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Caratula

Nombre: Josue Estuardo

Apellidos: Gonzalez Arriola

Grado: 5to Electricidad

Sección: Única

Tema: Biotecnología en Cuba

Profesor: David Ramírez

Materia: Biología

Fecha: 24/01/2022
Introducción

Se sabe que los primeros humanos conocían cómo utilizar algunos


procesos biológicos y emplearlos con propósitos determinados. Tanto
las aplicaciones de técnicas de fermentación como la obtención de
medicamentos procedentes de organismos vivos, o de sus
componentes, han sido utilizadas por el hombre durante milenos.
Varias han sido las definiciones de biotecnología, en el Convenio
sobre Diversidad Biológica, de Río de Janeiro 1992, se define como
"toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y
organismos vivos o sus derivados en la creación o modificación de
productos y procesos destinados a usos específicos"
La biotecnología de las actividades científicas desplegadas por el
Estado cubano de mayores resultados e impacto en la salud de la
población cubana. Su principal promotor fue Fidel Castro quien creó
condiciones políticas para su desarrollo. Su convicción de que esa
novedosa práctica científica podría llegar a ser competitiva, incluso
con ventaja con los países desarrollados de Occidente.
En Cuba los centros de investigación científica están en cooperación
unos con otros, existen relaciones entre las instituciones del Sistema
de Salud Pública que favorecen la estrecha colaboración de los
hospitales, médicos y los científicos.2
El Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) surge como primer
exponente en el año 1982, que requeriría luego la creación de un
conjunto de instituciones destinadas a lograr un ciclo cerrado de
investigación, producción y comercialización de los productos
devenidos mediante la biotecnología.
Tras la obtención de los primeros éxitos del CIB, coronados con la
producción de interferones, se abrió paso a la ejecución del proceso
inversionista que daría nacimiento al actual Polo Científico del Oeste
de La Habana. Un conjunto de más de cincuenta instituciones dentro
de las cuales se destacan el Centro de Ingeniería Genética y
Biotecnología (CIGB), como institución líder; el Instituto "Carlos J.
Finlay", destinado al desarrollo de vacunas; el Centro Nacional de
Biopreparados (BIOCEN), con el fin de dar salida productiva a los
logros biotecnológicos; el Centro de Inmunología Molecular (CIM),
especializado en la obtención de anticuerpos monoclonales; el Centro
de Química Molecular (CQM), dedicado a la elaboración de antígenos
sintéticos; y el Centro de Inmunoensayos (CIE), entre otras
instituciones de investigación de las cuales ya existen sedes
territoriales en 12 provincias del país
A finales de 2012, como parte de las transformaciones realizadas en
función de actualizar el modelo económico socialista, se aprobó la
creación de BioCubaFarma, un colectivo de empresas surgido de la
fusión de las entidades Quimefa, productora de medicamentos, y el
Polo Científico de la Biotecnología, que tiene la misión de producir y
comercializar medicamentos y servicios del sector. El recién creado
grupo empresarial, además de suministrar productos para la salud del
pueblo, está llamado a impulsar el tránsito hacia la economía socialista
de alta tecnología
Información

Desde 1959 Cuba creó múltiples programas educativos y otorgó


importantes partidas presupuestarias que permitieron crear la base
profesional necesaria para su desarrollo a partir de una ciencia
nacional, un objetivo central del nuevo gobierno. Entre sus primeros
pasos estuvieron la campaña de Alfabetización (1961), la reactivación
de la Academia de Ciencias de Cuba (1962) y la creación de
diferentes institutos de Salud Pública.
A partir de 1962, Cuba realizó un programa de inmunización en todo
su territorio e introdujo la vacunación antipoliomielitis vía oral, lo cual la
convirtió en el primer país en eliminar esa enfermedad.
Durante la década de los 80 se planteó una estrategia de desarrollo
para la biotecnología con la creación, en 1981, de un frente biológico
del que formaron parte diversas instituciones científicas. A partir de ahí
se comenzaron a establecer instituciones, entre otras, como:
También se construyeron otros centros o se instalaron equipos en
distintas Universidades y provincias. En 1965 se inauguró el Centro
Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC).
Entre los años 1990 y 1996 Cuba atravesó por un proceso de profunda
crisis económica y social conocido como Período Especial. Sin
embargo, las inversiones del presupuesto del Estado en esas esferas
de la alta tecnología no se detuvieron y se les destinaron altas sumas
en equipamientos.
En 1992 se constituyó el Polo Científico del Oeste de La Habana, que
comprendió más de cincuenta instituciones y diez mil trabajadores.
Esa estructura permitió que todas las empresas integrantes tuvieran
su propia empresa comercializadora para facilitar el proceso
exportador; es decir, funcionaron en un ciclo cerrado.
Esa estrategia se basó desde un inicio en disponer de un profesional
de alta calificación donde participara en el llamado "ciclo cerrado"
(investigación + desarrollo + producción + comercialización) y donde
se pudiera, además, medir el efecto de resultados concretos, basados
en cuántas enfermedades se evitaban y cuántas personas se curaban.
También se les ofrecía a los investigadores incentivos laborales,
buenas condiciones de trabajo, posibilidad de superación constante en
Cuba y el exterior, aunque estos requisitos hoy han mermado.
El bajo costo de la fuerza de trabajo altamente calificada y su
abundancia respecto a la de países más desarrollados, implicaban que
los productos cubanos tuvieran bajos costos por peso de investigación
o producción.
Evolución de sus resultados
La experiencia de la biotecnología cubana se podría considerar con
éxito desde ciertos criterios que pueden emplearse para medirla:
generación de productos (biofármacos y vacunas), impacto en la salud
pública, inscripción de patentes y peso en las exportaciones.
Esos resultados se debieron a la prioridad que se le otorgó y a las
fuertes inversiones hechas en esas áreas, pero ha resultado complejo
precisar si los gastos totales invertidos se han podido recuperar en el
tiempo transcurrido.
.

Pese a las numerosas aplicaciones de la biotecnología en varios


sectores, debido a las propias causas de los recursos limitados con los
que ha contado Cuba los productos biotecnológicos se han
concentrado, fundamentalmente, en tres sectores: en el área de la
salud humana, en las investigaciones sobre ganadería y en la
agricultura.
El impacto social de los productos biotecnológicos nacionales puede
encontrarse en las diferentes vacunas obtenidas y en su repercusión
en la población como en los casos, entre otros, de la meningitis B/C y
la hepatitis B; las tecnologías para el diagnóstico de defectos del tubo
neural, dengue, kits para embarazos, vacunas contra el cáncer de
pulmón, fármacos dedicados a combatir enfermedades virales, el
infarto del miocardio y el rechazo al trasplante de órganos.
Se han logrado vacunas bivalentes, trivalentes, tetravalentes y
pentavalentes, también otros productos de tipo terapéutico para
combatir el SIDA, que alargan la aparición de la enfermedad en
personas ya contagiadas y en variantes preventivas.
Recientemente se obtuvo una nueva vacuna terapéutica contra la
hepatitis B crónica: la HeberNasvac. Ha demostrado tener niveles de
eficacia superiores a los principales tratamientos registrados para este
padecimiento. Fue una de las primeras vacunas en el mundo para uso
terapéutico y se aplica por vía nasal y subcutánea. La primera que
tiene dos antígenos del virus de la hepatitis B, el antígeno de
superficie y de la nucleocápsida del virus.

El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) desarrolló


unos de los principales productos de las exportaciones de la
biotecnología cubana: el Heberprot-P, medicamento único en el
mundo que ha reducido hasta en un 75% el índice de amputaciones
en pacientes con úlceras del pie diabético.
Lo interesante de la biotecnología cubana consiste en su
especialización en vacunas preventivas producto
Se trabajó en la agricultura para hacerla más productiva, aunque no
sucedió así, pero se hicieron inversiones para construir una extensa
red de biofábricas para producir vitroplantas y mejorar el sector
agrícola. Se lograron variedades más resistentes a enfermedades y a
plagas en cultivos como la caña de azúcar, la papa, el tabaco, el
plátano, las hortalizas y los cítricos. Luego se sumó la obtención de
vacunas veterinarias de nueva generación y la producción de animales
y plantas transgénicos.
Las transformaciones En diciembre de 2012 esta industria sufrió una
transformación: las empresas biotecnológicas pasaron a formar parte
del grupo empresarial BioCubaFarma, una de las Organizaciones
Superiores de Dirección Económica (OSDE) creadas en ese momento
(hoy forman 32 empresas). Se integraron al grupo las entidades del
sector biotecnológico antes pertenecientes al Ministerio de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y las del Grupo Empresarial
QUIMEFA, encargado de la producción de fármacos. El grupo
comenzó con establecimientos en las quince provincias y estaba
compuesto por 16 grandes empresas productoras, ocho
comercializadoras, once radicadas en el exterior y tres que ofertaban
servicios.
La integración de la industria biotecnológica con la farmacéutica
reportó beneficios para ambas. BioCubaFarma es una entidad
nacional de carácter empresarial que incluye el concepto de empresas
de alta tecnología. Si bien la integración de ambas industrias puede
constituir un factor de éxito en el tiempo, hay que diferenciar a la
“empresa” de la empresa de alta tecnología.
En el extranjero existen 19 entidades regidas por la empresa mediante
distintas modalidades: se trata de empresas mixtas o totalmente de
propiedad cubana y sus representaciones, entre otras. Sus
producciones se comercializan en más de cincuenta países. En varias
regiones poseen más de setecientos registros sanitarios.
La biotecnología cubana y la industria farmacéutica están en
condiciones de hacer un mayor aporte a la cartera de exportación de
productos de alta tecnología a fin de garantizar o recuperar la
inversión en esa área, aunque el tema de la exportación no es
solamente un problema de volumen, sino también del contenido
tecnológico de lo que se exporta. El verdadero desarrollo tecnológico
pasa siempre por su capacidad de producir y exportar productos de
alto valor añadido y nuevos a lo largo del tiempo.
Sin embargo, las estadísticas oficiales cubanas muestran que las
exportaciones de los productos químicos y sus conexos --entre los
cuales están incluidos los medicinales y farmacéuticos--, han decaído
durante los últimos años, a pesar de que esas estadísticas no se han
publicado desde el año 2016. La biotecnología ha ido desacelerando
el ritmo de sus exportaciones, formando parte de la caída de las
exportaciones de bienes. No sería muy atinado estimar las
exportaciones de los productos medicinales y biotecnológicos de 2020,
toda vez que la crisis económica derivada de la pandemia ha sido muy
profunda.
Las estadísticas muestran una caída de casi un 40% de las
exportaciones de productos químicos y sus conexos entre 2015 y
2019. Considerando la participación de los productos medicinales y
farmacéuticos dentro del total de las exportaciones de productos
químicos de alrededor de un 90%, se podría estimar que las
exportaciones de medicamentos --entre los que se encuentran, por
supuesto, los de origen biotecnológico-- en 2019 estaría en un entorno
de unos 240 millones de pesos anuales. Se trata de una cifra muy por
debajo de lo logrado. No está en los valores a los que se aspiraba y,
por consiguiente, en el futuro no queda claro el valor al que habría que
aspirar.
Conclusión

La obtención de fármacos mediante el uso de la biotecnología ha


permitido frenar epidemias como las de dengue, conjuntivitis
hemorrágica o meningoencefalitis meningocócica, así como reducir la
mortalidad por afecciones crónicas no trasmisibles como la cardiopatía
isquémica.
Los preparados vacunales obtenidos por el Polo Científico del Oeste
han logrado disminuir ostensiblemente la morbimortalidad por tétanos,
meningitis secundaria a H. influenza tipo B, fiebre tifoidea, hepatitis
viral B, parotiditis y enfermedad meningocócica, afecciones de las más
mortíferas e invalidantes a nivel mundial.
Sus producciones, además de sustituir importaciones, generan
ingresos por varios centenares de millones de dólares con lo cual ya
han ocupado el segundo puesto como renglón de exportación de la
economía nacional.

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