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ys ALL DE LA MIRADASesigarenzes S pm Un Fabulador Una tarde de tupida lovizna, un hombre pasea por las calles deun Por: Patricia de Sous barrio solitario. Es alto, moreno y en su mirada merodean pdjaros Fotos: (Oscar Pockeen tristes. El avanza lentamente, sus pasos son largos y livianos. Su mente estd sumida en el mundo de sus suefios. Sélo cuando la ve se da cuenta de que no estd dormido, sino despierto. ALINE Y ESTHER FARIAS Ella camina, suelia como wna hebra de oro al viento, La sigue. St, la Sigue, porque ese perfil no puede ser otro aia el de Aline ~Aline- grita desesperado, pero ella. nose. da. welia, 3010 ‘sigue caminando. ¥ él la sigue. Ella se dirige ‘hacia el malecdn. Camina muy rdpido y se ve forzado a apurar el paso para perderla de vista. Al cabo de un ‘momento, han legado al parque donde ‘se encuentra el viejo faro del malecén. Ella se aproxima al acantilado, luego estira los brazos y respira profun- damente. El la observa extasi La misma nariz, un poco redondeada en la punta. La media luna de su frente, el pelo negro atado en una cola cayendo como una cascada sobre su hombro. El mismo cuerpo delgado y las cintas de los misculos de sus pier- ‘nas, que la falda oculiaba hasta la rodi- Ma. Era ella, sin duda, habla tratado de ubicarla por todos los medios. En suca- a s6l0 enconiré a una anciana, dijo que hacta tiempo que la famil habla mudado a otro lugar ¥ no sabla d6nde. También buscé su mejor amiga y ésta habia partido a los Estados Uni- dos. Agoté las formas para encontrarla y todo fue initil. Pero, finalmente, el destino era generoso. All estaba y sblo tenia que extender la mano para sentir su piel latiendo bajo la yema de sus dedos. Pero habls. ~Aline- Al fin te encuentro ~ Aline- dijo. Ella volieé sorprendida, Habla percibido que le hablaban, pero no ‘habla entendido, ~Aline- volvidarepetirél y lavor se le apagaba. Ella le clavé la mirada y era nuevamente Aline. Cuando algo la sorprendia, lanzaba una mirada dura y cortance ~¢Aline?- dijo ella- Qué nombre | manera de afrontar el mui tan curioso, Yo me llamo Encarnacién Maravilla- y prosiguid: Oiga, zve el faro que esia alld? sehald of fro azul ‘con la punta del dedo y, sin esperar respuesta, continud hablando- Pues hay un hombre que sube todos los dias a limpiarlo y se queda allt toda ta tarde, hasta una parte de la noche. Hay otro hor que le lleva comida, Un dia logré y le pedi que me dejara subir la ‘comida para su ro. Queria ver {a ciudad desde allt. Le juro que jamés visto un espectéculo mds hermoso ése, La cludad arde de teas- El la :M4 en silencio. No era Aline, sin duda ella era mas joven. El sonri6, Ella dijo: -Oye, no te quedes mudo- cA ti te gustarla subir al faro, sf 0 no? -El Ccontesté:, (*Si, me encantaria, -Aline- Esta tarde hace frio, En Mira- flores, las calles estin bafiadas por una fina escarcha, Dentrodel café hace calor y los rostros de la gente brillan como bolas de cera. En un rincén esti sentado tun hombre delgado. Hay inquictud en sus movimientos. Busca a alguien y, en realidad, yo no sé a quign busco, pero percibo en sus ojos la espera y ya no du- do que es él. El escribe: Es un impulso, Una jo: Yo me ‘concibo como narrador, Siempre voy iihaginando historias, situaciones. ‘Comen6 en Viena. El tenia vein- tiginco aos y lo aquejaba una enfermedad. La convalecencia le cre6 la necesidad de escribir. Era necesario evadirse de alguna forma, inventar su. propio mundo. Soli- tario, 1a literatura se convirti6 en tuna amante silenciosa que com- parti sus dias. En el café, las risas y las ‘voces resuenan y se entrelazan con Jos cuerpos tibios. El parece wiste. Un cinturén de tristeza apricta su mirada y oprime sus hombros. De ato en rato, una sonrisa tenue ilumina su rostro. Rie con ironia, ‘Con aquellaironfa de los pocos que ‘notemen verse asf mismos.Con un poco de humor, claro ests. Buscar Sentido a la vida. El ‘amor la iteraturason lasalvacién, El Ginico sentido. No me ha intere~ sado el poder y cl dinero. En una época queria ser un escritor importante, pero hace mu- cho tiempo que no me interesa Pensur si voy llegar ono. ,Aquélo atribuyes? A que tengo un sentido muy autocritico y que mis novelas no tienen el mismo nivel de mis ideales. Ademés, no sintonizo con laépoca. Un timido z¥ el juego del amor? Sabes que yo me Ievo muy bien on las mujeres, Mis. mejores amigas han sido ‘mujeres, mi madre, mis hermanas, Pero Toque no me gusta de ellas es que nunca tienen un proyecto personal. Se aferran a proyecto del hombre y exigen que siempre tenga uno. El padre, sf. Quieren alpadre. Youmbign hebuscadouno. Ya Virginia Woolf lo habla expuesto en “Un.uarto propio”. Lamujer debe tener independencia econémica para tener independencia ideolégica. Otra cosa ae inguieta, y eso pienso Pe ponerlo,¢s que en la narracin, por, ejemplo, las mujeres han demos- Joen todo el mundo que son grandes. En Sudamérica hay ahora una serie de escritoras de la misma importancia que ‘cualquier otro escritor. Sin embargo, en ese aspecto, en el Pert se nota un vacio, ‘Tengo aimpresién que.eso se debeaque lareflexiGn de a mujer sobre su lugaren lasociedad peruana.esatin limitada .Los narradores no tenemos una compafiera enel camino, Las mujeres deberian salir desus temas “femeninos” para ser, sim- “Sabes que yo me llevo muy bien con las mujeres”. plemente, narradoras. gA qué lamas temasfemeninas? Al amor, al cuerpo. Con eso puede ha- ‘corse poesia y hay muy buenas poetas, Pero no narracién. Seria maravilloso ‘gozar con la sensibilidad de una mujer narradora, una Doris Leissing o una ‘Yourcenar, _ Lima, Regreso de Viena: el ‘impacto es tan intenso. Estuvo varios dias sin hablar. Luego escribié, para ceximir, para vivir. Publica su primera novela “La Colina de los Arboles”: Un joven sufre la encarnacién de la lucha Por la identidad. Ahora es més dificil oder hilvanarse con los otros. O son demasiado frivolos, © son demasiado afectivos, 0 demasiado hipécritas, Y tiene, en parte, raz6n. Lima es un con- glomerado de bajas pasiones, de en dias, pero también de grandes solida- ridades y grandes afectos. Pero estoy aqui, dice 61, porque odio y quicgpa Lima. ae ‘ fo hay amor sin esa pola: rizacion amor-odio. ;Pero por qué no hhablamos de amor por una mujer’ yatamoren is novelas so que motiva a mis personajes. Encamac Maravilla es una mujer de extraccion baja que se enamora de un obrero de la International Petroleum Company. Sale embarazaayuego daa tuz ‘en medio del desierto. Completamente sola. De ahi nace Esther Farias, que vaa ser el personaje del segundo tomo ‘que no se publicé. {Y ti tienes hijos? Tengo tres. Tres hijos -yarones y siempre he querido tener hijas. Creo que viene de familia: so- ‘mos tres hermanos, todos hombres. ‘Uno de ellos se cas6, tuvo un varén, se divorcid, se volvid a casary tuvo ‘iro varén, La hija no lleg6, acaso por desercién divina. A los trece aflos yo era muy religioso. Mi abuela me lo inculc6. Era una su- ccursal del Cieloen la Tierra. Ahora, ‘ese sentimiento reflorece profun- damente, iTesentiasculpable? Yono, Tenia un fervor muy imaginativo. Ponia las estampitas en fila y Ie aba a cada una un papel en la vida real. Un fabulador. Por un momento, habla el socidlogo, el experto en posimo- demidad. Perolomssimportante es escribir. Una novela, otra, otra y ira. Ei reconocimiento ain no Nga, Algunos premios, sf. Pero la critica ain no lo acoge én su lecho como a uno de sus hijos. El es un narrador, un narrador en esencia y Ia popularidad es un gesto, a veces muy mezquino, para el escrtor, El ¢s, ante todo, un fabulador.

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