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ÉPOCA COLONIAL

La evolución literaria peruana, al igual que nuestro proceso histórico y cultural, con la invasión española ha
tenido una ruptura en su desarrollo. Desde entonces, el Perú será un país marcado por la interrelación
conflictiva de la herencia cultural andina nativa y de la cultura europea introducida por España; en ese
contexto, la literatura colonial comprende desde fines del siglo XVI hasta a mediados de la primera mitad del
siglo XVIII, fue retórica y artificial en lo formal; religiosa y laudatoria, pero es escasa y pobre. Se distinguen 3
Periodos o etapas en la literatura colonial. Periodo clásico o de la invasión española, Periodo Barroco o de
estabilización y el periodo neoclásico o de influencia francesa.

I.- LA LITERATURA DE LA INVASIÓN ESPAÑOLA Y LA


COLONIA
La literatura peruana colonial fue eminentemente española. Nació con la invasión y con ella se
introdujeron una variedad de formas predominantes por la influencia literario del siglo de Oro Español. Desde
la invasión o conquista pasando por la Colonia hasta la etapa Virreinal; es decir, desde los Siglos XVI hasta
XVIII, hubo un ejercicio de formas literarias que van desde el estilo clásico, neoclásico, culterano o barroco y
posteriormente se enriquecen con influencias francesas e italianas.
El uso de la lengua castellana en el Perú introducido por los españoles logró su predominancia y práctica. En
principio se inventaron coplas y romances, letrillas y décimas y se introdujo ampliamente las crónicas en todos
los niveles culturales; la poesía, la narrativa y el teatro lograron niveles sorprendentes siempre bajo la atmósfera
de la literatura hispánica.
La Literatura Peruana colonial dejó de ser anónima para convertirse en obras firmadas por sus autores. La
literatura de la Conquista que nace en la copla, se desarrolla a través de la crónicas y explican la vida del antiguo
Perú, destacado por Pedro Cieza de León en Crónicas Históricas del Perú
y de las guerras civiles, y el más notable, el Inca Garcilaso de la Vega a través de sus Comentarios Reales de los
Incas. De otro lado, la contribución de Felipe Guarnan Poma de Ayala a través de su Nueva Coránica y Buen
Gobierno, las páginas de Molina, de Santa Cruz; que defienden la óptica indígena de la historia inca. Mientras
que los cronistas españoles que suman una veintena como: (Cobo, Calancha, Murúa, Betanzos, De las Casas,
Ávila entre otros), son la muestra del carácter hispánico, y nos devuelven una literatura proveniente de gente
misionera, soldados, frailes, doctrineros, leguleyos y otros. Tanto la copla como el romance fueron las primeras
especies literarias practicadas en la colonia.
Las letras de la colonia se ve engrandecida con las figuras de Peralta y Barnuevo, Caviedes, Espinosa Medrano,
Concolorcorvo. Amarilis y Olavide. Estos introducen el barroquismo, culteranismo y el neoclasicismo.
Asimismo dos poetisas anónimas sobresalen con sus obras; Discurso en Loor de la Poesía que se atribuye a
Clarinda, y Epístola de Amarilis a Belardo, de Amarilis.
Los temas épicos y heroicos se alzan con dos joyas literarias; La Araucana de Ercilla y el Arauco Domado de
Pedro de Oña y a ello se suma la epopeya religiosa, La Cristiada, de Diego de Hojeda.
Los grandes gongoristas en el Perú se inicia con el padre Juan de Ayllón en 1630 que escribe Relación de los
Veintitrés Mártires del Japón, se suman también el dominico Fray Adriano Alesio, Fernando Velarde, y
Caviedes (conceptista), publica su primera obra criollista y satírica “Diente del Parnaso”; asimismo y a su modo,
Juan de Espinosa Medrano "El Lunarejo", escribe una obra singular “El Apologético” en Favor de D. Luís de
Góngora. En efecto, la figura dominante del siglo XVIII será Pedro de Peralta y Barnuevo con “ Lima Fundada”.
También Esteban Teralla y Landa con su obra “Lima por dentro y fuera”.
Recordemos que Juan de Espinosa Medrano escribió una obra definitivamente barroca: La Novena Maravilla
que se considero una joya de la Prosa Colonial Hispanoamericana.
Recordemos, que la vida política se ve estremecida con la llegada de los españoles y la captura de Atahualpa en
1532; y el imperio incaico ve derrumbarse definitivamente. Surgen los conquistadores y los cronistas están
atentos para rescatar la antigua historia del Perú. En 1535 se funda Lima por el conquistador Francisco Pizarro.
Suceden las guerras civiles y las luchas intestinas entre almagristas y pizarristas que prolongan su sed de codicia
y poder. Más adelante se funda la primera Universidad de América en 1551, la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos. Con la llegada de Virreyes se implantan una serie de instituciones, cabildos, audiencias y otras. El
virreinato. Se da entre (1596-1621).

INCA GARCILASO DE LA VEGA


(Cuzco 1539 - Córdoba, España 1616)
Garcilaso es el prosista genial y la autoridad histórica universalmente decisiva en las letras
hispanoamericanas de la Colonia. También es el primer literato mestizo peruano cuya obra edificó el espíritu de
haber halagado y rescatado la simiente indígena del antiguo Perú, sin ocultar su paridad india y española hasta
hacerla auténtica que iniciará la peruanidad en las letras peruanas. Garcilaso afirmó de este modo su raza como
un símbolo digno de atestiguar en su frase famosa "yo vi, yo fui, yo oí, yo estuve". En efecto, se embebió de las
fuentes directas que le daría el relieve impresionante a su obra histórica. Su madura concepción de la vida inca es
de una veracidad y calidad en su estilo unilateral que por fortuna se le considera el primer gran historiador del
Perú.
El Inca Garcilaso de la Vega funda en su obra cumbre el tema del Perú con magisterio y probidad poseído
de esa "melancólica" semblanza narrativa, cuya "carga sentimental es en verdad intensa y decisiva". De prosa
magistral, además , explica el desgarramiento de su peruanidad jamás postergada que echó luces a su obra en
conjunto. Mestizo a su modo, hijo de dos raza, la india y española, su pluma delata a dos escritores que se
encauzan por un solo río. Creó, es cierto, dos mundos: mitad cuzqueño, mitad español; la del Inca y Capitán. Sin
embargo, Garcilaso pergeñó páginas de ternura que subyuga por la síntesis de su emotiva paridad. Garcilaso
encama la lealtad de sus antepasados que anuncia la nacionalidad peruana. Es unánime la admiración y los
devotos estudios por la obra de Garcilaso, entendiendo que es el primer peruano que nunca negaría su estirpe ni
sufriría su simetría estilística. El encanto de su vocación narrativa creó la crónica sin disminuciones étnicas.
Porras afirma: "En él se funden las dos razas antagónicas de la conquista, unidas ya en el abrazo fecundo del
mestizaje, pero se sueldan, además, indiscutiblemente, y despojadas de odios y prejuicios, las dos culturas,
hoscas y disimiles, del Tahuantisuyo prehistórico y el Renacimiento español". De este modo, unió en simbiosis,
a una sola alma, aquellas dos civilizaciones, que por sus venas corrían aún rivalizándose. Con calor y encendida
emoción, Garcilaso fue escribiendo sus obras, afirmando su estilo de arquitecto, su fibra de historiador nato.
Garcilaso es, sin duda, el primer precursor del indigenismo en la literatura peruana. Su vena indigenista
aspiró a relatar cuadros y frescos del antiguo Perú. Poeta lírico o narrador melancólico, recreó firmemente la vida
del incario: poseído por una lengua cálida, nutrida por su lengua materna que nunca negó, lo hizo para verter la
poesía de nuestra sierra peruana. Garcilaso modifica además las versiones difundidas por cronistas
contemporáneos acerca de nuestros antepasados. Su mejor obra. Comentarios Reales de los Incas es un aula
viva que despierta un conocimiento más cercano de enseñanzas, que la escuela peruana retoma; así Garcilaso
muestra también la verdadera geografía y naturaleza de su época.
Acicateado por sus recuerdos, Garcilaso llega a la historia para consagrarse con un estilo llano y depurado, a
su vez tributa la vida de los indios peruanos, buscando armonizar sus observaciones en un ejemplo ardoroso, que
tampoco fue fragmentario, pero si engloba el espíritu integrador; es por eso que inicia la verdadera literatura
peruana escrita en lengua castellana. Su visión de gran humanista es profunda y estimulante, ahí está su crónica
subjetiva y realista, quehacer que página a página va acondicionando su nacionalidad. El Inca no supo de los
condicionamientos raciales, por eso es antirracista; trató, en efecto, de integrar sus dos vidas, su paridad de
consanguinidad; y nunca quiso recortar ambas visiones; tanto poeta indio y mestizo, americano y español,
Garcilaso sigue representando la más alta emoción literaria del Perú.
Obras: La traducción al Indio de los tres diálogos de amor de León Hebreo, por Garcilaso (1590); La
genealogía de Garci Pérez de Vargas (1598); Historia de la conquista de La Florida (1605); Primera parte de
los Comentarios Reales de los Incas (1609); Historia del Perú (o Segunda parte de los Comentarios Reales
(1617).

LA DEDUCCIÓN DEL NOMBRE PERÚ


Pues hemos de tratar del Perú, será bien digamos aquí cómo se dedujo este nombre, no lo teniendo, los
indios en su lenguaje, para lo cual es de saber que, habiendo descubierto la Mar del Sur Vasco Núñez de Balboa,
caballero natural de Jerez de Badajoz, año de mil y quinientos y trece, que fue el primer español que la descubrió
y vio, y habiéndole dado los Reyes Católicos título de Adelantado de aquella mar con la conquista y gobierno de
los reinos que por ella descubriese, en los pocos años que después desta merced vivió (hasta que su propio
suegro, el gobernador Pedro Arias Avila, en lugar de muchas mercedes que había merecido y se le debían por
sus hazañas, le cortó la cabeza) tuvo este caballero cuidado de descubrir y saber qué tierra era y cómo se llamaba
la que corre de Panamá adelante hacia el sur.
Para este efecto hizo tres o cuatro navíos, los cuales, mientras él aderezaba las cosas necesarias para su
descubrimiento y conquista, enviaba cada uno de por sí en diversos tiempos del año a descubrir aquella costa.
Los navíos, habiendo hecho la diligencias que podían volvían con la relación de muchas tierras que hay por
aquella ribera. Un navío destos subió más que los otros y pasó la línea equinoccial a la parte del sur, y cerca
della, navegando costa a costa, como se navegaba entonces por aquel viaje, vio un indio que a la boca de un río,
de muchos que por toda aquella tierra entran en la mar, estaba pescando. Los españoles del navío, con todo el
recato posible, echaron en tierra, lejos de donde el indio estaba, cuatro españoles, grandes corredores y
nadadores, para que no se les fuese por tierra ni por agua. Hecha esta diligencia, pasaron con el navío por delante
del indio, para que pusiese los ojos en él y se descuidase la celada que le dejaban armada. El indio, viendo en la
mar una cosa tan extraña, nunca jamás vista en aquella costa, como era navegar un navío a todas velas, se admiró
grandemente y quedó plasmado y abobado, imaginando qué pudiese ser aquello que en la mar veía delante de sí.
Y tanto se embebeció y enajenó en este pensamiento, que primero lo tuvieron abrazado los que le iba a prender
que él los sintiese llegar, y así lo llevaron al navío con mucha fiesta y regocijo de todos ellos. Los españoles
habiéndolo acariciado porque perdiese el miedo que de verlos con barbas y en diferente traje que el suyo había
cobrado, le preguntaron por señas y por palabras qué tierra era aquella y cómo se llamaba. El indio, por los
ademanes y meneos que con manos y rostro le hacían (como a un mudo) entendía que le preguntaban mas no
entendía lo que le preguntaban y a lo que entendió que era el preguntarle, respondió a prisa (antes que le hiciesen
algún mal) y nombró su propio nombre, diciendo Berú, y añadió otro y dijo Pelú. Quiso decir: "Si me preguntáis
cómo me llamo, yo me digo Berú, y si me preguntáis dónde estaba, dijo que estaba en el río" Porque es de saber
que el nombre Pelú en el lenguaje de aquella provincia es nombre apelativo y significa río en común como luego
veremos en un autor grave. A otra semejante pregunta respondió el indio de nuestra historia de la Florida
con el nombre de su amo, diciendo Brezos y Bredos, libro sexto, capítulo quince, donde yo había puesto este
paso a propósito del otro; de allí lo quité por ponerlo ahora en su lugar. Los cristianos entendieron conforme a su
deseo, imaginando que el indio les había entendido y respondido apropósito, como si él y ellos hubieran hablado
en castellano, y desde aquel tiempo, que fue el año de mil quinientos y quince o diez y seis, llamaron Perú aquel
riquísimo y grande Imperio, corrompiendo ambos nombres, como corrompen los españoles casi todos los
vocablos que tornan del lenguaje de los indios de aquella tierra, porque si tomaron el nombre del indio, Berú,
trocaron la b por la y, y si el nombre Pelú, que significa río, trocaron la í por la r, y de una manera o de otra
dijeron Perú. Otros, que presumen de más repulidos y son los más modernos, corrompen dos letras y en sus
historias dicen Piró. Los historiadores más antiguos, como son Pedro Cieza de León y el contador Agustín de
Zarate y Francisco López de Gómara y Diego Fernández natural de Falencia, aun el muy reverendo Padre Fray
Jerónimo Román, con ser de los modernos, todos le llaman Perú y no Piró. Y como aquel paraje donde esto
sucedió acertase a ser término de la tierra que los Reyes Incas tenían por aquella parte conquistada y sujeta a su
Imperio, llamaron después Perú a todo lo que hay desde allí, que es el paraje de Quito hasta los Charcas, que fue
lo más principal que ellos señorearon, y son más de setecientas leguas de largo, aunque su imperio pasaba hasta
Chile, que son otras quinientas leguas más adelante y es otro muy rico y fertilísimo reino.

De Coméntanos Reales, libro I , Cap. IV.

LA POESÍA DE LOS INCAS AMAUTAS, QUE SON FILÓSOFOS Y HARAUICUS, QUE SON
POETAS
No les faltó habilidad a los amautas, que eran los filósofos, para componer comedias y tragedias, que en días
de fiestas solemnes representaban delante de sus Reyes y de los señores que asistían en la corte. Los presentantes
no eran viles, sino Incas y gente noble, hijos de curacas y de los mismos curacas y capitanes, hasta maeses de
campo, porque los autos de las tragedias se representaban al propio, cuyos argumentos siempre eran de hechos
militantes, de triunfos y victoriosas, de las hazañas y grandezas de los Reyes pasados y de otros heroicos
varones. Los argumentos de las comedias eran de agricultura, de hacienda, de cosos caseras y familiares. Los
representantes, luego que se acababa la comedia se sentaban en sus lugares conforme a su calidad y oficios. No
hacían entremeses deshonestos, viles y bajos: todo era de cosas graves y honestas, con sentencias y donaires
permitidos en tal lugar. A lo que se aventajaban en la gracia de representar les daban joyas y favores de mucha
estima.
De la poesía alcanzaron otra poca porque supieron hacer cortos y lardos, con medida de sílabas: en ellos
ponían sus cantares amorosos con tonadas diferentes como se ha dicho. También componían en verso las
hazañas de sus Reyes y de otros famosos Incas y curas principales, y los enseñaban a sus descendientes por
tradición, para que se acordasen de los buenos hechos de sus pasados y los imitasen. Los versos eran pocos,
porque la memoria los guardase, empero muy compendiosos, como cifras. No usaron de consonante en los
Versos; todas eran sueltos. Por la mayor parte semejaban a la natural compostura española que llaman
redondillas. Una canción amorosa compuesta en cuatro versos me ofrece la memoria; por ellos se verá el artificio
de la compostura y la significación abreviada, compendiosa de lo que en su rusticidad querrían decir. Los versos
amorosos hacían cortos, porque fuesen más fáciles de tañer en la flauta. Poner también la tonada en puntos de
canto de órgano, para que se viera lo uno y lo otro, mas la impertinencia me excusa del trabajo.
La canción es la que sigue y su traducción en castellano:

QUIERE DECIR:
Cayllapi Aquí no más
Puñunqui dormirás
chaupituta media noche
hamúsac. yo vendré.
Y más propiamente dijera: veniré, sin el pronombre yo, haciendo tres silabas del verbo, como la hace el indio,
que no nombra la persona, sino que la incluye en el verbo, por la medida del verso. Otras muchas maneras de
versos alcanzaron los Incas poetas, a los cuales llamaban haráuec, que en propia significación quiere decir
inventador y cantor. En los papeles del Padre Blas Valera hallé otros versos que él llama pondaicos: todos son
de a cuatro sílabas, a diferencia de estrotos que son de a cuatro y de a tres. Escríbelos en indio y en latín: son en
materia de Astrología. Los incas poetas los compusieron filosofando las causas que Dios puso en la región del
aire, para los truenos, relámpagos y rayos, y para granizar, nevar y llover todo los cual dan a entender en los
versos, como se verá. Hiciéronlos conforme a una fábula que tuvieron, que es la que sigue: Dicen que el Hacedor
puso en el cielo una doncella, hija de un Rey, que tiene un cántaro lleno de agua, para derramarla cuando la tierra
la ha menester, y que un hermano della lo quiebra sus tiempos, y que de golpe se causan los truenos, relámpagos
y rayos. Dicen que el granizar, llover y nevar lo hace la doncella, porque son hechos de más suavidad y blandura
y de tanto provecho. Dicen que un Inca poeta y astrólogo hizo y dijo los versos loando las excelencias y virtudes
de la dama, y que Dios se las había dado para que con ellas hiciere bien a las criaturas de la tierra. La fábula y los
versos, dice el Padre Blas Valora que halló en los nudos y cuentas de unos anales (relatos) antiguos, que
estaban en hilos de diversos colores, y que la traducción de los versos y de la fábula se la dijeron los indios
contadores, que tenían cargo de los nudos y cuentas historiales, y que, admirado de que los amautas hubiesen
alcanzado tanto los versos y los tomó de memoria para dar cuenta dellos. Yo me acuerdo haber oído esta fábula
en mi niñez con otras muchas que me contaban mis parientes, pero, como niño y muchacho, no les pedí la
significación, ni ellos me la dieron. Para los que no entienden indio ni latín me atreví a traducir los versos en
castellano, arrimándome más a la significación de la lengua que mamé en la leche que no la ajena latina, porque
lo poco que della sé lo aprendí en el mayor fuego de las guerras de mi tierra, entre armas y caballos, pólvora y
arcabuces, de que supe más que de las letras.
El padre Blas Valera imitó en su latín, las cuatro sílabas del lenguaje indio en cada verso, y está muy bien
imitado; yo salí dellas porque en castellano no se pueden guardar, que, habiendo de declarar por entero la
significación de las palabras indias, en unas son menesteres más sílabas y en otras menos. Ñusta, quiere decir
doncella de sangre real, y no se interpreta con menos, que, para decir doncella de las comunes, dicen tazque,
china llaman a la doncella muchacha de servicio.
Illapántac es el verbo; incluye en su significación la de tres verbos que son tronar, relampaguear y caer rayos,
y así los puso en dos verbos el Padre Maestro Blas Valera, porque el verso anterior, que es Illapántac.
Unu es agua, para es llover, chicchi es granizar, riti nevar. Pacha Cámac quiere decir el que nace con el
universo lo que el alma con el cuerpo. Viracocha es nombre de un dios moderno que adoraban, cuya historia
veremos adelante muy a la larga. Chura quiere decir poner, cama es dar alma, vida, ser y sustancia. Conforme a
esto diremos lo menos mal que supiéramos, sin salir de la propia significación del lenguaje indio. Los versos son
los que siguen, en las tres lenguas:

QUECHUA LATÍN CASTELLANO

Súmac ñusta Pulcra Nimpha Hermosa doncella


Toralláiquim Frater tuus Aquese tu hermano
Puiñuy quita Urnam tuam El tu cantarillo
Paquir cayan Lo está quebrando
Hiña Mantara Nunc infringit Cuius ictus y de aquesta causa
Cunuñunun Tanat fulget Truena y relampaguea
Illapántac Fulminatque También caen rayos.
Camri ñusta Sed tu Ninpha Tú, real doncella.
Unuiquita Tuam limphan Tus muy lindas aguas.
Para munqui Fundens pluis Nos darás lloviendo.
Mai ñimpiri Interdumque También a las veces.
Chiri munqui Grandinen, seu Granizar nos has
Riti munqui Niven mitis Nevarás, asimismo
Pacha ruraq Mundi factor El hacedor del mundo
Pacha camaq Pacha Camac El Dios que le anima
Vira cocha Vira cocha El gran Viracocha
Cai hinapaq Ad hoc munus Para aqueste oficio
Churasunqui Te sufficit Ya te colocaron
Camasunqui Ac praeficit Y te dieron alma

Esto puse aquí para enriquecer mi pobre historia, porque cierto, sin lisonja, se puede decir que todo lo que el
Padre Blas Valera tenía escrito eran perlas y piedras preciosas. No mereció mi tierra verse adornada dellas.
Dícenme que en estos tiempos se dan muchos los mestizos a componer en indio estos versos, y otros de
muchas maneras, así a lo divino como a lo humano. Dios les de su gracia que le sirvan en todo.
Tan tasada y tan cortante como se ha visto sabían los Incas del Perú las ciencias que hemos dicho, aunque si
tuvieran letras las pasaran adelante poco a poco, con la herencia de unos a otros, como hicieron los primeros
filósofos y astrólogos. Sólo en la Filosofía se extremaron, así en la enseñanza della como en usar las leyes y
costumbres que guardaron, no sólo entre los vasallos, cómo se debían tratar unos a otros, conforme a la ley
natural, mas también como debían obedecer, servir y adorar al Rey y a los superiores y cómo debía el Rey
gobernar y beneficiar a los curacas y a los demás vasallos y ciencia se desvelaron tanto que ningún
encarecimiento llega a poner en su punto, porque la experiencia della les hacía pasar adelante, perfeccionándola
de día en día y de bien en mejor, la cual experiencia les faltó en las demás ciencias, porque no podían
manejarlas tan materialmente como la moral ni ellos se daban a tanta especulación como aquellas requieren,
porque se contentaban con la vida y ley natural, como gente que de su naturaleza era más inclinada o no hacer
mal que a saber bien. Mas con todo eso Pedro de Cieza de León, capítulo treinta y ocho, hablando de los incas y
de su gobierno, dice: "Hicieron tan grandes cosas y tuvieron tan buena gobernación, que pocos en el mundo les
hicieron ventaja", etc. Y el Padre Maestro Acosta, libro sexto, capítulo primero, dice lo que se siguen en favor de
los incas y de los mexicanos.
"Habiendo tratado lo que loca a la religión que usaban los indios, pretendo, en este libro escribir sus
costumbres y policía y gobierno para dos fines. El uno, deshacer la falsa opinión que comúnmente se tiene
dellos como de gente bruta y bestial y sin entendimiento, o tan corta que apenas merece ese nombre: del cual
engaño se sigue hacerles muchos y muy notables agravios, sirviéndose dellos poco menos de animales y
despreciando cualquiera genero de respeto que se les tenga, que es tan vulgar y tan pernicioso engaño, como
saben los que con algún celo y consideración han andado entre ellos y visto y sabido sus secretos y avisos, y
juntamente; el poco caso de que ellos hacen los que piensan que saben mucho, que son de ordinario los más
necios y los más confiados de sí. Esta tan perjudicial opinión no veo medio con que pueda mejor deshacerse
que con dar a entender el orden y mucho de proceder que estos tenían cuando vivían en su ley, en el cual,
aunque tenían muchas cosas de bárbaros y sin fundamento, pero había también otras muchas dignas de
admiración, por las cuales se deja bien entender que tienen natural capacidad para ser bien enseñados, y aun en
gran parte hacen ventaja a muchas de nuestras repúblicas. Y no es de maravillar que se mezclasen yerros graves,
pues en los más estirados de los legisladores y filósofos se hallan, aunque entre Licurgo y Platón en ellos, y en
las más sabias repúblicas como fueron la romana y la ateniense, vemos ignorancias dignas de risa, que cierto de
las repúblicas de los mexicanos y de los incas se refieran en tiempo de romanos o griegos, fueran sus leyes y
gobierno estimados. Mas como sin saber nada desto entramos por la espada sin oírles ni atenderles, no nos
parecen que merecen reputación las cosas dellos indios, sino como de caza habida en el monte y traída para
nuestro servicio y antojo.
Los hombres más curiosos y sabios que han penetrado y alcanzado sus secretos, su estilo y gobierno antiguo,
muy de otra suerte lo juzgan, maravillándose que hubiese tanta orden y razón entre ellos, etc.
Hasta aquí es del Padre Maestro Joseph de Acosta, cuya autoridad, pues tan grande, valdrá para todo lo que
hasta aquí hemos dicho y adelante diremos de los incas, de sus leyes y gobierno y habilidad, que una dellas
fueron que supieron componer en prosa, también como en verso, fábulas breves y compendiosas por víade
poesía para encerrar en ellas doctrina moral o para guardar alguna tradición de su idolatría o de los hechos
famosos de sus Reyes o de otros grandes varones, muchas de las cuales quieren los españoles que no sean
fábulas, sino historias verdaderas, porque tienen alguna semejanza de verdad. De otras muchas hacen burla, por
parecerles que son mentiras mal compuestas, porque no entienden la alegría dellas. Otras muchas hubo
torpísimas, como algunas que hemos referido. Quizá en el discurso de la historia se nos ofrecerán algunas de las
buenas que declaremos.

De Comentarios Reales Lib. II, Cap. XXVII

II.- PERIODO BARROCO O DE ESTABILIZACIÓN COLONIAL


Este periodo, abarca casi, todo el siglo XVII y la primera mitad de siglo XVIII, el Virreinato del Perú vive su
época de apogeo, y conoce una relativa prosperidad gracias a la producción minera. Durante esta época se
desarrolla una literatura que sigue los modelos barrocos vigentes en la metrópoli española, y que está
estrechamente ligada a las actividades de la corte virreinal de Lima. La creación literaria se muestra más
cortesana, laudatoria (alabadora) y sin originalidad.
Los límites culturales y artísticos por la Santa Inquisición, llevó sólo a copiar o imitar lo que se hacía en
España; en tal sentido, se cultivó una poesía y prosa barrocas al estilo del gran poeta del Siglo de Oro Español
Luis de Góngora y Argote.
REPRESENTANTES DEL PERIODO BARROCO O DE ESTABILIZACIÓN COLONIAL. Son: Diego
de Hojeda, "Amarilis", Juan de Espinosa Medrano "El Lunarejo", Juan del Valle y Caviedes, Pedro Peralta
Barnuevo.
AMARILIS
(Huánuco - Siglo XVII)

Amarilis es revelada en La Filomena en 1621 por Lope de Vega. A manera de carta literaria le envía su
Epístola de Amarilis a Belardo. Esta obra es considerada la muestra platónica más importante sobre el habla
amorosa y literaria en las letras de la Colonia. Escrita en Silva, entre endecasílabos y heptasílabos, su autora
muestra el estilo petrarquista y el tono de Ovidio. Plantea en su escritura dieciocho estrofas con dieciocho versos
cada cual. Amarilis se entrega a develar su amor platónico, su denodada admiración que idealiza hasta la
confesión. El origen indiano de Amarilis lo revela el propio Lope de Vega, por aquel envío epistolar. Con esta
obra en verso, se perfecciona el lirismo que no se vuelve a repetir en nuestras letras, ni menos en la Colonia.

EPÍSTOLA DE AMARILIS A BELARDO


(Fragmento)
1 de descubrirme a tí, y a mí dañarme.
Tanto como la vista, la noticia Mas, ¿qué daño podrá nadie hacerme
de grandes cosas suele las más veces que tu valer no pueda defenderme?
al alma tiernamente aficionarla, Y tendré gran disculpa,
que no hace el amor siempre justicia, si el amarte sin verte, fuera culpas,
ni los ojos a veces son jueces que el mismo, que lo hace,
del valor de la cosa para amarla: probó primero el lazo en que me enlace,
mas suele en los oídos retratarla durando para siempre las memorias
con tal virtud y adorno, de los sucesos tristes,
haciendo en los sentidos un soborno que en su vergüenza cuentan las historias.
(aunque distinto tenga el sujeto, 4.
que en todo y en sus partes es perfecto), Oí tu voz, Belardo: mas ¿qué digo?
que los inflama todos, no Belardo, milagro han de llamarte,
y busca luego artificiosos modos, éste es tu nombre, el cielo te lo ha dado,
con que puede entenderse y Amor, que nunca tuvo paz conmigo,
el corazón, que piensa entretenerse, te me presentó parte por parte,
con dulce imaginar para alentarse en ti más que en sus fuerzas confiado:
sin mirar que no puede mostróse en esta empresa más que en sus fuerzas
amor sin esperanza sustentarse. confiado:
2. mostróse en esta empresa más osado,
El sustentarse de amor sin esperanza, por ser el artificio
es fineza tan rara, que quisiera peregrino en la traza y el oficio
saber si en algún pecho se ha hallado, otras perlas del alma quebrantando,
que las más veces la desconfianza no por los míos que velando
amortigua la llama que pudiera están en gran pureza:
obligar con amar lo deseado; mas por vidos, cuya fortaleza
mas nunca tuve por dichoso estado amar bienes ha sido y es tan fuerte,
posibles, que por ellos no entró sombra de muerte,
sino aquellos que son más imposibles que tales son palabras demandadas,
A éstos ha de amar un alma osada; si vírgenes las oyen,
pues para más alteza fue criada que ha Dios han sido y son sacrificadas
que la que el mundo enseña; 7
y así quiero hacer una reseña Allá deseo en santo amor gozarte,
de amor dificultoso, pues acá es imposible poder verte,
que sin pensar desvela mi reposo, y temo tus peligros y mis faltas;
amando a quien no veo y me lastima: tabla tiene el naufragio, y escaparte
ved que extraños contrarios, puedes en ella de la eterna muerte,
venidos de otro mundo y de otro clima. si del bien frágil al divino saltas,
las singula nas obras,
3. con que fama res gracias, con que esmaltas
A fin en éste, donde el sur me esconde, tus sobera
oí, Belardo, tus conceptos bellos, inmortal continuo cobras,
tu dulzura y estilo milagroso; empléalas de hoy mas con versos lindos
vi con cuánto favor te corresponde en soberanos y divinos pindos:
el que vio de su Dafne los cabellos tus divinos mundo a quien lo sigue,
trocados de su daño en lauro umbroso en vez de premio concetos
y admirando tu ingenio portentoso, allí serán
no puedo reportarme más dulces y perfectos:
que el
al bienhechor persigue,
y contra la virtud apresta el arco
con ponzoñosas flechas
de la maligna aljaba de Aristarco.
11
De padres nobles dos hermanas fuimos,
que nos dejaron en temprana muerte,
aún no desnudas de pueriles paños.
El cielo y una tía, que tuvimos,
suplió la soledad de nuestra suerte:
con el ampara suyo algunos años
huímos siempre se sabrosos daños:
y así nos inclinamos
a virtudes heroicas, que heredamos:
de la beldad, que el cielo acá reparte.
nos cupo según dicen, mucha parte,
con otras muchas prendas:
no son poco bastantes las haciendas
al continuo sustento;
y estamos juntos, con tan gran contento,
que una alma, a entrambas rige y nos gobierna,
sino que haya tuyo y mío,
sino paz amorosa dulce y tierna.
12
Ha sido mi Belisa celebrada,
que ése es su nombre, y Amarilis, mío,
entrambas de afición favorecidas:
yo he sido a dulces musas inclinada;
mi hermana, aunque menor, tiene más brío',
y partes, por quien es, muy conocida;
a fin todas han sido merecidas
con alegre himeneo
de un joven venturoso, que en trofeo
a su fortuna vencedora palma
alegre la rindió prendas del alma.
Yo, siguiendo otro trato,
Contenta vivo en limpio celibato,
con virginal estado
a Dios con grande afecto consagrando,
y espero en su bondad y en su grandeza
me tendrá de su mano,
guardando inmaculada mi pureza.
De la filomena con otras diversas rimas, prosas y versos de
Lope de Vega.

DIEGO DE HOJEDA
La Cristíada de Hojeda es una obra devota, religiosa y es el poema épico de la religiosidad cristiana. La
primera edición de esta obra apareció en 1611 en Sevilla. Libro escrito en verso. La Cristiada, “Empieza el
poema con la Cena del Salvador y acaba en el Calvario, apenas ha expirado en el sacro madero Nuestro Señor
Jesucristo, siguiendo con el relato de los Evangelistas. Fray Diego de Hojeda narra y amonesta al lector y en ella
refiere los padecimientos del Redentor con gráfica pluma, con toques de verdad asombrosa, con la verdad que
ponían en sus huertos y en sus lienzos los escultores y pintores españoles de los siglos XVI y XVII. La
Crístiadaes una joya de la literatura española, en tanto busca ser el poema épico que versa sobre el universo de
Jesús. Obras: Canción (en elogio de Pedro de Oña); La Cristiada del Padre Maestre Fray Diego de Hojeda.
Regente de los Estudios de Predicadores de Lima. Que trata de la vida y muerte de Cristo nuestro Salvador,
Sevilla 1611.

LA CRISTÍADA
(fragmentos)"
Bendíganle sus obras memorables, el cielo azul de blancas nubes orne,
los grandes orbes y ángeles dichosos, tu cruz yo abrace, y me deleite en ella,
y las aguas del orbe invariable y con su ilustre púrpura me adorne;
que están sobre los cielos espaciosas: y cuando la más linda y clara estrella
los dos ojos del mundo perdurables, a dar su nueva luz al aire tome,
las estrellas de rayos luminosos, mi alma halle al árbol de la vida,
y los finos planetas le bendigan, y a ti, su fruto saludable, asida.
y siempre santo, santo, santo digan.
Y cuando el sol por la sublime cumbre
El fuego bravo, el riguroso estío en medio esté de su veloz carrera,
el aire puro el desgarrado viento, la santa luz, con su divina lumbre
la nieve empedernida, el crudo frío más ardiente que el sol, mi pecho hiera;
la luz bella, el diáfano elemento, y al tiempo que la noche más se encumbre
el seco ardor, el húmedo rocío; con negras plumas en la cuarta esfera,
la pacífica tierra, el mar violento, ya a los pies de tu cruz, devoto y sabio,
los días y las noches le bendigan tus llagas besé con humilde labio.
y siempre santo, santo, santo digan,
Cuando el suelo a los ojos monte
Los peñascos y montes empinados, los cierre, allí tu cruz se me presente,
y los campos y vegas extendidas, y cuando a la vigilia me levante,
y los bosques y valles dilatados, ella tu dulce cruz me represente:
y las yerbas y plantas bien nacidas, cuando me vista, vista el rutilante
las fuentes y arroyuelos argentados, ornato de tu cruz resplandeciente,
y los hombres le digan santo, santo, y moje, cuando coma, en tu costado
santo en devoto y dulce y grave canto... el primero y el último bocado...

...Mas ¡ay, que baja por el aire apriesa ...Y la Virgen acude: "Es mi querido
sobre el cuerpo de Cristo el fiero azote! blanco y rojo, excelente y escogido.
¡Ay Dios, que de sacar sangre no cesa,
para que toda en el dolor se agote "En su linda cabeza de oro fino,
la cruel disciplina! ¡Ay Dios amado! y oro que nunca tuvo semejante;
¡Ay Jesús, por mis culpas azotado! porque es de la sustancia y ser divino
y a enamorar al mismo Dios bastante;
Yo pequé, mi Señor, tú padeces; su cabello también es peregrino;
yo los delito hice, y tú los pagas; que si bien es hermoso y rutilante,
si yo los cometí, tú ¿Qué mereces, les de color de cuervo, y siempre sube,
que así te ofenden con sangrientas llagas ? cual palma enhiesta, a la postrera nube.
Mas voluntario, tú, mi Dios, te ofreces;
tú del amor del hombre te embriagas; "Sus ojos de paloma refulgente
y así, porque le sirva de disculpa lavada en leche pura y agua clara,
quiere llevar la pena de su culpa... que resplandecen en su blanca frente
con rara honestidad y alteza rara;
...Dame, Señor, que cuando el alba bella donde cogen las gracias envidiosas
jazmines, lirios, clavelinas, rosas. ¿y aquellas manos quién les hace agravios?
O ¿qué impiedad les puede ser contraria?
"Son de ardiente coral sus bellos labios, Que de oro son, y de oro liberales,
o de roja azucena extraordinaria, y llenas de jacintos celestiales".
que en mirra pura mil conceptos sabios De la Cristiada
envuelven de doctrina ilustre y varía;

JUAN DE ESPINOSA MEDRANO EL LUNAREJO"


(Calcauso Apurímac 1632 - Cuzco, 1688)

Juan de Espinosa Medrano, (1629 -1688), escritor peruano, gran figura del barroco americano y, sin duda, autor
del más importante ejemplo de prosa crítica y erudita del periodo y es c onsiderado el Fénix peruano,
Demóstenes de Indias, o Tertuliano de América; en efecto, el Lunarejo fue un prosista melifico, seguidor del
barroco y su espectáculo pomposo. Como ningún escritor de su época, salvo Peralta, Espinosa Medrano fue
gongorino elegante, ilustrador de imágenes, a nuestro modo el Góngora peruano que se acercó al conceptismo
lírico que por sentencioso nos recuerda a Gracián. "Doctor Sublime" para sus amigos y discípulos, es el
culterano más celebrado de nuestras letras peruanas. Espinosa Medrano no escapó de la influencia de España, de
ese siglo que estuvo bajo el deslumbramiento gongorino, y a la que tampoco se alejó de la mitología
inspirándose en las preseas de la literatura grecolatina. Espinosa Medrano tuvo el acierto de ejercer en el Perú la
maestría del culteranismo. Su talento precoz le ganó la admiración de gente ilustrada y curial de su época. Su
pluma faustuosa ennoblece su obra La Novena Maravilla, libro de prosa de originalísimo sello que seduce por
ser resplandeciente rinde un culto a la forma. Espinosa Medrano denota el estilo recargado y tendiente a la
decoración tropicalista.
Suena hasta increíble que lo mejor de El Lunajero no se haya reeditado y esté postergado o permanezca en
el olvido, es decir, La Novena Maravilla que se considera la Joya más importante de la Prosa Colonial
Hispanoamericana. Concebida dentro de la literatura tomística en loor del cristianismo, mezcla con solvencia el
latín, forma idiomática universal predominante de la época, y que el Lunarejo ejercitará con sabiduría y
precisión. En efecto, el Lunarejo fue un indígena puro, de raza india, supo ser heredero de la estirpe literaria de
Góngora a quien le profesa una admiración irrenunciable. En su defensa escribe El Apologético que se
considera universalmente celebrado sobre la obra del poeta Cordobés.
Espinosa Medrano hijo dilecto de Calcauso (Apurimac), criado entre campesinos humildes e indígenas
tiernos estuvo predestinado para una vida superior. El Lunarejo suele ser más admirado que leído. En nuestros
tiempos su fama se debe más a estudios de biografos que a la lectura de sus obras. Espinosa Medrano sólo
decidió escribir reliquias literarias. Con su obra el gongorismo cerró el esplendor de la literatura colonial en el
Perú.
Obras: Apologético en favor de D. Luis de Góngora príncipe de los poetas líricos de España 1662; Discurso
sobre si en un concurso de opositores a beneficio curado debe ser preferido; Panegírica declaración por la
protección de las ciencias y estudios; La novena maravilla nuevamente hallada en los panegíricos sagrados
(1695); El hijo pródigo, (drama): Amar su propia muerte (drama), También escribió teatro religioso en quechua
y español, y tradujo a Virgilio al quechua; se sabe también que escribió poesía y que tal vez compuso música.

LA NOVE NA MARAVILLA
(Versión moderna de César Toro Montalvo)

LALIRA DE ORFEO
Aquella Lira de Orfeo fue muy célebre en la Antigüedad tan canoramente atractiva, y tan poderosamente
dulce sonaba, que no sólo conducía a los hombres y las fieras a su concierto; si no que arrastraba las selvas, y se
arrebataba los riscos. Tañíala Orfeo, y cercábanle al punto las peñas y los troncos, rodeados de chopos y de
robles; ceñido de rocas y similares clausuraban en fin los sonoros hechizos de su melodía. Faltó Orfeo al mundo
y mintieron, que Júpiter, porque no quedase en él cosa tan divina, colocó la Lira en el Cielo Estrellado. Véase su
imagen debajo de la corona de Ariadna y sobre la serpiente, como enseñan a los astrólogos. Pero ni aún en el
cielo olvida sus encantos; porque al revolverse el globo al rápido tumbo de las Esferas, todo ese vulgo brillador
de nocturnos diamantes se va tras la Lira. Siguiendo la Lira van atónito al resplandor, y con luden te embeleso
las Estrellas.

LAS ÁGUILAS Y EL DIVINO PROMETEO


En un nevado risco de los del Cáucaso gemía encadenado el audaz Prometeo, y un águila voraz le pacía el
corazón cebando en sus entrañas el corvo sanguinoliento pico, corazón tan porfiadamente perdurable; que por
más que noche y día le gastaban, tomaba a restaurarle, y crecer a la perpetuidad de aquel tormento. Mericiolo
(dicen) porque subiéndose al Cielo, había hurtado de la rueda de el mismo Sol la inmortal llama del fuego de la
vida, y traídolo a la tierra, para animar con él cierta Estatua de barro, que con primor había fabricado. Infundióle
la llama, vivió el barro, y quedó hombre. Mentiras tuyas, o Grecia; que el verdadero Prometeo no es sino Cristo,
a quien si no en el Calvario, a blasfemos rigores, rasgados el pecho. Hay en el Cáucaso de la Iglesia, entre las
nieves de cándidos accidentes aprisionado, le muestra aquella Roca de Cristal, o aquel cristal de Roca: Cáucaso
abruptior (dijo Tertuliano) (fuidni? Avud quem verus Prometheus deus Omnipotens bafphemijs lancinatur.
(Adu Marcion.) El fue, quien subiendo a los Cielos arrebató del mismo inefable círculo de la Divinidad el fuego
de la vida en su Soberano Espíritu. Hurto fue en Prometeo: furtumque Promethei. No en Cristo, que a fuer de la
consubstancialidad con su Eterno Padre producir al Espíritu Santo, y enviarles en llamas de su aliento, no fue
rapiña, si no igualdad: non rapínam arbitratus effe aequalem Deo. Arrojóle a la tierra para vivificar hombres de
barro, que fabricado había para cielos del orden sobrenatural. Pero en verdad, que le pacen al Divino Prometeo el
corazón, que corazón suyo es la Eucaristía: (dijo Alberto el Grande) Nom mínima coráis eius partícula eft
Eucharistía. corazón, que en tantos siglos, y de tantos picos comidos, ni se gasta, ni acaba; antes renace
Sacramentalmente repetido con perpetuidad incesable, para cebarnos Águilas en su Cuerpo: Vbícumque fuerit
Corpus, ibi congregabuntur, el Aquilae.. A comerle pues medio lado, generosas Aves, que hacía el roto costado
está el verbo vertiendo los néctares de su corazón en aquel Pan, el Espíritu Santo derramando lluvias de luz en
sus lenguas, María rebozando todas estas gracias en tu plenitud: Supliquémosla, nos alcance alguna, saludándola
con el Ángel: Ave Gratia Plena..

EL HIJO PRÓDIGO.
El Hijo Pródigo es un drama de carácter religioso que se enraíza con el teatro quechua. Como su nombre lo
sugiere, la obra es una versión de la parábola bíblica, pero con fuertes elementos indígenas. El hijo menor Kuyaj
Yaya, Hurin Saya, joven convertido al cristianismo, inicia un viaje con la finalidad de conocer el mundo,
enriquecer sus conocimientos y deleitarse con todo lo bueno que pueda encontrar en la vida. En su travesía lo
acompañan Diospa Simin (la palabra de Dios), que permanentemente lo aconsejará para que no se desvíe del
buen camino, y Uku (el cuerpo), que es un bufón. Los tres se encuentran primero con Huayna Qari, símbolo de
la juventud, y luego con mundo, que es sinónimo de diversión, de placeres. Mundo le presenta a su hermana
Aicha, que representa a la voluptuosidad, y Huarin Saya se enamora perdidamente de ella, e inicia una vida
licenciosa que lo destroza física y moralmente. Harapiento y desfigurado, busca a sus amigos de diversión, pero
todos lo rechazan porque ya no tiene dinero para gastar en la fiesta, en su desesperación, el joven cristiano se
hace sirviente del Diablo. Entristecidos por sus penurias, al final de la obra, la palabra de Dios lo rescata del
infierno, y Hurin Saya regresa a su hogar, donde su padre lo recibe jubiloso ante la protesta del hermano mayor,
Hanan Saya, que no había salido de su casa.

3.- PERIODO DEL NEOCLASISMO Y LA ILUSTRACIÓN O


PERIODO DE CRISIS DEL ORDEN COLONIAL
Es el periodo que se extiende desde mediados del siglo XVIII hasta el desencadenamiento de las luchas
idependentistas, el Virreinato del Perú vive una época de crisis que llevará a su derrumbe final. El orden colonial
es cuestionado, primero por vastos movimientos sociales indígenas, como la rebelión de Túpac Amaru, y más
tarde por los grupos criollos que conseguirán organizar la república peruana. A lo largo de este periodo, van
ganando fuerza en el Perú las ideas de la ilustración y las nuevas corrientes literarias del Neoclasicismo, muy
influidas por los modelos franceses.
Etapa de la influencia francesa.- (XVIII). La influencia francesa se hizo sentir en las colonias hispanas, como
reflejo de la preponderancia político-cultural de Francia en Europa. Llega al mar Pacífico naves francesas, con
científicos y libros que informan de la nueva realidad europea, sobre todo de las ideas liberales que inspiraron
las obras de Voltaire, Montesquieu y Diderot. En 1780 estalla la gesta revolucionaria de Túpac Amaru que tiene
proyecciones continentales.
El ambiente literario dio lugar también a la publicación de una obra de carácter popular: “El lazarillo de los
Ciegos Caminantes”, cuyo autor se esconde en el sobrenombre de Concolorcorvo.
Principales representantes: Pablo de Olavide y Jáuregui, Pedro de Peralta y Rocha Benavides, Concolorcorvo,
(Alonso Carrio de la Vandera).

CONCOLORCORVO
(España 1716 - España 1783)

(CALIXTO BUSTAMENTE CARLOS INCA) - Basado en la memoria de Alonso Carrio de la Vandera


Concolorvorvo hereda el gracejo (gracia) o la intención picaresca de Quevedo que desliza la paleta del descriptor
colorido, nutrido por el aire satírico diseñando cuadros de costumbres, roceado por anécdotas a granel; en todo
ello está presente la sal particular del autor que escribe un auténtico libro de viaje que tituló El Lazarillo de
Ciegos Caminantes. El propio se dice llamar Concolorcorvo (o "alias") y guarda su nombre de Calixto
Bustamante Carlos Inca, todo esto historia su obra basada en la memoria de Alonso Carrio de la Vandera. "Con
menor gravedad y mejor retórica, a la manera desgarbada de los novelistas picarescos de España. Concolorcorvo
inaugura en el Perú una abrillantada y sabrosa mezcla de retórica de indio cazurro con español lenguaraz",
apunta V. García Calderón.
El Lazarrillo de ciegos caminantes es un libro de viajes escrito (en parte), en el estilo de la novela picaresca.
Esta obra revela aspectos de toda índole. Enfocado desde los puntos de vista lingüístico, literario, antropológico,
histórico, geográfico y hasta sociológico, varían desde la retórica, la prosa de impresión, la chispa cotidiana y
hasta los detalles de tradiciones y costumbres.
El autor del "Lazarillo" refleja lecturas y predominios de autores como Cervantes, Gracián. Lope, Virgilio,
Ovidio, Feijoo, y sobre todo Quevedo. Todas sus fuentes y citas casi provienen de estas plumas. Concolorcorvo
escribió esta obra con amenidad sorprendente, así el humor prolijo obra con prontitud, página a página que
revela jugosas y matizadas semblanzas de lugares. Tipos, costumbres, "gauderios", fiestas, arcadias, chistes,
refranes, descripciones, son comentadas con fina ironía. Concolorcorvo da ingreso así a la prosa limeña colonial
que sella el itenerario de modo satírico, expresivo, coloquial y festivo. Utiliza el lenguaje del siglo XVIII y se
suelta largamente para describir los viajes transitados por el autor. Vincula con prestancia el lenguaje de los
personajes particulares, cada cual por su oficio y profesión. Suele insertar frases latinas, o vocablos europeos,
logrando de otro modo, el muestreo de la norma lingüística de la época, es decir del s. XVIII y con algo del
barroquismo aún vigente.

FIESTA SAGRADA
La gran fiesta de Dios da principio en todo el mundo católico en el mes de junio y se concluye en su octava.
En el pueblo más pobre de toda España y en las Indias se celebran estos días con seriedad jocosa. La seriedad se
observa en las iglesias, al tiempo de celebrarse los divinos oficios, y así mismo en las procesiones, que
acompañan con ricos ornamentos los señores capitulares eclesiásticos, siguiendo las sagradas religiones, con los
distintivos de sus grados, e insignias del Santo Tribunal de la Inquisición. Sigue el Cabildo secular y toda la
nobleza con sus mejores trajes. Estas tres dobladas filas llevan sus arios encendidos, de la más rica cera, y
observan una seriedad correspondiente. Carga la sagrada custodia el obispo, o deán por justo impedimiento, y las
varas del palio o dosel la dirigen los eclesiásticos más dignos, y en algunas partes los seculares. En el centro de
estas tres filas van, a corta distancia, varios sacerdotes incensando al Señor, y las devotas damas, desde sus
balcones, arrojan sahumadas, flores y aguas olorosas, en obsequio del Santo de los santos. Todas las calles por
donde pasa están toldadas, y los balcones, puertas y ventanas colgados de los más ricos paramentos, y las
paredes llenas de pinturas, y espejos los más exquisitos, y a cortos trechos unos altares suntuosos, en donde
hacen mansión el obispo deposita la sagrada custodia, para que se hinquen y adoren al Señor mientras los
sacerdotes cantan sus preces, las que acompaña el público, según su modo de explicarse, aunque devoto y
edificante. De suerte que todo el tránsito de la procesión es un altar continuado, y hasta el fin de las primeras tres
filas una seriedad y silencio en que sólo se oyen las divinas alabanzas.
La segunda parte de la procesión es verdaderamente jocosa, pero me parece que imita a la más remota
antigüedad, por lo que no se pude graduar por obsequio ridículo, y mucho menos supersticioso: las danzas de los
indios, que concurren de todas las parroquias y provincias inmediatas son muy serias en las sustancia, porque
esta nación lo es por su naturaleza.
Sus principales adornos son de plata maciza, que alquilan a varios mestizos, que tienen en este trato su
utilidad, como en los lienzos, espejos, láminas y cornucopias. La tarasca y gigantones, cuando no tengan
conexión con los ritos de la Iglesia católica, están aprobados con el uso común de las ciudades y villas más
autorizadas de España, porque contribuyen a la alegría del pueblo en obsequio de la gran fiesta. Esta, en El
Cuzco, se repite por los indios en todas sus parroquias, a cuya grandeza concurren todos recíprocamente, y hasta
los españoles ven con complaciencia en sus barrios estas fiestas que particularmente hacen los indios, con un
regocijo sobrenatural.

FIESTA PROFANA
Da principio ésta con el año, que es cuando eligen los acaldes y demás justicias. Con antelación se previenen
damas y galanes de libreas costosas y caballos ricamente enjaezados. Los exquisitos dulces, como son de
cosecha propia, en azúcar y frutas las mejores de todo el reino, es provisión de todas las señoras principales,
como asimismo la composición de bebidas, frías y calientes. Estas las mantienen todo el año en sus frasqueras
para obsequiar a los alumnos de Baco, y las frías las disponen solamente con mandar traer el día antes la nieve
necesaria para helarlas, en que son muy prodigas. Las fiestas, en rigor, reducen a corridas de toros, que duran
desde el primer día del año hasta el último de carnestolendas, con intermisión de algunos días, que no son
feriados. Estas corridas de toros las costean los cuatro alcaldes, a que, según creo, concurre también el alférez
real. Su gasto pasa a profusión, porque además de enviar refrescos a todas las señoras y caballeros que están en
la gran plaza del regocijo, envían muchas salvillas de helados y grandes fuentes de dulce a los que no pudieron
concurrir a los balcones de esta gran plaza, que es a donde falta un instante toro de soga, que luego que afloja de
los primeros ímpetus se suelta por las demás calles, para diversión del público, y a muchas personas distinguidas
les envía toro particular para que se entretengan y gocen de sus torerías desde los balcones de sus casas. No hay
toreros de profesión, y sólo se exponen inmediatamente algunos mayordomos de haciendas en ligeros caballos y
muchos mozos de a pie, que por lo regular son indios, que corresponden a los chulos de España.
Salen varios toros vestidos de glasé, de plata y oro, y con muchas estrellas de plata fina clavadas
superficialmente en su piel, y éstos son los más infelices, porque todos tiran a matarlos para lograr sus despojos.
Toda la nobleza del Cuzco sale a la plaza en buenos caballos, ricamente enjaezados de terciopelo bordado de
realce de oro y plata. Los vestidos de los caballeros son de las mejores telas que se fabrican en León de Francia y
en el país, pero cubren esta grandeza con un manto que llaman poncho, hecho con lana de alpaca, a listas de
varios colores. Ropaje verdaderamente grosero para funciones de tanto lucimiento.
Estos caballeros forman sus cuadrillas acompañando al corregidor y alcaldes, que se apostan en las bocas de
las calles para ver las corridas de los toros y correr a una y otra parte para defenderse de sus acometidas y ver su
suertes, como así mismo para saludar a las damas y recoger sus favores en grajeas y aguas olorosas, que arrojan
de los balcones, a que corresponde según la pulidez de cada uno, pero lo regular es cargarse de unos grandes
cartuchos de confite grueso para arrojar a la gente del bronce, que corresponde con gran munición o metralla,
que recoge del suelo la gente plebeya y vuelve a vender a la caballería. Al fin de la función, que es cuando suena
la campana para la salutación angélica, sueltan dos o tres toros encohetados, y disparando varios artificios de
fuego, y al mismo tiempo tremolando los pañuelos de las damas y varias banderas de los balcones, se oye un
victoreo de una confusión agradable, aunque en parte semejante al tiroteo de los gansos de la Andalucía, porque
del uno y otro resultan contusiones y heridas con pocas muertes. Por las noches hay en la casa del corregidor y
alcaldes agradables serenatas, que concluyen en opíparas cenas, hasta la última noche de carnestolendas, en
que todos se recogen casi el amanecer del Miércoles de Ceniza.
El visitador celebró mi descripción, pero no le pareció bien que yo comparase el victoreo con el tiroteo
porque este término sólo lo usan los jaques de escalera abajo cuando echan mano a las armas cortas, que llaman
títeres, y como otros dicen chamusquina, éstos dicen tiroteo, de cuyo término no se valió el gran Quevedo en sus
célebres Jácaras, porque el tal terminillo sólo le usan los gitanos. Las contusiones, que paran en apostemas,
resultan de los porrazos que reciben de los toros mochos, y mucho más de las borracheras de los indios, que se
entregan ciegamente por ver los despuntados. El ruido y resplandor que causan los fuegos artificiales, el sonido
de las cajas y clarines y los gritos populares, enloquecen a aquellos soberbios animales, y con su hocico y testa
arrojan cholos por el alto con la misma facilidad que un huracán levanta del suelo las pajas. No sienten las
contusiones hasta el día siguiente, que aparecen diez o doce en el hospital, porque la exaltación del licor en su
barómetro no impide la circulación de la sangre.
Otras infinitas fiestas se celebran en esta gran ciudad, pero ninguna igual a ésta, que fuera infinitamente más
lúcida si se transfiriera a las octavas de San Juan y San Pedro, en que se han levantado las aguas y dos meses
antes están los campos llenos de sazonados pastos, toros y caballos gordos y lozanos, y la serenidad del cielo
convidaría a los caballeros a arrojar ponchos y capas para lucir sus costosos vestidos y evitar muchos resbalones
de caballos y peligrosas caídas, con otros muchísimos inconvenientes que resultan de las muchas e incesantes
lluvias de los meses de enero y febrero, como he experimentado siempre que concurrí a estas fiestas; pero en los
carnavales todo el mundo enloquece, por lo que es ocioso persuadir a la nobleza del Cuzco el que conserve su
juicio en tales días. Ya es tiempo de salir de Huamanga para pasar a Huancavelica, por las postas siguientes.
De: El Lazasrillo de Ciegos
Caminantes.

4.- PERIODO DE LA EMANCIPACIÓN


Entre 1810 y 1825 se desarrollan en toda Sudamérica largas luchas emancipadoras. Las expresiones
literarias que acompañan ese proceso en el Perú siguen en lo fundamental los parámetros del Neoclasicismo
Ilustrado.
CONTEXTO HISTÓRICO SOCIAL Y CULTURAL
Durante las ú ltimas décadas de la dominació n españ ola, el sistema colonial atraviesa por una profunda
crisis causada por el descontento ante las reformas administrativas y la educació n virreinales, y el
surgimiento de movimientos sociales como la rebelió n de Tú pac Amaru II (1780), las inquietudes políticas
y literarias, sin otro medio que el perió dico y el panfleto. La literatura, durante el proceso de la
emancipació n, se convierte en un arma de lucha por la independencia.
La literatura de esta época tuvo como objetivo principal la política, las producciones son propias de
una literatura militante, puesto que se da inicio a la revolució n intelectual que entra en los escritos de los
versificadores, en tanto los ideó logos pasan a primer plano cuajando sus ideas de origen liberal e
ilustrado. Suenan viejas las metá foras y la coplas de la Colonia, se da énfasis a los versos viriles y las
proclamas encendidas. La oratoria se disemina tallada, bronca y sonora y el periodismo se inicia como
género nuevo en el Perú , y acapara la atenció n de la época. Los algunos poetas sienten la necesidad plena
de enarbolar la gesta de la Independencia. Lo que má s abunda es la poesía de tinte patrió tico, con cierto
remedo de la rima y la ejecució n de la literatura neoclá sica.
El primer levantamiento serio realizó José Gabriel Condorcanqui Tú pac Amaru, en 1780. Animó la
flema precursora para los futuros acontecimientos. Así se incrementaron las inquietudes de origen
colectivo alimentadas por las sublevaciones indígenas. La Colonia se remece. Virreyes ven desfilar
episodios sangrientos de rebelió n. La llegada de los ú ltimos virreyes ya no reciben los clamores
multitudinarios de la Colonia, ahora existen voces de protesta. A esto se añ ade la aparició n del Mercurio
Peruano, vocero oficial de la "Sociedad Amantes del País".
De otro modo, la aparició n de la Sociedad Amantes del País compuesto por escritores e ideó logos
ilustrados y liberales encienden la llama independentista, allí estará n Sá nchez Carrió n. Unanue. Rodríguez
de Mendoza, Baquíjano y Carrillo, Rossi y Rubí, Lecuanda y otros intelectuales.
Los poetas de la revolució n son pocos, es decir, uno en especial: José Joaquín Olmedo. Al lado de él y de
menor escala. José María Pando, José Manuel Valdez, Manuel Ferreyro, Justo Figuerola, José Joaquín
Larriva, José Pérez de Vargas, entre otros, sin embargo, a lado de Olmedo, la figura central y cantor de la
Emancipació n acompañ a la voz de Mariano Melgar. Los poetas de esta época, aunque son pocos
revolucionan, pues son hombres de acció n, participan en la lucha por la independencia.
Impulsado por ese afá n de libertad intelectual se inicia desde la Universidad las reformas, congrega a
figuras como José Baquíjano y Carrillo. Toribio Rodríguez de Mendoza, Hipó lito Uná nue, José Faustino
Sá nchez Carrió n y tantos otros que se nuclearon en la celebérrima "Sociedad Amantes del País" que
publicaba el Mercurio Peruano..
En efecto, también la prosa de la Emancipació n fue el género que acaparó la atenció n a través del
periodismo instaurando una manifestació n literaria de nuevo orden. El periodismo cobró brillo en la
polémica, en las ideas, en el estamento de gobierno, en tanto se infla de ardor romá ntico por la libertad.
Tanto editoriales, como discursos, folletos, arengas, decretos, partes de batalla son difundidos en forma
uná nime. Así se da la prosa de Baquíjano Carrillo, las enseñ anzas de Rodríguez de Mendoza, las dotes
sabias de Unanue. Se hace efectiva la prosa de panfleto. La doctrina arrogante y viril de Sá nchez Carrió n
celebrado autor de Caria del Solitario de Sayán se enerva en contra del poder real. Monteagudo proclama
su propaganda libertaria. Perió dicos como "El Sol del Perú", "El Tribuno de la República Peruano, o "La
Abeja Republicana" difundían los contenidos ideoló gicos con afá n de libertad. Esto también da motivo má s
tarde para Inaugurar en el Primer Congreso Constituyente el cá lido verbo de Sá nchez Carrió n.
Casi con este período de la emancipació n se suceden las gestas de los patriotas de Junín y Ayacucho. se
canta la gloria del Libertador San Martín y Simó n Bolívar. Considerados Padres de la patria, héroes de
guerras, hijos de la victoria, se rinden en loas y elegías. José María Pando alaba a los benefactores en gesto
de brindis en su célebre Epístola a Próspero. Pero ninguno má s gallardo del paso triunfal de Potosí, que el
saludo de un cura humilde llamado José Domingo Choquehuanca que hará célebre su palabra a Bolívar
cuando pronuncia su discurso, entre otras frases dice: "Vuestra fama crecerá así como aumenta el tiempo con el
transcurso de los siglos y así como crece la sombra cuando el sol declina ".
Llegado San Martín con su expedició n y ya sin el Virrey Abascal el poder tambalea. Se produce la
independencia en 1821 y está n allí los poetas que se adaptan rápidamente al cambio.
Se escribe el Himno Nacional con letra de Torre Ugarte y mú sica de Alcedo, como también se da a conocer
la Oda a Lima Independiente en 1821 (escrito por Manuel B. Ferreyros). Lo propio hará don José Manuel
Valdez con su oda a "San Martín", y se escribe la famosa canció n "La chicha", con mú sica de Alcedo. Los
triunfadores realistas alaban a San Martín. Pero se suscita una situació n casi difícil que el libertador
argentino insta a pedir ayuda a Simó n Bolívar, en su conocida conferencia de Guayaquil; donde
prá cticamente se decidió el futuro de Sudamérica. Llegado Bolívar al Perú , los versificadores se
multiplican. Las victorias conseguidas en Junín y Ayacucho enloquecen el fervor popular. Y con ello se
cantan al 9 de Diciembre de Ayacucho como lo escrito por J.M. Corvacho, autor de la canció n "A Ayacucho"
(1824). y José María Pando escribe dos sonetos de su célebre Epístola a Pró spero. Bolívar será el centro
inspirador de los poetas, casi profesan un culto. Pero el que mejor escribió el elogio a Bolívar es
indiscutiblemente José Joaquín Olmedo con A la victoria de Junín. Resulta curioso que sean sólo dos
poetas los que destacan en la época de la emancipación: Mariano Melgar y Olmedo. Aclaremos que
ambos se afilian a la gesta con sus pugnas y acciones. Melgar muere en Humachiri junto con la revolució n,
encabezado por los hermanos Á ngulo y el Brigadier Mateo García Pumacahua. El propio Olmedo, en
cambio. participa en la gesta de Junín y Ayacucho.

CARACTERÍSTICAS
1) La literatura presenta una intenció n política.
2) Busca afianzar la idea de Patria y Libertad.
3) Se ve una revalorizació n de la cultura y raza indígena.
4) Intenta que la sociedad se identifique con el paisaje geográ fico y tome conciencia de su potencial
humano.

REPRESENTANTES (los que má s destacan)


- Juan Pablo Vizcardo y Guzmá n: Carta a los españoles americanos.
- José Faustino Sá nchez Camó n ("El solitario de Sayá n"): Cartas.
- José Joaquín Olmedo: Oda a la victoria de Junín.
- Mariano Melgar: Yaravíes

JUAN PABLO VIZCARDO Y GUZMÁN


Pampacolca, Arequipa - 1748 - Londres 1798)
Vizcardo y Guzmá n adelantó la firma del Acta de la Independencia y su escrito lo sindica como el teó rico
de orden dentro de los precursores de la independencia hispanoamericana. Clama contra la esclavitud y el
despotismo de los Españ oles en América. Precisamente su Carta a los Españoles Americanos significa el
primer texto hispanoamericano que levanta la insurrecció n y la partida de nacimiento de las teorías
independentistas. Dirigido a los "españ oles americanos" invoca la soberanía y la conciencia nacional. Su
Carta será un arma de combate y levantamiento. Sin duda "se le puede llamar histó ricamente la primera
proclama de la Revolució n y sintetiza de modo perfecto todo lo que entonces podía constituir la dialéctica
del hombre criollo en lucha contra la monarquía españ ola" subrayó uno de sus estudiosos. Apareció
clandestinamente en manuscritos (41 pá ginas) sin el nombre del autor y escrita en francés en 1792;
posteriormente fue editado por primera vez en 1799 en Filadelfia. Fue traducido por el patricio y pró cer
Francisco de Miranda, cuando Vizcardo y Guzmá n moría en Londres abatido por la política histó rica.
Jeró nimo Alvarado Sá nchez califica a Vizcardo como "Filó sofo de la Revolució n Emancipadora en América
Españ ola y el Pró cer precursor de la Repú blica en el Perú ". Se sabe que Vizcardo tuvo influencias de Jhon
Locke. Vistió el há bito de clérigo Jesuita y mantuvo el título de "Abate". Cuenta que Vizcardo antes de
morir en Londres entregó a su amigo Rufus King (Ministro de los Estados Unidos) algunos escritos y
dinero. Así es, tres semanas de producido su deceso, por aquellos días visitaba esos lugares Francisco de
Miranda, a quien le entregó estos manuscritos. Miranda visible y emocionado publica en 1799 esta obra en
Londres. Y en 1801 lo traduce al castellano. Esta carta tiene una merecida fama político-literaria. Arma de
propaganda que gesta la independencia de América.

CARTA A LOS ESPAÑOLES AMERICANOS


Hermanos y Compatriotas:
La inmediació n al cuarto siglo del establecimiento de nuestros antepasados en el Nuevo Mundo, es una
ocurrencia sumamente notable, para que deje de interesar nuestra atenció n. El descubrimiento de una
parte tan grande de la tierra, es y será siempre, para el género humano, el acontecimiento má s memorable
de sus anales. Má s que para nosotros que somos sus habitantes, y para nuestros descendientes, es un
objeto de la má s grande importancia. El Nuevo Mundo es nuestra patria, y su historia es la nuestra, y en
ella es que debemos de examinar nuestra situació n presente, para determinarnos, por ella, a tomar el
partido necesario a la conservació n de nuestros derechos propios, y de nuestros sucesores.
Aunque nuestra historia de tres siglos acá , relativamente a las causas y efectos má s dignos de nuestra
atenció n, sea tan uniforme y tan notoria que se podría reducir a estas cuatro palabras: ingratitud,
injusticia, servidumbre y desolació n; conviene, sin embargo, que la consideremos aquí con un poco de
lentitud.
Cuando nuestros antepasados se retiraron a una distancia inmensa de su país natal, renunciando no
solamente el alimento, sino también la protecció n civil que allí les pertenecía, y que no podía alcanzarlos a
tan grandes distancias, se expusieron a costa propia, a procurarse a una subsistencia nueva, con las fatigas
má s enormes y en los má s grandes peligros. El gran suceso que coronó los esfuerzos de los conquistadores
de América, les daba, al parecer, un derecho, que aunque no era el má s justo, era a lo menos mejor, que el
que tenían los antiguos godos de Españ a, para apropiarse el fruto de su valor y de sus trabajos. Pero la
inclinació n natural a su país nativo, les condujo a hacerle el má s generoso homenaje de sus inmensas
adquisiciones; no pudiendo dudar que un servicio gratuito, tan importante, dejase de merecerles un
reconocimiento proporcionado, segú n la costumbre de aquel siglo, de recompensar a los que habían
contribuido a extender los dominios de la nació n. (...)
Por honor de la humanidad y de nuestra nació n, má s vale pasar en silencio los horrores, y las violencias
del otro comercio exclusivo (conocido en el Perú con el nombre de repartimientos), que se arrogan los
corregidores y alcaldes mayores para la desolació n, y ruina particular de los desgraciados indios y
mestizos. Qué maravilla es pues, si con tanto oro y plata de que hemos casi saciado al universo, poseamos
apenas con que cubrir nuestra desnudez? ¿De qué sirven tantas tierras tan fértiles, si ademá s de la falta de
instrumentod necesarios para labrarlas, no es por otra parte inú til el hacerlo má s allá de nuestra propia
consumació n? Tantos bienes, como la naturaleza nos prodiga, son enteramente perdidos; ellos acusan la
tiranía que nos impide aprovecharlos comunicá ndonos con otros pueblos.
Parece que sin renunciar a todo sentimiento de vergü enza no se podía añ adir nada a tan grandes ultrajes.
La ingeniosa política, que bajo el pretexto de nuestro bien, nos había despojado de la libertad, y de los
bienes debía sugerir, a lo menos, que era preciso dejarnos alguna sombra de honor y algunos medios de
restablecernos para preparar nuestros recursos. Para esto es que el hombre concede el reposo y la comida
a los animales que le sirven. La administració n econó mica de nuestros intereses nos habría consolado de
las otras pérdidas, y habría procurado ventajas a la Españ a. Los intereses de nuestro país no siendo sino
los nuestros, su buena y mala administració n recae necesariamente sobre nosotros y es evidente que a
nosotros solos pertenece el derecho de ejercerla, y que solos podemos llenar sus funciones con ventaja
recíproca de la patria, y de nosotros mismos.
¿Qué descontento nos manifestaron los españ oles, cuando algunos flamencos, vasallos como ellos y demá s
compatriotas de Carlos V ocuparon algunos empleos pú blicos en Españ a? ¿Cuá nto no murmuraron? ¿Con
cuá ntas solicitudes y tumultos no exigieron, que aquellos extranjeros fuesen despedidos sin que su corto
nú mero ni la presencia del monarca, pudiesen calmar la inquietud general? El medio de que el dinero de
Españ a pasase a otro país, aunque perteneciente a la misma monarquía, fue el motivo que hizo insistir a
los españ oles con má s calor en su demanda. (...)
Este glorioso triunfo será completo y costará poco a la humanidad. La flaqueza del ú nico enemigo,
interesado en oponerse a ella, no le permite emplear la fuerza abierta sin acelerar su ruina total. Su
principal apoyo está en las riquezas que nosotros le damos, que éstas le sean rehusadas, que ellas sirvan a
nuestra defensa y entonces su rabia es impotente.
Nuestra causa, por otra parte, es tan justa, tan favorable al género humano, que no es posible hallar entre
las otras naciones ninguna que se cargue de la infamia de combatirnos o que renunciando a sus intereses
personales, osea contradecir los deseos generales a favor de nuestra libertad. El españ ol sabio y virtuoso,
que gime en silencio de la opresió n de su patria, aplaudirá en su corazó n nuestra empresa. Se verá renacer
la gloria nacional en un imperio inmenso, convertido en asilo seguro para todos los españ oles, que ademá s
de la hospitalidad fraternal que siempre han hallado allí podrá n respirar libremente bajo las leyes de la
razó n y de la justicia.
Plugiese a Dios que este día, el má s dichoso que habrá amanecido jamá s, no digo para la América, sino
para el mundo entero; plugiese a Dios que lleguen sin dilació n. ¡Cuando a los horrores de la opresió n, y de
la crueldad sucosa el reino de la razó n, de la humanidad; cuando el temor, las angustias, y los gemidos de
diez y ocho millones de hombres hagan lugar a la confianza mutua, a la má s franca satisfacció n y al goce
má s puro de los beneficios del creador, cuyo nombre no se emplee má s en disfrazar el robo, el fraude, y la
ferocidad, cuando sean echados por tierra los odiosos obstá culos que el egoísmo má s insensato opone al
bienestar de todo el género humano, sacrificando sus verdaderos intereses al placer bá rbaro de impedir el
bien ajeno, y qué agradable y sensible espectá culo presentará n las costas de América, cubiertas de
hombres de todas las naciones, cambiando las producciones de sus países por las nuestras! Cuá ntos
huyendo de la opresió n ó de la miseria, vendrá n a enriquecernos con su industria, con sus conocimientos y
a reparar nuestra població n debilitada! De esta manera la América reunirá las extremidades de la tierra, y
sus habitantes será n atados por el interés comú n de una sola Grande Familia de Hermanos.
De Carta a los Españoles Americanos
ACTIVIDADES: (desarrolle en cuaderno de trabajo).
1. Con tus propias palabras haga un comentario analítico al contenido del texto.
2. Cuá l es el tema central del texto?
3. El mensaje planteado en el texto es:
4. A tu opinió n cuá l será la tesis planteada por el autor.

JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRION


(Huamachuco 1787 • Lurín 1825)

Es el representante má s importante de la fundació n (de la Repú blica Peruana, secretario de Simó n Bolívar,
pró cer de la Independencia. Y precisamente se formó en los crisoles del Convictorio de San Carlos.
Sembrador de imá genes libertarias, emprendió la historia del derecho peruano en el plano filosó fico, y
contribuyó a crear la definició n de la imagen política del Perú . Pero supo también de privaciones: "Habría
sido el libertador de a caballo, como fue Castilla, el soldado de la civilidad. Murió con las manos limpias y
el corazó n puro, como una lecció n para la Repú blica que fundó y libertó ". Así. Sá nchez Carrió n que fue
maestro de luchas independentistas, Catedrá tico. Ministro republicano, orador brillante. Tribuno de la
Repú blica, "Patricio" liberal, pró cer de la Independencia, gestó la venida de Bolívar. Murió en Lurín en
Junio de 1825 en forma repentina. Este profesor de turbulencias, escribió una "Oda" a Baquíjano y Carrillo,
otrora gran precursor de las ideas liberales, allí en esos versos Sá nchez Carrió n traza el ideario poético de
la época, alude su pasió n visionaria de su otrora colega discípulo de primera línea y concibe su fe en la
lucha por la patria. Son famosas las Cartas del "Solitario de Sayá n" que aparecieron publicadas en forma
especial, en 1791. Por primera vez se publicaron en La Abeja Republicana del cual fuera su Director y
proseguida en El Correo Mercantil. Precisamente, fechada el 6 de Setiembre de 1822 condensa su ideario y
vocació n republicana.

CARTA REMITIDA SOBRE LA FORMA DE GOBIERNO CONVENIENTE A PERÚ


Sr. Editor. - Sayá n, agosto 17 de 1822.
Muy señ or mío, y mi antiguo amigo: por la que sirvió V, publicar en el N° 17 de su perió dico, y se
reimprimió en el Na 4 de la "Abeja Republicana", indiqué francamente mi opinió n sobre la
inadaptabilidad de la monarquía del Perú ; y consiguiente a los sinceros deseos, que me animan por la
felicidad del país, me he determinado a manifestar, directamente, en ésta algunos breves apuntamientos
acerca de nuestra forma constitucional, menos con el presuntuoso á nimo de prevenir la madura
deliberació n del Congreso, y el voto de gentes sabias, que con el de llenar la obligació n, que yo mismo me
impuse, escribiendo la otra carta. (...)
La igualdad, es ciertamente un dogma de la razó n; pero, si su artículo declaratorio, no es preciso ni evita
la confusió n de la igualdad respecto de la ley, con la que jamá s ha existido en el estado natural, el fuego
está ya prendido en el pajar. Inspírese, pues, en una parte de esta sanció n que só lo la unió n estrecha de
los individuos, y su mutua protecció n, rectificará n las irregularidades y defectos, que cada uno trae al
pacto. Entonces, todos estudiaremos prá cticamente la doctrina de la unidad civil, con el interés, que
sugiere el amor propio.
Ahora bien ¿cuá les son los medios de reducir a prá ctica estas observaciones? Al Congreso toca resolverlo,
como que en su sabiduría, y probidad, está reservado el detalle de la magna carta, cuyas augustas pá ginas
van a hacernos felices. Yo só lo diré, convirtiendo de nuevo mi atenció n al capítulo de los poderes, (porque
de su organizació n depende nuestra libertad) "que la oposició n de toda la naturaleza tiene a toda la
naturaleza en paz"; y que, no habiendo otros materiales, para esta obra, que los que subministra la raza de
Adá n, toda precaució n es poca. (...)
¿Quiera el Arbitro de las naciones, que al recibir el Perú cará cter tan augusto de boca de sus
representantes, reciba también el eficasísimo poder de hacerse, si posible es, en un día Pró spero, Feliz y
Grande, al abrigo de la Libertad y la Justicia, cuyas luces brillen siempre como las del padre de los Incas a
la hora en que les aceptaba sus solemnes cultos! Acuérdese cada diputado durante su legislatura: que la
infamia o la gloria le esperan infaliblemente: que todo el mundo está sobre sus má s pequeñ as
operaciones: que sus nombres van a comparecer ante los siglos má s remotos en el Volumen que nos den:
que la alma de todo el Perú ha venido a relevar la suya, mientras exista el Congreso; y la obra es
consumada. En el entretanto, urgido con la premura del correo en medio de sus ocupaciones que hacen
mi afanosa subsistencia, me despido de Ud. reiterá ndole los sentimientos, etc., S.S.S.Q.B.S.M.
El Solitario de Sayán
MARIANO MELGAR
Cronoló gicamente pertenece a la literatura de la Emancipació n; su estilo es neoclá sico, pero anuncia el
romanticismo mucho antes del reconocimiento oficial de esta corriente en nuestra literatura. rom
Nació en Arequipa, en 1790 ingresó al seminario de San Jeró nimo, mostrando precoz habilidad para el
dominio del griego y el latín.
Muy joven aú n, conoce a Manuelita Paredes (Melisa) su primera ilusió n romá ntica, posteriormente a
maría Santos Corrales (Silvia) de quien se enamora sin esperanza, ella inspiró sus má s tiernos poemas
amorosos. Tratando de olvidarla viajó a Lima, donde encontró un ambiente de Conspiració n libertaria, de
conjura fortalecen sus ideales literarios, que lo llevan a crear sus odas heroicas y participar activamente
en la lucha emancipadora.
Al volver a Arequipa comprueba que su amor por Silvia no es correspondido. Nuevamente intentando
doblegar su pasió n, viaja. En el valle de majes convivió con indios, ya no como servidores, sino como
compañ eros de trabajo y de lucha; de este contacto nace su afició n y admiració n por los yaravíes, una
derivació n mestiza del harawi quechua que él llegaría a cultivar con peculiar sentimiento.
Si Melgar es un momento curioso, también será el primer romá ntico indigenista de la literatura peruana
de todos los tiempos. Poeta má rtir o poeta de un solo tema, Melgar quebró su vida en aras de la patria.
Tejió una leyenda amorosa, vital y desencadenante enlajada por el desafecto de Silvia, su musa
atormentada quien, arrasó , lo volvió un poeta malquerido. Melgar, conoció y utilizó el epigrama, en su
poema “A los jó venes" es de una factura satírica donde campea la queja amorosa.
El yaraví de Melgar se hace conciencia nacional y perdura a lo largo de la literatura peruana. Métrica y
canto usado por indígenas sabe de añ oranza y melancolía. Melgar es el heredero directo del yaraví
indígena, tanto que su maestría y talante transforma ciertos tonos del yaraví antiguo precolombino, al
yaraví clá sico y sentimental.
Tanto como poeta y traductor. Melgar dejó honda huella lírica y su obra se interpreta como el inicio de la
literatura peruana republicana. Eso hace que diga Mendiburu: "Contribuyó con su talento y con su vida a
redimirla de la esclavitud; como premio ha recibido la apoteosis a su nombre. Todo lo ofrendó a la patria el
poeta novel: inteligencia, saber, amor, ilusión, juventud; todo lo dio sin vacilar, pero el destino le fue adverso,
y aquel pedestal que construyera con sus hechos y cuyos puntales eran débiles, los derribó un soplo
prematuro".
Melgar diestro poeta del yaraví peruano, precursor del romanticismo en el Perú , es sin duda, el poeta
má rtir que todo lo ofreció por la patria, la poesía y Silvia, su amada imposible.
En 1814, Mateo Pumacahua se subleva en Cusco, el movimiento se extiende hacia el sur, Melgar integra el
ú ltimo grupo que resiste a las tropas realistas. Derrotados los patriotas, el poeta es apresado y fusilado en
Humachiri en 1815. Frente a su verdugo dijo antes de morir: “Yo voy a morir, está bien, pero pronto
triunfará la causa de que soy holocausto. Mi sangre será el riego”. Melgar só lo tenía veinticinco añ os y es
un símbolo viviente, digno de elogio.
OBRAS: Arte de olvidar (traducció n en verso de la obra del poeta Ovidio). Poesías; Carta a Silvia;
Yaravíes; Obra poética.
CARTA A SILVIA

Por si logro mostrarte mi firmeza, Y otras veinte la tierra sus delicias


Por sí, al fin, tus recelos se disipan, Mostró en la primavera, desde el punto
La historia de mi amor, toda mi historia, En que comenzó el curso de mi vida;
Voy a contarte mi querida Silvia. Y en tantas veces nunca en mí se vieron
Quizá al verla tus ojos amorosos, Los fuegos del amor, ni sus fatigas:
Te moverán siquiera mis desdichas Ubre por eso, alegre y satisfecho,
A que abandones tus sospechas falsas, Ni la pena ni el llanto conocía,
Y ese llamarme infiel, con que me arruinas. Y exclamaba al mirar a los amantes:
Veinte veces el sol repasó el cielo, "¡No he de sufrir de amor las tiranías!
Nunca seré vilmente subyugado La halagüeña esperanza colegida
Por este amor que halaga y esclaviza ". De una respuesta ambigua de tus labios,
Pero, ¡instante fatal!, llegó el instante Animó mi alma, que en tu amor ardía.
En que debió empezar mi entera ruina, Por horas este fuego se aumentaba,
Cuando jamás osé mirar de lleno Y del otro acabó bastas las cenizas.
De una mujer el rostro, vino el día A la manera, con que las estrellas
En que al pasar mi vista por los ojos Que en medio de la oscura noche brillan,
De una joven amable, hallé su vista Desaparecen absolutamente
Clavada en mí: quité mis ojos luego; Luego que el claro sol nos ilumina.
Pero no sé por qué se me ofrecía ¡Con cuánta indiferencia desde entonces
Que en ella algún amor ya comenzaba; Miraba yo a la pérfida Melisa!
Y esta idea halagüeña y seductiva Sus amantes, su amor, sus relaciones,
Me hace volver, no bien determinado, Su indecencia, sus gracias, ni sus iras
Hacía el objeto que ahuyentó mi dicha. No tuvieron ya más para conmigo
Tres veces volvía ver sus vivos ojos, Ni un rastro del poder que antes tenía.
Y tres veces hallé que me veían: Tú sola desde entonces me dominas.
Ya no fui mío, fui del amor solo. Ver tu rostro fue ver mí gloría entera;
Esos pequeños ojos que lucían Dejar de verte fue perder mi dicha.
Y me hablaban al alma, me robaron A toda hora a tu lado estar quisiera,
la paz, el corazón y el alma misma. Y cuando más te veo, más tu vista
Mas combatí este amor, vencí su fuerza, Deseo prolongar siglos enteros;
Deliberé, y en calma bien tranquila Tanto el deseo de tu amor me incita.
Resolví en largo tiempo deshacerme Y tanto me encendía la esperanza
De otros deseos, que antes me movían; De que habías de quedar al fin por mía.
Ya ligarme con lazos de Himeneo Siete veces llenó la luna hermosa
Mi sensibilidad al fin me inclina. Su blanca redondez, sin que benigna
Aún no te conocía: entonces sola Me dijeses "te quiero"; mas en tanto
Hubieses sido dueño de mi vida. Tu amoroso semblante lo decía
Volvía ver por acaso, aquella joven Débilmente al principio; más creciendo,
Que me había encendido con su vista, Cual crece sin sentir la luz remisa,
Y volvía arder al punto en fuego vivo, Desde el débil crepúsculo primero
Y empezó mi pena y agonía. Hasta que salta el sol y al orbe anima,
Hícele ver mis ansias, y resuelto Así tú, de una mera complacencia
Le protesté ser suyas mis caricias: Dándome a cortos tragos la alegría,
Le juré eterno amor, si el amor suyo Pasastes a darme tu sencillo pecho,
Ella invariable para mí encendía. porque de un golpe solo tanta dicha
Te vi después, ¡ay Silvia! ¡qué atractivo! Mi vida no acabase. Y sin embargo,
Mas no puede vencer mi fe ofrecida: ¿Quién creyera que esta tregua misma
Tanto como esto cumplo mi palabra, Infeliz fuese yo? ¿Más cómo puedo
No te ofendas de que hable sin mentira; Dejar de serlo, si con ansias vivas
Ves aquí mi verdad y mi firmeza, Un instante siquiera que me hablases
Tu atractivo mayor no me vencía; Quería, y mi cruel suerte impedía
Y Melisa mi dueño siempre fuera, Que aun ese instante solo me dejaras
Si no me hubiese herido su alma altiva. Disfrutar una vez de tal delicia?
La ingrata, que al principio demostraba Y aun resolviste consolarme,
Pagar mi amor, se muda, y en el día Fue cuando ya los hijos de la envidia
Ante ella protesté que sus desvíos, Me cortaron el medio de mirarte.
Si continuaban, luego con justicia, ¡Qué funesta es mi suerte, amada Silvia!
Me harían apagar mi fuego ardiente. Mas con todo ya supe que me amabas.
No lo creyó sin duda; siguió esquiva, Lejos de aquí el amor de la lascivia:
Y yo supe cumplir con olvidarla, No es amor ese, que es bruta al instinto,
Por más que mi dolor se me oponía. Es un bajo querer en que delira
Seis lunas no duró ni durar pudo la pasión sola, la razón se esconde,
Una pasión tan mal correspondida; Y el amante brutal que se desvía,
Y luego fui libre ¿quién pudiera Quiere, procura, gima, clama y llora;
Cautivarme, si no es mi dulce Silvia? Por fin consigue, y al momento olvida.
Así es que libertad ninguna tuve. Amor para que sea permanente
De unas a otras cadenas en un día Debe ser como el nuestro, Silvia mía
Pasé, y fui tuyo luego que fui mío.
.

VUELVE QUE YA NO PUEDO


Vuelve que ya no puedo Vuelve mi palomita, No pienses que haya entrado
Vivir sin tus cariños, Vuelve a tu dule nido. Aquí otro pajarillo:
Vuelve mi palomita, Bien sabes que yo, siempre No, palomita mía,
Vuelve a tu dulce nido. £n tu amor embebido, Nadie toca ese sitio.
Mira que hay cazadores Jamás toqué tus plumas, Tuyo es mi pecho entero,
Que con intento inicuo Ni ajé tu albor divino; Tuyo es este albedrío
Te pondrán en tus redes Si otro pudo tocarlas Y por tí sola clamo.
Mortales atractivos; Y disipar su brillo, Con amantes suspiros.
Y cuando te hagan presa Salva tu mejor prenda, Vuelve mi palomita,
Te darán cruel martirio: Ven al seguro asilo. Vuelve a tu dulce nido.
No sea que te cacen, Vuelve mi palomita
Huye tanto peligro. Vuelve a tu dulce nido. No seas, pues, tirana:
Vuelve mi palomita, Haz ya paces conmigo:
Vuelve a tu dulce nido. ¿ Porqué dime, te alejas ? Ya de llorar cansado
¿ Por que con odio impío Me tiene tu capricho.
Ninguno ha de quererte Dejas un sueño amante No vuelvas más, no sigas
Como yo te he querido por buscar precipicios? Tus desviados giros;
Te engañas si pretendes ¿Asi abandonar quieres Tus alitas doradas
Hallar amor más fino. Tu asiento tan antiguo? Revuelvan, que ya expiro
Habrá otro nidos de oro, ¿Con que así ha de quedarse Vuelve, que ya no puedo
Pero no como el mío: Mi corazón vacio? Vivir sin tus cariños,
Por quien vertió tu pecho Vuelve mi palomita Vuelve mi palomita,
Sus primeros gemidos. Vuelve a tu dulce nido. Vuelve a tu dulce nido

JOSÉ JOAQUÍN OLMEDO (Guayaquil 1780 - 1847)


Olmedo es considerado el Bolívar literario de América. Nació en Guayaquil la noche del 19 al 20 de marzo
de 1780 (cuando todavía este puerto pertenecía al Perú ). Estudió en Quito entre 1789 y 1792 en el Colegio
de San Fernando. En 1794 vino a Lima y estudió en el Convictorio Carolino siendo excelente estudiante,
fue devoto lector de Voltaire. En 1805 se recibe de Doctor y al añ o siguiente será profesor de Filosofía en
la Universidad de San Marcos. Su poema LA VICTORIA DE JUNÍN-CANTO A BOLÍVAR es destacado
porque es un canto rígido a la manera de Quintana, y ceñ ido a las métricas neoclá sicas. É ste es un extenso
poema viril, épico, estruendoso, reunido en un vasto plan de versos que no deja de revelar la
grandiosidad del espíritu patrió tico, del poder americano, de la etapa de la Emancipació n. Olmedo nos ha
enviado al canto mayor de la revolució n americana de entonces.
OBRAS: Canto a la Victoria de Junín: (A Míñarica); Elegía de la muerte de la Princesa de Asturias, Poesías
Completas (Quito, 1949); Poesías completas, México 1949.

LA VICTORIA DE JUNIN - CANTO A BOLÍVAR

El trueno horrendo que en fragor después en que fácil juego el fugaz viento
revienta borró sus mentirosas inscripciones;
y sordo retumbando se dilata y bajo los escombros, confundido
por la inflamada esfera, entre la sombra del eterno olvido
al Dios anuncia que en el cielo impera. -¡oh de ambición y de miseria ejemplo!-
Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta el sacerdote yace, el dios y el templo
la hispana muchedumbre Mas los sublimes montes, cuya frente
que, más feroz que nunca, amenazaba, a la región etérea se levanta,
a sangre y fuego, eterna servidumbre, que ven las tempestades a su planta
y el canto de victoria brillar, rugir, romperse, disiparse,
que en ecos mil discurre, ensordeciendo los Andes, las enormes, estupendas
el hondo valle y enriscada cumbre, moles sentadas sobre bases de oro,
proclaman a Bolívar en la tierra la tierra con su -peso equilibrando,
arbitro de la paz y de la guerra. jamás se moverán. Ellos, burlando
de ajena envidia y del protervo tiempo
Las soberbias pirámides que el cielo la furia y el poder, serán eternos
el arte humano osado levantaba de libertad y de victorias heraldos,
para hablar a los siglos y naciones que con eco profundo,
-templos do esclavas manos a la postrema edad dirán del mundo:
deificaban en pompa a sus tiranos-, "Nosotros vimos de Junín el campo,
ludibrio son el tiempo, que con su ala vimos que al desplegarse
débil, las toca y las derriba al suelo, del Perú y de Colombia las banderas,
se turban las legiones altaneras, tiempo vendrá, mi oráculo no miente,
huye el fiero español despavorido, en que darás a pueblos destronados
o pide paz rendido. su magestad ingénita y su solio,
Venció Bolívar, el Perú fue libre, animarás las ruinas de Cartago,
y en triunfal pompa Libertad sagrada relevarás en Grecia el Areopago,
en el templo del Sol fue colocada". y en la humillada Roma el Capitolio.
(…)
Tuya será. Bolívar, esta gloría,
¿Quién es aquel que el paso lento mueve tuya romper el yugo de los reyes
sobre el collado que a Junín domina ? y, a su despecho, entronizar las leyes;
¿que el campo desde allí mide, y el sitio y la discordia en áspides crinada,
del combatir y del vencer designa ? por tu brazo en cien nudos aherrojada,
¿que la hueste contraria observa, cuenta, ante los haces santos confundidas
y en su mente la rompe y desordena, harás temblar las armas parricidas.
y a los más bravos a morir condena, Ya las hondas entrañas de la fiera
cual águila caudal que se complace en larga vena ofrecen el tesoro
del alto cielo en divisar la presas que en días guarda el sol, y nuestros montes
que entre el rebaño mal segura pace? los valles regarán con lava de oro
¿ Quien el que ya desciende Y el Pueblo primogénito dichoso
pronto apercibido a la pelea? de libertad, que sobre todos tanto
Preñada en tempestades le rodea -por su poder y gloria se enaltece,
nube tremenda; el brillo de su espada como entre sus estrellas,
es el vivo reflejo de la gloria; la estrella de Virginia resplandece,
su voz un trueno, su mirada un rayo. nos da el ósculo santo
¿Quien aquél que al trabarse la batalla, de amistad fraternal. Y las naciones
ufano como nunció de victoria, del remoto hemisferio celebrado,
un corcel impetuoso fatigando, al contemplar el vuelo arrebatado
discurre sin cesar por toda parte..? de nuestras musas y artes,
¿Quien sino el hijo de Colombia y Marte? como iguales amigos nos saludan;
Sonú su voz: "peruanos, con el tridente abriendo la carrera,
mirad allí los duros opresores la Reina de los mares, la primera.
de vuestra patria; bravos Colombianos De Poesías Completas
en cien crudas batallas vencedores,
mirad allí los enemigos fieros
que buscando venís desde Orinoco:
suya es la fuerza y el valor es vuestro,
vuestra será la gloria;
pues lidiar con valor y por la patria
es el mejor presagio de victoria.
Acometed, que siempre
de quien se atreve más el triunfo ha sido;
quien no espera vencer, ya está vencido".
(...)

¡Oh libertad! el Héroe que podía


ser d brazo de Marte sanguinario,
ése es tu sacerdote más celoso,
y el primero que toma el incensario
y a tus aras se inclina silencioso.

¡Oh Lihertad! si al pueblo americano


la solemne misión ha dado el cielo
do domeñar el monstruo de la guerra
y dilatar tu imperio soberano
por las regiones todas de la tierra
y por las ondas todas de los mares,
no temas, con este héroe, que algún día
eclipse el ciego error tus resplandores,
superstición profane tus altares,
ni que insulte tu ley la tiranía;
ya tu imperio tu culto son eternos.
Y cual restauras en tu antigua gloria
del santo y poderoso
Pacha-Cámac el templo portentoso,
JOSÉ DOMINGO CHOQUEHUANCA

(Azángaro, Puno 1792 • 1854)

Domingo Choquehuanca disertó una pieza oratoria de gran valor literario, cuando Bolívar pasó por
Azá ngaro (Pucará ) con destino a Bolivia, se le tributó un encendido homenaje a Bolívar el cura
Choquehuanca pronunció n un encendido homenaje, donde el alma de grandeza del orador logró
emocionar al libertador en labios del puneñ o. ¿Có mo sucedió esto? Creemos que aparte de sus
intrínsecos méritos literarios, se ha conservado só lo este fragmento del discurso de Choquehuanca por su
valor paradigmá tico. Frente a la hinchazó n insustancial de los poemas, loas, discursos y controversias en
que abunda en la literatura colonial, este breve texto, tal como ha llegado hasta nosotros, significa un
cambio radical; en lugar del verbo gaseoso, es sustancia conceptual; en vez de frondosidad, es concisió n,
rapidez de imá genes y apasionado impulso.

Las palabras de Choquehuanca, por ú ltimo, como la poesía de Olmedo y Melgar, vinculan el pasado
incaico con la gesta emancipadora y apelan de ese modo a una fecunda integració n nacional". Su pieza
oratoria a Bolívar ha sobrevivido por su calidad patrió tica y la nobleza literaria que exalta su figura.

“Quiso Dios de salvajes hacer un gran imperio y creó a Manco Cápac. Pecó su raza, y lanzó a Pizarro.
Después de tres siglos de expedición, ha tenido piedad de la América y os ha creado. Sois pues, el hombre de
un designio providencial. Nada de lo hecho atrás se parece a lo que habéis hecho; y para que alguno os imite,
será preciso que haya otro mundo por libertar. Habéis fundado cinco repúblicas, que en el inmenso
desarrollo a que están llamadas, llevarán vuestra grandeza a donde ninguno ha llegado. Vuestra gloria
crecerá con los siglos como crece la sombra cuando el sol declina…”

MGariano Melgar Jó se Joaquín Olmedo

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