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Josué
1 un hombre, una tarea
El liderazgo no comienza el día que nos llaman a ocupar un cargo.
Sino que cada día Dios nos prepara mediante las distintas
oportunidades que nos concede y dependiendo del uso que
hagamos de ellas, podremos cumplir la obra de nuestra vida.
En la obra de Dios no existe liderazgo de talla única. Todos, con sus
distintos caracteres y personalidades pueden ser útiles para Dios y
con cada certeza, el señor tiene una obra para cada uno. Así como
Dios llamó a alguien con el carácter de Moisés para sacar al pueblo
de Egipto, también llamó a otro con el de Josué para conducir la
entrada del pueblo de en Canadá.
Lo qué mejor promueve a un líder de Dios en la calidad de su
trabajo en el lugar donde se encuentra adornado por una actitud
humilde, una lealtad a toda prueba y un buen nombre o reputación.
Es evidente que Dios no se fijó en Josué el día en que Moisés
murió, sino que ya venía guiando su vida, dándole oportunidades
por medio de las cuales se fue preparando.
2. El mejor comienzo
No tenemos que pasar demasiado tiempo soñando con algo tan
grande que se nos olvide aprender a servir en las pequeñas
oportunidades que la vida nos presente.
Ocupar nuestro tiempo con el deseo de mandar a otros para que
se nos olvida aprender a obedecer cuando nosotros nos mandan
En el liderazgo cristiano, el servicio y la obediencia preceden del
profesionalismo y la autoridad.
La Posibilidad de qué Dios requiera nuestros servicios en un
ámbito mayor está directamente relacionada con la forma en que
las respondemos en el nivel en que nos encontramos ahora.
La razón por la que Dios busca a sus líderes en la escuela del
servicio y la obediencia es que, Una vez que ya ocupemos una
posición de liderazgo, estas son las mismas características que
Dios requiere de todos sus colaboradores.
3. Humildad y respeto
El liderazgo cristiano es, ante todo, un llamamiento a la humildad
y a la negociación del yo para reconocer que todo depende de
Dios.
La verdadera humildad de un líder se comprueba en la base
sobre la que sustenta su autoridad y en la fuente de la cual fluyen
sus planes y proyectos.
Cuándo y Dios llama a alguien para que libere su iglesia no es
para llevar al éxito a la iglesia, Eso sólo lo puede hacer Dios. Lo
llama para que cumpla una misión en un tiempo y un Lugar
determinados.
Ninguna persona con sus ideas es mayor que la obra de Dios.
Por lo tanto, la grandeza de la iglesia estriba en la que Dios
puede hacer por medio de todos sus hijos.
Cuándo el liderazgo es de naturaleza espiritual, aunque las
personas se relacionan y reciben instrucciones del líder, sus
pensamientos son referidos constantemente a Dios y terminan
entusiasmados con el dios del líder y no con el líder de Dios.
4. Esforzado y valiente
cuándo Dios nos llama nos recibe como estamos y de inmediato
comienza su obra de transformación en nosotros. Por eso el
llamamiento incluye requerimientos de Dios, por lo tanto, trabajar
con Dios es un privilegio inmerecido pero también una
responsabilidad para crecer constantemente y ser como Dios
quiere que seamos.
El liderazgo cristiano no es un concurso de popularidad o un
concurso sobre cómo complacer a todo el mundo. La única
manera de ser verdaderos líderes para Dios es teniendo el valor
de hacer lo que él dice y poniendo todo el empeño en ello.
Lo que nos hace líder y cristiano no es tener un cargo en la iglesia
sino hacer las cosas de acuerdo con la voluntad de Cristo.
Hay muchísimas promesas que Dios ha dado para apoyar a sus
siervos. A nosotros nos toca ser esforzados y valientes para él.
5. La prudencia, una buena compañera
Aunque la misma persona pueda permanecer en un puesto de
liderazgo durante mucho tiempo, las personas a quienes dirigimos
y las circunstancias cambian. Tal vez sería bueno tenerlo en
cuenta. La prudencia nunca entra en conflicto con la fe; al
contrario, la complementa y hace que sus frutos sean más
beneficiosos.
Después de conocer a Dios, aló que más debe dedicar su tiempo
líder es conocer a la gente que dirige. Como líderes cristianos
además de ser responsables de hacer todo lo que hay que hacer,
también lo somos de hacer de la mejor manera posible.
En el caso de Josué ambas cualidades lo acompañaban. Puesto
que recibió el llamamiento para liderar el pueblo de Dios mientras
estaba en la escuela del servicio y obediencia, José trajo consigo
muchas experiencias vividas muchas cosas aprendidas y en
general, una buena dosis de prudencia. Si algo conocía bien
Josué era al pueblo de Israel. Había salido de Egipto con ese
pueblo y durante 40 años vio, oyó y vivió todo lo relevante que
ese pueblo experimentó. Conocía su naturaleza irascible,
cambiante y quejosa. Sabía también que se dejaba influenciar
con facilidad por la propaganda de pequeños grupos que ofrecían
mejoras al plan de Dios y el liderazgo de Moisés.
7. Tiempos de Guerra
cuándo se trata de Dios lo primero que se necesita es tener la
capacidad de creer que él es quien nos habla y, luego, tener el
valor y la fuerza para aceptar sus planes y ejecutarlos aunque nos
parezcan Extraños o no expongan al ridículo o el rechazo de los
demás.
No hay duda de qué la toma de Jericó ha dejado importantes
lecciones para todos aquellos quienes Dios llama para que sirvan
en su causa:
Entender que en la obra de Dios todos los planes vienen
del señor y que el trabajo de los líderes ejecutar el plan al
pie de la letra sin apartarse ni a la derecha ni a la
izquierda.
Entender que cuando se trata de Dios la lógica humana no
es el parámetro para medir la fiabilidad de sus planes si así
hubiese sido Josué y el pueblo estarían frente a Jericó,
tratando de entender y explicar cómo se derrumbaron las
murallas simplemente dando vuelta a Soledad.
Entender que con Dios las victorias se ganan antes de
pelear la batalla, justo en el momento en que decidimos
obedecer sus órdenes al pie de la letra. Aunque en honor a
la verdad este último también es una terrible batalla.
Entender que cuando se trabaja con Dios no se trata de
hacer las cosas, si no de hacerlas como Dios ordena. Si no
es así, basta un ejemplo de Kant, que participó en la
conquista, dio vueltas y gritó cuando Josué dijo, pero al
final se le ocurrió hacer un pequeño cambio en el plan de
Dios y trajo la ruina sobre él y los suyos.