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ENTREVISTA

Javier Giner: "El toxicómano piensa que la vida


debería estar libre de dolor"
El guionista y director relata su descenso a los infiernos de la cocaína, el
alcohol y el sexo y el viaje al autoconocimiento para salvarse en el luminoso
libro 'Yo, adicto'

Javier Giner publica el libro autobiográfico 'Yo, adicto' (Antonio Navarro)

k l s

Justo Barranco
Barcelona
12/04/2021 20:02Actualizado a 12/04/2021 20:54

Un descenso a los infiernos. De la adicción al alcohol, a la cocaína y al sexo. Y


un resurgimiento. Un largo proceso de desintoxicación que no es sólo de
sustancias sino sobre todo de ideas y emociones. De las ideas y emociones que
llevaron al guionista y director Javier Giner a una espiral autodestructiva
repleta de dolor, de culpas, del sentimiento de ser un farsante, de ser
defectuoso. Giner publica ahora Yo, adicto (Paidós), un relato de su caída en la
enfermedad de la adicción y de su salida que es todo un viaje al
autoconocimiento y al perdón con el que no es necesario ser adicto para
identificarse. O quizá es que hay mucha gente que no sabe que es adicta.

Antes de abordar su libro: usted se ha incendiado en las redes sociales


por la entrevista de Jordi Évole a Miguel Bosé este domingo. ¿Por qué?

Me encendí porque me parece irreal y muy irresponsable lo que hizo Bosé. Si


es real lo que cuenta, que se ha pasado 20 años tomando dos gramos diarios de
cocaína, no me cuentes una película, un cuento de hadas de que un día
subiendo al escenario tuviste una epifanía y te decidiste quitar de todo, que
todo está en la mente.

Me pareció un vendehumos, no es para nada real. Si es real que has pasado por
eso, sé más generoso y habla de ello con rigor. Cualquier persona que ha
pasado por un proceso de desintoxicación o ha tenido un problema de
toxicomanía como es estar consumiendo lo que él decía, que es una
enfermedad, debe ser más generoso con la gente que está ahí fuera: explícales
que deben pedir ayuda, que de esto no se sale solo, que pidan ayuda y no
tengan vergüenza.

"Me pareció ruin que Bosé contase eso. La gente no deja de


estar enferma con las adicciones porque quiere, sino
porque le ayudan"

Me pareció ruin que Bosé contase eso. En el tema de la toxicomanía hay


mucha gente que piensa: "Si no sale de las drogas es porque no quiere, o si es
yonqui es porque quiere. Y no, es una enfermedad, una ruleta rusa. Y la gente
no deja de estar enferma porque quiere, sino porque le ayudan, porque hacen
un trabajo muy profundo y pasan por mucho sufrimiento. No es tan sencillo
como cambiarse de camiseta. A Bosé le escuchabas hablar y era como si dijera:
"No voy a usar más el color rojo". No vale. Me parece delirante que alguien que
supuestamente ha pasado por eso hable de ello en esos términos.

¿Qué es para usted la adicción? ¿Qué enferma a la gente? ¿Qué le enfermó a


usted?

Primero hay que explicar que adicto no es el que consume, sino el que no
puede dejar de consumir aun cuando esté destrozando su vida. Estar
enganchado a las drogas no es la adicción, sino el síntoma de la adicción. La
verdadera enfermedad es emocional. Ser toxicómano, consumir de esa
manera, es como la fiebre, que no es la enfermedad, sino un semáforo rojo del
cuerpo cuando hay una infección. Y si te tomas paracetamol la fiebre se va,
pero eso no elimina la infección. La verdadera enfermedad de la adicción son
todas esas emociones y cosas que me pasan en mi vida y tienen un efecto
devastador. Todos esos sentimientos y vulnerabilidades que me llevan a
buscar una escapatoria que es una respuesta totalmente inadaptada, porque lo
que hace es apresarme todavía más. Para mí eso es la adicción.

"Tú puedes dejar una sustancia adictiva, pero en realidad la


enfermedad es otra"

Por eso cuando ingresas en un centro de desintoxicación te eliminan todos los


estímulos. Te quitan el móvil, la tele, internet, que tengas contacto con la
gente del exterior. Te aíslan en una burbuja sin estímulos para que no tengas
otra manera de vivir que enfrentándote a ti mismo. Y que salga el Kraken.
Porque tú puedes pasar el mono de la heroína, pero eso no es estar recuperado.
Hasta que no te ocupes de todo lo que te está pasando por dentro, eso puede
reaparecer. De ahí las recaídas. He visto gente que se desintoxica de heroína,
dejan de ser heroinómanos, pero vuelven a los tres meses convertidos en
cocainómanos. Tú puedes dejar la sustancia, pero la enfermedad es otra.

Usted es adicto en cierto momento a la cocaína, al alcohol, al sexo...

En mi caso hay una cadena. Jamás en mi vida me he drogado sobrio. Había


una cadena y por eso tuve que ir separando los eslabones para ser consciente y
trabajarlos, una cadena donde estaba el alcohol, la cocaína y el sexo. En los
toxicómanos uno de los mayores aprendizajes es aprender a aceptarnos a
nosotros, no esas imágenes de superhombre que nos llegan si no aceptar quién
eres, con todas tus limitaciones, tus vulnerabilidades, tus frustraciones. Por
que, ¿qué ocurre? Que todas esas argollas no solo están relaciones sino que
todas obedecen al mismo mandato de autodestrucción.

"Llevo 12 años viviendo sobrio y no me he vuelto a acostar


con 25 personas a la vez. Yo no quería hacer eso"

En el libro lo escribo: si tu fetiche es acostarte con 25 personas a la vez, no


tengo nada que decir. Bienvenido sea. Pero para mí no era mi fetiche. Llevo 12
años viviendo sobrio y no me he vuelto a acostar con 25 personas a la vez. No
quería hacer eso. Si hubiera tenido la capacidad de reflexionar y decir "¿es esto
lo que quieres?" la respuesta habría sido no. Y sin embargo lo hacía. Y eso iba
unido a ponerme como Las Grecas hasta llegar a la inconsciencia como una
forma de autocastigo, de autodestrucción. He tenido que aprender a lo largo
de todos estos años que no es tan fácil como decir "a partir de ahora no". Te
pasan cosas por el camino. Yo he tenido que reaprender a relacionarme
sexualmente con el exterior porque internamente el sexo para mí era una
herramienta de autocastigo. He tenido que reconectar y reaprender a
vincularme sexualmente con el exterior como lo que es: que dejase de ser una
pulsión de muerte y reaprender a convertirlo en una pulsión de vida.

Habla de cómo las drogas son un síntoma de dolor. Habla de autocastigo,


pulsión de muerte. Y su libro es un viaje al autoconocimiento. ¿Qué
descubre que le causa ese dolor tan profundo? ¿Por qué se quiere
castigar?

Muchísimas cosas, es una enfermedad complejísima, reducirla a una sola


razón concreta no es real. Es una especie de batidora donde entran
inseguridades, ansiedades, complejos, herencias familiares, una educación de
una determinada manera, los mensajes que recibimos del exterior y cómo nos
hablamos a nosotros mismos, la forma que tenemos de vincularnos... Somos
una sociedad de la imagen, que no se vea, que no se note, si tienes un grano te
lo tapas, si tienes un mal día dices en Instagram que estás supercontento. Por
eso son tan importantes discursos como el de Íñigo Errejón en el Congreso,
poner la salud mental encima de la mesa. Porque vivimos en la sociedad de la
otra bancada, la de '¡vete al médico!'.

"La ansiedad, los complejos, las inseguridades, el rechazo a


uno mismo, la sociedad de la soledad, eso nos pasa a todos"

Pero la ansiedad, los complejos, las inseguridades, el rechazo a uno mismo, el


sentirse un imbécil, el sentirse solo, la sociedad de la soledad, eso nos pasa a
todos. A todos. Hay gente que aprende a gestionarlo y no necesita pasar por el
infierno que yo pasé para solucionarlo. Pero es llamativo que yo todo eso lo
aprenda, lo integre o me lo enseñen porque ingreso en una clínica de
desintoxicación. ¿Cómo puede ser que vivamos en una sociedad donde
sepamos geografía, física, matemáticas, pero nadie, jamás, nos enseñe cómo
vincularnos con nosotros y con el otro, si somos seres que no hacemos más
que relacionarnos? ¿Cómo puede ser que de todo eso no se hable?

Habla de una combinación multifactorial, pero en el libro aparecen


factores bastante concretos en la base de las adicciones, como una baja
tolerancia a la frustración.

El más importante es ese, una bajísima tolerancia a la frustración. Y luego el


concepto de la gratificación instantánea. Siento dolor. Me pasa algo y necesito
escapar. La incapacidad de sentir malestar. Esas son las dos características
principales. La conciencia del arreglo rápido. No puedo sentir dolor, malestar.
Lo he de arreglar ya. Eso te lanza a una conducta adictiva, absolutamente
compulsiva, donde no tienes la capacidad de decir "esto me está causando
consecuencias muy negativas, lo tengo que poner en 'standby', aguantarme y
atravesarlo" como hace cualquier hijo de vecino.

"El proceso de desintoxicación es un proceso de


desaprendizaje"

El toxicómano tiene baja tolerancia a la frustración porque pensamos que la


vida debería estar libre de dolor y que nosotros deberíamos poder controlar a
la vida y deberíamos ser perfectos, todopoderosos y obtener siempre lo que
queremos. Son creencias impresas a fuego, porque son mensajes que
recibimos continuamente del afuera que no se van porque subas a un
escenario y decidas dejarlo todo. El proceso de desintoxicación es un proceso
de desaprendizaje. Tienes que desaprender muchas cosas para poder aprender
otras nuevas.

"Coges quien eres o en quien te has convertido, lo


deconstruyes y con todas esas piezas desparramadas
construyes el verdadero yo"

Lo comparo a La invasión de los ultracuerpos, que tienen tu cuerpo pero no


eres tú. Coges quien eres o en quien te has convertido, lo deconstruyes y con
todas esas piezas que han quedado desparramadas construyes el verdadero yo,
por así decirlo, con el que la enfermedad ha arrasado. Por eso arranco el libro
con la cita de T.S. Eliot que dice que hay momentos en la vida en los que te
encuentras con todas las piezas sueltas y te preguntas qué va a salir de ahí.
Con suerte sale tu verdadero yo, que la enfermedad ha destruido.

En la deconstrucción que vive usted se muestra que está cargado de


culpas, se siente siempre una especie de farsante y vive entre extremos,
en las esquinas, como dice su terapeuta. Todo o nada. ¿De dónde sale todo
eso y cómo se cambia?

Se supera con mucho trabajo personal y mucha prueba y error. No soy un


superhéroe, ni me he convertido en un gurú, ni levito ni vivo en el nirvana.
Hay día mejores y peores, que pienso que soy un imbécil y otros que digo qué
guapo estás hoy. Como una persona normal. El todo o nada es una mentalidad
muy toxicómana. O me destrozo o soy un santo. Aprender que ninguno somos
ni villanos ni héroes para los toxicómanos es importante, permitirse tener
errores. Me voy a equivocar millones de veces en mi vida, aceptar que soy
humano y me voy a equivocar es necesario, porque si no va a aparecer la culpa
y con ella el autocastigo.

"Todos nadamos en culpa, vivimos en una sociedad de la


culpa. Hay que ir rompiendo esas ataduras"

Todos nadamos en culpa, vivimos en la sociedad de la culpa, porque has dicho


no sé qué o hecho no sé cuánto. Cuando no nos la instauran los padres, lo
hacen los educadores, o los jefes, o los amigos. Ciertas personas somos muy
sensibles a eso y hace que nos consideremos culpables. Hay que ir rompiendo
esas ataduras. Yo cometo un error ahora y digo "me he equivocado, tienes
razón, lo siento", pero elimino la parte de la culpa porque no me sirve de nada.
Yo soy homosexual, fui educado en un colegio y una universidad religiosos, en
una familia de cierta manera y he nadado en culpa toda mi vida...

En el libro muestra cómo su homosexualidad le empuja a también a ese


autocastigo.

Porque de repente descubro que tengo una homofobia interiorizada que me


lleva a sentirme de menos, sentir complejos. Vivo mi homosexualidad de
manera libre, pero emocionalmente hay cosas de las que no me estoy
haciendo cargo. Que son los millones de mensajes con los que he crecido
hablando del homosexual como un ser inferior, un ser, como dice la religión,
que no merece casarse en iglesias, porque son enfermos, y con esta
masculinidad hegemónica que te pide ser un macho porque mostrarte
vulnerable te hace una nenaza.

"Entré tres semanas en la clínica y salí como si estuviera


desintoxicado. Solucionado... Volví seis meses más tarde
con la cabeza gacha"

Todo eso son mensajes que consciente o inconscientemente vas echando en la


mochila. Y es la sopa que se va haciendo poco a poco. Por eso hablo de
desaprender. Mucho de la desintoxicación es sacar todas esas cosas de la
mochila y ver qué está pasando aquí. ¿Con esto qué hago? ¿Soy un enfermo?
No. ¿Soy menos por esto? No. Por eso yo entro tres semanas en la clínica y
salgo como si estuviera desintoxicado. Solucionado... Pero vuelvo seis meses
más tarde con la cabeza gacha. Porque hacer todo esto lleva tiempo,
desintoxicarse es un proceso largo.

No es desintoxicarse de sustancias, sino también de ideas.

De ideas, sentimientos, emociones. Puedes pasar el síndrome de abstinencia


en la clínica. Y físicamente estás bien. Pero no quiere decir que estés curado.
Dejar de consumir es el primer paso necesario. Pero luego hay que pedir
ayuda. Necesitas a profesionales que te echen el salvavidas, porque tienes que
aprender a reordenar y gestionar todas estas piezas. Para saber lo que te pasa
no tienes las suficientes herramientas. Para que lo entienda todo el mundo:
¿Cuántas personas se encuentran con ataques de pánico, de ansiedad y no
saben lo que les pasa? No nos han enseñado a identificar estas cosas. Esas
personas han de acudir a un profesional de la salud mental y preguntar qué les
pasa, por qué llegan cada día a casa con ataques de llanto y no pueden dormir
y sus relaciones se van al carajo. El profesional te muestra el camino, que lo
tienes que recorrer tú. Te van guiando poco a poco, nadie cambia en 24 horas.

¿Es un cambio a quererse uno mismo?

Tal cual. El proceso de superar la adicción es el de aprender a quererse a uno


mismo. Y al aprender a quererte a ti mismo, aprender a querer a los demás. Y
aprender a perdonarte a ti mismo y, por reflejo, aprender a perdonar a los
demás. Y aprender a aceptarte, con las luces y con las sombras. Me pasan todas
estas cosas y no pasa nada. No soy un bicho raro, no soy un alien. Es el camino
de aprender a despojarte de todos esos personajes que todos nos creamos, eso
de no pasa nada, estoy bien, y aprender a ser sincero, real, me está pasando
esto. Y estoy jodido. No pasa nada. Necesito ayuda. Pídela.

En este proceso el amor le sirve: la experiencia con sus compañeros de


desintoxicación es especialmente bonita y muy útil, y su punto de
inflexión, por el que se va a desintoxicar, es el doloroso momento en que
su madre ha de ir a pagarle los prostitutos y la droga a un hostal de
Madrid porque se ha quedado sin dinero. Y ella sale destrozada.

Se dice que todos los toxicómanos, a no ser que lamentablemente mueras por
la adicción, tenemos un momento o dos de lucidez. Como si alguien te diese
un sopapo en la cara y durante cinco minutos despertases. Eso es tocar fondo,
llegar a la conclusión de qué estoy haciendo con mi vida. Dependiendo de las
personas, esos fondos son cosas muy diferentes. Hay gente que acaba presa
porque ha entrado en un cajero y ha pegado un palo a alguien. Yo toqué fondo
al ver a mi madre, esa imagen que nunca voy a poder olvidar. No puede ser. No
es que me esté destrozando a mí, es que estoy destrozando a la persona que
más quiero.

"En la comunidad terapéutica dejo de sentir vergüenza, de


sentirme un bicho raro, un desecho humano, un monstruo
desfigurado"

Cada uno de mis compañeros pasó por sus fondos respectivos, con
profundidades muy distintas, pero lo importante de la comunidad
terapéutica, del grupo de compañeros y de la red de apoyo es que por primera
vez estando en esa comunidad y hablando con gente que está experimentando
lo mismo que yo dejo de sentir vergüenza, de sentirme un bicho raro, un
desecho humano, un monstruo desfigurado que no sabe ni qué está haciendo.
Me veo reflejado por primera vez en otras personas y veo que les pasa lo
mismo que a mí, no estoy solo.

"Los profesionales no me miraban con juicio, culpa ni


condescendencia, sino como a un ser humano valioso y
digno, aunque tuviera mil problemas"

En la última época de mi adicción vivo aislamiento, hay una profunda


sensación de culpa y de vergüenza, tengo la sensación de que todo el mundo a
mi alrededor sabe vivir y yo soy un monstruo incapaz. Y parte de mi
recuperación se la debo a los ojos de los profesionales, que no me miran con
juicio, ni culpa, ni condescendencia, me miran como a un ser humano valioso
y digno, aunque tenga mil problemas, aunque me muestre de la manera más
repugnante, jamás pierdo para ellos la validez ni la dignidad. Por eso es tan
importante la comunidad terapéutica, elimina el aislamiento y la soledad, y
sobre todo te ves reflejado y te sientes acompañado y acompañas a personas
que están tan mal como tú.

Leyendo su libro se tiene la sensación de que hay mucha gente que es


adicta y no lo sabe.

Sí. Vivimos en una sociedad profundamente adictiva a muchos niveles. El


prejuicio de que el alcohólico es esa persona que se levanta a las nueve de la
mañana y se mete una botella de vodka... yo he sido alcohólico y soy
alcohólico y jamás lo he hecho. Hay muchos tipos y jerarquías de adicción,
igual que la salud mental no son sólo personas que han desarrollado una
esquizofrenia paranoide y necesitan un ingreso psiquiátrico, sino que la salud
mental nos afecta a todos, ese sólo es el caso más extremo.

"Vivimos en una sociedad profundamente adictiva y hay


mucha gente que es adicta y no es consciente de que lo es"

La adicción no es sólo la persona que va por la calle arrastrando un carrito


lleno de botellas. Vivimos en una sociedad profundamente adictiva y hay
mucha gente que es adicta y no es consciente de que lo es. Yo tengo ahora el
radar yonqui integrado y detecto los problemas de consumo a kilómetros de
distancia. No voy por la vida diciéndole a nadie cómo debe vivir. Pero a
menudo siento tristeza, que no es superioridad ni condescendencia, y pienso
qué putada, lo eres y no te estás enterando. Pero no soy Gandhi ni tengo la
arrogancia de decirle a nadie cómo debe vivir. Ni creo ser ejemplo de nada. El
libro lo he escrito por si puede acompañar a gente, pero no es una guía para
salir de la adicción ni un libro de autoayuda. Si quieres salir, pide ayuda. Pero
el camino es tuyo. Este es el mío por si te puede servir de algo y acompañar.
Pero tu camino es personal.

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