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A nosotros nos tocó compartir con ustedes la parte del día domingo, que se titula CON ATADURAS.

En lecciones pasadas vimos que cuando el rey Acaz, padre de Ezequías, se vio amenazado por la
alianza entre Siria e Israel, él solicito ayuda al rey de Asiria y rechazó la ayuda de Dios, y en la
primera parte de la lección, vemos como, como consecuencia de esto, cuando el rey Acaz muere
hereda a Ezequías un reino que había perdido su independencia totalmente, un reino que se vio
obligado a continuar pagando tributo a Asiria a cambio de protección.

Nosotros encontramos aquí la primera lección para nuestra vida personalmente. Así como
Ezequías y la nación de Judá por mucho tiempo acarrearon con las consecuencias de las decisiones
que Acaz había tomado, de la misma manera las decisiones que tomemos hoy, sean buenas o
malas, sin duda alguna van a repercutir en la vida de nuestros sucesores, si nosotros en nuestro
presente decidimos aliarnos con el enemigo, como lo hizo Acaz, esto va a definir el rumbo de la
vida de nuestros hijos, puede que de nuestros nietos incluso. Igualmente, si decidimos aliarnos
con Dios, y servirle a Él. Para comenzar ese punto nos parece muy importante.

Después, cuando el rey de Asiria Sargon II muere en un campo de batalla su hijo Senaquerib queda
al mando, Ezequías pensando que debido a esta transición Asiria estaría vulnerable, aprovecha
está oportunidad para revelarse. Desgraciadamente para Ezequías, Asiria no estaba tan debilitada
como él creía. Nos cuenta la lección que Senaquerib arremetió contra Siria-Palestina y asoló a
Judá.

Cuando Ezequías se da cuenta de que Senaquerib tiene intenciones de tomar Jerusalen, comienza
entonces a hacer preparativos para enfrentarlos.

En 2 de Crónicas 32 nos dice cómo se preparó Ezequías, vamos a leer a partir del versículo 2 hasta
el 5.


Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén,


tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que
estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.


Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través
del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?

Después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y
otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas
espadas y escudos.

En estos versículos vemos como se estaba preparando Ezequias para el enfrentamiento con Asiria.
Edifico muros caídos, hizo alzar las torres, hizo muchas espadas, escudos, y aumento la seguridad
del suministro de agua.

Después en los versículos del 6 al 8 vemos como no fue lo único que hizo, leo a partir del 6:


Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de la puerta de la
ciudad, y habló al corazón de ellos, diciendo:


Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que
con él viene; porque más hay con nosotros que con él.


Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y
pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá.

En estos versículos vemos como Ezequías no solamente organiza al pueblo y lo prepara


militarmente, si no que también se preocupa por prepararlos espiritualmente. Dice en una parte
de la lección que hizo todo lo que permitía el ingenio y la energía del hombre, también los exhorto
a tener buen ánimo y sobre a todo a confiar en Dios.

Y me parece muy interesante la pregunta que viene al final de este día. ¿Si Ezequías confiaba tanto
en Dios porque hizo esfuerzo por su cuenta? ¿Sus obras negaban su fe? ¿Será que al hacer tantos
preparativos estaría Ezequías realmente confiando en el poder de Dios? Yo creo que sí.

Ezequías estaba haciendo la parte que le tocaba hacer y permitió que Dios hiciera la de Él, y está
es la parte que nos gustaría resaltar…

Hoy no tenernos que librar una batalla militarmente hablando como la tenía el rey Ezequías pero
cada uno de nosotros tenemos diferentes batallas y la única forma de salir bien librados es al igual
que Ezequías, confiando en Dios por supuesto, pero también haciendo la parte que nos toca a
nosotros. Cada día debemos prepararnos para nuestras propias batallas personales, no solo
dejando todo en las manos de Dios, si no leyendo nuestra Biblia, estudiando nuestra lección, pero
sobre todo estando en contacto con Dios a través de la oración. Sin duda si nosotros hacemos
nuestra parte Dios hará la suya.

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