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"los españoles que la ven, dicen que ni el puente de Segovia, ni otro de los edificios
que hicieron Hércules ni los romanos, no son cosa digna de verse como esto".
Esto fue llevado al dibujo y esto se convierte en este tipo de representación, que es
considerada como una ciudad ideal y santa: Cusco tiene forma cuadrada, trazo ortogonal de
calles y en un costado un gran santuario (representación idealizada de Sacsayhuaman), esta
imagen repite el trazo de una ciudad perfecta en el renacimiento. El Inca Garcilaso indica:
“Cusco es una huaca y esta es una ciudad santa que santifica tanto a los indios y españoles”,
esta afirmación deslumbro a los europeos.
En el siglo XIX aparece una cartografía más europeizada, del autor
Efrain George Square, que publica un libro sobre Cusco, en la cual
recoge una serie de elementos no precisos pero conceptos que ya se
tenían del Cusco, por ejemplo: El cusco es la forma de puma: la
cabeza de puma es Sacsayhuaman, el vientre es la plaza Waqaypata,
y en el encuentro de los ríos se encuentra la cola de los pumas.
Cusco no solo tiene valor material, sino también el valor inmaterial, que
no se puede tocar pero está vivo como la tradición, costumbres,
folclore, todo eso que se ha heredado en esta región.
Al costado observamos el claustro de San Buena Aventura, era uno de los conventos más
grandes, y con el terremoto de 1950, se afectó el claustro y decidieron demoler la parte de
adelante, quedando un patio abierto en U, con una reja al frente donde funcionaban entidades
públicas. El Plan Copesco realiza la reconstrucción con material contemporáneo, restituyendo
su volumetría.
El edificio sería
una obra nueva
de estilo neo peruano, en ese entonces no
comprendían el tema de restauración y
conservación del patrimonio. Esta obra no
podía ser un homenaje de Garcilaso, ya
que destruirían el testimonio original. No se
comprendió en ese entonces que los
testimonios auténticos son irremplazables.
Si se hubiera reemplazado sería un edificio
sin valor, afortunadamente volvió de Europa el Arq. Víctor Pimentel, que era apreciado por el
presidente Belaunde, cuando Pimentel se enteró el riesgo de la casa Garcilaso, él tuvo una
polémica muy fuerte con muchos testigos en un auditorio en lima y el arquitecto Emilio Terrer
respeto la posición del arquitecto Pimentel.