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LA DEVOCION A SANTA LUCIA EN LA CONFORMACION POLITICO-

RELIGIOSA DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN

Prof. Adela Alejandra Varas


Universidad Nacional de San Juan

Síntesis

La devoción a esta Santa en nuestra provincia data desde el siglo XVIII. Su

trascendencia en la población de San Juan ha sido notable, no sólo por el

fervor religioso de los fieles, sino que además fue la única jurisdicción que al

convertirse en departamento en 1869 tomó su denominación de la Virgen y

Mártir venerada en la iglesia que posteriormente se convirtió en parroquia. La

festividad litúrgica en su honor dio origen en 1990 a la Fiesta Nacional de Santa

Lucia, convirtiéndose así en una celebración cívico-religiosa cuya

trascendencia y jerarquía alcanzada la han convertido en una atracción turística

de relevancia.

A modo de introducción

El departamento de Santa Lucía alcanza una superficie de 57 km2

aproximadamente. Por ser el paso obligado para los que ingresan a nuestra

provincia provenientes del resto del país se lo ha dado en denominar el Portal

de San Juan.

La cercanía a la ciudad capital hace que su comercio no sea de mayor

trascendencia, excepto con los productos de primera necesidad.

Se destaca principalmente en el cultivo de la vid y olivos, siendo importante la

producción de ajos, cebollas, cereales, papas, forrajes (fundamentalmente

alfalfa), lechugas, acelgas, apio, higueras y árboles frutales en general.

Relacionado con el trabajo de la tierra, se halla el desarrollo de la avicultura.


Si bien la industria más importante es la vitivinicultura, es necesario mencionar

el avance de establecimientos destinados a manufacturar productos

alimenticios, bebidas, tabaco, madera (incluida la elaboración de muebles),

maquinarias y elementos metálicos.

Origen de la parroquia de Santa Lucía

En el año 1593 fue trasladada la ciudad de San Juan de la Frontera algunas

cuadras al sur del Pueblo Viejo, hacia terrenos más alejados del río, a fin de

protegerla de las inundaciones.

Un grupo de pobladores se estableció en tierras altas, distantes una legua al

este de la nueva ciudad. La población de este lugar creció rápidamente. Su

economía estaba basada en el comercio mular y la producción de vinos y

aguardientes.

En los años posteriores a la fundación de San Juan se crearon tres parroquias

fundamentales: la parroquia matriz, las de Jáchal y Valle Fértil. La estructura

eclesial de nuestra provincia permaneció sin modificaciones después de

segregarse de Chile hasta mediados del siglo XIX.

La parroquia matriz tuvo como patrones a San Pedro, Santa Ana y San José.

Su jurisdicción era muy extensa, abarcaba los actuales departamentos de

Zonda, Pocito, Santa Lucía, Chimbas, Albardón, Angaco y Caucete, además de

la ciudad de San Juan, Concepción y Trinidad,

Hacia los siglos XVII-XVIII se radicó en San Juan don José de la Cruz Irrazábal

o Irarrazábal, proveniente de Santiago de Chile. Su hija María Antonia, contrajo

nupcias con el maestre de campo Francisco Alfonso Pereira, que al igual que
sus padres Domingo Alfonso Pereira y Catalina Camara, era oriundo de

Portugal.

El nuevo matrimonio residió en La Legua y como no tuvieron hijos, adoptaron

una niña huérfana a la que bautizaron con el nombre de Juliana Pereira, quien

posteriormente se casó con Joaquín Salas, recibiendo de sus padres: muebles,

una negra esclava y un solar.

En abril de 1784, al encontrarse don Francisco Pereira gravemente enfermo

hizo extender un documento por el cual nombraba como la única heredera de

sus bienes a su esposa doña María Antonia Irrazábal.

Al fallecer su marido, ésta elaboró a su vez, una carta testamento en la que

estableció detalladamente el uso que iba a hacer de la riqueza heredada y

determinaba el empleo que de su dote personal había realizado declarando

que “al tiempo del matrimonio traje por bienes míos lo que consta en las

hijuelas de partición entre mis hermanas y la parte de viña que me cupo de

voluntad propia, y consentimiento de mi marido hice donación para la

Festividad del Dulce Nombre de María” (ARCHIVO DE TRIBUNALES DE LA

PROVINCIA DE SAN JUAN (ATPSAJ). Libro de Protocolo 1783/1784. Folio

219. Carta testamento de María Antonia Irrazábal. San Juan, 2 de agosto de

1784).

Esta celebración es una de las más antiguas en nuestra provincia. El

historiador Horacio Videla en su obra Retablo sanjuanino, asegura que el

Oratorio del Dulce Nombre de María se hallaba situado en La Legua y

perteneció primero a los Sánchez de Loria y Quiroga, posteriormente pasó a


manos de María Irrazábal y lo adquirieron finalmente sus nietos, los hijos de

Joaquín Salas y Juliana Pereira.

Es preciso aclarar que la Parroquia de Santa Lucía no tuvo su origen en el

mencionado oratorio sino en una capilla que la misma familia Pereira-Irrazábal,

construyó en honor de dicha santa, en las cercanías del lugar donde

actualmente se levanta.

Domingo Faustino Sarmiento se refirió a ella afirmando que la familia Irrazábal

“ha dejado el templo de Santa Lucía, fundado y rentado por la munificencia de

doña Antonia Irrazábal y la Fiesta del Dulce Nombre de María...Las casas del

Dulce nombre fueron degradadas a fuerza de servir de cuarteles”

(SARMIENTO, Domingo Faustino, Obras completas. Tomo III. Buenos Aires,

Luz del Día, 1948. pág. 53).

La diferencia entre el antiguo Oratorio del Dulce Nombre y el templo de Santa

Lucía, también puede apreciarse al analizar el ítem 9º de la citada carta

testamento en la que su autora, después de consignar la donación para la

Festividad del Dulce Nombre de María, expresaba -refiriéndose a su marido-

que “era su voluntad que la capilla que construimos y colocamos a la titular

Santa Lucía Virgen y Mártir en la que actualmente celebra el santo sacrificio de

la misa[...] las licencias necesarias para su concelebración y perpetuidad de

que no falte la misa en los días de precepto para consuelo y alivio de los

vecinos de aquel barrio se establezcan las capellanías después de mi

fallecimiento” (ATPSJ. Libro de Protocolo 1783/1784. Folio 219 Reverso).

Dispuso que los sacerdotes encargados de rezar misa en dicha capilla fueran

los sobrinos de su esposo, José Antonio y Francisco Pereira respectivamente


después de ellos los capellanes serían elegidos siguiendo la línea de

consaguinidad Irrazábal y al concluir ésta se designaría al clérigo más pobre y

virtuoso, de preferencia natural de San Juan.

Hizo constar, además, las misas especiales que debían rezarse cuando se

cumpliera aniversario de su muerte y la de su marido; el día de San Francisco

de Asís; todos los martes y cada 13 de junio, día de San Antonio; y todos los 19

de cada mes en honor a San José, así como también las correspondientes

novenas.

Reservó dinero para los gastos en sacristía, cera, incienso, hostia, vino,

reparos de techumbre y murallas, obligándose el patrón a rendir cuentas

cuando los obispos de Chile visitaran Cuyo.

San Juan había formado parte de la diócesis de Santiago de Chile hasta 1806

en que se integró a la diócesis de Córdoba, junto a las restantes provincias

cuyanas. Políticamente se había separado de Chile en 1776 con la creación del

Virreinato del Río de la Plata, siendo incluido jurídicamente en la Gobernación

de Tucumán y a partir de 1782 en la Gobernación-Intendencia de Córdoba del

Tucumán.

María Irrazábal destinó, además, parte de su fortuna para celebrar la festividad

de Santa Lucía, instituyendo la novena en su honor. Refiriéndose a su marido

afirmaba que “era su voluntad que después de mis días se impusiesen a

servicio un mil trescientos pesos para que con sus réditos se haga la función

todos los años el día de la gloriosa Santa Lucía en su misma capilla de misa

cantada con diáconos, sermón, gasto de cera, y nueve misas rezadas y al fin
de ellas se rece la novena celebrando las misas del novenario quien eligiese el

patrón” (ATPSJ. Libro de Protocolo 1783/1784. Folio 220 Reverso).

A la celebración religiosa se le fueron agregando actividades laicas como

juegos, entretenimientos y se hizo habitual en los devotos, pasear por la plaza

departamental una vez concluidos los actos litúrgicos.

Organización eclesiástica y autonomía parroquial

Desde 1827 en adelante se realizaron una serie de reformas eclesiásticas,

impuestas por el gobierno, por las cuales se restituyó a las órdenes religiosas

los bienes confiscados por la legislación unitaria, se restablecieron los

conventos y reglamentaciones internas y se estableció la religión Católica

Apostólica y Romana como la única reconocida oficialmente en San Juan.

El gobernador Manuel Gregorio Quiroga Carril (1827-1828) inició la gestión en

Roma para crear el Obispado de Cuyo. San Juan fue elegido como sede.

Creado en 1834 su primer obispo fue Fray Justo Santa María de Oro.

Desde 1810 las autoridades nacionales ejercieron el derecho de patronato y

aún después de la sanción de la Constitución de 1853, Justo José de Urquiza

continuó haciendo uso del mismo.

Por decreto del 1 de mayo de 1855, Urquiza reconoció a los gobernadores la

calidad de vicepatrono de la iglesia en sus respectivas jurisdicciones.

En nuestra provincia se produjo un conflicto entre el gobierno civil y la iglesia

por la pretensión de Francisco Díaz (1855-1857), gobernador de San Juan, de

establecer los límites de los curatos excediéndose en el ejercicio del

vicepatronato.
La capilla de Santa Lucía dependía de la parroquia matriz de San Juan, pero

por auto del 25 de abril de 1853, el provisor Timoteo Maradona la convirtió en

parroquia al igual que a las capillas de Albardón, Caucete y Pocito.

Al surgir el conflicto por la delimitación de los curatos, esta resolución fue

anulada en 1855. Esto motivó que las parroquias anteriormente creadas

volvieran a ser nuevamente capillas dependientes de la parroquia matriz. Es el

caso de Santa Lucía hasta 1907 en que fue erigida definitivamente como

parroquia.

Estos problemas no desanimaron a los fieles que continuaron trabajando por el

engrandecimiento del templo. De esta época datan las campanas, que

actualmente tiene la iglesia en las cuales se puede leer grabada la fecha de

1855.

Proyección de la vida religiosa en la organización departamental

Durante el período gubernamental de Salvador María del Carril (1869-1871) se

sancionó la primera ley del Régimen Municipal, el 4 de diciembre de 1869 y por

ésta se dividió el territorio provincial en 18 departamentos, conforme a lo

dispuesto por el artículo 36 de la Constitución Provincial de 1856.

Por dicha ley se dispuso que el gobierno de la provincia debía dividir cada

departamento en distritos, y sus límites serían fijados por decreto. El territorio

ubicado inmediatamente al este de la ciudad capital tomó el nombre de la

Virgen y Mártir Santa Lucía venerada en la iglesia que cumplía las funciones de

parroquia. Así el cuarto departamento erigido por dicha ley fue el de Santa

Lucía.
En el año 1888 la fisonomía de nuestra provincia había cambiado, en parte,

como consecuencia de la llegada del ferrocarril que permitió aumentar la

producción y el comercio, se modernizaron las técnicas agrícolas y aumentaron

su extensión los caminos.

Esto evidenciaba la necesidad imperiosa de determinar las jurisdicciones

territoriales. El decreto del 6 de septiembre de 1888 demarcó los

departamentos y solucionó el problema. “Santa Lucía quedó dividida en siete

distritos: 1) Alto de Sierra; 2) Pajas Blancas y Tapones; 3) Majadita; 4)

Chacritas y Rincón Cercado; 5) La Legua; 6) Barrio de los Angulos (llamado así

por sus antiguos propietarios) o Luz del Mundo y 7) La Chiva y Baños del

Chaparro y Rufino. De todos, Alto de Sierra tenía mayor auge” (MALDONADO

de SAMPAOLESI, Carmen, La vida en los departamentos para 1890. San Juan,

UNSJ-FFHA, 1979. Seminario Inédito. Pág. 43).

Es importante destacar, para ese momento, la afluencia turística a la zona en la

época de veraneo. En la publicidad de los periódicos de 1888/89, se ofrecían

comodidades para las familias que quisieran veranear en los baños de Las

Piedritas, de Rufino, de Chaparro, donde se festejó el carnaval de 1891 con

bailes y corso (ese año no hubo carnaval oficial) y las Termas de San Juan.

Para dirigirse a este último lugar, sus propietarios decidieron instalar una línea

de tranvía tracción a sangre, que partía de la estación central del ferrocarril

hasta Las Termas. La línea fue inaugurada el 14 de diciembre de 1890.

El terremoto del 27 de octubre de 1894, que azotó a la provincia, destruyó la

capilla, motivo por el cual el obispo José Wenceslao Achával solicitó al

gobierno autorización para construir otra iglesia.


La plaza departamental General José de San Martín, fue ensanchada y

embellecida y frente a ella se levantó el edificio del nuevo templo.

El mismo fue inaugurado el 2 de febrero de 1900 por el obispo titular de San

Juan de Cuyo, Marcolino del Carmelo Benavente, que propició ese mismo año

la creación de la parroquia de Santa Lucía reduciendo, así, los límites del

curato de la ciudad. El auto episcopal estaba dirigido a los feligreses de la

parroquia de La Merced y expresaba que “en vista del aumento de la población

y extensión de la parroquia de la Merced, hemos determinado dividirla

formando de ella otra parroquia que tendrá por iglesia parroquial, la que

recientemente se ha construido en el departamento de Santa Lucía, y por

límites, al norte la avenida 25 de Mayo, hasta avenida Libertador San Martín, y

desde ésta la línea divisoria de las parroquias de La Merced y Concepción en

su prolongación hasta el río San Juan, al este, el mismo río San Juan, al sur, la

línea divisoria de la Merced a la sola ciudad de San Juan, comprendida entre

las cuatro avenidas”(VERDAGUER, José Aníbal, Historia eclesiástica de Cuyo.

T.I. San Juan, Milano, Pág. 999).

No fue erigida parroquia hasta diciembre de 1907, en vísperas de nochebuena.

El obispo de Cuyo atendiendo las peticiones de autoridades y vecinos del

departamento de Santa Lucía y verificando los requisitos canónicos para la

erección de una nueva parroquia erigió la parroquia de Santa Lucía, con los

mismos límites que en la división civil de la provincia de San Juan, tenía el

departamento homónimo. Fue designada como titular de la nueva iglesia

parroquial, Santa Lucía Virgen y Mártir.


La jurisdicción de la nueva parroquia comprendió La Legua, Alto de Sierra,

Rincón Cercado, Majaditas y Tapones. Su primer cura párroco fue el presbítero

José Vozzi, de nacionalidad italiana que permaneció hasta 1910 al frente de la

flamante parroquia de Santa Lucía.

El nuevo templo era de estilo colonial de 40 metros de largo por 9 metros de

ancho y en el costado izquierdo se hallaba la torre con cúpula.

Durante el período en que fue párroco Mamerto Cangiano fue donada una

imagen de Santa Lucía de 1,20 metros de altura, por la familia de José Lázaro.

Se venera desde 1923 y es la que actualmente preside las procesiones. La

donación se produjo porque la señora Rosa Pontoriero de Lázaro se

encontraba muy delicada de la vista y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente

en su domicilio situado en La Legua. La operación fue un éxito y la señora

Rosa agradecida cumplió su promesa de traer una imagen de la santa desde

Italia.

Cuando en 1908 fueron creados 18 distritos o municipios, uno de ellos lo

constituyó Santa Lucía conjuntamente con Alto de Sierra y 9 de Julio. Este

último se separó por la ley del Régimen Municipal de 1913 erigiéndose como

un nuevo departamento de la provincia de San Juan.

La estructura del departamento fue variando con las leyes del Régimen

Municipal de 1928, 1935, 1942, 1949, 1959, hasta que el 16 de agosto de

1973, se dictó una ley que organizó definitivamente el territorio sanjuanino en

19 departamentos y es la que hoy nos rige.”El tercero es Santa Lucía que limita

al Norte con el Departamento de Chimbas y Avenida Benavides; al Sur con

calle Güemes y el Departamento de Rawson, al Este con el río San Juan y los
Departamentos de: 9 de Julio y San Martín y al Oeste con las calles Aristóbulo

del Valle, Pueyrredón, Necochea y el Departamento Capital” (ARCHIVO

GENERAL DE LA PROVINCIA. Leyes del Régimen Municipal. 1869-1973.

carpeta 18).

Un acontecimiento muy importante para la feligresía católica fue la llegada a la

parroquia, en octubre de 1938, de una reliquia que consistía en una astilla de

hueso del cuerpo de la santa, gestionada y adquirida en Roma por el vicario de

la arquidiócesis, monseñor Isidro Fernández, a instancias del párroco

presbítero Egidio Esparza. Se estableció que los 13 de cada mes, después de

la misa se daría a besar la reliquia a todos los fieles presentes.

Las ceremonias religiosas a través del testimonio oral

María Magdalena Muñoz de Santibáñez (ENTREVISTA. San Juan, 24 de

marzo de 1993. Edad 84 años) que ha vivido siempre en el departamento y que

se cuenta entre las primeras personas que fueron bautizadas apenas creada la

parroquia, narró las celebraciones tradicionales a las que según su testimonio,

concurrían preferentemente, el día sábado, los jóvenes del lugar. Manifestó que

se bautizaba un solo niño por vez y asistían solamente los familiares más

cercanos. Eran ceremonias muy sencillas.

No sucedía lo mismo con los casamientos los cuales congregaban a toda la

familia, tanto a la iglesia como a la fiesta, que por lo general se realizaba en la

casa. La novia vestía completamente de blanco, usaba guantes y el vestido

era amplio y vaporoso, mientras que el novio llevaba traje negro o azul, por lo

general con azahares blancos en el ojal. Al salir de la iglesia el padrino

acostumbraba arrojar caramelos o monedas para los niños presentes.


En las primeras décadas del siglo XX, la concurrencia a las fiestas patronales

era muy numerosa, crecía cada vez más en colorido y renombre en toda la

provincia.

A ella se refirió nuestra entrevistada cuando expresó emocionada que era muy

importante para los lugareños, y que incluso se estilaba que las jovencitas

estrenaran vestidos para asistir a la procesión, que recorría el vecindario desde

la plaza principal hasta la calle Los Trapitos (antes de llegar a la actual Avenida

de Circunvalación) para después volver nuevamente a la iglesia. Refirió

además, que al concluir la misa el piso de la parroquia se cubría con pájaro

bobo y se llevaba a cabo el corso de flores por las calles aledañas. Cada flor

tenía un significado y de acuerdo con esto los jóvenes las intercambiaban con

las señoritas presentes.

Durante los días que duraba la fiesta se realizaban, preferentemente los

sábados y domingos, partidos de fútbol, juegos como palo jabonado para

menores de 15 años, carreras de: embolsados para menores de 12 años, de

tres pies, de burro, de a pie, de cien metros, de bicicletas para niños de 12

años, y juegos de tinajas. La banda de policía daba retretas en la plaza General

José de San Martín.

El día 13 de diciembre constituyó desde siempre una fecha muy especial. En

ella se conmemoraba particularmente a la santa y al igual que en la actualidad

se rezaban misas de comunión, principalmente dedicadas para todos los

enfermos de la vista y se exponía la reliquia para permitir a los fieles la piadosa

veneración.
El domingo que daría fin a la fiesta patronal, se anunciaba con repiques de

campanas y disparos de bombas a la salida del sol. A la solemnidad religiosa

de la tarde asistían autoridades eclesiásticas, civiles y militares, y en ciertas

ocasiones la imagen de Santa Lucía era custodiada por una guardia de honor

formada por agrupaciones gauchas, un grupo de bomberos y del escuadrón de

seguridad.

Era tradicional dar por terminados los festejos con fuegos artificiales y con una

recepción social nocturna en los salones de la municipalidad, que en el caso de

diciembre de 1938 fue a total beneficio del dispensario municipal de lactantes,

que funcionaba en La Legua.

El terremoto de 1944. La reconstrucción

María de Santibáñez recordó muy triste aquel 15 de enero de 1944 cuando el

terremoto destruyó totalmente la ciudad de San Juan, y sus alrededores, a lo

que no escapó la iglesia de Santa Lucía. Expresó que durante mucho tiempo

no tuvieron misa hasta que se improvisó un templo que fue la base para la

construcción de la nueva parroquia.

El autor sanjuanino, Gilberto Varas, en su obra Terremoto en San Juan afirma

que la misa se rezaba en la plaza, donde se había levantado un altar con lo

que se pudo rescatar de las ruinas.

El templo destruido estaba formado por tres naves y esbeltas torres. Su cura

párroco, Bartolomé Ballester, inició los trabajos de reconstrucción que

estuvieron a cargo de la empresa Rosso. Las instituciones parroquiales,

conjuntamente con el pueblo contribuyeron con importantes aportes para la

culminación de las obras y el nuevo edificio parroquial fue inaugurado el 6 de


diciembre de 1964. Pronto se notó que era muy pequeño para la gran cantidad

de fieles y se inició otro utilizando un subsidio otorgado por el Consejo de

Reconstrucción durante la intervención provincial del general Carreras.

Al presbítero Ballester le sucedió el presbítero Eliseo González nombrado

párroco emérito de esta localidad.

En 1986 se hizo cargo de la parroquia el presbítero Francisco Enrique a quien

le cupo la misión de culminar las obras del nuevo templo, además de

desarrollar una importante labor misional y comunitaria en todo el

departamento.

Palabras finales

Lucía, nació en Siracusa, Italia, en los últimos años del siglo III y siendo una

niña aún sufrió el martirio que le ocasionó la muerte el 13 de diciembre del año

304. Su cuerpo incorrupto se encuentra, actualmente, en el templo de Santos

Jeremías y Lucía, en la ciudad de Venecia.

Como ya se ha expresado anteriormente la devoción a esta Santa en nuestra

provincia data desde el siglo XVIII. Su trascendencia en la población de San

Juan ha sido notable, no sólo por el fervor religioso de los fieles, sino que

además fue la única jurisdicción que al convertirse en departamento en 1869

tomó su denominación de la Virgen y Mártir venerada en la iglesia que

posteriormente se convirtió en parroquia. La festividad litúrgica en su honor dio

origen en 1990 a la Fiesta Nacional de Santa Lucia, convirtiéndose así en una

celebración cívico-religiosa cuya trascendencia y jerarquía alcanzada la han

convertido en una atracción turística de relevancia.


Bibliografía

-ARCHIVO GENERAL DE LA PROVINCIA. Leyes del Régimen Municipal.

1869-1973. Carpeta 18.

-ARCHIVO GENERAL DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN. Serie Misceláneas.

Carpeta 40.

-ARCHIVO DE TRIBUNALES DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN. Libro de

Protocolo 1783/1784. Carta testamento de María Antonia Irrazábal. San Juan, 2

de agosto de 1784.

-ARIAS, Héctor Domingo y PEÑALOZA DE VARESE, Carmen, Historia de San

Juan. Mendoza, Spadoni, 1966.

-CALDERON de PEREZ, Irma y RAMIREZ, Susana, Aspectos contemplados

en la recopilación documental 1863-1865. las circunscripciones

departamentales y su caracterización. San Juan, UNSJ-FFHA, 1883.

(Seminario inédito).

-DIARIO DE CUYO. San Juan:

-12 y 17 de diciembre, 1950. Año IV. Nº 1906y 1911.

-14 y 15 de diciembre, 1969. Año XX. Nº 8161 y 8162.

-13 de diciembre, 1973. Año XXV. Nº 9031.

-DIARIO LA ACCION. 15 de enero de 1945. Año VIII. Nº 2258.

-DIARIO TRIBUNA, San Juan. Sábado 17, domingo 18 y martes 20 de

diciembre, 1938. Año VIII. Nº 2314,2315 y 2317.

-MALDONADO de SAMPAOLESI, Carmen, La vida en los departamentos para

1890. San Juan, UNSJ-FFHA, 1979. Seminario Inédito.


-MUNICIPALIDAD DE SANTA LUCIA. DEPARTAMENTO DE CULTURA. El

departamento de Santa Lucía. (Folleto).

-MUÑOZ de SANTIBAÑEZ, María Magdalena. San Juan, 24 de marzo de 1993

(Entrevista). Edad 84 años.

-PARROQUIA DE SANTA LUCIA. Libro I de Bautismo y Libro I de Matrimonio.

-SARMIENTO, Domingo Faustino, Obras completas. Tomo III. Buenos Aires,

Luz del Día, 1948.

-VARAS, Manuel Gilberto, Terremoto en San Juan. Buenos Aires, Luis Larrese,

1945.

-VIDELA, Horacio, Historia de San Juan. Buenos Aires, Academia del Plata.

Obra completa.

-VIDELA, Horacio, Retablo sanjuanino. Buenos Aires, 1956.

-VERDAGUER, José Aníbal, Historia eclesiástica de Cuyo. T.I. San Juan,

Milano.

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