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UNIVERSIDAD RAFAEL LANDÍVAR

FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES


CRIMINOLOGIA

VIOLENCIA ESTRUCTURAL

Calderón López, Juan Francisco Carné 2529319

GUATEMALA DE LA ASUNCIÓN, 6 DE JUNIO DE 2022


CAMPUS CENTRAL
Todos intuimos de sobra la realidad guatemalteca, plagada de tantas manifestaciones de
violencia e inseguridad, al punto que todos sentimos que cada día, nos adentramos en una
selva de cemento, un territorio en el que priva por todos lados la ley del más fuerte, en el
que la meritocracia sistema de gobierno en el que el poder lo ejercen las personas que
están más capacitadas según sus méritos como mecanismo de asignación de beneficios
que rige muchas sociedades modernas, es sustituido por lo que podríamos llamar la
cuellocracia, un método de asignación que descansa en la habilidad discursiva o de
negociación política y no en la capacidad técnica o el desempeño profesional de los sujetos.

Sin embargo, pocos hemos reflexionado sobre otro tipo de violencia que es aún más dañina
y perjudicial que la violencia directa a la que estamos familiarizados: tan acostumbrados
estamos a los muertos, a los asaltos, a los cortes de carretera, a las huelgas y las
manifestaciones de todo tipo, que ya ni vemos lo que se le llama la violencia estructural

De manera sintética, el ejercicio de la violencia estructural se genera por el diseño


institucional de cada país: la distribución legal de los derechos, los privilegios, las
oportunidades y las obligaciones, mientras que la violencia cultural es el discurso que
legitima tal diseño institucional y la distribución de tales beneficios y responsabilidades. Es
a esta distribución de beneficios y oportunidades y su legitimación ideológica a lo que se
conoce como instituciones básicas que se fundamentan en una justicia distributiva que se
debe basar en un equilibrio reflexivo, de manera que todos los miembros de la sociedad
estén incluidos, aunque claro está, de manera diferenciada.

Por supuesto, tal distribución nunca es equitativa, en el sentido de que todos obtengan lo
mismo. Pero en sociedades avanzadas, dicha distribución se basa en una repartición que
aunque hace diferencia, no genera un abismo entre el individuo más beneficiado, y el más
excluido. De hecho, el concepto original de cohesión social descansa en esa idea de que
si dos individuos son miembros de una misma comunidad política, la diferencia de
beneficios y obligaciones entre uno y otro no debe ser tal, que sea insalvable, por un lado,
ni que impida que uno reconozca al otro como parte de una misma comunidad diferenciada.

En Guatemala, sin embargo, el pacto fundacional sobre el que se construyó lo que se


conoce como instituciones básicas es tan desigual, tan habitualmente distante entre el que
tiene más con respecto al que tiene menos, que las posibilidades de que haya un
reconocimiento entre sectores diferenciados es imposible. Es debido a esta característica
particular de la Sociedad guatemalteca, que lejos de sentirnos un solo y gran país, nos
identificamos mucho más con las identidades más primarias como la familia, la comunidad
y la amistad, aquellos lazos fuertes, que se basan en las relaciones cara a cara, en
detrimento de los lazos que han constituido a los países y naciones prósperas y
equilibradas: los lazos débiles, o de relaciones funcionales establecidas por la profesión, el
rol o el estatus.

Por eso, estructuralmente la sociedad se organiza para dividir, para enfrentar, para
desterrar sistemáticamente a un grupo, simplemente porque no pertenece al estrecho
círculo de los conocidos o amigos. Guatemala es tan fácil descalificar y menospreciar a
cualquiera, no por lo que dice o hace, sino por la extracción de clase que tenga o por los
amigos que tiene o deja de tener.

Por eso, es tan fácil que si uno no tiene los contactos o conocidos adecuados, aunque tenga
la capacidad o la experiencia, siempre estés relegado al último puesto de la fila, sujeto a
ser aceptado si y solo sí, hay un espacio libre después de que hayan pasado
prioritariamente los amigos o conocidos del jefe de turno, o si por el contrario, tu perfil sirve
para legitimar lo que está previamente cocinado, y entonces, te tocará jugar el papel del
tonto útil

Las historias de exclusión, de pobreza y de menosprecio son por eso tan comunes en
nuestros países. Y entonces, como una sociedad acostumbrada al fracaso, nos
acostumbramos demasiado a lo retorcido, a lo surrealista, a la tragedia cotidiana que se
vuelve costumbre. Y en una situación así, la indiferencia se transforma en la principal
violencia simbólica y estructural de este país: cada uno con su drama, cada uno con su
cruz, que cada uno se salve como pueda, y aquí no ha pasado nada.

Si bien esta violencia no se presenta como un homicidio, un robo, el tráfico de personas la


violencia estructural corrompe el sistema a la sociedad y esto es aun peor que un simple
delito por que este ataca a la sociedad y al país y no solo a un individuo sino a todo ese
grupo de personas que quiere sobresalir, que quiere buscar un mejor desarrollo de
Guatemala, tratemos de buscar formas de ayudarnos en nuestro bienestar común y no solo
en el bienestar egoísta individual, busquemos apoyar al que en verdad necesita ayuda y no
solo por que el es mi amigo o por intereses busquemos una justicia para toda Guatemala y
no para ciertas clases sociales

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