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EL PRIMER

ÚLTIMO VUELO
EL PRIMER
ÚLTIMO VUELO
Fabrizio Bavestrello

Kiaomort
Ilustrador

Celícola Editorial
El primer último vuelo
Fabrizio Bavestrello Miranda

1ª edición, octubre de 2019


RPI XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
ISBN: XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

lustraciones
Domingo Galaz Ramírez (Kiaomort)

Diagramación y diseño
Nicolás Rivas Silva
Franco Astudillo Arancibia

Impresión y empaste
Nicolás Galleguillos Carrasco
(Empastesmaltes) en Imprenta Copiamos.
Avda. República 6, Santiago, Chile.
El primer último vuelo

I
No importa lo lejos
o lo callado que esté
porque mi carne
mi cuerpo
estará con la misma pública disposición
que tienen los árboles

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El primer último vuelo

II
Recuerdo despertar
y ver tu cortina
dejando pasar un haz de luz
que reposaba en mi rostro

Estabas viéndome tú también


entre una ventana pequeña y sin forma
Tus ojos recorrían toda la superficie de mi cuerpo
como si de alguna mágica manera
pudieras traspasar mi carne
Esa mirada solo la había visto
en las más terribles noches
donde el balbuceo de la vida
me magullaba el pensamiento

Me saludaste con una sonrisa de ocaso


que me llenó el temor de flores inmortales
Y ahora recuerdo
mientras la noche solo saluda
con silencio de cuchillas
Las veces todas
en que sin piel
me veías dormir

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El primer último vuelo

III
Quién diría
que pasaría por estas ramas
como si nada hubiera ocurrido
en mi cuerpo insectario

Atrapado entre la jaula de un árbol


veo suceder las horas
como una lluvia de aves coordinadas
en su vuelo sin destino

Recuerdo

Las imágenes corren sin detención alguna


a través de la sangre

En esa sucesión irreconocible


armo un rostro
de entre todos los trozos de hojas
que el río encuentra en su suceder

Creo ver
una figura desarmada
escapar de mis cuencas
Podrías ser tú
pero es solo un bichito
bajo los párpados

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El primer último vuelo

IV
Difuminado entre la sombra de las plantas
veo el amanecer
como la flor de un árbol sin nombre
Me anochezco bajo los rayos de la maleza
y escucho el secreto difuso de las plantas
tanteo su oscuridad donde no puedo distinguirme

Hubo una era en que perdido estaba entre las olas


y contaba el tiempo con el paso de las ráfagas entre mis carnes

No sé cómo ni cuándo
llegué a este valle diminuto
Donde las plantas hacen de refugio
para mi cuerpo desdibujado
Pero aquí todo pasa más lento
con más vacíos
y en la calma infinita del verdor
el viento que me toca
es la respiración de los bosques
Indistinguibles
al final de mis ojos

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El primer último vuelo

V
De entre todas las cosas
que chocan con mi tacto
pocas son las que te ven

A todas esas cosas


pasadas por mis yemas
les digo los secretos
que una vez me dijiste
para aliviar la oscuridad
de mi cuerpo en ti

Me he vuelto amigo de los bichos


porque en su ínfimo paso por la tierra
puedo verme reflejado
en la hoja masticada
por los caracoles

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El primer último vuelo

VI
Me voy destejiendo
palabra a palabra

Mi cuerpo se enganchó en un abismo


de árbol cansado
siguió su curso de ave perdida

Los peñascos derretidos del horizonte


llamaron con hilos de sangre
a mi carne destejida
“carroña de habla”
dijeron furiosos
Como si hubiera sido mi voluntad
deshacerme en el camino

No hay piedra que perdone


la débil voluntad de mi caminata
Donde quedo repartido en el camino
sobre flores secas o cubiertas de barro

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El primer último vuelo

VII
Dentro de mí ha crecido un bosque
Andamos de aquí para allá
buscando un retazo de luz

Las nubes que se comen todo


devoran las montañas
una a una hasta desaparecer

El mar termina
donde mismo comienza
Y los pies
como rocas frías
perciben el término del principio
o el principio del fin
y solo atinan
a secarse

Escucho un eco
de entre mis ramas
y quisiera
con la piel colgando
reaparecer en su origen
volver al espino
de donde caí

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El primer último vuelo

VIII
Hoy la magia descansa en mi regazo
y yo acaricio su forma felina
dejando ir la vida en el río nocturno

El día azotó las calles


pero yo fui de papel blanco

Entonces ahora
que la noche brilla entre los focos y estrellas
todo mi cuerpo reposa de alegría,
Al igual que la mota de pelo
que se infla y se desinfla
sobre mis piernas

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El primer último vuelo

IX
Asustado me asusto
y así sucesivamente

La caída y alzar el vuelo


como si a ícaro
no se le hubieran derretido jamás las alas
Y allí arriba
mirara las cabezas brillantes por el sol
y suspirara
con el pecho lleno de valentía
Hasta que un bichito
le cae en la iris

De bruces cae
sobre el oleaje indescriptible de Creta
Las alas son el ancla
de su cuerpo bote

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El primer último vuelo

No soy ícaro
pero caigo igual
Quizás no sobre las olas
pero caigo y no me rompo
Caigo y miro de lejos
desde el abismo de tierra seca

El polvo me cubre entero

Me reviento
Yazgo con la espalda pegada a las rocas
sangro por todas partes pero no se ve
Mi piel se infla de sangre
El sol encandila
Traspasa la carne de mis párpados
y veo líneas rojas opacas de sangre
como un mapa fracturado
o un rompecabezas de tela roja

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El primer último vuelo

X
Mi cuerpo entero
se encontró en la cima de unos peñascos
que estoy seguro
había visto en fotos solamente
Y solamente entonces percibí la sangre
que brotaba de entre mis uñas

La bestia estaba ahí


como una ola estrellándose a mis pies
Pero ya no había temor
solo el inevitable vacío
la sola sensación
de haber estado antes
frente al terrible azul
con los ojos secos
arañando las piedras

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El primer último vuelo

XI
Pasan las hojas por la ventana
y yo me descarno
en ese vaivén del tiempo
donde todo avanza en un tictac irreconocible

Entonces me pregunto cómo cruzar


ese bosque de pinos perdido en la playa
Ahí donde las algas hacen de nombre
y mi pisada hace de ola
o de pelota que cae
interminablemente
hasta la orilla de la arena

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El primer último vuelo

XII
Yo me despertaba
para escuchar el mar
entre todos los otros ruidos
producidos por la noche

Le respondía con bramidos de ultratumba


cercenando las horas espesas

Ahora que no hay respuesta ni mensaje


palpo caprichosamente
este silencio nocturno
Mi lamento de ola
recién caída en la orilla

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El primer último vuelo

XIII
Corté todas las flores del jardín
Las flores que crecieron raudas en la tierra del mar negro
Corté las flores florecidas del manto azul marino del mar

De las manos apretadas contra el pasto


la piel se me hizo de río
y corrió por las fisuras del verde suelo

Mi sangre hizo brotar las flores


y todo comenzó a oscurecer de sangre
Porque aunque la voluntad sea de río
el cuerpo entero se arma de barro
Se desborda de sí mismo
como un vaso al que no se le deja de verter agua
O una gota de rocío cayendo por su propio peso
[en una hoja que se dobla

Me levanté
Las flores cayeron cortadas sobre mis piernas
Los pétalos hicieron cosquillas en mi carne
No pude reír
porque la pestilencia
el sucio olor de la muerte
de entre todas mis muertes
me produjo arcadas

Todo venía de esta muerte


como un alacrán
clavándose su propio aguijón

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El primer último vuelo

XIV
Volveré a las olas
cuando deje de pesarme
su estruendo mortuario

El agua cae de bruces


sobre las rocas calladas
y todo se revuelve
todo esparce
dentro de mis limites
Porque nada pesa bajo las aguas
ni las chalas incompletas
ni mis habitantes escondidos
que corren aterrorizados
a otra orilla

Volveré a las olas


cuando el estruendo mortuario
sea mi lenguaje
precario y morboso
sangrante de lirios
O cuando de tanto mar
se escurra mi firmeza
por entre las aguas

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El primer último vuelo

XV
Si abriera ahora mi boca
se me caería el alma de vergüenza
te dije con las cuencas volteadas

Me miraste con una mirada indescriptible


y te pregunté si podías sostenerla
antes que se estrellaran mis palabras en el piso

No hallé respuesta alguna de tu boca


y de mi boca no salió ni vómito ni mar
solo un ave negra
liberada más tarde en una noche nubosa

Aguántame el alma te dije


entre tus espinas de corona
Mientras aferrada con las veinte uñas
en un peñasco en medio del mar
recibías el viento de mis ojos

Me dijiste que me fuera


pero soy la brisa que queda de una ola reventada
Y mi voluntad poco tiene que ver
con mi movimiento

Entonces cerraste los labios y apretaste los dientes


Y dejaste de mirarme
Y las rocas se rompieron
Y el alma avergonzada cayó de mi boca
Y entonces no hubo más

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