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ARTÍCULO DE ANA MOLIZ, ADAPTADO Y COMPLEMENTADO POR FELIPE CORREA

Tipografía para cuerpo de texto

Elegir la tipografía adecuada es uno de los asuntos centrales en cualquier trabajo que
implique texto corrido. Cuando se trata de un texto de grandes dimensiones —una
novela, una tesis o un informe técnico— entonces la importancia de nuestra elección es
absoluta, pues solo vamos a trabajar con tipografía y esta, por lo tanto, determinará la
calidad y solvencia de nuestro trabajo.

Veamos a continuación algunos puntos importantes que debemos tener en cuenta a la


hora de abordar el trabajo con grandes cantidades de texto y que nos pueden ayudar
a elegir la tipografía adecuada para cada ocasión.

Necesidades del texto


Debemos hacernos una serie de preguntas para ser capaces de elegir la tipografía que
presente las características idóneas para cada proyecto: ¿necesito una tipo con suficiente
variedad de pesos?, ¿voy a utilizar versalitas?, ¿números y fracciones, ligaduras y
negritas?, ¿el proyecto va adaptado a distintos idiomas?, etc. Las respuestas a estas
preguntas acotarán la búsqueda por el bosque digital tipográfico sin senderos ni atajos y
por el que resulta fácil extraviarse.

Sensibilidad tipográfica
El diseño editorial requiere de precisión y sensibilidad a partes iguales; es quizá la rama
del diseño gráfico en que más necesario resulta aunar los conocimientos técnicos y las
decisiones estéticas. Adquirir cierta sensibilidad tipográfica es cuestión de tiempo.

No se es mejor pintor por usar una paleta muy amplia, sino por usar la herramienta
perfectamente adaptada a lo que se quiere expresar.
No distraigas al lector
Podemos decir que la tipografía es el vehículo invisible que trasladará al lector la ideas
que el autor del texto quiere transmitir. Y esta invisibilidad se logra adaptando la
tipografía a las necesidades del texto. El lector de un texto largo no necesita adornos ni
parafernalias varias, al contrario, todo tiene que fluir en la misma dirección: la
comodidad lectora. No vamos a abordar la composición de un libro de poesía de la
misma manera que la memoria anual de una entidad bancaria.

Libros digitales & libros «analógicos»


Actualmente, cuando hablamos de cuerpo de texto, nos estamos refiriendo a dos medios
diferentes: el libro impreso por un lado y el medio digital por otro. Los avances técnicos
del segundo han ido eliminando diferencias entre ambos medios y, por ejemplo, al inicio
de la era digital, era habitual usar tipografías de palo seco para digital debido a la baja
resolución de las pantallas. Pero en las pantallas de hoy en día, en los dispositivos
electrónicos de lectura, con una resolución tan alta, podemos usar tranquilamente, al
igual que en los libros físicos, tipografías con serifa, porque vamos a obtener una
comodidad lectora totalmente aceptable.

Serifa y palo seco


Las tipografías serifadas, con serifa, o romanas fueron el primer tipo de fuentes
existentes utilizadas en imprenta. Este texto está compuesto con tipografía serifada
(Caslon). A diferencia de los tipos sans serif o «palo seco», que aparecieron después, no
tienen formas tan geométricas.

En las fuentes serifadas las letras con formas redondas como la o, c, p, d, s, b, son más
grandes que en las palo seco, porque al agruparlas en una palabras con otras formas de
letras parecen más pequeñas. Si bien mucho se ha dicho que las fuentes serifadas son
apropiadas para lecturas largas por sus trazos finos que ayudan al ojo a fijar y seguir la
línea de lectura, hay investigaciones científicas que señalan a las palo seco como más
legibles (y otras investigaciones que señalan a las serifadas… es un tema no saldado). Lo
cierto es que evitan la monotonía en la lectura.
Estas son algunas fuentes serifadas: Book Antiqua, Bookman Old Style, Courier,
Courier New, Century Schoolbook, Garamond, Georgia, MS Serif, New York, Times,
Times New Roman y Palatino.

Estos párrafos están compuestos en una tipografía palo seco, Akzidenz-Grotesk,


otra sería la Calibri, otra la Arial. Las fuentes sans serif aparecieron en Inglaterra
entre 1820 y 1830, el diseño de estas tipografías se caracteriza por su falta de
remates (serifas) en sus extremos y bordes. Otras características son sus trazos
gruesos y delgados entre los cuales no se aprecia contraste, o se aprecia muy
poco contraste, también son formadas por trazos geométricos y ángulos rectos.

Este tipo de fuentes son utilizadas en medios impresos en gran formato ya que
facilitan su lectura, son comunmente utilizadas para fines comerciales como la
impresión de etiquetas, textos cortos e informativos. Pero en los últimos años se ah
visto un resurgir del palo seco como un elemento distinguido, por ejemplo, han
desplazado a las serifadas en muchos de los logotipos de marcas internacionales,
y el texto de varios portales de noticias.

Estos son algunas fuentes Sans Serif: Arial, Arial Narrow, Arial Rounded MT Bold,
Century Gothic, Chicago, Helvetica, Geneva, Impact, Monaco, MS Sans Serif,
Tahoma, Trebuchet MS y Verdana.

Invitación a la lectura
Un detalle muy relevante que no se nos debe escapar nunca es que la tipografía que
elijamos puede aumentar o disminuir el número de páginas del trabajo que vayamos a
componer, lo que puede hacer variar, por ejemplo, la factura de la imprenta. Esto no
quiere decir ni mucho menos que siempre tengamos que escoger la fuente que menos
espacio nos ocupe. El diseño de cada pieza deberá respetar la extensión adecuada y
observar siempre la legibilidad y lecturabilidad del texto. Estos dos conceptos expresan
ideas cercanas que hay que tener en cuenta. Pongamos un ejemplo: la Helvetica es una
tipografía altamente legible, se lee con mucha facilidad:

El corrector de estilo es un mediador en dos dimensiones, por un lado


entre el autor y su público, por otro entre el editor y el diseñador. Lo que
busca es preservar el mensaje y para ello optimizar sus canales (el texto
y la representación gráfica de texto).
Actúa como bisagra entre la información abstracta (con la que lidia el
editor) y su representación gráfica (con la que lidia el diseñador
editorial).
Está lejos de ser un policía de la lengua. Es un mediador entre la
intención del autor y la interpretación del lector. Para ser exitoso en ello
tiene en cuenta el medio en que se genera ese intercambio (el contexto
o ecosistema editorial) y el registro en que está codificado (es decir, el
uso de jerga, de términos específicos, de coloquialidad).

pero si componemos Guerra y paz con la Helvetica Ultra Compressed a un tamaño


menor de 10 puntos:

Bien. Desde ahora, Génova y Lucca no son más que haciendas, dominios de la familia Bonaparte. No. Le garantizo a usted que si no me dice que estamos en
guerra, si quiere atenuar aún todas las infamias, todas las atrocidades de este Anticristo (de buena fe, creo que lo es), no querré saber nada de usted, no le
consideraré amigo mío ni será nunca más el esclavo fiel que usted dice. Bien, buenos días, buenos días. Veo que le atemorizo. Siéntese y hablemos. Así hablaba,
en julio de 1805, Ana Pavlovna Scherer, dama de honor y parienta próxima de la emperatriz María Fedorovna, saliendo a recibir a un personaje muy grave,
lleno de títulos:

el resultado podrá ser legible, pero no será para nada lecturable, es decir, no invitará a la
lectura. Resumiendo: lecturabilidad es igual a sentido común.

Tamaño e interlineado
El rendimiento de una tipo es una cuestión que atañe también al tamaño ya que
dependiendo de la «altura de x» que tenga cada tipo así se será la cantidad de texto que
podamos encajar en la página. Por lo general suele encontrarse entre 9 o 9,5 y 10,5 u
11,5 pt. Pero no hay un número fijo ni una receta secreta para elegir el tamaño, siempre
es aconsejable imprimir una página y como dice José Ramón Penela (Unos tipos
duros) «dejar que el ojo tipográfico decida».

Respecto al interlineado, por regla general, supone el 120 % del cuerpo (en Word:
Múltiple, 1,2) para la impresión; para texto con el que se va a seguir trabajando puede ir
hasta el 150 % (Múltiple, 1,5)o incluso hasta el 200 % (Múltiple, 2). Por ejemplo, a un
cuerpo de 10 puntos le corresponderá un interlineado de 12 puntos, pero a veces esta
relación cuerpo-interlineado dependerá de varios factores como, por ejemplo, el tamaño
del ojo medio de la letra, esto es, el tamaño de «altura x» con respecto a sus astas
descendentes y ascendentes. Cuando el ojo medio de la letra es pequeño, aumenta el
espacio blanco entre líneas y facilita la lectura, de lo contrario puede dificultar la
velocidad de la misma.

Hasta aquí algunos puntos importantes que debemos tener en cuenta a la hora de
abordar trabajos con grandes cantidades de texto. El tema es amplio y da para
extenderse.

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