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Carmen Olé, autora del li DIlé, autora del libs voces mis importantes en la Sobre ella, Maria Negroni Literatura Femenin: “Noches on pone Adrenalina” es una de las nuevas Toone ctta por mujeres en Latinoamerica, esent6 una ponencia en el Primer Congreso de - que aqui reproducimos parcialmente. Carmen Ollé: Los besos de la cintura para abajo ace aproximadamente dos H afios, cuando lei por p mera vez Noches de Adre- ralina, envié una nota a Carmen Ollé que decia mas o menos esto: “Tu poesia me deslumbra porque en ella est presente todo lo que ccultan los espacios en blanco de nis poemas”. Reaccién personal al margen, no he dejado de pen- sar a partir de entonces en esta poesia como un lugar de referen- Gia obligatorio para la poesia es- crita hoy por mujeres en o desde Latinoamérica. Lo que sigue no son sino algunas reflexiones que pretenden fundamentar (tal vez innecesariamente) un asombro que todavia persiste. . . Me pregunto por qué esta poe- sia me remite a Ja idea de liber- tad como a una idea fija. Para contestarme, pongo mi atencién primero en la materia verbal, los modos de composicién del poe ma, la cohabitacion de lo narrati- vo dentro de lo poético, el modo en que se cortan los abruptos, los Yersos, Pero ello no alcanza. Es Preciso que me detenga en la ir: Prsién —no del todo articulable Pero sin duda alli— que me PrO- luce la dramatizacion— de lo fe- menino, Una dramatizacion que ne envuelve, me abofetea, no me 4a respiro, “Tat/30 afios irrever- Sibles”/“entregadas al que-hacer esesperadas 0 en busca del/a- Tante ideal”, la confrontacion Mite eal uae Le Maria Negroni cable coi Ia vejez que es se trata de una mu- agen de lo femeni- se. o con Ja representacion ima: impla ‘otra cuando | jer, 0 con la im ‘Hombrosiil e cHnelos dentales/soy yo esa vie: fita para dentro de 40 aos?” La Tue aqui es hablada lo es de la aye epeion de una mules St o a erinientos ni confabulaciones, Es el yo femenino quien habla y Bs Bipaz de verse y de nomrSS copedo otra historia, propia, ¥ G2 paso readquiriendo ‘el derecho jon visiones del mundo. “La sonrisa de la Monalisa indica el camino del envejecimiento/detenido por las cremas”. Versos que denotan un humor corrosivo, jugado des- de este lado, Y también las op- ciones: “Los labios de la libertina y los de la distinguida. . . tradu- ‘cen risa-volcingasto versus eco- nomia-sensualidad a dosis”. Una constatacion sin tregua del tabi, pero en Olé dicho con todas las letras, puesto de manifiesto co- mo modos de disminuir la muti- lacién o sintoma de que algo cam- bia, esta cambiando, Por ultimo, el efecto poético se desencadena en otra parte, ‘Ademds del despliegue de la des- vergiienza y la ironfa (“anoche besaba a mi hombre le suplicaba una nueva pose”), o la reflexion furibunda, que no cede, (“a pose es el esquema que traduce/la ma- nera de constitufrse en “los de a- riba” y “los de abajo”) hay més: hay otra vez la voz que se nos muestra en su reverso, en todo lo que la fuerza y lo dicho no trans- forma, en lo que ain no cambia y sufre, De igual modo que Lima que sigue all{, enfrentada a la “reali- dad” europea desde la que se es- criben los poemas, como simbo- Jo de los valores estéticos de quienes estén abajo en la pose sexttal, resumen de lo tabii, lo Scanned with CamScanner taarginal, la dependencia econé- mica y cultural, también en la voz femenina persiste el dolor. Y la rabia. De allf, el valor confesio- nal _y metaférico de uno de los versos més logrados del libro: “Bn Lima —dice Olé la belleza 5 un corsé de acero”, El tema de una identidad que pretende delimitarse, perfilarse a uno y otro lado de la linea que separa mundos diferentes, pero RO solo el primero y el tercer mundo “real” sino el imaginado, €s otra recurrencia, telén de fon. do de los temas “triviales” en los que se demora la poeta, Asf, las bafistas en el Mediterréneo 0 la cena en un restaurante vietnami- ta (puerco dulce) a metros del Boulevard Saint Michel son el contexto en el que ocurren evo- caciones del tipo de: “dejé de te- ner himen como de. tener amig- dalas en una operacién/de dos horas”. La contraposicién es vio- lenta y sirve ala vez a dos propé- sitos: por un lado instala la re flexién “lirica” es un tiempo iro. nico autodespiadado y ferozmen. te caustic que lo despoja de to. da emocionalidad, en segundo lu- gar desmitifica lo sublime del pai. saje culturoso y almibarado del oh Paris, Paris. Las postales no se pueden vivir dice Ollé (‘su natu. taleza es retiniana”) con lo cual Jo que se eleva a primer plano es Ja constatacién episédica de esce- nas tomadas al azar pero siempre ligadas a la experiencia de lo fe- menino: la pérdida de la virgin. acién en el lecho dad, una conversacion en! lecho con la pintora hol a, un cuerdo de su padre en la infancia, doloroso e inextinguible. En este moverse por escenas resulta lamativo en el libro hasta qué punto las imagenes vicarias pueden suplantar a lo real, Par! postal a todo color, las fotogra- ffas en que la poeta se ve sont sadesolada—en brazosde dos ex- trafias son el andarivel por donde otra dimensi6n de la experiencia (tal vez la verdadera? gtal vez la nica?) se vuelve posible, narra- ble, definible, “Todo lo que goza es verdadero Y sus consecuentes silogismos”, nos estampa Ollé y ese es sin du: da el gozne desde el cual empieza a desplegar su tela de arafia, su red sin nudo central, Me refiero al goce de la escritura, “El asunto es gozar manfacamente” repite y coherente, el poema se traslada Por vericuetos en donde las imd- genes se perversifican y dulcifi can altemativamente como si lo corrosive y lo lirico se necesita- ron reciprocamente, como si el acceso al goce implicara la nece- sidad de abritlo todo, liberdndo- lo, atreviéndose a frases como és. ta: “un gesto lascivo, entre los dedos un miembro gigante en. vuelto en cerda o tina maquina de descoser”, A veces la violencia es exhube- rante, entonces de inmediato tuna voz de contralto dice “Elsa Sire Margarita las amo porque nadie sabe qué camino/han tomado sus frustraciones”. Y una no pug dejar de pensar que ESM Somoy de algiin modo todas, poets ie dluida, al ataque y sumisas, con, judas y timidas, militanteg pe metidas. La misma Ollé amp, d espacio para que quepamos, ayn, que tampoco aqui se olvida dg nuestra condicion de latinoamert canas, esa otra marginalidad des. de la que miramos el mundo, k politica, el psicoandlisis, la cul, tura, Otras mujeres escribidoray que nos han precedido aparecen en su libro, Silvia Plath, Simone, Safo, las Bronte o la Woolf pero la linea de la diferencia perseye. ra en Noches de Adrenalina, “La, Woolf, dice Ollé, cuya amistad con la Ocampo hizo decir a ést ollada tengo el hdbito de escribir”, @Podria acusarse a esta poéti- ca de destructiva o petardista? Entiendo que no. La poesfa no deriva, a mi ver, de la tarea de de- velamiento de una belleza undi me y preexistente sino més bien de la fuerza y la obsesividad de ciertos modos de la Percepcién que precisamente por ser obsesi- vos son bellos, Encuentro que Ollé define un campo de exploraci6n y alli tra baja. Le interesa sobretodo esca- Par de la pulcritud —o como ella diria “de los besos de la cintura/ hacia arriba” —y prefiere buscar abajo donde todo esta més in- nombrado y los miedos se mue- ven @ sus anchas, Es decir, don- de el riesgo crece y con él la pos Scanned with CamScanner pilidad deun relampagueo—cuan. do la poesia se logra~ més nitido duradero. sect i Habria que detenerse, también, en el espesor que lo “real” (9 1¢, meal) alcanza en Noches de A. renalina. El acto de evocacion del pasado (un pasado lejano en al tiempo y en el espacio) permi- tea Ollé arrimarse a la imponde- nibilidad de lo vivido. Imagenes poca cosa que se suceden y que no obstante lucen vividas: “de ni- jajtenia el tic de la sefial de la uz”. Lo real, glo que fue real? ha sufrido también el deteriora que produce el tiempo y va ad- quriendo otra dimensién, Pero fal pérdida tiene tanta violencia que, como un boomerang, se vuel- ve una presencia, “Lo irreal era nuestro” dice Ollé, en uno de los momentos més licidamente me- lancdlicos del libro. Recordar es asi otro acto pla- centero, peligroso como “delin- quir por exceso de lujuria”, Otra vez la materia del poema se abre en.un abanico de posibilidades i- nagotables, La obsesion de cual- quier imagen (“una noche me destizaba en busca de mi herma- 20”) lesirve para el enfrentamien- {0 con Jo tinico que cuenta: aque- | médula de la existencia inaha- Prensible, la fracci6n de lo enten- dible que se vuelve de repente o- Paco, Dirfase que se trata de un aercamiento voluptuoso y soli- dario tan s6lo preocupado en co- Ter el limite de lo permitido “aun en el terreno de Ja imagina- (dice un poe- mer a imaginarlo to- aleanza lo Teal o no conceptual y Sorprende como si se tratara de una inteligencia implacable. El modo en que Olé puede decir en medio de un poema “lo obsceno sigue siendo para mf una prolon- gacin de la incertidumbre” por ejemplo. También una cierta con- Viecion visible en su poesia y que comparto, de que lo bello surge con inusual frecuencia al filo de la transgresion, (Digo esto a ries- go de que se me impute igual que a ella una “teorfa nerviosa de la historia”), Pero no es solamente eso. Es su posibilidad de trabajar alli donde el tabi gobierna lo que me atrae, Podria decir con Ollé: “lo obs- ceno sigue siendo para mi una prolongacién de la incertidum- bre” pero como seguirla cuando dice: “la crema nivea sirve para que la palabra pene se sumerja/ tranquilamente en la palabra a- no”? Como saltar de lo concep- tual-racional para tocar lo literal el cuerpo?. Es sin duda ese puen- te de bordes peligrosos lo que le confiere a esta poesia tanto po- der de seduccién, Sin embargo, en el momento en que digo —Ah, era eso— me doy cuenta de que atin no quedo satisfecha, Hay, todavia, algo mds: un lu- gar, un tono, una experiencia desde la que el limite se traspasa.

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