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L a Escuela que Sueño

En un país muy lejano, un país donde todo es posible y nada es


imposible, un país conocido con el nombre de SiempreSueña, había
una escuela muy especial. Era la Escuela de Sueños.

Muchos querían ser admitidos en la Escuela de Sueños, ya que en


ella podían enseñar el arte de soñar. En la Escuela de Sueños,
cuando un sueño salía de la cabeza de sus alumnos les enseñaban a
moldearlo con las manos, con la mente y hasta con los pies,
enseñaban un arte muy antiguo, el arte de modelar los propios
sueños, de darles forma y soltarlos para que puedan volar y cumplirse.
Los requisitos para entrar en esta escuela tan especial eran los
siguientes:

 Atreverse a soñar.
 Soñar al menos una vez al día.
 No cortar los sueños, o darles formas que no les
correspondan.
De este modo, prácticamente todos los habitantes del país
SiempreSueña eran admitidos en la escuela. Ocurrió que uno de los
habitantes incapaz de soñar, nunca pudo entrar en la escuela y muy
enfadado tuvo que ir a otros reinos a estudiar.

A su vuelta, todavía furioso decidió crear otra escuela diferente, la


Escuela de la Realidad, fue el nombre que le puso. En esta escuela,
se enseñaba a los alumnos y alumnas a recortar los sueños que
salían de sus cabezas y darles una forma más adecuada y más
práctica, también más útil.

SiempreSueña, pasaba por un periodo de crisis, y la gente empezó a


pensar que los sueños no sirven para comer. Así que poco a poco la
nueva escuela empezó a llenarse de alumnos y alumnas, dejando la
escuela de soñar con sus aulas vacías.

Pronto la gente empezó a pensar igual, ya que apare de sus sueños


recortaban todos sus pensamientos con las mismas medidas. Pronto
SiempreSueña dejo de ser un país lleno de color y de magia. Y la
crisis continuaba, la realidad tampoco les servía para comer, pero
ellos creían que así saldrían de la crisis. Ahora estaban más tristes.

Fue entonces cuando el director de la Escuela de los Sueños,


decidió reunirse con el director de la Escuela de la Realidad. Tras
varias reuniones, decidieron unir sus escuelas y crearon un nuevo
método: enseñarían a los alumnos y alumnas a pensar y a soñar,
dejarían que ellos mismos moldeen sus sueños, sin recortarlos todos
con el mismo patrón, pero les enseñarían como acoplar esos sueños a
la realidad, como emplearlos en contextos reales y concretos.

De este modo SiempreSueña volvió a llenarse de sueños y soñadores,


volvió a llenarse de color y de magia. Pero ahora podían hacer que
sus sueños fuesen útiles.

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