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Según el Código Civil la herencia se constituye por tres tercios: el tercio de

legítima, que afecta a todos los herederos forzosos de manera igualitaria; el


de mejora, que se podría dar a hijos o nietos, y el tercer tercio de libre
disposición. Este último puede repartirse como se desee y a quien se
desee, incluso aunque no sea de la familia. Sin embargo, los otros dos
tercios son distintos.

El tercio de legítima debe repartirse entre los herederos a partes iguales,


mientras que el de mejora tiene que repartirse también entre los herederos
pero la parte que corresponda a cada uno la determina el testador. ¿Qué
significa esto a efectos prácticos? Que el testador puede dejar un tercio de
su patrimonio a quien desee, y los otros dos tercios solo a sus herederos
repartiendo como considere oportuno siempre que respete la legítima
estricta, esto es, la parte mínima de la herencia que le corresponde a
cualquier heredero. Otra cosa es que los demás hijos rechacen su parte,
ante notario, en el caso de una vivienda, por ejemplo, a favor de uno de sus
hermanos, a quien el padre o madre deseaban dejarle el inmueble. Si no
hay renuncia, será difícil dejar una vivienda, siguiendo con este caso, salvo
que se tase la casa y se entregue el porcentaje correspondiente a sus
hermanos, los otros herederos forzosos.

n el sistema legal español los padres tenemos una limitada libertad a la hora de


distribuir nuestra herencia. En algunas comunidades autónomas esa libertad es mayor por
tener una normativa propia, pero en la mayor parte del territorio español el Código Civil
establece que una tercera parte de la herencia deben recibirla por igual los hijos; otra tercera
parte puedo distribuirla libremente entre hijos y nietos; y con la restante, tengo libertad
plena para dejársela a quien quiera.
Por tanto, un padre puede ordenar la distribución de su herencia de forma desigual entre sus
hijos y descendientes, favoreciendo a unos con relación a otros. Esa decisión depende de
la exclusiva voluntad de la persona y no es necesario dar explicaciones ni justificarla.
Que sea por premiar la actitud de unos hijos, por proteger al más débil o por simple
capricho es algo indiferente desde el punto de vista legal, con independencia de las razones
personales o morales que lleven a tomar esa decisión.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que, a través de una herencia, el heredero puede
no sólo recibir bienes, sino también tener que asumir obligaciones. Quien hace
testamento tiene la posibilidad de imponer contrapartidas a quien va a ser destinatario de
sus bienes. Por ejemplo, se puede ordenar en el testamento que un hijo reciba más a cambio
de cuidar de otro hijo del testador.
Son diversas las fórmulas que se pueden utilizar en el testamento cuando se quiere que un
hijo cuide a otro a cambio de mayor herencia. Puede hacerse como un simple ruego o
petición, que sólo genera una obligación moral, pero cuyo incumplimiento carece de
consecuencias. O también puede establecerse como una obligación en firme que debe
asumir el hijo y con unas consecuencias negativas en caso de que no lo haga. Esta es la
manera más segura para que se cumpla la intención de quien hace el testamento y quiere
asegurar esa protección y cuidado a alguno de sus hijos.
En la práctica, es importante precisar cuidadosamente en el testamento distintos aspectos
para conseguir la mayor claridad y seguridad en el cumplimiento de lo ordenado. De un
lado, habrá que deslindar ese plus que uno de los hijos llevará en la herencia y que recibirá
aparte del resto de sus derechos hereditarios. De otro lado, habrá que establecer cautelas
como, por ejemplo, que dicho hijo deba prestar fianza que garantice que, en caso de que
incumpla lo estipulado, restituya lo que ha recibido de más. Además, habrá que fijar el
destino de esos bienes que constituían el “premio” si el hijo no cumple con lo
encomendado. Y se podrán nombrar personas (albaceas) que controlen el correcto
cumplimiento de esa obligación de cuidado y que puedan actuar frente al heredero si
incumple su cometido.

Por ello, para no dejar cabos sueltos, es muy importante consultar al notario y explicarle la
finalidad que perseguimos al hacer testamento. Así, recibiremos asesoramiento para poder
dejar previstos todos los aspectos que hay que regular para garantizar la protección que
queremos dar a un hijo necesitado de ella.

Reparto de la herencia: ¿qué le


toca a cada heredero?
No todos tienen los mismos derechos. De hecho, no incluir al viudo o la
viuda en el testamento puede dejarle con las manos prácticamente vacías
Dos personas sellan un acuerdo FOTO: PIXABAY

 INMA BERMEJO

MADRID
CREADA
19-06-2021 | 02:00 H
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN
19-06-2021 | 02:00 H
El momento de repartir la herencia es uno de los que más conflictos genera tras
el fallecimiento de un familiar. No saber qué parte corresponde a cada heredero
legalmente puede generar confusión, disputas e incluso puede dejar a algunos
familiares al borde del precipicio económico. Tras realizar las operaciones
previas, como analizar el inventario de la masa hereditaria, aceptar o rechazar
la herencia y liquidar posibles deudas, entre otras, llega el momento del reparto.
¿Qué parte le toca a cada familiar?

La herencia no se divide en partes iguales entre cada heredero, al menos, no


necesariamente. Hay tres tercios:

-El tercio de libre disposición, como su propio nombre indica, se puede dejar a
aquella persona o personas que se considere sin necesidad de ser heredero
legítimo, ascendiente, descendiente u otro familiar, y se puede repartir en las
porciones que se desee.

-El tercio de mejora solo puede distribuirse a favor de los hijos y descendientes


y nunca de terceras personas fuera de ese vínculo familiar, aunque según decida
el testador y sin necesidad de repartirse en partes iguales entre todos los
descendientes.

-Por otro lado está el tercio de la legítima. Esta parte está reservada a los
herederos forzosos y si son varios se divide en partes iguales entre cada
heredero, lo cual no se puede cambiar. Pero, ¿quiénes son los herederos forzosos?

Según el artículo 807 del Código Civil, los herederos forzosos son, por este
orden:

1.Los hijos y descendientes respecto de sus padres y ascendientes. Es decir, hijos


y nietos, tanto biológicos como adoptados. Tienen derecho a la legítima, al
tercio de mejora y también pueden estar reflejados en el tercio de libre
disposición si así lo decide el familiar fallecido.

2. En ausencia de estos, los herederos forzosos son los padres y ascendientes


respecto de sus hijos y descendientes. Es decir, tanto padres como abuelos. Por
ejemplo en el caso de una persona que haya fallecido sin descendencia y cuyos
padres sigan vivos, estos serían los herederos forzosos o legítimos y tienen
derecho a la mitad de la herencia o a un tercio si hay un cónyuge viudo.

3. A falta de descendientes y ascendiente, sigue este listado la viuda o el viudo.


En caso de fallecimiento, los descendientes son los que heredan y, en contra
de la creencia popular, el cónyuge tendría derecho solo a la legítima, que
equivale al usufructo, no a la propiedad, de un tercio de la herencia. Y en
ausencia de hijos, heredan los padres antes que el cónyuge, salvo que diga lo
contrario en el testamento. Por este motivo, es muy importante incluir al esposo o
esposa en el testamento, ya que al no hacerlo el cónyuge puede quedarse hasta
sin casa y con las manos vacías.

4. El siguiente escaño son los hermanos e hijos de hermanos.

5. Le siguen el resto de parientes colaterales hasta cuarto grado de


consanguinidad (hasta primos hermanos, sobrinos nietos o tía abuela).

6. Por último, el Estado.

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Una herencia se divide en tres partes iguales por ley. El Código Civil así lo
establece: La herencia se divide en tres partes, quedando el tercio de
mejora, el de legítima y el de libre disposición. Analizamos cada uno y te
lo explicamos para que puedas estar más cerca de entender en qué
consiste cada uno.  La diferencia entre los tercios de una herencia está
en la libertad para disponer de ellos que tiene el testador. Eso es lo que
distingue unos de otros.

La diferencia entre los tercios de una herencia está en la


libertad para disponer de ellos que tiene el testador. Eso
es lo que distingue unos de otros.CLIC PARA TUITEAR

Herencia: el tercio de
legítima
El tercio de legítima no puede destinarse libremente. Es decir, que el
testador no puede disponer de él a su antojo. Tiene que ir a parar a los
herederos obligatoriamente porque por ley se reserva a estos herederos
llamados herederos forzosos o  legitimarios. Esto es inalterable (salvo casos
de desheredación, que veremos en otro post específico).
No significa que cada heredero hereda una tercera parte. Significa que el
total de la herencia se divide en tres partes y que una de las terceras
partes, obligatoriamente se divide a su vez entre tantos legitimarios como
haya. Los hijos, por ejemplo, que son los herederos por excelencia, son
ejemplo perfecto de legitimarios.

Herencia: el tercio de mejora


Puede darse que el testador quiera mejorar a algún heredero. Para esos
casos en que se quiere mejorar el caudal hereditario que percibe un/unos
herederos en concreto —por ejemplo los hijos que le atendieron en sus
años finales, o los que económicamente tienen menos potencial— el
testador puede utilizar el tercio de mejora.

Si el testador no lo utiliza, engrosa el de legítima. Es decir, que si el tercio


de mejora no se utiliza para su cometido, se suma al tercio de legítima, y
los herederos se reparten a partes iguales 2/3 partes de la herencia. El
tercio de mejora da un poco de más libertad de disposición al testador.
No es tan férreo como el de legítima ni tan libre como el de libre
disposición —cuyo nombre deja lugar a pocas dudas— que veremos en el
epígrafe a continuación.

El tercio de libre disposición


Turno ahora para el tercio de libre disposición. Aquí nos han quitado los
grilletes. Es la tercera parte de nuestros bienes sobre los que el Código
Civil permite disponer a nuestro antojo sin obligación de concederlo a un
heredero forzoso o legítimo en el momento de su muerte.

Cualquiera puede entrar en el tercio de libre disposición. No tiene que ser


familiar, cónyuge, hijo, amigo… puede ser quien quiera el testador. Una
institución benéfica, una persona desconocida para el resto de
herederos… libre disposición significa que puedes hacer de esa tercera
parte de tu herencia como prefieras. El tercio de libre disposición, su
asignación y disfrute tiene que aparecer de manera explícita en el
testamento. Dejarlo sin asignación hace que ese tercio pase a formar
sumar al de la legítima inmediatamente.

Conclusión: la herencia se puede dividir en tres partes iguales. Pero en


una herencia en la que ni el tercio de mejora ni el de libre disposición se
utilizan, el total del caudal hereditario va a parar a los herederos
legítimos.

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