Está en la página 1de 3

Universidad de Costa Rica

Maestría Académica en Teoría Psicoanalítica


Teoría General de la Neurosis de Freud
Malestar en la Cultura – Reflexión
Estudiante: Darío Leitón Hernández

Iniciaremos la reflexión en torno al texto de Malestar en la Cultura, a partir de una


pequeña cita de Freud, cuando afirma lo siguiente: “Ya dimos la respuesta cuando
señalamos las tres fuentes de que proviene nuestro pensar: la hiperpotencia de la
naturaleza, la fragilidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia de las normas que regulan los
vínculos recíprocos entre los hombres en la familia, el Estado y la sociedad”. (Freud,
1992, p.85). ¿No están justamente estas tres fuentes de sufrimiento siempre y en todo
momento, pero tanto más en este momento actual, presentes a nivel mundial, en mayor o
menor medida según cada caso? No solo por la propagación del coronavirus, sino por
todos los efectos concomitantes asociados, en el cual influyen Estado, sociedad, la
fragilidad del cuerpo, no es un entramado que supone una presencia de los tres aspectos
que Freud resalta.

La pretendida “guerra” contra el coronavirus no lo es tal, en una guerra cada adversario


puede localizar su enemigo, hay campos fijos, determinados (por conquistar), esquemas
de ataque que fijan un blanco. Contra el coronavirus no puede ser catalogada como
guerra, ¿dónde está? En todas partes y en ninguna, pero de fijo si quizás en muchas
partes, ¿dónde? Es posible ubicarlo, no. Varios síntomas asociados, variantes de
gravedad. Incertidumbre. Se cae la fantasía de dominio sobre la naturaleza, es difícil
asimilar tal impresión de que el coronavirus forma parte de la naturaleza, ¿no explica eso
acaso la necesidad de pensarlo como un producto humano, creado en algún laboratorio
lejano de Wuhan? ¿No es mejor pensar que es producto de la maldad y ambición humana
que algo sobre lo cual no se tiene control su emergencia desde la naturaleza? Poniendo
de manifiesto justamente la fragilidad que planteaba Freud en su Malestar en la Cultura
frente a la hiperpotencia de la naturaleza. Es mejor pensar, y creer en la teoría
conspirativa más que en lo indeterminado de la naturaleza, su imprecisión, su indiferencia
frente a los ideales y deseos humanos, su incertidumbre. ¿No es acaso justamente esta
necesidad de creer en algo, como función lógica, frente a lo abrumante de la realidad de
lo que habla Freud en su texto? Una fantasía más, como la religión, lo tóxico, la ciencia.

Tal y como plantea Barthes en su Mitologías, con la función de los “marcianos” durante la
Guerra Fría, como un tercero que regulara a Estados Unidos y la Unión Soviética, del
mismo modo, no explica de la misma manera todas las teorías conspirativas, la
emergencia del coronavirus y la comprensión de su intrusión en el planeta, como una
forma de poner una máscara al enemigo, ubicarlo en algún lugar en términos causales.

Una de las suposiciones freudianas es que a cada cual avance tecnológico/científico ello
le condiciona la posibilidad de una nueva necesidad/sufrimiento también emparentada.
Con lo cual se puede pensar en la dificultad particular de esta pandemia en relación con la
fácil propagación del virus por todos los países a raíz de los viajes por avión, el mundo
globalizado, el fácil acceso a destinos turísticos, que han conllevado planes específicos de
regulación para evitar una propagación mayor. Por otro lado, la virtualización de los
espacios e intercambios también ha traído nuevos problemas tales como mayor
cansancio laboral, mayor tensión, dificultades para “desconectarse” de lo virtual, entre
otros.

Finalmente, y a modo conclusivo en cuanto a la presente reflexión, es que, en el presente


contexto por la pandemia por la Covid- 19 (coronavirus), es importante considerar la
agresividad latente (o manifiesta en muchas ocasiones) en relación con el otro (los otros),
hay noticia de personas con conductas hostiles dirigidas a personas diagnosticadas con el
virus, o más aún, una agresividad constante y flotante, producto de la angustia ante la
incertidumbre, que se traduce en exteriorizaciones que no le son conscientes al sujeto en
su sentido hostil, sino que se ampara en justificaciones que se alejan de su causa real,
esta es: una agresividad y una manifestación de la pulsión de muerte dirigida hacia el otro
(semejante). Tal y como Freud afirmaba: “A raíz de esta hostilidad primaria y recíproca de
los seres humanos, la sociedad culta se encuentra bajo una permanente amenaza de
disolución” (Ibídem, 109), no es eso en algunas dimensiones diversas lo que se ha podido
vislumbrar en torno a la situación por la pandemia, sino es dirigiendo la pulsión de muerte
hacia el Yo (tomándolo como objeto), con comportamientos de alto riesgo para la salud,
se dirige hacia el semejante a partir de la evidente agresividad anteriormente citada, la
desconfianza, el otro como una amenaza, la pandemia no vino a depositar en el otro dicha
amenaza, sino que esta ya es constitutiva, la pandemia vino solo a poner de relieve y
cristalizar lo que siempre ha estado ahí de alguna manera, vino a intensificar cada
situación, así como habría ocurrido con la inclusión de lo virtual en la realidad…

¿Será el confinamiento, esa pretendida vuelta sobre sí mismo, más bien un exilio del
sujeto de sí mismo? El malestar de la cultura en época de pandemia pondría sobre la
mesa el tema del adentro y el afuera tan cuestionado por el psicoanálisis…

También podría gustarte