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TABLA DE ELEMENTOS QUÍMICOS

PROF. MARÍA CASTILLO M. 6TO.

ELEMENTO

ELEMENTO

ELEMENTO
ATÓMICO
ATÓMICO

ATÓMICO
SÍMBOLO
QUÍMICO

SÍMBOLO
QUÍMICO

SÍMBOLO
QUÍMICO
NÚMERO

NÚMERO

NÚMERO
1 Hidrógeno H 44 Rutenio Ru 87 Francio Fr
2 Helio He 45 Rodio Rh 88 Radio Ra
3 Litio Li 46 Paladio Pd 89 Actinio Ac
4 Berilio Be 47 Plata Ag 90 Torio Th
5 Boro B 48 Cadmio Cd 91 Protactinio Pa
6 Carbono C 49 Indio In 92 Uranio U
7 Nitrógeno N 50 Estaño Sn 93 Neptunio Np
8 Oxígeno O 51 Antimonio Sb 94 Plutonio Pu
9 Flúor F 52 Teluro Te 95 Americio Am
10 Neón Ne 53 Yodo I 96 Curio Cm
11 Sodio Na 54 Xenón Xe 97 Berkelio Bk
12 Magnesio Mg 55 Cesio Cs 98 Californio Cf
13 Aluminio Al 56 Bario Ba 99 Einstenio Es
14 Silicio Si 57 Lantano La 100 Fermio Fm
15 Fósforo P 58 Cerio Ce 101 Mendelevio Md
16 Azufre S 59 Praseodimio Pr 102 Nobelio No
17 Cloro Cl 60 Neodimio Nd 103 Laurencio Lr
18 Argón Ar 61 Prometio Pm 104 Rutherfordio Rf
19 Potasio K 62 Samario Sm 105 Dubnio Db
20 Calcio Ca 63 Europio Eu 106 Seaborgio Sg
21 Escandio Sc 64 Gadolinio Gd 107 Bohrio Bh
22 Titanio Ti 65 Terbio Tb 108 Hassio Hs
23 Vanadio V 66 Disprosio Dy 109 Meitnerio Mt
24 Cromo Cr 67 Holmio Ho 110 Darmstadtio Ds
25 Manganeso Mn 68 Erbio Er 111 Roentgenio Rg
26 Hierro Fe 69 Tulio Tm 112 Copernicio Cn
27 Cobalto Co 70 Iterbio Yb 113 Nihonio Nh
28 Níquel Ni 71 Lutecio Lu 114 Flerovio Fl
29 Cobre Cu 72 Hafnio Hf 115 Moscovio Mc
30 Zinc Zn 73 Tantalio Ta 116 Livermorio Lv
31 Galio Ga 74 Wolframio W 117 Tenesino Ts
32 Germanio Ge 75 Renio Re 118 Oganesón Og
33 Arsénico As 76 Osmio Os
34 Selenio Se 77 Iridio Ir
35 Bromo Br 78 Platino Pt
36 Kriptón Kr 79 Oro Au
37 Rubidio Rb 80 Mercurio Hg
38 Estroncio Sr 81 Talio Tl
39 Itrio Y 82 Plomo Pb
40 Zirconio Zr 83 Bismuto Bi
41 Niobio Nb 84 Polonio Po
42 Molibdeno Mo 85 Ástato At
43 Tecnecio Tc 86 Radón Rn
HISTORIA DE LOS SÍMBOLOS QUÍMICOS
PROF. MARÍA CASTILLO M. 6TO.
La historia de los símbolos químicos es una historia ligada al desarrollo de la química.
La química actual fue precedida por años de experimentación sin base científica en la protociencia
conocida como alquimia. La alquimia era una disciplina practicada desde la antigüedad que mediante
multitud de procesos relacionados con la experimentación con materiales perseguía objetivos como la
transmutación de metales en oro, la creación de un hipotético elixir de la inmortalidad o la posibilidad
de crear elixires para curar cualquier enfermedad.
A pesar de la poca base científica de la alquimia, los alquimistas fueron los primeros en
proponer posibles clasificaciones de sustancias y en desarrollar sistemas simbólicos para su
identificación. Gran parte de la alquimia estuvo basada en la teoría de que todas las sustancias del
universo se podían formar a partir de los cinco elementos clásicos: agua, tierra, aire, fuego y un quinto
elemento hipotético llamado éter. A menudo estos cinco elementos se relacionaban con los
cinco sólidos platónicos. Los alquimistas también tenían un conocimiento básico de los metales, cuyo
origen y características relacionaban con planetas y astros específicos. Por ejemplo, el oro estaba
relacionado con el Sol, la plata con la Luna, etc.
Los alquimistas asignaron distintos símbolos alquímicos a estos cinco elementos. A partir de su
combinación y junto con símbolos de nueva creación, los alquimistas desarrollaron símbolos para todas
las sustancias conocidas. Este primer sistema de símbolos no fue nunca totalmente compartido entre
todos los alquimistas. Si bien es verdad que las sustancias más elementales eran generalmente
representadas con los mismos símbolos, también era habitual que cada alquimista desarrollara su
propia simbología.

La frontera entre la alquimia y la química empezó a dibujarse gracias a las innovaciones introducidas
por Antoine Lavoisier. Lavoisier fue uno de los primeros científicos en sistematizar el estudio de la
química en el siglo XVIII. Por ejemplo, uno de las descubrimientos de Lavoisier fue la ley de
conservación de la masa. Esta ley dice que en toda reacción química ordinaria la masa de sustancias
iniciales es igual a la masa de sustancias obtenidas.
Lavoisier se dio cuenta que uno de los problemas principales de la química en aquel momento era que
no existía una nomenclatura clara y uniforme para identificar las distintas sustancias. Con la intención
de solucionar este problema presentó en 1787 un tratado llamado  Método de nomenclatura química.
En él, Lavoisier descartaba seguir usando los cinco elementos clásicos como base de la química y en su
lugar presentaba una clasificación de 33 sustancias esenciales. Además, introdujo un sistema de sufijos
para indicar ciertas características de las estas sustancias. El método presentado por Lavoisier permitía
una clasificación mucho más sistemática de las sustancias y rápidamente fue adoptado por gran parte de
los químicos en todo el mundo.
Pocos años después de la primera nomenclatura propuesta por Lavoisier, el químico inglés John
Dalton publicó un primer sistema de símbolos para abreviar las sustancias químicas elementales. John
Dalton amplió la lista de 33 sustancias presentada por Lavoisier a 36. Dalton se basó en abreviaturas de
las sustancias y en los símbolos alquímicos preexistentes para diseñar el siguiente sistema de símbolos
para los elementos químicos:
La propuesta presentada por Dalton fue un paso en la buena dirección, pero no contó con la aprobación
de todos los químicos y no establecía unas reglas claras para ampliar el catálogo de símbolos en caso de
descubrir nuevos elementos.
Para dar solución a este problema, el químico sueco Jöns Jakob Berzelius propuso en 1814 un nuevo
sistema simplificado para simbolizar los elementos. Berzelius limitó el símbolo de cada elemento
químico a una abreviatura formada por una o dos letras.
En lugar de utilizar los nombres en inglés más comunes para cada sustancia, Berzelius propuso utilizar
una denominación latina para cada elemento. Esta decisión estaba en concordancia con los avances en
otras disciplinas. Por ejemplo, también en el campo de la botánica y la biología había empezado la
clasificación de especies usando nombres en latín. Además, en aquel momento el latín era considerada
la lengua principal y compartida del lenguaje científico.
La nomenclatura de Berzelius se basaba en escoger la primera letra del nombre en latín del elemento y
en añadir una segunda letra representativa en caso de ser necesario para evitar confusiones.
Por ejemplo, la clasificación de Berzelius incluía un grupo de materiales llamados metaloides.
Equivalente a los elementos no metálicos. Este grupo de elementos debían representarse con una sola
letra. Entre ellos se incluían el hidrógeno (H), el nitrógeno (N), el oxígeno (O), el boro (B), el carbono (C),
el fósforo (P) y el azufre (S). En caso de que un elemento metaloide tuviera la misma letra inicial que
otro, debía incluirse la segunda letra para diferenciarlos. Este era el caso del Silicio (Si) ya que coincidía
con el azufre (S).
Dentro del grupo de los metales se utilizaban las dos primeras letras para definir los símbolos químicos.
Por ejemplo, el cobalto se representaba con Co (latín Cobaltum) y el cobre con Cu (latín Cuprum).
En caso de que entre dos metales las dos primeras letras coincidieran, se creaba el símbolo a partir de la
primera letra y la primera consonante distinta. Por ejemplo, para los elementos antimonio
(latín Stibium) y estaño (latín Stannum) los símbolos según esta regla no podían ser St debido a la
coincidencia, sino que debían ser Sb y Sn, respectivamente.
La gran ventaja de este nuevo sistema es que permitía seguir expandiendo el número de símbolos de
forma coherente conforme se descubrían nuevos elementos. Además permitía integrar la denominación
de los elementos en los textos científicos, sin la necesidad de incluir símbolos gráficos.
Este nuevo sistema fue rápidamente aceptado por la comunidad científica y ha seguido en uso hasta
llegar a nuestros días. Durante este tiempo el número de elementos y los símbolos correspondientes ha
sido ampliado hasta llegar a los 118 de la tabla periódica actual.
ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LOS SÍMBOLOS QUÍMICOS
Hidrógeno: proviene de la palabra griega hydrogenos, formada por hydros (υδρος) + genos (γενος), que
significa “formador de agua.
Helio: Proviene de la palabra griego helios (ηλιος), que significa Sol. Esta relación fue basada en el
descubrimiento de la presencia de helio en la atmósfera solar.
Litio: Proviene de la palabra griega λιθος que significa piedra, ya que este elemento fue inicialmente
descubierto como parte de un mineral.
Berilio: proveniente del latín beryllium que significa “volverse pálido” en relación a la palidez del mineral
beril. También se ha relacionado con la palabra sánscrita vaidurya, que hace referencia a la ciudad Belur.
Durante años el berilio se conoció con el nombre glucinio, que proviene del griego y significa dulce, por
el sabor dulce de las sales de berilio.
Boro: Formado a partir de la palabra en latín baurach o en árabe bawraq, el nombre de un mineral
formado a partir de boro.
Carbono: Palabra formada a partir del latín carbo (carbón).
Nitrógeno: formado a partir de las palabras francesa nitre y genos (γενος). El nombre indica que es un
componente esencial del ácido nítrico. La combinación nitre+genos significa “formador de nitro”.
Oxígeno: formado a partir de las palabras griegas oxys (οξυς) que significa ácido y genos (γενος), que
significa generador o formador. La palabra oxígeno significa así formador de ácidos. Inicialmente se creía
que el oxígeno era un componente esencial en todos los ácidos.
Flúor: Nombre proveniente del latín fluere, que significa fluir. Esta palabra dio nombre también al
mineral fluorita, que se utilizaba para reducir el punto de fusión de ciertos metales.
Neón: La palabra neón proviene del griego neon (νεον) y significa nuevo.
Sodio: recibe su símbolo Na de la palabra formada a partir del latín Natrium, que a su vez describe el
mineral natrón.
Magnesio:proviene de Magnesia, una región en la zona geográfica de Tesalia en Grecia.
Aluminio: Proveniente de la palabra alum, que es el mineral a partir del cual se puede extraer aluminio.
A su vez, la palabra alum proviene del latín alumen que significa sal amarga.
Silicio: Palabra formada a partir del latín silex, un mineral que contiene silicio.
Fósforo: recibe su nombre de la palabra griega fósforos (Φωσφορος), que significa portador de luz. Este
nombre está relacionado con las propiedades fosforescentes del fósforo.
Azufre: La palabra azufre proviene del latín sulphur, que a su vez proviene del indoeuropeo y está
relacionada con el fuego.
Cloro: Proveniente del griego cloros (χλωρός) que significa verde pálido, por el color de esta sustancia.
Argón: Palabra formada a partir de la palabra griega argon (αργον), que significa inactivo o inerte, en
referencia a las pocas reacciones químicas en las que participa.
Potasio: El símbolo del potasio K proviene del latín kalium, que a su vez proviene de la palabra
árabe alkali, que significa “cenizas de plantas”.
Calcio: Proveniente del latín calx, que hace referencia a la piedra caliza de donde se extrae el calcio.
Escandio: El escandio recibe su nombre de la palabra en latín Scandium, que significa Escandinavia.
Titanio: Titanio proviene de la palabra griega titanes (Τιτανες) en referencia a las criaturas mitológicas.
Vanadio: El nombre Vanadio hace referencia a Vanadis, un nombre antiguo para la diosa Freyja de la
mitología nórdica.
Cromo: Proviene de la palabra griego chroma (χρωμα), que significa color. Esta palabra está relacionada
con el color intenso de algunos compuestos de cromo.
Manganeso: Este nombre tiene el mismo origen que la palabra Magnesio y hace referencia a la región
de Grecia de donde se extrae el mineral.
Hierro: El símbolo para el hierro (Fe) proviene del latín ferrum, la palabra para designar este elemento.
Cobalto: proviene de la palabra kobold, que proviene del alemán antiguo y significa mineral del duende.
La leyenda decía que los duendes entregaban este mineral en sustitución de la plata que se habían
comido.
Níquel: es un nombre que proviene del nombre Nickel. Este era el nombre que los pueblos alemanes
daban a un duende mitológico que impedía purificar los minerales de cobre-níquel en cobre puro.
Cobre: El símbolo para el cobre Cu proviene de la palabra en latín cuprum. A su vez, esta palabra
proviene de la expresión aes cyprium, que significa metal de Chipre, que era una de las regiones
principales de donde los romanos extraían el cobre.
Zinc: proviene probablemente del alemán Zinke, que significa diente, en referencia a la forma que toma
el mineral calamina a partir del cual se puede extraer zinc.
Galio: es una palabra derivada del latín Gallia, que hace referencia a Francia.
Germanio: proviene del latín Germania en referencia a la zona de pueblos alemanes.
Arsénico: proviene del sirio zarniqa, que significa amarillo.
Selenio: hace referencia a Selene, que en la mitología griega es la diosa de la luna.
Bromo: proviene de la palabra griega bromos (βρωμος) que significa pestilencia, en referencia al mal
olor de este elemento.
Kriptón: proviene del griego kripto (κρυπτω) que significa secreto o escondido.
Rubidio: proviene del latín rubidus que significa rojo intenso y hace referencia al espectro de emisión de
este elemento.
Estroncio: proviene del inglés Strontian, un pueblo en Escocia donde este elemento fue encontrado.
Itrio: hace referencia al pueblo situado en Suecia llamado Ytterby donde este elemento químico fue
encontrado por primera vez a finales del siglo XVIII.
Zirconio: proviene de la palabra zircon, que es el mineral a partir del cual se extrae este elemento. A su
vez, zircon proviene del persa zargun y significa “parecido al oro”.
Niobio: hace referencia a Níobe, hija de Tántalo en la mitología griega. Este nombre fue escogido para
indicar la similaridad entre los elementos Niobio y Tántalo.
Molibdeno: proviene del griego molybdos (μολυβδος) que significa plomo. En la antigüedad los
minerales que contienen molibdeno eran a menudo confundidos con los minerales de plomo.
Tecnecio: Palabra proveniente del griego tecnetos (τεχνητος) que significa artificial. Este fue el primer
elemento que se sintetizó mayoritariamente de forma artificial.
Rutenio: es una palabra que proviene de Ruthenia, una palabra que en la Edad Media designaba las
eslavas del Este. Este nombre hace referencia a la zona de origen Karl Ernst Claus, el descubridor del
rutenio.
Rodio: Palabra derivada del griego rodón (ροδον) que significa rosa.
Paladio: fue bautizado en honor al asteroide Palas, que en el momento en que se descubrió este
elemento en el siglo XVIII era todavía considerado un planeta.
Plata: El símbolo para el elemento químico plata (Ag) proviene del latín Argentum, que era la palabra
que designaba este metal.
Cadmio: proviene del latín cadmia o del griego καδμεια y era la palabra que designaba el mineral
calamina en el cual el cadmio estaba presente como impureza.
Indio: El elemento químico indio fue bautizado con este nombre debido al color índigo que se observa
en su espectro de emisión. A su vez, la palabra índigo significa “de la India”.
Estaño: El símbolo del estaño (Sn) proviene de la palabra latina para referirse a este metal, stannum.
Antimonio: El símbolo del antimonio (Sb) proviene de la palabra latina stibium, que es el nombre en
latín de la estibina, la mena principal del antimonio.
Teluro: proviene de tellus que significa tierra en latín.
Yodo: Nombre proveniente del griego iodos (ἰωδης) que significa “de color violeta” y se refiere al color
de este elemento en estado líquido.
Xenón: proviene del griego (ξενον) que significa extraño y hace referencia a la baja presencia de este
elemento en la atmósfera terrestre.
Cesio: proviene del latín caesius que significa cielo azul en referencia a los colores de este elemento en
su espectro de emisión.
Bario: proviene del griego barys (βαρυς) y significa pesado, debido a la alta densidad de algunos de sus
compuestos.
Lantano: proviene del griego lanthanein (λανθανειν) que significa escondido. Esta palabra fue asignada
a este elemento porque fue descubierto como una impureza en un mineral de cerio, de modo que
estaba relativamente escondido.
Cerio: fue bautizado en honor a Ceres, un planeta enano situado en el cinturón de asteroides, entre las
órbitas de Marte y Júpiter.
Praseodimio: fue descubierto por Carl Auer von Welsbach al poder descomponer didimio, que hasta
aquel momento había sido considerado un elemento, en dos sustancias. Una de las sustancias fue
llamada praseodimio, palabra formada a partir del griego prasinos (πρασινος), que significa verde, y
didymos (διδυμος) que significa gemelo. La otra sustancia resultante fue el elemento neodimio.
Neodimio: segundo elemento descubierto al poder descomponer didimio. Esta nueva palabra fue
formada a partir del griego neos (νεος), que significa nuevo, y didymos (διδυμος) que significa gemelo.
El neodimio y el praseodimio fueron llamos gemelos porque los dos se obtuvieron a partir de la misma
sustancia inicial.
Prometió: fue bautizado en honor a Prometeo, el Titán de la mitología griega amigo de los mortales.
Samario: recibe su nombre en referencia al mineral samarskita. A su vez, este mineral recibió este
nombre en honor al coronel ruso Vasili Samarsky.
Europio: recibió este nombre en honor a Europa.
Gadolinio: recibió este nombre en referencia al mineral gadolinita, a su vez nombrado en honor al
químico finés Johan Gadolin.
Terbio: El origen del nombre para este elmento es el mismo que para el elemento Itrio y hace referencia
a la ciudad sueca de Ytterby de donde se puede extraer este elemento.
Disprosio: proviene del griego dysprositos (δυσπροσιτος) y significa “difícil de conseguir”. El proceso
para llegar a aislar este elemento fue en su momento especialmente complicado.
Holmio: proviene de Holmia, que es el nombre latín de Estocolmo.
Erbio: es otro elemento que recibe su nombre de la ciudad sueca Ytterby, de donde se puede extraer
una cantidad importante de elementos.
Tulio: recibe su nombre de la palabra Thule, una palabra que en la antigua Grecia designaba las regiones
del norte ubicadas en Escandinavia o Islandia.
Iterbio: recibe su nombre de la ciudad sueca de Ytterby. Igual que el itrio, el terbio y el erbio.
Lutecio: proviene de la palabra en latín Lutetia, que era el nombre de la ciudad anterior a París.
Hafnio: proviene de la palabra Hafnia, que es el nombre en latín de la ciudad Copenhague, donde este
elemento fue descubierto.
Tantalio: recibe su nombre en honor al rey Tántalo de la mitología griega. Tántalo en el padre de Níobe,
en cuyo honor se dio nombre al elemento Niobio. Estos dos elementos recibieron estos nombres debido
a la similitud de sus características.
Wolframio: recibe también el nombre tungsteno, que proviene del sueco tung sten y significa piedra
pesada. En el caso de la palabra wolframio, el nombre proviene del mineral wolframita.
Renio: este nombre en honor al río Rin, que en latín era llamado Rhenus.
Osmio: osmio proviene del griego osme (οσμη) y significa olor, debido al olor particular de algunos de
sus compuestos.
Iridio: recibe su nombre en honor a Iris, la diosa griega del arcoíris, debido a la variedad de colores de
este elemento.
Platino: proviene del español plata, debido a la similitud entre estos dos elementos.
Oro: El símbolo para el elemento oro es Au, que es una abreviación de la palabra en latín Aurum,
nombre con el que en latín se conocía a este metal.
Mercurio: recibe su nombre en honor al dios romano del comercio llamado Mercurio. Su símbolo
proviene del griego hydrárgyros que significa agua-plata.
Talio: proviene del gri ego θαλλος y significa “brote verde o rama”. Este nombre hace referencia al color
verde que aparece en el espectro de emisión de este elemento.
Plomo: La palabra plomo y su símbolo Pb provienen de la palabra en latín plumbum.
Bismuto: No está claro el origen de la palabra bismuto pero una opción probable es que provenga del
alemán weiße masse que significa masa blanca.
Polonio
El elemento polonio recibe su nombre en honor a Polonia, el país de Marie Curie.
Ástato: proviene del griego ástatos (αστατος) y significa inestable.
Radón: es parecido al del elemento radio porque fue descubierto como un gas noble emitido a partir de
compuestos de radio.
Francio: recibe su nombre en honor a Francia, el pais de Marguerite Perey, descubridora de este
elemento.
Radio: La palabra radio proviene del latín radius, significa rayo y hace referencia a la propiedad de este
elemento de emitir energía en forma de rayos.
Actinio: tiene una etimología similar a la palabra radio. En este caso la palabra proviene del
griego aktis  (ακτις) que significa rayo.
Torio: recibe su nombre en honor a Thor, el dios nórdico del trueno y la fuerza.
Protactinio: es una palabra formada a partir de proto y actinio e indica que este elemento es el
resultado de la desintegración radioactiva del actinio.
Uranio: El Uranio fue bautizado en honor al planeta Urano.
Neptunio: El Neptunio recibió este nombre en honor al octavo planeta del sistema solar.
Plutonio: fue descubierto en el año 1940, diez años después del descubrimiento del planeta enano
Plutón. En aquel momento Plutón era todavía considerado un planeta del sistema solar y por este
motivo este elemento recibió este nombre en su honor.
Americio: El nombre Americio es en honor al continente americano, donde se sintetizó este elemento
por primer vez. Años antes se había bautizado otro elemento con el nombre europium.
Curio: Elemento bautizado en honor a los físicos Pierre Curie y Marie Curie.
Berkelio: recibe este nombre en referencia a Berkeley, donde fue sintetizado por primera vez.
Californio: El nombre hace referencia a California, donde el elemento fue sintetizado por primera vez.
Einstenio: Elemento bautizado en honor a Albert Einstein.
Fermio: Elemento bautizado en honor al física italiano Enrico Fermi.
Mendelevio: Elemento bautizado en honor a Dmitri Mendeleev, conocido especialmente por haber
desarrollado la primera versión de la tabla periódica.
Nobelio: Elemento bautizado en honor a Alfred Nobel.
Laurencio: Elemento bautizado en honor al físico estadounidense Ernest O. Lawrence.
Rutherfordio: Elemento bautizado en honor al físico inglés Ernest Rutherford.
Dubnio: Este nombre hace referencia a la ciudad rusa Dubna, donde se encuentra el Instituto Central de
Investigaciones Nucleares.
Seaborgio: Elemento bautizado en honor al químico estadounidense Glenn T. Seaborg.
Bohrio: Elemento bautizado en honor al físico danés Niels Bohr.
Hassio: Este nombre proviene de la palabra Hassie, que es el nombre en latín de un estado federal en
Alemania.
Meitnerio: recibe este nombre en honor a la física austriaca Lise Meitner.
Darmstadtio: Elemento bautizado en honor a la ciudad alemana de Darmstadt, donde se sintetizó este
elemento por primera vez.
Roentgenio: Elemento bautizado en honor al físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen.
Copernicio: recibe su nombre en honor a Nicolás Copérnico, astrónomo polaco que propuso el modelo
heliocéntrico del sistema solar.
Nihonio: El nombre de este elemento es una referencia a la ciudad japonesa Nihon, donde el elemento
fue sintetizado por primera vez en 2004.
Flerovio: Elemento bautizado en honor a Georgy Flyorov, fundador del Instituto Central de
Investigaciones Nucleares en Rusia.
Moscovio: Elemento bautizado en honor al óblast de Moscú, donde el elemento fue sintetizado por
primera vez en 2003, concretamente en el Instituto Central de Investigaciones Nucleares.
Livermorio: Este elemento recibió su nombre en honor a la ciudad de Livermore en California, lugar
donde se encuentra el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore que colaboró en la sintetización de
este elemento.
Tenesino: Elemento bautizado en honor al estado de Tennessee en Estados Unidos.
Oganesón: El elemento Oganessón fue sintetizado por primer vez en 2002 y recibió su nombre en honor
al físico ruso Yuri Oganessian.

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