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Con solo año y medio William James Sidis ya era capaz de leer el periódico.
Con 8 años hablaba ocho idiomas. Pero los consideraba limitados, así que
inventó el suyo propio. A los 11 años ya era universitario en la universidad más
prestigiosa de Estados Unidos. En cierto modo nunca llegó a ser un niño, a
tener una infancia. Ese fue el primer gran error, el primer drama de su vida.
Desde que la Humanidad dejó de guiarse por la ley del más fuerte, las
supersticiones y las religiones, y abrazó la ciencia, la inteligencia se considera
una virtud a la hora de encontrar un buen trabajo o ganarte la vida.
Hoy en día estos test se consideran válidos para la ciencia: quien los supera
es realmente inteligente, no se puede hacer trampas.
Y esto nos lleva a William James Sidis. Según los psicólogos, cifras mayores a
201 solo se dan una vez entre 8.000 millones de personas. Y en el planeta
viven actualmente 7.500 millones personas, aunque a lo largo de la historia
podrían haber vivido más de 100.000 millones de humanos.
Niño prodigio
Se sabe que parte de la inteligencia, o al menos la capacidad para
desarrollarla, proviene de los padres. De los genes. Es lo que algunos
psicólogos llaman Factor G. Y se sabe también que la inteligencia puede
cultivarse y fomentarse desde la infancia.
Curiosamente la única ciencia que no dominaba era las matemáticas. Así que
con 6 años su padre le inculcó esta materia por medio de las clases y estudios
intensivos.
La cárcel y el retiro
Sidis se consideraba a sí mismo un socialista. Con 19 años participó en una
manifestación del Día de los Trabajadores, que terminó en disturbios. Fue
detenido y condenado a 18 meses de prisión.
Este incidente le puso en portada de todos los periódicos. A la prensa le encantan
los casos de los genios que caen en desgracia, y un titular con el adolescente
graduado en Harvard que acaba en la cárcel, tenía mucho tirón.
Aún así escribió varios libros bajo pseudónimo que no llegó a publicar, porque
los editores no querían publicar libros con nombres falsos. Algunos de ellos,
como The Animate and the Inanimate, en donde explica el origen de la vida y
formula sus propias leyes, son realmente brillantes. Se conservan cuatro
libros, 13 artículos y un centenar de columnas en revistas en la web Sidis.net.
Inteligencia emocional
La triste vida de William James Sidis se usa a menudo por los psicólogos
para mostrar cómo la inteligencia no es suficiente para tener una buena vida, o
ser feliz. También ha servido para que las universidades americanas
establezcan nuevas normas de supervisión a la hora de admitir alumnos en
edad infantil o adolescente.
Hoy en día además del coeficiente de inteligencia se tienen en cuenta otros
aspectos, como la inteligencia emocional : la capacidad de las personas para
relacionarse, y desenvolverse en sociedad.