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- CONFERENCIA 01: “LOGROS Y CONTRADICCCIONES EN LA CONSERVACIÓN Y PUESTA EN


VALOR DE PATRIMONIO URBANO Y ARQUITECTONICO DEL CUSCO.”

COMPRENDER EL VALOR DE LA CIUDAD DEL CUSCO, EL FUTURO DE ESTA ES UNA GRAN


RESPONSABILIDAD QUE COMPROMETE A TODOS SUS CIUDADANOS.

Una de las imágenes más antiguas en el que se hace


referencia al Cusco, es aquella de Pedro Cieza de León del S
XVI, a pocos años de la conquista del Cusco. Esta imagen
realizada en Europa parte de una idealización de la lectura de
crónicas que se hacen en lugares como Venecia, Colonia,
España; representa un paisaje idealizado con un perfil urbano
europeo y los representantes de dos grupos étnicos:
indígenas y españoles.

En 1533, la imagen del Cusco es una interpretación de textos,


por ejemplo, Pedro Sancho de la Hoz, quien acompañó a
Francisco Pizarro en su ingreso al Cusco en 1533, fue
el autor de la primera descripción escrita de la ciudad.
En ella escribió:

"...la ciudad del Cuzco, por ser la principal de todas


donde tenían su residencia los señores [incas], es tan
grande y hermosa, que sería digna de verse aun en
España, y toda llena de palacios de señores, porque
en ella no vive gente pobre".

Luego, al referirse a la colosal "fortaleza" de


Sacsayhuamán, añadió:

"los españoles que la ven, dicen que ni el puente de Segovia, ni otro de los edificios
que hicieron Hércules ni los romanos, no son cosa digna de verse como esto".

Esto fue llevado al dibujo y esto se convierte en este tipo de representación, que es
considerada como una ciudad ideal y santa: Cusco tiene forma cuadrada, trazo ortogonal de
calles y en un costado un gran santuario (representación idealizada de Sacsayhuaman), esta
imagen repite el trazo de una ciudad perfecta en el renacimiento. El Inca Garcilaso indica:
“Cusco es una huaca y esta es una ciudad santa que santifica tanto a los indios y españoles”,
esta afirmación deslumbro a los europeos.
En el siglo XIX aparece una cartografía más europeizada, del autor
Efrain George Square, que publica un libro sobre Cusco, en la cual
recoge una serie de elementos no precisos pero conceptos que ya se
tenían del Cusco, por ejemplo: El cusco es la forma de puma: la
cabeza de puma es Sacsayhuaman, el vientre es la plaza Waqaypata,
y en el encuentro de los ríos se encuentra la cola de los pumas.

La manzana N°37 del Centro Histórico del Cusco, presenta


una densidad de restos arqueológicos. Es una manzana con
características urbanísticas de las canchas y de la
distribución espacial que en gran medida se han
conservado a pesar de sus usos destructivos en la época
de la república: El cuartel del ejército que se encontraba en
este, muchas veces demolieron muros incas, o el
desplazamiento de un muro inca para ampliar la calle
romeritos con el objetivo del paso de vehículos
motorizados.

Cusco no solo tiene valor material, sino también el valor inmaterial, que
no se puede tocar pero está vivo como la tradición, costumbres,
folclore, todo eso que se ha heredado en esta región.

Gracias a los cronistas que estudiaban estas costumbres, como el


sacerdote mercedario aprendiz de Felipe Guamán Poma de Ayala, él
realiza este dibujo a la acuarela, mostrándonos el recuerdo directo del
SXIX de los Incas los cuales después de victorias eran llevados en andas
sobre los hombros de caciques rendidos.

Esta es una pintura del siglo XVIII, que representa el


Corpus Christi, la fiesta máxima de la iglesia católica. En la
plaza se puede observar al obispo Molinedo y Angulo, el más
prestigioso obispo del Cusco en la segunda mitad del
siglo XVII, en la actualidad se continúan con ritos y
costumbres como el rito del obispo con la custodia y bajo pálido, que es una capa de
protección.

Este es un dibujo de Guamán Poma de Ayala que representa una


serie de escenas, un libro de reclamación, quejándose de la
condición de los indígenas y mestizos; lo valioso de esta obra son
sus dibujos.

En esta imagen se representa a la procesión de la momia de un


Inca, entonces para los Incas pasar a la procesión de los santos de
la procesión de las momias Incas, es algo que se aceptó y es por
eso que en el Cusco se mantiene la identidad tradicional del
Corpus Christi.

Gonzales Gamarra pintó escenas en acuarela en 1825, se


estaban recuperando de la caída demográfica del SXIX y la
mayor parte era la población indígena. En esta
representación del Corpus Christi se ve un gran fervor por
la población que tiene similitud con la imagen actual de
esta celebración; además estas acuarelas son testimonios
de las características de la ciudad antes del terremoto de
1950.

Este es un dibujo del Alemán Mauricio


Rugendas, a mediados del siglo XIX, a la
derecha de la imagen podemos ver la barda con
grandes cruces de piedra que rodeaba el gran
atrio de la catedral, este era el gran espacio
que encerraba el cementerio de la catedral.

A inicios de la república, en 1821, en las ideas


congresistas de Hipólito Unanue, que luchó por
imponer ideas de salubridad y modernidad,
hace una campaña para que no se entierren a
las personas en los atrios de las iglesias y se creen cementerios, en el siglo XIX se hablan de los
campo santos como una actividad más sanas y finalmente se dan leyes a favor de esto, pero al
hacer estos cambios se modifican algunos edificios como en este caso la eliminación de la
barda que rodeaba la catedral y la cruz de piedra.
En esta imagen también se puede observar la
barda de la Catedral, que era una especie de
muro.

La fuente original estaba hecha de piedra


posteriormente por un equivocado sentido de
modernidad, esta fuente fue demolida para
comprar una fuente metálica de los Estados
Unidos, era una fuente de catálogo y que
actualmente en el mundo no es la única, ya que
esta pileta fue la quinta del catálogo en
comprar. También, no se le dio a la plaza un
tratamiento adecuado, ya que esta era una
superficie empedrada, una plaza seca, y esto no
se ha respetado.

En esta imagen la Iglesia de San Francisco,


muestra el atrio del cementerio y estaba
cercado con grandes pilares y cruces, las cruces
fueron trasladadas y como en el caso de la
catedral estas estaban adosadas al atrio de la
iglesia.

La torre de Santa Ana, una torre que no era


como la que es ahora, que la han reconstruido
inspirándose en una pintura de Reynoso. Era
una torre de adobe y lamentablemente después
del terremoto de 1950 se reconstruyo con un concepto equivocado.

Al costado observamos el claustro de San Buena Aventura, era uno de los conventos más
grandes, y con el terremoto de 1950, se afectó el claustro y decidieron demoler la parte de
adelante, quedando un patio abierto en U, con una reja al frente donde funcionaban entidades
públicas. El Plan Copesco realiza la reconstrucción con material contemporáneo, restituyendo
su volumetría.

El Glorioso Colegio Nacional de Ciencias,


ocupaba parte de lo que había sido un
Convento, sin embargo afectado por el
terremoto de 1950 no se hiso el esfuerzo de
conservarlo incluso reconstruirlo ya que
formaba parte de la imagen urbana y se realizó
el nuevo colegio, un edificio hecho sin ningún
cuidado, es una sucesión de arcos de tres pisos.
Una perdida para la fisonomía del lugar.
En la iglesia de la Merced, desde su construcción del siglo
XVII, fue uno de los primeros templos barrocos, se creó un
lugar para celebrar la misa para los indígenas que se
resistían a entrar a espacios cerrados, por eso eran misas
al aire libre. El padre daba la misa en el balcón y las
personas se congregaban en el patio posterior, que ahora
en la actualidad aún se mantiene sin ninguna
construcción.

La casa Garcilaso en el siglo XIX, nos muestra que era una


casa familiar, en la parte derecha de la imagen se puede
observar la insinuación de los arcos revestidos, que
posteriormente son liberados durante la restauración.

Su casa debería convertirse en un símbolo pero no fue


comprendido en su momento. Hacia 1940, cuando se hace
el hotel de turistas, se realiza un concurso, el ganador fue
Emilio Terrer y Álvarez Calderón, ellos entran en contactos
con los propietarios de la casa Garcilaso y este le propone
que querían hacer un edificio en esa casa, reemplazar el
edificio.

El edificio sería
una obra nueva
de estilo neo peruano, en ese entonces no
comprendían el tema de restauración y
conservación del patrimonio. Esta obra no
podía ser un homenaje de Garcilaso, ya
que destruirían el testimonio original. No se
comprendió en ese entonces que los
testimonios auténticos son irremplazables.
Si se hubiera reemplazado sería un edificio
sin valor, afortunadamente volvió de Europa el Arq. Víctor Pimentel, que era apreciado por el
presidente Belaunde, cuando Pimentel se enteró el riesgo de la casa Garcilaso, él tuvo una
polémica muy fuerte con muchos testigos en un auditorio en lima y el arquitecto Emilio Terrer
respeto la posición del arquitecto Pimentel.

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