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EL VACÍO 1

El vacío

Santiago Ortegón Restrepo

Código. 1088037710

Facultad de Bellas Artes, Universidad Tecnológica de Pereira

Nota del autor

Santiago Ortegón Restrepo, Facultad de Bellas Artes, Licenciatura en Filosofía,

Universidad Tecnológica de Pereira – Pereira, Risaralda.

Este trabajo corresponde al curso de introducción a la filosofía.


EL VACÍO 2

El vacío

En medio de la dicotomía del ser y el no-ser surge un concepto muy misterioso: el vacío. Quizás,

como primera impresión podría parecer que el vacío es simplemente es el no-ser, pero el vacío

no es de ningún modo un sinónimo de la nada, como se podría llegar a concebir, sino que hace

parte de una realidad, a veces incomprendida, pero fundamental dentro de la teoría atomista.

El vacío, introducido por la cosmogonía atomista, es, en primer lugar, la conciliación

entre el ‘Ser’ de Parménides y el mundo sensible. Esta conciliación se hace necesaria porque las

características del Ser atribuidas por Parménides (inengendrado, incorruptible, eterno, inmutable,

inmóvil, completo, uno) cuestionaron las cosas sensibles a tal punto de considerarlas como un

engaño de los sentidos y no compatible con la realidad del Ser. Sin embargo, los atomistas, no

conformes con esto, trataron de explicar la realidad de lo sensible por medio de la doctrina del

Ser -más específicamente identificada en los átomos- y el vacío como principios

fundamentales.

Para entender mejor lo que es el vacío es necesario separarlo de la materialidad, pues lo

que lo caracteriza es que es un espacio carente de materialidad (Megino, 2002). Al definir de esta

manera el vacío ya se puede separar más claramente del no-ser, ya que el vacío no es algo

inexsistente, sino que es el lugar que permite la realidad sensible.

Se puede afirmar que el vacío permite la realidad sensible porque gracias a él es posible

el movimiento, la multiplicidad y el cambio de las cosas. Los infinitos átomos (άτομος:

indivisibles), que son la mayor expresión del ser y de la realidad más profunda, se desplazan por

medio de la infinitud del vacío juntándose y separándose por medio de colisiones que van

creando todo lo sensible, pero todo gracias al espacio vacío que da lugar a que los átomos no se
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encuentran apelmazados y sujetos entre sí sin posibilidad de moverse a ningún lado (Lucrecio,

Libro I). Sin esta posibilidad de movimiento, los átomos no podrían juntarse con sus semejantes

ni separarse y todo aquello que perciben los sentidos serían simplemente ilusiones.

Pero esta idea del movimiento podría llevar a pensar que los átomos están constantemente

dejando de ser, mas los átomos no dejan nunca de ser, ya que todo es, hasta el vacío. Dicho de

otro modo, el ser material sigue “siendo” a pesar de que esté en movimiento porque se está

moviendo dentro del mismo ser aunque inmaterial y no en la nada.

En conclusión, se puede afirmar que el vacío es el medio que permite el encuentro y la

conexión de la realidad sensible con esa realidad más abstracta del Ser que se escapan de los

sentidos y que ayuda a entender que la realidad sensible no es una realidad nula y engañosa, sino

que hace parte de la realidad misma, al menos desde el atomismo.

Referencias

Megino, C. (2002). El origen de la idea de vacío en Grecia. ÉNDOXA: Series Filosóficas(16),


313-332.

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