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LA MARCHA DE LOS AUSENTES

ERNESTO BAUTISTA
Poemario ganador del certamen Gallo Tapado 2010. CCESV.
nota de prensa/ descargar el libro en pdf

A Lucrecia... que no existe.” Y sin embargo, es lo mas bello que he tenido.

ORACION
Por las niñas océano que sangran
sus bellos gritos de agua.
Por los que se amarran con voz religiosa
a los barcos de vidrio en los bares.
Por la gente sin dios
que se resuelve en tormentas
Por la sangre marchita del verano
en las venas del niño marchito.
Por su deseo fugaz de montar al caballo del diablo
el que sueña con la luna que se despedaza.
Por el nombre del hombre que el pájaro al horizonte lleva en sus entrañas.
Por el hombre sin nombre que heredó su largo viaje
tiembla el corazón gigante de la tierra
sepulta en su calavera
la voz incandescente de su dios.

Por el abrazo de mi amor de tierra


que solo late.
Por las mujeres que tiemblan
con sus huesos de lata.
Por las uñas desgastadas al ritmo del golpe.
Por las madres de trapo que se descomponen
por la suciedad de sus brazos con forma de hombre.
Por el diluvio de navajas adentro de la carne
por los ojos que acaparan su brillo.
Por el dolor desnudo de los cuerpos calientes.
Por todas las hijas de la lágrima.
Por las prostitutas desgastadas y las madres animales
por su purísimo amor animal de vientre.

Por el agua quemante del fértil martirio


por el amor que supura en la sangre enferma
por el amor que supura enfermo en la sangre
por la sangre enferma que supura al amante.
Por el espacio vacío de cualquier cama gigante
y su hambre inuúil de cuerpos.
Por la basílica de huesos que guarda morboso silencio
por su ruido a nada que ahoga el espacio.

Por la voz de los que no creen en nada


diluída en la garganta negra.

Por favor
por los mil nombres de muñecas muertas
por lo tibio de sus muslos
que aún nadie ha encontrado.
Por los muertos y los locos
que corrieron mejor suerte.
Por los que quedamos.
Por los que caminamos.
Por los que queremos.

Por los que aún oramos.

ROSAS DE SANGRE
Que mis palabras fueran robustos caballos navegando la ventisca
siguiendo con prisa en los caminos mas largos

que marchitan al peregrino


tu estela de silencio.

Llegar hasta vos


y besar el polvo anciano de tus zapatos con este fuego errante
y redimir mi alma
desangrándome el pecho
desnudando las llagas
de milenarios silencios
de piedra
silencios.

Voy a sacar de vos


a las rosas de sangre
a los corazones lascivos
a las piedras volcánicas
que en tus ojos arden.
A vomitar el fuego milenario que regresa del letargo.
En vos para volver a la carne
al fuego
al medular incendio enterrado en los dedos
a la miserable inmortalidad de un corazón humano.

Un día seremos los inmortales aleteos


levantando su cuerpo
levantandose eternos
nebulosos
en un nuevo mundo
aún viejo y cansado.

El momento es una corriente de agua


y yo te beso las manos
por la última tarde de la ultima lluvia que te oí murmurando:

"Simples humanos...simples humanos".-

MADRUGADA: SOY LA MUERTE HASTA QUE AMANEZCA


En una ocasión mencionaste tu miedo hacia el mar
tu miedo hacia los maremotos creados de las manos.

Una vez me dijiste que el sol tenía un hermano


que  vagaba azul en los reflejos del crepúsculo.

Hay un planeta viajando en tus ojos,


hundiéndose en tus ojos como se hunden las piedras en el agua.
Recuerda como se esparce el sueño en tu mirada cuando pernoctas en mis manos.

Hay luz y humo entre los árboles


otra luna de ceniza se esta consumiendo
hay que llorar cuando amanezca para darle luto.
Una mariposa negra pasa volando entre los escombros:
Miles de luciérnagas se devoran los cuerpos inertes de lo que un dia fuí
de lo que sigo siendo cada vez que muero y vuelvo.

Cuantas veces he vuelto de la muerte cada vez mas desgastado:


Remendado como un gato de trapo
ardiendo como el ultimo grito de una antorcha vieja.

Y estás dormida
inmensa cabe en tus ojos la noche.
Minúscula.

La noche se desnuda en el viento sin que nadie lo note.


Cada vez que caes estan mis manos
furiosas contra las raíces y las tumbas que te reclaman
rotas por el angel de la muerte
beso tu frente bajo el amparo del angel de la muerte.

No te quiero perder nunca.

Quiero eternas mis manos


eterna tu respiración serena logrando paz por vez primera.
Quiero eterna tu mirada negra
confusa sobre mi cuerpo. Hermética
como un cerrojo sobre el universo.
Quiero eterno tu cuerpo frágil
y los caballos del viento que galopan con sigilo
vestidos con la elegancia de tu nombre y el cuerpo avergonzado de tus palabras.
Quiero eterno el calor de tu frente reposando sobre mi boca.
Quiero eterno ser un momento más que mis dedos sobre tu boca.

El sueño es un peso muerto.


Un suspiro tuyo es un barco sobre el rio gris de la madrugada.

Sos tan inmortal como mis palabras.


Tan mía, como lo es este momento,
temeroso de maremotos y manos.
Esta noche yo soy el angel de la muerte que te guarda del tiempo.

No quiero que amanezca


No quiero que amanezca.
~

EL VIAJERO
Las calles grises con olor a lluvia
calman el ritmo de las arterias.

El viajero mira hacia atrás cuando abandona sus raíces


y aun así no regresa hacia su casa
porque va vistiendo un diluvio de pájaros
que lo empujan eternamente.

Adelante dice
y su pasado es libre.

Le ha dicho:
“Levántate yo te perdono
busca tu camino.”

Y el pasado es un peregrino más, asustado,


que busca refugio
porque él no nació para recorrer caminos
sino para morir en ellos.

SOLO ESTUVE
Extraño sus voces llenas de agua y truenos.
Sus manos armadas de espinas.
Su aroma buscando dormir en mis ojos cerrados.

Nunca dejé que se le escapara un huracán de los ojos


nunca le devolví las olas a su cuerpo.

Tan solo estuve cuando no había nadie.

LA MARCHA DE LOS AUSENTES


Volveremos al delicioso manjar de la mano llena
conservando lo nuevo en momentos imposibles.
A la luz de la piel caliente que suda
la anestesia pudorosa de la sombra.
A la oscuridad de los ojos compitiendo con las esquirlas del sueño:
tránsfugas de los irretornables caminos
aún nos queda la esperanza del sueño
la idea de la muerte, peregrina silenciosa.
La ilusión del amor camino
transitando subversivamente nuestros mecánicos pies en reversa.

Recordemos la velocidad del aroma


a quemarropa por la sangre que se enciende
el abismo de personas, que poco a poco se ha ido llenando
en nuestra nostalgia más profunda
que ya no tiene cupo.
Por eso nos estancamos en el fétido recuerdo
lo más bello que conocemos.
¿Quien nos niega la belleza?
La belleza es lo único que nos queda
y la filosofía majestuosa del desencanto
y el despertar del silencio interno
que poco a poco nos abarca
despojandonos de todo lo racional.
Finalmente vemos la verdadera manifestacion del grito interno
el valiente prófugo que al fin se ha mostrado
el valiente que tiembla
con el viento de tormenta en todas las direcciones.

Y la tempestad se acerca, pues


la tempestad nos lleva en la palabra de la muerte
que ya no tememos porque nos conmueve.
Carecemos de la indulgencia del olvido
no tenemos la misma suerte de los locos o los asesinados
somos plenos por nuestra conciencia
y debemos limitarnos a seguirla
inconfundible hacia lo irreal del recuerdo
hacia el dolor invisible y desvanecido
que amortigua nuestro cuerpo con su resistencia.

Estamos parados sobre toda la vida que desenvolvimos en nuestro tiempo.


Y ya no somos.
Pero, escuchen,
podemos volver,  podemos volver con la muerte
al momento perfecto
al momento del vacío
donde todos somos omnipotentes
donde hasta dios fue divino
una voz de nostalgia
un grito de ojos
nos debe la muerte.
Miremos el espacio exacto
donde alguna vez nuestra plenitud estuvo
y lloremos porque ahi
alguna vez nos dijimos enteros desde adentro
alguna vez
mares de piedra.

SUEÑO DE UN GIGANTE
Destruir al que lleva la sangre marchita
matar al caballo en las sombras
al que sueña con una luna que se despedaza

La noche libera su corazon epiléptico


y la noche no avanza
se sumerge cansada en su voz menguante.

Nunca te dije
pero quiero que me entierren en tus ojos.

CAMINATA
El mediodía llora en el corazón de un muerto.

Hoy en la tarde la creación se deshace


dios camina ciego por el parque
y el diablo bebe de su mano
besa su piel e intenta acaparar su aliento.

Camino despacio para esperar a la muerte


que viene lenta caminando conmigo.
Me habla de su propio llanto
de como llora la gente
no puedo recordar cuando fue la última vez que caminamos juntos.

EL ALETEO
Marea de dolor lleva la lluvia que se esparce
escanciando con la boca
el último aire
el último comienzo.

La noche que se abstiene


da a cambio su herida inflamada
diamantina
da su ojo de sangre
da su beso de leche.

Da la máscara del amante


a los continentes de la lluvia
y su aroma va desnuda.
La suciedad mas inocente que habita el cuerpo
hace su danza de velos oscuros.

La boca confusa
es un dibujo de aristas de fuego rompiendo lo divino.
Cometen el deicidio al tiempo mas ancho que abarca la luna.
Sangrando sal,
sal de boca confusa
y el mar que vuelve es una palabra:
Regresá

Con su pálida angustia.


Regresá

Con su cara quebrada de barro.


Regresá

Que la única primavera es una mano impertinente.


un atisbo de cordura.
Bebemos el licor de la lluvia.
¿Pero qué es lo que embriaga a la boca triste?:

Un parque gigante
un cementerio de ecos.

EL PENDULO DE ALICIA
He roto ese espacio de libertad:
mi otoño soberano que se suicida latiendo.
La tierra prometida es rebosante de escombros
la tierra prometida solo cabe en los ojos
y se esconde de la mano sometida a este viaje eterno.

No puedo seguirle el paso


el alma cansada me pesa dentro del vientre
el alma que se quema y resplandece
decreciendo como candela.

Del beso existe un sabor redundante.


No lleva color, no lleva voz, no lleva sexo
Es un beso en sepia desgastandose más con el uso
Mis brazos fuertes no aguantan
se quiebran todos como se quiebra toda promesa.

Respiro la palabra para dartela radiantemente pura


con aire de mi aire para la carne que se prepara al viento.

Dicen que allá se casan los amantes


que allá resplandece el espiritu sempiterno
¿Quien te ha engañado Alicia?
“Alla” no existe.

Los hombres son los hombres en toda la tierra


y dios es dios en todos los hombres:
Absolutamente nada.
Nadie lo lamenta y nadie lo sueña.

Una tristeza de licor ahoga las almas.


El olor ácido de los cuerpos y los cigarros.
Un almacigo para la boca, amargo como la lágrima.

La unica felicidad que nos queda:


la libertad del elocuente
la perdicion del prisionero.
Lo unico que nos queda es tu vientre
y no lo acepto. Puede morir cuando lo toque
Dame el clamor de la última fuerza
para gritar que soy del mundo
y que el mundo es conmigo.
Dame la gracia de tu sombra
empotrada en mi cuerpo como la noche misma.
En el atrio esparcido de la memoria.

Dejo la ventana abierta, para dejar escapar a todos los nombres,


aunque sabes bien que nadie va a escapar,
porque se alimentan del aplastante dolor de tu alma
porque en esta casa nadie anhela el horizonte.
O creen en el fuego, en la promesa divina de la tierra
o en la piel que se escapa de la lengua y de las manos.

La unica verdad de este infierno es tu nombre


y esa voz decide
y esa voz de lejos
y esa voz se mancha
y esa voz es rabia
y esa voz es imposible
porque es la carne de la entraña
que palpita sola.

La voz inasible
Libertad
comunión con el fuego
comunión con el dolor para aceptar ser eterno

Exacta en el espacio abierto en su cruz de espinas rotas


de petalos mojados, burlados, pasion intangible del holocausto.
Somos solo las exequias del vientre inexacto donde dios no cabe
una luna azul de dias que ya no nacen.

FUNERAL DEL ATEO


En una diadema de tierra
nace el cementerio.

Sueño un ave de ceniza como la palabra santa


que muerta se desmorona
se desquilatiza
escucha su aleteo
de una sombra que ondea
mientras mastica esa palabra.

Como el ultimo hombre que palpita


la suplica que desgarra se levanta.

Arrúllame
acércate
soy el juggernaut, el maelstrom, el nosferatu
soy el azazel y el mephisto,
el ragnarok, el armageddon y el apocalipsis
soy el bastardo del fuego
queriendo huir de su propia piel
como la bestia que no consciente la ilusión de su propio cuerpo.

Barrido el sueño
ciencia absoluta
dame la palabra
dame la conciencia.

LOS AMANTES
Los amantes juegan con sus dedos
a atravesar la piel del amante
que se hunden en el pecho
como se hunden en el lodo.

Una mujer de barro abre sus piernas


y se derrite sobre otro cuerpo sin nombre.

No existe la fe de la mañana en su hambre.


No existe la constelación mas poblada
en la voz de su gemido mas grande.

Los amantes
son silencio de elementos
marchitándose sobre una sábana
que ondea vacía
cuando baila al final de la madrugada.

Y no existen ya
porque todo son
y ya nada ha quedado.

LA MUERTE COMO OPCION


Ultimo Augurio
Salir hacia la tormenta
resarcir los hilos perdidos de la virginidad
y ver remolinos hilvanando remolinos.
La muerte huele a cenizas de mariposa.
Viene en la tormenta y sus manos lacónicas indagan los escombros.
El suicidio como sueño obligado
Ríos de cadáveres al pie de las campanas de la noche
han resonado los últimos gritos.
Las torres negras reclaman los cuerpos que los sueños vomitan.
Desde de los sueños la muerte te invita a bailar.

Abre los ojos.

El recorrido
Todas las noches sueño que me ahogo en un río de luciérnagas
que un enjambre de abismos se apila en mi rostro y mis manos
devorándome
hasta los huesos.

Sueño del verdugo en la ventana


Un niño ve rodar cabezas.
en un eclipse de calaveras de piedra
un perro negro le ladra a la muerte.

ESTADOS DE SILENCIO
I
Todas las madrugadas hago tu voz de puras sombras.
Vastagos deslumbrantes que se mueven verticales como rios de aire.

Beso la nada que escurre de tu cuello blanco


me asusta el viento
me asustan los pajaros
casi amanece la casa.

Pero,
el sol lleva la prisa de los ojos
la agonia virgen del espejo inmaculado.

II
La mente grita
se arranca las piernas
pero aun se mueve.

HABITANTES DE LA LLUVIA
I
Grita al cuerpo la lluvia:
el miedo a desconocer la huella
el miedo al abandono
el miedo a la carne sedienta
el miedo a inventar al amante.

II
Duerme con su rostro de madera lenta
vetusto
absoluto.

No
más que eso:
despierta de sus cenizas perfectas.

III
El aire de su voz
febril
ausente
quema la sombra
y se pierde.

IV
La caricia es un ojo pesado.
La caricia descansa sobre una chaqueta de hombre.

V
Que extendiera su pulgar al cielo
para acusar a dios
que la niña no comprende el silencio impune
ni el esteta la desidia
ni la voz la ilusión del grito
austero
obsoleto
que le devuelvan la palabra
que salga que desgarre que acune en la boca palpitante
que el demonio le bese la frente
que le dijo ya a la tierra
que su descompuesto corazón
no tiene remedio:
Que le busque en el infierno.

VI
Espera
en el frío de la gota
solamente una gota
el anatema de la gota que revienta en los dedos.

VII
La tierra fértil es la ceniza
la tierra nueva son las costras marchitas
de una persona de tormenta pura.

TRANSFIGURACIONES
I
Un grupo de viejas palpita
su breve secreto con voz de serpiente
quieren herir lo que abarque el aliento
antes de tumbar su cuerpo con el viento
mas allá de la tarde
donde la noche se derrumba en un tren de polillas.

II
Le llora a a la luna desnudo
su cuerpo sediento
muda su piel de hombre marchito.
Quiere resplandecer cuando la luna conteste.

III
El paria es una gota de humo
una ciénaga que se esconde del ojo
es la voz de los niños
apuñalandose al ser nombrado.

Apenas cabe  en su propia boca.

El paria es un hombre
las raíces de su camino
donde la huella es una flecha de luz que se inflama
una herida que tiembla.
La tierra no perdona que se escape.

IV
Se incendiaron las aves de su vientre.
Traen las alas heridas al umbral de su cuerpo.
Regresan con las ultimas  palabras
y en su ultimo aleteo
el dolor viene latiendo.
V
Una mujer ha nacido de mis huesos
ha brotado en mí y echado raíces.
Tiene  la edad de la visión en la córnea luminosa.

Tiene la gota de lluvia


que tiene la voz de una mujer viva
siendo ella solamente
la respiración de un hombre triste.

VIAJE HACIA LA MUJER AZUL TRAS LA VENTANA


Me dice que hay un árbol, que hay una piedra de orejas largas que salta edificios del
tamaño de una langosta. Una parada, una parada después es el salón cóncavo de una nube la
que me muestra los ojos vírgenes y azules del infierno: Abismos a los que tiro una piedra
que cae, cae vertiginosamente y va legrando la piel del interior de su cilindro orgánico. Una
piedra, una de esas que llevan los bordes lisos y los cabellos tan suaves como una sirena.

Y cuando cae, rompe el silencio que tenía atrapados los rizos de papel de una estrella
cansada,  así como entra una aguja en la piel del agua.

Cuando cae, hace vomitar a este infierno por los ojos, todo el color se derrama y empieza a
gotear llantos de luciérnagas sobre su vestido. Los ojos con las paredes orgánicas han
dejado el cuarto lleno de muertos y de espíritus de piedra, apilándose, estas piedras reptan
para formar un camino, es la salida hacia la parte exacta donde Dios dijo: “En un
principio…”.

La ventana me seduce, hay un árbol sangrante y alguien que solia ser yo,  cocinado por las
hormigas. Una más, una parada más, de este largo viaje que me obliga a recorrer con pasos
de sábana las ramificaciones de la tierra, justo desde el ocaso hasta los escombros:  Un
Dante afligido pasa siguiendo una puerta que corre con dificultad y que se desliza en una
hermosa lluvia de lágrimas azules.

Lleva mi mano, esa mujer que vi desde el principio lleva su mano de pañuelo azorado. Esa
mujer salio del centro de la ventana, tan bella como un carnaval, tan carnal como un
gemido y me volvió a besar con sus ojos azules… señaló el cadáver del árbol consumido.
Me invitó a departir con las hormigas y me hizo el amor en un camino de piedras reptantes.

Yo alzé mis ojos, pero la ventana seguía lejos.

~
PIROMANOS ELECTRICOS EN LA AVENIDA
Esta vez el calor de tus llamas no alcanzó a tocarme, porque yo tenía la boca cocida con
raíces.
Y te movías como un fantasma epiléptico; te movías como un cable herido por la tormenta.

Escapé de la punta de luz del látigo que daba sus últimos rugidos, como un dios al que lo
niegan porque no existe. Esta vez el calor de tu escarcha me rozó las mejillas y me quemó
los ojos. Y no me lo bebí, porque te habías extinto ya, y aquellas raíces me cerraban los
labios.

COLISIONES BRUMOSAS DE UN INVIDENTE QUE LUCHA POR


ENCONTRARLAS
Armamos cadáveres. Vamos caminando de la mano de un ciego que quiere decirnos en
donde dejó enterrados sus huesos.
Los olores y las sustancias van llamando a la sangre.

Los impíos que buscamos consuelo tomamos el camino mas corto y nos dejamos llevar por
la espesura de su voz, que arma mariposas nubladas y admite que su ignorancia es producto
únicamente de su dolor: Producto de esas visiones que solo pueden dejar las cicatrices de
los años y la locura de las vísceras.

Armamos entierros. El camino de la tierra ha abandonado los pasos del ciego  y nosotros
seguimos buscándolo. Buscamos con nuestras cabezas lo que nuestros cuerpos han
olvidado y buscamos también nuestros cuerpos.

Desde la bolsa de cuero que llevan sus manos frías y huesudas el mundo se mira más
helado aunque este brumoso. Aunque estemos ciegos.

Aunque seamos solo cabezas.

LOS TESTIGOS SON LAS VENTANAS


Todos duermen amarrados al llanto de los grillos.

Quiero resucitar las luciérnagas suicidas que emigran hacia tus ojos enormes
cuando todos visten grises y mudos afuera de las cortinas.
En las tormentas que respiran los hombres solos.

Ahí mismo
he decidido estar muerto eternamente
cayendo por los mismos quince segundos
una y otra vez.

LA PARABOLA DE LA PLUMA
Tomo una pluma y un papel
te escribo
te describo
te deseo
te veo
te destruyo.

PROFECIAS HORIZONTALES
¿Quien los ha abandonado hermanos?
El recuerdo llora como profeta marchito.
Hasta el horizonte esta obligado a tender su cuerpo
la curvatura del todo lo aplasta lentamente
ni dios se salva de la muerte.
Ni la muerte se salva de la muerte.
Todo perece en la conciencia.

UN PAYASO
La piel es un cascarón
desnudando un payaso de fuego
que baila vertiginosamente doloroso.

LAS NIÑAS
Una calavera de marfíl señala tu nombre.

Un hombre de humo
esconde en su hábito diez niñas asustada
y con una cuchara les llena los ojos

Sus bíceps de humo se desgarran abrazándolas.


Sus cuerpos son niebla.
Las calle está ya vacía de gemidos.
Las líneas de los pies se derramaron sobre la maleza.
Ellos se redimen del tiempo que rueda
quemante sobre las ulceras invisibles del camino.

LA UNICA NOSTALGIA
No mires por la ventana.
Su silencio blasfema contra la lluvia.

La soledad amarrada
a las patas de las sillas deambula con sigilo
perturbada.

EL DESPOJO Y EL RESPETO HACIA EL FRIO


La noche se derrumba en la puerta.
El sigilo de las arterias
las alas anoréxicas de la tristeza arañándome el pecho
dicen y desdicen
una oración con olor a sueño.

LOS MOSAICOS TINTOS DEL SILENCIO


A veces salto por la ventana
como las águilas se asoman a los peñascos
con los brazos extendidos y los ojos cerrados
y beso en los pétalos del viento las gotas rojas de mi regreso.

Y te recuerdo abrazando a los leones a mi lado


entrecerrando los ojos y los labios
bebiéndote mi voz y desangrando mis manos
exiliándome a la lluvia tras las paredes de alambre.
En esa burla que tu placer suele cantar.
Es ese el grito de escape de tus deseos
de tu muerte
de tu vida.

Da igual.

Ojalá hubieras sido la de las manos en mi espalda


ojalá hubieran sido las capas del cielo tu ropa
y la lluvia tus dedos.

Estoy regresando al suelo.


Cuando despierte de tu voz mañana
la volveré a oír.

Y entonces te mataré.

EL INFIERNO LLORA DOS LAGRIMAS DE METAL


La luz de día es una mano delgada que se clava en la tierra: su cuerpo se lo traga la niebla.
La carne y el gas se funden.
El sudor y la sangre se funden.
Todo se funde en una azucena.
Espero solamente la resurrección en el vientre del huracan.

Y del mar vi nacer un trueno de carne


una espada incandescente que atravesaba los pechos de una mujer amarrada al viento
y una multitud de gente que era violada por lenguas vivas
hijas del veneno de la piedra.

Los viejos amantes


y los que buscaron a dios en el vidrio caliente
cuelgan serenos de los árboles que convulsionan en el cielo de las tardes.

Las gotas de lluvia caliente descienden lentas como mesías desde las constelaciones
reposa en la nariz de los ajusticiados de la razón un ruiseñor con garganta de pozo.

Se abre la carne de la tierra madre como se abre el sexo de una mujer


llora entonces madre
llora entonces hermana
llora entonces hija
porque tu alma te llama y es más que el vertigo de la muerte.

Mándame señor tus manos, mandame  señor tu voz de oracion de cera


que un purasangre negro arrastra el abismo por los caminos que se cubre el lomo con el
manto pueril de la miseria y ésta viene tras tus pasos.
Te besa la espalda el aliento de generaciones y generaciones de esquirlas de un solo
gigante.

Quiero jugar con la locura e invocar al demonio del amor


que renació de la virgen desconsolada del último amante de la tierra.

Una niña desnuda abraza una muñeca incandescente


desconsolado llanto manantial de plomo
es su unico vestido y su unica esperanza.

Una prostituta que corre vuelve su llanto hacia sus agresores y en su grito mas largo se
vuelve cenizas. Cuando la luna se torna ciega una doncella se esconde de los unicornios.

Madretierra una doncella, madretierra una a una. Sus labios líquidos y su cuerpo líquido es
un pantano despues de la medianoche. En esta tierra, una serpiente encadena las almas y las
arrastra por los caminos hasta penetrar la carne de los montes. Madretierra aquí ya no
existe dios ni la estupidez de los hombres.

Déjame cantar a la herida del plomo, a la pasión del fuego que calcina hasta la sombra.

Déjame la máscara más severa que la orgía de los animales no permite ver, quien es la
mujer más noble o el hombre que se esparce en su propio grito.

LAS VOCES
Una mujer abisina
lame el nectar del cuerpo horadado:
el ansia blanca y bucólica que baila.
Sus dientes de piedra mancillan mis huesos
en convergentes auras de polvo y sangre.
Con ritos convulsos: "Vengan hermanos
vivos y muertos.
El frío ha escapado el viento ha escapado la luz ha escapado
tragados en monumental silencio."
Ella mutiló su cuerpo con su guadaña de acero.
Elias regresa en su tormenta de fuego
su carne es la de una mujer en llamas menguantes

sus ojos aceitunos parpadean para vestirse de dolor y pena.


La gula de los hombres
y el hambre de la carne
han llenado sus venas
dos rios:
¿Quien es ella?
Ella es una sombra.
Dime tu verdadero nombre.
Has llegado al fondo y ya se estremece la tierra.

EL AROMA
La orgia es una flor de hombres hambrientos, eternamente palpitando.

Los ojos cerrados sueñan con gatos, los dueños de la noche elegante.
Le estalla el vientre lleno de mariposas, una y otra vez, emergen, como si en ella nacieran
todas las mariposas de la tierra. Se arquea como una cuerda.

El mismo hombre, una y otra vez, olvida, debe morir, porque regresa. Se olvida ella, porque
olvidar es la fragancia: El escape más marchito, felicidad de su único vuelo. No regresa
porque nunca ha ido. Todas las veces se va el recuerdo con el hombre.
Y el hombre se va como ha venido.

La fila intermnable, y el corazón que no revienta. Que revienta mil veces.


¿Es mi salvador? ¿Es dios el que puebla el río?
Un río de hombres que entra en ella como una flecha. Como el río que crece, a la piedra.
Una mujer de piedra se desgasta por una flecha de hombres.
Inabarcable.

Cada segundo es nuevo. Y es exactamente el mismo:


El olvido, la locura, el sabor de sal poblando la piel desnuda.
Su dolor no tiene edad, y viene con este silencio
el hambre libertadora del sueño de la muerte.
su dolor no tiene edad
del pecho que es una cadena.
Su dolor no tiene edad.
Su dolor: una flor de metal hundiendose en la niebla.

HACIA EL MAR
La mujer alada quiere morir en su decadencia.
Camina hacia el mar con sus piernas de cobre.
El mundo es un instante cuarteado
que desaparece entre hojas.
Se distorsiona una mujer de alambre en su epiléptica sombra
y su inercia late como caballos
cae a pedazos
se llena de sal todo su cuerpo de agua
y la mujer que camina en silencio ya no retorna.

DOS AMANTES SE CUBREN LOS OJOS


Y el río duerme en ella.
La orquídea la derrama como agua
solo viste un tatuaje

todo su cuerpo es un tatuaje de agua y sal:


Una blasfemia hermosa cubre su cuerpo como un vestido.

Vírgen como la tierra ella

nacida de una lágrima.


Estéril.
Su pudor es
su amor y su amante
vacío como su vientre.

Vístete de sal, ve corriendo hacia el río


que nos espera una fiesta.

EL EJE DE LA VIDA
Hijas felinas, recuerden al triste que les llama, espejo exacto del ojo suyo.
Recuerden este campo de orquideas flamigeras inabarcable: evolución de perlas y de astros,
recuerden la voz que recorre el mundo y el cuerpo de mujer que se esparse en mis entrañas.

Ustedes son seres de madera en la voz de mi memoria: mi vicio intransigible de la


omnipotencia. Ustedes son el toque de mis dedos, gotas de lluvia que invocan
absolutamente todo. Superpoblada existencia de voces de sangre, de gritos de polvo, de
convulsos ancestros: ruedas que descansan sobre el tiempo tendido y lo lastiman, que no
dejan de rodar aplastando estos cuerpos sin vida: los martires suicidas que han hecho de su
carne, el cuerpo suyo.

Liberen sus cenizas, dejen que las devore el calor del viento, que consuma la mujer que
florece del tisón, del fantasma de fuego que lleva mi nombre.
~

IEMANYA
¡Despierta! ¡Bailemos como una nube de fuego!
A la lumbre ¡Iemanyá! ¡Iemanyá!

Le ruego a los fósiles, la historia de la tierra. Que Dios ha muerto liberado de mi boca.
Quien carga el ataúd de Iemanyá, escapa hacia el mar, mi amada.
Iemanyá cubre su rostro con un velo de perlas. Un abrazo del mar se derrama en mil
esquirlas.
Un tendón de agua cubre el fuego de las velas.

¡Iemanyá! ¡Iemanyá!

El horizonte y su explosión de fuego.


Coral azul, claridad melancólica, naranja hecho sangre.
La brisa del sur nos levanta como a una hoja.

Los niños de sal desfilan, los labios del mar los beben.
Iemanyá muere azul con su corona blanca y sus negros cabellos.
Un rumor de olas.
Iemanyá, el nombre, besa febril la mano negra.

Un delfín solloza mientras canta, la campana de la voz se quiebra. Iemanyá, crepuscular


arrullo. Duerme en mi tierra la víscera desnuda, un corazón de fuego que late en la arena.
Como obsequio sediento al mundo.

Iemanyá, un suspiro.
Tu llama de agua inunda la tierra.

CEMENTERIO AZUL PROFETA


Hace 200 años, un elefante fue profeta y suicida. Calmó por un momento su sed de locura y
se tiró al mar repitiendo un nombre hasta la muerte.
Dijo:

Mátame. Un ruego hace al paso vagar eternamente. Pedir solo el cuerpo que no está que
es capaz de suplicarle dolor:
a la consciencia marchita
a la mano fría, que puede darle paz al errante.
Hermano: Unico moises maelstrom y sacerdote. Dios ya no existe, cuando murió, cuando él
lloraba, hermano, nos limpiabamos las manos de ceniza.

Espejo abismo, la ilusión divina del fantasma que sangra en la piel del extraño, en el día
que nunca existe, en el ápside del viaje suicida, viaje y crepúsculo de lo que queda.

Cada vez, más cerca del benévolo paroxismo.


Libera tus cenizas.
Libera tus cenizas.
Libera tus cenizas.
Luna azul desparramada en un eclipse de agua y fuego. Un circo de sangre y polvo.
¿Qué más peregrino, azul desparramado, llega tan lejos como el recomienzo? Nadie
avanza mas que el que no lleva nada.

El parnaso
el panteón
el poniente
el pasado
un rostro de sangre habita la mano
de extranjis:

Un cementerio.

CARTA DEL SUICIDA


Y me cansé de todas las voces de mi generación
de los sonidos vacíos que ladran al invierno
de las trompetas sofisticadas que anuncian el proximo borges.
Me cansé del éxito del poeta
de sus conmiseraciones majestuosas sobre la nostalgia de sus errores
de las derrotas más agrias proferidas por su boca
de las manos aplastadas que ya no tocan la aurora
me cansé del alcohol y el humo amargo
cuna de los amantes desesperados que lloran en las calles a la madrugada
en los hoteles a la media noche
dejando en el techo el rito de un niño de júbilo antes de la lágrima
que buscan el exilio de la noche y esperan que dios baje y los absuelva.
Pude ver la estela más silenciosa que deja el viento
el vértigo del tiempo, colándose en la boca abierta
y en los labios mas hermosos pude ver la gloria del infierno.
En este siglo los poetas y los bohemios son marcas y plástico
que buscan la trascendencia como buscar petróleo.
Me harté de la era forzosa de la decadencia, tan absurdos como
garcilazos o migueles. Del vozarrón del trópico, de la ira de
dios, del miserable lector agazapado en los resquicios:
El más miserable. El más cobarde.
No pude ver sublime al que huye de la luna, ni al que menciona
viento o tiempo o alma. Los hombres son los hombres.
Busco el exilio, en mi país los hombres se meten en los callejones esperando que los maten.
Se amasijan la cabeza con una pistola fría, se masturban frente a las olas y se esconden
en sus propias manos.

Me harté de las jaurías de bastardos del arte


del sexo furtivo con putas jóvenes que no saben lo que quieren.
De las que buscan lo que han visto en las revistas.
Me harté de los hoteles y de las calles, del extranjero y de la muerte, de la belleza y la
magia. De la decadencia y del destino.

La vida no tiene remedio porque es la unica enfermedad.

Extraño ser el animal que busca el vientre, el violador de mujeres atrapadas en su silencio.
El voraz predador que prefiere los cuerpos, el ansia, la lluvia de mariposas que consume el
fuego.

Me cansé del amor, de la felicidad, de dios y de las canas la vejez y el respeto.


Conocí unos usureros que decían destruir lo sublime, derrumbar la poesía. Que traían lo
nuevo.

Los vi llorar en silencio, heridos por el alcohol en la noche fría maldiciéndose, heridos por
su impotencia. Frustrados por el amor de la mujer ajena: la derrocada.

Salte con las manos rotas en las calles oscuras donde partían al fuego mickey mouse y tio
conejo. Y encontré los mismos pasos universales que conducen hacia el dolor. El aplastante
dolor de la impotencia.

Hoy que viví, no encontré ni mesías ni bendiciones, ni adultos ni gente buena. Soy hijo
de gomorra declaro hermanos, soy el demonio que son ustedes. El mismo ser que huye de
su ataúd porque le teme aunque lo desea,
la mujer estéril que retoza en la locura, maldita por su propio vientre.
El niño sodomizado que clama desgarradoramente a la muerte.
Porque el que no muere aprende a matar aún en la palabra mas noble.

Me cansé de los suicidas temerosos que arrastran multitudes hacia su tumba. Que se dicen
poetas.
Del desvarío escénico de los nobles actores, que no conocen la piedad por los amantes.

Nunca entendí el glaciar desvario, la aceptación del más alto,


nunca entendí porque soy huérfano, carne y polvo.

El sexo de los nobles que es igual a la mujer que explota en ansia en un suelo de tierra.
Me cansé del silencio de los estúpidos que niegan la voz de su raza.
Porque yo fui uno de ellos, yo fui uno con todos ellos y me senté y comi con ellos
como el mesías que vino a redimirlos.

Y lloré porque mi padre no existe.

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