Este documento discute el movimiento de los judíos mesiánicos y argumenta que su objetivo es convertir a los judíos al cristianismo. Sostiene que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en griego y que Jesús se refería a sí mismo usando términos griegos como "Alfa y Omega". Critica a los mesiánicos por rechazar el nombre de Jesús y sugerir que las versiones hebreas son las originales.
Este documento discute el movimiento de los judíos mesiánicos y argumenta que su objetivo es convertir a los judíos al cristianismo. Sostiene que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en griego y que Jesús se refería a sí mismo usando términos griegos como "Alfa y Omega". Critica a los mesiánicos por rechazar el nombre de Jesús y sugerir que las versiones hebreas son las originales.
Este documento discute el movimiento de los judíos mesiánicos y argumenta que su objetivo es convertir a los judíos al cristianismo. Sostiene que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en griego y que Jesús se refería a sí mismo usando términos griegos como "Alfa y Omega". Critica a los mesiánicos por rechazar el nombre de Jesús y sugerir que las versiones hebreas son las originales.
Estudio realizado por: Marco Antonio Peralta y Correa ¿Quiénes son los judíos mesiá nicos?
El movimiento judío mesiá nico no es otra cosa má s que una estrategia misionera para convertir judíos al cristianismo. Los iniciadores de este movimiento hebreo-cristiano comenzó en el siglo XIX. Pasó a Gran Bretañ a, de ahí a Estados Unidos de Norteamérica, y posteriormente a México. Este movimiento comenzó a renacer en los añ os sesentas. Aceptan que Jeshú a es su Mesías, y se consideran judíos. Este movimiento es descalificado y rechazado por los judíos ortodoxos y por los reformistas. Los mesiá nicos se hacen pasar por aquellos judíos corrientes que aparentemente aceptan a Jesú s, aunque no como Jesú s, pues rechazan el nombre de Jesú s como el nombre de un dios cerdo y empiezan a utilizar palabras como «Yahweh,» «Yahshua» o «Yeshua». Las falsas enseñ anzas supuestamente profundas que nos revelan la verdad detrá s del nombre de Jesú s. Tendríamos que preguntarles a estos falsos creyentes, ¿por qué no llaman Jesú s al Señ or? Ellos suponen de manera “muy equivocada” que el Nuevo Testamento fue escrito en hebreo. Con todo respeto, pero eso es mucha ignorancia. Ellos usan como argumento que los originales en griego han sido contaminados y buscan un paralelo con la Biblia hebrea. Dicen que lo que dice la Reina Valera está distorsionado, que en original no dice lo mismo. Manejan originales, segú n ellos, sin embargo, como sabemos, los originales no existen, solo existen copias. Es posible que se hayan cambiado algunas palabras, pero el hilo conductor no se ha perdido. Desechar la Biblia como fundamento es uno de los principales peligros. Jesucristo, los apó stoles, los padres apostó licos y los padres de la iglesia usaban la Biblia Septuaginta, escrita en griego. Jesú s dijo: (Apocalipsis 1:8) Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Alfa y Omega corresponden a la primera y ú ltima letra del alfabeto griego. (Apocalipsis 21:6) me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. (Apocalipsis 22:13) Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Podríamos considerar por qué Jesucristo no dijo: “Yo soy el “Alef y el Tau” que son la primera y ú ltima letras del alfabeto judío. Jesú s repitió yo soy el “Alfa y el Omega” la primera y ú ltima letra del alfabeto griego Koine. Los faná ticos e idó latras de Israel e incluso del hebreo, no quieren aceptar las evidencias histó ricas que nos demuestran que el Nuevo Testamento fue escrito en griego. Y siguen tratando de hacer creer sus versiones hebraicas neo testamentarias son las que tienen el poder y la verdad. Desgraciadamente, esta comunidad proselitista, hereje y blasfema, ademá s de apó stata continú a distorsionando el buen sentido de la existencia del nombre de Jesú s en el Nuevo Testamento. Si el Nuevo Testamento fue escrito en griego y el nombre de Jesú s está claramente marcado como tal, ¿por qué discuten este punto? Veamos có mo comienza el primer libro del Nuevo Testamento: (Mateo 1:1) Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. El hebreo Yeshua o Yehoshua significa “El Señ or es Salvació n”. Christos significa el ungido y es el equivalente exacto de la palabra hebrea “Meshiah”. (Biblia de estudio John MacArthur, pag.1209) (Daniel 9:25) Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Jesucristo en griego es Ἰησοῦ Χριστοῦ, Jesú s es una transliteració n del nombre hebreo «Josué», significando «Jehová es salvación», esto es, «Es Salvador». Este era un nombre comú n entre los judíos. (Éxodo 17:9) Y dijo Moisés a Josué… (Lucas 3:29) hijo de Josué, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat. El nombre fue dado al Hijo de Dios en la encarnació n como su nombre personal, en obediencia a la orden dada por un á ngel a José. (Mateo 1:21) Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Jesucristo, aparece solo en Mateo, Marcos, Juan, en Hechos se halla frecuentemente Es con ese nombre que se le designa en la Biblia. El nombre personal no se encuentra en las epístolas de Santiago, Pedro, Juan y Judas, el nombre personal no se encuentra solo ni una sola vez, pero si se encuentra en Apocalipsis ocho veces. En las epístolas de Pablo aparece trece veces y en el libro de Hebreos ocho ocasiones. La Septuaginta fue la primera traducció n de la Biblia. Su nombre designa propiamente la traducció n de la Torá hebrea al griego llevada a cabo en Alejandría durante el reinado de Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a.C.). Esta versió n constituyó un acontecimiento cultural sin precedentes. Por primera vez la sabiduría de la Palabra de Dios pasaba de una lengua semítica a otra indoeuropea y, por este cauce, al mundo occidental. Esta versió n representó la primera interpretació n de la Biblia hebrea. La LXX fue adoptada por las primeras comunidades cristianas como Biblia oficial, incluyendo al Señ or Jesucristo y los apó stoles. Esta versió n acompañ ó a la expansió n del cristianismo tanto en Oriente como en Occidente, e influyó de muchas formas en la cultura occidental. Hasta el siglo IV d.C. la Septuaginta fue destronada en occidente por la nueva versió n de Jeró nimo al latín, denominada con el tiempo “Vulgata”. Esta versió n dominó la cultura occidental durante la Edad Media; a su vez fue declarada como auténtica, es decir, fiable en materia de fe y costumbres, por el Concilio de Trento (1546). En el Renacimiento, siguiendo el criterio de los humanistas sobre la necesidad de volver a las fuentes, la Reforma optó por la Biblia hebrea y por las nuevas traducciones verná culas de Europa. El catolicismo continuó dando prioridad a la Vulgata, pero utilizando como criterio supremo para definir el texto bíblico genuino los originales (hebreo para el Antiguo Testamento y griego para el Nuevo Testamento). Sin embargo, esto fue un error, tanto de los Reformadores como de la Iglesia Cató lica por desconocimiento, pues en realidad la lengua primitiva hebrea se pierde y con ella muchas expresiones que incluían el Nombre. Jesú s hablaba en arameo galilá ico y griego. Esa fue su lengua materna, cotidiana, y no el hebreo, que solo se empleaba en las sinagogas para leer los textos sagrados, los cuales posteriormente eran explicados en arameo a los «feligreses» para que pudieran comprenderlos. Obviamente, Jesú s por sus atributos divinos podía conocer y hablar cualquier idioma. Recordemos que cuando Israel cayó en esclavitud con Asiria y luego con Babilonia, ya el idioma hebreo se había perdido. Después de la invasió n de Senaquerib rey de Asiria (701 a.C.) era el comienzo del reino de Ezequías, vemos lo que dicen los representantes de Ezequías, que eran judíos, ellos solicitaron a Rabsaces que les hablara en arameo, pues era el lenguaje de la diplomacia, para que las personas que estaban en el muro no entendieran. (2 Reyes 18:26) Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre el muro. Los representantes de Ezequías, conscientes de la noció n alarmante de que el Señ or pudiera estar al lado de los asirios, solicitaron al Rabsaces (jefe de los coperos) que pasara de hablar en hebreo a arameo, el lenguaje de la diplomacia, de tal modo que las personas que estaban sobre el muro no pudieran entender sus palabras y no se llenaran de temor. En el reinado de Josías cuando el tenía veintiséis añ os se halló el libro de la ley. Un rollo conteniendo la Torá (el Pentateuco), la revelació n de Dios a Israel por medio de Moisés. Es posible que Manasés hubiera destruido todas las copias de la ley de Dios que no habían quedado ocultas. Esta podría haber sido la copia oficial puesta junto al arca del pacto el el Lugar Santísimo. Puede que haya sido quitado de su lugar bajo los reinados de Acaz, Manasés o Amó n, pero se encontró durante las obras de reparació n. Recordemos que Dios puso muchas restricciones y dio ó rdenes específicas para el que fuera rey de Israel. El ideal establecido era que el rey fuera obediente a la voluntad de Dios, el cual debería escribir una copia de la ley, del original que estaba al cuidado de los levitas y después leerla todos los días. El rey era presentando como un escriba y un erudito de las Escrituras. Josías restituyó este enfoque en un momento confuso en la historia del pueblo de Israel. Veamos la orden que Dios le da a Moisés: (Deuteronomio 17:14-20) Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores; ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano. Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino. Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia. Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel. ¿Cuá ntos reyes no cumplieron u obedecieron estos mandatos? Los reyes pecaron al no hacer una copia de la ley de Dios. Esta fue una de las razones por las que Dios permitió que desaparecieran casi por completo los textos bíblicos judíos en hebreo y arameo. Fue el plan de Dios, esto lo podemos observar dentro del propó sito de Dios de que Israel cayera en esclavitud por su desobediencia. El pueblo de Israel tenía gran ignorancia: (Jeremías 4:22) Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron. Los israelitas eran necios, ignorantes, no querían hacer la voluntad de Dios, eran torpes para hacer el bien y obedecer a Dios. Pero, eso sí, eran muy inteligentes para hacer el mal. Por esta razó n el Señ or emprendió juicio sobre Israel y sus ciudades. Los invasores los asolaron y deformaron al mermar la població n mediante la mortandad y el cautiverio. Los manuscritos hebreos y arameos fueron destruidos por los babilonios, medo- persas, griegos (seléucidas) y romanos. El Imperio seléucida (312–63 a. C.) fue un imperio helenístico, es decir, un estado sucesor del Imperio de Alejandro Magno. El Imperio seléucida se centraba en Oriente Pró ximo, y en el apogeo de su poder incluía Anatolia central, el Levante, Mesopotamia, Persia, la actual Turkmenistá n, Pamir y algunas zonas de Pakistá n. Fue un centro de cultura helenística donde se mantenía la preeminencia de las costumbres griegas y donde una élite macedonia greco- parlante dominaba las á reas urbanas. La població n griega de las ciudades que formaba la élite dominante fue reforzada por la inmigració n desde Grecia Durante la deportació n a Asiria y luego a Babilonia y después con los medo-persas, el idioma hebreo dejó de usarse, y la lengua que se usaba era el arameo. Algunos comentaristas consideran que Esdras les explicó a los judíos la Biblia del hebreo al arameo. (Nehemías 8:8) Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura. En el original griego de la Septuaginta dice: “Y Esdras enseñaba y daba órdenes en el conocimiento del Señor, y el pueblo entendía lo que se leía”.y el pueblo entendía lo que se leía… probablemente aquí significa “traducir” del hebreo al arameo) y ponían el sentido… Esto puede haber involucrado la traducció n para aquellos que solo sabían arameo, que venían del exilio. al pueblo la ley… y la explicaban dando sentido a lo que Esdras leía, mientras la gente formaba grupos má s pequeñ os. Cuando Alejandro Magno conquistó los imperios, se helenizaron todos estos lugares, incluyendo Jerusalén. El idioma griego fue la lengua que se usaba desde el siglo III a.C. hasta el siglo III d.C. En el tiempo de nuestro Señ or Jesucristo, el idioma que se usaba era el griego koiné. La koiné (‘lengua comú n’, o, má s frecuentemente, ‘habla comú n) fue una variedad de la lengua griega utilizada en el mundo helenístico, es decir, en el periodo subsiguiente a las conquistas de Alejandro Magno. A esta variedad también se le ha llamado a veces griego helenístico. Esta lengua conforma una unió n territorial importante, ya que podía ser utilizada en lugares tan dispares que abarcan desde Roma hasta Egipto, e incluso algunos enclaves en India, conviviendo con lenguas autó ctonas como el arameo en Siria, el copto en Egipto o con el latín, esta ú ltima la lengua de los militares y funcionarios en Occidente. La Septuaginta sustituyó noventa y nueve por ciento al texto arameo. La LXX era usada en el tiempo de los imperios greco-romanos. Se hicieron infinidad de copias, cada Sinagoga tenía una copia de la LXX. El texto arameo solo era usado en en el templo en Jerusalén por los sacerdotes. En la destrucció n de Jerusalén destruyeron todo vestigio judío. El Templo, la ciudad, las casas, todo fue quemado. (Escrituras, manuscritos), etc. Algunas de las primeras traducciones del Torá judío se realizaron durante el primer exilio en Babilonia, cuando el arameo se convirtió en la lengua franca de los judíos. Dado que muchas personas hablaban solo en arameo y no entendían hebreo, se crearon los Tá rgums (originalmente era una traducció n al arameo de la Biblia hebrea producida o compilada en el antiguo Israel y Babilonia desde el período de Segundo Templo hasta comienzos de la Edad Media), para permitir que las personas comunes pudieran entender la Torá cuando era leída en las sinagogas antiguas. Tá rgum también significa interpretació n ademá s de traducció n. Otras antiguas traducciones judías, tales como los Tá rgums en arameo, siguen de cerca el texto masorético de la Biblia hebrea, y todas las traducciones judías medievales y modernas se basan en la misma fuente. El movimiento má s difundido para traducir libros de la Biblia hizo su aparició n en el siglo tercero para traducir libros de la Biblia que se remontaban al siglo III d.C. El Tanaj es el conjunto de los 39 libros de la Biblia hebrea. Constituye, junto a otros libros, aquello que los cristianos llamamos Antiguo Testamento. La mayoría de los textos está n escritos en hebreo antiguo. También hay algunos pasajes en arameo antiguo (Daniel, Esdras y otros). La mayoría del Tanaj existía en hebreo, pero muchos judíos vivían en Egipto, en donde Alejandro Magno había fundado Alejandría. En cierta época un tercio de la població n de esta ciudad eran judíos helenos. Sin embargo, no se intentó realizar ninguna traducció n de relevancia (ya que la mayoría de los judíos continuaban hablando en arameo entre ellos) hasta que Ptolomeo II Filadelfo contrató a un gran grupo de judíos (72 judíos, 6 de cada tribu, segú n distintas fuentes) que poseían un fluido dominio del griego koiné y hebreo. Estas personas realizaron la traducció n actualmente denominada la Septuaginta. Desde el 800 hasta el 1400, estudiosos judíos actualmente llamados masoretas, compararon los textos de todos los manuscritos bíblicos conocidos en un esfuerzo por crear un texto ú nico estandarizado. Como resultado de este esfuerzo aparecieron una serie de textos sumamente similares, todos los cuales son denominados Textos Masoréticos. Los masoretas también agregaron puntos vocales al texto (llamados niqud), ya que el texto original solo contenía consonantes. Este proceso a veces requería la elecció n de una denominada interpretació n, dado que algunas palabras solo se diferenciaban por sus vocales, su significado dependiendo de cuales vocales se utilicen. En la antigü edad, existían varias lecturas o interpretaciones en hebreo, algunas de las cuales han sobrevivido en el Pentateuco Samaritano, los pergaminos del Mar Muerto, y otros fragmentos antiguos, ademá s de existir referencias a ellas en versiones antiguas en otros idiomas. Como vimos anteriormente, los judíos también escribieron traducciones no literales o parafraseadas denominadas Tá rgums, especialmente en arameo. A menudo expandían y elaboraban el texto con detalles adicionales tomados de la tradició n oral rabínica. En el primer período del primer templo (de Salomó n), había muy bajo nivel de alfabetizació n, por lo que no hubo razó n alguna de transcribir textos bíblicos. (Deuteronomio 32:6-7) ¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? Él te hizo y te estableció. Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán. Los seléucidas (fue un estado sucesor del Imperio griego de Alejandro Magno) impusieron el idioma griego como idioma oficial, por lo que éste sustituyó al arameo. Fue entonces que el idioma griego fue el idioma comú n (koiné) de la regió n a partir del siglo III a.C. hasta el siglo III d.C. Sin embargo, el arameo continú o hablá ndose en grupos pequeñ os, prá cticamente solo los sacerdotes en Judea má s específicamente en el templo. El arameo asmodeo, oficial en Judea hacia el 142 a.C., el cual tuvo influencia en el arameo de los textos de Qumrá m y fue el principal lenguaje de textos teoló gicos no bíblicos de la comunidad esenia. Cuando Israel cayó en esclavitud con Asiria y luego con Babilonia se perdió la lengua hebrea. (Nehemías 13:24) y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo La lengua de Asdod era filistea. (los de Asdod era una de las antiguas ciudades filisteas al oeste de Jerusalén) porque no sabían hablar judaico… Aquí vemos que los judíos ya no hablaban hebreo. Fue un proceso que se demoró siglos. La Profesora Sara Lipkin, especialista en lengua hebrea, en su estudio: “El hebreo, historia por capítulos” (1992) nos dice que “el hebreo arcaico de la Mikrá , que se hablaba en la época del Rey Salomó n tal y como aparece en el Pentatéuco, las Cró nicas y los Profetas, fue sustituido unos 300 añ os antes de Cristo por un hebreo hablado que utilizaba palabras, modismos, pronunciació n y expresiones un tanto diferentes y que se conoce como “Lashó n Jazal” o la Lengua de los Sabios. Este «nuevo» hebreo era diferente a Paleo Hebreo (el cual recibió la pronunciació n de YHWH). La profesora Sara Lipkin señ ala que durante el período de Jesú s, el arameo era una lengua internacional que se hablaba y se escribía desde la India y hasta Kush (Sudá n). Entonces el asunto no es tanto la cuestió n de la superstició n judía, sino má s bien el problema era que no se atrevieron a generar un equivalente fonético desde el periodo Paleo hebreo al hebreo Lashó n Jazal, y luego al arameo. Solo se transmitía en los caracteres YHWH. Quizá s Jesú s y los apó stoles sabían una pronunciació n ya cambiada y adaptada del YHWH, pero los escritores de las cartas griegas se abstuvieron de traspasarla a las cartas (por que no estaban seguros).De hecho, ni los traductores de la Septuaginta sabían una pronunciació n equivalente y aunque introducían las letras hebreas YHWH en medio del texto griego, esto es una demostració n que no sabían la pronunciació n y se abstuvieron de inventar una pronunciació n, tal como lo es «Jehová » en la Edad Media. 1. Así que no hay una mala intenció n al respecto, sino un recurso por las circunstancias: 2. El hebreo arcaico de la Mikrá se perdió 300 añ os antes de Cristo. Se reemplazó por un hebreo Lashó n Jazal (las Escrituras existentes comienzan a quedar grabadas con ese idioma al tiempo de Cristo). 3. Se introduce el arameo ampliamente pronunciado por la població n. 4. Se escriben en griego las cartas cristianas y evangelios. En el fondo, la pronunciació n del nombre de Dios se pierde cuando la població n deja de hablar el hebreo arcaico y no por un afá n de ocultarlo o sacarlo. Lo que sucede era que los traductores al no saber la pronunciació n solo podían insertar un equivalente en cuanto cualidad. El hecho de «no pronunciarlo» surge como superstició n porque ya se había perdido la pronunciació n y no querían profanarlo como declara el mismo Pentateuco. No querían arriesgarse con una pronunciació n alejada y especulativa, y puesto que eran religiosos apegados a las letras, tenían miedo de desagradar a Dios. (Isaías 28:11-13) porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oír. La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos. Puesto que los ebrios no quisieron escuchar al profeta de Dios, É l les respondió con la confirmació n de que serían subyugados a sus amos asirios, los cuales les darían instrucciones en otro idioma. El idioma hebreo sería quitado totalmente y tendrían que hablar en arameo después de pasar 70 añ os en cautiverio. En lenguaje sencillo pudieron entender que Dios les ofrecía alivio de sus opresores, pero no hicieron caso, y por eso el Señ or los castigó quitá ndoles su idioma. Después de la toma de Jerusalén (70 d.C.), por Tito, la versió n Septuaginta perdió su popularidad entre los judíos, debido al uso que hacían de ella los cristianos como texto del Antiguo Testamento, y como base para demostrar que Jesú s era el Mesías. Por esta razó n los judíos hicieron en el siglo II, tres nuevas versiones del canon hebreo. Solo se conocen algunos fragmentos o citas, con la excepció n del libro de Daniel de Teodoció n, que se conserva íntegro. 1. La traducció n de Aquila, prosélito judío, contemporá neo del emperador Adriano (128 d.C); su traducció n es excesivamente literaria, y casi ininteligible para los lectores no versados a la vez en hebreo y griego. Aquila quería combatir las doctrinas cristianas y detener el uso de la Septuaginta. 2. Revisió n de la LXX por Teodoció n, que puede ser situada dentro del primer tercio del siglo II d.C. Era un prosélito judío de É feso; Eusebio afirma que era un judío ebionista. Los ebionistas veían aJesú s como el Mesías pero manteniendo una cristología «baja», es decir, afirmaban que Jesú s era el Mesías pero rechazaban su preexistencia, esto es, que tuviera naturaleza divina y que su nacimiento hubiera sido virginal, e insistían en la necesidad de seguir los ritos y leyes judías cumpliendo preceptos como la circuncisió n, el sá bado o las prohibiciones alimenticias (cashrut). Los ebionistas solo utilizaban uno de los evangelios segú n los hebreos, reverenciaban a Santiago y rechazaban a Pablo de Tarso como un apó stata de la ley. Su nombre sugiere que otorgaban un especial valor a la pobreza voluntaria. Las ú ltimas comunidades ebionitas podrían haber desaparecido alrededor del siglo V. Su traducció n se basa en la de Aquila y en el original hebreo. 3. La versió n de Símaco. Quiso hacer una versió n elegante. Fue el autor de una de las versiones griegas delAntiguo Testamento. Esta estaba incluida por Orígenes en su Hexapla y Tetrapla, que comparaba varias versiones del Antiguo Testamento línea con línea con la Septuaginta. Algunos fragmentos de la versió n de Símaco que sobreviven de lo que queda de la Hexapla, inspiran a los eruditos a señ alar la pureza y elegancia idiomá tica del griego de Símaco. É l fue admirado por Jeró nimo, que fue quien utilizó su obra para componer la Vulgata. Eusebio infirió que Símaco era un ebionita , pero ahora actualmente se cree que no así. La alternativa es que él era un samaritano que se convirtió al judaísmo. Epifanio considera que Símaco era un samaritano que había peleado con su propio pueblo convertido al judaísmo, ahora se le da mayor credibilidad, hasta que los escritos exegéticos de Símaco no dan indicació n de ebionismo. La LXX data del siglo III a.C. hasta el siglo III d.C., es el má s antiguo de todos los manuscritos, directamente del original hebreo en mano, escrito por judíos de nacimiento y nacionalidad, de lengua nativa. Escrita por 72 judíos reconocidos por el sumo sacerdote vivo. Fue concebida para ocupar el mismo nivel de autoridad que el texto hebreo existente. La LXX es el ú nico testigo directo de la fuente original, usada y avalada por el Señ or Jesucristo, por los apó stoles, fue usada por el cristianismo primitivo. Usada por los padres apostó licos y padres de la iglesia. Los rollos del Qumram son acordes a la LXX. La traducció n de la Septuaginta es má s de 1250 añ os má s antigua que el alterado Texto Masoreta (1008 d.C.). El Masorético el es resultado de la labor de los masoretas, judíos dedicados a la crítica textual ( 750-1000 d.C. ) que se propusieron fijar el texto hebreo por ellos recibido hasta en los menores detalles de ortografía, pronunciació n y dicció n. Mediante la masora, es decir, un vasto sistema de signos vocá licos, puntos diacríticos, signos de lectura, recuento de palabras y notas interlineales y marginales colocadas alrededor del texto manuscrito, encerraron el texto dentro de un cercado impenetrable; y para asegurar el predominio exclusivo de su trabajo, destruyeron todos los manuscritos antiguos, de modo que actualmente, salvo unas pocas excepciones, no poseemos manuscritos pre-masoréticos. Se plantea pues la cuestió n de hasta que punto el masorético, un milenio posterior al texto primitivo, es una fiel réplica de este. Por la desobediencia del pueblo judío, Jesú s dijo esto: (Mateo 21:43) Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Jesú s explica en el contexto de este capítulo de Mateo, el juicio que los líderes judíos hicieron acerca de los labradores malvados y que ese juicio sería sobre ellos. El reino y las bendiciones espirituales dadas a Israel fueron otorgados a “otros labradores”, simbolizando la iglesia, la cual está formada principalmente por gentiles. Por estas razones, Dios quitó hasta el idioma al pueblo desobediente y rebelde que no entendió el plan soberano del Señ or. (Juan 1:17) Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. La ley solo revelaba una parte de la verdad que por naturaleza era preparatoria. La realidad de la verdad plena hacia la cual apuntaba la ley vino a través de la persona de Jesucristo. (Juan 17:3) Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Esta vida eterna es en esencia nada menos que participació n en la vida eterna de la Palabra viva, Jesucristo. Es la vida de Dios en cada creyente que solo se manifestará a plenitud después de la resurrecció n. El autor de la carta a los Hebreos también hace menció n de lo mismo: (Hebreos 8:8-10) Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo. Cuando dice: y yo me desentendí de ellos…, también se traduce “los descarté”. Los israelitas quebrantaron el pacto al que se habían comprometido con Dios. El quebrantamiento del compromiso expresa la incapacidad espiritual del pueblo para mantenerlo, debido a su condició n de pecadores. Pero, el pecado de transgresió n del pacto, pone de manifiesto también la ingratitud de la nació n hacia su Redentor, que los había sacado de la esclavitud en que se encontraban. La consecuencia es sumamente grave, ya que, quebrantado el pacto, Dios se desatendió de ellos, dejá ndolos en las consecuencias resultantes de su pecado. El verbo expresa la idea de desatenció n y de abandono. La decisió n divina condujo a la nació n al cautiverio en tiempos de Jeremías. Las amonestaciones de Dios hechas a lo largo del tiempo por medio de los profetas no fueron atendidas, por tanto, el juicio vino sobre ellos a causa de su reiterado y voluntario pecado contra Dios. Todavía má s grave es la situació n a la que el pueblo de Israel llegó en tiempos de Jesú s, que trajo como consecuencia el endurecimiento judicial que pesa sobre la nació n por el rechazo voluntario del Señ or. El endurecimiento judicial queda resuelto parcialmente en la elecció n por gracia de un remanente que va siendo salvo en la presente dispensació n, hasta que llegue la salvació n nacional cuando vuelvan sus ojos por fe al que crucificaron, que ocurrirá en el tiempo inmediatamente anterior a la Segunda Venida de Jesucristo. La enseñ anza bíblica e investigació n cristiana tiene como propó sito fundamental contribuir a dar informació n doctrinal y responder a las interrogantes actuales que algunos está n manchando con falsas enseñ anzas. Si revisamos lo que algunos de los judíos mesiá nicos intentan dar como informació n podremos entender las falsas doctrinas y algunas mal intencionadas. El nombre de Jesú s no tiene ningú n significado ¿por qué? pues es una transliteració n del nombre que aparece en los manuscritos griegos del Nuevo Testamento, Ἰησοῦ Χριστοῦ . Jesú s Cristo, que corresponde a Jesucristo en castellano. No es latín, ni hebreo, ni arameo. Fá cilmente se puede comprobar revisando cualquier versió n bíblica donde naturalmente aparece el nombre de Jesú s, y que en las primeras paginas aparece una nota que identifica los manuscritos y su idioma del que fueron traducidos, con esto se comprobará que solo dice griego o hebreo, o griego hebreo y arameo, no existe el manuscrito latín incluido normalmente en las versiones calificadas actualmente como lo mejor. Es curioso que versiones actuales como antiguas siguen traduciendo e imprimiendo el nombre de JESÚ S. Este nombre es debido a que es una transliteració n del nombre griego del NT. Jesú s no es un nombre blasfemo, ni pagano, ni hereje, ni menos demoniaco y profano. Tampoco es un invento romano, ni del vaticano, ni es un error de los intérpretes bíblicos. Algunos judíos mesiá nicos dicen: El nombre del Mesías es Yeshua. ¿Por que no le llamamos así? ¿Por que Jesú s, y no Yeshua? Es importante preguntar: ¿De dó nde sacan el nombre? ¿Del Antiguo Testamento o del Nuevo Testamento? Los académicos concuerdan que su nombre hebreo era Yeshua (no la pronunciació n Yashua). Esto es debido a la evidencia histó rica que se encuentra en el griego y a otras variantes complementarias de este. Jesú s es la transliteració n o equivalencia de Iesous, Iesous es la transliteració n del nombre hebreo Yeshú a y la naturalizacion romana de este mismo nombre. El nombre de Jesú s, Iesous, Yeshua es el mismo, solo que en diferentes idiomas. Nadie debe temer, incluso ni dudar de la excelente procedencia que tenemos de este nombre al españ ol. Después de la leer este artículo usted podrá dar una respuesta contundente sobre las distintas variantes dañ inas en contra del nombre de Jesú s. Estas son falsas enseñ anzas que está n enseñ ando los falsos rabinos y falsos judíos mesiá nicos que se han levantado. A continuació n podremos ver la tremenda epidemia que se propaga en las redes sociales En esta ocasió n, después de esta introducció n quiero mostrarle la epidemia que se propaga por las redes sociales y la Internet, desde blogs hasta webs de iglesias completas que se han dejado contaminar con esta basura. ¿Que esta provocando este tipo de enseñ anzas? Divisió n, robo de ovejas, confusió n, desinformació n y corrompen la sana doctrina y el evangelio de Cristo Jesú s y los apó stoles. La gente se confunde y cree que hay judíos que han aceptado a Jesú s como Señ or y Salvador, y que se han arrepentido de sus pecados. Estos judíos mesiá nicos se hacen pasar por judíos arrepentidos que aceptan a Jesú s. Solo que después tratan de que los cristianos se vuelvan judíos como ellos. Pero, la verdad es que ningú n judío, creyente o no, reformado u ortodoxo, acepta a Jesú s como Mesías. En esto no existe ninguna duda. El judaísmo consiste en rechazar todo tipo de idolatría. Ningú n judío verdadero acepta la teoría de Jesú s. Un falso movimiento llamado «mesiá nico» se ha apropiado de los grupos y sectas pentecostales, evangélicos y otros grupos independientes heréticos, todos estos desligados de toda herencia histó rica cristiana. Lo curioso es que ellos no observan ninguna de las leyes que exige la ley acerca de la pena de muerte. Por lo tanto, ellos mismos quebrantan la leyes de mandamientos y ordenanzas que pretenden mantener. El falso movimiento mesiá nico no aplica la ley, de la ley penal para los muchos adú lteros y fornicarios entre ellos mismos. No ponen a la pena de muerte al que quebranta el día de reposo. No dan muerte a los herejes o a las brujas. De hecho, no guardan ninguna de las leyes de Moisés aunque ellos fingen hacerlo. Son falsos maestros, pues en realidad ni son mesiá nicos, ni siguen al verdadero Mesías, Jesucristo. Los primeros seguidores de Jesú s fueron llamados «discípulos.» No fue hasta que la Iglesia de los gentiles en Antioquía fueron llamados «cristianos.» Ahora quieren hacer creer que “cristiano” es lo mismo que «mesiá nico.» Esto significa que los que siguen a Jesú s como el Mesías pueden ser llamados «mesiá nicos.» Por lo tanto, los nombres «Mesías,» «mesiá nico,» y «cristianos», no son malos. Es cuando estos son robados por falsos grupos cultistas y sectarios religiosos, que se convierten en ser cuestionables y heréticos. La primera iglesia era en verdad «mesiá nica.» En Hechos capítulo 1 hasta el final a Hechos 15, el mensaje mesiá nico de Jesú s fue llevado por todo Israel y a las naciones gentiles. Había en ese momento los de los fariseos que llegaron entre los discípulos, pero en cuyo corazó n no había un compromiso con el orden del Nuevo Testamento. Querían traer sus tradiciones, su legalismo, su custodia estricta de la ley mas sus tradiciones (Talmud). Pero los apó stoles no fueron enseñ ados por Jesú s durante sus tres y medio añ os de educació n espiritual, para que sean «ministros de la ley.» No estaban instruidos en la política del templo y legalismos religiosos. No fueron adoctrinados en estricta observancia de la ley y en la aplicació n de la pena de muerte. Jesú s nunca enseñ ó a sus discípulos a llamar a la congregació n con el cuerno de carnero (shofar), tampoco los enseñ ó a danzar ni a que tocaran el pandero mientras danzaban. Mucho menos a poner la estrella de David o la Ménora en la iglesia en vez de la cruz de Cristo. En su lugar, Jesus introdujo el evangelio del reino: la justificació n por la fe en É l, por su sacrificio en la cruz del calvario, para aquellos llamados por el Padre para ser hechos hijos de Dios. Y así, la ley se convierte no en el agente de salvacion, pues nunca pudo salvar a nadie, sino mas bien en el fundamento moral y de justicia que apunta a Jesú s como el Cristo o Mesías. En esto está el gran peligro del falso movimiento mesiá nico. Ellos creen que al regresar a la estricta observancia de la ley se acercan a Dios. Ellos creen que está n santificados por guardar la ley, la cual, segú n ellos, la sangre de Jesú s no podía hacer por ellos. Por lo tanto, buscan su propia marca de santidad en guardar la ley, mientras que muchas de las mujeres son «Jezabeles» y muchos de los hombres son adú lteros. Estos legalistas atacan a su vez a todo aquel que se niega a estar bajo ese yugo de servidumbre. Los fariseos fueron los originadores del falso «movimiento mesiá nico» y de hecho dividieron la primera iglesia. Segú n Jesú s los fariseos fueron «descendientes de víboras» (Mateo 3:7) Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Los fariseos enseñ aban el Talmud, lo que Jesú s llamó la doctrina de los ancianos (Mateo 15:1-6) Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan. Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición. Este era un cuerpo de leyes extrabíblicas que habían existido solo de forma oral y ú nicamente desde la cautividad de Babilonia. Luego fue llevada al papel en la Mishná , a finales del siglo II a.C. La ley de Moisés no contenía ninguna prescripció n con respecto a lavarse las manos antes de comer, excepto para los sacerdotes que debían lavarse antes de ingerir las ofrendas sagradas. Esta falsa doctrina entró en la Iglesia de Antioquía. Se infiltró en los gentiles, y dijeron a los hombres que tenían que ser circuncidados. Y una vez que fueron circuncidados se vieron obligados a seguir todas las leyes de Moisés. Ahora hemos de entender aquí que la iglesia de Antioquía ya estaba llena de Espíritu Santo. Los miembros ya habían sido bautizados en el nombre de Jesú s. Y eran ya un pueblo santo. Fueron salvos por gracia! Ellos habían sido salvos por la gracia mediante la fe (Hechos 2:38) Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Los ancianos de la Iglesia de Antioquía eran muy sabios. No hicieron un cambio en la doctrina solo porque algunos hombres vestidos de judíos se acercaron y dijeron que ahora tenía que ser cumplidores de la ley o que no fueron salvos. Este es el gran peligro de los miembros del falso movimiento mesiá nico. Para ellos la salvació n por Jesú s no es lo suficientemente buena. De hecho, una persona no puede ser salvo solo por Jesú s. Incluso si una persona dice que son salvos, el falso movimiento mesiá nico les dice que no lo son, hasta que vuelvan a guardar la ley. Los ancianos de Antioquía enviaron mensajeros a Jerusalén. Esto demuestra la sabiduría. No aceptaron la enseñ anza de los fariseos a guardar la ley. Mantuvieron la sana doctrina de la Iglesia. A lo largo de la historia de la iglesia, los líderes se han reunido para decidir sobre cuestiones doctrinales. En Hechos 15 se observa el primer concilio y es el má s importante. El concilio de Jerusalén estableció la respuesta a la pregunta doctrinal má s importante. ¿Qué debe hacer una persona para salvarse? Los apó stoles y los ancianos se opusieron rotundamente a todos los esfuerzos para imponer el legalismo y sus rituales como requisitos previos y necesarios para la salvació n. Ellos afirmaron que la salvació n es por gracia mediante la fe total y absoluta en Jesucristo. Cualquier iglesia, pastor, o un grupo que vaya a guardar la ley y que no persevera en la doctrina apostó lica del libro de los Hechos capítulo 15 son considerados como apó statas. Se trata de un gran peligro para la Iglesia. En ninguna parte de Hechos capítulo 15, se les dijo a los gentiles que tenían que guardar la ley, o danzar, o tocar el shofar, nada de eso. En ninguna parte se les dice a observar el día de reposo el séptimo día. Nunca se les dijo que pusieran las prendas de vestir de estilo judío. En ninguna parte se les instruye a usar la estrella de seis puntas de Remphan (ídolo), y no se les dice que deben guardar los días festivos de la antiguedad o ser circuncidados. Los peligros del falso movimiento mesiá nico pueden ser vistos fá cilmente. El apó stol Pablo escribió el libro de Gá latas después de su conversió n de Hechos 15. Algunos fariseos cumplidores de la ley habían entrado en esa regió n predicando a los gentiles que debían ser circuncidados y guardar la ley. Pablo ya sabía la doctrina de Jerusalén. É l sabía porque habían sido enviados a Antioquía. Así que él sabía có mo lidiar con el falso movimiento mesiá nico que ponía énfasis en el legalismo y el mantenimiento de la ley. Se cree por muchos estudiosos, que este falso movimiento mesiá nico, también llamados los «judaizantes», fue el nacimiento del grupo ebionista. É stos finalmente adoptaron la adoració n de la serpiente y la danza como parte de sus rituales. Aquí es donde entra otra bandera “roja” con el movimiento mesiá nico falsa. Ellos van rá pidamente a los rituales. Adoptan las danzas rituales que copiaron de los Judios apó statas creyendo que estos son de Dios. ¿Por qué es peligroso este movimiento? ¿Qué es lo que hace de este falso movimiento mesiá nico una amenaza y un gran peligro para la evangelizació n? Aunque ellos dicen que creen que Jesú s es el Mesías, eso no quiere decir que crean que Jesú s sea Dios. Ellos dicen que Jesú s es un hombre llamado Jeshú a. Para ellos la Trinidad no existe, aunque algunos dicen que sí creen, pero mienten. Dicen que la Trinidad es un “manifestació n de Dios”. Llegan a amar má s lo hebreo que a Jesucristo. Ellos no tienen el mismo concepto de la salvació n que nosotros los cristianos. El judío no cree en la muerte y resurrecció n de Jesú s. Sustituyen la Biblia por la Torá , la cruz por la estrella de David. Llegan al punto de decir que los cristianos somos paganos romanistas por llamar a Jesú s, Jesú s. Se involucran en las oraciones rituales (tomados de las manos en un círculo), cantos y danzas circulares. Rechazan el nombre de Jesú s como el nombre de un dios cerdo y empiezan a utilizar palabras como «Yahweh,» «Yahshua» o «Yeshua» Comienzan a observar el sá bado y condenan a todos los que adoran en domingo Empiezan a observar todos los días de fiesta Antiguo Testamento (en realidad es una observació n defectiva) Tratan de vestirse como los que son judíos usando el talit y kipá Una persona que estuvo en este tipo de sectas dice: “Si Usted amado «llamado» de Yahweh alguna vez pasó por congregaciones mesiánicas, por ejemplo, se habrá dado cuenta de esto anterior, o de que sus doctrinas no siempre encajan totalmente con lo que expone Yahweh en Su Palabra Kodesh. Es lo mismo que pasar por «iglesias» cristiano-romanas o sinagogas judías. De hecho, muchos de sus líderes atrevidamente y desafiando a las autoridades superiores se hacen llamar a sí mismos «rabinos,» cuando la Torá ordena «no llames a nadie rabino,» salvo al Mashiaj Yahshu” Ellos niegan que la salvació n es ú nicamente en Jesú s, que una persona también tiene que guardar la ley para ser salvos. Rechazan al apó stol Pablo y lo llaman un falso apó stol. Rechazan libros de Pablo: Romanos, 1 y 2 Corintios, Gá latas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo, Tito, Filemó n y Hebreos. Predican otro evangelio que Pablo no predicó . Ellos predican a otro Jesú s que Pablo no predicó . Enseñ an el Talmud y la Ká bala (misticismo y brujería). Colocan emblemas cabalísticos en toda sus lugares de reunió n. Son crueles y odiosos a los que se niegan a aceptar sus doctrinas heréticas. Ellos enseñ an como doctrinas los mandamientos de hombres (Talmud). Dan a las mujeres autoridad sobre los miembros de la iglesia y les dan cierta autoridad que solo los hombres pueden tener. Sustituyen el bautismo en el nombre de Jesú s (Hechos 2:38), e introducen el nombre de Yahweh, Yahshua, o Yeshua o algú n otro nombre imaginario. Ellos practican tanto la circuncisió n masculina y femenina (mujer dependiendo de la clase de secta heretica) Ofrecen sacrificios de animales (algunos no lo hacen, pero hacen compañ erismo con aquellos que los llevan a cabo). Celebran la comunió n con el viejo emblema de la Pascua y no con pan sin levadura y el vino o jugo de uva (también hacen lavamiento de los pies). Ellos creen en la comunió n y la poligamia o los que lo hacen (permitiendo el adulterio y la fornicació n legalizada). Permiten que las niñ as menores de 13 añ os se casen en secreto con los líderes religiosos. Los hombres usan chales de oració n con «talit» que representan a todas las leyes del Antiguo Testamento. Ellos enseñ an un vocabulario totalmente nuevo de palabras hebreas para “embellecer” el guardar la ley que muchos de los que está n fascinados por el judaísmo creen que está n haciendo cosas que los primeros cristianos hicieron. Este es un gran engañ o y un peligro. Estos rituales de oraciones y palabras no fueron utilizados por Jesú s, los apó stoles, o los primeros discípulos. Estas practicas heréticas son tan falsas como una misa cató lica con todas sus palabras en latín y rituales. Las mujeres y las niñ as se ven obligadas a cubrirse la cabeza. Estos se convierten en un símbolo má s de la sumisió n al falso movimiento mesiá nico. Es un gran peligro para las mujeres y las niñ as que se les diga si no usan éstos para cubrir la cabeza está n malditos y Dios no escuchará sus oraciones o recibir su adoració n. Hacen uso de todo tipo de vaca, carnero, cabra y cuernos falsos para soplar y actuar como si estuvieran siendo realmente bíblicos. Adoran al tetragrá maton YHVH o YHWH y lo ponen por encima del nombre de Jesú s. Muchos hombres usan ropa de todo tipo de nudos en franjas alrededor de la camisa. Hacen uso de la Ménora, pero lo hacen de una manera falsa. Este es un mal uso de un emblema. No lo usan para representar a Jesú s. En su mayor parte, estos guardianes de la ley no son gente de santidad. Son una mezcla de todo tipo de religió n. Recordemos las Palabras del apó stol Pablo: (Galatas 1:6-9) Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Si usted conoce a alguien que está involucrado en estas sectas peligrosas y heréticas anímele a que salga de allí; no son grupos sanos y enseñ an mandamientos de hombres, y por lo tanto, una falsa doctrina. Son de origen talmú dicos, tradiciones de hombres. Hay que preguntarles: ¿son hijos de Dios o son judíos? Los verdaderos judíos no aceptan a Jesú s como Dios. Pablo dijo: (Gálatas 4:4-7) Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Esto significa que el Señ or coordinó todo, desde la eternidad, para que todo estuviera bajo su perfecto control soberano. Si por desgracia conoces a alguien que se ha dejado convencer por tener débil su fe, es ú til que ores por esta persona y le muestres que está errado en seguir esta herejía. Muchos que se dijeron hermanos en la fe, han sido engañ ados y ahora se encuentran perdidos y en herejía. El apó stol Pablo en su carta a los Gá latas expresó su preocupació n y desagrado cuando los judaizantes intentaron dañ ar la sana doctrina que él había enseñ ado en las iglesias. Estos herejes son enemigos implacables del evangelio y Sataná s los utiliza para sembrar confusió n y discordia en las iglesias. Desgraciadamente, muchos cristianos “de profesió n” alimentados por su ego y complejos, anhelan volverse judíos. Los fariseos modernos los envuelven con sus palabrerías, y por ser débiles en la fe, caen en sus falsas doctrinas. El pueblo escogido de Dios fue ingrato con el Señ or, y por eso, los desecho y puso a la iglesia en su lugar. El pueblo hebreo siempre tuvo quejas, murmuració n, rebelió n contra el liderazgo, desobediencia, idolatría, incredulidad, no tomaron en serio a Dios, se olvidaron de la Biblia, casi nunca oraban. Hoy en día algunos “cristianos” siguen teniendo “mentalidad de esclavos” y desean regresar a las obras para agradar a Dios, segú n ellos, son personas inconstantes, por eso buscan cosas nuevas y tienen una vanidad excesiva. Por lo mismo, creen que la sangre de Cristo no fue suficiente para liberarlos de la ley, y desean regresar al antiguo pacto, desechando el nuevo pacto y el sacrificio de Cristo en la cruz. Nosotros como cristianos verdaderos estamos comprometidos con la verdad y en exponerla a quienes intentan confundir. El diablo utiliza estas sectas heréticas para intentar que la gente se pierda. Espero con todo mi corazó n que este artículo sea de utilidad y sea glorificado mi Señ or a través de su verdad. Bendiciones