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ERNESTO BAUTISTA
Poemario ganador del certamen Gallo Tapado 2010. CCESV.
nota de prensa/ descargar el libro en pdf
ORACION
Por las niñas océano que sangran
sus bellos gritos de agua.
Por los que se amarran con voz religiosa
a los barcos de vidrio en los bares.
Por la gente sin dios
que se resuelve en tormentas
Por la sangre marchita del verano
en las venas del niño marchito.
Por su deseo fugaz de montar al caballo del diablo
el que sueña con la luna que se despedaza.
Por el nombre del hombre que el pájaro al horizonte lleva en sus entrañas.
Por el hombre sin nombre que heredó su largo viaje
tiembla el corazón gigante de la tierra
sepulta en su calavera
la voz incandescente de su dios.
Por favor
por los mil nombres de muñecas muertas
por lo tibio de sus muslos
que aún nadie ha encontrado.
Por los muertos y los locos
que corrieron mejor suerte.
Por los que quedamos.
Por los que caminamos.
Por los que queremos.
ROSAS DE SANGRE
Que mis palabras fueran robustos caballos navegando la ventisca
siguiendo con prisa en los caminos mas largos
Y estás dormida
inmensa cabe en tus ojos la noche.
Minúscula.
EL VIAJERO
Las calles grises con olor a lluvia
calman el ritmo de las arterias.
Adelante dice
y su pasado es libre.
Le ha dicho:
“Levántate yo te perdono
busca tu camino.”
SOLO ESTUVE
Extraño sus voces llenas de agua y truenos.
Sus manos armadas de espinas.
Su aroma buscando dormir en mis ojos cerrados.
SUEÑO DE UN GIGANTE
Destruir al que lleva la sangre marchita
matar al caballo en las sombras
al que sueña con una luna que se despedaza
Nunca te dije
pero quiero que me entierren en tus ojos.
CAMINATA
El mediodía llora en el corazón de un muerto.
EL ALETEO
Marea de dolor lleva la lluvia que se esparce
escanciando con la boca
el último aire
el último comienzo.
La boca confusa
es un dibujo de aristas de fuego rompiendo lo divino.
Cometen el deicidio al tiempo mas ancho que abarca la luna.
Sangrando sal,
sal de boca confusa
y el mar que vuelve es una palabra:
Regresá
Un parque gigante
un cementerio de ecos.
EL PENDULO DE ALICIA
He roto ese espacio de libertad:
mi otoño soberano que se suicida latiendo.
La tierra prometida es rebosante de escombros
la tierra prometida solo cabe en los ojos
y se esconde de la mano sometida a este viaje eterno.
La voz inasible
Libertad
comunión con el fuego
comunión con el dolor para aceptar ser eterno
Arrúllame
acércate
soy el juggernaut, el maelstrom, el nosferatu
soy el azazel y el mephisto,
el ragnarok, el armageddon y el apocalipsis
soy el bastardo del fuego
queriendo huir de su propia piel
como la bestia que no consciente la ilusión de su propio cuerpo.
Barrido el sueño
ciencia absoluta
dame la palabra
dame la conciencia.
LOS AMANTES
Los amantes juegan con sus dedos
a atravesar la piel del amante
que se hunden en el pecho
como se hunden en el lodo.
Los amantes
son silencio de elementos
marchitándose sobre una sábana
que ondea vacía
cuando baila al final de la madrugada.
Y no existen ya
porque todo son
y ya nada ha quedado.
El recorrido
Todas las noches sueño que me ahogo en un río de luciérnagas
que un enjambre de abismos se apila en mi rostro y mis manos
devorándome
hasta los huesos.
ESTADOS DE SILENCIO
I
Todas las madrugadas hago tu voz de puras sombras.
Vastagos deslumbrantes que se mueven verticales como rios de aire.
Pero,
el sol lleva la prisa de los ojos
la agonia virgen del espejo inmaculado.
II
La mente grita
se arranca las piernas
pero aun se mueve.
HABITANTES DE LA LLUVIA
I
Grita al cuerpo la lluvia:
el miedo a desconocer la huella
el miedo al abandono
el miedo a la carne sedienta
el miedo a inventar al amante.
II
Duerme con su rostro de madera lenta
vetusto
absoluto.
No
más que eso:
despierta de sus cenizas perfectas.
III
El aire de su voz
febril
ausente
quema la sombra
y se pierde.
IV
La caricia es un ojo pesado.
La caricia descansa sobre una chaqueta de hombre.
V
Que extendiera su pulgar al cielo
para acusar a dios
que la niña no comprende el silencio impune
ni el esteta la desidia
ni la voz la ilusión del grito
austero
obsoleto
que le devuelvan la palabra
que salga que desgarre que acune en la boca palpitante
que el demonio le bese la frente
que le dijo ya a la tierra
que su descompuesto corazón
no tiene remedio:
Que le busque en el infierno.
VI
Espera
en el frío de la gota
solamente una gota
el anatema de la gota que revienta en los dedos.
VII
La tierra fértil es la ceniza
la tierra nueva son las costras marchitas
de una persona de tormenta pura.
TRANSFIGURACIONES
I
Un grupo de viejas palpita
su breve secreto con voz de serpiente
quieren herir lo que abarque el aliento
antes de tumbar su cuerpo con el viento
mas allá de la tarde
donde la noche se derrumba en un tren de polillas.
II
Le llora a a la luna desnudo
su cuerpo sediento
muda su piel de hombre marchito.
Quiere resplandecer cuando la luna conteste.
III
El paria es una gota de humo
una ciénaga que se esconde del ojo
es la voz de los niños
apuñalandose al ser nombrado.
El paria es un hombre
las raíces de su camino
donde la huella es una flecha de luz que se inflama
una herida que tiembla.
La tierra no perdona que se escape.
IV
Se incendiaron las aves de su vientre.
Traen las alas heridas al umbral de su cuerpo.
Regresan con las ultimas palabras
y en su ultimo aleteo
el dolor viene latiendo.
V
Una mujer ha nacido de mis huesos
ha brotado en mí y echado raíces.
Tiene la edad de la visión en la córnea luminosa.
Y cuando cae, rompe el silencio que tenía atrapados los rizos de papel de una estrella
cansada, así como entra una aguja en la piel del agua.
Cuando cae, hace vomitar a este infierno por los ojos, todo el color se derrama y empieza a
gotear llantos de luciérnagas sobre su vestido. Los ojos con las paredes orgánicas han
dejado el cuarto lleno de muertos y de espíritus de piedra, apilándose, estas piedras reptan
para formar un camino, es la salida hacia la parte exacta donde Dios dijo: “En un
principio…”.
La ventana me seduce, hay un árbol sangrante y alguien que solia ser yo, cocinado por las
hormigas. Una más, una parada más, de este largo viaje que me obliga a recorrer con pasos
de sábana las ramificaciones de la tierra, justo desde el ocaso hasta los escombros: Un
Dante afligido pasa siguiendo una puerta que corre con dificultad y que se desliza en una
hermosa lluvia de lágrimas azules.
Lleva mi mano, esa mujer que vi desde el principio lleva su mano de pañuelo azorado. Esa
mujer salio del centro de la ventana, tan bella como un carnaval, tan carnal como un
gemido y me volvió a besar con sus ojos azules… señaló el cadáver del árbol consumido.
Me invitó a departir con las hormigas y me hizo el amor en un camino de piedras reptantes.
~
PIROMANOS ELECTRICOS EN LA AVENIDA
Esta vez el calor de tus llamas no alcanzó a tocarme, porque yo tenía la boca cocida con
raíces.
Y te movías como un fantasma epiléptico; te movías como un cable herido por la tormenta.
Escapé de la punta de luz del látigo que daba sus últimos rugidos, como un dios al que lo
niegan porque no existe. Esta vez el calor de tu escarcha me rozó las mejillas y me quemó
los ojos. Y no me lo bebí, porque te habías extinto ya, y aquellas raíces me cerraban los
labios.
Los impíos que buscamos consuelo tomamos el camino mas corto y nos dejamos llevar por
la espesura de su voz, que arma mariposas nubladas y admite que su ignorancia es producto
únicamente de su dolor: Producto de esas visiones que solo pueden dejar las cicatrices de
los años y la locura de las vísceras.
Armamos entierros. El camino de la tierra ha abandonado los pasos del ciego y nosotros
seguimos buscándolo. Buscamos con nuestras cabezas lo que nuestros cuerpos han
olvidado y buscamos también nuestros cuerpos.
Desde la bolsa de cuero que llevan sus manos frías y huesudas el mundo se mira más
helado aunque este brumoso. Aunque estemos ciegos.
Quiero resucitar las luciérnagas suicidas que emigran hacia tus ojos enormes
cuando todos visten grises y mudos afuera de las cortinas.
En las tormentas que respiran los hombres solos.
Ahí mismo
he decidido estar muerto eternamente
cayendo por los mismos quince segundos
una y otra vez.
LA PARABOLA DE LA PLUMA
Tomo una pluma y un papel
te escribo
te describo
te deseo
te veo
te destruyo.
PROFECIAS HORIZONTALES
¿Quien los ha abandonado hermanos?
El recuerdo llora como profeta marchito.
Hasta el horizonte esta obligado a tender su cuerpo
la curvatura del todo lo aplasta lentamente
ni dios se salva de la muerte.
Ni la muerte se salva de la muerte.
Todo perece en la conciencia.
UN PAYASO
La piel es un cascarón
desnudando un payaso de fuego
que baila vertiginosamente doloroso.
LAS NIÑAS
Una calavera de marfíl señala tu nombre.
Un hombre de humo
esconde en su hábito diez niñas asustada
y con una cuchara les llena los ojos
LA UNICA NOSTALGIA
No mires por la ventana.
Su silencio blasfema contra la lluvia.
La soledad amarrada
a las patas de las sillas deambula con sigilo
perturbada.
Da igual.
Y entonces te mataré.
Las gotas de lluvia caliente descienden lentas como mesías desde las constelaciones
reposa en la nariz de los ajusticiados de la razón un ruiseñor con garganta de pozo.
Una prostituta que corre vuelve su llanto hacia sus agresores y en su grito mas largo se
vuelve cenizas. Cuando la luna se torna ciega una doncella se esconde de los unicornios.
Madretierra una doncella, madretierra una a una. Sus labios líquidos y su cuerpo líquido es
un pantano despues de la medianoche. En esta tierra, una serpiente encadena las almas y las
arrastra por los caminos hasta penetrar la carne de los montes. Madretierra aquí ya no
existe dios ni la estupidez de los hombres.
Déjame cantar a la herida del plomo, a la pasión del fuego que calcina hasta la sombra.
Déjame la máscara más severa que la orgía de los animales no permite ver, quien es la
mujer más noble o el hombre que se esparce en su propio grito.
LAS VOCES
Una mujer abisina
lame el nectar del cuerpo horadado:
el ansia blanca y bucólica que baila.
Sus dientes de piedra mancillan mis huesos
en convergentes auras de polvo y sangre.
Con ritos convulsos: "Vengan hermanos
vivos y muertos.
El frío ha escapado el viento ha escapado la luz ha escapado
tragados en monumental silencio."
Ella mutiló su cuerpo con su guadaña de acero.
Elias regresa en su tormenta de fuego
su carne es la de una mujer en llamas menguantes
EL AROMA
La orgia es una flor de hombres hambrientos, eternamente palpitando.
Los ojos cerrados sueñan con gatos, los dueños de la noche elegante.
Le estalla el vientre lleno de mariposas, una y otra vez, emergen, como si en ella nacieran
todas las mariposas de la tierra. Se arquea como una cuerda.
El mismo hombre, una y otra vez, olvida, debe morir, porque regresa. Se olvida ella, porque
olvidar es la fragancia: El escape más marchito, felicidad de su único vuelo. No regresa
porque nunca ha ido. Todas las veces se va el recuerdo con el hombre.
Y el hombre se va como ha venido.
HACIA EL MAR
La mujer alada quiere morir en su decadencia.
Camina hacia el mar con sus piernas de cobre.
El mundo es un instante cuarteado
que desaparece entre hojas.
Se distorsiona una mujer de alambre en su epiléptica sombra
y su inercia late como caballos
cae a pedazos
se llena de sal todo su cuerpo de agua
y la mujer que camina en silencio ya no retorna.
EL EJE DE LA VIDA
Hijas felinas, recuerden al triste que les llama, espejo exacto del ojo suyo.
Recuerden este campo de orquideas flamigeras inabarcable: evolución de perlas y de astros,
recuerden la voz que recorre el mundo y el cuerpo de mujer que se esparse en mis entrañas.
Liberen sus cenizas, dejen que las devore el calor del viento, que consuma la mujer que
florece del tisón, del fantasma de fuego que lleva mi nombre.
~
IEMANYA
¡Despierta! ¡Bailemos como una nube de fuego!
A la lumbre ¡Iemanyá! ¡Iemanyá!
Le ruego a los fósiles, la historia de la tierra. Que Dios ha muerto liberado de mi boca.
Quien carga el ataúd de Iemanyá, escapa hacia el mar, mi amada.
Iemanyá cubre su rostro con un velo de perlas. Un abrazo del mar se derrama en mil
esquirlas.
Un tendón de agua cubre el fuego de las velas.
¡Iemanyá! ¡Iemanyá!
Los niños de sal desfilan, los labios del mar los beben.
Iemanyá muere azul con su corona blanca y sus negros cabellos.
Un rumor de olas.
Iemanyá, el nombre, besa febril la mano negra.
Iemanyá, un suspiro.
Tu llama de agua inunda la tierra.
Mátame. Un ruego hace al paso vagar eternamente. Pedir solo el cuerpo que no está que
es capaz de suplicarle dolor:
a la consciencia marchita
a la mano fría, que puede darle paz al errante.
Hermano: Unico moises maelstrom y sacerdote. Dios ya no existe, cuando murió, cuando él
lloraba, hermano, nos limpiabamos las manos de ceniza.
Espejo abismo, la ilusión divina del fantasma que sangra en la piel del extraño, en el día
que nunca existe, en el ápside del viaje suicida, viaje y crepúsculo de lo que queda.
El parnaso
el panteón
el poniente
el pasado
un rostro de sangre habita la mano
de extranjis:
Un cementerio.
Extraño ser el animal que busca el vientre, el violador de mujeres atrapadas en su silencio.
El voraz predador que prefiere los cuerpos, el ansia, la lluvia de mariposas que consume el
fuego.
Los vi llorar en silencio, heridos por el alcohol en la noche fría maldiciéndose, heridos por
su impotencia. Frustrados por el amor de la mujer ajena: la derrocada.
Salte con las manos rotas en las calles oscuras donde partían al fuego mickey mouse y tio
conejo. Y encontré los mismos pasos universales que conducen hacia el dolor. El aplastante
dolor de la impotencia.
Hoy que viví, no encontré ni mesías ni bendiciones, ni adultos ni gente buena. Soy hijo
de gomorra declaro hermanos, soy el demonio que son ustedes. El mismo ser que huye de
su ataúd porque le teme aunque lo desea,
la mujer estéril que retoza en la locura, maldita por su propio vientre.
El niño sodomizado que clama desgarradoramente a la muerte.
Porque el que no muere aprende a matar aún en la palabra mas noble.
Me cansé de los suicidas temerosos que arrastran multitudes hacia su tumba. Que se dicen
poetas.
Del desvarío escénico de los nobles actores, que no conocen la piedad por los amantes.
El sexo de los nobles que es igual a la mujer que explota en ansia en un suelo de tierra.
Me cansé del silencio de los estúpidos que niegan la voz de su raza.
Porque yo fui uno de ellos, yo fui uno con todos ellos y me senté y comi con ellos
como el mesías que vino a redimirlos.