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INTRUDUCCION
El 22 de noviembre de 2002 se publicó el texto de la ley provincial 9053, con lo que entro
de inmediato en vigencia a tenor de lo previsto en su artículo 80. Después de 15 años de
gestación, quedo incorporado el nuevo instrumento que ordena el ejercicio del patronato
de menores en Córdoba. Sustituyendo definitivamente a la ley 4873/66.
La ley quiere puntualizar la inserción que cada uno de los miembros de la Magistratura de
menores tiene desde la consagración de un nuevo paradigma en la protección judicial.
Culminado un largo proceso que tuvo comienzo a mediados del año 1987 cuando, durante
el gobierno de Eduardo C. Angelos su ministro Rubén Martí convoco a la preparación de
un cuerpo normativo que regulase de modo integral el deber-potestad del Estado en la
protección de los menores de edad de riesgo social.
Todavía no se había votado en la UNU la Convención sobre los Derechos del Niño pero ya
se conocían las reglas mínimas para la Administración De Justicia De Menores (Beijin
1985) que aportaban a las naciones un marco jurídico de referencia para la intervención
estatal de tutela y corrección.
Aunque elaborado en tiempo, no consiguió el proyecto resultante estado legislativo, ya
que las consultas que se hicieron a los organismos involucrados, particularmente los de
agentes estatales (empleados y docentes del entonces Consejo Provincial de protección al
menor), arrojaron una fuerte resistencia a aceptar disposiciones innovadoras que
consagraran un ritual ordenado en la actuación judicial y una concepción
preeminentemente socio pedagógica en la atención administrativo-institucional.
Retomando en 1998, durante la gestión de Ramón B. Mestre y por iniciativa de su ministro
Oscar Aguad, el proyecto tropezó con similares obstáculos, pese al compromiso
internacional que la nación había contraído al ratificar la Convención de los Derechos del
Niño y tampoco pudo prosperar. Al año siguiente, y a muy poco de asumir el gobierno de
José M. De La Sota, su ministro Carlos J. Lascano hizo suyo el emprendimiento y convoco a
sus colaboradores, quienes revisaron el proyecto existente reformularon muchas de sus
determinaciones, agregaron otras que juzgaron indispensables, todas referidas al
ejercicio del patronato de menores en el ámbito judicial, y suprimieron las que ordenaban
la organización y funcionamiento del ente administrativo de protección ya que había
decisión política de regularlo en un cuerpo normativo distinto. Las consultas que se
hicieron fueron muy amplias, a partir del texto tentativo, y se incorporaron en mayoría las
sugerencias y aportes que se recibieron al respecto.
EL CONTEXTO SOCIAL
Del análisis de la ley en cuestión podemos deducir que se trata de una ley que se presenta
desde la concepción del paradigma de protección integral. Entiende que la protección
judicial de los derechos del niño y del adolecente, hasta la mayoría de edad, debe
conjugar tutela y garantías, llama a disponer las medidas efectivas de cuidado y educación
cuando se hayan en conflicto, como exige que se oiga a los mismos, sus representantes y a
otros interesados, se les permite producir y controlar las pruebas, y se les brinden las
razones de hecho y de derecho que legitiman la intervención estatal en el caso.
Pese a esto, se revela que aún sigue existiendo principios del paradigma tutelar ya que no
crea un procedimiento administrativo capaz de generar medidas de protección de
derechos a través de programas y acciones que fortalezcan la familia de manera
prioritaria, sino que, por el contrario habilita la “protección judicial” para que
En sus cinco primeros artículos, la ley dispone las obligaciones del Estado, de la Familia y
de la Comunidad, sentando las bases y deberes hacia los niños y adolescentes.
Artículo 1: Responsabilidad. La familia, la comunidad y el Estado Provincial son
responsables y garantes del desarrollo físico, psicológico, moral, espiritual y social de los
niños y adolescentes menores de edad, conforme a lo establecido por la Convención de
los Derechos del Niño y la Constitución Provincial.
Artículo 3: Protección Judicial. Los niños y adolescentes menores de edad, cuyos derechos
fundamentales estuvieren en conflicto, quedarán amparados por la presente Ley, y
gozarán de la protección judicial para la determinación de las medidas tendientes a
restablecer sus derechos vulnerados.
Esta ley, lo que viene a restablecer son las competencias de los órganos que intervienen,
ampliando las facultades de la Camara, del Juez, etc. Vemos que regula dos procesos, el
previsional y el correccional. A continuación, remarcamos los puntos mas importantes en
donde incide la voluntad del niño, o se lo escucha.
Artículo 22: Conocimiento del niño o adolescente. Avocado el Juez, deberá conocer y oír
en forma directa y personal al niño o adolescente y a sus representantes legales en el
término de cuarenta y ocho (48) horas.
Asimismo dispondrá las medidas urgentes que correspondieren, y ordenará los informes y
peritaciones conducentes al estudio de la personalidad del niño o adolescente y de las
condiciones familiares y ambientales en que se encontrare.
Luego, cuando rige la guarda, satisfechos los requisitos exigidos para la petición de guarda
el juez escucha al peticionante, al Asesor de Menores, al niño y adolescente y a los
representantes legales de este.