es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
Alfa y Omega corresponden a la primera y ú ltima letra del alfabeto griego.
(Apocalipsis 21:6) me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y
el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la
vida.
(Apocalipsis 22:13) Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y
el último.
Podríamos considerar por qué Jesucristo no dijo: “Yo soy el “Alef y el Tau” que son
la primera y ú ltima letras del alfabeto judío. Jesú s repitió yo soy el “Alfa y el
Omega” la primera y ú ltima letra del alfabeto griego Koine.
Los faná ticos e idó latras de Israel e incluso del hebreo, no quieren aceptar las
evidencias histó ricas que nos demuestran que el Nuevo Testamento fue escrito en
griego. Y siguen tratando de hacer creer sus versiones hebraicas neo
testamentarias son las que tienen el poder y la verdad.
Desgraciadamente, esta comunidad proselitista, hereje y blasfema, ademá s de
apó stata continú a distorsionando el buen sentido de la existencia del nombre de
Jesú s en el Nuevo Testamento.
Si el Nuevo Testamento fue escrito en griego y el nombre de Jesú s está claramente
marcado como tal, ¿por qué discuten este punto?
Veamos có mo comienza el primer libro del Nuevo Testamento:
(Mateo 1:1) Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de
Abraham.
El hebreo Yeshua o Yehoshua significa “El Señ or es Salvació n”. Christos significa el
ungido y es el equivalente exacto de la palabra hebrea “Meshiah”. (Biblia de estudio
John MacArthur, pag.1209)
(Daniel 9:25) Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para
restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas,
y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos
angustiosos.
Jesucristo en griego es Ἰησοῦ Χριστοῦ, Jesú s es una transliteració n del nombre
hebreo «Josué», significando «Jehová es salvación», esto es, «Es Salvador». Este era
un nombre comú n entre los judíos.
(Éxodo 17:9) Y dijo Moisés a Josué…
(Lucas 3:29) hijo de Josué, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat.
El nombre fue dado al Hijo de Dios en la encarnació n como su nombre personal, en
obediencia a la orden dada por un á ngel a José.
(Mateo 1:21) Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados.
Jesucristo, aparece solo en Mateo, Marcos, Juan, en Hechos se halla frecuentemente
Es con ese nombre que se le designa en la Biblia. El nombre personal no se
encuentra en las epístolas de Santiago, Pedro, Juan y Judas, el nombre personal no
se encuentra solo ni una sola vez, pero si se encuentra en Apocalipsis ocho veces.
En las epístolas de Pablo aparece trece veces y en el libro de Hebreos ocho
ocasiones.
La Septuaginta fue la primera traducció n de la Biblia. Su nombre designa
propiamente la traducció n de la Torá hebrea al griego llevada a cabo en Alejandría
durante el reinado de Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a.C.). Esta versió n constituyó
un acontecimiento cultural sin precedentes.
Por primera vez la sabiduría de la Palabra de Dios pasaba de una lengua semítica a
otra indoeuropea y, por este cauce, al mundo occidental. Esta versió n representó la
primera interpretació n de la Biblia hebrea.
La LXX fue adoptada por las primeras comunidades cristianas como Biblia oficial,
incluyendo al Señ or Jesucristo y los apó stoles. Esta versió n acompañ ó a la
expansió n del cristianismo tanto en Oriente como en Occidente, e influyó de
muchas formas en la cultura occidental.
Hasta el siglo IV d.C. la Septuaginta fue destronada en occidente por la nueva
versió n de Jeró nimo al latín, denominada con el tiempo “Vulgata”. Esta versió n
dominó la cultura occidental durante la Edad Media; a su vez fue declarada como
auténtica, es decir, fiable en materia de fe y costumbres, por el Concilio de Trento
(1546).
En el Renacimiento, siguiendo el criterio de los humanistas sobre la necesidad de
volver a las fuentes, la Reforma optó por la Biblia hebrea y por las nuevas
traducciones verná culas de Europa.
El catolicismo continuó dando prioridad a la Vulgata, pero utilizando como criterio
supremo para definir el texto bíblico genuino los originales (hebreo para el
Antiguo Testamento y griego para el Nuevo Testamento).
Sin embargo, esto fue un error, tanto de los Reformadores como de la Iglesia
Cató lica por desconocimiento, pues en realidad la lengua primitiva hebrea se
pierde y con ella muchas expresiones que incluían el Nombre.
Jesú s hablaba en arameo galilá ico y griego. Esa fue su lengua materna, cotidiana, y
no el hebreo, que solo se empleaba en las sinagogas para leer los textos sagrados,
los cuales posteriormente eran explicados en arameo a los «feligreses» para que
pudieran comprenderlos. Obviamente, Jesú s por sus atributos divinos podía
conocer y hablar cualquier idioma.
Recordemos que cuando Israel cayó en esclavitud con Asiria y luego con Babilonia,
ya el idioma hebreo se había perdido.
Después de la invasió n de Senaquerib rey de Asiria (701 a.C.) era el comienzo del
reino de Ezequías, vemos lo que dicen los representantes de Ezequías, que eran
judíos, ellos solicitaron a Rabsaces que les hablara en arameo, pues era el lenguaje
de la diplomacia, para que las personas que estaban en el muro no entendieran.
(2 Reyes 18:26) Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al
Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo
entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que
está sobre el muro.
Los representantes de Ezequías, conscientes de la noció n alarmante de que el
Señ or pudiera estar al lado de los asirios, solicitaron al Rabsaces (jefe de los
coperos) que pasara de hablar en hebreo a arameo, el lenguaje de la diplomacia, de
tal modo que las personas que estaban sobre el muro no pudieran entender sus
palabras y no se llenaran de temor.
En el reinado de Josías cuando el tenía veintiséis añ os se halló el libro de la ley. Un
rollo conteniendo la Torá (el Pentateuco), la revelació n de Dios a Israel por medio
de Moisés.
Es posible que Manasés hubiera destruido todas las copias  de la ley de Dios que no
habían quedado ocultas. Esta podría haber sido la copia oficial puesta junto al arca
del pacto el el Lugar Santísimo. Puede que haya sido quitado de su lugar bajo los
reinados de Acaz, Manasés o Amó n, pero se encontró durante las obras de
reparació n.
Recordemos que Dios puso muchas restricciones y dio ó rdenes específicas para el
que fuera rey de Israel. El ideal establecido era que el rey fuera obediente a la
voluntad de Dios, el cual debería escribir una copia de la ley, del original que
estaba al cuidado de los levitas y después leerla todos los días.
El rey era presentando como un escriba y un erudito de las Escrituras. Josías
restituyó este enfoque en un momento confuso en la historia del pueblo de Israel.
Veamos la orden que Dios le da a Moisés:
(Deuteronomio 17:14-20) Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios
te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí,
como todas las naciones que están en mis alrededores; ciertamente pondrás
por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos
pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea
tu hermano. Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a
Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis
nunca por este camino. Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su
corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia. Y
cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un
libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes
levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que
aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley
y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón
sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a
fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.
¿Cuá ntos reyes no cumplieron u obedecieron estos mandatos?
Los reyes pecaron al no hacer una copia de la ley de Dios. Esta fue una de las
razones por las que Dios permitió que desaparecieran casi por completo los textos
bíblicos judíos en hebreo y arameo.
Fue el plan de Dios, esto lo podemos observar dentro del propó sito de Dios de que
Israel cayera en esclavitud por su desobediencia.
El pueblo de Israel tenía gran ignorancia:
(Jeremías 4:22) Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos
ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no
supieron.
Los israelitas eran necios, ignorantes, no querían hacer la voluntad de Dios, eran
torpes para hacer el bien y obedecer a Dios. Pero, eso sí, eran muy inteligentes para
hacer el mal. Por esta razó n el Señ or emprendió juicio sobre Israel y sus ciudades.
Los invasores los asolaron y deformaron al mermar la població n mediante la
mortandad y el cautiverio.
Los manuscritos hebreos y arameos fueron destruidos por los babilonios, medo-
persas, griegos (seléucidas) y romanos.
El Imperio seléucida (312–63 a. C.) fue un imperio helenístico, es decir, un estado
sucesor del Imperio de Alejandro Magno. El Imperio seléucida se centraba
en Oriente Pró ximo, y en el apogeo de su poder incluía Anatolia central,
el Levante, Mesopotamia, Persia, la actual Turkmenistá n, Pamir y algunas zonas
de Pakistá n. Fue un centro de cultura helenística donde se mantenía la
preeminencia de las costumbres griegas y donde una élite macedonia greco-
parlante dominaba las á reas urbanas. La població n griega de las ciudades que
formaba la élite dominante fue reforzada por la inmigració n desde Grecia
Durante la deportació n a Asiria y luego a Babilonia y después con los medo-persas,
el idioma hebreo dejó de usarse, y la lengua que se usaba era el arameo.
Algunos comentaristas consideran que Esdras les explicó a los judíos la Biblia del
hebreo al arameo.
 (Nehemías 8:8) Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el
sentido, de modo que entendiesen la lectura.
En el original griego de la Septuaginta dice: “Y Esdras enseñaba y daba órdenes
en el conocimiento del Señor, y el pueblo entendía lo que se leía”.y el pueblo
entendía lo que se leía… probablemente aquí significa “traducir” del hebreo al
arameo)
y ponían el sentido… Esto puede haber involucrado la traducció n para aquellos
que solo sabían arameo, que venían del exilio.
al pueblo la ley… y la explicaban dando sentido a lo que Esdras leía, mientras la
gente formaba grupos má s pequeñ os.
Cuando Alejandro Magno conquistó los imperios, se helenizaron todos estos
lugares, incluyendo Jerusalén. El idioma griego fue la lengua que se usaba desde el
siglo III a.C. hasta el siglo III d.C.
En el tiempo de nuestro Señ or Jesucristo, el idioma que se usaba era el griego
koiné. La koiné (‘lengua comú n’, o, má s frecuentemente, ‘habla comú n) fue
una variedad de la lengua griega utilizada en el mundo helenístico, es decir, en el
periodo subsiguiente a las conquistas de Alejandro Magno. A esta variedad
también se le ha llamado a veces griego helenístico.
Esta lengua conforma una unió n territorial importante, ya que podía ser utilizada
en lugares tan dispares que abarcan desde Roma hasta Egipto, e incluso algunos
enclaves en India, conviviendo con lenguas autó ctonas como el arameo en Siria,
el copto en Egipto o con el latín, esta ú ltima la lengua de los militares y
funcionarios en Occidente.
La Septuaginta sustituyó noventa y nueve por ciento al texto arameo. La LXX era
usada en el tiempo de los imperios greco-romanos. Se hicieron infinidad de copias,
cada Sinagoga tenía una copia de la LXX.
El texto arameo solo era usado en en el templo en Jerusalén por los sacerdotes.
En la destrucció n de Jerusalén destruyeron todo vestigio judío. El Templo, la
ciudad, las casas, todo fue quemado. (Escrituras, manuscritos), etc.
Algunas de las primeras traducciones del Torá  judío se realizaron durante el
primer exilio en Babilonia, cuando el arameo se convirtió en la lengua franca de los
judíos. Dado que muchas personas hablaban solo en arameo y no entendían
hebreo, se crearon los Tá rgums (originalmente era una traducció n al arameo de
la Biblia hebrea producida o compilada en el antiguo Israel y Babilonia desde el
período de Segundo Templo hasta comienzos de la Edad Media), para permitir que
las personas comunes pudieran entender la Torá  cuando era leída en
las sinagogas antiguas. Tá rgum también significa interpretació n ademá s de
traducció n.
Otras antiguas traducciones judías, tales como los Tá rgums en arameo, siguen de
cerca el texto masorético de la Biblia hebrea, y todas las traducciones judías
medievales y modernas se basan en la misma fuente.
El movimiento má s difundido para traducir libros de la Biblia hizo su aparició n en
el siglo tercero para traducir libros de la Biblia que se remontaban al siglo III d.C.
El Tanaj es el conjunto de los 39 libros de la Biblia hebrea. Constituye, junto a otros
libros, aquello que los cristianos llamamos Antiguo Testamento. La mayoría de los
textos está n escritos en hebreo antiguo. También hay algunos pasajes en arameo
antiguo (Daniel, Esdras y otros).
La mayoría del Tanaj existía en hebreo, pero muchos judíos vivían en Egipto, en
donde Alejandro Magno había fundado Alejandría. En cierta época un tercio de la
població n de esta ciudad eran judíos helenos. Sin embargo, no se intentó realizar
ninguna traducció n de relevancia (ya que la mayoría de los judíos continuaban
hablando en arameo entre ellos) hasta que Ptolomeo II Filadelfo contrató a un gran
grupo de judíos (72 judíos, 6 de cada tribu, segú n distintas fuentes) que poseían un
fluido dominio del griego koiné y hebreo. Estas personas realizaron la traducció n
actualmente denominada la Septuaginta.
Desde el 800 hasta el 1400, estudiosos judíos actualmente llamados masoretas,
compararon los textos de todos los manuscritos bíblicos conocidos en un esfuerzo
por crear un texto ú nico estandarizado.
Como resultado de este esfuerzo aparecieron una serie de textos sumamente
similares, todos los cuales son denominados Textos Masoréticos. Los masoretas
también agregaron puntos vocales al texto (llamados niqud), ya que el texto
original solo contenía consonantes. Este proceso a veces requería la elecció n de
una denominada interpretació n, dado que algunas palabras solo se diferenciaban
por sus vocales, su significado dependiendo de cuales vocales se utilicen. En la
antigü edad, existían varias lecturas o interpretaciones en hebreo, algunas de las
cuales han sobrevivido en el Pentateuco Samaritano, los pergaminos del Mar
Muerto, y otros fragmentos antiguos, ademá s de existir referencias a ellas en
versiones antiguas en otros idiomas.
Como vimos anteriormente, los judíos también escribieron traducciones no
literales o parafraseadas denominadas Tá rgums, especialmente en arameo. A
menudo expandían y elaboraban el texto con detalles adicionales tomados de la
tradició n oral rabínica.
En el primer período del primer templo (de Salomó n), había muy bajo nivel de
alfabetizació n, por lo que no hubo razó n alguna de transcribir textos bíblicos.
 (Deuteronomio 32:6-7) ¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante? ¿No es
él tu padre que te creó? Él te hizo y te estableció. Acuérdate de los tiempos
antiguos, considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y
él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán.
Los seléucidas (fue un estado sucesor del Imperio griego de Alejandro Magno)
impusieron el idioma griego como idioma oficial, por lo que éste sustituyó al
arameo. Fue entonces que el idioma griego fue el idioma comú n (koiné) de la
regió n a partir del siglo III a.C. hasta el siglo III d.C.
Sin embargo, el arameo continú o hablá ndose en grupos pequeñ os, prá cticamente
solo los sacerdotes en Judea má s específicamente en el templo.
El arameo asmodeo, oficial en Judea hacia el 142 a.C., el cual tuvo influencia en el
arameo de los textos de Qumrá m y fue el principal lenguaje de textos teoló gicos no
bíblicos de la comunidad esenia.
Cuando Israel cayó en esclavitud con Asiria y luego con Babilonia se perdió la
lengua hebrea.
 (Nehemías 13:24) y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque
no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada
pueblo
La lengua de Asdod era filistea. (los de Asdod era una de las antiguas ciudades
filisteas al oeste de Jerusalén)
 porque no sabían hablar judaico…
Aquí vemos que los judíos ya no hablaban hebreo. Fue un proceso que se demoró
siglos.
La Profesora Sara Lipkin, especialista en lengua hebrea, en su estudio: “El hebreo,
historia por capítulos” (1992) nos dice que “el hebreo arcaico de la Mikrá , que se
hablaba en la época del Rey Salomó n tal y como aparece en el Pentatéuco, las
Cró nicas y los Profetas, fue sustituido unos 300 añ os antes de Cristo por un hebreo
hablado que utilizaba palabras, modismos, pronunciació n y expresiones un tanto
diferentes y que se conoce como “Lashó n Jazal” o la Lengua de los Sabios. Este
«nuevo» hebreo era diferente a Paleo Hebreo (el cual recibió la pronunciació n de
YHWH).
La profesora Sara Lipkin señ ala que durante el período de Jesú s, el arameo era una
lengua internacional que se hablaba y se escribía desde la India y hasta Kush
(Sudá n).
Entonces el asunto no es tanto la cuestió n de la superstició n judía, sino má s bien el
problema era que no se atrevieron a generar un equivalente fonético desde el
periodo Paleo hebreo al hebreo Lashó n Jazal, y luego al arameo. Solo se transmitía
en los caracteres YHWH.
Quizá s Jesú s y los apó stoles sabían una pronunciació n ya cambiada y adaptada del
YHWH, pero los escritores de las cartas griegas se abstuvieron de traspasarla a las
cartas (por que no estaban seguros).De hecho, ni los traductores de la Septuaginta
sabían una pronunciació n equivalente y aunque introducían las letras hebreas
YHWH en medio del texto griego, esto es una demostració n que no sabían la
pronunciació n y se abstuvieron de inventar una pronunciació n, tal como lo es
«Jehová » en la Edad Media.
1. Así que no hay una mala intenció n al respecto, sino un recurso por las
circunstancias:
2. El hebreo arcaico de la Mikrá se perdió 300 añ os antes de Cristo.
Se reemplazó por un hebreo Lashó n Jazal (las Escrituras existentes
comienzan a quedar grabadas con ese idioma al tiempo de Cristo).
3. Se introduce el arameo ampliamente pronunciado por la població n.
4. Se escriben en griego las cartas cristianas y evangelios.
En el fondo, la pronunciació n del nombre de Dios se pierde cuando la població n
deja de hablar el hebreo arcaico y no por un afá n de ocultarlo o sacarlo.
Lo que sucede era que los traductores al no saber la pronunciació n solo podían
insertar un equivalente en cuanto cualidad. El hecho de «no pronunciarlo» surge
como superstició n porque ya se había perdido la pronunciació n y no querían
profanarlo como declara el mismo Pentateuco. No querían arriesgarse con una
pronunciació n alejada y especulativa, y puesto que eran religiosos apegados a las
letras, tenían miedo de desagradar a Dios.
(Isaías 28:11-13) porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua
hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al
cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír. La palabra, pues, de
Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato,
renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta
que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos.
Puesto que los ebrios no quisieron escuchar al profeta de Dios, É l les respondió  
con la confirmació n de que serían subyugados a sus amos asirios, los cuales les
darían instrucciones en otro idioma. El idioma hebreo sería quitado totalmente y
tendrían que hablar en arameo después de pasar 70 añ os en cautiverio.
En lenguaje sencillo pudieron entender que Dios les ofrecía alivio de sus opresores,
pero no hicieron caso, y por eso el Señ or los castigó quitá ndoles su idioma.
Después de la toma de Jerusalén (70 d.C.), por Tito, la versió n Septuaginta perdió
su popularidad entre los judíos, debido al uso que hacían de ella los cristianos
como texto del Antiguo Testamento, y como base para demostrar que Jesú s era el
Mesías. Por esta razó n los judíos  hicieron en el siglo II, tres nuevas versiones del
canon hebreo. Solo se conocen algunos fragmentos o citas, con la excepció n del
libro de Daniel de Teodoció n, que se conserva íntegro.
1. La traducció n de Aquila, prosélito judío, contemporá neo del emperador
Adriano (128 d.C); su traducció n es excesivamente literaria, y casi
ininteligible para los lectores no versados a la vez en hebreo y griego. Aquila
quería combatir las doctrinas cristianas y detener el uso de la Septuaginta.
2. Revisió n de la LXX por Teodoció n, que puede ser situada dentro del primer
tercio del siglo II d.C. Era un prosélito judío de É feso; Eusebio afirma que
era un judío ebionista. Los ebionistas veían aJesú s como el Mesías pero
manteniendo una cristología «baja», es decir, afirmaban que Jesú s era
el Mesías pero rechazaban su preexistencia, esto es, que tuviera naturaleza
divina y que su nacimiento hubiera sido virginal, e insistían en la necesidad
de seguir los ritos y leyes judías cumpliendo preceptos como la circuncisió n,
el sá bado o las prohibiciones alimenticias (cashrut). Los ebionistas solo
utilizaban uno de los evangelios segú n los hebreos, reverenciaban
a Santiago y rechazaban a Pablo de Tarso como un apó stata de la ley. Su
nombre sugiere que otorgaban un especial valor a la pobreza voluntaria.
Las ú ltimas comunidades ebionitas podrían haber desaparecido alrededor
del siglo V. Su traducció n se basa en la de Aquila y en el original hebreo.
3. La versió n de Símaco. Quiso hacer una versió n elegante. Fue el autor de una
de las versiones griegas delAntiguo Testamento. Esta estaba incluida
por Orígenes en su Hexapla y Tetrapla, que comparaba varias versiones del
Antiguo Testamento línea con línea con la Septuaginta. Algunos fragmentos
de la versió n de Símaco que sobreviven de lo que queda de la Hexapla,
inspiran a los eruditos a señ alar la pureza y elegancia idiomá tica del griego
de Símaco. É l fue admirado por Jeró nimo, que fue quien utilizó su obra para
componer la Vulgata.
Eusebio infirió que Símaco era un ebionita , pero ahora actualmente se cree que no
así. La alternativa es que él era un samaritano que se convirtió
al judaísmo. Epifanio considera que Símaco era un samaritano que había peleado
con su propio pueblo convertido al judaísmo, ahora se le da mayor credibilidad,
hasta que los escritos exegéticos de Símaco no dan indicació n de ebionismo.
La LXX data del siglo III a.C. hasta el siglo III d.C., es el má s antiguo de todos los
manuscritos, directamente del original hebreo en mano, escrito por judíos de
nacimiento y nacionalidad, de lengua nativa. Escrita por 72 judíos reconocidos por
el sumo sacerdote vivo. Fue concebida para ocupar el mismo nivel de autoridad
que el texto hebreo existente. La LXX es el ú nico testigo directo de la fuente
original, usada y avalada por el Señ or Jesucristo, por los apó stoles, fue usada por el
cristianismo primitivo. Usada por los padres apostó licos y padres de la iglesia. Los
rollos del Qumram son acordes a la LXX.
La traducció n de la Septuaginta es má s de 1250 añ os má s antigua que el alterado
Texto Masoreta (1008 d.C.). El Masorético el es resultado de la labor de los
masoretas, judíos dedicados a la crítica textual ( 750-1000 d.C. ) que se
propusieron fijar el texto hebreo por ellos recibido hasta en los menores detalles
de ortografía, pronunciació n y dicció n. Mediante la masora, es decir, un vasto
sistema de signos vocá licos, puntos diacríticos, signos de lectura, recuento de
palabras y notas interlineales y marginales colocadas alrededor del texto
manuscrito, encerraron el texto dentro de un cercado impenetrable; y para
asegurar el predominio exclusivo de su trabajo, destruyeron todos los manuscritos
antiguos, de modo que actualmente, salvo unas pocas excepciones, no poseemos
manuscritos pre-masoréticos. Se plantea pues la cuestió n de hasta que punto el
masorético, un milenio posterior al texto primitivo, es una fiel réplica de este.
Por la desobediencia del pueblo judío, Jesú s dijo esto:
(Mateo 21:43) Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros,
y será dado a gente que produzca los frutos de él.
Jesú s explica en el contexto de este capítulo de Mateo, el juicio que los líderes
judíos hicieron acerca de los labradores malvados y que ese juicio sería sobre ellos.
El reino y las bendiciones espirituales dadas a Israel fueron otorgados a “otros
labradores”, simbolizando la iglesia, la cual está formada principalmente por
gentiles.
Por estas razones, Dios quitó hasta el idioma al pueblo desobediente y rebelde que
no entendió el plan soberano del Señ or.
 (Juan 1:17) Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo.
La ley solo revelaba una parte de la verdad que por naturaleza era preparatoria. La
realidad de la verdad plena hacia la cual apuntaba la ley vino a través de la persona
de Jesucristo.
(Juan 17:3) Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Esta vida eterna es en esencia nada menos que participació n en la vida eterna de la
Palabra viva, Jesucristo. Es la vida de Dios en cada creyente que solo se manifestará
a plenitud después de la resurrecció n.
El autor de la carta a los Hebreos también hace menció n de lo mismo:
(Hebreos 8:8-10) Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el
Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo
pacto; No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano
para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi
pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las
escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.
Cuando dice: y yo me desentendí de ellos…, también se traduce “los descarté”. Los
israelitas quebrantaron el pacto al que se habían comprometido con Dios. El
quebrantamiento del compromiso expresa la incapacidad espiritual del pueblo
para mantenerlo, debido a su condició n de pecadores. Pero, el pecado de
transgresió n del pacto, pone de manifiesto también la ingratitud de la nació n hacia
su Redentor, que los había sacado de la esclavitud en que se encontraban.
La consecuencia es sumamente grave, ya que, quebrantado el pacto, Dios
se desatendió de ellos, dejá ndolos en las consecuencias resultantes de su pecado. El
verbo expresa la idea de desatenció n y de abandono. La decisió n divina condujo a
la nació n al cautiverio en tiempos de Jeremías. Las amonestaciones de Dios hechas
a lo largo del tiempo por medio de los profetas no fueron atendidas, por tanto, el
juicio vino sobre ellos a causa de su reiterado y voluntario pecado contra Dios.
Todavía má s grave es la situació n a la que el pueblo de Israel llegó en tiempos de
Jesú s, que trajo como consecuencia el endurecimiento judicial que pesa sobre la
nació n por el rechazo voluntario del Señ or. El endurecimiento judicial queda
resuelto parcialmente en la elecció n por gracia de un remanente que va siendo
salvo en la presente dispensació n, hasta que llegue la salvació n nacional cuando
vuelvan sus ojos por fe al que crucificaron, que ocurrirá en el tiempo
inmediatamente anterior a la Segunda Venida de Jesucristo.
La enseñ anza bíblica e investigació n cristiana tiene como propó sito fundamental
contribuir a dar informació n doctrinal y responder a las interrogantes actuales que
algunos está n manchando con falsas enseñ anzas.
Si revisamos lo que algunos de los judíos mesiá nicos intentan dar como
informació n podremos entender las falsas doctrinas y algunas mal intencionadas.
El nombre de Jesú s no tiene ningú n significado ¿por qué? pues es una
transliteració n del nombre que aparece en los manuscritos griegos del Nuevo
Testamento, Ἰησοῦ Χριστοῦ . Jesú s Cristo, que corresponde a Jesucristo en
castellano. No es latín, ni hebreo, ni arameo.
Fá cilmente se puede comprobar revisando cualquier versió n bíblica donde
naturalmente aparece el nombre de Jesú s, y que en las primeras paginas aparece
una nota que identifica los manuscritos y su idioma del que fueron traducidos, con
esto se comprobará que solo dice griego o hebreo, o griego hebreo y arameo, no
existe el manuscrito latín incluido normalmente en las versiones calificadas
actualmente como lo mejor. Es curioso que versiones actuales como antiguas
siguen traduciendo e imprimiendo el nombre de JESÚ S. Este nombre es debido a
que es una transliteració n del nombre griego del NT. Jesú s no es un nombre
blasfemo, ni pagano, ni hereje, ni menos demoniaco y profano. Tampoco es un
invento romano, ni del vaticano, ni es un error de los intérpretes bíblicos.
Algunos judíos mesiá nicos dicen: El nombre del Mesías es Yeshua. ¿Por que no le
llamamos así? ¿Por que Jesú s, y no Yeshua? Es importante preguntar: ¿De dó nde
sacan el nombre? ¿Del Antiguo Testamento o del Nuevo Testamento?
Los académicos concuerdan que su nombre hebreo era Yeshua (no la
pronunciació n Yashua). Esto es debido a la evidencia histó rica que se encuentra en
el griego y a otras variantes complementarias de este. Jesú s es la transliteració n o
equivalencia de Iesous, Iesous es la transliteració n del nombre hebreo Yeshú a y la
naturalizacion romana de este mismo nombre. El nombre de Jesú s, Iesous, Yeshua
es el mismo, solo que en diferentes idiomas. Nadie debe temer, incluso ni dudar de
la excelente procedencia que tenemos de este nombre al españ ol.
Después de la leer este artículo usted podrá dar una respuesta contundente sobre
las distintas variantes dañ inas en contra del nombre de Jesú s. Estas son falsas
enseñ anzas que está n enseñ ando los falsos rabinos y falsos judíos mesiá nicos que
se han levantado.
A continuació n podremos ver la tremenda epidemia que se propaga en las redes
sociales
En esta ocasió n, después de esta introducció n quiero mostrarle la epidemia que se
propaga por las redes sociales y la Internet, desde blogs hasta webs de iglesias
completas que se han dejado contaminar con esta basura. ¿Que esta provocando
este tipo de enseñ anzas? Divisió n, robo de ovejas, confusió n, desinformació n y
corrompen la sana doctrina y el evangelio de Cristo Jesú s y los apó stoles. La gente
se confunde y cree que hay judíos que han aceptado a Jesú s como Señ or y Salvador,
y que se han arrepentido de sus pecados. Estos judíos mesiá nicos se hacen pasar
por judíos arrepentidos que aceptan a Jesú s. Solo que después tratan de que los
cristianos se vuelvan judíos como ellos.
Pero, la verdad es que ningú n judío, creyente o no, reformado u ortodoxo, acepta a
Jesú s como Mesías. En esto no existe ninguna duda. El judaísmo consiste en
rechazar todo tipo de idolatría. Ningú n judío verdadero acepta la teoría de Jesú s.
Un falso movimiento llamado «mesiá nico» se ha apropiado de los grupos y sectas
pentecostales, evangélicos y otros grupos independientes heréticos, todos estos
desligados de toda herencia histó rica cristiana.
Lo curioso es que ellos no observan ninguna de las leyes que exige la ley acerca de
la pena de muerte. Por lo tanto, ellos mismos quebrantan la leyes de
mandamientos y ordenanzas que pretenden mantener. El falso movimiento
mesiá nico no aplica la ley, de la ley penal para los muchos adú lteros y fornicarios
entre ellos mismos.
No ponen a la pena de muerte al que quebranta el día de reposo. No dan muerte a
los herejes o a las brujas. De hecho, no guardan ninguna de las leyes de Moisés
aunque ellos fingen hacerlo.
Son falsos maestros, pues en realidad ni son mesiá nicos, ni siguen al verdadero
Mesías, Jesucristo.
Los primeros seguidores de Jesú s fueron llamados «discípulos.» No fue hasta que la
Iglesia de los gentiles en Antioquía fueron llamados «cristianos.» Ahora quieren
hacer creer que “cristiano” es lo mismo que «mesiá nico.»
Esto significa  que los que siguen a Jesú s como el Mesías pueden ser llamados
«mesiá nicos.» Por lo tanto, los nombres «Mesías,» «mesiá nico,» y «cristianos», no
son malos. Es cuando estos son robados por falsos grupos cultistas y sectarios
religiosos, que se convierten en ser cuestionables y heréticos.
La primera iglesia era en verdad «mesiá nica.» En Hechos capítulo 1 hasta el final a
Hechos 15, el mensaje mesiá nico de Jesú s fue llevado por todo Israel y a las
naciones gentiles. Había en ese momento los de los fariseos que llegaron entre los
discípulos, pero en cuyo corazó n no había un compromiso con el orden del Nuevo
Testamento.
Querían traer sus tradiciones, su legalismo, su custodia estricta de la ley mas sus
tradiciones (Talmud). Pero los apó stoles no fueron enseñ ados por Jesú s durante
sus tres y medio añ os de educació n espiritual, para que sean «ministros de la ley.»
No estaban instruidos en la política del templo y legalismos religiosos. No fueron
adoctrinados en estricta observancia de la ley y en la aplicació n de la pena de
muerte.
Jesú s nunca enseñ ó a sus discípulos a llamar a la congregació n con el cuerno de
carnero (shofar), tampoco los enseñ ó a danzar ni a que tocaran el pandero
mientras danzaban. Mucho menos a poner la estrella de David o la Ménora en la
iglesia en vez de la cruz de Cristo.
En su lugar, Jesus introdujo el evangelio del reino: la justificació n por la fe en É l,
por su sacrificio en la cruz del calvario, para aquellos llamados por el Padre para
ser hechos hijos de Dios. Y así, la ley se convierte no en el agente de salvacion, pues
nunca pudo salvar a nadie, sino mas bien en el fundamento moral y de justicia que
apunta a Jesú s como el Cristo o Mesías.
En esto está el gran peligro del falso movimiento mesiá nico. Ellos creen que al
regresar a la estricta observancia de la ley se acercan a Dios. Ellos creen que está n
santificados por guardar la ley,  la cual, segú n ellos, la sangre de Jesú s no podía
hacer por ellos. Por lo tanto, buscan su propia marca de santidad en guardar la ley,
mientras que muchas de las mujeres son «Jezabeles» y muchos de los hombres son
adú lteros. Estos legalistas atacan a su vez a todo aquel que se niega a estar bajo ese
yugo de servidumbre.
Los fariseos fueron los originadores del falso  «movimiento mesiá nico»  y de hecho
dividieron la primera iglesia. Segú n Jesú s los fariseos fueron «descendientes de
víboras»
(Mateo 3:7) Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su
bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira
venidera?
Los fariseos enseñ aban el Talmud, lo que Jesú s llamó la doctrina de los ancianos
(Mateo 15:1-6) Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de
Jerusalén, diciendo: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los
ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.    Respondiendo él,
les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por
vuestra tradición? Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu
madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.  Pero
vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a
Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a
su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.
Este era un cuerpo de leyes extrabíblicas que habían existido solo de forma oral y
ú nicamente desde la cautividad de Babilonia. Luego fue llevada al papel en la
Mishná , a finales del siglo II a.C. La ley de Moisés no contenía ninguna prescripció n
con respecto a lavarse las manos antes de comer, excepto para los sacerdotes que
debían lavarse antes de ingerir las ofrendas sagradas.
Esta falsa doctrina entró en la Iglesia de Antioquía. Se infiltró en los gentiles, y
dijeron a los hombres que tenían que ser circuncidados. Y una vez que fueron
circuncidados se vieron obligados a seguir todas las leyes de Moisés.
Ahora hemos de entender aquí que la iglesia de Antioquía ya estaba llena de
Espíritu Santo. Los miembros ya habían sido bautizados en el nombre de Jesú s. Y
eran ya un pueblo santo.
Fueron salvos por gracia! Ellos habían sido salvos por la gracia mediante la fe
(Hechos 2:38) Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en
el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo.
Los ancianos de la Iglesia de Antioquía eran muy sabios. No hicieron un cambio en
la doctrina solo porque algunos hombres vestidos de judíos se acercaron y dijeron
que ahora tenía que ser cumplidores de la ley o que no fueron salvos.
Este es el gran peligro de los miembros del falso movimiento mesiá nico. Para ellos
la salvació n por Jesú s no es lo suficientemente buena. De hecho, una persona no
puede ser salvo solo por Jesú s. Incluso si una persona dice que son salvos, el falso
movimiento mesiá nico les dice que no lo son, hasta que vuelvan a guardar la ley.
Los ancianos de Antioquía enviaron mensajeros a Jerusalén. Esto demuestra la
sabiduría. No aceptaron la enseñ anza de los fariseos a guardar la ley. Mantuvieron
la sana doctrina de la Iglesia.
A lo largo de la historia de la iglesia, los líderes se han reunido para decidir sobre
cuestiones doctrinales. En Hechos 15 se observa el primer concilio y es el má s
importante. El concilio de Jerusalén estableció la respuesta a la pregunta doctrinal
má s importante. ¿Qué debe hacer una persona para salvarse? Los apó stoles y los
ancianos se opusieron rotundamente a todos los esfuerzos para imponer el
legalismo y sus rituales como requisitos previos y necesarios para la salvació n.
Ellos afirmaron que la salvació n es por gracia mediante la fe total y absoluta en
Jesucristo.
Cualquier iglesia, pastor, o un grupo que vaya a guardar la ley y que no persevera
en la doctrina apostó lica del libro de los Hechos capítulo 15 son considerados
como apó statas. Se trata de un gran peligro para la Iglesia.
En ninguna parte de Hechos capítulo 15, se les dijo a los gentiles que tenían que
guardar la ley, o danzar, o tocar el shofar, nada de eso. En ninguna parte se les dice
a observar el día de reposo el séptimo día.
Nunca se les dijo que pusieran las prendas de vestir de estilo judío. En ninguna
parte se les instruye a usar la estrella de seis puntas de Remphan (ídolo), y no se
les dice que deben guardar los días festivos de la antiguedad o ser circuncidados.
Los peligros del falso movimiento mesiá nico pueden ser vistos fá cilmente.
El apó stol Pablo escribió el libro de Gá latas después de su conversió n de Hechos
15. Algunos fariseos cumplidores de la ley habían entrado en esa regió n
predicando a los gentiles que debían ser circuncidados y guardar la ley. Pablo ya
sabía la doctrina de Jerusalén. É l sabía porque habían sido enviados a Antioquía.
Así que él sabía có mo lidiar con el falso movimiento mesiá nico que ponía énfasis en
el legalismo y el mantenimiento de la ley.
Se cree por muchos estudiosos,  que este falso movimiento mesiá nico, también
llamados los «judaizantes», fue el nacimiento del grupo ebionista. É stos finalmente
adoptaron la  adoració n de la serpiente y la danza como parte de sus rituales. Aquí
es donde entra otra bandera “roja”  con el movimiento mesiá nico falsa. Ellos van
rá pidamente a los rituales. Adoptan las danzas rituales que copiaron de  los Judios
apó statas creyendo que estos son de Dios.
¿Por qué es peligroso este movimiento?
¿Qué es lo que hace de este falso movimiento mesiá nico una amenaza y un gran
peligro para la evangelizació n?
Aunque ellos dicen que creen que Jesú s es el Mesías, eso no quiere decir que crean
que Jesú s sea Dios. Ellos dicen que Jesú s es un hombre llamado Jeshú a.
Para ellos la Trinidad no existe, aunque algunos dicen que sí creen, pero mienten.
Dicen que la Trinidad es un “manifestació n de Dios”.
Llegan a amar má s lo hebreo que a Jesucristo.
Ellos no tienen el mismo concepto de la salvació n que nosotros los cristianos. El
judío no cree en la muerte y resurrecció n de Jesú s.
Sustituyen la Biblia por la Torá , la cruz por la estrella de David. Llegan al punto de
decir que los cristianos somos paganos romanistas por llamar a Jesú s, Jesú s.
Se involucran en las oraciones rituales (tomados de las manos en un círculo),
cantos y danzas circulares.
Rechazan el nombre de Jesú s como el nombre de un dios cerdo y empiezan a
utilizar palabras como «Yahweh,» «Yahshua» o «Yeshua»
Comienzan a observar el sá bado y condenan a todos los que adoran en domingo
Empiezan a observar todos los días de fiesta Antiguo Testamento (en realidad es
una observació n defectiva)
Tratan de vestirse como los que son judíos usando el talit y kipá
Una persona que estuvo en este tipo de sectas dice: “Si Usted amado «llamado» de
Yahweh alguna vez pasó por congregaciones mesiánicas, por ejemplo, se habrá dado
cuenta de esto anterior, o de que sus doctrinas no siempre encajan totalmente con lo
que expone Yahweh en Su Palabra Kodesh. Es lo mismo que pasar por «iglesias»
cristiano-romanas o sinagogas judías. De hecho, muchos de sus líderes
atrevidamente y desafiando a las autoridades superiores se hacen llamar a sí mismos
«rabinos,» cuando la Torá ordena «no llames a nadie rabino,» salvo al Mashiaj
Yahshu”
Ellos niegan que la salvació n es ú nicamente en Jesú s, que una persona también
tiene que guardar la ley para ser salvos.
Rechazan al apó stol Pablo y lo llaman un falso apó stol.
Rechazan libros de Pablo: Romanos, 1 y 2 Corintios, Gá latas, Efesios, Filipenses,
Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito, Filemó n y Hebreos.
Predican otro evangelio que Pablo no predicó .
Ellos predican a otro Jesú s que Pablo no predicó .
Enseñ an el Talmud y la Ká bala (misticismo y brujería).
Colocan emblemas cabalísticos en toda sus lugares de reunió n.
Son crueles y odiosos a los que se niegan a aceptar sus doctrinas heréticas.
Ellos enseñ an como doctrinas los mandamientos de hombres (Talmud).
Dan a las mujeres autoridad sobre los miembros de la iglesia y les dan cierta
autoridad que solo los hombres pueden tener.
Sustituyen el bautismo en el nombre de Jesú s (Hechos 2:38), e introducen el
nombre de Yahweh, Yahshua, o Yeshua o algú n otro nombre imaginario.
Ellos practican tanto la circuncisió n masculina y femenina (mujer dependiendo de
la clase de secta heretica)
Ofrecen sacrificios de animales (algunos no lo hacen, pero hacen compañ erismo
con aquellos que los llevan a cabo).
Celebran la comunió n con el viejo emblema de la Pascua y no con pan sin levadura
y el vino o jugo de uva (también hacen lavamiento de los pies).
Ellos creen en la comunió n y la poligamia o los que lo hacen (permitiendo el
adulterio y la fornicació n legalizada).
Permiten que las niñ as menores de 13 añ os se casen en secreto con los líderes
religiosos.
Los hombres usan chales de oració n con «talit» que representan a todas las leyes
del Antiguo Testamento.
Ellos enseñ an un vocabulario totalmente nuevo de palabras hebreas para
“embellecer” el guardar la ley que muchos de los que está n fascinados por el
judaísmo creen que está n haciendo cosas que los primeros cristianos hicieron. Este
es un gran engañ o y un peligro.
Estos rituales de oraciones y palabras no fueron utilizados por Jesú s, los apó stoles,
o los primeros discípulos. Estas practicas heréticas son tan falsas como una misa
cató lica con todas sus palabras en latín y rituales.
Las mujeres y las niñ as se ven obligadas a cubrirse la cabeza. Estos se convierten
en un símbolo má s de la sumisió n al falso movimiento mesiá nico. Es un gran
peligro para las mujeres y las niñ as que se les diga si no usan éstos para cubrir la
cabeza está n malditos y Dios no escuchará sus oraciones o recibir su adoració n.
Hacen uso de todo tipo de vaca, carnero, cabra y cuernos falsos para soplar y
actuar como si estuvieran siendo realmente bíblicos.
Adoran al tetragrá maton YHVH o YHWH y lo ponen por encima del nombre de
Jesú s.
Muchos hombres usan ropa de todo tipo de nudos en franjas alrededor de la
camisa.
Hacen uso de la Ménora, pero lo hacen de una manera falsa. Este es un mal uso de
un emblema. No lo usan para representar a Jesú s.
En su mayor parte, estos guardianes de la ley no son gente de santidad. Son una
mezcla de todo tipo de religió n.
Recordemos las Palabras del apó stol Pablo:
(Galatas 1:6-9) Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que
os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que
haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el
evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro
evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes
hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio
del que habéis recibido, sea anatema.
Si usted conoce a alguien que está involucrado en estas sectas peligrosas y
heréticas anímele a que salga de allí; no son grupos sanos y enseñ an
mandamientos de hombres, y por lo tanto, una falsa doctrina. Son de origen
talmú dicos, tradiciones de hombres.
Hay que preguntarles: ¿son hijos de Dios o son judíos? Los verdaderos judíos no
aceptan a Jesú s como Dios.
Pablo dijo:
 (Gálatas 4:4-7) Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su
Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,    para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto
sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama:
¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero
de Dios por medio de Cristo.
Esto significa que el Señ or coordinó todo, desde la eternidad, para que todo
estuviera bajo su perfecto control soberano.
Si por desgracia conoces a alguien que se ha dejado convencer por tener débil su
fe, es ú til que ores por esta persona y le muestres que está errado en seguir esta
herejía.
Muchos que se dijeron hermanos en la fe, han sido engañ ados y ahora se
encuentran perdidos y en herejía. El apó stol Pablo en su carta a los Gá latas expresó
su preocupació n y desagrado cuando los judaizantes intentaron dañ ar la sana
doctrina que él había enseñ ado en las iglesias.
Estos herejes son enemigos implacables del evangelio y Sataná s los utiliza para
sembrar confusió n y discordia en las iglesias.
Desgraciadamente, muchos cristianos “de profesió n” alimentados por su ego y
complejos, anhelan volverse judíos. Los fariseos modernos los envuelven con sus
palabrerías, y por ser débiles en la fe, caen en sus falsas doctrinas.
El pueblo escogido de Dios fue ingrato con el Señ or, y por eso, los desecho y puso a
la iglesia en su lugar.
El pueblo hebreo siempre tuvo quejas, murmuració n, rebelió n contra el liderazgo,
desobediencia, idolatría, incredulidad, no tomaron en serio a Dios, se olvidaron de
la Biblia, casi nunca oraban.
Hoy en día algunos “cristianos” siguen teniendo “mentalidad de esclavos” y desean
regresar a las obras para agradar a Dios, segú n ellos, son personas inconstantes,
por eso buscan cosas nuevas y tienen una vanidad excesiva.
Por lo mismo, creen que la sangre de Cristo no fue suficiente para liberarlos de la
ley, y desean regresar al antiguo pacto, desechando el nuevo pacto y el sacrificio de
Cristo en la cruz.
Nosotros como cristianos verdaderos estamos comprometidos con la verdad y en
exponerla a quienes intentan confundir. El diablo utiliza estas sectas heréticas para
intentar que la gente se pierda.
Espero con todo mi corazó n que este artículo sea de utilidad y sea glorificado mi
Señ or a través de su verdad. Bendiciones

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